Coroto, chiripeo

Por Roberto E. Guzmán

 

COROTO

“La empresa D. C. con su marca COROTOS…”

La voz coroto fue incorporada al Diccionario de la lengua española en la edición del año 1992. En ese año aniversario de la llegada de los europeos al Nuevo Mundo se integraron muchas voces que estaban en “sala de espera”. Algunas de estas voces llevaban largos (muchos) años esperando por esta consagración. Con anterioridad a ese año la palabra incorporada al lexicón mayor era corotos, nombre masculino plural.

Esta voz se incluye en estos comentarios porque se usa en el habla de los dominicanos. Es una voz de todos los días. De esto es fácil dar fe.

El diccionario mencionado más arriba solo hace referencia a dos países en los cuales se conoce la voz el título. Esto en la última edición del citado lexicón. Es triste que no se haya incorporado el nombre de otros países donde también se usa la voz estudiada aquí.

Por fortuna el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española ha subsanado la omisión o las omisiones del lexicón mayor de la lengua española.

La voz coroto tiene un origen interesante que muchas personas desconocen. Algunos tratadistas prefieren escribir que es de origen incierto, pero otros se arriesgan a afirmar que procede del quechua koróta, que vale en esa lengua para decir testículos. Sería interesante poder trazar el itinerario completo de la voz, pues no obstante lo ya consignado, hay quien especula que podría proceder “quizá del caribe”.

No se sabe a qué atribuir la omisión de la mención de los dominicanos entre los que utilizan la palabra del título en los diccionarios publicados por la corporación madrileña de la lengua española. Ausencia que no se justifica porque muchos tratadistas de las voces americanas habían incluido a los hablantes dominicanos entre quienes usaban la palabra coroto.

Sería un acto de mezquindad regatearle la primacía en la diseminación de la palabra coroto a los venezolanos. Se usa el término primacía porque fueron los venezolanos quienes impulsaron en América el empleo de la voz coroto.

El coroto dominicano no tuvo su origen como el venezolano en un recipiente hecho de la corteza de un fruto de cuyo interior ha sido retirado el contenido. Como “escudilla o recipiente indígena” lo describe D. Ángel Rosenblat, Buenas y malas palabras (1974-IV-112). D. Ángel expresa, “En el coroto cabe el universo entero”. (1974-I-168). El coroto dominicano se creó singularizando el “corotos” mencionado. En algunos casos el empleo de la voz coroto deja traslucir un dejo despectivo, pues son objetos sometidos a mucho uso, o porque, son de escaso valor.

En el habla dominicana entró con el valor de “trastos, cachivaches”. Más adelante cuando se aceptó el plural se hizo para hacer referencia al “conjunto de objetos de uso personal o doméstico”. En el habla cotidiana si se evita mencionar o detallar los nombres de los objetos a que se alude, se recurre a la voz coroto. Las acepciones citadas constan en el Diccionario del español dominicano (2013:216).

No puede pasarse por alto que la voz coroto entró a formar parte del léxico de los canarios, a pesar de que no es de uso generalizado en todas las islas. El uso aparece documentado en el Tesoro léxico canario-americano (2010:349).

En el español dominicano “corotos” como voz utilizada en el español dominicano está reconocida desde por lo menos el año 1940 y su uso fue recogido en los lexicones de voces americanas.

Es interesante, además, recordar las voces que algunos países han creado para los trastos y trebejos. A seguidas se enumeran algunas, sin ánimo de que esta lista sea exhaustiva, tiliches, maritates, triquis, corotada, cachivaches. Algunas de estas voces se han integrado al español de otros países, aunque tuvieron su origen en un solo país.

 

CHIRIPEO

“… comenzó a vender bosquejos de ropas a revistas de moda, CHIRIPEO que…”

La chiripa dominicana ha producido descendencia. Esto así porque se presume que la primera voz que surgió en el habla dominicana de esta familia fue chiripa. Todas las voces que pertenecen a esta familia son muy bien empleadas por el hablante de español dominicano porque muchas de las personas que “conjugan” el verbo chiripear pertenecen al “sector informal” de la economía.

La chiripa es un trabajo extra remunerado; también designa una “ganancia pequeña”. Como trabajo es un empleo modesto de pocas horas. Todo lo anterior corresponde al concepto en el español dominicano.

Como es fácil de deducir de lo anterior, el verbo chiripear consiste en la acción de realizar trabajos ocasionales de poca importancia o escasa remuneración.

El producto de la acción de chiripear se conoce con el nombre de chiripeo que no es otra cosa que la realización de trabajos ocasionales o de poca importancia y de escasa remuneración.

La persona que efectúa el tipo de trabajo descrito más arriba es el chiripero, que se caracteriza por ser la persona que no tiene trabajo ni sueldo fijo y se dedica a realizar los trabajos mencionados por luna remuneración de poca monta.

La voz chiripa no es exclusiva del habla de los dominicanos. Los puertorriqueños la emplean también. El verbo citado más arriba de la misma familia es de uso en Puerto Rico. La acción realizada, efecto o producto, de acuerdo con lo que se ha conseguido pertenece solo al habla de los dominicanos. La persona que se ocupa de desempeñar chiripas, chiripero, es de conocimiento de los dominicanos y los puertorriqueños.

En el español americano hay otras chiripas que no tienen relación algunas con los vocablos y actividades que se han estudiado aquí.

El dequeísmo en noticias sobre la guerra de Rusia con Ucrania tomadas de «El Nacional» de Caracas

Por Rafael T. Rodríguez Molina

 

En el español hablado y escrito en algunos países, se dan variados cambios en las construcciones sintácticas. Uno de esos cambios, ya muy arraigado desde hace bastante tiempo, se presenta en las construcciones en las que aparece “que” o “de que”. Me refiero al “queísmo”, que consiste en emplear “que” en vez de “de que”, y al “dequeísmo”, caso en el  que el usuario de la lengua  emplea “de que” debiendo emplear “que”.  Una construcción con presencia del “queísmo” aparece en una oración como la siguiente: “Ella está convencida que eso que te dijeron no es cierto.” En cambio, una oración donde se emplea el “dequeísmo” sería esta. “Es conveniente de que no te lleves de sus consejos.”

A continuación aparecerán construcciones sintácticas en las que está presente el dequeísmo; son   construcciones que llevan los verbos informar, advertir, avisar, dar a conocer, comunicar, denunciar, esperar, declarar, dictaminar, etc. El dequeísmo, como ya se dijo anteriormente,  consistirá en usar “de que” después de la aparición de esos verbos. Ejemplos: “Su padre le informó de que debía llevar la mercancía donde su tía.” “Manuel le comunicó a Luis de que viniera en el carro de Lucía.” En cada uno de esos casos, la sintaxis del español indica que debe usarse “que” y no “de que”.

Además de esos verbos y otros más, también se debe usar  “que” y no “de que”, cuando se emplea el  verbo “ser” conjugado y seguido de un adjetivo. Ejemplos: “Es conveniente que asistas temprano a la reunión de esta noche.”  “Es importante que no conduzcas a una velocidad excesiva.” “Será difícil que consigas trabajo en esa compañía.” Así que, no debe decirse o escribirse “Es conveniente de que asistas temprano a la reunión de esta noche.” Lo mismo sucederá con las otras dos oraciones, en las que no debe usarse “de que”.

Ese uso dequeísta  es muy usual en el español de los venezolanos y de otros países de Hispanoamérica. También encontramos algunos usos del dequeísmo en República Dominicana, pero  lo que  abunda más en este país es  el “queísmo” o empleo de “que” cuando debería usarse “de que”. Ejemplo: “Estoy consciente que erré en mi apreciación de ese hecho.” (Deberá decirse “Estoy consciente de que erré en la apreciación de ese hecho.”)

A continuación presentaré algunos fragmentos de noticias en las que hay uso del “dequeísmo”; los fragmentos  han sido reproducidos textualmente de algunas noticias, de varias fuentes escritas, aparecidas en las últimas dos semanas, referentes a  la guerra  que se desarrolla en Ucrania. Veamos:

  1. … el Pentágono informó este lunes de que está ayudando a recopilar pruebas de crímenes de guerra cometidos por Rusia en Ucrania.
  1. El ministro de Exteriores ruso…advirtió esta semana de que el despliegue de fuerzas pacificadoras de la OTAN a Ucrania provocaría enfrentamientos militares entre las tropas de Rusia y de la Alianza Atlántica.
  1. Fuentes de la alcaldía han informado de que se habían producido tres fuertes explosiones cerca de la ciudad…
  1. … el líder ucraniano Zeleusky…advirtió de que su población no aceptará ninguna condición que no respete la soberanía de Ucrania.
  1. El canciller alemán, Olaf Scholz, ha afirmado este domingo de que un cambio de régimen no es el objetivo de la OTAN…
  1. El presidente de Ucrania…ha afirmado…de que Rusia ha robado 2000 niños de Mariúpol…
  1. El alcalde de la ciudad liberada, Oleksandr Markushin, había informado de que las fuerzas            ucranianas habían recuperado el control…
  1. Pero ha avisado de que Ucrania no estará de acuerdo con las sanciones pasivas.
  1. El portavoz ucraniano ha informado de que 513 personas han sido evacuadas en autobús de la región de Lugansk…
  1. El alcalde de Mariúpol, Vadin Boichenko, ha dado a conocer de que 5000 ciudadanos han fallecido desde que comenzó el asedio ruso…
  1. UU ha advertido de que, pese a que ha habido movimiento de pequeños números de unidades, no ha desaparecido el peligro sobre la capital de Ucrania.
  1. Erdogan ha informado de que hablará con Putin a las 5.00.
  1. Las autoridades ucranianas han advertido de que Rusia podría utilizar armas químicas en el país.
  1. El presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, advirtió de que las tropas rusas se desplazan hacia el Donbás…
  1. El portavoz presidencial, Oleksii Arestovich, ha afirmado…de que quedan por delante duras batallas en el sur y en el este del país…
  1. Dmitro Lunin informó de que varias personas resultaron heridas en el ataque de Rusia a la refinería más grande de Ucrania.

