EL VOCABLO “MANGÚ” EN EL DICCIONARIO ACADÉMICO

DEL DIRECTOR DE LA RAE AL DIRECTOR DE LA ADL, MADRID, 25-06-21

 

Sr. D. Bruno Rosario Candelier

Director

Academia Dominicana de la Lengua

 

Querido Director y amigo:

De acuerdo con su solicitud, respaldada por el ministro de Relaciones Exteriores de la República Dominicana y por el embajador de la República Dominicana en España, el Pleno de la Real Academia Española, en su sesión del pasado día 3 de junio, ha estudiado la propuesta de incorporación del vocablo mangú al Diccionario de la lengua española, que ha sido aprobada. Sin embargo, la constatación de su uso en otras áreas lingüísticas, a veces bajo formas diferentes, nos ha llevado a profundizar en la investigación documental a fin de completar, en su caso, la información sobre sus variantes y extensión geográfica. Confío en que podamos concluir pronto el proceso, del que le informaré oportunamente, e incluir la voz en la próxima actualización del Diccionario.                                                                               

Felicito al Instituto Guzmán Ariza de Lexicografía, dirigido por la académica doña María José Rincón, por el excelente estudio lexicográfico realizado, que es decisivo para la integración de mangú en el DLE. 

Con mi agradecimiento por su iniciativa, le hago llegar un abrazo afectuoso.

 

Santiago Muñoz Machado

Director de la Real Academia Española

Presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española

 

LA REAL ACADEMIA INCLUYE A «MANGÚ» EN EL DICCIONARIO 

(https://la-real-academia-espanola-incluye-al-mangu-en-el-diccionario-oficial/)

 

La Real Academia Española anunció la inclusión del término «mangú» en el diccionario oficial de la corporación. Como parte de la campaña, “Ser dominicano es lo máximo”.

20 de diciembre de 2021

La Real Academia Española anunció la inclusión del término «mangú» en el diccionario oficial de la RAE. Como parte de la campaña, “Ser dominicano es lo máximo”, la red de hipermercados Jumbo inició esfuerzos para promover la inclusión del término y así enaltecer el popular plato gastronómico dominicano.

Durante el proceso, se trabajó de la mano con la Academia Dominicana de la Lengua, y el término fue incluido el pasado jueves 16 de diciembre, como parte de la actualización 23.5 del Diccionario de la Lengua Española (DLE) de la RAE y la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), consultada por millones de hispanohablantes en todo el mundo.

«Como marca, Jumbo invita a celebrar las cosas que hacen a los dominicanos especiales, en cualquier parte del mundo. A principios de año, nos dimos cuenta que, “mangú”, una palabra muy dominicana, que nos caracteriza alrededor del mundo y representa nuestro desayuno favorito, no estaba presente en el DLE de la RAE», comenta Madelyn Martínez, vicepresidenta de Mercadeo y Retail Financiero de Centro Cuesta Nacional.

«Fue en ese momento cuando, de la mano de nuestra agencia Ogilvy Dominicana, vimos una oportunidad: utilizar las plataformas de Jumbo para promover la inclusión de la palabra en el diccionario, y compartir con el mundo una parte importante de nuestra identidad».

El proceso inició el 2 de febrero del 2021, fecha en la cual Jumbo activó sus redes sociales para crear conciencia sobre la importancia de nuestra identidad y nuestra lengua. De esta manera, se incentivó provocar que creadores de contenido, especializados en concienciar a los dominicanos sobre temas relevantes, así como también invitar al público en general a hacerse eco de la propuesta. El contenido fue agrupado bajo la etiqueta #Mangu´EnLaRAE, con el objetivo de tener un alcance multinacional.

La misma etiqueta sirvió para promover respuestas del público objetivo acerca de la iniciativa de apreciación de la palabra mangú y de la cultura que la rodea.

A la información agregamos que el director de la Academia Dominicana de la Lengua, el doctor Bruno Rosario Candelier, y la lexicógrafa de la institución, la doctora María José Rincón, participaron en un conversatorio sobre la palabra “mangú” y otros aspectos idiomáticos del español dominicano con las delegadas de Jumbo en la capital dominicana.

 

LA RAE CONMEMORA EL 70 ANIVERSARIO DE ASALE

Encuentro de las Academias de la Lengua Española con motivo de la conmemoración de los setenta años de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE)

 

Por María José Rincón

 

La Real Academia Española convocó en su sede madrileña a los directores y presidentes de las academias de la lengua española para la conmemoración del septuagésimo aniversario de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE).

Jueves, 9 de diciembre de 2021

La mañana del jueves 9 de diciembre tuvo lugar la reunión de trabajo de los directores y presidentes de las Academias de la ASALE en la sala Dámaso Alonso de la Real Academia Española, presidida por don Santiago Muñoz Machado, director de la RAE y presidente de la ASALE, con la asistencia de don Francisco Javier Pérez, don Manuel Gutiérrez Aragón, secretario y tesorero de la ASALE, respectivamente, y la Comisión Permanente de la ASALE, representada por don Jorge Ignacio Covarrubias, académico numerario de la Academia Norteamericana de la Lengua.

Don Santiago Muñoz Machado dio comienzo a la reunión con el detalle del programa de actos y la información sobre las especiales circunstancias sanitarias vividas por la Comisión Permanente de ASALE y el protocolo sanitario establecido para las dos jornadas académicas.

El presidente en su informe dedicó especial atención a la explicación de los términos del acuerdo entre el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación y la Asociación de Academias de la Lengua Española para la creación de un nuevo programa de becas de formación y colaboración destinado a todas las academias de la lengua española. Este programa de becas de formación y colaboración tiene como objetivo garantizar la participación de todas las corporaciones en los proyectos panhispánicos fundamentales. El acuerdo hará posible la existencia de un becario en cada academia de la ASALE con una beca de veintiocho meses de duración, repartidos entre la formación virtual (cuatro meses) y presencial (seis meses) en la Escuela de Lexicografía de la RAE y la colaboración formativa en la respectiva sede académica (18 meses). Este nuevo sistema, que sustituirá al vigente, será efectivo a partir de septiembre de 2022. Don Francisco Javier Pérez, secretario general de la ASALE, presentó su informe sobre las actividades del Pleno de la Comisión Permanente 2021, formada por los académicos doña Margarita Vásquez Quirós, de la Academia Panameña de la Lengua, don César Armando Navarrete Valbuena, de la Academia Colombiana de la Lengua, y don Jorge Ignacio Covarrubias, de la Academia Norteamericana de la Lengua Española. Los miembros de la Comisión visitaron el centro de estudios de la RAE, para conocer de primera mano los equipos que trabajan en el Diccionario de la lengua española, el Diccionario histórico de la lengua española y la nueva edición del Diccionario panhispánico de dudas. Asimismo, han visitado la sede de Cilengua, en el Monasterio de San Millán de la Cogolla en La Rioja. Los miembros de la Comisión Permanente han participado en las comisiones temáticas del Diccionario de la lengua española y han ofrecido charlas a los estudiantes del Instituto de Lexicografía. La Comisión Permanente de la ASALE 2022 estará formada por académicos de Guinea Ecuatorial, Guatemala y Honduras.

Don Francisco Javier Pérez presentó los volúmenes 10 y 11, correspondientes a 2021, de la colección Clásicos ASALE: Presente y futuro de la lengua castellana, obra de Humberto Toscano Mateus, en edición de Susana Cordero de Espinosa y Léxico indígena en el español de México, de Juan M. Lope Blanch, en edición de Pedro Martín Butragueño.

Don Santiago Muñoz Machado informó a los directores, presidentes y delegados sobre el estado de los proyectos académicos panhispánicos en curso.

            Crónica de la lengua española 2021. La obra publicada fue entregada a los asistentes, con el agradecimiento por la colaboración prestada por todas las academias. Se informó que se harán llegar varios ejemplares de la obra a cada academia para su distribución entre los académicos interesados.

            Crónica de la lengua española 2022. La nueva edición de la Crónica se centrará en la reflexión sobre el estado del español en las redes y medios de comunicación, en la administración pública y entre los jóvenes. El objetivo, además, es reflexionar y comunicar cuál es el trabajo y la presencia de las academias en la sociedad. Puesto que el programado IX Congreso Internacional de la Lengua Española en Arequipa (Perú) tendrá como lema «Mestizaje e interculturalidad», se pretende que sea también uno de los ejes temáticos de la próxima edición de la obra.

            Diccionario fraseológico panhispánico. Cuenta ya con una base de datos lexicográfica de aproximadamente siete mil entradas.

            Diccionario del estudiante – México y Centroamérica. Se encuentra avanzado a partir de los trabajos sobre la matriz lexicográfica mexicana. Está prevista su conclusión en 2022 con unas diecinueve mil entradas.

            Diccionario de la lengua española. Se anuncia a los asistentes la presentación al público de la actualización 23.5 del DLE el jueves 16 de diciembre de 2021. Don José Luis Vega, director de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española, propone la revisión y evaluación de los términos y contenidos raciales en el lemario del Diccionario de la lengua española. Don Santiago Muñoz Machado lo anima a plantear esta propuesta en el pleno extraordinario de la Real Academia con los directores y presidentes de la ASALE del jueves 9 de diciembre de 2021.

Segunda edición de la Nueva gramática de la lengua española. Para el avance estable de este proyecto se sugiere la mejora de la metodología de revisión de los artículos.

            Diccionario histórico de la lengua española. Avanzan los trabajos del DHLE y se plantea sumar a la metodología que se sigue en la actualidad por familias y redes léxicas, la historia de las palabras esenciales de la lengua española.

Segunda edición del Diccionario de americanismos. Don Francisco Javier Pérez pide un plazo de reflexión para el comienzo de los trabajos de la segunda edición del DA, que deben partir de la revisión de su planta lexicográfica.

            Diccionario panhispánico de gastronomía. Está pendiente de revisión y de propuestas de las comisiones lexicográficas de las academias.

Corpus académicos. La RAE tiene el proyecto de doblar el número de entradas de los corpus académicos para mantenerlos actualizados y que puedan incorporarse al proyecto académico Lengua Española e Inteligencia Artificial (LEIA).

Proyectos editoriales. Están en marcha los proyectos editoriales de Los ríos profundos, del peruano José María Arguedas, y la Antología del mexicano Octavio Paz, cuya publicación está prevista en el IX Congreso Internacional de la Lengua Española en Arequipa, Perú. El presidente recuerda que las nuevas propuestas deben someterse a la Comisión Editorial de la ASALE.

Don Santiago Muñoz Machado informa de la posibilidad de que la Real Academia Española acceda a los fondos PERTE Lengua de la Unión Europea como apoyo a la digitalización de los fondos del Diccionario histórico de la lengua española o a la digitalización de las bases de datos de legislación americana.

El director de la Academia Peruana de la Lengua, don Marco Martos Carrera, aseguró el compromiso del Estado peruano con la celebración del IX Congreso Internacional de la Lengua Española en la ciudad peruana de Arequipa. Queda pendiente la decisión sobre la fecha del Congreso: octubre 2022 o abril 2023. Don Santiago Muñoz Machado proporciona a los asistentes el esquema temático provisional del Congreso y solicita propuestas académicas para las personas que se encargarán de ponencias y mesas redondas.

Como conclusión el presidente de la ASALE explicó el desarrollo previsto para el pleno extraordinario de la RAE y la ASALE del jueves 9 de octubre, con la participación como invitada de doña Diana Morant, ministra de Ciencia y Tecnología del Gobierno de España.

 Pleno extraordinario de la Real Academia Española con los directores y presidentes de las Academias de la Lengua, o sus delegados, con motivo de la conmemoración del septuagésimo aniversario de la ASALE

            Presidido por don Santiago Muñoz Machado, y con la presencia de doña Diana Morant, ministra de Ciencia y Tecnología del Gobierno de España, se celebró la tarde del jueves 9 de diciembre de 2021 un pleno extraordinario de la RAE con la asistencia de los directores y los presidentes, o sus delegados, de las academias de la ASALE. A lo largo del pleno, y siguiendo el protocolo establecido para las sesiones académicas, se presentaron nuevas obras de los señores académicos, como la nueva colección sobre divulgación lingüística. Doña Paz Battaner detalló la actualización 23.5 del Diccionario de la lengua española que se hará pública el jueves 16 de diciembre de 2021.

Don Róger Matus, subdirector de la Academia Nicaragüense de la Lengua, doña Raquel Montenegro, directora de la Academia Guatemalteca de la Lengua, y doña María José Rincón, delegada del director de la Academia Dominicana de la Lengua, don Bruno Rosario Candelier, tomaron la palabra a petición de don Santiago Muñoz para hacer un esbozo de la situación de la lengua española en sus respectivos países, especialmente en lo relativo al contacto con otras lenguas.

El viernes 10 de diciembre de 2021 tuvo lugar la firma del protocolo entre el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación y la Real Academia Española sobre el nuevo programa de becas de formación y colaboración para las Academias de la ASALE, en presencia de Sus Majestades los Reyes de España.

A continuación, se desarrolla el solemne acto institucional conmemorativo del septuagésimo aniversario de la ASALE, bajo la presidencia de Sus Majestades los Reyes de España en el salón de actos de la Real Academia Española. En este acto institucional el director de la RAE hizo entrega a Sus Majestades los Reyes de un ejemplar de la Crónica de la lengua española 2021 y de una edición facsímil del denominado Quijote chico.

El rey Felipe VI dio la bienvenida a los académicos y agradeció la labor de las Academias en defensa de la lengua española en el mundo.

Los actos conmemorativos concluyeron con una visita privada a la exposición «Tornaviaje. Arte iberoamericano en España» en el Museo del Prado, como símbolo de los lazos que unen a las Academias de la ASALE.

En la cena de despedida y a lo largo de las sesiones de trabajo y de los actos conmemorativos, tanto el director de la Real Academia Española y el secretario de la ASALE, como los directores y presidentes de las Academias de la ASALE me han manifestado la voluntad de que le transmita su admiración, su respeto y sus mejores deseos para usted y para su esposa y lo hacen extensivos a todos los miembros de la Academia Dominicana de la Lengua.

Aprovecho la ocasión para enviarle el saludo cordial de todo el equipo de Igalex y nuestros más sinceros deseos de salud y paz para usted y los suyos en estas fiestas y el año próximo.

 

Real Academia Española, 9-10 de diciembre de 2021

Madrid, 13 de diciembre de 2021

María José Rincón

Directora del Instituto Guzmán Ariza de Lexicografía

Miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua

ACTO INAUGURAL DE LA REUNIÓN DE DIRECTORES DE ACADEMIAS EN CONMEMORACIÓN DEL 70 ANIVERSARIO DE ASALE

   La reunión de directores y presidentes de Academias de la Lengua Española en la sede de la Real Academia Española, de Madrid, fue presidida por los reyes de España y el director de la RAE y presidente de ASALE, don Santiago Muñoz Machado.

El director de la RAE pronunció el discurso inaugural, con oportunas intervenciones de directores de las Academias Hispanoamericanas: de la Academia Colombiana, don Juan Carlos Vergara; de la Academia Ecuatoriana, doña Susana Cordero de Espinosa; de la Academia Peruana, don Marco Martos Carrera; en representación de la presidente de la Academia Argentina, doña Alicia María Zorrilla, don Rafael Oteriño; de la Academia Uruguaya, don Wilfredo Penco; don Jorge Covarrubias, de la Academia Norteamericana; de la Academia Boliviana, don José Roberto Arce; doña Concepción Company y Company, de la Academia Mexicana; don José Luis Vega, de la Academia Puertorriqueña; don Francisco Javier Pérez, secretario general de ASALE; y por la RAE hablaron don Víctor García de la Concha y don Arturo Pérez-Reverte. El rey de España, don Felipe II, en su intervención ponderó elogiosamente la obra de las Academias de la Lengua Española en el mundo hispánico.

Al evaluar la presencia del español en América, se destacó la permanencia de antiguas voces castellanas en las diversas variantes del español americano, desusadas en España. Se citaron palabras procedentes de las lenguas aborígenes americanas, como aguacate o peyote, y recordamos las voces taínas del español dominicano incorporadas al DLE, como areíto, canoa, huracán… Así como también la existencia de nuevas voces americanas sobre temas y asuntos que identifican datos de la realidad natural, geográfica, agrícola, antropológica y sociocultural de los pueblos que hablan la lengua española. Se recordó que desde 1925 el Diccionario de lengua castellana pasó a llamarse Diccionario de la lengua española en razón de la expansión del idioma nacido en Castilla.

Se valoró la creación de ASALE en 1951, en México. Y también el convenio multilateral de Bogotá en 1960, con la participación de las Academias hispanoamericanas según comentara don Francisco Javier Pérez, secretario general de ASALE.

Además de eminentes lingüistas americanos del pasado, como Andrés Bello y Rufino José Cuervo, se exaltaron las figuras señeras de la poeta mexicana sor Juana Inés de la Cruz, y la primera gran poeta dominicana, Salomé Ureña.

Entre los logros de la actual dirección de la Real Academia Española y de las Academias de la Lengua Española, se ponderó la publicación de la Crónica de la lengua española 2021, con participación de todas las Academias del mundo hispánico.

Todas las intervenciones académicas subrayaron la presencia dominante de la lengua española entre los hablantes de numerosos países. También se resaltó la colaboración interacadémica para los diferentes códigos de la lengua española.

Se ponderó la labor lexicográfica del Diccionario histórico de la legua española, con la red panhispánica de la lengua española. Don Santiago Muñoz Machado subrayó la importancia del proyecto Leia (Lengua española e inteligencia artificial) en la actualidad, en virtud de que dicha creación enfatiza el correcto uso del español en las redes sociales, como también que las máquinas hablen un correcto español. El rey Felipe II subrayó la grandiosa labor de ASALE en todo el mundo hispánico (España, América hispana, Filipinas en Asia, Guinea Ecuatorial en África y la Academia Judeo-española en Israel). Y el panhispanismo como dato cohesionador.

Madrid, RAE, 10 de diciembre de 2021.

RAFAEL PERALTA ROMERO RESALTA LA CREATIVIDAD VERBAL DE NUESTRA LENGUA

«Adaptación de palabras extranjeras sin dañar el idioma español» 

   El académico Rafael Peralta Romero dictó una charla en la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña con el título «Adaptación de palabras extranjeras al idioma español».

Al iniciar su exposición el conferenciante afirmó que estamos llenos de italianismos, anglicismos y galicismos. «Claro, no vamos a hablar de los latinismos porque el español es hijo de esa lengua y todo viene de ahí. Vamos a decir que “ferretería” viene del latín, porque ferro es ‘hierro’. La ciencia está llena de palabras griegas: la medicina, la sicología, nombre de huesos… Pero esas no son las palabras a las que nos referiremos y vamos a adaptar su uso, sino palabras que llegaron por la vía del comercio, del arte y de la cultura. Del italiano llegaron muchas palabras como soneto y la palabra piano, y todas esas palabras que se usan en el canto: soprano

«Si no pueden ser traducidos, los adaptamos y los adoptamos», apuntó. 

Al comprender la necesidad de los hablantes, el intelectual explicó que «algunos extranjerismos, que nos llegan por distintas vías (del arte, de la tecnología, del comercio), si no pudieran ser traducidos, entonces, los adaptamos y los adoptamos (palabras diferentes que se parecen fonéticamente, pero que también, en el caso que estamos hablando, se parecen mucho: “adoptar” y “adaptar”), y le decimos: “Tú te vas a quedar aquí, pero tú te riges por lo que nosotros somos”». Afirmó que «Es innegable que este recurso, es decir la adaptación, es una vía para enriquecer el léxico del español, ya de por sí bastante amplio».

Expuso que «El español ronda como las 90,000 palabras (registradas en el Diccionario de la lengua española) más las palabras que se llaman “americanismos”». Dijo que «Cada país de lengua hispana tiene su Diccionario, y hay un Diccionario de americanismos»: «Entonces, ¿cuántas palabras tiene el español? Eso no se sabe porque, vamos a decir, hay palabras que nosotros usamos todos los días que no están en el Diccionario, y palabras que usamos con otro sentido. Por ejemplo, la palabra “cuero” está en el Diccionario, pero para referirse a ‘piel’. Y cuerazo está en el Diccionario, pero para referirse a ‘golpe con el cuero’. Pero ustedes saben… no está en el Diccionario “cuerazo” con el sentido que nosotros lo usamos», consignó el analista.

 

«La adaptación conlleva desaparecer algunas vocales repetidas y sobre todo consonantes que no hacen falta»  

«La palabra “álbum” no ha sido adaptada como otros latinismos: como “podio”, “auditorium”. Se dice “auditorio” y se dice “auditórium”. Pero a auditorium en latín le dicen: “Tú vas a entrar al español, pero, eso sí, tú te pones eso (un sombrerito llamado ‘tilde’). Ponte tu tilde para que seas de nosotros”. “Auditórium” se pone su tilde, si no: “Pues te cambiamos por ‘auditorio’”».  Expuso que «El beisbol es una buena fuente para explicar lo que es adaptación de palabras, comenzando por esa base ball. ‘beisbol’, ‘béisbol’. En el béisbol tenemos muchas palabras que los periodistas en un momento asumieron conciencia de la lengua y la tradujeron». Las palabras adaptadas presentadas por don Rafael Peralta Romero fueron en total 113. De ellas es esta otra porción (recomendamos acceder al enlace compartido el pie de esta reseña para conocerlas todas):

alegro (allegro). Voz latina. Indica viveza en el pasaje musical.

alzhéimer (Alzheimer). Voz alemana. Aunque procede de nombre propio pasa a común y va en minúscula.

bonsái (bonsay). Del japonés. Planta ornamental convertida artificialmente en enana.

beicon (bacon). Panceta ahumada. Lo que aquí llamamos tocineta.

bacón. Es otra forma de adaptación más fiel a la grafía, mientras la anterior lo es a la pronunciación.

beis (beige). Del francés. Color castaño claro.

chofer (chauffeur). Francés. Persona que conduce vehículos como oficio.

   Peralta Romero explicó que «Las palabras tienen dos vías para ser adaptadas: UNA, la escritura original; y OTRA (la más frecuente), la pronunciación de la palabra. “Beicon” entró por su sonido: “beicon”, así se escribe en español.

—Público (F): Tocino.

—RPR: Tocineta. Tocineta sí. “Tocineta” es la traducción; y la adaptación es ‘beicon’. Entones, si queremos hablar más o menos en inglés, porque muchos creemos (ese es otro tema), muchos dominicanos —yo no sé otros hablantes del español—, tenemos un complejo de inferioridad lingüística frente al inglés, y creemos que las cosas dichas en inglés le dan a uno prestancia, y tenemos un gran respeto por otras lenguas.

Con la sutileza del periodista Rafael Peralta Romero compartió la siguiente anécdota: «Yo publiqué mi primer libro de cuentos, que se llama Punto por punto —yo estudiaba Derecho en la Universidad del Este— y un profesor que lo leyó, un abogado reconocido, me felicitó por el libro; pero me hizo una observación. En mi libro aparecía la palabra “bazuca”, escrita “b a z u c a”, y él me observó que «bazuca» se escribe con dos “o”. Y es con “oo” y “k” en la lengua de que procede; pero en español, «bazuca», ya, ese instrumento que no debió existir en el mundo, existe. Por tanto, si existe el instrumento, existe la palabra: “bazuca”, “zu”. Y no teman, que tienen respaldo».

Las observaciones lexicográficas de esta ponencia «están amparadas, sobre todo, en el Diccionario panhispánico de dudas, publicación oficial de las Academias, el Diccionario de la Academia, el Libro de estilo de lengua española y la Ortografía de la lengua española, todos, publicaciones de la Asociación de Academias de la Lengua Española y de la Real Academia Española», consignó el académico.   

«He observado que los hablantes del castellano a menudo muestran, o mostramos, mucho aprecio por otras lenguas, y nos esmeramos en escribir los términos de estas que nos llegan prestadas conforme a su grafía original; pero olvidan que esa actitud puede ir en desmedro de nuestra lengua, la cual ha de merecernos más respeto que las otras. Los periodistas hacen todo el esfuerzo por escribir en inglés —con muchas vocales con muchas consonantes que no hacen falta— el nombre de una cosa que tiene mangueritas, para unos muchachos desaprensivos fumar en grupo. ¿Cómo se llama eso?».

—Público: Juca.

—RPR: Yo, si tuviera que escribir esa palabra la escribiera: “j u c a”, parecido a “yuca”. Claro, algunos que tienen complejo, cuando diga “juca”, van a pronunciar ‘yuca’, porque los dominicanos creemos que la j tiene que ir con sonido y. Hay palabras en español para ese instrumento innecesario, pero si vamos a aceptar “juca”, escribámosla “juca”.

«Todo vocablo extranjero antes de ser adaptado al español debe escribirse con una marca».  «Si es en caracteres de imprenta será la cursiva —dijo— y si el texto ha sido escrito a mano la marca será colocar el vocablo de que se trata entre comillas. Solamente va entre comillas, por ejemplo, las palabras burlonas, para cuestionar, la mala fe. Por ejemplo, referirse al escritor Peralta Romero, y ponerle “escritor” (entre comillas): eso es un discurso entero contra Rafael Peralta Romero».

