Boletín núm. 192 de la Academia Dominicana de la Lengua (agosto de 2022)

Este boletín contiene estudios, crónicas, reseñas, cartas y temas lingüísticos y literarios.

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Empleo de las variantes de los pronombres de la tercera persona gramatical

Por Rafael T. Rodríguez Molina

 

A muchos usuarios de la lengua española se les dificulta el buen empleo de algunas variantes o variaciones de los pronombres gramaticales, especialmente las correspondientes a los pronombres de la  tercera persona gramatical. Esos pronombres de la tercera persona gramatical  son: para el singular, él, ella y usted; y para el plural, ellos, ellas y ustedes. Ejemplo para el singular: El (ella, usted) canta una canción. Ejemplo para el plural: Ellos (ellas, ustedes) cantan una canción. De esos pronombres de la  tercera persona  gramatical es de donde surgen sus  variantes.

Antes de continuar, creo conveniente aclarar que los nombres (=sustantivos) pueden desempeñar diferentes funciones, como son las de sujeto, complemento, objeto indirecto, vocativo, objeto directo y  circunstancial. Igual pasa con los pronombres. Pero es bueno aclarar que los pronombres desempeñan la función de sujeto. Así, los sujetos de la  tercera persona  son “él,  ella, usted” (singulares) y “ellos, ellas, ustedes (plurales). Las variantes son las que desempeñan las demás funciones mencionadas: complemento, objeto indirecto, vocativo, objeto directo y circunstancial.

Ahora bien, como en este artículo solo se abordarán las variantes de la tercera gramatical, tanto en singular como en plural, a continuación nos concentraremos en ellas.

Para las funciones de objeto indirecto solo existen “le” cuando el referente (el que recibe  el daño o beneficio de la acción verbal) es singular; y “les” cuando el referente es plural. Ejemplo con referente singular: A la joven  “le” enviaron un regalo; y Al joven “le” enviaron un regalo.

Ejemplo con referente plural: A los jóvenes “les” enviaron un regalo (o varios regalos); y A las jóvenes “les” enviaron un regalo (o varios regalos). Observar que en la variante de  objeto indirecto no se da la concordancia de género, sino solo la de número. Esa es la razón por la cual el ser masculino o femenino no hace cambiar el “le” o el “les”. (Ver los ejemplos que aparecen en este mismo párrafo).

Pasemos ahora a la variante con función de objeto directo (o complemento directo como también se le suele denominar). Hay que aclarar que las variantes de objeto directo hacen referencia o sustituyen al objeto directo de un verbo transitivo. Veamos:

a) De “él”: singular “lo”. Ejemplo: Yo leí el libro con mucho entusiasmo= Yo “lo” leí con mucho entusiasmo.

b) De “él”: plural “los”. Ejemplo: Yo leí los libros con mucho entusiasmo= Yo “los” leí con mucho entusiasmo.

c) De “ella”: singular “la”. Ejemplo: Mildred leyó la novela con mucho placer=Mildred “la” leyó con mucho placer.

d) De “ella”: plural “las”. Ejemplo: Mildred leyó las novelas con mucho placer=Mildred “las” leyó con mucho placer.

e) De usted: singular “lo”. Ejemplo: Juan “lo” observó cuando usted entró a la casa.

f) De usted: plural “los”. Ejemplo: Juan “los” observó cuando ustedes entraron a la casa.

Observemos que  la concordancia es la misma, en el objeto directo, para él (a) y b)) y para usted (e) y f)).

Fijémonos también que en esta  variante de objeto directo se da la concordancia tanto de género como de número. Pero esa concordancia sucede entre la variante y el objeto directo sustituido, no entre el sujeto y el objeto directo, como algunos usuarios pudieran creer.

La anterior explicación se ha presentado en forma esquemática, pero para  una mayor comprensión de la temática que estamos tratando, les presento la explicación en forma de párrafos.

En el caso de “le” y “les”, se trata del objeto indirecto; esas dos variantes dependen o hacen referencia al receptor del daño o provecho expresado en la acción verbal. Ejemplos: a) Le di un golpe al gato sin querer; b) Les di un golpe a los gatos sin querer; c) Le transmití a él el mensaje referente a su excelente libro de poemas; d) Les transmití a ellos el mensaje referente a sus excelentes libros de poemas. Al tratarse de ella, se usará “le” para el singular. Ejemplo: Le hice un rasguño a ella. Para ella en plural, se empleará “les”. Ejemplo: Les hice un rasguño a ellas. En el caso de usted, se empleará, al igual que en el caso de él y ella, “le” para el singular, y “les” para el plural. Ejemplos: Le dije la verdad a usted; y Les dije la verdad a ustedes. Es decir, en sus variantes no hay concordancia de género, sino solo de número.

