Coroto, chiripeo

Por Roberto E. Guzmán

 

COROTO

“La empresa D. C. con su marca COROTOS…”

La voz coroto fue incorporada al Diccionario de la lengua española en la edición del año 1992. En ese año aniversario de la llegada de los europeos al Nuevo Mundo se integraron muchas voces que estaban en “sala de espera”. Algunas de estas voces llevaban largos (muchos) años esperando por esta consagración. Con anterioridad a ese año la palabra incorporada al lexicón mayor era corotos, nombre masculino plural.

Esta voz se incluye en estos comentarios porque se usa en el habla de los dominicanos. Es una voz de todos los días. De esto es fácil dar fe.

El diccionario mencionado más arriba solo hace referencia a dos países en los cuales se conoce la voz el título. Esto en la última edición del citado lexicón. Es triste que no se haya incorporado el nombre de otros países donde también se usa la voz estudiada aquí.

Por fortuna el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española ha subsanado la omisión o las omisiones del lexicón mayor de la lengua española.

La voz coroto tiene un origen interesante que muchas personas desconocen. Algunos tratadistas prefieren escribir que es de origen incierto, pero otros se arriesgan a afirmar que procede del quechua koróta, que vale en esa lengua para decir testículos. Sería interesante poder trazar el itinerario completo de la voz, pues no obstante lo ya consignado, hay quien especula que podría proceder “quizá del caribe”.

No se sabe a qué atribuir la omisión de la mención de los dominicanos entre los que utilizan la palabra del título en los diccionarios publicados por la corporación madrileña de la lengua española. Ausencia que no se justifica porque muchos tratadistas de las voces americanas habían incluido a los hablantes dominicanos entre quienes usaban la palabra coroto.

Sería un acto de mezquindad regatearle la primacía en la diseminación de la palabra coroto a los venezolanos. Se usa el término primacía porque fueron los venezolanos quienes impulsaron en América el empleo de la voz coroto.

El coroto dominicano no tuvo su origen como el venezolano en un recipiente hecho de la corteza de un fruto de cuyo interior ha sido retirado el contenido. Como “escudilla o recipiente indígena” lo describe D. Ángel Rosenblat, Buenas y malas palabras (1974-IV-112). D. Ángel expresa, “En el coroto cabe el universo entero”. (1974-I-168). El coroto dominicano se creó singularizando el “corotos” mencionado. En algunos casos el empleo de la voz coroto deja traslucir un dejo despectivo, pues son objetos sometidos a mucho uso, o porque, son de escaso valor.

En el habla dominicana entró con el valor de “trastos, cachivaches”. Más adelante cuando se aceptó el plural se hizo para hacer referencia al “conjunto de objetos de uso personal o doméstico”. En el habla cotidiana si se evita mencionar o detallar los nombres de los objetos a que se alude, se recurre a la voz coroto. Las acepciones citadas constan en el Diccionario del español dominicano (2013:216).

No puede pasarse por alto que la voz coroto entró a formar parte del léxico de los canarios, a pesar de que no es de uso generalizado en todas las islas. El uso aparece documentado en el Tesoro léxico canario-americano (2010:349).

En el español dominicano “corotos” como voz utilizada en el español dominicano está reconocida desde por lo menos el año 1940 y su uso fue recogido en los lexicones de voces americanas.

Es interesante, además, recordar las voces que algunos países han creado para los trastos y trebejos. A seguidas se enumeran algunas, sin ánimo de que esta lista sea exhaustiva, tiliches, maritates, triquis, corotada, cachivaches. Algunas de estas voces se han integrado al español de otros países, aunque tuvieron su origen en un solo país.

 

CHIRIPEO

“… comenzó a vender bosquejos de ropas a revistas de moda, CHIRIPEO que…”

La chiripa dominicana ha producido descendencia. Esto así porque se presume que la primera voz que surgió en el habla dominicana de esta familia fue chiripa. Todas las voces que pertenecen a esta familia son muy bien empleadas por el hablante de español dominicano porque muchas de las personas que “conjugan” el verbo chiripear pertenecen al “sector informal” de la economía.

La chiripa es un trabajo extra remunerado; también designa una “ganancia pequeña”. Como trabajo es un empleo modesto de pocas horas. Todo lo anterior corresponde al concepto en el español dominicano.

Como es fácil de deducir de lo anterior, el verbo chiripear consiste en la acción de realizar trabajos ocasionales de poca importancia o escasa remuneración.

El producto de la acción de chiripear se conoce con el nombre de chiripeo que no es otra cosa que la realización de trabajos ocasionales o de poca importancia y de escasa remuneración.

La persona que efectúa el tipo de trabajo descrito más arriba es el chiripero, que se caracteriza por ser la persona que no tiene trabajo ni sueldo fijo y se dedica a realizar los trabajos mencionados por luna remuneración de poca monta.

La voz chiripa no es exclusiva del habla de los dominicanos. Los puertorriqueños la emplean también. El verbo citado más arriba de la misma familia es de uso en Puerto Rico. La acción realizada, efecto o producto, de acuerdo con lo que se ha conseguido pertenece solo al habla de los dominicanos. La persona que se ocupa de desempeñar chiripas, chiripero, es de conocimiento de los dominicanos y los puertorriqueños.

En el español americano hay otras chiripas que no tienen relación algunas con los vocablos y actividades que se han estudiado aquí.

Barrancón, chivoloquismo, enchumbar(se)

Por Roberto E. Guzmán

BARRANCÓN

“… que había llegado el momento de controlar la canalla hacinada en los BARRANCONES…”

Para un hablante advertido de español dominicano no debe producir sorpresa de que exista un barrancón con su propia definición, que se parece, pero no es igual al barracón. Eso que acaba de enunciarse se desgajará más abajo para aquellos que no han tenido la oportunidad de captar la diferencia.

La acepción que registra el diccionario de la docta corporación madrileña de la lengua para barracón es bastante general. Hay en ella una descripción del tipo de construcción que caracteriza el barracón, “edificio rectangular de una planta”, de “materiales ligeros”. Luego pasa al propósito de este, “para albergar tropa, prisioneros u otros grupos de personas”.

A través de la historia algo que ha podido comprobarse es esto, cuando algo se usa para más del primer fin para el cual se creó, a la acepción se le añade una ¿coletilla? parecida a la que se lee al final de la acepción, “u otros grupos de personas”. Palabras estas que son más “potables” que etc., que fue de uso durante largo tiempo en algunos diccionarios.

Con respecto al barrancón que apareció en América es posible que su formación tenga algo que ver con la palabra barranca, que es la forma en que los hablantes de español dominicano se refieren al barranco, es decir, mutándole el género. Llega el hablante a este cambio de género quizás pensando que pendiente es femenino, por consiguiente, barranco deber serlo también.

En los textos de historia puede leerse que los barrancones sirvieron de viviendas comunes, primero para la mano de obra esclava, luego para los extranjeros contratados mediante contrato de adhesión y en algunos países sirvieron también para alojar aborígenes. Estos barrancones desde el principio se construyeron en las fincas (haciendas) azucareras.

