Seminario sobre lectura y escritura en Gaspar Hernández

Al iniciarse el cursante año se realizó el 1er Seminario Distrital Educativo en el Distrito Educativo 06-07 de Gaspar Hernández, provincia Espaillat, con el auspicio de los Ministerios de Educación, de Cultura y algunas instituciones culturales de la región.

La actividad educativa tuvo como foco de estudio la lectoescritura en los centros educativos de jornada extendida y estaba dirigida a profesores de nivel básico y medio para motivar en los docentes la reflexión sobre las prácticas pedagógicas con el fin de que reorienten el proceso de lectura y la escritura en los estudiantes. Se trata de una orientación teórica y una práctica educativa para optimizar sus competencias comunicativas.

Los instructores que participaron en el seminario fueron académicos, intelectuales y profesores de reconocida trayectoria, como Rafael Peralta Romero, Valentín Amaro, Rafael García Romero, Eleanor Grimaldi Silié, Tomás Castro Burdiez, Avelino Stanley, Luis R. Santos, Edwin Paniagua y Bruno Rosario Candelier, entre otros expositores.

La jornada cultural tuvo una duración de 15 horas presenciales, con 16 paneles de una hora de duración y tres ponencias plenarias. Al director de la Academia Dominicana de la Lengua le correspondió dictar la ponencia de clausura.

Con los talleres, conferencias y charlas se busca reforzar las competencias de lecturas, caligrafía, ortografía y escritura entre los estudiantes de las tandas de jornada extendida. En este seminario los profesores participantes tuvieron la oportunidad de escuchar disertaciones sobre estrategias de formación intelectual y didáctica para promover hábitos de lecturas, el uso del computador, el conocimiento de la ortografía, los errores ortográficos frecuentes, las redes sociales y la gramática de la lengua, entre otros temas.

En su intervención ante la audiencia integrada por los profesores de la región norteña del país, Rosario Candelier presentó el tema del desarrollo literario en la formación escolar. Y al respecto comentó que si enfocamos la práctica de la lectura y la escritura entre nuestros estudiantes, con los instrumentos de la lengua y la literatura, recomendó prestarle atención al hecho de que tenemos que estudiar la ortografía de las palabras y la gramática de la lengua para tener un mejor desempeño en el uso del lenguaje, como también ponderó el estudio de los movimientos literarios, los recursos de la creación, las técnicas compositivas, combinados con ejercicios de descripción y tareas de redacción para ejercitar la creación del lenguaje discursivo y literario, una vía para tener una mejor comprensión y una adecuada práctica de las competencias lingüísticas y literarias. Y concluyó: “La idea que quiero subrayar en esta intervención es la de que nosotros, como profesores de lengua española, podemos activar la capacidad de creación de nuestros estudiantes y crear en ellos la conciencia de que con el don de la vida, hemos recibido el don de la palabra y el don de la creación, dones que nos enaltecen como seres humanos y como hablantes de una lengua maravillosa

como la lengua española, dones que estamos llamados a potenciar en nuestros estudiantes. Enfatizó que los maestros, sacerdotes, políticos, comunicadores y escritores, que tienen una responsabilidad pública, están llamados a hacer uso apropiado de sus facultades y talentos para hacer crecer la conciencia, pues como dice la Biblia, “no solo de pan vive el hombre”.

Gaspar Hernández, 12 de febrero de 2015.

Acto literario con el Grupo Mester de la Academia

 El Dr. Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua y presidente del Ateneo Insular, invitó al Grupo Mester de la Academia a un encuentro literario del Movimiento Interiorista en Azua, que fue la primera actividad del Grupo Mester en el presente año. El programa se inició con un coloquio sobre la narrativa de Emilia Pereyra en el Centro Cultural Héctor J. Díaz de la ciudad sureña. En ese acto se presentaron ponencias de M. S. Gautier sobre El grito del tambor, de Sélvido Candelaria sobre Cenizas del querer, y de Bruno Rosario Candelier sobre Cóctel con frenesí.

Al término del coloquio público, que contó con el respaldo entusiasta de la población azuana, los poetas y escritores se desplazaron a Villa Minerva donde sesionaron, tertuliaron y pernoctaron en la finca de la familia Pereyra, en Majagual, Peralta. Durante la tertulia literaria se dio lectura a los estudios literarios sobre el grupo Mester de la Academia. Los narradores Sélvido Candelaria y Rafael Peralta Romero hablaron de la obra de Miguel Solano y de Emilia Pereyra.

En la jornada dominical, Eduardo Gautreau presentó la obra de Miguel Solano, y Emilia Pereyra enfocó la visión narrativa de Ángela Hernández. Asimismo, Ángela Hernández comentó la cuentística de Rafael Peralta Romero y Ofelia Berrido trató la novelística de Manuel Salvador Gautier. A este encuentro literario con otros escritores de la región sureña, participaron representantes de distintas localidades del país. El coloquio inicial del encuentro contó con el poeta Rannel Báez, director del Centro Cultural de Azua. La jornada cultural se desenvolvió de manera disciplinada, instructiva y amena. Se debatió la obra narrativa de Emilia Pereyra y se evidenció su calidad literaria.

En la casa campestre de Majagual, construida de madera y tejas, con su galería frontal para sentarse a contemplar la naturaleza ante un jardín primoroso y una fuente cuya chorrera trinaba en el bosque cercano, los contertulios disfrutaron una cena de mangú, revoltillo de huevos a la azuana y una ensalada de aguacates, que satisfizo el paladar de los poetas y narradores invitados.

Los análisis literarios resultaron interesantes. Candelaria habló sobre la obra narrativa de Peralta y subrayó que en sus cuentos, a través del utópico pero ya patentizado pueblo de Los Uveros, construye un lugar imaginario como ha sido ejemplar en la narración latinoamericana, como el Macondo de Gabriel García Márquez y el Comala de Juan Rulfo.

Gautreau De Windt habló sobre la obra narrativa de Miguel Solano y señaló la inclinación del autor hacia la narrativa corta concebida para niños. Emilia Pereyra abordó la obra narrativa de Hernández, indicando que había una secuencia que comenzaba con una niña pequeña en su cuento “Masticar una rosa”, seguía con la misma niña en la novela Mudanza de los sentidos y terminaba con la niña ya adolescente en la novela Leona o la fiera vida. En estos narradores (Solano, Hernández y Peralta) se destacó el hecho de que trataban una narrativa localizada en los campos y pueblos del país, donde se aprecian, además del dato idiomático, costumbres y situaciones que no se dan en la ciudad. También sobre las situaciones que ocurren con la emigración del campo a la ciudad.

Tras disfrutar la estancia en tan paradisíaco escenario, los participantes quedaron alucinados por un encuentro lleno de satisfacciones humanas, literarias y espirituales, gracias a las gentiles atenciones de la amable anfitriona, la periodista, novelista y académica Emilia Pereyra.

Azua de Compostela, 7 de febrero de 2015.

Presentan el "Diccionario de la lengua española" en la Academia

La Academia Dominicana de la Lengua y Editorial Espasa presentaron la vigésima tercera edición del Diccionario de la lengua española en la capital dominicana.