«Cuando se adaptan al español los vocablos foráneos, deben comportarse como palabras de nuestro idioma».  «Unos asumen la tilde, como “blíster”; otros la ñ, como “champaña”, “lasaña”; otros pierden algunas consonantes, como “chofer”, y el apellido “Masara”, que era con zz, cuando llegaron los primeros “Mazzara”».

 

«Los nombres procedentes de lenguas que no emplean el alfabeto latino…»

«Lenguas que no usan el alfabeto latino, que se escriben con unos palitos…, como el árabe, el chino o el japonés, ¿cómo lo adaptamos? No hay forma. Primero vienen unos especialistas y le hacen un proceso que se llama transliteración. Por ejemplo, cogen esos palitos chinos y dicen: “Ahí dice chofán”. Bueno, pues escribimos chofán.  Ahora vienen otros problemas a través de eso: adoptan la forma correspondiente a la lengua de quien hizo la transliteración. Por eso un chino va a los Estados Unidos adonde un embajador, le hacen su relación y le dicen: “Usted se llama John” (Aquí vino alguien y quien le hizo la transliteración le dijo “Tú vas para República Dominicana: tu nombre es Juan”). Por esa transliteración, hecha por cada cual, el nombre del país conocido por Qatar en español es ‘C a’, Catar, porque eso es que lo estamos pronunciando. Y así, su gentilicio, ¿cómo lo escribimos?: catarín, con c. Entonces el país es Catar —a confianza—».

«Soja y judo proceden del japonés, pero quien la transliteró al alfabeto latino las escribió con : «Soja», un alimento, ¿verdad? Pero los dominicanos decimos «soya». Y un juego, cuyo practicante tiene una federación que se abrevia «Fedoyudo», pero ellos escriben «Fedojudo»; y si es «Fedojudo» es «Fedojudo». Entonces, esas dos palabras proceden del japonés: soya y yudo. Ambas proceden del japonés, pero quien la transliteró al alfabeto latino las escribió con j, y nosotros, muy complacientes con la fonética inglesa, pronunciamos la j con sonido de y.

—Publico (M): Y «jipeta».

—RPR: No, «yipeta» es aparte.

  «La adaptación de palabras en nuestra lengua es trabajar en pro de la renovación y de la perfección de nuestra lengua», expresó Rafael Peralta Romero.   

Concluyó: «Nuestro idioma debe merecernos más respeto que todos los otros. ¿Por qué tanta preocupación por escribir esas palabras que proceden de otros idiomas? No, preocupémonos por escribir el de nosotros. Los académicos de la lengua, lejos de las opiniones despectivas con las que a ellos se refieren algunas personas, trabajan por la renovación y perfección de nuestra lengua. La adaptación de palabras a nuestra lengua es eso: trabajar en pro de la renovación. Y fíjense que en la lingüística hay tendencias: algunos le llaman “puristas”, porque son conservadores. Entonces, el que acepta palabras de otras lenguas no es tan conservador, no es purista; lo que quiere es que las palabras se escriban como debe ser en español».

(Reporte de Miguelina Medina  https://www.youtube.com/watch?v=kCWnspTQ-Js

ACADEMIA DOMINICANA RECONOCE LABOR DE SUS LEXICÓGRAFOS

Con motivo de la celebración de su 94 aniversario, la Academia Dominicana de la Lengua realizó un acto para reconocer al equipo de lexicógrafos que integra el Instituto Guzmán Ariza de Lexicografía (Igalex), adscrito a la ADL, por su valioso servicio de investigación lexicográfica a favor de nuestra lengua, de nuestra Academia y del país.

Es importante señalar que esta comisión lingüística está compuesta por los académicos María José Rincón González, Ruth Ruiz, Rita Díaz Blanco, Fabio Guzmán Ariza, Roberto Guzmán Silverio, Rafael Peralta Romero, Domingo Caba Ramos y Miguel Collado.

Presidió la actividad el director de la corporación, don Bruno Rosario Candelier, con la presencia de los académicos de la lengua José Enrique García, Manuel Núñez Asencio, Eduardo Gautreau de Windt y Miguel Solano. Rafael Peralta Romero fungió como presentador del acto.

Rita Díaz Blanco hizo una breve exposición en la que dio algunas pinceladas sobre el Instituto Guzmán Ariza de Lexicografía (Igalex), adscrito a la Academia Dominicana de la Lengua. Manifestó que la labor del Igalex es trabajar en el área de lexicografía, la actualización del Diccionario del español dominicano, la reconexión de vocablos y todo lo relacionado con esta área: “La tarea vertebral del Igalex es la actualización del Diccionario del español dominicano, cuya primera edición fue publicada en el año 2013. Una de las misiones de este año es convertir ese diccionario en una herramienta digital que esté a disposición de las personas interesadas no solo en aumentar su vocabulario, sino en conocer su lengua materna”, explicó la académica.

Díaz Blanco informó que actualmente el Igalex propone realizar una segunda edición del DED, para lo cual el equipo está trabajando fuertemente, reuniéndose todas las semanas mediante vínculos de conversaciones a través de las redes de la tecnología en busca de actualizar el contenido del diccionario, completar y transformarlo para su nuevo formato.

Por otro lado, la académica Ruth Ruiz, en su intervención, brindó unas informaciones sobre una de las iniciativas de la Fundación Guzmán Ariza pro Academia Dominicana de la Lengua (Fundéu).

La experta en gramática de la lengua explicó que la Fundéu nace con el objetivo de impulsar el buen uso del español en los medios de comunicación de la República Dominicana. Su labor principal consiste en hacer recomendaciones sobre el lenguaje utilizado en la prensa escrita, los medios audiovisuales y las redes sociales. Desde sus inicios, en julio del 2016, esta entidad cuenta con un Consejo Asesor compuesto por académicos y periodistas, que preside el director de la ADL, don Bruno Rosario Candelier. Más recientemente, el equipo del Igalex se ha incorporado a las labores de redacción y corrección de las recomendaciones.

Finalmente, Ruth Ruiz rindió cuentas de que a la fecha se han publicado más de 740 recomendaciones, las cuales se difunden a todas las personas interesadas en recibirlas por correo electrónico en un boletín al que ya se han suscrito unas 10, 600 personas y también se publican en la ciberpágina de la institución.

El académico e investigador literario, Miguel Collado, también tuvo la oportunidad de presentar su exposición, la cual tituló “Un breve paso por mi vida en la literatura”. Collado contó que entró al mundo de la literatura en el 1967, cuando escribió un poema a sus 13 años. Era un poema de amor titulado “Tus ojos negros”, motivado por la atracción que una joven de su edad había causado en él con todas las consecuencias emocionales que el primer amor convoca. El intelectual manifestó que en 1976 fue el año de su definición como escritor, “Ya tenía 22 y a esa edad emprendí mi primera aventura como investigador: me propuse hurgar en las raíces históricas de ese pueblo perdido en la serranía, en el que, muy hacia atrás en el tiempo, había tenido la América hispánica a su primer rebelde revolucionario: el cacique Caonabo, quien se paseaba por las montañas de Jánico mucho antes de arribar a la Isla el Almirante Cristóbal Colón acompañado de un grupo de delincuentes españoles salidos de las cárceles”, relató.

Agregó, también, que tuvo el privilegio en ese entonces de recibir las orientaciones de tres connotadas figuras de la historiografía dominicana: Emilio Rodríguez Demorizi, Vetilio Alfau Durán y Ramón Franco Fondeur. Para concluir, Miguel Callado señaló que su nacimiento como investigador literario se da entre los años 1989 y 1993. Y en sus orígenes como investigador o historiador de la literatura dominicana, aparecen cinco connotados nombres de las letras dominicanas: Manuel Mora Serrano, José Enrique García, Antonio Fernández Spencer, Bruno Rosario Candelier y Manuel Matos Moquete: “Ellos me animaron y me estimularon haciéndome entender que el trabajo que como bibliógrafo yo había iniciado era novedoso y muy importante para las letras nacionales”, expresó.

Continuando el acto de reconocimiento, los académicos de número y figuras importantes de esta Academia: María José Rincón González y Fabio Guzmán Ariza intervinieron telemáticamente con unas precisas palabras. La lexicógrafa y coordinadora de la comisión lingüista de la Academia felicitó desde España a la Academia Dominicana de la Lengua en su 94 aniversario y, de paso, al Igalex en su primer año de función con la satisfacción de haber cumplido con los objetivos que se marcó para esta etapa y con la ilusión puesta en las tareas que se proyectan para el futuro. La doctora Rincón González reveló que están trabajando con entusiasmo y compromiso en la segunda edición del Diccionario del español dominicano, y también en una obra insigne: el Diccionario jurídico dominicano y están empeñados en el apasionante proyecto del Tesoro léxico dominicano y en el prestigioso proyecto internacional, que es el Tesoro lexicográfico del español de América.

“El Igalex nace gracias al aliento de la Fundación Guzmán Ariza para la investigación y la construcción de diccionarios. Lo hemos hecho este año y lo vamos a seguir haciendo. Nuestra tarea nos vincula estrechamente con la Academia Dominicana de la Lengua, y nos vincula, específicamente, en lo esencial: aportar en el conocimiento y en la valoración del español que hablamos en la República Dominicana y que compartimos con seiscientos millones de hispanohablantes”, indicó en su intervención la lexicógrafa María José Rincón.

De la misma manera, Fabio Guzmán intervino vía telemática con una breve reseña sobre lo que ha venido haciendo el Instituto de Lexicografía estos doce meses. El académico de número informó que el Igalex, además de apoyar a la Academia Dominicana de la Lengua en todas las tareas lexicográficas, ha comenzado la preparación de la segunda edición del DED y la primera edición del primer diccionario de términos legales de la República Dominicana: el Diccionario jurídico dominicano, que estará listo para impresión y difusión en el internet a mediados del año 2023. También el académico de la lengua residente en Miami, Roberto Guzmán, envió un resumen con el comentario de su labor lexicográfico, que publicamos más abajo.

Las últimas palabras del acto fueron pronunciadas por el Dr. Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua, quien expresó que desde que concibió la idea de confeccionar un diccionario de dominicanismos, comenzaron a trabajar en conjunto y durante cinco años estuvieron laborando en esa investigación lexicográfica que, finalmente, dio como resultado la edición del Diccionario del español dominicano.

El doctor Rosario Candelier manifestó que luego de la elaboración del Diccionario del español dominicano, entendió que era necesario crear una comisión lingüística que trabajase por la Academia, por la lengua y, sobre todo, por el español dominicano. Contó que, en esa comisión lexicográfica designó a María José Rincón como coordinadora, a la que se integraron Fabio Guzmán, Roberto Guzmán, Ruth Ruiz, Rita Díaz, Rafael Peralta Romero, Domingo Caba y Miguel Collado: “Este organismo ha prestado un valioso servicio a la Academia Dominicana de la Lengua, y un inmenso servicio al mejor conocimiento del español dominicano y, naturalmente, sus integrantes tienen firmes inquietudes lingüísticas en atención a los estudios que han realizado, lo que ha permitido que puedan hacer un grandioso aporte lexicográfico al mejor conocimiento de la palabra”, destacó en director de la ADL.

Rosario Candelier señaló que la labor que ha realizado la Academia Dominicana a favor de nuestra lengua ha dado sus frutos, y dijo: “Hemos publicado cinco diccionarios de la lengua. Y ese aporte habla por sí mismo”. El lingüista recalcó que un académico de la lengua se justifica en función del amor que siente por la palabra, de la identificación que siente por lo que implica el conocimiento de la lengua en su dimensión lexicográfica, fonética, ortográfica y gramatical.

Al concluir, el Dr. Bruno Rosario Candelier entregó, en nombre de la ADL, un reconocimiento a cada uno de los integrantes del equipo lexicográfico de la Academia en atención a sus méritos lingüísticos y literarios, su valioso servicio de investigación lexicográfica a favor de nuestra lengua y su efectiva identificación con los ideales y tareas de esta corporación.  Santo Domingo, ADL, 12 de octubre de 2021.

 

Palabras de Fabio Guzmán Ariza para el acto conmemorativo en la ADL

Me complace compartir con ustedes una brevísima reseña sobre el Instituto Guzmán Ariza de Lexicografía, que cumple hoy un año muy fructífero de vida institucional.

En efecto en estos últimos doce meses, además de apoyar a la Academia Dominicana de la Lengua en todas las tareas lexicográficas que le ha encomendado la Real Academia Española, hemos comenzado la preparación de la segunda edición del Diccionario del español dominicano y del primer diccionario de términos legales de la República Dominicana: Diccionario jurídico dominicano o DJD. Estos últimos diccionarios, cuya elaboración está a mi cargo, son producto del acuerdo de colaboración suscrito hace unos años entre el Consejo del Poder Judicial, la Academia Dominicana de la Lengua y la Fundación Guzmán Ariza: Una Academia Dominicana de la Lengua.

El proyecto del DJD consta de cuatro fases:

En la primera, que concluyó en el mes de febrero de este año 2021, se seleccionaron los jueces y abogados que conforman el equipo de redacción. En total más de sesenta juristas divididos entre veintiún subgrupos y corresponden a las veintiuna marcas de disciplinas jurídicas y se utilizarán el de otras, tales como derecho civil, derecho penal, etcétera.

En la segunda etapa del proyecto, que se desarrolló en abril y mayo de este año, María José Rincón, la directora del instituto, impartió un breve curso de lexicografía a los miembros del equipo para asegurar que en la preparación del diccionario se cumplan las reglas con las técnicas lexicográficas correctas.

La tercera base consiste en la elaboración del lemario del diccionario, es decir, de las listas de todos los lemas y sublemas que se han de definir en él. A la fecha de hoy ya se han aceptado más de catorce mil lemas y sublemas en la aplicación informática que se ha desarrollado, específicamente, para el DJD.

En la cuarta y última fase que incursa a partir de agosto de 2021, se han comenzado a redactar las definiciones. Estimamos que esta tarea, por supuesto, que es la más importante del proyecto, nos tomará unos dieciocho meses y que el diccionario estará listo para impresión y difusión en el internet para mediados del año 2023. Esto es cuanto tengo que informarle del DJD. Santo Domingo, ADL, 12 de octubre de 2021.

 

Palabras de María José Rincón para el acto de reconocimiento en la ADL

El Instituto Guzmán Ariza de Lexicografía nació el 12 de octubre de 2020 con la encomienda de dedicarse a la investigación y a creación lexicográfica. Llega hoy, por tanto, a su primer año de vida con la satisfacción de haber cumplido con los objetivos que se marcó para esta etapa y con la emoción puesta en las tareas que se proyectan para el futuro.

La investigación y la divulgación puesta al servicio del conocimiento de la lengua española son los empeños del equipo lexicográfico que han conocido hoy aquí, un equipo al que quiero destacar y que demuestra día a día, tarea a tarea, su generosidad al poner su experiencia y sus conocimientos al servicio de proyectos muy ambicioso. Y demuestra, además, su capacidad de identificación con una institución, El Instituto de Lexicografía Guzmán Ariza, que trabaja con entusiasmos y compromisos en el presente con conocimiento y respeto con los frutos del pasado y con la mirada puesta en el futuro: esa y no otra, es la identidad de la lexicografía. Un futuro cercano en el que pondremos a su disposición, como han visto hoy, la segunda edición del Diccionario del español dominicano en el que pondremos a su disposición una obra insigne: el Diccionario jurídico dominicano y, así mismo, estamos empeñados en el apasionante proyecto del Tesoro léxico dominicano y en ese prestigioso proyecto internacional, que es el Tesoro lexicográfico del español de América. El Instituto Guzmán Ariza de Lexicografía nace gracias al aliento de la Fundación Guzmán Ariza para la investigación y para la construcción de diccionarios. Lo hemos hecho este año y lo vamos a seguir haciendo. Pero nuestra tarea nos vincula, estrechamente, con la Academia Dominicana de la Lengua a la que le felicitamos hoy por su nonagésimo cuarto aniversario. Y nos vincula, especialmente, en lo esencial: aportar en el conocimiento y en la valoración del español que hablamos en la República Dominicana, del español que compartimos con 600 millones de hispanohablantes.

Palabras de Roberto Guzmán sobre su colaboración lexicográfica para la ADL

Durante los últimos 19 años han aparecido estos comentarios en diferentes medios de comunicación. Es una labor ininterrumpida de una entrega por semana.

Por medio de estos se procuran varios fines. El primero es instruir a los lectores sobre el buen uso del español. El segundo propósito es estudiar la legua con un enfoque divertido y fácil de entender para todos. En las últimas producciones se han incorporado muchas voces del habla de los dominicanos. Esta labor ha permitido trazar el origen de estas voces en algunos casos, o por lo menos, la aparición de estas en los lexicones americanos o dominicanos. La última tarea mencionada ha permitido documentar la historia de algunas voces, cuya trayectoria permanecía en textos olvidados, arrinconados o ignorados.

A la par de los trabajos a los que se ha hecho referencia, ha sido posible incorporar el estudio de palabras nuevas que se incorporan en las publicaciones de la prensa diaria dominicana. En la medida de lo posible en cada ocasión se citan las fuentes a que se acude para sustentar las opiniones propias y ajenas de los escritos. Esto permite que los interesados puedan verificar la exactitud de lo escrito, así como ampliar los conocimientos sobre el tema recurriendo a las fuentes. El lenguaje de estas intervenciones es llano. Eso posibilita que todo tipo de lector pueda entender las razones que explican las posturas adoptadas en los textos. Algo novedoso en estos artículos son las referencias etimológicas de las palabras americanas estudiadas. Otro punto interesante son las referencias a lenguas extranjeras que han influido en la adopción de las palabras analizadas, sobre todo cuando estas pertenecen a la familia indoeuropea de lenguas. En la medida de lo posible los juicios y observaciones que se exponen son debidamente ponderados para evitar caer en posiciones controversiales con respecto de los asuntos que son tratados en estas entregas. Los puntos sobresalientes de estos esfuerzos es llevar al conocimiento de todos los lectores un abanico de temas relacionados con la lengua de modo organizado y claro.

Palabras de Miguel Collado en el acto de reconocimiento de la ADL 

Entré al mundo de las letras una noche, sobre las 9:00 p.m., del año 1967. Fue en Jánico. Escribí un poema a los 13 años. Era un poema de amor titulado «Tus ojos negros», motivado por la atracción que una joven de mi edad había causado en mí con todas las consecuencias emocionales que el primer amor convoca. Recuerdo que le dediqué toda una colección poemática a esa chica: inspirado en ella seguí escribiendo «Tu lunar», «Tus labios de grana», «Tu piel». ¡Y así! Por suerte para mí todos esos textos iniciales se perdieron, ahorrándome el esfuerzo de tirarlos a la hoguera, lo cual hubiera hecho, sin ninguna duda, tiempo después. Por razones de estudio, por ese hondo deseo de superación intelectual que siempre me ha animado, contrario a los deseos de mi abuela paterna con la que transcurrieron mi segunda infancia y mi primera adolescencia en Jánico (1957-1969), emigré a la ciudad de Santo Domingo, donde residían mis padres, quienes se habían divorciado cuando yo apenas tenía 3 años de edad. Era el año de 1969 cuando partí, con inevitables lágrimas, hacia lo desconocido. Ingresé a la secundaria: en el Colegio Onésimo Jiménez, situado en la avenida Venezuela del Ensanche Ozama, conocí al poeta Alexis Gómez, quien fue mi profesor de Lengua Española en el primer curso de bachillerato. Lo fue por solo tres días en sustitución temporal de la titular de la asignatura, cuyo nombre no recuerdo. ¡Por solo tres días fue mi profesor y a él lo recuerdo más que a ella! Alexis fue el primer escritor de oficio con el que entré en contacto en mi vida literaria. Yo tenía 15 años. Recuerdo que él me invitó a leer en un acto que con motivo de la celebración del día de la independencia fue organizado por el grupo La Antorcha en Los Mina, populoso sector de la zona oriental de la Capital. Leí un poema malo titulado «27 de Febrero». En esa actividad también estuvo el líder del grupo: Mateo Morrison. Mi amistad con Alexis fue para siempre: solo su muerte inexplicable logró romperla. Entre 1971 y 1972, viviendo ya en el sector de San Carlos, en la parte occidental de la Capital de la República, conocí a un destacado miembro de la Generación del 48, que en los años 60 del siglo XX había sido co-director de la revista Testimonio: me refiero a Ramón Cifré Navarro. Algunas esquinas nos separaban. En ese momento trabajaba en su poemario Espejo y aventura, del cual solía leerme, con emoción de juventud, textos de una hondura lírica impresionante. De él recibí algunos sabios consejos: «Escribe sin que el tema sea una limitante; olvídate de la poesía social, de la poesía política, de la poesía romántica. Solo escribe y deja que todo fluya en libertad», me dijo una de esas tardes en que acostumbraba visitarlo. En su casa, en la calle Álvaro Garabito, entre Abréu y Eugenio Perdomo, conocí a Virgilio Hoepelman y a Ramón Lacay Polanco. Ya estábamos en 1974, año en que da a la luz pública su obra poética citada, de la que conservo un ejemplar debidamente autografiado. Yo tenía 20 años de edad. Pero pienso que 1976 fue el año de mi definición como escritor. Ya tenía 22 y a esa edad emprendí mi primera aventura como investigador: me propuse hurgar en las raíces históricas de ese pueblo perdido en la serranía, en el que, muy hacia atrás en el tiempo, había tenido la América hispánica a su primer rebelde revolucionario: el cacique Caonabo, quien se paseaba por las montañas de Jánico mucho antes de arribar a la Isla el Almirante Cristóbal Colón acompañado de un grupo de delincuentes españoles salidos de las cárceles. Tuve el privilegio en ese entonces de recibir las orientaciones de tres connotadas figuras de la historiografía dominicana: Emilio Rodríguez Demorizi, Vetilio Alfau Durán y Ramón Franco Fondeur. A los dos primeros los llamaba por teléfono con suma frecuencia para consultarles y recibir de ellos sabios consejos. Vivían en la ciudad de Santo Domingo, mientras que el tercero residía en la ciudad de Santiago de los Caballeros, donde era el director del Archivo Histórico de Santiago, que hoy ostenta, con toda justicia, el nombre de tan generoso caballero. No esperé concluir esa investigación para publicar mi primer libro, por lo que en el mes de diciembre de ese año vio la luz pública mi primer poemario: Pesada atmósfera. Fue singular esa primera publicación a mis 22 años de edad, puesto que, quizá por timidez provinciana, no lo firmé con mi nombre de pila, sino con un seudónimo anagramático: LEUGIN OINOTNO. Era mi nombre invertido: MIGUEL ANTONIO. Hay en ese libro una latente preocupación del autor por los problemas sociales y políticos, pero también una atención puesta en la condición humana. Es el periodista Rafael Abreu Ortiz quien escribe el prólogo: «Con su incuestionable pasta de poeta, con claridad en el estilo, Leugin Oinotno —que así quiso llamarse— nos trae en su ‘Pesada atmósfera’ un verdadero hontanar de bellezas y verdades dolorosas». En 1980, cuatro años después, mi segundo poemario, Soliversodario, vendría a dejar más definido mi modo de abordar la temática política en mi poesía, aspecto destacado por el poeta Antonio Lockward Artiles al presentar dicha obra en el salón de profesores de la Facultad de Humanidades «Pedro Henríquez Ureña» de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Fue en enero de 1981: La obra de Collado mantiene un equilibrio entre el fondo y la forma, pese a que el mismo ha trabajado un tema político tan candente en estos momentos como lo es el de la lucha que han venido librando los sandinistas contra la tiranía somocista en el hermano pueblo de Nicaragua. No cae en el panfleto, como ha ocurrido con otros jóvenes poetas que, como él, también se han identificado con la problemática nicaragüense, la cual compete a todos los latinoamericanos. ‘Soliversodario’ tiene unidad y hay en él una armonía entre el contenido y la forma. Lockward Artiles fue mi profesor de Literatura Dominicana en la UASD, cuando estudiaba la carrera de Educación Superior (Mención en Letras). Siempre he pensado que fue él quien realmente me motivó, sin saberlo, para que yo decidiera estudiar las obras y los autores dominicanos al pasar el tiempo. Por esa época (entre 1976 y 1984) tuvo el privilegio de ser discípulo de Abelardo Vicioso, Abel Fernández Mejía, Máximo Avilés Blonda, Alberto Malagón, Rafael Valera Benítez, Celso Benavides y Rafael Mejía Constanzo. En esa facultad, una tarde de 1980, conocí a Pedro Mir, quien me dio un consejo que me ha servido desde entonces: «Lee en ciclo, Miguel». Recuerdo que le mostré uno de los poemas del libro Soliversadari», todavía inédito, y como estaba mecanografiado a dos colores, en rojo y negro, sosteniendo en alto el poema escrito en hoja de maquinilla, dijo: «Miguel, ¿sabes que la poesía tiene un valor visual?» Nunca he olvidado el modo tan exquisito en que lo dijo. Y nunca estuve lejos de él; siempre estuve en contacto con él: hasta editarle la que pudo haber sido su última obra publicada en vida: Ayer menos cuarto y otras crónicas. Vio la luz pública en el año 2000, dos semanas después de su partida definitiva. Cinco años después, en 1986, ve la luz pública mi tercer poemario: El viento y yo. Motivó al crítico y poeta Julio Cuevas para escribir sobre el mismo, publicando un artículo en la página literaria «Trapiche», del periódico El Sol ya desaparecido: «En El viento y yo se perfila una manifestación filosófica que procura arraigar un planteamiento colindante entre la incógnita de la existencia y la impredecible realidad del destino. La nada y la muerte confluyen en su filosofar que tiende a alejarse del ritmo de la poesía, para constituirse en desahogo y descarga espiritual del poeta frente a su ambiente». Con Un encuentro propiciado por la lluvia, una colección de poemas amatorios, se cierra en 1987 mi ciclo poético desde la perspectiva editorial, es decir, aunque continuaría escribiendo poesía tomé la decisión de nunca más publicar otro libro de poesía. Estaba convencido de que el país no necesitaba un poeta más, pero sí un bibliógrafo que ordenara sus fuentes bibliográficas. Para asumir a conciencia esa labor, como un deber ciudadano, busqué y recibí el entrenamiento técnicobibliotecológico que el oficio exigía. A dos bibliotecólogas y a un bibliotecólogo bastante competentes debo agradecerles sus enseñanzas en la materia: Ana Marina Méndez, Elida Jiménez y Luis Rosa. SURGIMIENTO DEL INVESTIGADOR, DEL BIBLIÓGRAFO (1987-1993) Ahora bien, transcurridos once años desde la publicación de Pesada atmósfera habría de publicar un avance de mi investigación sobre la historia de Jánico. Fue mi primera obra en prosa, de poca extensión: Apuntes sobre la historia de las fiestas patronales del municipio de Jánico. Ese trabajo —enriquecido con nuevos datos, y que constituyó mi primer acercamiento a la poética de Juan Antonio Alix— sería el segundo capítulo de mi libro «Jánico. Notas sobre su historia», aparecido en 1993. Cabe destacar que el concepto apuntes apareció en mi léxico por primera vez en 1987 y nunca dejaría de estar presente en mis posteriores investigaciones bibliográfico-literarias. ¡Me fui definiendo casi de un modo inconsciente!