En el español dominicano el barrancón perteneció primero al batey azucarero, donde estos no poseían en su interior agua corriente, cuarto de aseo ni cocina. Algunas de estas dependencias se incorporaron más adelante, sin que ello les cambiara el nombre.

El autor de estas reflexiones acerca del español dominicano piensa que la voz barrancón, con esa letra ene /n/ añadida, reúne suficientes características propias para merecer tratamiento aparte.

 

CHIVOLOQUISMO

“El CHIVOLOQUISMO es un término propio de la cultura dominicana para referirse a la mala costumbre…”

El chivoloco es un personaje cotidiano dominicano. Esta persona es quien efectúa las acciones que se consideran chivoloquismo. Para poder llegar a explicar el chivoloquismo hay que expresar con precisión y exactitud qué tipo de individuo es el chivoloco.

El sujeto del chivoloquismo es aquel que observa la conducta de que no entiende lo que sucede a su alrededor. Es la persona cuyo comportamiento y actitud no aparece justificada para el resto del mundo. En muchas ocasiones el chivoloco simula que nada le afecta o que no comprende. Es una pose que le permite no sentirse concernido por los acontecimientos.

El chivoloquismo explicado como el proceder o costumbre del chivoloco es una filosofía de vida para algunos irresponsables, pues su actuación se guía por la inconsistencia o falta de cohesión de principios que orienten sus decisiones.

Como consecuencia de la caracterización expuesta, el chivoloco puede cambiar de postura en cualquier momento, pues su modo de operación generalmente consiste en evitar involucrarse en algo de manera duradera.

Las andanzas del chivoloco son tan bien conocidas en el habla de los dominicanos que hubo un vicepresidente que decía que procedía de un “revolcadero de burros” que llamaba a los chivolocos en su forma elegante de expresarse, “caprinos dementes”.

El chivo es un animal que ha servido para formar muchas locuciones en el habla dominicana. Son tantas que se elige no mencionarlas para no alargar esta intervención.

 

ENCHUMBAR(SE)

“… y los pones como pollos ENCHUMBADOS…”

El verbo del título desempeña diferentes funciones en el habla de los dominicanos. En el ambiente del automovilismo, en la cocina, sobre las personas o sobre el terreno. Más abajo se leerá el detalle de lo esbozado. Además, se mencionarán los otros países en cuyas hablas se utiliza también este verbo.

A pesar de las pesquisas que han llevado a cabo los etimólogos, no han podido desentrañar el origen cierto de este verbo; y si lo han descifrado, no han podido convencer a todos en el seno de las Academias de la Lengua.

Parece que el verbo tiene relación cierta con el portugués, lengua en la que chumbo es plomo. Por esto en Argentina, limítrofe con Brasil, se usa la voz portuguesa para mencionar el revólver, la bala (proyectil) y el balazo. En Uruguay vale también para pistola, revólver. No es sorprendente esto si se piensa que en español internacional se usa plomo para proyectil.

En México, Panamá, Uruguay y Venezuela se usa el verbo enchumbar para “ensopar, empapar de agua”. En Venezuela se utiliza el verbo en el vocabulario culinario para absorber grasa o aceite una fritura. Esto es lo que aparece en el Diccionario de la lengua española de la Asociación de Academias.

Como era de esperarse el Diccionario de americanismos de la antes citada asociación fue más preciso. En ese lexicón aparece la República Dominicana junto con el sudeste de México, Cuba y Venezuela para el verbo estudiado con el sentido de “empapar en exceso algo”. Para esas hablas en funciones de verbo intransitivo pronominal vale para “empaparse en exceso algo o alguien con un líquido, especialmente con agua”.

En el campo del automovilismo en República Dominicana y Venezuela se usa el verbo en cuestión para expresar “Llenarse de aceite las bujías del motor de un vehículo”.

En el habla de Republica Dominicana, así como en el de algunas partes de Canarias se usa el verbo pronominal para transmitir la idea de, “Encharcarse la tierra con el agua de lluvia”. En realidad, en el español dominicano puede el terreno enchumbarse con cualquier líquido, no solo con el agua de lluvia.

El verbo examinado en esta sección parece que se consignó por primera vez en el diccionario oficial de la lengua en la edición del año 2001.

El Tesoro léxico canario-americano (2010:439) incluye a Colombia y Puerto Rico en la lista de países o hablas en donde se usa el verbo. Ese Tesoro incluye un uso conocido en Cuba y República Dominicana, “Empapar algo, especialmente un dulce, con una sustancia líquida”. En el habla de los dominicanos hay varios tipos de dulces que se enchumban en almíbar. Es una pena que casi no se use en sentido figurado.

Despepitar, guabinoso

Por Roberto E. Guzmán

DESPEPITAR

“Lo hizo para colocar en su puesto de maestra a una jovencita del poblado que había DESPEPITADO”.

Es natural que algunas palabras circulen más que otras. Una de las razones para que esto sea así puede provenir del origen de algunos de estas voces. Algunas de ellas cargan un fardo de censura muy pesado por su origen.

En el caso del verbo del título al usarlo el hablante pensó que era menos ofensivo que los otros que circulan en medios restringidos por la moral y las buenas costumbres. No se percataban de que este verbo de todas formas aludía a una parte pudenda de la anatomía de la mujer.

No hay que tomar el verbo despepitar en su sentido derecho. Es una forma de dar a entender que un hombre ha dispuesto de la virginidad de una mujer. Este tipo de acción o resultado de esta se conoce en las hablas de diferentes maneras. Algunas más crudas que otras.

El uso dependerá, al final, del medio en que se emplee. Los hombres jóvenes desafortunadamente piensan que mientras más soez es la voz empleada, más valor tiene para transmitir el mensaje.

No hay lugar a sorpresa si algunos hablantes de español dominicano no pueden reconocer todas las voces vernáculas. Es imposible que haya alguien que esté en capacidad de recordarlas todas.

Después de leer lo que antecede, es fácil saber que este verbo del título tiene estrecha relación con la voz pepita, que para muchas personas en diferentes hablas es el clítoris.

 

GUABINOSO

“… un libro GUABINOSO, taimado, condescendiente…”

Hace largo tiempo que los dominicanos conocen un pez por el nombre guabina. El nombre es internacional, consta en el Diccionario de la lengua española de la Asociación de Academias de la Lengua Española.

Es un pez de agua dulce, más aún, de río; así lo consigna el diccionario recién mencionado. En la descripción que esa corporación hace del pez está la clave del uso de guabinoso.

Como puede deducirse de la introducción de este tema, el objetivo de esta sección es centrar la exposición sobre el pez sin dejar fuera las palabras derivadas. Además, se revisarán las palabras derivadas del nombre del pez, al tiempo que se mencionarán los países en los que se usan. No faltará aquí una revisión al origen de la palabra.

El diccionario mencionado más arriba asienta además de la descripción del pez el sustantivo guabina aplicado a la, “Persona que, interesadamente y con frecuencia, cambia de parecer o filiación política, o que se abstiene de tomar partido”. Califica de despectivo el nombre aplicado a una persona y escribe que es de uso en Cuba.