 

Debo advertir, sin embargo, que en algunas de las noticias, aparecen casos en los que el redactor, o redactores de las noticias, o el traductor, o traductores, las  emplearon ateniéndose a las normas sintácticas de la lengua española, pues en los ejemplos que ofreceré a continuación se usó “que” y no “de que”. Véanse esos ejemplos:

  1. Varios testigos han declarado repetidamente que, mientras se retira, el ejército ruso deja abandonados los cuerpos de sus soldados muertos.
  1. Crany-Evans explica que las operaciones de armas combinadas de Rusia fueron relativamente lentas.
  1. Las tropas esperaban que el ejército ruso…pudiera establecer contacto con ellos y llevarles suministros.

Me parece que ya, apreciado(a) lector(a), usted está consciente de que  esas  oraciones numeradas del 1 al 16,  estarán redactadas de acuerdo con la  sintaxis del  español, si se les elimina “de” donde dice “de que”. Pero debo advertirle que tanto el “queísmo” como  el “dequeísmo” están tan arraigados en muchos países  y en muchos  usuarios, que ya no se deben  llamar errores, sino cambios lingüísticos, lo  cual es algo normal, ya que las lenguas no se mantienen estáticas, sino que tienen como algo propio de su esencia el ser cambiantes.

 

Barrancón, chivoloquismo, enchumbar(se)

Por Roberto E. Guzmán

BARRANCÓN

“… que había llegado el momento de controlar la canalla hacinada en los BARRANCONES…”

Para un hablante advertido de español dominicano no debe producir sorpresa de que exista un barrancón con su propia definición, que se parece, pero no es igual al barracón. Eso que acaba de enunciarse se desgajará más abajo para aquellos que no han tenido la oportunidad de captar la diferencia.

La acepción que registra el diccionario de la docta corporación madrileña de la lengua para barracón es bastante general. Hay en ella una descripción del tipo de construcción que caracteriza el barracón, “edificio rectangular de una planta”, de “materiales ligeros”. Luego pasa al propósito de este, “para albergar tropa, prisioneros u otros grupos de personas”.

A través de la historia algo que ha podido comprobarse es esto, cuando algo se usa para más del primer fin para el cual se creó, a la acepción se le añade una ¿coletilla? parecida a la que se lee al final de la acepción, “u otros grupos de personas”. Palabras estas que son más “potables” que etc., que fue de uso durante largo tiempo en algunos diccionarios.

Con respecto al barrancón que apareció en América es posible que su formación tenga algo que ver con la palabra barranca, que es la forma en que los hablantes de español dominicano se refieren al barranco, es decir, mutándole el género. Llega el hablante a este cambio de género quizás pensando que pendiente es femenino, por consiguiente, barranco deber serlo también.

En los textos de historia puede leerse que los barrancones sirvieron de viviendas comunes, primero para la mano de obra esclava, luego para los extranjeros contratados mediante contrato de adhesión y en algunos países sirvieron también para alojar aborígenes. Estos barrancones desde el principio se construyeron en las fincas (haciendas) azucareras.

En el español dominicano el barrancón perteneció primero al batey azucarero, donde estos no poseían en su interior agua corriente, cuarto de aseo ni cocina. Algunas de estas dependencias se incorporaron más adelante, sin que ello les cambiara el nombre.

El autor de estas reflexiones acerca del español dominicano piensa que la voz barrancón, con esa letra ene /n/ añadida, reúne suficientes características propias para merecer tratamiento aparte.

 

CHIVOLOQUISMO

“El CHIVOLOQUISMO es un término propio de la cultura dominicana para referirse a la mala costumbre…”

El chivoloco es un personaje cotidiano dominicano. Esta persona es quien efectúa las acciones que se consideran chivoloquismo. Para poder llegar a explicar el chivoloquismo hay que expresar con precisión y exactitud qué tipo de individuo es el chivoloco.

El sujeto del chivoloquismo es aquel que observa la conducta de que no entiende lo que sucede a su alrededor. Es la persona cuyo comportamiento y actitud no aparece justificada para el resto del mundo. En muchas ocasiones el chivoloco simula que nada le afecta o que no comprende. Es una pose que le permite no sentirse concernido por los acontecimientos.

El chivoloquismo explicado como el proceder o costumbre del chivoloco es una filosofía de vida para algunos irresponsables, pues su actuación se guía por la inconsistencia o falta de cohesión de principios que orienten sus decisiones.

Como consecuencia de la caracterización expuesta, el chivoloco puede cambiar de postura en cualquier momento, pues su modo de operación generalmente consiste en evitar involucrarse en algo de manera duradera.

Las andanzas del chivoloco son tan bien conocidas en el habla de los dominicanos que hubo un vicepresidente que decía que procedía de un “revolcadero de burros” que llamaba a los chivolocos en su forma elegante de expresarse, “caprinos dementes”.

El chivo es un animal que ha servido para formar muchas locuciones en el habla dominicana. Son tantas que se elige no mencionarlas para no alargar esta intervención.

 

ENCHUMBAR(SE)

“… y los pones como pollos ENCHUMBADOS…”

El verbo del título desempeña diferentes funciones en el habla de los dominicanos. En el ambiente del automovilismo, en la cocina, sobre las personas o sobre el terreno. Más abajo se leerá el detalle de lo esbozado. Además, se mencionarán los otros países en cuyas hablas se utiliza también este verbo.

A pesar de las pesquisas que han llevado a cabo los etimólogos, no han podido desentrañar el origen cierto de este verbo; y si lo han descifrado, no han podido convencer a todos en el seno de las Academias de la Lengua.

Parece que el verbo tiene relación cierta con el portugués, lengua en la que chumbo es plomo. Por esto en Argentina, limítrofe con Brasil, se usa la voz portuguesa para mencionar el revólver, la bala (proyectil) y el balazo. En Uruguay vale también para pistola, revólver. No es sorprendente esto si se piensa que en español internacional se usa plomo para proyectil.

En México, Panamá, Uruguay y Venezuela se usa el verbo enchumbar para “ensopar, empapar de agua”. En Venezuela se utiliza el verbo en el vocabulario culinario para absorber grasa o aceite una fritura. Esto es lo que aparece en el Diccionario de la lengua española de la Asociación de Academias.

Como era de esperarse el Diccionario de americanismos de la antes citada asociación fue más preciso. En ese lexicón aparece la República Dominicana junto con el sudeste de México, Cuba y Venezuela para el verbo estudiado con el sentido de “empapar en exceso algo”. Para esas hablas en funciones de verbo intransitivo pronominal vale para “empaparse en exceso algo o alguien con un líquido, especialmente con agua”.

En el campo del automovilismo en República Dominicana y Venezuela se usa el verbo en cuestión para expresar “Llenarse de aceite las bujías del motor de un vehículo”.

En el habla de Republica Dominicana, así como en el de algunas partes de Canarias se usa el verbo pronominal para transmitir la idea de, “Encharcarse la tierra con el agua de lluvia”. En realidad, en el español dominicano puede el terreno enchumbarse con cualquier líquido, no solo con el agua de lluvia.

El verbo examinado en esta sección parece que se consignó por primera vez en el diccionario oficial de la lengua en la edición del año 2001.

El Tesoro léxico canario-americano (2010:439) incluye a Colombia y Puerto Rico en la lista de países o hablas en donde se usa el verbo. Ese Tesoro incluye un uso conocido en Cuba y República Dominicana, “Empapar algo, especialmente un dulce, con una sustancia líquida”. En el habla de los dominicanos hay varios tipos de dulces que se enchumban en almíbar. Es una pena que casi no se use en sentido figurado.

Despepitar, guabinoso

Por Roberto E. Guzmán

DESPEPITAR

“Lo hizo para colocar en su puesto de maestra a una jovencita del poblado que había DESPEPITADO”.

Es natural que algunas palabras circulen más que otras. Una de las razones para que esto sea así puede provenir del origen de algunos de estas voces. Algunas de ellas cargan un fardo de censura muy pesado por su origen.

En el caso del verbo del título al usarlo el hablante pensó que era menos ofensivo que los otros que circulan en medios restringidos por la moral y las buenas costumbres. No se percataban de que este verbo de todas formas aludía a una parte pudenda de la anatomía de la mujer.

No hay que tomar el verbo despepitar en su sentido derecho. Es una forma de dar a entender que un hombre ha dispuesto de la virginidad de una mujer. Este tipo de acción o resultado de esta se conoce en las hablas de diferentes maneras. Algunas más crudas que otras.

El uso dependerá, al final, del medio en que se emplee. Los hombres jóvenes desafortunadamente piensan que mientras más soez es la voz empleada, más valor tiene para transmitir el mensaje.

No hay lugar a sorpresa si algunos hablantes de español dominicano no pueden reconocer todas las voces vernáculas. Es imposible que haya alguien que esté en capacidad de recordarlas todas.

Después de leer lo que antecede, es fácil saber que este verbo del título tiene estrecha relación con la voz pepita, que para muchas personas en diferentes hablas es el clítoris.

 

GUABINOSO

“… un libro GUABINOSO, taimado, condescendiente…”

Hace largo tiempo que los dominicanos conocen un pez por el nombre guabina. El nombre es internacional, consta en el Diccionario de la lengua española de la Asociación de Academias de la Lengua Española.

Es un pez de agua dulce, más aún, de río; así lo consigna el diccionario recién mencionado. En la descripción que esa corporación hace del pez está la clave del uso de guabinoso.

Como puede deducirse de la introducción de este tema, el objetivo de esta sección es centrar la exposición sobre el pez sin dejar fuera las palabras derivadas. Además, se revisarán las palabras derivadas del nombre del pez, al tiempo que se mencionarán los países en los que se usan. No faltará aquí una revisión al origen de la palabra.