La académica María José Rincón dio inicio a la actividad presentando su tema “Armonización del DED en el DRAE”. Confesó que se sentía honrada de poder hablar sobre su gran pasión, que es la lexicografía. “Hoy nos toca el honor de presentarles un diccionario que está hecho desde 1739 y que, sin embargo, renace más vivo que nunca en 2014 en su vigesimotercera edición”, expresó. La académica explicó que la complejidad de construir un diccionario es inmensa; si además hablamos de un diccionario general de una lengua como el español, internacional, de una incomparable extensión geográfica y humana, esta complejidad se transforma en titánica. Contó que entre las faenas que se les encomendaron a las Academias de la lengua española en América estaba la de incorporar al Diccionario una selección de palabras vigentes en los países americanos hispanohablantes que hasta el momento no formaban parte de la nomenclatura de la obra académica. “Para nuestra labor partíamos del lemario del Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española, publicado, y en cuya preparación también tomamos parte los académicos de esta casa. “Para que uno de los lemas o acepciones incluidos en esta obra colosal pudiera ser incorporado al nuevo DRAE tenía que cumplir dos requisitos esenciales”, dijo. El primero es relativo a su uso, compartido por al menos tres países. No se seleccionaron lemas de uso exclusivo de un país, y el segundo requisito para la inclusión en el Diccionario es su condición de que el lema no estuviera afectado por alguna de las restricciones diafásicas, diastráticas o de vigencia de uso que prevé el DA.Manifestó que su tarea era certificar los usos dominicanos para que, en concurrencia con los de otros países hispanohablantes, pudieran ser considerados como candidatos para su inclusión en el lemario del Diccionario del español por  excelencia: el DRAE.

   Luego, el académico Manuel Núñez Ascencio continuó con “Valor lexicográfico del DRAE”. Comentó que tenemos la tendencia a observar los diccionarios como algo externo a nuestra historia. “La mayoría de los dominicanos ignora que el territorio que habitamos contribuyó con aportaciones extraordinarias a la conformación de una lengua que se nutrió, en un momento especialmente importante como fue el Siglo de Oro, de las lenguas de América, y, particularmente, del taíno hablado mayoritariamente en la isla Española, en porciones de Puerto Rico y en la porción oriental de Cuba”, dijo. Habló sobre el primer encuentro con Cristóbal Colón, quien al tomar contacto con La Española, el Almirante se propone describir una nueva realidad: describir las personas, los árboles y la naturaleza de las tierras descubiertas. Señaló que cuando examinamos el Diario de Colón, nos hallamos con las primeras incorporaciones realizadas por el primer grupo hispánico que puso los pies en el continente. Subrayó que Colón emplea el arabismo “almadía”, que tenía aura de prestigio en aquel punto y hora. Muy rápidamente entró esta voz en las Crónicas de Las Casas, Fernández de Oviedo y del gran escritor italiano Pedro Mártir de Anglería. El académico explicó que nuestras relaciones con la presente obra no terminan en estas coincidencias felices. Hay usos propiamente dominicanos compendiados en esta obra. Dio ejemplos como aguante, que subraya la ‘capacidad de sufrir de los dominicanos’, además de su alusión a la ‘lotería ilegal’;  aguaje, en el sentido de ‘alarde’, ‘jactancia’, y la voz  aguajero, ‘persona jactanciosa’. “El diccionario llega a ser incluso minucioso, incluye alguna muestra de nuestra pobreza, como la voz babonuco, que es el rodete que se coloca en la cabeza para cargar vasijas; boche que es insulto, amonestación e incluye, parejamente, bochinche, trifulcas o tumultos; la boruga, el requesón o yogur rústico; las cabañuelas, propias de los comienzos de año en el sur del país; llegamos a verdaderos hallazgos, hay una voz nahualt  que se refiere a chichigua, se incluye de pasada la acepción dominicana de cometa”, comentó. Al finalizar, Núñez Ascencio evocó que ya han pasado tres siglos desde la publicación de esa obra maestra que fue el Diccionario de autoridades y no hemos recorrido ese camino en vano; la lengua española, hablada en 22 naciones como lengua patrimonial, caso único en el mundo, exhibe una vitalidad y un dinamismo extraordinario.

   Rafael Peralta Romero, académico de la lengua, habló sobre “El DRAE y la comprensión de las palabras”. Resaltó la primera nota agradable que encontró en la nueva versión del Diccionario. Se refirió a la variación introducida en la definición de la palabra “dominicano”. También manifestó que la unidad de nuestro idioma, es decir, la máxima aproximación entre los hablantes, en cuanto al valor semántico de las palabras, así como a su escritura y su pronunciación, constituyen una prioridad para los integrantes de la Asociación de Academias de la Lengua Española, que con la sabia orientación de la Real Academia Española, ha preparado este poderoso código de sustentación de nuestra lengua. Peralta Romero destacó que el Diccionario es un buen consejero para resolver dudas o afianzar conocimientos respecto del uso de las palabras de nuestro idioma, por lo cual conviene tenerlo cerca y tratarlo como un amigo. Habló sobre el diccionario e hizo algunas recomendaciones extraídas de su  exploración. Subrayó que el idioma tiene un perfil, una fisonomía, y aunque evoluciona, lo hace paulatinamente porque guarda fidelidad a sus orígenes. “Definitivamente, entrar en confianza con el Diccionario le permite a uno una mayor comprensión de las palabras y, en consecuencia, profundizar su conciencia de la lengua”, añadió al concluir su intervención.

   Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de Lengua, continuó con “El aporte del DRAE al conocimiento del lenguaje”. Se refirió a su experiencia como colaborador en la confección del DRAE. Subrayó que la nueva edición del diccionario académico incorpora 1.215 acepciones de voces dominicanas y términos de nuestra lengua con la marca RD, es decir, que nuestro país está bien representado. Además, añadió que en esta nueva edición del Diccionario de la lengua española se ha logrado reunir unas 95.000 palabras. Explicó que normalmente no conocemos todas las voces de este diccionario y para la lingüística y el diccionario no hay palabras feas o bonitas, simplemente son palabras. También clarificó que hay palabras en el DRAE que tienen varias acepciones, es decir, lemas de nuestro vocabulario con diferentes significados. Manifestó que tiene la satisfacción de haber contribuido a la incorporación de muchos vocablos dominicanos, como changüí, chiripero, concho, figureo, pariguayo, machepa, reperpero, entre otros. Confesó que una de las palabras incorporadas al DRAE que tuvo una alta significación para él fue interiorismo, el movimiento literario que creó y que aparece con la definición de “movimiento literario fundado en la República Dominicana, que expresa el impacto de lo real en la conciencia, la dimensión metafísica de la experiencia y la belleza sutil con sentido trascendente”. Comentó que, junto al director de la ADL, los dominicanos Mariano Lebrón Saviñón, María José Rincón, Ramón Emilio Reyes, Rafael González Tirado, Manuel Núñez Asencio, Federico Henríquez Gratereaux, Manuel Campos Navarro y Fabio Guzmán Ariza fueron los académicos que aportaron algunas sugerencias en algún momento para beneficio de la confección de este Diccionario. Reveló que la categoría de nuestra lengua contribuye a que tengamos una visión del mundo, a que forjemos un horizonte cultural y que mediante el conjunto de voces que aprendemos, tengamos un conocimiento de la lengua y del mundo. “No hay mejor manera de revelar ese conocimiento que aumentando nuestro vocabulario”, agregó. Al culminar, subrayó que “las palabras también entrañan una energía, y para nosotros entrar en comunión con esa energía tenemos que enamorarnos de las palabras, apasionarnos con sus significados para establecer un vínculo entrañable y lograr acoplar nuestra sensibilidad al el caudal de voces que esta magnífica  obra recoge para nuestra fortuna”. 