Según parece el pez en cuestión era difícil de capturar o de manipular; esta propiedad fue la que sirvió de base para que se aplicara su nombre a la persona que se caracterizó más arriba. Hay que tener en cuenta que guabina (guavina) es un género, por lo tanto, existen diferentes especies.

En Puerto Rico y Venezuela la locución adjetiva “más resbaloso que la guabina” es aquella, “hábil para salir airosa de cualquier situación”. Ha de tenerse en cuenta que no se la considera despectiva. Por tanto, la locución subió de categoría.

En los usos indicados más arriba se encuentra el germen del adjetivo guabinoso de uso en varios países americanos.

Ya a principios del siglo XX D. Augusto Malaret recoge no solo el nombre del pez, tal como lo hizo antes Esteban Pichardo. Además, produce la frase que se transcribió más arriba. Diccionario de provincialismos de Puerto Rico (191917:81). Ambos autores cuyos nombres figuran aquí reconocen el origen americano del nombre del animal. Diccionario casi razonado de vozes y frases cubanas (1936:285).

En el año 1921 Constantino Suárez entra en una interesante explicación del uso de guabina aplicado a una persona, “Dícese a la persona que procura congraciarse con todo el mundo, aplaudiendo todas las opiniones por encontradas que sean, sin sentir entusiasmo por ninguna”. Más importante aún, escribe que se han derivado de esta voz “guabinear, guabineo y guabineador”. Vocabulario cubano (1921:254).

En Cuba se ha continuado con el uso de guabinear en tanto “abstenerse una persona, por conveniencia, de tomar partido entre bandos con opiniones contrarias, especialmente en política”. De allí que el guabineo sea la actitud o comportamiento del que guabinea. Diccionario ejemplificado del español de Cuba (2016-II-23-24).

En Venezuela es el país que el Diccionario de americanismos (2010) mienta como el único en que se emplea la voz guabinoso para, “Persona que evita tomar decisiones o enfrentar una responsabilidad”. “Escurridizo” es como D. Ángel Rosenblat define al guabinoso al estudiar las voces del español de Venezuela. Buenas y malas palabras (1974-IV-123).

En el último país mencionado, el uso de guabinear, guabineo y guabinoso ha continuado. A la cualidad que implica ser guabinoso se ha añadido la precisión “evadiéndose constantemente de ellas”; se refiere a evitar situación difícil, comprometedora, o responsabilidad. Diccionario del habla actual de Venezuela (1994:257).

El Diccionario de venezolanismos (1983-I-486) introdujo algunos matices a guabinear que deben retenerse, “No definirse y evadir circunstancias con astucia para evitar tomar posición o partido”. Ha de resaltarse el rasgo, “con astucia”. De nuevo cuando trata el adjetivo guabinoso recurre al término “escurridizo” de Rosenblat y agrega, persona “lista, astuta”.

La palabra aborigen guabina aparece por primera vez de la pluma de Las Casas, en tanto pez hallado en La Española. Deja entrever que era un alimento preferido y saludable. De la misma forma que procedió este autor con respecto a frutos y animales, comparó la guabina con un pez conocido, la trucha.

Llegado a este punto del desarrollo de las voces estudiadas, hay que volver a la frase trascrita. En ella no se alude a una persona, como era de esperarse, sino a un libro que es guabinoso. Como si no fuera suficiente, a seguidas de guabinoso el redactor escribe, “taimado, condescendiente”. Eso refuerza el concepto formado acerca del guabinoso, pues algunos rasgos son comunes a las tres palabras al final de la cita.

Antes de concluir esta exposición hay que agregar en el habla dominicana se conoce el pez, pero las voces derivadas de su nombre no son de uso ordinario. Este es el resultado de la búsqueda en los diccionarios de palabras utilizadas en el español dominicano.

No puede dejarse pasar la oportunidad de introducir en este escrito un dato curioso acerca de los indigenismos. Las palabras que comienzan con la sílaba gua– suman más ciento ochenta (180). No debe olvidarse que esta es la representación gráfica que los hablantes de España eligieron para trasladar en papel los sonidos que oyeron de boca de los aborígenes.

Tranque, macana

Por Roberto E. Guzmán

TRANQUE

“Aquí viene otro TRANQUE”.

En el español dominicano hay más de un tranque. Además, el verbo trancar reviste características especiales en el español dominicano que lo distinguen de las demás variedades de español. Esta es una oportunidad para tratar bajo un solo título toda la familia de trancar, incluyendo la tranca dominicana que es muy especial.

La voz tranca es considerada una “voz patrimonial del castellano y el portugués”; con esas palabras introducen el tema Corominas y Pascual en su muy celebrado Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (1982-V-593). Esta palabra es de origen incierto. En un principio el verbo fue atrancar en el siglo XIV. Hacia el siglo XIII ya se usaba para “atascar, obturar, represar”. En el siglo XV se encuentran documentos en los que la puerta estaba cerrada con una grand tranca.

En los campos dominicanos hasta hace unos 65 o 70 años se podía encontrar casas que tenían las trancas como las describió Covarrubias, “Barra de madera fuerte que atraviesa las puertas por dentro. . .”

Como era de esperarse, en América se añadieron algunas acepciones a la voz tranca bastante alejadas de su origen. En el registro coloquial en Argentina desde hace muchos años una tranca es una borrachera. D. Rufino J. Cuervo trae esa acepción también entre bogotanos para “borrachera en que se dan trancos”. Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano (1955:561).

En Argentina se encuentra la tranca para cerrar la puerta de un corral; así como, “La acción de embriagarse”, en su segunda acepción. Diccionario de argentinismos del siglo XIX (2006:309). La tranca de embriaguez se usa en otros países además de Argentina, en Bolivia y Chile. En República Dominicana Dña. Consuelo Olivier recoge tranca para borrachera. De nuestro lenguaje y costumbres (1967:78). Durante algún tiempo tranca se usó para llamar así el peso dominicano.

En América el verbo trancar con el sentido de cerrar es de uso en Costa Rica, Cuba, Nicaragua, Puerto Rico y Venezuela: hasta entre los isleños de Luisiana en los Estados Unidos fue de uso.

En el español dominicano hay una tranca que no se conoce en otras hablas, ni siquiera de las Américas. Esta tranca es, “Referido a persona, muy competente o talentosa”. La aparición de esta acepción para la persona valiosa y competente puede asegurarse que es relativamente reciente; esto así porque la primera mención en un lexicón con esta acepción viene en el Diccionario de dominicanismos de Carlos Esteban Deive, quien define a esta persona, “Persona fuerte, inteligente, de carácter”.

Se puede avanzar la tesis de que la palabra tranca para “inteligente estudioso” nació en el idiolecto de los jóvenes estudiantes al final de los años cincuenta o principios de los años sesenta del siglo XX.

El verbo trancar en el habla de los dominicanos no es simplemente encerrar, pues también se usa para encarcelar; o por lo menos, detener un representante de la autoridad a una persona. De ahí el famoso ¡tránquelo! de las órdenes arbitrarias.