Si nos fijamos en las oraciones a) y c) aparecidas en el párrafo anterior, los receptores del daño o provecho son singulares, por lo cual la variante empleada en ambos casos es  la variante singular “le”. Al observar las oraciones b) y d), también contenidas en ese mismo párrafo, notaremos que quienes reciben el perjuicio o beneficio son seres plurales, razón por la cual la variante empleada  en esa dos oraciones  es “les”.

Pasemos ahora al uso de las variantes del objeto directo. En este caso se trata de las variantes de tercera persona gramatical con función de objeto directo (en latín llamado acusativo). Si el objeto directo (acusativo) es singular y  de género masculino, se debe emplear “lo”. Ejemplo: Ya Juan leyó el libro.  En ese ejemplo, el libro desempeña la función de objeto directo. Al sustituir “el libro” por la variante de objeto directo que le corresponde, tenemos de que decir o escribir: Ya Juan “lo” leyó. Si la oración tiene como objeto directo un plural de género masculino, como Ya Juan leyó los libros, al hacer la sustitución del objeto directo por la variante que le corresponde, diremos o escribiremos: Ya Juan “los” leyó.

Ahora bien, si el objeto directo es femenino, se usará “la” para la variante singular. Ejemplo: Ya María leyó la novela. Al substituir la novela por la variante de objeto directo femenino singular, diremos o escribiremos: Ya María “la” leyó. Pero si el objeto directo femenino es plural, se empleará “las”, que es la variante correspondiente al objeto directo femenino plural. Ejemplo: Ya María leyó las novelas. Al hacer la sustitución  del objeto directo, diremos o escribiremos: Ya María “las” leyó.

En el caso de usted, se usará “lo” para el singular. Ejemplo: Elsa lo vio cuando usted llegaba a su casa. Para el plural se empleará “los”. Ejemplo: Elsa los vio cuando ustedes llegaban a su casa. Si nos fijamos bien, notaremos que las variantes de la tercera la tercera persona gramatical “él” y “usted” son las mismas, y son “lo” para el singular y “los” para  el plural.

Es de esperarse que las explicaciones gramaticales y los ejemplos complementarios para una mayor comprensión de  la temática desarrollada en el presente artículo, contribuirán a que usted las  emplee, esas variantes, cada vez con mayor seguridad y, por lo mismo, con la corrección que demanda el empleo de nuestra lengua española.

Boletín núm. 191 de la Academia Dominicana de la Lengua (julio de 2022)

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Boletín núm. 190 de la Academia Dominicana de la Lengua (junio de 2022)

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Abundancia de fallos de puntuación en la novela «Distinguida señora»

Por Rafael T. Rodríguez Molina

 

Hace unos días salió publicado en las ciberpáginas de la Academia Dominicana de la Lengua, uno de mis artículos  titulado “Problemas para usar bien la puntuación”. En la introducción del mismo se afirmaba que emplear con acierto la coma, el punto y coma, el punto y otros signos de puntuación, era algo difícil para escritores de diferentes  tipos de texto, sean estos ya publicados u  otros corregidos por mí antes de ser publicados o guardados en el computador.

Leyendo la novela Distinguida señora, de la autoría de Carmen Imbert Brugal, he constatado que a la autora de esa novela se le presentan esas mismas dificultades, ya sugeridas,  que dan sustento a la afirmación de que  a los escritores les es difícil emplear acertadamente los signos de puntuación. Habría que precisar que eso sucede, preponderantemente, con los escritores que no han realizado la carrera de letras.

El presente  artículo se va a centrar en el mal  uso que esta autora hace de la coma, el punto y coma y el punto. Para eso voy a seleccionar y presentar una muestra de 5 fragmentos tomados de cinco páginas (la 21, 91, 161, 204 y 226) en ese mismo orden de aparición, de la segunda edición aparecida en el año 1997.

A continuación copio los fragmentos. Después de cada fallo, entre paréntesis colocaré las posibilidades de  corrección, aplicando las normas que nos ofrece la lengua española, y otros posibles usos no sugeridos por la misma,  para el uso  de los signos de puntuación. En algunos casos se sugerirá  algún ajuste sintáctico como elemento de corrección.

  1. Texto de la página 21: Juan fue conmigo a despedir a Montero, (el punto y coma es lo mejor que se debe escribir en vez de la coma, aunque es aceptable el punto) él se fue solo, (en este caso caben las posibilidades del punto y coma o una “y” en lugar de la coma) la familia iría después. Nadie habló camino al aeropuerto, (aquí  se puede emplear el punto y coma o  y en vez de la coma) llegando a la terminal lo abracé.

_No me abandones _fue mi despedida, (punto y coma o “y” en sustitución de la coma)  él correspondió tiernamente. Dijo algo que nunca debió decir en presencia de Juan.