En mis orígenes como investigador o historiador de la literatura dominicana aparecen cinco nombres connotados de las letras dominicanas: Manuel Mora Serrano, José Enrique García, Antonio Fernández Spencer, Bruno Rosario Candelier y Manuel Matos Moquete. Ellos me animaron y me estimularon haciéndome entender que el trabajo que como bibliógrafo yo había iniciado era novedoso y muy importante para las letras nacionales. Lo consideraban pionero. El primero en decírmelo fue el autor de El fabulador, en esos años en que laborábamos ambos en el Instituto de Estabilización de Precios (INESPRE), un organismo del Estado: él en el Centro de Capacitación y yo, paradójicamente, era Auditor Fiscalizador por haber realizado estudios en el campo de la Contabilidad y Auditoría en la Universidad Interamericana (UNICA). A él le mostré, en 1983, en su oficina, los originales mecanografiados de Una bibliografía preliminar de la narrativa dominicana (1786-1980), mi primer trabajo de investigación bibliográfica y que nunca llegué a publicar. Recuerdo su reacción aprobatoria. Partía esa bibliografía de 1786 porque en ese año el dominicano Jacobo de Villaurrutia (1757-1833) publicó en Madrid, España, una traducción libre del francés al español de la obra inglesa La escuela de la felicidad, la cual firma con un seudónimo anagramático: Diego Rulavit y Laur. Es un libro de narraciones y reflexiones morales que Villaurrutia traduce en un estilo más sencillo que el utilizado por su autor aún desconocido; incluso le agrega reflexiones propias. 1989 fue un año clave para el bibliógrafo que latía en mí desde los inicios del decenio de los 80: Bruno Rosario Candelier me brindó la oportunidad de dar a conocer al país el resultado de mis investigaciones bibliográficas a través del suplemento cultural Coloquio que, desde la fundación del diario El Siglo, él dirigía, convirtiendo ese órgano en uno de los más importantes suplementos editados en el país en toda la historia del periodismo dominicano. De Rosario Candelier aprendí el lenguaje periodístico, el uso racional del espacio en un medio impreso. Esos primeros trabajos me ganaron la admiración y el reconocimiento del ilustre Fernández Spencer, quien en cierta ocasión me dijo que en Europa tenían los bibliógrafos un bien ganado respeto en el mundo intelectual, especialmente en Francia y en España. Fue el célebre autor de «Bajo la luz del día», quien, siendo director de la Biblioteca Nacional en 1990, creó el cargo de investigador bibliográfico en la principal institución bibliotecaria del país para nombrarme. Fue mi maestro, mi jefe y mi amigo, pero sobre todo mi maestro. También Mora Serrano supo valorar mis investigaciones en torno a la literatura dominicana. En un artículo publicado el 24 de febrero de 1990 en el citado periódico, él declara lo siguiente: [Tenemos] en Miguel Collado algo que faltaba hace tiempo en nuestra literatura: un bibliógrafo metódico y actualizado, responsable y esforzado, confiable y mesurado. [Me] complace declarar que de continuar así, en el terreno de la investigación bibliográfica, [Collado] se convertirá en una indudable autoridad literaria cuyo prestigio crecerá con el tiempo. Definitivamente, 1993 es el año de mayor trascendencia en mi trayectoria de investigador bibliográfico: ve la luz pública mi libro Apuntes bibliográficos sobre la literatura dominicana. Fue presentado en marzo de ese año, en presencia del profesor Juan Bosch y del Poeta Nacional Pedro Mir, por el destacado intelectual y académico Manuel Matos Moquete, quien dice en su discurso, publicado en el suplemento cultural Aquí del diario La Noticia del 26 de junio de 1993, lo que a continuación citamos: «Miguel Collado es un investigador acucioso y de promisoria trayectoria en el campo de la investigación bibliográfica. Singular es su virtud de unir su sensibilidad de poeta y el apego a la exactitud que trae de su formación profesional de la Administración de Empresas». Y en ese mismo número del citado suplemento cultural Aquí el crítico literario Bruno Rosario afirma que «Miguel Collado, con sus investigaciones y estudios sobre el material bibliográfico dominicano, ha revelado una faceta singular de su perfil creador y ha actualizado una disciplina indispensable para las tareas de la crítica literaria, la documentación bibliográfica y el conocimiento de obras publicadas en las diferentes vertientes escriturales». En verdad 1993 fue un año espectacular en mi carrera literaria, pues luego de la publicación de dicha obra vino el Premio Casa del Escritor Dominicano. No era una premiación por convocatoria, como se suele hacer en los concursos tradicionales, razón por la que me encontré extraña la noticia que me diera, un domingo en la mañana, el poeta Rafael Abreu Mejía, informándome por teléfono: «Miguel, te felicito; la Casa del Escritor Dominicano ha premiado tu libro Apuntes bibliográficos sobre la literatura dominicana, considerándolo el mejor libro del año en su género». Luego me enteré de las características de esa premiación a través de la prensa. Abreu Mejía fue co-fundador en 1967 del grupo literario La Antorcha, junto a Mateo Morrison, Enrique Eusebio, Alexis Gómez y Soledad Álvarez. Los dirigentes de la Casa del Escritor Dominicano, entidad cultural de vida efímera, me expidieron, el 3 de octubre del siguiente año, un diploma de reconocimiento que dice así: «Por cuanto la obra Apuntes bibliográficos sobre la literatura dominicana ha sido considerada por los miembros del Jurado que otorga anualmente los premios Casa del Escritor Dominicano como la mejor de las publicadas en el país en la categoría de investigación bibliográfica durante el año de 1993». Los firmantes son Pedro Vergés, Diógenes Céspedes, Jeannette Miller, Soledad Álvarez, José Enrique García, José Mármol y Arturo Rodríguez Fernández. (Escribir ese libro me tomó 10 años de duro y continuo trabajo de investigación, haciendo levantamiento de datos en bibliotecas de la ciudad de Santo Domingo y en las bibliotecas municipales de todos los pueblos que en el período 1979-1987 hube de visitar debido a que viajar por todo el territorio nacional era parte de mi responsabilidad laboral por ese entonces. Como ya dije, era auditor fiscalizador en un organismo del Estado. En el día hacía horario de trabajo en oficinas y carreteras y en las noches disfrutaba de la indagación bibliográfica en las bibliotecas pueblerinas. En muchas de ellas encontré reliquias bibliográficas que estaban en la Biblioteca Nacional). Cito de nuevo al crítico literario y académico Manuel Matos Moquete, quien, en su discurso citado, valora la obra del siguiente modo: La obra Apuntes bibliográficos sobre la literatura dominicana corresponde a un género específico dentro de los estudios literarios. Aunque hoy se ubica dentro de las modernas técnicas de bibliotecología, entronca con una larga y noble tradición filológica de levantamiento bibliográfico de las obras literarias. La obra traza, para ser más completa y rigurosa, los antecedentes de ese género en República Dominicana. El gran aporte de esta obra es situarse en sus propios antecedentes y desde ahí actualizar tanto el método bibliográfico como la bibliografía, con nuevas fuentes. Pero su bibliografía vale sobre todo, por ser el intento más amplio y riguroso que se ha hecho en el país en ese género. Y vale también porque es una labor que se sabe inconclusa y así queda consignado repetidas veces. La obra tiene un mérito poco común en trabajos de estudios literarios en el país: la imparcialidad. Es visible la ausencia de exclusiones de autores por razones ajenas a las limitaciones propias de obras de este género y a las dificultades del investigador dominicano. Pero no existen prejuicios en contra de autores que impidan que sus nombres figuren en estos apuntes bibliográficos. Una obra como esta necesita ser leída por los escritores y los estudiosos de la literatura dominicana. Es un trabajo útil, de valor didáctico, y es obra de referencia para investigadores. El periodista y escritor Frank Núñez estuvo presente en el acto de puesta en circulación de Apuntes bibliográficos…, donde, sentados a mi lado en la mesa de honor, estuvieron también el maestro de la narrativa latinoamericana Juan Bosch y el Poeta Nacional Pedro Mir. En su artículo «El dominicano creyente», aparecido en el diario El Siglo del 25 de enero del año 2000, Núñez relata la siguiente anécdota: En una de las tantas tertulias que se celebraban en [el Hostal Nicolás de Ovando] de la Zona Colonial, el escritor y político Juan Bosch comentó visiblemente sorprendido las condiciones de Collado como investigador: «Muchacho, tú mismo no te imaginas la importancia de ese libro», le dijo el creador de La Mañosa al autor de Apuntes bibliográficos sobre la literatura dominicana. Don Juan refería que muchas publicaciones de su juventud, las cuales él había olvidado, habían sido rescatadas en la obra [de Collado] y puestas en contacto con los lectores. Desde su aparición, Apuntes bibliográficos… ha sido fuente de consulta constante de investigadores y estudiosos de las literaturas dominicana y caribeña tanto dentro como fuera de la República Dominicana, a pesar de que fue edición limitada de 500 ejemplares bajo el auspicio de la Biblioteca Nacional. El crítico literario italo-canadiense Giovanni Di Pietro, en un ensayo suyo aparecido en el diario El Siglo en abril de 1998 opina así sobre la obra: Miguel Collado nos sorprende con una obra, Apuntes bibliográficos sobre la literatura dominicana (Biblioteca Nacional, 1993), muy oportuna. Decimos esto porque, al observar el ambiente cultural dominicano, notamos cómo en él se escasean obras de la naturaleza de la obra que Collado ha publicado. Si es difícil o casi imposible publicar crítica o novela o poesía o cuento en nuestro medio, aún más lo es publicar una obra puramente bibliográfica, que es lo que la presente sería. Se requiere mucho valor por parte de un investigador dominicano no sólo atreverse a producir el resultado de sus intereses investigativos, sino también permitirse remover mares y montañas para que tal cosa viera la luz de la publicación. Esto es justamente lo que ha hecho Miguel Collado y por lo cual se merece nuestra admiración. En julio de 1993 entré por primera vez a la vida literaria de la diáspora dominicana radicada en la ciudad de New York. Lo hice con mis dos primeros libros de investigación: el ya citado y Jánico. Notas sobre su historia. Fue una enriquecedora e impactante experiencia; la recepción de la crítica hispana en la gran urbe causó en mí un efecto motivador profundo, que me sirvió para comprobar la efectividad de la línea metodológica de investigación definida por mí en la década de los 80, basándome en los estudios de Metodología de la Investigación que había realizado en la universidad. Sí, fue una experiencia muy interesante poner en circulación en Manhattan (New York), en un mismo acto celebrado en la Alianza Dominicana, esos dos libros. Ambos fueron presentados por el escritor y periodista dominicano José Carvajal, a quien siempre he de agradecerle su solidaridad, pues él también asumió la coordinación del evento y fue, en cierto modo, quien me presento ante la comunidad cultural dominicana radicada en la gran urbe. Allí estuvo presente el ensayista y académico Silvio Torres Saillant, quien declaró a la prensa lo siguiente: «Ambos libros, de la autoría del investigador Miguel Collado, son extremadamente útiles. El uno (Jánico. Notas sobre su historia) porque nos cuenta la historia de un pedacito de nuestro país, cosa que es muy inusual en la historiografía dominicana. Generalmente se hacen las historias grandes y se omiten las historias pequeñas. Y entendemos ya hoy día que son las historias pequeñas que, juntas, completan la historia grande. En cuanto al estudio bibliográfico (Apuntes bibliográficos sobre la literatura dominicana) es una colaboración muy sustanciosa, muy valiosa, y muy necesaria, especialmente para los estudiosos de la literatura dominica». Recuerdo que tanto le gustó mi libro sobre la historia de Jánico al Poeta Nacional Pedro Mir que hizo la siguiente confesión: «El libro de Miguel Collado sobre la historia de Jánico está tan bien escrito que yo lo leí de una sentada con el placer con que se lee una novela». El célebre autor del clásico poema «Hay un país en el mundo» dijo eso, a las 9:45 p.m. del 14 de agosto de 1993, en la tertulia literaria del Hostal Nicolás de Ovando, la cual era coordinada por la gestora cultural Verónica Sención. Pero no tan solo al poeta Pedro Mir dejó impresionado la lectura de ese libro, sino también al humanista Marcio Veloz Maggiolo, a quien me unió una estrecha amistad intelectual, sin que la significativa diferencia de edad entre nosotros fuera un obstáculo: él era el maestro, yo el discípulo. Veloz Maggiolo, para mi sorpresa, escribió un enjundioso artículo valorando mi investigación sobre la historia de Jánico, titulado «El Jánico de Miguel Collado» y publicado en la edición del 10 de noviembre de 1993 en el diario El Siglo: …su libro Jánico [es] una obra de consulta de un gran valor. Hace tiempo que tenía el deseo de escribir sobre este libro, completo y acucioso. Siempre he considerado que las historias locales son el núcleo básico de una historia mayor, porque no se puede historiar un país sin conocer la parte mínima de sus acciones, la vida interior de sus pueblos. Aunque la obra de Collado no es la única, es de las más importantes por el contenido total que intenta abarcar. Me he sentado a leer la y he entrado en un mundo de intimidades que va desde la fundación del poblado. Y aún desde antes, cuando el Nitainato de Xanique vivía un proceso cacical que tronchó la llegada del europeo. Se trata de una verdadera obra de investigación en la cual no faltan los topónimos referidos a la vegetación, aquellos que se refieren a la conformación del terreno y a la propia vida cotidiana. Asombra, igualmente, la precisión con la que el autor, en correcta prosa, camina por senderos que van desde la división territorial actual y antes desde la fundación de Jánico como una villa distante de la primera fortaleza. En 1993 también vio la luz pública Primicias de América en Jánico. El año anterior se había celebrado el quinto centenario del descubrimiento de América. Ahora bien, con anticipación a esa efeméride el gobierno presidido por Joaquín Balaguer había creado el 4 de noviembre de 1986, mediante el Decreto No. 1152-86-375, la Comisión Dominicana Permanente para la Celebración del Quinto Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América (1492-1992), la cual fue convertida en Patronato de la Ciudad de Santo Domingo en 1993. Esa comisión ignoró por completo la trascendencia de algunos hechos primigenios en la historia americana que habían tenido lugar en la localidad de Jánico antes y luego de la llegada a la Isla de los conquistadores españoles, como el primer cultivo de cebolla en América, la primera fortificación militar instalada por los españoles en el interior de la Isla, el primer hallazgo arqueológico en el nuevo mundo y donde fue hecho preso, en 1494, el valiente cacique Caonabo.

PEDRO HENRÍQUEZ UREÑA: «SEIS ENSAYOS EN BUSCA DE NUESTRA EXPRESIÓN»

Clásicos ASALE~9

Coordinación de D. Francisco Javier Pérez

Prólogo de D. Bruno Rosario Candelier

 

La Asociación de Academias de la Lengua Española editó en Madrid, el pasado año 2020, dos de los seis ensayos contenidos en la obra del dominicano y «humanista de América», Pedro Henríquez Ureña titulada Seis ensayos en busca de nuestra expresión, bajo la coordinación de D. Francisco Javier Pérez, con un estudio prologal de D. Bruno Rosario Candelier. La misma se encuentra dentro de la colección Clásicos ASALE~9 y son dos piezas escogidas, representativas de la susodicha obra de Henríquez Ureña.

«Hemos seleccionado los dos primeros textos del libro Seis ensayos en busca de nuestra expresión, titulados “El descontento y la promesa” y “Caminos de nuestra historia literaria”, para constituir la presente edición. Las piezas seleccionadas se han reproducido siguiendo la edición de 1928, a cargo de la editorial Babel (Buenos Aires, Argentina)», dice la Nota Editorial.

 

«Pedro Henríquez Ureña es un paradigma del intelectual consagrado al estudio de las letras hispanoamericanas», BRC 

Al iniciar su discurso prologal, Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua, señaló que «Pedro Henríquez Ureña es un paradigma del intelectual consagrado al estudio de las letras hispanoamericanas». Explicó que «Producto de una corriente cultural que anhelaba el desarrollo de la propia identidad histórica, social y cultural en su expresión intelectual y estética, una forma de anhelar la independencia no solo política, sino filosófica y literaria según la aspiración de los intelectuales y escritores de la América española, en Seis ensayos en busca de nuestra expresión, el escritor dominicano encauzó ese anhelo de los escritores americanos para alcanzar la propia voz como signo y cauce de una sentida apelación creadora en el uso de la lengua y el cultivo de las letras».

«Humanista entusiasta y fecundo, Pedro Henríquez Ureña escribió numerosas obras inspiradas en el genio de nuestra lengua —expuso Rosario Candelier—. Cultor apasionado de la palabra, intérprete eminente de la literatura hispanoamericana, ensayista prolífico y profundo, se dedicó al estudio de nuestra lengua y la interpretación de nuestras letras con una consagración ejemplar. Publicó una veintena de obras centradas en la identidad lingüística y cultural de los hispanoamericanos». Añadió que en México «escribió en El Universal, hacia 1923, el concepto de que la América hispana precisaba de normas y orientaciones dirigidas hacia la definición inequívoca de su propia vida intelectual, estética y espiritual. Era una vieja aspiración que impulsaron hombres visionarios, intelectuales y escritores de nuestra América, que habían iniciado el camino en procura de nuestro desarrollo literario».

Explicó que «Pedro Henríquez reflexionó sobre el destino de nuestras letras y entendió que debíamos cultivar nuestra propia voz, fundada en la temática de nuestras vivencias y el hallazgo de la intuición con nuestro tono distintivo y una adecuada estimativa de nuestras percepciones y valoraciones para asumir, potenciar y promover los más altos valores literarios, estéticos y espirituales a través de la lengua y la cultura de los pueblos hispanoamericanos». Dijo que «el humanista dominicano creía que, para alcanzar ese objetivo, había que enfrentar el problema sin rodeos: “En literatura, el problema es complejo, es doble: el poeta, el escritor, se expresan en idioma recibido de España. Al hombre de Cataluña o de Galicia le basta escribir su lengua vernácula para realizar la ilusión de sentirse distinto del castellano”», p. 11.

Apuntó que Henríquez Ureña «Pondera la dimensión americanista, que supo identificar en forma admirable enfatizando el vínculo entrañable de pueblos hermanos que comparten lengua, geografía y modos de vida, como manifiesta en México, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Santo Domingo, Colombia, Perú, Chile o Argentina, países en los cuales hay una vigorosa literatura, sin obviar entre los suramericanos, a Venezuela y Paraguay y, desde luego, a los demás pueblos antillanos y centroamericanos, empapados de las manifestaciones esenciales de nuestro idioma al compartir la misma tradición española cifrada en el alma de nuestra lengua».

 

«Un acento propio y su búsqueda centrada en la tonalidad de nuestro estilo a través del ensayo y la crítica literaria»  

Expuso Rosario Candelier que «Para la búsqueda de ese acento propio centrada en la tonalidad de nuestro estilo, Pedro Henríquez Ureña enfatizó la dimensión creadora a través del ensayo y la crítica literaria en las diversas expresiones de nuestras letras que supo estudiar, valorar y enaltecer».

«Al tiempo que ensanchaba nuestro horizonte intelectual y estético, con su visión de mundo, su formación académica y su vocación orientadora contribuyeron a forjar valiosos creadores, analistas e investigadores literarios en los países donde desplegó su actividad docente y su labor escritural, ejercida a través de numerosas publicaciones o mediante conferencias cartas y contactos personales en asesoría académica a escritores, estudiantes profesores e investigadores»: «Esa vocación de Pedro Henríquez Ureña lo convirtió en uno de los más importantes intérpretes de la lengua española» —destacó Rosario Candelier—.

Consignó algunos datos biográficos sobre PHU: «Se formó bajo la escuela de Marcelino Menéndez y Pelayo en Madrid. Nacido en Santo Domingo el 20 de junio de 1884, y en el seno de una familia de intelectuales y poetas, recibió la inspiración de su vocación literaria, vivió durante su etapa de formación en Cuba, Estados Unidos de América, España y México, y en su época más fecunda de orientador y escritor, se radicó primero en México y luego en Argentina, hasta su muerte en Buenos Aires el 11 de mayo de 1946, tras una fructífera existencia plasmada en la investigación, la escritura y la docencia».      

«Pedro Henríquez Ureña escribía para edificar», explicó Bruno Rosario Candelier. 

Señaló que él «Tuvo plena conciencia de las debilidades de nuestros pueblos, de su escasa formación intelectual y sus precariedades no solo materiales, sino intelectivas y espirituales. Con su esclarecida inteligencia, que puso al servicio del crecimiento intelectual y estético, hizo cuanto estuvo a su alcance para incentivar el amor a las artes y las letras, en cuyo desarrollo cifraba el ascenso de la conciencia moral y espiritual, y cuando advertía una carencia expresiva, una imprecisión semántica o una desorientación conceptual, lo señalaba con el sentido edificador del que busca enseñar sin humillar, como se aprecia en diferentes eruditos», p. 23. Rosario Candelier dijo, además,  que Henríquez Ureña «Tenía una alta estimación por la perfección literaria, y por esa valoración era exigente en la valoración de la calidad a la que reclamaba las más elevadas cuotas de cultivo, rigor y esmero, actitud que fundaba su ideario poético»: «Este humanista de América supo compenetrarse con el talante sensitivo y espiritual de los escritores que concitaban su atención, y tuvo la capacidad para subrayar su acento peculiar, su tono distintivo y su técnica creadora al enfocar el aporte que una obra literaria brinda al desarrollo del crecimiento cultural. Con el instinto crítico, para atisbar los aciertos y los desaciertos de una obra literaria y aquilatar la grandeza o el talento de un escritor, nunca reparó en elogiar la obra meritoria. Y promovió, sin mezquindades subalternas, los valores que nos distinguen y los principios que nos enaltecen».

«Seis ensayos en busca de nuestra expresión revela la concepción intelectual de un escritor que consagró su talento crítico a la forja de una conciencia humanística centrada en los valores conceptuales, estéticos y espirituales, con el sentido de la justicia y el amor a la verdad mediante el cultivo de la palabra inspiradora y el pensamiento edificador cabe la expresión edificante y elocuente», afirmó Rosario Candelier  

Explicó que «Los aspectos relevantes de Seis ensayos en busca de nuestra expresión se fundan en el hecho de que tenemos una manera peculiar de ser y proceder que postula, como en efecto acontece en la realidad léxica, imaginativa y conceptual de la literatura hispanoamericana, una forma de expresión connatural a nuestra singular idiosincrasia y peculiar talante». Sumó a este concepto que «El planteamiento que sirvió de inspiración a esta obra de PHU fue su intuición lingüística de que, al contar nuestra América con unos rasgos singulares de la tierra, la lengua y la cultura, cónsonos con nuestra singular sensibilidad y talante espiritual, habíamos de tener una voz propia y una expresión original y auténtica que testimoniara nuestra manera de sentir, pensar y querer». Y agregó: «Generoso, abierto y comprometido con el ideal de cultura, sin obviar el ideal de justicia, su concepción literaria se manifiesta en su vida y en su obra, plasmada en este ensayo que analiza y exalta el desarrollo de las inclinaciones intelectuales, morales, estéticas y espirituales desde la creación del lenguaje y la vivencia de la literatura».