La actividad contó con la presencia del director de la institución, Bruno Rosario Candelier, que la presidió con el secretario José Enrique García y los académicos Manuel Núñez Asencio, Rafael Peralta Romero, María José Rincón, Ofelia Berrido, Miguel Solano, el representante del Editorial Planeta Eugenio Roca y un público integrado por profesores de lengua española, escritores y amantes del saber.

Santo Domingo, ADL, 5 de febrero de 2015.


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Incorporan a Fabio Guzmán Ariza como miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua

La Academia Dominicana de la Lengua celebró el acto de incorporación del escritor Fabio J. Guzmán Ariza como miembro de número de esta institución en el marco del acto protocolar según la tradición de las Academias de la Lengua para recibir a un nuevo integrante. El nuevo recipiendario leyó su discurso de ingreso con el tema “El lenguaje jurídico dominicano” y fue recibido, en nombre de la institución, por María José Rincón González, lexicógrafa y académica numeraria.

Al caer la tarde, con la fresca brisa de diciembre como marco inspirador para la hermosa ceremonia del acto académico, el académico Manuel Núñez Asencio leyó la semblanza de Fabio J. Guzmán Ariza. De inmediato, Guzmán Ariza leyó su discurso de ingreso y expresó que es un diletante de la lengua española en el sentido etimológico de ´alguien que se deleita en el estudio de su idioma´ y que desde hace unos años se ha obsesionado con mejorar la manera en que escriben los abogados, jueces y legisladores dominicanos. Al permanecer alejado de su idioma materno por más de una década en Canadá, perdió la soltura natural del hablante nativo. De ello se dio cuenta, horrorizado, una tarde de otoño en Cambridge, Massachusetts, mientras usaba un español entrecortado y balbuciente con un inmigrante recién llegado de Puerto Rico. Reveló que no perdió su idioma gracias a su pasión por las humanidades. Guzmán Ariza es un autodidacta de la lengua española, y al aceptar el puesto al que ha sido elegido, encuentra justificación y, a la vez, consuelo en el pensamiento expresado por Manuel Seco, insigne lexicógrafo y académico español, de que ser un aficionado y diletante del idioma no debe avergonzarnos.

Expresó que su elección como académico de número ha venido acompañada de otra gran distinción: la de suceder a don Mariano Lebrón Saviñón, en el sillón E de esta Casa de la Lengua. Aparte de sus labores como fundador y presidente de la Fundación Guzmán Ariza Pro Academia de la Lengua, y de su contribución en la preparación del Diccionario del español dominicano, su actividad principal en materia lingüística ha consistido en analizar la relación entre el derecho y la lengua española y en determinar cómo el primero ha de hacer uso de la segunda.

Don Fabio J. Guzmán Ariza subrayó que por lenguaje jurídico se ha de entender el lenguaje que utilizan los juristas en sus quehaceres. Explicó que son juristas, por definición académica, todas las personas que ejercen una profesión jurídica, sean estos jueces, abogados, profesores de Derecho, notarios, fiscales, registradores de títulos, consultores jurídicos, alguaciles, etc., sin distinguir su mayor o menor prestigio. Señaló que hay diferencias en el lenguaje empleado por cada uno de estos profesionales. A modo de ejemplo, la sintaxis que usan la mayoría de los jueces en sus sentencias es muy distinta a la empleada por los abogados en sus escritos de defensa o a la que se utiliza en las leyes y reglamentos. Por ello, se reconoce la existencia de variantes del lenguaje jurídico: el lenguaje legislativo, el lenguaje administrativo, el lenguaje judicial, el lenguaje notarial, el lenguaje registral, el lenguaje contractual, el lenguaje forense, etc. Por ese motivo, la corriente mayoritaria entre los expertos sostiene que el lenguaje jurídico no debe constituir un lenguaje técnico al mismo nivel que el lenguaje científico. Aunque se reconoce la existencia de un léxico jurídico, compuesto de vocablos inexistentes en el lenguaje estándar, así como términos cuyo significado es distinto en materia jurídica al que comúnmente tienen en el lenguaje estándar –auto, amparo, caducidad, casar, cohecho, difuso, inhibición, oficio, persona, sala, servidumbre-,la brecha que separa el lenguaje jurídico del español estándar es mucho menor que la existente respecto de otros lenguajes técnicos, dado que el derecho tiene una “estrecha relación con la vida y los intereses de los ciudadanos”. Y añadió: “La comprensibilidad del texto jurídico requiere que en su redacción se utilice un vocabulario y una sintaxis sencillos y claros, así como que se empleen correctamente los signos de puntuación, que son elementos indispensables para organizar el texto y facilitar su comprensión”. Aclaró que la sencillez en la redacción jurídica no implica que se ha de prescindir totalmente del lenguaje técnico-jurídico: habrá siempre ocasiones en que no es posible evitar su empleo.

Guzmán Ariza manifestó que la distancia entre el lenguaje jurídico ideal y el que se utiliza en la República Dominicana es enorme. En lugar de textos claros, comprensibles, precisos y correctos, nos encontramos, por lo general, con textos oscuros y descuidados, de léxico pobre y sintaxis compleja o incorrecta, y, por consiguiente, difíciles de entender.

La académica María José Rincón recibió a Fabio Guzmán Ariza, en nombre de la Academia Dominicana de la Lengua. En su discurso de recepción manifestó que le enorgullece saber que, en la República Dominicana, Fabio Guzmán Ariza y la Academia Dominicana de la Lengua encabezan nuestra particular avanzadilla de corrección y modernización del lenguaje jurídico. Los trabajos de Guzmán Ariza son detallistas y pulcros, características que tienen en común el trabajo filológico y el trabajo jurídico pero, al mismo tiempo, prácticos y propositivos, encaminados a cuestionar cómo hablamos y escribimos para proponer mejoras. La académica destacó que la obra de Guzmán Ariza nos ayuda a comprender cuáles son los problemas con los que nos enfrentamos en la redacción de normas jurídicas en la República Dominicana. De sus escritos se pueden extraer conclusiones interesantes y aspectos lingüísticos prácticos, aplicables en su quehacer diario por cualquier profesional del derecho. Resaltó que página a página aprendemos a analizar, desde una óptica filológica, nuestra propia producción textual profesional.