_Dejé el dinero en el armario, (; es lo que debe usarse en vez de esa coma) con eso te defiendes, (aquí  usar punto y coma o punto en lugar de la coma) también están los documentos de la casa. Habla con Cabrera, (el punto y coma  estaría bien empleado en sustitución de la coma y también aquí se puede mantener la coma si se añade  pues a continuación de la coma) él tiene un trabajo para ti. Piensa en la oferta del puertorriqueño, (; en lugar de esa coma y también  se pueden poner los dos puntos [:]) quiere que tú bailes, pero ten cuidado. Lo que te dejo es suficiente para pagar las deudas.

Juan extendió la mano, (;  o “y” en sustitución de la coma caben muy bien como posibilidades de corrección de la coma) se miraron de manera muy severa y prejuiciada.

El regreso fue peor, (se puede escribir punto o punto y coma en lugar de la coma) Juan se burló de ese hombre y no solo eso, (; en vez de la coma sería una buena puntuación; también cabe la posibilidad de añadir “sino que” después de la coma) me confesó su odio agregando que no descansaría hasta verlo muerto o desacreditado.

No entendía, pero tampoco quería averiguar mucho, (en vez  de esa coma se puede emplear  el punto o el punto y coma)  aún escuchaba a Montero decirme lo del dinero y la casa, (esa coma puede ser sustituida por punto y coma; la coma  se puede mantener si se cambia eso por lo cual) eso sí era importante para mí.

  1. Texto de la página 91: Me aprendí las grietas de las paredes, los desniveles del piso, las manchas de la humedad, (se puede emplear punto y coma en vez de la coma, pero creo que el punto es preferible al punto y coma) conocía los calderos, las hojas de los árboles, los ruidos domésticos. Cuando el teléfono sonaba me espantaba, (en sustitución de la coma puede usarse punto y coma y también la “y”) leía los diarios desde el principio hasta el final, ( aquí es preferible el punto en vez del punto y coma en vez de la coma) amplié, gracias a esta lectura, el conocimiento de personajes otrora parte de mi cotidianidad, (en lugar de la coma pude usarse el punto y coma o  un punto) ahora no los veía pero sabía de sus fiestas, de sus ventas, de los matrimonios de sus hijos, de las compañías que constituían. Los hijos venían poco, (es mejor una “y” en vez de la coma) algunos se sentían culpables, no sé por qué, (el punto y coma o también el punto serían buenos sustitutos de la coma)  a otros realmente no les importaba lo que ocurría y no querían escuchar lamentos y especulaciones sobre situaciones que no conocían bien.

El dinero no faltaba, (se puede usar el punto y coma, pero se puede mantener la coma si se añade “pues” después de la coma)  Francisco había acumulado una fortuna que se sostenía sola, (en sustitución de la coma puede emplearse el punto y coma y, además,  el punto)  yo fui creando mi patrimonio  y servía de testaferro en muchas operaciones familiares.

  1. Texto de la página 161: ¿Estás ahí?

_Sí (, aquí falta la coma primera del vocativo viejo)  viejo, aquí mismo.

Con las camas separadas se convenció, después de pruebas esporádicas, que nada cambiaría y que (después de ese que debería ponerse una coma)  si preguntaba ¿estás ahí?   y  yo no respondía (después de respondía debería colocarse otra coma)  se debía al sueño y nada le impedía seguir roncando. Mientras se convencía, descubrí que podía levantarme, disfrutar la noche y regresar a dormir modosita y tranquila. Lo hice poco a poco, (en lugar de esa coma se debe emplear el punto y coma o también la “y”)  los encantos de mis fugas fueron múltiples. El asombro  de los sirvientes me limitaba un tanto, (lo  mejor es emplear el punto y coma aunque también pudiera emplearse el punto) no podían entender, ni aceptar, que la doña se sentara con ellos, pidiera café y después se instara al menos ofensivo  a buscar una cerveza.

Me sentían y suspendían la conversación, bajaban el volumen del radio, escondían los jarros y los potes con ron. Yo les pasaba de largo, (sería lo mejor  emplear “y” en lugar de la coma, aunque también pudiera emplearse el punto y coma)  me sentaba debajo de un inmenso árbol de mango a fumar y a beber tranquilamente. Después de evaluar el entorno, les advertí que podían continuar sus actividades sin preocuparse por mí. Nos fuimos integrando sin proposición previa,  (la mejor solución es sustituir  esa coma  por un punto y coma) el encargado de comprarme la cerveza rompió el hielo.

  1. Texto de la página 204: Decidió entonces hacer cambios importantes circunscritos a su particular manera  de gobernar. Usó lo que tenía a mano, (; en vez de la coma estaría bien, aunque pudieran usarse también los  dos puntos)  sepultó a ese tipo de funcionario de corte lacayuno, útil en la medida de su abyección y sus culpas, (pudiera mantenerse la coma si se añade “y” después de esa coma) siempre dispuesto a todo. Del mismo modo rescató de la vergüenza del desafecto a los golpeados, (el punto y coma debería sustituir la coma) los conocía, (es mejor quitar esa coma y en su lugar poner “y” o escribir punto y coma) le servirían gustosos y genuflexos. Todos aceptaban, no importando lo efímero de cualquier mandato, (; en lugar de la coma estará bien) entre estos estaba Francisco ya inane, a punto de convertirse en una acémila gracias al destierro en aquella zona mostrenca.

