Encallar – atracar – planeta – órdenes- publicitar – rutinización – basar

ENCALLAR – ATRACAR

“. . .quien tiene grandes planes de conseguir permisos para ENCALLAR, de modo que los clientes puedan venir en barco al brunch (“desalmuerzo”) de los domingos”.

Algunos errores con lo que uno se topa en la lectura del diarismo impreso desconciertan por lo elemental de la falta que denotan. Sí, lo que desazona es la carencia de cultura y lectura de quien cae en este tipo de faltas. El error que se encuentra en la cita de esta sección es inaceptable que provenga de la redacción de un profesional de la comunicación social.

En el ámbito de lo náutico encallar es quedar una embarcación detenida en la arena o en las rocas por haber tocado su fondo una de estas. Eso implica que el barco o la embarcación marina queda atrapada, que no puede continuar avanzando. De la lectura de estas definiciones de inmediato se colige que no representa una acción voluntaria, sino más bien un accidente, a menos que no se trate de una excepción.

En náutica, atracar es acercar una embarcación a otra, a la costa o a puerto. Es acercar o arrimar, en sentido general. Una vez examinadas las acepciones anteriores para los dos verbos del título cabe que uno se haga la pregunta: ¿De dónde sale que alguien se equivoque acerca de un asunto tan elemental como este?

Este tipo de error en la mayoría de los casos se debe a dos carencias. La primera por la falta de lectura que es la que ayuda a asentar los conocimientos más allá de las aulas; y segunda, por un descuido que es algo en el que de un modo u otro la mayoría de las personas incurren (incurrimos).

La buena lectura es un auxiliar de gran valor para ampliar los conocimientos sobre una lengua. Además, una persona que traduce o escribe para un medio de difusión público desarrolla un cuidado muy especial cuando escribe. No hace falta mencionar que en la vida moderna con los instrumentos con que se cuenta, por ejemplo el recurso a la Internet, eso permite la verificación veloz de dudas para despejarlas.

 

PLANETA   

“. . .en la manera superficial de considerar la vida, en la forma de comportarnos y de aceptar movernos por LA PLANETA      “.

El comentario que se emprende en esta sección es excepcional porque se refiere al género de algo en español. Como puede notarse mediante la lectura de la cita, el género de planeta apareció en este artículo escrito por un ciudadano español con un artículo definido femenino antepuesto.

En el idioma común planeta aparece en todos los diccionarios como un sustantivo masculino. Las descripciones del planeta pueden variar de acuerdo con la especificidad del caso a que se refiere el concepto; sin embargo, el género del cuerpo celeste, astro o satélite permanece sin variación con respecto de su género.

No son pocas las palabras cuya procedencia más remota se encuentra en la lengua griega y cuya última letra es A y que a pesar de ello el género que se les ha asignado en español es masculino. Como ejemplos de este tipo de palabra pueden citarse: programa, pentagrama, diagrama, epigrama y otros que alargarían demasiado esta sección.

En francés planète es una palabra a la que se le asigna el género femenino. El origen del término en esa lengua es el mismo que en español, llega del griego a través del bajo latín.

Tal parece que la proximidad de España con respecto de Francia influyó en que el escritor español colocara el artículo femenino a la voz planeta.

 

ORDENES – ÓRDENES

“Aunque es cierto que hay comités legislativos bipartidistas que monitorean estos programas y jueces que deben firmar ORDENES para escuchas telefónicas. . .”

Sí, así de este modo apareció en el periódico. Sin acento, aunque se refería al sustantivo. Este es uno de esos descuidos que no tienen perdón. Se está en conocimiento cierto de que una persona de las cualidades del experto en asuntos internacionales autor de la frase copiada sabe muy bien dónde debe colocar el acento que en este caso omitió.

Este tipo de error es nuevo. Eso se explica a continuación. Es nuevo porque es el producto del exceso de confianza que se deposita en los correctores automáticos de los computadores. Si en la oración no hay palabra alguna que aparece señalada en rojo, entonces no hay que alarmarse.

Lo que no tuvo en cuenta el analista de acontecimientos internacionales es que el verbo conjugado acepta “ordenes” y de allí se supone que el corrector automático no le emitiera señal alguna de alerta.

El motivo para atraer o llamar la atención acerca de este error por descuido, es que además en el sustantivo orden, en singular, no hay que colocar la tilde: orden. No obstante eso, en plural sí hace falta que se coloque la tilde sobre la /o/ inicial para que se sepa que esa es la sílaba sobre la cual se hace el mayor esfuerzo al emitir el sonido y, además, porque aumenta el número de sílabas y eso impone que se marque ese esfuerzo.

Se procede del modo descrito más arriba con relación a la tilde porque en el singular se trata de un término que termina en /n/ (ene) de solo dos sílabas. Cuando se forma el plural regular en español “órdenes”, este lleva el vocablo a tres sílabas y esto rompe la regla de disílabo terminado en /n/ (ene), por lo tanto debe marcarse la tilde o acento gráfico.

Con el último párrafo se llegó a donde realmente se deseaba en el desarrollo de esta sección.