“Hoy incorporamos en la Academia Dominicana de la Lengua a un profesional del derecho comprometido y a un amante de la lengua española. En esta casa sentimos hoy, una vez más, parafraseando a Juan Ramón Jiménez, que estamos cumpliendo con la responsabilidad de convertirnos en un “instituto de trabajo” para mejorar nuestra calidad de vida ciudadana, y con ese fin recibimos a Fabio Guzmán Ariza, quien cumple la máxima que, en palabras de la Real Academia, define la excelencia en los buenos juristas, un “equilibrio complejo entre precisión técnica y claridad”, expresó con regocijo.

Al finalizar la actividad el Dr. Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua, formalizó la incorporación de Fabio J. Guzmán Ariza, como miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua y miembro correspondiente de la Real Academia Española, imponiéndole la medalla académica y entregándole el documento donde se acredita su incorporación a esta entidad.

Luego este director formalizó la incorporación del nuevo titular, quien desde ya ocupa el sillón E, que había sido ocupado por los académicos Manuel Patín Maceo y Mariano Lebrón Saviñón. El nuevo integrante reiteró su agradecimiento a la Academia Dominicana de la Lengua por la distinción y la responsabilidad que le otorgan al integrarlo al selecto cónclave de miembros numerarios de la corporación de académicos.

Santo Domingo, 16 de diciembre de 2014.

José María Santos Rovira dicta charla sobre la fraseología del español

La Academia Dominicana de la Lengua (ADL) fue el escenario de una charla sobre la fraseología de la lengua española, que impartió el filólogo español Dr. José María Santos Rovira, catedrático de la Universidad de Lisboa y miembro correspondiente de la ADL.

Comentó el académico español que al leer el Diccionario del español dominicano pensó en las acepciones que llamarían la atención a cualquier lector no dominicano, y teniendo en cuenta que es español, valenciano y alicantino, deparó con que la expresión arte español, se entiende en el lenguaje dominicano como “mal olor provocado por la sudoración, generalmente de las axilas, en quien va bien vestido o aparenta estar aseado”; y la locución estar en la luna de Valencia significa ´ser una persona distraída´ y el vocablo alicantino se define como “persona que habla mucho”. Dijo que desconocía la razón por la cual dichas procedencias geográficas acabaron teniendo unos significados tan originales, lo que le hizo “reflexionar sobre nuestra lengua que, siendo herramienta de comunicación entre millones de personas, tiene especificidades propias en cada uno de los territorios en los que es hablada. Y es la fraseología, precisamente, la parte más original y cambiante de cualquier lengua”. Y añadió: “La Real Academia Española define a la fraseología como la ‘parte de la lingüística que estudia las frases, los refranes, los modismos, los proverbios y otras unidades de sintaxis total o parcialmente fijas’ y también como el ‘conjunto de frases hechas, locuciones figuradas, metáforas y comparaciones fijadas, modismos y refranes, existentes en una lengua, en el uso individual o en el de algún grupo’. Sin embargo, se han hecho pocos estudios teóricos que marquen las similitudes y las diferencias existentes entre el componente léxico y el componente fraseológico de cualquier lengua. Tradicionalmente se entendía que la fraseología era simplemente una parte más del léxico común, pero caracterizada por tener varios elementos con un significado propio, diferente al que tendría la suma de sus elementos. Estudios posteriores han demostrado, sin embargo, que los frasemas tienen un significado muy claro para el que los usa y siempre se apoyan en algo real del entorno del propio hablante, es decir, están directamente vinculados con la realidad cultural e ideológica de la comunidad que los crea”, puntualizó Santos Rovira.

Comentó que si hay un aspecto inmerso en la cultura de cualquier país es su gastronomía. Y son los frasemas con componentes léxicos de la cocina local los que más abundan en cualquier vocabulario nacional. Todos ellos reflejan ingredientes propios de una zona concreta, como son, en el caso dominicano: la piña → estar la piña agria; el mango → arroz con mango, coger los mangos bajitos; el ají tití → guapo como ají tití; la yuca → guayar la yuca; la auyama → el corazón de la auyama sólo el cuchillo lo sabe. Muchas otras unidades fraseológicas, para ir más allá de los simples ingredientes, remiten a platos típicos de un lugar, como serían, de nuevo en el caso dominicano: el mangú → volverse un mangú; el mondongo → enamorarse por el mondongo; el sancocho → echar agua al sancocho; el yunyún → hacer un yunyún. Y, por supuesto, la expresión “bandera dominicana”, que difícilmente podría ser entendida como referida a un plato típico fuera del ámbito caribeño. Por eso Santos Rovira precisó: “El lenguaje es, en realidad, una construcción humana tremendamente compleja, donde existen desde estructuras de tamaño mínimo, como son los sonidos, pasando por las sílabas, las palabras, hasta llegar a su combinación para formar estructuras variables, como son las oraciones comunes, o fijas, como son las unidades fraseológicas. Aún sin darnos cuenta, nuestra comunicación diaria está repleta de unidades fraseológicas, entendiéndolas como combinaciones fijas de palabras con un sentido único y que, además, son entendidas por nuestros interlocutores, siempre y cuando compartan la misma variedad dialectal”.

Oriundo de España, el doctor Santos Rovira es coordinador de español del Departamento de Lingüística General en la Universidad de Lisboa, Portugal. Entre sus publicaciones destacan “La enseñanza del español en China: historia, desarrollo y situación actual”; “Breve aproximación al concepto de literatura de viajes como género literario” y “Las nuevas formas del español: ¿evolución o corrupción de la lengua?”, en Actas del V Congreso Internacional de la Asociación Asiática de Hispanistas, University of Tankang (Taiwan, China), entre otras publicaciones. Organizador de las Jornadas de Lingüística Hispánica en la Universidad de Lisboa. José María Santos Rovira pertenece a la Asociación Internacional de Hispanistas, Asociación Asiática de Hispanistas, la Sociedad Española de Lingüística y es miembro correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua.

Santo Domingo, 12 de diciembre de 2014.

 

 

 

Academia reconoce a directores de diarios

 La Academia Dominicana de la Lengua reconoció anoche a los directores de Listín Diario, Miguel Franjul; de Diario Libre, Adriano Miguel Tejada; de Hoy, Bienvenido Álvarez- Vega, y de El Día, Rafael Molina Morillo, por el cuidado en el manejo de la lengua, sus aportes y los valores trascendentes promovidos en su quehacer cotidiano.

El acto de reconocimiento tuvo lugar en una ceremonia solemne, en la sede de la institución localizada en la Casa de las Academias.

Con la sobriedad de un ambiente de distinción intelectual, en el que estuvieron presentes miembros destacados de la Academia de la Lengua como los escritores Federico Henríquez Gratereaux, Manuel Núñez, Rafael Peralta Romero, Marcio Veloz Maggiolo, el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, Tony Raful, José Enrique García, Franklin Domínguez, Dennis R. Simó, Emilia Pereyra, Ofelia Berrido, Manuel Salvador Gautier, José Rafael Lantigua, Fabio Guzmán Ariza, se escucharon las semblanzas de cada uno de los laureados.

