Salido, nutriólogo/nutricionista, desabastecimiento, culpatorio

Por Roberto E. Guzmán

SALIDO

Este vocablo posee reconocimiento merecido en los diccionarios generales de lengua española.

En el habla de los dominicanos se ha oído esta voz desempeñando funciones de adjetivo o de sustantivo. Lo más interesante es que la acepción que se le asigna en las conversaciones no se ciñe a lo acostumbrado que los diccionarios antes mencionados le asignan al vocablo.

Salido equivale a imprudente. Se aplica a la persona que acostumbra a emitir su opinión sin que se le pida. Da su parecer acerca de temas sobre los cuales no se le reconoce atribución alguna, pues no se le reconoce facultad sobre el o los temas sobre los cuales opina.

Se ha oído usado también con respecto de niños o jóvenes que incursionan sin ser invitados en las conversaciones de los mayores. En algunos de estos casos se considera este proceder como un entremetimiento, un atrevimiento.

La espontánea intervención en que se incurre con su conducta el “salido” hace que se le designe con la voz, pues “sale” de lo normal, se destaca, sin que ello merezca la calificación de sobresalir, pues a veces se reserva el último verbo en el habla para acciones que se califican como positivas.

Si se logra demostrar el uso o, si se encuentra algún texto con el uso de la voz estudiada aquí en el habla de los dominicanos, habrá que consignarla en los lexicones de voces propias dominicanas.

 

NUTRIÓLOGO – NUTRICIONISTA

“La pediatra NUTRIÓLOGA. . .”

Las dos voces del epígrafe hace tiempo que circulan en los medios de comunicación masiva. En algunas ocasiones los redactores usan una u otra de las dos voces de manera indistinta. Esta utilización indiscriminada va en perjuicio de la claridad con respecto de la diferencia que se perfila entre las dos voces. En el cuerpo de esta sección se vaciará lo pertinente a ambas voces para aclarar lo relativo a ellas.

No hay que mostrar sorpresa si algunas voces cobran notoriedad, si su uso aumenta. Ese auge en el uso obedece, antes que a alguna otra circunstancia, a la realidad misma de la lengua que es el medio de comunicación entre los humanos y sufre modificaciones propias de un órgano vivo.

El diccionario oficial de la lengua solo reconoce la voz nutricionista y para esta consigna que es especialista en nutrición.

El Nuevo diccionario de voces de uso actual (2003:850) recoge la voz nutrólogo en tanto “especialista en nutrición” y trae ejemplos sacados de publicaciones periódicas que van hasta el año 1993 y 1995. El Diccionario de uso del español (2007-II-2079) también registra esta voz. Esta voz parece que no tuvo buena fortuna, pues el diccionario oficial de la lengua española no la asienta. El Diccionario del español actual (1999-II-2252) trae la voz nutrólogo; además, consigna la voz nutrología definida como, “Parte de la medicina que trata de la nutrición”.

La diferencia que algunas personas establecen entre las dos voces del título es que el nutricionista es un especialista en nutrición, al tiempo que el nutrólogo o nutriólogo es un médico especializado en nutrición. En México usan la voz nutriólogo que asignan a la persona que cursa una carrera educativa más larga.

Es posible que en un futuro no muy lejano entren las voces nutriólogo y nutrólogo a la lista oficial de la lengua común para satisfacer así las demandas del uso.

 

DESABASTECIMIENTO

“. . .quedando evidenciado el DESABASTECIMIENTO que tenemos en nuestro Código Penal. . .”

Leer la frase copiada trae sorpresa por no decir desazón. La palabra destacada en el texto copiado sobresale de entre las demás porque no parece que tenga cabida en ese contexto. Eso que acaba de enunciarse se demostrará en el curso de esta sección.

Este desabastecimiento tan fuera de lugar en este entorno en el español esmerado y en el corriente se acepta con la acepción, “falta de determinados productos en un establecimiento comercial o en una población”. Así consta en el diccionario respetado oficialmente de la lengua general.

Tan pronto se leen en la acepción algunas palabras que llaman la atención se descalifica el sustantivo para utilizarlo acerca de un código. Esos conceptos son, productos, establecimiento comercial y población.

Las tres palabras tomadas de la acepción colocan a desabastecimiento lejos de un código penal. Muchas palabras más cortas habrían desempeñado mejor el papel en lugar de ese “multisílabo”. Piénsese en carencia, falta, ausencia, defecto, imperfección, falla, error. Cada uno de estos vocablos hará necesario que se introduzcan ajustes en la redacción; pero en cada caso la exactitud y la claridad de lo expresado saldrá ganando.

Menos palabras rebuscadas aseguran en la mayoría de los casos una mejor comprensión de parte de la mayoría de los lectores.

 

CULPATORIO

“. . .consideró que el expediente no contenía pruebas CULPATORIAS. . .”

Mediante la redacción de la frase copiada más arriba puede uno darse cuenta de que el asunto a que esta pertenece es de índole legal o jurídico. Esa constatación hace que se encaminen los pasos indagatorios en esa dirección.

La voz del epígrafe no ha dejado rastro perceptible en el español usual y, eso es algo que hace más difícil el estudio de esta. Lo que significa la oración anterior es que los diccionarios usuales no registran la voz en cuestión. No existe reconocimiento oficial de esta en el seno de la lengua común.

No hay duda algunas con respecto a que en el seno de la nueva voz se encuentra una conocida, culpa. Con un tipo de construcción semejante a la voz estudiada aquí puede citarse en el español tradicional la voz exculpatorio, que como era de esperarse es “que exculpa”. Exculpar a su vez es que declara inocente a la persona de que se trata.

La otra palabra patrimonial del español es inculpatorio; que dicho de una cosa: “Que inculpa o sirve para inculpar”. Inculpar es culpar o acusar a alguien de algo. Inculpar puede aceptarse por atribuir una culpa o delito a una persona.

Una vez expuesto lo que consta más arriba, vale que uno se plantee la pregunta, ¿de dónde sacan este culpatorio?  Es una traducción o adaptación libérrima del inglés culpatory. Esta voz del inglés es calificada de rara en el Webster´s New Twentieth Century Dictionary (1975:4439). Allí la definen como culpabilización, condena de un delito o falta; acusación o atribución de la culpa.

Después de este estudio cabe que se pregunte si se ha ganado algo con la voz creada. No parece que haya introducido un elemento nuevo en el español jurídico.

Mar adentro, inminente/eminente, contrarrestar/contra restar, medioevo/medievo/*medio evo, enfilar los cañones/*afilar los cañones

Por Roberto E. Guzmán

MAR ADENTRO

“. . .sin aventurarse MAR ADENTRO debido a viento. . .”

En el español general “mar adentro” es una locución adverbial que da a entender que quien ejecuta la acción se dirige “hacia alta mar, alejándose de la costa” que es la forma en que el Gran diccionario de la lengua española de Larousse la define.

La razón por la que se trae a estos comentarios acerca de la lengua y del español dominicano es porque para significar esa misma acción los dominicanos utilizan otra locución.

Mar afuera” es la locución sustantiva con que los dominicanos señalan el “lugar del mar más alejado de la costa”. Esta locución es compartida con otros países de Hispanoamérica; entre esos países están Panamá, Cuba, Uruguay.

Lo que llama la atención en estas dos locuciones es que usan palabras que son opuestas en sus acepciones individuales para transmitir el mismo mensaje. No es extraño en las lenguas que fenómenos como este sucedan, no hay que olvidar que las lenguas no son creaciones lógicas en todos sus elementos.

 

INMINENTE – EMINENTE

“. . .y la más EMINENTE amenaza de destrucción de . . .”

He aquí dos palabras que tienen bastante parecido. Con ellas sucede algo que no es extraño en las lenguas; como consecuencia de las semejanzas algunas personas las confunden. No es menos cierto que a pesar del parecido fonético entre ambas, existe mucha distancia entre las dos en lo referente a las significaciones. Se examinarán más abajo las principales acepciones de estas dos palabras.

Se examina primero el adjetivo inminente porque es el que debió aparecer en la frase que se copió al principio de esta sección a manera de ejemplo del uso equivocado. Conforme con lo que el diccionario oficial de la lengua española entiende, el adjetivo en cuestión se usa para referirse a lo que amenaza o está para suceder prontamente.

La otra palabra, eminente, no se considera que “quepa, encaje” en la frase por las características que se destacarán más adelante. Eminente es alto, elevado, pero es algo o alguien que descuella entre lo que lo rodea. Es algo o alguien que sobresale en mérito u otra cualidad.

Su subrayaron los rasgos que impiden que se utilice eminente en casos relacionados con amenazas, pues eminente solo tiene relación con atributos de mérito o cualidad superior a las demás cosas o personas.

 

CONTRARRESTAR – CONTRA RESTAR

“. . .otorgar numerosas patentes de corso para CONTRA RESTAR y combatir. . .”

No acaba de entenderse como es que con tanta frecuencia haya personas educadas que no entiendan que algunas palabras deben su sentido a que en su seno llevan otras dos conocidas; pero ese nuevo sentido solo se produce cuando las dos palabras van unidas en un solo vocablo.

Lo que se explica en las oraciones anteriores es lo que se constata en la frase que se reproduce a modo de ejemplo de la errónea representación gráfica.

Las palabras contra y restar tienen su propio significado muy bien ganado a través de la historia de la lengua; eso así cuando se usan separadas, cuando se utilizan de manera independiente.

Otra cosa muy diferente sucede en los casos en que se emplea el verbo contrarrestar, así. en una sola palabra, pues el sentido que transmite es distinto. Todo lo enunciado aquí se detallará en la exposición siguiente.

Contra por sí solo puede desempeñar distintas funciones; esto es, es preposición para denotar oposición, contrariedad. Puede significar “enfrente, apoyado en, mirando hacia”, también “a cambio de”. Desempeñando funciones de sustantivo masculino significa “concepto opuesto a otro”.

Tomado aisladamente restar en matemática es quitar una cantidad a otra. Sirve también para indicar “hacer que una cosa disminuya”. Transmite el mensaje acerca de la parte que queda de una cosa.

Una vez terminadas las operaciones anteriores, puede examinarse lo referente al verbo contrarrestar. Una significación es, “hacer frente y oposición a algo”. Otra es, “paliar o neutralizar el efecto de algo”. La tercera acepción se relaciona con el deporte.

