PARTICIPACIÓN DE MARÍA JOSÉ RINCÓN EN “SOLO PARA MUJERES” CON ZOILA LUNA

EL LENGUAJE DE LA MUJER Y EL DESARROLLO DE LA CONCIENCIA

Participación de María José Rincón en “Solo para mujeres” con Zoila Luna

  

Zoila Luna: Nos conectamos con María José Rincón, de la Academia Dominicana de la Lengua, y hablamos sobre “Cambios en la ortografía y en el lenguaje en tiempo de redes sociales”, cómo la lengua va adaptando nuevas palabras que pudiera parecer como inaudito, insólito. La RAE está actualizándose en algunos aspectos del idioma español.

Buenas tardes y bienvenida,  María José.

 

María José Rincón: Hola, buenas tardes. Bien hallada. Me encanta hablar de ortografía un martes por la mañana.

Zoila Luna: Gracias a ti por aceptar nuestra invitación. El tema de cómo ha sido sustituida la lectoescritura por las tecnologías  y las pantallas, puede uno como perder la práctica y entrar en dudas con relación a su ortografía. Eso es por un lado, por el otro lado, hay una presión de la modernidad electrónica que está impactando en la ortografía.

María José Rincón: Vamos a ver. La ortografía es una norma que nos damos todos los hablantes del español, una norma que no es fija en el sentido de que no se creó en el primer día que existió la lengua española y se mantiene así. Es una norma que ha ido cambiando y adaptándose a lo largo del tiempo. La que tenemos ahora, la última versión con las últimas modificaciones del año 2010 y es una norma panhispánica, es decir, es una norma que nos damos los hablantes de español para la escritura de nuestra lengua. Evidentemente la ortografía funciona como ente normativo si todos la cumplimos. Claro, para cumplir la ortografía, para conocer las normas ortográficas, evidentemente, hay que tener una buena formación escolar. Sin duda ayuda mucho la lectura y es verdad que cada vez abandonamos más la escritura a mano, esa escritura tradicional a lapicero que es tan importante, sobre todo, los primeros años de formación para apropiarnos de la capacidad de hacer trazos, de esa capacidad de vincular los espacios con nuestra propia lengua. Pero el hecho de usar nuevas tecnologías no tiene una relación directa con tener una buena o mala ortografía. De hecho, la lectura como medio para mejorar nuestro dominio de la lengua, para mejorar nuestro conocimiento del mundo, es indiferente si se hace en papel o en nuevas tecnologías. Lo importante es leer y escribir, da igual si escribimos a mano, porque la ortografía se aplica exactamente igual escribiendo a mano o con cualquier aparato tecnológico.

¿Qué pasa con la ortografía y las nuevas tecnologías? Que visibilizan lo que escribimos y también lo que decimos y, por lo tanto, cuando lo hacemos mal, pues es muy evidente. Es decir, lo que antes se resolvía con una llamada de teléfono o con una notita privada, ahora se pone en WhatsApp o se pone en Twitter y es público automáticamente. Es lo mismo que pasa con cualquier fotografía privada nuestra que publicamos, a veces esas fotografías privadas no están prensadas para hacerse públicas. Entonces, los mensajes en redes sociales se publican y son automáticamente consultados por muchas personas. Cualquier fallo, cualquier error, cualquier mal manejo del lenguaje, es mucho más evidente. ¿Tiene su importancia para los hablantes, para los que leen esos mensajes? A veces lo dudo porque creo que donde más fallamos es no sólo en la enseñanza de la ortografía, sino en la enseñanza de valorar lo que significa usar bien nuestra lengua. Si no valoramos el uso de nuestra lengua, nos da igual que otro pueda ver un mensaje que hayamos escrito en el que haya muchos errores o que esté mal expresado o que no tengo un buen dominio del vocabulario. Si nosotros no valoramos eso, pues nos da igual que otros nos lo valoren. Creo que por ahí va nuestra principal asignatura pendiente, en enseñar a los hablantes a valorar su propio uso del lenguaje. 

Zoila Luna: ¿Por dónde se encarrilará este uso incorrecto del lenguaje? Porque acorta las palabras, te cambia la forma de escribir. Independientemente de que sea incorrecto va generando una especie de dialecto o de jerga que as veces quien escribe uno no lo entiende.

 María José Rincón: Claro, y probablemente el que use esa jerga no entiende al que escribe bien. La incomprensión puede ir en los dos sentidos. Mira, las jergas y las formas diferentes de hablar, a veces es precisamente para eso: para que otro que te lea no te entienda. Esa es una de las misiones de las jergas: crear grupos reducidos y que sólo te entiendan los pertenecientes a ese grupo. Esas jergas han existido siempre. En algunos momentos, algunos de los usos de esas jergas pasan a la lengua general. Eso no tiene más trascendencia para la lengua como sistema. Han existido siempre, ninguna ha ocasionado esos apocalipsis “de que la lengua va a cambiar, de que la lengua española nunca va a ser igual, de que se está empobreciendo”. Eso no tiene nada que ver con ese uso. Claro, es evidente el hecho de que esas publicaciones sean muy generales, hace que nos llegue mucho más cerca. ¿Acortar palabras a la hora de escribir? Eso ha sido siempre habitual, incluso, nuestra letra Ñ procede de un símbolo que se usa para acortar la forma de escribir en el latín: en vez de poner dos N, se ponía una N con la virgulilla arriba y se convirtió en una Ñ. Eso va entrando con mucho tiempo, no son cambios que se vayan a hacerse en minutos, ni en años, ni siquiera en décadas en la lengua española, tardan siglos en introducirse a la lengua. La lengua es cambio y el cambio es lo que hace que la lengua sobreviva, es decir, si la lengua que se usaba en el siglo XII, no hubiera cambiado, pues ahora en el siglo XXI no nos pudiéramos expresar con esa lengua, tendríamos que usar otra, porque nuestra vida necesita expresar cosas que no existían en el siglo XII. Evidentemente la lengua es cambio y es inevitable y es necesario, porque si no, la lengua no sobrevive, se convierte en una lengua muerta. Y que la lengua es de la propiedad de los hablantes sin duda. A lo que debemos aspirar los hablantes es a que cada vez todos tengamos una formación mejor y seamos mejores hablantes. ¿Qué pasa con estas jergas a las que casi siempre nos referimos en las redes sociales que llegan a ser a veces un poco incomprensibles? Cada vez la escritura se está pareciendo quizás más a la oralidad. ¿Cuándo una persona se puede considerar que tiene un buen dominio del lenguaje? Cuando es capaz de adaptar su nivel del lenguaje al ámbito en el que lo está usando, es decir, que si está en un ámbito formal es capaz de usar un lenguaje formal, y si está en un ámbito coloquial, pues es capaz de usar un lenguaje coloquial. Es decir, si yo me voy a tomar una cervecita en una silla delante del colmado, no voy a hablar igual que si doy una conferencia en la Academia. Es decir, si intercambio esos dos registros, en los dos casos estaría hablando mal. Si uso el tono de la cervecita en el colmado al hablar en la palestra de la Academia, pues estaría mal y viceversa. Si uso el tono del académico en un momento de cordialidad, de coloquialismo, pues también se oye raro porque no estoy transmitiendo la forma de hablar adaptada al interlocutor. ¿Qué nos pasa ahora? Hay una forma de hablar coloquialmente, oralmente y una forma de escribir. Ahora pasamos nuestra forma de hablar oralmente a la forma de escribir, porque nos comunicamos por unos mensajes que se acercan mucho a la oralidad; por ejemplo, el wasap cada vez se acerca más a la realidad. Son mensajes que prácticamente lo que hacen es sustituir una llamada telefónica. Claro, ahí se nos ve un poco el refajo a todos, porque esa oralidad traspasada a la escritura exige un dominio de la ortografía que normalmente no tenemos. No tenemos porque quizás no nos han dado una buena formación ortográfica, quizás porque no leemos lo suficiente y probablemente por lo que decíamos al principio de que no valoramos lo suficiente la imagen que da de nosotros un mal uso del lenguaje.

 Cristal Luna: Yo tengo una pregunta. ¿Ha evolucionado la forma de redactar y de cómo construir las oraciones con esta generación? En el sentido de que antes solíamos ser más formales en la forma en la que escribíamos y yo siento que ahora se ha perdido ese romance, porque para mí la oración era romántica. ¿Sigue manteniéndose?

 María José Rincón: Claro que sí. Es decir, escribir bien sigue siendo sexi.

Cristal Luna: ¡Vuelva a decirlo, por favor! 

María José Rincón: Escribir bien sigue siendo sexi. Es igual que leer sigue siendo sexi. Es una broma pero es verdad, porque las cosas que te destacan, las cosas que te hacen mostrar tu personalidad, esos comportamientos que hacen que tú no pertenezcas a eso que hace todo el mundo, pues sigue llamando un poco la atención. Llamémosle romance, sexi, sexualidad, lo que ustedes quieran… Bueno, es una forma de llamar un poco a la atención sobre esto. La lengua, la forma de redactar, evoluciona evidentemente. La norma sigue siendo la misma, pero el estilo a la hora de redactar puede cambiar con el tiempo. En entornos formales puede admitirse en algún momento que baje el nivel de formalidad en los escritos. Un ejemplo: el lenguaje de la jurisprudencia siempre se ha considerado uno de los más formales y de los estables, de los más tradicionales y conservadores, y sin embargo ahora hay una tendencia que además es evidente y que estamos propulsando muchos, que es el lenguaje claro en el entorno jurídico, porque los ciudadanos tienen derecho a entender lo que ponen sus leyes, y entonces se propugna porque haya mayor claridad, que no quiere decir que no sea un lenguaje preciso y exacto, que debe serlo, sino que se trate de buscar que cada vez sea más claro o más comprensible para el ciudadano. Este es un movimiento. Puede servir de ejemplo para ver que la forma correcta de escribir no tiene por qué ser siempre la misma, igual que la de hablar. La forma correcta de escribir tiene que adaptarse. 

Zoila Luna: Esta forma correcta que tiene que adaptarse, ¿La RAE no acepte el lenguaje inclusivo de ellos/ellas, ciudadanos y ciudadanas? 

María José Rincón: Evidentemente la duplicación genérica no está en el sistema de la lengua. Yo no puedo hablar por la RAE, puedo hablar por mí como doctora en filología y como académica. A mí personalmente me resulta absolutamente ridículo. Yo creo que las mujeres tenemos por delante unos retos extraordinarios todavía, que de hecho se demuestran día a día en cada una de las noticias que leemos en cuanto a violencia machista, en cuanto a discriminación por razones de sexo, y me parece que cuando las mujeres consigamos cambiar eso, si el lenguaje cambia (porque el lenguaje cambia con la persona, no es al revés), la lengua se adaptará. Ahora, la duplicación genérica tiene mucho de poca comprensión de cómo funciona el sistema de la lengua. Es uno de los tantos ejemplos de debates que se producen en la sociedad que demuestran que a la gente no se le está enseñando correctamente la lengua española, porque desconocemos mucho cómo funciona el sistema de la lengua. Siempre se ha dicho, cuando tú abrías un máster en cualquier sitio y decías “señoras y señores” o decías “damas y caballeros”, pues en un entorno concreto existe esa duplicación de género, pero esa duplicación es imposible mantenerla mucho más allá de dos párrafos y, además, es absolutamente innecesario. Yo me acuerdo, comentando con las académicas de la Real Academia y de las Academias de la Lengua Española en el mundo, que son 22, hablando con las académicas nos daba la sensación de que ese masculino no marcado puede darles a ciertas mujeres la sensación de que no se les está incluyendo, pero realmente el sistema de lengua no funciona así. Eso tiene que ver con el conocimiento de la historia de la lengua. Evidentemente hay tendencias fundamentalmente políticas y ya saben lo que generalmente suelen llevar aparejado esto, que tratan de imponer un llamado “lenguaje no sexista”, simplemente por la duplicación del género gramatical. Sin embargo, a mí lo que en verdad me preocupa no es el género gramatical, a mí lo que de verdad me preocupa es que la lengua se use para transmitir contenido sexista. Yo creo que por ahí es que está nuestro verdadero reto, que la lengua la usemos correctamente, que firmemos a las mujeres de forma que sean dueñas de su propio idioma, que sean capaces de expresarse como buenas ciudadanas y las mujeres van a conseguir romper ese ciclo cerrado de discriminación a la que han estado sometidas durante muchísimos siglos, pero eso no se va a conseguir con la duplicación genérica, que es un mecanismo gramatical que cada lengua lo aplica de una manera diferente y que no tiene que ver con sexismo, sino que tiene que ver con género gramatical. A veces esa falta de comprensión de cómo funcionan las lenguas, nos lleva a malos entendidos y a que estemos empezando la casa por el tejado.

 Zoila Luna: Gracias por liberarme, María José, porque me resulta bastante cuesta arriba. 

María José Rincón: Esto es absolutamente inviable. Yo siempre pongo este ejemplo. Hay un académico, Fabio Guzmán Ariza, que es un gran jurista y que escribió un libro que se llama El lenguaje de la Constitución Dominicana, en el que hace un análisis de todas las faltas ortográficas que hay en nuestra Constitución, que son muchas además. Muchísimas, no son una ni dos, y graves a veces, porque tienen consecuencias jurídicas, son cosas que no están bien expresadas y que automáticamente se han convertido en uso frecuente. 

Cristal Luna: Y que la gente no entiende que en casos específicos sí tiene consecuencia jurídica una mala redacción.

María José Rincón: Exactamente. Entonces, por ejemplo, en el caso de la duplicación del género gramatical, pues en el enunciado de la ley o del artículo, en la primera línea se hace la duplicación y después no se mantiene en todas las demás, porque es imposible de mantener porque la lengua no funciona así. Yo insisto, a veces son muchos más los académicos hombres que las académicas mujeres, pues a veces se entiende que cuando un académico hombre está luchando contra esta desdoblación genérica, parece como si fuera una perpetuación del machismo, pero realmente si lo hablas con cualquiera de las académicas mujeres, están igual y dicen: “Cualquiera que haya estudiado el sistema de la lengua española, sabe que eso impuesto es imposible de mantener”. Eso podrá cambiar con los siglos, pero de momento, no va a cambiar por una imposición, sobre todo, yo creo que perdemos mucha energía hablando esta serie de disparates lingüísticos cuando hay tantas cosas realmente trascendentes en las que debemos implicarnos: en la formación correcta de las mujeres, ya que la formación correcta de la mujer repercute también en la formación de las hijas y, por lo tanto, en la mejora de las próximas generaciones. Hay muchísimas cosas por las que preocuparnos en lugar de hacerlo por el desdoblamiento genérico,  sobre todo, que cuando los que muchas veces defienden el desdoblamiento genérico no saben usar correctamente la lengua. 

Zoila Luna: ¡Oh Dios! Gracias, María José. Hablar contigo siempre es agradable. Yo vuelvo a hacer la misma sugerencia que hice la primera vez que hablé contigo. Creo que los que hacemos comunicación tenemos una cuota de responsabilidad con nuestra audiencia y una cuota de responsabilidad que puede ser perfectamente bien utilizada si te tenemos con nosotras con más frecuencia para que hagamos un uso correcto de la lengua. 

María José Rincón: Tú me estás liando, Zoila. Eso que tú me estás haciendo se llama “liar a alguien” (Risas). Eso que dices es verdadero. El comunicador tiene una responsabilidad grandísima en muchos aspectos, por ejemplo, habían empezado el programa hablando de vacunación, por ejemplo, la divulgación científica. Todo lo que es divulgación de la ciencia y en esa ciencia incluyo la ciencia del lenguaje, es fundamental, sobre todo, porque llegan a mucha gente a la que de repente nadie les ha contado que leer es sexi, que es bueno leer para aprender más vocabulario, que da una buena imagen personal el hecho de usar correctamente la lengua. Ese tipo de cosas llegan mucho más desde los medios de comunicación, que son más cercanos al público que quizás desde la palestra académica. 

Zoila Luna: Bueno, yo dejo la propuesta, María José. Mi intención no es liarte.

María José Rincón: Yo con muchísimo gusto. a través del Instituto de Lexicografía que estoy dirigiendo ahora y colaboro con Fundéu Guzmán Ariza, que precisamente nació de esa idea de ayudar a los comunicadores. ¿Por qué? Porque el comunicador necesita que le resuelvan esas dudas para ese titular que va a sacar, para esa parrilla de salida en ese programa de radio de cómo se dice una cosa correctamente o cómo se escribe y no puede esperar a que los académicos les asistan.

(Santo Domingo, 1 de junio de 2021, programa radial Solo para mujeres con Zoila Luna).

 

BRUNO ROSARIO CANDELIER DIALOGA CON ESCRITORES DOMINICANOS

LOS HABLANTES Y EL ESTUDIO DE NUESTRA LENGUA

Bruno Rosario Candelier dialoga con escritores dominicanos

 

Tertulia Virtual Miercoletras con Juan Matos, Rhina Espaillat, Mercedes Cabral, Juan Freddy Armando, Rosina Anglada, Ana Marchena, José Reyes, Lorenzo Araujo, Eugenio Marcano, Asdróbel Tejeda y Ofelia Berrido. En la plataforma Zoom, 7 de julio de 2021.

 

Bruno Rosario Candelier: Me da mucho gusto conversar con ustedes. 

Juan Matos: Un abrazo desde Usa, don Bruno. La fiesta es nuestra de tenerlo a usted.  

Rosina Anglada: De Santo Domingo, Buena noches, me alegro verle bien, don Bruno.  

José Reyes: Don Bruno, ¿cómo están las actividades por allá?  

BRC: Ahora no son frecuentes, como antes, por la situación pandémica. Pero se organizan algunas actividades virtuales para dar continuidad a una labor que todo indica que deja su huella. Se han hecho unas cuantas actividades virtuales porque las actividades presenciales se han suspendido en todas partes, en todas las áreas del saber, en todas las disciplinas.    

José Reyes: Y en esto, esta plataforma de Zoom ha jugado un papel muy importante.  

BRC: Ha sido clave para mantener la comunicación. Y se han dictado múltiples conferencias, encuentros, diálogos y conversatorios mediante esta plataforma. Imagínate tú si no existiera. El aislamiento hubiera sido mucho mayor.  

Rosina Anglada: Nos ha hecho ganar amigos. Ha sido múltiple el beneficio de las redes.   

BRC: Ciertamente, los medios electrónicos han cobrado más fuerza en esta etapa porque ha permitido que la gente siga comunicándose. ¿Ustedes se imaginan esta pandemia sin los medios electrónicos? Porque no es la primera vez que hay una pandemia en el mundo; pero cuando no existían los medios electrónicos de comunicación el aislamiento era completo.  

José Reyes: Cuando empezó la pandemia, don Bruno, que empezamos a reunirnos a través de Zoom, me trajo a la memoria la segunda vez que Melquíades llegó a Macondo, en Cien años de soledad, que llevó un catalejo. Y él decía que «el hombre ha acortado la distancia» y que «muy pronto podremos ver cualquier parte del mundo estando en el mismo lugar».  

BRC: Se anticipó a la tecnología.  Porque cuando escribió eso, no existían estos medios de comunicación, excepto el radio y la televisión. Quiere decir que los escritores, casi siempre, se han anticipado a los descubrimientos científicos en virtud de su luminosa intuición.  

José Reyes: Eso es así. Hay otra cosa también, que Buendía decía —en este caso Gabriel García Márquez-  que él había descubierto el secreto de Nostradamus.  

BRC: Su gran imaginación le dio prestigio internacional, esa capacidad de invención. Es admirable que él reconocía la inmensa, la grandiosa imaginación que se le atribuía, aunque él decía que no era tanta, como creía la gente. A mí mismo me lo dijo una vez, en una entrevista que le hice en Barcelona: que lo que ha pesado más en él, fue recordar las historietas y los cuentos que le contaban en su niñez sus familiares. Entonces, tuvo mucha memoria, ciertamente, para recordar esas historias que las había escuchado en la infancia, y capacidad para recrearlas. Claro, no se puede descartar su gran imaginación.  

Rhina Espaillat: Desde USA. La memoria es gran parte de lo que uno es. Uno es lo que recuerda. Yo cierro los ojos y veo La Vega cuando tenía cinco años.   

BRC: ¡Excelente memoria la suya! Hay un tipo de memoria que a menudo usamos. Yo le llamo «memoria vicaria». La memoria vicaria es la experiencia ajena que almacenamos en nuestra mente. Es decir, cuando aprovechamos cuentos, historias, vivencias de otros y las asimilamos y convertimos en propias, esa es la «memoria vicaria». Una vez, conversando con Marcio Veloz Maggiolo, le hablé de la memoria vicaria y a él le llamó la atención. Marcio fue un escritor poseedor de una gran memoria, y valoró la memoria. De hecho, escribió sobre la memoria y reconoció ese concepto mío sobre la «memoria vicaria».  

Rhina Espaillat: Cuando uno lee una cosa tan bien escrita que se vuelve experiencia y no lectura, a uno le parece que lo ha vivido. A mí me pasó eso con las cosas que pasan en los libros de Homero. Por ejemplo, la muerte de uno que «le pasó la lanza por el cuello y el alma salió por detrás por donde salió la lanza y el alma estaba diciéndole adiós a la vida y al mundo». Y yo digo «eso yo lo viví».  

Juan Freddy Armando: Buenas noches, para mí es un placer esta noche estar en esta tertulia especialísima dedicada a ese genio de la literatura dominicana, que es el doctor Bruno Rosario Candelier.               

BRC: Muchísimas gracias, Juan Freddy, con tu presencia, todos vamos a aprender. Tú tienes una gran sabiduría, una enorme experiencia y un talento creador.   

Juan Matos: Don Bruno, el doctor Lorenzo Araujo es un escritor dominicano, residente también acá en los Estados Unidos, en Oklahoma. Se acaba de unir.

Lorenzo Araujo: Un saludo y abrazos a todos. Venimos preparados para disfrutar, como siempre, este concierto en esta tertulia. 

BRC: Sí, es un concierto, porque hay muchas voces. Y cada uno hace su aporte.  

Lorenzo Araujo: Bastante rico, señor Bruno.  

BRC: Esa es la grandeza de la palabra.  

Juan Matos: Debo darles las gracias a todos ustedes por sus parabienes y las oraciones.  

Mercedes Cabral: Buenas noches, Eugenio.  

Eugenio Marcano: Saludos, don Bruno y a todos los presentes.   

Rhina Espaillat: Don Bruno, ¿no le parece que esto es cosa como de brujería?  

BRC: La alta ciencia y la tecnología tienen algo de eso. Los científicos de la física cuántica han dicho que dentro de la misma materia hay un movimiento que parece de fantasmas.  

Juan Freddy Armando: Bruno, una de las maravillas de doña Rhina es que, teniendo casi cien años, conserva su juventud.  

BRC: Esa es una gracia y un don divino.  

Juan Freddy Armando: Se mantiene juguetona, vivaz, simpática, alegre. Es iconoclasta.  

Rhina Espaillat: Cuidado con eso, yo tengo que buscar un diccionario.   

Juan Matos, palabras de bienvenida,  Pues bien, muy buenas tardes, bien amados hermanos de las letras y las artes, bienvenidos a su Tertulia Miercoletras. Esta es la versión correspondiente al miércoles 7 de julio de 2021. Y como siempre nos regocijamos al tener la oportunidad de compartir con ustedes fechas memorables. Y esta, naturalmente, es una de las fechas memorables de la Tertulia Miercoletras porque tenemos el privilegio de valorar entre nosotros al maestro y mentor don Bruno Rosario Candelier. Muy bienvenido a la Tertulia Miercoletras, nos sentimos altamente honrados de tenerle, don Bruno. Y sé que vamos a gozar mucho de esa cantera de conocimiento que siempre usted ofrece. Y nuestro bien amado hermano Juan Freddy Armando, la hermana Mercedes Cabral y Rosina Anglada tendrán el timón de esta barca alegre que va a caminar, sin dudas, va a navegar, sin dudas, va a bogar, sin dudas, en aguas de sapiencia.

 

Juan Freddy Armando,  Buenas noches. Para mí es un gran honor y un gran placer introducir esta Tertulia Miercoletras con Bruno Rosario Candelier, una persona a la que admiro como un genio del conocimiento. Cuando le digo genio del conocimiento es porque es un excelente creativo en las letras, con sus novelas, con sus estudios críticos, con sus ensayos; y porque es un científico del análisis literario. Vamos a decir que es nuestro otro Pedro Henríquez Ureña. Un hombre con una cultura inmensa, con un criterio de análisis científico de los textos literarios, como son los grandes críticos que ha tenido nuestra lengua y que ha tenido el mundo. Y, al mismo tiempo, es un gestor cultural que ha desarrollado una enorme actividad de motivación de jóvenes y de adultos hacia el trabajo literario a través del Ateneo Insular (digo a través del Ateneo Insular, después de formarse el Ateneo Insular, pero antes de eso se pasó su vida estimulando el trabajo creador de la gente). Pero, aparte de eso, es el director de la Academia Dominicana de la Lengua; pero no un simple director, sino que es uno de los más apreciados estudiosos de las palabras, reconocido tanto en España, por la Real Academia Española, como por la Asociación de Academias de la Lengua Española. De manera que nos representa dignamente ante el mundo de la lengua castellana, con su capacidad, con su calidad, con su conocimiento. Pero, aparte de todo eso, Bruno Rosario Candelier es un ciudadano siempre preocupado por los problemas culturales, estéticos y espirituales de nuestro país y siempre ha estado en primera fila ante el enfrentamiento de los problemas que ha tenido nuestro país. De manera que, para mí, Bruno es uno de los líderes que yo aprecio, distingo y sigo. De manera que hoy me siento sumamente feliz de introducir esta tertulia porque lo considero un genio del conocimiento, de las letras, de la creatividad, de la crítica y, como ciudadano de nuestro país, un ciudadano ejemplar. Eso quiero yo decir para introducir esta tertulia y les dejo a ustedes la palabra.

—Juan Matos: Muchísimas gracias, bien amado Juan Freddy. Qué bueno que Juan Freddy nos ha hecho una magnífica introducción de don Bruno. Y yo quiero dejar en manos de don Bruno que, por favor, empiece con este espacio que es suyo, Miercoletras.

 

Palabras de don Bruno Rosario Candelier  

Muchísimas gracias, Juan Matos, por esta honrosa invitación. Naturalmente, me siento conmovido con las generosas palabras, con las hermosas palabras de Juan Freddy Armando. Trataré de no defraudarlos ya que Juan Freddy dijo cosas muy elevadas de mí. Y entonces, cuando ocurre eso, no siempre el disertante satisface las expectativas. Pero, bueno, lo importante es que hay una motivación y ustedes están interesados al participar en este tertulia literaria de Miercoletras.

Cuando se hace uso de la palabra y cuando se participa en una actividad en la que hay interesados en una determinada temática, siempre algo queda, por el ejemplo que ocurre cuando alguien tira un guijarro o una piedra sobre el haz del agua en un estanque, una piscina o un río, pues al caer el guijarro sobre el agua genera movimientos concéntricos que van en expansión mediante ondas expansivas. Y eso pasa con la palabra. Cuando se hace uso de la palabra con el propósito de edificar o de orientar, deja una huella positiva. De ahí la dimensión intelectual, ética y estética de la palabra, que es importante tomar en cuenta, porque se debe hacer uso de la palabra para edificar, orientar, estimular, y desde luego para motivar la vocación creadora mediante la palabra. Porque hay muchas personas que tienen talento para la creación y no se atreven a canalizar ese talento, por diversos factores, sobre todo por falta de consciencia o por falta de convicción de que tienen talento. Yo conozco personas que tienen alto talento creador, sin embargo, no se atreven a plasmarlo porque no tienen la convicción de su talento o carecen de la fe para saber que pueden aportar. Es decir, se necesita tener fe en uno mismo, fe en el propio talento creador y fe en la capacidad para hacer uso de la palabra y testimoniar el punto de contacto que todos tenemos del universo. A todos se nos ha dado un punto de contacto con el universo. Yo estoy convencido de que, cuando una persona tiene consciencia de su punto de contacto con el universo puede testimoniar lo que percibe y en tal virtud puede desarrollar su talento creador porque puede plasmar lo que percibe del mundo. Por eso, cada escritor hace un aporte. Todos los escritores, sin importar el nivel de su formación intelectual, todos pueden hacer un aporte cuando dan el testimonio de su propia percepción del mundo, el testimonio de sus intuiciones, pues la intuición es clave para percibir el sentido profundo de la realidad, digamos, la dimensión oculta y trascendente de lo viviente y, desde luego, cuando dan el testimonio de sus propias vivencias.

Nosotros tenemos el poder de la palabra, y lo que la palabra representa es otro nivel de la realidad, una dimensión diferente de la realidad real, que podemos llamar la realidad verbal. La realidad verbal tiene una plataforma singular creada por los propios hablantes. Eso es un fenómeno milagroso decirlo, pensarlo y hacerlo: las personas creamos una plataforma verbal cuando hablamos, escribimos o creamos con las palabras. Y esa creación se plasma en la escritura, en la obra de arte y en la obra de ciencia, en la obra de pensamiento o de espiritualidad. Entonces, celebrar un encuentro como este nos permite reflexionar sobre el rol de la palabra y tener consciencia de los hermosos dones espirituales que hemos recibido. Las personas tenemos la suerte de tener dones inmensos, pero a menudo no tenemos consciencia de la importancia de esos dones. Porque no solo recibimos el don de la vida, sino también el don de la palabra, de la intuición y de la creación. Y eso es hermoso saberlo y disfrutarlo. Los escritores tenemos la posibilidad de testimoniar lo que percibimos mediante la palabra. Y es hermoso tener consciencia de esos dones admirables que nos distinguen y enaltecen.

—Juan Matos: Qué bueno que tenemos la oportunidad de reafirmar esos dones que hemos experimentado en distintas etapas de nuestras vidas, sobre todo en la etapa de formación. Yo le agradezco a don Bruno Rosario Candelier por esta magnífica introducción. Y reitero que yo sentí de primera mano ese aliciente, de manos de su hermano, que fue mi maestro de español en Barahona, don Ángel Rosario Candelier. Yo sentí esa entrega, ese afán por motivar a los jóvenes que manifestamos interés por la literatura. Cambió mi vida haber pasado por las manos de don Ángel Rosario Candelier.

—BRC: ¡Oh qué bien! Me alegra saberlo.

—Juan Freddy Armando: Juan, quiero que me permitas leer del libro Metafísica de la conciencia/El Logos en la pantalla del Cosmos, de Bruno Rosario Candelier, a propósito de lo que Bruno dijo de la intuición, lo que él dice en la página 295 de ese libro: «La palabra intuición viene de las expresiones latinas intus ire. “Intuir” significa ‘ir dentro’, ‘penetrar’, que es lo propio del poder de la mente con que venimos a la vida, atributo que llamamos intuición, el más grande poder del ser humano, porque mediante la intuición podemos conocer lo que sensorialmente no perciben nuestros sentidos corporales, ya que esos sentidos perciben lo que se ve, se oye, se huele, se saborea o se tacta, pero hay manifestaciones de la realidad que van más allá de esos datos sensoriales». ¡Oye, qué observación más inteligente!

