COLOQUIO INTERNACIONAL DE LITERATURA PANHISPÁNICA

«Globalización y política en la literatura panhispánica» 

 Santo Domingo, 16 y 17 de noviembre de 2021 

Academia Dominicana de la Lengua

PRIMERA SESIÓN 

La Academia Dominicana de la Lengua fue sede de la celebración del XVII Coloquio Internacional de Literatura Panhispánica y sus Valores: «Globalización y política en la literatura panhispánica». Las palabras de bienvenida estuvieron a cargo de la académica Rita Díaz Blanco, de la Academia Dominicana de la Lengua: «Saludos cordiales a todos los presentes, a nuestro querido director, el doctor Bruno Rosario Candelier, a nuestra querida doctora Mónica Montes Betancourt, representante de la Universidad de La Sabana, a la delegación de la República Checa, presidida por el señor Jan Mlčoch, y a los profesores del Instituto de Formación Docente Salomé Ureña del Recinto Luis Napoleón Núñez Molina, de la capital dominicana, a todos nuestros panelistas que están conectados telemáticamente y a todos aquellos apasionados de la literatura y de la investigación que siguen la transmisión en vivo a través de la cuenta de la Academia Dominicana de la Lengua. La ADL y la Universidad de La Sabana les dan una calurosa bienvenida a este XVII Coloquio Internacional de Literatura Panhispánica y sus Valores: «Globalización y política en la literatura panhispánica». Es para nosotros un honor ser la sede de tan magno evento internacional que hoy reúne las ideas de países como Colombia, Venezuela, España, Argentina, la República Checa y la República Dominicana».

 

Doctor Bruno Rosario Candelier: Palabras inaugurales del coloquio  

El doctor Bruno Rosario Candelier tituló su discurso inaugural: «La política a la luz de la literatura», con el cual también quedó iniciada la primera mesa de exposiciones del evento internacional:  «En primer lugar, quiero felicitar al doctor Bogdan Piotrowski, el animador de estos coloquios, por esta perseverancia, ya que este es el décimo séptimo Coloquio Internacional de Literatura Hispanoamericana y sus Valores, que en esta edición lo estamos celebrando desde Santo Domingo, República Dominicana, en la sede de la Academia Dominicana de la Lengua, con una delegación de intelectuales y profesores, dominicanos, americanos y europeos y, por supuesto, también de Colombia, cuya delegación preside la profesora Mónica Montes Betancourt. Y, desde luego, quiero también felicitar a Rita Díaz por el trabajo organizativo que ella ha efectuado para la realización de este encuentro». Explicó que «Todos los temas contemplados para esta ocasión son amplios, muy diversos, con una repercusión social, política, intelectual, moral, literaria y espiritual, en atención a la composición de los temas, a la calidad de los ponentes y, sobre todo, a la finalidad de este Coloquio de Literatura Hispanoamericana, que desde que el doctor Bogdan Piotrowski lo concibió, ha venido realizándose, un año en Colombia y al año siguiente en otro país fuera de Colombia. Y esa ha sido una tradición en la organización de estos encuentros que tienen como finalidad profundizar en el conocimiento de la literatura y, sobre todo, que tanto los ponentes como los participantes salgan bien motivados para seguir profundizando en el estudio de la lengua y la literatura a la luz de los valores». «Ocurre que el estudio de la literatura es altamente exigente —señaló— porque es mucho lo que hay que estudiar para tener un conocimiento de la literatura, no solo con relación a los autores, sino con relación al conjunto de sus obras y, sobre todo, a la estructura y la organización que tiene la literatura en sí misma». Dijo que «La obra literatura es una expresión de la capacidad creadora del ser humano, por consiguiente, está vinculada a toda la condición humana, desde el punto de vista de su disposición intelectual, estética y espiritual»: «El conocimiento, el estudio, el cultivo de la obra literaria, es una tarea no solo profunda y exigente, sino que también es delicada, sino que también es motivadora, es inspiradora, porque tiene que ver con la expresión de lo mejor del ser humano. Los creadores de literatura, justamente cuando canalizan sus intuiciones y sus vivencias, testimonian todo lo hermoso que perciben del mundo». Destacó que «Todos los escritores, así como los artistas y los intelectuales, cuando se ponen en contacto con la realidad tienen un punto específico de conexión con todo el universo, desde una perspectiva peculiar, que es la propia» y que «por consiguiente, cada ser humano, cada hablante, tiene la virtualidad de un conocimiento peculiar y singular del mundo y la obra literaria lo que hace es canalizar esa percepción y esa valoración de la realidad a la luz de sus propias intuiciones y de sus propias vivencias. Y esto es lo hermoso de la obra literaria».

Sobre el tema a desarrollar en el inicio de este evento dijo que «La política a la luz de la literatura —o al revés, la literatura a la luz de la política— tiene muchas facetas que enfocar, comenzando por el concepto de “política”. El concepto de “política”, concebido filosóficamente, no se refiere a la organización partidaria de personas que se nuclean con un grupo con el fin de llegar al poder». Explicó que en este contexto la palabra «política» la está usando «en el sentido griego, en el sentido que tenía para la antigua cultura griega». «“Política” viene de la palabra griega polis y “polis”, para los antiguos griegos se refería a la “sociedad”, a la sociedad organizada, a las personas que se organizan y viven en una comunidad, y, en consecuencia, a partir de esa realidad, surgen múltiples manifestaciones por ese intercambio social, comenzando por la lengua misma». Afirmó que «El idioma que les toca conocer y hablar a cada uno de los hablantes en sus respectivos países, marca una manera de entender el mundo, marca una idiosincrasia y una sensibilidad y, desde luego, eso influye en la conciencia».

«Entonces, si enfocamos la idea de la “política” en su visión global, como expresión de la sociedad, podemos verla a la luz de la poesía, de la narrativa, del teatro y del ensayo». Por motivo de tiempo señalado por la logística del evento ha «elegido un género muy específico, que es la poesía». Expuso «algunos ejemplos de creaciones poéticas que dan una idea, la idea que tuvo el autor, la idea que plasmó el autor de esa creación poética, con relación a su mundo, con relación a su realidad, con relación a su propia sociedad y a lo que acontece en el mundo»: «Lo hermoso de esto, lo valioso y lo significativo de esta realidad es que, a través de la palabra, los creadores canalizan lo que perciben de la realidad. Y, claro, esa percepción de la realidad va a estar condicionada a la sensibilidad y la conciencia del creador, y, desde luego, a su visión del mundo, a su formación intelectual, a sus propias inclinaciones, porque los escritores, como todas las personas, tienen inclinaciones intelectuales, morales, estéticas y espirituales y esas inclinaciones, pues, se manifiestan a través de la palabra». Los poetas cuyas obras mostró Rosario Candelier fueron: Natalio Hernández, mexicano; Segisfredo Infante, hondureño; Cristina Maya, colombiana; Marcos Martos, peruano; y Tony Raful, dominicano.  De este último son los siguientes versos, de su poemario La barca y el gavilán, «donde se puede apreciar alguna faceta singular de nuestro mundo circundante»:

 

El amor es el sueño que nos arbitria 

la danza lenta que en los límites de la ciudad 

preside las aristas de la lumbre/ el destierro de lo real. 

Aquí está el fuego heraclitiano 

donde alabado sea el verbo/ 

la madeja que tejieron seres de luz.

 

Participación del académico dominicano doctor Manuel Núñez   

En esta primera mesa también disertó el doctor Manuel Núñez, de la Academia Dominicana de la Lengua. El tema presentado lo tituló «Los peligros que corre la literatura panhispánica en la era digital». «Nos proponemos responder algunas de las interrogantes que nos plantea la era digital —dijo—: ¿Cuál será el destino del derecho de autor ante la piratería masiva, generada por la internacionalización? ¿Cuáles desafíos trae consigo la desmaterialización del libro, la mayor revolución, después de la invención de la imprenta en el siglo XV? ¿Qué papel desempeñarán en la actualidad el editor, el autor, el lector y la crítica?». «Nos enfrentamos en el mundo entero a la desaparición de las librerías, de las enciclopedias impresas, de los diccionarios y ante las amenazas para la propia edición que supone la transmisión del libro a través de las redes sociales, Facebook, Email, etcétera, muy poco después de haber sido publicados», expuso el intelectual. «Nos preguntamos: ¿Podrán los autores de novelas… vivir de su esfuerzo como escritores? Los costos de la impresión de edición periódica se han reducido grandemente al punto de que muchos escritores se convierten, normalmente, en editores de sus propias obras a precios extremadamente cortos», agregó. «Desde la invención de la imprenta en el 1450, nunca antes se había producido una reducción con las características que nos plantea la digitalización», apuntó Manuel Núñez. Dijo que «Han cambiado las relaciones entre el editor, el autor y el editor: el derecho de autora ha sido sustituido, en muchos casos, por derechos de la piratería. Una vez desmaterializado, el libro se desplaza como carga informática por las plataformas de internet o las redes sociales o los correos individuales». Ilustró su ponencia, en una primera ejemplificación, con el caso de los Premios Anuales de Literatura. Explicó que «Una vez la empresa Editora Alfaguara publica los Premios Anuales de Literatura, tan solo horas después aparecen en formato digital, en algunas plataformas las obras premiadas y recién publicadas». Puntualizó que «El escritor que vive de sus creaciones artísticas, hoy en día su venta resulta completamente electrónica, en el siglo XXI». Agregó, además, que «Muchos lectores se han acostumbrado a la gratuidad; otros se han asociado a grupos para evadir cualquier forma de paga»: «Algunos escritores se enteran de que sus obras aparecen divulgadas en alguna plataforma, un día cualquiera cuando decide averiguar cuál es su circunstancia en la web: “¡Nadie me pidió permiso, nadie nos consultó!”. Tan pronto el libro se desmaterializa, al parecer, se pierde el derecho que el autor tiene sobre su obra» […]». Destacó que «En las grandes naciones de Europa y de los Estados Unidos el libro en papel se mantiene aún por el peso de la tradición». «El libro es un bien material del cual el comprador se convierte en propietario, pero también es un discurso del cual el autor conserva la propiedad […]. Son los libros los que hacen el autor», consignó el académico Manuel Núñez.

  • Rita Díaz, en un comentario sintetizado de esta primera mesa, expresó: «Como bien planteaban los panelistas, la literatura nunca es una literatura solo por placer: hay literatura que tienen dentro y marca, pues, aquellos matices sociales, antropológicos, sicológicos, idiomáticos culturales que se cuelan en el arte de novelar, y que de manera consciente o inconsciente revelan el pensamiento, revelan esa dinámica y esa energía que tienen las sociedades. Y como decía nuestro compañero Manuel Núñez, el hecho de que estamos viviendo una revolución del libro, una revolución que nos afecta positiva y negativamente y en sí misma ella ha llegado para que nosotros tomemos acciones sobre esa revolución y es el hecho de que ahora tenemos una abrumadora cantidad de información y nosotros tenemos ahora que tener un mayor discernimiento porque tenemos mucho de todo, pero tenemos que diferenciar lo que nos conviene».

La segunda mesa inició con la catedrática Cecilia Caicedo, de la Universidad Tecnológica de Pereyra, Colombia, quien (de manera virtual) expuso «Una nueva definición sobre el viajero. Nuevas rutas literarias». «En este tiempo de globalización es interesante mirar cómo la literatura ha ido conectándose y sigue conectándose a la experiencia de viajar, pero fundamentalmente al fenómeno de la discursividad», señaló:  Expuso que hablaría del escritor Germán Espinosa e inició con una cita  suya: «Yo propongo que la literatura propicie un enfrentamiento del ser latinoamericano con el universo, una especie de lucha tolerante que acabe por revelarnos nuestra identidad última y las formas posibles de nuestro destino intelectual e histórico». «Yo creo que este es un excelente revote para repensar el objeto de la sociedad punzante en este mismo presente siglo, pero verlo y enmarcarlo en sus fuentes, en algunas novelas que él plantea cómo y cuáles son sus ideales panhispánicos. No se sería del todo justo ver a Espinosa como un escritor simplemente de novelas históricas, sino que al contrario lo que quiero plantear es el fenómeno de la discursividad que se leen en las escrituras de Espinosa». Agregó que «Distinguir y exponer su capacidad narrativa, va más allá de la recreación de la anécdota en sí misma, va más allá del suceso electivo, más allá de los procesos de la historia que quieren reconstruir».

«Yo pienso que a Germán Espinosa lo que en verdad le interesa es apuntalar un hecho histórico y tener un motivo histórico para saltar a un grado superior. A Espinosa le interesa, pues, lo mismo que llama la atención de la nueva historia: superar el hecho narrativo del suceso para registrar la arquitectura de los procesos: esto es enfocar la conformación de mentalidades en toda su compleja urdimbre, antes que tipificar el hecho anecdótico y parcial limitado al protagonismo de muchos». Apuntó que «Dentro del nuevo concepto de la historia y la cultura tanto novelistas como historiadores prefieren atisbar explicaciones e intervienen en la totalidad de lo narrado»: «Así, son comprensibles los cruces entre ideología y semiología, historia de la vida cotidiana, cultura viva […]. Esta manera de asumir los procesos históricos como referentes temáticos está presente en toda la literatura de Espinosa alrededor del episodio».

   Lorena M. Velásquez, de la Universidad Simón Bolívar, de Venezuela, disertó (con presencia telemática) sobre «Desiertos Sonoros (2019), de Valeria Luiselli: una representación ficcional del tránsito, nomadismo y tensión en la identidad latinoamericana»: «Mi intervención va dirigida con un diálogo que he tenido con esta novela de Valeria Luiselli y hago unos planteamientos producto del problema de la migración que, de alguna manera, se ha constituido alrededor de la frontera estadounidense».  La ponente citó, de Cristina Rivera Garza: «Cuando todo enmudece, cuando la gravedad de los hechos rebasa con mucho nuestro entendimiento e incluso nuestra imaginación, entonces está ahí, dispuesto, abierto, tartamudo, herido, balbuceante, el lenguaje del dolor»: «Este epígrafe me da la posibilidad de tejer una conversación con una temática que ha adquirido mayor fuerza dentro del ambiente de las últimas décadas: la migración». Velásquez explicó que «En el caso latinoamericano, la migración, que tiene como destino la icónica frontera del Norte, ha sido un punto de encuentro dentro del engrosamiento de las dos culturas que hacen vida de cada lado, ha generado una fractura significativa en una nación que en algún momento se eligió en la búsqueda de un absoluto incuestionable que no contuviéramos (“término de lo latinoamericano”)». Explicó que «De este modo, como Juan Fernando Ayuso bien señala en su texto: “La narrativa del siglo XXI dialoga con términos como ‘lo trasnacional’”, que es capaz de condensar la manifestación de una condición románica  “en tanto que el sujeto nómada se forja, a partir del tránsito”, una deshistorialización, producto de un descentramiento geográfico y cultural que obliga también a repensar la categoría de “identidad” desde un “afuera” o quizás dentro de un margen de aquello que hemos llamado Literatura latinoamericana».  Apuntó que «La narrativa de Valeria Luiselli —mexicana de origen y residente neoyorquino— entreteje figuraciones y oblicuidades desde donde explica esta compleja zona de subversión que es la situación de la frontera México-estadounidense actualmente».  «En síntesis —dijo—: Esa experiencia que resulta de cruzar un territorio fronterizo configura subjetividades complejas, que son al mismo tiempo una y muchas, producto de una vivencia sistémica en cuanto a que son, cito aquí a Saussure, “las consecuencias a menudo catastróficas del funcionamiento homogéneo de nuestro sistema económico y político”».

Pedro Javier Casas Malagón, de la Universidad de La Sabana, de Colombia, expuso sobre «Despedida, de Claudia Hernández, una alegoría del desarraigo y el desapropio personales». Por motivo de acústica en la trasmisión no es posible transcribir algunos de los textos de su ponencia. No obstante, transcribo el comentario de la profesora Mónica Montes, respecto a esta ponencia:

—Mónica Montes Betancourt: Yo agradezco estas tres intervenciones, realmente han sido muy esclarecedoras. Tuve la fortuna de ser jurado de la tesis de maestría de Pedro Javier, y me emociona, Pedro Javier, oír tu intervención porque realmente una de esas aproximaciones en las que nos ponemos en el vértice entre la interpretación literaria y la lingüística con este valor inmenso de lo que aporta una concepción sonora —fonética, fonológica— en la construcción literaria. Por demás hay que decir que, de alguna manera, Pedro Javier es artífice de un modelo de interpretación.

  • Y en su comentario sintetizado sobre esta segunda mesa Rita Díaz expresó: «Esta mesa ha estado enfocada en las manifestaciones literarias enfocadas específicamente en personajes y situaciones relativos a la frontera: en los personajes migrantes, la literatura íntima que entra en los matices políticos, sociales, que desentrañan lo humano, el hecho de los migrantes sus vivencias, su plano humano, que no es ajena a ninguna sociedad y que en los últimos tiempos hemos visto que ha tomado una fuerza bastante peculiar. La literatura no es ajena a esta realidad que vive nuestra sociedad (https://web.facebook.com/ateneoinsular/videos/1079081502932589).

 

La tercera mesa tuvo lugar en la tarde de este día 16 de noviembre. Inició Vanessa Ardila, de la Universidad Simón Bolívar, de Venezuela: «Uso panhispánico de la palabra papagayo desde la perspectiva del lexicón generativo»: La expositora (desde su país) inició con un epígrafe de Ignacio Bosque que reza: «Las palabras no significan algo y además se combinan de cierta manera, sino que en gran medida se combinan de cierta manera porque expresan precisamente esos significados». Explicó que «las palabras adquieren múltiples significados dependiendo del contexto en que se usen, concepción que se ve reflejada en cualquier diccionario que consultemos», pues «cada lema viene definido desde sus variadas acepciones». Dijo que «Este abanico de posibilidades tienen distintos repertorios lexicográficos en el que, en muchos casos, se presenta una larga lista de definiciones sin que se registren en todos los contextos posibles». Señaló que «En el mundo panhispánico una palabra puede tener diversos usos sin que todos estén reseñados en los diccionarios de lengua». «Debemos tener presente que, de acuerdo con el informe en el Instituto Cervantes de este año 2021, casi 493, 090 personas tienen el español como lengua materna por lo que, muchas veces, resulta complejo registrar las variabilidades léxicas». Agregó que «No debemos olvidar, como bien lo enseña Cohen, que “La polisemia es la norma y no la excepción” (Cohen, 1986)». «Esto genera, entonces, una problemática —apuntó—: ¿Cómo recoger en el diccionario la multiplicidad del sentido que despliegan las palabras cuando se combinan con otras?». Dijo que «Algunos podrían afirmar que es muy complejo porque el significado se ejercita en su uso y muy independiente en sí mismo», pero que «esta premisa tiene una contraparte porque las palabras sí tienen un significado mínimo que valida sus combinaciones y la interpretación que resulte de esa combinación». «Eso trata de explicar la Teoría del Lexicón Generativo (TLG) de James Pustejovsky (1986), que propone el estudio de las palabras a través de los principios generales. La preocupación básica de la TLG es la de dar respuesta al problema de lo que el autor (Pustejovsky) denomina polisemia lógica o sistemática: qué mecanismos son los responsables de hacer posible que una forma léxica infraespecificada adquiera una interpretación única y determinada en la composición de una oración (De Miguel, 2009, p. 340)» […]. Entonces, apuntó, «si cada palabra posee propiedades lingüísticas independientemente de cómo son en el mundo, tratemos de aplicar, entonces, el modelo del Lexicón Generativo a la palabra «papagayo», a sus acepciones y a su uso y alocuciones explicando los mecanismos generativos donde la información sub-léxica contenida en “papagayo” explique su interpretación en la designación de un género en el mundo y no del mundo». Dijo que «En este sentido Ignacio Bosque dice: “(…) no [se] analiza el mundo a través del léxico, sino el léxico mismo a través de la relación que existe entre el significado de las palabras y la forma en que las combinamos” (Bosque, 2004, p. XXII)». De esta manera podemos acerarnos al sentido que tiene en el mundo panhispánico la palabra “papagayo”». Expuso que «En los diccionarios consultados, Diccionario el español actual (2016); Diccionario de uso del español, de María Moliner (2016); Diccionario de le lengua española (de la Real Academia Española y de la Asociación de Academias de la Lengua Española); y del Diccionario de americanismos (propio de la Asociación de Academia de la Lengua Española Lengua), se registran: ‘ave y persona que habla mucho y sin fundamento’, con acepciones secundarias ‘planta’ ‘pez’ o ‘víbora’ y en Cuba en Venezuela ‘cometa’». La ponente expuso varios ejemplos, he aquí el de la acepción de ‘cometa’: 1. «Todavía treinta años atrás los niños nuestros tenían sanas distracciones: (…) eran asiduos oyentes de los “casos” de Tío Tigre y Tío Conejo; leían cuentos de Calleja; jugaban trompo y papagayo; asistían a títeres y funciones de circo (Tamayo, 1993, p. 181)». 2. «“Ahora es cuando se me va a enredar el papagayo”, pensó… (Alcalde, 2012, p. 152)». A seguidas presentó el desarrollo de la aplicación del Lexicón Generativo a la palabra «papagayo» (recomendamos acceder al enlace compartido al final de la reseña de esta mesa para su detallada ilustración).

Oscar Javier Montañez, de la Universidad de La Sabana, Colombia, expuso: «Fernando Zalamea Traba: una perspectiva panhispánica de las matemáticas. Una contribución al pensamiento sintético latinoamericano». Proyectando en pantalla un video con el título «España. La primera globalización» dio inicio a su ponencia. Consignó que «El doctor Fernando Zalamea Traba ha sido considerado como una de las mentes más globales en la época de la conciencia panhispánica». En uno de los textos en pantalla expuso que «Su capacidad para entender la matemática y la filosofía como una red cultural útil para comprender el mundo contemporáneo se hizo universal. Por eso, este profesor de la Universidad Nacional de Colombia (UN) forma parte del libro 100 Global Minds, the most daring cross – disciplinary thinkers in the world, publicado por la Domus Academy». Destacó que este autor «el objetivo que persigue es remarcar el adjetivo “sintético”, como una de las características más excepcionales del pensamiento latinoamericano planteado por algunos autores que él enumera, a saber: Pedro Henríquez Ureña, Mariano Picón Salas, José Luis Ramírez, entre algunos de los más representativos».  «La perspectiva que él propone se estructura desde la conciencia del valor catalizador y catártico de los bordes y movimientos pendulares atribuidos a dos críticos literarios muy importantes para él: Martha Traba, su madre, y así como a su gran maestro Ángel Rama». Agregó que este autor «Desde sus perspectivas literarias integra a los grandes románticos alemanes como Novalis y Goethe».

Con respecto a las «perspectivas matemáticas y filosóficas» de este autor, Montañez señaló: «Una clara justificación de la característica de integralidad y de mayor visión del pensamiento sintético latinoamericano se puede entender cuando el profesor Zalamea afirma que “el fundamento lógico de esa proximidad conceptual consiste en una elemental observación geométrica: el hecho de que, en un plano, un punto en una frontera tiene siempre acceso, al menos, a dos regiones del plano, mientras que un punto central puede siempre ser restringido a una sola vecindad. Así la frontera, el borde, el margen llevan inherentemente consigo una potencial multiplicidad que sirve para abrir y ampliar perspectivas” (Zalamea 2010)».

Marcela Gil Bustos, de la Universidad de La Sabana, Colombia, disertó sobre: «Los sintagmas nominales vinculados con la representación de los personajes migrantes en la novela Las tierras arrasadas, de Emiliano Monge».  Desde su mesa virtual expuso que «Emiliano Monge es un escritor mexicano nacido en la Ciudad de México en 1978» y que esta novela suya, de la que expondrá, fue publicada en 2015 y fue «ganadora del Premio Latinoamericano de Novela Elena Poniatowska y del English Pen Award». La expositora presentó en pantalla su texto: «En la literatura mexicana de los últimos años la representación de la situación fronteriza, entre el norte de México y los Estados Unidos, ha cambiado su foco, puesto que como afirma Kunz (2012) “lo fronterizo ya no importa tanto como zona de transición entre dos estados, sino más bien como región periférica donde se reflejan, de manera excesiva y a veces grotescamente deforme, los problemas de todo México”». Señaló que por tal razón «en estas narrativas lo que interesa es el espacio periférico, el cual es transitado por personajes migrantes que se ven expuestos a peligrosos desplazamientos clandestinos a través de los cuales siempre está latente la posibilidad de convertirse en víctimas de extorsión, violaciones, secuestros y trata de personas». «Este viaje de sujetos migrantes, que se desplazan en busca del “sueño americano”, es retratada en la novela Tierras arrasadas del escritor mexicano Emiliano Monge», especificó. Dijo que en «En esta obra se narra el recorrido migratorio de sujetos que transitan un calvario, conducidos por dos personajes: Epitafio y Estela. Estos crean un espacio laberíntico e infernal donde los migrantes son reducidos a meras mercancías transportados por un vehículo de mercancías: Minos».

Marcela Gil Bustos apuntó que «El objetivo de este trabajo es analizar sintáctica y semánticamente los sintagmas nominales referidos a los personajes migrantes tales como los sinalmalos sinnombrelos sinDioslos sinvozlos sincuerpolos sinsombra, entre otros, a través de los cuales se puede ver cómo estos personajes transitan un laberinto fúnebre sin salida que los va deshumanizando hasta su aniquilamiento». Estos son algunos de los análisis presentados por la ponente (recomendamos acceder al enlace para su comprensión integral): 1. «Los personajes Estela y Epifanio que, aunque en su infancia y juventud se vieron sometidos a las mismas dinámicas de explotación y privación de la libertad, en su adultez se asumen plenamente como victimarios…». 2. «Los personajes victimarios tienen sus nombres relacionados con un campo semántico de muerte: Epitafio, Nicho, Mausoleo y Sepelio». 3. «*Frecuencia de SN migrantes: Predominio del uso de la construcción: art.det. masc.pl. + sust. (masa sin identidad). *Importante destacar el núcleo de estos SN: prep. Sin + sust. *Este tipo de construcciones no son locuciones ni colocaciones sino lexías». En sus conclusiones, en cuanto a este análisis de los SN, la ponente expuso que «El análisis de los SN, sobre los migrantes como lexía, nos permite interpretar la visión que se tiene del otro, que en la zona de transición entre dos estados es deshumanizado hasta convertirse en mercancía o en nada».

Reacciones al término de las ponencias de esta tercera mesa:  

—Rita Díaz: En esta tercera mesa, tan interesante, relacionada con el aspecto lingüístico, literario y un poco del pensamiento global, es interesante ver que, cuando creamos —como el autor ha hecho—, crea una serie de lexías —como planteadas—, una serie de palabras, que van adoptando un matiz y una temática un poco fuerte: llamarlos «los sinnombre», «los sincuerpo», «los sinalma». Como analizaste la obra completa, Marcela, ¿sientes realmente ese matiz despectivo hacia los personajes, o es una creación que va a dejar libre la interpretación de esas lexías que aparecen en esa novela?

—Marcela: Yo creo que sí se ve esa imagen despectiva que se crea de esos migrantes. Y, de hecho, es muy interesante también cuáles son los nombres del resto de los personajes y su relación con ellos, todos relacionados con la muerte y que van a llevar esos personajes a convertirse en nada. Por un lado, esa visión del personaje al interior de esta novela. Y por otro lado está la visión del autor de la novela, de tratar de romper con esto, lo de esos personajes migrantes que sufren y que nadie los valora. Yo creo que él lo que hace es esto: ‘ese personaje lo cojo, y los otros los degrado, les voy a dar una voz’. El autor lo que hace es que coge unos fragmentos de testimonios de personajes reales y de esa manera intenta darles una voz. Y creo que es lo que el autor logra con esa obra. Y por otro lado se ve esa visión de ‘ese otro’ que lo lleva a ese estadio infernal. Pero sí, se ve a lo largo de la novela.

—Mónica Montes Betancourt: Yo, primero, felicito esta mesa. Siendo yo una que se dedica a la literatura, cada vez me causa más emoción ver todo el aporte que hace el contenido lingüístico del análisis real y, muy particularmente, siento que en esta mesa justo lo hemos advertido. Muy interesantes estas intervenciones de Oscar, de Vanesa, de Marcela. Tengo una pregunta para Oscar. A mí me llamó mucho la atención, y eso también es algo de lo que me he dedicado, lo que ocurre cuando aparecen categorizaciones que tienen mucho que ver con los espacios: la cardinalidad (las ideas de arriba, abajo, intermedio), intentando darles lugar a realidades puntuales en la literatura. Por ejemplo, es muy llamativo cuando hay juegos de cardinalidad: cómo todo deviene simbólico, cómo todo deviene, incluso, alegoría. Me gustaría, Oscar, porque me pareció muy interesante y realmente sintético lo que empiezo a advertir en tu trabajo (yo estoy dirigiendo la tesis de maestría de Oscar), que te detuvieses en esas simbologías puntuales que tienen tanto que ver con lo espacial y cómo en ellos puedes establecer esas clasificaciones muy, muy puntuales de ese pensamiento sintético latinoamericano que te interesa. De hecho, por eso un tema matemático casi geométrico puede tener connotaciones culturales, literarias, lingüísticas. Oscar, esa es mi pregunta para ti. Y para ti Maricela: me gustó mucho lo que aporta precisamente una preposición, también de nuevo en una categorización de los migrantes. ¿Tú planteas como proyecto futuro advertir en otras novelas a qué tipo de categoría se orientan los autores? ¿Cómo hacen ese juego de la categorización? Me gustaría preguntarte si has visto en este mismo autor otros juegos que tiendan también a estas apuestas del lenguaje, preposicionales o que vayan en esta dirección. Y les reitero mis felicitaciones a los tres. (Oscar Javier Montañez no pudo responder por motivo de conexión, no obstante, dejo el aporte de la interesante reflexión planteada por la profesora Montes).

—Marcela: Gracias, Mónica. Sí, a mí me gustaría ver en otras novelas qué pasa, pero ya no sé si con preposiciones. Yo no sé si en este autor esta es una característica de él, habría que revisar otras obras. Él sí, al final de la novela, hace otro tipo de construcciones, pero no tiene que ver con preposiciones. Llena un resumen de alma: «el que tiene aún nombre», «el que cuenta aún con Dios», «él tiene aún su voz», «el que todavía tiene cuerpo», «el que todavía usa su lengua». Se podría analizar ese tipo de construcción. Y yo creo también que habría que ver a otros autores, y si este tipo de construcción con preposición «sin» lo utilizan en este tipo de categorización. Ya son usadas: sinnombresinalma… «Los ninis», por ejemplo, eran los que no trabajaban ni estudiaban, que llegó a otro nivel de categorizaciones con los migrantes.

 

  • Comentario sintetizado de Rita Díaz sobre esta tercera mesa: «Sé que cuando escucharon hablar del papagayo y la polisemia todos refrescaron que en su país debe haber una palabra que en otro país significa otra cosa y en las que nos meteríamos en problemas de decirlas abiertamente. Realmente el contexto, esa concordancia léxica, no existe un diccionario que pueda recoger toda la diversidad que la lengua nos permite. Ver en el trabajo de Oscar el contexto de globalización, que esa es una tendencia también que se va a la pedagogía, y vemos que ya el pensamiento no está segmentado ni aislado, sino que se integra cada día más. Finalmente, con los sintagmas nominales analizados recordé de nuevo la presentación inicial de este coloquio en el sentido de la energía que traen las palabras: una palabra puede ser un torrente destructor o puede ser un torrente constructor de identidad, de idiosincrasia, de pensamiento a nivel general. De verdad que esta mesa ha sido bastante productiva.

 

Las ponencias de la cuarta sala iniciaron con Carlos Mata Induráin, de la Universidad de Navarra, España: Poder y sátira del poder en la poesía de Miguel (Daniel Leví) de Barrios y Manuel (Jacob) de Pina. El ponente señaló que estos dos poetas de quienes hablará «tienen en común que los dos son escritores judeoespañoles, que, más o menos a la altura de mediados del siglo XVII, escapan de España y de Portugal hacia los Países Bajos porque en España las condiciones de vida para los judíos no son ya muy buenas». Dijo que «Tienen en común también el cultivo de una literatura de corte satírico-burlesca». Expuso, además, que le interesan estos dos autores y los está estudiando «porque en el Grupo de Investigadores Siglo de Oro de la Universidad de Navarra, en el que trabaja, se está desarrollando un proyecto sobre la burla y la sátira en el Siglo de Oro». Señaló que «Pina y Barrios no son autores completamente desconocidos, hay bastantes bibliografías sobre ellos en la comunidad sefarditas en los Países Bajos en el siglo XVII; pero sí son autores sobre cuyos textos merece la pena volver de nuevo con una mirada profunda». Dijo que «No todas sus obras están editadas de forma moderna, y algunas hay que manejarlas en ediciones antiguas del siglo XVII y no siempre son fáciles de encontrar y por lo tanto hay que hacer esa labor de edición, de análisis, de anotación de sus textos». «Para que tengan un poco las coordenadas de sus mentes doy unas pinceladas —apuntó—: Pina era natural de Lisboa, vivió en Bruselas, en Ámsterdan. En Ámsterdan publica en 1656 un cancionero titulado Chanzas de ingenio y dislates de las Musas, que fue prohibido tres veces por el mahamad sefardí, más por sus obscenidades que por su heterodoxia. El tono burlesco predomina, aunque también es cierto que hay una variedad de registros bastantes largos: hay poemas de circunstancias, hay poemas de contenido histórico, hay algunos poemas en los que Pina habla de sí mismo y gracias a estos poemas podemos reconstruir o documentar algunos detalles de su biografía. Son 39 poemas, algunos en portugués y en español otros. Una comedia burlesca, escrita esta en español, se titula La mayor hazaña de Carlos VI», dijo. Explicó que «para entender un poco esta comedia burlesca de Manuel de Pina debía señalar algunas especificaciones de la comedia burlesca del Siglo de Oro: Ese corpus de obras que toman una obra seria y se representaban por carnaval vuelven el revés de estas piezas burlescas todos los elementos de las comedias serias. Evidentemente la pieza que está en el fondo con el protesto tiene que ser bien conocida para que la parodia pueda funcionar. Para que el lector o espectador que está viendo una obra de teatro pueda identificar los elementos parodiados tiene que conocer el referente que está detrás».

Explicó: «Existía una comedia seria de tipo histórico titulada La mayor hazaña de Carlos V, de Diego Ximénez Enciso, que es una reconstrucción del retiro del emperador Carlos V, que deja todo el poder, deja toda la pompa, para vivir sus últimos años retirado en un modesto cenobio. Esta es la comedia seria de Ximénez Enciso. La parodia de Pina se titula La mayor hazaña de Carlos VI.  ¿Y por qué lo llama así al monarca ficticio de esa pieza? Pues es Carlos VI, por los muchos pecados que comete contra el sexto mandamiento… Se dice en la comedia burlesca que él es un rey de pantomima y que se va a retirar a un convento de monjas en donde, se dice, probablemente, que estará en la gloria; con esta picardía».  «El caso de Barrios es parecido en alguna de sus circunstancias», apuntó el expositor. Desarrolló lo que él llamó «una introducción» para conocer a la literatura burlesca de estos autores de su exposición.

La segunda participación de esta mesa la tuvo el poeta Carlos Vásquez Zawadski (PEN Escritores de Colombia): La poesía romántica y política de Rafael Pombo. El ponente inició expresando que este autor que va presentar «se conoce en toda América Latina y se le conoce, más que todo, por su poesía dedicada a la niñez». Explicó que, no obstante,  «Pombo es un polígrafo que ha podido estar sobre la mesa para ser leído, investigado, estaba apagado», y que «en tanto polígrafo, el cuerpo de su poesía se acerca a los 1,500 textos, con registros diferentes: poesía romántica amorosa, poesía a la naturaleza, poesía poética, poesía social, poesía popular; algo de teatro, crónica, artículos de prensa; una producción enorme de traducciones, pues de muy joven Pombo aprende latín, el griego y otros idiomas, y traducir le va a permitir a él establecer un dialogo con diferentes culturas, la norteamericana, especialmente, pero también la francesa, la italiana». «Ese Pombo es interesante —dijo—. Estoy en un proceso de investigación que toca el romanticismo en Colombia y que nace temprano cuestionando con el canon establecido. Manifestó que «Esta investigación sobre el romanticismo colombiano, dos o tres etapas generacionales, se alza —en una proyección inicial— sobre la constitución del sujeto que escribe: el sujeto social y sujeto que, en la primera etapa del romanticismo, está determinado por lo que es el derecho del poder (todavía) escolástico, en propia América Latina». «Aparentemente el nacimiento de Rafael Pombo se da en que esta primera generación aparece y escribe y publica, en los años 30, como hasta la segunda década del siglo XX, que va a estar marcado por un poco las luchas independentistas y posteriormente por tomar partido —en el sentido literal y simbólico—, por una parte, de quienes hicieron esas luchas de independencia y construyeron nación. Estoy hablando del Partido Conservador en Colombia». Señaló que «Una de las partes de su producción —poética, política— pasa por un romanticismo que toca la independencia (en donde se toma partido por esos personajes), esas luchas, esas guerras partidistas del siglo XIX, que, como ustedes han leído en Cien años de soledad, son interminables hasta la Guerra de los Mil Días, al comienzo del siglo XX. Lo importante de esa producción, muy, muy poco estudiada, permite, desde su literatura, ver que Pombo, al tomar partido, esa es una vertiente política. Y le canta a otra vertiente liberal: como es católico conservador, su construcción como sujeto social se hace en el interior de él: conservador, católico, apostólico romano, en contra de todo lo que nos pasa por aquí. Su poesía política es, de tal manera, no le llamo sectaria pero sí partidista, negando al otro (al otro diferente) que hace que, en libros recientes que quieren reconocer a Pombo un poeta nacional, sea cuestionado eso: sería un poeta nacional en la medida en que resuelva esa dicotomía, esa oposición tan radical, no solamente de tipo religioso católico, en cuanto a lo político, donde lo diferente a lo conservador es destruido.