Sintió cascabeles en las manos cuando un sudado y ajado telegrama le anunciaba su designación como ministro sin cartera. Esta, la cartera, poco importaba, (aquí debe usarse punto y coma  en vez de la coma o  escribir “pues” después de la coma) estaría en el mismo corazón del poder escuchando los latidos del omnipotente. Contaba y recontaba su alegría, (añadir una “y” después de la coma mejor que cambiarla por punto y coma) cómo impactó en horas sus años de alegría en aquel erial, (preferible poner punto en vez de la coma o del punto y coma)  estaba pleno, (punto y coma en lugar de la coma) así lo sentí cuando me llamó.

  1. Texto de la página 226: El cabo Rodríguez lo recogió, (escribir “y” en lugar de la coma) lo llevamos hasta la habitación. No cerraba los ojos, ni dejaba de convulsionar, (en ese caso punto y coma en vez de la coma) intentaba tocarme, (mantener la coma y añadir pero) no podía. El tumulto llegó  hasta la escalera, (escribir punto y coma  o “y” en lugar de la coma) después desapareció entre frenazos, luces, chirridos de goma. El cabo y yo nos quedamos con el viejo, (punto y coma sustituyendo la coma) los hijos no estaban, (punto y coma puede emplearse  en vez de la coma o una ”y”  quitando la coma) el rubio los llamó, (lo mejor es emplear punto y coma  en sustitución de la coma) yo quise que el obispo estuviera. No podía ordenar los pensamientos, ((está bien usar el punto y coma en lugar de la coma; también se puede mantener la coma cambiando el siguiente “no” por “ni”)  no podía entender cómo todos desaparecieron, (punto y coma  en vez de la coma o añadir “ni” después de la coma) cómo nadie consideró pertinente permanecer, aunque fuera por cortesía, en la casa, y conocer el estado de salud del anfitrión. Estaba aterrada con mi indecisión, (mantener la coma si se añade “pues”) ¡era tan fácil llamar al médico!, (lo mejor sería quitar esa coma y en su lugar poner “y”) detener lo que yo había provocado. Pero realmente ¿quería yo sanarlo, evitarle complicaciones irreparables? Me ocupaba un sentimiento de misericordia desconocido, casi lindando con la culpa, (escribir un punto y coma o mejor quedaría usar un punto en lugar de la coma) entonces lloré, tranquilamente.

Esos son los cinco fragmentos tomados para sustentar mi afirmación  de que  hay  abundancia de fallos de puntuación en esa novela de esa distinguida autora dominicana. Creo pertinente decir que si se pone punto en lugar de la coma, la siguiente palabra debe iniciarse con letra mayúscula.

Ante ese panorama de la abundancia de fallos en el empleo de algunos signos de puntuación, como la coma, el punto y coma y el punto- y la ausencia de algunos elementos sintácticos-creo que pueden plantearse varias hipótesis sobre esa realidad. Veamos las hipótesis:

  1. La autora de la novela no buscó un corrector de estilo creyendo que no hacía falta porque ella sabía emplear bien los signos de puntuación. Probablemente, así se lo comunicó a la Editora Amigo del  Hogar y por eso ellos no corrigieron ni la  coma más elemental, como la que falta al vocativo intercalado que aparece en el fragmento 3.
  2. La autora buscó un corrector de estilo, pero no conocía la competencia del mismo y, al creer en la capacidad del corrector, confió en que este realizaría bien su trabajo. Por la presencia abundante de errores queda demostrada la incompetencia de aquel.
  3. La Editora Amigo del Hogar no tenía a alguien competente que revisara el material que le entregó la autora, aunque ya hubiera sido corregido por un buen corrector de estilo, ya que  es parte de la  responsabilidad  de una  editora entregar la obra  sin errores.
  4. No se explica cómo Amigo del Hogar dejó que fuera puesta en circulación esa novela con tantos fallos de puntuación.
  5. Carmen Imbert Brugal no le dio aunque fuera un vistazo rápido a su obra antes de la impresión definitiva, creyendo que no era necesario confiada en la competencia de la casa editora, en su propia capacidad o en la del corrector de estilo.
  6. La novelista quiso lucir una propia y novedosa  forma de puntuación para impresionar a los lectores de su obra.