-Rosina Anglada: Doctor Bruno, ¿en qué momento de su vida usted tuvo ese impulso hacia las letras? ¿Dónde bebió, en qué fuentes fue su inspiración? ¿Si desde niño comenzó este andar en las letras? ¿Era asiduo visitando bibliotecas en Moca, su pueblo natal?                                               

—BRC: Fíjate, Rosina. Cuando yo tenía trece o catorce años cayó en mis manos un libro que me impactó. Ese libro se llama La República Dominicana: Directorio y guía general, de un autor de Santiago de los Caballeros, Enrique Deschamps, hermano del famoso orador Eugenio Deschamps. E libro de Enrique Deschamps, que publicó en Barcelona en 1907, tiene un capítulo titulado «Los movimientos literarios». Cuando leí ese capítulo me impactó por la exaltación que él les daba a los escritores famosos de la época, sobre todo de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, por ejemplo, a Manuel de Jesús Galván, Fernando Arturo de Meriño; aCésar Nicolás Penson, Emiliano Tejera, Federico García Godoy y Pedro Henríquez Ureña y su hermano Max —quienes entonces eran muy jóvenes, pero ya eran figuras conocidas—; y exaltaba también a otras grandes figuras literarias de finales del siglo XIX, como Salomé Ureña, José Joaquín Pérez y Fernando Deligne, creadores que son pilares en las letras dominicanas; y cuando leí esa exaltación a esos notables escritores, me surgió la idea de dedicarme a la literatura, de consagrarme al cultivo literario. Y quizás con cierta dosis de vanidad tuve el deseo de «ser como uno de esos escritores». Ese detalle fue significativo para mí, de tal manera que, cuando en el año 1986, Cándido Gerón, que entonces era el director de la Biblioteca Nacional, publicó decenas de libros, y entre esos libros publicó uno mío, titulado Ensayos literarios, y cuando lo presentó dijo de mí que yo llenaba el vacío que habían dejado en el pasado los escritores que, justamente, mencionaba Enrique Deschamps, es decir, Galván, Meriño, García Godoy, los Henríquez Ureña, esos grandes escritores del pasado. Y eso me emocionó mucho, porque justamente, al evocar las honrosas menciones de esos escritores y compararme con ellos, pues, naturalmente, era un gran halago. Aunque no queramos reconocerlo, los escritores tenemos un yo que se emociona cuando nos reconocen. Pero, desde luego, lo más importante es lo que uno puede hacer y el aporte que uno puede realizar a través de la palabra a favor de los demás. Entonces, para responder la segunda pregunta de Rosina, efectivamente cuando yo era un jovencito, asistía a la biblioteca pública de Moca. Yo me crie en el campo, bueno, sigo siendo un campesino. Y lo digo con orgullo, porque asimilé la cultura campesina dominicana. Y digo que la asimilé porque en una de las sesiones académicas de la Real Academia Española en Madrid, ante esa pléyade de eminentes lexicógrafos, gramáticos e intelectuales españoles, cuando me correspondió dar el testimonio de palabras dominicanas, entonces recordé voces criollas que yo había escuchado cuando me crie en el campo y, desde luego, voces que forman parte del léxico dominicano, y pude introducir unas cuantas palabras en el Diccionario de la lengua española, lo que me produce una gran satisfacción. Le quiero decir a Rosina que cuando vivía en el campo solía ir con frecuencia a la ciudad de Moca, que sigue siendo un pueblo, pero para uno criado en el campo, ver calles, escuelas, iglesias, librerías, tiendas y, sobre todo, biblioteca, eso era una sorpresa para mí. Entonces, yo entraba a la biblioteca, y leía periódicos, revistas y libros. Sentía una curiosidad especial por esas cosas. Y eso, naturalmente, sentó la base para el desarrollo intelectual. Porque es la lectura, además de la observación de la realidad, la clave para lograr el desarrollo intelectual, estético y espiritual.

Entonces, esas lecturas en esa pequeña biblioteca de Moca, me ayudó. Pero además tuve un padre que leía. Mi padre era zapatero, pero era un gran lector; en sus ratos de ocio, lo veía leyendo un libro, un periódico o una revista. Él nunca me dijo a mí que leyera. Y un buen día comencé a leer. ¿Fruto de qué? Fruto del ejemplo que vi en mi padre. Por eso, la mejor enseñanza que podemos dar es con el ejemplo, porque los hijos imitan lo que ven de sus padres. Y yo veía que mi padre leía y entonces, inductivamente, deduje que para algo servía leer y, efectivamente, así es. Entonces, todas las lecturas, vivencias y reflexiones ayudan, Rosina, porque son múltiples los factores que influyen para que una persona se desarrolle intelectual, estética y espiritualmente.

—Rosina Anglada: Muchísimas gracias, doctor Bruno Rosario. Queremos poner de manifiesto en esta tarde su talante y su preeminencia, que lo acreditan como un gran humanista, y que su prolífica actividad intelectual es destacable, con más de sesenta publicaciones, eso indica que es muy fructífera su consagración al trabajo creador. Me llamó la atención que usted dice que todos los ambientes ayudan a ese desarrollo personal y profesional; que usted trabajó también en un colmado, no sé si es cierto (—BRC: Sí, es cierto); que trabajó en diversas actividades, y que todos esos entornos fueron espacios de aprendizajes que lo llevaron a la inspiración. Lo felicito, de verdad, por esa gran actividad, no sé cómo se reparte tanto tiempo (Y ya que conozco la opinión de sus discípulos, uno de ellos está aquí, Julio Rafael Anglada, que le ha dedicado una poesía muy hermosa; igualmente Anam Fiallo), cómo usted distribuye su tiempo de una manera tan acertada para apoyar a tantos jóvenes en este mundo literario. De verdad que sí es un placer enorme contar con usted, en esta noche, don Bruno, por esta vía electrónica.

—BRC: Muchas gracias, Rosina. Realmente todo ayuda. Todo contacto con la realidad siempre es útil. Y, claro, son muchos los influjos que recibimos a diario. Pero lo más importante para el mundo intelectual, científico y artístico, es lograr algo que yo logré. ¿Ustedes saben a qué me refiero? A la disciplina. La disciplina es clave. Hay muchas personas que no logran hacer un gran aporte, no por falta de talento, ni por falta de motivación, sino por falta de disciplina. Y la disciplina se adquiere, no es tan difícil conseguirla para el desarrollo intelectual. Es fundamental, primero, para uno formarse a sí mismo, para formarse con propiedad, con rigor; para no decir o escribir disparates, por ejemplo. Desde el principio, cuando comencé a escribir, siempre le puse atención a decir la verdad, a vivir la verdad. Porque a veces uno lee cosas, que uno siente que son disparates. ¿Cómo se evita escribir disparates? Para lograrlo hay que desarrollar lo que se llama raciocinio, indispensable para hablar o escribir con criterio, que es la capacidad del intelecto para adecuar lo que se piensa con la realidad, adecuarlo a la realidad. «La realidad es la verdad de las cosas», decía santa Teresa de Jesús. Entonces es importante la formación intelectual con disciplina, con rigor y con criterio. Y no es necesario leer demasiado, como cree la gente. Lo importante es saber leer, leer bien, aunque no se lea mucho. Es más importante leer bien, que leer mucho, y no leer mucho sin leer bien.

Ana Marchena: Desde Puerto Rico. Buenas noches, Juan Matos, Rosina, Juan Freddy, y a todos los que nos acompañan, pero muy especial a don Bruno a quien puedo decir que lo que soy hoy se lo debo en gran medida a él, porque siendo una jibarita en la lingüística acudí a la República Dominicana a hacer mi estudio, que fue mi tesis, y se la presenté a él en la Academia Dominicana de la Lengua, y cuando él la lee, pues entablamos un intercambio que marcó mi vida. No sé si recuerda, don Bruno.

—BRC: Claro que lo recuerdo, Ana querida, y quiero subrayar un dato específico porque te estoy viendo a través de la pantalla: tienes una hermosa apariencia. Te ves muy bien.

—Ana Marchena: Gracias. Cuando don Bruno me conoció tenía el pelo cortito. Y entonces recuerdo que, en su entrevista, ante el augusto director de la Academia, yo estaba un poco nerviosa ante esa presencia de ese gran intelectual; y él haciéndome preguntas, y yo me sentía que estaba en un banquillo pasando una prueba bien dura, bien difícil.

—BRC: Y pasaste muy bien la prueba… Pero lo que dijiste sobre la augusta presencia del director, no le doy mucha importancia ya que un cargo es algo transitorio.

—Ana Marchena: Claro, pero se crea un aura alrededor de la persona, y uno, pues de verdad, lo siente, lo palpa. Yo sentía esa aura sobre usted, tan fuerte.

—BRC: Gracias, Ana.

—Ana Marchena: Recuerdo una de esas conversaciones cuando él me dice: «Pero, ¿tú escribes?». Y digo: «Bueno, sí, yo escribo, ahí está mi tesis. Y yo quiero que usted pase juicio por ella, porque usted es uno de los lingüistas e intelectuales dominicanos más destacados». Y dice: «¨Pero yo quiero saber si tú escribes otra cosa».

—BRC: Sí, pensaba, entonces, en poesía y ficción. Y, efectivamente, tú me demostraste que sí. Porque, luego yo te prologué tu libro de poesía.

—Ana Marchena: Así es. Y entonces, ¡a mí me dio un miedo!

—BRC: El apoyo que yo te di a ti, yo siempre he tratado de darlo  a todo el que se acerca a mí en busca de ayuda. ¿Por qué? Porque yo siento que todo el que comienza, necesita un respaldo, el espaldarazo de quien haya transitado cierto camino y que pueda orientarlo.

—Ana Marchena: Claro. Yo se lo agradezco mucho porque fue así. Lo siento como mi mentor. Y Juan Matos, para hacerles el cuento largo corto, Juan Freddy y Rosina, me insistió meses después que le enviara mis escritos de poesía y ¡yo tenía un pánico! Y yo decía: «Pero yo no le puedo mandar esos disparates a este señor». Y don Bruno seguía preguntándome: «Pero, niña, ¿cuándo me vas a mandar…?». Y yo: «Ay, Dios mío». Hasta que un día dije: «Bueno, se los voy a enviar». Y cuando él las recibió, wao, me hizo una crítica que me estimuló realmente…Bueno, finalmente, don Bruno me prologó mi tesis que es La doble negación del español dominicano, con un comentario maravilloso; y me presentó el libro en la Academia Dominicana; y vino a Puerto Rico a presentármelo en la Academia Puertorriqueña de la Lengua en San Juan; después coincidimos en algunos congresos en la Academia de la Lengua.

—BRC: Hicimos un congreso del Movimiento Interiorista del Ateneo Insular allá también en Puerto Rico en tu tierra, en Morovis.

—Ana Marchena: Vinieron Emilia Pereyra y Pura Emeterio, wao, vinieron como quince.

—BRC: Además, asistieron José Luis Vega, el director de la Academia Puertorriqueña de la Lengua, y la más grande escritora mística de América, Luce López-Baralt.

—Ana Marchena: Así es. Además de intelecto y poesía y literatura, comieron moro y concón raspado. Pasamos una velada maravillosa en mi casa; durmieron allí toda esta gente como tres días, y fue una experiencia maravillosa. Y yo quiero aprovechar, para darte las gracias por tu apoyo, Bruno, tu generosidad, tu tiempo de leer, de construir una crítica maravillosa, de estimular a los que no somos conocidos para que caminemos por este viacrucis que es la literatura. Así que gracias y besos y muchísimas bendiciones.

—BRC: Gracias, Ana Marchena. ¿Pero por qué tú dices viacrucis?

—Ana Marchena: Bueno, porque uno tiene detractores. Tiene gente que te apoyan, pero es un viacrucis porque te tiran, te flagelan, te tiran piedras y te tiran flores.

—BRC: Mira, Ana, todo el que hace un aporte, tiene gente que lo admira y gente que lo atacan. Entonces, sigue hacia delante. Porque las piedras se las tiran al árbol que da buenos frutos. ¿Quiénes tiran las piedras? Los resentidos, envidiosos y frustrados. Haz tu trabajo y olvídate de quienes te atacan. Eso indica que vales.

—Ana Marchena: Gracias, muchas gracias, don Bruno. Así que mi agradecimiento eterno, mi cariño, mi respeto y mi admiración hacia ti siempre.

—BRC: Muchísimas gracias, Ana Marchena, igualmente para ti.

-Eugenio Marcano: Don Bruno, encantado de verlo por este medio. Yo soy una persona externa al círculo de la literatura, y por eso hago preguntas, a veces, medio raras. Pero quiero referirme a algo que usted mencionó de unas palabras dominicanas que usted consiguió que fueran incorporadas al Diccionario de la lengua española. ¿Pudiera darnos algunos ejemplos de esas palabras?

—BRC: Voces dominicanas son “mangú”; “chiripero”, “pariguayo”. Hay muchas palabras dominicanas que usamos con frecuencia y uno no se da cuenta que de es un aporte idiomático del hablante dominicano a la lengua española. Fíjate las palabras de origen taíno, por ejemplo “canoa”, “huracán”, “changüí”. Hay palabras que nosotros creemos que son comunes y corrientes de la lengua española, y de hecho lo son porque forman parte de nuestro vocabulario, del léxico del español dominicano, que es una variante de la lengua española en América; pero hay voces que las usamos con exclusividad los dominicanos, como ocurre en todos los países, porque las voces propias de cada país las tienen todos los países hispanoamericanos: Colombia, México, Argentina, Uruguay, todos los países.  Entonces, además de la lengua general, que es el idioma que entendemos todos los hablantes del mundo hispánico, cada porción de una comunidad de hablantes crea su propio lenguaje en el sentido de que hace un aporte léxico diferente. «Medalaganario», por ejemplo, fue una de las palabras que presenté, y que Ignacio Bosque, el ponente principal de la Gramática de la lengua española comenta como un ejemplo de una combinación léxico-gramatical del español dominicano. «Medalaganario» es una construcción dominicana, que viene de «me da la gana»: «medalaganario» y «medalaganariamente», que significan ‘caprichoso’ o ‘antojadizo’, y “de manera antojadiza”, respectivamente. Y así hay muchas voces que tienen un significado peculiar en nuestro país. La palabra «guagua», nos parece natural que los hablantes de todo el mundo hispánico la entiendan como la entendemos nosotros, es decir ‘un vehículo que da un servicio público a pasajeros’. Eso es una guagua en nuestro país. Pero en Chile, «guagua» es un ‘bebé’. Cada país crea su léxico propio con un significado peculiar o le asigna a una palabra de la lengua un significado particular. Las palabras que creamos los dominicanos son «dominicanismos léxicos» y las palabras de la lengua española a las que les endosamos un significado particular son «dominicanismos semánticos». Entonces, eso es parte de la riqueza de los hablantes, y todos los hablantes en todo el mundo hispánico hacen ese aporte. Cada variante de la lengua española en el mundo hispánico tiene aportes léxicos y semánticos muy importantes.

-Eugenio Marcano: ¿Qué criterio tiene la Academia de la Lengua para admitir una palabra?

—BRC: Tiene varios criterios. Para admitir una palabra propia de un país exige que se use en, por lo menos, tres países. ¿Sabes por qué? Porque si cada Academia de cada país le propone decenas de términos de sus respectivos países, habría que hacer un diccionario de cinco mil páginas, lo que no es conveniente. Por eso cada país debe crear su propio diccionario. Es decir, nosotros, en República Dominicana creamos el Diccionario del español dominicano, como lo ha hecho Puerto Rico, con la creación del Diccionario del español puertorriqueño, que también lo tienen México, Nicaragua, Colombia, Chile, Argentina y los otros países americanos. Una colección de una buena representación de voces americanas aparece en el Diccionario de americanismos. Es decir, cada país de América ha creado su propio diccionario. Y eso es lo que se llama un diccionario la «lengua local» con los vocablos de su habla, que constituye una variante de la lengua española en América, como también existe en Asia y en África. En el Diccionario de americanismos hay una gran representación de las voces locales de cada uno de nuestros países, porque el Diccionario de la lengua española, que comprende las voces de la lengua general, solo recoge unas 95,000 palabras, ya que no puede incorporar todas las voces de las lenguajes locales, porque se necesitaría un diccionario de seis mil páginas.. O habría que hacer varios volúmenes. Con ese criterio de que se use en tres países, pues, se frena la entrada de determinadas palabras al diccionario académico.

Asdrovel Tejeda: Me place, señor Bruno Rosario Candelier, saludarlo. Complacido por el trabajo que ha venido usted haciendo desde la dirección de la Academia Dominicana de la Lengua. El idioma, que es un ente vivo, muy vivo y cambiante (servil, a veces, por lo que se debe tener alguna contención), es, mucho antes que las coordenadas geográficas, lo que define un país, lo que unifica un país; porque es, en gran medida, lo que nos da la manera de poder comunicarnos, y la comunicación es la primera prioridad de una nación: la que nos lleva a la cultura, la que nos define, incluso, en los órdenes religiosos, sociales y políticos. Últimamente he visto con mucha preocupación la introducción de diferentes palabras en el argot cotidiano del dominicano. Otros, a través de la emigración, que han llevado palabras tratando de insertarlas en las conversaciones diarias. Y en los pueblos cercanos a la frontera veo con grave preocupación que se usan, junto con el español nuestro, palabras de nuestra vecina nación, creando un nuevo lenguaje. Eso me llena de preocupación porque es una manera de ir desintegrando la nación dominicana. A este tenor: ¿Qué hace la Academia para contener eso? ¿Qué hace para tratar de paliar y sacar las palabras que, como «teteo», son de consumo diario, sobre todo por un sector que no tiene gran educación, que su manejo del lenguaje no pasa de ochocientas palabras, y entonces introduce elementos nuevos, como una manera de hacerse notar?

—BRC: Tienes razón en tu preocupación, y te felicito por tu inquietud idiomática. Se nota que tienes conciencia de lengua. Porque la lengua es la base de nuestra cultura, de nuestra identidad como nación, de nuestra visión del mundo y de nuestra idiosincrasia distintiva. La preocupación que tú acabas de externar forma parte de la preocupación de la Academia, y por esa razón, estudiamos nuestra lengua, estudiamos nuestro léxico, impartimos charlas y conferencias, preparamos talleres y coloquios, publicamos boletines y libros, hablamos por la radio y la tv, concedemos entrevistas y conversatorios, ya que la lengua es la materia prima de las inquietudes intelectuales de los académicos de la lengua. Pues bien, tú has puesto el ejemplo de la palabra «teteo». Pero esa palabra es una creación léxica del español dominicano, y toda creación léxica enriquece el caudal lexicográfico de nuestra lengua. «Teteo» es una bella palabra que nació en el jolgorio que disfruta la juventud en sus diversiones y bebederas. Los pueblos crean palabras. «Teteo» es una nueva palabra dominicana. ¿Tú sabes cuál es el origen de «teteo»?

—Asdrovel Tejeda: No, no; realmente, no.

—BRC: Bueno, se sabrá en algún momento. Yo visualizo una escena, en uno de esos encuentros festivos de jóvenes en bares, colmadones o parques, en que un joven, excitado por los encantos de su novia, tartamudeando por los efectos de la bebida alcohólica, al expresarle a su diva que la ama, empezó a decirle “te te, te te, te te amo” y, ella, emocionada y feliz, le dice “deja tu teteo” y no bebas más. Así sospecho que nació esta nueva palabra, “teteo”, que una canción la hizo popular, y se ha hecho viral en las redes electrónicas y en las crónicas sociales de los periódicos. De todas maneras, “teteo” es un aporte idiomático a nuestra lengua, pues ya hasta la Real Academia Española ha llegado “la onda del teteo”. Sucede que las repercusiones sociales o las expresiones de la realidad cultural de una comunidad de hablantes, constituyen una dinámica permanente y, entonces, hay palabras que surgen, cautivan y se suman al repertorio léxico de una comunidad o de un país. Si a los hablantes les caen en gracia, las nuevas palabras pueden permanecer y adquirir la ciudadanía idiomática mediante la aprobación de los hablantes. Porque a veces ocurre que una comunidad de hablantes crea una nueva palabra, y esa palabra tiene vigencia por un tiempo, pero luego desaparece. Entonces, para que la palabra permanezca tienen que existir hablantes de la comunidad nacional que usen esa palabra; y, en segundo lugar, que haya escritores, como narradores literarios o periodistas, que usen esa palabra para que pase al ámbito de la escritura. Ahora bien, con relación a la preocupación que tú externaste sobre la realidad idiomática del español dominicano, hay actividades que hacemos en nombre de la institución para crear conciencia entre los hablantes del rol de la lengua y la normativa que debe estar presente en el uso de las palabras. Pero la Academia de la Lengua no es una entidad policial, que puede frenar la espontaneidad de los hablantes y, aunque puede desaprobar el uso de determinada forma de expresión, la sanción definitiva la dan los hablantes de la lengua. En la Academia fijamos la norma ortográfica, léxica y gramatical, la predicamos con el ejemplo y la proponemos para su mejor uso; y son los escritores y los intelectuales y los maestros y los sacerdotes y los comunicadores, es decir, los que tienen incidencia en la sociedad, los que más influyen para que se haga un uso correcto, apropiado y ejemplar de la lengua, para que se use la palabra con propiedad, para que se hable con elegancia. Es decir, tenemos una tarea muy amplia y rigurosa; pero tenemos que contar con el concurso de los hablantes, que son los usuarios de la lengua. Los dueños de la lengua no son los académicos de la lengua, ni son las Academias. Los dueños de cada lengua son sus hablantes y tenemos que contar con el concurso de los hablantes para mantener una lengua hermosa, rica, luminosa, edificante y ejemplar. Entonces, esa preocupación que tú externaste yo la celebro, y sé que tú podrías influir para que otros tomen conciencia de su propia lengua. La lengua es la clave, la base de la cultura; es la dimensión más importante de la cultura; porque la lengua es la plataforma válida para pensar, para escribir, para intuir y para crear; la lengua determina, incluso, el horizonte cultural. La capacidad que podemos forjar en nuestra conciencia depende de la lengua. El horizonte intelectual y cultural depende del dominio que tengamos de la lengua. Entonces en esto tenemos que contar con el concurso de los buenos hablantes, para usar nuestra lengua con propiedad, elegancia y corrección, entre los cuales están ustedes.

—Juan Matos: ¡Wao, es una cátedra lo que estamos gozándonos hoy!

—Rhina Espaillat: Yo quiero hacer una diferencia entre dos cosas: el neologismo se necesita, porque cuando viene un fenómeno nuevo, que no existía antes, hay que inventar la palabra para ese fenómeno. Y con el neologismo crece el idioma y eso es bueno. Pero, a mí lo que me molesta es la introducción en un idioma que tiene su vocabulario, y precioso como el nuestro, introducir palabras que vienen de otro idioma, que, sencillamente duplican lo que ya existe en el nuestro. Eso es, no solamente innecesario, sino que también saca de nuestro idioma el uso de las palabras apropiadas que tenemos.

 

—BRC: Efectivamente, así es. Permítame ponerle un ejemplo para ratificar lo que usted dice, doña Rhina: la Real Academia Española se resistió durante muchos años en admitir la palabra «implementar», que se formó del inglés «to implement». Si en español existe la palabra realizar, efectuar, ejecutar y otras similares, ¿para qué decir «implementar»? Bueno, finalmente tuvo que admitirla. Y admitió esa palabra por la presión de los hablantes, porque la mayoría de los hablantes usaban esa palabra.

—Rhina Espaillat: Como dicen aquí el «espanglish»; porque hay muchos «ishes» ahora entre los idiomas: «english» es «inish inglish»; «spanish» es «espanglish». Y esas mezclan empobrecen, no solamente el idioma que hablamos aquí en los Estados Unidos, sino el otro de donde viene ese idioma, porque se vuelve impuro. Todo se vuelve impuro. Y, como dice usted, hay que ser elegante en el uso el idioma. Uno se cree como que avanza más si usa el idioma de ese país, pero eso no es avanzar, eso es empobrecer lo que ya uno conoce, y que ya uno ama y debe amar y debe proteger. Como se dice: «Vamos a parquear el carro»; pero «parquear» no es la mejor palabra. Se “estaciona” el carro o el automóvil. Y eso no es difícil. Uno sencillamente tiene que ser, si es bilingüe, hay que ser ‘bi-lingüe’, dos idiomas. Yo tengo dos idiomas y los amo a los dos y los respeto a los dos. Mi papá me decía: «Si tienes la oportunidad de ser bilingüe y hablar dos idiomas bellos, ¿por qué vas hablar la mitad de uno y la mitad de otro? Porque entonces es ‘semilingüe’». Eso es una pobreza. Otro aspecto, don Bruno. Usted habló antes sobre la disciplina. Por favor, denos algunos ejemplos de lo que usted considera disciplina, en este sentido.

—BRC: Cuando leí Las guerras de las Galias, de Julio César, el antiguo general romano, aprendí algo importante. ¿Qué aprendí? Un día, un asistente suyo, asombrado de que Julio César durante el día estaba al frente de los comandos militares, en la noche sacaba espacio para escribir. Y así pudo escribir mucho porque lo hacía diariamente. El asistente le pregunta a qué se debía esa capacidad suya de dedicarse a la guerra durante el día y en la noche poder escribir. Y el general le respondió en latín: «Nulla dies sine línea», que en español significa «Ningún día sin una línea». Yo he practicado ese consejo y lo he asumido como una clave de mi vida intelectual. Yo escribo diariamente. Y a la gente que comienza a escribir le pondo ese ejemplo y le digo lo siguiente: Si usted escribe una página, una sola página, aparentemente es poco; pero si cada día usted escribe una página, en un año tiene 365 páginas y ya eso es un libro. Entonces, eso se llama disciplina. Si se dispone a escribir hágalo cada día. Saque una o dos horas al día para leer. Saque una o dos horas al día para escribir. Eso es disciplina, doña Rhina. Entonces, yo soy disciplinado. Yo aprendí a disciplinarme. Se aprovecha más con disciplina, aunque se sepa mucho.

Transcripción: Miguelina Medina.

ELECCIÓN DE JOSÉ MÁRMOL COMO MIEMBRO DE NÚMERO DE LA ADL

En sesión eleccionaria celebrada en la sede de la Academia Dominicana de la Lengua el 13 de mayo de 2021 fue elegido el escritor, pensador y poeta José Mármol con el voto mayoritario de los académicos numerarios para ocupar el sillón N que dejara vacante Marcio Veloz Maggiolo.

José Mármol fue elegido con el voto favorable de José Rafael Lantigua, María José Rincón, Juan José Jimenes Sabater, Fabio Guzmán Ariza, Ricardo Miniño Gómez, Ana Margarita Haché de Yunén, Federico Henríquez Gratereaux, S. E. Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, Franklin Domínguez, Rafael Peralta Romero, Pedro Vergés, Guillermo Piña-Contreras, Manuel Matos Moquete, Dennis R. Simó, General ® José Miguel Soto Jiménez y Bruno Rosario Candelier.

Esta sesión eleccionaria fue ratificada por los siguientes miembros de la Junta Directiva de la Academia: el secretario de la corporación, Manuel Núñez Asencio; el tesorero, José Enrique García; el bibliotecario, Juan José Jimenes Sabater; el vocal, Rafael Peralta Romero, y el director de la institución, Bruno Rosario Candelier. Y confirmada por el abogado de la Academia, que es también miembro de número de la ADL, Fabio Guzmán Ariza. Santo Domingo, República Dominicana, el 13 de mayo de 2021.

 

José Mármol: Poeta, pensador, crítico literario, promotor cultural y ensayista dominicano. Nació en Santo Domingo, República Dominicana, en 1960. Tiene una licenciatura en filosofía (UASD), un posgrado en lingüística aplicada (INTEC) y una maestría en filosofía (UPV, España). Fundador, en 1985, de la Colección Egro de Literatura Dominicana Contemporánea. Premio Anual Salomé Ureña de Poesía en 1987 y 2007; Premio Pedro Henríquez Ureña de Ensayo en 1992; Premio Casa de Teatro de Poesía y Accésit al Premio Internacional de Poesía Eliseo Diego, revista Plural (México), en 1994; galardonado con el XII Premio Casa de América de Poesía Americana (España) en 2012. Reconocimiento con la presea del Premio de la Academia Dominicana de la Lengua 2012; y Premio Nacional de Literatura (del Ministerio de Cultura y la Fundación Corripio) en 2013. Profesor Honoris Causa de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en 2013, y Person of the Year 2015, por Cannes Lions Dominicana. Miembro de número de la Academia de Ciencias de la República Dominicana, desde 2007, y miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua (desde 2021).  Las obras poéticas de José Mármol son: El ojo del arúspice (1984), Encuentro con las mismas otredades (1985), La invención del día (1989),  Torrente sanguíneo (2007),  Lengua de paraíso (2011), Deus ex machina y otros poemas (2001), Lenguaje del mar (2012), Yo, la isla dividida (2019) y Celebración de la imagen (2021). En prosa publicó Ética del poeta (1997), Las pestes del lenguaje y otros ensayos (2004), El placer de lo nimio (2004), Cansancio del trópico (2005), Torrente sanguíneo (2007); La poética del pensar y la generación del 80 (2007); Defensa de la poesía, defensa de la vida (2012); Posmodernidad, identidad y poder digital (2019), Identidad en la modernidad líquida globalizada (2021). Sobre su obra se han publicado José Mármol, antología poética (Médar Serrata, 2004), Anatomía de un poeta. Aproximaciones críticas a José Mármol (Carlos X. Ardavin, 2005), El búho y la luna. Entrevistas a José Mármol (Basilio Belliard, 2005) y Viaje hacia el arúspice. Relectura de la obra de José Mármol (Mateo Morrison, 2015). Ha participado en festivales y congresos de literatura en Europa, Estados Unidos y Latinoamérica.

 

DE BRC A JOSÉ MÁRMOL, SANTO DOMINGO, 16 DE MAYO DE 2021

 

Sr. D. José Mármol

Ciudad

 

Estimado escritor y amigo José Mármol:

En sesión académica celebrada en la sede de esta corporación el jueves 13 de los corrientes, mediante votación mayoritaria los académicos de la lengua acordaron elegirlo a usted nuevo miembro de número de esta Academia para ocupar el sillón que dejara vacante el escritor Marcio Veloz Maggiolo. En fecha posterior, dentro de un plazo de seis meses, le corresponde a usted presentar un discurso sobre un tema de lengua o literatura acordado con el suscrito, y entonces le asignaré la fecha del acto de su incorporación para oficializar su entrada a esta institución. En dicho evento debe usted referirse al académico cuyo sillón, marcado con la letra N, usted ocupará a partir de su incorporación. Ya designé a nuestro académico José Rafael Lantigua para que lo reciba, en nombre de la institución, en esta Academia Dominicana de la Lengua.

Al reiterarle mi reconocimiento y distinción a su categoría de pensador y poeta, la ocasión es propicia para felicitarlo por este nuevo lauro enaltecedor de su brillante carrera literaria.

Reciba, con mi abrazo afectuoso y solidario, mi cordial salutación.

 

Dr. Bruno Rosario Candelier

Director Academia Dominicana de la Lengua

 

DE JOSÉ ANTONIO MÁRMOL PEÑA A BRC, 16 DE MAYO DE 2021

 

Sr. D. Bruno Rosario Candelier

Director Academia Dominicana de la Lengua

Estimado señor director Rosario Candelier:

Muchísimas gracias por tan importante noticia, que recibo con agradecimiento y humildad. Un inmenso honor para mí ocupar el sillón N, que dejara vacante nuestro admirado intelectual y escritor, como entrañable amigo, Marcio Veloz Maggiolo, a raíz de su sentido fallecimiento.