El diccionario mencionado más arriba asienta además de la descripción del pez el sustantivo guabina aplicado a la, “Persona que, interesadamente y con frecuencia, cambia de parecer o filiación política, o que se abstiene de tomar partido”. Califica de despectivo el nombre aplicado a una persona y escribe que es de uso en Cuba.

Según parece el pez en cuestión era difícil de capturar o de manipular; esta propiedad fue la que sirvió de base para que se aplicara su nombre a la persona que se caracterizó más arriba. Hay que tener en cuenta que guabina (guavina) es un género, por lo tanto, existen diferentes especies.

En Puerto Rico y Venezuela la locución adjetiva “más resbaloso que la guabina” es aquella, “hábil para salir airosa de cualquier situación”. Ha de tenerse en cuenta que no se la considera despectiva. Por tanto, la locución subió de categoría.

En los usos indicados más arriba se encuentra el germen del adjetivo guabinoso de uso en varios países americanos.

Ya a principios del siglo XX D. Augusto Malaret recoge no solo el nombre del pez, tal como lo hizo antes Esteban Pichardo. Además, produce la frase que se transcribió más arriba. Diccionario de provincialismos de Puerto Rico (191917:81). Ambos autores cuyos nombres figuran aquí reconocen el origen americano del nombre del animal. Diccionario casi razonado de vozes y frases cubanas (1936:285).

En el año 1921 Constantino Suárez entra en una interesante explicación del uso de guabina aplicado a una persona, “Dícese a la persona que procura congraciarse con todo el mundo, aplaudiendo todas las opiniones por encontradas que sean, sin sentir entusiasmo por ninguna”. Más importante aún, escribe que se han derivado de esta voz “guabinear, guabineo y guabineador”. Vocabulario cubano (1921:254).

En Cuba se ha continuado con el uso de guabinear en tanto “abstenerse una persona, por conveniencia, de tomar partido entre bandos con opiniones contrarias, especialmente en política”. De allí que el guabineo sea la actitud o comportamiento del que guabinea. Diccionario ejemplificado del español de Cuba (2016-II-23-24).

En Venezuela es el país que el Diccionario de americanismos (2010) mienta como el único en que se emplea la voz guabinoso para, “Persona que evita tomar decisiones o enfrentar una responsabilidad”. “Escurridizo” es como D. Ángel Rosenblat define al guabinoso al estudiar las voces del español de Venezuela. Buenas y malas palabras (1974-IV-123).

En el último país mencionado, el uso de guabinear, guabineo y guabinoso ha continuado. A la cualidad que implica ser guabinoso se ha añadido la precisión “evadiéndose constantemente de ellas”; se refiere a evitar situación difícil, comprometedora, o responsabilidad. Diccionario del habla actual de Venezuela (1994:257).

El Diccionario de venezolanismos (1983-I-486) introdujo algunos matices a guabinear que deben retenerse, “No definirse y evadir circunstancias con astucia para evitar tomar posición o partido”. Ha de resaltarse el rasgo, “con astucia”. De nuevo cuando trata el adjetivo guabinoso recurre al término “escurridizo” de Rosenblat y agrega, persona “lista, astuta”.

La palabra aborigen guabina aparece por primera vez de la pluma de Las Casas, en tanto pez hallado en La Española. Deja entrever que era un alimento preferido y saludable. De la misma forma que procedió este autor con respecto a frutos y animales, comparó la guabina con un pez conocido, la trucha.

Llegado a este punto del desarrollo de las voces estudiadas, hay que volver a la frase trascrita. En ella no se alude a una persona, como era de esperarse, sino a un libro que es guabinoso. Como si no fuera suficiente, a seguidas de guabinoso el redactor escribe, “taimado, condescendiente”. Eso refuerza el concepto formado acerca del guabinoso, pues algunos rasgos son comunes a las tres palabras al final de la cita.

Antes de concluir esta exposición hay que agregar en el habla dominicana se conoce el pez, pero las voces derivadas de su nombre no son de uso ordinario. Este es el resultado de la búsqueda en los diccionarios de palabras utilizadas en el español dominicano.

No puede dejarse pasar la oportunidad de introducir en este escrito un dato curioso acerca de los indigenismos. Las palabras que comienzan con la sílaba gua– suman más ciento ochenta (180). No debe olvidarse que esta es la representación gráfica que los hablantes de España eligieron para trasladar en papel los sonidos que oyeron de boca de los aborígenes.

Boletín núm. 187 de la Academia Dominicana de la Lengua, marzo de 2022

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BOLETÍN DIGITAL NÚM. 187 DE MARZO DE 2022

Tranque, macana

Por Roberto E. Guzmán

TRANQUE

“Aquí viene otro TRANQUE”.

En el español dominicano hay más de un tranque. Además, el verbo trancar reviste características especiales en el español dominicano que lo distinguen de las demás variedades de español. Esta es una oportunidad para tratar bajo un solo título toda la familia de trancar, incluyendo la tranca dominicana que es muy especial.

La voz tranca es considerada una “voz patrimonial del castellano y el portugués”; con esas palabras introducen el tema Corominas y Pascual en su muy celebrado Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (1982-V-593). Esta palabra es de origen incierto. En un principio el verbo fue atrancar en el siglo XIV. Hacia el siglo XIII ya se usaba para “atascar, obturar, represar”. En el siglo XV se encuentran documentos en los que la puerta estaba cerrada con una grand tranca.

En los campos dominicanos hasta hace unos 65 o 70 años se podía encontrar casas que tenían las trancas como las describió Covarrubias, “Barra de madera fuerte que atraviesa las puertas por dentro. . .”

Como era de esperarse, en América se añadieron algunas acepciones a la voz tranca bastante alejadas de su origen. En el registro coloquial en Argentina desde hace muchos años una tranca es una borrachera. D. Rufino J. Cuervo trae esa acepción también entre bogotanos para “borrachera en que se dan trancos”. Apuntaciones críticas sobre el lenguaje bogotano (1955:561).

En Argentina se encuentra la tranca para cerrar la puerta de un corral; así como, “La acción de embriagarse”, en su segunda acepción. Diccionario de argentinismos del siglo XIX (2006:309). La tranca de embriaguez se usa en otros países además de Argentina, en Bolivia y Chile. En República Dominicana Dña. Consuelo Olivier recoge tranca para borrachera. De nuestro lenguaje y costumbres (1967:78). Durante algún tiempo tranca se usó para llamar así el peso dominicano.

En América el verbo trancar con el sentido de cerrar es de uso en Costa Rica, Cuba, Nicaragua, Puerto Rico y Venezuela: hasta entre los isleños de Luisiana en los Estados Unidos fue de uso.

En el español dominicano hay una tranca que no se conoce en otras hablas, ni siquiera de las Américas. Esta tranca es, “Referido a persona, muy competente o talentosa”. La aparición de esta acepción para la persona valiosa y competente puede asegurarse que es relativamente reciente; esto así porque la primera mención en un lexicón con esta acepción viene en el Diccionario de dominicanismos de Carlos Esteban Deive, quien define a esta persona, “Persona fuerte, inteligente, de carácter”.

Se puede avanzar la tesis de que la palabra tranca para “inteligente estudioso” nació en el idiolecto de los jóvenes estudiantes al final de los años cincuenta o principios de los años sesenta del siglo XX.

El verbo trancar en el habla de los dominicanos no es simplemente encerrar, pues también se usa para encarcelar; o por lo menos, detener un representante de la autoridad a una persona. De ahí el famoso ¡tránquelo! de las órdenes arbitrarias.

Desde el momento en que la tranca era grande y fuerte podía preverse que terminaría denominando también el pene en el habla vulgar de los dominicanos.

Una vez repasado todo lo anterior puede enfocarse el interés en el tranque. La primera acepción que destaca sobre las demás para este tranque es la que se refiere al obstáculo o impedimento que entorpece. De allí era previsible que llegara al sentido metafórico que ha alcanzado en República Dominicana y Puerto Rico donde sirve para expresar, “Situación problemática cuya solución no se vislumbra”.

Este mismo tranque sirve para expresar cuando en un juego, especialmente en el dominó, las jugadas terminan por no haber más fichas en manos de los jugadores de las pintas que reposan al final de las colocadas en la mesa de juego.

La tranca alumbró otra voz en el español americano. El trancazo es un golpetazo que el español peninsular asumió como uno propinado con una tranca. Desde que el hablante de español dominicano entendió que la tranca es grande y fuerte, transfirió este golpe a cualquier golpe fuerte propinado con ayuda de algo o solo como efecto de la acción humana con mucha fuerza en una generalización del golpetazo peninsular. Este trancazo se generalizó en toda Hispanoamérica.

Se concluye aquí el estudio de tranca, trancazo y tranque con sus respectivos significados del habla general, americana y dominicana.

 

MACANA

“Esa MACANA que anida en cada corazón…”

El vocablo macana lo encontró el europeo en lo que devino más tarde en ser llamado América. Parece que el vocablo tuvo fortuna porque transitó rápidamente en el Nuevo Mundo; es decir, se mencionó en América del Sur tanto como lo había sido ya en las Antillas. El vocablo es muy interesante en el español americano; puede asegurarse que es fundamental en el español dominicano pues ha servido, entre otros usos, para formar locuciones de uso en el habla cotidiana.

El vocablo macana figura en el siglo XVI en escritos acerca del Nuevo Mundo. Ha habido diferencias en cuanto al origen del vocablo macana, si el encuentro de este se produjo en la lengua de los aborígenes taínos o en Tierra firme. El P. Las Casas afirma que de La Española se llevó al continente. D. Fernando Ortiz encontró una voz parecida, makana, en dialectos bantúes.

Para orgullo de los dominicanos puede consignarse aquí que D. Emilio Tejera en Indigenismos, asentó la historia completa del vocablo estudiado aquí. (1977-II-920-944).

El Diccionario de autoridades publicado en 1732 trae noticia de la macana, “Arma hecha de madera fuerte, del tamaño y figura de un alfanje, al que solían añadir una punta de pedernal, de la cual usaban los indios antes de que conociesen ni tuviesen hierro”. (1963-V-443). Versión español moderno, RG.

