Tejas (Texas) – acerbo (acervo) – canibalizar – acartonar

TEJAS – TEXAS

“. . .que todavía no encuentran la forma para reparar los daños emocionales y deportivos de la que puede considerarse la peor derrota en la historia de la organización TEXANA”.

Los estudiosos de la lengua en la práctica de su español escrito y oral tienen derecho a la libertad de sustentar opiniones que por necesidad no son acordes con lo que prescriben las Academias. A veces no se trata solo de discrepancias con respecto de lo sugerido por las autoridades encargadas de preservar la unidad de la lengua común.

En ocasiones, con respecto de lo anterior, se llega al resabio. Se denomina así a la costumbre adquirida que perdura con posterioridad a la aparición de nuevas sugerencias pautadas por las Academias. Se procede así en los casos en que no se comulga con el cambio por no estar de acuerdo con él o porque se considera perturbador del orden reinante hasta ese momento en el seno de la lengua.

Toda esta explicación viene a cuento cuando se trata de las dos palabras del título. Al final de esta sección quedará clara la posición, la solución y el resabio.

Es oportuno que se aclare desde el inicio de esta argumentación que este “texana” está usado aquí para mentar una organización deportiva del estado norteamericano de Texas.

Con respecto al asunto principal de esta sección, la Real Academia Española (RAE) se pronuncia con claridad cuando sostiene que la grafía para el estado norteamericano es Texas, aunque se pronuncia /tejas/. En consecuencia no se pronuncia esa palabra /teksas/, lo que equivale a expresar que el valor de esta X no es de sonido/ks/, sino de J. El gentilicio correspondiente es texano para los nativos de este estado norteamericano. Esta pronunciación es la recomendada también en el caso de la X de México, que ha de pronunciarse como /j/ y no como /ks/.

No obstante el argumento que se esgrime para la escritura y la pronunciación, se reconoce en español que en algunas ocasiones la X puede tener otros sonidos, como de /sh/ o de “ese”, como sucede en algunas palabras de lenguas precolombinas.

Lo que tiene sabor amargo es la justificación que el Diccionario panhispánico de dudas (DPD) trae para mantener que las grafías Tejas y tejano son válidas: “Porque son las grafías de uso mayoritario en España”. Ese mismo diccionario afirma que para el pantalón solo se admite la grafía “tejano”, con jota. La Fundéu recuerda en su argumento que la grafía X conserva en su sonido el que tenía antiguamente esa letra en español y que actualmente se representa con la letra jota.

Para los estados federados debe emplearse el nombre tradicional del español para cada estado de los Estados Unidos de América, como por ejemplo: Carolina del Norte o del Sur, Luisiana, etc. Cuando se llega a Tejas, Fundéu acepta Texas también.

El resabio: Para el Estado de Texas y los habitantes, escriba Texas y pronuncie /ks/ para que todo el mundo sepa de qué se trata. Para el estado o parte mexicana de ese estado, escriba Tejas y pronuncie la /j/ con sabor para que se entienda de dónde sale. La costumbre y la claridad desempeñan su papel en estos asuntos.

 

ACERBO – ACERVO

“. . .desde su responsabilidad al frente del Museo de Kabul, que trata de recuperar el ACERBO cultural afgano tras décadas de guerra”.

En ocasiones más frecuentes que las que uno desearía admitir algunos profesionales del teclado pierden la orientación con respecto de algunos términos de la lengua corriente. El ejemplo que se cita en esta ocasión es bueno para ilustrar un caso de esos.

En la cita se encuentra lo que algunos hablantes del español llamarían una barbaridad contra el idioma general. Han metido un término por otro. Este tipo de error es muy común en las conversaciones informales. Esta clase de error acaece menos en la lengua escrita porque los redactores son más cuidadosos en la selección de sus vocablos.

Sin más preámbulos: Aquí el asunto se contrae a dejar bien establecida la diferencia entre las dos palabras del título: acerbo – acervo.

Mediante estas reflexiones acerca del idioma, en el pasado se había insistido en el punto de que este tipo de error en la grafía de algunos términos debía su origen a que en la actualidad los conocedores de la lengua han llegado a la conclusión de que en español solo existe un sonido B-V, esto es, que las dos consonantes B/V se pronuncian del mismo modo. Ya no hay tal cosa de labiodental y bilabial. Se echó al basurero la diferencia entre estas dos consonantes.

Al proceder de esta manera los académicos en lugar de simplificar el asunto para los hispanohablantes lo que han hecho es hacer más difícil la diferenciación entre las dos consonantes en su ortografía.

Para terminar con la confusión entre los dos términos del título. Basta con colocar cada palabra en su ámbito. Acerbo es de sabor áspero. Se aplica al sufrimiento que es muy intenso, cruel, amargo.

Acervo, a su vez, es montón de cosas pequeñas, bienes que pertenecen en común a varias personas. Es el conjunto de valores morales o culturales de una persona o de una colectividad.