Me ajustaré gratamente a los rigores de esa prestigiosa institución, para culminar el proceso de incorporación.

Le reitero mi gratitud. Cordiales saludos.

José Mármol

 

JOSÉ MÁRMOL ES ELECTO MIEMBRO DE NÚMERO DE LA ADL

La Asociación de Academias de la Lengua Española felicitó la elección de José Mármol. La Academia Dominicana de la Lengua, correspondiente de la Real Academia Española, en sesión celebrada el 13 de mayo último y mediante votación mayoritaria de los académicos, acordó la elección del escritor José Mármol como nuevo miembro de número, destinado a ocupar el sillón N, que dejara vacante a raíz de su fallecimiento el destacado escritor, arqueólogo, antropólogo e historiador Marcio Veloz Maggiolo.

El director de la Academia Dominicana de la Lengua, doctor Bruno Rosario Candelier, en misiva dirigida al escritor Mármol, fechada el 16 de mayo pasado, refiere que “dentro de un plazo de seis meses, le corresponde a usted presentar un discurso sobre un tema de lengua o literatura acordado con el suscrito, y entonces le asignaré la fecha del acto de su incorporación para oficializar su entrada a esta institución”.

Por su parte, el secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española, Francisco Javier Pérez, en comunicación fechada en Madrid el 19 del pasado mes, dirigida al doctor Candelier, “felicita a la Academia Dominicana de la Lengua por la elección del escritor, pensador y poeta José Mármol como nuevo miembro de número de la corporación”.

José Mármol es doctor en Filosofía por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), además de licenciado en Filosofía y Metodología de las Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), ambos títulos obtenidos con honores académicos, y con un posgrado en Lingüística Aplicada del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC). Es miembro de número de la Academia de Ciencias de la República Dominicana desde 2007. En 2013 el Consejo Universitario de la UASD le reconoció como Profesor Honorario de la Facultad de Humanidades, mientras que en 2017 la Universidad Tecnológica de Santiago, Sede Central, le designó Doctor Honoris Causa, ambos por sus aportes a la literatura dominicana.

Ha publicado numerosas obras en los géneros de poesía, ensayo literario y ensayo filosófico, con las que ha obtenido múltiples galardones entre los que figuran el Premio Nacional de Literatura 2013, Premio Academia Dominicana de la Lengua 2012, Premio Casa de América de Poesía Americana (España) 2012, Premio de la Asociación de Periodistas y Escritores Caonabo de Oro 2017, así como los premios de poesía Salomé Ureña 1987 y 2007, Pedro Henríquez Ureña 1992 y Casa de Teatro 1994.

Mármol expresó su agradecimiento a los directivos y miembros de la Academia Dominicana de la Lengua y a la Asociación de Academias de la Lengua Española por la distinción que representa el haberle escogido como académico de la lengua.

LA RAE PRESENTÓ RED PANHISPÁNICA DE COLABORADORES

La Real Academia Española presentó la Red Panhispánica de Academias, Universidades y Centros de Investigación para la elaboración del Diccionario histórico de la lengua española. El acto fue celebrado en la sede de la institución en Madrid. Estuvo presidido por el ministro de Ciencia e Innovación de España, don Pedro Duque, y dirigida por el director de la RAE y presidente de la ASALE, don Santiago Muñoz Machado. Estuvieron presentes, además, la presidenta de comunidad de La Rioja, doña Concha Andreu, y la coordinadora del equipo central del DHLE, Mar Campos. En la misma participaron también los directores y presidentes de las diversas Academias miembros de la Real Academia Española y de la Asociación de Academias de la Lengua Española, algunos de los cuales de forma telemática por medio de la plataforma Zoom.  Otros miembros de la corporación y colaboradores, pudieron participar mediante la plataforma de YouTube de la RAE.

 «El Diccionario histórico de la lengua española se refuerza con nueva metodología»   

Don Santiago Muñoz Machado agradeció la presencia de todas «las instituciones que apoyan y patrocinan este proyecto, como Inditex, y a la Fundación Pro Real Academia Española, entre otras; y a las Academias y Universidades y los Centros de Investigación que conforman el núcleo inicial de la Red panhispánica de colaboradores».

«El Diccionario histórico de la lengua española se refuerza en esta etapa con una nueva metodología», expresó. Hizo una reseña general de la historia del Diccionario histórico de la lengua española a través del tiempo. Cito algunos de los textos que, en este sentido, están publicados en el sitio web de la Academia, por motivo de interferencias de audio en esta parte de transmisión. No obstante, puede accederse a su discurso por medio del enlace citado al inicio de esta crónica:

 

(1933-1936). «El Diccionario histórico de la lengua española (1933-1936) supone la confluencia entre la tradición del Diccionario de autoridades y el sistema de trabajo de la lexicografía histórica que se practicaba en Europa desde el siglo xix. En pocos años, a pesar de la escasez de materiales y de la dudosa fiabilidad de algunos de ellos, se publicaron los dos tomos de este diccionario (de la A a la Ce). Los ejemplos que se contienen en estos volúmenes fueron decisivos para la confección de otras obras y facilitaron el paso adelante que supuso el Diccionario histórico de la lengua española de 1960-1996» (https://www.rae.es/obras-academicas/diccionarios/diccionario-historico-1933-1936). (1960-1996). «En el año 1946 se crea el Seminario de Lexicografía de la Real Academia Española para emprender la redacción de un diccionario histórico del español, acorde con los métodos de la moderna lexicografía, representada por el Oxford English Dictionary. En 1951 se publica una muestra. Entre 1960 y 1996 se editaron los fascículos de las palabras comprendidas entre a-apasanca y b-bajoca. Con el fin de facilitar su consulta y la recuperación de sus datos, se proporciona una versión electrónica que va acompañada de una herramienta de búsqueda» (https://www.rae.es/obras-academicas/diccionarios/diccionario-historico-1960-1996). (2013-2019). «En agosto de 2013, coincidiendo con el tercer centenario de la Real Academia Española, se publicó una primera muestra del entonces denominado Nuevo diccionario histórico del español (NDHE) a la que han seguido actualizaciones periódicas. En el XVI Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española (celebrado en Sevilla, en noviembre de 2019), fue reconocido y aprobado como proyecto académico panhispánico» (https://www.rae.es/dhle/) (Fin de las informaciones citadas).

 

Descripción de «la nueva etapa del Diccionario histórico de la lengua española» 

En su discurso Muñoz Machado explicó que «hubo unos años de preparación de la nueva y definitiva etapa, que es en la que estamos. El trabajo aquí correspondió, fundamentalmente, a don José Antonio Pascual, de la dirección a partir del 2005-2006»:

«Don José Antonio montó un equipo nuevo y creó una nueva metodología para el Diccionario, metodología que cambiaba, radicalmente, algunas de las bases del método anterior. Por ejemplo, sustituyendo el criterio alfabético de la organización del trabajo y sustituyéndolo por un sistema relacional que es el que mantenemos hasta la actualidad. Es diferente a los anteriores Diccionarios en papel que presentan las palabras aisladas. El Nuevo diccionario histórico de la lengua española desarrolló la historia del léxico desde una perspectiva relacional, es decir, atendiendo a los vínculos etimológicos, morfológicos y semánticos que enlazan las palabras».

Apuntó que «el Diccionario histórico de la lengua española ha sido concebido, por tanto, desde el tiempo de don José Antonio Pascual como una base de datos léxica y diacrónica que permite redactar sus artículos de acuerdo con un criterio de organización del trabajo por campos semánticos, o voces relacionadas por su significado, y familias léxicas». Y «de esta situación hemos partido —añadió—, de mantener lo que nos concedió don José Antonio para añadir, a lo que él tenía establecido, algunos criterios complementarios que tratan de corregir lo que la historia del Diccionario nos ha enseñado reiteradamente».

«Necesitamos, fundamentalmente, más equipos; necesitamos, fundamentalmente, más medios para avanzar una obra que, si no se imponen estos criterios nuevos, tardaría en completarse 80 o 90 años. Preparar y publicar unos 1000 trabajos al año, como está haciendo actualmente el equipo, considerando la cantidad de voces de la lengua española, tardaríamos la cantidad de años que acabo de decir», señaló. «Ahora de lo que se trata es de aligerar el trabajo, establecer un proyecto a más corto plazo. Pero debo advertir, desde este mismo instante, que los diccionarios, todos en general, hay que tratarlos con tranquilidad, despacio, no se trata de correr. Se trata de hacer las cosas lentamente, pero con más gente y con más medios. Uno de esos medios es, fundamentalmente, la informática, los medios digitales, que permiten trabajar mucho más aprisa porque la información con que contamos es mucho más importante».

 

«Recursos electrónicos complementarios» 

Señaló Muñoz Machado que «los recursos electrónicos complementarios, que ahora se pueden porque ya están a disposición del Diccionario, son muy importantes»:  «El primer recurso léxico desarrollado para el Diccionario es el denominado Corpus del Diccionario histórico que tiene tres capas que reúnen 350 millones de fórmulas, de ocurrencias, están integradas en las herramientas de redacción del Diccionario, lo que supone una novedad importante. Imaginen las distancias entre una lexicografía de fichas y esta lexicografía digital, que permite un manejo formidable de lo que los redactores de los diccionarios pueden manejar, además de una herramienta de redacción que trabaja en algunos aspectos, incluso, automáticamente».  Dijo que «está a disposición, ahora, de los trabajos de los equipos del Diccionario nuestro viejo Diccionario de autoridades que se hizo entre 1726 y 1739; también nuestro Diccionario histórico de la lengua española, el del período de 1933-1936, y el del período de 1960-1969; el mapa del Diccionarios académicos que se trabajó y se consiguió gracias a un convenio firmado con el Instituto de Estudios Canarios; el Diccionario histórico del español de Canarias. Se dispone también del nuevo Tesoro lexicográfico de la lengua española y un extenso repertorio bibliográfico formado por la Academia en diferentes etapas, entre otras muchas cosas». «Ahora estamos trabajando en la publicación en Internet, en su versión electrónica, de un Tesoro de los diccionarios históricos del español que acumulará todo ese material y más dispuesto a un manejo más fácil. De modo que solo recogiendo los artículos ya publicados en los Diccionarios históricos tendríamos un conjunto de lemas disponibles para trabajar sobre ellos. Del primer proyecto, del 33-36, tiene 22,800 emblemas, el segundo proyecto tiene 28,000 y el actual ya va, con la entrega que vamos a mostrar hoy, por 6,325».

 

«El cambio presentado consiste, fundamental, en un cambio de estrategia operativa»  

«Fundamentalmente el cambio que les estamos presentado «consiste en un cambio estratega, una variación de la estrategia operativa»:

  1. «Creamos hoy una Red panhispánica de Academias, Universidades y Centros de Investigación para la elaboración del Diccionario histórico de la lengua española,que no es absolutamente nuevo en cuanto a la metodología que vamos a emplear porque herramientas fundamentales de esta Casa, como los corpus CORDE y Corpus, también se basan en la colaboración con las Universidades. Pero ampliando este método, y haciéndolo más ambicioso, científicamente convertimos el Diccionario histórico en un proyecto colectivo de la Academia, bajo la dirección de la Academia, la tutela de la Academia y la corrección, en su caso, de la Academia; pero con la participación de los mejores lexicógrafos de nuestro país para que ellos den la seguridad de una obra que cuando la tengamos hecha, al menos parcialmente, sea una obra histórica, no solo por las dificultades que ha habido para abordarla, sino porque somos uno de los últimos países importantes de Europa que no tiene un Diccionario histórico de su propia lengua».
  2. «El proyecto es un proyecto que tiene dimensión panhispánica por primera vez en la historia de esta obra. Siempre ha sido la Academia la que ha guardado para sí y para colaboradores y profesores españoles. Ahora son todas las Academias americanas que quieran participar (en este primer momento vamos a presentar a unas cuantas), todas las que quieran participar; y universidades españolas, todas las que quieran sumarse a un proyecto que concebimos como un proyecto colectivo en el que lo mejor de la inteligencia lingüística española participe, porque la obra realmente lo merece».
  3. «Será un proyecto de Estado. ¿Qué le voy a decir, señor Ministro? No hay bien cultural mayor que tenga España que su lengua, y su conservación en los ámbitos donde se habla. Por tanto, siempre agradecemos mucho al Gobierno que nos haya ayudado en todo lo que lo ha hecho, que es mucho. Pero vamos a pedir más para que nos ayude en esto, que, realmente, es un proyecto de importancia, no solo para nosotros, sino para la mayor parte de las personas que nos está escuchando ahora mismo desde América. Son ellos los que van a hacer la obra junto con nosotros puesto que la lengua no es la lengua de España, sino la lengua de ese conjunto».
  4. «Además va a ser por primera vez un proyecto de investigación. He podido hablar con los directores generales de las universidades para decirles que, irremediablemente, esta obra tiene que estar incorporada a los proyectos de investigación cotizables. Es un proyecto que puntúa a efectos de la meta de las evaluaciones del profesorado; y, realmente, la respuesta que he tenido de ellos, inmediata, ha sido muy favorable. Estos son los pormenores de lo que queremos hacer, este es nuestro planteamiento.

 

Mensajes de los directores de institutos y academias  

Luego de esta primera exposición del director, fueron proyectados lo mensajes de algunos de los directores de las Academias y Universidades que trabajarán en el proyecto:  Don Juan Carlos Vergara, presidente de la Academia Colombiana de la Lengua: «La Academia Colombiana de la Lengua celebra la creación de la Red Panhispánica para la elaboración del Diccionario histórico de la lengua española. La creación de esta obra es una mezcla exitosa entre tradición y novedad, tradición de siglos de estudios lexicográficos, y novedad presente en la lingüística computacional contemporánea. Naturalmente, reconocemos el legado de ilustres antecesores de esta obra: don Julio Casares, don Víctor García y Diego, don Ramón Menéndez Vidal, don Rafael Lapesa, don Manuel Seco y, por supuesto, don José Antonio Pascual. La unión de la filología, la lingüística y la tecnología alineada con la colaboración de las Academias, las Universidades y los Centros de Investigación es prenda de garantía para poder cumplir en un plazo razonable con la entrega de esta magna obra a la humanidad».

Palabras de la señora Carmen Millán, directora general del Instituto Caro y Cuervo: «El Instituto Caro y Cuervo se incorpora a la Red Panhispánica de Colaboradores para la elaboración del Diccionario histórico de la lengua española. Cercano a cumplir 80 años de trabajo sostenido en la protección y salvaguarda del patrimonio lingüístico de la nación colombiana, el Instituto, que es una institución de educación superior adscrita al Ministerio de Cultura de Colombia saluda esta iniciativa que exigirá del nuestro, y estoy segura que de los demás equipos, el compromiso y cuidado que merece. Por eso nuestro equipo tiene como centro el Grupo de Investigaciones Lingüísticas y sus líneas de investigación: lengua, tiempo, espacio y sociedad, lexicografía, glotopolítica y lingüística de corpus. Todos los investigadores e investigadoras hacen parte de la Red Cienti, que reúne a la comunidad científica de Colombia en torno a la plataforma del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. Queridos colegas, querido Director, Santiago Muñoz Machado, en el Instituto Caro y Cuervo atesoramos las miles de fichas, escritas con las preciosas caligrafía por Rufino José Cuervo, las que darían origen al Diccionario de construcción y régimen de la lengua castellana. Nada más ni nada menos es el principio del legulacho, que el Instituto Caro y Cuervo trae a este proyecto».

 

Muñoz Machado: «Es absolutamente preciso que todos lo que me escuchan, miembros y directores de los equipos de trabajo, aprendan cómo funciona la herramienta informática, sofisticada pero accesible».  

«He dicho que un diccionario, siempre, hay que tomarlo con paciencia, y el Diccionario histórico de la lengua española con especial paciencia, sin prisas. Hemos incorporado a muchas personas y pensamos si encontramos realmente calidad intelectual, y formación suficiente en los lingüistas españoles, a más todavía. Lo importante es que sepamos mantener una disciplina estricta y, antes que nada, todos aprendamos el método que nos dejó establecido José Antonio Pascual, a quien vamos a seguir, naturalmente, porque esto no esta no es cuarta fase del Diccionario, sino tercera (b); la primera es la que llegó a terminar él con sus trabajos. Ahora de lo que se trata es de no separarse de ese método, seguirlo tal y como él lo formuló. Y para esto es absolutamente preciso, necesario, que todos lo que me escuchan, miembros, directores y miembros de los equipos de trabajo, aprendan cómo funciona la herramienta informática, sofisticada pero accesible, que han preparado nuestros informáticos; que aprendan, y para eso vamos a llamarlos a la Academia. Ya hay algunos grupos que han tomado el número que les corresponde para pasar por aquí, para que aprendan, realmente, la mecánica de esta herramienta y el método en que consiste. No vamos a dejar libertar —como ya están advertidos—, cada cual acometa el Diccionario a su aire, sino que, desde la Academia, desde el equipo central de la Academia, les iremos indicando los grupos de palabras en lo que se tienen que ocupar; los corregiremos y revisaremos hasta que consigamos, realmente, uniformidad de trabajo, una armonía conjunta en los criterios, metodológicos y técnicos, y podamos poco a poco ir presentando esas nuevas entregas».

«Yo confío que, a no tardar más de 5 años, tengamos 25 o 30 mil artículos del Diccionario. Es un proyecto no demasiado ambicioso porque se han fijado en las cifras que he dado de los alcances de anteriores proyectos —no estaba muy lejos de esa cifra— aunque ahora, realmente, la ambición y la tecnología a nuestra disposición y la documentación de la que partimos es mucho más importante. Pero me conformaría, realmente, con ese número de artículos para el Diccionario, lo cual supone nada más que, al principio no harán muchos, cada uno de ustedes. Harán un número muy inferior al del equipo de la Real Academia Española, que está bien adiestrado y que es capaz de hacer 1000 entradas por año. No esperamos tanto de los equipos hasta que no se entrenen y redondeen su experiencia, y la manera de aplicarla, al Diccionario».

 

«Trabajaremos en una red punto y multipunto» 

Don Santiago Muñoz Machado indicó: «Esto es un elemento informativo importante para cómo trabajar: trabajaremos en red, una red punto, multipunto. El punto es absolutamente esencial porque es esta Casa; multipunto, todos los demás lugares del mundo donde se va a estar trabajando en la Obra siguiendo la metodología, exactamente la misma. Será revisado el trabajo final por el equipo central de la Academia, y, si es el caso, por la Comisión del Diccionario Histórico, que existe aquí nutrida de muy importantes lingüistas que revisarán el estado de los trabajos continuamente».

«Pienso, además, incorporar a la Dirección los académicos especializados que, actualmente, están en segundo plano y que pienso sacar al primero en la medida que ellos lo deseen. De momento, sin embargo, ya verán que figura al frente de la obra, como director general y coordinador, el director de esta Casa, un servidor. Les diré que lo haré mientras sea necesario, porque esta es una obra que necesita mucha gestión, gestión empresarial, para que funcione. Es necesario estar atento al equipo de trabajo del Director, que estará siempre preocupado de que la Red funcione, y funcione con el brío que esperamos de ella, y mientras esto sea preciso, que lo será por largo tiempo, el director de la Academia será el máximo responsable en ese aspecto. El director de la Academia actual no es un lingüista, como bien les consta —y es consciente de sus limitaciones—, pero se valdrá de los lingüistas necesarios en esa tarea de dirección-miembro de la Casa».

 

«La Academia está abierta al trabajo comunitario, sin excepción»     

Dijo que ya se ha estado «fijando la estancia de algunos grupos de trabajo. Ya está anunciada la incorporación de los coordinadores de los equipos de la Universidad Autónoma de Barcelona y de la Universidad Rovira i Virgili». Agregó que «no es una casualidad que se haya empezado por comunidades que son bilingües, significa lo abierta que está nuestra Academia, realmente, a la participación y al trabajo comunitario, sin ninguna excepción». Explicó que «trabajarán todos en los campos temáticos que se les asigne, con absoluta autonomía, disfrutando de la autoría de la obra, pudiendo exhibir esa autoría, gozarán de las ventajas de que este Diccionario sea un proyecto de investigación. Iremos poco a poco desde el equipo central, que, como bien saben, dirige Mar Campos».  «En términos generales he dado en método de trabajo y de la manera en que vamos a funcionar a partir de ahora».

«¿Quiénes van a ser los autores de esta magna obra, no acabada en un siglo y que ahora pretendemos cerrar, o por lo menos volar hacia una primera entrega, en los próximos años?»,

«Debo decirles, por lo menos anunciarles en términos generales, quién es ese equipo, quiénes son las personas que van a trabajar. Tenemos seleccionados 18 equipos en todo el mundo, que es el núcleo inicial, que pueden atribuirse el puesto, hoy declarado por la Constitución, el título de “Fundadores” del proyecto. Pero es un proyecto abierto en el que pensamos podrán sumarse, en un futuro, más personas».

Muñoz Machado hizo mención de los equipos. Aquí expongo solo una muestra de la ilustre mención: «Al frente del equipo central del Diccionario, doña Mar Campos Souto, Universidad Santiago de Compostela; en Argentina, José Luis Moure, director, y Santiago Kalinowski, coordinador; Academia Boliviana, José Roberto Arce, como director; Academia Colombiana, Juan Carlos Vergara; Academia Costarricense, don Miguel Ángel Quezada, como director y coordinador; Academia Cubana de la Lengua, Marlen Domínguez, directora general, y Loisi Sainz Padrón, coordinadora; Academia Mexicana, don Aurelio González».   

Palabras de Alonso de Elizaincin, Academia nacional de las letras, Uruguay: «Es un gran honor para la Academia Nacional de Letras formar parte de la Red que se inaugura hoy. La tarea convocante es contribuir a la elaboración del Diccionario histórico del español en su nueva etapa. La Academia Nacional de Letras integró para ello un equipo bajo la coordinación del nuevo numerario Juan Justino de la Rosa, integrada, además, por otros lingüistas que ya han colaborado en otros proyectos de la Academia […] Comprometemos nuestro esfuerzo y hacemos voto por un desarrollo armónico y eficaz de este gran proyecto hispánico».  

Palabras de Cecilio Garrido Escribano, Universidad Autónoma de Barcelona: «Celebro con entusiasmo la creación de la Red Panhispánica de Academias, Universidades y Centros de Investigación para la elaboración del nuevo Diccionario histórico de la lengua española. El nuevo Diccionario histórico es un proyecto con unos cimientos sólidos en el que la Academia viene trabajando desde hace años con un planteamiento científico y filológico, moderno y riguroso. Pero también es un proyecto ambicioso que requiere del esfuerzo colectivo para que podamos dotar a nuestra lengua de una herramienta fundamental para el conocimiento del léxico. Con esta alianza de Academia y Universidades el nuevo Diccionario histórico va a recibir un impulso decisivo, y para los investigadores supone un estímulo fundamental para seguir profundizando en el conocimiento del español».

«Cómo va a funcionar la nueva visualización del Diccionario» 

«Teníamos, hasta ahora, una presencia en pantalla determinada que producía 10,000 visitas al mes al Nuevo diccionario histórico del español. Hemos cambiado la visualización y hemos hecho cálculos de qué va a suponer esto respecto de la utilización de nuestro Diccionario histórico. Vamos a cambiar los números para que, en el plazo no mayor de un año, es decir, antes de diciembre de este año, haya 1,000,000 de usuarios mensuales, lo cual supone situar este Diccionario al nivel que están en la Academia el Diccionario panhispánico del español jurídico o el Diccionario panhispánico de dudas. Realmente es un cambio importante, que se debe, entre otras cosas, al esfuerzo que han hecho nuestros informáticos y a la conexión que se va a poder hacer del Diccionario con la red de Google que podrá tenerlo ahora más accesible. El Diccionario va a ser también accesible desde el teléfono móvil, como ocurre con el Diccionario general de la lengua, y esto supondrá una revolución, una gran movilización de las visitas».

 

Estas son algunas de las “nuevas voces en el Diccionario” 

Mediante un video proyectado en pantalla, Muñoz Machado ilustró las nuevas palabras del Diccionario.

[Enfermedades y partes del cuerpo: liviano (livianez, livianura o ultraliviano); pleura (tisis: tuberculosis); coronavirus (coronaplauso, coronabebé, coronavirólogo); covid (autocovid, covidianidad, covídico, precovid). Instrumentos de medida: amonímetro, diafanómetro, agotímetro. Armas y máquinas bélicasalgarrada, cetme, terebra (y terebrante). Indumentaria: chal o chalón. Instrumentos musicales: alboca, piopollo, trompa (trompada y trompazo), solovox)].

 

Y explicó cómo se registran estas palabras, con sus historias, en el Diccionario:  

«De estas palabras que se incorporan hoy al Diccionario debo confesarles que me gusta mucho piopollo, que es un instrumento musical de origen o próximo a Andalucía. Pero me ha llamado mucho la atención cetme. “Cetme” es una palabra que me acuerda tiempos heroicos de todos los varones que estamos presentes en la sala porque aprendimos a manejarlo en nuestra época de milicias universitarias o de mili ordinaria». Y ejemplificó con esa palabra, dio «una explicación directa de cómo está definida cetme» en el Diccionario: “Se documenta por primera vez en la sección, fusil de asalto, individual, de repetición y de carga automática, en 1957. En un artículo publicado, en Falange –es un artículo de la revista–, Diario de la Tarde, de Las Palmas de Gran Canaria, donde se anuncia que ‘el Ejército Alemán está probando este nuevo fusil español…’”».

 

Contenido y tecnología informática del Diccionario histórico de la lengua española 

En la participación de la lingüista Mar Campos, coordinadora del equipo de la Red Panhispánica de colaboradores, explicó que es de «una base documental amplia y fiable, la cantera de la que se extraen los materiales que nos permiten progresar en el conocimiento de nuestro patrimonio léxico». Dijo que «en el pasado una de las tareas que debían afrontar los redactores de un diccionario histórico consistía, precisamente, en la confección de grandes ficheros, como el fichero general de la Real Academia Española, compuesto por más de 10 millones de papeletas que registran distintos usos y formas de las palabras en el devenir del tiempo, y que, tras un proceso de digitalización, es un recurso abierto a la consulta pública».

«Quienes trabajaron con esos inmensos cedularios comprenden, mejor que nadie, el progreso que ha supuesto la conformación de grandes corpus textuales y, en particular, su integración en la herramienta de redacción del Diccionario, una de las novedades más reseñables de la aplicación informática diseñada para el Diccionario histórico».

 

La señora Campos presentó en pantalla un video ilustrativo del manejo digital del DHLE.  De la voz en off transcribo el siguiente texto:

[El diccionario histórico se entiende como un diccionario total, es decir, aquel que tiene como objetivo recopilar todo el léxico de una lengua en todas las épocas y en todas las zonas en la que se habla o se ha hablado, y, además, presentar los acontecimientos más relevantes de la historia de cada palabra. A esa vocación de exhaustividad se suma, en el caso del «Diccionario histórico de la lengua española», el hecho de que esta obra se ha pensado y diseñado desde el principio como un diccionario electrónico relacional y de acceso público en Internet, como se puede apreciar en los más de 6,300 artículos publicados ya en la página de la Real Academia Española. La atención a los vínculos que las palabras mantienen entre sí a lo largo de su vida, en virtud de su significado o de su pertenencia a una misma familia, permite conocer con mayor precisión su biografía. El carácter nativo-digital del «Diccionario» se revela de una forma más evidente en la base de datos léxica que lo sustenta, en la que las informaciones están estructuradas y desagregadas de tal manera que, además de dar lugar al «Diccionario histórico» son susceptibles de explorarse y de utilizarse de distintos modos. Por poner solo algunos ejemplos: en el futuro podría construirse, con una simple consulta, un diccionario de sinónimos; o uno del español del siglo XIX; el de una familia de palabras completa; o, incluso, un vocabulario que recopilase únicamente las palabras terminadas en -ería, que la lengua española toma del francés del siglo XVIII. Una infinidad de posibilidades].

   Destacó Campos que «la organización del trabajo por campos y familias léxicas explican el protagonismo de que gozan, en la última actualización del Diccionario, algunas palabras relativas al ámbito de los órganos y las enfermedades del aparato respiratorio. Sin en entregas anteriores se presentó la biografía de “pulmón”, de “bofe”, de “buétago”, de “chofe”, y otras voces formadas con el tema “neumo” (como neumonía o neumología), ahora podemos adentrarnos en la historia de sus sinónimos». Ilustró con el vocablo «liviano»: «Liviano, un vocablo atestiguado en nuestra lengua por vez primera en el siglo en el siglo XIII, en El duelo de la Virgen, de Berceo, dato que ofrece la consulta de CDH, el Corpus del Diccionario Histórico, un recurso público integrado en la herramienta de redacción del Diccionario y que constituye la fuente básica, aunque no la única como veremos inmediatamente, de la que se nutre la Obra. La versión digitalizada del fichero general, por su parte, permite comprobar que “liviano” se usa en la República Dominicana, según indica Malarette, en su Suplemento, de 1944, a su Diccionario de americanismos, como ‘denominación a un plato hecho con pedazos de bofes y otras vísceras de vaca o de cerdo’; acepción, por otra parte, ‘no documentada’, en los Corpus».

«Con apoyo en todas estas bases documentales, con ayuda de la aplicación informática en la redacción, que permite la automatización de varios procesos y con un método que atiende a las relaciones semánticas y morfo-etimológicas que se establecen entre las palabras, el Diccionario histórico avanza con el objetivo de reconstruir y valorar nuestro patrimonio léxico. La historia de las palabras, con las que convivimos y por las que vivimos, con independencia de que su existencia haya sido más o menos dilatada en el tiempo, cada una tiene su historia y todas forman o han formado parte de la historia de quienes habitamos un mismo idioma», puntualizó la coordinadora del equipo central de la Red, Mar Campos.  Olivia Piquero, directora de comunicación de la RAE, explicó que «este proyecto cuenta con la colaboración de instituciones públicas y privadas, en primer lugar, del Gobierno de España. Además, la elaboración del Diccionario histórico se desarrolla, desde hace años, gracias al apoyo de Inditex y a la colaboración de la Fundación San Millán». Dijo que «un número de instituciones públicas respaldan este proyecto, entre ellas, el Gobierno de La Rioja, presidenta doña Concha Andreu».

Palabras de doña Concha Andreu, presidente del Gobierno de La Rioja: 

    Querido director, académicos, autoridades, ministro, investigadores, hispanohablantes de los cinco continentes: Quiero, en primer lugar, reconocer a la Real Academia Española el admirable trabajo que realiza para que nuestra lengua sea un elemento vivo; vivo para adaptarse con éxito a las realidades cambiantes de cada época; vivo para dar forma con una esencia común a la cosmovisión de millones de personas que, a lo largo y ancho del planeta, compartimos este idioma. Y, de manera concreta, quiero reconocer a la Real Academia, a sus miembros y a todos los colaboradores, el ingente esfuerzo realizado para completar el «Diccionario histórico de la lengua española», una obra colosal, porque así es nuestra lengua. Que se den pasos tan importantes como el de hoy, afrontando uno de los desafíos que tenía pendiente nuestro idioma, es una gran noticia; una noticia que nos debe hacer sentir orgullo, pero que también debe servirnos de acicate para mirar más allá y acometer nuevas empresas con ambición y con determinación. En La Rioja estamos comprometidos con nuestro patrimonio cultural y con nuestra lengua común, con su pasado con su presente y su futuro. Y por ello, apoyamos, de manera decidida, tanto a la Institución como a su gran obra. Este compromiso se traduce, también, en el impulso que estamos llevando a cabo del Valle de la Lengua, uno de los grandes proyectos del Gobierno de la Rioja y del que queremos hacer partícipe a toda la comunidad hispanohablante.

