Nunca sabemos demasiado
Hay algunas palabras que, a pesar de su sencillez, vemos usadas erróneamente con cierta frecuencia. La palabra demasiado, y su forma femenina demasiada, es una de ellas. Intentemos deshacer el entuerto, como si fuéramos caballeros andantes manchegos. Cuando la aplicamos a un sustantivo la usamos en función de adjetivo. Con ella expresamos que lo que el sustantivo significa tiene exceso o demasía: demasiado trabajo. En esta función como adjetivo presenta variación de género (masculino y femenino) y número (singular o plural) para concordar con el nombre al que se refiere: demasiado calor, demasiada lluvia, demasiadas emociones. Leer más