ADL ELIGE A RAFAEL PERALTA ROMERO NUEVO MIEMBRO DE NÚMERO

El escritor, lingüista y periodista Rafael Peralta Romero fue elegido nuevo miembro de número de la ADL para ocupar el sillón que dejara vacante don Lupo Hernández Rueda.

En sesión ordinaria celebrada en la sede la institución, el nuevo académico numerario fue favorecido con el voto de Federico Henríquez Gratereaux, Franklin Domínguez Hernández, Manuel Núñez Asencio, S. E. Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, Manuel Matos Moquete, Marcio Veloz Maggiolo, Juan José Jimenes Sabater, Tony Raful Tejada, José Rafael Lantigua, Ramón Emilio Reyes, María José Rincón González, Carlos Esteban Deive, Rafael González Tirado, Dennis R. Simó Torres, Ricardo Miniño Gómez, Fabio Guzmán Ariza, José Miguel Soto Jiménez y Bruno Rosario Candelier.

El nuevo académico numerario de la ADL en su condición de miembro correspondiente se desempeñaba como integrante de la comisión lingüística de la Academia Dominicana y, en su calidad de narrador, ensayista, lingüista, poeta y activista cultural, tiene en su haber una valiosa colaboración lexicográfica a nuestra corporación. Es una figura prestante del Grupo de Narradores Mester de la Academia; ha presentado varias ponencias en los actos de la ADL y forma parte del equipo que prepara las recomendaciones gramaticales y ortográficas que nuestra Academia ofrece al país a través de Fundéu-Guzmán Ariza. Además, ha dictado numerosas conferencias y ha presentado varios libros sobre temas lingüísticos y literarios en nombre de nuestra institución.

El periodista, lingüista y escritor Rafael Peralta Romero, nacido en Miches el 3 de diciembre de 1948, ha servido como ponente en los actos de la ADL; ha prestado a la institución un valioso servicio como maestro de ceremonias en las actividades académicas y colabora con artículos y ensayos para el Boletín de la Academia. Además, es el autor de una columna semanal sobre asuntos idiomáticos en el periódico El Nacional y mantiene una activa militancia en las actividades de nuestra institución.

Rafael Peralta Romero ha publicado las siguientes obras literarias: Diablo azul, Santo Domingo,  Gente, 1992; Residuos de sombra, Santo Domingo, Cocolo Ed., 1997; Los tres entierros de Dino Bidal, Santo Domingo, Manatí, 2000; Cuentos de visiones y delirios, Santo Domingo, Gente, 2001; Memorias de Enárboles Cuentes, Santo Domingo, Manatí, 2004; El conejo en el espejo, Santo Domingo, Ferilibro, 2006; Cuentos de niños y animales,  Santo Domingo, Norma, 2007; Punto por punto, Santo Domingo, Ed. Colonial, 2008; De cómo Uto Pía encontró a Tarzán, Santo Domingo, SM, 2009; A la orilla de la mar, Santo Domingo, Gente, 2011; Círculo de espera, Santo Domingo, Ed. Nacional, 2012; Pedro el cruel, Santo Domingo, Ed. Nacional, 2013; Ella y tú, Santo Domingo, Gente, 2016; y La paloma dálmata, Santo Domingo, CP, 2017.

Compartimos nuestro regocijo por la elección de nuestro agraciado colega como miembro de número de la ADL y, al tiempo que ponderamos su brillante hoja de servicios a favor de nuestra institución, ponderamos su aporte a nuestra lengua y su labor cultural y creativa en beneficio de las letras dominicanas.

Santo Domingo, 21 de noviembre de 2017.

 

ACTO ACADÉMICO EN MEMORIA DE LUPO HERNÁNDEZ RUEDA

La  Academia Dominicana de la Lengua realizó un acto solemne en memoria de don Lupo Hernández Rueda, destacado miembro de número de esta Academia, que esta institución lo encomia por su ejemplar dedicación al cultivo de la palabra de manera armoniosa y fructífera.

La actividad fue presidida por Bruno Rosario Candelier, director de la ADL, en compañía de los académicos Manuel Núñez Asencio, Rafael González Tirado, Juan José Jimenes Sabater, Manuel Salvador Gautier, Miguel Solano, Rafael Peralta Romero. También participó la hija del fenecido académico, Gloria María Hernández.

Rafael González Tirado, académico, colega y compañero de Lupo Hernández Rueda, habló de su vínculo profesional y poético con don Lupo, relación que según su testimonio fue muy importante para él, pues se conocían desde la primera etapa escolar: “Mis relaciones con Lupo fueron muy importantes por la afición de ambos por las letras y la ruta que nos esperaba para conducir a la Generación literaria de 1948”. Señaló que antes de tener sentido de generación, los acercaba su vocación literaria y la fraternidad entre sus colegas, quienes se reunían periódicamente en sus hogares para hablar de sus creaciones.

González Tirado describió a Lupo Hernández Rueda como un hombre de una personalidad excepcional. Se singularizó desde muy temprano, siempre fue cordial, con una sonrisa a flor de labios, solidario con todos sus compañeros, amigos y condiscípulos: “Todo aquel que se le acercaba en búsqueda de algo, lo atendía sin diferencia ni vacilaciones”.

Habló de la obra poética de don Lupo, quien produjo poesía desde muy temprano. Su primer libro, Como naciendo aún, fue su gran aliento de decidor para un discurrir temático y estilístico, con una de las mejores líneas creativas en las letras dominicanas. Señaló que el tema de la muerte fue una constante en su labor poética. Finalmente el académico y también poeta don Rafael González Tirado expresó que Lupo Hernández Rueda fue especial, siempre estuvo sonriendo a todo, que es como sonreírle a la vida. Fue un gran amigo y por siempre hermano: “Nacerás con nosotros cada día, con tu emblema de sencillez, humildad y dignidad”, subrayó.