—Mónica Montes Betancourt: Yo también debo decir que me emociona que cerremos el primer día del coloquio con estas dos intervenciones. En primer lugar, debo decir lo que representa para mí que Carlos Mata esté aquí, que, sin duda, está aquí por amistad también, entre otras cosas. Y yo creo que los espacios académicos, sin duda, no solo son ocasiones de emir relaciones entre redes que son las que nos salvan, sino que son la ocasión de la amistad y así es como tiene que ser. Y también esa hermosísima ponencia del profesor Carlos Vásquez que nos pone en un matiz que no es el más conocido, tristemente, de Rafael Pombo, a quien conocemos mucho más por su bellísima poesía infantil, por sus fábulas poéticas, pero que es una voz que merece divulgarse muchísimo más. A mí me ha parecido una inmensa riqueza, reconocer, incluso un poco a una voz que está diciendo, antes de Rubén Darío, está comunicando antes que Rubén Darío todo este mensaje panamericano. Nos está salvando también de mantener nuestro lugar, de mantener nuestra identidad. Carlos Mata, tengo un comentario. Me llama tanto la atención que el registro que toman estos poetas sea precisamente siempre la historia de los proscritos, la historia de los condenados. Qué llamativo resulta semánticamente, del exilio, desde ese tema, estar contando de algún modo un drama personal también. Yo de algún modo es eso lo que sentía mientras te escuchaba…

Final del primer día del coloquio 

Ha concluido esplendorosamente este primer día del XVII Coloquio Internacional de Literatura Panhispánica y sus Valores en el cual se han desarrollado las ponencias relacionadas con el tema elegido «Globalización y política en la literatura panhispánica». Las profesoras Mónica Montes y Rita Díaz concluyeron con sus emotivas palabras e invitaron a todos participar nuevamente en el día de mañana, ya sea por las vías electrónicas o de manera presencial en la Academia Dominicana de la Lengua, sede de esta edición de dicho Coloquio internacional: «Justo lo que ha ocurrido en este primer día de coloquio habla muy bien del sueño que teníamos, que era referirnos a la política y a la globalización con toda esa amplitud. Resulta que el debate más interesante está en abrir las fronteras y sentarnos a pensar este fenómeno de lo panhispánico en un eje diacrónico y sincrónico mucho más amplio», manifestó la profesora Mónica Montes Betancourt y agradeció a Rita Díaz «por esta coordinación, dedicada, puntual»

«Esta mesa cierra con broche de oro sobre la crítica literaria y sobre cuál es nuestro papel en la sociedad como intelectuales del área de la lingüística y de la literatura. Realmente ha sido un día muy productivo y considero que sacaremos mayor provecho en el día de mañana cuando retomemos el dialogo en este XVII Coloquio Internacional de Literatura Panhispánica y sus Valores», celebrado en la sede de la Academia Dominicana de la Lengua en Santo Domingo, República Dominicana, expresó la académica y poeta interiorista Rita Díaz Blanco (https://www.youtube.com/watch?v=DWfDbNS5k6s).

 

El segundo día de la celebración del XVII Coloquio Internacional de Literatura Panhispánica y sus valores: «Globalización y política en la literatura panhispánica», inició con las palabras de bienvenida por parte de la académica Rita Díaz Blanco, «quien realizó un admirable trabajó en la organización y desarrollo de este evento internacional de la Academia Dominicana de la Lengua», según reconociera su director, don Bruno Rosario Candelier, junto a académicos y profesores de la Universidad de La Sabana, de Colombia, entre los cuales estuvo la doctora Mónica Montes Betancourt; así como también junto a los académicos que tuvieron presencia telemática, y profesores y alumnos de las diferentes universidades nacionales e internacionales convocadas.

 

Participación del doctor Odalís Pérez, de la Academia Dominicana de la Lengua   

La primera mesa inició con la disertación del doctor Odalís Pérez, miembro numerario de la Academia Dominicana de la Lengua. Tituló su ponencia «Literatura dominicana y procesos migratorios»: «En el resumen que enviamos decíamos que el tema de la migración en la literatura dominicana tiene, y ha tenido, una repercusión abordada por muchos autores contemporáneos. Poetas, narradores, dramaturgos y ensayistas han asumido dicho tema, en algún momento de su producción, revelando elementos conflictivos, políticos, familiares, étnicos, personales y otros que definen algunas líneas de identidad, o de identidades culturales. Nuestro objetivo consiste en analizar, un poco, el trazado literario de esa literatura llamada “diaspórica” (o sea, basado en eso que llamamos de una u otra manera “diáspora”), asumida como fuerza dialógica o dialogante. Nuestro abordaje metodológico, ecléctico, indudablemente, acentúa una línea basada en la lectura crítica recuperadora de nuevos valores de las letras dominicanas dentro y fuera del país dominicano».

Explicó, «señalando elementos y variables, que existe una literatura a la que se le llama “diaspórica” porque son personas que emigran y están no solamente en los Estados Unidos». Dijo que la palabra “diáspora” es muy antigua; recuérdese la diáspora judía, helénica, oriental en todo el sentido»: «Estamos hablando de etnias en variedades que emigran a otro lugar y allí se adaptan a su lengua, a sus costumbres, a sus formas de ser, a sus mentalidades, y ya pertenecen, de una manera u otra, a aquel espacio (del espacio de origen al espacio adoptado), para dejar su testimonio allí, o en dos países». Añadió que «Hay mucha discusión aquí al respecto, porque el dominicano que emigra hacia Estados Unidos tiene muchas propuestas, soluciones, y vive, realmente, muchos fenómenos que, a la larga, van a incidir en su literatura, aparte de que él carga con su identidad, con su país, sus costumbres, sus formas de vida, y demás» […]

«El problema migratorio tiene aquí un tiempo —dentro de la modernidad, claro está— que comienza a finales del siglo XIX, llega al siglo XX y ha continuado sin pararse en el siglo XXI»; y añadió que «Esto ha creado experiencias muy significativas»: «Yo diría que esplendorosas —destacó—porque tenemos, incluso, autores que han sido premiados y han sido promovidos en los Estados Unidos, independiente de los prejuicios que siempre dicen que hay y de las presiones que ejerce un medio sobre el inmigrante, sobre el individuo que allá va a posicionarse, sea a estudiar, a vivir, a trabajar en un país, como los Estados Unidos, que siempre ha sido un país multicultural»

Señaló, sin embargo, que «Aquí, no todos, en el caso de los intelectuales y escritores, adoptan el hecho de que ellos realmente son exiliados económicos, o sea que van allí a trabajar, a malpasar, y allí se les desprecia». Puntualizó que «Hay personas que no se siente que son migrantes, que viven allí porque quieren vivir allí, no porque tienen aquí un objetivo de hacerse ricos o de que allí van a buscar ventajas económicas y demás». «Eso hace que, desde el punto de vista de la ubicación, de la geografía, haya tendencias; y dentro de la misma literatura dominicana hay explicaciones diversas, a propósito de esta diferencia en cuanto al fenómeno de la habitabilidad y de cómo funciona ese vivir, ese ser, allá en el país al que llega».

Apuntó el académico que: «Con todo y las desventajas idiomáticas, culturales, a veces; por todo este tipo de obstáculos de una persona que llega a un país donde tiene que adaptarse, hemos tenido lo que se llama un ‘boom de escritores dominicanos’ allí en Estados Unidos». «Quién que conozca, medianamente, la literatura dominicana, no va conocer el nombre, por ejemplo, de Rita Indiana Hernández, Rey Enmanuel Andújar, René Rodríguez Soriano (†), Eduardo Lantigua (†); críticos y escritores poetas como Medar Serrata, Silvo Torres-Saillant, Esteban Torres». Igualmente destacó «Nombres que cultivan literatura infantil y también son traductoras, narradoras, por ejemplo, Gianni Lantigua; poetas y narradores como Ivelisse Fanning, Claribel Díaz, Jimmy Valdez, poetas conocidos de otras generaciones que se han ido a vivir allí y no han regresado, como Luis Manuel Ledesma, Diógenes Pina».

«Es bueno explicar que esas personas que corresponden a ese apelativo de “diáspora”, de ‘personas que viven fuera de su país’, que son ‘migrantes’, no es que se quedan allí toda la vida, ellas vuelven aquí, y se van: entran y salen». Odalis Pérez recomendó el «libro de la socióloga Karin Weyland, que sería bueno que se tuviera en cuenta a la hora de examinar ese fenómeno de escritoras y escritores, intelectuales y artistas, que allí viven y que allí tienen una cultura, una cultura que puede ser de la pobreza pero también una cultura de la diferencia: Negociando la aldea global con un pie “aquí” y otro “allá”:la diáspora femenina dominicana y la transculturalidad como alternativa descolonizadora, publicado en el Instituto Tecnológico, de Santo Domingo (INTEC), en el 2006».

«Pero también existen modos de lecturas de esas literaturas —destacó el expositor—, que ellos mismos no se inscriben en la problemática de lo que es la literatura diaspórica, sino que, más bien, entienden, muchos de ellos, que no están allí como diáspora, sino como ciudadanos del mundo que van allí y trabajan, viven estudian; muchas de estas personas son profesores en los Estados Unidos, traducen sus libros al inglés y a cualquier otro idioma; ellos no se inscriben en eso porque la diáspora no es un movimiento, aunque hay personas que dicen que sí, que es una cardinal de la literatura dominicana en el exterior y que así como hay poetas de la diáspora, hay también dramaturgos de la diáspora, cronistas de la diáspora, historiadores de la diáspora; sin embargo el concepto es un dato conflictivo para nosotros aquí, y ellos allá […] Lo cierto es que estos escritores e intelectuales publican sus obras que nos interesan bastante… y hacen una vida cultural activa, y, desde ese punto de vista, hay valores establecidos en su lenguaje, en sus textos, en sus pronunciamientos y, sobre todo, su productividad». Entre los ejemplos que citó de estas literaturas están: La taberna de Tom de Phips, de José Moya Pons; Candela, «novela que fue llevada al cine», de Rey Enmanuel Andújar (Archipiélago Caribe); y Ser del silencio, de Claribel Alegría».

 

Disertación de Cristina Maya, de la Academia Colombiana de la Lengua 

En la segunda mesa, y desde la sala virtual de la Academia Colombiana de la Lengua, Cristina Maya expuso su ponencia: «Mario Benedetti, entre la literatura y la política». «Uno de los más importantes referentes de la literatura latinoamericana de los años 60 fue Mario Benedetti —dijo en su introducción—. Sin su decisiva participación en la llamada Generación del 45 o Generación de Marcha (semanario donde publicaban la mayor parte de los intelectuales uruguayos, que coincide, justamente, con la terminación de la Primera Guerra Mundial, como también de la publicación de su libro La víspera indeleble) no se entendería, en gran parte, de la orientación literaria que predominó en esta época». Explicó que ese «Era el momento de un cambio en las sentencias literarias…, pues era pregonero de una literatura llena de símbolos y de temas ajenos a la realidad latinoamericana. Y si bien muchos de los autores del Boom —Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar— vivieron parte de sus obras en Europa mirando siempre a mismo continente como referente de una nueva iniciativa, había que volver a América, ir sobre ella desde su propia trayectoria, tal como lo hizo Benedetti»: «Su ámbito sería el urbano, la ciudad como temática y motivaciones esenciales […] Bajo la influencia del poeta Baldomero Fernández Moreno, comienza a escribir su tesis de carácter realista que se enmarcaría después entre la llamada poesía social, por el énfasis en la persona urbana». Destacó que «En uno de sus primeros libros, Poemas de la poesía, emerge la temática que lo obsesionará en toda su obra posterior: la dramática alienación del empleado público».

«Para Benedetti, como él mismo lo dijo en más de una ocasión: el Uruguay era como una gran oficina, no había familia que no tuviera entre sus miembros un funcionario público, un burócrata o un oficinista, y dentro de esa misma orientación, los temas de la alienación, la muerte, el amor y la venganza son las sustancias que nutrirá su extensa obra en los campos de la poesía, la novela, el cuento, el ensayo, el periodismo, el teatro y la canción. Prolífico autor (de más de ochenta libros que en su mayoría han sido traducidos a diversas lenguas), su labor como escritor incluye obra de conferencista en París y universidades europeas, especialmente España, donde se le acogió siempre con notable admiración».  «Pero es con el surgimiento de la Revolución cubana cuando cambia definitivamente su perspectiva ideológica hacia la llamada “literatura comprometida” —señaló Cristina Maya—. Si algo caracterizó, o tuvo gran parte de la notoriedad de los años 60, fue una mentalidad surgida de este hecho incontrovertible, unida a la politización del marxismo y el existencialismo como sustentos teóricos»: «La literatura, según el Realismo socialista, es fijar los ojos en el actuar del individuo dentro de su engranaje social y en su permanente lucha contra los poderes despóticos del Estado en la necesidad de revelarse para buscar la anhelada igualdad. El socialismo marcaría, desde entonces, la inclinación política de Benedetti al convertirse en un militante que terminó en el exilio durante la dictadura de 1973, motivo por el cual su vida transcurrió en diversos países: Argentina, Perú, España y Cuba. Sobre su militancia y sobre su exilio escribió varios poemas y novelas».

Apuntó que este escritor, «Influido asimismo por el existencialismo de Sartre, a quien muchos de los escritores del momento del deben su legado, especialmente a partir de la lectura de libros como ¿Qué es literatura?, y del Existencialismo es un humanismo…, comprendió que la literatura cobraba sentido por su capacidad de cuestionar y a veces denunciar las injusticias sociales, la corrupción y los abusos del poder de las clases dominantes (…) Así pues la vida del escritor uruguayo se debatió entre la literatura y la política y a las dos las ubicó en el mismo lugar de importancia». Explicó que «Poemas de la oficina (1956) ha sido uno de sus libros más leídos y conocidos en Latinoamérica: allí el propósito era no solo mostrar la mentalidad del uruguayo medio, sino proyectarla de manera clara y transparente en sus poemas con la intención de llegarle al pueblo lector; inherente asume la actitud de testigo y con mirada penetrante, como descubriendo la mentalidad pequeño-burguesa, describe las miserias del anonimato, de la rutina diaria y elegante por la que transcurre la vida de un empleado de oficina». Leyó con emotiva voz, «el poema “El nuevo”», en donde el autor —dijo— «revela con patriotismo estas circunstancias: Viene contento/ el nuevo / la sonrisa juntándole los labios/ el lápizfaber virgen y agresivo/ el duro traje azul/ de los domingos /…/ Claro/ uno ya lo sabe/ se agacha demasiado/ dentro de veinte años/ quizá/ de veinticinco/ no podrá enderezarse/ ni será/ el mismo/ tendrá unos pantalones/ mugrientos y cilíndricos/ y un dolor en la espalda/ siempre en su sitio…».    Agregó que «El lenguaje fuerte, directo e irónico son característico de sus poemas, que pretenden ser una radiografía social por medio de la cual quería, ante todo, comunicar». Consignó también que, «Paralelamente, Benedetti escribe sus primeras novelas: en 1953 escribe Quién de nosotros y 1960 su segunda, y una de las más renombradas, La tregua».

Juan Torbidoni, de la Universidad Católica Argentina: «Reescrituras del mundo clásico en la literatura de Leopoldo Marechal y en la escultura de José Fioravanti» 

El tercer participante de esta mesa lo fue Juan Torbidoni, desde la sala virtual de la Universidad Católica de Argentina, con su ponencia «Reescrituras del mundo clásico en la literatura de Leopoldo Marechal y en la escultura de José Fioravanti». Al introducir su tema Juan Torbinodi apuntó que su ponencia «tiene que ver con un proyecto de investigación» en el que está «trabajando, precisamente, ahora», sobre «la conexión entre poesía y escultura». Explicó que «a pesar de su enorme importancia el escultor José Fioravanti es poco conocido». «Mi presentación va a versar sobre esta fecunda relación, humana y artística, entre Leopoldo Marechal y José Fioravanti» y, «por supuesto, su presencia en Argentina», señaló.

Juan Torbidoni consignó, a manera de semblanza, lo siguiente: «A fines de 1926, Leopoldo Marechal se embarca rumbo a Europa. A sus 26 años, el poeta, ya se destaca como una de las promesas de la joven generación de escritores argentinos, grupo que encarnaba lo que la crítica había denominado: “La nueva sensibilidad”. A esta altura, Marechal, había publicado dos importantes libros: el poemario vanguardista Los aguiluchos (de 1922) y el poemario vanguardista Días como flechas (de 1926). Además, sus escritos habían aparecido en importantes revistas culturales y literarias, como Caras y CaretasProaUltra y Martín Fierro». Explicó Juan Torbidoni que este poeta, en «Madrid, entra en contacto con figuras claves de la intelectualidad española como Ramón Gómez de la Serna y José Ortega y Gasset». Expuso que «Más tarde se desplaza a París […]»: «En una carta, de marzo de 1927, dirigida desde París a su amigo en Buenos Aires, el poeta Horacio Schiavo, un Marechal embriagado de entusiasmo retrata el ambiente cultural…, cito: Es una atmosfera de arte que se respira constantemente: obreros con bastidores en la calle, artistas llevando al hombro sus cuadros, carros con caballetes, libros, exposiciones, conciertos… Agregó que «Marechal le comenta, además, a Schiavo, que frecuenta los talleres de los pintores argentinos, Lino Enea Spilimbergo, Héctor Basaldúa, Horacio Butler y Aquiles Badi, círculo que más tarde se conocería como “El Grupo de París”».

Juan Torbidoni señaló que «Entre los artistas plásticos cercanos a Marechal hay uno en particular que sobresale como referente de ese círculo y cuya figura no ha recibido suficiente atención: el escultor José Fioravanti […] Expuso que «En 1936 Marechal evoca los comienzos de su amistad con el escultor, en su Historia de la calle Corrientes, ensayo que recupera la memoria de la icónica arteria porteña, en el preciso momento de su demolición, trasformación y modernización: …En 1923 conocí al escultor José Fioravanti que tenía su estudio en los altos del Museo Municipal. Allí se reunían en torno del erial caído, con pocas esperanzas el cincel, la pluma y la espátula» […] Apuntó que este escultor tuvo «su notoriedad en la escena cultural en 1925, con una exitosa exposición de sus obras en Madrid». Consignó que «El 25 de marzo de 1927 el escultor y el poeta abordan el barco El Madrid, rumbo a Buenos Aires»: «Algunos meses después de su arribo Fioravanti presenta sus trabajos en la Asociación Amigos de Arte, exposición que alcanza gran repercusión, concurriendo a ella nada menos que el Presidente de la nación, Marcelo Torcuato de Alvear». Destacó que «Es precisamente Marechal quien se encarga de reseñar la muestra en la revista vanguardista Martín Fierro, en una nota titulada “Fioravanti y la escultura plural”».

  • El expositor presentó un análisis de este texto primordial de su observación, «Fioravanti y la escultura plural», de Leopoldo Marechal:

«En el artículo de Marechal se destacan dos motivos, que considero merecen nuestra atención. En primer lugar, señala el autor, cito: El concepto puro de un arte se haya en determinados momentos históricos, casi siempre en los comienzos de una época o de una civilización. Marechal agrega que: Cuando este momento primigenio, originario, se apaga, el arte también se desvanece, hasta que aparezca nuevamente una era que recupere el sentido autentico que restaure la pureza inicial del arteEjemplos de cultura pura -prosigue el escritor- se encuentran en el arte de los asirios y egipcios, en el arte arcaico griego, en el románico…, pero también en el arte primitivo chino, indochino y japonés, y en el arte oceánico y negro. Todos ellos se caracterizan por comunicarnos -al decir de Marechal- una pura emoción plástica. Pero la transmisión de esa pura emoción de Marechal es inasociable, de carácter representativo: la escultura. Se pronuncia, entonces, partidario del arte figurativo y contrario a la escultura abstracta, llegando a dictaminar su fracaso como experimento estético. Sin embargo —aclara Marechal—, la representación de la realidad no debe, en modo alguno, ser copia infiel de lo real…, sino captar y plasmar los rasgos esenciales que configuran lo real. En otras palabras, para Marechal, la escultura pura de Fioravanti lo es tal, precisamente, por expresar cierto esencialismo en la captación de la forma».

«El otro motivo que me interesa resaltar en la reseña de Marechal es el concepto de la lucha que mantiene el artista con la materia, es decir el escultor con la piedra», apuntó el expositor. A continuación, Juan Torbidoni expuso momentos, a manera de semblanza, de la vida artística de José Fioravanti, los cuales, a modo de una vista rápida, refiero: «La consagración definitiva del escultor llegaría en 1934 al exponer las estatuas que integraban sus monumentos a Avellaneda y a Roque Sáenz Peña en la serie de galerías parisinas Jean Vaillancourt… La exposición de Fioravanti recibió la aclamación de la crítica, que se preguntaba si acaso no era Fioravanti el gran escultor argentino del siglo XX. Un año más tarde, en 1935, la misma exposición se repetía en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires […] La crítica de la época señala: La serena quietud de las figuras» […] «En 1942 Marechal vuelve a escribir sobre la obra de su amigo, pero esta vez un ensayo en forma de libro, presentando 24 fotografías de obras de Fioravanti. En este escrito ya se detecta la presencia de la estética neoplatónica que Marechal había desarrollado en su ensayo “Descenso y ascenso del alma por la belleza”, que data de 1933 pero se publica en formato de libro en 1939. Marechal, en este nuevo ensayo incluye: Obra de Fioravanti, entre los predestinados del arte, por su capacidad de captar y expresar el “esplendor Forms” (el esplendor de la forma, por supuesto, es un concepto escolástico), lo cual requiere -dice la exposición- de una virtud ordinativaEn esta reseña de Marichal que estoy hablando ahora, aparece nuevamente la descripción del acto creativo en términos del combate que utilizaba antes. Dice Marechal: El estudio de los grandes maestros había enseñado a Fioravanti, que toda escultura debe ser el resultado final de una batalla que, luchando frente a frente, ha de ganar al escultor a su materia, porque toda materia defiende su propia dignidad, y no se deja vencer sin condiciones. La obra de arte sería, pues, el fruto de una lucha y de una reconciliación, en el cual el artista logra su objeto y la materia salva su decoro. Y agrega Marechal: Fioravanti sostenía con la piedra un diálogo terrible y más que un dialogo una discusión porfiada, en el cual el artista y la materia eran contenedores y la luz actuaba como juez. Me parece una fórmula muy interesante y muy propia y adecuada para definir la escultura de Fioravanti: más que un dialogo una discusión porfiada, en el cual el artista y la materia -el escultor y la piedra- eran contenedores y la luz actuaba como juez; esa capacidad increíble de Marechal de elaborar, inclusive, metáforas muy certeras […].

«Para concluir, entonces, o para abrir una discusión, quizás: Marichal y Fioravanti interpretaron la modernidad desde la literatura y la escultura, y si bien, acaso, no sean tan lejanas entre sí -como a menudo se piensa-, después de todo, nada nos impediría parafrasear la célebre máxima de Horacio, Ut pictura poiesis (“La poesía es o debe ser como una pintura”), y reformular esta máxima como ‘Ut scultura poiesis’ (‘La poesía es o debe ser como una escultura’).  Desde la literatura y la escultura digo: Marechal y Fioravanti buscaron redefinir el mundo antiguo. Más allá del estrecho vínculo de amistad que los unía, los dos artistas compartían una honda visión estética desde la cual miraban, escribían, tallaban la modernidad. Esa perspectiva buscaba interpretar el cambiante mundo moderno desde categorías clásicas que pudieran rescatar lo efímero y lo pasajero, del curso inexorable de la caducidad temporal».

La profesora Mónica Montes consignó, en un momento de esta ponencia de Juan Torbidoni, que en la misma estuvo presente virtualmente la hija de Leopoldo Marechal: «María de los Ángeles Marechal, sabiendo que tendríamos una ponencia sobre su padre, se ha unido con nosotros, y es un honor tenerla por acá». El expositor, igualmente, hizo referencia a la presencia de María de los Ángeles, agradeciendo las fotografías que le facilitó para su ponencia y destacando la buena disposición suya para con todos los investigadores.

 

Segunda mesa: Javier de Navascués, de la Universidad de Navarra, España

Las ponencias de esta segunda sala iniciaron con don Javier de Navascués, de la Universidad de Navarra, España, cuyo tema lo tituló: «Hacia una teoría de la épica colonial»: «Haré una síntesis en relación con un tema poco estudiado hasta hace pocos años, como era el de la poesía épica entre los siglos XVI y XVIII en la América colonial, lo que también puedo llamar poesía épica colonial. Es un género, este, que ha sido relegado, ignorado o pasado por alto por la crítica tradicional, desde el establecimiento mismo del canon de los textos fundamentales de la literatura Hispanoamericana, y ese relegamiento se remonta al comienzo del siglo XIX»: «Cuando los primeros estudiosos que rescatan los textos fundacionales de la literatura del Siglo de Oro español, nos encontramos con que esa revalorización o esa conceptualización del canon no tiene demasiado aprecio por la producción épica», explicó Javier de Navascués.  Expuso que «Manuel Quintana, uno de los nombres de referencia», luego de dar «ejemplos de la gran tradición occidental de la poesía épica», concluye que «En España y también en la Península americana de España, no hubo referentes fundamentales, solo algo se levanta, solo la de Alonso de Ercilla, para Manuel José Quintana, un poco más». Apuntó que «La formación de la biblioteca entre los españoles, que vino a ser uno de los grandes proyectos de la concepción del Canon de la literatura del castellano del siglo XIX, incluyó, ciertamente, a La Araucana, y también algunos otros poemas de la obra de Ercilla». «Lo cierto es que esa falta de aprecio de la que solo se salvó, fundamentalmente, la obra de Alonso de Ercilla —y siempre en ámbitos universitarios—, él ha ido perpetuándose desde el siglo XIX». Dijo que «Frente al interés que tiene después de muchos años —en los años 80 o 90 del pasado siglo—, la literatura colonial, revisada desde una perspectiva poscolonial, ese rescate de los sustratos virreinal no atendía a afectar demasiado a este género épico».

«Primera visión que me gustaría resaltar —expuso Javier de Navascués— es la idea que Alonso de Ercilla sea el modelo de toda la poesía épica colonial, es una idea muy difundida, muy alabada, muy divulgada, en buena medida, gracias al enorme éxito que tuvo La Araucana». Agregó que «la fecha de la publicación de la primera parte es de 1569 hasta 1632, que se publican nada menos que 25 ediciones; es decir que fue todo un auténtico best seller o un éxito que incluyó diferentes lenguas europeas». Dijo que, «Incluso, para hablar del exitazo que fue La Araucana, en esos 50 primeros años de su recepción, habría que tomar en cuenta que las ediciones se hacían en formatos más pequeños, lo que abarataba y, sobre todo, la hacía más manejable»: «Tenemos muchos testimonios de cómo La Araucana estuvo en bibliotecas no solo de nobles, sino también algunas recónditas, en el caso del Perú; de cómo fue leída por los apostolados, por clérigos, ilustrados; aclamada por Cervantes, por supuesto, Quevedo, etcétera.  Pero todo ese enorme éxito que tiene La Araucana, ha llevado un poco a la crítica a plantear que antes fue el modelo de todo lo redime»: «Y esto es cierto hasta algún punto —agregó—, es decir, yo he dicho que entre 1569 y 1632 se contabilizan 25 ediciones, Lo que no se suele decir tanto es que desde 1632 en adelante hay que esperar más de cien años para que los otros la citen. ¿Qué pasa en ese siglo, por lo que dejan de citarla? Curiosamente la mayor parte del corpus que tenemos, actualmente, de poesía épica, se localiza justamente en el período de éxito de La Araucana. ¿Y después, qué sucede? Se siguen publicando los poemas épicos; pero, notoriamente, ya no tienen a Ercilla como modelo, es más, la mayor parte de los poemas épicos que se editan o se escriben en América son de corte religioso».

«Una segunda cuestión: a mí me llama mucho la atención el hecho de que la poesía épica de Ercilla tenga tantísimo éxito en un contexto editorial en el que el asunto americano es poco o nada reproducido. Por diversos motivos: en primer lugar, hay que tener en cuenta que las primeras crónicas de indias que tienen verdadero éxito son casi de inmediato prohibidas —Las cartas de Cortés, la primera parte de la historia de Oviedo—, en dos o tres años terminan su visibilidad. Más aún, la mayor parte de los textos en prosa que se publican en el siglo XVI, lo son por un rato nada más por un uso prohibido o directamente pasan al Consejo de Indias y tardan mucho tiempo en publicarse (Un caso famoso es el de Arabia del Castillo por su crónica que tiene que esperar 70 años en ser publicada). Y luego, por otra parte, el estudio de las bibliotecas y de las publicaciones en la península, nos indica que no son tantos los libros publicados, no ya sobre lo que sucedió en América, sino, incluso, sobre cualquier otra materia vinculada con el mundo americano. Y, sin embargo, ahí está lo sombroso, lo interesante, lo sugestivo de esas 25 ediciones. Eso es un tema muy interesante. Por otra parte, a pesar de los prejuicios, lo cierto es que la poesía épica fue leída, muchas veces, de modo cronístico, incluso como hechos verdaderos, en el caso de La Araucana».

  • «Yo lo que planteo es que los poemas épicos que se publican junto con La Araucana, años después (los 25 años, más o menos, de éxito de La Araucana), son el salvoconducto que algunos autores tienen para hablar de América», señalo.

Apuntó que «Dado que los textos en prosa estaban siendo prohibidos, honestamente, mirados de forma muy vigilante, la poesía época permitía subterfugio de la presunta decenalización: en aquella época, se movía en dos  modos de lectura: un modo belicista y un modo  ficcional, pero al mismo tiempo se leía con un interés de algo que era histórico; y esto hace que ciertos elementos propios recobren su unidad colonial que aparecen en la poesía: cuestiones religiosas, cuestiones de la defensa del indígena, la denuncia de la codicia de los colonizadores…, son muchísimos los temas que pueden encontrarse tanto en las crónicas, como en la poesía épica; y eso es todo un campo que ahora se está planteando».

«En mi visión panorámica voy concluyendo con una división que creo sería conveniente trabajar, que tiene que ver cómo todo este corpus de textos, a veces muy pocos leídos (a veces tenemos críticos que han leído uno, dos, tres poemas épicos), para ir trabajando en un contexto referente más amplio. Creo que es una división que podría verse, al menos, de forma tripartita: la épica fronteriza, la épica que llamo fundacional y la épica puramente religiosa».

El ponente explicó dos partes de esta «división tripartita»: «Los poemas épicos que llamo como “fronterizos” son determinados por un grupo de poemas que singularizan por el espacio, que es un espacio de las fronteras del imperio, y las precarias medidas que hay de control sobre ese espacio. Allí está por encima, claro, el modelo: es el modelo en todos, de hecho, genera un ciclo traumando, indómito (La guerra de Chile, la quinta parte de La Araucana), que son textos que prosiguen imitando la Ercilla, prosiguen el modelo arcillano. Pero también hay otros textos fronterizos: “La Argentina conquista el Río de la Plata”, delimita toda la lucha, con muchas dificultades de los españoles consolidarse, justamente, en el Rio de la Plata; “La conquista de México”. Entonces ¿qué sucede? Que toda esta épica que tanto atrajo en ese final del siglo XVII, es una épica donde hay un personaje colectivo, no hay un héroe principal (como toda la tradición, desde Virgilio en adelante); suele haber un autor testigo, en donde lo interesante es que el relato se hace defensivo, muchas veces; son textos que, por un lado, exaltan (como lo hace Ercilla), el valor de la conectividad española, pero también, aparte de reconocer al otro, plantean, indirectamente, la precariedad de las defensas del imperio en esas fronteras. Creo que esto es lo que lo distingue de la división más común, que en realidad llamo “fundacional”, que tiene que ver con la situación de conciliación del estrato colonial, donde ahí nos encontraremos con otros textos, digamos textos que creemos que son poemas épicos, y donde podemos encontrar, por supuesto, épicos dedicados al gran héroe épico, que es Hernán Cortés, poemas épicos cortesianos […] Este tipo de épica, esta segunda “épica fundacional” exalta los hechos políticos, a diferencia de la épica fronteriza o épica en donde los espacios humanos están ausentes o mantienen una existencia más bien precaria. Por el contrario (el caso más real es la americana), muchas veces, están dirigidas a exaltar, por ejemplo, las grandes capitales de los Virreinatos (puede ser en Lima o puede ser en México), y eso hace, definitivamente, que se distinga la épica periférica o fronteriza de lo que es una épica fundacional. La épica fundacional, cronológicamente, acaba imponiéndose poco a poco, es la épica que todavía las hay en el siglo XVIII, la podríamos encontrar en el siglo XVII, y que también se posiciona, por cierto, por los panegíricos…».

Joaquín Zuleta Carrandi, de la Universidad de Los Andes, Chile: Las crónicas coloniales de los Incas frente a la historia universal: el caso de la Historia Índica (1572), de Sarmiento de Gamboa. 

El segundo ponente de esta segunda mesa fue Joaquín Zuleta, de la Universidad de Los Andes, de Chile», con el tema «Las crónicas coloniales de los Incas frente a la historia universal: el caso de la Historia Índica (1572)».

  • En su introducción explicó que hablaría sobre «las crónicas que entran en el mundo incaico porque fue un género que tuvo un extraordinario desarrollo desde mediados del siglo XVI hasta mediados del siglo XVII».

Agregó que se puede «registrar, al menos, unas 20 crónicas de los incas»: «Por lo tanto estamos refiriendo este corpus que (también desconocido) es muy rico, responde a una diversidad de autores, que, al igual como comentaba Javier Navascués, deben ser abordados de forma parcial. Tenemos un gran autor, Garcilaso de la Vega —que fue muy celebrado a los 400 años de su muerte en 2016—, pero tenemos una serie de otros autores que se hacen cargo, justamente, de los incas y que no son, muchísimos menos, nombrados, menos leídos o estudiados. Tenemos el mismo fenómeno, un corpus extenso, interesante, que suele ser abordado parcialmente». «No existen, o existen muy pocos, estudios globales dentro del corpus —afirmó—, y casi todos los estudios globales, los pocos que hay, digamos, lo hacen desde el ámbito antropológico y el ámbito histórico, y, con los que he planteado, el ámbito de la literatura». Manifestó que «Las primeras crónicas de los incas que conocemos, son de mediados del siglo XVI…, que podríamos nombrar como fundadores; luego tenemos a Bartolomé de las Casas […]».

«Este es un corpus, por supuesto, amplio, difícil de abordar y de encontrar ciertos lineamientos; un texto que a mí me ha interesado y pude construir una cuestión, un corpus: creo que podemos llamarla “genealogía”. Todos estos que he nombrado aquí, tiene de la genealogía de los incas que iría desde Manco Cápac, hasta llegar a Huáscar y Atahualpa, y siempre terminan todas ligadas con Pizarro. El ejemplo que he podido detectar…, por supuesto deja fuera muchos otros textos…, que se refieren a los incas, que se refieren a las cumbres que describen su modo de vida pero que no hacen hincapié en la genealogía. Entonces, esa es una manera que me ha permitido delimitar mi corpus y llamar propiamente “crónicas de los incas” a aquella que van transitando una nación en la genealogía incaica, partiendo de Manco Cápac […]».

  • «Dentro de este corpus, algunas de la preguntas que me he planteado tienen que ver, justamente con la representación del arte de los incas, y allí idee tener una grafiticación…, con la valoración del Perú antiguo; y podemos ratificar, con autores de aquellos tiempos, que la genealogía incaica fue un reinado legítimo, un reinado productivo, que haría aportes sustantivos a la civilización europea»: «Y tenemos aquellos detractores de esta constitución de la civilización  incaica, y que van a caracterizar este mundo como una tiranía, y como una dinastía ilegítima debe ser completamente desarraigada del Perú guardián».

«Evidentemente no podemos ir desarrollando cada una de estas crónicas, citando algunos textos específicos, colonial, y siempre van a dialogar con su presente […] El diálogo que representé va a ser muy importante y lo he caracterizado desde este punto de vista: una posibilidad, un criterio de clasificación entre muchos otros. Nos damos cuenta que nuestras posiciones son bastante encontradas, podemos decir que las posiciones son extremas. Vamos a tener desde aquellos que hacen verdadera apología, la defensa del Decanato, como Bartolomé de las Casas y Garcilaso de la Vega, hasta aquellos cronistas, digamos, que van a representar este trabajo suyo como una tiranía perpetua que debe ser absolutamente eliminada, absolutamente descartada, depuesta como un gobierno completamente ilustrativo, la más conocida de ellas es la Historia Índica de Sarmiento Gamboa»: «Hay un contexto de una gran reorganización del Perú colonial llevada a cabo por el virrey Francisco de Toledo, y dentro de todo ese plan de reforma, Francisco de Toledo estaba interesado en contar una historia; se lo encarga a Sarmiento Gamboa (que es un colaborador cercano de Toledo), le encarga esta historia con una hipótesis ya muy clara: y es declarar que el gobierno incaico fue una perfecta tiranía y que, por lo tanto, dentro de ese papel, los españoles, los castellanos estarían liberando al Perú de la tiranía incaica. Por lo tanto, toda la crónica vive por esa premisa, y Sarmiento Gamboa va a intentar demostrar esta que, efectivamente, cada inca fue eliminado hasta la liberación final por parte de Francisco Pizarro. En este sentido, y viendo posiciones extremas, por ejemplo, la figura de Manco Cápac: cómo Manco Cápac fue una especie de irrigador, una especie de fundador del Decanato, y la caracterización que se hace también es muy extrema».

  • «Tenemos la caracterización, por ejemplo, de la Garcilaso de la Vega que va a mostrar a un Manco Cápac que, si bien está obligado a fingir ciertos mitos (como que es hijo del sol), lo hace con un propósito noble, concretamente, con la idea de lograr, civilizar a los indios del Perú, y sacarlos de un estado de bárbaros, salvajes, para ponerlos en una etapa donde ya puedan recibir la Luz del cristianismo una vez que lleguen los castellanos. Esa es la hipótesis de Garcilaso de la Vega. Tenemos también a Bartolomé de las Casas que escribiera La apologista, la historia de Sumaria, y ahí tenemos un apartado dedicado a los indios del Perú y van a caracterizar a Manco Cápac como un héroe bondadoso, cuyo poder se basa en acuerdos de los pueblos para ser levantados, por él también, para beneficiar».