No sabemos cuál o cuáles de esas hipótesis originaron la existencia de la abundancia de desaciertos al emplear muchos de los signos de   puntuación que aparecen en esa novela-según mi criterio de conocedor de la sintaxis española- y cómo la sintaxis  influye a la hora de aplicar las reglas referentes a  los signos de puntuación. Y cuando se vaya a publicar un texto suyo, no importa la importancia del mismo, sea humilde y realista y busque a un competente corrector de estilo, ya que emplear correctamente  los signos de puntuación es algo difícil que, por lo general, solo pueden realizar competentemente los que han realizado la carrera de letras o han hecho un curso de redacción y sintaxis de la lengua española con un competente profesor de ese idioma.

Boletín núm. 189 de la Academia Dominicana de la Lengua (mayo de 2022)

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Las figuras literarias en «Final del juego»

Por Rafael Tobías Rodríguez Molina

Para producir una obra literaria exitosa o bien lograda, se necesita manejar con acierto varios recursos, como la normativa acentual, una correcta puntuación, la sintaxis propia del idioma en que se escribe el texto, la ortografía de las palabras de acuerdo con las normas, la propiedad de las palabras empleadas (verbos, sustantivos, adjetivos), además del empleo de las figuras literarias en abundancia y bien logradas, que contribuyan a lograr el placer estético. Del recurso de las figuras literarias en Final del juego se tratará en el presente artículo.

Pasaremos a continuación a definir las figuras literarias. Según nos las definen en Internet y otras fuentes, son maneras no convencionales de utilizar las palabras para otorgarles belleza, expresividad o mayor vivacidad, con el objetivo de persuadir, sugerir o generar alguna emoción en el lector.

Las figuras  que serán presentadas  en este artículo son la adjetivación, el epíteto, la sinestesia, la comparación, la metáfora y la  prosopopeya o personificación. El nombre y el concepto de las mismas coinciden con los que empleábamos en el análisis que hacíamos de las obras literarias (cuento y novela), que les asignábamos a los estudiantes del español de primer año o ciclo básico, en las materias Español Uno y Español Dos ofrecidas por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra de la ciudad de Santiago, República Dominicana.

Vamos a definir esas cinco figuras literarias, tan abundantes y bien logradas por Julio Cortázar en su interesante obra Final del juego, al mismo tiempo que ofrecemos una cantidad considerable de cada una de ellas. Serán presentadas en orden de aparición, acompañadas de la página en que aparecen, para una mayor facilidad de búsqueda y ubicación.