Buscamos que un hecho sucedido hace mil años en un cenobio del siglo XI, en San Millán de la Cogolla, hoy patrimonio de la humanidad, sirva de piedra angular sobre la que se apoye el futuro de nuestro idioma, para que sea más universal, aún si cabe, y para que se adapte con mayor facilidad a un mundo que ya se dibuja en el horizonte próximo; un futuro en el que el español y quienes lo hablamos, tendremos mucho que decir.

 

Ministro de Ciencia e Innovación, don Pedro Duque:

 

«Querido director de la Real Academia Española, don Santiago; presidenta de la comunidad de La Rioja, querida Concha; académicos, redactores, embajadores de los diversos países de la comunidad iberoamericana y los miembros de las Academias que están conectados en este acto:

Durante el último año, con el acicate de la lucha contra coronavirus (hemos hablado mucho de esta palabra), en el ámbito científico hemos visto cómo se han acelerado procesos que ya estaban en marcha. La publicación en abierto de los trabajos de investigación ha ganado terreno, ha crecido el uso de herramientas digitales, por razones obvias, y se ha reforzado la colaboración internacional y la cooperación entre lo público y lo privado. Esa forma de trabajar ha dado resultados excelentes, que en un futuro seguirá ofreciéndolos. Todos estos ingredientes del éxito se reúnen en esta Red Panhispánica de Academias, Universidades y Centros de investigación para la elaboración del Diccionario histórico de la lengua española, que se ha presentado hoy. Este modelo de colaboración entre Universidades y Academias para llevar el Diccionario a una nueva faso o desarrollo acelerará el crecimiento de esta herramienta, que nunca estará completa del todo.

El Diccionario, que aglutina el trabajo de clasificación de los lingüistas y también de los informáticos, nos ofrecerá una visión más completa de nuestro idioma y se convertirá en una herramienta útil para los especialistas y para todos los que se interesan por la vida de las palabras. En un mundo en el que la ciencia, la tecnología, tiene un peso creciente, debemos reforzar las ciencias humanas y sociales. El lenguaje es la herramienta con la que nos relacionamos con el mundo, que nos sirve para pensar en él y que condiciona la forma en que lo percibimos.  Este es un Diccionario vivo, que incluye palabras que ya no se utilizan, como fósiles de especies extintas; pero también las que aparecen nuevas como las incorporadas al Diccionario durante la crisis del coronavirus (que también hemos oído glosar de forma tan bonita, antes). Igual que el estudio de la evolución de las formas de vida del pasado, y su relación con la del presente, da sentido la biología, este trabajo nos ayudará a entender mejor el mundo compartido por los hispanohablantes. En este sentido, cooperación entre las Academias iberoamericanas ha de ser un refuerzo de la identidad común que nos ofrece el idioma. En el campo de la ciencia, inundado por los anglicismos, un Diccionario como este es una herramienta para incorporar los nuevos términos con criterio y respeto por nuestra lengua y para apuntalar el papel del español como idioma para compartir conocimiento científico.

 

Como en el caso de este Diccionario, la incorporación de las nuevas tecnologías será fundamental para que la Academia siga realizando su labor con la eficacia de siempre. Innovaciones como la que supone la inteligencia artificial, con el predominio del inglés, requiere de un intenso trabajo conjunto de lingüistas y técnicos para que la RAE alcance posiciones de liderazgo en la defensa de nuestro idioma, también en el entorno digital. Esto es lo que se está haciendo a través del proyecto Lea. En labores como esta, siempre contaréis con el apoyo del Gobierno.

 

Además de felicitar a la RAE, y al resto de instituciones que se han unido a esta Red para elaborar el Diccionario histórico, quiero dar las gracias a la Real Academia por su apoyo al Pacto de Estado por la Ciencia, que presentamos recientemente en el congreso. Nos encontramos en un momento que puede definir el futuro de nuestro Sistema de Ciencia e Innovación y, por lo tanto, de nuestro país […]. Es necesario mantener la apuesta por el conocimiento para poder continuar estas inversiones y tantas otras. Una vez más os felicito por el camino que se inicia hoy y que culminará con una obra que nuestro idioma merece y los hablantes necesitamos. Os deseo el mayor de los éxitos. Muchas gracias».

 

   La actividad culminó. En todo momento estuvo presente el protocolo de seguridad y prevención de la pandemia que aún pervive. Ahora, comparto la cifra del contador de visitas que está al pie del video de YouTube del canal de la Academia, plataforma por medio de la cual personas de diversos lugares del mundo participaron y aún participan de dicha actividad, cuyo centro de transmisión tuvo lugar en la sede de la Real Academia Española en Madrid: 3516 visitas, al momento de finalizar esta redacción. Y añado que los comentarios en el chat son, en sus esenciales contenidos, valoraciones estimulantes para la magna obra y para todo el equipo humano que la conforma, además de la excelente tecnología informática que la soporta. Los frutos de la Real Academia Española están siendo recogidos desde el mismo momento de su nacimiento, los cuales están grabados en la historia de los pueblos y diseminadas por sus habitantes en cada lugar que pisa. Comparto una de las frases pronunciadas por don Santiago Muñoz Machado, y con ella cierro esta crónica detallada de la actividad. Al terminar de leer los datos biográficos de «cetme», sensiblemente expresó: «¡No me digan que no es una cita hermosa, y un descubrimiento del Diccionario de historia, que no se usa, como de tantas otras cosas de interés y curiosidad!».

Reseña de Miguelina Medina para la ADL.

JOSÉ ENRIQUE GARCÍA PONDERA A PEDRO HENRÍQUEZ UREÑA

José Enrique García resaltó la vigencia del aporte de Pedro Henríquez Ureña y el atractivo de las excelencias expresivas en conferencia que dictara en la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña con motivo del Día del Maestro, el 30 de junio de 2021: “La obra de Pedro Henríquez Ureña está sustentada en lo poético, sin que pierda el sentido primario: la comunicación, y es lo que nos convoca a llenar estas páginas con válidas argumentaciones que viene de sus mismos textos”.

El académico de la lengua, poeta, ensayista y narrador José Enrique García afirmó que Pedro Henríquez Ureña se sigue leyendo por las excelencias expresivas que hay en sus escritos, donde palpitan las iluminaciones, que se acentúan en el pasar del tiempo. “¿Por qué se lee a Pedro Henríquez Ureña?”, fue el título de su conferencia en la que analizó su aporte. La actividad fue organizada por la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña (BNPHU) en el marco del 137 aniversario del natalicio del humanista dominicano.

El conferencista se refirió al sentido poético de la obra de Henríquez Ureña: “la inmanente presencia de lo poético que recorre la vértebra de su prosa, lo que le imprime esa trascendencia y esa actualidad que remonta y se inserta en el fluir del tiempo”.

“Así, pues, la obra de Pedro Henríquez Ureña está sustentada en lo poético, sin que pierda el sentido primario: la comunicación, y es lo que nos convoca a llenar estas páginas con válidas argumentaciones que viene de sus mismos textos”, manifestó García al pronunciar la conferencia magistral en el Auditorio Juan Bosch de la BNPHU.

Afirmó el escritor que Pedro Henríquez Ureña desde bien temprano conocía la naturaleza y la aplicabilidad del ritmo, y que de ahí su presencia intencional en la prosa, “para él era una cuestión normal, además necesaria”.

“El asunto del ritmo es tan importante para Henríquez Ureña, en totalidad decisivo, que toda su obra está marcada por ese procedimiento intrínseco”, expresó el conferencista. Asimismo, se refirió en Henríquez Ureña “la búsqueda siempre de la expresión exacta que colinda con el verso, porque no hay más expresión sintética despojada de toda artificie que el verso”.  Además, se refiere a la sabiduría como soporte primario en la obra de Henríquez Ureña, “de ahí que podríamos considerar que ese sentido socrático que le pertenecía enseñaba hablando, que tenía una cultura infinita”.

José Enrique García es poeta, narrador, ensayista, editor, crítico literario y profesor. Realizó estudios en Educación en la Universidad Pontificia Católica Madre y Maestra. Obtuvo el doctorado en Filología Hispánica en la Universidad Complutense de Madrid. Comenzó su formación como docente en la Escuela Normal de Licey, y su trayectoria profesional como profesor de literatura en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña. Ha colaborado como crítico literario en «Isla Abierta», suplemento del diario Hoy.

Entre sus obras más importantes, se destacan Meditaciones alrededor de una sospecha (1977), El fabulador (1980), Ritual del tiempo y los espacios (1982), Contando lo que pasa (1986), Cuando la miraba pasar (1987), Huellas de la memoria (1994), Una vez un hombre (2000), Recodo (2001), Un pueblo llamado pan y otros cuentos infantiles (2002), La palabra en su asientoAnálisis poético (2004), Juego de villanos (2006) y El futuro sonriendo nos espera (2007).  José Enrique García ha recibido, entre otras distinciones, el premio Siboney de Poesía 1979, el Premio Nacional de Poesía 2000 y 2001 y el Premio Nacional de Literatura Infantil 2002.

 

CRÓNICA DE LA REUNIÓN VIRTUAL DE LA RAE SOBRE EL DICCIONARIO HISTÓRICO DE LA LENGUA ESPAÑOLA

Por Rita Díaz

 

En modalidad virtual y con la asistencia de académicos, directores de academias y rectores de universidades e invitados, la Real Academia Española hizo público el lanzamiento del Diccionario histórico de la Lengua Española («DHLE»), denominado anteriormente «Nuevo diccionario histórico del español» y la red de colaboradores para su confección. La actividad estuvo presidida por su director, don Santiago Muñoz Machado, quien explicó que las ideas iniciales de este diccionario son muy antiguas: ¨La primera vez que aparece en la historia particular de la academia la intención de esta casa de preparar un diccionario histórico de la lengua es en los Estatutos de 1848, muy tarde, considerando que tenemos 300 años de vida. En esos Estatutos apareció la idea y reiteradamente los de 1859 y luego, de un modo más explícito, en los Estatutos de finales del siglo XX¨.

Especificó que no fue hasta el gobierno de Antonio Maura que se inició el trabajo de preparar un diccionario histórico. Fue con en ese gobierno, específicamente en 1914, cuando por primera vez se redacta un plan general para la redacción del diccionario histórico. Estaba respaldado por Julián Rivera, Emilio Cotarelo, Jacinto Octavio Picón, Eduardo de Hinojosa, entre otros: ¨El señor Maura convocó a todos los académicos, para que en la medida de sus fuerzas, se juntaran a preparar personalmente eso, pero (…) decidieron finalmente incorporarse personajes que quedarán no solo en la memoria del diccionario histórico, sino en esta casa y en la lingüística general: don Vicente García de Diego, en los años 20, y posteriormente, don Emilio Cotarelo y Mori y don Armando Cotarelo Valledor. En 1931 se pudo hacer la incorporación decisiva de un personaje decisivo, que fue don Julio Casares. Su nombre inscrito en letras de oro en la historia de nuestro diccionario¨. El primer volumen, que abarcaba la letra A, se publicó en 1933; luego, decayó la intensidad de los trabajos y, entre altas y bajas, el segundo tomo se publica en el año 1936, según explica el señor Muñoz Machado. Hace referencia también a la Guerra Civil y su impacto negativo en la progresión de este trabajo, resaltando con orgullo la labor de rescate que hizo don Julio Casares para que la obra continuara su curso, así como la digitalización de las fichas que se recogieron en ese momento. Otros colaboradores a quienes además elogió fueron Rafael Lapesa y Manuel Seco, quienes en el marco del seminario de lexicografía que se fundó en 1946, impulsaron el proyecto del diccionario.

En su recorrido por los esfuerzos de publicación de la Academia, el Director cita los fascículos de 1960 a 1996, ¨23 fascículos con alrededor de tres mil páginas, en tres columnas que abarcan dos terceras partes de la letra A y comienzos de la letra B¨. Se pregunta por qué fracasó el diccionario en ese tiempo, y aunque afirma que pueden ser muchas las razones, asegura que el poco avance se debió a la documentación escasa y a que la metodología de los ficheros era muy costosa. A eso se le sumaba que el equipo lexicográfico no era estable, es decir, no se mantenían las mismas personas dentro de los proyectos, por la dificultad que representaba dicha labor. No es sino a principios de los ochentas cuando se comienza a elaborar una versión electrónica del fichero general que cambiaría mucho todo el quehacer lexicográfico.

Para afianzar la idea de porqué era tan difícil avanzar en la obra lexicográfica del diccionario, cita las explicaciones de Menéndez Pidal y Carlos Seco: ¨Menéndez Pidal advertía que era necesario que la redacción del diccionario se encomendase también, o se encargase parcialmente, a la colaboración de equipos externos a la Academia, sin prejuicios de que la Academia supervisara el trabajo que se realizaba. Lo segundo que desde muy pronto y a pesar de la entrega y entusiasmo de las personas que estaban trabajando, la inestabilidad de sus posiciones era realmente una grave rémora, y además, en definitiva, decía Seco, que la principal diferencia con el diccionario inglés de Oxford se debió a que no se prestó la debida atención a un hecho fundamental en relación con el habla inglesa: la creación de equipos que trabajaran bajo una dirección general y bajo unos métodos¨.

Continúa con la línea de tiempo del proyecto: ¨ Alrededor de 1996 cuando terminó la etapa anterior, hubo unos años de preparación de la nueva y definitiva etapa que es en la que estamos. El trabajo aquí correspondió fundamentalmente de don José Antonio Pascual, que se ocupó de la dirección muy efectivamente a partir de 2005-2006. Creó una nueva metodología para el diccionario, metodología que cambiaba radicalmente algunas de las bases del método anterior. Por ejemplo, sustituyendo el criterio alfabético en la ordenación del trabajo y sustituyéndolo por un sistema relacional que es el que mantenemos hasta la actualidad. En fin, frente a los tradicionales diccionarios en papel que presentan las palabras aisladas, el Nuevo Diccionario Histórico de la Lengua Española desarrolló la historia del léxico desde una perspectiva relacional, es decir, atendiendo a los vínculos ideológicos no solo lexicológicos y semánticos que enlazan las palabras el diccionario.  Ha sido concebido, por tanto, como una base de datos léxica y dinámica que permite redactar sus artículos de acuerdo con un criterio de organización del trabajo por campos semánticos o voces relacionadas por sus significados y familias léxicas¨.

En esta parte reconoce que es necesario un equipo, más medios para evitar que la obra ¨tarde en completarse 80 o 90 años¨. Asegura que el trabajo que está haciendo el equipo actualmente consiste en preparar y publicar unos 1000 trabajos al año, considerando la cantidad de artículos de la cantidad de voces de la lengua española, por lo que es necesario aligerar un poco, sin sacrificar la calidad del mismo, pues afirma que ¨hay que tratarlos con tranquilidad de espacio¨.  Recalca el beneficio de la tecnología que permite trabajar mucho más aprisa, los recursos electrónicos complementarios que están a disposición del diccionario: ¨El primer recurso, el léxico, desarrollado para el diccionario es el denominado corpus del diccionario histórico que tiene tres capas que reúnen 350 millones de fórmulas y están integradas en la herramienta de redacción del diccionario, que permite un manejo formidable.  Se dispone también del nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española y en un extenso repertorio bibliográfico conformado por la academia en diferentes etapas entre otras muchas cosas. Ahora estamos trabajando en la publicación en internet, localización electrónica de un tesoro de los diccionarios históricos del español que acumulará todo este material interrelacionado y más dispuesto a un manejo más fácil de modo que solo recogiendo los artículos ya publicados en otros diccionarios de soluciones históricos tendríamos un conjunto de lemas disponibles para trabajar sobre ellos. Hoy agregamos una red panhispánica de academias, universidades y centros de investigación para la elaboración del diseño histórico de la lengua española que no es absolutamente nuevo en cuanto a la metodología que vamos a emplear. Es un proyecto colectivo de la academia, bajo la dirección de la academia, la tutela de la academia y la corrección en su caso de la academia, pero con la participación de los mejores para que ayuden a terminar una obra que cuando lo tengamos hecha al menos parcialmente será una obra histórica no solo por las dificultades que ha habido para abordarla, sino porque somos uno de los últimos países importantes de Europa que no tienen un diseño histórico de su propia lengua.

Aseguró que el proyecto tenía una dimensión panhispánica por primera vez en la historia de esta obra, pues anteriormente había sido una tarea de la academia y para colaboradores profesores españoles, ahora son todas las academias americanas que quieran participar, así como universidades españolas. La obra se convertirá en un proyecto de estado como un bien cultural no solo para España, sino para todos los hablantes del idioma. Seguido de esta explicación, participaron, vía grabación de video, algunos representantes de academias y universidades de distintos territorios.

Continuó diciendo que para poder cumplir en un plazo razonable con la entrega de esta magna obra a la humanidad, para concretar la construcción del nuevo diccionario histórico del español, se ha constituido una red panhispánica de ocho equipos de colaboradores americanos provenientes de las academias que se ocuparán de su redacción desde sus respectivas sedes son egresados de la escuela de lexicografía hispana y becarios y ex becarios de la agencia española de cooperación internacional para el desarrollo. Además, intervendrán especialistas de universidades y de centros de investigación. Explicitó que sin duda es una importante iniciativa, pues esta red no solo permitirá que los investigadores de las distintas academias hagan un trabajo mancomunado, sino también que puedan demostrar los conocimientos adquiridos en las distintas etapas de su formación sobre la lengua que nos identifica.

La representante del Instituto Caro y Cuervo, de Bogotá, expuso su adhesión al proyecto de forma entusiasta: ¨El Instituto Caro y Cuervo se incorpora a la red panhispánica de colaboradores para la elaboración del diccionario histórico de la lengua española cercano a cumplir 80 años de trabajo sostenido en la protección y salvaguarda del patrimonio lingüístico de la nación colombiana. El instituto, que es una institución de educación superior adscrito al ministerio de cultura de Colombia, saluda esta iniciativa. Nuestro equipo tiene como centro el grupo de investigación en lingüística y sus líneas de investigación lengua, tiempo, espacio y sociedad, lexicografía, glotopolítica y lingüística han recibido con verdadero entusiasmo y compromiso su designación y sabrán realizar su labor con idoneidad para cumplir con éxito este magno proyecto que han tenido el honor de compartir con las academias hermanas.

De igual manera, doña Rosa Aguilar, rectora de la Universidad de la Laguna, expresó que era un honor participar en la sesión constitutiva de la red panhispánica de academias universidades y centros de investigación para la elaboración del Diccionario Histórico de la Lengua Española.  Explica que cuando la RAE les propone participar en este proyecto no lo dudaron ni un momento, porque supone una potente iniciativa para fortalecer el estudio del lenguaje, la única herramienta que tenemos para pensar. También se sumó a las palabras de agradecimiento el rector de la universidad de Sevilla. El mismo expresó su satisfacción por el hecho de que la universidad participe en la red de equipos colaboradores para la elaboración del diccionario y se basó en tres razones: 1. Porque fue en Sevilla precisamente donde se impulsó este proyecto de la celebración del decimosexto congreso de las asociaciones de las academias de la lengua y allí se mostró la gran alianza de la institución con las academias en general y con la academia española en particular. 2.  Porque es un gran motivo de satisfacción participar en un proyecto de esta calidad de esta envergadura y de estas resonancias y, por tanto, porque de alguna manera se pone en valor la historia de la institución y la calidad investigadora sobre todo en esta singular área de conocimiento.  3. Por la coincidencia temporal que se produce en el inicio de este proyecto con dos efemérides que se realizan desde la asociación de universidades iberoamericanas, una asociación que contempla más de 250 universidades de los 23 países de la región iberoamericana para impulsar la importancia y destacar la importancia del español como lengua el castellano, como lengua vehicular en toda la región. Con este motivo se celebrará un webinario el 16 de abril y de otra parte, también igualmente importante, porque se acerca la efeméride del quinto centenario de la muerte de Antonio de Nebrija.

El representante de la Universidad de la Rioja inició su alocución recordando que La Rioja es la cuna del idioma español, hablado hoy por más más de 550 millones de personas y que desde finales del siglo XV ha sido el vehículo de comunicación que ha unido a tantos países. Por tanto, consideró obvio que la universidad no se mantuviera al margen de la constitución de esta importante red panhispánica de equipos de colaboración que hará posible en los próximos años como un diccionario nativo digital que analizará la historia del léxico desde una perspectiva relacional, atendiendo a los vínculos etimológicos morfológicos y semánticos que enlazan las palabras.  Considera que es una deuda histórica la terminación de este diccionario.

Luego, retornó el director Muñoz Machado y recalcó que lo importante es mantener una disciplina estricta como el método dejado por José Antonio Pascual, a quien naturalmente se seguirá por considerar el proyecto como una fase del diccionario del que llegó a terminar él. Se trata es no separarse de ese método seguirlo tal y como él formuló y para esto es preciso necesario aprender cómo funciona la herramienta informática sofisticada, pero accesible que han preparado los informáticos. En vista de eso, los grupos seleccionados deberán aprender la mecánica de la herramienta y el método. Desde la academia, desde el equipo censal de la academia, se indicará los grupos de palabras de los que se tienen que ocupar, luego se corregirá y revisará hasta que se consiga realmente una uniformidad de trabajo, una armonía absoluta en los criterios metodológicos y técnicos: ¨En términos generales he hablado del método de trabajo y de la manera de que vamos a funcionar a partir de ahora. Debo decirles, por lo menos anunciar en términos generales, quiénes son las personas que van a trabajar. Trabajaremos en red, una red puntos y multipuntos. Punto que es esta casa y multipuntos que serán todas las academias que estén trabajando siguiendo la misma metodología.  Tenemos seleccionados 18 equipos en todo el mundo, que es el núcleo inicial que puede atribuirse puesto que hoy declaramos el título de fundadores del proyecto. Hay coordinadores en argentina, en la academia boliviana, en la academia colombiana, en la academia cubana de la lengua, en la academia mexicana, entre otros importantes colaboradores¨.

En esta parte intervienen dos futuros colaboradores a través de video especificando la importancia de este proyecto y lo valioso que resulta para la lengua española. Al retomar la palabra el señor Muñoz Machado anuncia las nuevas incorporaciones:  ¨Me queda añadir a la presentación, como director general del proyecto, algunas referencias de cómo funciona el diccionario en la red y en este respecto debo decir que hoy vamos a presentar con la ayuda fundamental de doña Mar Campos, una nueva entrega de artículos que se han incorporado al diccionario, más de 700 estamos incorporando en el día de hoy. Con esta cifra llegamos a seis mil en total. El diccionario estrena hoy una nueva visualización. Tenemos hasta ahora una presencia en pantalla determinada que producía diez mil visitas al mes. Hemos cambiado la visualización y hemos hecho cálculos de que va a suponer esto respecto de la utilización de nuestro diccionario histórico. Vamos a cambiar los números para que en un plazo no más de un año, es decir, antes de diciembre de este año, haya un millón de visitas mensuales, lo cual supone situar este diccionario al nivel del que están en la academia el Diccionario panhispánico del español jurídico y el Diccionario Panhispánico de dudas. Realmente es un cambio importante que se debe, entre otras cosas, a los esfuerzos de nuestros informáticos y a la colección que se va a poder hacer directamente del diccionario con la red de Google que podrá tenerlo ahora más accesible.

Una de las bondades expuestas sobre este diccionario es que se puede acceder a él directamente con la red de Google que podrá tenerlo ahora más accesible desde el teléfono móvil como ocurre con diccionario general de la lengua. Esto supondrá una gran movilización de las de las visitas. Seguido en la pantalla aparece un video con algunas de las palabras que se incorporan al diccionario relacionado con enfermedades y partes del cuerpo (tisis, coronaviólogo, coronaplauso, covidianidad…), instrumento de medida (azotímetro, amonímetro, diafanómetro), armas y máquinas bélicas (algarrada, cetme, terebra), indumentaria (chal o chalón), instrumentos musicales (alboca, piopollo, trompa, solovox). Luego, el director continúa: ¨De estas palabras que se incorporan hoy al diccionario, debo confesarles que me gusta mucho piopollo, que es una palabra de un instrumento musical de origen próximo a Andalucía. Pero, me ha llamado mucho la atención cetme. Es una palabra que recuerda tiempos heroicos de todos los varones que estamos presentes en la sala, porque aprendimos a manejarlo en nuestra época de milicias universitarias o de mili ordinarias. Lo he mirado para darles una explicación directa de cómo estaba definidos cetme, que es de lo más hermoso.  Se documenta por primera vez en la acepción ´fusil de asalto individual de repetición y de carga automática´, en 1957, en un artículo publicado en Falange en sentido de la revista Diario de la tarde, de las Palmas de Gran Canarias, donde se anuncia que el ejército alemán está probando este nuevo fusil español. El texto de la noticia dice así: «¿Será cetme el nuevo fusil de asalto del ejército alemán? Tal es la pregunta que nace en una de sus páginas centrales la revista militar alemana. En otra noticia publicada en 1959, en Alle, la revista ilustrada de África occidental española, se ponderan las ventajas del arma. El cartucho del cetme español pesa 18 gramos, toda el arma que se dispara, incluso con un bípode para hacer fuego apoyado en tierra, 404 mil 200 kilogramos. El fusil, cuya longitud no llega ni siquiera al metro, alcanza la distancia antes indicada. Su proyectil logra una velocidad de 800 metros por segundo y el ritmo de fuego entero automático puede ser de ¡500 disparos por minuto! Tal es nuestro fusil cetme, el fusil del ejército español que va a serlo también del alemán como hemos dicho» Fin de la cita¨.

En su alocución agradeció el apoyo recibido de los directores de universidades, las comunidades autónomas, las distintas academias españolas del mundo y otros organismos que se han convertido en una red panhispánica para la elaboración del proyecto.

Al finalizar asegura que es una cita hermosa y de descubrimiento de los diccionarios de historia que llega a ilustrar con cosas de interés y curiosidad e inmediatamente pasa la oportunidad a la doctora Mar Campos, quien dirige el equipo lexicográfico de este proyecto. A su participación le antecede un video explicativo del uso y búsqueda en Google, así como de las redes que forman los campos semánticos.

Mar Campos explica que se parte de una base documental amplia y fiable, la cantera de la que se extraen los materiales que permiten progresar en el conocimiento de nuestro patrimonio léxico. Así mismo, recoge la experiencia de cómo se confeccionaba el diccionario a través de los ficheros: ¨En el pasado, una de las tareas que debían afrontar los redactores de un diccionario histórico consistía precisamente en la confección de grandes ficheros, como el fichero general de la Real Academia Española, compuesto por más de 10 millones de papeletas que registran distintos usos y formas de las palabras en el devenir del tiempo y que tras un proceso de digitalización es un recurso abierto a la consulta pública. Quienes trabajaron con esos inmensos cedularios comprenden mejor que nadie el progreso que ha supuesto la conformación de grandes corpus textuales y, en particular, su integración en la herramienta de redacción del diccionario. Una de las novedades más reseñables de la aplicación informática diseñada para el diccionario histórico.

Se coloca de nuevo un video sobre la búsqueda de palabras en el diccionario y la voz en off explica que el diccionario histórico se entiende como un diccionario total, es decir, aquel que tiene como objetivo recopilar todo el léxico de una lengua en todas las épocas y en todas las zonas en las que se habla o se ha hablado y además presentar los acontecimientos más relevantes de la historia de cada palabra. A esa vocación de exhaustividad se suma, en el caso del Diccionario histórico de la Lengua Española, el hecho de que esta obra se ha pensado y diseñado desde el principio como un diccionario electrónico, relacional y de acceso público en internet como se puede apreciar en los más de 6.300 artículos publicados ya en la página de la Real Academia Española.  La atención a los vínculos que las palabras mantienen entre sí a lo largo de su vida en virtud de su significado o de su pertenencia a una misma familia permite conocer con mayor precisión su biografía. El carácter nativo digital del diccionario se revela de una forma más evidente, en la base de datos léxica, que lo sustenta, en la que las informaciones están estructuradas y desagregadas de tal manera que, además de dar lugar al diccionario histórico, son susceptibles de explorarse y reutilizarse de distintos modos. En dicha explicación se afirma que en el futuro podría construirse con una simple consulta un diccionario de sinónimos o uno del español del siglo XIX, el de una familia de palabras concretas o incluso un vocabulario que recopilase únicamente las palabras terminadas en ería que la lengua española toma del francés del siglo XVIII.

Al retomar la palabra, Campos plantea que con la organización del trabajo por campos y familias léxicas hay cierto protagonismo del que gozan en la última actualización del diccionario algunas palabras y sus familias relativas al ámbito de los órganos y las enfermedades del aparato respiratorio. Cita casos de palabras como pulmón, de bofe, de vuétago, de chófe y otras voces formadas con el tema neumo, como neumonía o neumología. Relativo a ello, explica el vocablo liviano, atestiguado en nuestra lengua por vez primera en el siglo XIII en el duelo de la Virgen de Berceo, según datos ofrecidos por el corpus del diccionario histórico, un recurso público integrado en la herramienta de redacción del diccionario y que constituye la fuente básica de la que se nutre ahora: ¨Ahora, la versión digitalizada del fichero general, por su parte, permite comprobar que liviano se usa en la República Dominicana, según indica Malaret en su suplemento de 1944 a su Diccionario de Americanismos, como denominación de un ´plato hecho con pedazos de bofes y otras vísceras de vaca o de cerdo´. Acepción, por otra parte, no documentada en los corpus en los últimos años¨. También asegura que la disrupción de las bibliotecas y las hemerotecas ha multiplicado las posibilidades de acceder a unas fuentes como las publicaciones periódicas generales o especializadas que siempre se han considerado esenciales para el estudio del léxico, pero que presentaban a veces notables dificultades para su consulta.

Afirma la especialista en lexicografía que en la actualización del diccionario se ha incluido el estudio de las familias de Covid y coronavirus, palabras que pueden considerarse neologismos en nuestra lengua, debido al auge que partir de febrero de 2020 en distintos artículos de prensa. Esta situación ya está documentada en el CORPES 21 donde las páginas de los diarios recogen palabras como covidianidad, covidioma o covidencia. En su amplia explicación incluye que coronavirus es un vocablo documentado en un artículo de El informador, de 1980, para designar un virus que causa enfermedades respiratorias en personas y animales y que comienza a usarse también en febrero de 2020 como sinónimo de la enfermedad denominada también Covid, quizás por influencia del inglés y en otras mediante procedimientos de composición a partir del acortamiento corona o de entrecruzamiento. Esto ha creado una amplia familia de palabras documentada en periódicos digitales o digitalizados que mencionan el nacimiento de los coronabebés, coronadivorcios, o covidivorcios, coronavirólogos, postcoronavirus o postcovid.