El veterano director del periódico El Día, Rafael Molina Morino, al hablar en nombre de sus colegas reconocidos, dijo que todos ellos, como periodistas o editores de secciones, han hecho un trabajo pensando siempre en el bien del público y de la cultura dominicana. “Recibimos este reconocimiento, por lo menos ha sido nuestra intención, con orgullo, porque hemos realizado un trabajo pensando en el público”, dijo.

Para el académico, ensayista y crítico literario, Bruno Rosario Candelier, director de la Academia, el reconocimiento tiene entre sus motivaciones el “ejemplar uso de un buen español y el respeto a las reglas gramaticales, que en el día a día, destacan en sus trabajos, en sus editoriales”. “Este reconocimiento tiene muchos motivos, pero desde el ámbito de la palabra todos ellos han hecho un uso de la lengua de manera ejemplar, sin descuidar las reglas de la gramática y la ortografía”, afirmó.

Rosario Candelier, junto a otros académicos y miembros de número de la Academia Dominicana de la Lengua, entregó certificados de reconocimiento a los referidos directores de cuatro de los más importantes matutinos dominicanos.

El acto se inició pasadas las cinco de la tarde. Los intelectuales Emilia Pereyra, Manuel Núñez, Rafael Peralta Romero y José Rafael Lantigua leyeron las semblanzas de los homenajeados, destacando sus trayectorias. En el caso del director del Listín Diario se destacan sus aportes periodísticos y su paso institucional, ocupando posiciones como la actual, vicepresidente regional de la Comisión de Libertad de Prensa de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). Franjul es promotor auspicioso del Programa Periodistas por un Año. Asimismo, es un veterano periodista con más de cuarenta años de ejercicio en República Dominicana. Ha sido director de varios periódicos, entre ellos La Información, La Nación y actualmente del Listín Diario. Es, además, miembro del Comité Ejecutivo de la Asociación Mundial de Periódicos.

De los directores de periódicos reconocidos se destacó un ejercicio prolongado que se ha destacado por la defensa histórica de causas sociales de importancia para el pueblo dominicano. En el caso de don Rafael Molina Morillo, ha resaltado su paso por varios de los diarios más importantes del país, entre ellos Listín Diario y actualmente es director de El Día, maestro de generaciones, con varios libros publicados. De Adriano Miguel Tejada destaca su contribución, como especialista en materia constitucional, miembro de número de la Academia Dominicana de la Historia y miembro correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua y ha sido jurado del Premio Nacional de Historia, patrocinado por el Ministerio de Educación y de otros importantes certámenes. Don Álvarez-Vega es un periodista consagrado, con posiciones firmes, que ha sido director de varios medios como El Siglo, y en la actualidad dirige uno de los más influyentes matutinos, el diario Hoy.

De los directores de medios reconocidos por la Academia Dominicana de la Lengua, también se resaltaron los aportes que algunos de ellos, como Adriano Miguel Tejada, según las palabras del propio director de esa entidad, Bruno Rosario Candelier, tuvo que ver con su inserción en el mundo del activismo cultural, promociones librescas y de actualidad, tarea en la que se ha consagrado con movimientos literarios como el Interiorismo.

 Néstor Medrano, Listín Diario

Santo Domingo, 9 de diciembre de 2014.

Presentan las novelas de Emilia Pereyra en la Academia

La Academia Dominicana de la Lengua y Editorial Santuario presentaron las reediciones de las novelas El crimen verde, Cenizas del querer y Cóctel con frenesí, de la escritora, periodista y académica correspondiente Emilia Pereyra.

Nuestro socio numerario Manuel Núñez Asencio presentó El crimen verde. Dijo que esta novela anda por la senda de una prosa de juegos cartesianos con anécdotas a lo García Márquez, que ya es copiosa en la prosa de los escritores americanos. “La novela de Emilia Pereyra nos devuelve la fascinación por contar una historia. En El crimen verde, el terror, la usurpación, los episodios macabros, la venganza y los sentimientos mezquinos son las fuerzas que sustentan los hechos que envuelven a los personajes”, agregó.

Núñez Asencio manifestó que esta historia tiene todos los elementos de la crónica que le sirve de base para una estructura de modelo formal. Destacó que desde el comienzo, la novela nos revela el crimen diciéndonos quién es la víctima, dónde fue descuartizada y cuándo se cometió el delito. Luego van surgiendo las fuerzas psicológicas que mueven a los asesinos, la búsqueda de los aliados y el diseño del plan macabro. “No cabe duda sobre el conocimiento que tiene la autora de los entresijos de su trama. No ha cometido el pecado capital de muchos novelistas incipientes, que suelen hablar de lo que no saben”, acotó.

El académico y crítico literario resaltó que la autora escribe una novela narrada a tres voces: un monólogo de un sereno que obra como la conciencia de los testigos del crimen; una narración en primera persona representada por el personaje principal, Belinda Torres; y la narración en tercera persona, presente en el mayor porcentaje de los capítulos. Subrayó que El crimen verde nos introduce en una estructura circular. La obra se desarrolla en capítulos cortos con pausas biográficas y explicativas. Sus escenas se amontonan, rompen la historia lineal, pero todas conectan con el hecho central de la novela: el descuartizamiento de un hombre. Al empalmar la política y el hampa, la autora introduce convenciones distintas a las que supone el género y enriquece la narración. Subrayó que cada uno de los personajes tiene una biografía y se distancia de la narradora que explora su conciencia. “La prosa de Emilia Pereyra coincide con el lenguaje hablado y escrito sin excesos dialectales”, dijo.

Al cierre de su intervención, Manuel Núñez resaltó que con esta novela Emilia Pereyra ha pagado con creces su entrada en el foro de las letras nacionales, situándose en la avanzadilla junto a nuestros mayores escritores.

Luego, el académico coordinador del grupo “Mester de Narradores de la ADL”, Manual Salvador Gautier, intervino con la presentación de Cenizas del querer, novela que fuera semifinalista del Premio Planeta de España en 1998, donde se debate la legitimidad de las reglas morales que obligan al hombre y a la mujer a realizar acciones en contra de su naturaleza, específicamente las que tienen que ver con sus relaciones sexuales. Resaltó que el escenario de la acción es Azua de Compostela en la época de los ´60 a los´70, cuando los cantantes populares Raphael (“Yo soy aquel”) y Sandro (“La novia”) conquistaban a las masas de jóvenes de Hispanoamérica con voces que incitaban al amor. Manifestó que trata de un pueblo de profunda raigambre provinciana, donde todas las actividades se paralizan entre las doce del mediodía y las tres de la tarde porque sus moradores duermen la siesta y es una felonía interrumpirlos. Allí las actividades son mínimas y solo hay un ir y venir a la iglesia de vecinas habladoras dispuestas a saborear entre ellas el último chisme y donde, una que otra vez, los miembros de las clases altas hacen incursiones al club social para mantener las apariencias de señores y quedar incorporados a actividades que apenas rompen con el letargo. “En esta Azua acomplejada por la intransigencia moral, religiosa y social de sus habitantes, agobiada por su propia inconsecuencia de casas de madera y chozas techadas de paja, atormentada por el calor real y la pobreza material y espiritual, surgen las pasiones que darán forma al drama, pasiones que provienen de las relaciones sexuales entre el hombre y la mujer”, dijo.