Por el tipo de redacción de la frase citada, el verbo contrarrestar debió emplearse para llevar al lector ya sea la idea de hacer frente y oposición, o, neutralizar el efecto.

Tan pronto como se lee la frase al amparo de lo explicado queda demostrado que no conduce a buena comprensión escrito en dos palabras separadas porque no le confiere sentido a lo escrito.

 

MEDIOEVO – MEDIEVO – *MEDIO EVO

“. . .que evoca a las tragicomedias del MEDIO EVO, donde la feudalidad. . .”

La Edad Media se conoce también por medio de otras dos maneras de representarla en la escritura; esto es, en una sola palabra que ahorra esfuerzo y espacio. Esas dos otras formas antes mencionadas constan en el título de esta sección.

En la historia se conoce este período situándolo entre dos acontecimientos históricos que son, la caída del imperio romano de Occidente y el descubrimiento de América. La Edad Media la dividen algunos historiadores en períodos más cortos.

Medieval y medioeval son derivados cultos del bajo latín médium aevum “Edad Media”. Conforme con lo que escriben Corominas y Pascual parece que fue en Italia donde se documentó por primera vez la voz medieval. En inglés se registra desde el año 1827. Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (1980-II-545).

Las palabras, medievalidad, medievalista, medievo, medioevo entraron en el Diccionario de la Real Academia en la decimoctava edición, en el año 1958 (1958:861-2). En español se conoció de la palabra medioevo desde el año 1884, aunque su entrada oficial tardó mucho tiempo.

 

ENFILAR LOS CAÑONES – *AFILAR LOS CAÑONES

“. . . AFILAR LOS CAÑONES al gobierno de turno y sus dirigentes. . .”

En la expresión destacada en la cita hay que señalar dos asuntos. El primer reparo que hay que hacerle es con relación al error en la selección del verbo, pues el verbo afilar no tiene cabida en este lugar común. El segundo asunto es en lo referente al estereotipo mismo, pues es una práctica que debe evitarse en buena redacción. Los dos asuntos se verán por separado en el cuerpo de esta sección.

Los estereotipos son tolerados sobre todo en los casos en que el escritor los destaca colocándoles unas comillas para que se sepa que lo hace de propósito. La expresión estereotipada recibe otros nombres, entre ellos el de cliché, clisé, y D. Fernando Lázaro Carreter la tipifica en tanto “banal y escasamente significativa”. Diccionario de términos filológicos (1962:94). Por tanto, se considera trivial porque los hablantes la repiten a menudo.

Algunos autores distinguen el cliché del lugar común o tópico porque este se refiere solo al sentido y no a la expresión. En otras palabras, es un sintagma fosilizado que el hablante selecciona entre lo que ya está disponible y en consecuencia pierde eficacia por ser banalmente repetitivo.

El Diccionario de uso del español (2007-I-528) trae que “enfilar los cañones” a alguien es de uso en Cuba y se utiliza para expresar, “Observarle con atención para sorprenderle haciendo algo que no desea que se sepa”.

En el habla cotidiana se ha advertido que se usa la expresión para denotar que la acción se encamina en dirección o contra alguien o algo. En algunos casos equivale a una amenaza velada, o por lo menos, a una fuerte advertencia.

Teclazo, constante/contante, organización/estructura, cuestionante

Por Roberto E. Guzmán

TECLAZO

No hay lugar a duda. Este “teclazo” del epígrafe pertenece a la familia de tecla, sobre todo a la tecla de las antiguas máquinas de escribir y de las más modernas computadoras. A esta familia de palabras pertenece el teclado; este es el conjunto de teclas que permite escribir y manejar el computador. El teclado de las máquinas de escribir era más modesto, solo servía para escribir.

Para los fines de esta exposición la tecla es la pieza móvil que se pulsa por presión de los dedos para poner en acción el mecanismo. En el caso de los dispositivos destinados a escribir es una pieza móvil que contiene una letra o un signo.

No puede negarse el uso de “teclazo” en el español de los dominicanos. En la voz del español dominicano este -azo añadido a la palabra tecla es la pulsación ejercida sobre la tecla con valor aumentativo. Esta voz es ponderativa, pues exagera el efecto de la acción de la presión ejercida sobre la tecla. También exagera la velocidad a la que se efectúa la acción, y a veces, lo inesperado de la acción.

Piénsese en una frase como esta, “El Presidente de la República lo destituyó de un teclazo”. En este ejemplo se reúnen las condiciones que se enumeraron más arriba para la acción denominada teclazo. Como es fácil deducir, en la mayoría de los casos la acción del teclazo tiene relación con algo que implica un escrito, o, una lista.

Ha alcanzado usos figurados en algunos casos para destacar la rapidez o violencia con que se hace algo. “De un teclazo lo borró de la lista de sus amigos”. En un caso como este no hace falta que exista en realidad una lista de amigos ni que se produzca un teclazo físico.

Aquí se dejan escritas estas reflexiones para que sean luego ponderadas y se decida si es prudente incluir esta voz entre las propias del habla de los dominicanos.

 

CONSTANTE – CONTANTE

“. . .la falta de servicios públicos y la violación CONTANTE a los derechos. . .”

El ejemplo que se trae en esta ocasión para dilucidar en el uso es el de la diferencia que hay entre los dos vocablos del epígrafe. En la frase transcrita se deslizó el vocablo *contante, cuando debió aparecer constante. Esto así de acuerdo con lo que se colige del sentido de la citada frase.

En los párrafos siguientes se enumerarán los significados de los dos vocablos para dejar bien claro la enorme diferencia entre ellos. Se aprovechará la oportunidad para repasar algunas nociones anejas a los dos vocablos.

Constante significa en primer lugar “que consta”. En la frase reproducida hay que tomar este constante con valor de “continuamente reiterado, que persiste, durable”. Leído de este forma transmite el mensaje de la falta de servicios públicos y la violación reiterada, persistente de los derechos. Esa violación se certifica o por lo menos se califica de cierta y manifiesta.

Contante es de uso más limitado en el habla y en los escritos. Se usa sobre todo en la locución adverbial “dinero contante y sonante”. Esta locución significa en dinero pronto, efectivo, corriente. Las academias de la lengua reconocen la deuda que el español tiene con la lengua francesa cuando en el diccionario oficial del español asientan que el vocablo contante procede del francés comptant.

En el uso de la lengua se ha comprobado que la locución se emplea para significar que el pago se efectúa de inmediato, sin tardanza, como dicen en el habla de los dominicanos, “llanto sobre el cadáver”, o más pedestre, “lágrimas sobre el muerto”.

 

ORGANIZACIÓN – ESTRUCTURA

“. . .fue muy enfático en destacar que existe una ESTRUCTURA que se dedica. . .”

En esta sección se desplegarán los esfuerzos para dejar en claro las diferencias que existen entre los dos vocablos del título.

Por la forma en que está redactada la frase reproducida más arriba puede deducirse que se ha usado el vocablo estructura en lugar de organización. En el curso de este escrito se señalarán las diferencias en cuanto a los significados y usos de uno y otro de estos vocablos.

Se documentará lo concerniente a las bases de la diferencia que se mantiene de que las dos palabras del título no pueden intercambiarse en todas los casos.

La estructura es la disposición de las distintas partes de un conjunto. En otro aspecto es la armadura o sustentación de algo material. En el uso en la mayoría de los casos se refiere a la parte externa del conjunto.

En cuanto a la organización hay que señalar un asunto muy peculiar. En la actualidad se usa la palabra de preferencia para la, “Asociación de personas reguladas por un conjunto de normas en función de determinados fines.” Esa es la definición que asienta el diccionario oficial de la lengua. Ahora bien, la peculiaridad consiste en el momento de oficialización de esta acepción; esta entró en el Diccionario de la lengua española en la edición correspondiente al año 1992. De donde resulta que es un conjunto organizado de personas.

Hasta la vigésima primera edición se refería a la acción y el efecto de organizar u organizarse; a la disposición de los órganos de la vida, y, en sentido figurado, “disposición, arreglo, orden”.

Si se regresa al texto citado puede leerse al amparo de lo expuesto y el resultado es, si es una estructura, esta se dedica a sostener algo material o creado por el ingenio del hombre. Si se refiere a una asociación de personas, como en efecto es, entonces la palabra que conviene es organización.

La diferencia que se mostró más arriba ha de tenerse en cuenta cuando se redacta, pues como se señaló antes, las dos palabras del título no son equivalentes en todos los casos y en consecuencia no puede una sustituir a la otra; sobre todo, estructura no puede reemplazar a organización para las instituciones de personas cuando estas persiguen un fin común.

 

CUESTIONANTE

“. . .dejó en el aire la CUESTIONANTE . . .”

Algunas voces llaman la atención por su sonido o por su composición. Esta del título de acuerdo con la percepción de quien esto escribe reúne las dos condiciones para atraer el interés del lector.

La dificultad para su reconocimiento probablemente le llega por el tipo de sufijo que contribuye a su formación y por las funciones que le atribuyen; esto se dará a conocer más abajo en detalle.

Para dar con el vocablo hubo que recurrir al Diccionario general etimológico de la lengua española de D. Roque Barcia, publicado en Madrid en el año 1880. En el primer tomo, pág. 1153 se halla cuestionante definido como “participio activo de cuestionar” y la acepción correspondiente es, “Que cuestiona”.

Los diccionarios modernos no recogen este adjetivo porque según parece ha caído en desuso y en consecuencia no vale la pena consignarlo en esos lexicones.

El problema que se presenta con el uso que se hace de la voz del título es que está utilizada en funciones de sustantivo en la cita reproducida y hay que imaginarse que se toma la voz como equivalente de “pregunta, interrogante”. El sufijo que se utiliza en su formación es el que corresponde a los adjetivos.

En la actualidad algunas palabras de la familia de cuestionar han adquirido la característica de “discutir, poner en duda”. Es probable que la hayan recuperado del olvido por analogía con la palabra interrogante que en sus acepciones más socorridas es, “pregunta o demanda; incógnita, problema o cuestión dudosa”.