 

Dos aportes adicionales  

Antes de compartir una porción de la prosa ensayística de este inmortal humanista, cito dos comentarios que hicieran una estudiante de la PUCAMAIMA y don Manuel Núñez, miembro de la Academia Dominicana de la Lengua, al cierre de su conferencia magistral telemática sobre «Los aportes de Pedro Henríquez Ureña a los estudios de la lengua y la literatura» en julio de 2020 (https://academia.org.do/2020/07/31/conferencia-virtual-de-manuel-nunez-asencio-en-la-pucmm/):

—Estudiante (F): Realmente es impresionante lo que escribe Pedro Henríquez Ureña al rescatar esos escritos. Son ensayos bien largos, y me sorprende que él fue un ensayista moderno, y más que la estructura del texto es la manera de como plantea lo que tiene que ver con la utopía de América, toda la base que él expone en la mayoría de sus ensayos.

—Manuel Núñez: Sí, él tenía una visión enciclopédica del ensayo. Es decir, esencialmente cuando abordaba un tema él tenía agotado todo lo que él hace en su biografía. Cuando uno examina la biografía de Pedro Henríquez Ureña se da cuenta de que cuando él abordaba un tema lo hacía con la conciencia de dejar un aporte, aunque después lleguen otros y lleguen más lejos, pero tenía un aporte y por eso su obra se mantiene.

     He aquí una porción de la prosa de Henríquez Ureña plasmada en esta obra, que extraigo del ensayo «El descontento y la promesa», acápite «El problema del idioma»:  Nuestra inquietud se explica. Contagiados, espoleados, padecemos aquí en América, urgencia romántica de expresión. Nos sobrecogen temores súbitos: queremos decir nuestra palabra antes de que nos sepulte no sabemos qué inminente diluvio. En todas las artes se plantea el problema. Pero en literatura es doblemente complejo. El músico podría, en rigor sumo, si cree encontrar en eso la garantía de originalidad, renunciar al lenguaje tonal de Europa: al hijo de pueblos donde subsiste el indio —como en el Perú y Bolivia— se le ofrece el arcaico pero inmarcesible sistema nativo, que ya desde su escala pentatónica se aparta del europeo. Y el hombre de países donde prevalece el espíritu criollo es dueño de preciosos materiales, aunque no estrictamente autóctonos: música traída de Europa o de África, pero impregnada del sabor de las nuevas tierras y de la nueva vida, que se filtra en el ritmo y el dibujo melódico.  Y en artes plásticas cabe renunciar a Europa, como en el sistema mexicano de Adolfo Best, construido sobre siete elementos lineales del dibujo azteca, con franca aceptación de sus limitaciones. O cuando menos, si sentimos excesiva tanta renuncia, hay sugestiones de muy varia especie en la obra del indígena, en la del criollo de tiempos coloniales que hizo suya la técnica europea (así, con esplendor de dominio, en la arquitectura), en la popular de nuestros días, hasta en la piedra y la madera y la fibra y el tinte que dan las tierras natales.  De todos modos, en música y en artes plásticas es clara la partición de caminos: o el europeo, o el indígena, o en todo caso el camino criollo, indeciso todavía y trabajoso. El indígena representa quizás empobrecimiento y limitación, y para muchos, a cuyas ciudades nunca llega el antiguo señor del terruño, resulta camino exótico: paradoja típicamente nuestra. Pero, extraños o familiares, lejanos o cercanos, el lenguaje tonal y el lenguaje plástico de abolengo indígena son inteligibles.  En literatura. el problema es complejo, es doble: el poeta, el escritor, se expresan en idioma recibido de España. Al hombre de Cataluña o de Galicia le basta escribir su lengua vernácula para realizar la ilusión de sentirse distinto del castellano. Para nosotros esta ilusión es fruto vedado o inaccesible. ¿Volver a las letras indígenas? El hombre de letras, generalmente, las ignora, y a dura tarea de estudiarlas y escribir en ellas lo llevaría a la consecuencia final de ser entendido entre muy pocos, a la reducción inmediata de su público. Hubo, después de la conquista, y aún se componen, versos y prosas en lengua indígena, porque todavía existen enormes y difusas poblaciones aborígenes que hablan cien —si no más— idiomas nativos; pero raras veces se anima esa literatura con propósitos lúcidos de persistencia y oposición. ¿Crear idiomas propios, hijos y sucesores del castellano? Existió hasta años atrás —grave temor de unos y esperanza loca de otros— la idea de que íbamos embarcados en la aleatoria tentativa de crear idiomas criollos. La nube se ha disipado bajo la presión unificadora de las relaciones constantes entre los pueblos hispánicos.

 

A manera de conclusión 

  1. Quiero expresar algunas de mis apreciaciones personales sobre lo expuesto en esta reseña. Primero, ausculto la remota posibilidad de si se perdieran todos los ensayos de Seis ensayos en busca de nuestra expresióny solo nos quedara esta porción que hemos leído de todos ellos, imagino ¡cuántos más podríamos erigir a partir de este texto y con gran diversidad de propósitos! Por ejemplo, accionaríamos (a) por el puro deleite de entrenarnos en la majestuosidad de su texto ensayístico. Buscaríamos las razones de la existencia del mismo y los textos previos y posteriores evidenciados en esta construcción. (b) Por encontrar evidencias del reconocimiento que hace el autor de lo propio de cada pueblo y el reconocimiento del aporte de otros pueblos, incluyendo el discurso rescatista de los derechos de las culturas primordiales hispánicas. (c) Evidenciar el carácter del autor y la autenticidad de sus luchas a favor de los demás, mediante un conocimiento histórico y político de los pueblos, conocimiento de las diversas artes, y las soluciones que ha visualizado al estudiarlos. (e) Identificar las expresiones respetuosas con las que expone su evaluación, mediante la comparación, sobre el efecto sicológico de quienes no tienen temores de sus raíces y los que son, o podrían estar siendo, menospreciados por las suyas, etcétera.
  1. Finalmente nos preguntamos si a casi 100 años de la escritura de Seis ensayos en busca de nuestra expresiónse podría decir que se encontraron las respuestas que su autor buscaba con el anhelo de exponerla, asentarla y promoverla. Y para responder un poco esta pregunta, en cuanto es posible en este espacio, compartiré algunos de los trabajos que grandes estudiosos han realizado al respecto, con voces que cantan un mismo sentir, pero con sus propias afinaciones naturales:

     1 Perfil del español dominicano es un libro de Bruno Rosario Candelier, un hermoso ensayo publicado en 2019 en donde su autor, luego de analizar los estudios de diversos autores en el tiempo, identificó en ellos que había un perfil de nuestra propia vertiente del español nacido en Castilla. Leamos en la siguiente dirección electrónica algunas de las palabras expuestas por Josanny Moní en el estudio que realizara a esta obra  (https://academia.org.do/2020/05/29/presentacion-de-perfil-del-espanol-dominicano/):  El español es una lengua hermosa, rica en vocabulario, aunque compleja en su estructura sintáctica. Afortunadamente existen libros como el Perfil del español dominicano, de Bruno Rosario Candelier, que sirven como guía para el estudio y el conocimiento de los atributos del español dominicano. Si el español dominicano fuera una persona y usara redes sociales este libro, Perfil del español dominicano, fuera sin dudas su manual de identidad. Aunque el español dominicano no es una persona, sabemos que la lengua es un mecanismo vivo que crece y evoluciona constantemente; por tanto, hay que estar abiertos a sus cambios.

    2 REALEC 2020 fue un congreso virtual lingüístico celebrado en noviembre de 2020, cuyos anfitriones fueron Ana Margarita Haché y Erik Willis, en donde grandes investigadores presentaron sus estudios. Algunas de las palabras inaugurales pronunciadas por la estudiosa académica de la lengua, Ana Margarita Haché, fueron las siguientes (https://academia.org.do/2021/01/28/informe-de-ana-margarita-hache-sobre-el-congreso-linguistico-de-santiago/):  La realización de REALEC 2020 en República Dominicana se relaciona también con los estudios iniciados por Pedro Henríquez Ureña, quien en palabras de Amado Alonso, “le cabe el honor de haber sido el primero en plantear la interpretación genética de los principales caracteres del español americano sobre bases realistas y críticas, sin los prejuicios impresionistas que lo daban como mera prolongación del lenguaje de los andaluces; y el primero también en describir y ordenar su complejidad regional, anulando la idea simplificadora que de él se hacían hasta entonces los lingüistas”.  Pedro Henríquez Ureña fue también el primer lingüista dominicano en caracterizar el habla de nuestro país con su obra “El español en Santo Domingo” publicada en 1940 por la importante Biblioteca de Dialectología Hispanoamericana […]. Es un propósito de este evento académico darles visibilidad a estos trabajos entre especialistas y estudiantes de lingüística y esperamos que los contactos que surjan de este evento permitan la realización de proyectos comunes sobre la tremendamente rica e innovadora variedad lingüística del Caribe hispánico (puede accederse a las reseñas de algunas de las ponencias y a los enlaces del Congreso global, en la siguiente dirección de la Academia Dominicana de la Lengua: https://academia.org.do/2020/11/28/retorno-al-espanol-del-caribe-realec-2020-congreso-virtual-linguistico-celebrado-del-4-al-7-de-noviembre-de-2020/).

  1. Otras voces de «nuestra expresión».Específicamente en la expresión musical autóctona, que en este contexto estructural de los ensayos fue mencionada por el autor,  expongo que, la UNESCO declaró el merengue dominicano «Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad» en el año 2016, muestra de la alta valoración de nuestra expresión cultural (https://www.godominicanrepublic.com/es/news-posts/archivo/la-unesco-declara-el-merengue-de-republica-dominicana-como-patrimonio-cultural-inmaterial-de-la-humanidad/). Igualmente en la expresión pictórica, mencionada por Henríquez Ureña en su potente argumentación —que si bien no es el tema propio evaluado en la porción del texto ensayístico que compartí, queda evidenciada de manera sutil su preocupación por la misma—, muchos estudiosos dan fe de esta búsqueda de nuestra «expresión genuina» cultural:  Fradique Lizardo, por ejemplo (http://enciclopediadominicana.org/Fradique_Lizardo), y Alfredo Rafael Hernández Figueroa (https://www.diariolibre.com/revista/cultura/dos-libros-sobre-la-vega-en-la-primera-mitad-del-siglo-xx-AI17795306), son una muestra. Por otra parte, en el arte culinario existe otra «voz genuina» de nuestra expresión cultural, eco producido por la inquietud de Henríquez Ureña, al pasar del tiempo: es el caso de uno de nuestros platos autóctonos que identifican a nuestra Rep. Dom., el «Mangú», cuyo nombre, palabra, o voz, está siendo gestionada su inclusión en el Diccionario de la lengua española, por un grupo de cultoras de nuestro acervo cultural, a través de la Academia Dominicana de la Lengua, como puede verse en el  siguiente enlace: https://academia.org.do/2021/04/09/bruno-rosario-candelier-y-maria-jose-rincon-dialogo-con-el-equipo-de-jumbo-sobre-la-palabra-mangu/.
  2. Finalmente expongo la pregunta que se hace Pedro Henríquez Ureña a final del primer ensayo presentado en esta obra reseñada: «¿El hombre del futuro seguirá interesándose en la creación artística y literaria, en la perfecta expresión de los anhelos superiores del espíritu?» (p. 58). 

Creo que entre todos podemos responderle que sí a nuestro Pedro Henríquez Ureña. En donde él esté puede sentirse satisfecho de su legado humanístico:  su obra fue y será siendo acogida y multiplicada por quienes genuinamente aman sus pueblos, su humildad y su grandeza. Gracias por su hermosa motivación de compartir el bien a favor de la humanidad, señor Autor. Y muchas gracias, don Bruno Rosario Candelier, por su maravillosa exposición. Gracias a la ASALE, y a todos los escritores que he citado en esta reseña, por las grandes maravillas de sus aportes.

Reseña de Miguelina Medina

Pedro Henríquez Ureña, Seis ensayos en busca de nuestra expresión, edición de Bruno Rosario Candelier, Asociación de Academias de la Lengua Española, Madrid, 2020.

LAS ACADEMIAS COLOMBIANA, DOMINICANA Y ARGENTINA CELEBRAN PANEL SOBRE PEDRO HENRÍQUEZ UREÑA

(SESIÓN VIRTUAL DEL 4 DE OCTUBRE DE 2021)

    Para tributar un homenaje al «Escritor de América», don Pedro Henríquez Ureña, la Academia Colombiana de la Lengua celebró una sesión virtual en la que participaron, además de la Academia anfitriona, la Academia Dominicana de la Lengua, con la presencia de su director, don Bruno Rosario Candelier, y del bibliotecario, don Juan José Jimenes Sabater; y la Academia Argentina de Letras, representada por su presidenta, doña Alicia Zorrilla. «No estamos celebrando homenaje a don Pedro ya muerto, él aún vive y no dejará de vivir», expresó don Juan Carlos Vergara.

En la salutación entre amigos, previa al inicio de la sesión, don Juan Carlos Vergara manifestó que él ve a don Pedro Henríquez Ureña como un «ciudadano del mundo». «Tratando de recuperar un poco de la imagen de don Pedro Henríquez Ureña. Puntualizó: «Porque no ve uno que se haga este tipo de cosas como la que vamos a hacer ahora, que es encontrarnos para hablar de alguien que nos une: “Es que yo tengo aquí a Borges, y usted ¿a quién pone?; “Es que yo tengo a García Márquez, y usted ¿a quién pone?”. Es que yo miro a don Pedro Henríquez Ureña, y no le pertenece a América: don Pedro Henríquez es un ciudadano del mundo».

—Alicia Zorrilla: «Un ciudadano del mundo», estoy totalmente de acuerdo contigo.

—Juan Carlos Vergara: Esto si es que es un lujo conversar con ustedes, Alicia, Bruno.

—Bruno Rosario Candelier: ¡Un lujo es conversar contigo y con doña Alicia Zorrilla! Fue muy bueno esta iniciativa tuya para recordar a don Pedro Henríquez Ureña… ¿Don Pedro Henríquez Ureña estuvo en México cuando la fundación de la Universidad, o ya se había ido a Argentina?

—Juan Carlos Vergara: Yo creo que ya se había ido a Argentina. Él estuvo en el desarrollo y creación de la parte del plan de estudios de la Universidad Autónoma, y su tesis de Derecho versó sobre la Universidad. Es un excelente tratado sobre la Universidad, la «Tesis en Derecho», me parece que es muy válida para señalar el peligro de la mercantilización de la universidad, que es lo que vemos hoy, la caracterización de la universidad. Es decir, es premonitorio cuando él dice que «Las humanidades se retiran y entra solamente la racionalidad, la matemática y toda la técnica, y se deja de lado las humanidades. Entonces se produce una destrucción del ADN de la universidad». Y a eso él apunta cuando dice que «Van a quitar créditos en el plan de estudios, en la formación de profesores de la Universidad Autónoma de México», que él aboga por mantener, no solamente las horas, sino también aumentar el nivel de presencia. Yo creo que bien vale la pena hablar con la Academia de México para ver si podemos tener una segunda etapa de esta sesión de hoy.

La sesión inició con el protocolo formal: la «Orden del Día» fue leída para ser «sometida a la consideración de los académicos». Su lectura fue realizada por el académico don Edilberto Cruz Espejo. El director confirmó la aprobación del desglose dando paso a la ejecución fiel de la susodicha «Orden del Día». A manera de bosquejo presentamos su contenido: 1. Lectura de la antífona «Veni, Sancte Spíritus», leída en latín. 2. Se dio lectura a la Correspondencia que llevaba las excusas del secretario general de la ASALE, don Francisco Javier Pérez, por no haber podido asistir a la sesión debido a un compromiso previo «en la sede de la Academia Española, a la cual ya había confirmado su asistencia». La misiva fue enviada y firmada por la señora Susana Benito. 3. El director de la ACL, don Juan Carlos Vergara, ofreció su Saludos a todos los participantes con un sublime discurso introductorio. 4. Las Intervenciones de los conferenciantes tuvieron lugar en el mismo orden en que fue establecido: «Primero, el director de la Academia Dominicana de la Lengua, don Bruno Rosario Candelier, con su conferencia “Motivación humanística de don Pedro Henríquez Ureña”. Luego la exposición del Bibliotecario de la Academia Dominicana, don Juan José Jimenes Sabater, con “La prosa crítica de Pedro Henríquez Ureña”. Tercero, la directora de la Academia de Argentina de Letras, doña Alicia Zorrilla sobre “El humanista de América en la Argentina”». Finalmente, se dio cierre formal a la sesión. He aquí la reseña del insigne acto, que he colocado, respetuosamente, a manera de cátedras disertantes, escuchadas con devoción por un alumno remoto:

 

Salutación excelsa de don Juan Carlos Vergara                           

  • «Encontramos a un maestro, a un humanista, a una persona ejemplar y, en ese sentido, la Academia Colombiana de la Lengua, no solamente hace un recuento histórico de la memoria de alguien que fue: yo diría que don Pedro Henríquez fue, es y será, en la medida en que definimos un clásico», expresó Juan Carlos Vergara.

«Muy buenos días. En primer lugar, saludar la presencia de los dos académicos de la Academia Dominicana de la Lengua que hoy serán oradores, don Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua, y don Juan José Jimenes, bibliotecario de la corporación. Lo mismo a doña Alicia Zorrilla, presidenta de la Academia Argentina de Letras, y a cada uno de ustedes que ha tenido a bien acompañarnos en esta sesión de la Academia Colombiana de la Lengua, que busca recordar, a los 75 años de su fallecimiento, a uno de los intelectuales más ilustres de la cultura universal. Don pedro Henríquez Ureña nace en República Dominicana. Tiene un periplo de estancias en México, Cuba, Estados Unidos, Argentina, España; pero son unas estancias que lo van construyendo desde su adolescencia, desde el momento en que realiza sus primeros escritos periodísticos en Nueva York, hasta su última clase, que no logró, al momento de entrar a su Universidad en Argentina y quedar en la mitad del camino. Encontramos a un maestro, a un humanista, a una persona ejemplar, y, en ese sentido, la Academia Colombiana de la Lengua, no solamente hace un recuento histórico de la memoria de alguien que fue; yo diría que don Pedro Henríquez fue, es y será, en la medida en que definimos, un clásico. Don Francisco Javier Pérez que, como acaban ustedes de escuchar, se excusa de no asistir a este evento por razones de agenda, me recordó que dentro de la ASALE, hace un tiempo reciente, se publicó un documento de don Pedro Henríquez Ureña, con estudio de don Bruno Rosario Candelier, y que esa sencilla publicación refleja el afecto que ASALE tiene por don Pedro Henríquez Ureña. En ese sentido, recorrer la biografía de este gran intelectual americano, no es fácil. Por ello, la Academia ha querido apoyar su voz en la voz de dos Academias hermanas: La Academia de la República Dominicana y la Academia de Argentina de Letras.

  • En la reunión previa a esta sesión, tanto don Bruno como doña Alicia, me han recordado que aquí tenemos una Academia que debía de estar presente y quiero hacer la referencia inmediata: la Academia Mexicana de la Lengua. Y me he comprometido con ellos, y ahora con ustedes, a tener una sesión próxima —de acuerdo también con la agenda de la Academia Mexicana—, para hacer una segunda parte en donde, además de ver la mirada de la República Dominicana, claro, la mirada de Argentina, y por qué no, la Academia Colombiana.

Porque yo no puedo olvidar dos aspectos en mi vida como lector, que pueden ser anecdóticos. pero que son los que tengo. El primero, el haber tenido un profesor en básica primaria que me regaló en esa época un libro, un poco extraño para un niño, como fue la Gramática de don Pedro Henríquez Ureña y el doctor Amado Alonso. Ese libro que me entregó en mi niñez, todavía me acuerdo de su portada, no recuerdo haberlo leído, porque, evidentemente, no era una lectura infantil, pero es el primer recuerdo que tuve de esa figura. El segundo, el haber podido tener en mis manos, de la Colección Ayacucho, el trabajo de La utopía de América, y ver el prólogo de un coterráneo, de don Rafael Gutiérrez Girardot, que amaba a don Pedro Henríquez Ureña, que lo conocía muy a fondo y que hizo un prólogo denso, interesante y valioso, y del cual recuerdo sus últimas palabras: “Don pedro Henríquez Ureña nos dejó un legado que hay que trabajar”. Yo creo que esa frase nos queda bien a todos.

En una reunión que tuvimos con la Academia Brasileña de Letras, en mi intervención señalé que: “Un académico cuando es nombrado, no es nombrado para que su diploma sea una lápida mortuoria, sino un acicate para empezar a hacer una obra”. Y eso es lo que nos dice en su vida don Pedro Henríquez Ureña: que un académico es un ser vivo y responsable, política e históricamente; quienes no lo hacen —y en algunos casos son mayoría— desdicen del honor que el país les ha conferido.

Creo que todos vamos a disfrutar de que, de alguna manera, en la voz de don Bruno, en la voz de don Juan José y en la voz de doña Alicia, nos vamos a sentir participes como académicos, y ojalá que en nuestro espíritu se prenda la llama de homenajearlo por nuestra acción académica. Creo que ese es el legado más importante de don Pedro Henríquez Ureña… Ernesto Sábato señaló que “Pedro Henríquez Ureña era el ejemplo de americano ejemplar”. Y creo que ha habido americanos ejemplares, por eso decimos ha habido algunos americanos ejemplares, pero “el americano ejemplar” lo fue don Pedro Henríquez Ureña. Por eso la Academia Colombiana abre sus puertas y genera este espacio para homenajear a América, la lengua española, la literatura universal, en el recuerdo de don Pedro Henríquez Ureña. Sin más palabras cedo la palabra a don Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua, con nuestra bienvenida y nuestro agradecimiento».

 

Bruno Rosario Candelier: «Motivación humanística de don Pedro Henríquez Ureña» 

  • «Don Pedro fue el ejemplo más cabal de lo que debe ser un maestro en todo el sentido de la palabra. Y lo fue por lo que hizo, justamente, mediante la palabra», Bruno Rosario Candelier.

«Muchísimas gracias, Juan Carlos Vergara. En Primer lugar, quiero felicitar al director de la Academia Colombiana de la Lengua por esta iniciativa de convocar a esta reunión para ponderar parte del aporte de don Pedro Henríquez Ureña, lo cual, naturalmente, es un acto de reconocimiento que tenemos que hacerle a la Academia Colombiana por la oportunidad de esta convocatoria, por la magnífica oportunidad; es una manera de recordar el aporte de don Pedro; es una manera de nosotros tener presente ese gran legado humanístico. Por eso titulé mi conferencia con la palabra “humanidades”, porque don Pedro fue, digamos, el ejemplo más cabal de lo que debe ser un maestro en todo el sentido de la palabra, y lo fue por lo que hizo, justamente mediante la palabra. De hecho, don Pedro tenía un sentido ético de la palabra, un sentido ético de la cultura. Y ese sentido ético que, naturalmente, conlleva una actitud moral de consagración, de disciplina intelectual, él lo demostró con hechos, no con palabras, lo demostró con hechos, ¡mediante la palabra!, para enseñarnos a todos nosotros la hermosa dotación con que nos distinguimos los seres humanos en virtud del Logos de la conciencia, que originalmente Heráclito de Éfeso concibió cuando descubre la condición más hermosa y significativa de la condición humana ya que estamos dotados de ese poder de la palabra que se manifiesta en el Logos. En segundo lugar:

 

  • Don Pedro tenía un sentido ¡altruista! Fíjense que subrayo esta palabra, un sentido altruista del trabajo intelectual. De tal manera que los que lo conocieron dieron el testimonio de que él compartía todo lo que sabía.