Más adelante, Manuel Núñez Asencio expuso su valoración sobre el poema  “Círculo”, memorable creación poética de Lupo Hernández Rueda, que ha sido ponderado como el más representativo de su producción. Núñez Asencio explicó que el poema “Círculo” corresponde a una visión que está muy emparentada en una de las técnicas estilísticas: la comparación. Dijo que en el comienzo del poema, Lupo define su presencia como la de un personaje que ha superado la muerte y que está en esa posibilidad mayor, que es la explicación a partir de la consideración de la muerte.

Ponderó el ponente algunos elementos temáticos y compositivos, que son valores fundamentales de cómo Lupo Hernández Rueda hizo el poema y por qué este poema es uno de los grandes poemas de la literatura dominicana: “Es el poema de mayor profundidad metafísica y de mayor definición. Los procedimientos que utiliza están muy relacionados con los procedimientos de la poética bíblica; la poética bíblica usa grandes unidades rítmicas: retórica cerrada, combinaciones de voz que va haciendo en todo el poema, ritmo de paralelismo y encadenamiento bíblico”, explicó. El académico, tras finalizar, manifestó que el poema “Círculo” se refiere a la transición de la propia vida.

Gloria María Hernández Contreras, hija del fallecido académico Lupo Hernández Rueda,  agradeció en nombre de la familia Hernández Contreras a la Academia Dominicana de la Lengua por el homenaje póstumo a su ilustre padre. La abogada expresó que su padre los enseñó, a ella y a sus hermanos, a aprender del ejemplo. Señaló que está convencida de que la obra de don Lupo, como poeta, ensayista, jurista, abogado, literato y maestro, estuvo marcada significativamente por las experiencias vividas en su primera juventud, cuando los estudios primarios y secundarios los realizó en diversas localidades del país: “Eso, dedicación y esfuerzo, tesón, perseverancia y paciencia fue lo que nos dejó como ejemplo nuestro padre a todo lo largo de nuestras vidas y, ahora aún después de la muerte, porque como bien dijera el poeta en uno de los versos de su poema “Círculo”: “La vida la concibo como un círculo./El hombre no termina con la muerte./Soy un poeta que crece y se transforma cantando. El movimiento es todo, el movimiento es todo, el movimiento”.

Al término de su intervención, Gloria María Hernández dijo que su padre no está presente físicamente, pero lo está de corazón y alma. Y sus hermanos y ella se sienten muy orgullosos de ser parte de la prole del poeta Lupo Hernández Rueda y le piden a Dios los ilumine en la trayectoria de poder honrar su filiación a lo largo de su vida.

El Dr. Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua, dio su testimonio sobre don Lupo Hernández Rueda, a quien consideró que como académico, poeta y escritor fue ejemplar, mediante notaciones de una singular vocación humana, literaria y espiritual: “Yo tuve la suerte de conocerlo en año de 1964 cuando lo busqué en su oficina de abogados donde él dirigía una revista literaria que en ese entonces era muy importante. Se trata de la revista que su grupo literario dio a conocer en el país con el nombre de Testimonio, revista que representaba a la generación literaria a la que él pertenecía. Ese grupo literario se conoció en la historia de la literatura dominicana con el nombre de Generación del 48”, contó el director.

Rosario Candelier relató que don Lupo era, además de poeta y ensayista, un promotor de la literatura. Él fue el inspirador de la revista Testimonio y durante varios años la editó aquí en Santo Domingo, y naturalmente cumplió con el rol que le correspondió ejercer como órgano de promoción de las artes y las letras.

Subrayó también un segundo aspecto muy importante en Lupo Hernández Rueda, como fue su singular distinción como ser humano: “Quizás el atributo personal más importante en Lupo era la armonía que él sembraba entre sus amistades, entre su grupo, entre los poetas, entre los integrantes de las promociones literarias. Quizás el rasgo altamente representativo en la Generación del 48 fue justamente ese sentimiento de empatía y fraternidad, esa vocación de armonía y de solidaridad que distinguía a Lupo. Ese rasgo distinguió a la Generación del 48 entre las agrupaciones literarias dominicanas”.

Este director subrayó que en la literatura de Lupo Hernández Rueda había la dimensión trascendente de la palabra. Esa faceta era el reflejo de la idea que él tenía, ya que la palabra es capaz de canalizar nuestros ideales y sueños si la asumimos como la expresión de la más alta condición humana. Manifestó que esa vocación humana, de armonía y empatía solidaria, la pudo constatar en don Lupo en diversas reuniones celebradas la Academia Dominicana de la Lengua. Su persona era centro de atención, de coparticipación, de afinidad: “Eso era Lupo Hernández Rueda en función de lo que lo distinguió como intelectual, como profesional, como intérprete de la literatura, como poeta y, sobre todo, como ser humano. Ojalá podamos nosotros darle continuidad a ese ejemplo de vida que él dio con su conducta, con su palabra y su creación”, subrayó el director de la Academia Dominicana de la Lengua al dar cierre a este memorable acto en memoria de Lupo Hernández Rueda.

Santo Domingo, ADL, 21 de noviembre de 2017.

PRESENTACIÓN DEL DICCIONARIO DE MÍSTICA

La Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) fue el escenario donde se puso a circular el Diccionario de mística, una nueva publicación de la Academia Dominicana de la Lengua, de la autoría de Bruno Rosario Candelier.