Desatinos lexicales de comentaristas, reporteros y otros

Por Tobías Rodríguez Molina

Por la abundancia de palabras sinónimas, que no tienen que ser sinónimas en todos los contextos, y por la gran cantidad de grupos de homónimos y homófonos existentes en nuestra lengua, y también por desconocimiento de términos que uno no conoce a la perfección y que a veces se ve tentado a emplear, puede caer en la impropiedad léxica, que podríamos llamar “desatinos lexicales”. Esa falta de propiedad de algunos usuarios que se desenvuelven especialmente  en nuestros medios de comunicación la veremos en las líneas que siguen.

-Hace unos días sintonicé la Z101. En ese momento entrevistaban a la politóloga Rosario Espinal. Ante una pregunta que le formularon, la especialista emitió su opinión sobre los precandidatos presidenciales del PLD, y sin pérdida de tiempo, un comentarista de esa emisora afirmó: “Yo concurro con Rosario en eso que ella plantea.”  ¿Qué quiso decir el aludido comentarista al expresar “yo concurro”? Quizás “yo corroboro” o “yo concuerdo” o “yo estoy de acuerdo”  o “yo sostengo la misma opinión que” o  “yo sostengo el mismo parecer que” o “yo coincido”. Yo sostengo la opinión que, aunque ese verbo  ”concurrir” es sinónimo  de corroborar, concordar, coincidir, sostener la misma opinión o el mismo parecer, en el contexto cultural dominicano, y en la  transmisión de un programa radial para un público no necesariamente con una gran riqueza léxica, debió haber empleado preferentemente uno de esos verbos sinónimos para darse a entender mejor.

-Una comunicadora de un canal capitalino, haciendo referencia a la entrega de unos tinacos a una comunidad de La Línea, emitió el siguiente comentario: “Con la entrega de esos tinacos están “paleando” la situación de escasez de agua de esa comunidad.” Ella usó ese gerundio contagiada por el verbo “palear” que había sido  usado en la noticia objeto del comentario. En la noticia debió emplearse el verbo ”paliar” y ella usar el gerundio “paliando”, ya que no estaban “paleando” o  usando una pala para echarle tierra o piedras a la escasez de agua, sino “paliando” o atenuando el problema de la escasez de agua.

-Un reportero de AN7  informó al canal y a los oyentes que “La casa fue revolvida completamente por los delincuentes que acudieron al lugar del siniestro.” A ese profesional de la comunicación debería obligársele a tomar un curso sobre la conjugación de los verbos del español. Así no dirá jamás ni revolvida ni envolvida ni resolvida, sino “revuelta”, “envuelta” y “resuelta”.

-Mientras  leía un diario de circulación nacional, me encontré con un verso de un poema de alguien (un poeta) de nombre Dionicio Hernández. Así dice el verso: “Y tu cause lacerado tiene la sonrisa apagada.” Este poeta está haciendo referencia a un río que se muere, que se extingue… y, en vez de decir “tu cauce lacerado”, escribió “tu cause lacerado”. Es cierto que en el habla dominicana pronunciamos esas dos palabras de forma idéntica, es decir, las hacemos homófonas, pero en la escritura tenemos que escribirlas diferenciándolas por la “c” y la “s”.  El cauce es un sustantivo y expresa el lecho de un río, mientras que cause es un verbo conjugado en presente del subjuntivo, y que  proviene del verbo causar, que significa producir o provocar algo.

-Hace unos días, buscando información para documentarme mejor para el desarrollo de un tema que iba a  iniciar, me encontré con esta definición. “Los pronombres indefinidos son  una clase de palabras con valor de adjetivo, pronombre o adverbio que dan al nombre diferentes valores.” Peor desatino que este de usar el término “pronombre” en ese contexto es difícil de encontrar. Porque si una palabra es  pronombre, no puede adquirir el valor de adjetivo y de adverbio y también de pronombre  si ya es pronombre.

-Un diputado danilista, antes de la elección del nuevo presidente de la Cámara de Diputados, externó la siguiente opinión: “Hubo un acuerdo hecho por el Presidente del PLD y el presidente  Danilo Medina y el Comité Político y en función de eso le toca ocupar la presidencia de la Cámara de Diputados a Demóstenes Martínez.” ¿Se puede emplear el término “función” en ese contexto? ¿No les parece que la palabra más adecuada es “razón” o la expresión “como consecuencia de eso”?

-Le oímos decir a un comentarista de un canal de Santiago lo siguiente reflejando con ello una gran pobreza o confusión lexical: “En la última sección celebrada por el Concejo Edilicio del Ayuntamiento de Santiago, se discutieron asuntos muy importantes para la comunidad.”  El término propio a usarse aquí es sesión, equivalente a reunión. Existen tres términos que en el habla  y aun en la escritura  pueden inducirnos a un vergonzoso desatino si no tenemos cuidado al usar nuestro español; esos términos confundidores  son “sesión”, cesión” y “sección”.

-Un titular de CDN aparecido hace unos  días fue redactado como sigue: “Comisión Nacional de los Derechos Humanos presentará congreso en honor de Jesús Adón.” Sin dudas que quien elaboró el titular tenía en su mente, bastante  confundido, que un video, una película, una obra de teatro y un congreso se presentan a un público. Pero debe quedar claro que un congreso no se presenta, no se ofrece a un público asistente, sino que hay un grupo de entendidos o relacionados con  un área  del saber o del quehacer y con intereses comunes, que no son expectantes, sino participantes  activos y realizadores parciales de la actividad.  Así que un congreso no se presenta, sino que se celebra, se lleva a cabo, se desarrolla, se realiza. Es posible sí que ese congreso que se realizará le sea dedicado o celebrado en honor de Jesús Adón.

-Me sorprendió lo que escuché de  un reporte transmitido por  un importante canal de la capital dominicana. Lean el desatino en que se incurrió: “Una mujer apareció amordazada de pies y manos…”. Uno tiene entendido que  la mordaza se pone en la boca, según nos lo dice el diccionario de la RAE,  y que las  manos   se maniatan o se atan y las piernas  se amarran o se atan, y no se  maniatan. El reporte o el reportero debió  haber dicho: “Una mujer apareció atada o amarrada de pies y manos…” (Google: maniatar).

Como pudimos ver, encontramos desatinos en abundancia en muchos de los que nos mantienen informados del acontecer nacional y que deberían ser modelos a seguir en el empleo de la lengua que moldea nuestra cultura. Se impone, pues, un mayor cuidado y esfuerzo de parte de esos informadores y comentaristas.

Queísmo, dequeísmo y otros casos

Por Tobías Rodríguez Molina

Hace varios años que algunos lingüistas e investigadores de América Latina vienen interesándose por los cambios sintácticos que se han operado por la presencia o ausencia del elemento lingüístico “que”.

Con el fin de orientar a los usuarios de la lengua española- estudiantes, profesores y otros- presento este conjunto de casos que se registran en libros, discursos, conferencias, y  redacciones  realizadas por estudiantes universitarios y otros usuarios de la lengua.

1. Queísmo: Consiste el mismo en la eliminación de “de” en las construcciones sintácticas que llevan “de que”.  Ejemplo: Nos podemos dar cuenta –que ese tipo de personas con carácter agrio, amargado, no llegarán muy lejos.

Este uso se registra fuertemente en República Dominicana, España y otros países, como Argentina, México y Perú. (Vargas Llosa: “Tengo miedo –que sea un mujeriego”, La ciudad y los perros, 1963)

2. Dequeísmo: En este caso lo que sucede es que el usuario de la lengua añade “de” en expresiones que solo deben llevar “que”.

Ejemplo: Me informaron (de) que a ella le está yendo muy bien en sus estudios.

Este fenómeno es propio de Venezuela y otros países de América Latina, como Argentina, México y, en menor medida, en República Dominicana.

3. Desqueísmo: Se trata aquí de la eliminación, de parte del hablante,  de un “que” que es necesario en la construcción sintáctica.

Ejemplo: Podría jurarle _____ me fue bien en el paseo.

4. Desdequeísmo: Esta vez estamos frente al caso en que se elimina “de que”.

Ejemplo: Estoy seguro ____ ____ te irá bien si haces el esfuerzo que se te

exige  en esta ocasión.

5. Yqueísmo: Este caso aparece al emplearse “y”, que no se necesita ni lo pide la sintaxis del español, delante del “que subordinante”.

Ejemplo: Ojalá (y) que te vaya bien en este examen.

6. Ydesqueísmo:

 

Aquí el usuario elimina el “que” necesario y  mantiene la “y”, que es innecesaria.

Ejemplo: Ojalá (y)  ___ te diviertas mucho en la fiesta.

Encontramos lo que se da en 5 y 6 principalmente en México, República Dominicana y España.

7. Desenqueísmo: Le llamo así al caso en que se omite “en”en la frase que debe llevar “en que”.

Ejemplos: a. Resulta muy interesante la forma retrospectiva ____ que está

desarrollada la obra. (Estudiante universitario).

b. “Porque él siempre me habló de querer morir en el país que nació:

en su tierra” (Avelino Stanley, Tiempo Muerto, 1999).

8. Traslaenqueísmo Esta novedad sintáctica consiste en la  separación de  “en” y  “que”, que deben ir escritas una seguida de la otra del siguiente modo: “en que”.

Ejemplos: a. “Conocemos en las condiciones que viven ellos” (Comunicadora dominicana en un programa de televisión).  (Debería decirse: Conocemos las condiciones en que viven ellos).

b. “Lo más importante no es lo que se hace, sino en la forma que se hace” (Anuncio del Banco de Reservas). (Enero 2010). El anuncio debió redactarse como sigue: “Lo más importante no es lo que se hace, sino la forma en que se hace.”

 

9. Traslaconqueísmo Aquí se separa “con” de “que”.

Ejemplo: Conocemos con las dificultades que realizaron el trabajo. (Debe ser: Conocemos las dificultades con que realizaron el trabajo).

10. Traslaporqueísmo Se trata aquí de la separación de “por” de “que”.

Ejemplo: “No sé por la razón que ella no regresó”. (Debe ser: No sé la razón por la que ella no regresó).

11. Enqueísmo: En la construcción sintáctica el usuario emplea “en” delante de que cuando no parece pedirlo la sintaxis española.

Ejemplo: “Nunca pensé (en) que iba a llegar el momento de tener que separarme de él” (Avelino Stanley, Tiempo Muerto, 1999).

Nota: En la expresión “Nunca pensé en mi separación de él”, sí es necesario

usar “en”.