 

Cuando alguien le consultaba algo para orientarse, puede ser un escritor o un profesor o un intelectual, incluso le cedía artículos que él había escrito y que aún no había publicado. Cuando se trataba de orientar, pues, se daba por completo. Porque él era un sacerdote de la palabra, y en tal virtud vivía el hecho de compartir sus conocimientos con fervor, con entusiasmo, con la devoción que lo caracterizó en atención al alto rol que él desempeñaba como intelectual, humanista y escritor. Y en tercer lugar quiero ponderar el sentido trascendente que don Pedro le asignaba al cultivo de la palabra, al estudio de la lengua y al hecho mismo de dedicarse a la creación. Él exaltaba el estudio de la lengua y el cultivo de las letras, que, a propósito, están consignados en los estatutos de la Real Academia Española desde su fundación. Todas las Academias del mundo hispánico hemos adoptado esa disposición original para justamente enaltecer la palabra, como predicaba y ponderaba don Pedro Henríquez Ureña cuando enseñaba, cuando comunicaba lo que sabía, cuando testimoniaba lo que él quería dar a conocer. Y de hecho él lo manifestó en múltiples obras: comenzando con nuestro país, por ejemplo, escribió un texto luminoso, El español en Santo Domingo; pero para referirse a todo el mundo hispánico escribió La cultura y las letras de Hispanoamérica. Y en esa obra él da cuenta, no solo de la erudición que él poseía, de esa devoción que él encarnaba cuando se trataba de comunicar y sobre todo de enseñar, que, sin duda alguna, fue su pasión. Es ese sentido don Pedro Henríquez Ureña tuvo la convicción de que la formación intelectual dependía del conocimiento de la lengua. Y eso era clave para él, por eso le dio mucha importancia al dominico de la palabra, al dominio de la gramática. La Gramática que escribió, como señaló don Juan Carlos, justamente, con Amado Alonso, es un hermoso testimonio de cómo debe ser la enseñanza de la lengua. Ojalá nuestros Ministerios de Educación tomasen de nuevo esa obra y la recomendasen o la impusiesen como base para el estudio de la lengua, porque es una vía luminosa para nosotros sentir y valorar el alcance de la gramática, de la lexicografía y de todas las manifestaciones de la lengua. Ese énfasis que él ponía en el estudio de la gramática, lo completaba con la literatura. De tal manera, que esa misma obra que acabo de citar es un ejemplo de cómo debe ser un educador, a la hora de ilustrar un aspecto gramatical: él, por ejemplo, lo hacía con textos poéticos, con textos literarios, que eran paralelamente una manera de incitar, de motivar el estudio y el conocimiento de la literatura; porque él no separaba lo que era la lengua de la literatura, es decir, combinada los dos aspectos, en atención al alcance de la palabra, porque con la palabra no solo hablamos: con la palabra escribimos, y tenemos la opción de comunicar conceptos y de comunicar imágenes. Son los poetas, los narradores, los dramaturgos los que hacen uso de la vertiente comunicativa de la imagen cuando canalizan su aporte creador. De ahí la importancia que don Pedro le dio siempre a la lengua y a la literatura.

  • Otro aspecto importante en esa visión humanística que tuvo don Pedro fue, justamente, sembrar lo que yo insisto muy frecuentemente con mis estudiantes y en mis escritos:  concitar la conciencia de lengua.

Tener conciencia de lengua es fundamental en los buenos hablantes, porque quien tiene conciencia de lengua se preocupa por conocer la palabra, se preocupa por abordar el diccionario, se preocupa por dominar la gramática, se preocupa por conocer los principios y las técnicas de la literatura, como los conocía y las aplicaba don Pedro Henríquez Ureña en estudios ejemplares que él escribió cuando dio a conocer los diferentes textos, digamos, exegéticos, de la literatura hispanoamericana, y también de otras lenguas —porque no solo escribió de autores de la lengua española, también escribió de autores de la lengua inglesa, la que conocía—. Entonces, esa visión humanística de don Pedro era una visión global, era universal, porque él tenía una actitud universal, una actitud de apertura completa ante la palabra. Él tenía la concepción de que desde la palabra abarcaba el mundo ya que mediante la palabra y en la palabra, está consignado todo, sobre todo en la época que vivimos, porque en la época inicial, por ejemplo, en la época de los antiguos presocráticos, era poco lo que se había escrito, pero en la época que nos ha tocado vivir son centenares y centenares las obras lingüísticas y literarias que se han escrito; por consiguiente, el arsenal de conocimiento que está a nuestro alcance, es sumamente amplio. Don Pedro, que tenía conciencia de lengua, que tenía una sólida vocación literaria, dio ejemplo de cómo un intelectual y un académico debe consagrarse al estudio, a la disciplina intelectual, a la formación rigurosa como la que él adquirió, dedicándose a tiempo completo al conocimiento, al estudio, a la valoración y, sobre todo, a la escritura, que tanto cultivó

Entonces, nosotros como académicos —pero también, cuando digo nosotros me refiero a los intelectuales, a los escritores, a los maestros, a quienes tienen la responsabilidad de orientar y de enseñar— podemos ver en don Pedro Henríquez Ureña como nuestro modelo: un modelo de creador, un modelo académico. Por ese modelo lo podemos apreciar, justamente, porque él supo descubrir, ponderar y motivar el sentido subyacente de la imagen y el concepto, que es clave para quienes escriben. Él supo pensar la lengua y descubrir el sustrato poético del pensamiento —cosa que lo plasmó admirablemente en muchos de sus escritos— y desde el texto literario, don Pedro, supo fomentar el valor de la lengua como fuero del buen decir. Entonces, este y otros aspectos que podemos comentar del aporte de la dimensión humanística de don Pedro Henríquez Ureña, pues, para nosotros sigue siendo un modelo ejemplar. Y eso es admirable y eso es algo que nosotros debemos reconocer y ponderar. De hecho, todos lo reconocemos y lo ponderamos y, digamos que nos inclinamos reverentemente ante ese grandioso aporte que hizo don pedro en diferentes obras.  Y antes de concluir quisiera subrayar un aspecto importante dentro de las tantas manifestaciones intelectuales estéticas y espirituales que se manifiestan en su escritura: la idea de la conciencia de la propia expresión que don Pedro insistió, subrayó, pero de una manera cabal, y con un apremio tan principal que contribuyó a que los grandes escritores de América —sobre todo a partir de la década del 40 del siglo XX— tomasen conciencia de lo que la palabra y la escritura podían significar para el desarrollo intelectual de toda Hispanoamérica. De hecho, la gran literatura hispanoamericana es fruto de esa idea suya de que debemos alcanzar nuestra propia expresión; esa idea fue insistente de su parte por el hecho de que él era un humanista que amaba a su país y que amaba a América. Don Juan Carlos Vergara dijo al principio que don Pedro era “El escritor de América”, y efectivamente, él amaba a América, él se identificaba con toda la América hispana.

Él insistió siempre, sobre todo, en los escritores, porque los escritores son los que hacen uso ejemplar de la palabra, son los que están llamado a iluminar la conciencia. Y una vez que el escritor deja de imitar y acude a su propia expresión, a partir de sus propias intuiciones y vivencias, puede entonces canalizar su visión del mundo y canalizarla de un modo ejemplar mediante el uso de la palabra, como él, en primer lugar, lo hizo, dando el ejemplo; en segundo lugar, motivó a los escritores; en tercer lugar, como docente que era lo sembró en sus estudiantes en República Dominicana, en Cuba, en México y en Argentina. Claro, no solamente a esos cuatro países llegó su enseñanza, pues en toda América se ha estudiado el aporte de Pedro Henríquez Ureña. Y, en ese sentido, nosotros, como Académicos de la Lengua, estamos llamados a asumir ese legado y a comunicarlo, no solo a nuestros académicos —que sin duda lo conocen—, sino en quienes no conocen el aporte que hizo don Pedro Henríquez Ureña para hacer de nuestra Patria, para hacer de nuestra América la “Magna Patria”, como él le llamaba, en función de nuestro desarrollo intelectual, emocional, moral y espiritual».

Juan José Jimenes Sabater: «La prosa crítica de Pedro Henríquez Ureña» 

  • «Decía ese gran hombre, ese gran patriota cubano llamado José Martí que “Honrar honra”, y es lo que estamos nosotros haciendo en el día de hoy, honrando a una de las figuras más extraordinarias, más excelsas, de la intelectualidad hispanoamericana, don Pedro Henríquez Ureña», expresó don Juan José Jimenes Sabater al iniciar su disertación.

«Muchísimas gracias. Señalaré, para empezar, que la reflexión de Pedro Henríquez Ureña, en torno al arte y la literatura, pertenece a una estirpe doctrinal realmente eminente. En cuanto crítico, Pedro Henríquez Ureña es paradigma de la ensayística académica: siempre desarrolla los aspectos característicos y reveladores; no se pierde en el tupido bosque de lo accesorio o meramente circunstancial; nunca se distrae de su objetivo, hace eje de la indagación, el espíritu del autor, plasmado en los motivos que le inspiran y en la singular manera como han sido articulados desde la crepitación anímica de la palabra. De ahí que los éxitos críticos del magno polígrafo dominicano, hicieran época, al extremo de que no puedan ser ignorados ni siquiera en tiempos como los que vivimos: ebrios de primicia, intoxicados de lopevería, pero siempre remisos, cuando se trata de volver la vista atrás para reconocer el mérito y las verdades que fueron quedando a las espaldas. Los años pasan, van sepultando las décadas, el ayer, con su ominoso manto de polvo y olvido. Pero las opiniones de pedro Henríquez Ureña, sus intuiciones, hallazgos y juicios, porque abrieron surco y abonaron zonas extensas del saber, permanecen vigentes y frescos como el día en que se produjeran, al punto de que todavía hoy, los grandes… se ven forzados a tejer en el pensamiento, con el mismo hilo y aguja con que tejió los suyos el astuto pionero quisqueyano. No asombra que Octavio Paz, cuya nombradía ahorra toda digresión, comenzara su ensayo intitulado “Émula de la llama”, recordando —cito a Octavio Paz—: “Desde que Pedro Henríquez Ureña señaló que las notas distintivas de la sensibilidad mexicana reinan la mesura, la meladuría, el amor a los tonos neutros, las opiniones sobre el carácter de nuestra poesía, tienden casi con unanimidad, a repetir, subrayar o enriquecer estas afirmaciones”.

Perfecto derecho tenemos —claro que sí— a reputar del humanista su fecunda labor inquisitiva, porque, para empezar, se erige sobre el postulado, a un mismo tiempo convicción, esperanza y certeza, de que el ejercicio literario y artístico fundan la sibilitación humana y constituyen, en cuanto a rivalidad con la opinión del vulgo, el motor de cualquier forma de desarrollo auténtico.

“Todo humanista tiene fe en la importancia y los beneficios del arte, y crea, vía puntillas, en la necesidad de desarrollar el sentido de la belleza como una de las virtudes que hacen grandes a los pueblos y superiores a los individuos”, esas son palabras de Pedro Henríquez.

Semejante veneración de lo bello, antes que mera postura ideológica, es en Pedro Henríquez Ureña —disponemos de sus escritos para demostrarlo— ideal de vida que irradia en cuanta empresa intelectual acometió. Pero también merece el título de Humanista, dicho escritor, porque gracias a su erudición pastísima y a su impecable formación clásica, arrastra siempre a la corriente del análisis, conocimientos de muy distinto tenor y procedencia, asediando el tema sobre el que discurre desde trincheras plurales que le permiten aprehender finas gradaciones que, a la mirada de otros ojos menos despiertos, escaparon. Y, desde luego, no hay término más adecuado que el de “humanismo”, para designar ese cardinal atributo de la facultad estimativa de Pedro Henríquez Ureña, que consiste en vituperar todo reduccionismo y tendencia a encorsetar el pensamiento en a prioris teóricos o en aparatosas metodologías técnicas…   Los ensayos críticos de Pedro Henríquez Ureña no fueron construidos con el fin de satisfacer a un puñado de doctos profesionales de la crítica, sino para servir de suculento manjar espiritual a cualquier hombre que, habiendo alcanzado un grado medio de cultura, se siente atraído por el universo concertante y enigmático de la literatura y el arte,  pareja concepción de la exégesis abierta, en principio, a todos nosotros, ya que esquiva  esoterismo verbales y peritos; pero a la vez con todos exigentes. Dado el señorío al que discurre accede, y dada la hondura y sutileza de la observación escrutadora, se nos impone como invicto, raramente igualado de excelencia, de esa excelencia que marca con su impronta de superioridad la faena del humanista auténtico.

  • Por otra parte, conviene poner de resalto que la crítica de Pedro Henríquez Ureña aspira a la plenitud de lo exhaustivo y terminado. Me refiero a que, tomando siempre en cuenta las peculiaridades de la obra inspeccionada, no se desentiende su estudio de ninguna de las tres fases esenciales de la sensata apreciación literaria. Esto es: explicar, clasificar y juzgar.

Puntualizo: no ha de entenderse que Pedro Henríquez Ureña nos ofrezca sus razonamientos críticos en la predisposición del principio donde acabo de hacer la aclaración, no: explicación, clasificación y juicio surgen, se desarrollan y combinan una y otra vez en las páginas de los ensayos al llamado conjuro de los temas e ideas tratados, proporcionándonos así, el empoliasta, una visión integral y coherente y en la mente despejar dudas, deshacer confusiones, combatir prejuicios y colmar lagunas. No pierde nunca el norte, que no es otro sino guiarnos, con segura brújula del avanzado piloto, hacia las honoradas comarcas de la belleza y la verdad.    En suma, la de Pedro Henríquez Ureña es una crítica que emana de un profundo sentido común, alquitarado en el formidable alambique de su inmensa cultura. Y ya que la palabra “cultura” se deslizó indiscretamente en la cuartilla, aprovechemos la ocasión para considerar, a punto largo, uno de los reproches que con más frecuencia hace Henríquez Ureña a los escritores jóvenes en su tiempo …comenta a su fraternal amigo el insigne ensayista, Alfonso Reyes:

“Ahora los escritores han vuelto a creer como Juan de Dios Peza que la cultura mata la originalidad, y no leen. Y el público en general ha bajado de nivel en sus lecturas, aunque los lectores son más que antes en número”.

Y en otra carta, de fecha muy anterior, dirigida al mismo Reyes se queja de que a los escritores de Cuba —cito nuevamente a Pedro Henríquez Ureña—:

“les falta todavía leer trescientos volúmenes fundamentales leyendo uno diariamente y sostener treinta y siete discusiones sobre el problema del conocimiento”.

Íntimamente vinculado con el tema de la cultura háyase la creencia de nuestro autor en la bienhechora influencia del canon. Hoy día, cuando en todas las arenas del pensamiento, un relativismo disolvente, fruto de la erosión sufrida por el principio de autoridad, introduce el caos y la incertidumbre en el territorio de la evaluación literaria y artística, la apelación de Pedro Henríquez Ureña a que tomemos en cuenta las jerarquías creadoras y no dejemos de inspirarnos en los modelos excelsos de la tradición occidental, conserva una actualidad y vigencia todavía mayores que en el momento en que hacía su exhortación. Pedro Henríquez Ureña no se ruboriza por pensar que hay obras maestras, que el buen crítico es el que más las ama y mejor las conoce; y que la función principal de una crítica sana consiste en contagiar al lector, espontáneamente inclinado a los arrobamientos del espíritu, con el entusiasmo por la dignidad de la palabra y la nobleza de la forma, despertando así su apetito de lectura y su ansia de contemplar los portentos de la creación humana».

 

Gracia divina de doña Alicia Zorrilla: «El humanista de América en la Argentina»  

  • «“Se me cierra la garganta al recordar la mañana en que vi entrar a la clase a ese hombre silencioso, aristócrata en cada uno de sus gestos y con palabra mesurada imponía una secreta autoridad: Pedro Henríquez Ureña”. Así lo define emocionado el escritor argentino, Ernesto Sábato, que fue uno de sus alumnos. Así inició su exposición solemne doña Alicia Zorrilla.

«Ensayista, crítico literario, filósofo, traductor, periodista, historiador, profesor, investigador, don Pedro, el maestro dominicano de pensamiento profundo y de la palabra viva y mesurada y criterio sólido y de ecuánime, arriba por primera vez a la Argentina en 1922 como integrante de la delegación mexicana encabezada por el político y escritor José Vasconcelos Calderón para asistir a la Asunción de Mando Presidencial de Marcelo Torcuato de Alvear. No le interesa la política, pero sí El Vocero, al que le dedica su estudio. Se acerca primero a la Argentina, a través de sus escritores: Esteban Echeverría, José Mármol, Domingo Faustino Sarmiento, Olegario Víctor Andrade. Y luego, gracias también, a la delegación argentina que participa del Congreso Internacional de Estudiantes celebrado en México, en 1921. Después de escuchar las exposiciones presentadas, y realmente deslumbrado, dice don Pedro:

“Cabía pensar que nuestra América es capaz de conservar y perfeccionar el culto de las cosas del espíritu sin que las ofusquen sus propias conquistas en el orden de las cosas materiales”.

No obstante, su nombre ya se conoce en la Argentina, pues en 1913, según las investigaciones del académico Pedro Bonifacia, se reproduce en la revista Nosotros, un trabajo sobre la obra de José Enrique Rodó. En la misma revista, pero en 1919, aparece “La enseñanza de la sociología en América”, una carta dirigida a Arturo de la Mota. En 1921 en La Revista de la Universidad de Buenos Aires se publica “En la orilla”, apuntes breves que luego recoge en su obra En la orilla. Mi España, de 1922. En verdad este año significa su primera verdadera visión de la Argentina. En esta entrada, le aconseja a Ricardo Roja la fundación de un Instituto de Filología Hispánica en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires; más aún, le pide que lo presida un discípulo de don Ramón Menéndez Pidal: el elegido es Américo Castro. Además, visita la Universidad de La Plata, donde pronuncia su elogiada conferencia sobre “La utopía de América”, publicada en 1925. Dice el gran dominicano:

“Si el espíritu ha triunfado en nuestra América sobre la barbarie interior, no cabe temer que lo rinda la barbarie de afuera. No nos deslumbre el poder ajeno: el poder es siempre efímero. Ensanchemos el campo espiritual. Demos el alfabeto a todos los hombres; demos a cada uno los instrumentos mejores para trabajar en bien de todos. Esforcémonos por acerarnos a la justicia social y a la libertad verdadera. Avancemos, en fin, hacia nuestra utopía”.                              

Luego regresa a México donde se desempeña como Director General de Educación Pública del Estado de Puebla, conoce a Isabel Lombardo Toledano, veinte años menor que él, y se casa. La situación le es adversa y pierde su cargo. Entonces le escribe a su amigo Rafael Alberto Arrieta, quien le consigue tres cátedras de Castellano en el Colegio Secundario Rafael Hernández, dependiente de la Universidad Nacional de La Plata.

  • Así comienza a formar hombres y lectores, con la sabia humildad de los grandes, con la sencillez de los verdaderos eruditos, con una mezcla de entusiasmo y de moderación reflexiva. Como dice su madre, la gran poetisa y educadora Salomé Ureña: “La fiebre de la vida lo sacude”.

Llega a Buenos Aires, a finales de junio de 1924, con su esposa y la mayor de sus hijas y se instala primero en una pensión; después, en La Plata, donde nace Sonia, su segunda y última hija. Lo hace luego de haber viajado mucho, de entrañar otras culturas: los Estados Unidos, Cuba, México, España, Francia, Centroamérica, etcétera. …Atraído por la gran ciudad, en 1925 se traslada desde La Plata a Buenos Aires y comienza su labor docente en el Instituto Nacional del Profesorado Secundario Joaquín Víctor González. Pero sigue viajando en tren a La Plata; no pone límites a su afán docente. El 20 de julio de ese año le escribe a su amigo, Alfonso Reyes, a la sazón, Embajador de México en Francia:

“Buenos Aires me recuerda a la Nueva York de 1905. Si para 1945, fuera lo que es la Nueva York de hoy, podría uno consolarse; pero ¿quién sabe?”.

 

Y el 5 de septiembre en otra carta a Reyes, se define:

“Yo no soy contemplativo, quizás no soy ni escritor en el sentido puro de la palabra, siento necesidad de que mi actividad influya sobre la gente, aún en pequeña escala”.

Como dice Alfonso Reyes: “Pedro Henríquez Ureña está sediento de educar y educarse con una disciplina ejemplar”. Tanto en Buenos Aires como en La Plata se destaca con un eminente profesor, consideraba que el éxito del profesor tenía su fundamento en el éxito del maestro. Sus libros reflejan su pulcritud, su esmero en la composición. Entre ellos nombraré: El libro del idioma. Lectura, gramática, composición, vocabulario, que compuso en colaboración con Narciso Binayán; Seis ensayos en busca de nuestra expresiónAspectos de la enseñanza literaria en la escuela comúnLa cultura y las letras en Santo DomingoPara la historia de los indigenismos. Papa y batataGramática Castellana, en colaboración con Amado Alonso; Historia de la cultura en la América hispánicaLas corrientes literarias en la América hispánicaLa utopía de AméricaAntología clásica de literatura argentina, en colaboración con Jorge Luis Borges… Siempre siente atracción por los temas filológicos, lo corroboran sus trabajos «Sobre el idioma español y la historia política en Santo Domingo»; Sobre el problema del andalucismo dialectal en América.   

  • Sabe que la lengua une a los hombres de Hispanoamérica: es la savia de su cultura y de su identidad, y a su estudio se entrega con sumo orden, sin improvisaciones ni erudición superficial. Cuando habla de su escritura, dice:

 

“Siempre he escrito suficientemente despacio para trabajar tanto la forma como las ideas. Mi procedimiento es pensar cada frase en escribirla, y escribirla lentamente. Poco es lo que corrijo después de escrito ya, un artículo. En cuanto a las ideas también es necesario pensarlas muy cuidadosamente antes de escribir. Sobre todo, ninguna idea incidental enunciarla de prisa, porque es incidental”.

José Vasconcelos Calderón asegura que “La prosa de Henríquez Ureña conlleva la luz y el ritmo que norman su escritura”. El doctor Bruno Rosario Candelier considera que “Henríquez Ureña escribe para edificar”. Creemos que este es un verbo muy significativo en la ruta intelectual del escritor, pues anhela refundar América como patria de la justicia y de los valores que sostienen la integridad moral de las personas. A pesar de sus valiosas obras y de hacer sin descanso, Alfonso Reyes llega a preguntarle con humor si sigue pensando mientras duerme. Henríquez Ureña se queja de que ha trabajado poco y de que no ha escrito lo que hubiera querido: es decir, cuentos, novelas, dramas. No publica novelas y dramas, pero sí cuentos, por ejemplo: Los cuentos de la nana Lupe, en la Universidad Autónoma de México; Éramos cuatro y El hombre que era perro, en la revista Caras y Caretas, de Buenos Aires; El piso falso y La sombra, en el diario La Nación, de Buenos Aires. Es invitado por el Gobierno Dominicano para ocupar la Superintendencia General de Educación de Santo Domingo, y hacia fines de 1931, viaja a su patria. No obstante, continúa ligado a la Argentina, donde se le concede licencia de sus cátedras. Al año siguiente la Universidad de Puerto Rico le otorga el título de Doctor Honoris Causa. Finalmente, no tolera la situación política de su país y deja su cargo. Viaja a Francia, donde su padre… y regresa por Buenos Aires para reanudar sus actividades de antes.

 

  • Sin duda, las horas que les consagra con generosidad a sus alumnos, le impiden dar vuelo a su imaginación. Sin embargo, no siente que pierde el tiempo, pues entre ellos, entre sus alumnos, puede haber un futuro escritor, entonces debe acompañarlo, ayudarlo, guiarlo.

 

Don Pedro corrige la ignorancia, denuncia la barbarie, compadece la mediocridad y odia la demagogia. Devoto incondicional de la cultura, sabe que solo la educación salva a los pueblos. Por eso nos dice:

“La sinceridad y la perseverancia de nuestra dedicación nos permitirán guiar por nuestros caminos a otros de quien no nos desplacería ver que con el tiempo se nos adelantasen”.

Nunca logra tener cátedras titulares porque se niega a renunciar a su ciudadanía dominicana, gesto que lo enaltece. Sin duda, ese no es obstáculo, ya que su verdadero objetivo es trabajar siempre con apasionada consagración. Como reconocimiento a su valía intelectual, el 5 de abril de 1934 la Academia Argentina de Letras lo designa Académico Correspondiente en representación de la República Dominicana. Aspira a la eutopía, es decir, a la construcción de un buen lugar, y un lugar mejor que los existentes, donde la riqueza material no ahogue la vida espiritual. Alfonso Reyes, quien lo llama el testigo insobornable, dice que “Henríquez Ureña enseña a oír y a pensar” y suscita una verdadera reforma en la cultura. Y Jorge Luis Borges afirma que “Su memoria era un precioso museo de literaturas”: Borges tenía la impresión de que Henríquez Ureña ya había leído ¡todo! Sus alumnos aprenden oyéndolo conversar y viven con el ejemplo constante cotidiano de su conducta intachable. A ellos los instruye acerca de que el ideal de justicia está antes que el ideal de cultura. Es superior el hombre apasionado de justicia al que solo aspira a su propia perfección intelectual. …A pesar de desencantos y fatigas siempre lo guía la templanza y un anhelo de armonía que vierte en cada uno de sus actos, en cada obra, en cada palabra.

 

  • Pero el tiempo y la vida intensa nos lo arrebata. Le confía a Luis Alberto Sánchez que el corazón le da a veces cierto malestar. Cuenta Sánchez, que la última vez que lo encontró estaba enflaquecido y pálido; trabajaba como galeote… Víctima de síncope cardíaco don Pedro fallece, el 11 de mayo de 1946, en el tren que lo lleva de Buenos Aires a La Plata para cumplir, como siempre, con sus obligaciones de docente universitario.