Este diccionario fue presentado por Rafael Peralta Romero, Gisela Hernández y Sélvido Candelaria. La maestría de ceremonia la realizó el licenciado José Alejandro Rodríguez, director del Departamento de Letras, quien al iniciar su intervención expresó el agradecimiento a la Academia Dominicana de la Lengua y la distinción del autor del libro por escoger el Recinto Santo Tomás de Aquino, de la PUCMM en la capital dominicana, como lugar de presentación de esta nueva obra del lexicógrafo dominicano, quien también fue profesor de este centro universitario.

El académico y escritor Rafael Peralta Romero inició la presentación del Diccionario de mística y señaló que en más de una ocasión el actual director de la Academia Dominicana de la Lengua y presidente del Ateneo Insular ha expresado su preocupación por la falta en nuestro país de una escuela destinada a los estudios místicos, para lo cual es indispensable, en primer lugar, la existencia de ensayistas, poetas y narradores con vocación por la mística: “Resulta muy evidente que con sus trabajos, sobre todo a través del Movimiento Interiorista,  Rosario Candelier ha venido preparando las bases para establecer esa escuela, ya que son miembros del Interiorismo los dominicanos que en los últimos treinta  años  han transitado la senda de la mística en sus creaciones”, expresó Peralta Romero.

Dijo que Bruno Rosario Candelier nos ha sorprendido con el lanzamiento, antes de un año, de este amplio repertorio temático en el que clasifica y explica, con criterio enciclopédico, cada elemento de la terminología propia de la mística, apoyado, cada artículo en magníficos ejemplos  de creación de nuestros poetas y narradores místicos.

Destacó que a ese propósito obedece la publicación del Diccionario de mística, editado con el sello de la Academia Dominicana de la Lengua y el patrocinio de la Fundación Guzmán Ariza pro Academia Dominicana de la Lengua. De inicio, el autor advierte que para elaborar un diccionario de términos místicos hay que saber lo que es la mística, sin confundirla con la religión, ni con la metafísica, ni con el mito: “La mística implica, como búsqueda de lo divino, una contemplación hacia adentro, hacia la esencia del ser, hacia la Fuente creadora e inspiradora de todo, hacia el Misterio que arroba y anonada”, dijo citando un concepto del lexicógrafo dominicano.

Peralta Romero manifestó que presentar un diccionario de mística resulta muy diferente al hecho de ponderar un libro de cuentos o una novela.  En esto último es donde radica su experiencia.

En el acto de presentación de este diccionario, la escritora santiagués Gisela Hernández ponderó el alcance de esta nueva obra lexicográfica de Bruno Rosario Candelier, y al respecto consignó: “Conciencia espiritual que todo ser humano puede acceder cuando se entregue a su misterio y se deje elevar más allá de la realidad cotidiana que venera lo simple. Y, paradójicamente, la esencia divina en las cosas más triviales de la humanidad puede llevar a la conciencia plena del despertar a la sensibilidad mística, siempre que el ánimo del espíritu se incline a entender y definir cuál es el sentir espiritual que rige nuestras vidas y avocarnos en identificar las «señales divinas» que el Diccionario de mística define bajo tres entradas, siendo la primera de ellas «mensajes percibidos como fenómenos o prodigios, con cita de Libro del Antiguo Testamento (Deuteronomio 13;1-2). La segunda entrada, indicios y mensajes trascendentes, con apoyo en una cita de La dolencia divina, obra del propio Rosario Candelier, dejando en el ánimo la tercera entrada como las señales de la trascendencia, avalada con versos del poeta español José Nicás Montoto, Dilmun: “Serénate un momento, corazón, /y repara en los dones, feliz que disfrutare/ aquello que ahora gozas/ porque nada precisas ni nada te reclama/y has aprendido a ver en las cosas fugaces/ una móvil señal de lo Inmóvil Eterno”.

Por su parte, Sélvido Candelaria intervino con su exposición sobre el Diccionario de mística. Candelaria explicó que los diccionarios son herramientas que se utilizan en todas las profesiones, y que puede servir hasta para condenar a una persona, según nos dice en una atinada selección ilustrativa que ha utilizado para presentar el Diccionario fraseológico del español dominicano: “Sírvame pues, este preámbulo para introducir mi participación en la presentación oficial del Diccionario de mística, del Dr. Bruno Rosario Candelier. Los diccionarios podrían hacer la diferencia en muchos otros aspectos, pero he querido escoger este sobre su auxilio a la justicia ordinaria, para resaltar lo que muy poco se menciona de los diccionarios: su característica de canon justiciero. Y es que el diccionario viene a ser como una recopilación de leyes que, en base al uso de giros y expresiones, va estableciendo una comunidad de hablantes”, expresó el reconocido ensayista.

Candelaria resaltó que el autor de este diccionario ha estructurado un texto de consulta indispensable para todo aquel que se interese por el tema de la mística, pero sobre todo, para los creadores literarios quienes pueden encontrar aquí una guía referencial y un manual esclarecedor de dudas sobre esta materia de la espiritualidad.

Finalmente, el crítico literario explicó que este diccionario recoge cerca de 300 entradas y unas 1500 notas de textos donde aparecen aspectos y expresiones de simbolismo místico creados por 234 diferentes autores dominicanos y españoles, con la autorizada interpretación de cada una de ellas: “El autor nos entrega una herramienta fundamental para incursionar en este complejo campo”, afirmó el presentador.

Santo Domingo, PUCMM, 15 de noviembre de 2017.

DIÁLOGO SOBRE LA LENGUA Y LA ACADEMIA DOMINICANA

Dentro de las jornadas conmemorativas del 90 aniversario de la fundación de la Academia Dominicana de la Lengua, Bruno Rosario Candelier fue invitado a participar en el “Diálogo Libre” que se transmite en la doble versión digital y gráfica del periódico Diario Libre de la capital dominicana.