12. Desalaqueísmo Se trata en este caso de la omisión, de parte del usuario, de “a la” en la expresión formada por “a la que”.

Ejemplo: “Como siempre, hay una persona ___ ___ que le gusta ser el malo de la película” (Una estudiante).

13. Desalqueísmo Estamos esta vez frente a un caso semejante al anterior. La única diferencia que existe es que esta vez el referente es masculino y se contraen la preposición “a” y el artículo “el” reunidos en la palabra “al”.

Ejemplo: Es un hombre ____ que le gusta darse la buena vida.

14. Desloqueísmo

 

 

15. Deslaqueísmo

 

En este caso se usa “que” en vez de “lo que”.

Ejemplo: Fue eso ____ que le pasó.

En la construcción sintáctica se elimina el “la” de la frase de relativo “la que”.

Ejemplo: Fue ella___ que se fue; no fue esta.

16. Desconlasqueísmo El usuario de la lengua emplea “que” en lugar de “con las que”.

Ejemplo: “Algunos aspectos del turismo son las enfermedades ___ ___ que los extranjeros pueden contagiar al pueblo dominicano”. (Estudiante universitario).

17. Desconlaqueísmo El usuario de la lengua española emplea “que” en vez de “con la que”

Ejemplo: La jeva ___ ___ que yo andaba…”.(Merengue dominicano)

18. Desconelqueísmo Se trata aquí del empleo de “que” en vez de “con el que”.

Ejemplo: Ese es el joven ___ ___ que yo andaba.

19. Desconlosqueísmo Aquí se emplea “que” cuando debía emplearse “con los que”.

Ejemplo: Estos son los jóvenes ___ ___ que yo salí.

20. Desdelqueísmo

 

 

 

21. Desdelasqueísmo

 

Esta vez se elimina “del” en la construcción que debe llevar “del que”.

Ejemplo: Aquí se hace referencia a un documento ____ que debió alegarse su falsedad y no se hizo. (Tesis de maestría).

La persona que empleo esta construcción omitió “de las” y solo empleó “que” en la frase que debió ser “de las que”.

Ejemplo: Las destrezas ___  ___ que carecen los estudiantes… (Profesora universitaria).

22. Desaqueísmo En este caso se registra la eliminación de “a” en la expresión que lleva “a que”.

Ejemplo: Esto es muy engañoso debido __ que los nervios son muy traicioneros. (Estudiante de nivel universitario).

23. Dondeísmo El usuario emplea “donde” en vez de “en que, “en la que”, etc.

Ejemplos: a) Debe llegar el momento donde los congresistas tengan independencia de criterio” (Congresista dominicano).

b) Esta es la situación donde se encuentran muchos dominicanos.

24. Comoísmo Consiste el comoísmo en el empleo de “como” en vez de “que”.

Ejemplo: “En esta gráfica se puede ver cómo el Internet es una de las herramientas más usadas por los estudiantes de la PUCMM. (Estudiante). Este es un caso poco frecuente en los dominicanos.

25. Quesuismo Aquí se sustituye el relativo cuyo (a –os –as) por la forma “que” seguida del adjetivo posesivo “su (s)” o del artículo determinado (el – los – la –las).

Ej.: Es el vecino que sus hijos viven en Méjico.

Cuyos

 

Existen evidencias bien claras de que la mayoría de los casos aquí presentados están ampliamente extendidos entre los usuarios del español en República Dominicana.

Además, dejo aclarado que es probable que estos casos no son los únicos que se dan en República Dominicana y otros países de habla hispana. Aunque sí creo que son los más preponderantes. Tenga en cuenta que estos usos reflejan un apartarse de las normas de uso de la lengua española y por eso lo animo a que se aparte de esos desaciertos, que lo distancian de los buenos manejadores del español.

Estralloso, dumping, cauce/cause, *barraje/bombardeo/aluvión

Por Roberto E. Guzmán

ESTRALLOSO

Este adjetivo del español dominicano deriva de un verbo de uso del habla cotidiana. El verbo que se encuentra en el origen es “estrallar” que es una epéntesis que resulta de colocar la letra erre /r/ entre las letras te /t/ y /a/ del verbo estallar.

En el desarrollo de esta sección se repasarán los significados del verbo dominicano -estrallar(se)- y del verbo del español internacional, estallar. Para concluir se ofrecerán las características que particularizan el adjetivo dominicano. Además, se ofrecerán ejemplos de uso del adjetivo que despejarán cualquier duda que persista después de las explicaciones.

En las definiciones que recogen los diccionarios para el verbo estallar estas se caracterizan en sus acepciones por retener un rasgo que es el concerniente al ruido. A partir de esa característica el hablante de español dominicano ha desarrollado un uso para el adjetivo “estralloso”.

Algunos alimentos al ser masticados producen un crujido que la persona que ejerce la acción percibe con mayor intensidad que las personas que se encuentran en su entorno, pero que en algunas ocasiones las últimas pueden oír también.

Para expresar la capacidad que poseen algunos alimentos para producir el sonido crujiente, los dominicanos en su habla sin rebuscamientos lo manifiestan diciendo que ese alimento es estralloso.

El ejemplo más conocido es el de las personas que prefieren los cueros de cerdo estrallosos y no flexibles o elásticos. Cuando el hablante dominicano indica que gusta del chicharrón estralloso, muestra su favor por el que al masticarlo produce ese sonido (ruido) característico que se describió más arriba al romper algunos alimentos.

El adjetivo estralloso es el antónimo de latigoso que en el habla de los dominicanos es, “referido a un alimento, correoso, que es difícil de masticar por su textura semejante a la de la goma”, (Diccionario del español dominicano (2013:407).

De la misma familia es la voz “estrallón” que en funciones de sustantivo es una caída aparatosa. En este caso es muy probable que no haya ruido otro que no sea el grito o quejido del sujeto del “estrallón”. El estrallón puede ser también un golpe violento que se propina lanzando al sujeto (cosa o persona), contra una pared o el suelo (piso).

 

DUMPING

“. . .modelos de “DUMPING” social y ecológico”.

La lengua española ha sobrevivido cada vez con mayor fortaleza cuando se la agrede. Las intromisiones de palabras de otros idiomas en una lengua es algo que ha existido a través de la historia. En la actualidad puede fácilmente documentarse el entrometimiento del inglés en el habla y hasta en la escritura del español internacional.

Este dumping es un fenómeno que se produce en economía y que fue denominado en inglés. Por esta denominación primera y su práctica ha logrado trascender a otras lenguas.

Como la lengua española es una lengua más que adulta, cuenta con los mecanismos para deshacerse de este tipo de intromisión, si eso se desea.

En esta sección se verá el significado de la voz inglesa, así como los equivalentes propuestos en español para evitar el uso de un elemento extraño a la lengua común.

En el Diccionario de la lengua española consta la voz del inglés en letras itálicas. Se la circunscribe al ámbito de la economía. La definición es, “Práctica comercial de vender a precios inferiores al costo, para adueñarse del mercado, con grave perjuicio de este”.

El Gran diccionario de anglicismos (2017:328) trae una explicación más elaborada, “Referido a la venta de un producto por debajo de su precio normal, o incluso por debajo de su coste de producción en el mercado interior y con mayor frecuencia para la exportación”.

Más adelante ese diccionario entra en consideraciones acerca de lo que llaman de “dumping social”, que es el aprovechamiento de la falta de legislación social o la insuficiencia de seguridad social para abaratar con bajos salarios y menos gastos los costos de producción. Los diccionarios no se han ocupado de acreditar una traducción al español de la voz del inglés, la mayoría de ellos se contenta con ofrecer una explicación de la acción del dumping.

Hay que mencionar que existen otros dumpings en inglés que se practican en medicina. No viene al caso aquí tratarlos porque son de poco uso en el español general.

 

CAUCE – CAUSE

“. . .de un proceso judicial que podría desbordarse de sus CAUSES. . .”

Este error que se halla en la redacción de la frase trascrita forma parte de “la historia de nunca acabar”. Se llama así este tipo de problema porque nunca se termina con el asunto.

Como se ha escrito antes, puede ser la costumbre de la enunciación de las dos palabras, porque solo en algunas ciudades se hace la diferencia entre la ce /c/ y la ese /s/; o es por falta de educación o cuidado que se incurre en este error.

Falta de educación en este caso significa que no sabe el redactor que hay dos palabras en español, una con ese sonido grafía  /s/ que es del verbo causar y otra con ce /c/ que pertenece al verbo encauzar.

El cauce que debió aparecer en la frase es el que se refiere al “conducto, medio o procedimiento para algo”.

El cause que pertenece al verbo causar es el de la causa que produce un efecto. El error en que incurrió el redactor es la causa por la que hubo que tratarlo en esta apuntaciones; es la causa, motivo o razón de que se escriba sobre esto aquí. Por medio de estas explicaciones se trata de poner en buen cauce la escritura de algunas palabras.

 

*BARRAJE – BOMBARDEO – ALUVIÓN

“. . .de manera atinada suspendió el *BARRAJE publicitario. . .»

No fue suficiente cambiar una letra de la voz del inglés o del francés, barrage, para lograr que esta entrara en el español aceptado y positivamente sancionado. En francés la primera acepción fue, traducida al español, dique que sirve para represar, o, represa para desviar aguas.

La voz llegó al inglés desde las orillas del francés con un significado militar muy específico, “bombardeo de artillería”. Por esto de la artillería no entró en esa lengua hasta el año 1916.

En el sentido figurado, este bombardeo debe tomarse por “acosar o abrumar con algo”. Esto es, entendido por “avenida o afluencia grande”.

La última palabra de la frase citada aclara la idea que trató de expresar el redactor. Hubo una gran campaña publicitaria que consistió en abrumar mediante la cantidad de medios empleados. Al final se entiende que quienquiera que fuese, decidió suspender esa abundancia de publicidad.

Antes de concluir es menester recordar que en otros momentos y situaciones se ha leído que utilizan la palabra extranjera con el sentido de “muralla, muro” para llevar el mensaje de que ese barrage sirve para proteger en tanto obra defensiva.

Lo que ocurrió aquí es algo que se ha mencionado en ocasiones anteriores y es que hay muchos articulistas que leen en otros idiomas y luego redactan o copian en español. A veces la memoria los traiciona y de manera automática meten una voz extraña al español en sus escritos.