  1. Adjetivación. Consiste esta figura en mencionar, asignándosela a un ser, una cualidad que realmente este posee. Ejemplos: “labios lívidos” (p. 22), “pelo empapado” (p. 24), “hotel sombrío” (p. 48), “estilo escueto” (p. 67), “fuerza grandiosa” (p. 68), “pasos lentos” (p. 75), “estrépito inconmensurable” (p. 129), “pedantería inofensiva”(p. 164),  “fidelidad amistosa” (p. 164), “verde mundo” (p. 169), “puerta blanca” (p. 225).
  1. Epíteto. Es la mención de una cualidad que no le corresponde al ser al que se le atribuye. Ejemplos: “gimnasia eufórica” (p. 16), “yanto estúpido” (p. 21), “inocente recurso” (p. 48), “aburrimiento mortal” (p. 55), “trabajo loco” p. 63), “romanticismo divino” (p. 66), “bondad infinita” (p. 72), “grito seco” (p. 74), “lumbre emocionada” (p. 75), “espanto lúcido” (p. 78), “sombras epilépticas” (p. 81), “grito seco” (p. 81),  “estúpidos prejuicios” (p. 89) “locura romántica” (p. 90),  “obstinados lugares” (p. 92), “espejo ciego” (.p. 95) , “época amarga” (p. 106) , “el vino triste” (p. 109),“ribera desnuda” (p. 167), “hastiada condenación” (p. 169), “tortura rígida”(p.195), “sufrimiento amordazado” (p.195), “guerra florida” (p. 203) “sombra blanda”(p. 210) . “cuerpos geométricos” (.229)”!.
  1. Sinestesia. Consiste la misma en la atribución de sensaciones físicas (olfato, gusto, tacto, vista y oído) a sentimientos o a conceptos a los cuales no les corresponde dicha atribución. También suele definirse la sinestesia como “el cruce de sensaciones diferentes. Ejemplos: “gusto azul” (p. 14), “cansancio amargo” (p. 22), “dolor sordo” (p. 194).
  1. La comparación. Esta figura establece una relación explícita de similitud entre dos elementos a partir de alguna característica en común. Ejemplos: “Cuando la mano tira hacia arriba es un dolor como si le desgarraran las orejas” (p. 17); “esa manera de andar golpeando las puertas como una actriz de tournées” (p.21) “era una  música como de terciopelo” (p.66); “se volvió a Cayo que bebía soda como un camello sediento” (p. 68) ;”Miré una masa negra , como moscas en un tarro de dulce” (p. 69) ;”el ruido bajaba como rolidos para encontrarse con el de la platea y los palios” (p. 70);”veía pequeñas luces verdes cruzando mis párpados como golondrinas”(p. 73); “dos orificios como cabezas de alfiler” (p. 191); “vino una fragancia oscura como la noche” (p. 202); “una lámpara violeta velaba en lo alto como un ojo protector” (p. 207);“el chirriar de los cerrojos lo sacudió como un látigo” (p. 209).
  1. La metáfora. Es la figura literaria por medio de la cual una realidad o concepto se expresa por medio de una realidad o concepto diferente, con lo que el representado guarda una relación de semejanza. Ejemplos: “el silencio del hotel parecía congelarse” (p. 50); “el aire daba la impresión de estar incendiado pero con un incendio que fuera invisible y frío” (p. 74) ; “metía la mano en el último muro del sonido” (p. 76) ; “aquella tarde de cigarras y de olor a hierbas” (p. 88) ; “esos do años entre ellos habían sido también un rincón vacío” (p. 90); “ una lejanía vertiginosa de grito animal” (p. 95); “ Somoza era todavía un grito ahogado” (p. 99); “rodeado por el agua de la soledad” (p. 105) ; “mirando con sus ojos de oro a los que se acercaban” (p. 191); “los ojos de oro seguían ardiendo con su dulce, terrible luz” ( p.193); “esa tortura rígida en el fondo del agua” (p. 196) ; “alcanzó a cortar el aire una o dos veces” (p. 206) ; “se alzaba frente a él la escalinata incendiada de gritos y danzas” (p. 210).
  1. La prosopopeya o personificación. Esta figura implica la atribución de acciones a seres inanimados o animales y seres a los que no les corresponden esas acciones. Ejemplos: “a esa hora el hotel dormía” (p. 56); “el teatro Corona tiene caprichos de mujer histérica” (p. 62); “sus pies golpearon furiosamente el suelo” (p. 74) ;  “saltaban los primeros grandes acordes finales” (p. 75); “una señora de rostro amarillento y gran escote donde galopaban montones de perlas” (p. 80); “el temor de que los descubrieran les fue limando la alegría”( p. 91) ; “los años monótonos, los fracasos que van royendo la ropa y el alma” (p. 108); “las cenas de camaraderías que tiran sus últimos salvavidas en medio de la dispersión” (p.165); “el río manoteaba  solapado buscando dónde agarrarse”(p. 167) ; “la luna mordiéndole el vientre” (p. 168); “las manos del río resbalando sobre el barro amarillo” (p. 171).

Como se ha podido constatar por la  abundante cantidad de las seis figuras literarias que se han ofrecido en el presente artículo, sin mencionar otros tipos de figuras que contiene la presente obra, Julio Cortázar maneja con mucho acierto el léxico español propio de una obra literaria, despertando en el lector el placer de leer una obra literaria narrativa, como ese conjunto de cuentos reunidos en Final del juego. Si nos tocara incursionar en la escritura de alguna obra literaria, imitemos los aciertos de los escritores exitosos por el abundante y  buen empleo de las figuras literarias.

Boletín núm. 188 de la Academia Dominicana de la Lengua, abril de 2022

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Caché, toto

Por Roberto E. Guzmán

CACHÉ

“… desarrollar una playa para el disfrute de los habitantes de la ciudad añadiría CACHE a quienes. . .”

Esta palabra del título es de origen francés. Entró en el español internacional cuando el idioma francés todavía influía de manera preponderante sobre el español. El francés gozaba entonces del aura de lengua elegante. Muchas personas adoptaron la palabra francesa como signo de prestigio.

Esto sucedió antes de que los hispanohablantes de América hicieran reconocer sus derechos sobre la lengua común. Y claro, antes de que el influjo del inglés sedujera a los hispanohablantes de todas las latitudes.

En español la voz francesa debe llevar la tilde, el acento marcado, para que su pronunciación en español corresponda de alguna forma con el modo francés de decir cachet.

La voz francesa ha existido en esa lengua desde el año 1464. Se usó al principio para designar un sello pequeño, que comenzó como cachet du roi, sello real (1636). A partir de 1866 por extensión pasó a ser una carta que lleva un sello marcado (presionado) sobre cera que asegura que solo la abra el destinatario.

Más adelante dio lugar a la locución tener caché (avoir du cachet) que se refería a tener personalidad. Al español la palabra cahé pasó a generalizarse en su uso para “distinción, elegancia”, con el género masculino. Parece que en el español peninsular se incorporó al uso para, “Cotización de un artista del espectáculo o de ciertos profesionales que actúan en público. Oficialmente fue incorporada la voz al español con el reconocimiento que le otorgó la inclusión en el edición en el Diccionario de la lengua española del 2001.