Entre las fortalezas con las que cuentan en la actualidad enumera las bases documentales, la ayuda de la aplicación informática de redacción, que permite la automatización de varios procesos y un método particular que atiende a las relaciones semánticas y morfoetimológicas que se establecen entre las palabras. Esto provocará, según sus palabras, que el diccionario histórico avance con el objetivo de reconstruir y valorar el patrimonio léxico la historia de las palabras.  En la colocación de un nuevo video se recalca que este diccionario nos dará la historia de la palabra, si vienen del latín, del griego, de árabe…, la cronología de sus cambios, su biografía y sus significados.

Olivia Piquero, directora de comunicación de la RAE, agradeció a las instituciones colaboradoras y dio paso finalmente a doña Concha Andreu, presidente del gobierno de La Rioja, quien felicitó a la RAE por realizar una labor que mantiene la lengua viva, para adaptarse con éxito a las realidades cambiantes de cada época, y al señor Pedro Duque, Ministro de Ciencia e Innovación. Ambos elogiaron el arduo trabajo que conlleva la confección de este diccionario y ofrecieron su apoyo solidario.

VALORACIÓN DE LA PALABRA

Diálogo virtual de Bruno Rosario Candelier y Ofelia Berrido con los escritores de la diáspora dominicana en Estado Unidos, Rhina Espaillat y Juan Matos

(https://drive.google.com/file/d/1HTinmN-h5uX4yXzyeLsk3hHrGUPW6QUi/view)

 

—Bruno Rosario Candelier: Buenas tardes, Juan Matos. Me da mucho gusto saludarte.

—Juan Matos: Buena tardes, don Bruno. Me complace este diálogo virtual con usted. Yo ya lo conocí y lo saludé en 1983, cuando usted ganó el Premio Siboney de Ensayo con su libro La imaginación insular.

—Bruno Rosario Candelier: Me agrada saberlo. Ese fue un acontecimiento memorable en mi carrera literaria. Y tú, ¿dónde te encuentras ahora?

—Juan Matos: Resido en…. Cerca de Concord.

—Bruno Rosario Candelier: En Concord surgió el Trascendentalismo, movimiento literario entre cuyos poetas sobresalen Ralph Waldo Emerson y Henry David Thoreau.

—Juan Matos: Así es. Es una ciudad con un fuerte movimiento cultural.

—Bruno Rosario Candelier: El ambiente donde uno crece los primeros años de vida influye en nuestro desarrollo cultural, por la energía telúrica y la energía celeste que nos impacta, que misteriosamente no sabemos cómo opera en nuestras neuronas cerebrales, pero influye para que lleguemos a ser lo que somos.

—Rhina Espaillat: Buenas tardes, don Bruno. No se imagina la satisfacción que me produce conocerlo. Es una gran verdad lo que usted acaba de afirmar y por eso precisamente, porque pasé siete años en República Dominicana antes de venir para Nueva York, me he quedado con el deseo de hacer algo por mi país. De hacer lo poquito que puedo hacer que es traducir y…

—BRC: Si usted supiera que eso les pasa a los dominicanos que viven en los Estados Unidos o en cualquier territorio fuera de nuestro país, sobre todo a los que tienen muchos años fuera, que sienten una llamada interior mediante una especie de cordón umbilical de la conciencia, sienten esa llamada, esa apelación, ese impulso de querer hacer algo por su país. Y entonces, naturalmente, lo ideal sería canalizar ese impulso y realizarlo. De manera que usted, que ha hecho mucho en la traducción y en la creación literaria, puede seguir haciendo lo que su sensibilidad le inspira y su talento le permite.

—Rhina: Yo he tenido mucha suerte, porque la verdad es que yo me siento que tengo dos países, dos idiomas, dos culturas, dos familias. Y eso, como siempre les digo a mis estudiantes (Juan lo sabe, porque se lo he dicho), les digo a mis estudiantes de la diáspora aquí —y también a los americanos que vienen de Grecia, de Alemania, de Corea, de todas partes—, yo les digo: “Ustedes no son personas divididas, son personas multiplicadas”.

—BRC: ¿Ah sí? Personas multiplicadas. Está bien dicho eso.

—Rhina: Así es. Les digo: “Ustedes no son menos por haber cambiado su estado, su vida, su destino. Ustedes son más porque tienen más familias en el mundo”. Porque dondequiera que uno va uno crea familia.

—BRC: Quien vive fuera de su país de origen, lo ama mucho más.

—Rhina: En cierto sentido quizás.

—Ofelia: Tienen mucha nostalgia.

—BRC: Hay mucha nostalgia, con el deseo de hacer algo por su propio país.

—Ofelia: Don Bruno, mire, la poesía de Rhina Espaillat usted tiene que tratar de leerla, porque ¡tiene un aliento espiritual, don Bruno, que usted no se puede imaginar!

—BRC: ¿Cierto?  Confieso mi ignorancia de su obra. Quiero conocerla.

—Ofelia: Hay unos libros para usted que ya se los mandaron. Y en el caso de Juan Matos, él vivió la infancia en bateyes.

—BRC: Sí, sé que es de Barahona, tengo esa información.

—Juan Matos: Sí.

—BRC: ¿Se refleja el eco de los bateyes, Juan, en tu obra?

—Juan Matos: Sí, indefectiblemente se refleja mucho.

—BRC: Tienes un dejo parecido al tono expresivo de los boricuas.  ¿Has compartido con puertorriqueños?

—Juan Matos: Sí. La mayoría de mis estudiantes son puertorriqueños.

—BRC: Ah, bueno, de ahí viene el influjo.

—Juan Matos: Trabajando con las comunidades recién llegadas y en los programas de inglés como segundo idioma, trabajo mucho con los centroamericanos y caribeños. Pero la mayoría, hasta la última década, siempre era puertorriqueña. Pero en los últimos quince años la comunidad dominicana ha crecido vertiginosamente. De hecho, ahora en Massachusetts la comunidad dominicana es mayor que la comunidad puertorriqueña.

—BRC: ¿Ah sí?

—Juan Matos: Sí, y hay ciudades, como Providence y Laurence, donde el 80% de la población estudiantil es dominicana.

—BRC: Voy a aprovechar lo que dices para hacerles una pregunta vinculada a la lengua. Recientemente la empresa comercial JUMBO de Santo Domingo está promoviendo la iniciativa de que la Real Academia Española incluya la palabra “mangú” en el Diccionario de la lengua española. ¿Ustedes han escuchado que algún americano mencionar esa palabra? ¿Han escuchado a algún hablante norteamericano decir la palabra “mangú”?

—Juan Matos: Que yo recuerde —en el ámbito de los educadores—, he escuchado a educadores americanos que han visitado a la República Dominicana hablar del mangú, conocen la palabra, lo celebran cuando llegan.

—BRC: ¿Ah sí?

—Juan Matos: Dicen: “Estuve en tu país y comí mucho mangú, y bebí mucha Presidente”.

—Rhina: Mi esposo conocía la palabra y yo no hablaba español, pero él conocía la palabra “mangú” y conocía también los “tostones”, y conocía el arroz con pollo.

—BRC: ¿Su esposo era norteamericano?

—Rhina: Oh sí, americano, del Bronx: americano, judío, rumano.

—BRC: La pregunta la hago por lo siguiente: para la Real Academia Española admitir una variante léxica propia de cualquier país hispanohablante en el diccionario académico, en este caso un dominicanismo, esa palabra debe usarse en tres países, por lo menos. Aquí, en República Dominicana usamos mangú, que es una creación léxica de nuestro país; se usa en Puerto Rico; y sabemos que los dominicanos residentes en los Estados Unidos la usan, pero para que tenga validez en Norteamérica su uso, tiene que ser empleada por hablantes no hispanos, es decir, por hablantes norteamericanos que también usen esa palabra. Si eso se confirma, entonces, ya esa palabra calificaría para cumplir con una exigencia de la Real Academia Española para incorporar una nueva entrada en el Diccionario.

—Ofelia: Don Bruno, ¿y cómo se puede confirmar ese uso?

—BRC: Bueno, hay dos formas: primero, el testimonio gráfico de un texto escrito o el testimonio oral de un hablante americano.

—Ofelia: Por ejemplo, una novela mexicana que mencione la palabra “mangú”.

—BRC: Si es una novela mexicana no es un testimonio válido, porque los mexicanos son hablantes hispanos. Una novela de un norteamericano que la mencione, o un articulista en un periódico. Y la otra opción es la de un hablante americano que confirme que han usado ese vocablo, como decir “a mí gustarme el mangú”, por ejemplo.

—Ofelia: Yo he visto ese uso en Facebook. Norteamericanos que han venido de vacaciones y ponen en Facebook, para los amigos que dejaron aquí: “Me hace falta el mangú”.

—BRC: Me gustaría, Ofelia, que me envíes ese testimonio por escrito.

—Ofelia: Ay, lo voy a buscar, lo voy a buscar.

—Juan Matos: Yo podría conseguir ese testimonio con educadores. Precisamente acá en Concord donde suelo estar como Autor en Residencia, y varios de los profesores… Bueno, ellos viajan todos los años a República Dominicana por una clase que se llama “Salomé”, en la que estudian la obra de Salomé Ureña.

—BRC: ¡Qué bien! Salomé Ureña es la más grande poeta del siglo XIX en nuestro país.

—Juan Matos: Y todos los años tres maestros viajan a República Dominicana a una clase llamada “Las mariposas” sobre el libro En el tiempo de las mariposas de Julia Álvarez, Esos profesores americanos viajan todos los años a Ojo de Agua. Son de una institución privada, se llama Concord Academy, y además es una escuela internacional de estudiantes de secundaria donde llegan estudiantes de diferentes países: de China, de la India, de varios países, y es lo que le llaman un “Bolin School”, una escuela donde los estudiantes llegan como si se mudaran a una universidad.

—Rhina: Le voy a pedir a Julia Álvarez que me mande ejemplos del uso del “mangú”.

—BRC: Pero el testimonio de Julia Álvarez no vale porque ella nació aquí.

—Rhina: Yo lo digo porque ella es académica y ella tiene muchas amistades americanas, ella enseña con americanas y sus estudiantes son americanos, por eso le digo.

—Juan Matos: Voy a escribir ahora en el chat el correo electrónico, maestro Bruno. Si usted me da permiso, puedo escribirle un correo electrónico a usted y a varios de los maestros norteamericanos que sé que conocen del “mangú”.

—BRC: Tienes mi permiso. Mi correo personal es ateneoinsular@hotmail.com.

—Juan Matos: El mío es: <jmmiliteratura@gmail.com> Y gracias, Ofelia, porque nos mandaste la información de los libros para el Ateneo Insular allá en Santiago y La Vega.

—Rhina: También les voy a pedir esos testimonios a Willis, que es académico también, porque él enseña en un colegio. Yo conozco muchos académicos aquí, y tengo amistades americanas, puros angloparlantes y también sus estudiantes, y si me mandan prueba pues entonces se las mando a usted.

—BRC: Magnífico, muy bien.

—Ofelia: Juan, déjame hacerte una pregunta. ¿Qué te gustaría a ti comunicarle a don Bruno, algo que tú quieres que él sepa ya que estamos con él aquí?

—Juan Matos: Ah, sí, yo tengo aquí, como dicen, mi “wishlist”, tengo mi ‘lista de deseos’. Primero le agradezco la gentileza de darnos la oportunidad de conversar con usted.

—BRC: Muchísimas gracias, Juan, me siento honrado.

—Juan Matos: El sueño mío —y estoy seguro que de Rhinamai también—, es cómo suplir esa necesidad que tenemos de unir a los escritores dominicanos con los escritores de la diáspora. Por ejemplo, fue a través de Juan Félix que tuve el medio de conocer a Ofelia. Yo leía sus ensayos, etcétera, igual que como leo los suyos, don Bruno, y así otros autores. ¿Cómo lograr un encuentro con escritores de la diáspora y los miembros de la Academia?

—BRC: Pienso que en este momento un medio ideal sería organizar diálogos o charlas, como ahora lo estamos haciendo vía Zoom, y yo me ofrezco a dar una de esas charlas sobre lengua y literatura. Este medio electrónico es una forma de establecer una vinculación.

—Juan Matos: Exacto. Voy a tomar notas. Eso es muy interesante, muy interesante.

—BRC: Ahora mismo son importantes los encuentros virtuales, en razón de la pandemia, ¿verdad?, pero, sobre todo, ya esta plataforma va a quedar para siempre. Aun cuando pase la pandemia, va a quedar como medio de comunicación y de relación este vínculo electrónico, que antes no lo estábamos usando. Fíjense cómo, a partir de la pandemia se ha generalizado el uso del Zoom y de otras plataformas telemáticas. ¿Qué se puede hacer? Bueno, además de un conversatorio como este –es admirable que yo estoy hablando con ustedes dos, Juan Matos y Rhina Espaillat, ustedes en los Estados Unidos y Ofelia Berrido y yo en nuestro país— lo que nos enriquece a todos. Nos enriquece, ya los conozco a ustedes dos, sabía que existían, pero no los conocía, no los había visto, como ahora.

—Rhina: El honor es nuestro, don Bruno. Si Juan me presta la lámpara mágica de donde sale el genio, el geniecillo, yo también tengo un deseo, y no tienen que ser tres con uno me conformo, y es este: yo he querido, hace mucho tiempo, que en las universidades y colegios de aquí exista un departamento —del idioma, naturalmente—, pero un departamento especial para la traducción. Yo creo que eso es una cosa importantísima. Pero también, no solo aquí, sino allá. Porque cada puente tiene dos puntas, para cruzar el río tiene que tener dos puntas.

—BRC: Claro, una relación es siempre entre dos.

—Rhina: Y si queremos que se junten esas culturas y se enriquezcan mutuamente debe haber en cada universidad un departamento de traducción y que tengan maestros que sepan varios idiomas, inclusive el inglés, naturalmente, pero otros también. Porque el mundo está creciendo, el mundo está saliendo de su primer hoyito, porque era un hoyito que había, y ahora es enorme. Es así. Si uno quiere vivir con el mundo hay que saber otros idiomas.

—BRC: Muy buena propuesta.

—Ofelia: Don Bruno, puede surgir esta posibilidad, que no sé si…Yo estoy hablando, como estamos aquí entre amigos. Pero, por ejemplo, en el caso de Rhina —según yo tengo entendido—, ella ha sido profesora de gente que está estudiando para ser traductor. Entonces, ella no es que conoce un poquito el idioma inglés y ahora está traduciendo. No, ella es profesional de la traducción. Entonces, sugiero yo que tal vez, y no sé si Rhina está de acuerdo: que, por ejemplo, en la Academia de la Lengua eso que ella dice pudiera, quizás, surgir un departamento, o un área —o lo que sea—, que tenga que ver con traducción y pudiera quizás uno pensar que ella misma pudiera participar en eso, porque es una experta reconocida. O sea, no es una improvisada. Me parece que eso sería —como ella quiere servir al país—, eso sería una gran manera, una gran forma.

—BRC: Bueno, para materializar esa magnífica propuesta tuya, Ofelia, podríamos comenzar contigo misma, porque tú dominas el inglés y conoces el español.

—Rhina: Exacto, exacto.

—BRC: Se necesita una persona que conozca los dos idiomas, el inglés y el español.

—Ofelia: No, doña Rhina, porque no soy traductora. Yo hablaba de doña Rhina.

—BRC: Pero tú, en nombre de la Academia, podrías ser el enlace para esos encuentros.

—Ofelia: Ah, usted dice que tome el proyecto para desarrollarlo.

—BRC: Exacto.

—Ofelia: Aquí yo, pero doña Rhina allá.

—BRC: Ella en los Estados Unidos y tú en nuestro país.

—Rhina: Exacto, dos partes del puente.

—Ofelia: Bien, doña Rhina. Yo domino el inglés, pero no soy traductora.

—Rhina: Yo tengo muchísimas traducciones en ambos sentidos: del inglés al español y del español al inglés. He traducido muchísimo, todo lo importante de san Juan de la Cruz.

—BRC: ¿Ah sí? ¿De san Juan de la Cruz?

—Ofelia: Mire, don Bruno, que yo le dije que ella estaba traduciendo.

—BRC: Ha tocado mi autor favorito.

—Ofelia: ¡Usted le dio por donde es, doña Rhina!

—BRC: San Juan de la Cruz es mi inspirador y es, doña Rhina, el patrono espiritual del Ateneo Insular y el Movimiento Interiorista.

—Rhina: ¡No me diga! Ese es uno de mis favoritos, uno de los amores de mi vida.

—BRC: Magnífico.  Compartimos esa simpatía.

—Rhina: Y es el santo de los poetas.

—BRC: Fue declarado por Juan Pablo II, que era poeta, el Patrono de los Poetas.

—Rhina: Y también he traducido a sor Juana Inés de la Cruz y a muchas mujeres de Sudamérica, como Juana de Ibarbourou.

—BRC: Bueno, hay otro punto en común entre nosotros.

—Ofelia: ¿Usted sabe qué pasa con eso, don Bruno? Que yo sepa, ninguna otra Academia que pertenezca a la Real Academia Española, tienen un área destinada a la traducción de textos del español…

—BRC: Creo que ninguna la tienen.

—Ofelia: usted sería innovador en eso.

—BRC: Bueno, no yo, sino la Academia Dominicana.

—Juan Matos: Es interesantísimo.

—Rhina: Que lo apreciarían muchísimo, porque yo he pasado muchos años traduciendo, así, por el mero gusto, y para servirle a mis dos países. Pero yo tengo 89 años ya, y no voy a poder seguir haciéndolo mucho tiempo. Y por eso he tratado de juntar gente joven y he tenido ese “workshopt”, ¿cómo se dice?

—Juan Matos: Ese taller.

—Rhina: Ese taller de traducción que yo he tenido en la casa. Es aquí, en mi casa, alrededor de la mesa de la cocina. Y son gente que viene una vez al mes, antes de la pandemia, naturalmente, ahora no viene nadie. Y esa gente, por lo menos, a mí me dice, quizás por afecto, por gratitud, que han aprendido mucho. Y yo espero que hayan aprendido algo. Y yo lo que quisiera hacer es mandarle los escritos míos sobre las traducciones. Y también darle nombres de varias personas aquí en este país que pueden ser parte de la otra punta del puente. Porque, por ejemplo, Willis Ramírez…

—Juan Matos: Sí, eso iba a mencionar, aquí tengo el nombre de Willis.

—Rhina: Y entonces el señor Eugenio Marcano no traduce poesía, pero traduce prosa perfectamente. Es un traductor excelente. Me hizo una traducción a mí, porque yo le mandé uno de mis escritos sobre la traducción, precisamente, que está escrita en inglés, y él me dijo: “Ay, no se moleste, no se moleste en traducirla, que yo lo hago”. Y yo digo: “Bueno, muy bien”. No podía haber sido mejor.

—BRC: Perdone doña Rhina. Ofelia, aprovechemos a doña Rhina y vamos a pedirle que en uno de los próximos encuentros virtuales que dé una conferencia sobre las traducciones.

—Ofelia: Okey, usted me dará la fecha y yo se la doy a ella. Ya ella sabe y si ella acepta, daría una charla a un grupo de escritores sobre la traducción y los puntos más importantes que ustedes consideren. Y, en un futuro cercano, digamos el mes que viene pudiéramos reunirnos para planificar bien. Usted, Juan y yo podemos escribir como un pequeño proyectito para esta área de traducción —que podría ser de la Academia Dominicana de la Lengua— para formar algo bien formal de las tres cosas que escribamos, mandársela a don Bruno, que él le dé el visto bueno, lo apruebe y entonces que él lo anuncie. Hacemos una reunión por internet para anunciar eso. Pero que ya eso va a ser como algo de la Academia y que también puedan participar también miembros del Interiorismo.

—BRC: Me parece muy bien.

—Ofelia: El asunto es que este equipo, que lo van a formar Rhina y Juan —que tienen los traductores allá— y yo voy a ver cuáles hay aquí —porque aquí deben haber—, entonces se forme este equipo de traductores, pero para trabajar con qué, con los textos de aquí, dominicanos hacia allá…

—Juan Matos: Eso es lo que queremos.

—Ofelia: Y los que están en la diáspora, para que se conozcan aquí. Los que escriben allá, pero que son dominicanos, y los que escriben en español aquí, pero que no se conocen allá. —Lo que ella hizo con mi libro Anacaona: estaba escrito en español y ella lo tradujo al inglés y ahora lo conocen allá en inglés.  

—BRC: Doña Rhina, usted ha hecho feliz a Ofelia. Ella me dijo lo feliz que estaba, me llamó para comentarme la felicidad que usted le produjo al traducir ese texto y ella está súper fascinada.

—Rhina: La que está fascinada y feliz soy yo porque es un texto que, cuando lo leí en español, yo dije: “Eso no se puede quedar en un solo idioma, eso tiene que traducirse”.

—Juan Matos: Usted me puso de castigo, porque me llama y me lo dice. Me dijo: “Pero cierra el pico, que todavía no termino”. Y yo no podía quedarme con esa, yo estaba brincando, porque ella me mandó el primer borrador. Y digo yo. “Bueno, yo tengo que mortificar a alguien” y llamé a José Enrique.

—Rhina: Yo le quiero leer a don Bruno algo de san Juan de la Cruz.

—BRC: Ay, sí, por favor. Quiero que me lea un poema suyo y uno tuyo, Juan.

—Juan Matos: Oh, yo de mil amores.

—Rhina: Pero yo quiero leérselo en inglés, mi traducción al inglés, a ver.

—Ofelia: Don Bruno, hay una cosa, traducir poesía no lo puede hacer cualquier persona.

—BRC: Así es, yo lo sé.

—Ofelia: Tiene que ser un poeta, porque el que traduce poesía y no es poeta, no le sale.

—Rhina: A mí me da piquiña cuando encuentro un poema riquísimo, con rima y con todas las divinidades que tiene la poesía, y entonces lo traducen como verso libre. Eso es un pecado.

—Juan Matos: Juan Freddy Armando se ha referido bastante a eso.

—Ofelia: Yo le quiero decir algo a don Bruno. Mire, cuando usted oye una canción en inglés o en francés o en alemán y usted no sabe lo que dice y usted la encuentra bella.

—BRC: Sí, así es.

—Ofelia: Pues eso es lo que va a pasar cuando ella le lea a san Juan de la Cruz en inglés. No importa que lo oiga alguien que no entienda el inglés porque la belleza, el verbo, en el idioma que ella lo ha traducido, desde san Juan de la Cruz, usted lo va a sentir.

—Ofelia: Ella tradujo su poesía y su prosa. Don Bruno, mire, cuando yo leí la traducción que hizo de lo mío, fue como a las dos de la mañana, yo me paré de ahí a llorar.

—BRC: Sí, tú me dijiste eso, que lloraste.

—Ofelia: Porque estaba precioso en inglés; porque aquello era una cosa hermosa, era súper estético. Estaba tan bien hecho que yo dije: “Pero ¡Dios mío!, parecería que fue escrito el original en ese idioma”, viendo lo bien hecho que está. Entonces, por eso yo digo. Cuando yo vi eso pensé en eso, que la Academia debiera tener un área para eso. 

—Juan Matos: En las universidades de Santo Domingo, ¿tienen programas de idiomas? Por ejemplo, yo sé que el Centro Domínico-americano prepara a los médicos cuando van a tomar los “Board” y esas cosas. Porque fíjate, cuando falleció Norberto James, nosotros en el College le preparamos un homenaje a él, y una de las grandes sorpresas fue encontrar, aquí mismo, a cuarenta y cinco minutos de distancia, una chica que su padre es dominicano, su madre es argentina y es una excelente traductora; una joven que lo que conoce de la literatura dominicana es porque su padre, que es cocolo de san Pedro de Macorís, siempre desde chiquita le llevaba libros y ella se ha interesado mucho por la literatura dominicana. Pero nosotros no la conocíamos. Entonces a mí lo que se me da es, si de alguna manera, allá, en República Dominicana los jóvenes que están estudiando inglés como segundo idioma, porque, eventualmente, quién sabe si a lo mejor es una quimera, si hay un grupo que estaría interesado en sumarse al grupo de los jóvenes dominicanos de acá de la diáspora y enlazar esos jóvenes para fines de traducción, específicamente.

—Rhina: Eso ayudaría a juntar los dos grupos: los de nuestra isla y los de aquí.

—Juan Matos: Con estos jóvenes de acá, para fines de traducciones.

—Ofelia: Yo me comprometo, que en las universidades donde he trabajado, como en UNIBE, la UNPHU y en PUCAMAIMA, a hablar con los jefes de los departamentos de idiomas, a proponerles que seleccionen algunos estudiantes para un curso con Rhina de traducción. Pero, Rhina, si ellos hacen eso, tendría que haber un diploma. O podríamos hacer otra cosa, hacer primero el proyecto para don Bruno, de la traducción y a partir de ahí, que entonces sea la misma Academia la que dé ese reconocimiento.

—Rhina: Eso debe comenzar en Santo Domingo.

—Ofelia: Pero eso tiene que ser si don Bruno lo aprueba.

—Rhina: Claro que sí.

BRC: Yo les digo que sí, en principio lo apruebo, a partir del documento. 

—Rhina: Bueno, muy bien. Les voy a leer “En una noche oscura”, ¿verdad?

—BRC: De acuerdo. Todo lo que escribió san Juan de la Cruz es admirable.

—Rhina: “La noche oscura”, eso es lo más lindo que se ha escrito en el mundo, que les voy a leer la primera estrofa solamente en español y entonces les leo el resto en inglés:

En una noche oscura, 

con ansias, en amores inflamada, 

¡oh dichosa ventura!, 

salí sin ser notada 

estando ya mi casa sosegada. 

    Eso es un misterio. Cualquier lector se enamora inmediatamente porque es una aventura de una cosa que puede ser hasta peligrosa. Quiere decir que el lector ya está como un pez, cogido con el anzuelo.

—BRC: Muy bella dicción la de doña Rhina

—Ofelia: Ya usted sabe, y mire por donde ella va, mire lo que ella traduce por gusto, eso es lo que le da placer a ella: traducir.

—Rhina: Esta es una revista de poesía religiosa, poesía de fe.

—Ofelia: Póngasela en la pantalla la revista, para que don Bruno la vea. Mire, don Bruno, en una revista académica ella tradujo a san Juan de la Cruz y le dieron tres cuartas partes de la revista para su traducción.

—Juan Matos: Léale de su autor favorito.

—Rhina: Yo soy muy peligrosa. Si me ponen a leer, se acabó la fiesta.

—BRC: Pero lea algo suyo, un poema de su autoría.

—Ofelia: Ah, en español, algo suyo.

—Rhina: ¿Algo mío en español?

—Juan Matos: Yo le quiero leer esto de Rhina. Este es uno de mis trabajos favoritos, “Agua de dos ríos”.

—Juan Matos: Tiene textos en inglés y español. Ella escribe:

 

“Para mi tataranieto el astro pionero”

 

Tú, fulanito 

que por los caminos de mi sangre 

te lanzas al futuro 

dime si llevas los mil sabores del viento 

la luz del rocío 

las lenguas del musgo y helecho 

que cantan de la tierra. 

¿Y dónde dejaste la lluvia? 

Que no se te pierda ni el gemir de la gaviota 

en su desierto azul 

ni estas estrellas tibias como caricias 

que no encontrarás en tus noches de acero. 

Fíjate que no te falten mariposas 

Apréndete el color de las horas 

Y, ¡toma!, 

que en esa cajita de huesos 

te dejo el perfume de los mares. 

 

—Ofelia: ¡Qué belleza!

—BRC: ¡Y qué ternura!

—Juan Matos: Es una cosa sublime. ¡Ah! Una de las cosas maravillosas de Rhinamai.

—Juan Matos: ¡Cómo trasciende la musicalidad de una lengua a la otra!

—BRC: Ella le pone emoción a la expresión y al sentido.

—Rhina: Cuando uno se pone a traducir un texto de un poeta en su idioma, como Juan Matos —yo lo mascullo, pero él lo trabaja, él conoce el idioma, como un poeta dominicano. Cuando uno se pone a traducir algo de él, o de César Sánchez Beras uno está en la gloria.

—BRC: Oye, Juan, ¡qué piropo te han echado!

—Juan Matos: Ella me compromete mucho.

—Ofelia: Juan, lee algo tuyo para que don Bruno conozca algo de tu obra.

—Juan Matos: La primera vez que me tocó viajar con Manuel David a la universidad, él me presentó su noviecita, pero él tenía tanto miedo, entonces escribí:

 

“No tiembles corazón”

(Para mis hijos ante el flechazo de Cupido)  

No tiembles corazón frente al espejo 

deja el miedo volar que te consume 

no reniegues del amor 

lucha parejo 

dolor es el sendero de aquel que de sí huye. 

  

—BRC: “Dolor es el sendero de aquel que de sí huye”, profunda y hermosa intuición.

 

La honda angustia que por piel llevas 

te viste de temor, te ciega en pleno. 

Mas es tanta la sed de darte por entero 

que a tu mismo sentir 

sentir le niegas. 

¡Ay, triste corazón! 

¡tan temeroso! 

que del martirio pendes sin reposo 

mas niegas del amor que se avecina 

a la tenue pared de tu alma herida. 

No niegues corazón vida a la vida 

del delirio a la sombra anda tu pecho. 

Sostente en la batalla 

y vete al lecho 

al margen de la pena y la herida. 

Al alba de las albas has de nacerte 

 con un sol de coraje en pecho abierto 

que el mismo temor a ti ha de temer. 

Sé firme, sé timón en mar tan cierto 

que aquella oscuridad 

dolor sentido 

sucumba para siempre en el olvido. 

 

—Rhina: Es un poema muy bello.

—BRC: Hay hondura y belleza. Te felicito.

—Rhina: Eso es la diáspora dominicana.

—Juan Matos: Yo tengo aquí Intercambio: intercambio de escritores-educadores, porque ahí nos beneficiaríamos muchísimo. Similar a lo que nos ayudó a hacer Rhina con su pueblo , y lo que hacemos aquí. ¿Cuáles de los escritores nuestros están enseñando, y qué enseñan? Por ejemplo, Ofelia,  ¿qué usted enseña?

—Ofelia: Literatura y español.

—Juan Matos: Entonces, yo tengo, por ejemplo, Rodaina, una académica dominicana que enseña literatura y español. Entonces nosotros la conectamos.  Y miren, en este mes, yo voy a tratar a, b y c; y puede que coincida. Entonces, si coincide, ustedes se preparan de tal suerte que los estudiantes suyos conozcan lo que se va a trabajar y entonces hacer estas conferencias con los estudiantes de clase a clase. Desde luego, su plantel escolar acá, por ley, uno debe pedir permiso al supervisor, pero siempre esas cosas que son de academia las aprueban. Y resulta que los estudiantes se van a encontrar en conferencias y se van a leer los unos a los otros o van a discutir el tema que usted está enseñando allá, y el punto de vista de lo que se está tratando, pues, se amplía. Y, ¿qué va a terminar? Usted conocerá una profesional, ellos conocerán otros jóvenes y entonces viene a partir de ahí un intercambio del género epistolar, y terminaríamos con ese intercambio de la lengua: si alguien de tu clase escribió algo en español y estos que están acá dominan el inglés, entonces estos les presentarían una traducción de lo que escribió, prosa o poesía. Generalmente a ese nivel ellos se sienten más cómodos escribiendo en prosa. Y, entonces, con el tiempo, podríamos construir una comunidad de jóvenes académicos que van a continuar, que nos van a suceder a nosotros. Ese es uno de mis sueños.