Desde el momento en que la tranca era grande y fuerte podía preverse que terminaría denominando también el pene en el habla vulgar de los dominicanos.

Una vez repasado todo lo anterior puede enfocarse el interés en el tranque. La primera acepción que destaca sobre las demás para este tranque es la que se refiere al obstáculo o impedimento que entorpece. De allí era previsible que llegara al sentido metafórico que ha alcanzado en República Dominicana y Puerto Rico donde sirve para expresar, “Situación problemática cuya solución no se vislumbra”.

Este mismo tranque sirve para expresar cuando en un juego, especialmente en el dominó, las jugadas terminan por no haber más fichas en manos de los jugadores de las pintas que reposan al final de las colocadas en la mesa de juego.

La tranca alumbró otra voz en el español americano. El trancazo es un golpetazo que el español peninsular asumió como uno propinado con una tranca. Desde que el hablante de español dominicano entendió que la tranca es grande y fuerte, transfirió este golpe a cualquier golpe fuerte propinado con ayuda de algo o solo como efecto de la acción humana con mucha fuerza en una generalización del golpetazo peninsular. Este trancazo se generalizó en toda Hispanoamérica.

Se concluye aquí el estudio de tranca, trancazo y tranque con sus respectivos significados del habla general, americana y dominicana.

 

MACANA

“Esa MACANA que anida en cada corazón…”

El vocablo macana lo encontró el europeo en lo que devino más tarde en ser llamado América. Parece que el vocablo tuvo fortuna porque transitó rápidamente en el Nuevo Mundo; es decir, se mencionó en América del Sur tanto como lo había sido ya en las Antillas. El vocablo es muy interesante en el español americano; puede asegurarse que es fundamental en el español dominicano pues ha servido, entre otros usos, para formar locuciones de uso en el habla cotidiana.

El vocablo macana figura en el siglo XVI en escritos acerca del Nuevo Mundo. Ha habido diferencias en cuanto al origen del vocablo macana, si el encuentro de este se produjo en la lengua de los aborígenes taínos o en Tierra firme. El P. Las Casas afirma que de La Española se llevó al continente. D. Fernando Ortiz encontró una voz parecida, makana, en dialectos bantúes.

Para orgullo de los dominicanos puede consignarse aquí que D. Emilio Tejera en Indigenismos, asentó la historia completa del vocablo estudiado aquí. (1977-II-920-944).

El Diccionario de autoridades publicado en 1732 trae noticia de la macana, “Arma hecha de madera fuerte, del tamaño y figura de un alfanje, al que solían añadir una punta de pedernal, de la cual usaban los indios antes de que conociesen ni tuviesen hierro”. (1963-V-443). Versión español moderno, RG.

Durante largo tiempo varios diccionarios incurrieron en la ligereza de escribir para la definición de la macana, “garrote grueso”, hasta que se percataron de que todos los garrotes con gruesos.

Algunos diccionarios “se curan en salud” al escribir que la voz macana proviene del arahuaco-caribe. Al escribir de este modo cubren la posibilidad de que se conociese tanto en Tierra Firme como en las islas.

La macana dominicana en tiempos modernos es un, “Arma policial que consiste en un garrote corto”. De allí pasó a usarse para significar “fuerza física, reloj grande o lujoso”; por último, “pene”. No hay que sorprenderse de que la voz macana haya llegado a usarse para mencionar el pene si se piensa en la descripción, “grande, garrote”. La fórmula “macana” Se usa para alentar a alguien para que imponga su autoridad o haga uso de la fuerza”.

Rastrillar, merequetén

Por Roberto E. Guzmán

RASTRILLAR

“… acción que alertó a los uniformados a RASTRILLAR sus respectivas armas de fuego”.

En el español dominicano el verbo rastrillar mantiene vigencia en tres de sus acepciones. La primera de ellas es la que se refiere a limpiar de hierba con el rastrillo. La segunda es accionar un arma de fuego para dejarla lista para disparar. La tercera es una acepción privativa del habla dominicana, “Reprender, reprochar algo a alguien”.

Si se lee con detenimiento lo que se escribió acerca del arma de fuego, esto no se corresponde en su totalidad con lo que se encuentra en los diccionarios. En el Diccionario del español dominicano (2013:587), puede leerse, “Quitar el seguro de un arma de fuego dejándola lista para disparar”. Esta acepción puede ser exacta para los demás países que se mencionan en el Diccionario de americanismos (2010), pero en República Dominicana no expresa la realidad de la acción.

En el habla de los dominicanos el verbo rastrillar se relaciona con la manipulación de un arma de fuego semiautomática o automática. Consiste en accionarla para colocar el proyectil en posición de ser disparado.

Quien escribe estas notas entiende que este verbo se usa para nombrar esa acción por el ruido que produce el arma al quedar lista para ser disparada. El hablante ha relacionado este ruido con el que produce un rastrillo al arrastrarse sobre las superficies de las cuales retira las hierbas.

La última acepción que se calificó más arriba de privativa del habla de los dominicanos es un dominicanismo semántico. Se piensa que el verbo pasó del campo de lo concreto al de las ideas, pero guardó la aspereza de las púas o dientes del rastrillo, pues es “amonestar vituperando”.

 

MEREQUETÉN

“… un libro que te ZUMBA EL MEREQUETÉN…”

Hace años se pensó que la radio había revolucionado las comunicaciones. Luego vino la televisión que incluyó imágenes. En la actualidad ya no hay palabras para describir lo que acontece en el mundo digital con las comunicaciones. Como consecuencia de esos progresos el tránsito de voces autóctonas ha crecido de modo exponencial.

La introducción anterior viene al caso porque este merequetén y su zumbido llegan al habla dominicana desde otras orillas. El contacto con las hablas se ha multiplicado y el intercambio entre dialectos y variedades de español es más notorio; sobre todo, lo que es más notorio es la transferencias de hablas nacionales entre países.

Lo expuesto más arriba no significa que haya una uniformización de las hablas hispanas, algo que afortunadamente está lejos de suceder. El merequetén del título llega al habla de los dominicanos desde otra variedad de español del Caribe.

La documentación señala hacia Venezuela en tanto país en donde se usó la voz merequetén por primera vez. D. Ángel Rosenblat en Buenas y malas palabras (1974-III-38) cita un trabajo del año 1950 de Pedro Grases sobre “expresiones venezolanas para designar el alboroto o el desorden”; entre ellas aparece el merequetén. Con esto queda establecido que en ese país se conocía esa voz ya en 1950.

En el mismo año aludido D. M. Picón-Salas también la mencionó en uno de sus escritos para la prensa. Más tarde en el año 1957 M. A. Martínez vuelve sobre ella en un trabajo sobre “la idea del alboroto”.

Merequetén se utilizó en tanto sustantivo masculino en el nivel coloquial para “bullicio, agitación o desorden”. En otras áreas de la geografía venezolana se le tomó para expresar, “Repetición fastidiosa de un asunto o tema”, Diccionario de venezolanismos (1993-II-212).