 

El filólogo, traductor y crítico literario argentino, Augusto Cortina, narra de esta manera sus últimos momentos: “Eran las 15:15, don Pedro llegó como de costumbre, al minuto. Antes de sentarse a mi lado colocó su sombrero en la repisa del tren. Me dijo: ‘¿Quiere que coloque el suyo?’ Y la acción siguió a la palabra. Tomó asiento tranquilamente. ‘¿Cómo le va?’, le pregunté. Entonces, se llevó la frente al torso y la diestra semicerrada. Se desplomó a mi lado. Lo miré sorprendido, pensaba que antes que otras veces, se proponía a dormir un rato. Advertí entonces su rostro ligeramente descompuesto. Después, por cortos momentos, un leve ronquido”. Nosotros decimos: Una muerte sin agonía, silenciosa, serena, abrazado a sus libros, quizá una forma de la felicidad. Así quiso dejarnos, como cayendo en un profundo sueño… Es sepultado en Buenos Aires, pero al cabo de 35 años, sus restos son repatriados a Santo Domingo e inhumados en la Iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes, junto al sepulcro de su madre, en el Panteón de la Patria. Dice el investigador argentino Emilio Carilla que cuando escribe sobre Henríquez Ureña no puede imaginarlo muerto: “Para mí, será siempre el seguro guía, la palabra amable, el espíritu amplio que cumple su misión en Buenos Aires y a quien visito en cada viaje”.  Cuando la Universidad Nacional de La Plata decide rendir homenaje a su memoria destaca su papel de artífice del acercamiento cultural entre la República Argentina y la República Dominicana. Los que no lo conocimos gozamos hoy a través de sus obras, de su prédica ejemplar, de su misterio de erudición, de su irrenunciable vocación de servicio, que demuestra durando los 22 años que vive en la Argentina, para gloria de la cultura argentina».

 

Cierre de la sesión: Testimonio de una convocatoria    

Don Juan Carlos Vergara expresó su agradecimiento a los honorables participantes de la sesión: la calificó de «admirable». Antes de la despedida, sorprendió con gran sensibilidad y Gracia, su hermosa percepción espiritual del honroso evento:

 

«Y quisiera señalar una coincidencia de este 4 de octubre de 2021: en este momento simultáneamente, como lo señala el escrito del secretario de ASALE, se rinde un homenaje a don Enrique Rodó en la Real Academia Española¹, una de las figuras que admiró don Pedro Henríquez Ureña —que señaló en sus escritos con nombre propio—, y que don Juan José lo recordaba y nos daba a conocer también cómo, de esa pluma, se alimentó don Pedro Henríquez Ureña; es muy especial que hoy, precisamente, sin que nos hubiéramos puesto de acuerdo, a la misma hora se estuviera realizando este homenaje a Jorge Enrique Rodó y a don Pedro Henríquez Ureña. Pero esta mañana, muy madrugado, estaba en las “Jornadas de la Norma Alfonsí y la Norma Policéntrica de la Lengua Española²”, que convocó nuestro querido amigo Julio Borrego: estaba escuchando cómo hoy y mañana se celebra en Salamanca el paso de la Norma Alfonsí a la Norma Policéntrica, y a leer los textos de don Pedro Henríquez Ureña y de don Amado Alonso, en relación con sus innovaciones y su reconocimiento a Andrés Bello —porque está ahí, en el texto mismo—, y su reconocimiento a don Rufino José Cuervo, donde él menciona con nombre propio la aportación de don Rufino José Cuervo a la Gramática; y cómo, de ese hilo conductor que va desde don Vicente Salvá, desde una Gramática que celebramos aquí —primera Gramática académica—, hace unas sesiones donde don Heriberto Cruz nos recordaba la primera Gramática académica, con un recuerdo que tendremos dentro de unos meses de la de don Antonio Nebrija.

 

  • Encuentro Muy muy especial que hoy, la Universidad de Salamanca, la Real Academia Española y nosotros, la Academia Colombiana, la Dominicana y la Argentina, hayamos coincidido en un tema triple, por decirlo de alguna manera, que se vuelve uno en la memoria de don Pedro Henríquez Ureña. Yo creo que habría sido muy difícil, si don Pedro nos acompañara hoy, haber elegido a cuál dejar de asistir…».

 

«Y por eso creo que es una jugada de la historia, que don Bruno diría que no es ninguna coincidencia sino fruto de ese Logos que nos hermana, que nos permite saborear tres platos fuertes a la misma hora en tres entidades, que para él hubieran sido muy especiales, como la Universidad de Salamanca, La Real Academia Española y la Academia Colombiana en sus 150 años. Yo no creo en las coincidencias: creo que esto, sencillamente es otra de las jugadas de don Pedro Henríquez Ureña para unir a América y hacernos sentir que nuestro tesoro está en nuestro hermoso idioma español. Así que muchas gracias a cada uno de ustedes, muy especiales, y no sobra reiterarlos, a don Bruno, a don Juan José y a doña Alicia, por estas perlas que nos han regalado, inspiradas en una fuente magnífica, como lo fue y lo es don Pedro Henríquez Ureña. Lo he señalado en varias ocasiones: no recordamos a nuestros escritores e intelectuales como un epitafio en su vida, lo recordamos porque están presentes, porque son parte de ADN del mundo panhispánico».

«Y no quisiera cerrar estas palabras sin recordar sus los estudios de corrientes literarias donde recalcó algo que muchas antologías olvidan y olvidamos: y es que don Pedro Henríquez Ureña, en esas corrientes literarias de América, no excluyó a Brasil, no excluyó la lengua portuguesa en Brasil; y señaló que, si íbamos a hacer una antología de la literatura en América, no era posible excluir a Machado de Asís o a Guimarães Rosa, o a todos estos magníficos compañeros de viaje en América que son los escritores del Brasil. Y yo creo que, derivado de la última reunión de directores y presidentes de ASALE, habría que volver a tomar el canon, en donde no podemos dejar en la puerta del lado, los escritores portugueses de Brasil, o brasileños en portugués, que tanto nos han aportado. Yo creo que esas palabras de don Pedro nos aumentan la tarea y nos las complican un poco más, pero así es que debe ser: en complicarnos la vida está la tarea. Y lo decía al comienzo de esta sesión: el doctor Gutiérrez en su prólogo al libro de Ediciones Ayacucho de don Pedro Henríquez Ureña, nos señalaba que lo que tenemos que hacer es trabajar. Y aunque muchos mercantilistas y pragmaticistas y no pragmáticos consideren que esta sesión es una pérdida de tiempo, porque no está en Excel sino el Word, pues yo creo que, al contrario, estas son las obras que reflejan la productividad y la calidad de nuestra América. Muchas gracias a cada uno de ustedes y quedamos pendientes de una sesión próxima, que esperamos tener con la Academia Mexicana de la Lengua en donde recordaremos la presencia de don Pedro Henríquez Ureña en la construcción de la Universidad Autónoma de México y su excelente disertación como abogado de la universidad y su extraordinaria relación con don Alfonso Reyes. Creo que esa oportunidad no nos la vamos a perder y, en la medida de lo posible, hablaré con el director de la Academia Mexicana para ver si nos obsequian otra sesión para una persona que se merece todas las sesiones del mundo, don Pedro Henríquez Ureña. Muchas gracias a cada uno de ustedes y cerramos la sesión».

 

Por Miguelina Medina

 

Notas:

¹   https://www.rae.es/noticia/la-rae-acoge-el-homenaje-al uruguayo-josé-enrique-rodo

² https://cie.usal.es/2021/10/06/el-cieusal-organiza-con-exito-las-jornadas-de-la-norma-alfonsi-a-las-normas-del-espanol/

RESEÑA DE UNA PONENCIA SOBRE LA LENGUA MATERNA

“LA LENGUA MATERNA EN LA GESTACIÓN DE LA CONCIENCIA”

ESTUDIOS EN HOMENAJE A ALFREDO MATUS OLIVIER

Año 2021

     El doctor Bruno Rosario Candelier participó, en representación de la Academia Dominicana de la Lengua, en el Anejo Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier, preparado por la Academia Chilena de la Lengua. Este Anejo «ha sido publicado en formato electrónico en el Portal de libros electrónicos de la Universidad de Chile». Está compuesto por dos volúmenes a los cuales puede accederse consultando los siguientes enlaces electrónicos: Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen I: Anejo N°3 Boletín de Filología; y Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier. Volumen II: Anejo N°3 Boletín de Filología. O también https://libros.uchile.cl/1217), (https://libros.uchile.cl/1218, respectivamente.

      

     En la «Presentación» de este Boletín de Filología, su director, Abelardo San Martín Núñez, Miembro de Número de la Academia Chilena de la Lengua, expresó lo siguiente:

«Los Anejos del Boletín de Filología conforman una serie de números extraordinarios de la revista con la que sus editores hemos querido contribuir a la difusión de conocimiento y de materiales relevantes en el estudio de nuestra lengua. Con esta serie no pretendemos más que reforzar su objetivo primordial, a saber, propiciar el intercambio científico y académico en las áreas de lingüística y filología hispánicas. Como fruto de este esfuerzo, en el pasado han aparecido el Anejo N°1, Introducción al estudio del español de Chile. Determinación del concepto de chilenismo, publicado en 1953 por Ambrosio Rabanales y el Anejo N°2, El habla culta de Santiago de Chile. Materiales para su estudio. Tomo I, editado en 1979 por Ambrosio Rabanales y Lidia Contreras». Dijo que estos números tuvieron «notable repercusión para la lingüística chilena e hispanoamericana». Sin embargo, señaló, que «debido a contratiempos ajenos a los responsables del Boletín de Filología, sus Anejos vieron interrumpida su publicación durante más de cuarenta años, ocasionando una dilatada y lamentable discontinuidad».

«Con este nuevo número, el Anejo N°3, Estudios en homenaje a Alfredo Matus Olivier, hemos querido reactivar la publicación de esta serie, y qué mejor ocasión para su resurgimiento que elogiar a quien fuera su director por más de 20 años y el principal responsable de su modernización, de acuerdo con las actuales exigencias de las publicaciones académicas y científicas. Con motivo del octogésimo primer aniversario del nacimiento de este eximio lingüista chileno y de su nombramiento como profesor emérito de la Universidad de Chile y director honorario de la Academia Chilena de la Lengua, hallamos reunidos en este número especial una colección amplia y diversa de trabajos de lingüística y filología hispánicas».

«Como director del Boletín de Filología, en representación de su Comité editorial y de los editores de este volumen», agradeció «a los autores y las autoras de este Anejo su decidido interés en participar en este reconocimiento a la contribución de Alfredo Matus Olivier al estudio de la lengua española y el desarrollo de la lingüística y la filología en dicha lengua». Igualmente agradeció «a las autoridades de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, en especial, a su decano Carlos Ruiz Schneider, así como a la directora de la Academia Chilena de la Lengua, Adriana Valdés Budge, su constante apoyo a la edición de este número extraordinario».

«Confiamos en que los contenidos que el lector verá desarrollados, a continuación, harán plena justicia a la tradición de los Anejos y, por supuesto, a la trascendencia de la huella de Alfredo Matus Olivier», expresó al concluir.

 

«La lengua materna en la gestación de la conciencia» 

En esta breve reseña del Boletín vamos a exponer un resumen del estudio expuesto por don Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua, en el homenaje a don Alfredo Matus Olivier, «La lengua materna en la gestación de la conciencia», el mismo está consignado en el Volumen I y puede accederse a su contenido consultando directamente el siguiente hipervínculo de dicho volumen.

Bajo tres subtítulos presentó Rosario Candelier este estudio: 1. El desarrollo de la conciencia en el niño. 2.  Gestación de la conciencia y el lenguaje. 3. Lengua materna y creación literaria.

En la primera parte, El desarrollo de la conciencia en el niño, expuso que el lenguaje, la ternura y el dolor troquelan las neuronas cerebrales que forjan el desarrollo de la personalidad y atizan el poder de la conciencia». «Tenemos una personalidad física y una personalidad espiritual —dijo—. A esta última la determinan la disciplina hogareña, la formación intelectual, el talante de la sensibilidad, el carácter individual, la inclinación estética, la orientación moral y la potencia creadora».

«Cuando el niño está en la etapa inicial de su desarrollo aprende la lengua de los hablantes que lo rodean, y de las palabras y oraciones que escucha, va asimilando la dicción de los vocablos, el significado de las palabras y el sistema como se combinan unas voces con otras para formar frases y oraciones en el habla y la escritura. El niño aprende a hablar como hablan los mayores que le rodean, y con el conocimiento de la lengua va adquiriendo el conocimiento del mundo; desde luego, primero entra en contacto con las cosas a través de su sensibilidad, y al entrar en relación con hechos, personas y cosas va conociendo la realidad y el sentido de fenómenos y cosas. En esa relación de su ser con las cosas en él se opera el mismo proceso que se operó entre los primeros hablantes cuando comenzaron a nombrar las cosas». «Dice la Biblia que Adán comenzó a nombrar las cosas según iba conociendo plantas y animales y fenómenos de la naturaleza. Algo similar sucede con cada uno de los hablantes cuando entra en contacto con las cosas», explicó.

«Con la luz del sol podemos visualizar las cosas con suficiente claridad para apreciar los colores y la textura de las cosas, y al lapso entre el nacimiento y el ocaso del sol se le llamó día; y desde el momento en que la sombra cubre las cosas por la ausencia de luz, el mundo se llena de tinieblas, contexto al que se le llamó noche; y así se fueron denominando todas las cosas, nombradas con una palabra que las distingue, y eso da lugar, mediante la función denominadora del lenguaje, al conocimiento del mundo, que ofrece a cada hablante un punto de contacto con lo existente para que cada uno tenga una percepción singular de cosas y fenómenos, lo que sirve de base y cauce para nuestra creación verbal».

En su didáctica, Rosario Candelier explicó que «Se llama lengua materna al idioma con el que nuestra madre nos educa en la infancia y que sirve para hablar y forjar el desarrollo de la conciencia, al tiempo que gesta una visión del mundo». Añadió que «Estudiosos del pensamiento y el lenguaje, como Heráclito de Éfeso, Guillermo de Humboldt y Ferdinand de Saussure, enseñaron que comenzamos a pensar con la lengua que aprendemos en la infancia. Logos es el poder de la conciencia para pensar, intuir, hablar y crear. Y esa capacidad humana se materializa en el proceso de simbolización del lenguaje, que las palabras formalizan en imágenes y conceptos de las cosas. Las tres vertientes de la realidad (cosas, hechos y fenómenos) el lenguaje las encarna con su poder de formalización verbal que compartimos con nuestros semejantes».

Destacó que «El desarrollo sociocultural requiere unas relaciones humanas que socializamos con el lenguaje, y desde niño aprendemos la manera adecuada para relacionarnos con personas, animales y cosas, y esas relaciones son más efectivas entre los humanos en virtud del medio de comunicación como la lengua, que propicia una conexión más efectiva, y si tenemos un buen conocimiento del instrumento de comunicación, más fecunda y provechosa es la relación que logramos con nuestros semejantes».

«Tenemos ciencia, arte y sabiduría para el desarrollo humano: ciencia, para el bienestar del cuerpo; arte, para deleite del alma; y sabiduría para la fruición del espíritu. La lengua se aprende bajo el influjo intelectivo, afectivo y espiritual de la madre, que da sustento, cariño y cultura. El afecto materno troquela positivamente los circuitos neuronales del cerebro para sentir y aprender el patrón verbal de una lengua, y con ella la esencia de una cultura y el sentido de la vida». Dijo que «Las mismas necesidades materiales propician la utilidad del conocimiento y la creación intelectual, estética y espiritual. La curiosidad por lo desconocido es la motivación que impulsa el conocimiento y la creatividad. Saber es una necesidad de la conciencia. Y un cauce para el desarrollo que anhelamos. Tenemos conciencia y, por tener conciencia, comprendemos las cosas, comprendemos el sentido y comprendemos el mundo». «Con el contacto sensorial y suprasensible —apuntó—, conocemos lo que las cosas son y el valor que las justifica. Mediante el concurso de los sentidos corporales entramos en contacto con las cosas, y conocemos para qué son buenas. Mediante el concurso de los sentidos interiores, entramos en contacto con la esencia y el sentido de fenómenos y cosas y valoramos lo que son, y comprendemos su trascendencia. Con el conocimiento de las palabras conocemos las cosas, se desarrolla la conciencia y se activa nuestro poder creador».

En su segundo punto, Rosario Candelier resaltó la Gestación de la conciencia y el lenguaje. Explicó que «Mediante el impacto de las sensaciones de las cosas en la sensibilidad, se atizan las neuronas cerebrales que activan la comprensión, la intuición y el pensamiento, base del desarrollo de la conciencia». Puntualizó que «Con el desarrollo de la lengua se aviva la gestación de la conciencia, la capacidad para conocer y pensar, el don para intuir y entender, el poder para hablar y crear, que son manifestaciones del Logos de la inteligencia humana»: «Lo que pensamos, sentimos y realizamos, conforma nuestra visión de la vida, el mundo y la cultura. A eso se le llama cosmovisión. Todos hemos internalizado en la conciencia una visión del mundo, aunque no sepamos formalizarla en imágenes y conceptos, y aunque no tengamos consciencia de ese conocimiento. Lo que sentimos, pensamos y queremos conforma el caudal de nuestras sensaciones, conceptos y anhelos, que se corresponden con la sensibilidad, la inteligencia y la voluntad, las tres grandes potencias de la personalidad. La sensibilidad y la inteligencia constituyen, mediante la dotación del Logos, la vía para percibir nuestras intuiciones y la base de nuestra creatividad, cauce de nuestras sensaciones, percepciones y vivencias».

Indicó que «Todos tenemos un punto de contacto con el Universo. Y el poder de la palabra y el don de la valoración y la creación. Podemos testimoniar lo que experimenta nuestra conciencia a la luz del impacto que las cosas generan en nuestra sensibilidad. Podemos testimoniar nuestra percepción de fenómenos y cosas, si el alma de lo viviente toca nuestro ser con su influjo singular. Podemos testimoniar las irradiaciones provenientes de los efluvios de la Creación, si tenemos desarrollados los circuitos cerebrales de la sensibilidad trascendente para percibir los mensajes de lo Alto con las verdades de muy antiguas esencias».

«Todos podemos hacer un aporte al pensamiento —dijo—, al arte y a la ciencia desde nuestra peculiar visión y valoración de fenómenos y cosas, si hay en nosotros el deseo de saber, de crecer intelectual y espiritualmente, de testimoniar lo que intuimos y comprendemos. El deseo de saber es una manifestación del eros platónico, que es la energía espiritual que activa el anhelo de conocer y lograr el crecimiento de la conciencia». Añadió que «El anhelo de conocer engendra el conocimiento, y ese anhelo despierta en el niño la curiosidad por sentirlo todo, conocerlo todo, disfrutarlo todo y entenderlo todo. Y ya se sabe que la curiosidad por el saber desata la sensibilidad, desarrolla la conciencia y activa la vocación creadora. Ante el conocimiento de las cosas nace la curiosidad por la palabra que sirve para conocer y explicar lo que conocemos, y se potencia el conocimiento del mundo y adviene la conciencia lingüística».

Afirmó Rosario Candelier que «Con la conciencia de lengua, la curiosidad por el conocimiento y el deseo de creación se activan las células cerebrales, que se cargan con la energía del conocimiento y el aprendizaje del saber». Y apuntó que «Hay cuatro conceptos básicos que se olfatean desde niño, aunque no se tenga en esa etapa de la vida una comprensión de su alcance, como son intuición, conceptuación, inspiración y revelación. Intuición (de intus legere, ‘leer dentro’) es el poder del intelecto para captar el sentido de fenómenos y cosas; conceptuación es la capacidad para comprender el valor de cosas, ideas, ocurrencias: inspiración es una luz o soplo del espíritu para entender fenómenos y cosas; y la revelación es la recepción de un mensaje profundo que viene de lo Alto, de la sabiduría cósmica o de la misma Divinidad».

Señaló que «Desde la etapa infantil comienza todo lo que forja la personalidad del sujeto. Sentimos, pensamos y queremos. Lo que sentimos aporta al cerebro datos para la comprensión de las cosas. Por eso decía Aristóteles: “Nihil est in intellectu quod prius non fuerit in sensu”: ‘Nada llega al entendimiento sin antes pasar por los sentidos’ (Citas en latín de Tomás, s/año, acápite 17). Efectuado ese proceso sensorial, adviene la conceptuación o realización de conceptos y de imágenes, base para la reflexión y la creación». Expuso que «Cuando pensamos, concebimos imágenes y conceptos. Pensar en conceptos es crear ideas de fenómenos y cosas; pensar en imágenes es crear una figuración de fenómenos y cosas. Quienes piensan en conceptos son los filósofos, científicos, tratadistas, ensayistas, teóricos o los hablantes cuando comunican mediante el lenguaje ordinario lo que sienten, conciben o valoran. Los que piensan en imágenes son los poetas, narradores dramaturgos, músicos, arquitectos, escultores, danzantes, cuando dan forma a sus intuiciones y vivencias».

«La capacidad para pensar se desarrolla con ejercicios de reflexión, interpretación y valoración de las cosas. La capacidad para sentir se acrecienta con ejercicios de contemplación y goce de lo viviente. Para crear hay que aprender a contemplar. La contemplación es un ejercicio de la sensibilidad para sentir y disfrutar el encanto de las cosas. Al sentir lo que las cosas son y significan, apreciamos sus fluidos en la sensibilidad y los procesamos en la conciencia». Afirmó que «Tenemos sensibilidad, conciencia y lenguaje, que se desarrollan mediante el contacto con la realidad material y suprasensible. La creatividad se desarrolla mediante la observación de la realidad, la lectura, el cultivo del arte y la literatura, la interpretación de cuentos, poemas y estudios. En el desarrollo de la sensibilidad y la conciencia inciden los medios de comunicación y todo lo que toca los sentidos físicos y espirituales».

Manifestó que «el impacto de los medios audiovisuales y digitales de la realidad virtual ha ido modificando y redefiniendo la educación de los niños con los dispositivos electrónicos y su relación con la realidad sociocultural, y ese impacto electrónico está interfiriendo, positiva en algunos aspectos, y negativamente en gran parte de su desarrollo, su educación y su capacidad de comprensión de su propia realidad, así como de su propia lengua. La vertiente negativa que al respecto está sucediendo entre infantes y mozalbetes es preocupante para padres, educadores, tutores, formadores y líderes de la comunidad. En los últimos 30 años la tecnología electrónica ha transformado la cultura que el mundo había forjado en tres mil años. Y esa realidad se está reflejando en la formación intelectual, el aprendizaje y el conocimiento, la conformación cerebral y los intereses de los niños y los jovenzuelos y, desde luego, en el desarrollo de la lengua materna».

Al desarrollar el tercer acápite, Lengua materna y creación literaria, Rosario Candelier consignó que «Cuando la madre habla con el niño le transmite la forma de hablar, el uso de las palabras y el significado de las voces y las cosas y, por supuesto, su cultura, su religión, su visión del mundo y el fundamento moral, intelectual y espiritual de su conducta». Dijo que «El sentido estético y espiritual comienza en la infancia con la vivencia de un arte, el cultivo del saber y la práctica de la religiosidad. El desarrollo de la sensibilidad y el intelecto lo propician emociones estéticas y conocimientos que enseñen y edifiquen. Cuando desde niño nos cuentan una bella historia o nos cantan bellas canciones o nos amenizan el momento con juegos comenzamos a valorar el arte de la narración y el arte de la canción y el deporte».

«Cuando en mi niñez escuché a una señora decir que en su sermón el cura tiraba por su boca pepitas de oro, la frase me impactó, aunque entonces no sabía que se trataba de una metáfora. En los hogares cuyos padres fundan sus actos en los ideales y valores que dan fundamento a una vida ejemplar, el niño aprende el sentido de un sano comportamiento y una convivencia positiva».

Expresó que «Si algo une a los poetas y los niños es la intuición, que es la facultad del intelecto con el cual asumen la sustancia de sus vivencias y el sentido de sus percepciones. El tema de la intuición está presente en la creación literaria y, desde luego, en la poesía y la narrativa para niños. Tanto los poetas, los contemplativos y los niños se compenetran con lo viviente y tienen una particular relación con fenómenos y cosas en virtud de su sensibilidad empática con fenómenos y cosas. Experimentan una singular satisfacción al vivir sus emociones entrañables como una aventura de la imaginación para vivir en su mundo interior lo que la realidad brinda. De ahí la imaginación lúdica que viven los niños».

Dijo que «En la literatura concebida para niños, sus autores, casi siempre adultos, recrean lo que entienden o suponen de la mentalidad infantil, y en su creación procuran el desarrollo de la sensibilidad y la conciencia de sus lectores. El niño vive el valor de las cosas mediante el sentido de la imaginación»: «A los sentidos físicos de visión, audición, olfato, oído y tacto, hay que sumar los sentidos interiores, que son intuición, imaginación, memoria, sentido común y estimativo. Dichos sentidos son el medio de contacto de nuestro ser con el ser de fenómenos y cosas. En el estadio de la infancia hay etapas en que el niño parece no diferenciar la realidad real de la realidad imaginaria. Vive la realidad como una ficción. Y su imaginario es cómplice de la realidad real»: «Para el niño, el mundo verdadero es el que recrea en su interior, que su imaginación concibe, perfila y certifica. Por eso, entre los rasgos de la literatura infantil figuran: 1. El sentido de lo maravilloso de sus aventuras y pasiones. 2. El tono lúdico de sus relatos y acciones. 3. El sentimiento de ternura y empatía hacia criaturas, elementos y cosas».