 

PUBLICITAR

“Sin embargo, pese a que el Departamento de Elecciones emprendió el año pasado una PUBLICITADA depuración del padrón electoral”.

Este verbo ha sido objeto de muchos comentarios mediante este espacio de estudios, así como de otras personas que se ocupan de analizar los asuntos pertinentes a la lengua española. Quizá no hace falta que se mencione, pero el verbo correspondiente es publicitar.

Corresponde, por tanto, que uno se entregue al estudio del verbo en cuestión para saber cuán certero es el uso que se hace de este en la frase transcrita, así como aclarar conceptos para que en el futuro se haga buena aplicación de este.

Lo más interesante en esta sección lo constituye el avance que trae el Diccionario de la Real Academia (DRAE) “en línea” (avance informático) acerca del verbo del título. Se espera que después de copiar lo que la RAE consigna para el verbo mentado, así como lo que se añadirá a modo de explicación, el asunto quedará claro.

El verbo publicitar se ha combatido durante varios años porque de él se ha hecho un uso que no es más que sinónimo de “ofrecer”. Los analistas de asuntos de la lengua han criticado ese uso y en cambio, han propuesto limitaciones que delinean más estrecho su empleo.

En el Diccionario de neologismos de la lengua española de Larousse de 1998 apareció el verbo aquí tratado con la acepción siguiente: “hacer publicidad o hacer pública alguna cosa. Sinónimo: promocionar”.

En un su avance informático a la vigésima tercera edición, la RAE consigna el verbo publicitar con las funciones de verbo transitivo y esta acepción: “Promocionar algo mediante publicidad”. Echa de verse enseguida que a través del tiempo el valor del verbo perduró y logró su incorporación en el seno reconocido y sancionado de la lengua corriente.

En el pasado se había abogado por limitar el alcance del verbo a casos específicos como los relacionados con algunas actividades que requerían de publicidad para conferirle autenticidad al procedimiento. Entre estos casos pueden citarse la venta en pública subasta, los edictos de divorcio y otros procedimientos propios del ámbito jurídico.

Con el reconocimiento que hace la RAE queda zanjado el asunto de modo que no hay lugar a equívocos o discusiones. Esa corporación ha reconocido lo que el uso ya había impuesto.

 

RUTINIZACIÓN

“. . .la corrupción desbocada, la multiplicación de las redes clientelares, la RUTINIZACIÓN del patronazgo que fomentan los programas sociales y la desconfianza de la población en la clase política”.

En el pasaje que consta en esta sección, a manera de ejemplo del uso de lo que se presume que es un sustantivo, “rutinización”, consta esa voz utilizada de forma que puede defenderse. La defensa a que se alude en la oración anterior no significa que se aprueba la            utilización que de este se hace.

El sustantivo de uso generalizado para denotar que algo se hace por costumbre inveterada y sin pensar, por mera práctica es… rutina.

En los diccionarios no se encuentra ni siquiera el verbo *rutinizar que podría dar visos de autenticidad a la voz del título. No existe en la lengua verbo alguno que sea *rutinar. Estas ausencias hacen menos probables la aprobación de la *rutinización.

Si se redactase una acepción para la *rutinización del título sería algo así como: “Acción o resultado de la práctica de la rutina”.

En lugar de lo que se encontró en el pasaje copiado, pudo recurrir el investigador a palabras de sentido parecido a rutina que podían muy bien reemplazar la voz desconocida en el español común, es decir, palabras como: costumbre, hábito, práctica, tradición.

 

BASAR

“La iniciativa tiene como núcleo regular el nivel de las emisiones de carbono producido por las plantas de energía BASADAS EN el carbón, nuevas y antiguas”.

Las plantas productoras de energía en general producen la mentada energía utilizando como materia prima el gas, derivados del petróleo y el carbón.

Las preposiciones para las materias que se usan para producir energía  a veces confunden a los hispanohablantes. Con mayor frecuencia que la tolerada se lee que las plantas son A carbón o A  gas. En esos casos la preposición A es inconveniente y se cuela en español por medio del francés, lengua en la que es perfectamente posible y correcto hacerlo de ese modo.

En español del bueno esas plantas generadoras de electricidad son DE gas, DE carbón o de cualquier otra cosa que se le ocurra.

En la cita copiada al principio de esta sección se encuentra algo más extraño todavía. Las plantas son “basadas en”. Este articulista se pasó de delicado. El verbo basar y su adjetivo basado/da no se prestan para este tipo de torcimientos en la lengua.

El verbo basar es esencialmente poner una cosa sobre una base. Es fundar, apoyar una cosa sobre cierta base. Es asentar sobre una base.

Algo que no se utiliza en sentido material es servirse del verbo basarse para “tener como base la cosa que se expresa”. Con suma frecuencia se sirve el deliberante de este verbo para sustentar una teoría basándose en una premisa u otro argumento que le merezca crédito.

En la oración transcrita echa de verse que el “basadas” menciona una sustancia muy concreta que no tiene nada que ver con argumentos teóricos o filosóficos. Para resumir: parece desafortunada la selección que hizo el articulista para mentar la materia prima (combustible) que sirve para producir la energía a la que alude.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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