Durante largo tiempo varios diccionarios incurrieron en la ligereza de escribir para la definición de la macana, “garrote grueso”, hasta que se percataron de que todos los garrotes con gruesos.

Algunos diccionarios “se curan en salud” al escribir que la voz macana proviene del arahuaco-caribe. Al escribir de este modo cubren la posibilidad de que se conociese tanto en Tierra Firme como en las islas.

La macana dominicana en tiempos modernos es un, “Arma policial que consiste en un garrote corto”. De allí pasó a usarse para significar “fuerza física, reloj grande o lujoso”; por último, “pene”. No hay que sorprenderse de que la voz macana haya llegado a usarse para mencionar el pene si se piensa en la descripción, “grande, garrote”. La fórmula “macana” Se usa para alentar a alguien para que imponga su autoridad o haga uso de la fuerza”.

¿Sabes usar el punto y coma?

Por Tobías Rodríguez Molina

 Como es sabido por la mayoría de los que conocemos y  usamos el  español,  existen en este idioma aspectos  que a muchos usuarios les presentan serias dificultades. Uno de ellos es el referente a  los signos de puntuación. En mi empeño de paliar esa dificultad, hace un tiempo presenté un artículo  en el que se ofrecieron  pautas y ejemplos abundantes referentes al uso de la coma, el punto y el punto y coma. Lo hice así, pues creo que esos son los tres signos de puntuación de más difícil manejo entre todos ellos, y muchos no saben diferenciar cuándo hay que usar uno y no el otro, ni en un caso de la coma que es opcional, qué tipo de construcción permite esa opcionalidad,  ni cuándo se puede emplear uno o el otro  indistintamente, es decir, haciendo uso de la opción de usar o el punto y coma o el punto cuando lo permite la sintaxis. Hoy me concentraré en ofrecerles textos en los que sus autores usan coma debiendo haber empleado punto y coma o punto, como lo exige la estructura oracional de esos textos. Les presentaré, además, un caso en el  que se emplea el punto y coma en vez de la coma,  que es el signo de puntuación a usarse en ese caso, como veremos luego. Copiaré una variedad de 12 ejemplos tomados los seis primeros de estudiantes universitarios de la ciudad de Santiago de los Caballeros, tres de articulistas de un periódico de esta ciudad, uno de ONAMET, uno del semanario  Camino, y el último, de un boletín católico.

Pasemos a ver los diferentes textos, seguidos de mis reflexiones y orientaciones  gramaticales sobre los mismos.

  1. “Cada domingo es recurrente que los seguidores de la Iglesia católica se reúnan en las capillas o iglesias de sus comunidades para celebrar la Santa Misa, esta actividad tiene como centro la consagración del pan y el vino, así como también la lectura litúrgica del día.” (Estudiante). Como pueden ustedes constatar, entre “Misa” y “esta” se debe usar preferentemente el punto y podría permitirse el punto y coma, pero ese no es un caso del uso de la coma.
  1. “No deberíamos conformarnos con lo más simple, deberíamos buscar nuevas opciones…” (Estudiante). Este es un caso de oraciones o proposiciones de las llamadas yuxtapuestas, es decir, de proposiciones colocadas una junto a la otra sin un nexo que las una, que podría ser “sino” seguido por “que”; pero sin el nexo, la norma exige punto y coma para indicar la yuxtaposición. Actualmente las yuxtapuestas también permiten el uso del punto.
  1. “El Gobierno frecuentemente da  cosas que ya no están aptas para el consumo, sin embargo, muchas personas reciben eso sin saber absolutamente nada sobre los daños que pueda acarrearles.” (Estudiante). En este caso, “sin embargo” relaciona dos partes oracionales o proposiciones cada una con estructura oracional completa y con significado bien preciso y delimitado, por lo que antes de “sin embargo” no se usará la coma, sino el punto y coma o el punto.
  1. “Los niños en las escuelas se están intoxicando, no se sabe la verdadera causa de que eso suceda (Estudiante). Esta vez estamos frente a un caso de proposición yuxtapuesta, ya que falta el nexo, que en este caso puede ser la “y” que marcaría la coordinación o el “pero” o el “sin embargo” adversativo. Por esa razón se escribe punto y coma o punto en el lugar de esa coma.
  1. “Un típico ejemplo podría ser  cuando ocurre un accidente de tránsito en un lugar en que no hubo testigo alguno, desde que comienzan a llegar las personas al lugar del accidente, todos empiezan a comentar y especular sobre lo que sucedió.” (Estudiante). Esta vez. la  yuxtaposición que escribió ese estudiante, indicada por la coma y la ausencia de un nexo    entre alguno y desde, no permite la coma y ya ustedes saben que los  dos signos que  se pueden usar en forma opcional en casos parecidos a ese, es el punto y coma o el punto.
  1. “Para concretizar más, destacaríamos uno de los hechos más importantes y sobresalientes; como es el usurpar funciones y niveles sociales en la vida diaria.”(Estudiante). Adviertan que la tendencia en los casos que les he presentado, y también en la generalidad de los textos que uno encuentra escritos por articulistas, es poner coma en lugar del punto y coma y en este caso, el usuario escribió punto y coma en vez de la coma, que en cierto modo, contradice la tendencia dominante, tal como hemos visto en los cinco casos anteriormente presentados.
  1. “Se mantiene la vigilancia al desarrollo y evolución del huracán Irma, dicho sistema es un huracán categoría 3…” (ONAMET).  De nuevo estamos frente al caso de proposiciones yuxtapuestas, que hemos visto que no llevarán coma,  sino punto y coma o punto.
  1. “El vertedero de Tamboril…ha sufrido un cambio en los vientos debido a los fuertes fríos que han afectado la región norte de nuestro país, todo esto ha creado que la humareda se extienda hacia la ciudad de Santiago…”(Articulista de La Información). También en este ejemplo se emplea indebidamente la coma en una yuxtapuesta, que lo es por la ausencia de una “y” coordinante u otro tipo de estructura sintáctica que evite la yuxtaposición.
  1. “La población dominicana durante la Segunda República apenas llega a los doscientos mil habitantes (1865-1916) es la época de las revoluciones, el patrimonialismo y el clientelismo.”(Profesor universitario y articulista de La Información). Después de la fecha no aparece marcado ningún signo de puntuación y , además,  aparece  el verbo “es” en minúscula, lo cual indica que se creyó que no había que escribir punto antes de “es”, siendo ese el signo de puntuación requerido en una estructura sintáctica de ese tipo. Me parece que se puede tener como incidental, con coma antes y después, la expresión “durante la Segunda República”. En mi caso personal, yo tomaría la opción de usar esas dos comas.
  1. “No importa cuán buenos seamos en lo académico, si no tenemos una formación humana de calidad, no llegaremos a ser ese profesional que la sociedad espera…” (Semanario Camino, noticia de una actividad). En este ejemplo hizo falta marcar un punto y coma o un punto antes de la proposición condicional, iniciada con “si no tenemos,  y no una coma. Con esa coma se dificulta la comprensión de lo que se quiere expresar y alguien que lea el texto titubea y se pierde en la lectura.  Recuerden que siempre se ha dicho que los signos de puntuación son los auxiliares de la lectura y de la comprensión. Por lo tanto, un buen escritor debe manejar bien las normas y el uso adecuado de esos signos.
  1. “El don del Espíritu nos ayuda a realizar cada una de las obras agradables al Señor, iniciando con una conversión de corazón, pidamos a Dios que nos envíe su Espíritu Santo para iluminarnos con su santa Palabra.” (Guía Mensual, Plan Pastoral de la Iglesia católica, mayo 2018). La coma que aparece delante de “pidamos” evidentemente que no está bien empleada, pues el contexto indica un cambio de idea, ya que la primera parte constituye una afirmación de algo dado como una realidad y la segunda parte, iniciada por pidamos, representa una sugerencia. Ambas partes tienen una estrecha relación, pues se está desarrollando una misma temática, pero cada una de ellas transmite un mensaje diferente mediante una estructura sintáctica propia y completa en sí misma. Por esa razón, el punto es el signo que necesariamente tenemos que emplear en el lugar en que aparece esa coma ya mencionada. Ni siquiera el punto y coma se debe emplear en ese caso, ya que la estructura de ese texto no se ajusta a ningún caso en los que se puede usar el punto y coma.
  1. “En el mundo medieval era difícil el ejercicio del derecho, estos tenían una concepción divina, colocada por encima de cualquier dimensión terrenal.” (Profesor universitario con doctorado, historiador y articulista). ¿Qué les parece esa coma colocada entre “derecho” y “estos tenían”? Esa coma se puede mantener si usamos un “pues” o un “ya que” antes de “estos”. De lo contrario hay que escribir un punto y coma o un punto en ese lugar.

Como se ha podido constatar por los ejemplos ofrecidos en esta ocasión,  muchos dominicanos escritores de textos presentan serias dificultades a la hora de marcar el punto y especialmente el punto y coma, que es el signo que quise rastrear esta vez. Me  luce que existe poca preocupación, por no decir dejadez, en muchos comunicadores de ideas y  correctores de estilo, como si ignoraran la importancia capital de un  correcto empleo de los signos de puntuación. En estas notas vimos que existen casos de uso opcional, especialmente entre el punto y coma y el punto, pero es bueno saber que no todo punto  es intercambiable con el punto y coma. Además, entre la coma, el punto y el punto y coma la intercambiabilidad es sumamente escasa y se reduce, casi exclusivamente, y muy pocas veces, a la estructura sintáctica que tiene “pero”. Es conveniente, pues, para manejar adecuadamente los importantísimos signos de puntuación, que se haga un esfuerzo sostenido, acudiendo a las fuentes, muy escasas y muy inseguras por cierto, que nos puedan  ayudar en esta tarea.