La conducción de este “Dialogo Libre” estuvo encabezado por el director del matutino, Adriano Miguel Tejada; la subdirectora Inés Aizpún; el jefe de redacción, José María Reyes; y los periodistas de la redacción, Niza Campos y Wander Santana.

Adriano Miguel Tejada dio la bienvenida al director de la ADL y, de inmediato, manifestó que la Academia Dominicana de la Lengua fue de las academias la primera fundada en el país, y subrayó: “La ADL ha tenido un florecimiento con sangre nueva, con más publicaciones, con acuerdos interinstitucionales y con gran prestigio institucional”. Expresó que su interés es enfocarse en cómo el actual director entiende que está el estado del español en la República Dominicana en este momento. Bruno Rosario Candelier habló del estado del español dominicano y la realidad del mundo cibernético en el país. Explicó que el ámbito electrónico tiene dos vertientes, porque en el aspecto práctico sabemos que, sobre todo, la juventud usa la lengua con desenfado: “Cuando los usuarios del chateo usan la lengua, por lo general no aplican criterios ortográficos ni gramaticales. Ese es un hecho lingüístico que es digno de un estudio”, dijo.

Además subrayó que la juventud que no usa la lengua con propiedad en las redes sociales, cuando tiene que escribir una carta para solicitar un empleo, no va a usar esa lengua descuidada que usa: esa lengua cortada, incorrecta, inapropiada, pobre en términos de palabras; al contrario, se va a esmerar y, de hecho, cuando asciende a la edad adulta y accede en el plano social y profesional da señales de una mejoría y se da cuenta de que tiene que mejorar, que no puede seguir usando la lengua tan chabacanamente como la usan en las redes sociales.

Sobre la cantidad de palabras que utiliza el dominicano promedio, el lingüista señaló que la deficiencia es notable, porque los hablantes se forjan una compresión del mundo en función del conocimiento del léxico y el caudal de las palabras que conocen y en tal virtud tenemos un horizonte cultural que depende del léxico, de la cantidad de vocabulario que hayamos adquirido: “El hablante dominicano común refleja una pobreza léxica”, consignó.

Rosario Candelier explicó que tenemos un léxico muy reducido en términos de cantidad. La persona común y corriente sin formación escolar quizás se desenvuelve con 1500 o 2000 palabras; el universitario actual, cuya formación intelectual es precaria, puede desenvolverse con 4.000 a 5.000 mil palabras; y el profesional con inquietudes intelectuales, que lee periódicos y alguna vez un libro, revela un aumento en su capacidad intelectiva y puede dominar de 7 a 10.000 palabras; el hablante culto dominicano puede andar por unas 30 mil palabras, pero no es gran cantidad si la comparamos con las 100 mil palabras del Diccionario de la lengua española: “Es muy pobre la cantidad de léxico que posee el hablante común de nuestro país”, afirmó.

Manifestó que la misión de la Academia Dominicana de la Lengua desde su fundación ha sido justamente propugnar por una mayor conciencia de lengua, para que los hablantes conozcan mejor su propio idioma y, desde luego, hagan un uso ejemplar: “La realidad social, la realidad cultural que podemos comprobar es que hay una pobreza léxica y un escaso conocimiento gramatical y eso no deja de preocuparnos a los que tenemos la misión de encender el entusiasmo y el interés por la lengua”, expresó.

En atención a la realidad que le corresponde enfrentar a la Academia Dominicana de la Lengua, que es la responsabilidad de velar por el buen desarrollo del español dominicano, el director detalló que desde que asumió la dirección de la ADL se trazó varios planes, entre ellos tirar la Academia a la calle, publicar varios diccionarios, comenzando por el Diccionario del español dominicano, y el Diccionario fraseológico, que comprende el uso de adagios, giros, locuciones y frases; el Diccionario de símbolos, que tiene un vínculo con la literatura; y el Diccionario de mística, vinculado al ámbito de la espiritualidad.

Habló del aporte del habla dominicana al enriquecimiento del español universal: “Nosotros naturalmente recibimos la lengua que nos dieron los primeros españoles que poblaron esta tierra, es decir, los actuales dominicanos somos herederos de las generaciones anteriores que comenzaron con el inicio de la conquista y la implantación de una nueva sociedad y una nueva cultura en tierras americanas. La lengua que originalmente conocimos fue la lengua castellana de los españoles de entonces y con el paso del tiempo esa lengua se fue aclimatando con la realidad histórica y la realidad social, que se fue también modificando con el paso del tiempo, porque cada generación siempre trae innovaciones y, por esa razón, como hay cambios, cada cambio obedece a la ley de la naturaleza y es parte de la naturaleza misma de lo viviente, como ha establecido la física cuántica”, precisó.

Por otro lado, enfocó la enseñanza del idioma en la República Dominicana, de cuyo resultado infiere su estado: “La revolución educativa de la que habla el gobierno son puras palabrerías. Yo no conozco la interioridad del Ministerio de Educación; tampoco dudo de la buena intención de las autoridades por mejorar la educación, y si hay una genuina disposición de crear una verdadera transformación escolar, eso hay que valorarlo en el resultado, para lo cual hay que esperar unos 20 años”.

Expresó que es lamentable lo que acontece con el magisterio dominicano. “No es verdad que con el actual magisterio puede haber una superación en la educación escolar, conducida por maestros que no leen, por licenciados en educación que no saben redactar un párrafo bien escrito, ni comprender el sentido ni, mucho menos, crear. El maestro enseña lo que sabe y, si no sabe, no va a enseñar”, comentó el entrevistado.