El escritor subrayó que en la novela de Emilia Pereyra los cinco personajes principales, Demóstenes, Gloria, Beatriz, Pastora y Florita, sucumben a las tentaciones de la carne y sufren, por separado, un castigo ejemplar en el desamparo final en que viven. Aún más patético, cuatro de ellos mueren de forma desalentadora, alejados de la mano de Dios, desposeídos de la razón de vivir, martirizados por el motivo que los hizo vivir. Confesó que es un castigo que solo se comprende si nos atenemos a los principios de la moralidad tradicional. Expresó que en el mundo y en todas las épocas, esta situación aparece una y otra vez. Cuestionó por qué en países como la República Dominicana estas historias devienen en tragedias. Emilia Pereyra, en Cenizas del querer, intenta explicar la razón: El riguroso requerimiento moral, que prohíbe las relaciones sexuales entre un hombre y una mujer a menos que estén santificadas por el matrimonio, es todavía en nuestro país, un valladar a la conformación de una nueva moralidad, aunque, poco a poco, esta condición está cambiando. Destacó que la tesis de Emilia Pereyra, a pesar de las prohibiciones y el acondicionamiento conductual a que están sometidos los personajes, en los últimos cincuenta años los dominicanos han experimentado un cambio fundamental en la manera en que sustentan su conducta moral. “Emilia Pereyra, en Cenizas del querer, parece decirnos que, más fuerte que la pasión que nos induce al desacato de los preceptos morales, es el castigo; y más fuerte que el castigo, la supervivencia del amor”, resaltó.

Por su parte, Rafael Peralta Romero leyó el trabajo escrito por Bruno Rosario Candelier sobre el libro Cóctel con frenesí, donde manifiesta que Emilia Pereyra es una de las narradoras fundamentales de las letras dominicanas contemporáneas. “Prevalida de una sensibilidad empática, poseedora de un fecundo talento narrativo y dueña de una voz original, recrea con esmerado estilo, a través de escenas y caracterizaciones ejemplares, los hallazgos de su fina intuición trasvasados al tramado de sus cuentos, relatos y novelas mediante los cuales ausculta el interior de sus criaturas imaginarias y perfila el sentido de tramas y anécdotas en una fresca visión novelística. Con su indudable encanto personal y su probado acierto novelístico, Emilia Pereyra se ha ganado un alto pedestal en las letras nacionales”, consignó Rosario Candelier.

Agregó que la narradora se propuso testimoniar las condiciones de vida de individuos humildes de los ambientes populares para que el lector infiera, de su existencia y conducta, su propia reflexión. Señaló que la obra trata de personajes que a veces tienen la convicción de que nacieron con un destino fatal y, a su parecer, la misma vida les niega la posibilidad o la oportunidad para superar ese desafortunado sino. El hecho de situar en ambientes sórdidos, miserables y mezquinos, ubicados en parajes marginales de la gran urbe, ofrece una magnífica oportunidad para conocer el interior de esa realidad nefanda y apreciar la situación de atraso, ignorancia y penuria con las cavilaciones interiores de sus personajes ficticios. Se trata de sujetos de sectores populares que viven rumiando su infortunio y descontento y por eso deambulan desorientados, tristes y solitarios. Resaltó cinco vertientes temáticas que despliega esta narradora en Cóctel con frenesí: lo viviente en su expresión sensible; la veta sociográfica en su expresión doliente; lo natural con su esplendor radiante; los rasgos ambientales populares; y la caracterización de personajes y tipos populares.

El académico dominicano testificó que Emilia Pereyra tiene una concepción humanizada  de la  literatura. “Con una cosmovisión centrada en el desarrollo integral de la persona, asume la palabra para edificar y ennoblecer su visión de la vida, que encauza en su dimensión estética y simbólica con un alto sentido de su naturaleza y su función. No asume la comunicación como pretexto para el figureo social, sino para plasmar su visión de la vida y su concepto de la existencia. Vive el sentido profundo de la narración y el periodismo”, dijo Rosario Candelier. Y subrayó: “A Emilia Pereyra la apela el sentido de la vida y el significado de cuanto acontece en el mundo”, lo que la incardina en la estética del Interiorismo, subrayó.

Precisó que varios pasajes narrativos de esta novela, sobre todo aquellos cuyo campo semántico encierran situaciones dramáticas y conflictivas, permite que la narradora evoque referencias musicales como una forma de provocar la distensión ante el estrés y la ansiedad de sus interlocutores. La música implica la sensibilidad y la sensibilidad conduce al disfrute y la valoración de lo viviente. Recalcó que el nivel de comprensión intelectual y estética de los personajes de Cóctel con frenesí, es rudimentario y tosco, afín a los sectores populares de nuestros obreros y chiriperos, lo que explica la alusión a bachatas y merengues en la concurrencia de hechos y ambientes. Y agregó: “Lo que Emilia Pereyra narra no es una visión romántica, modernista o surrealista de lo que la imaginación podría concebir, sino de lo que la misma realidad, tozuda y pragmática, ofrece y sugiere para la creación de una narrativa densa, vigorosa y contundente con un lenguaje afín a esa manera de ver y sentir, como la obra de esta valiosa narradora dominicana, cuyas novelas confirman el talento de esta primorosa novelista nacional”, consignó Bruno Rosario Candelier, y aseguró que la novela de la académica dominicana “parece un fotograma social y epocal similar a un tratamiento fílmico con tal precisión que podemos visualizar, a través de sus palabras, el decurso de sucesos y el trasfondo de hechos y actitudes.  Esa es una virtud narrativa que distingue la ejecutoria novelística de autores de la talla de Camilo José Cela, Miguel Delibes, Juan Rulfo, Alejo Carpentier, Juan Bosch y Marcio Veloz Maggiolo, cualidad que posee nuestra agraciada novelista”.

Santo Domingo, 5 de diciembre de 2014.

 

Real Academia Española conmemora su tercer centenario

Para conmemorar el tercer centenario de la fundación de la Real Academia Española  (RAE), la entidad rectora del idioma español publicó la 23.ª edición del Diccionario de la lengua española, con la presencia de los Reyes de España, académicos de la RAE, los directores de las Academias de la Lengua Española de América, Filipinas y Guinea Ecuatorial, y una selecta concurrencia de ciudadanos españoles.

Con el apelativo de “Edición del Tricentenario”, la vigésimo-tercera edición del DRAE se presentó en solemne sesión pública conmemorativa del III Centenario con lo cual la RAE celebra su fundación, fechada en 1713 y reconocida por la Casa Real en 1714.

Inició el acto académico el director de la institución, don José Manuel Blecua, quien también es presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española, con una entrega a S. M. el Rey de un ejemplar de la nueva edición del diccionario académico.