Ortoescritura

Por Rafael Peralta Romero

22/02/2022

PALABRAS MALSONANTES (CONTINUACIÓN)

(El escritor Sélvido Candelaria continúa con sus apreciaciones sobre las palabras  consideradas “malsonantes” por los académicos de la lengua española. El domingo 9 de enero de 2022 se publicó la primera entrega). A continuación, el escrito de Candelaria:

Las llamadas palabras malsonantes (vea usted qué paradoja) casi siempre son las que se refieren a acciones o elementos que tienen que ver con las actividades más naturales del ser humano. Antes vimos el verbo usado para señalar actos coprológicos que, quizás por el hedor que provocan, no son bien vistas en los círculos refinados; sin embargo (y seguimos con lo antojadizamente discriminante que son los clasificadores de las palabras) dentro de sus mismas nomenclaturas, los señores censores, se vuelven un disparate. Por ejemplo:

No sabemos si por la impresionante apología que hizo don Francisco de Quevedo y Villegas sobre la palabra culo, esta, a pesar de ser el conducto natural para que se realice la acción de defecar, en las definiciones básicas, no aparece tachada de “malsonante” ni de “vulgarismo”; a lo más que se llega es a la benigna calificación de coloquial. Ilustro eso con copias textuales desde el diccionario de la RAE.

Culo

Del lat. culus.

  1. m. Conjunto de las dos nalgas.2. m. En algunos animales, zona carnosa que rodea el ano.3. m. ano.

Ahora bien, a partir de ahí, los mismos eruditos de la Academia, comienzan a enmarañar el asunto.

El culo del mundo

  1. m. coloq. Lugar muy lejano.

a tomar por culo, o por el culo

  1. locs. advs. malsons. vulgs. a hacer puñetas. Manda ese trabajo a tomar por culo y búscate otro.
  2. locs. advs. malsons. vulgs. Muy lejos. Lanzó el balón a tomar por culo.

Con el culo al aire

  1. loc. adv. malson. coloq. En situación comprometida por haberse descubierto algo. Su actuación nos dejó con el culo al aire.

Confundir el culo con las témporas

  1. loc. verb. malson. coloq. confundir la velocidad con el tocino.

dar por culo, o por el culo

  1. locs. verbs. malsons. vulgs. sodomizar.

¿Alguien me puede explicar cuál es la razón que se argumenta para determinar por qué en unos casos, la misma palabra es, “bien sonante” y, en otras, “malsonante”?

Lo mismo con la palabra singar.

Según el mataburros, este verbo se manifiesta en dos acepciones:

 

Singar

  1. intr. Mar. Remar con un remo armado en la popa de una embarcación, manejado de tal modo que produzca un movimiento de avance.
  2. intr. malson. Cuba, R. Dom. y Ven. Realizar el coito.

Notemos que casi siempre, cuando se refiere a un acto consustancial a la naturaleza humana, las palabras son señaladas como “malsonante”, no obstante  tener las mismas grafías y el mismo sonido (además, en este caso, de la genial analogía que se hace en la última acepción, con el primer significado) de otras que son dadas como buenas y válidas, al no aplicársele ningún sambenito.

Esto es lo que me ha llevado a pensar en una conjura contra ciertos conceptos, por intereses muy particulares. Una conjura que, sin embargo, no incluye la palabra más fea, rastrera y malsonante que pueda existir en nuestro idioma (y en cualquier otro) por el contenido de dolor e inhumanidad que descarga al pronunciarse o escribirse: hambre.

 

29/02/2022

VOCES TAÍNAS QUE NO SOSPECHAMOS QUE LO SON

En conversación reciente con el doctor Max Puig Miller, salió a relucir la cuestión de las palabras indígenas de la isla de Santo Domingo que han tenido mayor repercusión y uso universal. Sin escrutinio alguno coincidimos en que la voz /huracán/ supera a todas. A seguidas el distinguido intelectual mencionó el vocablo /tabaco/ como una de las voces de nuestros antepasados más divulgadas en el mundo, yo, aunque menos seguro que él, asentí.

“Viento muy impetuoso y temible que, a modo de

torbellino, gira en grandes círculos, cuyo diámetro crece a medida que avanza apartándose de las  zonas de calma tropicales, donde suele tener origen. Así la define el Diccionario de la lengua española. Esta definición guarda estrecha vinculación con el concepto de huracán usado en la lengua taína.

El escritor Rafael García Bidó, citando al cronista  Gonzalo Fernández de Oviedo, explica de este modo la etimología taína de la palabra huracán: “hu es viento, ra energía, can centro; huracán es viento concéntrico”. (Voces de bohío/ Vocabulario de la cultura taína, Archivo General de la Nación, Santo Domingo, 2010, pág. 82).

Esta voz criolla ha sido traducida a más de una docena de lenguas y en casi todas conserva lo esencial de su grafía original: hurricane, inglés; ouragan, en  francés, furacao, portugués; uragano, italiano; furacán, gallego; hurrikan (húngaro y otras lenguas europeas).

En cuanto a la palabra /tabaco/ hay detalles que señalar. El Diccionario académico ubica su origen en el árabe clásico (?ub[b]aq) y asegura que antes del descubrimiento de América se aplicó ese nombre “a la olivarda, el eupatorio y otras hierbas medicinales que mareaban o adormecían; cf. Atabaca”.

García Bidó, en la obra citada, transcribe una explicación atribuida al padre Las Casas que concluye de este modo: “… tenían otra manera de yerba como propias de lechugas, y éstas secaban al sol y al fuego, y hacían de unas hojas de árbol secas un rollete como se hace un mosquete de papel y metían dentro de aquella yerba y encendían el mosquete  por una parte, y por la otra sorbían o atraían el humo hacia adentro del pecho, lo cual les causaba un adormecimiento en las carnes y en todo el cuerpo, de manera que no sentían hambre ni cansancio, y estos mosquetes llamaban tabacos” ( pág. 121).

La lengua taína fue la primera encontrada por los europeos, quienes contribuyeron a divulgarla. Otro factor que contribuyó a la expansión de términos taínos fue que esta etnia pobló otras islas (Puerto Rico, Bahamas, Cuba). La lexicógrafa María José Rincón, académica de la lengua, ha apuntado setenta palabras taínas en el Diccionario de la lengua.

Entre los nombres comunes (cosas, animales, alimentos, frutos agrícolas) tenemos y empleamos una amplia colección de vocablos de origen indígena que ni siquiera sospechamos que lo sean. Algunas de esas voces se han internacionalizado, tales como: manatí (mamífero marino), hamaca (cama colgante), coa (herramienta agrícola para hoyar en conucos),  barbacoa (espacio alto para guardar cosas; asadero) y caoba (árbol de madera muy apreciada).

Otros sustantivos heredados de nuestros aborígenes que  resultan indispensables son: yuca, hutía, mapuey, batey, conuco,  casabe, cacique, areíto, caney, bohío, canoa, batata, ají, maíz, jagua, bija, higüero, maní, lerén, algodón, cabuya, yautía, guanábana, guáyiga, anón, lambí, fotuto, tereque, henequén y  guayo.

La palabra /cana/ (variedad de palmera cuyas pencas sirven para techar) ha ganado vasta divulgación en el exterior, pero la guardaré para el próximo domingo, el cual versará sobre topónimos taínos (nombre de lugar) y antropónimos (nombre de personas).

 

5//02/2022

¿SERÁ PUNTA CANA EL TOPÓNIMO TAÍNO MÁS FAMOSO?

En el artículo anterior, titulado “Voces taínas que no sospechamos que lo son”, nos referimos a las palabras comunes del vocabulario indígena con mayor propagación en el español general, entre las cuales sobresalen  huracán y tabaco.

La palabra /topónimo/, procedente del griego, significa “Nombre propio de lugar”, y toponimia la rama que estudia los nombres propios. Hoy continuamos con las voces taínas, específicamente con las empleadas por nuestros aborígenes para nombrar lugares: regiones, pueblos, ríos.

Al momento de llegar los europeos, el gobierno de la isla estaba distribuido en cinco cacicazgos: Marién (cacique Guacanagarí), Maguá (Guarionex), Maguana (Caonabo), Higüey (Cayacoa) y Jaragua (Bohechío).

Al menos cuatro provincias llevan nombres procedentes de la cultura indígena: Azua (del cacicazgo de Maguana), Baoruco (sierra en el cacicazgo de Jaragua), y una (San Pedro de Macorís) que recuerda a los indios macorijes. “Macorix: Una comarca del norte y noreste de la isla, en la Cordillera Septentrional, donde vivía el pueblo de los macorijes”. (García Bidó, Voces de bohío. Vocabulario de la cultura taína, Archivo General de la Nación, 2010, pág.97).

Entre los municipios importantes que llevan nombres taínos se cuentan: Higüey, Moca, Nagua, Samaná, Cotuí, Neiba, Dajabón, Jimaní, Bonao, todos cabeceras de provincia.  A estos se suman Jarabacoa, Jánico, Jamao, Tamayo, Bohechío, Licey, Bánica, Jima, Manabao, Baracoa, Yaguate, Nisibón, Baitoa, Jaragua,Bayahibe (distrito municipal de  La Altagracia), Guananico (de Puerto Plata), Cutupú (distrito La Vega). Podría agregarse a Bayaguana, porque ese nombre resulta de la unión de Bayajá y Yaguana, pueblos taínos, destruidos por el gobernador Osorio.

Tenemos municipios que llevan nombre indígena combinado con otro hispano: San José de Ocoa, San Pedro de Macorís, San Francisco de Macorís, Azua de Compostela, Santa Cruz de Mao y Santa Cruz de El Seibo, San Juan de la Maguana y San Rafael del Yuma.

No se sorprenda de que el nombre Gualey (sector de  Santo Domingo) proceda de la cultura indígena, como también Guajimía (cañada en Santo Domingo Oeste).  Macao (pueblo de indios en Higüey) es hoy punto turístico.