En Venezuela se conoce o conoció la locución verbal temblar el merequetén para denotar, “Comenzar la pelea”.

A Cuba llega la expresión coloquial ¡le ronca el merequetén! Para expresar asombro, sorpresa o contrariedad. ¡Le zumba el merequetén! sirve para expresar las mismas emociones o reacciones que la anterior; puede así mismo comunicar sorpresa y desaprobación. Con esa expresión se refieren a “alguien que ha planteado algo insólito o inaudito”. Diccionario ejemplificado del español de Cuba (2016-II-193-4).

Ya en el año 1982 en El habla popular cubana de hoy (1982:227) fue recogido el término merequetén para “comparación en la frase con la cual se subraya algo que es inaudito”.

En los últimos tiempos, durante varios años la República Dominicana ha recibido un influjo extraordinario de migrantes venezolanos. Como es natural ellos llegan con su bagaje de voces propias y las usan en el quehacer diario de la vida en el seno de la sociedad dominicana. Es algo sabido desde hace largo tiempo que el habla de los cubanos ha influido en gran medida en la de los dominicanos. Las últimas dos influencias señaladas sirven como indicios de que la voz y la locución verbal puede provenir de las hablas venezolana o cubana.

Cuquear, quitar

Por Roberto E. Guzmán

CUQUEAR

“Porque en estos momentos que me CUQUEAN…”

Hace largo tiempo que este verbo circula en el habla de los dominicanos. Es una pena que voces como estas, por el hecho de no pertenecer al español internacional no consten con documentación en la literatura; solo en años recientes se ha podido avanzar en este punto.

En casos como este hay que conformarse con los levantamientos de voces que se hicieron en el pasado que constan en los diccionarios y vocabularios, aunque infortunadamente fueron redactados sin citas documentales.

D. Augusto Malaret fue el primer estudioso que recogió el uso de un verbo con la significación que tiene cuquear en el actualidad. Es el verbo cucar que ya a principios del siglo XX se consideraba anticuado en España. Ese tratadista escribe que cucar es, “Molestar, provocar. – // Incitar a uno porfiadamente para que ejecute una cosa”. Cuarenta años más tarde, 1955, este autor asienta la misma acepción con una cita del año 1849.

La primera mención del verbo con la grafía cuquear viene en el Vocabulario cubano (1921:169), allí aparece así, “Empleado por ´azuzar´, ´provocar´”. En esa obra vienen también varias palabras de la misma familia, “cuqueador, cuqueadura, cuqueo”. Como es posible inducirlo, el cuqueador es la persona aficionada a cuquear; la cuqueadura y el cuqueo son sinónimos para, “Acción y efecto de cuquear”. Este autor entiende que el verbo cuquear debe su etimología al castellano antiguo cucar.

En El español en Santo Domingo, D. Pedro Henríquez Ureña asienta la voz del título con la acepción de “provocar”; a la vez reconoce que es voz conocida en Cuba, Puerto Rico y Venezuela. D. Pedro reconoce, usando paréntesis, que esa voz se conoce en España.

Lo que sucedió con el verbo original, cucar, es algo que ha sucedido en la lengua a través del tiempo sobre todo en América. Algunos verbos de vieja estirpe reciben modificaciones por medio del habla. Sobre todo, en un caso como el que se comprueba aquí cuando el uso del verbo iba de capa caída en el español de la península. La terminación que se atribuyó a este verbo es una que ha producido muchos verbos en el español de las Antillas, -ear.

En el habla descuidada (¿cotidiana?) se enuncia el verbo cuquiar que es como D. Emilio Rodríguez Demorizi escribe el verbo en su obra Del vocabulario dominicano (1983:73) y lo define, “Despertar los instintos de alguien, incitar. . .” Él introduce una explicación al añadir, “No me cuquees. No me busques”. Con estas palabras reconoce que significa provocar.

El verbo ha conservado vigencia en el español cubano, ejemplo de esto es la forma en como el Diccionario ejemplificado del español de Cuba (2016-I-367) se ocupa de este, “Incitar a alguien con palabras o hechos a que reaccione de manera airada”. Es una definición completa. Ese diccionario reconoce el valor del verbo en tanto “azuzar” un animal.

En Venezuela parece que el origen del verbo procede del juego con un trompo de los que se enrollan para hacerlo bailar, reguilar. De allí pasó a, “Provocar, molestar a una persona o animal”.

En Puerto Rico el verbo ha conservado el valor original, a la vez que pasó a significar “Preparar la droga químicamente, cocinarla”. Allí se ha conservado el verbo cucar.

El Tesoro del español de Puerto Rico trae noticias del uso de cuquear en Tabasco, México y Bolivia, además de los antes consignados.

 

QUITAR

“… me QUITAN un millón 250 mil pesos para darme una terapia…”

El verbo quitar posee muchas acepciones. Algunas de ellas han estado en la lengua desde hace siglos; otras han ido incorporándose con la evolución de la lengua. Con el uso que las ha impuesto. Esas acepciones han sido reconocidas por las Academias como correspondía.

En la cita que ilustra el uso al principio de esta sección, no hay modo de que pueda hacerse entrar este uso entre las acepciones reconocidas por el diccionario oficial de la lengua común.

En ninguno de los diccionarios de consulta internacional aparece una definición que satisfaga el uso que de este se hace en la cita en cabeza de este escrito. Hubo que esperar hasta la aparición del Diccionario del español dominicano en el año 2013 para que se hiciera constar este uso dominicano que constituye un dominicanismo semántico. En la página 581 de ese lexicón aparece así, “Cobrar una cantidad de dinero por algo”.

Leído con la ayuda de esta acepción se entiende que en la cita no se trataba de despojar o privar a una persona de la cantidad de dinero que se menciona.

Llama la atención que solo en el habla de los dominicanos se encuentra este uso. En el Diccionario de la lengua española de la Asociación de Academias de la Lengua Española el verbo quitar aparece con catorce acepciones y solo una de ellas alude a asunto pecuniario, “Desempeñar lo que estaba en prenda o garantía”.

Con la acepción dominicana del verbo quitar hay que tratar de entender cómo llegó el hablante dominicano a este uso. La explicación posible, o una de ellas, es que con este verbo empleado de esta manera lo que destaca el hablante es la poca o ninguna disposición que experimenta una persona para pagar por el servicio que se le presta. Indirectamente quien paga se siente desposeído mediante el cobro de que se hace objeto; de ahí que se exprese de este modo.

Este uso del español dominicano no anda descaminado del español antiguo, pues el Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (1982-IV-736) trae la noticia de que “quitar valga ´pagar´. De donde “me quitan” equivale a “me hacen pagar”. Quitar fue también “solventar una obligación”.

Quillarse, enllavado

Por Roberto E. Guzmán

QUILLARSE

“… el solo hecho de mencionarla hace que me QUILLE…”

El verbo quillarse es de reciente aparición en el léxico dominicano. Como ha sucedido con muchas otras voces nuevas esta tiene características que hacen pensar que proviene de los estratos jóvenes de hablantes de español dominicano.