«La visión de Sarmiento Gamboa —sigue exponiendo Joaquín Zuleta— es muy negativa donde va a mostrar…, y va a caracterizar a Manco Cápac como un mentiroso, como un fingidor, alguien que finge una amistad con el objetivo de dominar a todos los indios con propósitos completamente ilegítimos, de cómo satisfacer su sed de bienes materiales, su enorme vanidad del dominio del prójimo, de esclavizar a todos los indios. Entonces muestra un Sarmiento Gamboa que los propósitos son completamente perversos. En ambos casos, por supuesto, tenemos la figura de los colonizadores que es muy importante». Dejo hasta ahí la reseña de esta exposición de Joaquín Zileta; recomendamos introducirse a la misma en el enlace que comparto al final de esta reseña, pues al escucharla desde la propia voz del ponente, ocurren expresiones de rubor en nosotros que no podremos dejar de plasmarlas en el papel, ya sea, en poesía pensamientos o narrativas. Agradecemos todas estas maravillosas exposiciones del XVII Coloquio Internacional de Literatura Panhispánica y sus valores, desarrollado desde la Academia Dominicana de la Lengua. He aquí algunos comentarios que tuvieron lugar en esta sesión matinal:

—Mónica Montes: Sí que estoy ansiosa por tomar el micrófono, y cómo no, si tenemos aquí delante amigos a quienes quiero profundamente. Por demás, debo decir que Javier de Navascués fue mi director de tesis doctoral; de hecho, mi amistad con Juan Torbidoni, Javier tiene la culpa de esa amistad, porque justo los tres nos dedicamos a estos estudios. Bueno, y Joaquín para mí es como un hermano, esto va más allá. Y, sin duda, es un regalo poder pensar este panhispanismo ampliándole las orillas. Cuando preparábamos el coloquio y empecé a invitar a personas como Javier, como Juan, como Joaquín, pero en la misma ponencia de Cristina Maya, por ejemplo, cada uno ante la idea de «globalización y política», podía hacerse la idea de que era un tema restringido al siglo XX, XXI, y, en cambio, siento que el tema se crece cuando nos metemos en estas orillas. Yo en estos días, lo que mencionaba Rita me ha sacudido en República Dominicana, porque yo sí creo en buena medida la latinoamericanidad comienza por acá, con el arribo de Cristóbal Colón a La Española. Y en estos días, veía, justo el monumento de Antonio de Montesinos, que es un monumento espectacular, y uno siente que el monumento grita precisamente el “¿Con qué derecho os permitís tratar estos taínos de esta manera?”; y sentía justo lo que Rita estaba diciendo, una revisión de la épica, que nos está llevando a encontrarnos (incluso, con todos los despropósitos, que también son una incomprensión de la historia, que son un perder el matiz), salirse del contexto de los tiempos actuales (en Colombia también se está viviendo cómo en los motines se derriban la imágenes de descubridores, de civilizadores), y todo el mundo grita y eso termina polarizándose muchísimo más frente a la opinión pública. Así que, yo, pregunta, ni para Joaquín ni para Javier… pero sí, mi inmensa gratitud por ampliarnos la frontera en este tipo de reflexión… Gracias a cada uno, muy especialmente, por estas ponencias reveladoras que nos darán tanto tema para continuar pensando juntos. Y gracias también a los que están conectados desde las redes, y sin duda, a quien también en el aula en este momento».                                                                                                    

   La tercera mesa tuvo lugar en la tarde del segundo día y final del coloquio. Presente en la sala, Jana Máchová disertó sobre «Tres voces de la identidad femenina actual».

 

Segunda parte  (17-11-2021, en la tarde)  

Tercera mesa                                                                                                      

   La tercera sala de ponencias tuvo lugar en la tarde de este segundo día, y final del coloquio. Presente en la ADL, Jana Máchová, de la Universidad de Ostrava, República Checa, inició con su tema: «Andrea Abréu, Elena Medel y Aixa de la Cruz, tres voces de la identidad femenina actual». En la primera parte de su exposición, base para el desarrollo posterior de su tema central, la ponente indicó:

  • «La presencia de los conceptos de la identidad del género y de la ideología feminista son recientemente muy frecuentes y discutidos entre los hombres y mujeres y, según Francis Fukuyama, presentan una amenaza para la democracia, porque aquella civilización, que lucha por la eliminación de la desigualdad, pronto llegará al momento en el que se enfrentará con los límites de la naturaleza. Hemos conseguido varios logros desde la Democracia en muchos países hasta la Independencia; el hombre ha empezado a mirarse en otros ámbitos, a vivir en la abundancia de los bienes y esa situación lo lleva al descontento. Así mismo, la cada vez menos presencia de los aspectos morales, éticos y religiosos, se traduce en un caos epistemológico que puede culminar en el caos y en la degradación moral».

«Como lo arriba expuesto —explicó—, relacionar el término de la “identidad” con las “políticas de la identidad”, que han surgido en el discurso público, es, relativamente, recientemente. El primer concepto lo puntualizó Erik Erikson en “La psicología durante los años 50”, mientras que el segundo concepto apareció en relación con los Catch Statistics, que, aparte de los años 80 y 90, llamaron la atención de los especialistas». Dijo que «En la actualidad no es nada fácil determinar qué se entiende bajo estos conceptos porque vivimos en una época afectada por la globalización y el consumismo; así que, exalta al individuo que se pone en el centro de los acontecimientos». «Hay que decir que la identidad es una característica típica para los seres humanos, que los hace únicos y les permite distinguirse de los demás —explicó—: es algo que no está determinado de antemano, más bien es un fenómeno abierto hacia diversos procesos sociales o hacia el entorno en el que está situado».

Consignó que «En el ensayo Identidad. La demanda de dignidad y las políticas de resentimiento (de 2018), Francis Fukuyama continúa con la exploración sobre la identidad, y él dice que “la identidad crece a partir de una distinción entre el verdadero yo interno y el mundo exterior de las reglas, y de formas sociales que no le conoce adecuadamente el valor —o la dignidad de ese yo interno—, de lo que surge el resentimiento, el concepto clave en los debates de los feminismos de la actualidad: el yo simboliza una base para la dignidad humana, por lo cual es muy importante apoyar la democracia (idea de la comprensión universal de la dignidad humana), porque si no, el hombre estará en un conflicto constante”». «Hemos visto que la identidad presenta algo inseparable de cada ser humano —destacó—.

El proceso de construcción de nuestra identidad empieza en el momento del nacimiento, porque somos, o bien niñas o bien niños, y asimilamos los códigos de los comportamientos y de las expectativas que tenía la sociedad para los seres humanos». Expuso que «García Leiva opina que la identidad es la autoclasificación, como hombre o mujer, sobre la base de lo que culturalmente se entiende por hombre o mujer». Dijo que «Otros opinan que la identidad se asume más bien a una perspectiva biológica porque la relación entre el sexo y la identidad es contradictoria, ya que el sexo se asocia con la femineidad o a la masculinidad, por lo que también el concepto de la identidad de género se relaciona con el aspecto biológico; mientras que el género es más bien una construcción social, que puede ser independiente del sexo humano, y que prescribe responsabilidades, actividades y papeles a los que los inscriben la sociedad». «De todas maneras, podemos decir que los movimientos ideológicos intentan destrozar la esencia humana por distorsionar la reciprocidad natural del hombre y la mujer. La negación de estos conceptos puede llevar solo a la división de la sociedad, al debilitamiento y a la descomposición de la democracia».

   Manifestó que «En cuanto al feminismo, no es nada nuevo que los conceptos de la identidad y del género están muy vinculados: en el público intentan provocar un debate para romper el estereotipo de que, según algunas corrientes del feminismo, “la mujer es inferior al hombre”, lo cual quiere subvertir apuntando, sobre todo, a los roles naturales de hombres y mujeres».  

Destacó que «El “feminismo”, como el término político, surgió en el siglo XXI y desde mediados del siglo pasado se convirtió en un término familiar que se usa hoy en día en relación con el movimiento que lucha por la igualdad entre hombre y mujer». Afirmó que «En la actualidad el feminismo se considera una ideología: un conjunto de movimientos políticos, culturales y económicos que tienen como objetivo la igualdad de los derechos de las mujeres y de los hombres»: «Con ello el movimiento feminista crea un amplio conjunto de teorías sociales, entre algunas de ellas la Teoría Feminista». «Para Pérez Henares la única manera de cómo entender a dicho movimiento es que se le entienda como principio de igualdad de derechos de la mujer y del hombre; movimiento que lucha por conseguir esa igualdad en todos los órdenes y aspectos».

«Aparte de mediados de los años 80 y al principio de los años 90 se da el comienzo de la tercera ola feminista, que es más radical que las dos anteriores, porque de las ideas tradicionales se ha pasado a la política que la diferencia», explicó. Dijo que «Se han reconocido las pluralidades y las heterogeneidades que coexisten en el movimiento y se han materializado en diferentes corrientes feministas»: «Entre los jóvenes existe la opinión de que la igualdad entre hombres y mujeres ya se ha conseguido; pero en realidad el feminismo contemporáneo se ha simplificado a las relaciones sociales, por lo cual dirige sus esfuerzos para conseguir leyes que repriman o discrimen a los hombres opresores».

«En suma —explicó—, existen muchos más enfoques de autores que se dedican al estudio de dicho fenómeno y aclaran sus significados. No obstante, el feminismo como tal no quiere odiar a los hombres, más bien, es una tendencia ideológica que abarca varias teorías de cómo conseguir la igualdad entre mujeres y hombres e impedir que haya discriminación y desigualdad entre ellos en todos los aspectos de vida».

Presentó «las ideas claves del feminismo y cómo las trabajan dichas autoras». Apuntó que «Panza de burro, que salió en el 2020, es una novela sobre la amistad y amor, se ambienta en un ambiente tinerfeño, donde viven las dos protagonistas principales: Shit, que es la narradora y su amiga Isora»: «Las niñas tienen 10 años y pasan las vacaciones juntas jugando a las Game Boy, paseando por el barrio y descubriendo aspectos físicos de sus cuerpos». Explicó que en esta narrativa «Se pueden observar varios motivos cruzados; sin embargo, el hilo conductor de la novela es el descubrimiento sexual de las niñas mediante el que la autora quiere presentar ideas más radicales sobre las ideas femeninas». Dijo que «El primer motivo que se puede observar es el tema de la identidad de Shit, es decir, de la narradora de la historia, y de Juanita Banana, un protagonista masculino y amigo de las niñas a la vez». Explicó que «Al principio la narradora carece de nombre, pero luego su amiga Isora le cuelga el sobrenombre “Shit”». «Mediante a ausencia del nombre, Abreu quería mostrar el deseo de la narradora de ser como Isora y así construye su identidad: imitando a su mejor amiga», señaló la ponente. Y añadió: «En cuanto a Juanita Banana, este niño tampoco tiene su identidad definida, al contrario, su identidad fluctúa entre Juan, Juanito o Juanita». «En suma —manifestó—, la falta del nombre es una manera de comunicar la identidad vacía e indeterminada y también de cómo dejar el espacio en la percepción de los lectores» (Esta charla puede continuarse en el enlace de la ADL, citado al final de la reseña, apuntando a: videos/624797595549294).

 

Azuvia Licon Villalpando, Universidad de La Sabana, Colombia

La segunda ponencia de esta mesa estuvo a cargo de Azuvia Licon Villalpando, de la Universidad de La Sabana, Universidad Central, Colombia, con el tema: «La edición de periódicos como estrategia política: el caso de Soledad Acosta de Samper (1833-1912): «Vamos a hacer ahora un salto temporal. De esta ponencia tan interesante, con estas propuestas tan tan recientes en cuanto a la identidad femenina, vamos a hacer un salto al siglo XIX donde también, claramente, están presentes todos estos problemas de la identidad», expresó la entusiasta ponente. «Particularmente, me voy a enfocar en lo que dice el título de mi trabajo, “La edición de periódicos como estrategia política, en el caso particular de Soledad Acosta de Samper”, una de las figuras más relevantes, si no la escritora, la letrada más relevante del siglo XIX en Colombia».

  • «Mi trabajo se centra en los estudios de prensa, porque para mí es súper importante el momento de aproximarnos a la prensa, tener unos planteamientos teóricos que nos permitan ver a las publicaciones periódicas, no solamente como contenedores de información, como una especie de miscelánea en la que se reúnen textos varios, sino como objetos en sí, como objetos culturales, objetos políticos, objetos sociales, que tienen una configuración especial en los autores particulares, unas relaciones entre ellos, y, de esta manera, cómo, tener esos presupuestos teóricos, nos permite tener unos estudios mucho más ricos, tanto del contenido como del papel mismo de las publicaciones periódicas dentro del escenario decimonónico Colombia».

«Una de las ideas principales es que las prácticas editoriales se refieren tanto al editor y las funciones que desempeña como mediador entre intereses, campos y agentes, así como la forma en la que estas filiaciones y tensiones se materializan en las publicaciones periódicas —expuso—. Es decir, cuando uno estudia la prensa, uno tiene que estudiar lo que yo he llamado “prácticas editoriales”, que es la manera en la que todos esos autores y estas circunstancias entran en tensión y entran en diálogo». Explicó que «dentro de estas prácticas editoriales está, por supuesto, la figura del editor»: «El editor es un agente que media entre sus propios intereses sociales económicos y artísticos y los del periódico (incluso cuando él o ella ha ideado y creado el periódico), además con los lectores, los anunciantes (cuando los hay) y los colaboradores. Esto es también muy importante porque tal vez solemos pensar que el editor es quien toma todas esas decisiones y que, simplemente, su visión se impone sobre todo lo que tenga que ver con la publicación periódica, y esto no es así en realidad».

  • «El editor, como en el caso de Soledad Acosta, aun cuando haya fundado, dirigido y reeditado los periódicos o las publicaciones periódicas, ella todo el tiempo está negociando con los lectores, está negociando con los colaboradores, está negociando con quien aporta dinero (pueden ser tanto los mismos lectores y escritores, como ciertos anunciantes) y, también muy importantemente, con el contexto político».

«Por eso es que también el editor es una figura súper importante cuando pensamos en términos de participación política: el editor posee, intrínsecamente, legitimidad y prestigio social, incluso más que cualquier otro de los autores involucrados. ¿Por qué? Porque, justamente, es él quien es la cara de este proyecto. Poniéndole términos simplistas, pero efectivos: editor hay uno por periódico, por publicación periódica; colaboradores, lectores, anunciantes, puede haber muchos. Entonces quien está a la cabeza de ese proyecto es el editor, y, automáticamente, eso, en términos también del campo, le otorga un prestigio social y una legitimidad», destacó Azuvia Licon. Agregó que «Además de ese poder que puede ser abstracto, es importante tener en cuenta que el editor impone sentido: tiene esa capacidad de imponer sentido, tanto en las decisiones de la editorial, pero también de crear cierto sentido (en el caso de las revistas femeninas, por ejemplo, acerca de qué es lo femenino: cuáles son los modelos o los imaginarios deseables). Entonces, el editor tiene el poder no solo de decidir lo que ocurre dentro de la revista, sino que, justamente, al ser la revista los objetos culturales con los impactos dentro del campo literario cultural, social, político, etcétera, ese sentido que se propine en las revistas tiene la capacidad de salir de la publicación (no imponerse, pero sí al menos colarse, difuminarse): expresar cómo hacer la presencia dentro de la sociedad».

  • «Esta cita de Fraser, Green y Johnston es muy relevante, que dice: “La voz del editor está (…) casi siempre dotada de un sentido de superioridad sobre el lector y prácticamente incuestionable ya sea que el público lector sea masculino o femenino y la edición esté a cargo de un hombre o una mujer”. Esto quiere decir que, en términos de participación política, en términos de participación en la esfera, el hecho de que una mujer sea editora en un periódico, le da un lugar privilegiado sobre, incluso, los lectores hombres, lectores masculinos; esto, en un momento en que la sociedad claramente está presentando unas desigualdades muy importantes. En términos de género, es muy muy importante, el hecho de que tengamos una editora en Colombia», expresó la ponente.

También explicó «El panorama de la prensa literaria decimonónica colombiana». Dijo que «es importante considerar esta distinción de prensa literaria» porque ahí es que ha concentrado su trabajo, «en este tipo de publicaciones»: «Ahí es donde yo ubico las publicaciones de Soledad Acosta». Explicó que «La prensa literaria es una prensa que no solo publica literatura, es decir, el concepto decimonónico de literatura es mucho más amplio de lo que consideramos en este momento (que es obra de ficción), tal vez no ficción también, pero, digamos que mucho más acotado»: «En el siglo XIX la prensa literaria es toda aquella que no es prensa política, es decir es toda aquella que no se ocupa de los asuntos diarios y cotidianos, de las disputas partidistas; que no se publica de una manera diaria, sino que se publica semanal, quincenal o mensualmente y que abarca y aborta muchos más temas que lo ficcional: hay documentos históricos, hay ensayos científicos, hay ensayos filosóficos, hay discusiones religiosas; es como un abanico muy muy grande». «La primera publicación que se asume como prensa literaria, justamente queriendo distinguirse del agitado ambiente en el que está pasando el país, se llama La estrella nacional y aparece en 1836, tiene muy muy pocos números (de ellos se conservan me parece que solo el primer número, en las bibliotecas bogotanas), pero es importante porque es el primer texto que se asume como prensa literaria […] En 1858 aparece la publicación literaria más importante y más estudiada del siglo XIX que es El mosaico, ahí publicaron todos los letrados colombianos del XIX; es producto, además, de una tertulia, es decir no era solo una reunión de letrados en las páginas de un texto, sino que también existía una reunión física: todos eran amigos, colaboradores y pertenecían a distintos partidos o bandos políticos (Esto también es importante porque el hecho de que la prensa literaria se asuma como distinta a la prensa política no quiere decir que fuera apolítica: es decir, había en ella una intención clara de ser política, pero sí buscaban separarse de la política partidista».

  • «En 1859 Soledad Acostase estrena como colaboradora de la prensa: con una correspondencia desde París, precisamente una correspondencia que ella escribe para la “Biblioteca de Señoritas”. Para 1874 en Bogotá se han publicado más de diez periódicos literarios, eso quiere decir que hay una incipiente escena de la prensa literaria. Esta fecha es importante porque la primera revista de Soledad Acosta se publica en 1878 y para este momento la prensa literaria no es algo novedoso, pero tampoco es algo que se haya consolidado todavía: hay algunas publicaciones literarias, el público sabe de qué va, más o menos, pero no hay un escenario consolidado de prensa literaria».

Explicó, además: «Algo que también hay que tener en cuenta es cómo funciona el campo periodístico, sobre todo en relación a los acuerdos entre lectores y editores, porque de esto va a depender la percepción que tengamos de las revistas de Soledad: si simplemente leemos lo que nos ofrecen, lo que la editora dice en algunos momentos, el tipo de relación que establece con sus lectores, las recriminaciones, todo eso; si lo leemos sin tener en cuenta cómo funcionaba ese campo periodístico, tendremos una visión cerrada y, en ocasiones, errada acerca de cómo funcionó la prensa de Soledad Acosta».

  • «Soledad Acosta y su primer experimento editorial: La mujerLa mujerse publica en 1878 y tiene como objetivo o como intención principal ser el primer proyecto de prensa exclusivamente escrita por mujeres en Hispanoamérica (Esto no fue así, en realidad, tuvo un par de experimentos antes, pero sin duda fue el primer proyecto de prensa femenina en Colombia). El género en el proyecto intelectual (es decir el contenido) estaba dirigido principalmente a las mujeres. Ahí sí los textos se pensaban como textos que sirvieran para la educación, tanto intelectual como moral de las mujeres, para que ellas también reflexionaran acerca de su papel en la sociedad. Y, además, también era un proyecto femenino en tanto que las decisiones editoriales de la autora estaban pensadas en que fueran solamente mujeres quienes participaran. También está la autoridad intelectual y política que adquiere Soledad Acosta quien pasa de ser una colaboradora asidua (pero una colaboradora de las publicaciones periódicas de la época), pasa a ser ella quien obtiene ese poder, automáticamente, por ser la editora de la revista» […].

«Pero Soledad Acosta desde el principio empieza a reconocer y a comunicar los obstáculos —apuntó la ponente—: (en el tomo no. 3, esto es el no. 36) habla acerca de las fatigas, los disgustos y los afanes que ella ha sufrido. Dice que como aquí no se acostumbra que las mujeres se ocupen de esta clase de trabajos ya pueden comprender nuestros lectores si debimos haber padecido mil molestias durante los pasados meses. Pero en este momento todavía está con ánimos y dispuesta a continuar con esta publicación». Expuso que «Para 1881 ese entusiasmo ha decaído considerablemente y decide terminar con la publicación. Dice: Fatigadas ya con un trabajo tan improbo, pues, hemos tenido que escribir sobre todas las materias para variar y amenizar cada número, afligidas con la falta de cooperación moral de nuestras compatriotas, disgustadas con el desarreglo general de todos los ramos de este purgatorio como debiera llamarse la empresa de un periódico resolvemos abandonar por ahora la palestra»: «Otra de las cosas que expone como razones por las cuales abandonar esta edición dice que: La generalidad de las mujeres no nos leen; las señoras escritoras (salvo unas pocas) nos miran con indiferencia y poquísimas han sido las que han procurado exhibir su talento en nuestras columnas; también que El Clero (salvo cinco o seis sacerdotes) nos han mirado con desdén». La expositora apuntó, «en cuanto a la cantidad de mujeres que Soledad Acosta estaba esperando que enviaran sus colaboraciones y que no las recibió y por lo tanto ella tiene que escribirlo todo, todo el periódico ella sola»: «Me parece, que más que hablar de indiferencia, tenemos que tener en cuenta las condiciones femeninas de escritura y que en ese momento en el país y en la ciudad había muy pocas mujeres que se dedicaban, de alguna manera constante, a la escritura; todas las escritoras, las mujeres que publicaron cosas en otros periódicos también publicaron en La mujer, pero no había un espacio suficiente, un grupo suficientemente nutrido de escritoras como para que rellenaran todas la paginas del periódico, como hubiera querido Soledad Acosta».

  • «Después de este primer proyecto editorial uno podría pensar que, bueno, después de esa reacción lo normal sería que dijera: ‘Bueno, ya se terminó la practica editorial para mí; me voy a dedicar mejor a escribir libros’. Sin embargo, Soledad Acosta no lo hace. Soledad funda, dirige y redacta, casi en su totalidad, cuatro revistas más entre 1884 y 1906», apuntó Azuvia Licon.

«La primera revista que publica después de La Mujer se llama La familia en 1888, dura un año más o menos —expuso—: aquí ya no está dirigida solamente a las mujeres, sino a la familia. Los lectores imaginados es esta comunidad que habita dentro del hogar en la cual participa la mujer, pero no únicamente: hay menos ficción, mas artículos históricos y filosóficos, hay textos de algunos hombres destacados como José María Samper (su esposo), Miguel Samper (su cuñado), José Antonio Soffia, Rafael Pombo, José María Gutiérrez de Alba […] Además, esta la única revista que tiene recetas de cocina y recetas, por ejemplo, para combatir enfermedades». «Después está (la que es mi revista favorita): El Domingo de la Familia Cristiana (1889-1890): en el prospecto anuncia que su objetivo es “Llevar el evangelio a las familias que no pueden asistir a la misa dominical”. Y la manera en la que lo hace es creando un universo diegético, es decir, creando una especie de novela que se va a ir desarrollando en cada uno de los números de esa publicación y ese evangelio dominical que quiere transmitir a las familias está integrado dentro de la ficción de la historia (es decir, los personajes llegan a un espacio, una hacienda, el hacendado invita al sacerdote, invita a un médico; el sacerdote da la misa…, el médico, después, dicta lecciones de botánica; entonces, nosotros como lectores estamos haciendo parte de las mismas lecciones que están tomando los personajes que aparecen en la revista)». Destacó: «En términos de estrategia narrativa demuestra una técnica muy muy impresionante en el desarrollo de los relatos enmarcados. Y en términos de la participación política, intelectual de Soledad Acosta, hay aquí también un gesto muy interesante que es el de la transgresión del espacio discursivo masculino tradicional». «Después tenemos El Domingo (1898-1899) […]». Luego de la interesante descripción de esta revista, la ponente consignó:

  • «La última revista es Lecturas para el hogar(ya en el siglo XX, 1905-1906). Acá lo que quiero que pongamos atención, sobre todo, es al subtítulo. El subtítulo de la revista es: “Redactada exclusivamente por Soledad Acosta de Samper (pero ahora no dice eso con pesar), “Miembro de la Asociación de Escritores y Artistas de Madrid, de la Sociedad de Geografía de Berna, de la Academia de Historia de Caracas, de la Sociedad de Historia Nacional de Bogotá, de la Sociedad Jurídico-literaria de Quito, del Instituto de Colombia, etcétera, etcétera”».

Al final de su ponencia, y a manera de conclusión, Azuvia Licon Villalpando consignó lo siguiente (recomendamos el enlace: https://www.youtube.com/watch?v=sWqALPPcszg):

  1. «Es decir, esa mujer que años atrás se quejaba de que las lectoras no la leían, de que El Clero no le había puesto atención, de que ese trabajo editorial era una carga pesada que no podía sostener más, ahora no solo ha continuado con esa labor editorial, sino que, a lo largo de todo ese año, ha consolidado un lugar muy importante dentro del campo cultural, y lo demuestra sin ninguna pena en la primera página de cada uno de los números. Ella, en la primera página, se anuncia como esta figura muy importante que hace parte de muchos espacios intelectuales —y que incluso podíamos decir políticos— y que lo hace desde su labor editorial e intelectual. Además, también anuncia la cantidad enorme de Canjes nacionales e internacionales. Es decir, no solo le ponen atención en el medio local, sino que, además, también lo hacen en otros escenarios.
  2. Por eso es que, me parece, podemos decir que, para el final, para el momento en el que se publica la última revista de Soledad Acosta, sin duda, hay un éxito editorial, pero también una participación política y una consolidación en el campo cultural. Es cierto que el escenario político resulta mucho más favorable para ella, puesto que lo que empezó con el fin del Olimpo Radical, es decir un período de gobiernos liberales, para este momento estamos ya en la consolidación, en el auge de este periodo de tendencia más conservadora que ideológica, y personalmente era más cercano a Soledad Acosta; pero también es muy importante pensar que para ese momento ya hay un espacio mucho más consolidado en el campo cultural: hay muchas más publicaciones literarias, los lectores están mucho más habituados a este tipo de publicación, hay librerías en Bogotá que publican libros. Es decir, hay un campo cultural mucho más consolidado, del cual, sin duda, Soledad Acosta hace parte y ayuda, también, a configurar desde su labor editorial».

—(Comentario de) Rita Díaz: Muchísimas gracias a doña Azuvia por su presentación, muy en la línea del anterior con relación al proceso de construcción de la identidad. Sobre todo, es interesante ver que Samper se detuvo, contra todo pronóstico de fracaso, hasta que logró construir su propia identidad y luego se siente orgullosa y pone todos los títulos que ha logrado, pero pone algo interesante en la publicación: dice «exclusivamente», es decir ‘ahora yo tengo el control’. Y es muy interesante porque, a pesar de esa persecución sicológica de que nadie la mira, de que la ignoran otras mujeres también (quizá tenían miedo de que la vieran de igual manera), hasta que ella logra lo que las demás no se atrevían a hacer.

 

Doctora Mónica Montes Betancourt, de la Universidad de La Sabana, Colombia

La tercera charla de esta mesa la presentó la profesora Mónica Montes, de la Universidad de La Sabana de Colombia, con su tema «Soledad Acosta de Samper: mujeres delante y detrás del velo». Presente en la ADL, inició expresando: «Es una alegría estar acá, y una alegría cuanto ha pasado en estos días y cuanto seguirá pasando. En esta ponencia me dedico, sobre todo, a una novela que se acaba de reeditar de Soledad Acosta de Samper, que es El corazón de la mujer. Y es una historia llamativa porque esta novela, tal como lo comentó Azuvia Licón, se había publicado previamente en prensa antes de 1869, momento en que aparece por primera vez como libro, como parte de un compendio que se titula Novelas y cuadros de la vida suramericana»: «Este interesantísimo conjunto de relatos (que, por demás, nos hace pensar en las distinciones de los géneros literarios en el XIX que son escurridizas), es un trabajo haciéndose, se publicará solo una vez más en 1887, en Curazao, cuando tendrá, además, un subtítulo que es “Cuadro sicológico”: El corazón de la mujer. Cuadros sicológicos. Eso también es muy atractivo porque revela de qué manera la autora asume un lugar de escritora mujer: los hombres del XIX estaban, en Colombia, dedicados a los cuadros de costumbres, están dedicados a una descripción; Soledad Acosta está escribiendo la Nación y la está escribiendo en esa penetración de los vericuetos de lo femenino, de esas mujeres convocadas al silencio, donde ella, en cambio, encuentra una luz y una posibilidad de echar a andar un proyecto diferente de nación». «La tercera ocasión en que se publicará será en 2021». «Piensen ustedes que María, de Jorge Isaacs (de 1867), la pieza romántica colombiana por antonomasia, cuando se cumplía su centenario en 1967, llevaba 150 ediciones. En cambio, adviertan, lo que pasa con los relatos de Soledad Acosta de Samper, apenas recientemente, a finales de la década de los 80, redescubierta y puesta de nuevo sobre la mesa de los estudiosos que han ido trayendo hacia generaciones de lecturas».

Sobre el prólogo de esta edición de El corazón de la mujer, Mónica Montes expresó: «Como he dicho en el título de mi ponencia, “Soledad Acosta: mujeres delante y detrás del velo”, empiezo contando una anécdota: El prólogo de esta novela lo ofrece una de las escritoras colombianas contemporáneas, de las pocas a las que en ciertos eventos públicos se les ha reconocido su lugar […] Pilar Quintana se ganó, justo este año, el Premio Alfaguara, por una novela muy interesante que se llama Los abismos». «Pilar Quintana prologa la edición más reciente de El corazón de la mujer, de Soledad Acosta de Samper: “El conjunto de relatos había sido publicado inicialmente en 1869, en Novelas y cuadros de la vida sudamericana, recopilación de textos que habían salido a lo largo de los años en revistas y periódicos. Ese compendio recoge también otros conocidos relatos, como ‘Dolores’, ‘Teresa la limeña’, ‘La perla del valle’, ‘Luz y sombra’, ‘La monja’, ‘Mi madrina’ y ‘Un crimen’. El corazón de la mujer se había reeditado solo una vez, en 1887, y la edición de mayo de 2021, es la tercera. En 1963, centenario de María, la novela colombiana emblemática del Romanticismo se había reediado ya 150 veces. La historia de la producción literaria de Soledad Acosta de Samper está signada por estos silencios. El reconocimiento de su genialidad narrativa empezaría a ponerse en evidencia apenas desde la década del 80 y 90 del siglo pasado, de la mano de mujeres como Monserrat Ordoñez, Carmen Melissa Acosta, Isabel Corpas de Posada, Carolina Alzate […] A esas mujeres interesa ese claro talante de escritora de Soledad Acosta de Samper, su postura en defensa de los derechos de la mujer, e incluso su habilidad para negociar su aceptación entre de una sociedad colombiana conservadora, tan característica de la Regeneración –que es justo un período que empieza en 1863 en Colombia, de corte conservador y termina en 1910–, a través de un mensaje que reivindica el lugar de la mujer más allá del arquetipo de El ángel del hogar[y eso es muy interesante porque meterse con el arquetipo de El ángel del hogar, en el siglo XIX, es meterse en territorio candente, máximo siendo mujer]. ¿Cómo lo logrará? A través de un conjunto de velos [que son, exactamente en los que me quiero detener], al tiempo que la autora revisa con profunda sororidad [este término tan contemporáneo para referirse a estas relaciones entre mujeres que saben alentarse entre sí, eso es muy fuerte porque “sororidad” es una palabra relativamente nueva en las agendas y sin embargo es una característica en los relatos de Soledad Acosta de Samper], sentimientos, miedos, intuiciones femeninas; al mismo tiempo que ofrece lugar a voces moralizantes, incluso clericales, con las que, además de revelarse como mujer cristiana, fiel al dogma de la iglesia Católica [adviertan también que en ese título de esa revista, a la que se ha referido Azuvia, ya hay una veladura, El domingo cristiano, a través de un recurso diegético, hay algo que habla de cierta veladura en la construcción], intenta erradicar las sospechas, frente a un mensaje mucho más profundo e intencional que subyace a las capas narrativas”».

«Sostiene Carolina Alzate, en Soledad Acosta de Samper y el discurso letrado de género, que “La comprensión de la obra de Soledad Acosta parece no haber sido posible, sino hasta la década de 1980, años en los que la teoría crítica general, y en particular la crítica feminista, permitió abordar de nuevo los contextos de producción y percepción de los textos. Ahora, a partir de herramientas sofisticadas de análisis literario, que permitieran estudiar la historia en sentido amplio, atendiendo a su vez a la opacidad del lenguaje [a esas veladuras] y a su carácter performativo y político de sentido fuerte», explicó Mónica Montes.

Igualmente expuso que «La crítica británica Elaine Showalter sostiene que las escritoras inglesas pasan por tres fases importantes: “la primera, de literatura femenina, está enmarcada por una imitación de la tradición predominante y por la interiorización de esos estándares del arte; la segunda, de literatura feminista, ofrece una protesta contra los estándares y reivindica la autonomía y los derechos de la minoría; una tercera etapa, la que podemos reconocer como una literatura propia de la mujer, está enmarada por el autodescubrimiento [esto va muy bien  en relación con la ponencia que ofrecían al comienzo, justamente ustedes], la vuelta hacia el interior y la búsqueda de la identidad” [La obra de Soledad Acosta de Samper podría ubicarse entre estas dos últimas fases: hay unos elementos feministas muy de vanguardia en el XIX y hay ya una escritura de mujer. De hecho, por eso es tan interesante advertir una postura realmente de escritora, tan clara, tan evidente –bueno, tan evidente, aunque sea necesario penetrar en las captas textuales para conseguir descubrirlas más allá de todas esas veladuras que pone para negociar con un momento de tanto dogmatismo]».

Así mismo citó: «Helene Cixous sostiene, en La risa de la medusa que la escritura ofrece un alto subversivo a la mujer, que le permite sumergirse en su propio ser, descubrirse, trazar sus propios mapas y dar rienda suelta a un imaginario femenino. Así exhorta a la mujer: “Es necesario que tu cuerpo se deje oír, caudales de energía brotarán del inconsciente, por fin se pondrá de manifiesto el inagotable imaginario femenino”». Y de la misma autora citó, «en La llegada de la escritura: “Así, como energía, fuerza, raudal, corriente, temblor, Soledad Acosta de Samper vive lo que Ángel Rama expondría detalladamente en La ciudad letrada, en 1984, que ‘Poder es vivir y publicar lo escrito era detentar un poder’».

Consignó Mónica Montes: 1. «Es ese poder al que se acoge Soledad Acosta de Samper en ese conjunto de relatos, titulados El corazón de la mujer, en los que seis mujeres interconectadas, cuentan sus historias. Es llamativo porque ella no se anima a escribir esto como novela. Que las mujeres escribiesen novelas era sospechoso. También hay que decir que escribía con seudónimo: muy conocido era Aldebarán, un seudónimo, obviamente masculino, y sin embargo todo lo que está en el fondo es un ejercicio de alentar a la mujer a escapar de la veladura. 2. Es ese poder al que se acoge Soledad Acosta de Samper en estos relatos interconectados entre sí, un espacio confesional en el que las mujeres se curan oyéndose, se escuchan sin juzgarse, se dan aliento, se acompañan. No tenemos aquí el tipo de novela que las mujeres, como en María, corren al confesionario a contar los errores que han cometido. No. Esto, a pesar de la postura tan aparentemente católica (yo no lo sé, no lo puedo asegurar, pero tengo mi sospecha de Soledad Acosta de Samper, me parece que la estamos conociendo y eso es muy interesante), más allá de eso, el ambiente de la novela es muy laicista: los espacios de confesión son espacios entre mujeres, de profunda complicidad, de escucharse a fondo, de no jugar. Y lo que se cuenta en esas conversaciones tiene, incluso, velados visos de adulterio (por decir algo), velados visos de tentaciones que, para la época, eran muy muy escandalosas. Y, luego, unas formas muy puntuales de negociar con eso: poniendo gradaciones de relatos con sentido pedagógico, entre los cuales el último, justo es un relato de una sacerdote que es el tío de dos de las mujeres que están en una casa y terminan contando, más o menos, lo que le puede pasar a una mujer que se porta mal, y lo que le puede pasar a na mujer que se porta mal es terrorífico: escenas como que su hijo muera partido por un rayo. Y miren que en eso hay también un recurso que es llamativo: lo que ella está diciendo es el lenguaje del miedo, el lenguaje del no seguir nuestro corazón, nos viene vedado de unas voces que son patriarcales; y, de algún modo, es eso también lo que, con tanto cuidado y con tanto celo, Soledad Acosta de Samper nos está refiriendo».

La profesora Mónica Montes prosiguió su exposición, última de esta tercera mesa. Al finalizar, la académica Rita Díaz comentó:

  • Muchas gracias, doña Mónica, por cerrar esta mesa tan interesante sobre la construcción de los femenino, el rompimiento de los cánones, las líneas de autoconocimiento y la vuelta hacia el interior a través del análisis de estas mujeres que vienen ya desde el siglo XIX hasta el siglo XXI. Muy muy interesante.

Cuarta mesa: Mario Fed. Cabrera, Universidad Nacional de San Juan, Argentina

 

La última sala de ponencias de este XVII Coloquio Internacional de Literatura Panhispánica y sus valores, inició con Mario Federico Cabrera, de la Universidad Nacional de San Juan, Argentina, quien, al iniciar su disertación expresó: «En esta comunicación me propongo analizar las modulaciones de la entrevista testimonial en Los niños perdidos, de Valeria Luiselli. Un ensayo en cuarenta preguntas tiene el subtítulo de este libro de la escritora mexicana». Así realizó el desarrollo de su estudio:

  • «Este texto se presenta como un ejercicio de escritura a través del cual su autora asume la primera persona, con el fin de rescatar y recuperar distintos episodios, inmersos en su experiencia como migrante latina en Estados Unidos y, sobre todo, como traductora voluntaria en la corte migratoria de Nueva York. En esta corte asisten diversos niños centroamericanos que huyen de sus países de origen a causa de problemas descomunales, tales como la violencia de las bandas o de la pobreza».

«Como otras características que atraviesan el diseño del libro —explicó—, es importante señalar, en primer lugar, que el recorrido de los nativos, se circunscribe especialmente en la denominada “crisis migratoria” que tuvo lugar en el verano de 2014 en Estados Unidos». Expuso que «A través del drástico incremento de las migraciones irregulares de menores de edad centroamericanos, se suscitó un gran debate único y político en torno al régimen migratorio, la seguridad fronteriza y el papel de los Estados Unidos en los países de Centroamérica»: «En segundo lugar, como advierte también el subtítulo del libro, el texto se realiza en torno a 40 preguntas que conforman el cuestionario de base, que deben contestar los mismos migrantes para acceder a un proceso legal dentro de la corte de Nueva York». Agregó que «A pesar de que esta marca es institucional y protocolar, la escritura del texto opera a través de un gesto que esquiva las respuestas uniformes, explora la incomodidad de esos cuerpos que están atravesados por historias que no encajan dentro de los límites del formulario, y engarza su historia junto con la de distintos niños y niñas que se hayan perdidos en los corredores de una trama —que es burocrática, pero también es humana—, y ni siquiera le asegura un lenguaje común a través del cual puedan ser escuchados por las instituciones en las que están inscritos».