Los cuatro ríos principales de República Dominicana conservan nombres indígenas: Yaque del Norte, Yaque del Sur, Yuna y Ozama. Pero otros muchos:  Ámina (río de Mao), Anamuya (de Higüey), Azuí o Asuí (río de Hato Mayor), Bacuí (rio y localidad de La Vega), Baiguate, (río de  Jarabacoa), Yuna y Camú (La Vega), Yuma (San Rafael del Yuma), Cumayasa (río de La Romana), Artibonito (río en la frontera), Licey (río de La Vega; municipio Santiago), Nagua (río de ese municipio), Seibo (río), Jamao (en el municipio de igual nombre),Higuamo (San Pedro de Macorís, se une al Casuí y al Macorix).

¿Por qué no son Babeque y Quisqueya (nombres de la isla) o batey (plaza taína y luego hábitat de trabajadores cañeros) o Higüey (municipio que comprende importante zona turística) los topónimos indígenas más conocidos en el mundo?

Sucede que el vocablo común/cana/, con el que se denomina una variedad de palmera que sirve para techar y para artesanía, figura en el inventario léxico de García Bidó (obra citada, pág.36) como voz taína. Por la abundancia de este árbol en un cabo o punta de la costa correspondiente a Higüey, el lugar vino a llamarse Punta Cana.

Es, sin duda, el principal destino turístico de la República Dominicana y uno de los más importantes del Caribe. Tan famoso es el sitio que algunos visitantes creen que es el nombre del país o que se trata de una isla. No fue un antropónimo indígena, pero la palabra clave sí lo es.

 

12/02/2022

NACIMIENTO DE UN NOVELISTA

Con “Teresita, la historia de un gran amor”, Claudio R. Bermúdez se inicia como novelista. El nacimiento de un novelista llega parejo con la creación de la novela.

Bermúdez ha estructurado una trama a partir de hechos singulares recogidos en el pueblo ficticio de Los Uveros, que no es tan ficticio porque resulta fácil descubrir que se trata de Miches, en una atmósfera que corresponde a los años 1970 y 80. Predomina el realismo, pero el autor ha sabido aderezar su obra con estilo donairoso, revelador de que se ha preparado para el trabajo de escribir, que no resulta el más cómodo. Veamos el párrafo inicial de la novela:

Pudo salvar su vida con un raudo salto a la cuneta. Al estar tirado en el suelo, estupefacto aún, como preguntando, ¿qué pasó?, con los ojos nublados, una rata pasó por encima de su cuerpo y de otro salto supo que seguía vivo. Se sacudió. Ya de pie, subió de nuevo al camino y trató de organizar en la mente lo sucedido. Recordó que solo vio el celaje de un auto que por milésima de segundo casi lo atropella. No llegó a identificar ni marca del vehículo, ni numeración de placa, mucho menos al conductor. Prosiguió su camino tratando de olvidar el hecho. Nada más pensaba en su amada Teresita.

Justamente, la obra toma como pretexto el noviazgo de Jaime y Teresita para referir de forma grácil el modo de vivir de la comunidad. Vida, costumbre, léxico de la gente de Los Uveros discurren a lo largo del texto, de 138 páginas. Lo que aquí se cuenta, allí ocurrió, pero el novelista -para ser novelista- no toma fotografías de los hechos, sino que los dibuja y los desdibuja. Ninguna novela debe asumir como compromiso la fidelidad a la realidad histórica, pues no hace falta ni conviene. La historia es una ciencia y su compromiso es con la verdad, la novela es una obra de arte y su fin es el deleite estético. Claro, todo novelista -o quien quiera serlo- observa su entorno, anota en su conciencia y a veces en papel lo que ve y oye.

Bermúdez ha vertido sus recuerdos de adolescente criado a la orilla de la mar, en la costa atlántica, en ese pueblo encantador que para entonces era solo de sus nativos. Salen a relucir la integración familiar, la vida sana entre  amigos y vecinos,  y más que eso, la presencia de personas cuyo pintoresquismo los convertía en  personajes. El neonovelista los ha incorporado a su obra porque se dio cuenta de que estos andaban reclamando un autor que lo hiciera, que no solo a Pirandello le ha pasado.

Cada personaje de esta obra tuvo su arquetipo (modelo) en la realidad y los micheros los descubrirán de inmediato, pero qué bueno que quienes no conocieron esta etapa de la vida pueblerina los ubiquen en el plano de la imaginación.

¿Qué ocurrió con los amores de Jaime y Teresita?  De niños eran vecinos, sus padres vislumbraron que se amarían, se hicieron novios y parecían felices, pero vinieron los conflictos.  No diré qué pasó, mejor digo  que no puede haber novela sin conflicto.

Precisamente, bienvenida sea Teresita, la historia de un gran amor, primera novela de Claudio Rafael Bermúdez Peralta, quien con esta obra presenta su tesis de grado para investirse de novelista. Ahora le falta escribir otra que supere la primera y eso  lo ayude a liberarse del síndrome de la novela única, el cual ha afectado a importantes novelistas dominicanos (Galván, Cestero, Marrero, Vergés…). Enhorabuena.

 

19/02/2022

NOMBRES DE ENFERMEDADES Y ÓRGANOS, ¿POR QUÉ LAS DIFERENCIAS?

Muchos se lo han preguntado: ¿Por qué a la inflación del hígado se llama hepatitis y no higaditis? Por igual podrían cuestionarse la relación entre dermatitis y un mal de la piel o por qué denominar otitits a la inflamación en los oídos.

Les adelanto que no se trata de incongruencias, sino resultados de hechos sociales y políticos y la inevitable presencia de la lengua, cual que sea, en todo acto humano: en el placer, en el dolor, en el arte, en la guerra, en la religión… en la ciencia.

Justamente en la ciencia, la lengua griega ha influido en muchas otras, en buena medida en el castellano. Los nombres de las ciencias y las profesiones proceden mayormente del griego: zoología, psicología, antropología, ortopedia, ortografía, pedagogía, odontología, geometría, neurología…

La voz anatomía procede del griego, pero ingresó al español por vía del latín tardío “anatomía”, y significa ‘disección’ o ‘descripción anatómica’. Este artículo pretende ser una “disección lexicográfica” de vocablos de la anatomía humana y la relación de sus nombres en español con las voces que se refieren a su estado de enfermedad o inflamación.

Iniciemos con hepatitis (del griego hepatos, hígado e -itis, inflamación). Con la voz hepatitis se nombra la inflación del hígado. La raíz hepatos- es importante para entender otros nombres relacionados con el hígado: hepatología (rama que se especializa en ese órgano), hepatólogo (especialista en hígado).

Otitis es la inflamación del oído, palabra que proviene del griego “otos”, de ahí que en la farmacología la raíz oto- sea empleada para crear nombres de productos destinados a la salud del órgano de la audición. El especialista de los oídos (oto-) generalmente lo es también de la nariz (rino-), de la laringe (lárynx, -yngos)   y se le llama otorrinolaringólogo.

De la raíz griega /dermat-/ se forman palabras castellanas relacionadas con la piel (dermatitis, dermatología, dermatólogo…) aunque la capa que cubre los músculos se nombre con una palabra procedente del latín: pellis. No tenemos una voz “pielitis”, aunque sí   /mielitis/, del griego myelós, médula. Es como se denomina la inflamación de la médula espinal.

Con la voz /celulitis/ se nombra mayormente la acumulación de grasa en ciertas partes que produce rugosidad en la piel. Sin embargo, por su morfología (De célula e -itis) debería inflamación de la célula. (Célula deriva del latín científico cellula).  En una segunda acepción, el Diccionario de la lengua española define /celulitis/ de este modo: Inflamación del tejido conjuntivo subcutáneo.

Algunos hablantes se refieren a la inflamación de un tendón como “tendonitis”, derivación que parece lógica, pero el Diccionario académico no registra esa palabra, sino /tendinitis/.

Es mejor que una inflamación en la vagina sea llamada /vaginitis/, como tiene que ser (De vagina e -itis). Vagina procede del latín y equivale a ‘vaina’. ¿Vainitis? No, mejor vaginitis. Similar ocurre con su contraparte /prostatitis/ para referirse a la inflamación de la próstata.

Artritis es la inflamación de las articulaciones, nos llegó por el latín que a su vez la tomó del griego “árthron”, que es ‘articulación’. Muchas otras voces hispanas relacionadas con las articulaciones emplean la raíz artr-, ejemplo: artrosis, artrología, artropatía…).

¿Cómo llamar a la inflamación de la vejiga? ¿Vejiguitis? No, por favor: cistitis (inflamación de la vejiga de la orina). Viene del latín científico “cystitis”, y este del grigo  kýstis ‘vejiga’ e  ‘-itis’.

La parte interior de la nariz (la mucosa) también se inflama. Lo conocemos como /rinitis/, (De rino- e -itis). Rino, del griego, nariz.

¿Será que el colon es una cola? Su inflamación se llama colitis. Viene del griego “Kólon”, pero no tenemos claro por qué es colitis y no colonitis. Un intríngulis de la lengua.

Temas idiomáticos

Por María José Rincón

MÁS QUE UN SÍMBOLO

La palabra mangú es más que un símbolo para los dominicanos

En febrero del año pasado una campaña publicitaria de los supermercados Jumbo nos sorprendió preguntando «¿Sabías que la palabra mangú no aparece en el diccionario?». Curiosamente a lo largo del año 2021 el sustantivo mangú fue la palabra más consultada por los dominicanos entre las que no estaban registradas en este diccionario, solo superada por teteo. Esta iniciativa publicitaria puso en marcha una acción conjunta de CCN y Jumbo, el Instituto Guzmán Ariza de Lexicografía y la Academia Dominicana de la Lengua para proponer la inclusión de mangú en el Diccionario de la lengua española.

En diciembre de 2021 vimos aparecer mangú entre las entradas incorporadas al Diccionario de la lengua española en su actualización anual. Y los dominicanos hemos seguido buscándola en el diccionario; de hecho, es la palabra más buscada por los dominicanos en el último mes. Casi tanto como otras, hermosísimas y relacionadas con la época navideña, que desplazaron a teteo, como soñarcabalgatainfancia o prosperidad.