—Ofelia: Muy bien, Juan. Lo ideal sería lanzar un proyecto y caminando…

—Rhina: ¿Ustedes conocen a César Sánchez Beras?

—Ofelia y BRC: Sí, lo conocemos, y es muy buena su poesía.

—Rhina: Este es mi hijo dominicano, nos hemos adoptado mutuamente.

—Ofelia: Además, él es una persona muy buena, muy pura.

—Rhina: Es un alma de Dios.

—BRC: Recientemente leí sus dos libros más recientes, que él me los mandó para que yo le diera mi opinión. Y le di mi valoración sobre esos dos libros, muy buenos.

—Rhina: Voy a leerles Areíto por todos, de César, con mis traducciones.

 

“Areíto por todos”

Me sacaron como apache de la llanura y del viento 

me arrojaron como inca de la barca del silencio. 

Pero vengo de la sombra 

del pasado y del futuro. 

Me sacaron como indio 

pero vuelvo como negro. 

Me sacaron como negro del tambor de la esperanza 

me negaron el trapiche para moler mis adentros,,,

Pero vuelvo en la manigua,  cimarrón, blanco y negro. 

Me sacaron por judío, por latino, por moreno, 

me sacaron por hispano por guloya y por negrero. 

Me sacaron de las nubes donde desnudé la lluvia 

Me sacaron de los montes donde desnudé la tierra. 

Pero vuelvo como indio, pero vuelvo como negro 

pero vuelvo en español, en […] y en taíno 

regresando por los montes  estrenando un rostro nuevo. 

Vengo con el mascarón  de los que no tienen patria. 

Me sacaron, me sacaron  pero vuelvo, pero vuelvo. 

 

—Ofelia: ¡Qué bien! A mí me parece que él debe estar reencarnado en negro, en indio, en aquello, en lo otro, entonces vuelve de otra manera. Bueno, muy bien, yo creo que hemos tenido muy buena velada, no sé qué ustedes opinan.

—Juan Matos: Yo me siento, en verdad, muy emocionado de encontrarme con el maestro don Bruno Rosario Candelier. Ofelia, seguiremos en contacto para ver cómo se construyen los puentes, como dice Rhinamai, y eventualmente llevar a realidad uno de estos sueños.

—BRC: Antes de terminar, quiero escuchar otro poema tuyo, Juan.

—Juan Matos: “Para los maestros”, un poema a mi mamá, cuando vivía en el Bronx:

 

Usted sabe, maestra, que le debo más que versos 

y que, definitivamente, es imposible cancelar factura 

porque el sol de mis días de mi vida 

tiene su rostro, su calor y su fe. 

Esta deuda a su ancestral amor 

ascendente función espiritual 

deriva en infinita maravilla 

germina en su vientre 

nace, se multiplica, 

 día a día. 

¿Con qué algoritmo nombrarte, madre? 

Después de su nombre 

cualquier frase es un adorno innecesario 

excepto que “la amo”. 

 

—BRC: Muy bien. Altamente complacido de haberte escuchado, Juan.

—Rhina: Bueno, yo también le voy a leer uno mío. Este se llama “Para Petronila, la tejera”. Petronila es un nombre que yo encontré en el árbol de mi familia, y me dijo mi tía que ella era la nieta de un esclavo y se casó con uno de los Espaillat:

 

“Petronila, 

en el árbol familiar de mi ascendencia 

he dado con tu nombre 

en un borroso renglón que quiere aunar tu vida 

con la vida de aquel hombre. 

¿Cuántos tátaros son, si he de contar, que te llevó al altar? 

Aquel hijo de España, enamorado, te entregó mi apellido. 

¿Te fue fiel? 

¿Supo honrar en tu carne al desdichado viso, tátaro abuelo 

que secuestrado en África, en trabas, 

me legó esta piel, entre canela y miel? 

Quiso, con la moneda de su amor, 

pagar la horrenda deuda incalculable de vida 

a los que a fuerza de labor, obligado y trato abominable 

crearon en mi tierra gran valor y culpa imperdonable. 

Nombrada entre los míos en esta fila, 

¿no hay señas que indica si sufriste? 

Pero tu origen abarca asunto triste. 

Con tan ásperas fibras no se hila vida de seda, 

pero en tu vientre urdiste a mi pueblo, Petronila. 

 

—BRC: Maravilloso.  Me complace, doña Rhina, conocer su sabiduría, su alta capacidad lingüística y su vocación literaria. Y a ti, Juan, también me complace haberte conocido. Ya leerá la obra de ambos. Le agradezco a Ofelia que ha propiciado este encuentro.

—Rhina: Gracias, gracias a ustedes por este encuentro.

—Juan Matos: Ay, sí, Ofelia, gracias, a ti. Muchísimas gracias, don Bruno.

—BRC: Realmente me he sentido altamente complacido con haberlos conocido a ustedes dos, a Juan Matos y a Rhina Espaillat. Y espero que este vínculo continúe.

—Rhina: Bueno, yo me siento que estoy flotando en el aire.

—Juan Matos: Gracias, Ofelia, por presentarnos al Maestro y hacer este encuentro posible.

—BRC: Gracias a ustedes, que sigan bien.

 

Transcripción: Miguelina Medina

FRANCISCO JAVIER PÉREZ PONDERA LA EDICIÓN DE UNA OBRA DE PEDRO HENRÍQUEZ UREÑA

Ensayista, crítico, filósofo, filólogo y gramático dominicano, Pedro Henríquez Ureña (1884-1946) hizo de su extensa obra un prolongado elogio de la lengua, la literatura y la cultura española y americana, y un exhaustivo memorial de lo que estas significaron para la fragua de su humanismo de raíz filológica. Santo Domingo, Estados Unidos, Cuba, México y Argentina fueron los lugares en donde pudo desplegar su potente magisterio, como padre moderno de las letras hispanoamericanas. Los títulos de su bibliografía así lo asientan: Ensayos críticos, La utopía de América, Plenitud de España, Las corrientes literarias en la América Hispana, El español en Santo Domingo, Historia de la cultura en la América Hispana o El endecasílabo castellano. Fundó, junto a Amado Alonso y Eleuterio Tiscornia, el Instituto de Filología de la Universidad de Buenos Aires, cuna de la lingüística hispanoamericana. La Academia Argentina de Letras lo distinguió como su miembro correspondiente por la República Dominicana. Alonso dijo de él que era “la primera autoridad del mundo”.

De la obra Seis ensayos en busca de nuestra expresión se han escogido hoy sus dos primeros textos, “El descontento y la promesa” y “Caminos de nuestra historia literaria”, pues dan cuenta generosa de la América virginal clamando después de la colonia por una vida libre y por una expresión liberadora. La utopía americana nunca superada y siempre con nosotros.

La edición que presentamos, al cuidado del pensador, poeta y académico Bruno Rosario Candelier, actual director de la Academia Dominicana de la Lengua, permitirá acercarnos a la figura de un patriarca de nuestras letras, gracias al trato inteligente y sensible de estos textos fundamentales.

 

BRUNO ROSARIO CANDELIER Y MARÍA JOSÉ RINCÓN: DIÁLOGO CON EL EQUIPO DE JUMBO SOBRE LA PALABRA MANGÚ

La Academia Dominicana de la Lengua tuvo a bien celebrar un diálogo sobre la palabra mangú con el equipo de la empresa Jumbo, de la capital dominicana, promotora de la inclusión de ese vocablo del español dominicana en el Diccionario de la lengua española.

El doctor Bruno Rosario Candelier, director de la institución, y la académica María José Rincón, coordinadora del equipo lexicográfico de la ADL, conversaron con las representantes de la empresa comercial Jumbo sobre el valor de este vocablo del español dominicano nacido en la República Dominicana:

—Bruno Rosario Candelier: Muy buenas tardes a todas ustedes. Vamos a ver qué sale de esta conversación sobre la palabra “mangú”, en atención al interés del Supermercado Jumbo para conseguir que este vocablo del español dominicano, que alude a un contenido tan sabroso, sea incorporado al diccionario oficial de nuestra lengua.

—María José Rincón: Precisamente hoy estábamos hablando de cómo se hace un diccionario con otro grupo en esta ciudad.

—BRC: María José Rincón, que es brillante, publicó un artículo sobre este vocablo y, además, ya salió un libro de sus artículos en Diario Libre, donde había publicado temas sobre nuestro lenguaje.

—María José Rincón: Salió con más de cuatrocientos artículos y es hasta el 2018. O sea que ya hay material para otro libro.

—Nonora Almúdesi. Pues bien, mi nombre es Nonora Almúdesi. Vengo en representación junto con otra parte del equipo de Jumbo donde estoy a cargo de la dirección general de la empresa. Y creo que tuve el placer de participar en una disertación que hizo María José sobre los poemas de Pablo Neruda y Gabriela Mistral.

—María José Rincón: Ah, pero qué bueno, Nonora, encantada.

—Nonora Almúdesi: Te felicito, primero, porque los dos autores a mí me encantan, y en segundo lugar porque fue súper inspirador.

—María José Rincón: ¡Ay, gracias! Ay, qué bueno, yo me alegro. Gracias, de verdad. Tú ves que van saliendo cosas. O sea que don Bruno no miente, cuando me pondera.

—Amalia Vega: No, no, y mi primera conversación contigo aprendí muchísimas cosas que yo no sabía.

—Tansi Santos: Bueno, pues, por aquí Tansi Santos, de parte de nuestro equipo muy feliz de conversar con ustedes. Trabajo en la parte estratégica de nuestra empresa.

—Carla González: Soy Carla González. Mi cara sin mascarillas. Porque ahora uno solo se conoce de aquí para arriba.  Soy gerente de comunicación corporativa del equipo de Amalia, y, pues, estamos dando soporte a Jumbo en este caso.

—Amalia Vega: Y aquí acaba de entrar Coni Taveras, que voy a dejar que, igualmente, ella se presente.

—Coni Taveras: Hola, buenas tardes, es un placer que nos hayan prestado parte de su tiempo para esta reunión. Mi nombre es Coni Taveras, y soy la gerente de Mercadeo de Jumbo

—Bruno Rosario Candelier: Me complace darles la bienvenida y decirles que tanto a María José Rincón como a mí nos encanta que nos hayan invitado a dialogar sobre la palabra mangú.

—Amalia Vega: Como les había mencionado, Maribel Hernández, quien se sumará en cualquier momento, es consultora del CCN de larga data, pero es parte de nuestra familia y ha participado en todos los proyectos que nosotros hemos realizado. Entonces, sin más, quiero dar formal inicio a la reunión, agradecerles inmensamente, primero la apertura de poder hacer la reunión y poder colaborar con nosotros en este tema. Antes de iniciar el cómo podemos lograr esto, etcétera, y dado que ya había conversado con María José, pero no había tenido el placer de conversar con don Bruno Rosario Candelier, yo creo que es importante dar como una breve introducción de nuestro espíritu en hacer esta iniciativa y qué hemos hecho hasta la fecha.  Nosotros, como marca corporativa y a través de nuestras marcas individuales, tenemos una buena historia de promover lo local y lo dominicano, y eso lo hacemos en varias aristas de varios proyectos, algunos de los más grandes quizás los conocen, como son “Orgullo de mi tierra”, que resalta la riqueza de cada una de nuestras provincias; “Corazón dominicano”, que resalta los productos que hacen los proveedores en las provincias que visitamos. Y así trabajamos con temas de artistas plásticos, como “Diseñadores de cara a Casa Cuesta y Jumbo”, y muchos otros proyectos donde tratamos de poner un “ojo” a lo local y de enaltecer lo nuestro. Y de ahí nace la iniciativa que hemos denominado “«Mangú» en la RAE”, y tiene dos vertientes: una, que fue ese primer boom que se vio a nivel promocional, publicitario, a cargo de nuestros aliados que aquí están muy bien representados; y tiene una parte institucional y formal donde nosotros, como siempre hacemos… (No sé si ustedes conocen la campaña que hicimos del pez loro, hace unos años, donde estábamos promoviendo el hecho de que no se consuma por todas las implicaciones ambientales que tiene). Nosotros siempre trabajamos este tipo de proyecto en dos aristas: en una publicitaria, obviamente, para dar a conocer una problemática, o una situación en particular; y una arista institucional donde tratamos de tocar la puerta de quienes realmente son expertos en el tema para poder llevar a cabo el objetivo que se quiere lograr. En ese sentido nosotros salimos con una campaña de precalentamiento publicitaria y justo la semana después salimos con contactos a las instituciones pertinentes, siendo, obviamente, la Academia Dominicana de la Lengua a la que le enviamos una de las primeras cartas. Entonces, agradecemos mucho el espacio y su disposición. Sí, participan distintos interlocutores, pero la idea de nosotros es básica: es tratar de lograr que una palabra, que es muy dominicana, como mangú, se incorpore al Diccionario de la Real Academia Española, siendo esa la institución madre del resto de las Academias de la Lengua de habla hispana. Y ahí ustedes, si me quien corregir, les brindo el espacio, porque ustedes saben de eso más que yo. Y el acercamiento lo hicimos, básicamente, para tratar de ver sus perspectivas, sus sugerencias, cómo podemos llevar esto a caboSomos todos oídos en la tarde de hoy para que ustedes nos den su mejor consejo y ver cómo podemos colaborar y resaltar la importancia de la lengua en el proceso de la colaboración. Entonces, sin más, creo que no se me queda nada, pero quiero darles el espacio a ustedes para que nos cuenten su experiencia. Nosotros mandamos una carta a la Academia

—BRC: Muy buenas tardes, Amalia, y a todas ustedes. Sí, la carta llegó a la Academia y, cuando la recibí, al otro día la contesté.

—Amalia Vega: Sí, sí, fue un tema de que salió la carta y estábamos tratando de llamar para confirmar la recepción, y entonces en eso salió el artículo de María José y ahí también por correo dimos con ella. Entonces, el mismo día que yo conversé con María José fue cuando llegó su respuesta, don Bruno.

—BRC: Pues bien, Amalia, quiero hacer una breve introducción en cuanto a esta temática. Bueno, tengo experiencia en este aspecto que ustedes plantean porque a mí me ha correspondido representar a la Academia Dominicana de la Lengua en más de una reunión en la Real Academia Española, en Madrid, justamente en la etapa previa a la confección y a la publicación del Diccionario de americanismos, y fue este servidor que les está hablando a ustedes quien introdujo en el Diccionario de americanismos justamente la palabra “mangú”.

—Amalia Vega: Eso vimos en una columna que escribió Xiomara… ¡Ay Dios, qué interesante!

—BRC: Sí, Xiomarita Pérez me llamó y yo le di el dato que ella publicó y le aclaré algunos aspectos sobre este tema.

—Amalia Vega: Esa misma semana creo que lo publicó.

—BRC: Efectivamente, ella se hizo eco de la promoción que ustedes han estado haciendo. (Entre paréntesis, lo primero que yo debí decir fue felicitarlas a ustedes justamente por esa iniciativa, porque se trata de una palabra, de dar a conocer una palabra, y nosotros, como estudiosos de la palabra nos congratulamos y celebramos esa disposición de ustedes por el hecho de que una empresa comercial tan importante como Jumbo asuma esa promoción a favor de la palabra “mangú”, ya que, además, nosotros en la Academia de la Lengua somos no solo los estudiosos de la palabra, sino los encargados de promover su estudio, su conocimiento y su promoción, puesto que valoramos la palabra en nuestra condición de académicos de la lengua). Entonces con relación a ese aspecto quiero decir lo siguiente… Tras la publicación del Diccionario de americanismos, la Academia Dominicana de la Lengua comenzó a trabajar en la confección de un diccionario de dominicanismos, que preparamos y publicamos con el nombre de Diccionario del español dominicano, y en ese diccionario, que María José coordinó, naturalmente figura la entrada y la definición de la palabra “mangú”, con ejemplo y todo. De manera que el trato con las palabras es parte de nuestra labor. El diccionario de dominicanismos, que tiene el título de Diccionario del español dominicano, recoge la mayoría de las voces de nuestro vocabulario, del habla peculiar de los dominicanos. No están todas las voces criollas porque -bueno, ya María José hará su comentario, ya que ella es nuestra experta lexicográfica-, porque, en primer lugar, cuando se recogen los términos de una comunidad o de un país, a menudo se quedan siempre muchas palabras y quizás en otra nueva edición serán incorporadas. La publicación de ese Diccionario, pues, dio lugar a que mucha gente comenzara, realmente, a valorar su propio lenguaje, su propio vocabulario, el vocabulario peculiar de los dominicanos, que es una de las variantes de la lengua española en América. Ahora bien, con relación al anhelo y al proyecto que ustedes tienen, digamos a la intención original de JUMBO, que es, justamente, conseguir que la Real Academia Española incorpore en el Diccionario de la lengua española esa palabra, ahí hay que hacer una precisión. Digo que hay que hacer una precisión porque es difícil que se consiga, y les voy a decir por qué.  La Real Academia Española tiene el criterio de que para incorporar una palabra al Diccionario académico, la palabra en cuestión debe usarse, por lo menos, en tres países. Y ocurre que para incorporar una palabra en el Diccionario de la lengua española (que tiene unas 95,000 palabras incorporadas, y es un volumen bastante pesado en término de su amplitud), no se pueden incorporar todas las palabras del vocabulario diferencial de cada país de habla hispana porque habría que hacer, entonces, varios volúmenes para incorporar todas las palabras. Entonces cada país de América está llamado a escribir y a publicar el diccionario de su propia comarca, de su propio país, de la variante léxica de su territorio. Bueno, la mayoría de los países de Hispanoamérica tienen sus respectivos diccionarios locales y ahí sí deben incorporarse todas las palabras del patrimonio léxico que lo identifican. De hecho, hay un 10 por ciento de palabras, de americanismos que figuran en el Diccionario de la lengua española; pero un 10 por ciento del total del vocabulario de los países hispanoamericanos, pues, desde luego se reduce mucho más para cada país. Entonces, un país como México, que tiene mucho más habitantes que nosotros —porque es un país inmenso—, pues es normal que tenga más mexicanismos incorporados al Diccionario oficial de nuestra lengua. Entonces, no nos negamos a darle apoyo a la propuesta que ustedes tienen en mente con relación a “mangú”, pero les digo, les adelanto que, en razón de lo que acabo de exponer, es difícil conseguir que esa palabra pueda ser admitida por la RAE en virtud de lo que expliqué, ya que mangú no se usa sino solo en República Dominicana; pero haremos el intento. Entonces, quisiera pedirle a María José que nos dé su versión en cuanto a su experiencia y su capacidad de trabajo en el ámbito lexicográfico.

—Amalia Vega: Buenísimo, don Bruno. Muchísimas gracias, don Bruno. Y gracias por la apertura porque realmente al darnos ese tipo de detalles nos aterriza un poco de por dónde nos tenemos que ir.

—BRC: Ustedes han hecho bien en acudir a la Academia Dominicana de la Lengua porque esta institución, nuestra institución, es el órgano autorizado, la institución autorizada para canalizar una solicitud de una nueva palabra en el Diccionario de la lengua española. De hecho, ya hay precedentes de personas, en el plano individual, que han escrito a la Real Academia Española haciendo una propuesta lexicográfica muy concreta. ¿Saben lo que han hecho ellos? La han reenviado a la Academia Dominicana, para que sea la ADL la que canalice una iniciativa de esa naturaleza. Y han contestado a esa solicitud diciéndole al solicitante que canalice a través de la Academia de la Lengua su propuesta de incorporar, por ejemplo, un nuevo vocablo. Por eso te digo que ustedes han hecho bien en acudir a nuestra institución, que es la entidad adecuada para establecer el enlace con la Real Academia Española.

—Amalia Vega: Definitivamente, definitivamente. Tiene el turno María José y luego de eso veo que Maribel tiene una mano levantada.

 

—María José Rincón: Bien. Concuerdo, evidentemente, con lo que dice don Bruno; evidentemente la Academia es el canal adecuado. Yo quizás lo habría hecho con otros tiempos porque una vez que hemos lanzado la campaña, y ya están viendo la apreciación de don Bruno, evidentemente la Academia, y don Bruno como director, yo como académica, como lexicógrafa y directora del Instituto de Lexicografía, que está vinculado directamente con la Academia Dominicana de la Lengua, estamos encantados de colaborar en la medida de nuestras posibilidades y de canalizar la inquietud, lo que sea. Quizás el desconocimiento de cómo funciona el proceso de hacer un diccionario lleva a que, claro, todos amamos nuestras palabras, pensamos merecen estar; todos tenemos la idea de la tradición, ¿verdad?, de la tradición de la Real Academia y pensamos en el Diccionario de la lengua española como lo más alto, ¿verdad?, y evidentemente es el gran Diccionario de la lengua española. Pero es un diccionario que tiene como misión recopilar el léxico general de la lengua española; es decir, ese de “madre”, “silla”, “padre”, ¿verdad?, el que todos compartimos. Desde el principio de su historia el porcentaje de palabras de uso exclusivo americano, pues, lógicamente era minoritario. Es igual que el porcentaje de palabras de algunas regiones o de algunas áreas del español europeo o de otro continente. Esas diferencias son mínimas, son casi anecdóticas en el Diccionario de la Real Academia. Entonces, también es verdad que entramos en el Diccionario y consultamos y vemos muchas palabras, a lo mejor, las hay muchas, que solo tienen, por ejemplo, la marca de República Dominicana. Entonces uno dice “Caray, pero esa palabra es mucho menos conocida que mangú y ya está”. ¿Por qué se da eso? Porque en el Diccionario, sobre todo en el de la Real Academia que nació en 1739 y que desde entonces se va remodelando sobre el mismo Diccionario, va cambiando a lo largo de los siglos de los criterios con los que se eligen o no las palabras que se van a incluir. Entonces, en un determinado momento pudo haber un criterio, por ejemplo, en la edición de 1992, don Bruno se acordará de que era la Edición del Bicentenario del Descubrimiento y la Colonización de América, pues se hizo un esfuerzo grandísimo por incluir muchísimas palabras americanas que no estaban y se admitieron muchas que solo tenían la marca de un país. Ahora mismo el criterio para incluir en el de la Real Academia es que estén en uso en tres países, en uso documentado. Es el mismo criterio que se usó un poco menos restringido para el Diccionario de americanismos. ¿Por qué? Porque una vez que la Academia —las Academias habría que decir siempre, ¿no?— trabajaron en el Diccionario de americanismos, dejó de tener sentido que en el general hubiera palabras restringidas; por lo tanto, los americanismos entraban en el Diccionario de americanismos, que es, de hecho, donde está “mangú”, ¿no?; y cada uno en su país.  Todo esto que estoy diciendo es solo a título informativo, es decir, es verdad que es correcto canalizarlo a través de nosotros; es verdad que estoy segura de que don Bruno va a canalizar la petición de ustedes y probablemente, y con muchísimo gusto, haremos nosotros en el Instituto el informe lexicográfico que lo apoye; de ahí a que lo incluyan o no en el Diccionario de la Real Academia ya eso es distinto porque realmente no cumple, en principio,  con los criterios para que lo incluyan. Otra cosa es que, en una actualización, por lo que sea, que se basen en la solicitud de don Bruno, o lo que sea, la quieran incluir; pero en principio y los criterios lexicográficos para los diccionarios son muy rígidos, porque si no el diccionario acaba convirtiéndose en una obra sin control, ¿no?, y que no responda a unos criterios científicos. Y, claro, esos criterios de ahora han cambiado de lo que eran hace diez años de la anterior edición—ahora estamos en la 23, creo que 23.4—, que quizás esa es nuestra esperanza, que va a ser completamente digital y por lo tanto ya no va a tener el problema de tamaño, y es posible que el criterio para la admisión de los americanismos cambie, o de los dominicanismos. En principio yo creo que ya que está lanzada la campaña hay que hacer el intento, eso no hay que dejarlo atrás. Sí es importante que cuando ustedes hagan una campaña vinculada con la lengua hay que ser escrupulosamente cuidadoso con el lenguaje que se use, porque si en esa campaña hay errores ortográficos o hay uso de anglicismos innecesarios, pues la campaña pierde su potencia lingüística, ¿verdad?, su potencia comercial. Hay que preparar ese informe lexicográfico lo más documentado posible para que cuando don Bruno se haga eco de la solicitud, esté con una base bien hecha.

 

—BRC: En primer lugar, les sugiero que aprovechen la experiencia y los conocimientos de María José, para cuando ustedes redacten la comunicación pásensela a ella para que consigne la propuesta y el tipo de definición. Porque para enviar una palabra a la Real Academia Española tiene que enviarse con una definición, es decir, con una descripción del significado de esa palabra y, mucho mejor, documentar el uso de esa palabra en una fuente escrita. Entonces, esa es la primera sugerencia que quisiera hacerles a ustedes. Y, en segundo lugar, les comento que, justamente, el próximo mes vamos a tener una reunión virtual con el equipo lexicográfico de la Academia y en esa reunión hablaremos de la revisión del diccionario. Entonces podríamos abordar el tema de la incorporación de nuevos vocablos entre los cuales podríamos considerar la palabra mangú. Como decía María José, quince años atrás la Real Academia tenía como criterio esperar que una nueva palabra se use durante, por lo menos, cinco años, para admitirla en el fuero del Diccionario, pero ya el criterio de los cinco años ya no existe porque a veces hay palabras que se han incorporado con apenas un año de uso por parte de los usuarios de la lengua, pues siempre son los hablantes, como usuarios de la lengua, los que le dan vigencia a una palabra.

—Amalia Vega: Perfecto. Muchísimas gracias, don Bruno, primero porque, definitivamente, así esperamos hacerlo; y también gracias, María José, por esa colaboración que ofrecen. Voy a cederle la palabra a Maribel que tiene la mano levantada hace un ratito.

—Maribel Hernández: Buenas tardes. Reiterarles el agradecimiento, por parte de Centro Cuesta Nacional, de la apertura de ustedes, y este acompañamiento que ustedes nos dan, realmente no tiene precio. Es decir, yo creo que para nosotros va a ser un proyecto de aprendizaje importante con todo lo que tiene que ver con el uso del lenguaje y demás. Yo quería hacer dos preguntas y una acotación. A don Bruno preguntarle: en ese Diccionario de americanismos, ¿cuántos términos dominicanos se lograron incorporar en el momento en que se incorporó “mangú”? Y lo pregunto para saber qué tanta visibilidad tenemos nosotros en ese Diccionario, y si nos pudiera dar una percepción de cómo pudiera ser aceptada la solicitud ya para el Diccionario de la RAE. Lo otro es que me parece una muy buena noticia la coincidencia, como decía María José, de que se está trabajando en la Edición no. 24, en la edición digital del Diccionario. Es un poco como para poder gestionar nuestras expectativas alrededor del tema. Y ya, la acotación que quería compartirles es que parte de ese proceso de consulta que se inició a través de la Agencia estaba precisamente la elaboración de un informe con evidencias. Y, obviamente, para nosotros es, es decir, ese informe no sale del país si no tiene la bendición de ustedes; es decir, se uniría a, y no solamente unirse, sino para nosotros sería fundamental el endoso de ustedes en ese documento, donde se van a reunir una serie de evidencias, no solamente a nivel de uso del lenguaje como textual, sino también iconográfico y demás, ¿no? Es algo que es bueno traerlo a colación y eso sería un documento que, para nosotros, sería sumamente importante tener el endoso de la Academia. Reiterarles el agradecimiento y los dejo con esas dos preguntas.

—BRC: Bien, yo reitero lo que dije al principio, es decir, tenemos la disposición de apoyar la propuesta de ustedes y darle seguimiento y, naturalmente, encausar todo el proceso que hay que realizar para proponerlo a la Real Academia Española. No he contado todos los dominicanismos que figuran en el Diccionario de americanismos, pero sí te puedo asegurar que propuse y se incorporaron más de cien palabras del español dominicano en ese grandioso registro de nuestras voces, que por supuesto nos representan en el orden léxico. Personalmente les digo que introduje más de 100 vocablos del conjunto de los dominicanismos en ese Diccionario, y estuvimos trabajando durante tres meses en Madrid, cuando a mí me convocaron para participar en la confección de ese diccionario, que fue una empresa laboriosa. María José Rincón sabe muy bien lo que implica definir una palabra con la precisión que se requiere, con tantos detalles técnicos y gramaticales. Y, en segundo lugar, quiero comunicarles que el proceso de incorporación de un nuevo vocablo al Diccionario tiene criterios que satisfacer. En primer lugar, la Real Academia cuenta con un equipo lexicográfico que tiene tres estamentos: en primer lugar, el estamento de académicos de la lengua, que son estudiosos de la disciplina del lenguaje; en segundo lugar, el estamento de especialistas, integrado por varios lingüistas y lexicógrafos que trabajan al servicio de la Real Academia Española como operarios de la palabra, que son colaboradores institucionales, es decir, ese es su trabajo, laborar al servicio de la Real Academia Española en la definición de las palabras, en la búsqueda del origen de esa palabra, en la consignación de las diferentes acepciones que una palabra suele tener, para darle una forma adecuada, desde el punto de vista pautado por la ciencia de la lexicografía —que es la ciencia encargada de hacer diccionarios—, porque, naturalmente, la Real Academia Española es la institución responsable del idioma como órgano rector de nuestra lengua, pues, tiene que ofrecerle al público una definición acabada, ejemplar, que no se preste a confusión ni a dudas. Y, de hecho, en ese proceso, permanentemente, hay un equipo que trabaja en la revisión del Diccionario, de cada una de las palabras que, inclusive, les da respuestas a inquietudes de organizaciones, empresas, universidades, o de personas que individualmente presentan su inquietud a la Real Academia Española cuando quieren la revisión de un vocablo porque sienten que la definición no tiene una respuesta cabal o una definición plenamente aceptada por un determinado colectivo. Lo que quiero subrayar con esto es que es una empresa ardua, la de definir una palabra, no es fácil lograr una definición con precisión; pero, naturalmente, es también una empresa hermosa porque cada académico, cada lexicógrafo siente una pasión, como la siente María José Rincón cuando tiene que laborar en la definición de una palabra, en la identificación de un término y en la valoración de un concepto, o de una forma, que es lo que se manifiesta en la definición de un vocablo. Y, en tercer lugar, está el pleno de los académicos de la RAE, que sancionan definitivamente no solo la definición sino la aprobación para la incorporación de una nueva palabra o para la revisión de un significado o la adición de una nueva acepción.