Ortoescritura

Por Rafael Peralta Romero

 

ADJETIVOS SALIDOS DE ORDEN

Esta columna se ha referido  antes  a los adjetivos que funcionan también como sustantivos, sin que nada resulte cuestionado porque se trata de palabras polisémicas, es decir que tienen  más de un significado e incluso más de una categoría gramatical.

Es normal, por ejemplo,  que los adjetivos diario, periódico, médico, estrecho o  plano funcionen igualmente como nombres sustantivos: 1-Le dispensa  una visita diaria/ Publico una columna en el diario El Nacional.  2-Se  hace chequeos periódicos / Trabajo en el periódico Hoy. 3- Llevé un certificado médico / Hoy visité mi médico. / 4-Es un cuarto muy estrecho / El estrecho de Bering queda en Asia.5- Se trata de un terreno plano/ Ya tengo el plano del edificio.

La Gramática de la lengua española, publicación oficial (2009),  señala una larga lista de casos y situaciones  en los que los adjetivos se convierten en sustantivos de manera digamos lícita. Decimos que los adjetivos andan fuera de orden cuando forzamos su uso, en lugar de un sustantivo, al que se desplaza aplicando la llamada ley del menor esfuerzo.

Por  ejemplo, el adjetivo dulce se relaciona con los sustantivos dulzor y dulzura, por lo que es preferible decir: Me gusta el /dulzor/ de esa fruta o No me gusta la /dulzura/ de la miel, en vez de: Me gusta el “dulce” de esa fruta  o el “dulce” de la miel.

Es cierto, la mayoría de los adjetivos soportan el artículo /lo/ antepuesto y funcionan como sustantivo: lo bello, lo feo,  lo divino, lo humano, lo profano, lo sagrado. Mire este ejemplo lo bien que le quedó a Armando Manzanero:

“Adoro el brillo de tus ojos / Lo dulce que hay en tus labios rojos,/ adoro la forma en que suspiras y hasta / cuando caminas yo te adoro vida mía…”.  “Lo dulce” asume la función sustantiva.

Pero /dulce/ es también un sustantivo, de pleno derecho,  para nombrar un alimento o golosina  preparado con azúcar, frutas, nueces  y otros componentes (dulce de coco,  dulce de cajuil, dulce de leche, dulce de maní). De ahí derivan dulcero (vende dulces) y  dulcería (vende o fabrica dulces).

Es frecuente, en el habla cotidiana, colocar el artículo /el/ delante de un adjetivo, como en el ejemplo de “el dulce”, en detrimento de un sustantivo que está para  eso, para nombrar. Mire estos casos: el amargo, en vez de el amargor; el grueso, en  vez de el grosor; el espeso, en lugar de el espesor o la espesura; el árido,  en vez de la aridez, el agrio, en vez de la agrura. Hay muchos casos.  Este último tanto se ha empleado, que pocos se refieren al zumo o extracto de naranja agria con estos nombres, sino con su  cualidad principal: agrio, que es un adjetivo. “Lávalo con agrio de naranja y luego…”

Cuando un uso lingüístico llega hasta la poesía adquiere visos de legitimidad.  Es bien conocida la canción “Piel canela”, que ha circulado en diferentes voces, entre ellas las  de Nat King Cole,  Marisela y  Los Panchos.  Observe dos adjetivos precedidos del artículo /el/ y por tanto en función de sustantivos.

Que se quede el infinito sin estrellas

O que pierda el ancho mar su inmensidad

Pero /el negro/ de tus ojos que no muera

Y /el canela/ de tu piel se quede igual

Si perdiera el arcoíris su belleza

Y las flores su perfume y su color

No sería tan inmensa mi tristeza

Como aquella de quedarme sin tu amor

Faltaron casos y argumentos. Habrá que volver sobre el tema.

 

SEIS MUESTRAS DE NUESTRA EXPRESIÓN

Entre  la amplia producción  del filólogo  Pedro Henríquez Ureña se cuenta  el libro “Seis ensayos en busca de nuestra expresión”, referido a cuestiones lingüísticas y literarias  propias de la gran patria que es Hispanoamérica.

Este artículo, basado en seis vocablos, pretende a penas  presentar una breve muestra del habla de una pequeña nación, la dominicana, y si con ello ayudara a colocar un puntito en  nuestra  identidad, pues mejor.

Los seis  vocablos, adjetivos todos,  resultan muy propios del habla local. Se emplean  para emitir juicios sobre  personas y guardan entre sí gran afinidad semántica: trascendío, salío, metío, untado, relambío y averiguao. En cada uno se ha elidido la consonante –d en la última sílaba.  Veamos:

1-Trascendío o trascendía es una corruptela del adjetivo /trascendido, da/, que es a la vez el participio del verbo trascender. Este verbo aparece con siete acepciones en el Diccionario de la lengua española, las cuales poco tienen que ver con el uso que le damos aquí al vocablo trascendío.  Pero lo que se dice del adjetivo trascendido,  en el mismo diccionario, sí tiene que ver: “Dicho de una persona: Que trasciende, averigua con viveza y prontitud”.

El Diccionario del español dominicano (DED), publicación de la Academia Dominicana de la Lengua, atribuye a este vocablo la siguiente definición: Referido a persona, desvergonzado, atrevido, entrometido.

Cita una ejemplo de la novela Guasábara, de Alfredo Fernández Simó: “De haber sío por otro, aquí tuviera de trascendío sin sosiego, averiguando cosas y queriendo andar por el vecindario casa por casa”. (Pág. 70).

2- Salío.  Pasar de dentro afuera, es la primera de las cuarenta y unas acepciones que tiene el verbo salir. Ninguna guarda relación estricta con el sentido que le otorgamos al adjetivo /salío/. Tampoco  /salido/, como lo presenta el DLE, guarda relación alguna: 1. adj. Dicho de una cosa: Que sobresale en un cuerpo más de lo regular.

El  DED no incorpora este vocablo, pero lo conocemos con los mismos usos de trascendío. Ej: Qué tipo más salío, ¿quién le dio vela en ese entierro?

3- Metío.  Como marcada peculiaridad de nuestra forma de expresión, tenemos que derivados de los verbos antónimos salir y meter son sinónimos. El participio de meter, metido, sí guarda relación con el sentido en el que empleamos nuestra forma /metío/. Metido y metida (América Central,  Cuba y R. Dom. entremetido) significa entremetido, da. Este término es el participio del verbo  entremeter. Dicho de una persona: Que tiene costumbre de meterse donde no la llaman.

Según el DED, metido o metida es una  “persona, indiscreta, que se entremete en asuntos ajenos”.  Cita la novela de Pedro Vergés, Solo cenizas hallarás: “Y ella quería decir perdóneme Sotero, dejando de tutearlo, qué metida que soy, pero no se atrevía”.

4-Untao. El untado no se distingue del trascendío, metío o salío (trascendido, metido o salido), pero semánticamente tiene más carácter de dominicanidad.  Siendo la primera acepción del verbo untar  “Aplicar y extender superficialmente aceite u otra materia pingüe sobre algo”, poco que ver ha de tener su participio, untado, con el concepto de persona  presumida, lo que solemos   considerar “comparón”.

5- Relambío. ¿Qué dominicano no ha escuchado o dicho este vocablo para juzgar a alguien que se pasa de la raya? Relamber no es palabra de la lengua española, pero sí del habla dominicana. Hemos referido el poder creativo del  prefijo –re, con  el cual el hablante crea las palabras  a partir de otras ya existentes. La palabra base es /lamber/ cuyo uso se desaconseja en favor de lamer. Pero el dominicano tilda de /relambío/ al que se pasa de gracioso. Significa  descarado.

El DED  define el vocablo como “Persona descarada que se tomada  demasiadas confianzas”. Y pone de ejemplo frase de Edwin Disla, en su novela Manolo: “No es que no quiera saber de él, es que no me agrada su comportamiento; es demasiado relambío y fresco”.  (pág. 406).

6- Averiguao, de averiguado, participio del verbo averiguar: “Inquirir la verdad hasta descubrirla”. El sujeto averiguao es trascendío, salío, metío, untado y  relambío.

INTERSECCIÓN,  INTERCESIÓN,  INTERCEPTACIÓN

Habíamos pensado que con las  dos entregas publicadas los domingos 21 y 28 de julio daríamos por terminadas las  precisiones en torno a palabras parónimas.  Para que se ratifique –no rectifique-  la influencia de los amigos, y más si leen esta columna,  continuamos hoy con las diferencias entre los tres vocablos citados en el título.

Todos hemos vacilado al escribir alguna de estas palabras, y lo que es peor, algunos no han dudado, sino que han escrito una cuando el contexto requería la otra. Veamos

Intersección.  Procede del latín  intersectio, -ōnis. El Diccionario de la lengua española la define así: 1. f. Punto de encuentro de dos o más cosas de forma lineal. Hay un semáforo en la intersección de esas calles. 2. f. Geom. Encuentro de dos líneas, dos superficies o dos sólidos que se cortan entre sí.3. f. Mat. Conjunto de los elementos que son comunes a dos conjuntos.

Es un término de la geometría: dos calles que se cruzan, dos caminos, líneas de ferrocarril. Por eso ha  colocado la antigua Amet unos rótulos en algunas vías que dicen “No ocupe la intersección”. De este sustantivo deriva el verbo intersecar o intersecarse que significa: Dicho de dos líneas, dos superficies o dos sólidos: Cortarse o cruzarse entre sí.

Intercesión. También procede del latín (intercessio, -ōnis). Se define como la acción y efecto de interceder. En tanto que el verbo interceder se emplea con el sentido de hablar en favor de alguien para conseguirle un bien o librarlo de un mal. Es una acción muy propia de la politiquería. Preferimos referir que   el vocablo intercesión  es muy usual   en el mundo religioso, más aun entre católicos que suelen –o solemos- pedir al Padre por medio de Jesucristo, de Santa María o de los santos. Toda devoción a los santos tiene por fin solicitar su intercesión ante Dios para conseguir favores.

Interceptación. Palabra menos conocida que las anteriores es interceptación. (Del latín  interceptus, participio  pasivo de intercipĕre ‘interceptar’). El Diccionario académico  la define muy escuetamente: Acción y efecto de interceptar. A este verbo le asigna tres acepciones: 1. tr. Apoderarse de algo antes de que llegue a su destino. 2. tr. Detener algo en su camino. 3. tr. Interrumpir, obstruir una vía de comunicación.