Rosario Candelier exhortó a crear en las universidades un plan estratégico, un plan educativo especializado, elegir a los mejores estudiantes y pagarles muy bien para formar una elite de educadores. Un proceso de formación intelectual con un mínimo de 5 años de formación intelectual y profesional para formar educadores en las diferentes ramas del saber: “Con los actuales maestros es imposible transformar la educación y es necesario hacerlo, ese es un proyecto necesario que hay que ejecutarlo. No sé cómo se está haciendo, estoy hablando desde fuera. La realidad es que yo hablo por el resultado”, dijo el director de la Academia Dominicana de la Lengua.

Santo Domingo, 7 de noviembre de 2017.

MARÍA JOSÉ RINCÓN PONDERA EL ESPAÑOL DOMINICANO

En un conversatorio con la lingüista María José Rincón, la académica domínico-española abordó el tema del español dominicano, al dirigirse a los integrantes del Taller de Creación Literaria “Pedro Mir”, adscrito a la Biblioteca “Juan Bosch” de Funglode. La reconocida filóloga es una gran colaboradora lexicográfica de la Academia Dominicana de la Lengua.

El coordinador del taller y director de la ADL, Bruno Rosario Candelier, expresó que el objetivo del conversatorio es conocer la trayectoria filológica de María José Rincón González como lingüista, lexicógrafa y estudiosa del español dominicano.

La distinguida académica inició su intervención diciendo que desde niña ha sentido pasión por la lengua española y la lectura: “Esa ha sido mi gran pasión, privilegio que atribuyo probablemente a que los docentes de vocación distinguen a las personas que pueden tener la característica para aprovechar lo que ellos aportan con un enfoque especial”.

María José Rincón contó que estudió Filología hispánica en Sevilla, su ciudad natal. A sus 23 años había terminado esa carrera y cuando se vinculó a la Academia Dominicana de la Lengua encontró la institución ideal para canalizar su vocación lexicográfica. De sus años de estudios dijo: “En ese tiempo no había una especialidad, una mención específica, pero a partir del tercer año yo tuve la suerte de tener como profesor a Juan Antonio Frago, que es uno de los grandes estudiosos del español y, sobre todo, de la historia del español en América, y él fue mi profesor de Historia de la lengua e Historia de las hablas andaluzas, asignatura que se la inventó él en la universidad y tuve la suerte de formar parte de un grupo de investigación con él”, relató la lingüista.

En respuesta a una pregunta de este director, la versada académica explicó que el profesor decidió crear un grupo llamado “Las hablas andaluzas”, precisamente porque había una polémica sobre el origen de la variedad hispana del español, es decir, cómo surgió el español que se habla en América y la característica que tenía el español americano. Además habló del uso de la “i” en lugar de la “l” o la “r”: “Cuando se pensó que en América habían surgido por generación propia esa característica, esa era una teoría. A partir del estudio de los documentos, estudiaron primero los documentos del Archivo de Indias. Entonces se dieron cuenta de que en el andaluz del siglo XII y el XIII ya existían los fenómenos que existen en América: seseo, yeísmo, lo que se llama el andalucismo y el rotacismo, que es la “confusión”, entre L y R en posición inclusiva. Todo eso se daba en Andalucía, hacia el siglo XII”, aclaró la lexicógrafa de la ADL.

María José Rincón contó que terminó su carrera filológica en junio de 1991 y en ese mismo año conoció a su marido, quien es dominicano y estudiaba una carrera en Sevilla. Al casarse viene a vivir a Santo Domingo, donde se establece desde diciembre de 1991.

Su vinculación con la Academia Dominicana de la Lengua fue anecdótica: “Trabajaba en el  Consulado de España, y cuando yo entré a esa representación consular, fui asignada al departamento de visado. Entonces un buen día, ante mi despacho apareció don Bruno Rosario Candelier a solicitar un visado para España, y cuando yo leí el formulario que decía: “Profesión: Filólogo”, me sorprendí, porque cuando llegué a este país decía que el filólogo es raro en todos los sitios del mundo. Entonces yo le dije a don Bruno que yo también era filóloga. Y él entonces me aseguró que a su regreso de España me invitaría a las reuniones literarias del Ateneo Insular y a las actividades lingüísticas de la Academia Dominicana de la Lengua. Y así ocurrió. Mi primera intervención filológica fue nada más y nada menos que en Moca, en un encuentro literario del Ateneo Insular; y nada más y nada menos que sobre san Juan de la Cruz, en una actividad con los poetas interioristas orientados por don Bruno”, detalló la filóloga.

La académica confesó que su obra clave, su “Biblia de cabecera”, es El Quijote: “Evidentemente no es sencillo, pero tiene la grandeza de la sencillez de Cervantes, quien es mi ídolo absoluto”, dijo con seguridad y emoción. Expresó que todo lo que una persona vaya a buscar en literatura, sea de creación literaria o de lengua española, todo lo que quiera buscar está en El Quijote, de Miguel de Cervantes.

Señaló que en la Academia Dominicana de la Lengua presentó en la Tertulia Lingüística de la ADL un taller sobre Don Quijote para conmemorar su cuarto centenario, que repitió en el Centro Cultural de España para ponderar el legado de Cervantes: “Yo con El Quijote disfruto, me siento y aprendo mucho cada vez que lo leo”, dijo.

Otra de sus obras favoritas es el Cántico espiritual, de san Juan de la Cruz, una de las cumbres de la literatura española y universal. La tercera, entre sus obras favoritas, es el Diccionario del español Dominicano.

Para responder a una pregunta sobre la confección de un diccionario, la lingüista explicó que todos los diccionarios que se preparan tienen utilidad, porque mientras más culta es una persona, más diccionarios esa persona necesita consultar. Agregó que nuestra Academia está haciendo lo que le corresponde en el ámbito lexicográfico, gracias a la vocación lingüística de su director. A don Bruno debemos la motivación para la labor lexicográfica que hemos realizado con el apoyo del equipo lexicográfico de la ADL, bajo su dirección.