—María José Rincón: El Diccionario de americanismos, bueno, tiene 2000 páginas, y ya está en digital. Es decir, quiero puntualizar para Maribel: la versión digital, la edición no. 24 que va a ser solo en digital; ya el Diccionario de la Real Academia está en digital. Las actualizaciones de la versión digital, de la que estamos ahora —es la 23—, esa se hace todos los años. Por ejemplo, el Diccionario del español dominicano, que es de nueva planta, desde que empezamos hasta que salió el libro fueron casi seis años de trabajo del equipo. Claro, ese nada más está en papel, ahora estamos trabajando en el digital. Pero para que tengan una idea: si el Diccionario de la Real Academia tiene, más de 90,000 términos —términos, que no acepciones, acepciones son muchas más— el Diccionario de americanismos tiene casi 75,000, que son de uso exclusivo en América. En un idioma como el nuestro pensar que la palabra “bachata” es dominicana es una quimera; pudo nacer dominicana, pero en un mundo como el nuestro ya nada es de nadie, las palabras aparecen en cualquier sitio, y mucho más en un idioma como el nuestro. Para mí eso es un punto a favor de nuestro idioma, a otra gente le gusta más pensar en lo que se dice nada más en su pueblo, ¿verdad? Pero mi punto de vista de la grandeza de un idioma es ese, ¿no?, la cantidad de patrimonio léxico que tenemos que compartimos. Pero bueno, de esos 70,000, por ejemplo, calcula que hay menos que en el Diccionario del español dominicano. Don Bruno abogó por esas 100, 150, pero en el Diccionario del español dominicano hay exactamente 10,996 entradas. Por ejemplo, en el tiempo que llevamos trabajando en la segunda edición tenemos, ya casi aproximadamente 200 más y solo hemos trabajado la “a”, la “b” y la “c”. Eso solo son palabras, después hay que contar con las acepciones, hay que contar con las locuciones y las frases proverbiales. ¿Cuántas de esas son solo dominicanas? Muy pocas, pero también hay muy pocas mexicanas, muy pocas argentinas; casi todas se comparten en un área: casi todas las compartimos con el Caribe o las compartimos con América Central o las compartimos Caribe y Andalucía, por ejemplo, o Caribe, Andalucía y Canarias —son las áreas lingüísticas—. Exclusivas son pocas.  Estamos representados en el Diccionario de americanismos, tiene casi 2000 páginas. Decía, también, Maribel, el trabajo de documentación de cosas… Hay que ser muy cuidadosos con el trabajo de documentación de los términos. Por ejemplo, la documentación iconográfica para el Diccionario es irrelevante; para ustedes, para la campaña, para eso sí. La documentación tiene que ser fundamentalmente lingüística, gramatical. Evidentemente es una palabra, eso lo hacemos nosotros en un ratito, nosotros estamos acostumbrados a trabajar con 10, 11 mil términos, ahí es que está la dificultad. Una sola palabra que, además, está precisamente documentada en el español dominicano, el objetivo sería tratarla de documentar como adición, no como que se conozca, palabras hay muchas que se conocen; lo que hay que documentar es que sea de uso general. Hasta donde yo tengo entendido el “mangú” puede considerarse de uso general en el español dominicano y, quizás, puertorriqueño, y quizá, en el español de Norteamérica. No vale, por ejemplo, que aparezca mencionado en campaña publicitaria, película, que no sean habladas en español, eso puede ser, incluso, hasta contraproducente, ¿no? O sea, porque hay que demostrar que la palabra tiene arraigo en los hablantes. Pero imagínese, ahora mismo, el español de los Estados Unidos es el país donde más hablantes del español hay, en todo el universo hispanohablante; entonces demostrar que ahí “mangú” es una palabra general es ¡muy! complicado. Eso no quiere decir que no se pueda hacer, y eso no quiere decir que el informe lexicográfico se haga lo más amplio posible y lo más correcto posible. Pero, ya le digo, tiene que ser un informe técnico, que era a lo que yo me refería.

—BRC: Ahora que tú mencionas a los Estados Unidos de América, donde hay miles de hablantes del español —y por supuesto dominicanos—, razón por la cual la Real Academia Española reconoció la Academia Norteamericana de la Lengua Española, que está radicada en Nueva York, un territorio americano. Pero ahora mismo me surge la duda —cuando tú estás hablando—, de si la Real Academia Española admitiría como otro país a Norteamérica, por la existencia de hablantes hispanoamericanos, y si es válido eso, entonces ya habría tres países que usan “mangú”, como son República Dominicana, Puerto Rico y Norteamérica.

—María José Rincón: Eso es. De que lo van a admitir, seguro, porque, de hecho, en el Diccionario de americanismos, hay marca Estados Unidos, eso es evidente. Que lo van a considerar como un país de habla española, lo van a considerar.

—BRC: Como otro país.

—María José Rincón: Si, si, si, como un país más, o sea…

—BRC: Entonces, según ese criterio, podría pasar por el requisito de que se hable en tres países.

—María José Rincón: Claro, ahí está, la cosa es demostrarlo. Porque no es que los dominicanos de los Estados Unidos lo digan, es que sea una palabra de uso general en el español de los Estados Unidos, hay que entenderlo.

—BRC: Así es difícil de demostrarlo, María José.

—María José Rincón: Ahí está, ahí está lo que te digo. Eso no quiere decir que no lo apoyemos, porque en la documentación eso va a aparecer; pero otra cosa es que esa documentación tenga datos suficientes como para que la tomen en consideración. Pero, todo eso hasta que no tengamos hecho el informe y lo mandemos eso…

—BRC: Es posible que haya muchos hablantes hispanoamericanos, no dominicanos, residentes en Estados Unidos que  conozcan y usen la palabra mangú por el hecho de que van a un restaurante de dominicanos o a un restaurante donde haya mangú, es posible que conozcan la palabra “mangú”. Digo, hablantes hispanoamericanos, no dominicanos. Lo que iría en abono de ese reconocimiento.

—María José Rincón: Eso te digo, ahí lo que hacer es trabajar, fundamentalmente con la documentación de los países que son los básicos, ¿verdad?. y hay que aportar también de otros países, ¿no?, para que no se vea necesariamente vinculado con la República Dominicana, pues para que tengamos el máximo de cosas.

—Amalia Vega: Okey.

—María José Rincón: No va a ser por ahora porque el proceso del Diccionario es un relativamente lento, ¿no? Lo que pasa es que hay que contar, pues, con el aval de los académicos. Igual aquí, igual para el Diccionario del español dominicano.

—Amalia Vega: Gracias, María José y don Bruno, por aclararnos esos puntos. Tengo entendido que Nonora tiene un comentario.

—Nonora Almúdesi: Sí, básicamente, una acotación. Igualmente, de verdad, nunca yo había tenido una experiencia donde el poder de la palabra fuera tan evidenciar. O sea, estamos hablando con personas que se dedican a exaltar el poder de la palabra, y eso para nosotros ha sido, para mí ha sido un ¡tremendo! aprendizaje. Pienso siempre que las cosas difíciles a veces presentan retos que nos llenan de un orgullo y de una fuerza increíble a todos. Cuentan con este equipo que, de verdad, vamos a aportar lo que ustedes nos pidan. Nosotros hemos hecho un acopio de documentación que es un documento vivo, con avances, que entendemos que puede servir, y algunos ustedes lo van a descartar como parte de su sustentación para poder lograr el objetivo, no olvidando nunca que en este caso el camino para nosotros es el destino. Es decir, estamos agotando un proceso, y yo quiero que todos nos aunemos en este propósito. Repito, el camino es el destino, el destino que todos perseguimos. Y creo que ustedes también, en la parte de la Academia Dominicana de la Lengua, es que nosotros podamos exaltar y valorizar lo que es dominicano. Y ahí está JUMBO que lo ha venido haciendo por muchos años. Como nosotros seamos exitosos o no en lograr que esto quede en la RAE, quiero que nosotros estemos claros, que al final el destino no es ese —ojalá lo logremos y celebremos porque estamos utilizando una palabra como símbolo y vía para algo; pero en el camino tendremos que ir celebrando los logros, tenemos que ir celebrando los pasos, y tenemos que ir celebrando todo lo que se decanta a favor de que esto pueda ser logrado, y, eventualmente, esperar que lo logremos; ustedes nos piden lo que tengamos que hacer y vamos a ser como el ejército. Quiero solamente decir una cosita más a María José y es: quizás fijarnos en las palabras que han logrado entrar en la RAE, siendo palabras como “mangú” en su momento… que dijera un poquito, quizás de su experiencia, ¿qué otra cosa necesitamos poder evidenciar y hacer, porque de repente ahí se decanta otra serie de acciones que pueden apuntar al objetivo nuestro y al objetivo que tiene JUMBO en apoyar lo nacional, y nosotros podemos también esas iniciativas irlas impulsando, apoyando, porque lo han hecho, algunas lo han logrado. Entonces, nada, esa es la acotación que quería, realmente, hacer.

—María José Rincón: Desde mi punto de vista creo que esa debe ser la idea, sobre todo por la institución con la que estamos trabajando, por el estilo del trabajo lexicográfico de la Academia. En fin, ya que nos hemos embarcado en esto, ¿verdad?, la idea es que, desde mi humilde opinión, que desde ya les digo que —de palabra sí sé, pero de mercadeo no sé nada—, pero entiendo que si no sabemos cuál va a ser el final y a lo mejor el final, sea positivo o no, se va a alargar más, de lo que a lo mejor para una campaña de mercadeo sería lo deseado, céntrense en lo que ha dicho Nonora en que esa campaña sea un símbolo: un símbolo de defender lo bien que se habla en la República Dominicana, cómo podemos mejorar como hablamos el español en la República Dominicana, la importancia que tiene el español como nuestra lengua materna, lo riquísimo que es nuestro caudal léxico, que tenemos Diccionarios muy bien hechos, en los que están nuestras palabras y no lo conocemos, ¿no?; y, sin embargo, nos centramos en que una palabra esté en el de la Real Academia, que no está mal, entiéndanme, pero en ese camino ustedes pueden hacer una misión todavía mucho más importante, es decir que “«Mangú» en la RAE” sea solo un símbolo de lo bien que hablamos en República Dominicana, lo bonito que sería que valoráramos nuestras palabras, que la conociéramos, que habláramos bien, que escribiéramos bien, que aspiráramos a que el español dominicano fuera un símbolo de buen manejo del lenguaje, de buena literatura. Y ahí está todo el caudal léxico de la República Dominicana, reflejado. Pero me parece que es muy buena idea lo que dice Nonora, para que la campaña funcione, hacerla símbolo. ¿Que tarda en conseguirse?, mientras tanto hay que diversificarla en eso, ¿no?, nosotros decimos “mangú” como decimos “español dominicano”, ¿no? Porque por ahí ustedes le pueden sacar mucho provecho, pueden repercutir como labor de compromiso social, de aportar a la sociedad, por supuesto que sí, y ojalá lo logremos, pero para que no se vincule necesariamente a que esa palabra entre, porque, mmm, ¿y si no?, ¿verdad?   Entonces, eso es, el proceso es tan importante y simbolizarlo en eso: “nosotros hemos dicho esto porque queremos defender nuestra palabra, que es el camino ideal, por ahí.

—Amalia Vega: Fenomenal.

—BRC: Más aún, si el camino es el destino, como admirablemente dice Nonora, yo añado que mangú es el objetivo, y en tal sentido quisiera subrayar lo siguiente: a nosotros nos complace esta campaña que han iniciado ustedes en Jumbo, eso es lo primero que quiero reiterar, subrayar y ponderar su iniciativa; y, en tal virtud, queremos encomiar esa buena disposición que refleja una conciencia de lengua de parte de ustedes por el hecho de haber iniciado esta campaña con una palabra, con la palabra mangú, que sin duda es hermosa, que sin duda exalta la dominicanidad desde una palabra que es expresión de nuestra creación verbal, que testimonia un rasgo peculiar de nuestra comida, que concentra un aspecto de nuestra cultura culinaria. Ustedes supieron elegir una palabra clave para este propósito de lograr esa identificación, la incorporación de este vocablo en el fuero lexicográfico de la Real Academia Española, y desde luego les reitero que nuestro apoyo es pleno para la consecución de ese objetivo. ¡A cruzar, pues los dedos!, como dice nuestro pueblo, para ver si se consigue el objetivo en este hermoso camino.

—Amalia Vega: Muchísimas gracias, don Bruno. Coni tiene la manita levantada.

—Coni Taveras: Aclarando un poquito lo que decía doña Nonora y abundando un poquito sobre eso, para mí, como dice ella, estos son pequeños pasos que debemos disfrutar en el camino. Para mí lo logremos o no —y el objetivo realmente es lograrlo— ya desde el inicio de la campaña, yo, por ejemplo, los primeros días, ver a la gente cómo sacaba su desayuno, tomaba la foto del plato, hablaba sobre el tema del “mangú”, ya por lo menos eso, para nosotros es un paso porque la gente resaltó muchísimo lo que era la dominicanidad y la palabra en ese inicio de la campaña. Entonces esos son como pequeños logros, es como resaltarle a la gente eso que está ahí guardado y tomar en cuenta todos los valores que tenemos.

—BRC: Es un paso, claro, un camino con destino.

—María José Rincón: Claro.

—Coni Taveras: En este proceso que vamos a caminar junto a ustedes es importante ver, como dice doña Nonora, todos estos pequeños pasos que estamos haciendo, ir viendo esos pequeños logros para ver si al final logramos el cometido, que sabemos que ya de la mano de ustedes va a tomar un tiempo para que sea tomada en cuenta la palabra. Pero, de verdad, esos son como pequeños logros y siempre hemos tratado de resaltar ese tipo de cosas. Por ejemplo, unos años atrás tuvimos una campaña a nivel escolar que era enseñándole a la gente cómo hablar; o sea, cómo se dice “hecha”, con hache o sin hache, y esas son cosas que hemos venido aportando con La Marca a través de los años.

—María José Rincón: Ahí tenemos un campo extraordinario, de responsabilidad social, que es en cuanto al uso del lenguaje porque eso es al final ciudadanía, es cultura, es educación, es convivencia, en fin todo lo que representa la lengua. O sea, ahí hay un campo extraordinario, de todo nuestro caudal léxico, de hablar correctamente, de la historia de nuestra lengua, de la historia de nuestros indigenismos. El caudal para trabajar ahí es fundamental, estoy segura que con Bruno y conmigo, pueden contar para lo que sea. Y me voy a poner en modo lexicógrafa: para hacer ese informe vamos a recopilar la documentación, de forma que yo empiece a trabajar con mi equipo, un equipo de trabajo que aspira a, con esa parte técnica de que habla don Bruno, combinada con la Academia, vamos a ir trabajando, vayan trabajando ese material que tienen  recopilado para que nosotros le demos forma lexicográfica, de forma que, yo creo que la propuesta a la Real Academia debería constar de, en primer lugar, con  la carta de don Bruno dando ese respaldo por parte de la Academia Dominicana, canalizando y diciendo que le parece bien, ¿verdad?, esa iniciativa. Creo, además, don Bruno, que sería interesante decir que estaría bien apoyar iniciativas empresariales, populares, que surgen de los hablantes y que tienen un sentido que, a lo mejor no tiene, que a lo mejor no tiene el sentido “lexicográfico” completo, pero tiene el sentido del cariño, de la apreciación de los hablantes por su lengua, y quizá se consigue ese logro y eso significa que la gente se va a emocionar por su propia lengua, ¿no?

—BRC: Al margen de la definición, conviene consignar en la comunicación que ustedes van a enviarme esos aspectos sociales y afectivos que tú acabas de subrayar.

—María José Rincón: Exactamente. Entonces creo que debemos hacer el informe lexicográfico. Yo creo que el equipo de Jumbo debe hacer una carta explicando qué es lo que pensaron con esa campaña, lo que quieren conseguir; esa parte, por ejemplo, de decir, “pues desde que la sacamos tuvo repercusión en redes, muchísima gente se sumó, tuvimos muchísimos comentarios, la gente se vincula con su identidad, con su idioma a través de este tipo de campaña”. De esa manera yo puedo decorar el informe lexicográfico crudo y duro, con lo que quizá me parece más importante. Significa que hay un grupo de gente dice “Uy, caray, si pusieron ‘mangú’ (aunque haya otra, ¿verdad?), si pusieron ‘mangú’ en la Real Academia, pues debe ser que el español dominicano es importante, tiene historia, tiene trascendencia, nos fijamos en él”. Yo creo que por ahí podría estar esa doble vía, ¿no?: la vía del amor por la lengua, por un lado, y después la vía lexicográfica, que en muy técnica, ya ustedes están viendo.

—BRC: Es una forma de documentar y embellecer el contenido mediante la identificación con la dominicanidad de la palabra. Tengan presente que nosotros, al definir una palabra, hemos de ponderar dos aspectos: la vertiente del contenido, que comprende la definición de la palabra, el significado de un vocablo con sus acepciones, si las tiene, que pueden ser varias; y la vertiente de la forma, que es la manera de definir un concepto, con una precisión expresiva y una manera ajustada a la pauta gramatical.

—María José Rincón: Exactamente, la idea es que ellos vean que: *El hecho de que haya un grupo importante de gente que se ha vinculado, que le ha gustado. *Puede ayudar, por un lado, a la Academia Dominicana de la Lengua en esa misión de hacer que la lengua cobre protagonismo, que la gente se preocupe por usarla correctamente, por valorarla, en fin.   Creo que por ahí puede ir el camino para que quede lo más completo posible, que no sea una cosa solo técnica. Porque con lo técnico simplemente no vamos a llegar muy lejos. Entonces, es bueno completarlo de forma que tengamos todas las bases, para decirlo en español dominicano, tengamos todas las bases cubierta, ¿verdad? Entonces creo que, si tienen bien recopilada la documentación, lo que ustedes tengan, yo de ahí, y mi equipo, vamos a tomar lo más que se pueda, le vamos a añadir nuestra parte; y si pudiéramos tener eso listo para que don Bruno lo pueda mandar cuanto antes a la RAE…

—Amalia Vega: Sí, sí, definitivamente, de acuerdo contigo, María José, y ahí nosotros lo que podemos hacer es trabajar para reunir, porque cada equipo está reuniendo distintos tipos de documentación.

—María José Rincón: Nosotros trabajamos paralelamente y después lo vinculamos todos. Cuando yo tenga ese documento, lo podemos perfilar y darle los últimos toques.

—BRC: Sí, es una manera de adobar el mensaje.

—María José Rincón: Ahí está, ahí está la palabra correcta.

—Coni Taveras: Sí, de parte de nuestro equipo ya hay una gran parte que tiene recopilada, incluso el grupo de Amalia también tiene otra parte que se va a sumar, que yo entiendo que la semana que viene nosotros podríamos enviarla para que ustedes nos den su punto de vista, de qué sí, de qué no puede ser aceptado y eso.

—María José Rincón: Cuando yo vea eso, podemos hacer la parte más técnica nosotros y ustedes hacer la parte adobada, como dice Bruno, muy bien dicho, el sazón por ahí; y quizás, pues, nosotros hacer una introducción diciendo que este interés surge de aquí…  Y, lo que no quería que no se me olvidara: ya ustedes están aprendiendo mucho de diccionarios y saben que esto no es ahora ni pasado mañana ni el mes que viene, pero piensen que la Academia va a sacar, vamos a ver cuándo puede ser, ese Diccionario del español dominicano en digital y que estaríamos encantados de un respaldo que ayudara a que ese Diccionario digital,  pues, se pudiera descargar, por ejemplo, gratuitamente, como pasa con el de la Real Academia o que estuviera disponible, quizás, pues, como una colaboración, a través de las páginas de ustedes mismos. Fíjense qué chulo sería, qué sé yo, se me ocurre poner la idea de Inditex, ¿no?, que Sara está detrás de la consulta en línea del Diccionario de la Real Academia en España, ¿no? Es decir que, fíjense qué final o fin de fiesta o lo que sea, de esa idea, de esa defensa del español dominicano, desde nuestras propias palabras, que pudiéramos tener esa herramienta y que va a quedar. El Diccionario tiene muchísima calidad, es uno de los mejores diccionarios que hay ahora mismo publicados de cualquier variedad del español, reconocido por don Bruno. Bueno, don Bruno no me deja mentir, que nuestro diccionario está reconocido internacionalmente como obra bien hecha.

—BRC: Tengo el testimonio de varias Academias de la Lengua, especialmente de sus directores con los cuales tenemos reuniones anuales, que valoran altamente la confección del Diccionario del español dominicano.

—María José Rincón: Exactamente.  Entonces, la idea sería sacarlo digital, va a salir gratuito y todo, pero sería buenísimo que ustedes, qué sé yo, nos den un respaldo en cualquier sentido, ¿no? Cogemos energía y de ahí pasamos y dejamos a la Real Academia allá en su trono, ¿verdad?, y entonces acercamos a nuestra gente a lo que tenemos aquí, y que tiene, además, muchísima calidad, ¿no? Pero con muchísimo gusto el apoyo lo recibimos.

—Coni Taveras: Claro que sí, como decía Nonora, eso lo podemos hacer, como una campañita diciéndoles a la gente.

—Amalia Vega: Cuando conversamos María José y yo, decíamos que eso también sería muy buen material, porque qué más orgullosos debemos estar del lenguaje que nosotros utilizamos a diario. Entonces es algo que podemos trabajar en distintas aristas.

—María José Rincón: Claro. Yo recordaba Orgullo que es tan bonito, ¿no?, recordaba todas esas promociones de los artistas plásticos; había una, me acuerdo de una banquilla, creo que fue de unas palmas, que yo decía “Dios mío si hubiéramos aprovechado para todas esas palabras taínas que son los nombres de esas palmas y que son los indigenismos más antiguos que hay en el español, ¿no?, y lo que tiene más historia”. Imagínense la potencia que eso trae.

—Nonora Almúdesi: Es lo que decía, que justamente nos ayudan con las pequeñas historias. Y lo que te decía del trayecto es el destino, ahí tú nos celebras que ahí estábamos, que ya esa palabra está ahí, aunque no sea reciente. Decirles “Miren, este Diccionario ya está úsenlo”.

—Amalia Vega: Nosotros conversábamos recientemente que también hay una riqueza en el proceso, como dice Nonora, O sea, el dar a conocer cómo, no solo lo que hay detrás de cada palabra, sino cómo termina una palabra en el Diccionario, qué se tiene que hacer para llegar ahí, cuáles son los aspectos que tenemos que tomar en consideración, son cosas que quizás la gente no conoce y son esos pequeños detalles que a nosotros los dominicanos nos encanta saber. Entonces cuando uno aprende ese tipo de cosas le puede decir: “Ah, ¿tú sabías que tal cosa significa tal otra?”. Se sienten súper especiales.

—María José Rincón: Es una cosa que a mí me apasiona, pero que en general despierta pasiones, porque cuando hablo en cualquier lado, genera curiosidad porque es un mundo completamente desconocido, cómo se hace un diccionario, pero también, cómo se aprovecha la información que hay en un diccionario, cómo se consulta.

—Coni Taveras: Cuáles son las descripciones lexicográficas de las palabras, o cuál es su definición real porque tiene muchas definiciones diferentes una palabra.

—Bruno Rosario Candelier: Justamente a eso me refería cuando hablé de acepciones, que es el nombre que identifica los diversos significados que una palabra tiene o puede tener. Esos significados varían según el contexto en que empleemos un vocablo.

—María José Rincón: Claro, o las múltiples acepciones de cada palabra. Se me ocurre ¿qué palabra del Diccionario del español dominicano tiene más acepciones? Todo el mundo va a decir la que no es, pero hay muchas.

—Amalia Vega: No, pero esas son las cosas chéveres que se pueden hacer a nivel de vocabulario.

—María José Rincón: Exactamente. Creo que puede ser un buen punto de partida, de ese camino de que habla Nonora, que ustedes han emprendido y nosotros con muchísimo gusto si hay que dar curso, pues se le va a dar y a acompañar. Y a lo largo del camino seguro que se le van a ir ocurriendo muchísimas cosas y cuenten con nosotros. Yo sé que con don Bruno podemos contar porque él apoya todo lo que favorece al desarrollo de nuestra lengua y, además, porque para eso está la Academia y además él es apasionado de esto.

—BRC: Así es, pueden contar con mi apoyo pleno. Amalia, antes de que cierres este encuentro, quiero hacerles una sugerencia. A quienes están conectadas en esta videoconferencia, si les interesan los temas de la lengua, mándenme sus correos electrónicos para transmitirles el Boletín lingüístico de la Academia Dominicana de la Lengua.

—Amalia Vega: Ah, pero fantástico. Perfecto, pues le enviamos esos correos para que usted nos pase el Boletín. Excelente. Pues entonces le pasamos un correo con los correos de nosotras.

–BRC: Ese es un beneficio más de esta conversación.

—Amalia Vega: Así es. No, miren, de vedad que ha sido un privilegio. Nosotros, como mencioné al principio, estamos muy agradecidos de la apertura, del conocimiento que, literalmente en dos o tres llamadas, han aportado a lo que viene siendo este proceso. Por nuestra parte, para ir recapitulando, tendremos que definir cómo sigue en la promoción y la articulación con otros actores para lograr el tema, pero a nivel de nuestra colaboración lo que estaríamos es preparando esa documentación para entregarla en la semana que viene y ahí definimos un próximo paso. Y nada, nos reiteramos a sus órdenes.

—BRC: Esa comunicación tengo que hacerla por escrito. Así que aguardaré la propuesta que ustedes tienen.

—Amalia Vega: Sí, sí, claro, claro. Pero nada, les agradezco, nuevamente, en nombre de Centro Cuenta Nacional y nuestra marca JUMBO, todas las que estamos aquí, de verdad, valoramos la apertura, el conocimiento y la riqueza que pueden aportarle a este proceso. Nosotros nos reiteramos a su disposición para lo que sea. Vamos ahora a terminar esa compilación de documentación para pasarle y definir entonces cómo podemos ir integrando esas cosas a ese camino, como menciona Nonora, para enriquecerla.

—BRC: Muy bien, muchísimas gracias. Y muy buena suerte.

—María José Rincón: Muchísimas gracias, encantada.

—Coni Taveras: Gracias, a todos ustedes.

—Nonora: Gracias, espero verlos de nuevo.

—BRC: Gracias a ustedes por sus inquietudes idiomáticas.

—Amalia Vega: Ha sido un gran placer, de verdad que sí.

—Carla González: Gracias, igual.

—BRC: Buenas tardes. Bendiciones del Altísimo. ¡Salud y vida!

(Sesión virtual el 23 de febrero de 2021, a las 4:30pm. Transcribió: Miguelina Medina).  

EL DIRECTOR DE LA ADL HABLA SOBRE LAS LETRAS DOMINICANAS

(DIÁLOGO VIRTUAL ENTRE IBETH GUZMÁN Y BRUNO ROSARIO CANDELIER)

 

Ibeth Guzmán: Don Bruno, bienvenido a este espacio virtual. Hoy hablaremos de temas educativos, culturales, de todo lo que sabe don Bruno, que es casi una enciclopedia. Bienvenido, don Bruno, a este espacio. ¿Cómo está?

BRC: Me siento bien, Ibeth. Muchísimas gracias por la invitación. Vamos a ver si lo que conversamos podría servirle de utilidad a quien esté escuchando este programa tuyo  mediante esta plataforma virtual. Sé que tú estás haciendo mucho bien, por el hecho de que has asumido esta forma de comunicación tan útil en esta etapa pandémica. En todo lo que se hace a la larga, ocurre lo que suele ocurrir cuando se actúa. ¿Te has fijado que si uno lanza una piedra o un guijarro sobre el agua, al caer en el haz del agua forma unos círculos concéntricos en expansión? Eso quiere decir que toda acción genera un efecto positivo o negativo según el contenido y la intención del hablante o del actuante. Entonces, todo produce un resultado. Todo puede producir un bien, si se hace con la intención de que produzca un bien, porque si una acción o una palabra se asumen con un propósito malsano o dañino de querer hacer daño, también hace daño. Entonces hay que saber usar las cosas, saber actuar y usar las palabras no solo con propiedad sino con un propósito de edificación. 

Ibeth Guzmán: Muchísimas gracias, Maestro, por esa pequeña clase de filosofía que nos acaba de dar a todos los dialogueros. Maestro, vamos comenzar hablando un poco sobre la educación dominicana y la enseñanza de la lengua en nuestro país. ¿Cuál es su evaluación, su opinión, su perspectiva con respecto a este particular? 

BRC: Es un fenómeno extraño lo que pasa con la educación, porque si vemos el resultado, la conclusión que uno saca es la de pensar que la educación dominicana ha fracasado en atención al resultado o el producto que sale de las escuelas, liceos y universidades. Ahora bien, si se enfoca el resultado que la docencia genera en determinados estudiantes, entonces la conclusión es diferente, porque hay estudiantes brillantes, jóvenes muy talentosos egresados de escuelas y universidades con una sólida preparación. Claro, es una minoría ciertamente. El sector de la juventud que está preparado es muy reducido. Lo que indica naturalmente que algún beneficio obtuvieron al pasar por la escuela, aunque también se puede decir que no hay escuela mala para un buen estudiante, ni escuela buena para un mal estudiante, puesto que si el joven quiere aprovechar su etapa de formación cualquier circunstancia, aún la más adversa, puede ser beneficiosa. Desde luego, hay que mejorar la educación, yo no sé qué hay que hacer para superar esa situación, pero el resultado hay que mejorarlo en términos del aprendizaje, en cuanto a la lengua, en términos del conocimiento del vocabulario, del manejo de la palabra, del cultivo de la creatividad y del razonamiento, de tantos aspectos, como la comprensión de lo que se lee o escucha. Entonces hay una notable deficiencia sin duda alguna. Las autoridades educativas ponen su empeño en contribuir a una mejoría, eso no se puede negar, pero el problema está en que quienes dictan la orientación teórica, quienes encauzan los planteamientos metodológicos desde las altas esferas no son maestros sino dirigentes educativos y quien realmente ejerce influjo en la escuela es el maestro, el que está en contacto directo con el estudiante. Ese es el que contribuye a la educación, y ese es el que puede elevar el desarrollo intelectual, estético y espiritual. Entonces, hay que enfocar la fuente, y la fuente es el maestro. A los maestros hay que formarlos bien, hay que lograr una mejor formación del magisterio, porque los maestros son los que van a propiciar el desarrollo educativo de sus estudiantes.

Ibeth Guzmán: Maestro, no sé si usted comparte esta máxima: Dulce Elvira de los Santos y Remigio García, que tienen muchos años en la dirección de currículos, decían que los mejores profesores deben estar precisamente en esos primeros años de alfabetización y de puesta en contacto del niño o la niña con su lengua materna y con su cultura. ¿Qué usted piensa de esto? 

BRC: Me parece que es una estimación correcta, porque realmente la parte inicial es clave para despertar las inquietudes intelectuales y espirituales del cerebro humano. El cerebro se desarrolla desde los primeros días de la infancia. Esos primeros diez años de vida son claves para desarrollar las actitudes, para desarrollar la propensión humana al crecimiento, canalizar aspiraciones, sueños, pasiones, ideales. Todo lo que puede contribuir a la transformación es importante que se logre desde la primera etapa de la vida y ahí es donde se necesitan buenos profesores. Yo nunca di clases en el nivel primario, y percibo que no es fácil, pero entiendo que esa es la etapa más difícil, la más importante y de mayor exigencia. 

Ibeth Guzmán: Se trata de cambiar la visión, porque se tiene entendido que mientras más bajito en los cursos te mandan a dar clases como que menor es tu capacidad, y mientras más te ascienden a darle clases a los más grandes, pues mayor es tu capacidad. Y es un poco cambiar el paradigma.

BRC: Tengo la información de que en países donde la educación ha logrado un alto desarrollo ha sido porque le han dado alta importancia al nivel primario, fruto de ese conocimiento que tienen en atención a la experiencia.

Ibeth Guzmán: Maestro, usted tiene muchos años a la cabeza del  Movimiento Interiorista que ha dado muchos poetas a la República Dominicana desde el Ateneo Insular, ¿Cómo ha sido la experiencia con ese movimiento? Y después, en una segunda parte de esa misma pregunta, ¿Cómo enseñar creatividad literaria? Vemos que hay muchas maestrías en creación literaria y a mí me gustaría que usted, que ha sido maestro, de talleres literarios, nos orientara. Una primera parte de la pregunta: esa experiencia en el Ateneo Insular, que ha formado autores de mucho renombre y una segunda parte: si es posible enseñar la creatividad, si es posible enseñar creación literaria. 