En el español dominicano existen varias locuciones apoyadas en la palabra caché. Darse caché. “Presumir, exhibirse para darse importancia. Darse importancia por el modo de vestir o por gestos o palabras. Vestirse y arreglarse con esmero y elegancia”. De caché, cosa de muy buena calidad, elegante. Persona elegante y atractiva.  De caché bombita. Situación maravillosa, muy buena. Cosa excelente. Persona conforme, alegre y entusiasta. Estar de caché. Estar algo o alguien muy bien. Ser alguien físicamente atractivo. ¡qué caché! Giro para piropear a una persona. Tener caché. Ser elegante y bien vestido.

 

TOTO

“El “TOTO” no solo fue una exclamación…”

No hace falta que se diga, pero se hace. La palabra del título es malsonante. Por todos los medios se evita usarla en público porque se entiende que es de mal gusto. Muchos hablantes de español vivieron gran parte de sus vidas pensando que la bisílaba del epígrafe era patrimonio exclusivo de los dominicanos.

En la actualidad es muy fácil consultar por medio del internet cuáles países de habla hispana utilizan esta palabra para llamar a la vulva que es el conjunto de las partes genitales externas en una mujer.

Por error algunas personas piensan que toto corresponde a la vagina que es el órgano genital interno de las mujeres. La gran diferencia entre las dos partes es que una, la vulva, puede verse, mientras que la vagina no es externa; por tanto, no está expuesta a la vista.

Podría afirmarse que es un término antillano, pues se conoce en Cuba, Puerto Rico y República Dominicana para mencionar lo que ya se definió.

No puede dejar de mencionarse que algunas personas usan la palabra a guisa de exclamación o interjección. Cada persona tiene derecho a abusar de eso, aun cuando esos no sean los usos que dieron origen al vocablo. Al usar la palabra de esa forma, casi siempre lo hacen inmediatamente antecedida del artículo definido, ¡el toto!

El autor de estas líneas ha oído a algunas personas referirse a esa parte de la anatomía femenina en sexo femenino, la tota. Esto quizás es una reacción natural de hablante que piensa que así se refiere con más propiedad a esas partes externas de la mujer.

Los hablantes saben que cada país cuenta con una amplia gama de sinónimos u equivalentes para nombrar esa parte pudenda y reservada de la anatomía femenina. Algunas voces graciosas de nuestro léxico particular dominicano sirven en otros países para designar esa parte íntima de la mujer. No se entra en detalles aquí para no escandalizar.

Ya las personas curiosas pueden recurrir a diccionarios modernos, donde encontrarán definidas todas las “malas palabras”, las ofensivas y denigrantes. Durante larguísimo tiempo algunas autoridades prohibían la inserción en los diccionarios de este tipo de términos.

En el habla de los dominicanos se utiliza lo que quien escribe considera un derivado de toto. Es el famoso “totazo” que nada tiene que ver con el tortazo de los peninsulares. Este totazo aparece en el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española empleado en Colombia y Venezuela. Se da testimonio aquí de que se usa en el habla de los dominicanos. Es un, “Golpe fuerte que recibe una persona al caerse o chocarse con algo, o el que se da con la mano”. Ese lexicón asienta el uso de tota para vulva, especialmente de las niñas.

Sin entrar en detalles, este totazo también desempeña las funciones de aumentativo de la palabra original toto.

La descendencia creada no termina ahí. El hablante dominicano para expresar que un hombre no tiene autoridad en su familia ha creado la voz totico. La explicación detrás de esta selección se explica. El toto es el distintivo característico del sexo femenino. El machismo entiende que el hombre es quien manda en la familia. Si no manda es porque se comporta como quien lleva un toto, con la agravante de que se usa este sustantivo en diminutivo para incrementar el insulto.

Incongruencias y desaciertos al emplear grupos sintácticos y palabras en Final del juego

Por Tobías Rodríguez Molina

 

Hace un tiempo leí la colección de cuentos  Final del juego, obra escrita por Julio Cortázar. Mientras iba leyendo señalaba la presencia de algunas de las figuras literarias, como la metáfora, la comparación, la adjetivación, el epíteto,   la sinestesia, la prosopopeya o personificación y otras figuras más. También anotaba el empleo de la frase “de que” en consonancia con las normas, como en “me di cuenta de que”, y el empleo de “que” en vez de “de que”, como en “me di cuenta que”, es decir, eliminándole “de” al “de que”, dando origen al “queísmo”, con lo cual se aparta del uso del “de que” que varias veces emplea. A esos dos usos es a lo que yo he catalogado de “incongruencia”.

Destacaré otros casos, como el empleo correcto de “enseguida”, como en “papá y mamá  vinieron casi enseguida”, y el uso de “en seguida” (separado), como en “lo hice entrar en seguida”, quebrantando de ese modo la norma ortográfica, la cual indica que debe escribirse “enseguida”. A ese empleo yo lo he llamado “incongruencia y desacierto” a la vez; incongruencia porque  los escribe a veces de una forma y otras veces  de otra, y desacierto porque emplea “en seguida” quebrantando la  ortografía del español.