Explicó que «Los niños, los místicos y los contemplativos comulgan con el alma de lo viviente. Y se compenetran con el sentido de la Creación. De ahí el valor de la realidad, según quien la contemple. Ante la realidad interior del sujeto puede acontecer una vivencia estética; ante la realidad natural, una vivencia cósmica; y ante la realidad sobrenatural, una vivencia mística. Por tanto, difieren la realidad interior, la realidad estética y la realidad cósmica. Para la sensibilidad y la conciencia de los niños, la imaginación infantil se nutre de sueños, fantasías, ilusiones, inspiraciones y revelaciones. Los niños experimentan una coparticipación con la cosa, vivencia que también tienen poetas, iluminados y místicos».

«El poder de la intuición no requiere del conocimiento del mundo, ni formación intelectual o libresca, sino del contacto con la realidad. Por eso la intuición se auxilia de los sentidos, no de la razón. No hay restricción de temas y motivos, aunque en sus vivencias y creaciones figuran siempre la realidad con la belleza y la verdad», afirmó el estudioso expositor.  Y destacó que «La madre sabe cómo inducir la imaginación de su hijo en el uso del lenguaje y la creatividad». Dijo que «La tarea primordial de la imaginación poética es la invención de la forma que canaliza el tema que motiva y entusiasma para testimoniar lo que experimenta la sensibilidad y concita la inteligencia»: «La lengua es la plataforma verbal que da cuenta de las cosas que las palabras encarnan, perfilan y representan. Aunque nacemos con la capacidad para hablar una lengua, no venimos al mundo con el conocimiento de un idioma. Para aprender una lengua, el niño tiene que socializarse en una cultura, tener capacidad de intelección y habilidad para desempeñarse con las palabras».

Expresó que «Es importante la gestación de una mente sana, equilibrada y normal en los niños para evitar en la edad adulta actitudes resentidas, comportamientos egoístas y acciones miedosas, lo que influiría no solo en las relaciones con los demás, sino en la percepción de la realidad y la valoración objetiva y cierta de las cosas. Asumimos la realidad como somos en nuestro interior. No podemos confundir la verdad subjetiva con la verdad objetiva, o la verdad de juicio con la verdad de hecho. Y eso se aprende desde la infancia, en un hogar centrado en el amor, la virtud y la bondad».

 Rosario Candelier expuso algunos ejemplos que ponen de manifiesto sus aseveraciones: «Con mirada de niño, que es una mirada cómplice y empática, los textos de los escritores que cito como ilustración tratan de interpretar lo que sienten, hacen, viven y disfrutan los niños en su relación con las cosas, como se puede apreciar en los siguientes ejemplos».  «El afecto y el lenguaje, dos atributos que se aúnan en el corazón de la madre cuando acuna en su regazo al niño que gestó en sus entrañas, dan cuenta de lo que hace la sensibilidad y la conciencia para darle sentido y trascendencia a la vida, según revela la poeta romántica dominicana del siglo XIX Salomé Ureña, cuando evoca en su poema A mi madre, fuente del aliento y cauce de la vida»:

 

Mi voz escucha: la lira un día

un canto alzarte quiso feliz,

y en el idioma de la armonía

débil el numen ¡oh madre mía!

no halló un acento digno de ti.

 

 

¿Cómo tu afecto cantar al mundo,

grande, infinito, cual en sí es?

¿Cómo pintarte mi amor profundo?

Empeño inútil, sueño infecundo

que en desaliento murió después.

 

De entonces, madre,

buscando en prenda,

con las miradas al porvenir,

voy en mi vida, voy en mi senda,

de mis amores íntima ofrenda

que a tu cariño pueda rendir.

Yo mis cantares lancé a los vientos,

yo di a las brisas mi inspiración;

tu amor grandeza dio a mis acentos:

que fueron tuyos mis pensamientos

en esos himnos del corazón

 (Ureña 1960, pp. 102-103).

 

«Ante una mirada amorosa hacia lo viviente con la inspiración de una verdad profunda, la verdad poética que intuye el corazón, le tributó un reconocimiento universal al autor de El Principito, el escritor francés Antoine de Saint-Exupery, por su intuición de que lo esencial es invisible a los ojos. Y así es, porque lo que permanece y trasciende, otorga el sentido a todo y mueve la sensibilidad y la conciencia desde nuestra infancia, cuando sentimos y actuamos con espíritu abierto, limpio y espontáneo con una vida en armonía con la naturaleza bajo el aliento sutil que nos sostiene. Dice El Principito»:

 

   El principito se fue a ver nuevamente a las rosas: 

–No sois en absoluto parecidas a mi rosa; no sois nada aún –les dijo–. 

Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Sois como era  

mi zorro. No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo lo  

hice mi amigo y ahora es único en el mundo. 

   Y las rosas se sintieron bien molestas. 

–Sois bellas, pero estáis vacías –les dijo todavía–. No se puede morir por  

vosotras. Sin duda que un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece.  

Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es la rosa  

a quien he regado. Puesto que es ella la rosa a quien puse bajo un globo.  

Puesto que es ella la rosa a quien abrigué con el biombo. Puesto que es ella 

la rosa cuyas orugas maté (salvo las dos o tres que se hicieron mariposas).  

Puesto que es ella la rosa a quien escuché quejarse, o alabarse, o aun,  

algunas veces, callarse. Puesto que ella es mi rosa. 

   Y se volvió hacia el zorro:  

   –Adiós –dijo. 

  –Adiós –dijo el zorro–. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien  

sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. 

–Lo esencial es invisible a los ojos –repitió el principito, a fin de acordarse. 

–El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante.  

–El tiempo que perdí por mi rosa… –dijo el principito, a fin de acordarse. 

–Los hombres han olvidado esta verdad –dijo el zorro–. Pero tú no debes  

olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres 

responsable de tu rosa… 

–Soy responsable de mi rosa… –repitió el principito, a fin de acordarse (De  

Saint-Exupery 1992, pp. 72-74). 

 

«En Labios, genuina creación poética de Miguel Solano, el poeta interiorista que tiene conciencia de adulto y sensibilidad de niño, se sitúa en el corazón de los infantes y asume su imaginación para recrear una amorosa visión del mundo mediante el lenguaje del amor con el que siente y expresa el encanto y el sentido de lo viviente a la luz de lo que embellece y edifica:

 

Concentró la esperanza del Universo

en sus labios y yo pude masticarla.

Labios que sostienen el idioma sagrado

el paladar simbólico

la iniciación del ser

labios que me entregaron las verdades altas.

 

Ahora me acojo al recogimiento de sus recuerdos

a la muerte de la ausencia que renace,

labios que al adueñarse de mí

se adueñaron del arte por excelencia

e hicieron de mi corazón un polvorín de amor (Solano 2008, p. 36).

 

Finalmente explicó que «El niño lo siente todo porque todo lo entiende con el corazón. Con su sensibilidad abierta y empática, se comunica con todo, lo sufre y lo goza todo con su identificación emocional, imaginativa y espiritual con lo viviente. Por eso decía el Maestro de Nazaret que había que volverse como un niño para sentir y saber que vivimos en un paraíso, que es la manera de abrirse con amor a todas las cosas bajo el fulgor de lo viviente».  Reseña de Miguelina Medina

 

INTEGRACIÓN DE LA NUEVA BECARIA DE LA RAE AL SERVICIO DE LA ACADEMIA DOMINICANA DE LA LENGUA

2 de septiembre de 2021

     Al oficializar la incorporación de la nueva colaboradora de la Academia Dominicana de la Lengua en su condición de becaria de la Real Academia Española, Winny Plasencia participó en una reunión con el director de la ADL, quien consignó:  «A partir de este momento eres colaboradora de la Academia Dominicana de la Lengua como becaria de la RAE, gracias a la beca otorgada por AECID y, en consecuencia, oficializo tu colaboración a favor de esta Academia, porque, oficialmente, ganaste una beca para ponerte al servicio de la Academia Dominicana de la Lengua con el objetivo de colaborar con los planes y proyectos de esta corporación, de los cuales vamos a hablar en esta reunión».

—BRC: Vamos a comenzar con las tareas de tu responsabilidad.

—Winny Plasencia.: Las dos cosas que tenemos que hacer, según los correos electrónicos que nos enviaron —que no son exactamente los mismos, pero tienen las mismas orientaciones— que es realizar un plan de trabajo a lo largo del año.

—BRC: Sí, tengo aquí preparado el plan de trabajo, que lo vamos a comentar.

El Director y la colaboradora comentaron la emisión de las certificaciones acordes a los requerimientos de la Real Academia Española, y el plan de trabajo, objetivo de esta reunión de oficialización de la incorporación de la nueva colaboradora.

 

Emisión de las certificaciones 

—Winny P.: Se necesita una certificación, por parte suya, que consigne mi incorporación oficial al servicio de la ADL, consignando que ya yo me incorporé. Esa certificación se debe enviar en los primeros diez días hábiles de septiembre.

—BRC: Ya tengo preparada esa comunicación y esta semana la remito a la RAE.

—Winny P.: Sí, y también yo la necesito porque yo también la debo enviar. Primero la envía usted a ellos y después yo también la envío, porque yo también debo enviar mi constancia de incorporación.

—Winny P.: Exactamente, y debe estar firmada.

En la reunión se consignó que la firma electrónica de don Bruno Rosario Candelier era necesaria. Se hace con la finalidad de agilizar los procesos actuales de las certificaciones requeridas de oficialización, y de los venideros en los que será necesario plasmar la firma electrónica del Director.

 

Diálogo sobre plan de trabajo 

—Winny P.: Ellos enviaron diferentes documentos para que usted lo tenga en archivo, pero lo único que solicita el correo es su constancia de mi incorporación y que también usted converse conmigo acerca de la responsabilidad que implica, que yo voy a asumir.  También hay un calendario donde se establecen aproximadamente como 6 fechas importantes, entre las cuales están, la certificación de mi incorporación en los 10 primeros días; el plan de trabajo anual, que comienza ahora en septiembre; y después unas cuatro entregas: una en noviembre y me parece que una en febrero.

—BRC: Tú tienes que entregarme un reporte mensual de las tareas que debes realizar a favor de nuestra Academia, reporte que yo debo remitir a la RAE cada mes.

Don Bruno Rosario Candelier explicó el plan de trabajo a Winny Plasencia que consiste en una tarea con cinco aspectos, como se consigna a continuación:

1- Revisar el Diccionario de la lengua española: Debe buscar en el Diccionario de la lengua española las palabras que tienen acepciones con la marca R. Dom., que significa que esa acepción se usa en la República Dominicana. Es decir, las entradas del diccionario tienen un significado especial en cada uno de los países hispanohablantes. Entonces, aquellas palabras que tú consideras que tienen una acepción propia de nuestro lenguaje, consignar que se les ponga R. Dom.  Debes tener el Diccionario de la lengua española de manera física porque el código lexicográfico es más amplio que la versión electrónica, o sea, tiene más detalles. Por eso yo te sugiero que adquieras el diccionario oficial de nuestra lengua: la última edición es del 2014,.  Entonces, vas a comenzar por la letra A. Tú comienzas a leer cada palabra, tal como la describe el Diccionario y, te repito: cuando te encuentres una palabra que amerite que se consigne que ese uso tiene vigencia aquí, hay que pedir que se agregue R. Dom. Igualmente, una acepción que tenga vigencia aquí y que no figure en el Diccionario, vamos a proponer que se incorpore.

2- La Real Academia Española está trabajando en la confección de un Diccionario fraseológico de americanismos. La fraseología incluye refranes, adagios, sentencias, máximas y giros. Pero la petición que te hago es que, un refrán o un adagio o una máxima o una sentencia o un giro que quieras proponer, tómalo, preferentemente de la lengua oral. Pero, ojo con esta observación, tiene que ser un refrán dominicano, no de la lengua española. Es decir, hay refranes que se usan en España, o que se usan en todo el mundo hispánico, y hay refranes que solo se usan en un país. Entonces, ¿qué debemos reportar? Los refranes que son una creación del español dominicano. A partir de ahora, cuanto tú estés escuchando a quienes hablan, si dicen un refrán —vamos a darle prioridad a la oralidad— si tú consideras que es dominicano, anótalo. Entonces consignas ese refrán y lo defines y pones un ejemplo de su uso, para que se entienda mejor.

Como práctica de esta parte de las tareas, Winny Plasencia le expresó al Director de la ADL que le parecía que el refrán «El que nació pa’estropajo no sale del fregadero» es dominicano «por los términos que tiene». A lo cual Don Bruno consintió: «Es posible que sea dominicano». Y además recordó el refrán «El que a buen árbol se arrima buena sombra le cobija», para mostrarle que es un refrán del español general, y «ese no se debe poner». Don Bruno explicó a la nueva colaboradora una ilustración de la originalidad de un refrán, su experiencia con relación al refrán «Hay más días que longaniza».

—BRC: Yo siempre pensé que el refrán «Hay más días que longaniza» era dominicano y no es dominicano. Durante muchos años yo creía que era dominicano. ¿Tú sabes cuándo me convencí de que no era dominicano? Cuando vi una película española de los años 30 del siglo pasado. La película la filmaron en los años 50, pero se ubica en los años 30. y ahí ese refrán lo usa un hablante español. Y yo dije «Fíjate, pero es español el refrán». Y luego le pregunté a dos españoles si lo habían escuchado en España, y uno me dijo:  «Mi abuela lo usaba permanentemente». Fíjate cómo puede uno confundirse con un refrán. Entonces, preferentemente, incluir paremias que sean criollas, que tengan el sabor criollo.

3- Diccionario de lingüística. Estamos confeccionando un Diccionario de lingüística. Entonces, elige los vocablos que pertenecen a la ciencia del lenguaje. ¿Qué tú vas a hacer? A describir ese vocablo, a definirlo. En primer lugar, tienes que consignar específicamente su definición, su uso y, en lo posible, poner ejemplos de textos escritos de lingüistas, de literatos o de ensayistas que confirmen el uso y el  significado de esa palabra de la ciencia del lenguaje. Y hacer la definición con el rigor que exige la lexicografía. En esta parte de la tarea tuya es definir conceptos del lenguaje.

4- Diccionario de literatura. Estamos también trabajando en la confección de un Diccionario de literatura. En esa obra irán vocablos del arte de la creación verbal. También dejo a opción tuya la elección de vocablos para su definición. Debes consignar el vocablo; segundo, presentar datos específicos como la dimensión metafórica o simbólica; tercero, poner ejemplo de un creador de la lengua española, no de la literatura inglesa o alemana o francesa. El ejemplo tiene que ser de escritores de lengua española: sea de España, Hispanoamérica, Filipinas o de Guinea Ecuatorial y de autores dominicanos.

5- Panorama del español dominicano. A partir de este año, vamos a estudiar la dimensión peculiar del español dominicano para apreciar la situación del español de nuestro país, una especie de retrato o radiografía de la realidad lingüística del país. Pero hay que hacerlo con propiedad, precisión y rigor. Entonces, cada mes en esta parte tú vas a escribir una o dos páginas, no más de tres páginas sobre una faceta del español dominicano. Entonces, cada mes vas a enfocar un aspecto lingüístico sobre el habla del español dominicano. Por ejemplo, la dimensión lexicográfica del español dominicano. En el siguiente mes la dimensión semántica; en el siguiente mes la dimensión fonética; en el siguiente mes la dimensión gramatical; en el siguiente la faceta oral del habla criolla. En el siguiente mes la dimensión literaria. Por ejemplo, en la dimensión lexicográfica, que es el primer tema, debes enfocar cómo es el español dominicano a la luz de la palabra. La idea es describir nuestro lenguaje. Cada mes un aspecto diferente, para dar un panorama completo al término del año.

En lo acordado, la nueva colaboradora de la ADL, Winny Plasencia Peralta, se reunirá con el Director periódicamente. Acordaron, por sugerencia de Winny que, como ella es docente en La Canela de Santiago, la fecha puede ser movible, con previo aviso, pero siempre cumpliendo la tarea del mes, con responsabilidad. Don Bruno Rosario Candelier solicitó a Plasencia Peralta que las tareas mensuales sean impresas, con el propósito de verificarlas y corregirlas. Y luego de las correcciones las enviará electrónicamente.

 

Diálogo final  

—Winny P.: Aquí dice, por ejemplo, en el plan de investigación, ya yo tengo la noción, lo primero es objetivos formativos previstos. Yo buscaría esas cinco tareas que usted me enumeró y las convertiría en objetivos, poniendo verbos en infinitivos, y así, para poner cuáles son los objetivos de formación. Es el plan de trabajo. Entonces después están las actividades previstas durante la beca, esas cinco actividades que usted me indicó, y darle una caracterización como la que usted me acaba de dar. Entonces dice conocimientos y capacidades que adquirí y documentación a utilizar y cualquier otra información relevante. Con respecto a la documentación a utilizar, además del Diccionario, ¿cuáles otros documentos necesito?

—BRC: Los códigos idiomáticos de la Real Academia Española y ASALE. Por ejemplo, el Diccionario de la lengua española, la Gramática de la lengua española, la Fonética de la lengua española, el Diccionario panhispánico de dudas, el Diccionario de americanismos, y, de nuestra Academia, el Diccionario de dominicanismos, el Diccionario fraseológico del español dominicano, el Diccionario de refranes, el Diccionario de símbolos y el Diccionario de mística.  

—Winny P.: ¿Con eso basta para colocarlos en el Plan?

—BRC: Debes poner también obras literarias, para cada caso, de autores que escriban en español, dominicanos, hispanos, españoles, filipinos, novoguineanos o judeoespañola.

—Winny P: Otra pregunta respecto a este proceso. Las cinco tareas que usted me enumeró, ¿debo mensualmente ocuparme en una o debo hacer un reporte de las cinco?

—BRC: Debes hacer un reporte de las cinco vertientes cada mes.

—Winny P.: Perfecto.

En cuanto a la estructura del reporte, don Bruno le sugirió a Winny Plasencia que le enviara ejemplos de cómo hacer las susodichas tareas. «Mientras más ejemplos tengo es mucho mejor para mí, así yo tengo un esquema, más o menos, del producto final que se requiere y así trabajo coherentemente», expresó la nueva colaboradora. La joven expresó a Rosario Candelier que hay otros tipos de informaciones administrativas, personales, como seguro médico, entre otras, que ella tiene que reportar. Sobre la cantidad de páginas estipuladas para las cinco tareas —según la inquietud de Plasencia—, don Bruno Rosario Candelier sugirió, según reportes de otras colaboradoras, unas veinte o treinta páginas. «Tú tienes la ventaja de que conoces la lengua española, tienes dominio de la ortografía, que es muy importante. Pero sobre la marcha, cualquier observación te la iré dando», indicó el Director de la Academia.

(Repote de Miguelina Medina para la ADL).

 

ESCRITORES VALORAN EL APORTE DE JOAQUÍN BALAGUER

Santo Domingo, Biblioteca Nacional, 3 de septiembre de 2021

 

Varios académicos de la Academia Dominicana de la Lengua participaron, con otros escritores dominicanos, en el acto «Cena coloquio con Balaguer, el escritor», convocado por el doctor Ángel Lockward y celebrado en honor de este ilustre intelectual dominicano, que fuera Presidente de la República Dominicana, destacado escritor y miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua. Distinguidos escritores formaron parte del panel, entre los cuales fungió como moderador el novelista Avelino Stanley, quien dio la bienvenida a los participantes. Ángel Lockward, el organizador del evento, igualmente fungió como moderador y expresó: «Como todos supondrán, este es un ejercicio de libertad, en consecuencia, los participantes van a exponer las ideas que tienen sobre el tema que tratan, no importa si son partidarios o adversarios del presidente Balaguer. Es un ambiente de libertad en el que cada uno va a expresar su opinión sobre la obra literaria, que es el tema que nos convoca». El esquema del tiempo de este panel fue diseñado para dos rondas de exposiciones: en una «primera ronda los ponentes dispondrán de 3 minutos para una primera intervención, y una segunda ronda otros 3 minutos para cerrar», indicó.

 

Rafael Peralta Romero: «Palabras inaugurales» 

La actividad fue celebrada en la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña.  Su director, Rafael Peralta Romero, pronunció las palabras inaugurales: «Ante todo, agradezco a los distinguidos amigos, Avelino Stanley y Ángel Lockward, y los demás integrantes de esta mesa de discusión, el honor que me conceden de invitarme a esta mesa y al privilegio de dirigir unas palabras inaugurales. Este acto no lo organiza la Biblioteca Nacional, sin embargo, la Biblioteca Nacional se solidariza con él y saluda con corazón jubiloso la celebración, esta iniciativa». Expresó que está de acuerdo en que «hay que rescatar en algún sentido a Joaquín Balaguer como escritor, que será muy difícil separarlo del Joaquín Balaguer político», porque, «de hecho, su obra política, quizás, ha interferido para que su obra como escritor sea menos valorada».

«Joaquín Balaguer fue poeta, ensayista, historiador, biógrafo y un gran orador. A mí, particularmente su prosa, me resulta sumamente atractiva, por la galanura que ella encierra. Hay quienes les gusta su poesía y hay quienes no. Balaguer fue un poeta muy apegado a lo clásico, a lo tradicional, incluso puede decirse que, como poeta fue igual que como político, un poco conservador, poco dispuesto a las innovaciones. Sin embargo, como estadista fue capaz de construir esta Plaza de la Cultura donde nos encontramos: teatro, museos, y la Biblioteca Nacional, que me honro en dirigir», manifestó.

Peralta Romero, miembro numerario de la Academia Dominicana de la Lengua, también saludó a los académicos presentes, a los representantes de diversas fundaciones, entre ellas la Fundación Joaquín Balaguer, al director de la Feria del Libro, entre otras organizaciones y personalidades que estuvieron presentes en el acto. Expresó que «hace unos años, por el año 2006, la Fundación Joaquín Balaguer inició un ciclo de conferencias como escritor». Dijo que «Manuel Mora Serrano pronunció una de esas conferencias en las que dijo una serie de puntos básicos sobre su obra». Terminó sus palabras leyendo un párrafo, «conclusión de la conferencia ofrecida por Mora Serrano» en aquella ocasión, titulada, «¿Ha sido valorado justamente Joaquín Balaguer como literato?» («Eso está publicado por la Fundación Joaquín Balaguer en el año 2006», consignó): «No podemos arribarnos a conclusiones firmes, pero valorar justamente a Joaquín Balaguer en sus distintas facetas intelectuales va a ser misión de generaciones futuras que son las depositarias de la verdad, sin preferencias inmediatas y que fue para quienes, realmente, se hicieron las obras de arte». Agregó: «Nosotros ya comenzamos a ser parte de esas generaciones futuras. Balaguer ahora es un hombre de la historia y para nosotros en este momento es un escritor que merece ponderación y conocimiento de su obra para que sea justamente valorada».

 

Odalís Pérez expuso sobre «Balaguer, el ensayista»  

El académico numerario doctor Odalís Pérez expuso su ponencia bajo el título: «Balaguer, el ensayista». «Mucho se ha hablado del Joaquín Balaguer político —expuso—, pero poco se ha hablado del Joaquín Balaguer historiador, ensayista, crítico y al mismo tiempo memorialista». «Joaquín Balaguer produjo, entre 1934 y 1958, 25 libros de ensayo —consignó—: ensayos literarios, ensayos testimoniales, ensayos poblacionales, ensayos sobre métrica castellana, ensayos sobre crítica de la identidad dominicana». Apuntó que Balaguer «fue el ensayista que primero posicionó la literatura nacional, desde el punto de vista de sus valores universales y al mismo tiempo de sus valores intrínsecos».

«Balaguer, que fue uno de los más grandes conocedores de la literatura dominicana, informaba y trabajaba con el ensayo, pero con el ensayo al óleo clásico, al óleo aristotélico. Todo ensayo de Joaquín Balaguer tenía lo que se llama una introducción, un desarrollo, una conclusión, y al mismo tiempo tenía sus consideraciones: el modelo aristotélico, lo que se llama esa tesis, antítesis y síntesis y, sobre todo, sobre la base de un elemento que era fundamental en su obra, que era la estilística: era la filología y al mismo tiempo la teoría de la historia». Puntualizó que «dentro de esos grandes esbozos, esas semblanzas literarias, Balaguer fue indudablemente un maestro, desde el punto de vista de la escritura y desde el punto de vista de lo que se llama la coherencia de sus ensayos». «Toda su formulación en cuanto al ensayismo literario se hacía en base a párrafos cocidos, bien instituidos y con ideas claras de lo que eran las cardinales de la escritura de un ensayo», destacó Odalís Pérez.

 

León David (Juan José Jimenes Sabater) abordó al «Balaguer orador» 

Juan José Jimenes Sabater, León David, académico de la lengua y Premio Nacional de Literatura, expuso un conciso discurso sobre el «Joaquín Balaguer orador». Agradeció la invitación «para participar en este magnífico y necesario acto, no de cultura solamente, sino de reparación». Expuso que «Balaguer fue un tribuno notable, de verbo levantado, frase enfática, cadenciosa y caldeada expresión».

