Desatinos lexicales de comentaristas, reporteros y otros

Por Tobías Rodríguez Molina

Por la abundancia de palabras sinónimas, que no tienen que ser sinónimas en todos los contextos, y por la gran cantidad de grupos de homónimos y homófonos existentes en nuestra lengua, y también por desconocimiento de términos que uno no conoce a la perfección y que a veces se ve tentado a emplear, puede caer en la impropiedad léxica, que podríamos llamar “desatinos lexicales”. Esa falta de propiedad de algunos usuarios que se desenvuelven especialmente  en nuestros medios de comunicación la veremos en las líneas que siguen.

-Hace unos días sintonicé la Z101. En ese momento entrevistaban a la politóloga Rosario Espinal. Ante una pregunta que le formularon, la especialista emitió su opinión sobre los precandidatos presidenciales del PLD, y sin pérdida de tiempo, un comentarista de esa emisora afirmó: “Yo concurro con Rosario en eso que ella plantea.”  ¿Qué quiso decir el aludido comentarista al expresar “yo concurro”? Quizás “yo corroboro” o “yo concuerdo” o “yo estoy de acuerdo”  o “yo sostengo la misma opinión que” o  “yo sostengo el mismo parecer que” o “yo coincido”. Yo sostengo la opinión que, aunque ese verbo  ”concurrir” es sinónimo  de corroborar, concordar, coincidir, sostener la misma opinión o el mismo parecer, en el contexto cultural dominicano, y en la  transmisión de un programa radial para un público no necesariamente con una gran riqueza léxica, debió haber empleado preferentemente uno de esos verbos sinónimos para darse a entender mejor.

-Una comunicadora de un canal capitalino, haciendo referencia a la entrega de unos tinacos a una comunidad de La Línea, emitió el siguiente comentario: “Con la entrega de esos tinacos están “paleando” la situación de escasez de agua de esa comunidad.” Ella usó ese gerundio contagiada por el verbo “palear” que había sido  usado en la noticia objeto del comentario. En la noticia debió emplearse el verbo ”paliar” y ella usar el gerundio “paliando”, ya que no estaban “paleando” o  usando una pala para echarle tierra o piedras a la escasez de agua, sino “paliando” o atenuando el problema de la escasez de agua.

-Un reportero de AN7  informó al canal y a los oyentes que “La casa fue revolvida completamente por los delincuentes que acudieron al lugar del siniestro.” A ese profesional de la comunicación debería obligársele a tomar un curso sobre la conjugación de los verbos del español. Así no dirá jamás ni revolvida ni envolvida ni resolvida, sino “revuelta”, “envuelta” y “resuelta”.

-Mientras  leía un diario de circulación nacional, me encontré con un verso de un poema de alguien (un poeta) de nombre Dionicio Hernández. Así dice el verso: “Y tu cause lacerado tiene la sonrisa apagada.” Este poeta está haciendo referencia a un río que se muere, que se extingue… y, en vez de decir “tu cauce lacerado”, escribió “tu cause lacerado”. Es cierto que en el habla dominicana pronunciamos esas dos palabras de forma idéntica, es decir, las hacemos homófonas, pero en la escritura tenemos que escribirlas diferenciándolas por la “c” y la “s”.  El cauce es un sustantivo y expresa el lecho de un río, mientras que cause es un verbo conjugado en presente del subjuntivo, y que  proviene del verbo causar, que significa producir o provocar algo.

-Hace unos días, buscando información para documentarme mejor para el desarrollo de un tema que iba a  iniciar, me encontré con esta definición. “Los pronombres indefinidos son  una clase de palabras con valor de adjetivo, pronombre o adverbio que dan al nombre diferentes valores.” Peor desatino que este de usar el término “pronombre” en ese contexto es difícil de encontrar. Porque si una palabra es  pronombre, no puede adquirir el valor de adjetivo y de adverbio y también de pronombre  si ya es pronombre.

-Un diputado danilista, antes de la elección del nuevo presidente de la Cámara de Diputados, externó la siguiente opinión: “Hubo un acuerdo hecho por el Presidente del PLD y el presidente  Danilo Medina y el Comité Político y en función de eso le toca ocupar la presidencia de la Cámara de Diputados a Demóstenes Martínez.” ¿Se puede emplear el término “función” en ese contexto? ¿No les parece que la palabra más adecuada es “razón” o la expresión “como consecuencia de eso”?

-Le oímos decir a un comentarista de un canal de Santiago lo siguiente reflejando con ello una gran pobreza o confusión lexical: “En la última sección celebrada por el Concejo Edilicio del Ayuntamiento de Santiago, se discutieron asuntos muy importantes para la comunidad.”  El término propio a usarse aquí es sesión, equivalente a reunión. Existen tres términos que en el habla  y aun en la escritura  pueden inducirnos a un vergonzoso desatino si no tenemos cuidado al usar nuestro español; esos términos confundidores  son “sesión”, cesión” y “sección”.

-Un titular de CDN aparecido hace unos  días fue redactado como sigue: “Comisión Nacional de los Derechos Humanos presentará congreso en honor de Jesús Adón.” Sin dudas que quien elaboró el titular tenía en su mente, bastante  confundido, que un video, una película, una obra de teatro y un congreso se presentan a un público. Pero debe quedar claro que un congreso no se presenta, no se ofrece a un público asistente, sino que hay un grupo de entendidos o relacionados con  un área  del saber o del quehacer y con intereses comunes, que no son expectantes, sino participantes  activos y realizadores parciales de la actividad.  Así que un congreso no se presenta, sino que se celebra, se lleva a cabo, se desarrolla, se realiza. Es posible sí que ese congreso que se realizará le sea dedicado o celebrado en honor de Jesús Adón.

-Me sorprendió lo que escuché de  un reporte transmitido por  un importante canal de la capital dominicana. Lean el desatino en que se incurrió: “Una mujer apareció amordazada de pies y manos…”. Uno tiene entendido que  la mordaza se pone en la boca, según nos lo dice el diccionario de la RAE,  y que las  manos   se maniatan o se atan y las piernas  se amarran o se atan, y no se  maniatan. El reporte o el reportero debió  haber dicho: “Una mujer apareció atada o amarrada de pies y manos…” (Google: maniatar).

Como pudimos ver, encontramos desatinos en abundancia en muchos de los que nos mantienen informados del acontecer nacional y que deberían ser modelos a seguir en el empleo de la lengua que moldea nuestra cultura. Se impone, pues, un mayor cuidado y esfuerzo de parte de esos informadores y comentaristas.

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