  • «A partir de esto, en este trabajo, asumo como presupuesto que este “ensayo”, entre comillas, constituye una forma discursiva híbrida que apela a la tradición del testimonio para dar cuenta de la situación de indecibilidad e intraductibilidad en la que se enlaza la experiencia migrante, no solo la de los niños, sino también de la propia autora, con una problemática de índole lingüística», señaló Mario Federico Cabrera.

«En particular —apuntó—, es mi intención llamar la atención sobre las distintas operaciones de desterritorialización efectuando el interrogatorio, y su territorialización como entrevista testimonial. En este sentido es posible afirmar que la escritura de Luiselli configura una contra narrativa que explora las distintas funciones verbales y estéticas que discurren en un espacio de representación, para aquellos cuerpos que son arrastrados por la máquina burocrática de migraciones, por el crimen organizado, por la pobreza estructural que afecta a nuestros países.

«Quisiera detenerme en dos grandes tópicos —destacó—: uno tiene que ver con la reconstrucción de la aparición testimonial en nuestra literatura y por otra parte focalizar algunos elementos específicos de este tema». Explicó: «En relación con lo primero, de acuerdo con Éder García Dussán, “El testimonio, en tanto género discursivo, puede ser pensado en una elaboración residual del modelo de representación creatista decimonónico que está marcado por enunciados primarios que se niegan a perder la oralidad de la entrevista inicial e insisten en una retórica particular que está preocupada por resaltar la conexión entre las palabras y las cosas”. De esta manera es posible afirmar también que este tipo de escrituras ingresan, desde los márgenes de la discusión literaria y producen un posicionamiento diferente del intelectual en el espacio autoral que estable dos pactos de lecturas con pretensión de verdaderos. En primer lugar, su pacto es con su informante, en tanto que se compromete a reproducir sus palabras; y, en segundo lugar, su pacto es con el lector en el sentido de que se compromete o asegura la velocidad del acontecimiento que se va a representar. Por otra parte, recurrimos a las palabras Giorgio Agamben, quien, en Lo que resta de Auschwitz, advierte que la potencia política ante un enunciado testimonial radica en el hecho mismo de que tenga lugar».

  • «La escritura del testimonio, en este sentido, puede ser pensada como la expresión estética de una palabra fundacional que se sitúa entre la imposibilidad de una experiencia destinada a su eliminación, o el silencio, y la posibilidad de su transmisión por medio del lenguaje articulado», manifestó.

«En otras palabras, el valor político y ético del testimonio radica justamente en que relata una vivencia destinada a no ser dicha y que sin embargo puede ser narrada». Agregó que «Estas escrituras, además, materializan una fuerte dimensión pragmática, que no solo busca representar una realidad silenciada, sino que disputa con otra representación de la misma; de allí que, dentro del campo de “prácticas literarias”, el testimonio y sus distintas modulaciones organizan constelaciones en sentido sobre el pasado y sus disputas por las memorias, a la vez que se presentan como una suma histórica contra el olvido y la sustracción de los cuerpos».

Expuso: «En especial, dentro de la literatura hispanoamericana, a partir de la segunda mitad del siglo XX, es posible identificar la emergencia de un amplio conjunto de textos testimoniales que acompañan distintos procesos de lucha por la visibilización y el reconocimiento de derechos a grupos marcados por las diferencias de clases, de raza y de género. Esto se manifiesta especialmente en la institucionalización de la categoría “testimonio” dentro del Premio Casa de las Américas, al comienzo de la década del 70, por dar un ejemplo. Entre los textos paradigmáticos de testimonio podríamos considerar Operación masacre de Rodolfo Walsh, Biografía de un cimarrón, de Miguel Barnet […]».  «En el caso específico de Los niños perdidos, de Valeria Luiselli, considero que, a través de una forma discursiva híbrida, apela a la tradición de la escritura testimonial con el fin de disputar un espacio de representación para aquellas infancias que han quedado atrapadas en medio de las balas, los procesos migratorios y las tropas norteamericanas. Como señalé al comienzo, el texto de organiza en torno a un cuestionario básico, que el niño migrante debe responder antes de que las autoridades consideren si su caso merece ser tratado o si solamente serán deportados. A partir de este documento base, que regula los intercambios dentro de la entrevista judicial, la autora introduce una serie de intervenciones que tienden a la digresión y a la proliferación de historias que no pueden ser reducidas a las respuestas cerradas de un formulario.

  • «Un nuevo núcleo de sentido que atraviesa la lectura recupera la paradoja de Agamben en torno a la indecibilidad de la experiencia. En efecto, en cada una de las preguntas que organiza este texto, la autora escenifica un complejo proceso semiótico a través del cual explora diversas formas lingüísticas que le permitan expresar no solo lo impensable y estremecedor de las experiencias de esos niños que entrevista, sino también sus esfuerzos para hacer traducible, a la lengua de la corte, esa experiencia».

«En consecuencia —añadió—, la singularidad de esta escritura estremece por las imágenes que presenta y por la impotencia que proyectan los lectores de seguimos preguntándonos: ¿Cómo nombrar lo que no tiene nombre para cambiar, aunque sea un poco, el orden de las cosas? En este sentido, la narración, es importante señalar que propone un contrapunteo en el que convergen el relato de las entrevistas con los niños migrantes y el viaje por carretera que realiza la misma narradora, junto con su compañero y su hija, en el verano de 2014, desde nueva York hasta Arizona, muy cerca de la frontera con México. Según cuenta la misma autora, debieron organizar estas vacaciones atípicas debido a que había solicitado el permiso de residencia permanente en Estados Unidos […] y mientras esperaban no podían salir de su jurisdicción; y allí se dio una primera ironía o un gesto irónico del texto propuesto ante este sistema migratorio que no lo reconoce plenamente como ciudadanos, o como habitantes de su país, tampoco le permite salir del mismo. Por otra parte, en relación con su situación legal, la narradora se manifiesta entre la ofensa y el sarcasmo al momento de revisar el estatus lingüístico que se le asigna en su mismo lugar, de no residente» […]. Puntualizó: «En lo que se refiere a las entrevistas en sí mismas es importante señalar que el objetivo inicial de la autora–narradora, consiste en traducir al español el cuestionario de 40 preguntas y a anotar las respuestas de los niños para luego traducirlas antes. Este cuestionario tiene como fin, dije, determinar si este entrevistado constituye un caso con posibilidad de judicializado, para solicitar asilo político, por ejemplo, o en caso contrario si debe ser deportado. En relación con esto es interesante señalar cómo el formulario tiene una centralidad agónica a lo largo del texto, por cuanto se constituye en un objeto de deseo para sus protagonistas, que buscan, a toda costa, poder ingresar su vida o su historia de vida dentro de él; y también permite establecer, a través de este dispositivo del formulario, en una especie de jerarquía de vidas que pueden ingresar al sistema y aquellos que no. Tal como lo plantea la narradora (cito acá a) Valeria Luiselli: “El cuestionario de los niños produce un negativo de una vida, un negativo que va quedando en la oscuridad hasta que alguien los pesque del fondo del archivo y los ponga a la luz. Antes finalizar su exposición con sus consideraciones finales, el ponente expresó que las mismas «no son finales porque esto forma parte de un trabajo que está recién iniciándose».

—(Comentario de) Rita Díaz: Muchísimas gracias a Mario Federico Cabrera, de la Universidad Nacional de San Juan, Argentina, por estar compartiendo con nosotros esta reflexión. Muy interesante ver un poco eso del testimonio desde la conciencia, la experiencia y la reivindicación.

 

Dominika Ondreášová y Jan Mlčoch, Universidad de Ostrava, República Checa:

La siguiente ponencia fue presentada por Dominika Ondreášová, de la Universidad de Ostrava, República Checa: «La oscuridad en De nombre y hueso: la problemática transgénero en la literatura». Presente en salón de conferencia de la Academia Dominicana de la Lengua, la joven expositora inició expresando: «En La literatura trans se ha abierto un hueco en el mercado literario del español, relativamente, hace poco tiempo. El año pasado en España se publicó una antología, De nombre y hueso, cuyos autores se autodefinen como ‘personas trans’. La aparición de dicha literatura se debe probablemente a la cada vez más aceptada presencia de esas personas en la esfera pública y a la pérdida de un miedo a estigmatización. A pesar de ello podemos observar que en dicha antología prevalecen motivos relacionados con la oscuridad o con los elementos fantásticos, lo que supone un rasgo verdaderamente novedoso. En esta ponencia vamos a analizar el motivo de esa oscuridad en esa antología, en relación con las características de la ideología de género».

  • «El análisis está partiendo de la expresión “Salir del armario”, que lo relaciona con el motivo de la oscuridad y el aislamiento. Analizamos dichos conceptos refiriéndonos no solo a los homosexuales, sino a todos los seguidores. Para empezar, es necesario aclarar el concepto de la “ideología de género”, así como describir brevemente sus características e ideas sobre la sexualidad humana», señaló.

Dominika Ondreášová explicó que «La ideología de género es una nueva forma de interpretar la realidad que niega la naturalidad de la diversidad sexual binaria para el hombre o mujer y frente al tradicional modelo de la heterosexualidad propone una multiplicación de géneros que están, social e individualmente construidos»: «Esta ideología, en vez de utilizar el término “sexo”, usa el de “género”, mostrando la idea de que al hablar de la sexualidad, no habla desde el criterio biológico, sino siguiendo el criterio cultural y lingüístico, elementos que relacionamos con la palabra “género”. Además, el sexo no debe de estar configurado en categorías estables, como es el caso de los términos masculino y femenino, sino que debería ser un concepto de libre elección, que depende la cultura y sociedad».

«Como explica Marí, el movimiento que representa la ideología LGBTIQ, es bastante heterodoxo —destacó—. Los no heterosexuales apenas representan una comunidad unitaria, ni siquiera dentro de las letras que la componen y sus elementos tienen poco en común. Los gais o lesbianas no tienen demasiado aprecio entre sí, desconfían de las personas bisexuales, y casi no comparten los mismos espacios. A pesar de ellos, la etiqueta LGBTIQ es la forma en que la gente se empeña en identificar a un cierto conjunto de la población y sobre la cual pretende erigir las bases y justificaciones de una sociedad liberal». Explicó que «Los actuales cambios en la política de la sociedad contemporánea vienen de la necesidad del reconocimiento de la propia identidad de los aspirantes de la ideología de género; y, como explica Fukuyama, “La identidad se basa en la distinción entre el verdadero yo interno y el mundo exterior de normas sociales que no reconoce el valor de ese yo, es decir el valor de la identidad”. La identidad es la base de la dignidad humana. El sentido interior de la dignidad busca reconocimiento, entonces no es suficiente que yo tenga un sentido de mi propio valor, si la sociedad no lo reconoce públicamente, lo denigra o ni siquiera reconoce mi existencia».

  • «Todos los seres humanos, naturalmente, anhelamos reconocimiento y por eso el sentido moderno de identidad evoluciona rápidamente a través de políticas de identidad, en las que los individuos exigen el reconocimiento público de su valor interno […]   Es cierto que las personas que siguen la ideología de género tienen la necesidad de ser reconocidos como alguien distinto debido a su identidad sexual diferente a la sociedad mayoritaria, pero a la vez viene la necesidad del reconocimiento de la igualdad con otras personas».

Manifestó que «Una vez que se consigue el reconocimiento de la identidad, las personas desean ser iguales con los demás individuos, reconocidos de la misma forma»: «De hecho, se puede ver con varias organizaciones que están luchando con la abolición de las leyes contra la sodomía y por el derecho al matrimonio de las parejas homosexuales. Como ya hemos mencionado, partimos de la expresión “salir del armario”, que se refiere al hecho de revelar la identidad de la propia identidad sexual. A pesar de que mencionamos solo a los homosexuales, dicha expresión puede relacionarse con todos los miembros de la comunidad LGBTIQ». Añadió que, «Como lo explica esto, el significado de la expresión ha ido cambiando gradualmente a través de los años, incluso, ocasionalmente, designaba el hecho de tener relaciones sexuales con otro hombre o mujer por primera vez». Explicó que «Esta expresión evoluciono tanto hasta llegar al doble sentido actual de ‘reconocimiento de la identidad sexual ante uno mismo y ante los demás’».

«Si una persona revela su identidad sexual diferente de la mayoritaria hay solo dos posibilidades de la reacción: la aceptación o el rechazo […]», expuso.

  • «A pesar de la necesidad del revelamiento de la propia identidad, muchas personas con la identidad sexual diferente de la mayoritaria, piensan que tienen poco que ganar y mucho que perder, con la revelación de su condición homosexual en un contexto heterosexual, y este es probablemente uno de los motivos de su incapacidad de desvelar su propia sexualidad, es decir de la permanencia en el armario», explicó.

Expresó que «Los estudios sicológicos de sicopatologías asociadas con la orientación sexual, a principios del siglo XX, señalan que las personas homosexuales padecen con mayor frecuencia trastornos afectivos, trastornos de ansiedad, cuadros de consumos de sustancias tóxicas, incluido el alcohol, pensamientos y conductas autolíticas y en general mayor uso del servicio de salud mental»: «Lo sorprendente es que dichos trastornos ocurren tanto en los países donde existe la presión sexual hacia los homosexuales como en países donde no hay ninguna», consignó Dominika Ondreášová.

Algunas de sus puntualizaciones finales fueron las siguientes:

  1. «Estar en el armario simboliza el aislamiento a la vez estar que la oscuridad y el silencio, elementos principales en la antología a analizar: La antología De nombre y hueso, de varios autores, lleva por subtítulo Relatos oscuros trans, educándonos así con la idea misteriosa sobre de vida de esta gente. Su cubierta roja, donde aparece una figura oscura girando hacia atrás, detrás de la cual está su sombra, y sobre la que no se sabe si es un hombre o una mujer; aún más: subraya sus sentimientos de misterio.
  2. La antología consta de doce relatos oscuros y sobre naturales, que cuentan historias misteriosas de la gente trans. En el prólogo, Robles, una de los autores, menciona la presencia de dichos motivos, de esta manera: “Lo más sorprendente de esa antología es la combinación de la temática trans y homosexual, con lo oscuro, incluso con lo fantástico y lo gótico, la muerte, los cadáveres, los huesos, la podredumbre, los cementerios y las maldiciones, maldiciones añadidas al carácter maldito de las identidades fuera de la norma social”.
  3. Como ya se ha explicado, la ideología de género entiende el género como un elemento social y culturalmente construido, entonces estas ideas se encuentran frecuentemente en el libro. Balbuena Bello afirma que los homosexuales huyen porque los lugares de sus procedencias resultan demasiados opresores, y lo hacen hacia las ciudades donde encuentran mejores opciones de vida”. Este elemento de dejar atrás el pueblo natal y marcharse a vivir a otro lugar, lo vemos en varios relatos: “[…] estábamos solos, lejos por fin de la angustiosa familiaridad el pueblo, lejos de casa, donde habíamos crecido […]”. Otro elemento trans es la posibilidad de elegir nombre o género. Lo interesante es la forma cómo los autores describen ese hecho, que no se corresponde con la norma social. En el relato “Quien te nombre”, de Ángel Belmonte Rodes, vemos el cambio de nombre en el protagonista que está descrito como algo natural y fácil, a la vez que le resulta difícil al protagonista satisfacerse con el nuevo nombre y su nueva vida: “[…] no era la elección lo que destruyó las cadenas que lo retenían en el pueblo, sino el abandonar a la deriva el primer nombre y todo lo que este había tocado, había manchado […] el abandono es el origen de todos nuestros fantasmas”».

—(Comentario de) Rita Díaz: Muchísimas gracias a Dominika Ondreášová por esta reflexión sobre la ideología de género. Sabemos que, si la sociedad cambia, pues la literatura cambia también: acepta, deja fuera, modifica todo lo que nosotros como seres vivos pensantes de la sociedad vamos incluyendo en ella. Y eso es lo que, precisamente ha reflejado el trabajo de Dominika, en este caso sobre la oscuridad en la antología de varios autores.

 

Ricardo Visbal, de la Universidad La Gran Colombia 

La penúltima ponencia correspondió a Ricardo Visbal, de la Universidad La Gran Colombia, con el tema titulado «Relatos colindantes en La frontera de cristal, de Carlos Fuentes: «Es un tema muy interesante, que me apasiona mucho y es sobre la cultura de hoy, el desarrollo, las formas de como plantea la vida entre las diversas fronteras en el mundo de la sociedad de hoy […] Carlos fuentes en su desarrollo de La frontera de cristal plantea una obra híbrida de lo que es la literatura, la realidad y sobre todo el periodismo» (La ponencia no podrá ser reseñada debido al exceso de acústica. Recomendamos acceder al enlace directamente para no perder en su totalidad la presentación de Ricardo Visbal  https://www.youtube.com/watch?v=sWqALPPcszg, minuto 1:40:16).

 

Clausura del coloquio  

  Las palabras de cierre del XVII Coloquio Internacional de Literatura Panhispánica y sus valores: «Globalización y política en la literatura panhispánica», estuvieron a cargo del doctor Bogdan Piotrowski, de la Academia Colombiana de la Lengua, con el tema: «¿Globalismo o panhispanismo? Chispas explosivas en la literatura digital». Cabe recordar que el doctor Bogdan Piotrowski es el ideador de estos coloquios internacionales desde su primera entrega, como lo expuso en sus palabras inaugurales el doctor Bruno Rosario Candelier, director de la ADL, sede de esta edición 2021 de dicho coloquio: Desde que el doctor Bogdan Piotrowski lo concibió, ha venido realizándose, un año en Colombia y al año siguiente en otro país fuera de Colombia. Y esa ha sido una tradición en la organización de estos encuentros que tienen como finalidad profundizar en el conocimiento de la literatura y, sobre todo, que tanto los ponentes como los participantes salgan bien motivados para seguir profundizando en el estudio de la lengua y la literatura a la luz de los valores.

Palabras del doctor Bogdan Piotrowski                                                                                                                        

«Antes de iniciar mi intervención, desde luego, quiero presentar mis más sinceros agradecimientos al doctor Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua y su equipo colaborador por el honor y la generosa acogida en su espléndida sede. También los dirijo a la doctora Mónica Montes por la eficiente coordinación y, desde luego, presento mi profunda gratitud a todos los ponentes por su audiencia y el iluminado y amistoso compartir de sus conocimientos. Personalmente, lo reconozco: aprendí mucho. El XVII Coloquio Internacional ya lleva 20 años y creo que la presencia y la participación de ustedes reconfirma que la idea fue adecuada, porque podemos compartir también en este espacio nuestros diferentes puntos de vista, presentar nuestros conocimientos, construir el diálogo, especialmente, afianzar las amistades», expuso al inicio de su discurso.

  • «Debo aclarar, para los que no me conocen, que, desde hace cuarenta años, me dedico a la axiología de la cultura y de la literatura, el panhispanismo. Y en más de una década, mis investigaciones se centran en las humanidades digitales, y en realidad, esa intervención es el reflejo de mis pobres esfuerzos.  Las presentes consideraciones se desarrollarán junto con la invitación a fundar el futuro. Vamos a compartir inicialmente unas observaciones sobre la literatura y el giro digital que vivimos, con el fin de podernos centrar mejor; después en sus implicaciones, que trae la globalización para el mundo panhispánico», apuntó el señor Piotrowski.

«A lo mejor debo hacer un ejercicio hermenéutico y aclarar, por lo menos, desde el inicio, la expresión metafórica de “Chispas explosivas” —expuso el entusiasta humanista—: la chispa la conocemos como ‘algo pequeño, un elemento encendido que salta de una madera o de otro material que arde’; ‘explosivo que causa o puede hacer la explosión’. Consideramos que el giro digital que vivimos es motivo de una especie de vórtice, un huracán que con ímpetu mezcla las esperanzas y los miedos, la luz y el terror. Así también podemos ver esas manifestaciones en la creciente literatura digital. La globalización no es menos. Todos reconocemos que tanto esta última como las nuevas tecnologías pueden traer beneficios como grandes peligros para la humanidad. Tenemos que ser cautelosos y altamente participativos en los profundos cambios que vivimos».  «Se podría definir que la literatura es la permanente indagación por el misterio de la vida, especialmente el misterio de la vida del hombre», explicó.

Expuso que, «Si bien la literatura es el arte de la palabra, resulta indispensable recordar, en particular hoy, en los tiempos de crisis, la importancia del valor de la palabra, su implicación en nuestras ideas, nuestro pensamiento, nuestra existencia»: «El arte se mueve en la búsqueda de la originalidad en las creaciones estéticas, pero en una verdadera obra la forma tiene que ir en par, y, hasta me atrevería a decir, enaltecer el contenido. Solamente así, logra el esperado impacto tan anhelado por el público. Por esta razón los experimentos promovidos por la literatura digital, indudablemente, atraen y al mismo tiempo deben ser cautelosamente seguidos, en vista de su incalculable repercusión. Lo destaco porque, si revisamos las definiciones en la literatura digital y sus géneros, se insiste en la importancia de los aspectos estéticos y muchas veces ni siquiera se menciona el componente conceptual. Es obvio que sus consecuencias pueden ser gravísimas. La fascinación por la tecnología ¡no puede! opacar el fondo filosófico, antropológico, histórico, cultural, político o social en la literatura».

  • «Comencemos estas consideraciones sobre la literatura electrónica con el homenaje al escritor de ciencia ficción William Gibson: fue él quien introdujo el término de cyberspace, en su novela Neuromante, y que fue ganadora de varios premios. El año de su publicación, en 1984, recibió el Premio Nébula; al año siguiente fue galardonado por el Premio Hugo y el Premio Philip K. Dick. En español los traductores introdujeron, felizmente, el termino de “ciberespacio”. El prefijo “ciber” es usado con éxito en numerosos vocablos en innumerables lenguas: en español hablamos de ciberliteratura, ciberpoesía, ciberestética, ciberacosos, cibercolegios, cibercrímen y muchos, muchos más», señaló el destacado estudioso.

«La globalización está flotando en las turbulentas ondas digitales, y no cabe ninguna duda: los cambios culturales y sociales son inevitables. Se construye un nuevo marco axiológico y surgen las preguntas fundamentales: ¿Se conservará el concepto tradicional de “persona humana” o se creará un concepto distinto? ¿Cuál será este concepto? ¿Cómo será el hombre del futuro? ¿El homo digitalis preservará su naturaleza o será más bien un ser producto de experimentos cibernéticos? Si reconocemos que la etimología de “ciber” proviene del griego kybernaein, que significa ‘manejar el timón, gobernar, conducir en el espacio virtual’, ¿hasta qué punto estas antiguas referencias idiomáticas serán válidas en el futuro? Las preguntas surgen unas tras otras, como una avalancha; pero resulta indispensable encausarlas, y, por ende, detenernos para reflexionar sobre lo esencial de la humanidad y del hombre». «¿Es necesario crear algunos límites de tipo moral, tecnológico o biológico?», agregó.

«A menudo se oyen las afirmaciones que la ética y el arte son incompatibles. ¿Es cierta esta opinión? ¿Acaso esa dicotomía no contribuye a ahondar la crisis que atraviesa nuestra sociedad? […] La literatura digital o electrónica, desde hace varios decenios llaman la atención de los lectores, y, desde luego, en los estudiosos de manera exponencial, e irrumpió en la cultura y en la educación con mucha más fuerza que los libros impresos después el Boom, y aún resulta difícil dimensionar adecuadamente su impacto, mucho menos sus consecuencias futuras». Y puntualizó que, «Si bien es cierto que sigue evolucionando, y surgen nuevos géneros literarios digitales (y hay algunos que gozan de mucho reconocimiento, por ejemplo, narración hipertextual o ficción interactiva, poesía cinética, diferentes instalaciones o performance, la literatura serializada, etcétera), no obstante, su fuerte dinámica, indudablemente, ocasiona aún dificultades para su tipología».

 

«Sin embargo, hay que reconocer la existencia de numerosos estudios sobre esta temática y afines […] Si el español es la segunda lengua internacional, en ese campo, realmente, los esfuerzos todavía no son del todo satisfactorio. Hay que, por ejemplo, reconocer los grandes esfuerzos también, en los mismos ciberespacios y la creación de literatura virtual: recordemos el aporte del argentino Ladislao Pablo Györi. Entre otras, conviene también recordar los experimentos del escritor peruano Santiago Roncagliolo: sus novelas fueron llevadas al cine, y su última novela, Oscar y las mujeres, publicada en 2018, fue entregada, precisamente, vía internet…; pero después, también, impresa por la Editorial Alfaguara; y, sí, hay que también subrayarlo, circula, por ejemplo, como e-book».

  • «Se trata de un manejo promisorio de la integración semiótica de diferentes medios comunicativos, donde la lengua debe llevar la primacía. Este surgimiento, con una nueva opción en el uso de este signo lingüístico, es disyuntivo; sin embargo, conviene que también busca ahondar en el manantial de la tradición. Son circunstancias complejas en que debe estar muy presente el ‘timón humanístico’, el ‘ciberhumanístico’. La globalización despierta contradicciones o armonía. Hay mucha discusión, y ustedes también saben que es muy difícil tomar posiciones», expuso el señor Piotrowski.

«Yo quisiera hacer una consideración algo etimológica —destacó—, porque vale la pena recordar sus antecedentes, que se arraigan en el Cosmopolites, que no es una idea nueva. Aunque a grandes saltos, recordemos algunos destellos. Ya entre los antiguos griegos surge el interés por el concepto de “ciudadano del mundo”, “cosmopolites”: que los hombres son iguales por la naturaleza, aunque puede haber diferencias por la ley; o que para un sabio la patria es el mundo entero; son ideas que promovían Hipias, Platón, Protágoras, Demócrito, etcétera, etcétera. Pero quizás también vale la pena mencionar que fue Pitágoras quien introdujo el término de “cosmos” en el vocabulario filosófico y luego lo continuaron Heráclito, Parménides, Empédocles y Demócrito. El “cosmos” (en oposición a kháos), para los antiguos griegos, significaba ‘el orden, la armonía, la belleza de los sistemas (como cosas, números, ideas); pero también comportamientos humanos (éticos, estéticos); en otros términos, de la realidad […]». El espléndido y amoroso discurso de cierre del doctor Piotrowski llegó al final afirmando en los oyentes lo que, a manera de un anhelo, expuso al inicio de sus palabras: Las presentes consideraciones se desarrollarán junto con la invitación a fundar el futuro.  Comparto, pues, en forma de poesía (con todo respeto), parte de sus palabras finales, pues de esa manera hemos sentido su discurso, una hermosa poesía, al igual que las entregas de los demás expositores):

¿Qué panhispanismo  

y qué literatura panhispánica queremos promover? 

¿Qué marco axiológico 

y cuáles valores hay que asumir en la creación, 

en la crítica y en los estudios literarios? 

En el panhispanismo tenemos que entender 

que se trata de una búsqueda no puede limitarse  

a un hallazgo, 

sino tiene que conducir al encuentro, 

al permanente diálogo. 

El panhispanismo es un esfuerzo conjunto 

que aspira a unos ideales sociales, 

derivados de las diferencias nacionales, 

étnicas, culturales, religiosas, 

pero que se vayan acercando a la plenitud anhelada. 

La nueva realidad ¿qué es, como será? 

¿Qué papel ocupará el hombre 

en estas circunstancias del futuro? 

No puede ocurrir 

que el panhispanismo esté desbordado por la tecnología 

y no promueva la verdad, belleza, bien común, 

autenticidad, integridad, justicia. 

(Al inicio mencioné a William Gibson 

y su novela Neuromante, publicada en 1984). 

La literatura no solamente recoge el presente y la historia, 

también puede ser premonitoria […] 

A nosotros nos corresponde explorar el futuro 

y buscar las alternativas viables para consolidar el panhispanismo, 

especialmente la literatura panhispánica 

con sólidas bases humanistas […].

 

[Un reporte de Miguelina Medina para la Academia Dominicana de la Lengua. Grabaciones de las plataformas virtuales de la ADL, Ateneo Insular y el canal de YouTube del Instituto de Lingüística Dominicano: (https://www.youtube.com/watch?v=Ng8bOiuuKjQ)

(https://www.youtube.com/watch?v=sWqALPPcszg) (https://web.facebook.com/ateneoinsular/videos/474424670630651)

(https://m.facebook.com/Academia-Dominicana-de-la-Lengua-ADL-284988378204966/videos/442480947294341/)

(https://m.facebook.com/Academia-Dominicana-de-la-Lengua-ADL-284988378204966/videos/624797595549294/)]

ENCUENTRO DEL EQUIPO LEXICOGRÁFICO DE LA ADL

El Instituto de Lexicografía presenta su programación para el 2022

 

Por Ruth Ruiz Pérez

 

El equipo del Instituto Guzmán Ariza de Lexicografía (Igalex) y el director de la Academia Dominicana de la Lengua (ADL), Bruno Rosario Candelier, celebraron un encuentro el lunes 24 de enero en la ciudad de Santiago de los Caballeros en el que se presentó la programación del Igalex para el 2022.

Tras unas breves palabras de salutación y la explicación del orden del día, habló don Bruno Rosario Candelier, quien comentó el recién celebrado Coloquio del Español Dominicano, organizado por la ADL en su sede de la capital dominicana, en el cual participaron con sendas ponencias los miembros del Igalex Rita Díaz, Roberto Guzmán y María José Rincón, junto a los intelectuales y académicos que presentaron ponencias. Sostuvo que los comentarios sobre esta actividad de divulgación de nuestra lengua han sido muy positivos. Destacó que un aspecto de importancia para el éxito del coloquio fue la participación de los académicos de la lengua y que en conjunto las ponencias fueron muy buenas. Informó que la dirección de la ADL se tiene la idea de celebrar este tipo de actividades cada tres meses y que el próximo coloquio se enfocará en la literatura.

Asimismo, el director de la ADL alabó el trabajo del Igalex indicando que esta labor es fundamental para la Academia por el aporte al trabajo de revisión de los materiales que remite la Real Academia Española (RAE) a la ADL y el estudio del español dominicano. Agradeció, además, el apoyo de la Fundación Guzmán Ariza pro Academia Dominicana de la Lengua en la persona de su presidente, Fabio J. Guzmán Ariza.

De su lado, Guzmán Ariza expresó que se siente satisfecho con la dirección de María José Rincón y el equipo del Igalex, así como con el equipo a cargo del Diccionario jurídico dominicano.

Acto seguido tomó la palabra María José Rincón para presentar la programación que desarrollará el Igalex en este año, la cual se enmarca en los aspectos que a grandes rasgos se exponen a continuación:

  1. Proyectos lexicográficos

En primer lugar, María José Rincón destacó el avance de las tareas iniciadas desde marzo de 2020 para la preparación y publicación en línea este año de la segunda edición del Diccionario del español dominicano, lo cual implica completar la revisión en profundidad de las letras restantes, continuar con la actualización del material lexicográfico y el registro de los resultados en la base de datos lexicográfica.

Otro proyecto en marcha es la elaboración del Diccionario jurídico dominicano, que dirige Fabio J. Guzmán Ariza. Las tareas propuestas están dirigidas a completar la introducción del lemario en la base de datos lexicográfica, que ya cuenta con 17 500 lemas, así como la redacción de definiciones.

 

  1. Proyecto TLEAM

La doctora Rincón González anunció la incorporación del instituto al interesante proyecto del Tesoro lexicográfico del español de América (TELAM). Con ese propósito se trabaja en la investigación sobre posibles glosarios o vocabularios escondidos anteriores al primer diccionario dominicano (el Diccionario de criollismos, publicado en 1930) para su inclusión en este tesoro. Asimismo, siguiendo el cronograma propuesto por los directores del proyecto, se prevé la introducción en la base de datos del TLEAM de las obras Diccionario de criollismos, de Rafael Brito, y Palabras indígenas de la isla de Santo Domingo, de Emiliano Tejera.

 

  1. Publicaciones

Dos hitos importantes se enmarcan en este apartado. El primero es la preparación de un plan de publicación de ediciones críticas sobre la lexicografía dominicana, cuya primera entrega será una edición crítica del Diccionario de criollismos de Brito, en formato digital y con una tirada mínima en formato impreso.

El segundo es la redacción, por invitación de los coordinadores, del capítulo dedicado a la historia de la lexicografía dominicana en una obra conjunta proyectada por los doctores Corbella y Fajardo, que se publicará en una editorial de prestigio.

 

  1. Presencia académica

Se proyecta la participación del equipo del Igalex en el IX Congreso Internacional de Lexicografía Hispánica, que se celebrará en la Universidad de La Laguna del 25 al 27 de mayo de 2022.

Asimismo, la organización de un seminario dedicado a la lexicografía diferencial americana con sede en el Igalex, en una fecha por determinar. Dependiendo del formato (virtual o mixto), se invitará a un grupo selecto de lexicógrafos hispánicos especialistas en lexicografía diferencial y se transmitirá en abierto.

 

  1. Divulgación

En el transcurso de este año el Igalex presentará dos jornadas, en formato virtual, destinadas a la divulgación del uso de las herramientas lexicográficas académicas disponibles en línea.

Finalmente, la académica y lexicógrafa María José Rincón declaró que los miembros del Igalex encaran estos compromisos con la ilusión de concluir los proyectos en marcha y con la vista puesta en los retos futuros. Expresó además su satisfacción por contar con un equipo comprometido, con interés por formarse y actualizar sus conocimientos.

Al encuentro lingüístico asistieron el director de la Academia Dominicana de la Lengua, Bruno Rosario Candelier, y por el Igalex su presidente, Fabio J. Guzmán Ariza, así como María José Rincón y Ruth Ruiz, directora y miembro del equipo, respectivamente.

Tras un espléndido almuerzo con el aderezo de un ameno coloquio los participantes agradecieron las atenciones de la familia Guzmán Ariza en su residencia ubicada en las afueras de la hidalga ciudad de Santiago.

Santiago de los Caballeros, 24 de enero de 2022.

PRESENCIA DE LA ACADEMIA DOMINICANA EN LA SOCIEDAD

Entrevista de Alejandra Brunet a Bruno Rosario Candelier

«Oferta cultural de la Ciudad Colonial en Santo Domingo»

 

ALEJANDRA BRUNET: Mi nombre es Alejandra Brunet, estoy trabajando con la empresa D’Angelo & Asociados, una empresa de arquitectura y estamos haciendo investigaciones urbanas. Yo soy argentina, de Mendoza, pero muy aplatanada porque llevo ya 19 años viviendo en el país. El Centro León Jimenes nos pidió que hiciéramos un estudio de la oferta cultural de la Ciudad Colonial y en ese estudio estamos entrevistando a quienes consideramos actores muy importantes para el desarrollo de la cultura y el turismo desde la Ciudad Colonial. ¿Cuál es la idea de este estudio? Analizar qué hay en este momento y qué se está ofreciendo, para que el Centro León pueda definir cuál va a ser la temática que va a implementar en su Centro, porque ellos se van a instalar en la Ciudad Colonial. A ellos ya les han dado un espacio, que era donde estaba la Embajada Francesa, entre la calle Las Damas y El Conde. Entonces van a hacer modificaciones, van a trabajar con ese edificio y van a instalar un Centro Cultural en la Ciudad Colonial. Conocer la oferta cultural que hay en la Ciudad Colonial. Nosotros hemos preparado diferentes encuestas, dependiendo de espacio. Porque no es lo mismo la respuesta que nos pueda dar la Academia Dominicana de la Lengua que las que nos pueda dar el Centro Cultural Domínico-alemán, son dos entidades distintas.  Tengo la ubicación, lo que no tengo es la característica de la ubicación, por ejemplo, si es una casa interior, si es un monumento, un local comercial.  

BRC: Originalmente, el edificio donde está instalada la Academia era una casa familiar. De hecho, sabemos que en esa casa vivió el presidente Lilís, a finales del siglo XIX, y luego también hubo un establecimiento bancario y algún que otro organismo del Estado. También duró muchos años sin uso, es decir, el edificio estuvo completamente vacío, y a partir de 1992 el Estado dominicano le cede a la Academia Dominicana de la Lengua la concesión y comienza a funcionar la Academia de la Lengua. Luego la dirección de la Academia, en vista de que el edificio es bastante grande, le cede la segunda planta a la Academia Dominicana de la Historia. Y en una de las alas laterales de la planta baja, se le cedió un espacio a la Academia Dominicana de Medicina. De manera que funcionan tres academias, en el edificio situado en la calle Mercedes, no. 204, de la Ciudad Colonial de Santo Domingo.

 

AB: ¿Cuál es la función de la Academia? 

BRC: Lo que hace la institución tiene dos vertientes: una vinculada con la Real Academia Española, porque la Academia Dominicana, al igual que todas las Academias de la Lengua de los países del mundo hispánico, es correspondiente de la Real Academia Española, y, en consecuencia, colaboramos con las tareas lingüísticas y los proyectos idiomáticos de la RAE y formamos la Asociación de Academias de la Lengua Española. En ese aspecto, realizamos una labor privada a lo interno de la institución, como la revisión de los Diccionarios, la Ortografía y la Gramática de la lengua española, es decir, estudiamos los códigos de la lengua, revisando, ampliando o actualizando las voces y la norma de nuestra lengua. Y, en segundo lugar, tenemos una vertiente, local o social a favor de nuestro país, es decir, hacemos actividades, que ofrecemos a la sociedad y, en esas actividades, pienso, está lo que a ti te puede interesar.

 

AB: Me interesan las dos, porque ustedes, dentro de esa revisión del Diccionario y la Gramática y lo que en realidad están haciendo es una tarea de investigación, ¿no?  

BRC: Así es, porque para determinar el uso, por ejemplo, de una determinada expresión o el significado de una palabra, hay que hacer una investigación.

 

AB: Entonces, veamos primero qué actividades ofrecen a la comunidad. 