«Cuatro son a mi juicio las cualidades principales de su oratoria, sin que esto signifique, naturalmente, que no haya muchísimas más de aquellas de las que voy a hablar. Primero está ese manejo feliz y singularmente entramado de las ideas, que asidas unas a las otras como eslabones de una irrompible cadena tornan su decir de una contundencia abrumadora. En segundo lugar, está el uso de un lenguaje alquitarado, noble, culto, de linaje clásico que se explaya en cláusulas amplias y redondas, cuya severa arquitectura y verbal extensión no son óbices, sin embargo, para que se manifieste la claridad, la propiedad y el vigor del pensamiento. En tercer lugar, está la prosa, una prosa cuya prosapia académica y tono magistral, fruto de caudalosos adorno místico y bien digerido erudición, revélase de continuo con la suficiente flexibilidad para adaptarse con acierto al tema tratado y a la perspectiva dialéctica desde la que el asunto referido se aborda. Y cuatro, incuestionada maestría retórica, que se manifiesta en el medido, cuanto eficaz, empleo de figuras como el símil, la antítesis, las apóstrofes, las contraposiciones de palabras, etcétera, que confieren al discurso un fuero y un fulgor, a los que resulta casi imposible resistirse».

Señaló que estos «Atributos, si bien es verdad están presentes de continuo en sus alocuciones, se nos descubren, sobre todo, cuando el orador empuña las armas de la polémica». «Joaquín Balaguer fue, indudablemente, un gran orador», concluyó David.

 

Bruno Rosario Candelier: «Balaguer y su singular dominio de la palabra»  

El director de la Academia Dominicana de la Lengua, doctor Bruno Rosario Candelier, presentó mediante una plataforma audiovisual su discurso en el que señaló: «El doctor Joaquín Balaguer fue un portento de la palabra. De tal manera que su nombraría, su prestigio y su autoridad se debió, justamente, al uso ejemplar de la palabra que él siempre honró con alta categoría intelectual. Naturalmente, eso indica que él, como clásico, Joaquín Balaguer era un clásico, amante de la clasicidad, y en tal virtud cultivaba los valores establecidos de la cultura universal. Él, que tenía una poderosa vocación intelectual, que era un escritor consagrado, naturalmente, desarrolló una alta cultura, de tal manera que él se convirtió en uno de los hombres más cultos de la República Dominicana. Y eso desde su juventud, porque desde que tomó conciencia de la vida, desde que tomó conciencia de la palabra, se dedicó a cultivarse intelectual y estéticamente y de ahí la gran producción literaria que cultivó y que desarrolló. Porque él fue un exégeta literario y esa condición de crítico literario y teórico del arte de la creación verbal fue justamente lo que lo llevó a ser miembro de la Academia Dominicana de la Lengua. Él publicó varios libros, como Historia de la literatura dominicana, Letras dominicanas y Los Carpinteros, donde aborda grandes personajes y creadores del siglo XIX y principios del siglo XX. Y como estudioso de la retórica publicó un edificante libro titulado Métrica castellana que enalteció su aporte creador y también la corporación de la lengua».

«Para ser miembro de la Academia de la Lengua hay que ser un cultor de la palabra, un estudioso de la literatura y, sobre todo, un conocedor profundo del lenguaje. Joaquín Balaguer demostró con alta categoría esas condiciones de su intelecto. Por eso, desde mediados del siglo XX, en la década de los 50, fue nombrado miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua, condición que él enalteció con su alta categoría intelectual, con su formación estética y, sobre todo, con la cuidadosa valoración de la palabra que siempre honró como intelectual, escritor, creador y como crítico literario».

 

Otros escritores, que también formaron parte del panel, expusieron sus ponderaciones sobre el Joaquín Balaguer escritor y su relevante figura pública:     

 

Miguel Franjul, «Un Presidente asequible a la prensa» 

«Fui el único al que él concedió una entrevista de dos horas, antes de asumir el poder, en transición, para hablar de todos sus planes. Luego ya, como director del periódico La Información, también me tocó conversar con él y entrevistarlo, sobre su experiencia, en ese diario centenario de Santiago. Y también lo hice desde el periódico La Nación y posteriormente desde el Listín Diario». Concluyó expresando que «el presidente Balaguer fue siempre un hombre asequible a la prensa, inclusive en los períodos más duros, como el de los 12 años, donde nunca esquivó el contacto con la prensa. Yo creo que fue un político y un presidente muy comunicativo con la prensa y, por ende, con todo el país».

 

Cándido Gerón habló sobre «El poeta Balaguer»                      

El crítico de arte, historiador y académico de la lengua, Cándido Gerón, participó en el evento, donde apuntó: «El poeta Balaguer, así es como yo lo veo, no Balaguer poeta, sino el poeta Balaguer» fue un valioso creador. Afirmó que «La política sepultó al poeta Joaquín Balaguer, sin embargo, de los géneros que cultivó, la poesía fue su fuente fundamental de inspiración». Explicó que «Dar una impresión de su obra poética suscita polémica porque sus adversarios nunca lo van a considerar como poeta, sino de político arbitrario».

«Pero sucede que una cosa es el poeta y otra el ejercicio del poder. Quien no separa al poeta de las iniquidades sociales y de las tendencias serviciada de la política, tampoco podrá valorarlo como extraordinario tribuno, filólogo de primera línea, ensayista y escritor de gran calado, como se demuestra en sus libros, Apuntes para una historia prosódica de la métrica castellana, El centinela de la frontera, La palabra encadenada, Los carpinteros, Heredia, verbo de la libertad…». «Balaguer fue un poeta intimista, amoroso, erótico y social. Se inició en la creación poética a partir de su primer libro, Salmos Paganos, publicado cuando apenas tenía 16 años de edad, es decir, en 1922», dijo Cándido Gerón.

 

José Chez Checo abordó el tema «La historiografía de Balaguer» 

El presidente de la Academia Dominicana de la Historia, José Chez Chero, también pronunció su discurso mediante una grabación audiovisual. Previamente en el mismo video, a través de una voz en off, se consignó que «Joaquín Balaguer ingresó a la Academia de la Historia el 14 de noviembre de 1954, año previo a la celebración de la Feria de la Paz, en sustitución de Julio Ortega Frier, y el discurso de recepción estuvo a cargo de don Ramón Emilio Jiménez quien ponderó sus condiciones cívicas e intelectuales».

Hizo constar Chez Checo, que «Ya el doctor Balaguer había escrito, para 1954, obras como Tebaida lírica, Azul en los charcos, Letras dominicanas, Literatura dominicana, La política demográfica de Trujillo, La realidad dominicana, La política internacional de Trujillo, En torno a un pretendido vicio prosódico, Los poetas hispanoamericanos, El tratado Trujillo-Hull y la liberación financiera de la Republica, Los próceres escritores, Semblanzas literarias, Apuntes para una historia prosódica de la métrica castellana y El Cristo de la libertad». Explicó que «la historiografía dominicana estuvo permeada por las ideas de los dos historiadores dominicanos fundacionales como son Antonio del Monte y Tejeda y José Gabriel García, denominado el Padre de la Historia Dominicana». «Después de esos dos grandes historiadores fundacionales vino una camada de documentalistas, entre ellos Apolinar Tejera, Máximo Coiscou Henríquez, fray Cipriano de Lutrera, J. Marino Incháustegui, Emilio Rodríguez Demorizi, Vetilio Alfau Durán, y César Herrera. La historiografía que tuvo predominando durante la era, fue una historiografía que tenía por finalidad, o la explicación de la historia dominicana a través del advenimiento de ese hombre, llamado Providencial, que fue Rafael Trujillo, o justificativa de ese régimen».

«La producción historiográfica de Balaguer debe dividirse en dos grandes períodos: La historiografía que produjo en el período de la Era de Trujillo, 1930-1961, y la historiografía que escribió posterior, como fue La marcha hacia el Capitolio, La palabra encadenada, La isla al revés, Memorias de un cortesano de la Era de Trujillo y Los carpinteros, una novela histórica, por mencionar algunas obras», explicó José Chez Checo.

   En el panel hubo una canción interpretada por cantautor dominicano Cheo Zorrilla, inspirado en el poema de Joaquín Balaguer, «Amor tardío». 

Acompañado de su guitarra, Zorrilla deleitó entonando el poema musicalizado cuyas letras fueron leídas emotivamente por Ángel Lockward:

 

«Fuiste mi último amor, amor tardío 

última llama que en el pecho arde 

última flor en el erial vacío 

última luz al expirar la tarde. 

 

Amor que se avergüenza de sí mismo, 

que el alma nunca a confesar se atreve, 

que pasa con rubor sobre el abismo 

que separa la llama de la nieve. 

                                                                                                        

Amé con ilusión tus veinte abriles 

pero en mi vida, que sin luz fenece, 

ya no hay arranques de pasión febriles 

el sol que te ofrecí, no resplandece 

y mi amor, en tus huertos juveniles, 

es ya, como un rosal que no florece». 

 

 La escritora Ibeth Guzmán participó con el tema «La narrativa de Balaguer» 

«Estamos muy complacidos de que llegara la invitación a través de la vía institucional —expresó— y, pues, no solamente voy a hablar como académica, como intelectual, como escritora, sino también como la directora de la Escuela de Lenguas de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra». Dijo que el Balaguer escritor lo conoció «primero por sus libros que en persona». Evocó los momentos en el librero de su papá, cuando era niña, en donde encontró por primera vez la novela Los carpinteros, libro que justamente iba a comentar hoy. Y explicó Los carpinteros: «Las fronteras entre un narrador culto y un intelectual que cuenta son a veces difusas —señaló—. El predominio de uno sobre otro es siempre una cacería entretenida para el lector. Así el que gane, al final, se alzará con la notable insignia y el mérito del lector crítico de decir: “es más un narrador que un intelectual o viceversa”».

Explicó la doctora Ibeth Guzmán que en Los carpinteros “convergen todas las venas creativas del autor: la poesía, el ensayo y la narrativa”. Dijo que «una propuesta de lectura es mirar tres grandes aspectos que están inmersos en esta narración: El primero es la visión de la mujer en Balaguer, cómo está planteada, cómo describe al género femenino; la visión del personaje haitiano y la visión de Haití; la visión de la dominicanidad y sus razonamientos y justificaciones históricas». Un cuarto aspecto a mirar en esta obra, descrito por la profesora, es «el Balaguer fraterno que está aquí en este libro, sobre todo, en el capítulo donde relata que “un padre tiene que perdonar la muerte de su hijo”»: «Es uno de los capítulos donde se desborda una humanidad y un amor fraterno nunca visto por mí en la obra de Joaquín Balaguer». Ibeth Guzmán propuso una «quinta lectura a la obra de Balaguer: mirarla a través de la vida de Héctor Corporán. La narración empieza con este personaje siendo a penas ‘un joven de fuerte personalidad, visible, no obstante, sus pocos años’, esto es en la página 34. Y termina en la penúltima página con este Héctor que les voy a citar a continuación: ‘Héctor se apresuraría a abrir, todavía en paños menores, sin más preámbulos recibió un golpe en la cabeza propinaba por uno de sus esbirros’. Por ahí, por la vida de Héctor Corporán, pasan 44 años de historia dominicana hilada por un personaje inteligente, valiente, y por qué no, víctima de los estragos de una dominicanidad, que no podía expresar en la política, con libertad ni garantías».

 

   El escritor Nan Chevalier, al hablar de Grecia eterna y España infinita, que Balaguer escribió en su vida productiva, según apuntara Lockward, manifestó: 

    «Creo que Bruno Rosario Candelier hizo alusión, hace un momento, también León David, precisamente, a esa clasicidad que obsesiona, de algún modo, a Joaquín Balaguer. Y precisamente en un libro como Grecia eterna, se puede notar, y se pueden notar algunos rasgos de su poética, para decirlo de ese modo. En Grecia eterna —“lo mismo aplica para el libro sobre España, porque es de algún modo un hispanista”— él siente, si se puede decir así, una nostalgia por el pasado. Creo que en el Balaguer persona, el Balaguer escritor, hay esa nostalgia por la perfección, que él entiende que hay en la literatura griega».

«Y en ese libro está también la figura del profesor, pero el profesor que habla sobre Homero con una visión crítica y que se nota que está al tanto de las discusiones al momento, de ese momento. Por ejemplo, la clásica discusión ya de si Homero es quien escribe o no los dos textos, y Balaguer se inclina por la idea de que los dos textos son… ¡La vieja discusión aquella de la diferencia de algunos temas entre la Ilíada y la Odisea!».

«¿Qué yo encuentro en ese Balaguer, en el aspecto de su poética, de su visión como escritor? Además de una sintaxis elegante, nunca barroca, un humor que exige de cierta referencialidad. O sea, para comprender bien estos textos de Balaguer y apreciar al escritor, hay que tener en cuenta esa referencialidad. También cuando se refiere a un aspecto que mencionó Ibeth sobre la mujer. Si alguien quiere buscar la idea de la mujer que tiene Balaguer que lea en ese libro su referencia a Safo, a la Poeta. Balaguer explica muy bien las implicaciones de esta poeta y todo ese mal decir que hubo, y que todavía se sostiene, sobre su propia personalidad. Se refiere, y a mí me encanta, cuando alude a los tres grandes trágicos griegos. Y, por supuesto, exalta especialmente a Sófocles por Edipo Rey, que se tiene casi como la perfección formal de la tragedia. En fin, es lo que más me impresiona de esa visión sobre la historia y del Balaguer escritor, escritor conectado con la idea del profesor», consignó.

 

—Avelino Stanley (al presentar a la escritora Elizabeth Balaguer) dijo: «Bruno Rosario Candelier, en su intervención, acaba de hablar de una Historia de la literatura dominicana. Para que se tenga una idea de lo que son los libros de textos en estos momentos: esa Historia de la literatura dominicana, que fue Premio Nacional de Obras Didácticas en el año 56, no solamente fue Premio de Didáctica y no solo fue un libro de texto durante los años 60, 70 y los 80, sino que los que investigamos en estos tiempos, nos damos cuenta que en muchas ocasiones los autores de toda América Latina, esa es la obra que están citando como referencia de la literatura dominicana».

 

Elisabeth Balaguer, «Historia de la literatura dominicana, de Balaguer» 

Luego de la presentación de Avelino Stanley la escritora Elizabeth Balaguer comentó, mediante una plataforma audiovisual, la obra de Balaguer Historia de la literatura dominicana: Expuso que «La historia de la literatura dominicana, de la autoría de Joaquín Balaguer, es un material histórico y cronológico que nos lleva a través de sus páginas desde los inicios del descubrimiento, en 1492, hasta la contemporaneidad de la literatura dominicana». Señaló que «El uso adecuado de esta obra puede dar lugar a que el estudiante desarrolle su vertiente creativa en la construcción inicial de conocimientos sobre la historia de la literatura dominicana». Destacó que «Esta obra está escrita en un lenguaje claro y preciso, lo cual facilitaría al maestro en su función de motivador para la enseñanza de la literatura en el aula». «Con esto quiero agregar que el texto en sí está íntimamente vinculado con la identidad cultural, la identidad nacional —“llámese patriotismo”—, y el contexto histórico-literario dominicano», puntualizó Elizabeth Balaguer.

 

Marino Berigüete, «Balaguer, el poeta filosófico» 

El narrador Marino Berigüete expresó que «Este poeta escribió sus primeros libros, como bien señala el poeta Cándido Gerón, a los 16 años. Los libros de versos escritos, para esa edad temprana, fueron, como él señaló, Claro de lunaSalmo pagano y Tebaida lírica. En esa época nunca pensó lo que el tiempo le tenía guardado»: «Me quedo con ese joven, que escribía poesía a la luz de una vela de cera. Y ahí en sus versos encontramos, realmente, sus orígenes, su vocación literaria, sus primeros gustos en la poética filosófica, como una forma de mirar la vida y de filosofar el mundo, influenciado entonces por José Enrique Rodó, poeta uruguayo creador del arielismo; Juan María Montalvo, poeta y ensayista ecuatoriano; José Martí, Rubén Darío, y hasta su despedida escribió el poema «Amor tardío». Yo me quedo con ese filosófico».  «La poesía de Balaguer fue una respuesta a su propio mundo —añadió—. Podemos encontrar en sus propios textos, en sus poemas, como fuente principal (“y esperamos que podamos reanudar hoy en día, una nueva visión en este evento, sobre el Balaguer filosófico”) tal y como dice Platón cuando dice: ‘Quien habla de propiedad de la obra de los poetas, recibe su fuerza de convencimiento de su obra’. Puntualizó Berigüete que «Balaguer llegó primero a la literatura a través de la poesía, y poetizando sus matices de su propia vida encontramos en Balaguer un hombre que reflexionó sobre su propia vida cuando escribió a su patria, a su hogar, a su tierra, a su caballo, a sus perros, y hasta ese “Amor tardío”».  «¡Finalmente empezamos a caminar por la senda de la justicia literaria, de ese escritor, al cual muchos escritores van y redescubren y generan diálogos precisos! Pero no me voy a ir sin leer en esta ponencia tan breve, un soneto perfecto que Balaguer hizo en su Salmos paganos. Balaguer le escribe a don Quijote:

 

“Vencido don Quijote en la pelea 

terminó con su andanza a su locura 

y entonces regresó con más cordura 

a la quietud de su gloria, de su aldea. 

 

Olvidó a su divina Dulcinea 

y cesó para siempre su aventura 

de caballero andante que murmura 

la epopeya eterna de su odisea. 

 

Don Quijote ha olvidado sus andanzas 

y tan solo nos queda esperanza 

de que regrese en su doncel al trote. 

 

Y esperando que vuelva a su locura 

las edades maldicen la cordura 

de nuestro eterno y pasional don Quijote”».

 

—Ángel Lockward: «Señores, los panelistas son escritores, todos han publicado, la mayoría varios libros, algunos muchos; más de la mitad son Premio Nacional de Literatura o son Premio de Literatura por género; la mayoría son académicos; pero Balaguer fue académico siempre y fue maestro desde la Normal en Santiago, hasta la Universidad de Santo Domingo.  Vamos a oír qué experiencia puede haber recogido el decano Augusto Bravo sobre el Balaguer maestro».

 

   «Balaguer el maestro», según Augusto Bravo:  «De esta constelación de exposiciones no cabe dudas que Balaguer reunía todas las condiciones para el ejercicio de la docencia y, sobre todo, en el contexto histórico cuando, para formar parte del staff de profesores de esa prestigiosa Institución, tenía que cumplir cabalmente con el perfil. Así demuestra el cuerpo profesoral de todas las facultades que operaban, en ese momento, en la Universidad de Santo Domingo. Y, sin lugar a dudas, el catedrático Balaguer poseía esas condiciones. Hemos querido rastrear testimonios de sus discípulos que dan ejemplo de que era un catedrático que en verdad deslumbró a todos sus alumnos, a través de sus exposiciones y de sus apuntes en la Facultad de Derecho. Eso no hay que discutirlo, no hay que polemizarlo, porque se saben esas competencias».

«Sin embargo, como todo lo que acontece con esta estelar figura, siempre hay un elemento de polémica y se trata justamente de su salida de la Universidad, que es el tema que siempre viene a colación y que siempre se discute. Y es de que, si fue suspendido o expulsado. Y se conoce que fue una suspensión como está en la Resolución 4, del 10 de enero de 1962, por el entonces Consejo Universitario Provisional y su rector Castaños Espaillat. La resolución habla, justamente, de su expulsión en el ejercicio como Presidente de la República, no como catedrático funcional. Por eso es importante estudiar y analizar ese elemento: de un lado están los que establecen su expulsión. Otros, sin embargo, hablan del ejercicio académico, que hay que separarlo. Al final, llama la atención poderosamente su ejercicio académico». «Hasta ahora no tengo testimonio escrito ni oral de que no fuera un profesor que no tuviese la competencia para ejercer la cátedra universitaria —apuntó—. De ahí que, tal vez sea una de las facetas menos ponderadas o estudiadas científicamente, o con datos históricos, para dilucidar su permanencia como catedrático y como profesor, tanto de otros niveles: primario, secundario y universitario». El señor Augusto Bravo concluyo señalando que «Hay que resaltar la importancia que debe de tener su cátedra, sus apuntes… Se debe investigar para publicar esa nota importante en el contexto de que en esa época los profesores preparaban la docencia, eran cátedras que se establecían. De ahí que está ese tema pendiente, que se debe estudiar y de investigar para ilustrar a la sociedad dominicana acerca de figuras sobresalientes de nuestra historia».

 

—«¿Cómo abordaba Balaguer la crítica literaria?», preguntó Avelino Stanley: «En 1941, Joaquín Balaguer publicó un libro que poco se ha leído aquí en República Dominicana. Más se leyó en Colombia, en Argentina y otros países de América Latina. Y es el titulado Azul en los charcos. Un libro eminentemente basado en el modernismo y la crítica de Darío a la realidad latinoamericana. Pero que también él concentró ensayos de gran valor. Por ejemplo, un ensayo sobre Federico Bermúdez; un ensayo sobre Hostos; un ensayo sobre Ramón Marrero Aristy, que casi nadie se ha referido, porque como figura que ha generado una controversia posdictadura es importante saber que Balaguer era un ministro plenipotenciario en Colombia, y publicó este libro, como la mayoría de sus libros, entre Colombia, Cuba, Buenos Aires y España. En ese sentido hay un estudio de José Ramón López como ensayista. Y el que recuerdo con más viva elocuencia es el relativo a Federico Bermúdez, un libro como Los humildes, que él situó críticamente y, realmente, instituyó una manera de ver a este poeta de los humildes, como dice: “Los del montón salidos”, que realmente es un ensayo prototípico en su obra. Pero sobresale también un ensayo como el prólogo a las obras completas de Salomé Ureña de Henríquez, que es uno de los mejores ensayos sobre esta poetisa. Realmente es un ensayo que encabeza y que se tiene que tener como libro de cabecera al momento de caracterizar la obra de Salomé Ureña de Henríquez», respondió el maestro Odalís Pérez.

 

   Otros escritores expusieron su opinión en este panel: Luis Santos, Osiris Madera, Pedro Antonio Valdez, Juan Inirio Hernández, Israel Pérez y Joan Ferrer Rodríguez, quienes consignaron sus pareceres en torno a la obra del consagrado escritor Joaquín Balaguer Ricardo.

 

«Palabras de cierre» de Joaquín Ricardo 

Las palabras de cierre estuvieron a cargo de Joaquín Ricardo, pariente del homenajeado. Inició leyendo algunas palabras de Manuel Mora Serrano a las obras selectas del doctor Balaguer que se publicaron en el año 2006»: «…A mucha gente se le hace difícil separar al hombre del escritor. Resulta, entonces, desconcertante que un autor que se preocupaba por enseñarle al pueblo a pensar con altura, a escribir mejor, a dominar el arte del verso y de la oratoria, desvelando sus vastos conocimientos universales como hombre culto y enterado para nutrir culturalmente a las masas de sus posibles lectores, venga a ser poco menos que un desconocido para su propia grey… Ha llegado la hora de repetir que Joaquín Balaguer el hombre, ha vuelto; que el escritor Joaquín Balaguer nació el mismo día en que el ser carnal murió, y se trata de una persona completamente distinta; que lo que se tiene en las manos es simplemente un texto, la cosa más mansa del universo, la palabra escrita, el legado espiritual, que nada o muy poco tiene que ver con el individuo que se vio afectado por el vendaval en la política».     

Y concluyó expresando: «Pensándolo así, solo me resta confesar que encuentros como este —“y estas son mis palabras”—, en el que se exponen ideas y consideraciones de manera abierta y democrática acerca del polifacético escritor, como ensayista, narrador, novelista, biógrafo y poeta, afianzan en mí el criterio de que lenta, pero sostenida e inexorablemente, está llegando la hora, como en cierto modo dijo el escritor León David, está llegando la hora de la reivindicación literaria de Joaquín Balaguer. Muchas gracias por la invitación. Muchas gracias por haber escuchado mis palabras. Y muchas gracias por todo lo que ustedes expusieron esta noche».

   La canción «Lucía» al cierre del video: La canción “Lucía”, de Joaquín Balaguer, fue incluida al cierre del panel. Estuvo interpretada por el artista dominicano Fernando Casado, miembro correspondiente de la ADL, acompañado de guitarras, y luego sublimemente escenificada por una hermosa bailarina, en una versión instrumental:

  

«Tan lánguido, tan leve y tan sublime, 

cual de la luz el tímido temblor 

es su pie que parece cuando oprime 

que no tiene más peso que una flor. 

 

En una flor debió de haber nacido, 

y a veces se diría que su piel 

es un velo traslúcido tendido 

sobre su fino cuerpo de clavel. 

 

Y a través de su carne transparente, 

como a través de un vaso de cristal 

se mira dilatarse la corriente 

de su sangre de púrpura ducal». 

 

Transcripción de Miguelina Medina