BRC: Fíjate, Ibeth, cuando concebí la idea de crear el Ateneo Insular, a los pocos días comprendí que debía dotar a esas organización de escritores de un ideario estético que sirviese de orientación para propiciar una nueva sensibilidad, y fue entonces cuando nació el ideario estético del Interiorismo, porque me di cuenta del siguiente hecho: los escritores cuando escriben, automáticamente aplican la estética de varias tendencias literarias, nunca de una sola, pues todos los escritores al escribir, aplican técnicas, procedimientos, imágenes y recursos correspondientes a varios movimientos literarios. Cuando observé el comportamiento de la literatura dominicana -recuerda que fui profesor de literatura dominicana durante muchos años en la PUCMM- y entonces, el hecho de ser profesor de literatura me dio la oportunidad de conocer el comportamiento de la creación y de los creadores en términos creativos. Y me di cuenta de que una orientación estética es clave para orientar la propia creación. Desde luego, la experiencia ha sido muy fecunda, porque son 30 años que ya llevamos en el Movimiento Interiorista promoviendo la creación, activando el conocimiento de la literatura, porque hay que tener conocimiento de la historia de la literatura, de los recursos literarios, de la estética de cada orientación literaria. Bueno, son muchos los aspectos que se requieren para ser un buen escritor, tú lo sabes. Entonces, ocurre que el cultivo de la creación y el arte de la creación requieren una formación y una disciplina. Esa es quizás una debilidad de nuestra cultura, ya que tenemos poca disciplina, nuestra educación no nos ha enseñado a disciplinarnos, es decir, a cultivar con rigor el talento, a cultivarnos con lecturas formativas, a tener una observación de la realidad con aplicación de nuestras inclinaciones intelectuales, morales, estéticas y espirituales todo lo que se puede hacer para desarrollar el potencial que hay en nosotros. Una conclusión que logré a tiempo fue la de darme cuenta del rol de la lengua, del poder del Logos, concepto originario de Heráclito de Éfeso, el antiguo pensador presocrático. Cuando en la antigua Grecia, unos 500 años a.C., Heráclito tuvo la intuición de que los seres humanos contamos con una dotación intelectual muy poderosa, intuyó un concepto que plasmó en una palabra para identificar eso que nos distingue y enaltece a los seres humanos. La palabra que él creó fue Logos y dijo que en nuestro cerebro tenemos un Logos, el Logos de la conciencia en virtud del cual tenemos la capacidad para pensar, intuir, hablar y crear. Esas cuatro manifestaciones del intelecto requieren un cultivo especial para desarrollar la conciencia, como deben ser, para hablar con propiedad y elegancia, para intuir el sentido de las cosas y para testimoniar la percepción que tenemos del mundo. Y entonces, en función de esas cuatro potencialidades humanas, es como podríamos efectivamente contribuir al desarrollo intelectual, estético y espiritual de quienes experimentan la necesidad de crear. Fíjate en este detalle, Ibeth y los que nos escuchan, cuando nace en nosotros la inquietud para la creación, es un impulso que nos induce a testimoniar nuestras intuiciones y vivencias de la realidad, porque todos los seres humanos tenemos un punto de contacto con el Universo, y cuando entramos en contacto con ese punto específico que nos da la realidad desde un ángulo de lo viviente, desde una perspectiva singular, tenemos una visión de las cosas que nadie la tiene, y cuando uno tiene conciencia de que esa visión de la realidad es única, es peculiar, es singular, nos permite testimoniar lo que percibimos y, con ese testimonio nos convertimos en creadores. Pero, además, otro aspecto muy importante es el siguiente: la fe que uno puede tener en uno mismo. ¿Tú sabes una cosa, Ibeth? Hay muchas personas con el talento para la creación, que no lo plasman porque no tienen fe en que efectivamente pueden crear. Y es muy importante tener fe en uno mismo, saber que tenemos un talento creador, fe en que uno puede canalizar mediante la palabra, una voz a través de la cual  podamos plasmar lo que percibimos y testimoniar lo que motiva la creación y, sobre todo, canalizar nuestras intuiciones y vivencias con las cuales fundamos eso que llamamos creación; por esa razón la creatividad es un poder humano; todos los humanos, absolutamente todos, poseen el don de la creatividad aun cuando no lo hayan desarrollado. Por supuesto, la creatividad no solo se da en literatura, sino en todo lo que podemos hacer: una mujer en su casa, cuando cultiva su jardín, o cuando decora las paredes de su casa o la ubicación de los muebles de manera que haya cierta elegancia, cierto atractivo estético en su propio hogar. Ahí está manifestando su creatividad. Se manifiesta, desde luego, en el cultivo de las diferentes artes y en la ciencia, y en el pensamiento. La creatividad se manifiesta en todo: en el plano intelectual y también en el plano material, en el plano creador desde el punto de vista literario y científico, pero también desde el punto de vista productivo, es decir, la creatividad no solo es literaria. La creatividad se puede dar en todas las manifestaciones con las cuales testimoniamos lo que podemos hacer y eso es hermoso saberlo y es hermoso sentirlo, porque eso es lo que hace que mucha gente sienta la felicidad de acudir, por ejemplo, a la palabra para dar a conocer lo que siente y lo que piensa y lo que intuye. Eso siempre se puede enriquecer y se puede orientar también para estimular el conocimiento de la realidad, para ensanchar nuestra visión del mundo, para ampliar el horizonte intelectual. Nosotros, como seres humanos, estamos instalados en una realidad. Cada uno, en su circunstancia peculiar, está instalado en una determinada realidad y desde una profesión o desde un oficio, desde cualquier circunstancia en que se encuentre, tiene acceso a una faceta del universo, a una dimensión de la realidad y él, entonces, puede convertir en sustancia para la creación lo que la misma realidad le aporta y entonces los poetas, los narradores, los dramaturgos pueden crear lo que lo nosotros llamamos en el plano literario una realidad estética. Al convertir la sustancia de la realidad real en sustancia para la realidad estética, crean otro mundo, crean otro nivel de la realidad, y eso le permite enriquecer, ampliar el horizonte y, sobre todo, crear, y eso es útil y es hermoso saberlo. Es importante tomar conciencia de esa potencialidad y de esa realidad que está al alcance de todos nosotros, para hacer uso de la palabra con un propósito creador. Tenemos la capacidad, a través del Logos de la conciencia, para percibir el mundo y expresar lo que sentimos e intuimos del mundo.

Ibeth Guzmán: Excelente, maestro Bruno Rosario Candelier. Usted es un gran conocedor de la poesía dominicana; de hecho, una de las más de sesenta libros que usted ha  publicado, casi siempre son estudios sobre la poesía dominicana, y uno de los más citados es su obra Lo popular y lo culto en la poesía dominicana. Denos su visión de la poesía dominicana, doctor Rosario. 

BRC: Bueno, esa pregunta es amplia, porque la poesía dominicana es muy rica. Te doy esta primicia: dentro de unos quince días pongo a circular un libro sobre poesía dominicana casualmente, que he titulado La sabiduría sagrada, en la que abordo la creación poética inspirada en la mística. En este año la dolorosa circunstancia de la pandemia me iluminó o me inspiró para escribir una obra de exegesis poética en la que estudio la lírica dominicana a la luz de la mística. La mística es la búsqueda de lo divino y, entonces, comencé a estudiar a todos los poetas dominicanos desde la primera poeta que asumió la lírica entre nosotros, que fue, precisamente, una mujer, cuya obra fue la primera creación poética de calidad en las letras americanas. Me refiero a sor Leonor de Ovando en el siglo XVII. Desde esa época tomó vida la creación poética en esta tierra, en este suelo quisqueyano, lamentablemente el ejemplo de sor Leonor de Ovando no tuvo continuadores de inmediato. Hay que esperar la llegada de otra mujer, en el siglo XIX, que fue Salomé Ureña, una de las grandes creadoras dominicanas, para que el cultivo de la creación poética tuviese la producción ejemplar. Desde luego, paralelamente a Salomé Ureña, surgieron otros grandes poetas, como José Joaquín Pérez y Fernando Deligne. Es en el siglo XX cuando realmente se crea la zapata de la gran poesía dominicana con la creación de Domingo Moreno Jimenes, que crea el Postumismo, y a partir de Moreno vendrían los creadores de los Independientes del 40, con Manuel del Cabral, Héctor Incháustegui, Tomás Hernández Franco, Pedro Mir y Octavio Guzmán Carretero; y luego los poetas de la Poesía Sorprendida, con Franklin Mieses Burgos, Mariano Lebrón Saviñón, Freddy Gatón Arce, Aída Cartagena, Manuel Valerio, Manuel Rueda y otros.  Hasta llegar a la etapa que ahora estamos viviendo, pues tenemos centenares de poetas, entre los cuales los hay muy valiosos, y han surgido otros movimientos literarios, como la Generación del 48, el grupo de la Poética del Pensar, con José Mármol: el grupo de los Escritores del Cibao, con Pedro José Gris, José Enrique García, Cayo Claudio Espinal y Sally Rodríguez. Y el grupo de los interioristas, con Leopoldo Minaya, Tulio Cordero, Fausto Leonardo Henríquez, Jit Manuel Castillo, Carmen Comprés, Ofelia Berrido, Emilia Pereyra, Rafael Peralta Romero y otros. Es decir, la poesía dominicana tiene una creación literaria de alta vitalidad. En los últimos cien años ha sido muy vigorosa la tradición poética. Justamente para esta fecha, cien años atrás, Domingo Moreno Jimenes, siendo un jovencito, asume el cetro de la poesía con un aliento creador y un fervor espiritual a la luz de la realidad dominicana, porque la virtud de Moreno Jimenes fue ponerle atención a la realidad criollista de nuestro país, a la faceta singular de nuestra condición natural, social y cultural. Entonces, desde Moreno hasta la actualidad hay creadores muy valiosos de diferentes tendencias, de diferente potencialidad con un uso ejemplar de la palabra, como revelaron los poetas de la Poesía Sorprendida, que modernizaron el arte de la creación poética con la dotación imaginaria del lenguaje. Y esos poetas se dan cuenta de que tienen que hacer un uso ejemplar de la palabra porque es mediante la palabra como canalizan la creación de imágenes y símbolos y, desde luego, el medio expresivo para testimoniar su visión del mundo, y sienten una fuerte apelación por desentrañar el trasfondo de la palabra y el lenguaje de la imaginación para testimoniar sus propias percepciones y sus propias intuiciones mediante la palabra; por eso los estudiosos del lenguaje le prestamos atención al cultivo literario, porque en el cultivo poético, narrativo y dramaturgo, la palabra reclama un uso ejemplar. Fíjate que los escritores constituyen el estamento del nivel culto de la expresión. La expresión del lenguaje tiene fundamentalmente tres niveles: el nivel popular, el medio y el culto. El nivel culto es el más alto. Y los hablantes cultos son los que hacen uso de la palabra con plena conciencia del rol de la palabra, con el uso apropiado del lenguaje, con la aplicación de la pauta gramatical y con la conciencia de que hacer uso de la palabra evidencia, mediante su arte de creación, su propia percepción de las cosas y su cosmovisión y sus ideales. Ahora, para centrarme en tu pregunta de cómo ha sido nuestra tradición poética, que es muy rica, muy poderosa, tiene creadores con niveles de alta calidad. Hay poetas que tuvieron un conocimiento cabal de la técnica de la escritura, algunos por estudios y otros por asimilación, por inspiración, por el conocimiento que da la lectura misma de la creación poética, de tal manera que una persona que comience a escribir y que quiera integrarse al sector intelectual de la creación, podría lograr la formación literaria con una lectura atenta de las buenas creaciones poéticas y narrativas, porque a través de su lectura puede asimilar el lenguaje de la creación, la forma de las imágenes de la creación, que son muy similares en el arte literario o la dimensión de los símbolos o la técnica de la escritura. Yo sé, porque lo he comprobado, que hay narradores que aplican determinadas técnicas de la escritura, pero no saben en qué consisten. Ellos aplican en sus obras técnicas y recursos literarios, pero no saben que están aplicando una técnica o un procedimiento de la creación, porque de un modo inconsciente, mediante la lectura que han hecho de otros narradores, deducen, intuyen la técnica que se ha aplicado y, entonces, ellos tienen la capacidad para reproducirla y aplicarla aun cuando no sepan formalizarla teóricamente. Eso le corresponde al crítico literario o al teórico de la literatura o al filólogo, que es otra vertiente porque una cosa es el crítico, es decir, el que interpreta el sentido de una obra, y otra cosa es el teórico, es decir, el que reflexiona al trasfondo espiritual y estético, o el filólogo, que desentraña el trasfondo formal y significativo de una obra literaria. El creador necesariamente no tiene que ser un teórico ni un crítico. Ojalá lo fueran, porque un creador puede iluminar la compresión de una obra mucho mejor que un crítico, eso es cierto. Ahora bien, la mayoría de los creadores de literatura no practican la crítica literaria ni la teoría aun cuando podrían hacerlo, porque las tres manifestaciones del arte literario son la creación, la teoría y la interpretación. Esas tres facetas son diferentes. Lo importantes es, desde luego, a la hora de evaluar la trayectoria de un género literario, el producto, es decir, es el resultado, es el testimonio creador o el testimonio de qué manifiesta en una obra como esta, en una obra narrativa o en una obra de gramática. En resumen, pienso que la literatura dominicana tiene muy buenas creaciones. Pienso que la poesía dominicana tiene una alta ejemplaridad aun cuando no tiene la proyección internacional que podría tener en atención a la calidad de valiosos testimonios creadores y eso se da en todos los géneros literarios. Si tú me preguntas por creadores específicos, yo te podría señalar varios nombres y creadores importantes en todos los géneros literarios de nuestro país. Bueno, tú los conoce probablemente mejor que yo. Nosotros estamos bien en términos de creación literaria y esa esperanza no decae, sino que aumenta, porque en el sector juvenil hay mucho talento, con grandes intuiciones y con gran capacidad intelectual para que la literatura dominicana siga creciendo y potenciándose  como ha sido hasta ahora su trayectoria.

Ibeth Guzmán: Anabel Ortega Pérez le hace una pregunta busca pie, doctor. Le dice que de los poetas dominicanos, cuál usted cree que es el mayor exponente. Enegildo Reyes, desde Santiago, dice: “Bruno Rosario Candelier es el mayor promotor literario de la República Dominicana, además de uno de los grandes intelectuales de nuestro país, por lo que creemos que debería hacerse un premio a su nombre”. ¿Cree usted que podríamos hablar, ya no digamos de un gran escritor dominicano, sino de sus escritores, sus poetas dominicanos de cabecera? 

BRC: Efectivamente, no se puede hablar de un único escritor dominicano como la cumbre. Cada grupo, cada tendencia, cada movimiento tiene más de uno, porque el Postumismo tuvo a Domingo Moreno Jimenes como la cúspide, pero la Poesía Sorprendida tuvo varias figuras estelares que ha mencioné, encabezada por Franklin Mieses Burgos. Fue un movimiento de alta intelectualidad. La Generación del 48 contó con un creador eminente, como Máximo Avilés Blonda, y otros escritores importantes, como Alberto Peña Lebrón y Lupo Hernández Rueda. La Generación del 60 dio a Marcio Veloz Maggiolo, Jeannette Miller, Ramón Francisco y Federico Henríquez Gratereaux. Entonces, cada movimiento, cada tendencia, cada grupo ha dado al país escritores importantes. Los Independientes del 40 tuvieron figuras eminentes, que ya cité, entre los cuales sobresale Manuel del Cabral. Entonces, le digo a Anabel Ortega, que no hay uno solo, sino varios autores que enaltecen la creación. Ahora me viene a la mente la figura de Salomé Ureña, por quien siento una devoción especial. Para mi Salomé Ureña es la cumbre de la creación poética del siglo XIX. Como Flérida de Nolasco fue la cumbre del pensamiento crítico en el siglo XX. A Salomé Ureña la han proyectado todos los que la han estudiado como la gran poeta de la patria, la gran maestra y la grandiosa madre. Pero hay una vertiente en Salomé Ureña que ningún escritor ha advertido: es la vertiente mística de su inteligencia sutil que había en Salomé Ureña. Ella tiene una dimensión espiritual de alta significación sagrada, como la estudio en La sabiduría sagrada y, como te digo esto de ella, también te digo que hay otras escritoras valiosas, como Ángela Hernández, que hizo un estudio bellísimo sobre una escritora dominicana poco conocida de la década del 50 del siglo pasado. ¿Te imaginas a quien me refiero? 

Ibeth Guzmán: Abigaíl Mejía. 

BRC: No. Es contemporánea de ella. Me estoy refiriendo a una escritora que nació en 1900 y murió en el 1952. Se llamaba Martha María Lamarche. Publicó tres libros de poesía y fue una mujer que cultivó la lírica mística en Santo Domingo y con su trabajo creador revivió el cultivo de la lírica mística. Una grandiosa poeta que se mantenía marginada y desconocida. A Ángela Hernández y a su hermoso prologo que escribió, debemos el conocimiento de esa grandiosa poeta, y así hay varios escritores importantes que a menudo no ponderamos lo suficiente en atención a su aporte creador. La poeta que llamó para felicitarme se llama Reina Lisette Ramírez, es una grandiosa poeta que vive en San Francisco de Macorís. Así como ella hay otras creadoras dominicanas que han dado testimonio a través de la palabra o a través de la narrativa, como el caso de Emelda Ramos en Salcedo o el ejemplo de Johanna Goede en Puerto Plata. Hay que pensar en la narrativa también. Escritoras como Ofelia Berrido o como Emilia Pereyra, que tienen obras singulares en el arte de la narración, han hecho un valioso aporte literario. Y hay escritores que desde muy jóvenes, como Pedro Antonio Valdez, que a pesar de su juventud forman parte del canon de las letras dominicanas. Pienso también en Julio Adames, y en José Alcántara Almánzar y en León David, y en Leopoldo Minaya, autores con una obra de alta calidad, como la tiene Pedro Antonio Valdez.

Ibeth Guzmán: Él está aquí, Maestro, viéndolo. Está  detrás de la cámara mirando. 

BRC: ¿Ah sí? Qué bueno. La categoría de Pedro Antonio se debe a su talento, al uso ejemplar de la palabra y a su gran intuición, que lo ha convertido en un creador original. Y por eso te digo que a pesar de su juventud él forma parte del canon de las letras dominicanas. Otros narradores como José Alcántara Almánzar, quien es uno de los grandes creadores dominicanos, aunque él no participa a menudo de la vida social porque prefiere mantenerse al margen, no por miedo, sino por una convicción de aprovechar mejor su tiempo para el estudio y la creación.

Ibeth Guzmán: De alta personalidad también, Maestro. Creo que él tiene esa personalidad. 

BRC: Sí, efectivamente. Entonces hay creadores así, sumamente importantes, que han hecho una gran obra. Mira el caso de Manuel Salvador Gautier, que comenzó a los 64 años a escribir y desde entonces cada año ha publicado una novela. Ya ha publicado 15 novelas, muy buenas, en las que proyecta su visión del mundo mediante una retrospección del pasado que sigue influyendo en la conducta social de nuestro pueblo.

Ibeth Guzmán: Y con una personalidad, Maestro, muy humilde y muy reservada. 

BRC: Sí, es un hombre humilde, muy amable, muy bondadoso. Hay muchos escritores así. 

Ibeth Guzmán: Maestro, usted hablaba de que hay dimensiones de la creación literaria que son del creador, pero hay otras dimensiones de la obra literaria que son del crítico. ¿Cómo usted puede, a groso modo, evaluar la crítica literaria de nuestro país?

BRC: Contamos con una importante trayectoria, porque nuestro primer gran crítico literario, que fue Pedro Henríquez Ureña, nos situó en el mapa de la literatura continental  por la calidad de su obra. Y después de Pedro, surgieron críticos muy importantes, como Federico García Godoy, que desde La Vega hizo una grandiosa obra de crítica literaria; como Joaquín Balaguer, que realizó un grandioso aporte crítico; como Antonio Fernández Spencer, eminente teórico y pensador en la crítica literaria; como  Flérida de Nolasco, Manuel Rueda, Héctor Incháustegui Cabral y Manuel Mora Serrano, que tienen un valioso servicio a la literatura dominicana, aparte de su obra de poesía y ficción. Hay muchos escritores de calidad. José Alcántara Almánzar tiene una obra fecunda en el campo de la crítica. Una obra luminosa del pasado es la que publicó Héctor Incháustegui en el año 1969 en la PUCMM, titulada De literatura dominicana siglo XX, en la que hay un estudio crítico desde la vertiente psicológica de la creación literaria. Es una obra edificante de crítica literaria. Quien no ha leído esa obra, búsquenla. Es una obra de una alta ejemplaridad desde el punto de vista de capacidad de auscultación de un escritor para penetrar en la hondura de un texto enfocando la dimensión literaria, estética y espiritual que un escritor puede testimoniar cuando tiene talento por el arte de la creación. Los autores que he mencionado tienen una obra que realmente engrandece el ejercicio de la crítica, porque el crítico tiene que conocer el lenguaje, la técnica de la escritura y la teoría de la creación y, sobre todo, la orientación estética que un escritor aplica. Los escritores cuando aplican una teoría literaria o una estética literaria, a menudo no saben que la están aplicando; sin embargo hacen uso de recursos y modalidades propias de una escritura. Para eso estamos dotados de intuición, para penetrar en la dimensión profunda de las cosas. Ese es el arma con que contamos para ahondar en el conocimiento profundo. En la actualidad hay varias figuras con una notable intuición crítica, como José Rafael Lantigua, José Mármol, Plinio Chahín, Jochy Herrera, Basilio Belliard y Fernando Cabrera; como Miguel Ángel Fornerín, Eugenio García Cueva, Manuel Matos Moquete, Odalís Pérez; como Pura Emeterio Rondón, María José Rincón y Ofelia Berrido; como León David, Franklin Gutiérrez, Miguel Collado y Guillermo Piña-Contreras. Es el crítico literario el intérprete con la preparación suficiente para penetrar en el sótano de la palabra y entender lo que una expresión puede transmitir a la luz de la inteligencia. Y ahora que digo la palabra inteligencia es importante subrayar el significado que tiene el concepto de inteligencia sutil, que es la capacidad del intelecto para penetrar en la dimensión profunda de las cosas. Ese es uno de los aportes que el Interiorismo ha querido sembrar en la conciencia de los escritores dominicanos: penetrar en la dimensión profunda de las cosas para testimoniar la dimensión esencial, interna y mística de la realidad que encierra lo más hermoso y lo más significativo de cuanto existe.

Ibeth Guzmán: Maestro, dice Luisa Navarro que se queda con ese verso suyo que acaba usted de regalarnos: “Penetrar en el sótano de la palabra”, una grandeza de su talento. Maestro Bruno, le voy a hacer esta pregunta para que usted la vaya procesando. Usted hace casi un año publicó la novela El degüello de Moca, una novela histórica. Y hay varias percepciones de los límites entre la novela y la historia, entre la ficción y el relato histórico. A mí me gustaría que usted abordara su postura sobre la novela histórica y sobre su metodología para usted trabajar esa novela que publicó hace poco más de un año. 

BRC: Bien, Ibeth. Una novela histórica indica que tiene un fundamento en un hecho de la historia, y escribirla supone que el autor tiene que documentarme históricamente, es decir, yo tuve que acudir a la historia para darle un fundamento a los hechos que iba a narrar, porque el degüello de Moca fue un acontecimiento real que sucedió aquí en Moca, (estoy hablando desde Moca, donde resido). El degüello de Moca sucedió en 1805. Fue una tragedia que padeció nuestro pueblo cuando los haitianos invadieron nuestra isla a principio del siglo XIX. Entonces comenzaron a saquear desde Santiago, cruzaron a Moca, luego a La Vega e incendiaron todo, pero en Moca invitaron a la población a un tedeum en el templo de Nuestra Señora del Rosario, supuestamente para darle gracias a Dios por la concesión de esta isla a Francia. Cuando la población estaba dentro, cerraron todas las puertas del templo y empezaron a degollar a cada uno de los presentes en ese templo. Y a los niños, por ejemplo, los lanzaban hacia arriba y los aparaban en la bayoneta; y a las mujeres las atravesaban con sus sables. Bueno, el hecho es que mataron a todos los feligreses y solo se escaparon tres personas milagrosamente. Ahora bien, para contestar a tu pregunta, primero hay que documentarse en cuanto a lo que enseña la historia, que por cierto era muy poco lo que decían los libros sobre el susodicho degüello. De manera que la mayor parte de lo que escribí tuve que hacer lo que hacen los autores de ficción. ¿Qué hacen los autores de ficción cuando tienen que enriquecer un documento, unos hechos, unos personajes? Pues inventar. Ficción quiere decir invención. Entonces, al crear un texto de novela, que es un texto de ficción, aun cuando sea inspirada en la historia, tiene más ficción que historia. La ficción es lo que le añade como invención a lo que aconteció en la realidad. Y esa realidad puedes asumirla y testimoniarla como sucedió. El narrador de una novela tiene permiso para alterar los hechos siempre y cuando no violente la dimensión esencial y cardinal de lo que sucedió. En definitiva, la novela fue escrita en respuesta a una inquietud mía, a una preocupación desde hace muchos años, porque en Moca nos criamos escuchando el relato de los viejos que recordaban lo que les contaban sus abuelos y sus antepasados, de esa tragedia tan terrible que abatió a nuestro pueblo. Y entonces eso estaba latente en mi imaginario y finalmente pude plasmar en esta novela esas inquietudes de nuestra historia en función de una defensa de la Mocanidad y la Dominicanidad, un apego a nuestra tradición. En la búsqueda del horizonte espiritual y moral que cohesiona lo que le da sustancia y sentido a nuestra forma de ser. De tal manera, que Moca y la Mocanidad contribuyeron a cohesionar el sentimiento de nacionalidad de nuestro país a partir de esa luz que brinda la inteligencia y la espiritualidad para tu situarte en una historia, para tu compartir un terreno o un ambiente social y, sobre todo, para edificar un modelo de vida que sirva de base inspiradora para tu propia existencia y la existencia de los tuyos.

Ibeth Guzmán: Maestro, Luisa Navarro le pregunta: ¿Hasta qué grado la historia asumida metodológicamente científica no responde a una ficción desde el hecho mismo del planteamiento del problema?

BRC: Puede haber una historia-ficción, de hecho, las hay, pero hay que diferenciar la historia como tal, que es el recuento de lo que efectivamente aconteció. y hay diferenciarla de la ficción, que es el recuento de lo que puedes inventar. Una cosa es la realidad y otra la imaginación, la invención, la ficción. Entonces, por supuesto que se pueden combinar, pero conviene diferenciar la realidad histórica de la realidad ficticia, que son aspectos diferentes aun cuando ambas se nutren y se enriquecen y se complementan. Hay que conocer la historia para conocernos mejor y para proyectar nuestro futuro en función de un mejor desenvolvimiento y realización. Hay una supervivencia del pasado en el presente, y eso es historia; hay una propuesta imaginaria para enrumbar la historia, y eso es ficción.

Ibeth Guzmán: Maestro, ya una sugerencia final a los creadores y a los maestros en estos tiempos de confinamiento y cómo aprovechar esta etapa para la creación. ¿Qué usted recomienda? En unos breves minutos para ya dar termino a este grandísimo diálogo que hemos tenido esta tarde con usted.

BRC: Es importante que cada uno le haga caso al dictado que nace de su mente o de su corazón, de su interior. Hay una voz interior que dicta lo que conviene que hagamos, que dice qué hacer, cómo actuar y cómo proceder. La vocación literaria nace también desde dentro. Es una apelación. La palabra apelación significa llamada. Nosotros sentimos una llamada y esa llamada se vuelca y canaliza a través del acto creador, que si lo hacemos con pasión, si lo asumimos con todo el potencial que hay en nosotros, entonces podemos dar el testimonio de algo que pueda ser significativo para otros. Eso justifica la creación. Cuando uno crea, quien hace su propia producción, siente la satisfacción de hacer lo que está haciendo. Si se hace con pasión, si se entra fervorosamente con amor a lo que está haciendo, el resultado puede ser edificante. Eso es clave para usted lograr impactar en los demás, porque los demás se van a dar cuenta de que lo que usted ha hecho tiene la pasta de su propia esencia y con la esencia nos hermanamos todos, porque todos compartimos no solo una herencia biológica, sino también herencia espiritual que se manifiesta en el alma y en la espiritualidad y en nuestra propia conciencia.

Ibeth Guzmán: Dice el poeta David Alexander Sena: «No quiero que se vaya el Maestro sin antes hacer esta pregunta: ¿Cómo ve usted la literatura dominicana en el contexto latinoamericano?

BRC: Ahí tenemos un bajo rendimiento, porque nuestra literatura no tiene la proyección internacional que merece. Yo pienso que nosotros tenemos narradores y poetas de tan buena categoría como los narradores y poetas que están establecidos internacionalmente. Nosotros no estamos establecidos internacionalmente por falta de un organismo en el país que promueva a nuestros escritores, y ese organismo tiene que ser el Ministerio de Cultura, que está llamado a promover a los escritores dominicanos. Es una labor de promoción lo que nos hace falta, no es una labor de creación, porque la creación la tenemos. Tenemos muy buenos creadores en todos los géneros literarios, en todas las edades y en todos los movimientos literarios. Lo que nos hace falta es promoción internacional. Yo te puedo dar el testimonio de que, cuando yo he estado fuera del país, que he ido a librerías de diferentes países, tanto en España como en Latinoamérica, he buscado textos de autores dominicanos y no me he encontrado con ninguno. Ni un autor nuestro aparece en las librerías, porque nos falta esa labor de promoción. Es un trabajo de promoción que le corresponde hacer al Ministerio de Cultura para que logre situar a los principales escritores dominicanos, que muchos se lo merecen por la calidad de su producción, por la ejemplaridad de su lenguaje, por el contenido trascendente su escritura  y, sobre todo, por la onda espiritual que transmiten a través de la palabra.

Ibeth Guzmán: Gracias a todos los dialogueros que están del otro lado de la pantalla y sinceramente no hay palabras para agradecerle al Maestro Bruno Rosario Candelier que vino a compartir con nosotros su vida de rigor intelectual, de disciplina, de mucha lectura y escritura. Vino a regalarnos una tarde de alegría y de gozo espiritual. El próximo mes saca su libro La sabiduría sagrada, que esperamos con ansias del doctor Bruno Rosario Candelier, que no para de escribir. Maestro, usted tiene una disciplina ejemplar, rigurosa, que escribe todos los días. 

BRC: Cierto, escribo cada día.

Ibeth Guzmán: Maestro, qué felicidad. Gracias por regalarnos esta tarde.

BRC: Muchísimas gracias a ti. Me siento altamente complacido por este encuentro y quedo a tu disposición.

Ibeth Guzmán: ¡Ay! Gracias, Maestro.

BRC: Bendiciones del Altísimo para ti y todos ustedes, presentes en la pantalla.

Ibeth Guzmán: Un abrazo. Y será, a todos ustedes, hasta un próximo diálogo académico online. Hasta entonces. 

BRC: Bendiciones del Altísimo. ¡Salud y vida!

(Facebook live, conversatorio entre Ibeth Guzmán y Bruno Rosario Candelier).