BRC: Desde que asumí la dirección de la Academia Dominicana entendí que, como tal, la institución tenía que hacer un servicio a favor de la comunidad. Concebí un plan de trabajo destinado a entrar en contacto con la población, con los usuarios de la lengua, tanto en la ciudad capital, como en las poblaciones del interior de nuestro país. Con ese fin, organizamos coloquios, presentación de libros, conferencias, tertulias lingüísticas y literarias, talleres de estudios de la lengua y la literatura… en fin, son diversas actividades concebidas para entrar en contacto con los hablantes y cumplir así el propósito de la Academia. Esa labor la realizamos no solo en Santo Domingo, es decir, además de celebrar actividades en la sede de la Academia, organizamos actividades en diferentes poblaciones del país: en el Este, como San Pedro de Macorís, La Romana, Hato Mayor, Miches, Higüey; en el Cibao, como La Vega, Moca, Santiago, Puerto Plata, Montecristi, Mao, Salcedo, San Francisco de Macorís, Nagua; y en el Sur: San Cristóbal, Baní, Azua, Barahona, San Juan de la Maguana. Es decir, abarcamos las poblaciones más importantes, para llevarles el mensaje de la Academia. ¿Cuál es el objetivo? Está centrado en dos aspectos consignados en los estatutos de la Real Academia Española: el estudio de la lengua y el cultivo de las letras. Esos dos aspectos inspiran un caudal de tareas, si uno quiere cumplimentar la misión de la Academia ante los hablantes, la lengua y el país.

 

AB: ¿Cómo hacen para realizar esas actividades fuera de la Academia, se relacionan con algunas otras instituciones? ¿Cuáles son sus aliados estratégicos? 

BRC: Naturalmente, buscamos el contacto con instituciones culturales existentes en esas provincias, como grupos literarios, centros culturales, escuelas o universidades. Con el apoyo de esos centros culturales hemos hecho actividades. Por ejemplo, en el Centro León, de Santiago, hemos presentado diccionarios y participado en actividades culturales. En escuelas, colegios y universidades hemos participado en coloquios, conferencias, talleres lingüísticos y literarios, en contacto con maestros y estudiantes, con apoyo de grupos literarios, como el Ateneo Insular.

 

AB: ¿Tienen algún acercamiento con las escuelas de la Ciudad Colonial?

BRC: Justo frente al local de la Academia Dominicana de la Lengua hay un liceo escolar y en ese centro educativo hemos dado charlas y conversatorios. Otras actividades, que hemos realizado en centros culturales, universidades, colegios y escuelas de otras zonas ubicadas fuera de la Ciudad Colonial, han tenido lugar tanto en la Capital como en poblaciones del país. La Academia Dominicana de la Lengua fomenta el conocimiento y el uso apropiado de la lengua española, el estudio del español dominicano y el cultivo y la promoción de las letras dominicanas.

 

AB: Y cuando ustedes hacen actividades ¿cuál es su público?     

BRC: Depende del lugar, porque en la misma Academia, pues, tenemos un conjunto de personas con correos electrónicos, a quienes invitamos. Antes de la existencia de los correos electrónicos, lo hacíamos por carta, enviadas a sus direcciones, o por llamadas telefónicas; pero desde la existencia de los correos electrónicos, convocamos electrónicamente, cuando hacemos actividades presenciales. Quiero especificar que, en virtud de la actual pandemia viral que ha obligado a modificar el modo de vida y de trabajo, hemos reducido casi en su totalidad las actividades presenciales, justamente por temor al contagio del COVID, que, casualmente en este momento está aumentando, según los reportes de prensa… Por esa razón, por temor al contagio, no tenemos actividades presenciales sino virtuales. Por ejemplo, antes de esta pandemia publicábamos boletines impresos; ahora publicamos esos boletines en formato electrónico. Por eso te dije que esta entrevista la prefería por esta vía virtual; y así hago con todo el que me invita a una entrevista, consulta o conferencia, que hemos tenido que dictarlas telemáticamente.

 

AB: Doctor Rosario Candelier, ¿Ustedes han hecho algunas actividades virtuales?

BRC: Hemos organizado varias actividades virtuales, eso es lo que estamos haciendo ahora. Hemos dictado conferencias, celebrado coloquios, participado en entrevistas y presentado actividades virtuales. Y he participado también, en representación de la Academia Dominicana de la Lengua, en actividades telemáticas con otras Academias de América y con la misma RAE. El mes pasado, por ejemplo, tuvimos un conversatorio, entre la Academia Colombiana de la Lengua, la Academia Argentina de Letras y la Academia Dominicana. Y participamos en un coloquio con directores de Academias y el Grupo “Amigos del español”, de las Naciones Unidas.

 

AB: ¿Ah sí?

BRC: La Academia Argentina de Letras, que dirige la filóloga Alicia María Zorrilla, de Buenos Aires; la Academia Colombiana de la Lengua, que dirige el lingüista Juan Carlos Vergara, y este servidor, participamos en un coloquio para exaltar al escritor Pedro Henríquez Ureña, famoso humanista dominicano que enseñó en México y también en Argentina, y escribió valiosas obras de crítica literaria, lengua y cultura de América.

 

AB: Incluso, dicen que había tenido relación con Borges. ¿O no, estoy confundida?

BRC: Ellos se conocieron, pero muy poco, porque Pedro Henríquez Ureña murió en el 46. No creo que se hayan tratado mucho.

 

AB: En algún momento leí que Borges había sido su alumno.

BRC: Se admiraban mutuamente, eso sí. Borges es el más famoso escritor americano, reconocido a nivel mundial, de la lengua española, sobre todo. En países no hispanos es altamente admirado, y en los últimos años Borges tiene un reconocimiento total.

 

AB: Lástima que, en Argentina, doctor Rosario, se hayan olvidado de él.

BRC: No creas, Alejandra. Me cuentan académicos argentinos sobre la alta presencia y estimación de que goza Borges entre los argentinos. Académicos argentinos, como Nina Bruni, Pedro Luis Barcia o Alicia María Zorrilla, veneran a Borges.

 

AB: Pero eso porque son académicos, pero en la sociedad como tal, es terrible, con este idioma inclusivo, doctor…

BRC: Sí, a nivel de pueblo es otra cosa.

 

AB: Es espantoso. Los políticos hablan de «todes».

BRC: Eso es un disparate. Son las feministas, que lo dañan todo. Justamente en Córdoba, Argentina, por primera vez escuché ese disparate de «todas y todes», por una profesora de allá, defendiendo a raja tabla esa nefasta propuesta, que las Academias rechazan.

 

AB: Gracias a Dios, y espero que la sigan rechazando y no se dejen influenciar.  

BRC: Rechazaremos siempre ese disparate porque no se compadece con el genio de la lengua española.

 

AB: Yo tengo conocidos que escriben con la x. Yo les he preguntado, ¿y cómo lo pronuncian? En vez de decir «Mi hijo e hija», ponen «Mi hijx».  

BRC: Un disparate que degenera y altera la estructura de nuestra lengua.

 

AB: Doctor Rosario, las presentaciones de libros, ¿son de autores dominicanos? 

BRC: Son libros de autores dominicanos y extranjeros. Por ejemplo, las publicaciones que hace la Real Academia Española, como los diccionarios, la ortografía y la gramática, los hemos presentado en la Academia Dominicana. Pero, además, hemos presentado libros de escritores españoles, como obras de Miguel de Cervantes, san Juan de la Cruz, santa Teresa de Jesús, Antonio Machado, Miguel de Unamuno, Federico García Lorca y Santiago Muñoz Machado, actual director de la RAE; y libros de autores americanos, como Rubén Darío, Miguel Ángel Asturias, Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Jorge Luis Borges, Carlos Fuentes y Ernesto Cardenal, y de escritores actuales, con su presencia física, como los norteamericanos Odón Betanzos y fray Paul Dupuis, el mexicano Fredo Arias de la Canal, el guatemalteco Guillermo González Villanueva, el costarricense Jorge Sham Chen, los nicaragüenses Sergio Ramírez, Conny Palacios y Nydia Palacios Vivas, el hondureño Segisfredo Infante, los colombianos Bogdan Piotrowski y Helena Ospina, el ecuatoriano Eduardo Mora-Anda, la argentina Nina Bruni o los puertorriqueños José Luis Vega y Luce López-Baralt. Pero, por supuesto, también libros de muchos autores dominicanos y académicos de la lengua, como Federico Henríquez Gratereaux, Marcio Veloz Maggiolo, Rafael González Tirado, Franklin Domínguez, Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, Manuel Núñez, José Enrique García, Juan José Jimenes Sabater, María José Rincón, Fabio Guzmán Ariza, José Rafael Lantigua, Rafael Peralta Romero, José Miguel Soto Jiménez, Manuel Matos Moquete, Tony Raful, Andrés L. Mateo, Odalís Pérez, Irene Pérez Guerra, Emilia Pereyra, Ofelia Berrido, Tulio Cordero, Fausto Leonardo Henríquez, Manuel Salvador Gautier, Jaime Tatem Brache y de este servidor, entre otros.

 

AB: ¡Wao, se nota que usted trabaja! 

BRC: Sí. Por ese trabajo a favor de la Academia, de nuestra lengua y nuestra literatura, los académicos me han reelegido como director de esta corporación.

 

AB: ¿Ustedes tienen página web, no es cierto? 

BRC: Sí. Y publicamos un Boletín electrónico cada mes, con el reporte de crónicas de nuestras actividades, ponencias, entrevistas, estudios y temas lingüísticos y literarios.

 

AB: ¿Y están a través de las redes sociales?  

BRC: En este momento el encargado de la página electrónica está en Nueva York, en un tratamiento médico. Pero a su regreso, Dios mediante, retomará esa publicación.

 

AB: Por ejemplo, ¿tienen presencia en Instagram, Facebook?  

BRC: No como institución; esa es una presencia individual.

 

AB: Por ejemplo, ustedes hacen una actividad virtual —como la han estado haciendo ahora—, invitan por correo electrónico, me imagino; o sea, ustedes tienen ya un público bien definido y que lo siguen en sus actividades, me imagino. Pero, dos cosas: ¿Cómo hace la gente que no está en ese listado de correos electrónicos, para enterarse? Y segundo, ¿tienen alguna forma de interactuar con los mismos participantes?

BRC: Un hecho muy importante es la edición virtual del Boletín de la Academia. En este momento, por la restricción de la pandemia, el único medio de contacto con nuestros seguidores es el correo electrónico y la publicación del Boletín. Publicamos charlas, coloquios y conferencias mediante la plataforma electrónica. No tenemos otra vía, por el momento, para interactuar con los participantes, a no ser la misma vía electrónica. Seguimos recibiendo consultas, cartas y entrevistas electrónicamente.

 

AB: Ah, eso es muy bueno.

BRC: Lo más importante, en este momento de crisis sanitaria, es la publicación del Boletín de la institución. En ese Boletín publicamos las actividades que presentamos durante el mes: estudios y ponencias de los académicos, todo lo relacionado con lo que hace la institución (incluidas las cartas que recibimos), artículos de opinión, entrevistas… Tiene varias facetas ese Boletín que publicamos cada mes, y no solo se lo enviamos a los académicos de la lengua, sino también se lo enviamos a un grupo grandioso de personas interesadas en temas de lengua y de literatura con las cuales mantenemos contacto, y si algunos se enteran de que existe el Boletín y piden que los incluyamos, los incluimos. Pero, además, ese Boletín no solo circula en el país; yo lo envío a todas la Academias del mundo hispánico, que son muchas: en Hispanoamérica y a la Academia Norteamericana de la Lengua Española, en New York; en España a la RAE y varios académicos de la Real Academia; a la Academia de Filipinas en Asia, a la Academia Ecuatoguineana de Guinea Ecuatorial, en África; a la Academia del español antiguo, en Israel; y a muchos escritores extranjeros con los cuales mantenemos contacto electrónico.

 

AB: ¿En África hay una Academia? 

BRC: Sí, en Guinea Ecuatorial, un país que estuvo gobernado por españoles hasta mediados del siglo pasado, y allí hablan español

 

AB: ¿Y me dijo también Filipinas? 

BRC: Sí, Filipinas tiene también una Academia de la Lengua Española. En Filipinas hay una porción de sus hablantes que habla español. Y también en Norteamérica, New York tiene una Academia Norteamericana de la Lengua Española. Es decir, no es solo con los países de la América hispana con los que nos relacionamos, sino también con las Academias de todo el mundo hispánico nuestra Academia mantiene contacto.

 

AB: Nunca se me hubiera imaginado ni en África ni en Filipinas. 

BRC: Y en Israel también, pues en ese grandioso país existe una Academia de la Lengua Española, que se llama Academia Judeoespañola de la Lengua, que está integrada por hablantes que hablan el antiguo español que se hablaba en la época en que los judíos fueron expulsados de España en el 1492, que también se llama ladino. Ya esa Academia Judeoespañola fue reconocida por la Real Academia Española. Son hablantes judíos que conocen el español y residen en Israel. En América, como en New York y Miami, hay hebreos que hablan el ladino.

 

AB: Es importante ese dato.

BRC: En el año 1492 ocurrieron tres hechos históricos: los judíos españoles fueron expulsados de España; se realizó el Descubrimiento de América; y se publicó la primera Gramática de la lengua castellana en el mundo occidental, escrita por Antonio de Nebrija. Fue la primera gramática que se publicaba de una lengua europea.

 

AB: Ah, eso yo no lo sabía. Otra pregunta, doctor Rosario. El Boletín de la Academia, ¿son artículos de opinión de gente…?

BRC: Son artículos de académicos de la lengua y de algún que otro invitado, porque a veces publicamos artículos de intelectuales que no son de la Academia.

 

AB: O sea, que pueden ser artículos que estén relacionados con la lengua. ¿No? 

BRC: Con la lengua y con la literatura. Son dos áreas: la lengua y la literatura… Hace poco se celebró en un pueblo de España que se llama Nebrija, donde naciera el autor de la primera gramática de nuestra lengua, que queda en Andalucía, la aparición de la Gramática de Nebrija, donde nos iban a invitar, pero por la «jodía» pandemia —como diría nuestro pueblo—, se suspendió esa invitación.

 

AB: Los talleres que ustedes imparten ¿generalmente de qué temas son?

BRC: De gramática o del léxico de nuestros hablantes o de literatura.

 

AB: Y estos ¿a quiénes están dirigidos?

BRC: A todo el que se interese por la formación de la lengua española, porque tratamos de sembrar lo que se llama conciencia de lengua, y la conciencia de lengua la tiene una persona que siente amor por la palabra: cuando una persona consulta el diccionario, si desconoce el significado de una palabra; cuando una persona se preocupa por el buen decir, en cuanto a la corrección gramatical y la belleza de la expresión. Eso es parte de nuestro trabajo, promover esas inquietudes intelectuales, estéticas y espirituales a través de la palabra, a través del conocimiento de la lengua, a través del estudio de la literatura.

 

AB: La lengua a través de la literatura. O sea que, en esos talleres, me imagino que se leerá, se discutirá un libro, alguna obra. 

BRC: Sí, sí, ejemplos de textos literarios, como hacía Pedro Henríquez Ureña. Por ejemplo, Pedro Henríquez Ureña publicó una Gramática, que justamente la dio a conocer en Argentina, y cuando él explica un concepto gramatical, normalmente, ¿tú sabes lo que hace? Él pone un ejemplo de poesía, por ejemplo, o de narrativa, donde se aplica ese concepto, donde se aplica el uso del adjetivo o el uso del pronombre o de la preposición o la combinación de una palabra con otra para ilustrar su uso en textos narrativos y poéticos. Es una grandiosa Gramática que la escribió viviendo en Argentina.

 

AB: ¿Enseñan en esos talleres, o en algún evento que hayan dado, formas de escribir, por un lado, una literatura, una poesía, una tesis? ¿Cuál es la técnica o cuál es la forma que se debe usar? No sé si es así que se debe decir o expresar. 

BRC: Depende del tema que se haya elegido, porque a veces enseñamos, por ejemplo, los recursos de la creación literaria, los recursos compositivos para la escritura de una novela o las leyes de la creación poética… Son decenas de temas posibles que se pueden enseñar.

 

AB: Muy bien, acabo de aprender bastante. La misión y la visión ya son, más o menos, lo que usted ya me ha dicho, y los objetivos. ¿Quiénes imparten todos estos talleres o cómo es que organizan los coloquios? ¿Viene alguien, ustedes lo planifican?

BRC. Tenemos académicos que colaboran en esas actividades, y yo les asigno tareas según la demanda. Por ejemplo, tenemos estudiosos de la lexicografía, como María José Rincón, Fabio Guzmán Ariza, Roberto Guzmán, José Miguel Soto Jiménez y Rita Díaz; expertos en gramática, como Ricardo Miniño, Ruth Ruiz y Domingo Caba; analistas de la creación poética, como Juan José Jimenes Sabater, Tony Raful y José Enrique García; entendidos en el arte de la narración, como Federico Henríquez Gratereaux, Manuel Núñez. Rafael Peralta Romero y Giovanny Cruz Durán; expertos en lingüística, como Odalís Pérez, Ana Margarita Haché y Manuel Matos Moquete; y en crítica literaria, como José Rafael Lantigua, Ofelia Berrido y Miguel Collado. Y promotores literarios, Emilia Pereyra, Fernando Cabrera, Laura Gil, Miguel Solano, Sélvido Candelaria, Carmen Pérez Valerio, Camelia Michel y Luis Quezada. Cuando organizamos un coloquio, invitamos a los preparados en el área del saber correspondiente, como gramática o lexicografía, poesía o novela, teoría o creación. Yo mismo participo en esas tareas, tanto lingüísticas como literarias, porque trabajo en las dos áreas, lengua y literatura.

 

AB: ¿Usted es doctor en qué disciplina?

BRC: En filología. La filología aborda la lengua y la literatura mediante el estudio de la palabra. Cursé un doctorado en filología en la Universidad Complutense de Madrid. Fui el primer dominicano en graduarse con un doctorado en Filología Hispánica, y me he dedicado al estudio de la lengua, el cultivo de la literatura y el habla de los dominicanos. La mejor vía para la formación intelectual es la lectura de obras literarias y el estudio de la lengua.  Y la mejor forma de enriquecer el léxico es consultar el diccionario.

 

AB: Lo que ustedes investigan ¿dónde los publican?  

BRC: En los libros y los boletines de la ADL. Esta Academia ha publicado cinco diccionarios: Diccionario del español dominicano, Diccionario fraseológico del español dominicano, Diccionario de refranes, Diccionario de símbolos y Diccionario de mística. Y varias obras con estudios lingüísticos y literarios.

 

AB: ¿Tienen ustedes tienen biblioteca? 

BRC: Tenemos una biblioteca de lengua y literatura al servicio de la comunidad.

 

AB: ¿Le han pedido el espacio para hacer alguna filmación cinematográfica?  

BRC: Sí, más de una vez hemos proporcionado el espacio físico de la institución para alguna que otra filmación de documentales y películas.

 

AB: Supongo que ustedes están satisfechos con el servicio que ofrecen.

BRC: Nos sentimos complacidos porque hemos logrado que la Academia Dominicana de la Lengua tenga una presencia en la comunidad, que nos reconozcan como una institución importante que contribuye al desarrollo cultural de nuestro país, el conocimiento de nuestra lengua, a la valoración de nuestra literatura…, en fin, que se trata de una institución que tiene un alto reconocimiento en la sociedad dominicana en todos los niveles, especialmente en los niveles intelectuales. Quienes tienen consciencia del desarrollo intelectual, estético y espiritual, valoran lo que hacemos desde la Academia Dominicana de la Lengua. Nos complace el reconocimiento a nivel nacional e internacional. Hacemos un servicio a favor de nuestro pueblo, nuestra lengua y nuestra cultura.

AB: Le agradezco esta entrevista, que me ha parecido muy interesante.

BRC: Gracias a usted. Bendiciones del Altísimo. ¡Salud y vida!

(Transcripción: Miguelina Medina).

 

INTELECTUALES AMERICANOS EXALTAN LA LENGUA ESPAÑOLA «LA DIVERSIDAD LINGÜÍSTICA Y EL FUTURO DEL ESPAÑOL EN EL MULTILATERALISMO»

Varios directores de Academias de la Lengua Española en América participaron, con otros intelectuales hispanoamericanos, en un diálogo sobre “La diversidad lingüística y el futuro del español en el multilateralismo”, en un coloquio convocado por el embajador Guillermo Fernández de Soto, representante permanente de Colombia ante las Naciones Unidas en Nueva York y presidente del Grupo Amigos del Español en Naciones Unidas, quien también fungió como moderador de ese panel virtual, en el que hablaron don Santiago Kalinovsky, director del Departamento de Investigación Lingüística y Filológica de la Academia Argentina de Letras; don Richard Bueno, director del Instituto Cervantes en Nueva York; don Marco Martos Carrera, director de la Academia Peruana de la Lengua; doña Carmen Millán de Benavides, directora del Instituto Caro y Cuervo, de Colombia; y don Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua. La invitación fue extendida «a los directores de Academias de la Lengua representadas en dicha reunión, igualmente a sectores académicos y culturales, y otros intelectuales interesados en la materia». Con un agradecimiento especial hacemos mención del señor embajador Juan José Portorreal, representante permanente de la República Dominicana en las Naciones Unidas, con cuya asistencia afable ha sido posible realizar la presente reseña del susodicho evento, celebrado el 30 de noviembre de 2021.

 

Ponencia de doña Carmen Millán de Benavides, del Instituto Caro y Cuervo: 

«Gracias, don Santiago, sus planteamientos a mí me parecen muy interesantes, y yo retomo en el 2% de las palabras que tenemos localmente y en el 98 que nos comunican. Quisiera señalar, después de hablar de la variedad lingüística que hay en Colombia y de las dificultades que enfrentamos con lenguas que están, muchas de ellas, en peligro de supervivencia, que recientemente hicimos un trabajo con el último hablante de la lengua tinigua, y lenguas que ya aprendimos, que no se dicen, que son muertas, y que en los recientes movimientos de la calle y demás pudimos ver, es parte de la adopción de una identidad negada desde la oficialidad, desde los grupos que dominan territorialmente; es la reindigenización de la gente joven que quiere aprender las lenguas originarias, entrar en leguas profundamente llenas de sentido para este tiempo que nos corre. Es un poco al margen, se puede decir, como comentario de pie de página de lo que acaba de ocurrir.

Acudimos a ese 98%, a ese caudal de palabras que tenemos comunes. Pero, pues, “las cosas se parecen mucho en lo que se diferencian”, decía por ahí un libro sobre tango que compiló Ernesto Sábato, hace tiempo. Las palabras propias y las palabras locales son registros en diferentes formas del empleo de una lengua, sea en los medios de comunicación, sea en el aula de clases, sea en el registro escrito, sea en el registro científico. Y estábamos hablando de la gran preocupación para una institución como esta (que es una pequeña universidad, destinada a trabajo que tiene que ver con la lingüística, con la literatura, con el mundo editorial, con la enseñanza del español como segunda lengua y como lengua extranjera y de la escritura creativa, que son los cinco programas que hay acá), la preocupación que es la carencia de un espacio científico y técnico para el español en el mundo, para tener presencia en el mundo de las revistas y en el mundo de la bibliometría indexada, mediante la cual aparecen nuestros artículos (o creemos nosotros), para la comunidad científica; aunque quienes trabajamos en otras formas de apropiación social del conocimiento, bien sabemos que los paradigmas bibliométricos que nos imponen el inglés, y que niegan el castellano —o el español, como le decimos nosotros—, son esos paradigmas bibliométricos, y que finalmente la aspiración a publicar en inglés, en Journals, es algo un poco triste, en el sentido de que el público de los Journals, lo conforman nuestros padres, que se sienten orgullosos de ver ahí, y los de la comunidad científica, que son unos diez (de los cuales diez, cinco son amigos nuestros que nos van a citar y cinco son enemigos) que, al citarnos, también nos dan visibilidad en los paradigmas bibliométricos.

Hay que replantearse el buscar ese espacio científico del español sin hacer investigación valiosa en español. Y esa es una de las cosas que toca regresar para revisar las cifras en las que nos hablan de Colombia como segundo país hablante del español, Estado Unidos como el futuro mayor hablante del español, las cifras de las economías, de los países que manejan el español, etcétera, y regresar a lo que los otros nos llamaban “la cosa en sí”, y “las cosas en sí” son las palabras que usamos. Y las palabras que estamos usando son las que provocan una empresa del espíritu, una empresa lingüística que es el viaje al patrimonio lingüístico de Colombia, que es el Diccionario de colombianismos.

Y les quiero contar un poco cómo es que ocurre que hay diccionarios del español hablado en México, del español hablado en Argentina, y este Diccionario de colombianismos es el diccionario del español que se habla en Colombia, con todos sus contactos lingüísticos y demás. El Diccionario se nutre de los aprendizajes, que se remontan a la creación misma del Instituto (que va a cumplir 80 años), a su larga tradición lexicográfica, que se inicia con la publicación del Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana, de Rufino José Cuervo, un diccionario que le dio al Instituto Caro y Cuervo el Premio Príncipe de Asturias en 1999. Don Rufino dejó destinada en su empresa lexicográfica, enorme cantidad de fichas y demás, pero solo alcanzó a publicar de su Diccionario en París, hasta la letra D. Este Instituto fue creado para recoger todo el trabajo lexicográfico y darle culminación a ese Diccionario, que para García Márquez es la gran novela de las palabras. Ese es su Diccionario de construcción y régimen. Es el diccionario de autoridades de una persona que mantuvo una polémica con Juan Valera, pensando en que el español, con las variedades en que nosotros lo hablamos por acá, se iba acabar e íbamos a terminar como el latín, saliendo del gran árbol y volviéndonos ininteligibles los unos a los otros. Ese miedo del siglo XIX, de los primeros años de las Independencias, un miedo compartido por Andrés Bello, por Cuervo en parte, y discutido con Valera, es un miedo superado ya, para nosotros los que hablamos por acá; pero entre las personas que no trabajan en estas corrientes, es un miedo que pervive, pero no por la variedad del español, sino por las que llaman “contaminaciones”. Y por eso insistía en la cifra del 2% de las palabras (que son distintas del 98% que queremos siempre utilizar), de ese 2% que va variando porque va siendo lengua de tribu humana o va siendo lengua de momento o va a ser lengua que se pone en boga desde las redes sociales, y aparece y desaparece, como las redes sociales y los pajaritos en twitter y todas estas cosas, con una memoria de corta duración.

Estamos, entonces, trabajando en diccionarios que recogen un momento de la lengua, un momento que puede ser estelar, no lo sabemos; un momento que recoge registros de la lengua, soportes que no existen más, como por ejemplo las cartas, un género como el género epistolar, que ha visto desaparecer las formas que le daban sustento, tan importante en el mundo diplomático, como han sido las cartas. Se presentan cartas credenciales, se contesta mediante cartas, se usa todavía la retórica del “arcitáminis” que nos dejaron los latinos. Y siempre tenemos estas fórmulas retóricas para un soporte que ya está reducido en el correo electrónico a muy pocas fórmulas remanentes; quizás “cordialmente” al final, sea lo que queda, pero ya, nada más.

Todas esas cosas, los cortes de las palabras, las contaminaciones, lo que tenemos en común y lo que tenemos en diverso son las preocupaciones del español que nosotros hablamos para comunicarnos, para entendernos entre nosotros como acto comunicativo; de las redes o de bronca o de comunicación de ideas altísimas, de gran calado, o con fórmulas del afecto cotidiano y fórmulas a las que debimos acudir durante todo este tiempo de encierro, que regresaron. Regresaron las fórmulas amorosas, de recuperar palabras de amor que teníamos guardadas y que nosotros hemos llamado en el Instituto “Palabras de reencuentro”, que estamos buscando; palabras que volvimos a sacar del baúl de los recuerdos, de las palabras que teníamos pegadas en nuestro cuerpo, que hacen parte de las geografías del desarraigo que ha vivido la sociedad colombiana.

Hemos propuesto un español que está figurado a partir de otro instrumento muy poderoso del Instituto que es el Atlas lingüístico y etnográfico de Colombia (ALEC), donde uno puede abrir un mapa y torrencialmente podemos ver cómo se dice “niño” en Colombia (en las diferentes regiones de Colombia); cómo se dice “llover” en Colombia, Todo ese español. Pero si se abre el ALEX vamos a encontrar todo el léxico que tiene que ver, y que tuvimos que desenterrar, para conversar en el mismo lugar de la pandemia. Esas son las reflexiones que nos están ocupando.

El español en las Naciones Unidas es un español del registro del 98% de las palabras comunes. Pero yo creo que el embajador invitó al Caro y Cuervo, y no a la Academia Colombiana de la Lengua, para hablar de las palabras que nos son diversas, que nos distinguen. Él nos invitó a hablar del 2% y yo agradecí su invitación para proponerles el juego delicioso de la traducción simultánea entre nosotros, hispanoamericanos, que nos entendemos y que trabajamos a pesar de todo.

Yo quisiera recorrer solamente tres subtítulos de este volumen: lo diverso, creo que dice más que lo que yo trato de convencer, aunque estoy intentando no hablar “cositas” para no tener pies de páginas en una comunicación oral. 1. “Palabra nacional de Chile”, ese es el ensayo con el que contribuye una gran escritora que es Carla Wesenvai. 2. “¿Cómo se perjumó el español con el nicaragüense?”, escribe alguien desde España; “Tópicos dialectales del equívoco, la sorpresa, el milagro y la fascinación en México”; “Pocas, pero sabrosas”, lo que yo cité de Vale Sigelmo; “Testimonios dialectales en torno al tabú, entre agravios y jolgorios”. 3. “Enfogonada”, un ensayo que llega de Puerto Rico. Y leo estos ejemplos para decirles que estamos en un registro hablando en las Naciones Unidas, y en medio de esta conversación, y de pronto aparece la presencia destructiva de un lenguaje que, al interrumpir, se comprende en todos los lenguajes: ¿Qué tienen esas imágenes? ¿Qué poder tienen para entrar en los no lugares y provocar toda esa angustia que provoca no poder comunicarnos, pero a la vez poder afirmar con alegría que los que estamos aquí, estamos usando el 2% y el 98% para sonreír, para alegrarnos y podernos comunicar entre todos nosotros.

Les agradezco y los felicito y espero que puedan leer nuestro Diccionario de colombianismos, un libro que yo recomiendo para la mesita de noche, que es el lugar no negociable de nuestras lecturas; nosotros que leemos porque nos toca, casi todo el tiempo, y que cuando queremos leer lo que queremos leer, podemos abrir un diccionario en la mesita de noche y encontrar una palabra bella, que a mí me gusta porque me recuerda mi abuela, la palabra “zumbambico”. “Zumbambicos” son los que nos intervinieron acá, molestando, haciéndole de chinches, saltando de una página para otra, no quedándose quietos. Hablemos, entonces, con las palabras del 98% y gocémonos en el 2%. Y yo sé que en los pasillos de las Naciones Unidas se habla con el 2% y en el momento de la lengua oficial, de las seis lenguas oficiales que se hablan en Naciones Unidas y que se documenta en los diferentes documentos, se trabaja con el 98%, y así nos va. Gracias».

   Las palabras del señor Embajador, don Guillermo Fernández Soto, conjugó el esparcimiento de las esplendorosas pronunciadas por la distinguida expositora: «Carmen, muchas gracias, usted ha sido un bálsamo para todos nosotros, en estos momentos, porque, en el caso mío, me puse un poquito nervioso, pero usted quiso cerrar esta página y ya la olvidé. Le agradezco, infinitamente, sus palabras. Y de nuevo, su presencia hoy nos estimula, y como usted muy bien terminó, nos da mucha alegría».

 

El doctor Richard Bueno, director del Instituto Cervantes en Nueva York:  

«Señor embajador, muchísimas gracias por la invitación, y enhorabuena por la iniciativa. Estoy contento de que me esté convirtiendo en asiduo, porque es la segunda vez que participo, lo cual me llena de placer y de regocijo. También veo a mis colegas de la Misión de España, saludos a todos, y, por supuesto, a los participantes. Yo estoy muy contento por todo lo que estoy oyendo, porque me gusta utilizar siempre un tono muy positivo cuando hablo del español.  El español, realmente, goza de unas características que son absolutamente espectaculares, comparadas con cualquier otra de lo que se llama “las raras lenguas”. Pero dentro de la caracterización de “grandes lenguas”, que, como se sabe, hay una serie de indicadores que se utilizan para ello, el español está muy bien posicionado. Entonces, no solo por lo que. En términos lingüísticos, evidentemente, no es lo que se valora cien por cien para catalogarlo, sino toda su cultura, el hecho de que se habla un idioma homogéneo, un importante grado de nivelación y poco riesgo de fragmentación, etcétera. También es una lengua de cultura, en primer orden (ahí entran muchas de las cosas que estábamos hablando), no solo la cultura, digamos, literaria, histórica, geográfica, cinematográfica, sino las culturas que se han ido transmitiendo desde generaciones, desde muchos años y que perviven hoy en diferentes zonas de la geografía del español y de diferente manera; se van transmitiendo de generación en generación, y perviven, sea en el 98% o sea en el 2%. Pero el español es una lengua internacional, eso es muy importante porque, realmente, es lo que hace que acreciente ese valor, ese gusto, esa devoción que hay en muchas partes del planeta por lo que significa el español, el castellano, como lo quieran llamar, eso es una cuestión simplemente de opción personal y que en algunas personas tiene un significado muy importante. Yo, por ejemplo, me crie en España y aprendí el español o castellano. Para mí es lo mismo, es decir, simplemente es una idea, un concepto de cultura y lengua, y cariño y amor, que siento por lo que representa ese concepto. El español es una lengua compacta, geográficamente muy compacta, y aunque parece que ese es un trato que tiene poca relevancia, es muy importante, porque la comunicatividad que existe entre toda la geografía en español es muy fuerte en ciertas partes del mundo. Y es bastante importante, muy importante en otras partes, donde, por ejemplo, está Beneston, la Unión Europea. En el Continente Americano hay una gran concentración de países hispanohablantes, y eso, aunque a los lingüistas no nos guste escucharlo, eso acrecienta mucho el valor económico del español. Yo sé que hay mucha gente que se echa a temblar cuando empezamos a hablar de economía y de cuestiones de estadísticas, al hablar de la lengua, pero van unidas, básicamente. Otra característica del español es su índice de comunicabilidad muy alto —es ese 98 al que se refería Carmen—, y un índice de diversidad mínimo bajo. La diversidad es enorme, pero entre los hablantes es fácil la comunicación. Yo estoy comparándonos con las otras grandes lenguas que no tienen todo ese bagaje cultural o histórico detrás, o esa inmensa variedad, un número de variedades que le aporta esa riqueza. Había unos grandes eslóganes: “La unidad de la diversidad” o “La diversidad de la unidad”; ambas son absolutamente fundamentales, pero yo creo que, cuando hablamos, como bien dice el título del coloquio de hoy: “La diversidad lingüística y el futuro del español en el multilateralismo”, el futuro del español, realmente, se puede ejemplificar en una frase que se atribuye a Plinio el Viejo que es: “Cada uno es hacedor de su propia fortuna”. Entonces, depende, realmente, de nosotros.

Yo creo que toda la comunidad hispanohablante tiene una gran fortuna de tener gente tan importante —como todos nosotros, como todos ustedes—, defendiendo con pasión al español, y en instituciones con un bagaje importante y también una voz importante, para hacer llegar a todos los rincones del mundo la importancia y la valía del español. Creo que con acciones culturales o lingüísticas conjuntas es la única manera de llegar al multilingüismo y al multilateralismo y que se nos vea como una gran potencia lingüística. Es decir, como nos vemos nosotros es como nos ven los demás. Y ahí es donde está la importancia: cómo nos ven los demás. Realmente, para poder tener unos criterios que sean fácilmente transmitibles al resto de las demás lenguas, tenemos que estar pensando en esa lengua conjunta y haciendo uso de todas las variedades con la riqueza que se comporta. En el Instituto Cervantes somos unos jovencitos que cumplimos 30 años. Yo sé que las grandes instituciones como la Alianza Francesa, que nació en 1800, tienen una gran historia. Nosotros somos más jovencitos, pero hemos hecho muchísimo todos estos años, sobre todo aprendiendo, desde el primer momento, que es fundamental, ir todos de la mano. Es decir, los grandes proyectos que han tenido más renombre para el Instituto Cervantes han sido los que tienen carácter internacional, como, por ejemplo, la recientemente creada Red Canoa. Evidentemente, la primera palabra que ha cruzado el charco para llegar al Diccionario español, del taíno, pues ha sido la que ha nombrado ese gran proyecto cultural de internacionalización de los proyectos culturales de toda la comunidad hispanohablante: “canoa”. —Carmen, te acordarás cuando estábamos en Madrid, cuando yo estaba en la Dirección Académica, trabajábamos mano a mano con los compañeros de México, de la ONAM, del Instituto Mexicano Caro y Cuervo…, y toda esta unión hacía una fuerza enorme a la hora de hacer los proyectos. Ahí presentasteis, creo recordar, el Diccionario de colombianismos, y traías con gran cariño ese chocolate elaborado por las comunidades indígenas, que representaba, más que una barra de chocolate, era un poco esa pasión que cada uno de los países tenía hacia sus culturas indígenas y autóctonas—. Por lo tanto, apoyar la unidad, sin descuidar la variedad, es lo fundamental para este tipo de misiones. Nosotros, en el Instituto Cervantes (ahora mismo estoy en Nueva York), muchas de las grandes actividades que realizamos se establecen en conjunto con las instituciones internacionales del mundo hispánico y, por supuesto, los consulados generales de los diferentes países iberoamericanos. Nuestro proyecto, la Tribuna Iberoamericana, por ejemplo, en cada uno de los países tiene su voz y su representación. O el Congreso de “Lengua e identidad, variación lingüística e igualdad social”, también cuenta con la participación de los diferentes países, porque, realmente, nosotros necesitamos ser vistos como uno global, con un sinfín de variedades que enriquece esa unidad. Pero, seríamos una piña más que unas uvas, aunque en el fondo sepamos que cada uno somos una uva dentro de un gran racimo.

Yo simplemente quiero mencionar y añadir algo a lo que se estaba diciendo antes, que, a pesar de que tenemos todas o algunas cualidades como hablantes de la misma lengua, sí que hay unos retos que es evidente que tenemos que afrontar; todos vienen relacionados con el aumento del índice del desarrollo humano de todos los países hispanohablantes: 1. Concienciar a la población sobre el valor de su identidad y su cultura. 2. Aumentar los índices de producción científica para poder igualarnos a las tres grandes lenguas, que estarían posicionadas, según los indicadores, por encima del español. 3. Aumentar los índices de publicaciones en español, incluso cuestiones como registros de patentes. Por ejemplo, el uso del español en Internet, la producción de contenidos en español y la presencia en plataformas digitales o la representación de los organismos oficiales del español, como una de las lenguas a tener en cuenta. Yo creo que tenemos todas las bases y todos los ingredientes para poder conseguir lo que queremos y simplemente tenemos que recordar la frase de “Cada uno es hacedor de su propia fortuna”. Muchas gracias por la invitación y estamos aquí dispuestos a conversar con nuestros queridos colegas, a los que saludo, a todos, aquí».