Luego de estas definiciones acerca de estos dos conceptos no debería de subsistir duda alguna con respecto a cuándo usar uno u otro en las redacciones. No obstante todas las advertencias y aclaraciones, los errores subsisten, como puede comprobarse en la cita de esta sección. Más aun en el español de los periodistas y, esto sí que es preocupante.

 

CANIBALIZAR

“Los ratings de las principales cadenas de televisión en inglés en los Estados Unidos siguen cayendo en un mercado CANIBALIZADO por canales de cable y opciones más atractivas y atrevidas en la internet”.

Y aquí, ¿qué pasó? Cuesta trabajo al hablante de español entender que en la lengua corriente no haya un verbo que indique lo que se trata de comunicar con el participio pasado del verbo que consta en la cita.

A veces cuesta trabajo en la lengua, como en otros intercambios entre seres humanos, admitir que algunos términos no tienen vigencia registrada en la lengua pautada para expresar conceptos que los hablantes ya usan para transmitir ideas que los hispanohablantes conocen y aceptan en sus intercambios verbales.

El principal asunto en esta sección pertenece a lo que constituye el verbo canibalizar que hace rato anda en boca de los hispanohablantes, no solo para dar a entender que alguien come carne humana, sino que por extensión se usa para significar que la persona a quien se aplica es cruel o salvaje. En el texto reproducido con el uso del verbo, el participio pasado en funciones de adjetivo cobra el significado de mercado muy competido, con rivalidad sin misericordia, hasta cierto punto feroz.

Algunas palabras derivadas o relacionadas con el verbo canibalizar tienen vigencia en el español común. El uso en Hispanoamérica ha permitido la existencia del verbo canibalizar para desmantelar y desarmar una máquina para aprovechar sus piezas en buen estado. Este significado fue estudiado en una sección de estos escritos.

Un verbo como este que ya ha visto extendido su campo de acción no es raro que continúe su curso en ese sentido. Según parece eso es lo que se comprueba que sucede en el caso de la utilización del verbo en la cita. No faltará quien critique este ensanchamiento, a pesar de que es un fenómeno frecuente en las lenguas modernas, del mismo modo que sucedió en las lenguas antiguas, solo que eso sucedía en esa época con mayor lentitud que ahora.

 

ACARTONAR

“Se alejan del piso, pierden el sentido de las proporciones con ACARTONADAS amenazas y exageraciones”.

El verbo acartonarse tiene un espacio asegurado en el DRAE desde por lo menos el año 1970 cuando se publicó la decimonovena edición de ese diccionario.

A través de los años ha mantenido la misma acepción. No se ha enriquecido con aumentos de su campo de acción. Sigue como “ponerse como cartón” y continúa aplicándose a la piel de las personas que al llegar a “cierta” edad se quedan enjutas. Es el resultado de un proceso mediante el cual se adquiere el aspecto y la rigidez del cartón. Es un resecamiento y adelgazamiento de la piel que produce la vejez.

Sin ánimo de ofender puede añadirse aquí que los efectos sobre la piel antes mencionados se observan también en las personas que se someten a estiramientos de la piel, sobre todo de la cara, que se hacen (o sufren) para alisar arrugas. Por lo tanto, el acartonamiento existe no solo como consecuencia de la vejez, sino también como secuela de cirugías estéticas.

No hay que sorprenderse de que haya hablantes y hasta escribientes que sometan al verbo a excesos. Estos estiramientos son propios de las lenguas. Esta es una forma legítima que posee la lengua para enriquecerse, pero no ha de olvidarse de que eso tiene límites.

En francés tienen la voz cantonneux que significa que tiene el aspecto de cartón, es decir, que está endurecido, seco. El asunto nuevo, diferente de la lengua española, es que en lengua francesa este adjetivo se aplica también a los alimentos.

Ya el DAA consigna para “acartonado, -a”: “persona que se comporta de una manera muy poco natural y espontánea”. También, de acuerdo con el mismo diccionario, referido a la vestimenta es “muy formal, con poca espontaneidad”. En Cuba el adjetivo se refiere a la persona afectada de tuberculosis pero que ha logrado detener el avance de la enfermedad.

Como se comprueba luego de la lectura de lo que consta vertido en esta sección, todavía no se ha logrado dar con un significado registrado que le otorgue sentido a la frase de la cita. Solo resta echar a andar la imaginación para explicar lo que el columnista quiso expresar.

En el DRAE se asienta que acartonado/a es que carece de vitalidad o espontaneidad. Se aplica en  la lengua corriente al habla que repite (acartonada) las mismas fórmulas (amenazas), que no introducen asunto nuevo en su fraseología.

Como puede deducirse de las últimas frases utilizadas en este análisis, la aplicación del adjetivo al lenguaje es una innovación que sigue el camino trillado por el significado primero de la palabra que en el español americano es que “carece de espontaneidad”.

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