El español dominicano conocía con anterioridad a este, el verbo transitivo quillar con el valor de, “Golpear y arrancar un fragmento a un objeto de vidrio”.

En el habla moderna quillado se utiliza en mayores ocasiones para transmitir la idea de que alguien está enfadado, molesto. Es un sentido del verbo que ha alcanzado más notoriedad, al punto de dar origen a “quille” que es la molestia o enfado mismo producido por la acción.

En el primer verbo transitivo quillar, la cosa que había sido golpeada y perdido un fragmento, se decía que estaba quillada. Hay que resaltar en este punto cómo el habla rápidamente acude a establecer diferencias al elegir dos palabras diferentes para distinguir los resultados del mismo verbo cuando este tiene sentidos distintos; cuando se trata de la persona, en el verbo intransitivo pronominal quillarse, la persona “tiene un quille”.

Es posible que cada persona reaccione de manera diferente al oír una palabra. Una parte de esta reacción proviene de conocimientos o experiencias anteriores en la vida propia. Esto es para destacar que el verbo quillar usado para golpear y arrancar un fragmento de un vidrio, se utilizaba también para los objetos con esmalte que perdían parte de este.

La reacción personal de quien escribe al oír el verbo quillar en su primera acepción era acerca de la imperfección de lo que se hablaba. El quillado afeaba la superficie al producir imperfección en el acabado de la superficie.

El verbo quillar(se) puede considerarse de aparición relativamente reciente en el español dominicano. Esto así si se toma como referencia que la primera mención en un lexicón dominicano es en el Diccionario del español dominicano (2013:580). Puede afirmarse que es una creación léxica del español dominicano, tanto por su formación como por su significado.

 

ENLLAVADO

“… oficiales de las FF.AA.  y de la Policía Nacional, ´bien ENLLAVADOS´ figuraban en varias nóminas…”

La búsqueda en las obras acerca del español dominicano relativas a la familia de voces “enllavado, enllavamiento, enllavadura, enllavar, enllave”, hace pensar que son de reciente aparición en el español dominicano. Hay más aún, se piensa que esas voces tuvieron su origen en el ámbito urbano, por oposición al rural.

Esta descendencia procreada por el verbo enllavar tiene su explicación. El enllavado es la relación establecida entre las personas. El enllavamiento es el resultado de la relación. La enllavadura es el trato o conexión. Enllavar es la acción de trabar el nexo. El enllave es cada una (agente) de las personas envueltas en este tipo de amistad.

Entre las obras que se han ocupado del vocabulario dominicano la primera que registra una voz emparentada con estas es Dominicanismos de Patín Maceo. La voz que trae esta obra es enllavar. Este verbo lo consigna de este modo, “Conseguir un empleo”.

Mediante la lectura de la acepción puede comprobarse la estrechez primera del significado. En las obras sucesivas el verbo y sus derivados ensancharon su campo de acción.

Enllave aparece en Del vocabulario dominicano (1983:104) con el valor de, “Compañero, cómplice. Camarada”. Para el verbo este autor repite lo que Patín Maceo había escrito antes.

Puede observarse que en los cuarenta años transcurridos entre una obra y otra apareció el nombre para la persona que ejerce o recibe la acción. Así mismo las personas involucradas en la relación de enllavadura pasan a ser compañeros, camaradas; y hasta cómplices como sugiere la cita en cabeza de este escrito.

Con este deslizamiento del uso la voz alcanza un cariz de envilecimiento del que carecía al principio. A la voz enllave Deive en su Diccionario de dominicanismos (2002:86) añade “persona influyente”. Es probable que este autor haya llegado a esta conclusión porque el sujeto de la acción es capaz de “conseguir un empleo”.

Más arriba se dejó entrever la posibilidad de que la voz hubiese nacido en los pueblos. Esta teoría se presenta porque la mayoría los “empleos” se generan en la estructura gubernamental de las instituciones públicas. El verbo conseguir en la primera definición de enllavar permite traslucir que la posición obtenida para otro se hace por la relación de amistad que implica el compañerismo, la camaradería.

La definición reciente del enllave la consigna el Diccionario de americanismos (2010), “Socio o persona de confianza que presta su ayuda para algún fin”. Echa de verse en la redacción de esta acepción que el enllave no solo se limita a conseguir empleo, sino “algún fin”. Por tanto, es más amplio el alcance de la influencia que un simple empleo.

En la misma dirección anterior se orienta el Diccionario del español dominicano (2013:288) cuando a la acepción anterior reconoce la confianza que existe entre las personas involucradas en la relación de enllaves, “persona de confianza”.

La evolución más reciente del concepto enllavadura la incluye el último diccionario citado cuando en la segunda acepción escribe, “Amigo, compañero inseparable”, con lo cual se colocó el acento sobre el sentimiento de afecto y confianza.

Alcanzado este punto puede repetirse la teoría que se avanzó en un artículo anterior a este que versó sobre el origen de estas voces. Se piensa que esta familia de voces deriva de la palabra llave. Es un vínculo creado, es un medio que asegura quitar estorbos o dificultades que se oponen a la consecución de un fin.

En la sociedad dominicana cada persona que vive en el seno de una comunidad, por fuerza de las circunstancias tiene sus enllaves de diferentes clases para fines distintos.

Estas voces estudiadas aquí se parecen mucho a una tendencia y práctica que existe en los países menos desarrollados políticamente, es la práctica del amiguismo que es la propensión a favorecer a los amigos a toda costa para cargos, privilegios y puestos.

Las voces examinadas en esta sección son creaciones léxicas del habla de los dominicanos. Solo los dominicanos cuentan con una voz, o varias, para denotar la trabazón de afecto y confianza que se han definido más arriba.

Orfelo, boronear, cubear

Por Roberto E. Guzmán

ORFELO

“… participante de las fiestas patronales, que ORFELO y masón…”

Muchos hablantes de español dominicano desconocen lo que es un orfelo. Otros piensan que debe descartarse la voz del título de los repertorios de voces de español dominicano porque esta es una voz espuria.

El autor de estas apostillas acerca del español dominicano no desestima el valor de la voz, aunque sea una deformación de una palabra del inglés.

Para los propósitos de esta sección lo importante es el origen de la voz y el porqué de la deformación de esta del modo en que los hablantes de español dominicano lo han hecho.

La voz procede del inglés Odd fellow que es el miembro de una orden fraternal o benevolente. Este orfelo entró en el español dominicano traído por los inmigrantes de habla inglesa que pertenecían a logias. Algunos vivían en medio humilde pero rodeados de dignidad y respeto.

Durante largo tiempo los masones en el siglo XIX se llamaban entre sí frère y hasta cariñosamente frercito. En francés la palabra frère signigfiva, hermano. Las misivas entre los próceres restauradores dan testimonio de este uso. Adoptaron este apelativo porque la masonería llegó a la República Dominicana desde Francia.