Finalmente, María José Rincón agregó su opinión acerca del sexismo. Subrayó que definitivamente el problema es la ignorancia. Cuando la ignorancia pretende imponer criterios, pues hay un punto que el que más o menos tiene la idea de cómo funciona la lengua: “Mientras haya sexismo en la sociedad, eso lo va a reflejar el lenguaje, porque para eso tenemos el lenguaje, para expresarnos. Si tú eres sexista, tu expresión va a ser sexista, sin duda”, enunció la lingüista. Manifestó que lo que hay que atacar primero es la mentalidad sexista, el comportamiento sexista. Rincón expresó que el cambio en el léxico es una lucha por el dominio del significado. Agregó que hay un cambio continuo que sería la realidad que vamos a nombrar, o sea, lo que se puede nombrar, y las palabras luchan porque la parcela de la realidad es la que se va a aplicar y el léxico es tan rico que sus fronteras no son inmóviles.

Santo Domingo, 2 de noviembre de 2017.

Academia de la Lengua valora aporte de Manuel Patín Maceo

La Academia Dominicana de la Lengua celebró un acto de recordación de uno de sus miembros fundadores de la ADL y uno de los pioneros en publicar estudios sobre el habla de los dominicanos. Se trata del lexicógrafo y gramático Manuel Patín Maceo, quien se distinguiera como intelectual preocupado por los asuntos del español dominicano.

La lingüista María José Rincón dijo que don Manuel Patín Maceo demostró su patriotismo con la redacción de su obra lexicográfica Diccionario de dominicanismos,  obra fundacional de la producción lexicográfica dominicana y fundamental para emprender estudios de lexicografía del español dominicano. Es una obra producto de la toma de conciencia de las variantes del español americano respecto al español peninsular, ya que destaca entre las restantes obras dedicadas al léxico dominicano por sus rasgos de descripción general del léxico diferencial, sin aplicación de criterios restrictivos.

María José Rincón explicó el aporte de este pionero de los estudios lexicográficos a la bibliografía lexicológica del español dominicano, puesto que su obra se ha constituido en un antecedente valioso para los investigadores del habla de los dominicanos.  Haciendo gala de la gracia y el donaire que la distinguen, María José comenzó su disertación con una anécdota jocosa sobre la personalidad de Patín Maceo, así como del trazado novelesco que recorrió el cuadro al óleo del intelectual que este día engalanó la mesa de honor de este acto, cortesía de Mary Loli Pérez de Severino. Nuestro académico era un contertulio habitual de una conocida peña literaria que se celebraba en la cafetería de El Conde.

La académica explicó que las obras de Patín Maceo, tituladas Dominicanismos y Americanismos en el lenguaje dominicano, fueron los primeros textos publicados en nuestro país sobre materia lexicográfica, antecedido por «un glosario rudimentario» de Rafael Brito, quien en 1931 publicó en San Francisco de Macorís, su Diccionario de criollismosCon relación a Patín Maceo, nuestra filóloga y lingüista consideró que es «Un diccionario restringido que se centra en el estudio léxico de la variedad dominicana del español, como variante diatópica, al que, a su vez, se aplican distintos criterios para producir la diferenciación de dominicanismos y americanismos en uso en la República Dominicana». Así se constituye su obra en un diccionario dialectal en dos partes, claramente definidas: a) las palabras y expresiones, o sus acepciones, que se reconocen como de uso exclusivo de la variedad dominicana -es decir, lo que hoy conocemos como dominicanismos léxicos-; y b) las palabras y expresiones, o sus acepciones, cuyo uso no se considera exclusivo en la República Dominicana, sino que aparecen también en otras variedades del español -los dominicanismos semánticos-, porque en nuestro país adquieren otras acepciones diferenciadas del resto de los hispanoparlante.  Rincón González destacó la ponderación que hizo la comisión académica de la Academia Dominicana de la Lengua para evaluar la pertinencia de publicar esta obra, consignada en el Boletín no. 2 de esta corporación y que precisaba lo siguiente: «La abundancia de palabras y frases del léxico vernáculo que forman el libro; la autenticidad de ellas; el método empleado; la correcta y sencilla forma adoptada; el delicado gracejo con que en muchos casos se disipa la natural aridez de la materia tratada; la fácil concepción que forma el lector de lo que va hojeando y por encima de todo la necesidad que había de un libro de este género, lo hacen harto recomendable a la protección más decidida».

La obra Dominicanismos fue publicada por primera vez en 1940, con los auspicios de la Academia Dominicana de la Lengua. Rincón González explicó la clasificación tipológica de un diccionario atendiendo a la obra de Patín Maceo, que compone un diccionario de lengua dedicado al vocabulario dominicano. Describió el diccionario Dominicanismos como un híbrido entre el diccionario de uso y el diccionario prescriptivo. En él aparecen las dos tendencias tradicionales en los diccionarios dialectales del español de América: la inclusión de términos y acepciones diferenciados geográficamente y el interés preceptivo de corregir las palabras o giros considerados incorrectos por su falta de apego a la norma que en ese entonces se consideraba directriz: la norma del español hablado en España.  La académica concluyó su alocución ilustrando la manera como Patín Maceo definía, ponía ejemplos o hacía sus recomendaciones sobre las palabras recogidas en su diccionario.

La actividad continuó con la intervención del director de la Academia, Bruno Rosario Candelier, quien puntualizó que la obra de Patín Maceo reviste gran importancia por cuanto es un pionero en los estudios lexicológicos, pues nos dio una materia prima esencial para que los lingüistas posteriores a él podamos realizar un trabajo de investigación más profundo. Ponderó la labor de tres escritores del siglo XX que fijaron su atención en las palabras: Ramón Emilio Jiménez, Emilio Rodríguez Demorizi y Manuel Patín Maceo.