 

Guillermo Fernández Soto: Muchas gracias al doctor Bueno, siempre es ¡muy bueno! Escucharlo. Usted ha sido muy claro y es una persona que tiene un enorme concepto de lo que significa el español para todos nosotros; yo quiero agradecer que, aquí, desde muy cerca, nos esté acompañando. Y vamos a seguir en ese contacto a través de este grupo, que es un grupo realmente interesado en los temas del español y, sobre todo, en lo que usted señala: en la necesidad de pensar en el futuro, cómo podemos contribuir de una manera en que se puedan ver los resultados que usted bien señalaba: la producción de nuevos textos o más publicaciones en español; en fin, tantas cosas que hoy en día la tecnología nos ofrece para difundir aún más nuestro español, que, como usted dice, es una de esas cosas positivas que hay en el mundo. Muchas gracias, doctor Bueno.

 

Don Marco Martos Carrera, director de la Academia Peruana de la Lengua:

«En primer lugar, quiero agradecer la iniciativa de la delegación de Colombia, y a usted mismo, señor embajador, por esta actividad en defensa del español, que, por lo visto, ya lleva un buen tiempo. Yo quería empezar subrayando mi conciencia, digamos, en el plano teórico, con lo expresado por el delegado de Argentina, profesor Kalinovsky, al comienzo, que podría resumirse en que todas las variantes del español son buenas, que no hay español malo, que el español de una comunidad es tan bueno como el de otra, y que no hay que pensar que hay un paralelo, un lugar por el que pasa la verdad del español. El español pasa por sus 500 millones de hablantes. Pero al mismo tiempo quiero matizar un poco lo que él ha dicho, subrayando la importancia del encuentro del español con las lenguas originarias en los pueblos de América, que no han hecho sino enriquecer al español con un lenguaje, con una cantidad de vocablos muy importante en cada uno de los países. También dijo que solamente dos países, México y Argentina, que tienen diccionarios de uso del español contemporáneo. Yo quisiera matizar eso diciendo que hay otros países en los que, si bien no hay un diccionario de uso del español (que son casi todos), en todos estos países hay diccionarios de peruanismos, de chilenismos, de dominicanismos, de palabras del Uruguay, del Ecuador, etc. Y podría citar algunos, por ejemplo. Aquí tengo el Diccionario del español de Nicaragua, de Francisco Arellano, exdirector de la Academia de Nicaragua, que ha consignado vocablos del español de Nicaragua diferentes a “mesa” o “lápiz”, claro. Pero así también nosotros tenemos en el Perú el Diccionario de peruanismos, en Chile el de chilenismos, en Ecuador está la contribución de Joaquín Córdova. Yo diría que, en todos los países, o en casi todos, hay estos diccionarios que, de pronto, recolectan el 2% de las palabras, que son muy útiles.

Entonces, hay una actitud, digamos, bastante antigua, de defensa del español americano y esa actitud tiene nombres y apellidos. Caro y Cuervo serían dos ejemplos colombianos, Andrés Bello en Venezuela, y Ricardo Palma en el Perú (que tuvo una controversia en 1892 con los académicos españoles, precisamente por la inclusión de vocablos originarios en América en el Diccionario, que, en ese momento, era de la Real Academia). Y justo es decir que España ha ido modificando, con el paso del tiempo, su actitud, a tal punto que, el Diccionario de la lengua española ahora lo hacen los 23 países que conforman el mundo panhispánico. Es una cosa que quiero subrayar. Y la otra es que, por iniciativa de un mexicano —para mí, ejemplar—, como fuera el presidente de México, en 1951, Miguel Alemán, se creó la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), que tiene una importancia muy grande, que nadie hubiera soñado en el siglo XIX ni al comienzo del siglo XX. ASALE es el hilo académico que une a nuestros países a través de sus Academias, y marcha, digamos, sin controversias dentro y resolviendo cosas; y también ha publicado un Diccionario de americanismos, en 2010, y el DEL, que ahora está esperando una reedición con mayor trabajo conjunto. Esto no excluye, de ninguna manera, lo que ha dicho el profesor Kalinovsky: la necesidad de hacer trabajos específicos en cada uno de los países para defender el uso del español en nuestras comunidades; para dar, digamos, dignidad, a cada uno de los países; para que la gente sienta orgullo de hablar el español en la medida que aprendió de sus padres; y que eso sea importante en Santiago de Chile, como en México o en Bogotá y todos nuestros países. Yo diría que ese es el principal aporte.

Y quería destacar también algo que tiene que ver con el manejo del español. Y me refiero ahora al crítico y poeta peruano Roberto Fernández Retamar, quien publicó, primero, un artículo en 1969, titulado “Calibán” (que después se transformó en libro), mencionando los grados de manejo del español, históricamente, por nuestros pueblos. Los primeros nacidos en nuestro Continente que hablaron el español, lo hablaron con una lengua extraña, con una lengua de uso, impuesta y que necesitaban expresarse en ella. Y el ejemplo para esto, en el caso peruano, no es el Inca Garcilaso, que manejaba el idioma como el propio Cervantes —con gran soltura y precisión—, sino en su forma de hablarla, que hablaba un castellano muy mezclado con el quechua y, digamos que, no es propuesto como un modelo en ese momento. Pero sí es un modelo de actitud, de una persona que trata de expresarse y que reclama el derecho de los nacidos en este Continente, de los derechos sociales ante el rey Felipe, en su momento. Pero Fernández Retamar dice que hay un segundo momento en el que los hablantes tienen ya un manejo sobrio, preciso (todavía no artístico), digamos, en líneas generales, que ya no lo sienten como un idioma adversario, un idioma enemigo. Y hay un tercer momento —según el propio Fernández Retamar—, en el que ya hay grandes cuotas de dominio del idioma español y ese momento se alcanza, precisamente, a través de los escritores de primer rango.

España demoró ocho o diez siglos en tener un Cervantes. Nosotros hemos demorado cinco siglos en tener un César Vallejo, un Gabriel García Márquez, un Mario Vargas Llosa, un Octavio Paz. Yo diría que, estos escritores, estos cuatro o cinco escritores que he mencionado, a los que habría que añadir a Juan Rulfo, probablemente, y a José María Arguedas, son prototipos del manejo fluido y artístico del idioma español y lo hemos alcanzado en América, de los que nos podemos sentir muy orgullosos. Muchísimas gracias. Saludos para todos ustedes».

—Guillermo Fernández Soto: Yo quiero recordarles a todas las personas que nos acompañan en el día de hoy, que el doctor Marco es un gran poeta peruano. Yo había pensado pedirle que nos contara de esa historia, pero tenemos que dejarlo para otra oportunidad. Quiero reconocer su trayectoria y su destacada vida dedicada a la poesía. Es un orgullo para América Latina. Muchas gracias por acompañarnos, doctor Martos.

—Doctor Marco Martos: Muchas gracias por esas estimulantes palabras.

—Guillermo Fernández Soto: Quiero darle la palabra al embajador alterno de la República Dominicana, Juan José Portorreal, quien va a hacer una presentación del doctor Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua.

Como lo indicó el señor embajador Guillermo Fernández Soto, moderador de la excelsa sesión virtual entre los intelectuales, la presentación del doctor Bruno Rosario Candelier estuvo a cargo del señor embajador Juan José Portorreal: «Muy buenos días, estimado embajador Guillermo Fernández Soto; con usted a todo el equipo de la Misión de Colombia. Buenos Días, representantes permanentes, distinguidos expositores, colegas diplomáticos, y todos ustedes que se encuentran asistiendo a este conversatorio, amantes interesados en esta hermosa y rica lengua como lo es la española, la que hace posible que nos estemos comunicando en el día de hoy. Es de gran honor para la Misión Permanente de la República Dominicana ante las Naciones Unidas, contar con la presencia virtual, como expositor de una de las más grandes figuras de la lengua y las letras dominicanas, del filólogo, crítico literario, ensayista, novelista y promotor cultural, doctor Bruno Rosario Candelier.

El doctor Rosario Candelier es licenciado en Educación por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, institución a la cual pertenece y en la cual ha dejado un enorme legado magisterial; y es también doctor en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid. Tiene otros estudios y diplomas de Periodismo, Filología Española e investigador lingüístico, así como profesor de Lengua y Literatura. Es director de la Academia Dominicana de la Lengua, miembro correspondiente de la Real Academia Española, y de las Academias Norteamericana, Filipinas, Hondureña, Nicaragüense y Puertorriqueña de la Lengua Española. Asimismo, presidente del Ateneo Insular y creador del Movimiento Interiorista. Digirió el suplemento cultural Coloquio del periódico El Siglo, de Santo Domingo. Coordinó el sector cultural como subsecretario de Educación y fue director general de Bellas Artes. Ha participado como ponente en congresos internacionales de academias, universidades y ateneos en los Estados Unidos e Iberoamérica; y jurado en certámenes literarios nacionales e internacionales, como el Premio Cervantes de España.  Por su intensa labor cultural y extenso trabajo literario, ensayos y novelas, con más de sesenta libros publicados, ha recibido diversos galardones en el extranjero y en la República Dominicana obtuvo en 1988, por Tendencias de la novela dominicana, el Premio Nacional de Ensayo; y en el 2008 el Premio Nacional de Literatura. Señoras y señores, ante ustedes el doctor Bruno Rosario Candelier».

 

Palabras de don Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana

«Deseo iniciar mis palabras con una salutación especial al señor embajador dominicano, don Juan Portorreal, y a los demás embajadores presentes en este acto tan significativo para la valoración de la lengua española en el mundo. Quiero felicitar a los organizadores de este evento por la importancia lingüística que tiene y, desde luego, agradecer esta invitación que nos honra, en representación de la Academia Dominicana de la Lengua. Quiero también resaltar la brillante participación de los ponentes que me han precedido en el uso de la palabra, y, al comentar lo que voy a decir, constituye una ratificación de algunos de los conceptos que en esta sesión se han expresado sobre la lengua española.

En primer lugar quiero subrayar que todas las variantes idiomáticas del mundo hispánico son válidas, y esa es una actitud que se aprecia en el mismo seno de la Real Academia Española, donde he tenido la oportunidad de participar en reuniones académicas, y allí se ha subrayado la importancia de todas la variedades idiomáticas del español en América y en las demás regiones del mundo donde se habla español, y, desde luego, eso significa que cada uno de nuestros países, tanto de América como de Europa, Asia y África, donde hay países que hablan la lengua española, sus variantes idiomáticas tienen la misma categoría en términos lingüísticos. Eso, naturalmente, es algo que debemos celebrarlo, compartirlo y promocionarlo por la virtualidad expresiva de su lenguaje, por el aporte intelectual, estético y espiritual que hacen cada uno de nuestros hablantes, y, sobre todo, por la importancia que tienen esas variedades en sus respectivas regiones y comunidades.

Desde el principio de esta sesión, dos ponentes subrayaron la existencia de diccionarios del español de México y de Argentina. Yo estimo que esos dos ilustres representantes de sus respectivas academias tendrían que haber hablado de la existencia de diccionarios del español americano desde México hasta la Argentina. ¿Por qué? Porque todos nuestros países tienen diccionarios de sus respectivas variantes idiomáticas. Por ejemplo, en la República Dominicana contamos con el Diccionario del español dominicano; pero lo mismo se puede decir de Puerto Rico, Honduras, Nicaragua, Colombia, Chile, etc. En fin, de todos nuestros países hispanoparlantes. Ese hecho, naturalmente, enriquece nuestra lengua con el caudal léxico de las respectivas comunidades de hablantes de nuestra América y del mundo hispánico. De manera que ese 2% de que se ha hablado es altamente importante porque esa cantidad de vocablos de nuestra habla es lo que nos da la especificidad idiomática de naciones con autonomía y con propiedad lingüística.

Desde luego, hay que subrayar que la instancia de la lengua general es la determinante en el español de todos los hablantes del mundo hispánico, y, además de la lengua general, existen las lenguas regionales y las lenguas locales, y todas son válidas con sus rasgos fonéticos, léxicos y semánticos. El hecho de que haya aquí representantes de tantos países, a través de las Naciones Unidas, indica, y de alguna manera avala, la categoría de nuestra lengua. Todas nuestras variantes tienen facetas lexicográficas muy importantes, tan abundantes que sería tedioso tener que leer cada uno de los diccionarios de sus respectivos países; pero cada uno de esos diccionarios avala el perfil lingüístico de una comunidad determinada, lo mismo si ese hablante es de Cholula, en México, o de San Pedro Sula, en Honduras, o de Moca en la República Dominicana. Es decir, todas las regiones y todos nuestros hablantes tienen una singular categoría por su identidad idiomática en atención a la propiedad lingüística que poseen y como testimonio también de su talento creador; porque un aspecto muy importante para nosotros los estudiosos de nuestra lengua y para los buenos hablantes del español es el hecho de la herencia que recibimos con este hermoso idioma que hablamos, como es la lengua española, pero antes de estudiar y valorar la dimensión lexicográfica, gramatical y ortográfica de la lengua española, recibimos el don del Logos, el Logos de la conciencia, que fue el antiguo pensador presocrático Heráclito de Éfeso el primero que concibió la palabra Logos para testimoniar esa grandiosa dotación que nos distingue y enaltece a todos los hablantes en todas las lenguas del mundo porque se trata del valioso don divino que recibimos después del don de la vida quienes tenemos la categoría biológica y espiritual de la condición humana.

Pues bien, nosotros tenemos un grandioso patrimonio lingüístico en América en virtud de la existencia de la lengua general y de las lenguas locales de las variantes idiomáticas. Como hablantes tenemos el conocimiento de la lengua general y en virtud de ese conocimiento nos podemos entender y comunicarnos con todos los hablantes de todas las regiones idiomáticas del mundo hispánico. Pero también tenemos una riqueza idiomática particular, es decir, el léxico propio de cada una de esas variantes de nuestros países que le dan una singularidad a la forma de hablar y que, naturalmente, hemos de conocer y estudiar si queremos tener un mayor dominio, porque si un chileno pronuncia la palabra “guagüita”, el concepto al que alude no lo van a entender todos los hablantes del español en el mundo. ¿Por qué? Porque “guagua” en República Dominicana es el ‘vehículo que ofrece un servicio público’, pero para un chileno es un ‘bebé’. Eso quiere decir que, al estudiar las variedades regionales, tenemos que conocer el sentido de sus creaciones léxicas y semánticas para entendernos mejor. Pero, gracias a Dios y gracias a la cantidad mayoritaria del léxico general, es decir, por el ya mencionado 98% de la lengua general, podemos comunicarnos y entendernos todos los hablantes de las diversas comunidades del mundo hispánico. Y es la lengua general la que se ha internacionalizado gracias a los medios de comunicación y especialmente gracias a la obra de los escritores, porque, justamente, son los escritores, y sobre todo los narradores de Hispanoamérica, los grandes novelistas de Hispanoamérica, quienes le dieron el impulso a la lengua española para su internacionalización. De tal manera, que ya la lengua española se ha convertido en la segunda lengua más estudiada en el mundo, después del inglés, y eso es un logro muy valioso y muy honroso para nuestro idioma porque la lengua española y su literatura se estudia y se lee en todos los países del mundo, y eso, naturalmente, debe enorgullecernos a nosotros como hablantes de esta hermosa lengua que heredamos de Castilla.

Desde luego, si pensamos en América, existen lo que se llama los americanismos. Y entonces, en virtud de la existencia de los americanismos, podemos hablar de la existencia de términos léxicos y variantes semánticas en el español de América. El americanismo léxico es la palabra creada por los hablantes americanos con una forma expresiva diferente de las demás formas léxicas de la lengua general. Y el americanismo semántico es la palabra de la lengua española que en nuestros países tiene un significado peculiar y diferente. Entonces, ese aspecto es parte de la riqueza de las variantes americanas de la lengua española. Pero ante esa realidad, ante la riqueza del español en América y también de las demás regiones del mundo donde se habla la lengua española, existe la particularidad de que, actualmente, tiene mucha importancia lo que se ha dado en llamar panhispanismo. Y esa vocación panhispánica es una manera de hermanarnos a todos los hablantes de la lengua española, justamente, para fortalecer esa herencia que compartimos los usuarios del español en cualquier parte del mundo hispánico. En efecto, el español que se habla en las Naciones Unidas, desde luego, es el español general, que es la dimensión de nuestra lengua que fortalecemos cada vez que participamos en una conferencia, en un evento académico como este, cada vez que hablamos en público o que publicamos un artículo o un libro, es decir, siempre que entramos en comunicación con hablantes de otros países y siempre que queremos testimoniar el nivel culto de nuestra lengua (porque cuando hablamos ante un público no usamos el nivel coloquial o peculiar con el que nos comunicamos cuando hablamos familiarmente con nuestros amigos y relacionados), y, sobre todo, cuando lo hacemos desde un escenario, en el que debemos comunicar una idea, un concepto, o cuando damos una charla o coloquio público, o cuando nos expresamos o nos comunicamos con el propósito de dar una conferencia, una disertación o la participación en un panel, como este en el que estamos participando, usamos la lengua general.

En definitiva, quiero subrayar es el hecho de que el futuro del español está asegurado, seguirá creciendo y potenciándose por el impacto que ha tenido a lo largo de las últimas décadas; seguirá creciendo por el impacto de las obras de nuestros escritores (obras ejemplares en su mayoría), y por suerte, la mayoría de los países del mundo hispánico tienen eminentes cultores de la lengua española que la enriquecen y prestigian por su talento y su creatividad, por el aporte intelectual, estético y espiritual con que canalizan el uso de la palabra en una obra de su creatividad. Y es, justamente, lo que acabo de subrayar, el uso de la palabra y el arte de la creación verbal, lo que nos enaltece a nosotros como hablantes que heredamos el legado de Miguel de Cervantes, de san Juan de la Cruz y santa Teresa de Jesús, y el de los grandes escritores que nos han enriquecido con sus obras y han contribuido a que fortalezcamos esta herencia hispánica que compartimos. Un escritor, por ejemplo, como el dominicano Pedro Henríquez Ureña, que enseñó en México, en Cuba y en la Argentina, que estudió en los Estados Unidos de América y en España, que participó en tantos escenarios internacionales, es un ejemplo del fecundo panhispanismo y del aporte edificante y luminoso que tantos escritores han realizado y han enaltecido la lengua española con el uso ejemplar de la palabra, justamente por esa virtualidad discursiva, expresiva y activa que contiene el poder creador de la lengua y que forma parte de este encuentro que en ese momento comparten tantos intelectuales, como embajadores, académicos y escritores de distintas regiones de nuestro mundo hispánico.  Sigamos, entonces, hacia adelante y sigamos fortaleciendo esa hermosa herencia que nos enaltece como hablantes de esta hermosa lengua de Castilla y de cada una de nuestras variantes idiomáticas en todo el mundo hispánico».

 

Conversatorio final de la sesión  

—Guillermo Fernández Soto: Muchísimas gracias, doctor Bruno Rosario Candelier, por su intervención, nos llena de esperanza y, como usted muy bien lo señala en dos frases: lo primero que decía es que el español tiene futuro, no hay duda de ello, la prueba está en esos 500 millones de hablantes que hoy hay en el mundo y, sobre todo, en los estudios que se siguen haciendo en muchos lugares para aprender el español. Sin duda el impacto de los escritores, el impacto de ustedes, que trabajan día a día en la preservación del enriquecimiento del español, que ustedes puedan expresar lo que significa el español y cómo debemos protegerlo. Ese legado constituye uno de los fines de estos encuentros.

 

—Del chat (leídas por el señor Embajador): Me parece que esta es una pregunta que concluye muy bien y que nos permite mirar esta parte del diálogo. Lamentablemente por razones de tiempo no podemos tener un diálogo interactivo más intenso, como querríamos; pero no se preocupen que los vamos a volver a molestar, como decimos en Colombia): «Cuando pensamos en diccionarios pensamos en definiciones de palabras. Pero ¿qué tal si pensamos en historias detrás de las palabras, historias que nos cuentan las palabras, por ejemplo, una palabra del 2% por ciento que aprendieron los interlocutores cuando eran jóvenes y que cuenten la historia detrás, como la de la palabra “zumbambico”, de la directora del Instituto Caro y Cuervo? ¿Qué anécdotas o historias de palabras podrían compartirnos los asistentes para fortalecer la relación entre los hablantes del español?». Yo quiero pedirle al profesor Alejando Bureba, que iba a coordinar esta última parte, si él nos puede hablar brevemente (lamentablemente, porque esto da una cantidad de parahistorias), de este concepto. Y también, para finalizar: ¿Cómo podríamos nosotros contribuir a la divulgación del español de una manera más activa? Doctor Alejandro, la palabra es suya, le ruego tomar en cuenta el tiempo. Y al doctor Bruno Rosario Candelier agradecerle de nuevo su valiosa intervención.

 

—Alejandro Bureba: Embajador, invitados, a todos los conferencistas, muchísimas gracias por darme la oportunidad de cerrar este evento. Efectivamente, habría hecho dos preguntas. Sé que el tiempo apremia y yo voy a ir muy rápido. Yo voy a tratar de contextualizar por qué esa pregunta. Llevamos ya varios años con el Instituto Caro y Cuervo presentando el Diccionario de colombianismos, justamente, y retomo las palabras del doctor Kalinovsky, no como un diccionario integral sino como un Diccionario de colombianismos. Y, efectivamente, sería interesante volver sobre ese concepto, pero es el diccionario que nos presenta las palabras específicas de Colombia. Y acá, justamente en un evento que hicimos, una de las personas se nos acercó al final y nos dijo: «Es muy interesante que ustedes nos hablen de definiciones y que nos digan, tal vez, cómo hay que hablar. Pero ¿qué pasa con todas las historias que conocemos detrás de las palabras y que nosotros aprendemos las palabras a través de esas historias?

Y les voy a dar solo dos ejemplos para cerrar: el primero, seguramente ya lo conocen, es la historia de la palabra «belladona» («beladona», que utilizamos también en español). Y esto nos devuelve hasta la Italia del siglo XVII, cuando se organizaban esos bailes, esas fiestas, y que las mujeres utilizaban la sustancia de la belladona —como se llamaba la atropina— en su forma líquida, para ponerse dos gotas en los ojos. ¿Por qué lo hacían? Porque la pupila dilatada de la mujer era considerada como una característica que le daba belleza en la Italia del siglo XVII. Solo la palabra «belladona» en ese sentido nos cuenta una historia muy interesante detrás; no es una historia etimológica, es decir, no nos cuenta la raíz de la palabra necesariamente, sino que nos cuenta cómo llegamos a esa palabra. Y ahora un ejemplo personal —y me permito aquí entrar en un colombianismo y compartirlo con ustedes—. Es la palabra «galear». Cuando yo era pequeño, mi abuela me decía que yo era un «galeador», es decir, que no paraba de comer todo el tiempo. Yo no entendía y ella me decía «Usted es muy galeador» y yo pensaba que ella me estaba diciendo que yo era muy bonito, o algo por el estilo, porque yo no la entendía nada y yo seguía comiendo. Hasta que un día alguien me explicó que «galear» significaba ‘comer por fuera de las horas de la comida’, de la mañana, del mediodía y de la noche. Y en ese sentido entendí lo que mi abuela estaba tratando de decirme, pero solamente hasta ese momento. Y la palabra «galear», cada vez que la escucho, me hace pensar en mi abuela, me hace pensar en la vida de mi abuela, me hace pensar en la vida de las personas que utilizaban esa palabra. Por eso planteaba la pregunta. Efectivamente las definiciones son muy importantes, la lexicografía es importante; pero también en términos de la divulgación y de la exploración del lenguaje sería interesante pensar en esas historias que podemos compartir, de manera informal, con otras personas, con las palabras que nosotros hemos aprendido del español. Y es muchísimo más interesante cuando lo hacemos con personas que hablan español de otros países.

Efectivamente, retomo un poco lo que se ha dicho en toda la discusión: no hay un solo buen español que se hable; cada español tiene su picante. Y eso es lo interesante, por eso tenemos personas que vienen de otros países, no hispanohablantes, a aprender en cada uno de los países: Colombia, Argentina, República Dominicana, Cuba. Tenemos todos los países, tenemos diferentes españoles y eso es lo que nos hace ricos; eso es lo que nos hace interesantes. No hay una sola manera de hablar bien el español. Y, de hecho, eso es lo que hace que las cosas se vuelvan más interesantes cuando pensamos en la divulgación, que era la segunda pregunta que yo hacía. Efectivamente, en un contexto académico, los artículos académicos son muy importantes. Y tratar de hablar de investigaciones en español y en inglés, quizás a veces sea muy complicado.

¿Qué otra manera de divulgar tenemos? Hoy en día, gracias a la tecnología, tenemos muchas propuestas diferentes: tenemos, desde España hasta el fondo de Latinoamérica, muchísimos atlas lingüísticos que se han publicado a nivel digital, que nos permiten descubrir la variedad del español, de maneras distintas, sin pensar en definiciones. Por supuesto, como soy colombiano, me permito hablar del Atlas lingüístico-etnográfico de Colombia, que se puede visitar en línea. Pero no solamente: tenemos el ALPI, que es el Atlas lingüístico de la Península Ibérica, tenemos el Atlas de Chile. Tenemos muchísimos atlas que hoy en día están tratando de acercarse a esa forma de multilingüismo a través de las nuevas tecnologías. Solamente quería terminar con eso. Fue un honor poder participar con ustedes. Muchísimas gracias por darme la oportunidad de cerrar esta charla. Hemos aprendido muchísimo y creo que el multilingüismo fortalecerá, de diferentes maneras, el multilateralismo a través de las estrategias que se han presentado hoy en día. Les agradezco la oportunidad.

 

—Guillermo Fernández Soto: Muchas gracias, Alejandro, me encanta ver que las nuevas generaciones se preocupan por el español. Para nosotros aquí en Naciones Unidas el tema de los jóvenes comprometidos con temas como este, realmente, es un elemento que nos cohesiona y que nos apasiona, por el significado que tiene, y por el significado, especialmente, que tiene en temas como proteger y lograr que el español siga siendo uno de los idiomas importantes, como ya lo es en las Naciones Unidas. Gracias, Alejandro, y sigue con esas inquietudes que nos alegran muchísimo.  

En el cierre formal del diálogo, el señor embajador Guillermo Fernández Soto expresó: «Para concluir, yo quisiera comentarles que nuestro propósito es recoger un informe de los principales elementos que aquí hoy se analizaron y se discutieron. Yo quiero agradecerles a todos los expositores, porque la verdad que uno se va muy contento, alegre, se va satisfecho. Ha sido, realmente, una mañana maravillosa llena de aprendizajes. Lo digo a título personal, pero estoy seguro de que todos los que estamos aquí lo comparten plenamente y además un orgullo muy grande contar con latinoamericanos como ustedes, preocupados por preservar esa hermosa raíz que nos une, que es la lengua española. De manera que los felicito, les agradezco nuevamente y admiro todo lo que ustedes hacen, porque, efectivamente, el español tiene futuro, sobre todo cuando existen personas como ustedes, que así lo hacen todos los días y que comparten para que el idioma español se recoja en esos dos grandes conceptos: en el del 98% y en el del 2%; porque yo comparto esa idea. Y nada más hermoso que incorporar en nuestra propia lengua todas las variantes que puedan existir en nuestra región. Les reitero el agradecimiento a todos los expositores por su paciencia y su presencia en el día de hoy. A los colegas que me acompañan aquí, expresarles mi agradecimiento. A todos los otros colegas, que estoy seguro están atentos a esta discusión, decirles que les llegará el libro. Aquí vamos a repartir algunos, a los otros se los haremos llegar. Saludo a Carmen por este regalo tan especial, como el primer regalo de Navidad. Y por supuesto recibirán el informe para que podamos compartirlo. Hasta aquí llego. Si no hay algo más, podemos dar por levantada la sesión. La verdad: ha sido un enorme gusto y me siento muy feliz de haber podido presidir, hoy día, este encuentro tan hermoso con todos ustedes.

 

(Reporte de Miguelina Medina para la Academia Dominicana de la Lengua.

Video: Grupo de Amigos del Español.mp4)

EL VOCABLO “MANGÚ” EN EL DICCIONARIO ACADÉMICO

DEL DIRECTOR DE LA RAE AL DIRECTOR DE LA ADL, MADRID, 25-06-21

 

Sr. D. Bruno Rosario Candelier

Director

Academia Dominicana de la Lengua

 

Querido Director y amigo:

De acuerdo con su solicitud, respaldada por el ministro de Relaciones Exteriores de la República Dominicana y por el embajador de la República Dominicana en España, el Pleno de la Real Academia Española, en su sesión del pasado día 3 de junio, ha estudiado la propuesta de incorporación del vocablo mangú al Diccionario de la lengua española, que ha sido aprobada. Sin embargo, la constatación de su uso en otras áreas lingüísticas, a veces bajo formas diferentes, nos ha llevado a profundizar en la investigación documental a fin de completar, en su caso, la información sobre sus variantes y extensión geográfica. Confío en que podamos concluir pronto el proceso, del que le informaré oportunamente, e incluir la voz en la próxima actualización del Diccionario.                                                                               

Felicito al Instituto Guzmán Ariza de Lexicografía, dirigido por la académica doña María José Rincón, por el excelente estudio lexicográfico realizado, que es decisivo para la integración de mangú en el DLE. 

Con mi agradecimiento por su iniciativa, le hago llegar un abrazo afectuoso.

 

Santiago Muñoz Machado

Director de la Real Academia Española

Presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española

 

LA REAL ACADEMIA INCLUYE A «MANGÚ» EN EL DICCIONARIO 

(https://la-real-academia-espanola-incluye-al-mangu-en-el-diccionario-oficial/)

 

La Real Academia Española anunció la inclusión del término «mangú» en el diccionario oficial de la corporación. Como parte de la campaña, “Ser dominicano es lo máximo”.

20 de diciembre de 2021

La Real Academia Española anunció la inclusión del término «mangú» en el diccionario oficial de la RAE. Como parte de la campaña, “Ser dominicano es lo máximo”, la red de hipermercados Jumbo inició esfuerzos para promover la inclusión del término y así enaltecer el popular plato gastronómico dominicano.

Durante el proceso, se trabajó de la mano con la Academia Dominicana de la Lengua, y el término fue incluido el pasado jueves 16 de diciembre, como parte de la actualización 23.5 del Diccionario de la Lengua Española (DLE) de la RAE y la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), consultada por millones de hispanohablantes en todo el mundo.

«Como marca, Jumbo invita a celebrar las cosas que hacen a los dominicanos especiales, en cualquier parte del mundo. A principios de año, nos dimos cuenta que, “mangú”, una palabra muy dominicana, que nos caracteriza alrededor del mundo y representa nuestro desayuno favorito, no estaba presente en el DLE de la RAE», comenta Madelyn Martínez, vicepresidenta de Mercadeo y Retail Financiero de Centro Cuesta Nacional.

«Fue en ese momento cuando, de la mano de nuestra agencia Ogilvy Dominicana, vimos una oportunidad: utilizar las plataformas de Jumbo para promover la inclusión de la palabra en el diccionario, y compartir con el mundo una parte importante de nuestra identidad».

El proceso inició el 2 de febrero del 2021, fecha en la cual Jumbo activó sus redes sociales para crear conciencia sobre la importancia de nuestra identidad y nuestra lengua. De esta manera, se incentivó provocar que creadores de contenido, especializados en concienciar a los dominicanos sobre temas relevantes, así como también invitar al público en general a hacerse eco de la propuesta. El contenido fue agrupado bajo la etiqueta #Mangu´EnLaRAE, con el objetivo de tener un alcance multinacional.

La misma etiqueta sirvió para promover respuestas del público objetivo acerca de la iniciativa de apreciación de la palabra mangú y de la cultura que la rodea.

A la información agregamos que el director de la Academia Dominicana de la Lengua, el doctor Bruno Rosario Candelier, y la lexicógrafa de la institución, la doctora María José Rincón, participaron en un conversatorio sobre la palabra “mangú” y otros aspectos idiomáticos del español dominicano con las delegadas de Jumbo en la capital dominicana.

 

LA RAE CONMEMORA EL 70 ANIVERSARIO DE ASALE

Encuentro de las Academias de la Lengua Española con motivo de la conmemoración de los setenta años de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE)

 

Por María José Rincón

 

La Real Academia Española convocó en su sede madrileña a los directores y presidentes de las academias de la lengua española para la conmemoración del septuagésimo aniversario de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE).

Jueves, 9 de diciembre de 2021

La mañana del jueves 9 de diciembre tuvo lugar la reunión de trabajo de los directores y presidentes de las Academias de la ASALE en la sala Dámaso Alonso de la Real Academia Española, presidida por don Santiago Muñoz Machado, director de la RAE y presidente de la ASALE, con la asistencia de don Francisco Javier Pérez, don Manuel Gutiérrez Aragón, secretario y tesorero de la ASALE, respectivamente, y la Comisión Permanente de la ASALE, representada por don Jorge Ignacio Covarrubias, académico numerario de la Academia Norteamericana de la Lengua.

Don Santiago Muñoz Machado dio comienzo a la reunión con el detalle del programa de actos y la información sobre las especiales circunstancias sanitarias vividas por la Comisión Permanente de ASALE y el protocolo sanitario establecido para las dos jornadas académicas.

El presidente en su informe dedicó especial atención a la explicación de los términos del acuerdo entre el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación y la Asociación de Academias de la Lengua Española para la creación de un nuevo programa de becas de formación y colaboración destinado a todas las academias de la lengua española. Este programa de becas de formación y colaboración tiene como objetivo garantizar la participación de todas las corporaciones en los proyectos panhispánicos fundamentales. El acuerdo hará posible la existencia de un becario en cada academia de la ASALE con una beca de veintiocho meses de duración, repartidos entre la formación virtual (cuatro meses) y presencial (seis meses) en la Escuela de Lexicografía de la RAE y la colaboración formativa en la respectiva sede académica (18 meses). Este nuevo sistema, que sustituirá al vigente, será efectivo a partir de septiembre de 2022. Don Francisco Javier Pérez, secretario general de la ASALE, presentó su informe sobre las actividades del Pleno de la Comisión Permanente 2021, formada por los académicos doña Margarita Vásquez Quirós, de la Academia Panameña de la Lengua, don César Armando Navarrete Valbuena, de la Academia Colombiana de la Lengua, y don Jorge Ignacio Covarrubias, de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Los miembros de la Comisión visitaron el centro de estudios de la RAE, para conocer de primera mano los equipos que trabajan en el Diccionario de la lengua española, el Diccionario histórico de la lengua española y la nueva edición del Diccionario panhispánico de dudas. Asimismo, han visitado la sede de Cilengua, en el Monasterio de San Millán de la Cogolla en La Rioja. Los miembros de la Comisión Permanente han participado en las comisiones temáticas del Diccionario de la lengua española y han ofrecido charlas a los estudiantes del Instituto de Lexicografía. La Comisión Permanente de la ASALE 2022 estará formada por académicos de Guinea Ecuatorial, Guatemala y Honduras.

Don Francisco Javier Pérez presentó los volúmenes 10 y 11, correspondientes a 2021, de la colección Clásicos ASALE: Presente y futuro de la lengua castellana, obra de Humberto Toscano Mateus, en edición de Susana Cordero de Espinosa y Léxico indígena en el español de México, de Juan M. Lope Blanch, en edición de Pedro Martín Butragueño.

Don Santiago Muñoz Machado informó a los directores, presidentes y delegados sobre el estado de los proyectos académicos panhispánicos en curso.

            Crónica de la lengua española 2021. La obra publicada fue entregada a los asistentes, con el agradecimiento por la colaboración prestada por todas las academias. Se informó que se harán llegar varios ejemplares de la obra a cada academia para su distribución entre los académicos interesados.

            Crónica de la lengua española 2022. La nueva edición de la Crónica se centrará en la reflexión sobre el estado del español en las redes y medios de comunicación, en la administración pública y entre los jóvenes. El objetivo, además, es reflexionar y comunicar cuál es el trabajo y la presencia de las academias en la sociedad. Puesto que el programado IX Congreso Internacional de la Lengua Española en Arequipa (Perú) tendrá como lema «Mestizaje e interculturalidad», se pretende que sea también uno de los ejes temáticos de la próxima edición de la obra.

            Diccionario fraseológico panhispánico. Cuenta ya con una base de datos lexicográfica de aproximadamente siete mil entradas.

            Diccionario del estudiante – México y Centroamérica. Se encuentra avanzado a partir de los trabajos sobre la matriz lexicográfica mexicana. Está prevista su conclusión en 2022 con unas diecinueve mil entradas.

            Diccionario de la lengua española. Se anuncia a los asistentes la presentación al público de la actualización 23.5 del DLE el jueves 16 de diciembre de 2021. Don José Luis Vega, director de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española, propone la revisión y evaluación de los términos y contenidos raciales en el lemario del Diccionario de la lengua española. Don Santiago Muñoz Machado lo anima a plantear esta propuesta en el pleno extraordinario de la Real Academia con los directores y presidentes de la ASALE del jueves 9 de diciembre de 2021.

Segunda edición de la Nueva gramática de la lengua española. Para el avance estable de este proyecto se sugiere la mejora de la metodología de revisión de los artículos.

            Diccionario histórico de la lengua española. Avanzan los trabajos del DHLE y se plantea sumar a la metodología que se sigue en la actualidad por familias y redes léxicas, la historia de las palabras esenciales de la lengua española.

Segunda edición del Diccionario de americanismos. Don Francisco Javier Pérez pide un plazo de reflexión para el comienzo de los trabajos de la segunda edición del DA, que deben partir de la revisión de su planta lexicográfica.

            Diccionario panhispánico de gastronomía. Está pendiente de revisión y de propuestas de las comisiones lexicográficas de las academias.

Corpus académicos. La RAE tiene el proyecto de doblar el número de entradas de los corpus académicos para mantenerlos actualizados y que puedan incorporarse al proyecto académico Lengua Española e Inteligencia Artificial (LEIA).

Proyectos editoriales. Están en marcha los proyectos editoriales de Los ríos profundos, del peruano José María Arguedas, y la Antología del mexicano Octavio Paz, cuya publicación está prevista en el IX Congreso Internacional de la Lengua Española en Arequipa, Perú. El presidente recuerda que las nuevas propuestas deben someterse a la Comisión Editorial de la ASALE.