De modo que cuando las autoridades detienen un grupo con un cargamento de drogas antes de llegar a su destino, la acción es una interceptación.

Ocurre que en estos casos se suele emplear  el vocablo “intercepción”, que no aparece en el Diccionario oficial de la lengua española.  No obstante tiene uso frecuente. Una página web titulada Castellano Actual, explicando  la diferencia entre  intercepción e intersección indica lo siguiente: “Intercepción e intersección son dos palabras totalmente distintas y por el gran parecido fónico pueden ser consideradas palabras parónimas”. Y agrega: “El vocablo “intercepción” está relacionado con “interceptar” (‘apoderarse de algo antes de que llegue a su destino’), de allí que se use más la forma “interceptación”: Los servicios de inteligencia interceptaron su correspondencia; La interceptación telefónica es un grave delito”.

Otra página de Internet se ha permitido definir la voz intercepción de este modo: “Del verbo interceptar, que quiere decir detener o frenar algo en su camino, se forma el sustantivo intercepción. El verbo interceptar equivale a otros, como estorbar, obstaculizar, entorpecer, impedir, interferir o interrumpir”.  Le atribuye todo el valor semántico del vocablo interceptación. Usted escoge. Usted sabe diferenciar.

Temas idiomáticos

Por María José Rincón

OTRA YAGUA VIEJA

30 / 07 / 2019

Tratamos la semana pasada de la abundancia en nuestra expresión diaria de expresiones con palabras españolas que copian estructuras del inglés. A ellas se suman los falsos amigos, lingüísticos, se entiende. Como en la vida misma, pasan desapercibidos para la mayoría de los hablantes. Dos palabras se parecen entre sí en su forma, a pesar de pertenecer a lenguas distintas; por ejemplo, el verbo español pretender y el inglés topretend. Cada uno tiene en su lengua sus significados propios, pero su parecido provoca cruces de significados.

Nos valemos del Diccionario de la lengua española y encontramos que el español pretender significa ‘querer conseguir algo o hacer diligencias para conseguirlo’; de ahí también su acepción de ‘cortejar una persona a otra’. Una pretensión o una pretendencia es la aspiración a conseguir algo, incluso si es ambiciosa o desmedida. El que pretende es el pretendiente o la pretendienta, también si aspira a un cargo público o a un noviazgo. Somos pretenciosos o pretensiosos cuando, con pretenciosidad, nuestras aspiraciones van más allá de la realidad. En este repaso por pretender y su hermosa familia no hemos encontrado por ninguna parte el significado actual del verbo inglés to pretend, que, a grandes rasgos, se refiere a ‘fingir, simular’. Sin embargo, en nuestra conversación cotidiana encontramos con demasiada frecuencia la expresión *pretender ser alguien más (pretend to be someone else), sin duda originada en la confusión que produce la falsa amistad entre pretender y to pretend. Lo correcto en español sería fingir o simular ser otra persona. Y sí, en esa expresión se cuela otro anglicismo: el inglés else significa a veces ‘otro’ y no es correcto traducirlo, como tantas veces se hace, por ‘más’.

No siempre la angliparla es tan evidente como nos gustaría; a veces nos acecha detrás de cualquier yagua vieja.

TENER ARRESTOS

06 / 08 / 2019

Nuestra forma de hablar español muestra rasgos de pronunciación que nos definen desde hace siglos. La ortografía ejerce su tarea imprescindible para la unidad de la lengua y permite que todas nuestras pronunciaciones (y son muchas a lo largo y ancho del mundo hispanohablante) desaparezcan cuando escribimos. Sin embargo, algunas palabras resultan irreconocibles, hasta el punto de hacernos creer que son términos exclusivos del español dominicano; pero basta que les apliquemos la lupa dialectal para que encontremos que siguen siendo palabras propias del español general de cualquier lugar.

Pregunta una lectora por los adjetivos arretao y arretá. Los rasgos fonéticos que muestran, y que la escritura intenta reflejar, provocan que perdamos el norte. Estas formas registran dos fenómenos dialectales muy extendidos en español. Empecemos con la aspiración o supresión de la ese final de sílaba, propia del español meridional: arre(s)tao, arre(s)tá. Continuemos con la elisión de la -d- intervocálica, a la que se suma la pérdida de la -a final: arre(s)ta(d)o, arre(s)tá(da).

Como ya han descubierto, se trata del participio del verbo arrestar. Basta consultar el Diccionario de la lengua española para confirmar que este verbo cuenta con dos acepciones relacionadas con nuestro adjetivo. Una de ellas, ‘arriesgar’, ha perdido vigencia; la segunda, propia del pronominal arrestarse, es la fuente directa del uso dominicano: ‘determinarse, arrojarse a una acción o empresa ardua’. Un miembro más de la familia es el sustantivo arresto, que tiene, entre otros significados, el de ‘arrojo o determinación para emprender algo arduo’. De ahí la expresión muy usada de tener arrestos.

Si buscan arretao o arretá en el Diccionario del español dominicano no van a encontrarlos. No es una palabra diferente, es solo nuestra forma de pronunciar una palabra común.

¿QUÉ BUSCAMOS?

13 / 08 / 2019

El paso del ecuador de 2019 es un buen momento para revisar las consultas que los dominicanos hemos hecho en el Diccionario de la lengua española de la Real Academia a lo largo de este primer semestre. El servicio Enclave Rae nos permite tomar el pulso a lo que los usuarios le piden al diccionario, lo que buscan y cómo lo buscan. Y lo que encontramos no deja de sorprendernos.

La palabra que más se ha buscado en el diccionario es el sustantivo ínterin (’entretanto, tiempo que transcurre hasta la realización de lo que se expresa’); nada menos que 5443 veces. Si usted tiene una hipótesis válida que explique este interés repentino, no dude en compartirla con nosotros. La siguen los verbos haber, ir, hacer y ser, que tienen entre los cuatro 11 900 consultas, probablemente relativas a su ortografía o su conjugación. Quizás se acerca un poco más a la realidad cotidiana la preocupación de los usuarios por el significado o la ortografía del verbo cancelar, que tiene en el español dominicano la acepción ‘despedir a un empleado’ y que suma 1987 consultas. Las 1855 consultas del sustantivo género están, sin duda, relacionadas con la preocupación por el lenguaje inclusivo y por la defensa de los derechos de las mujeres. El sexo y la cultura casi van a la par: 1642 y 1524 consultas respectivamente.

El análisis de las palabras más buscadas por los hablantes nos habla mucho de nosotros, de nuestros intereses y de nuestras dudas relacionadas con las palabras que los expresan. Las palabras que nos han servido de ejemplo hoy son las que los hablantes escriben correctamente cuando las buscan. Más sorpresas aún nos deparan aquellas que escribimos mal en el buscador de la RAE. Las dejamos para las próximas semanas.

 

¿QUÉ NOS ENCONTRAMOS?

20 / 08 / 2019

El diccionario, si es bueno, es una constante fuente de información para los usuarios, incluso cuando no encontramos lo que buscamos. Enclave RAE nos proporciona datos sobre las consultas en línea del Diccionario de la lengua española. Escribimos la palabra que queremos consultar. Aunque el buscador nos asiste con las aproximaciones más plausibles y con un lematizador avanzado, si cometemos un error ortográfico, nos indica que la palabra no está registrada en el diccionario.

Los errores en el uso de la tilde impiden que los usuarios dominicanos tengan resultados en sus búsquedas de los términos ética (389) o utopía (300). Una de las palabras más consultadas por los dominicanos es el adjetivo espurio, que hemos consultado sin éxito en 1027 ocasiones por haberla escrito *espureo, tratando de corregir, cuando no toca, nuestro más que habitual antihiatismo. Varios errores ortográficos, y alguno también relacionado con la ultracorrección de nuestro seseo, provocan las 486 consultas fallidas de *excibicion. Estos datos nos demuestran que una buena ortografía también es útil para buscar con éxito en el diccionario.

Algunas búsquedas sin resultado tienen relación con palabras usuales en nuestro lenguaje diario, pero que el DLE, como diccionario de norma, no registra. Los casos más evidentes son los verbos eficientizar y aperturar, consultados 407 y 355 veces respectivamente. Creo que no necesitan explicación las 388 consultas de *morido.

PEQUEÑAS EXCUSAS

27 / 08 / 2019

La tarde de mi ingreso en la Academia Dominicana de la Lengua le dediqué mi discurso al primer diccionario monolingüe del español; quería compartir el placer de leer diccionarios como si de novelas de aventuras se trataran. Tanto disfrutamos aquella tarde que Inés Aizpún me propuso encargarme de una columna semanal en Diario Libre sobre temas lingüísticos con la condición de que mantuviera el tono desenfadado de aquella tarde académica. Nació así esta columna.

Lo que me parecía que iba a ser una asignación de corto aliento, por aquello de que a pocos parece interesarles la corrección lingüística, si nos atenemos a lo que nos toca oír y leer todos los días, se ha consolidado con los años, gracias a la difusión de Diario Libre y, sobre todo, gracias a los lectores.

Mi nuevo libro, De la eñe a la zeta, recopila más de cuatrocientas Eñes como pequeñas excusas para compartir con mis lectores mi pasión por nuestra lengua.

Hay pocas cosas tan apasionantes como buscar ese destello que transforma la dificultad y la aridez de los temas lingüísticos en una explicación curiosa o sorprendente, capaz de atraer el interés o de despertar la emoción de los lectores.

En las páginas de este libro tienen un repaso azaroso por dudas ortográficas o gramaticales, con algún que otro boche; un repaso azaroso por usos léxicos dominicanos, y no solo dominicanos; muchos diccionarios, algunas aficiones literarias y algunas curiosidades de nuestra lengua y de nuestra relación con ella. Me conformo con que su lectura aporte a que seamos conscientes del valor que representa para nosotros el buen uso de la lengua.