Resaltó de manera especial la labor de Patín Maceo cuyos textos fueron publicados en el Boletín no. 2 de la Academia Dominicana de la Lengua. Estos autores ponderaban el habla criolla porque consideraban que el caudal de expresiones contribuía al enriquecimiento del idioma. Sus estudios ofrecían a los hablantes nuevas posibilidades de expresarse, pero también de captar e interpretar el mundo circundante, su realidad sociocultural, cuyo dinamismo se refleja en la lengua.

Rosario Candelier consideró positiva esta concepción de la lengua, puesto que mediante las palabras los hablantes pueden testimoniar el grado de cultura que han alcanzado, y el habla criolla contribuye a forjar los valores de nuestra idiosincrasia cuyo lenguaje articulan los hablantes: «Patín Maceo fue un atinado cultor de los dos objetivos primordiales de la Academia Dominicana de la Lengua: el conocimiento de la lengua, así como su cultivo y divulgación. Fue un trabajador de la palabra con conciencia lingüística y disciplina académica, legado que debemos continuar para perfeccionamiento de nuestra lengua y enaltecimiento de nuestra condición humana».

Acto seguido, el Director de la Academia exhortó al auditorio a valorar el privilegio de la palabra que poseemos los humanos tal como lo hizo el académico que hoy nos ha convocado para que podamos hacer un aporte a las presentes generaciones. Recordó que  Mariano Lebrón Saviñón reconoció la triple condición de Patín Maceo como filólogo, profesor y poeta, lo que proyectaba la trascendencia filológica de su obra para el estudio del español dominicano y la conformación de los diccionarios de nuestras voces.

Rosario Candelier dijo que una conmemoración como esta es una manera de festejar el 90 aniversario de la Academia Dominicana de la Lengua. Contó que la fundación de la Academia Dominicana de la Lengua se hizo justamente con un fin muy específico: el de que los escritores no solo se dediquen a estudiar la lengua, sino que también comiencen a escribir sobre el uso que nuestros hablantes hacen de la lengua, porque normalmente los escritores cuando usan la palabra la usan para escribir poesía, narrativa, teatro, ensayos y textos científicos, filosóficos o didácticos. Explicó que para hablar de la lengua hay que prepararse y hacer un estudio especializado del idioma, y dijo: “Entre los primeros integrantes de esta institución aparecieron tres escritores que le pusieron atención al idioma: Manuel Patín Maceo, Ramón Emilio Jiménez y Emilio Rodríguez Demorizi”.

Comentó que Manuel Patín Maceo prestó especial atención a las palabras aunque también escribió una obra de gramática, pero fundamentalmente su atención estaba centrada en las palabras. Subrayó que Patín Maceo tuvo un singular interés lexicográfico: “En 1940, cuando dio a conocer sus Dominicanismos, esta Academia publica el Boletín no. 2 y en ese órgano de publicación aparece la primera producción de Manuel Patín Maceo”, relató el director de la ADL.

También explicó que además de miembro fundador de la Academia Dominicana de la Lengua, Manuel Patín Maceo es el primer académico de la lengua en abordar la investigación lexicográfica: “Un importante aspecto en la obra de Patín Maceo es el hecho de que él enfatizaba la raíz hispana de nuestro léxico y le puso atención a las dos vertientes fundamentales de los dominicanismos léxicos y los dominicanismos semánticos. Patín Maceo ponderaba con mucho interés el habla del pueblo dominicano y lo hacía de una manera especial, porque decía que nuestro lenguaje enriquecía el legado hispánico, lo que es una peculiaridad de cada uno de los países de América”, destacó.

Rosario Candelier expresó que nunca ningún idioma se divorcia de la realidad histórica, social y cultural, ya que es una evidencia cabal de cómo es la vida de sus hablantes, de cómo piensan los usuarios de la lengua, de su visión del mundo, de la idiosincrasia del pueblo y, sobre todo, del talante cultural de los hablantes, y en eso la lengua es riquísima en sus manifestaciones, no solamente en el campo del léxico, sino también en el campo fraseológico, pues hay refranes, adagios, sentencias, máximas, proverbios, locuciones, frases y giros idiomáticos que inventan los hablantes y todo eso enriquece la lengua, y eso era lo que llamaba la atención a Patín Maceo: se consagró a estudiar lo que hacíamos como hablantes, y dio un testimonio a partir del legado que dejó no solo como profesor, sino como escritor y, sobre todo, como lingüista.

Para finalizar, Rosario Candelier señaló que Patín Maceo entendía que enriquecer la lengua era enaltecer no solamente nuestra condición de hablantes, sino nuestra condición humana, que viene enaltecida por nuestra condición de hablantes, y dijo: “Fue justamente aquí, en este suelo antillano, en esta isla quisqueyana cuando por primera vez se habló la lengua de Berceo y comenzó a cultivarse y a expandirse por toda América. Ese es un privilegio de nuestro país y por esa razón esta Academia Dominicana de la Lengua valora el aporte de Manuel Patín Maceo y le da seguimiento a esa tradición y a esa trayectoria”.

La Academia Dominicana de la Lengua recibió de doña María Loli Pérez de Severino una pintura al óleo sobre Manuel Antonio Patín Maceo (1862-1959), lingüista, literato y pedagogo dominicano, que fuera uno de los miembros fundadores de la ADL. Según consta en un artículo publicado en la página electrónica de esta corporación, Mariano Lebrón Saviñón escribió sobre el ilustre académico: “Fue Patín Maceo el que con mayor autoridad llegó al recinto donde nuestra habla debía preservarse en su prístina brillantez, porque él era en aquel momento -y lo fue hasta su muerte- el primer gramático y filólogo de nuestra Patria y uno de los más destacados en nuestro mundo hispánico. Como maestro Manuel Patín Maceo fue insustituible, había en su enseñanza no sólo la flor de la sabiduría, cultivada con amoroso rigor, sino también la sal de una fecunda alegría que le retozaba en el alma y sabía comunicar a sus discípulos”.