El coordinador de la 23.ª edición del Diccionario de la lengua española, don Pedro Álvarez de Miranda, presentó el nuevo código lexicográfico y dio cuenta del trabajo pormenorizado al eliminar del DRAE términos en desuso, adicionar nuevas acepciones a vocablos establecidos e incorporar voces nuevas con sus definiciones y acepciones, lo que depuró, actualizó y enriqueció esta nueva edición del más importante texto lexicográfico del idioma español.

El Diccionario del tricentenario de la RAE presenta novedades lexicográficas: 5.000 nuevas palabras, 200.000 acepciones y 140.000 enmiendas revisadas. Pedro Álvarez de Miranda, académico responsable de la 23.ª edición del DRAE, fue uno de los presentadores en el acto celebrado en la sede de la RAE, en el que también hablaron el secretario de la RAE, don Darío Villanueva; el secretario de ASALE, don Humberto López Morales, y el director de la RAE, don José Manuel Blecua.

Esta nueva edición resulta enriquecida en términos lingüísticos, en calidad y en cantidad. Aunque la gran mayoría de los hablantes tiene un léxico limitado, la institución del idioma aumenta en cada edición el vocabulario para responder a la demanda de los usuarios de todos los niveles intelectuales. El desarrollo de la sociedad conlleva la pérdida de algunos vocablos de la lengua tradicional, pero esa pérdida viene compensada por las nuevas voces que responden a las nuevas circunstancias y modalidades profesionales o tecnológicas. Por ejemplo, se sabe que los jóvenes desconocen muchas de las palabras que sus mayores emplean, pero también usan otras que sus mayores ignoran. Al respecto, Álvarez de Miranda subrayó: “Las necesidades comunicativas de los hablantes son las mismas y están servidas por una batería de palabras similar a lo largo de la historia. Pero, en conjunto, son más las palabras que nacen que las que mueren. Por eso, el léxico del diccionario crece. Aparte, el DRAE no sirve solo para interpretar textos actuales sino también para leer los clásicos. Una palabra que aparece en El Quijote, aunque hoy no se utilice, debe estar en el diccionario. Otro asunto son los arcaísmos. Existen palabras recluidas, por ejemplo, “hogaño”, que no se usa habitualmente, pero sí a nivel literario. Esta palabra no ha muerto. Le queda un hilo de vida. Si sumamos el presente y el pasado, nuestro abanico de posibilidades expresivas es más amplio hoy”.

La 23.ª edición del DRAE tiene la particularidad de que es el diccionario más consensuado con las academias americanas (se han incluido 18.712 acepciones con marca americana). Álvarez de Miranda subrayó: “Hay palabras que se han quedado en el umbral de entrar y en el DRAE aún queda cierto lastre de ediciones anteriores. Debemos revisar aspectos que tienen unos fundamentos débiles sobre los que convendría volver”.

Las palabras que reflejan la evolución de la sociedad, como “wifi” o “tuit”, a través de las cuales se puede observar la influencia de la tecnología moderna, evidencia la pertinencia de actualizar el diccionario. Si el Diccionario de Autoridades mostraba la vida española del siglo XVIII, la 23.ª edición del DRAE recoge la vida hispánica del siglo XXI, lo que confirma que el léxico es un reflejo de la realidad social y cultural.

El acto académico fue amenizado con una intervención musical del coro de la RTVE, que cantó el “Soneto de la noche”, de Pablo Neruda, con música de Morten Lauridsen:

 

Cuando yo muera quiero tus manos en mis ojos:

quiero la luz y el trigo de tus manos amadas

pasar una vez más sobre mí su frescura:

sentir la suavidad que cambió mi destino.

 

Quiero que vivas mientras yo, dormido, te espero,

quiero que tus oídos sigan oyendo el viento,

que huelas el aroma del mar que amamos juntos

y que sigas pisando la arena que pisamos.

 

Quiero que lo que amo siga vivo

y a ti te amé y canté sobre todas las cosas,

por eso sigue tú floreciendo, florida,

 

para que alcances todo lo que mi amor te ordena,

para que pasee mi sombra por tu pelo,

para que así conozcan la razón de mi canto.

 

En el acto de presentación del DRAE, el director de la ADL, Bruno Rosario Candelier, asistió en representación de esta Academia y participó en la reunión de directores de Academias de la Lengua Española celebrada en la capital española.

Madrid, 15-21 de octubre de 2014.

 

Presentan "Diccionario del español dominicano" en Bogotá

Al participar en el X Coloquio Internacional de Literatura Hispanoamericana en Bogotá, Colombia, el doctor Bruno Rosario Candelier presentó en la Academia Colombiana de la Lengua una disertación sobre la creación literaria y una charla en la Universidad de La Sabana sobre el Diccionario del español dominicano.

Al hablar del Diccionario del español dominicano (DED), este director ponderó la obra como el código lexicográfico más completo y actualizado sobre el lenguaje de los dominicanos con las dimensiones singulares que lo perfilan y, en tal virtud, comentó algunas de las voces léxicas, con sus acepciones y connotaciones que ubicamos en el meollo de un decir representativo de una identidad lingüística y cultural, que viene avalada por una forma de hablar con su historia y su idiosincrasia, que las palabras encarnan, proyectan y sugieren. Entonces especificó: “El equipo redactor de la ADL (María José Rincón, Fabio Guzmán Ariza, Roberto Guzmán y Bruno Rosario Candelier), con el equipo de colaboradores (Domingo Caba, Loli Jiménez, Teresa Melián, Yolanda Garisoain y Ruth Ruiz), ponderó el valor idiomático de nuestro vocabulario como expresión de nuestra identidad cultural, que nos diferencia tanto de España como de los demás países americanos”.

Lo que en sede lexicográfica nos distingue como pueblo hispanohablante es el caudal de voces peculiares y expresiones propias, que perfilan nuestra personalidad idiomática. Al subrayar que la palabra es la mejor señal, no solo del nivel intelectual de un hablante, sino del horizonte cultural de una comunidad, ponderó que mediante el conjunto de las voces y expresiones criollas se manifiesta la psicología de los hablantes, rasgo cultural ostensible que define a un país porque el léxico perfila la capacidad intelectual y la expresión cultural de una nación. Dijo que si enfocamos al sector de los escritores, podemos apreciar que los narradores suelen usar el vocabulario de su pueblo ya que canalizan a través de sus personajes de ficción el lenguaje de sus parlamentos, poniendo en sus locutores voces y expresiones nativas, la mejor vía para evidenciar la dimensión sociocultural de sus hablantes, que es su lenguaje.