EN VISTA DE QUE LA RAE NO SE PLIEGA A NINGUNA PRESIÓN AUTORITARIA, SON NUMEROSAS LAS INSTITUCIONES QUE INTENTAN LEGISLAR Y CENSURAR POR SU CUENTA

Columna: Javier Marías

Nos hartamos de repetirlo todos sus miembros, del más veterano al más reciente: la Real Academia Española o RAE no manda ni impone nada; no obliga, prohíbe, castiga ni multa. No está facultada para hacerlo y además no quiere. Es probablemente la institución más liberal de cuantas hay en este país profundamente antiliberal. A lo sumo recomienda, orienta, aconseja, avisa de que tal o cual término son peyorativos o vulgares o despectivos. Indica simplemente lo que es correcto gramatical, sintáctica y ortográficamente, pero nadie se ve forzado a hablar ni a escribir según esa corrección, que ni siquiera dicta la propia RAE, sino el uso centenario de la lengua. Si no hay un mínimo acuerdo básico, no nos entenderíamos y el idioma se tornaría inservible. Aun así, cada cual es libre de decir y escribir lo que quiera y como quiera, de emplear el vocabulario que le plazca, desde el exquisito hasta el malsonante y soez. Eso no está penado todavía, por fortuna. Sin embargo, demasiada gente pretende lo contrario, que la RAE ejerza de policía, que censure el diccionario, que elimine palabras o acepciones, que añada otras a capricho de cada colectivo o individuo con ínfulas, que se dedique a una labor represiva. Como si tuviera capacidad o voluntad para ello; no las tiene en absoluto.

En vista, así pues, de que la RAE no se pliega a ninguna presión autoritaria, son numerosas las instituciones que intentan legislar y censurar y reprimir por su cuenta. Son conocidas, por ejemplo, las directrices que con frecuencia lanzan la Junta de Andalucía o Comisiones Obreras, y aun el Congreso, que decidió que los castellanohablantes teníamos que decir Girona, Lleida y A Coruña, aunque viniéramos llamando secularmente a esas ciudades Gerona, Lérida y La Coruña. Ninguna institución posee la menor autoridad para dictaminar nada —aún menos para imponer— en materia de lengua. Pero todas se la arrogan con intolerables intrusión y soberbia.

Ahora se ha ido aún más lejos, por parte de Ada Colau y su Ayuntamiento de Barcelona, que han impreso 62.000 ejemplares de una Guía de Comunicación Inclusiva para construir un mundo más igualitario (menudas pretensiones). Está destinada sobre todo a las empresas que aspiren a contratar o a concursar, a trabajar con dicho Ayuntamiento. El paso más lejos consiste en que aquí se obliga a tales empresas a utilizar los vocablos estúpidos y ridículos que se les han ocurrido a Colau y a su equipo. Y, si no se someten, se las castiga privándolas de oportunidades y beneficios. Eso sólo lo hacen las dictaduras más intransigentes: en el III Reich, si alguien saludaba con “Buenos días” o “Alabado sea Dios” (un religioso) en vez de con el preceptivo “Heil Hitler!”, se lo multaba o detenía por “desafecto”. Y una vez detenido en aquel régimen, uno podía acabar rápidamente en una fosa… Una de las órdenes más pintorescas de esta Guía de Colau es que se eviten términos como “demente”, “loco” o “trastornado”, así que no sé cómo decir que el panfleto en cuestión me parece obra de dementes, locos y trastornados. Según él, “no hay nadie normal, sino que todo el mundo es diferente”. No se debe decir “estoy depre” porque eso trivializa la depresión, sino “tengo el día triste”. Según él, “las razas no existen, el racismo sí”, que viene a ser tan estulto y —sí— trastornado como afirmar que “no existen los machos, el machismo sí”, o que “los sexos no, el sexismo sí”. Según él, el desdoblamiento hoy tan pelmazo (“los trabajadores y las trabajadoras”) también es “excluyente”, porque “excluimos a las personas que no se identifican como hombre o mujer”. No hay que hablar de “madres solteras”, pues puede resultar discriminatorio mencionar el estado civil “cuando la persona no tiene pareja”. “Abuelo, abuela” son inadmisibles como apelativos irónicos o cariñosos, ya que muchas “personas mayores” carecen de progenie. Y nada de “cambio de sexo”, eso se llama “operaciones de afirmación de género” (cuando en español “género” y “sexo” no son, o no solían ser, sinónimos). Olvídense de la milenaria pero “irrespetuosa” “hermafrodita”, de “minusválido”, “inválido”, “cojo”, “sordo”, “ciego” y hasta “invidente”. Todos esos son “personas con discapacidad física” o “con movilidad reducida” o “con ceguera”. Francamente, entre “ciego” y “con ceguera” veo la misma diferencia que entre “inteligente” y “con inteligencia”; claro que este último concepto le es desconocido a Colau, no la ha tocado jamás. Para ella y su equipo es insultante decir que uno “compra en un chino” o “en el paki”, y proponen algo tan inespecífico como “comprar en la tienda” (se han roto el cerebro). Ignoran que “moro” y “mauritano” (condenan la primera palabra y predican la segunda) significan exactamente lo mismo. Absténganse ustedes de espetarle a nadie “Que te den” e inclínense por el vetusto “A freír espárragos”; y nada de “mariconadas”, sino “tonterías” (otra vez rotos los sesos). Inaceptables “inmigrantes” y “emigrantes”, son todos “migrantes”, como las aves. La Guía es un inagotable y fascinante compendio de imbecilidades. Búsquenla y díganme si es obra de gente cuerda, tolerante, democrática, “igualitaria” y respetuosa de las libertades. El lema parece ser: “Si la RAE no oprime, que le den. Vamos a oprimir nosotros”.

Periódico El País, 21 jul 2019 

Entrevista a María José Rincón

Por Emilia Pereyra 

  

María José Rincón: “A los académicos se nos critica que seamos cascarrabias y regañones”

La lingüista, que acaba de publicar el libro “De la eñe a la zeta”, también defiende el español dominicano.

La conocida lingüista María José Rincón defiende el español dominicano y sostiene que se trata de un idioma heredado desde hace muchísimos siglos que se debe aprender a valorar.

Ella, miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua, es una ardorosa defensora de la lengua española y acaba de publicar el libro “De la eñe a la zeta”, que compila columnas que ha divulgado en Diario Libre durante varios años.

En ese contexto se realiza esta entrevista en la que Rincón da cuenta de su pasión por la investigación lingüística, de su interés por compartir los conocimientos sobre el tema y llama la atención acerca del respeto que debe prevalecer en el uso  del español dominicano. “Siempre con la idea de que aprendamos a valorarlo, porque siempre lo que oímos es la crítica, pues también me gusta poner mi granito de arena para que tengamos ese poquito de autoestima lingüística y siempre lucho por la vigencia de la lengua española”, dijo.

— ¿Qué significa la publicación de este libro para usted?

 Significa reivindicar el papel que tenemos los investigadores y la responsabilidad que tenemos en la divulgación de la lengua. Cuando uno es investigador y se dedica a investigar se encierra en su mundo porque la labor es incompatible con el ruido, con el tumulto, con la conversación. La labor de investigación es generalmente individual o en equipo, pero muy cerrada. Pero todo los que hemos tenido la suerte de dedicarnos a investigar le debemos un poco a la sociedad que nos ha permitido divulgar esas cosas que estudiamos, que investigamos, que descubrimos.

Entonces, publicar columnas que se han leído a través de un montón de años semanalmente en las columnas de un periódico gratuito, de muchísima difusión, significa que me siento orgullosa de haber mantenido esa esfera de la divulgación… Es decir, no te quedes encerrada, transmite un poco de los conocimientos que has conseguido con esa investigación.

 — Es una lingüista muy vinculada a la época también, que divulga a través de las redes sociales y todo eso. ¿Qué reacción tiene la gente cuando entra en contacto a través esos medios?

 Lo primero que sientes, sobre todo cuando dices que eres académica, es que la gente tiene la imagen del académico varón y viejo. Entonces, ‘pero ¿usted es académica? ¿Usted escribe en Twitter?’. La primera reacción es como de incredulidad. Creo que descoloco un poco al público, pero una vez que uno entra en contacto y la gente pierde ese sentimiento de lejanía que la gente tiene con la academia se recibe muy bien y a veces se nos exige que seamos lo que también se nos critica. A los académicos se nos critica que seamos refunfuñones, cascarrabias, regañones, que damos muchísimos boches y que estamos siempre corrigiendo. Pero al mismo tiempo, cuando no lo hacemos así, porque yo no soy mucho de eso (si doy un boche la ironía está más que el boche) nos exigen que corrijamos, que nuestro papel es corregir y que necesariamente tiene que ser eso: corregir, regañar y dar ese boche de lo que tú estás haciendo mal, porque ese es el papel que se le asigna a la academia. Ya la academia, desde hace muchos años, no se dedica a corregir. Ya la academia se dedica a aconsejar lo que se considera más propio de los buenos hablantes, y también eso tiene que ver con la divulgación y las redes sociales ayudan porque acercan a los lectores y a los usuarios de las redes al contenido, que a veces se cree que está en un libro serio, en un libro gordísimo que da mucho trabajo leer y que no entendemos.

¿Qué se le puede aconsejar a los hablantes cibernautas en la actual coyuntura?

Se le puede aconsejar que cuando uno habla o escribe, independientemente del medio que utilice, la corrección es esencial. Hay que tener, primero, respeto por la lengua y después (no sé si en ese orden) respeto por el lector o por el oyente. Tú tienes que considerar a la persona que te va a leer. La corrección lingüística es un tema de respeto de tu propia herramienta lingüística, de respeto por tus lectores y de respeto por el contenido que estás transmitiendo. Si tú no valoras tu contenido como para transmitirlo correctamente le pierdes el respeto a lo que estás haciendo como profesional. El primer consejo que se debe dar es: respeta la herramienta que estás usando y si te vas a comunicar con el lenguaje, y no tienes otra vía de comunicación, tienes que respetar y conocer el lenguaje, y lo primero es respetar la herramienta lingüística.

¿Y todas esas palabras que se están creando en redes sociales o que se está deformando?

 Esto está bien. El lenguaje está vivo y tiene que ser así. En lenguaje, además, no se analiza simultáneamente a lo que está pasando porque es un organismo vivo. El lenguaje se comienza a analizar después de que pasó. ¿Cuántas de esas palabras van a perdurar dentro de diez años? Probablemente muy pocas. Pero eso ha pasado en todas las épocas del lenguaje. Los hablantes crean y desechan, crean y desechan y solamente muy poco de eso que se crea permanece a lo largo del tiempo. Entonces hay que dejar pasar el tiempo, dejar que se asiente y ver cuánto de eso va a permanecer.