Una palabra más o menos se pierde en el mar desbordante de palabras que es un diccionario del español. Sin embargo, cuando la palabra habla de nosotros, de quiénes somos, de nuestro pasado y de nuestro presente, se convierte en un símbolo del aprecio por nuestras expresiones, por lo que aportamos de distintivo, pero también por lo que compartimos con tantos que hablan nuestra misma lengua. Esa es la trascendencia real de que mangú esté en el DLE. Esta iniciativa nos ha mostrado que el compromiso social de las empresas puede ser un buen aliado para promocionar el buen uso del español, para animar a valorar nuestra lengua, para promover la lectura. No dejemos que se quede solo en un símbolo.

 

25/01/2022

UNA TRAMPA PRODIGIOSA

Recién salida de una exposición asombrosa, modesta en su exterior y resplandeciente en su interior, renuevo mi pasión por las letras, por las palabras, por los libros

El viaje no es solo el traslado de un sitio a otro. El viaje es la transformación que ese traslado opera en nosotros. Si la lectura es un viaje, leer no es solo recorrer hileras de letras y pasar páginas; leer es la transformación que esas letras y esas páginas operan en nosotros.

Recién salida de una exposición asombrosa, modesta en su exterior y resplandeciente en su interior, renuevo mi pasión por las letras, por las palabras, por los libros. La Universidad de Sevilla organiza «Imago mundi. Libros para tiempos de barbarie y civilización». En su introducción leo: «Cada cierto tiempo el mundo se para. Entonces algunos en el mundo observan, leen el mundo y tratan de representarlo».

Conforme escribo estas líneas pienso que debe haber algunos leyendo el mundo y tratando de representarlo, porque, sin duda, en estos tiempos hemos visto al mundo pararse. La mayoría de las representaciones de este mundo nuestro serán recogidas en los libros.

No se dejen engañar por la fragilidad aparente del libro. El libro guarda en sí mucho poder. Desde que las letras nos permitieron dejar de confiar en nuestra memoria imprecisa y leer y releer las voces más diversas, hemos conquistado el tiempo. Emilio Lledó nos dijo una vez que «el libro es, sobre todo, un recipiente donde reposa el tiempo. Una prodigiosa trampa con la que la inteligencia y la sensibilidad humana vencieron esa condicio´n efi´mera, fluyente, que llevaba la experiencia del vivir hacia la nada del olvido».

Este viaje por la «Imago mundi» me ha recordado la magia que atesora ese objeto humilde, extraordinario, que hemos heredado y sobre cuyas alas se extienden, como dijo Borges, la memoria y la imaginación.

 

1/02/2022

NO VOLVERÁN A SER LOS MISMOS

Se trata de ponerse metas alcanzables durante el año

Ya bien entrado el mes de enero ha llegado la hora de ponernos en serio con los propósitos –que no resoluciones– para 2022. No sé si entre los que se han trazado para este año se encuentra aprender más sobre nuestra lengua. Si ni siquiera se les había pasado por la cabeza esta idea, los invito a mejorar la ortografía, acrecentar y afianzar el vocabulario o habituarse a la lectura. Cualquiera de estos objetivos puede ayudarnos a desenvolvernos mejor con las palabras. Tomen lápiz y papel, celular, tableta o computadora y dispónganse a anotar pequeñas metas que puedan ir alcanzando cada semana.

Deben elegir objetivos concretos, útiles y realistas. Si se trata de ortografía, elijan cada semana una palabra de esas que siempre les provocan dudas; manoséenla, consúltenla en el diccionario, escríbanla unas cuantas veces, aprendan las razones que hay detrás de su escritura correcta. Palabra a palabra irán salvando esos escollos.

Si se trata de conocer más voces, busquen cada semana un término desconocido que hayan oído o leído por ahí; búsquenlo en el diccionario, aprendan sus sentidos y sus usos; incorpórenlo a su conversación diaria, aunque sea de relajo; háganlo suyo.

Si se trata de lectura, nada más fácil. Pónganse una meta poco ambiciosa. Pueden organizarse, por ejemplo, reservando un periodo de tiempo diario para leer. No tienen que ser dos horas; bastaría para empezar con dedicar quince minutitos de nada. Róbenselos a WhatsApp, por ejemplo, y me lo agradecerán. Tienen la opción de marcarse un número concreto de páginas para cada día. No importa el formato, lo verdaderamente importante es que la lectura pasará a ser parte de su vida diaria. Ni ustedes ni su lengua volverán a ser los mismos.

 

8/02/2022

SALDAR UNA DEUDA

Hoy quiero saldar una deuda, aunque toda una carrera no me permitirá saldar las que he contraído con don Manuel Seco, quien falleció el pasado 16 de diciembre en Madrid. Don Manuel Seco Reymundo nos ayudó, y nos seguirá ayudando, a resolver escollos e inseguridades en el uso de la lengua española gracias a su Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, cuya consulta aconsejo fervientemente a todos aquellos que escriban y quieran hacerlo con corrección.

Ingresó en la Real Academia Española como miembro de número en 1980 para ocupar el sillón A. Rafael Lapesa, otro gigante de la filología, le respondió por parte de la Academia. Pronunció Seco el extraordinario discurso titulado Las palabras en el tiempo: los diccionarios históricos, que pueden leer en la página electrónica de la RAE (www.rae.es). Pocos sabían tanto como él de diccionarios históricos. Desde el Seminario de Lexicografía de la RAE trabajó durante treinta y un años en el Diccionario histórico del español, pasando desde redactor a director.

Escribió una de las obras de mesilla de noche para los que nos dedicamos a esto tan raro de hacer diccionarios. Todos los lexicógrafos del español hemos bebido, o deberíamos haberlo hecho, en la fuente de sus Estudios de lexicografía española.

Lexicógrafos o no, todos los que hablamos español tenemos un diccionario de referencia fundamental en los fabulosos dos tomos de su Diccionario del español actual, que dirigió y redactó con Olimpia Andrés y Gabino Ramos, una obra imprescindible, concienzuda e innovadora. Manuel Seco no solo nos enseñó cómo hacer diccionarios; también nos enseñó a tener siempre presente que, como él dijo alguna vez, «Una lengua es patrimonio de una comunidad, y quien la hace y la deshace es mayoría».

 

15/02/2022

LA AVENTURA DE VIVIR

Coincidir es más que estar de acuerdo

Coincidí con Inés Aizpún hace unos días. Y coincidí con ella en más de una acepción del verbo coincidir. Concurrimos simultáneamente al auditorio de Unibe convocadas por esta universidad y por la Fundación Felipe González para escuchar al expresidente del Gobierno de España hablar sobre gobernanza y globalización. Desde luego yo no había logrado zafarme aún de la extraña sensación de volver a la normalidad, aunque fuera descafeinada. Coincidí con ella además en el sentido figurado de ‘estar de acuerdo en una idea, opinión o parecer sobre algo’. Y lo sé porque Aizpún se hizo eco en su AM del hincapié que hizo González en la prioridad de la educación como clave para el desarrollo humano.

Felipe González le pidió a la universidad que se centrara en educar sobre la condición humana. El conocimiento científico es esencial y prioritario, el conocimiento técnico también; pero ninguno de esos conocimientos, ni ningún otro, se sustentan si olvidamos el conocimiento sobre la naturaleza, el carácter, el pensamiento, la imaginación o los sueños; sobre todo aquello que nos hace humanos, para bien y para mal. Recordó González, con su don para contar, que, como suele suceder, se ha aquilatado con el paso de los años, que Aristóteles, Shakespeare y Cervantes siguen tan vigentes como el día en que tomaron el calamus aquel y la pluma estos para narrarse a sí mismos y también a nosotros, que los leemos –¿?– muchos siglos después.

¿Estará esta universidad de ahora preparada para asumir el reto? ¿Estará la universidad de nuestros días dispuesta a hacerse cargo de formar profesionales, de cualquier área – incluso, mientras más técnica mejor– que tengan presente la condición humana? ¿Por qué no una lectura de Don Quijote como materia transversal para salir al mundo preparados para la aventura de vivir?

 

Perfil del español dominicano, de Bruno Rosario Candelier

«Perfil del español dominicano: el plano sincrónico de nuestro español,

del español que hablamos y que escribimos hoy en el país».

 

Por José Enrique García 

 

Generalidades 

La primera nota que vino a mis manos para trazar estos párrafos, esta disquisición general, se halla en lo siguiente: Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua, dilatado investigador de nuestra realidad lingüística y literaria, al pensar este libro acudió a los orígenes de la investigación científica que podemos definir con esta palabra:  observación, la que, a su vez, requería de puntear, marcar, señalar, contemplar para que se constituya en testimonio: una metodología primigenia aún útil para la consecución de un libro como Perfil del español dominicano. Voces y expresiones del habla criolla.

Así, anotando, subrayando, atrapando, intuyendo, escarbando, concretando en la línea la oralidad ordinaria del pueblo dominicano, todo aquello que vio, sintió, olió, oyó, percibió: los latidos de los sentidos, palpitan y confluyen en el cuerpo temático de este libro.

Lápiz, lapicero, pluma, el instrumento que a la mano tuviese, se siente y advierte en estas páginas, lo que posee una importancia no relativa, pues estos gestos metodológicos señalan e imprimen esa inmediatez, esa cercanía, en suma, esa sincronía; esencia entera del libro. En brevedad: es un texto esencialmente sincrónico.

Desde luego, elemental máxima, no hay sincronía sin diacronía, lo diacrónico es lo primero, y en ese primero, descansa lo sincrónico. De lo que se trata es que el cuerpo del texto, sustentador, asiento tiene en los puntos paralelos sincrónicos, lo que le imprime su sello, su naturaleza.

La práctica metodológica que conduce a la recopilación de las informaciones pertinentes, a las razones lingüísticas, a la característica de la materia: el lenguaje actual dominicano, se afirma en estos medios: libros, periódicos, revistas, folletos, alocuciones de radio y televisión, que van desde la especulación filosófica hasta la jardinería, deporte, farándula… todas las formas del decir y escribir posible aparecen en estas páginas.