No se tratará esta vez lo referente a las figuras literarias, tan abundantes y bien empleadas por Cortázar. Solamente se expondrá lo  indicado en el título de este artículo, que a seguidas le damos  continuación.

  1. A) Incongruencias
  2. Empleo de acuerdo con la sintaxis

-“de que”

“… ya es tarde y se da cuenta de que hace fresco…” (p. 12)

“… está seguro de que el azul le va envolviendo la boca mojada…” (p. 15)

“… es como un anuncio de que ya falta poco y además puede ayudarlo…” (p. 15)

“… te fuiste en algún momento antes de que yo me perdiera en el sueño” (p. 20)

“… me di cuenta de que la máquina pesaba mucho…” (p. 27)

 

-“que si”

“… yo le había dicho a mamá que si ella quería yo la podía hacer andar…” (p. 32)

“… le dije…que si quería la iba a ayudar a hacerse un jardín para ella sola…” (p. 40)

  1. Empleo en desacuerdo con la sintaxis (queísmo)
  2. Ausencia de “de” en el grupo “de que”

“Me acuerdo que mi hermana vio venir a tío Carlos…” (p. 25)

“… subiendo a veces…con una sensación tan clara de estar despierto, aparte que en ese                  mismo sueño…yo siempre soñaba que estaba despierto… (p. 26)

“… y yo me daba cuenta que lo buscaba para novio…” (p. 33)

“… me di cuenta que teníamos miedo de andar hurgando con… la máquina.” (p. 36)

“… en esos momentos ni siquiera quería que estuviera Lila. Sobre todo al caer la tarde, un rato antes que abuelita saliera con su batón blanco…” (p. 36)

“… me di cuenta que mamá quería decir a propósito, de chusmas que eran…” (p. 43)

“… me acerqué a preguntarle  dónde había una pala para ver de cortar la galería antes que llegara al jardín con todo el veneno.” (p. 46)

“…volví  a levantarme antes que nadie se diera cuenta…” (p. 187)

  1. Ausencia de “que” (desqueísmo)

-En la expresión “que si”

“… a mi hermana le mandaron a preguntar si en las casas de los vecinos salía humo…” p.31)

“Le pregunté si podía llevar las cosas al cuarto de la herramientas…” (p. 31)

“A la noche tía Rosa le dijo a mamá si mi primo Hugo podía quedarse a pasar toda la semana en Bánfield…” (p. 32)

  1. B) Desaciertos
  2. En la expresión “de por qué” (desqueísmo)

“Yo de golpe me daba cuenta por qué se llamaba pavo real…” (p. 39)

  1. En la expresión “que dónde” (desqueísmo)

“Me acerqué a preguntarle dónde había una pala para ver de cortar la galería antes que llegara al jardín…” (p. 46)

  1. C) Otras incongruencias
  2. Enseguida de acuerdo con la normativa

“… papá y mamá vinieron casi enseguida a decirme que esa tarde tenía… que llevarlo de paseo.” (p. 173)

“… tengo que darme vuelta a contestar que sí, que claro, enseguida.” (p. 173)

“… yo le veo el pelo gris que le cae sobre la frente…y tengo que contestar que sí,  que claro, enseguida.” (p. 173)

“Nosotras sacamos enseguida los ornamentos…” (p. 231)

  1. Enseguida como parte de la incongruencia y en desacuerdo con la normativa (en seguida)

“… lo hice entrar en seguida…” (p. 176)

“Por supuesto que las actitudes y las estatuas no eran para nosotras mismas porque nos hubiéramos cansado en seguida.” (p. 219)

“Casi en seguida nos elogió mucho las estatuas y las actitudes y preguntó cómo nos llamábamos…” (p. 228)

“casi en seguida dijo que había tenido un gran placer” (p. 229)

“Pero luego, en seguida, descubrimos una maraña de sensaciones nuevas…” (Cubierta de la novela)

Ante la existencia de las incongruencias y los desaciertos aquí expuestos, pudieran señalarse como origen de los mismos primeramente al autor del texto, sea que lo corrigió un corrector de estilo o sea que no lo corrigió nadie, que parecería que fue lo que ocurrió, en contra de lo usual, que trata de evitar que una  obra salga a circular desfigurada  por la abundancia de desaciertos y errores. El  otro posible origen es que el libro lo corrigió un incompetente corrector de estilo, por las incongruencias y desaciertos presentes en la obra.   Es conveniente que nadie  publique un  texto escrito si no lo ha mejorado un corrector de estilo eliminándole los errores de cualquier índole, a no ser que el autor sea un buen corrector de estilo.