Don Santiago Muñoz Machado informa de la posibilidad de que la Real Academia Española acceda a los fondos PERTE Lengua de la Unión Europea como apoyo a la digitalización de los fondos del Diccionario histórico de la lengua española o a la digitalización de las bases de datos de legislación americana.

El director de la Academia Peruana de la Lengua, don Marco Martos Carrera, aseguró el compromiso del Estado peruano con la celebración del IX Congreso Internacional de la Lengua Española en la ciudad peruana de Arequipa. Queda pendiente la decisión sobre la fecha del Congreso: octubre 2022 o abril 2023. Don Santiago Muñoz Machado proporciona a los asistentes el esquema temático provisional del Congreso y solicita propuestas académicas para las personas que se encargarán de ponencias y mesas redondas.

Como conclusión el presidente de la ASALE explicó el desarrollo previsto para el pleno extraordinario de la RAE y la ASALE del jueves 9 de octubre, con la participación como invitada de doña Diana Morant, ministra de Ciencia y Tecnología del Gobierno de España.

 Pleno extraordinario de la Real Academia Española con los directores y presidentes de las Academias de la Lengua, o sus delegados, con motivo de la conmemoración del septuagésimo aniversario de la ASALE

            Presidido por don Santiago Muñoz Machado, y con la presencia de doña Diana Morant, ministra de Ciencia y Tecnología del Gobierno de España, se celebró la tarde del jueves 9 de diciembre de 2021 un pleno extraordinario de la RAE con la asistencia de los directores y los presidentes, o sus delegados, de las academias de la ASALE. A lo largo del pleno, y siguiendo el protocolo establecido para las sesiones académicas, se presentaron nuevas obras de los señores académicos, como la nueva colección sobre divulgación lingüística. Doña Paz Battaner detalló la actualización 23.5 del Diccionario de la lengua española que se hará pública el jueves 16 de diciembre de 2021.

Don Róger Matus, subdirector de la Academia Nicaragüense de la Lengua, doña Raquel Montenegro, directora de la Academia Guatemalteca de la Lengua, y doña María José Rincón, delegada del director de la Academia Dominicana de la Lengua, don Bruno Rosario Candelier, tomaron la palabra a petición de don Santiago Muñoz para hacer un esbozo de la situación de la lengua española en sus respectivos países, especialmente en lo relativo al contacto con otras lenguas.

El viernes 10 de diciembre de 2021 tuvo lugar la firma del protocolo entre el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación y la Real Academia Española sobre el nuevo programa de becas de formación y colaboración para las Academias de la ASALE, en presencia de Sus Majestades los Reyes de España.

A continuación, se desarrolla el solemne acto institucional conmemorativo del septuagésimo aniversario de la ASALE, bajo la presidencia de Sus Majestades los Reyes de España en el salón de actos de la Real Academia Española. En este acto institucional el director de la RAE hizo entrega a Sus Majestades los Reyes de un ejemplar de la Crónica de la lengua española 2021 y de una edición facsímil del denominado Quijote chico.

El rey Felipe VI dio la bienvenida a los académicos y agradeció la labor de las Academias en defensa de la lengua española en el mundo.

Los actos conmemorativos concluyeron con una visita privada a la exposición «Tornaviaje. Arte iberoamericano en España» en el Museo del Prado, como símbolo de los lazos que unen a las Academias de la ASALE.

En la cena de despedida y a lo largo de las sesiones de trabajo y de los actos conmemorativos, tanto el director de la Real Academia Española y el secretario de la ASALE, como los directores y presidentes de las Academias de la ASALE me han manifestado la voluntad de que le transmita su admiración, su respeto y sus mejores deseos para usted y para su esposa y lo hacen extensivos a todos los miembros de la Academia Dominicana de la Lengua.

Aprovecho la ocasión para enviarle el saludo cordial de todo el equipo de Igalex y nuestros más sinceros deseos de salud y paz para usted y los suyos en estas fiestas y el año próximo.

 

Real Academia Española, 9-10 de diciembre de 2021

Madrid, 13 de diciembre de 2021

María José Rincón

Directora del Instituto Guzmán Ariza de Lexicografía

Miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua

ACTO INAUGURAL DE LA REUNIÓN DE DIRECTORES DE ACADEMIAS EN CONMEMORACIÓN DEL 70 ANIVERSARIO DE ASALE

   La reunión de directores y presidentes de Academias de la Lengua Española en la sede de la Real Academia Española, de Madrid, fue presidida por los reyes de España y el director de la RAE y presidente de ASALE, don Santiago Muñoz Machado.

El director de la RAE pronunció el discurso inaugural, con oportunas intervenciones de directores de las Academias Hispanoamericanas: de la Academia Colombiana, don Juan Carlos Vergara; de la Academia Ecuatoriana, doña Susana Cordero de Espinosa; de la Academia Peruana, don Marco Martos Carrera; en representación de la presidente de la Academia Argentina, doña Alicia María Zorrilla, don Rafael Oteriño; de la Academia Uruguaya, don Wilfredo Penco; don Jorge Covarrubias, de la Academia Norteamericana; de la Academia Boliviana, don José Roberto Arce; doña Concepción Company y Company, de la Academia Mexicana; don José Luis Vega, de la Academia Puertorriqueña; don Francisco Javier Pérez, secretario general de ASALE; y por la RAE hablaron don Víctor García de la Concha y don Arturo Pérez-Reverte. El rey de España, don Felipe II, en su intervención ponderó elogiosamente la obra de las Academias de la Lengua Española en el mundo hispánico.

Al evaluar la presencia del español en América, se destacó la permanencia de antiguas voces castellanas en las diversas variantes del español americano, desusadas en España. Se citaron palabras procedentes de las lenguas aborígenes americanas, como aguacate o peyote, y recordamos las voces taínas del español dominicano incorporadas al DLE, como areíto, canoa, huracán… Así como también la existencia de nuevas voces americanas sobre temas y asuntos que identifican datos de la realidad natural, geográfica, agrícola, antropológica y sociocultural de los pueblos que hablan la lengua española. Se recordó que desde 1925 el Diccionario de lengua castellana pasó a llamarse Diccionario de la lengua española en razón de la expansión del idioma nacido en Castilla.

Se valoró la creación de ASALE en 1951, en México. Y también el convenio multilateral de Bogotá en 1960, con la participación de las Academias hispanoamericanas según comentara don Francisco Javier Pérez, secretario general de ASALE.

Además de eminentes lingüistas americanos del pasado, como Andrés Bello y Rufino José Cuervo, se exaltaron las figuras señeras de la poeta mexicana sor Juana Inés de la Cruz, y la primera gran poeta dominicana, Salomé Ureña.

Entre los logros de la actual dirección de la Real Academia Española y de las Academias de la Lengua Española, se ponderó la publicación de la Crónica de la lengua española 2021, con participación de todas las Academias del mundo hispánico.

Todas las intervenciones académicas subrayaron la presencia dominante de la lengua española entre los hablantes de numerosos países. También se resaltó la colaboración interacadémica para los diferentes códigos de la lengua española.

Se ponderó la labor lexicográfica del Diccionario histórico de la legua española, con la red panhispánica de la lengua española. Don Santiago Muñoz Machado subrayó la importancia del proyecto Leia (Lengua española e inteligencia artificial) en la actualidad, en virtud de que dicha creación enfatiza el correcto uso del español en las redes sociales, como también que las máquinas hablen un correcto español. El rey Felipe II subrayó la grandiosa labor de ASALE en todo el mundo hispánico (España, América hispana, Filipinas en Asia, Guinea Ecuatorial en África y la Academia Judeo-española en Israel). Y el panhispanismo como dato cohesionador.

Madrid, RAE, 10 de diciembre de 2021.

RAFAEL PERALTA ROMERO RESALTA LA CREATIVIDAD VERBAL DE NUESTRA LENGUA

«Adaptación de palabras extranjeras sin dañar el idioma español» 

   El académico Rafael Peralta Romero dictó una charla en la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña con el título «Adaptación de palabras extranjeras al idioma español».

Al iniciar su exposición el conferenciante afirmó que estamos llenos de italianismos, anglicismos y galicismos. «Claro, no vamos a hablar de los latinismos porque el español es hijo de esa lengua y todo viene de ahí. Vamos a decir que “ferretería” viene del latín, porque ferro es ‘hierro’. La ciencia está llena de palabras griegas: la medicina, la sicología, nombre de huesos… Pero esas no son las palabras a las que nos referiremos y vamos a adaptar su uso, sino palabras que llegaron por la vía del comercio, del arte y de la cultura. Del italiano llegaron muchas palabras como soneto y la palabra piano, y todas esas palabras que se usan en el canto: soprano

«Si no pueden ser traducidos, los adaptamos y los adoptamos», apuntó. 

Al comprender la necesidad de los hablantes, el intelectual explicó que «algunos extranjerismos, que nos llegan por distintas vías (del arte, de la tecnología, del comercio), si no pudieran ser traducidos, entonces, los adaptamos y los adoptamos (palabras diferentes que se parecen fonéticamente, pero que también, en el caso que estamos hablando, se parecen mucho: “adoptar” y “adaptar”), y le decimos: “Tú te vas a quedar aquí, pero tú te riges por lo que nosotros somos”». Afirmó que «Es innegable que este recurso, es decir la adaptación, es una vía para enriquecer el léxico del español, ya de por sí bastante amplio».

Expuso que «El español ronda como las 90,000 palabras (registradas en el Diccionario de la lengua española) más las palabras que se llaman “americanismos”». Dijo que «Cada país de lengua hispana tiene su Diccionario, y hay un Diccionario de americanismos»: «Entonces, ¿cuántas palabras tiene el español? Eso no se sabe porque, vamos a decir, hay palabras que nosotros usamos todos los días que no están en el Diccionario, y palabras que usamos con otro sentido. Por ejemplo, la palabra “cuero” está en el Diccionario, pero para referirse a ‘piel’. Y cuerazo está en el Diccionario, pero para referirse a ‘golpe con el cuero’. Pero ustedes saben… no está en el Diccionario “cuerazo” con el sentido que nosotros lo usamos», consignó el analista.

 

«La adaptación conlleva desaparecer algunas vocales repetidas y sobre todo consonantes que no hacen falta»  

«La palabra “álbum” no ha sido adaptada como otros latinismos: como “podio”, “auditorium”. Se dice “auditorio” y se dice “auditórium”. Pero a auditorium en latín le dicen: “Tú vas a entrar al español, pero, eso sí, tú te pones eso (un sombrerito llamado ‘tilde’). Ponte tu tilde para que seas de nosotros”. “Auditórium” se pone su tilde, si no: “Pues te cambiamos por ‘auditorio’”».  Expuso que «El beisbol es una buena fuente para explicar lo que es adaptación de palabras, comenzando por esa base ball. ‘beisbol’, ‘béisbol’. En el béisbol tenemos muchas palabras que los periodistas en un momento asumieron conciencia de la lengua y la tradujeron». Las palabras adaptadas presentadas por don Rafael Peralta Romero fueron en total 113. De ellas es esta otra porción (recomendamos acceder al enlace compartido el pie de esta reseña para conocerlas todas):

alegro (allegro). Voz latina. Indica viveza en el pasaje musical.

alzhéimer (Alzheimer). Voz alemana. Aunque procede de nombre propio pasa a común y va en minúscula.

bonsái (bonsay). Del japonés. Planta ornamental convertida artificialmente en enana.

beicon (bacon). Panceta ahumada. Lo que aquí llamamos tocineta.

bacón. Es otra forma de adaptación más fiel a la grafía, mientras la anterior lo es a la pronunciación.

beis (beige). Del francés. Color castaño claro.

chofer (chauffeur). Francés. Persona que conduce vehículos como oficio.

   Peralta Romero explicó que «Las palabras tienen dos vías para ser adaptadas: UNA, la escritura original; y OTRA (la más frecuente), la pronunciación de la palabra. “Beicon” entró por su sonido: “beicon”, así se escribe en español.

—Público (F): Tocino.

—RPR: Tocineta. Tocineta sí. “Tocineta” es la traducción; y la adaptación es ‘beicon’. Entones, si queremos hablar más o menos en inglés, porque muchos creemos (ese es otro tema), muchos dominicanos —yo no sé otros hablantes del español—, tenemos un complejo de inferioridad lingüística frente al inglés, y creemos que las cosas dichas en inglés le dan a uno prestancia, y tenemos un gran respeto por otras lenguas.

Con la sutileza del periodista Rafael Peralta Romero compartió la siguiente anécdota: «Yo publiqué mi primer libro de cuentos, que se llama Punto por punto —yo estudiaba Derecho en la Universidad del Este— y un profesor que lo leyó, un abogado reconocido, me felicitó por el libro; pero me hizo una observación. En mi libro aparecía la palabra “bazuca”, escrita “b a z u c a”, y él me observó que «bazuca» se escribe con dos “o”. Y es con “oo” y “k” en la lengua de que procede; pero en español, «bazuca», ya, ese instrumento que no debió existir en el mundo, existe. Por tanto, si existe el instrumento, existe la palabra: “bazuca”, “zu”. Y no teman, que tienen respaldo».

Las observaciones lexicográficas de esta ponencia «están amparadas, sobre todo, en el Diccionario panhispánico de dudas, publicación oficial de las Academias, el Diccionario de la Academia, el Libro de estilo de lengua española y la Ortografía de la lengua española, todos, publicaciones de la Asociación de Academias de la Lengua Española y de la Real Academia Española», consignó el académico.   

«He observado que los hablantes del castellano a menudo muestran, o mostramos, mucho aprecio por otras lenguas, y nos esmeramos en escribir los términos de estas que nos llegan prestadas conforme a su grafía original; pero olvidan que esa actitud puede ir en desmedro de nuestra lengua, la cual ha de merecernos más respeto que las otras. Los periodistas hacen todo el esfuerzo por escribir en inglés —con muchas vocales con muchas consonantes que no hacen falta— el nombre de una cosa que tiene mangueritas, para unos muchachos desaprensivos fumar en grupo. ¿Cómo se llama eso?».

—Público: Juca.

—RPR: Yo, si tuviera que escribir esa palabra la escribiera: “j u c a”, parecido a “yuca”. Claro, algunos que tienen complejo, cuando diga “juca”, van a pronunciar ‘yuca’, porque los dominicanos creemos que la j tiene que ir con sonido y. Hay palabras en español para ese instrumento innecesario, pero si vamos a aceptar “juca”, escribámosla “juca”.

«Todo vocablo extranjero antes de ser adaptado al español debe escribirse con una marca».  «Si es en caracteres de imprenta será la cursiva —dijo— y si el texto ha sido escrito a mano la marca será colocar el vocablo de que se trata entre comillas. Solamente va entre comillas, por ejemplo, las palabras burlonas, para cuestionar, la mala fe. Por ejemplo, referirse al escritor Peralta Romero, y ponerle “escritor” (entre comillas): eso es un discurso entero contra Rafael Peralta Romero».

«Cuando se adaptan al español los vocablos foráneos, deben comportarse como palabras de nuestro idioma».  «Unos asumen la tilde, como “blíster”; otros la ñ, como “champaña”, “lasaña”; otros pierden algunas consonantes, como “chofer”, y el apellido “Masara”, que era con zz, cuando llegaron los primeros “Mazzara”».

 

«Los nombres procedentes de lenguas que no emplean el alfabeto latino…»

«Lenguas que no usan el alfabeto latino, que se escriben con unos palitos…, como el árabe, el chino o el japonés, ¿cómo lo adaptamos? No hay forma. Primero vienen unos especialistas y le hacen un proceso que se llama transliteración. Por ejemplo, cogen esos palitos chinos y dicen: “Ahí dice chofán”. Bueno, pues escribimos chofán.  Ahora vienen otros problemas a través de eso: adoptan la forma correspondiente a la lengua de quien hizo la transliteración. Por eso un chino va a los Estados Unidos adonde un embajador, le hacen su relación y le dicen: “Usted se llama John” (Aquí vino alguien y quien le hizo la transliteración le dijo “Tú vas para República Dominicana: tu nombre es Juan”). Por esa transliteración, hecha por cada cual, el nombre del país conocido por Qatar en español es ‘C a’, Catar, porque eso es que lo estamos pronunciando. Y así, su gentilicio, ¿cómo lo escribimos?: catarín, con c. Entonces el país es Catar —a confianza—».

«Soja y judo proceden del japonés, pero quien la transliteró al alfabeto latino las escribió con : «Soja», un alimento, ¿verdad? Pero los dominicanos decimos «soya». Y un juego, cuyo practicante tiene una federación que se abrevia «Fedoyudo», pero ellos escriben «Fedojudo»; y si es «Fedojudo» es «Fedojudo». Entonces, esas dos palabras proceden del japonés: soya y yudo. Ambas proceden del japonés, pero quien la transliteró al alfabeto latino las escribió con j, y nosotros, muy complacientes con la fonética inglesa, pronunciamos la j con sonido de y.

—Publico (M): Y «jipeta».

—RPR: No, «yipeta» es aparte.

  «La adaptación de palabras en nuestra lengua es trabajar en pro de la renovación y de la perfección de nuestra lengua», expresó Rafael Peralta Romero.   

Concluyó: «Nuestro idioma debe merecernos más respeto que todos los otros. ¿Por qué tanta preocupación por escribir esas palabras que proceden de otros idiomas? No, preocupémonos por escribir el de nosotros. Los académicos de la lengua, lejos de las opiniones despectivas con las que a ellos se refieren algunas personas, trabajan por la renovación y perfección de nuestra lengua. La adaptación de palabras a nuestra lengua es eso: trabajar en pro de la renovación. Y fíjense que en la lingüística hay tendencias: algunos le llaman “puristas”, porque son conservadores. Entonces, el que acepta palabras de otras lenguas no es tan conservador, no es purista; lo que quiere es que las palabras se escriban como debe ser en español».

(Reporte de Miguelina Medina  https://www.youtube.com/watch?v=kCWnspTQ-Js

ACADEMIA DOMINICANA RECONOCE LABOR DE SUS LEXICÓGRAFOS

Con motivo de la celebración de su 94 aniversario, la Academia Dominicana de la Lengua realizó un acto para reconocer al equipo de lexicógrafos que integra el Instituto Guzmán Ariza de Lexicografía (Igalex), adscrito a la ADL, por su valioso servicio de investigación lexicográfica a favor de nuestra lengua, de nuestra Academia y del país.

Es importante señalar que esta comisión lingüística está compuesta por los académicos María José Rincón González, Ruth Ruiz, Rita Díaz Blanco, Fabio Guzmán Ariza, Roberto Guzmán Silverio, Rafael Peralta Romero, Domingo Caba Ramos y Miguel Collado.

Presidió la actividad el director de la corporación, don Bruno Rosario Candelier, con la presencia de los académicos de la lengua José Enrique García, Manuel Núñez Asencio, Eduardo Gautreau de Windt y Miguel Solano. Rafael Peralta Romero fungió como presentador del acto.

Rita Díaz Blanco hizo una breve exposición en la que dio algunas pinceladas sobre el Instituto Guzmán Ariza de Lexicografía (Igalex), adscrito a la Academia Dominicana de la Lengua. Manifestó que la labor del Igalex es trabajar en el área de lexicografía, la actualización del Diccionario del español dominicano, la reconexión de vocablos y todo lo relacionado con esta área: “La tarea vertebral del Igalex es la actualización del Diccionario del español dominicano, cuya primera edición fue publicada en el año 2013. Una de las misiones de este año es convertir ese diccionario en una herramienta digital que esté a disposición de las personas interesadas no solo en aumentar su vocabulario, sino en conocer su lengua materna”, explicó la académica.

Díaz Blanco informó que actualmente el Igalex propone realizar una segunda edición del DED, para lo cual el equipo está trabajando fuertemente, reuniéndose todas las semanas mediante vínculos de conversaciones a través de las redes de la tecnología en busca de actualizar el contenido del diccionario, completar y transformarlo para su nuevo formato.

Por otro lado, la académica Ruth Ruiz, en su intervención, brindó unas informaciones sobre una de las iniciativas de la Fundación Guzmán Ariza pro Academia Dominicana de la Lengua (Fundéu).

La experta en gramática de la lengua explicó que la Fundéu nace con el objetivo de impulsar el buen uso del español en los medios de comunicación de la República Dominicana. Su labor principal consiste en hacer recomendaciones sobre el lenguaje utilizado en la prensa escrita, los medios audiovisuales y las redes sociales. Desde sus inicios, en julio del 2016, esta entidad cuenta con un Consejo Asesor compuesto por académicos y periodistas, que preside el director de la ADL, don Bruno Rosario Candelier. Más recientemente, el equipo del Igalex se ha incorporado a las labores de redacción y corrección de las recomendaciones.

Finalmente, Ruth Ruiz rindió cuentas de que a la fecha se han publicado más de 740 recomendaciones, las cuales se difunden a todas las personas interesadas en recibirlas por correo electrónico en un boletín al que ya se han suscrito unas 10, 600 personas y también se publican en la ciberpágina de la institución.

El académico e investigador literario, Miguel Collado, también tuvo la oportunidad de presentar su exposición, la cual tituló “Un breve paso por mi vida en la literatura”. Collado contó que entró al mundo de la literatura en el 1967, cuando escribió un poema a sus 13 años. Era un poema de amor titulado “Tus ojos negros”, motivado por la atracción que una joven de su edad había causado en él con todas las consecuencias emocionales que el primer amor convoca. El intelectual manifestó que en 1976 fue el año de su definición como escritor, “Ya tenía 22 y a esa edad emprendí mi primera aventura como investigador: me propuse hurgar en las raíces históricas de ese pueblo perdido en la serranía, en el que, muy hacia atrás en el tiempo, había tenido la América hispánica a su primer rebelde revolucionario: el cacique Caonabo, quien se paseaba por las montañas de Jánico mucho antes de arribar a la Isla el Almirante Cristóbal Colón acompañado de un grupo de delincuentes españoles salidos de las cárceles”, relató.

Agregó, también, que tuvo el privilegio en ese entonces de recibir las orientaciones de tres connotadas figuras de la historiografía dominicana: Emilio Rodríguez Demorizi, Vetilio Alfau Durán y Ramón Franco Fondeur. Para concluir, Miguel Callado señaló que su nacimiento como investigador literario se da entre los años 1989 y 1993. Y en sus orígenes como investigador o historiador de la literatura dominicana, aparecen cinco connotados nombres de las letras dominicanas: Manuel Mora Serrano, José Enrique García, Antonio Fernández Spencer, Bruno Rosario Candelier y Manuel Matos Moquete: “Ellos me animaron y me estimularon haciéndome entender que el trabajo que como bibliógrafo yo había iniciado era novedoso y muy importante para las letras nacionales”, expresó.

Continuando el acto de reconocimiento, los académicos de número y figuras importantes de esta Academia: María José Rincón González y Fabio Guzmán Ariza intervinieron telemáticamente con unas precisas palabras. La lexicógrafa y coordinadora de la comisión lingüista de la Academia felicitó desde España a la Academia Dominicana de la Lengua en su 94 aniversario y, de paso, al Igalex en su primer año de función con la satisfacción de haber cumplido con los objetivos que se marcó para esta etapa y con la ilusión puesta en las tareas que se proyectan para el futuro. La doctora Rincón González reveló que están trabajando con entusiasmo y compromiso en la segunda edición del Diccionario del español dominicano, y también en una obra insigne: el Diccionario jurídico dominicano y están empeñados en el apasionante proyecto del Tesoro léxico dominicano y en el prestigioso proyecto internacional, que es el Tesoro lexicográfico del español de América.

“El Igalex nace gracias al aliento de la Fundación Guzmán Ariza para la investigación y la construcción de diccionarios. Lo hemos hecho este año y lo vamos a seguir haciendo. Nuestra tarea nos vincula estrechamente con la Academia Dominicana de la Lengua, y nos vincula, específicamente, en lo esencial: aportar en el conocimiento y en la valoración del español que hablamos en la República Dominicana y que compartimos con seiscientos millones de hispanohablantes”, indicó en su intervención la lexicógrafa María José Rincón.

De la misma manera, Fabio Guzmán intervino vía telemática con una breve reseña sobre lo que ha venido haciendo el Instituto de Lexicografía estos doce meses. El académico de número informó que el Igalex, además de apoyar a la Academia Dominicana de la Lengua en todas las tareas lexicográficas, ha comenzado la preparación de la segunda edición del DED y la primera edición del primer diccionario de términos legales de la República Dominicana: el Diccionario jurídico dominicano, que estará listo para impresión y difusión en el internet a mediados del año 2023. También el académico de la lengua residente en Miami, Roberto Guzmán, envió un resumen con el comentario de su labor lexicográfico, que publicamos más abajo.

Las últimas palabras del acto fueron pronunciadas por el Dr. Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua, quien expresó que desde que concibió la idea de confeccionar un diccionario de dominicanismos, comenzaron a trabajar en conjunto y durante cinco años estuvieron laborando en esa investigación lexicográfica que, finalmente, dio como resultado la edición del Diccionario del español dominicano.

El doctor Rosario Candelier manifestó que luego de la elaboración del Diccionario del español dominicano, entendió que era necesario crear una comisión lingüística que trabajase por la Academia, por la lengua y, sobre todo, por el español dominicano. Contó que, en esa comisión lexicográfica designó a María José Rincón como coordinadora, a la que se integraron Fabio Guzmán, Roberto Guzmán, Ruth Ruiz, Rita Díaz, Rafael Peralta Romero, Domingo Caba y Miguel Collado: “Este organismo ha prestado un valioso servicio a la Academia Dominicana de la Lengua, y un inmenso servicio al mejor conocimiento del español dominicano y, naturalmente, sus integrantes tienen firmes inquietudes lingüísticas en atención a los estudios que han realizado, lo que ha permitido que puedan hacer un grandioso aporte lexicográfico al mejor conocimiento de la palabra”, destacó en director de la ADL.

Rosario Candelier señaló que la labor que ha realizado la Academia Dominicana a favor de nuestra lengua ha dado sus frutos, y dijo: “Hemos publicado cinco diccionarios de la lengua. Y ese aporte habla por sí mismo”. El lingüista recalcó que un académico de la lengua se justifica en función del amor que siente por la palabra, de la identificación que siente por lo que implica el conocimiento de la lengua en su dimensión lexicográfica, fonética, ortográfica y gramatical.

Al concluir, el Dr. Bruno Rosario Candelier entregó, en nombre de la ADL, un reconocimiento a cada uno de los integrantes del equipo lexicográfico de la Academia en atención a sus méritos lingüísticos y literarios, su valioso servicio de investigación lexicográfica a favor de nuestra lengua y su efectiva identificación con los ideales y tareas de esta corporación.  Santo Domingo, ADL, 12 de octubre de 2021.

 

Palabras de Fabio Guzmán Ariza para el acto conmemorativo en la ADL

Me complace compartir con ustedes una brevísima reseña sobre el Instituto Guzmán Ariza de Lexicografía, que cumple hoy un año muy fructífero de vida institucional.

En efecto en estos últimos doce meses, además de apoyar a la Academia Dominicana de la Lengua en todas las tareas lexicográficas que le ha encomendado la Real Academia Española, hemos comenzado la preparación de la segunda edición del Diccionario del español dominicano y del primer diccionario de términos legales de la República Dominicana: Diccionario jurídico dominicano o DJD. Estos últimos diccionarios, cuya elaboración está a mi cargo, son producto del acuerdo de colaboración suscrito hace unos años entre el Consejo del Poder Judicial, la Academia Dominicana de la Lengua y la Fundación Guzmán Ariza: Una Academia Dominicana de la Lengua.

El proyecto del DJD consta de cuatro fases:

En la primera, que concluyó en el mes de febrero de este año 2021, se seleccionaron los jueces y abogados que conforman el equipo de redacción. En total más de sesenta juristas divididos entre veintiún subgrupos y corresponden a las veintiuna marcas de disciplinas jurídicas y se utilizarán el de otras, tales como derecho civil, derecho penal, etcétera.

En la segunda etapa del proyecto, que se desarrolló en abril y mayo de este año, María José Rincón, la directora del instituto, impartió un breve curso de lexicografía a los miembros del equipo para asegurar que en la preparación del diccionario se cumplan las reglas con las técnicas lexicográficas correctas.

La tercera base consiste en la elaboración del lemario del diccionario, es decir, de las listas de todos los lemas y sublemas que se han de definir en él. A la fecha de hoy ya se han aceptado más de catorce mil lemas y sublemas en la aplicación informática que se ha desarrollado, específicamente, para el DJD.

En la cuarta y última fase que incursa a partir de agosto de 2021, se han comenzado a redactar las definiciones. Estimamos que esta tarea, por supuesto, que es la más importante del proyecto, nos tomará unos dieciocho meses y que el diccionario estará listo para impresión y difusión en el internet para mediados del año 2023. Esto es cuanto tengo que informarle del DJD. Santo Domingo, ADL, 12 de octubre de 2021.

 

Palabras de María José Rincón para el acto de reconocimiento en la ADL

El Instituto Guzmán Ariza de Lexicografía nació el 12 de octubre de 2020 con la encomienda de dedicarse a la investigación y a creación lexicográfica. Llega hoy, por tanto, a su primer año de vida con la satisfacción de haber cumplido con los objetivos que se marcó para esta etapa y con la emoción puesta en las tareas que se proyectan para el futuro.

La investigación y la divulgación puesta al servicio del conocimiento de la lengua española son los empeños del equipo lexicográfico que han conocido hoy aquí, un equipo al que quiero destacar y que demuestra día a día, tarea a tarea, su generosidad al poner su experiencia y sus conocimientos al servicio de proyectos muy ambicioso. Y demuestra, además, su capacidad de identificación con una institución, El Instituto de Lexicografía Guzmán Ariza, que trabaja con entusiasmos y compromisos en el presente con conocimiento y respeto con los frutos del pasado y con la mirada puesta en el futuro: esa y no otra, es la identidad de la lexicografía. Un futuro cercano en el que pondremos a su disposición, como han visto hoy, la segunda edición del Diccionario del español dominicano en el que pondremos a su disposición una obra insigne: el Diccionario jurídico dominicano y, así mismo, estamos empeñados en el apasionante proyecto del Tesoro léxico dominicano y en ese prestigioso proyecto internacional, que es el Tesoro lexicográfico del español de América. El Instituto Guzmán Ariza de Lexicografía nace gracias al aliento de la Fundación Guzmán Ariza para la investigación y para la construcción de diccionarios. Lo hemos hecho este año y lo vamos a seguir haciendo. Pero nuestra tarea nos vincula, estrechamente, con la Academia Dominicana de la Lengua a la que le felicitamos hoy por su nonagésimo cuarto aniversario. Y nos vincula, especialmente, en lo esencial: aportar en el conocimiento y en la valoración del español que hablamos en la República Dominicana, del español que compartimos con 600 millones de hispanohablantes.

Palabras de Roberto Guzmán sobre su colaboración lexicográfica para la ADL

Durante los últimos 19 años han aparecido estos comentarios en diferentes medios de comunicación. Es una labor ininterrumpida de una entrega por semana.

Por medio de estos se procuran varios fines. El primero es instruir a los lectores sobre el buen uso del español. El segundo propósito es estudiar la legua con un enfoque divertido y fácil de entender para todos. En las últimas producciones se han incorporado muchas voces del habla de los dominicanos. Esta labor ha permitido trazar el origen de estas voces en algunos casos, o por lo menos, la aparición de estas en los lexicones americanos o dominicanos. La última tarea mencionada ha permitido documentar la historia de algunas voces, cuya trayectoria permanecía en textos olvidados, arrinconados o ignorados.

A la par de los trabajos a los que se ha hecho referencia, ha sido posible incorporar el estudio de palabras nuevas que se incorporan en las publicaciones de la prensa diaria dominicana. En la medida de lo posible en cada ocasión se citan las fuentes a que se acude para sustentar las opiniones propias y ajenas de los escritos. Esto permite que los interesados puedan verificar la exactitud de lo escrito, así como ampliar los conocimientos sobre el tema recurriendo a las fuentes. El lenguaje de estas intervenciones es llano. Eso posibilita que todo tipo de lector pueda entender las razones que explican las posturas adoptadas en los textos. Algo novedoso en estos artículos son las referencias etimológicas de las palabras americanas estudiadas. Otro punto interesante son las referencias a lenguas extranjeras que han influido en la adopción de las palabras analizadas, sobre todo cuando estas pertenecen a la familia indoeuropea de lenguas. En la medida de lo posible los juicios y observaciones que se exponen son debidamente ponderados para evitar caer en posiciones controversiales con respecto de los asuntos que son tratados en estas entregas. Los puntos sobresalientes de estos esfuerzos es llevar al conocimiento de todos los lectores un abanico de temas relacionados con la lengua de modo organizado y claro.

Palabras de Miguel Collado en el acto de reconocimiento de la ADL 

Entré al mundo de las letras una noche, sobre las 9:00 p.m., del año 1967. Fue en Jánico. Escribí un poema a los 13 años. Era un poema de amor titulado «Tus ojos negros», motivado por la atracción que una joven de mi edad había causado en mí con todas las consecuencias emocionales que el primer amor convoca. Recuerdo que le dediqué toda una colección poemática a esa chica: inspirado en ella seguí escribiendo «Tu lunar», «Tus labios de grana», «Tu piel». ¡Y así! Por suerte para mí todos esos textos iniciales se perdieron, ahorrándome el esfuerzo de tirarlos a la hoguera, lo cual hubiera hecho, sin ninguna duda, tiempo después. Por razones de estudio, por ese hondo deseo de superación intelectual que siempre me ha animado, contrario a los deseos de mi abuela paterna con la que transcurrieron mi segunda infancia y mi primera adolescencia en Jánico (1957-1969), emigré a la ciudad de Santo Domingo, donde residían mis padres, quienes se habían divorciado cuando yo apenas tenía 3 años de edad. Era el año de 1969 cuando partí, con inevitables lágrimas, hacia lo desconocido. Ingresé a la secundaria: en el Colegio Onésimo Jiménez, situado en la avenida Venezuela del Ensanche Ozama, conocí al poeta Alexis Gómez, quien fue mi profesor de Lengua Española en el primer curso de bachillerato. Lo fue por solo tres días en sustitución temporal de la titular de la asignatura, cuyo nombre no recuerdo. ¡Por solo tres días fue mi profesor y a él lo recuerdo más que a ella! Alexis fue el primer escritor de oficio con el que entré en contacto en mi vida literaria. Yo tenía 15 años. Recuerdo que él me invitó a leer en un acto que con motivo de la celebración del día de la independencia fue organizado por el grupo La Antorcha en Los Mina, populoso sector de la zona oriental de la Capital. Leí un poema malo titulado «27 de Febrero». En esa actividad también estuvo el líder del grupo: Mateo Morrison. Mi amistad con Alexis fue para siempre: solo su muerte inexplicable logró romperla. Entre 1971 y 1972, viviendo ya en el sector de San Carlos, en la parte occidental de la Capital de la República, conocí a un destacado miembro de la Generación del 48, que en los años 60 del siglo XX había sido co-director de la revista Testimonio: me refiero a Ramón Cifré Navarro. Algunas esquinas nos separaban. En ese momento trabajaba en su poemario Espejo y aventura, del cual solía leerme, con emoción de juventud, textos de una hondura lírica impresionante. De él recibí algunos sabios consejos: «Escribe sin que el tema sea una limitante; olvídate de la poesía social, de la poesía política, de la poesía romántica. Solo escribe y deja que todo fluya en libertad», me dijo una de esas tardes en que acostumbraba visitarlo. En su casa, en la calle Álvaro Garabito, entre Abréu y Eugenio Perdomo, conocí a Virgilio Hoepelman y a Ramón Lacay Polanco. Ya estábamos en 1974, año en que da a la luz pública su obra poética citada, de la que conservo un ejemplar debidamente autografiado. Yo tenía 20 años de edad. Pero pienso que 1976 fue el año de mi definición como escritor. Ya tenía 22 y a esa edad emprendí mi primera aventura como investigador: me propuse hurgar en las raíces históricas de ese pueblo perdido en la serranía, en el que, muy hacia atrás en el tiempo, había tenido la América hispánica a su primer rebelde revolucionario: el cacique Caonabo, quien se paseaba por las montañas de Jánico mucho antes de arribar a la Isla el Almirante Cristóbal Colón acompañado de un grupo de delincuentes españoles salidos de las cárceles. Tuve el privilegio en ese entonces de recibir las orientaciones de tres connotadas figuras de la historiografía dominicana: Emilio Rodríguez Demorizi, Vetilio Alfau Durán y Ramón Franco Fondeur. A los dos primeros los llamaba por teléfono con suma frecuencia para consultarles y recibir de ellos sabios consejos. Vivían en la ciudad de Santo Domingo, mientras que el tercero residía en la ciudad de Santiago de los Caballeros, donde era el director del Archivo Histórico de Santiago, que hoy ostenta, con toda justicia, el nombre de tan generoso caballero. No esperé concluir esa investigación para publicar mi primer libro, por lo que en el mes de diciembre de ese año vio la luz pública mi primer poemario: Pesada atmósfera. Fue singular esa primera publicación a mis 22 años de edad, puesto que, quizá por timidez provinciana, no lo firmé con mi nombre de pila, sino con un seudónimo anagramático: LEUGIN OINOTNO. Era mi nombre invertido: MIGUEL ANTONIO. Hay en ese libro una latente preocupación del autor por los problemas sociales y políticos, pero también una atención puesta en la condición humana. Es el periodista Rafael Abreu Ortiz quien escribe el prólogo: «Con su incuestionable pasta de poeta, con claridad en el estilo, Leugin Oinotno —que así quiso llamarse— nos trae en su ‘Pesada atmósfera’ un verdadero hontanar de bellezas y verdades dolorosas». En 1980, cuatro años después, mi segundo poemario, Soliversodario, vendría a dejar más definido mi modo de abordar la temática política en mi poesía, aspecto destacado por el poeta Antonio Lockward Artiles al presentar dicha obra en el salón de profesores de la Facultad de Humanidades «Pedro Henríquez Ureña» de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Fue en enero de 1981: La obra de Collado mantiene un equilibrio entre el fondo y la forma, pese a que el mismo ha trabajado un tema político tan candente en estos momentos como lo es el de la lucha que han venido librando los sandinistas contra la tiranía somocista en el hermano pueblo de Nicaragua. No cae en el panfleto, como ha ocurrido con otros jóvenes poetas que, como él, también se han identificado con la problemática nicaragüense, la cual compete a todos los latinoamericanos. ‘Soliversodario’ tiene unidad y hay en él una armonía entre el contenido y la forma. Lockward Artiles fue mi profesor de Literatura Dominicana en la UASD, cuando estudiaba la carrera de Educación Superior (Mención en Letras). Siempre he pensado que fue él quien realmente me motivó, sin saberlo, para que yo decidiera estudiar las obras y los autores dominicanos al pasar el tiempo. Por esa época (entre 1976 y 1984) tuvo el privilegio de ser discípulo de Abelardo Vicioso, Abel Fernández Mejía, Máximo Avilés Blonda, Alberto Malagón, Rafael Valera Benítez, Celso Benavides y Rafael Mejía Constanzo. En esa facultad, una tarde de 1980, conocí a Pedro Mir, quien me dio un consejo que me ha servido desde entonces: «Lee en ciclo, Miguel». Recuerdo que le mostré uno de los poemas del libro Soliversadari», todavía inédito, y como estaba mecanografiado a dos colores, en rojo y negro, sosteniendo en alto el poema escrito en hoja de maquinilla, dijo: «Miguel, ¿sabes que la poesía tiene un valor visual?» Nunca he olvidado el modo tan exquisito en que lo dijo. Y nunca estuve lejos de él; siempre estuve en contacto con él: hasta editarle la que pudo haber sido su última obra publicada en vida: Ayer menos cuarto y otras crónicas. Vio la luz pública en el año 2000, dos semanas después de su partida definitiva. Cinco años después, en 1986, ve la luz pública mi tercer poemario: El viento y yo. Motivó al crítico y poeta Julio Cuevas para escribir sobre el mismo, publicando un artículo en la página literaria «Trapiche», del periódico El Sol ya desaparecido: «En El viento y yo se perfila una manifestación filosófica que procura arraigar un planteamiento colindante entre la incógnita de la existencia y la impredecible realidad del destino. La nada y la muerte confluyen en su filosofar que tiende a alejarse del ritmo de la poesía, para constituirse en desahogo y descarga espiritual del poeta frente a su ambiente». Con Un encuentro propiciado por la lluvia, una colección de poemas amatorios, se cierra en 1987 mi ciclo poético desde la perspectiva editorial, es decir, aunque continuaría escribiendo poesía tomé la decisión de nunca más publicar otro libro de poesía. Estaba convencido de que el país no necesitaba un poeta más, pero sí un bibliógrafo que ordenara sus fuentes bibliográficas. Para asumir a conciencia esa labor, como un deber ciudadano, busqué y recibí el entrenamiento técnicobibliotecológico que el oficio exigía. A dos bibliotecólogas y a un bibliotecólogo bastante competentes debo agradecerles sus enseñanzas en la materia: Ana Marina Méndez, Elida Jiménez y Luis Rosa. SURGIMIENTO DEL INVESTIGADOR, DEL BIBLIÓGRAFO (1987-1993) Ahora bien, transcurridos once años desde la publicación de Pesada atmósfera habría de publicar un avance de mi investigación sobre la historia de Jánico. Fue mi primera obra en prosa, de poca extensión: Apuntes sobre la historia de las fiestas patronales del municipio de Jánico. Ese trabajo —enriquecido con nuevos datos, y que constituyó mi primer acercamiento a la poética de Juan Antonio Alix— sería el segundo capítulo de mi libro «Jánico. Notas sobre su historia», aparecido en 1993. Cabe destacar que el concepto apuntes apareció en mi léxico por primera vez en 1987 y nunca dejaría de estar presente en mis posteriores investigaciones bibliográfico-literarias. ¡Me fui definiendo casi de un modo inconsciente!