En una de las sesiones de trabajo en la sede de la Academia Colombiana, ponderamos el rol de la lengua en la creación literaria y enfatizamos la dimensión de la creación estética del lenguaje diciendo que desde el espacio interior donde el creador visualiza su singular percepción del mundo y donde experimenta peculiares vivencias trascendentes, puede disfrutar no solo la representación de la realidad real, sino la veta de la realidad estética y la dimensión de la realidad metafísica con el don intuitivo para experimentar y crear imágenes y conceptos que atrapen el sentido a la luz de una orientación espiritual y estética concitada por la íntima convicción del creador. Dijo que hay variados ejemplos que evidencian que el talento poético otorga una manera diferente de ver el mundo. Subrayó que una adecuada concepción espiritual hermosea y dignifica la percepción de la realidad y activa la sensibilidad y la conciencia. Recodó que el ideal de la belleza era para los antiguos griegos un ideal espiritual, por lo que desde antiguo al concepto de belleza se sumaba al de verdad y de bondad como manifestaciones inherentes al sentido de la armonía, la emoción y el placer. De ahí que la dimensión estética, en el ámbito de la realidad metafísica y la creación artística, conduce a la elevación espiritual, por lo cual ya decía Platón que la belleza culmina en Dios. De ahí que la emoción estética conduce a la fruición del espíritu, la más alta meta de la creación artística y de toda belleza, cauce y destino del sentido estético, el sentido cósmico y el sentido místico.

Al presentar el Diccionario del español dominicano ante académicos colombianos, escritores internacionales e invitados bogotanos, Rosario Candelier dijo que cuando los hablantes y los escritores nativos, en cada uno de sus respectivos pueblos, ponen sus ojos en la realidad natural, histórica y cultural de sus comunidades, no solo crean nuevos vocablos y dotan de nuevos sentidos a viejas palabras castellanas, como se evidencia en el lenguaje de los dominicanos y de los demás países hispanoamericanos, sino que también se manifiesta en la creación de poesía y ficción, como lo evidenció el colombiano Jorge Isaccs en María y el dominicano Manuel de Jesús Galván en Enriquillo, las dos novelas por excelencia del Romanticismo en América. Y cuando los autores hispanoamericanos alcanzaron en el siglo XX la plenitud de su desarrollo literario, como lo ilustraron en la narrativa del Realismo mágico, los narradores y poetas que pusieron su sensibilidad y su conciencia al servicio de la realidad americana, haciendo de la palabra el mejor cauce de autonomía lingüística a través de una creación que dio inspiración y brillo al español en América. “Por tanto, desde una perspectiva lexicográfica, los diccionarios de voces y expresiones de nuestros respectivos pueblos hispanoamericanos constituyen la mejor evidencia de la vocación de independencia de nuestros países, que en el seno de las diversas comunidades de hablantes fue una clara señal de la vocación de identidad y autonomía de las naciones americanas”.

En su charla sobre el DED valoró el sentido que tienen los americanismos léxicos y semánticos, que en cada uno de nuestros países cuentan con un caudal de vocablos originales y significados nuevos asignados a viejos términos de la lengua de Castilla, como está ilustrado en el Diccionario de americanismos, publicado por la Asociación de Academias de la Lengua Española bajo la dirección lexicográfica del ilustre académico puertorriqueño y lingüista Humberto López Morales, y el Diccionario del español dominicano, publicado por la Academia Dominicana de la Lengua. Asimismo, otros rasgos idiomáticos peculiares, como el ejemplo del español dominicano cifrado en la creación de nuevos vocablos y de aderezos semánticos, con la gestación de nuevas idiolexías, constituyen una palmaria evidencia no solo de la vitalidad de una lengua, como la española, sino de la potencia de las variantes idiomáticas del español en América, como la dominicana.

Bogotá,  14 de octubre de 2014.

Fallece don Mariano Lebrón Saviñón, exdirector de la Academia

Con dolorido sentir consignamos la infausta noticia de la muerte de don Mariano Lebrón Saviñón, quien dirigiera la Academia Dominicana de la Lenguadurante dieciocho años (1984-2002) con altura intelectual, consagración ejemplar y bondadosa entrega. En su fructífera existencia como profesional de la medicina, profesor universitario, promotor cultural, escritor y académico, dio sobradas notaciones de amor al país, a su lengua y su cultura, con alta ponderación de las inclinaciones intelectuales, estéticas y espirituales.

Nació en Santo Domingo el 3 de agosto de 1922 y murió en la capital dominicana el 18 de octubre de 2014. Médico, profesor universitario, poeta, ensayista, dramaturgo y crítico literario, ejerció su talento intelectual con amoroso despliegue a favor del desarrollo de las humanidades. En su trayectoria profesional, fue cofundador de la Academia Dominicana de Medicina y de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña. En su función de creador de poesía y ficción, fue miembro de La Poesía Sorprendida, una de las agrupaciones literarias más prestigiosas de las letras dominicanas.Se recibió como doctor en medicina por la Universidad de Santo Domingo y se especializó en pediatría en el Hospital de Pediatría de Buenos Aires, Argentina. Publicó poesía, cuento, teatro y ensayo, y fue historiador, educador y académico. Activo colaborador de la Revista de La Poesía Sorprendida, del grupo de poetas innovadores de la primera mitad del siglo XX en las letras dominicanas. Como promotor cultural dictó numerosas conferencias, no solo en la sede de la ADL, sino en universidades y ateneos, escuelas y clubes socioculturales. Identificado con las pautas del buen decir y la disciplina académica, participaba con actitud edificante y solidaria en las actividades que contribuían al crecimiento cultural y educativo. La pureza expresiva de su lírica y la diafanidad de su lenguaje, signo y cauce eran del alma pura y buena que lo distinguía.

Dos operaciones intelectuales le dieron a Mariano Lebrón Saviñón y, por ende, a la Academia Dominicana de la Lengua, una singular prestancia en la sociedad dominicana: el formato televisivo “Usted no lo diga”, a cuyo través comentaba temas lingüísticos y literarios hasta el punto de que un sector de la población lo identificaba como “Tío Mariano” porque así le llamaba su sobrina Mariasela Álvarez, conductora del programa; y segundo, el hecho de prologar decenas de obras literarias, dando brillo y aliento a los jóvenes escritores que acudían a su talento y generosidad en busca de su apoyo.

Entre sus publicaciones literarias figuran Triálogos (poemas, en colaboración con el dominicano Domingo Moreno Jimenes y el chileno Alberto Baeza Flores, 1943); Luces del Trópico, 1949; Cultura judía, 1949; Nociones de puericultura, 1952. Herbario dominicano, 1960. Historia de la cultura, 5 tomos, 1981-1982; Tiempo en la tierra (poemas, 1982); Heroísmo e identidad, 1990; Duarte: libertador, romántico y poeta, 1999. Vuelta al ayer (poemas,2001). Usted no lo diga (ensayo lingüístico, 2010).

En 1993 fue galardonado en México con el Premio José Vasconcelos por el Frente de Afirmación Hispanista y, en el 2000, el Ministerio de Cultura y la Fundación Corripio le otorgaron el Premio Nacional de Literatura, la más alta presea de nuestras letras.

Mientras presidió la Academia Dominicana de la Lengua animó siempre a sus miembros a que tuviesen en alto sitial la institución de la lengua y que apreciaran su categoría de académicos de la lengua como la más alta distinción que un intelectual puede alcanzar. Hombre noble y bueno, afable y culto, generoso y entusiasta, su formación intelectual, su vocación de servicio y su sensibilidad espiritual y estética estuvieron siempre al servicio del desarrollo humanístico de los dominicanos. ¡Gratitud eterna a don Mariano Lebrón Saviñón!