Hay que tratar de lanzar una hipótesis con respecto a porqué orfelo y no otra deformación. En esa época se conocían los orfanatos que ya se llamaban orfelinatos. Algunas mujeres recibieron el nombre de Orfelina. Ese tipo de palabras era el más próximo a lo que el hablante de español dominicano llano estaba familiarizado.

 

BORONEAR

“… mientras la economía despega y BORONEA…”

El verbo que figura en el título en el español dominicano goza de dos acepciones. Esas dos acepciones son desconocidas en otras variedades de español.

Como puede deducirse con facilidad, el verbo tiene estrecha relación con al sustantivo femenino borona. Las dos acepciones del verbo obedecen a dos de las acepciones que los dominicanos reconocen al vocablo borona.

Una borona dominicana es “Dádiva”, generalmente fraudulenta. También es, “Dinero extra generalmente poco”. Ese dinero extra puede provenir de un trabajo (actividad) extraordinario o temporal.

Una característica de la dádiva que se denomina borona es su cuantía, es pequeña. El tamaño de la borona está más reconocido en el ámbito del español, pues se admite en tanto migaja. En los hechos, casi siempre esta dádiva obedece a motivos políticos y no proviene de recursos personales, sino desviados de los fondos públicos. El propósito que se persigue con este boroneo es asegurarse la adscripción o lealtad política de quien lo recibe.

El concepto del verbo, así como la acción representan realidades existentes en el quehacer político dominicano. En calidad de tales se aceptan o toleran porque contribuyen a subsanar o encubrir otras carencias.

 

CUBEAR

“Exjuez TSE refirma Abinader ´lo CUBIÓ´”.

Cubear es un ejemplo de un verbo cuyo nacimiento fue auspiciado por una locución verbal, “echar un cubo”. Primero se usó la locución y luego vino el verbo. En el desenvolvimiento de este tema se verá además como el verbo aumentó su campo de acción hasta llegar a cubrir acciones alejadas de los objetos originales de la acción.

La locución citada en un principio se usó para, “No pagar un hombre los servicios de una prostituta”. Esta acción la escribe D. Max Uribe de este modo, “no pagar a una vendedora de caricias el precio de su pecado”. Notas y apuntes lexicográficos (1966:123).

Puede decirse que la evolución de allí a significar, “Timar, engañar a alguien” era un paso predecible. Pasó de un caso específico, el engaño a una prostituta a la práctica del engaño a cualquier clase de persona.

“Echar un cubo” era una acción que conllevaba riegos, porque las mujeres dedicadas a este oficio tenían hombres que las protegían y estos acostumbraban a salir en defensa de las mujeres. Además, la creencia popular atribuía a las prostitutas la posesión de navajas que podían esconder hasta debajo de la lengua.

El uso de la locución se circunscribió durante muchos años al lenguaje del medio en que se suscitaba, así como a la jerga de la juventud. Al ampliar su ámbito de acción para llegar a engaño en general, el uso pasó a otras esferas sociales y circunstancias.

En el ejemplo que se copió para esta sección, el verbo se usó escrito de la forma en que emite, cubiar, en el habla cotidiana (¿descuidada?) y a manera de título en un periódico.

Ante la posibilidad de que le echaran un cubo, las prostitutas tenían que encontrar una manera de evitar tener que recurrir a la fuerza; de allí que instituyeran la costumbre de “cuarto en mano, culo en tierra”, locución que indica que primero se paga.

Por lo expuesto más arriba se notará que el cubear perdió la connotación de descrédito a la que debió su origen.

Marotero / maroteador, bucán, boronear

Por Roberto E. Guzmán

MAROTERO – MAROTEADOR

“… utilizó la noción de marodeador (sic) o marotero haitiano…”

En el español internacional hay un verbo muy conocido, merodear, que en alguna forma se parece a una palabra del español dominicano, marotear.

El verbo merodear en una de sus acepciones es vagar por el campo viviendo de lo que coge o roba. Ese verbo es el que se parece al verbo dominicano, marotear. Este verbo dominicano se acepta para la acción de, “Recoger o comer frutas de una plantación ajena”.

En los predios rurales marotear era tomar frutos de cosechas ajenas. En las ciudades cuando la costumbre llegó consistió en tomar las frutas de los árboles ajenos. El maroteo de las ciudades no se hacía para subsistir o por necesidad; casi siempre eran los jóvenes quienes se entregaban a estas prácticas.

En los años cincuenta en Santo Domingo, la capital, los estudiantes sabían dónde se encontraban los solares yermos con árboles frutales apetecibles. Los terrenos de la Universidad de Santo Domingo durante largo tiempo fueron objeto de esta práctica.

A la persona que se entregaba a esta tarea se le llamaba maroteador. Era muy raro que el propietario del terreno objeto de la acción llamara a la policía para reprimir esta práctica. Bastaba con que el propietario del predio apareciera en las cercanías para ahuyentar a los jóvenes intrusos.

El nombre de la acción, el verbo, así como la voz para denominar a la persona que se enfrascaba en la actividad son creaciones de la inventiva del hablante dominicano. Estas voces son desconocidas en los dialectos conocidos del español actual o pasado. Es un dominicanismo léxico.

 

BUCÁN

“No solo café, tabaco, ron y carnes para ser cocinadas en un BUCÁN. . .”

Hace unos años se acostumbraba a decir, más que escribir, que una palabra no existía cuando no se la encontraba asentada en el Diccionario de la Real Academia. Había quien era más cauto y consultaba diccionarios de grandes empresas editoriales para saber si existían. La realidad actual es, hay vocablos, palabras, términos y voces que sí existen aunque no aparezcan en los diccionarios usuales. La voz del título es una de estas. Como se verá más abajo es una voz que tiene larga historia.

Lo que puede haber sucedido con la voz bucán es que durante largo tiempo estuvo fuera de circulación. También pudo haber sido víctima de métodos eurocentristas de evaluación para otorgar reconocimiento a algunas voces.

La voz bucán es de origen arahuaco o taíno, aunque Emilio Tejera escribe, “Se ha fantaseado acerca del origen de las palabras bucán y bucanero”. Hay quienes opinan que es de origen francés de buccus, macho cabrío. Indigenismos (1977-I-226). Es cierto que en Normandía conocen la voz boucan para humareda. Se presume que procede de la voz de la misma ortografía, con el sentido de “carne ahumada”. Littré Vocabulaire du français des provinces (2010:86).

Es interesante reproducir aquí lo que escribe A. Zayas y Alfonso en Lexicografía antillana, “Bucán.- La hoguera de ramas y hojas verdes para ahumar carne en barbacoa; . . . donde se emplean con preferencia ramas y hojas de guayabo” (1914:104).

El Dictionnaire historique de la langue française (2012-I-430) afirma que boucan es una voz tomada en 1578 prestada del tupí mokáem, “parrilla de madera”.

El, bucán es el modo de ahumar la carne que según muchas versiones de cronistas aprendieron los europeos de los aborígenes americanos, especialmente de las Antillas. Según parece el método de cocción y conservación de la carne pasó a denominar la parrilla rústica que en principio fue de madera.