En mis orígenes como investigador o historiador de la literatura dominicana aparecen cinco nombres connotados de las letras dominicanas: Manuel Mora Serrano, José Enrique García, Antonio Fernández Spencer, Bruno Rosario Candelier y Manuel Matos Moquete. Ellos me animaron y me estimularon haciéndome entender que el trabajo que como bibliógrafo yo había iniciado era novedoso y muy importante para las letras nacionales. Lo consideraban pionero. El primero en decírmelo fue el autor de El fabulador, en esos años en que laborábamos ambos en el Instituto de Estabilización de Precios (INESPRE), un organismo del Estado: él en el Centro de Capacitación y yo, paradójicamente, era Auditor Fiscalizador por haber realizado estudios en el campo de la Contabilidad y Auditoría en la Universidad Interamericana (UNICA). A él le mostré, en 1983, en su oficina, los originales mecanografiados de Una bibliografía preliminar de la narrativa dominicana (1786-1980), mi primer trabajo de investigación bibliográfica y que nunca llegué a publicar. Recuerdo su reacción aprobatoria. Partía esa bibliografía de 1786 porque en ese año el dominicano Jacobo de Villaurrutia (1757-1833) publicó en Madrid, España, una traducción libre del francés al español de la obra inglesa La escuela de la felicidad, la cual firma con un seudónimo anagramático: Diego Rulavit y Laur. Es un libro de narraciones y reflexiones morales que Villaurrutia traduce en un estilo más sencillo que el utilizado por su autor aún desconocido; incluso le agrega reflexiones propias. 1989 fue un año clave para el bibliógrafo que latía en mí desde los inicios del decenio de los 80: Bruno Rosario Candelier me brindó la oportunidad de dar a conocer al país el resultado de mis investigaciones bibliográficas a través del suplemento cultural Coloquio que, desde la fundación del diario El Siglo, él dirigía, convirtiendo ese órgano en uno de los más importantes suplementos editados en el país en toda la historia del periodismo dominicano. De Rosario Candelier aprendí el lenguaje periodístico, el uso racional del espacio en un medio impreso. Esos primeros trabajos me ganaron la admiración y el reconocimiento del ilustre Fernández Spencer, quien en cierta ocasión me dijo que en Europa tenían los bibliógrafos un bien ganado respeto en el mundo intelectual, especialmente en Francia y en España. Fue el célebre autor de «Bajo la luz del día», quien, siendo director de la Biblioteca Nacional en 1990, creó el cargo de investigador bibliográfico en la principal institución bibliotecaria del país para nombrarme. Fue mi maestro, mi jefe y mi amigo, pero sobre todo mi maestro. También Mora Serrano supo valorar mis investigaciones en torno a la literatura dominicana. En un artículo publicado el 24 de febrero de 1990 en el citado periódico, él declara lo siguiente: [Tenemos] en Miguel Collado algo que faltaba hace tiempo en nuestra literatura: un bibliógrafo metódico y actualizado, responsable y esforzado, confiable y mesurado. [Me] complace declarar que de continuar así, en el terreno de la investigación bibliográfica, [Collado] se convertirá en una indudable autoridad literaria cuyo prestigio crecerá con el tiempo. Definitivamente, 1993 es el año de mayor trascendencia en mi trayectoria de investigador bibliográfico: ve la luz pública mi libro Apuntes bibliográficos sobre la literatura dominicana. Fue presentado en marzo de ese año, en presencia del profesor Juan Bosch y del Poeta Nacional Pedro Mir, por el destacado intelectual y académico Manuel Matos Moquete, quien dice en su discurso, publicado en el suplemento cultural Aquí del diario La Noticia del 26 de junio de 1993, lo que a continuación citamos: «Miguel Collado es un investigador acucioso y de promisoria trayectoria en el campo de la investigación bibliográfica. Singular es su virtud de unir su sensibilidad de poeta y el apego a la exactitud que trae de su formación profesional de la Administración de Empresas». Y en ese mismo número del citado suplemento cultural Aquí el crítico literario Bruno Rosario afirma que «Miguel Collado, con sus investigaciones y estudios sobre el material bibliográfico dominicano, ha revelado una faceta singular de su perfil creador y ha actualizado una disciplina indispensable para las tareas de la crítica literaria, la documentación bibliográfica y el conocimiento de obras publicadas en las diferentes vertientes escriturales». En verdad 1993 fue un año espectacular en mi carrera literaria, pues luego de la publicación de dicha obra vino el Premio Casa del Escritor Dominicano. No era una premiación por convocatoria, como se suele hacer en los concursos tradicionales, razón por la que me encontré extraña la noticia que me diera, un domingo en la mañana, el poeta Rafael Abreu Mejía, informándome por teléfono: «Miguel, te felicito; la Casa del Escritor Dominicano ha premiado tu libro Apuntes bibliográficos sobre la literatura dominicana, considerándolo el mejor libro del año en su género». Luego me enteré de las características de esa premiación a través de la prensa. Abreu Mejía fue co-fundador en 1967 del grupo literario La Antorcha, junto a Mateo Morrison, Enrique Eusebio, Alexis Gómez y Soledad Álvarez. Los dirigentes de la Casa del Escritor Dominicano, entidad cultural de vida efímera, me expidieron, el 3 de octubre del siguiente año, un diploma de reconocimiento que dice así: «Por cuanto la obra Apuntes bibliográficos sobre la literatura dominicana ha sido considerada por los miembros del Jurado que otorga anualmente los premios Casa del Escritor Dominicano como la mejor de las publicadas en el país en la categoría de investigación bibliográfica durante el año de 1993». Los firmantes son Pedro Vergés, Diógenes Céspedes, Jeannette Miller, Soledad Álvarez, José Enrique García, José Mármol y Arturo Rodríguez Fernández. (Escribir ese libro me tomó 10 años de duro y continuo trabajo de investigación, haciendo levantamiento de datos en bibliotecas de la ciudad de Santo Domingo y en las bibliotecas municipales de todos los pueblos que en el período 1979-1987 hube de visitar debido a que viajar por todo el territorio nacional era parte de mi responsabilidad laboral por ese entonces. Como ya dije, era auditor fiscalizador en un organismo del Estado. En el día hacía horario de trabajo en oficinas y carreteras y en las noches disfrutaba de la indagación bibliográfica en las bibliotecas pueblerinas. En muchas de ellas encontré reliquias bibliográficas que estaban en la Biblioteca Nacional). Cito de nuevo al crítico literario y académico Manuel Matos Moquete, quien, en su discurso citado, valora la obra del siguiente modo: La obra Apuntes bibliográficos sobre la literatura dominicana corresponde a un género específico dentro de los estudios literarios. Aunque hoy se ubica dentro de las modernas técnicas de bibliotecología, entronca con una larga y noble tradición filológica de levantamiento bibliográfico de las obras literarias. La obra traza, para ser más completa y rigurosa, los antecedentes de ese género en República Dominicana. El gran aporte de esta obra es situarse en sus propios antecedentes y desde ahí actualizar tanto el método bibliográfico como la bibliografía, con nuevas fuentes. Pero su bibliografía vale sobre todo, por ser el intento más amplio y riguroso que se ha hecho en el país en ese género. Y vale también porque es una labor que se sabe inconclusa y así queda consignado repetidas veces. La obra tiene un mérito poco común en trabajos de estudios literarios en el país: la imparcialidad. Es visible la ausencia de exclusiones de autores por razones ajenas a las limitaciones propias de obras de este género y a las dificultades del investigador dominicano. Pero no existen prejuicios en contra de autores que impidan que sus nombres figuren en estos apuntes bibliográficos. Una obra como esta necesita ser leída por los escritores y los estudiosos de la literatura dominicana. Es un trabajo útil, de valor didáctico, y es obra de referencia para investigadores. El periodista y escritor Frank Núñez estuvo presente en el acto de puesta en circulación de Apuntes bibliográficos…, donde, sentados a mi lado en la mesa de honor, estuvieron también el maestro de la narrativa latinoamericana Juan Bosch y el Poeta Nacional Pedro Mir. En su artículo «El dominicano creyente», aparecido en el diario El Siglo del 25 de enero del año 2000, Núñez relata la siguiente anécdota: En una de las tantas tertulias que se celebraban en [el Hostal Nicolás de Ovando] de la Zona Colonial, el escritor y político Juan Bosch comentó visiblemente sorprendido las condiciones de Collado como investigador: «Muchacho, tú mismo no te imaginas la importancia de ese libro», le dijo el creador de La Mañosa al autor de Apuntes bibliográficos sobre la literatura dominicana. Don Juan refería que muchas publicaciones de su juventud, las cuales él había olvidado, habían sido rescatadas en la obra [de Collado] y puestas en contacto con los lectores. Desde su aparición, Apuntes bibliográficos… ha sido fuente de consulta constante de investigadores y estudiosos de las literaturas dominicana y caribeña tanto dentro como fuera de la República Dominicana, a pesar de que fue edición limitada de 500 ejemplares bajo el auspicio de la Biblioteca Nacional. El crítico literario italo-canadiense Giovanni Di Pietro, en un ensayo suyo aparecido en el diario El Siglo en abril de 1998 opina así sobre la obra: Miguel Collado nos sorprende con una obra, Apuntes bibliográficos sobre la literatura dominicana (Biblioteca Nacional, 1993), muy oportuna. Decimos esto porque, al observar el ambiente cultural dominicano, notamos cómo en él se escasean obras de la naturaleza de la obra que Collado ha publicado. Si es difícil o casi imposible publicar crítica o novela o poesía o cuento en nuestro medio, aún más lo es publicar una obra puramente bibliográfica, que es lo que la presente sería. Se requiere mucho valor por parte de un investigador dominicano no sólo atreverse a producir el resultado de sus intereses investigativos, sino también permitirse remover mares y montañas para que tal cosa viera la luz de la publicación. Esto es justamente lo que ha hecho Miguel Collado y por lo cual se merece nuestra admiración. En julio de 1993 entré por primera vez a la vida literaria de la diáspora dominicana radicada en la ciudad de New York. Lo hice con mis dos primeros libros de investigación: el ya citado y Jánico. Notas sobre su historia. Fue una enriquecedora e impactante experiencia; la recepción de la crítica hispana en la gran urbe causó en mí un efecto motivador profundo, que me sirvió para comprobar la efectividad de la línea metodológica de investigación definida por mí en la década de los 80, basándome en los estudios de Metodología de la Investigación que había realizado en la universidad. Sí, fue una experiencia muy interesante poner en circulación en Manhattan (New York), en un mismo acto celebrado en la Alianza Dominicana, esos dos libros. Ambos fueron presentados por el escritor y periodista dominicano José Carvajal, a quien siempre he de agradecerle su solidaridad, pues él también asumió la coordinación del evento y fue, en cierto modo, quien me presento ante la comunidad cultural dominicana radicada en la gran urbe. Allí estuvo presente el ensayista y académico Silvio Torres Saillant, quien declaró a la prensa lo siguiente: «Ambos libros, de la autoría del investigador Miguel Collado, son extremadamente útiles. El uno (Jánico. Notas sobre su historia) porque nos cuenta la historia de un pedacito de nuestro país, cosa que es muy inusual en la historiografía dominicana. Generalmente se hacen las historias grandes y se omiten las historias pequeñas. Y entendemos ya hoy día que son las historias pequeñas que, juntas, completan la historia grande. En cuanto al estudio bibliográfico (Apuntes bibliográficos sobre la literatura dominicana) es una colaboración muy sustanciosa, muy valiosa, y muy necesaria, especialmente para los estudiosos de la literatura dominica». Recuerdo que tanto le gustó mi libro sobre la historia de Jánico al Poeta Nacional Pedro Mir que hizo la siguiente confesión: «El libro de Miguel Collado sobre la historia de Jánico está tan bien escrito que yo lo leí de una sentada con el placer con que se lee una novela». El célebre autor del clásico poema «Hay un país en el mundo» dijo eso, a las 9:45 p.m. del 14 de agosto de 1993, en la tertulia literaria del Hostal Nicolás de Ovando, la cual era coordinada por la gestora cultural Verónica Sención. Pero no tan solo al poeta Pedro Mir dejó impresionado la lectura de ese libro, sino también al humanista Marcio Veloz Maggiolo, a quien me unió una estrecha amistad intelectual, sin que la significativa diferencia de edad entre nosotros fuera un obstáculo: él era el maestro, yo el discípulo. Veloz Maggiolo, para mi sorpresa, escribió un enjundioso artículo valorando mi investigación sobre la historia de Jánico, titulado «El Jánico de Miguel Collado» y publicado en la edición del 10 de noviembre de 1993 en el diario El Siglo: …su libro Jánico [es] una obra de consulta de un gran valor. Hace tiempo que tenía el deseo de escribir sobre este libro, completo y acucioso. Siempre he considerado que las historias locales son el núcleo básico de una historia mayor, porque no se puede historiar un país sin conocer la parte mínima de sus acciones, la vida interior de sus pueblos. Aunque la obra de Collado no es la única, es de las más importantes por el contenido total que intenta abarcar. Me he sentado a leer la y he entrado en un mundo de intimidades que va desde la fundación del poblado. Y aún desde antes, cuando el Nitainato de Xanique vivía un proceso cacical que tronchó la llegada del europeo. Se trata de una verdadera obra de investigación en la cual no faltan los topónimos referidos a la vegetación, aquellos que se refieren a la conformación del terreno y a la propia vida cotidiana. Asombra, igualmente, la precisión con la que el autor, en correcta prosa, camina por senderos que van desde la división territorial actual y antes desde la fundación de Jánico como una villa distante de la primera fortaleza. En 1993 también vio la luz pública Primicias de América en Jánico. El año anterior se había celebrado el quinto centenario del descubrimiento de América. Ahora bien, con anticipación a esa efeméride el gobierno presidido por Joaquín Balaguer había creado el 4 de noviembre de 1986, mediante el Decreto No. 1152-86-375, la Comisión Dominicana Permanente para la Celebración del Quinto Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América (1492-1992), la cual fue convertida en Patronato de la Ciudad de Santo Domingo en 1993. Esa comisión ignoró por completo la trascendencia de algunos hechos primigenios en la historia americana que habían tenido lugar en la localidad de Jánico antes y luego de la llegada a la Isla de los conquistadores españoles, como el primer cultivo de cebolla en América, la primera fortificación militar instalada por los españoles en el interior de la Isla, el primer hallazgo arqueológico en el nuevo mundo y donde fue hecho preso, en 1494, el valiente cacique Caonabo.

PEDRO HENRÍQUEZ UREÑA: «SEIS ENSAYOS EN BUSCA DE NUESTRA EXPRESIÓN»

Clásicos ASALE~9

Coordinación de D. Francisco Javier Pérez

Prólogo de D. Bruno Rosario Candelier

 

La Asociación de Academias de la Lengua Española editó en Madrid, el pasado año 2020, dos de los seis ensayos contenidos en la obra del dominicano y «humanista de América», Pedro Henríquez Ureña titulada Seis ensayos en busca de nuestra expresión, bajo la coordinación de D. Francisco Javier Pérez, con un estudio prologal de D. Bruno Rosario Candelier. La misma se encuentra dentro de la colección Clásicos ASALE~9 y son dos piezas escogidas, representativas de la susodicha obra de Henríquez Ureña.

«Hemos seleccionado los dos primeros textos del libro Seis ensayos en busca de nuestra expresión, titulados “El descontento y la promesa” y “Caminos de nuestra historia literaria”, para constituir la presente edición. Las piezas seleccionadas se han reproducido siguiendo la edición de 1928, a cargo de la editorial Babel (Buenos Aires, Argentina)», dice la Nota Editorial.

 

«Pedro Henríquez Ureña es un paradigma del intelectual consagrado al estudio de las letras hispanoamericanas», BRC 

Al iniciar su discurso prologal, Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua, señaló que «Pedro Henríquez Ureña es un paradigma del intelectual consagrado al estudio de las letras hispanoamericanas». Explicó que «Producto de una corriente cultural que anhelaba el desarrollo de la propia identidad histórica, social y cultural en su expresión intelectual y estética, una forma de anhelar la independencia no solo política, sino filosófica y literaria según la aspiración de los intelectuales y escritores de la América española, en Seis ensayos en busca de nuestra expresión, el escritor dominicano encauzó ese anhelo de los escritores americanos para alcanzar la propia voz como signo y cauce de una sentida apelación creadora en el uso de la lengua y el cultivo de las letras».

«Humanista entusiasta y fecundo, Pedro Henríquez Ureña escribió numerosas obras inspiradas en el genio de nuestra lengua —expuso Rosario Candelier—. Cultor apasionado de la palabra, intérprete eminente de la literatura hispanoamericana, ensayista prolífico y profundo, se dedicó al estudio de nuestra lengua y la interpretación de nuestras letras con una consagración ejemplar. Publicó una veintena de obras centradas en la identidad lingüística y cultural de los hispanoamericanos». Añadió que en México «escribió en El Universal, hacia 1923, el concepto de que la América hispana precisaba de normas y orientaciones dirigidas hacia la definición inequívoca de su propia vida intelectual, estética y espiritual. Era una vieja aspiración que impulsaron hombres visionarios, intelectuales y escritores de nuestra América, que habían iniciado el camino en procura de nuestro desarrollo literario».

Explicó que «Pedro Henríquez reflexionó sobre el destino de nuestras letras y entendió que debíamos cultivar nuestra propia voz, fundada en la temática de nuestras vivencias y el hallazgo de la intuición con nuestro tono distintivo y una adecuada estimativa de nuestras percepciones y valoraciones para asumir, potenciar y promover los más altos valores literarios, estéticos y espirituales a través de la lengua y la cultura de los pueblos hispanoamericanos». Dijo que «el humanista dominicano creía que, para alcanzar ese objetivo, había que enfrentar el problema sin rodeos: “En literatura, el problema es complejo, es doble: el poeta, el escritor, se expresan en idioma recibido de España. Al hombre de Cataluña o de Galicia le basta escribir su lengua vernácula para realizar la ilusión de sentirse distinto del castellano”», p. 11.

Apuntó que Henríquez Ureña «Pondera la dimensión americanista, que supo identificar en forma admirable enfatizando el vínculo entrañable de pueblos hermanos que comparten lengua, geografía y modos de vida, como manifiesta en México, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Santo Domingo, Colombia, Perú, Chile o Argentina, países en los cuales hay una vigorosa literatura, sin obviar entre los suramericanos, a Venezuela y Paraguay y, desde luego, a los demás pueblos antillanos y centroamericanos, empapados de las manifestaciones esenciales de nuestro idioma al compartir la misma tradición española cifrada en el alma de nuestra lengua».

 

«Un acento propio y su búsqueda centrada en la tonalidad de nuestro estilo a través del ensayo y la crítica literaria»  

Expuso Rosario Candelier que «Para la búsqueda de ese acento propio centrada en la tonalidad de nuestro estilo, Pedro Henríquez Ureña enfatizó la dimensión creadora a través del ensayo y la crítica literaria en las diversas expresiones de nuestras letras que supo estudiar, valorar y enaltecer».

«Al tiempo que ensanchaba nuestro horizonte intelectual y estético, con su visión de mundo, su formación académica y su vocación orientadora contribuyeron a forjar valiosos creadores, analistas e investigadores literarios en los países donde desplegó su actividad docente y su labor escritural, ejercida a través de numerosas publicaciones o mediante conferencias cartas y contactos personales en asesoría académica a escritores, estudiantes profesores e investigadores»: «Esa vocación de Pedro Henríquez Ureña lo convirtió en uno de los más importantes intérpretes de la lengua española» —destacó Rosario Candelier—.

Consignó algunos datos biográficos sobre PHU: «Se formó bajo la escuela de Marcelino Menéndez y Pelayo en Madrid. Nacido en Santo Domingo el 20 de junio de 1884, y en el seno de una familia de intelectuales y poetas, recibió la inspiración de su vocación literaria, vivió durante su etapa de formación en Cuba, Estados Unidos de América, España y México, y en su época más fecunda de orientador y escritor, se radicó primero en México y luego en Argentina, hasta su muerte en Buenos Aires el 11 de mayo de 1946, tras una fructífera existencia plasmada en la investigación, la escritura y la docencia».      

«Pedro Henríquez Ureña escribía para edificar», explicó Bruno Rosario Candelier. 

Señaló que él «Tuvo plena conciencia de las debilidades de nuestros pueblos, de su escasa formación intelectual y sus precariedades no solo materiales, sino intelectivas y espirituales. Con su esclarecida inteligencia, que puso al servicio del crecimiento intelectual y estético, hizo cuanto estuvo a su alcance para incentivar el amor a las artes y las letras, en cuyo desarrollo cifraba el ascenso de la conciencia moral y espiritual, y cuando advertía una carencia expresiva, una imprecisión semántica o una desorientación conceptual, lo señalaba con el sentido edificador del que busca enseñar sin humillar, como se aprecia en diferentes eruditos», p. 23. Rosario Candelier dijo, además,  que Henríquez Ureña «Tenía una alta estimación por la perfección literaria, y por esa valoración era exigente en la valoración de la calidad a la que reclamaba las más elevadas cuotas de cultivo, rigor y esmero, actitud que fundaba su ideario poético»: «Este humanista de América supo compenetrarse con el talante sensitivo y espiritual de los escritores que concitaban su atención, y tuvo la capacidad para subrayar su acento peculiar, su tono distintivo y su técnica creadora al enfocar el aporte que una obra literaria brinda al desarrollo del crecimiento cultural. Con el instinto crítico, para atisbar los aciertos y los desaciertos de una obra literaria y aquilatar la grandeza o el talento de un escritor, nunca reparó en elogiar la obra meritoria. Y promovió, sin mezquindades subalternas, los valores que nos distinguen y los principios que nos enaltecen».

«Seis ensayos en busca de nuestra expresión revela la concepción intelectual de un escritor que consagró su talento crítico a la forja de una conciencia humanística centrada en los valores conceptuales, estéticos y espirituales, con el sentido de la justicia y el amor a la verdad mediante el cultivo de la palabra inspiradora y el pensamiento edificador cabe la expresión edificante y elocuente», afirmó Rosario Candelier  

Explicó que «Los aspectos relevantes de Seis ensayos en busca de nuestra expresión se fundan en el hecho de que tenemos una manera peculiar de ser y proceder que postula, como en efecto acontece en la realidad léxica, imaginativa y conceptual de la literatura hispanoamericana, una forma de expresión connatural a nuestra singular idiosincrasia y peculiar talante». Sumó a este concepto que «El planteamiento que sirvió de inspiración a esta obra de PHU fue su intuición lingüística de que, al contar nuestra América con unos rasgos singulares de la tierra, la lengua y la cultura, cónsonos con nuestra singular sensibilidad y talante espiritual, habíamos de tener una voz propia y una expresión original y auténtica que testimoniara nuestra manera de sentir, pensar y querer». Y agregó: «Generoso, abierto y comprometido con el ideal de cultura, sin obviar el ideal de justicia, su concepción literaria se manifiesta en su vida y en su obra, plasmada en este ensayo que analiza y exalta el desarrollo de las inclinaciones intelectuales, morales, estéticas y espirituales desde la creación del lenguaje y la vivencia de la literatura».

 

Dos aportes adicionales  

Antes de compartir una porción de la prosa ensayística de este inmortal humanista, cito dos comentarios que hicieran una estudiante de la PUCAMAIMA y don Manuel Núñez, miembro de la Academia Dominicana de la Lengua, al cierre de su conferencia magistral telemática sobre «Los aportes de Pedro Henríquez Ureña a los estudios de la lengua y la literatura» en julio de 2020 (https://academia.org.do/2020/07/31/conferencia-virtual-de-manuel-nunez-asencio-en-la-pucmm/):

—Estudiante (F): Realmente es impresionante lo que escribe Pedro Henríquez Ureña al rescatar esos escritos. Son ensayos bien largos, y me sorprende que él fue un ensayista moderno, y más que la estructura del texto es la manera de como plantea lo que tiene que ver con la utopía de América, toda la base que él expone en la mayoría de sus ensayos.

—Manuel Núñez: Sí, él tenía una visión enciclopédica del ensayo. Es decir, esencialmente cuando abordaba un tema él tenía agotado todo lo que él hace en su biografía. Cuando uno examina la biografía de Pedro Henríquez Ureña se da cuenta de que cuando él abordaba un tema lo hacía con la conciencia de dejar un aporte, aunque después lleguen otros y lleguen más lejos, pero tenía un aporte y por eso su obra se mantiene.

     He aquí una porción de la prosa de Henríquez Ureña plasmada en esta obra, que extraigo del ensayo «El descontento y la promesa», acápite «El problema del idioma»:  Nuestra inquietud se explica. Contagiados, espoleados, padecemos aquí en América, urgencia romántica de expresión. Nos sobrecogen temores súbitos: queremos decir nuestra palabra antes de que nos sepulte no sabemos qué inminente diluvio. En todas las artes se plantea el problema. Pero en literatura es doblemente complejo. El músico podría, en rigor sumo, si cree encontrar en eso la garantía de originalidad, renunciar al lenguaje tonal de Europa: al hijo de pueblos donde subsiste el indio —como en el Perú y Bolivia— se le ofrece el arcaico pero inmarcesible sistema nativo, que ya desde su escala pentatónica se aparta del europeo. Y el hombre de países donde prevalece el espíritu criollo es dueño de preciosos materiales, aunque no estrictamente autóctonos: música traída de Europa o de África, pero impregnada del sabor de las nuevas tierras y de la nueva vida, que se filtra en el ritmo y el dibujo melódico.  Y en artes plásticas cabe renunciar a Europa, como en el sistema mexicano de Adolfo Best, construido sobre siete elementos lineales del dibujo azteca, con franca aceptación de sus limitaciones. O cuando menos, si sentimos excesiva tanta renuncia, hay sugestiones de muy varia especie en la obra del indígena, en la del criollo de tiempos coloniales que hizo suya la técnica europea (así, con esplendor de dominio, en la arquitectura), en la popular de nuestros días, hasta en la piedra y la madera y la fibra y el tinte que dan las tierras natales.  De todos modos, en música y en artes plásticas es clara la partición de caminos: o el europeo, o el indígena, o en todo caso el camino criollo, indeciso todavía y trabajoso. El indígena representa quizás empobrecimiento y limitación, y para muchos, a cuyas ciudades nunca llega el antiguo señor del terruño, resulta camino exótico: paradoja típicamente nuestra. Pero, extraños o familiares, lejanos o cercanos, el lenguaje tonal y el lenguaje plástico de abolengo indígena son inteligibles.  En literatura. el problema es complejo, es doble: el poeta, el escritor, se expresan en idioma recibido de España. Al hombre de Cataluña o de Galicia le basta escribir su lengua vernácula para realizar la ilusión de sentirse distinto del castellano. Para nosotros esta ilusión es fruto vedado o inaccesible. ¿Volver a las letras indígenas? El hombre de letras, generalmente, las ignora, y a dura tarea de estudiarlas y escribir en ellas lo llevaría a la consecuencia final de ser entendido entre muy pocos, a la reducción inmediata de su público. Hubo, después de la conquista, y aún se componen, versos y prosas en lengua indígena, porque todavía existen enormes y difusas poblaciones aborígenes que hablan cien —si no más— idiomas nativos; pero raras veces se anima esa literatura con propósitos lúcidos de persistencia y oposición. ¿Crear idiomas propios, hijos y sucesores del castellano? Existió hasta años atrás —grave temor de unos y esperanza loca de otros— la idea de que íbamos embarcados en la aleatoria tentativa de crear idiomas criollos. La nube se ha disipado bajo la presión unificadora de las relaciones constantes entre los pueblos hispánicos.

 

A manera de conclusión 

  1. Quiero expresar algunas de mis apreciaciones personales sobre lo expuesto en esta reseña. Primero, ausculto la remota posibilidad de si se perdieran todos los ensayos de Seis ensayos en busca de nuestra expresióny solo nos quedara esta porción que hemos leído de todos ellos, imagino ¡cuántos más podríamos erigir a partir de este texto y con gran diversidad de propósitos! Por ejemplo, accionaríamos (a) por el puro deleite de entrenarnos en la majestuosidad de su texto ensayístico. Buscaríamos las razones de la existencia del mismo y los textos previos y posteriores evidenciados en esta construcción. (b) Por encontrar evidencias del reconocimiento que hace el autor de lo propio de cada pueblo y el reconocimiento del aporte de otros pueblos, incluyendo el discurso rescatista de los derechos de las culturas primordiales hispánicas. (c) Evidenciar el carácter del autor y la autenticidad de sus luchas a favor de los demás, mediante un conocimiento histórico y político de los pueblos, conocimiento de las diversas artes, y las soluciones que ha visualizado al estudiarlos. (e) Identificar las expresiones respetuosas con las que expone su evaluación, mediante la comparación, sobre el efecto sicológico de quienes no tienen temores de sus raíces y los que son, o podrían estar siendo, menospreciados por las suyas, etcétera.
  1. Finalmente nos preguntamos si a casi 100 años de la escritura de Seis ensayos en busca de nuestra expresiónse podría decir que se encontraron las respuestas que su autor buscaba con el anhelo de exponerla, asentarla y promoverla. Y para responder un poco esta pregunta, en cuanto es posible en este espacio, compartiré algunos de los trabajos que grandes estudiosos han realizado al respecto, con voces que cantan un mismo sentir, pero con sus propias afinaciones naturales:

     1 Perfil del español dominicano es un libro de Bruno Rosario Candelier, un hermoso ensayo publicado en 2019 en donde su autor, luego de analizar los estudios de diversos autores en el tiempo, identificó en ellos que había un perfil de nuestra propia vertiente del español nacido en Castilla. Leamos en la siguiente dirección electrónica algunas de las palabras expuestas por Josanny Moní en el estudio que realizara a esta obra  (https://academia.org.do/2020/05/29/presentacion-de-perfil-del-espanol-dominicano/):  El español es una lengua hermosa, rica en vocabulario, aunque compleja en su estructura sintáctica. Afortunadamente existen libros como el Perfil del español dominicano, de Bruno Rosario Candelier, que sirven como guía para el estudio y el conocimiento de los atributos del español dominicano. Si el español dominicano fuera una persona y usara redes sociales este libro, Perfil del español dominicano, fuera sin dudas su manual de identidad. Aunque el español dominicano no es una persona, sabemos que la lengua es un mecanismo vivo que crece y evoluciona constantemente; por tanto, hay que estar abiertos a sus cambios.

    2 REALEC 2020 fue un congreso virtual lingüístico celebrado en noviembre de 2020, cuyos anfitriones fueron Ana Margarita Haché y Erik Willis, en donde grandes investigadores presentaron sus estudios. Algunas de las palabras inaugurales pronunciadas por la estudiosa académica de la lengua, Ana Margarita Haché, fueron las siguientes (https://academia.org.do/2021/01/28/informe-de-ana-margarita-hache-sobre-el-congreso-linguistico-de-santiago/):  La realización de REALEC 2020 en República Dominicana se relaciona también con los estudios iniciados por Pedro Henríquez Ureña, quien en palabras de Amado Alonso, “le cabe el honor de haber sido el primero en plantear la interpretación genética de los principales caracteres del español americano sobre bases realistas y críticas, sin los prejuicios impresionistas que lo daban como mera prolongación del lenguaje de los andaluces; y el primero también en describir y ordenar su complejidad regional, anulando la idea simplificadora que de él se hacían hasta entonces los lingüistas”.  Pedro Henríquez Ureña fue también el primer lingüista dominicano en caracterizar el habla de nuestro país con su obra “El español en Santo Domingo” publicada en 1940 por la importante Biblioteca de Dialectología Hispanoamericana […]. Es un propósito de este evento académico darles visibilidad a estos trabajos entre especialistas y estudiantes de lingüística y esperamos que los contactos que surjan de este evento permitan la realización de proyectos comunes sobre la tremendamente rica e innovadora variedad lingüística del Caribe hispánico (puede accederse a las reseñas de algunas de las ponencias y a los enlaces del Congreso global, en la siguiente dirección de la Academia Dominicana de la Lengua: https://academia.org.do/2020/11/28/retorno-al-espanol-del-caribe-realec-2020-congreso-virtual-linguistico-celebrado-del-4-al-7-de-noviembre-de-2020/).

  1. Otras voces de «nuestra expresión».Específicamente en la expresión musical autóctona, que en este contexto estructural de los ensayos fue mencionada por el autor,  expongo que, la UNESCO declaró el merengue dominicano «Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad» en el año 2016, muestra de la alta valoración de nuestra expresión cultural (https://www.godominicanrepublic.com/es/news-posts/archivo/la-unesco-declara-el-merengue-de-republica-dominicana-como-patrimonio-cultural-inmaterial-de-la-humanidad/). Igualmente en la expresión pictórica, mencionada por Henríquez Ureña en su potente argumentación —que si bien no es el tema propio evaluado en la porción del texto ensayístico que compartí, queda evidenciada de manera sutil su preocupación por la misma—, muchos estudiosos dan fe de esta búsqueda de nuestra «expresión genuina» cultural:  Fradique Lizardo, por ejemplo (http://enciclopediadominicana.org/Fradique_Lizardo), y Alfredo Rafael Hernández Figueroa (https://www.diariolibre.com/revista/cultura/dos-libros-sobre-la-vega-en-la-primera-mitad-del-siglo-xx-AI17795306), son una muestra. Por otra parte, en el arte culinario existe otra «voz genuina» de nuestra expresión cultural, eco producido por la inquietud de Henríquez Ureña, al pasar del tiempo: es el caso de uno de nuestros platos autóctonos que identifican a nuestra Rep. Dom., el «Mangú», cuyo nombre, palabra, o voz, está siendo gestionada su inclusión en el Diccionario de la lengua española, por un grupo de cultoras de nuestro acervo cultural, a través de la Academia Dominicana de la Lengua, como puede verse en el  siguiente enlace: https://academia.org.do/2021/04/09/bruno-rosario-candelier-y-maria-jose-rincon-dialogo-con-el-equipo-de-jumbo-sobre-la-palabra-mangu/.
  2. Finalmente expongo la pregunta que se hace Pedro Henríquez Ureña a final del primer ensayo presentado en esta obra reseñada: «¿El hombre del futuro seguirá interesándose en la creación artística y literaria, en la perfecta expresión de los anhelos superiores del espíritu?» (p. 58). 

Creo que entre todos podemos responderle que sí a nuestro Pedro Henríquez Ureña. En donde él esté puede sentirse satisfecho de su legado humanístico:  su obra fue y será siendo acogida y multiplicada por quienes genuinamente aman sus pueblos, su humildad y su grandeza. Gracias por su hermosa motivación de compartir el bien a favor de la humanidad, señor Autor. Y muchas gracias, don Bruno Rosario Candelier, por su maravillosa exposición. Gracias a la ASALE, y a todos los escritores que he citado en esta reseña, por las grandes maravillas de sus aportes.

Reseña de Miguelina Medina

Pedro Henríquez Ureña, Seis ensayos en busca de nuestra expresión, edición de Bruno Rosario Candelier, Asociación de Academias de la Lengua Española, Madrid, 2020.