No hay que desgarrarse las vestiduras por nada de la lengua porque la lengua es la vida y si deja de adaptarse a lo que los hablantes necesitan pierde sentido. La lengua no es de nadie. Es de todos al mismo tiempo. Claro, hay mucha responsabilidad de los que somos buenos hablantes y de los que hemos tenido la ventaja, la suerte en la vida, de habernos podido dar una formación correcta. Tenemos la responsabilidad de defender lo que es correcto y defender los buenos hablantes porque servimos como modelo. Pero fuera de eso hay que dejar que la lengua fluya. Hay que dar cuenta de lo que está pasando. La parte de la investigación registra lo que pasa sin meterse en si eso es correcto o incorrecto. La academia aconseja por dónde va el camino de los buenos hablantes, pero a la lengua hay que dejarla vivir y sobre todo dejarla que repose y analizarla después del reposo, y ya después, cuando los hablantes te pidan consejos de qué es lo correcto o lo incorrecto, entonces sí dar tu opinión.

 —Como conoce el español dominicano y ha trabajado en el “Diccionario del Español Dominicano”, ¿puede evaluar un poco la manera en que nos comunicamos?

 Lo primero es que hay, con nuestra forma de hablar, mucho desconocimiento. A veces valoramos negativamente rasgos que compartimos con muchísimos millones de hablantes y decimos los dominicanos si hablan mal porque los dominicanos nos comemos las eses. Nosotros decimos la erre por la l y masticamos… Eso mismo lo hacen casi 400 millones de hispanohablantes. Eso no tiene que ver con ser dominicano, con ser colombiano, con ser español. No tiene que ver.

Hablantes buenos los hay en todos los países y malos hablantes, desgraciadamente muchos, los hay en todos los países.

Ahora, nuestra forma peculiar de hablar el español, nuestra variedad dialectal, es igual de válida como cualquier otra y tiene unos rasgos, muy pocos rasgos propios, exclusivos, y muchos rasgos compartidos con otras variedades. Por ejemplo, el ceceo; por ejemplo, el yeísmo; por ejemplo, esa neutralización que llamamos de la err y la ele en la posición final de sílaba y final de palabra; la aspiración de la ese al final de palabras, incluso llegando a cero fonético. Es decir, llegamos a eliminar la ese en determinados contextos. Eso existe en el español desde que el español se trasplantó de España a América. De hecho, nosotros lo hacemos así porque los hablantes que vinieron en esos barcos, en las primeras etapas, venían de una determinada variedad dialectal que ya tenía esos rasgos. Es decir, no lo hemos hecho aquí; no son errores; no es mala forma de hablar. Es un idioma heredado desde hace muchísimos siglos que debemos aprender a valorar. Ahora otra cosa diferente es usar mal la gramática; eso no forma parte de la variedad dominicana, la pobreza léxica, eso no forma parte de la variedad dominicana. Eso no se lo podemos achacar a que los dominicanos hablamos así. Eso tenemos que asumirlo como responsabilidad propia de cada uno de nosotros. Si uno tiene pobreza léxica no es porque en el país hay pobreza léxica. Es porque uno no cultiva su léxico.

¿No hay que echarle la culpa, por ejemplo, al Ministerio de Educación, por ejemplo?

 Sí. Sin dudas. No solo es la culpa de Educación, pero la formación es fundamental, no solo aquí sino en muchos sitios. La formación en lengua española está perdiendo muchísima calidad, no solo porque los que forman son los profesores y a los profesores no los han formado con calidad y por lo tanto son cada vez más contado los profesores que son buenos hablantes. El profesor es modelo de muchísimas cosas, pero sobre todo es modelo de hablante. Si el profesor no demuestra cómo se habla bien, el niño no tiene oportunidad, saliendo de su entorno vital, de oír a alguien hablando bien. Y el lenguaje se aprende oyendo y se aprende por mímesis, se aprende por imitación. Uno imita los buenos hablantes. Te tienen que enseñar a respetar el lenguaje correcto, para que tú aspires a imitarlo. Además de eso, la lectura. Las carencias de lectura son extraordinarias. Pero las carencias de lectura de nuestros niños son las carencias de lectura de nosotros mismos. ¿Por qué unos hijos leen y otros no? Porque los padres no leen. Si los hijos no ven leyendo a los padres, los hijos no van a leer. Si los niños no ven leyendo a sus profesores los niños no van a leer, porque la lectura es un hábito y no hay nada mejor para una buena dicción, para una buena escritura, para una buena ortografía, para una buena forma de hablar en público que leer. Leer cosas correctamente escrita, correctamente editadas.

La formación tiene una responsabilidad grandísima, pero no es la formación de ahora. Es la formación de los profesores que están formando ahora y por ahí es que creo que hay que empezar, por mejorar la formación de los docentes.

¿Cómo se logra ser un buen hablante?

 Es complicado. Primero, ¿se llega a considerar ser un buen hablante? Bueno, yo me considero aspirante a buen hablante, porque siempre uno está aprendiendo. Pero, trucos, trucos para mejorar nuestra forma de hablar. Sin dudas, la lectura. Si el hablante es oral, si quieres mejorar tu forma de hablar, de expresarte oralmente, leer y leer en voz alta es una de las mejores recetas. ¿Por qué? Porque leyendo en voz alta mejoras tu dicción. Te tienen que entender lo que estás leyendo. Entonces, tratas de cambiar tu ritmo de lectura. Nosotros siempre hablamos muy rápido. Leemos un poco más lento. Entonces la lectura nos acompasa la forma de hablar.

En cuanto a la calidad del hablante, bueno, eso va un poco con el estilo, también con la escritura, pero fundamentalmente debemos conocer las reglas gramaticales básicas, que no las conocemos y eso sí tiene que ver con la formación y sobre todo el volumen del léxico. Cada vez empobrecemos más nuestro léxico y a veces no es tan complicado. A veces es poner una meta. A veces es a aprender a consultar el diccionario, a sacarle partido. A veces, es diversificar nuestras lecturas. A veces es simplemente demostrar un poco de interés por decir lo que exactamente queremos decir porque ahí está lo que nosotros defendemos tanto que es la propiedad en el habla, y la propiedad en el habla tiene que ver con usar la palabra adecuada para lo que quieres expresar, porque al fin y al cabo la idea de hablar es que el otro te entienda y la idea hablar es que el otro entienda exactamente lo que tú quieres decir, pero es que a veces no estás diciendo lo que crees que estás diciendo porque no sabes elegir la palabra correcta. Lo mejor para un hablante es ampliar el vocabulario y todo eso no tiene una receta mágica. Eso es lectura, lectura y muchísima lectura.

Volviendo al libro, ¿cómo hizo la selección de los textos?

 Sí, se han publicado desde el 2010. Son columnas semanales. Hay una parte de consulta de los hablantes. Hay hablantes que se preocupan y preguntan. Hay temas que de repente se ponen en el candelero, cuando hablamos de formación o de determinado personaje público que dijo determinada palabra que se considera errónea o no. Las decisiones que toma la academia tienen mucha repercusión sobre todo cuando no hay otras noticias, porque a veces las noticias sobre la lengua son como de relleno, (se publican) cuando no tenemos otra cosa de qué hablar, y de repente surge: ‘La academia hizo una actualización y eliminó del idioma español 2,000 palabras’, y todo el mundo con las manos en la cabeza. Dos mil palabras que nunca nadie usó. Ninguno de esos que se puso las manos en la cabeza las usó ni sabe lo que significan, pero la culpable es la academia que ha eliminado del lenguaje dos mil palabras cuando no es verdad, evidentemente. Todos esos saltos sobre la actualidad dan muchas ideas para la columna. Pero también me gusta que todo tenga un equilibrio. Yo también me precio de que no he repetido nunca tema. Claro, evidentemente sobre las comas he hablado muchas veces porque surgen muchas dudas cuando uno escribe, y entonces hablo muchas veces de las comas en distintos contextos. Trato de equilibrar léxico con ortografía, ortografía con obras nuevas que nos pueden ayudar a consultar. (Escribo) muy poquito de literatura porque respeto mucho que el tema sea siempre ortográfico o gramatical.

Hablo del español dominicano siempre con la idea de que aprendamos a valorarlo, porque siempre lo que oímos es la crítica, pues también me gusta poner mi granito de arena para que tengamos ese poquito de autoestima lingüística y siempre lucho por la vigencia de la lengua española.

¿Qué uso quisiera que hicieran los lectores de su libro?

 Que lo pongan en la mesita de noche, para que lo consulten. Yo siempre digo: ortografía y diccionario en la mesita de noche o en la mesa de trabajo. ¿Por qué? Porque al fin y al cabo todos trabajamos y vivimos con la lengua. Entonces, si la usamos mejor le sacamos mejor partido. Entonces, solo se mejora con la consulta y la consulta es la del diccionario y la de la ortografía para empezar. Eso debería estar a la mano de todos los profesionales que trabajamos con el lenguaje que somos casi todos y este libro ayuda porque tiene un tono que no es académico, es un tono más irónico, más de humor. Porque así nació realmente cuando Inés Aizpún me propuso que escribiera la columna (en Diario Libre). Yo di un discurso de ingreso a la Academia Dominicana de la Lengua como miembro correspondiente precisamente en el 2010, y en ese discurso nos reímos tanto, y al fin y al cabo estábamos hablando de diccionarios. Y cuando salimos Inés me dijo: ‘Hacía tanto tiempo que yo no me reía tanto en una actividad académica’. Fue muy divertido. Yo creo que los diccionarios nada más me resultan divertidos a mí, pero soy capaz de transmitírselo a los demás. Y todo el mundo se río muchísimo. Entonces Inés me dijo: ‘¿Serías capaz de escribir una columna de ortografía, pero con ese tono de humor, de diversión, con ese tono de ironía?’. Yo le dije: ‘Bueno, vamos a intentarlo’, y creo que salió. Me ayuda mucho mantener el tono. Si uno lo va leyendo (el libro), releyendo en pequeñas dosis, uno va a aprendiendo, resolviendo dudas, reforzando conocimientos y divirtiéndose un poco, porque algunas (columnas) sí que dan un poquito de risa.