Durante largo tiempo, y sobre todo a principios del siglo XIX, se dejó olvidada la voz bucán; hasta la palabra bucanero tuvo que esperar muchos años para su incorporación en el Diccionario de la Real Academia.

En la actualidad se conoce como barbacoa la parrilla más moderna, así como el alimento que así se cuece. Algo que ha llamado la atención de quien escribe estos comentarios es parte de lo que menciona Zayas en el libro citado más arriba, donde asienta que se emplean de preferencia “ramas y hojas de guayabo”. La razón porqué se reparó en esa parte es porque fue escrito en el 1917 y quien escribe estas reflexiones acerca del idioma usó ese tipo de vegetal para sus asados cuando tuvo acceso a ello. Lo que había oído decir era que el palo de guayabo le daba un sabor especial a la carne a la parrilla. Parece que la costumbre se transmitió oralmente entre los antillanos.

 

BORONEAR

“. . . mientras la economía despega y ´boronea´”.

El verbo boronear deriva del sustantivo borona. En siete países de Hispanoamérica la borona es una migaja, parte más pequeña y menuda del pan.

El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española acepta varias acepciones más para borona. En cuanto a los dominicanos los concierne porque también es “dinero extra”, así como “desperdicios”.

Ahora bien, lo que interesa en esta sección es lo concerniente al verbo del título, boronear que solo se conoce en el habla de los dominicanos con el sentido, “Realizar alguien un trabajo o una actividad extra en la que se gana algo de dinero”.

La historia del verbo no termina ahí porque las acepciones fueron puesta al día en el Diccionario del español dominicano (2013:101), “Repartir dádivas”. El último boroneo casi siempre corresponde a la actividad que un agente político ejerce cuando llega a ocupar una posición de cierta relevancia en la cual puede manejar dineros públicos, toma para sí y también boronea.

El verbo implica que el sujeto de la acción se guarda la mejor parte y lo que reparte es la borona. Los dominicanos dicen, “la cotorra come y boronea para que no se le suban al palo”. Boronear como la cotorra.

La terminación que el hablante de español ha utilizado para formar el verbo es la más productiva en el español dominicano, añadiendo la terminación -ear al sustantivo de la base.

Chemba, periquito, cocorícamo

Por Roberto E. Guzmán

CHEMBA

“Muchos dirigentes y miembros. . . que siguen esperando sus nombramientos mantuvieron “la CHEMBA larga” . . .”

La voz chemba es una creación del hablante dominicano. La voz no existe en ninguna otra variedad de español conocido. La significación que se le ha atribuido a la voz es privativa de esta creación. No se ha creado la voz por derivación o añadiendo un sufijo o prefijo a otra palabra conocida que mantenga un sentido parecido al de chemba.

Con respecto de la voz chemba hay que tratar de precisar el significado, porque existe una pequeña diferencia con respecto al significado de esta.

El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española asienta que chemba es, Referido a persona de raza negra, de labios gruesos. Esto hay que entenderlo en tanto referido a la persona, no solo a los labios o la boca.

El Diccionario del español dominicano entiende que chemba es, “Boca, especialmente la de labios grandes y gruesos”. En opinión de quien escribe estas notas, esta acepción es más acertada que la anterior.

El Diccionario de americanismos antes mencionado escribe que chembo, a, tiene su origen en bembo. Bembo a su vez es voz conocida en el habla de Puerto Rico y República Dominicana para “Bezo, especialmente el de una persona de raza negra”. En Cuba bembo es persona de raza negra. El bezo que aparece en la acepción citada es el “labio grueso”. Puerto Rico y República Dominicana utilizan la palabra bembe para el labio.

La pequeña diferencia en las acepciones antes transcritas, no son tan importantes como para propiciar polémica. El uso que se ha oído de la voz chemba hace pensar que hubo un desplazamiento. Es probable que el uso haya llevado el sentido original del labio grueso a la boca.

Antes de cerrar esta sección, es oportuno que se aclare porqué al escribir acerca de chemba se ha traído a colación la bemba. Destaca que la formación parecida de las dos voces, -emba, dos voces que se suponen distantes en sus orígenes. ¿Pura coincidencia?

 

PERIQUITO

“Eso de APP tiene sus PERIQUITOS. . .”

El vocablo periquito posee varias acepciones en el español internacional. Así posee también varios significados en Hispanoamérica. Solo algunas de estas acepciones mantienen relación con el ave de ese nombre. En el habla de los dominicanos el vocablo del título tiene significados propios, privativos de esta habla. Lo que se ha referido en las líneas anteriores se desgranará más abajo.

En tanto pájaro el periquito se distingue en el ámbito rural por el gran escándalo que arman cuando andan en bandada; sobre todo cuando se embriagan disfrutando de algunas frutas. Se piensa que esos sonidos emitidos por el periquito en esas y otras circunstancias son los que han provocado en la imaginación del hablante dominicano que se utilice este nombre para significar, Dificultad, escollo. Intención oculta. Pedo”. Se hace constar de inmediato que esas no son todas las acepciones de periquito en el español dominicano.

En el ejemplo reproducido más arriba se piensa que la dificultad salta a la vista del articulista, que eso manifiesta al redactar la frase, de allí que tome este periquito para representarla. El escollo se hace obvio, por lo menos en la mente de quien escribió la frase.

No huelga que se recuerde que el recurso a este tipo de dominicanismo es frecuente incluso en medios cultos. Esta clase de procedimiento a veces tiene el propósito de bajar el tono de la exposición para permitir que todos los lectores entiendan el asunto. En otras ocasiones la actitud obedece al deseo del escribiente de reafirmar su dominicanidad.

 

COCORÍCAMO

“. . . y ahora nueva coheroína, la nueva ´elegida, según el final, ya que tiene COCORÍCAMO”.

Cocorícamo es un dominicanismo léxico, esto es, la formación de la palabra, así como su significado, ambas cosas, forman parte de la creación del hablante de español dominicano.

Después del ingente trabajo que culminó en el año 2010 con la publicación del Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española, puede asegurarse que una voz como esta es de uso exclusivo del hablante de español dominicano hasta que se esparza en el ámbito de hispanohablantes del mundo.

La voz del título tenía ya un tiempo en el habla dominicana y quien escribe estos comentarios entiende que se popularizó por medio de la televisión cuando algunos artistas la adoptaron. Estos artistas y algunos presentadores de programas de radio y televisión hicieron la labor que realizan los que en la actualidad se conocen en tanto influencers.

En el Diccionario del español dominicano (2013:195) la voz aparece con varias acepciones. La primera es la correspondiente al personaje de carnaval. Luego sigue “mal olor”. Luego de esas acepciones aparecen las locuciones verbales.

Tener cocorícamo, “tener una cosa o una frase un sentido oculto o engañoso”. Ser una persona de trato difícil o una cosa de difícil realización. Ser algo excelente o extraordinario”.

Llama la atención que a pesar de ser una palabra de cinco sílabas sea de tanto uso en las locuciones. Esto puede deberse a la sonoridad de la voz al emitirla.