La bibliografía general del libro, contabiliza 404 publicaciones, las que cubren las más variadas formas y medios. Estos 404 textos proporcionan un fuerte y decidido rigor científico, imprimiéndole total legitimidad a la obra.

Libro, reiteramos, pensado. De ahí su coherencia, manifestada en una vértebra que norma su estructura: todas las partes que lo integran, aun aquellas que, en apariencia nos ofrece una distancia de esa médula, nos referimos a los temas de naturaleza literaria. Estos no contienen distanciamientos, al contrario, partes íntimas son del tejido intrínseco de la obra. Ahora con una inclinación bien especificada, bien dirigida: subrayar los elementos lingüísticos que en ellos se articulan y presencia esa sincronía del lenguaje dominicano: propósito primario de esta obra que se explicita en esta proporción: presentar, en un plano, el estado -aunque siempre en movimiento- del español dominicano de las últimas décadas.

El núcleo central de Perfil del español dominicano: el plano sincrónico de nuestro español, del español que hablamos y que escribimos hoy en el país.

Antecedentes 

Bruno Rosario Candelier dando continuidad a una justa metodología, apegado a patrones o a exigencias científicas, acude o sintetiza los antecedentes de su estudio.

Los antecedentes fundamentales, también los de segundo y los de tercer orden, abarcan, prácticamente, los textos que de una forma u otra han abordado este tema, especialmente, en el ámbito lexical. De modo que inicia con El español en Santo Domingo, de Pedro Henríquez Ureña, raíz primaria de los estudios filológicos hasta nuestros días.

Hay en el libro de Pedro Henríquez Ureña, para ejemplificar, un elemento clásico porque marca el comportamiento o carácter del léxico dominicano para esa época, un rasgo muy distintivo de nuestro español: la preeminencia de arcaísmos. Ese rasgo es significativo porque a medida que surgen los estudios siguientes hasta llegar a este libro de Rosario Candelier, vemos cómo fue evolucionando ese carácter, esa esencia del lenguaje dominicano, y cómo van desplazándose en algunos elementos que son constitutivos en un momento determinado.

Después del libro de Pedro Henríquez Ureña, siguiendo la cronología, nos encontramos con el libro de Manuel Patín Maceo, que hizo significativo aporte al estudio lexicográfico dominicano y al español en sentido general.

Otro elemento, ya de manera más tangencial pero significativo, es el trabajo de Ramón Emilio Jiménez, quien se detuvo a través de su texto literario en el léxico dominicano y, desde luego, también llegó a escribir un libro específico del español.

Otro estudio, en el orden cronológico, se circunscribe a los aportes de Emilio Rodríguez Demorizi, que se detuvo a ver nuestro español de manera consciente

Un estudio fundamental que Bruno Rosario Candelier reseña, ampliamente, es Más datos del español dominicano, de Max Arturo Jimenes Sabater. Jimenes Sabater, siguiendo las huellas de Pedro Henríquez Ureña, escribe un libro determinante de este fluir. Es un momento también importante, desde el ángulo científico, el abordaje de nuestro idioma.

En Orlando Alba, reseñado también, tenemos un genuino estudioso del español sincrónico dominicano. Vida, la suya, dedicada al estudio de nuestro español y que Rosario Candelier, en este libro describe y asienta. Dentro de estos antecedentes, justo tratamiento, reconoce los aportes, hartos significativos, de María José Rincón.

Hasta ahí, son los libros fundamentales que pertenecen a ese fluir de los estudios del español dominicano de manera científica, objetiva.

Bruno Rosario Candelier en este apartado de su libro, además de esos estudios fundamentales, se apoya y reseña y da espacio, como es necesario, a todos aquellos estudios que sobre lexicografía fueron sucediéndose de manera sistemática en el tiempo. Asimismo, da espacio a aquellas personas que han abordado este aspecto: carácter del español dominicano de las últimas décadas. Todos, al fin y al cabo, son los que proporcionan sostén a la propuesta de Bruno Rosario Candelier, porque este estudio, en suma, constituye una continuidad de todas esas reflexiones que sobre nuestro lenguaje han fluido en los últimos tiempos.

El léxico 

Expresa Bruno Rosario Candelier: «En la base de la variante idiomática dominicana subyace la creación de voces criollas y significados peculiares en vocablos de la lengua común, atributo propio de las variantes de una lengua. El léxico dominicano conserva voces antiguas, como “tutumpote” (poderoso, magnate), “aguaitar” (observar), “alpargata” (zapatilla), “curcutear” (indagar), “gobernalle” (timón) o “maipiola” (celestina), voces usuales entre los hablantes del pueblo; y ha creado vocablos originales, como “chopa” (sirvienta), “chepa” (casualidad) o “pariguayo” (tonto)» (p. 89).

A manera de ejemplo, nos detenemos en el capítulo titulado «Creaciones léxicas del habla criolla». Este comprende varios apartados en torno a la lexicografía. Aspectos de la lengua que contribuye, de una manera sustancial y definitoria, a la creación del carácter general de una lengua, y muy especial a su carácter sincrónico, en este caso del español dominicano.

Como es del conocimiento general, y también inmediato, donde se experimentan mayores flexibilidades, cambios, es en el aspecto lexical de la lengua. La palabra se afirma, desaparece, se adormece, temporalmente, y muere, otras asaltan abruptamente el primer plano y se convierten en recurrentes, en elementos conductuales, el léxico, fundamentalmente, contribuye a la formación de una conducta lingüística contemporánea o sincrónica. Dentro de este vasto mundo, tenemos los vocablos que se comportan como dominicanismos, determinado por el aspecto semántico, en nuestro caso, dominicanismos semánticos: palabra de la lengua general que en el habla del país adquieren significados diferentes al consignado en el lenguaje general. A este espacio, Bruno Rosario Candelier le imprime un amplio tratamiento en muchas de sus modalidades. Para ejemplificar, un apartado que titula vocablos con peculiares valores semánticos, ratifica esa realidad ya aludida, es decir, el dominicanismo semántico.

Con respecto al título Perfil del español dominicano. Voces y expresiones del habla criolla, es un título, sí, pero también su temática central. En este sentido, la masa mayor dentro del mundo de la parte lexicográfica, porque es ella donde se producen los mayores cambios, las mayores transformaciones que van a dar o a confirmar esa entidad en un momento determinado. Esto así porque los cambios fonéticos son distantes. Los fonemas son lentos en producirse. Solamente en el ámbito de los alófonos, en esos rasgos particulares que, más bien funcionan dentro de los idiolectos, o sea, en el habla de cada quien, es que se desparraman porque están en consonancia con la conformación orgánica del hablante, pero esas variantes de sonidos no son significativas a la hora de producir significado.

En tal sentido, los cambios fonológicos, los que marcan las significaciones, son muy escasos, se dan de vez en cuando, y eso toma tiempo. Un hecho de naturaleza fonológica que pertenece al carácter del español dominicano, como también a otros ámbitos de la lengua española, que en nosotros es muy marcado, y que existe, nos referimos a la eliminación del fonema S cuando se encuentra en posición implosiva; esto está antecediendo a un fonema oclusivo, generalmente. Por ejemplo: “pasta”, como pata, esa pérdida de la S lleva a la confusión: si es una pasta dental o pata de los animales o de una mesa. Ahí hay un hecho fonológico que es distintivo del español dominicano. Por ejemplo, la palabra “asma”, esa que está en una posición oclusiva se elimina y se convierte en “ama”, del sustantivo se pasa al verbo, de una enfermedad pasamos a un estado afectivo, el amor. El contexto va a determinar a qué palabra nos estamos refiriendo: si es al “asma”, la enfermedad del sistema respiratorio, o ama, una forma del verbo “amar”. Ahí usted encuentra un hecho fonológico distintivo, propio del español dominicano.

Mas no es la norma, difícil que se produzcan esos fenómenos fonológicos, toma tiempo para que ocurra y cuando no acontece queda dentro de las estructuras normales de la lengua general, porque en el ámbito de la fonética, los alófonos, simples variantes fónicas.

Por otra parte, en este sentido, el ámbito temático científico donde se afirma este libro es en la lexicografía, ahí sí tenemos muchos cambios y mutaciones enormes que van sucediéndose de manera muy continua y progresiva. Y este aspecto de la lengua, en este libro, Bruno Rosario Candelier, el autor se desplaza por todas las manifestaciones lexicográficas existentes. Por ejemplo, el léxico de Castilla, el tainismo, el habla popular campesina, las creaciones léxicas, el lenguaje de la calle, el lenguaje de las redes sociales, tan al día y profuso de estos tiempos; los vocablos y dichos criollos, anglicismos en el habla dominicana… todas las gamas posibles donde se manifiesta el léxico están recogidas en este libro. De modo que vamos a encontrar unas vastas consideraciones lexicales que convierten esta obra en un libro de consulta, de estudio, una obra indispensable para conocer el comportamiento del lenguaje dominicano actual.

Un rasgo significativo a destacar, además de los ya señalados, se encuentra en esos 404 textos consultados ya que en ellos encontramos una muestra altamente significativa de la literatura dominicana escrita en sus distintos géneros en las últimas décadas pues de esos textos se extrajo la sustancia misma del cuerpo temático del libro. De modo pues, que la literatura dominicana contemporánea también participa de esa sincronía.

Finalmente, uno de los atributos de este libro se encuentra en su tramado expresivo, en el que prima la comunicación sin afeites, ni retorcimientos pujados, exento de fastuosidad lexical inútil y fastidiosa. Es, dentro de sus muchos valores a destacar, aunque se trata de una materia como es la filología, en sus distintas ramas, como esta, la lingüística donde las especialidades abundan. Pero por naturaleza, el que está seguro de lo que tiene y, más aún, de su pulso; se la ingenia para encontrar el punto de equilibrio entre lo muy especializado y la majestad de lo sencillo puro.