Entre las publicaciones idiomáticas de Manuel Antonio Patín Maceo figuran Ortología de la lengua castellanaApuntaciones gramaticales, Americanismos en el lenguaje dominicano Dominicanismos.

Santo Domingo, ADL, 26 de septiembre de 2017.

Tertulia sobre el libro y la creación literaria

En una tertulia literaria celebrada en la Academia Dominicana de la Lengua, el director de la institución ponderó el libro como creación de lo que el hombre ha podido registrar desde sus conocimientos y su intuición sobre la realidad del Universo, instancia desde la cual podemos abordar el arte del lenguaje y el cultivo de las letras en la creación humana. El libro contiene y refleja todo lo que asimilamos a lo largo de la historia y por esa razón contiene la sabiduría espiritual de la humanidad en los diferentes estadios del saber.

De igual manera se enfocó la lectura como un ejercicio de la inteligencia y la sensibilidad para nutrir nuestro espíritu desde la esencia misma de la palabra, por lo cual la ADL valora el inmenso material de lectura a nuestra disposición para que nuestros hablantes se nutran de la sabiduría acumulada en las páginas de los libros, en todos los géneros literarios, en todas las manifestaciones del saber, en todas las expresiones del arte, la ciencia, la filosofía, la literatura y la espiritualidad. Los participantes, estudiantes y profesores de lengua y literatura del estamento universitario, ponderaron la orientación de la Academia para fomentar su formación intelectual, estética y espiritual mediante el cultivo de la palabra.

Ante una intervención de uno de los presentes, Bruno Rosario Candelier abordó la creación del lenguaje como la más alta manifestación del Logos de la conciencia que, junto con el don de la vida, hemos recibido los hablantes no solo para pensar y reflexionar, sino para intuir y crear, por lo cual el don de la creatividad está al alcance de todos los usuarios de la lengua como dimensión esencial de nuestra condición humana, dotación y talento que debemos aprovechar para canalizar lo que somos mediante el arte de la palabra.

Santo Domingo, ADL, 19 de septiembre de 2017.

Presentan poemario místico de Jit Manuel Castillo

La Academia Dominicana de la Lengua presentó el poemario En la voz del silencio, del sacerdote, poeta y narrador fray Jit Manuel Castillo de la Cruz con la lectura de ponencias de Nina Bruni, Camelia Michel y Bruno Rosario Candelier.

Luego que el superior de los Frailes Franciscanos en Santo Domingo orara para encomendar la actividad al amparo divino, la poeta dominicana Camelia Michel inició el acto literario con la lectura de su estudio sobre “La dimensión estética y mística en la poesía de Jit Manuel Castillo”. La ponente expresó que con esta obra Jit Manuel se lanza a la parte más profunda de su camino literario, la poesía mística, en la que despliega un renovado vigor y ternura: “Este fuego espiritual no nos sorprende, porque en sus anteriores trabajos muestra una parte importante de ese camino interior: en su novela Apócrifo de Judas Iscariote explora profundos senderos para abordar los temas bíblicos”.

La disertante manifestó que la dimensión estética en la poesía de Jit Manuel Castillo debe ser descubierta paso a paso, ya que debemos atarnos las sandalias si queremos recorrer su ruta. Hay que prestar atención y guardar silencio, pues su camino poético puede ser engañoso y hasta sumergirnos en una trampa, debido a que el mundo en que su voz se pasea, apacible y solitaria, llega vestido con un ropaje literario de sobriedad y equilibrio, vertebrado por textos breves, sencillos en apariencia, con la limpieza y la economía de palabras que vemos en poetas y sabios orientales, para luego asestarnos el zarpazo de la desazón, del deseo vigoroso, de la angustia que doblega, provoca y nos marca con un aro de fuego y un lanzallamas terrible: “Es que su camino literario no es más que el ropaje que embellece la búsqueda quizás aterradora de lo divino; aquello que supera y destruye nuestros límites y fragilidades para dejarnos atisbar lo eterno”, dijo la poeta.

Destacó que En la voz del silencio refleja el llamado de la Divinidad, que se vuelca en todas las formas de inspiración posibles: por momentos delirante, como la describe Platón; por momentos como una especie de soplo, a semejanza de los episodios bíblicos; y sobre todo, receptivo y lleno del misterio que surge de la otredad, como la concibe Octavio Paz. Escribe Camelia: “Es, sobre todo, una búsqueda silente de lo otro, de la Divinidad, que unas veces parece eludirlo, y otras, se hace una con el hablante poético”. La poeta observó un elemento recurrente en este poeta: la búsqueda del silencio. No del silencio físico, sino del silencio interior que permite echarnos a los pies de la Divinidad sin siquiera formular pensamientos. Crear el espacio para que el silencio deje escuchar su voz, es, pues, el objetivo patente de este poemario. Finalmente subrayó que al igual que los poetas místicos de la tradición hispanoparlante, Jit Manuel Castillo se auxilia de paradojas, del oxímoron, para crear nuevos y complejos significados con los que supera los pares de opuestos y trasciende a lo unitario. Precisó que la poesía de Jit Manuel Castillo es, sin duda, una forma personal de orar: la forma más sublime de poesía mística.

Por su parte, la escritora y estudiosa de la literatura, la escritora argentina Nina Bruni, participó con “De la palabra a lo trascendente”, acompañada de una explicación digital.

Nina Bruni señaló que el motivo de su explicación es demostrar cómo la palabra y el lenguaje nos llevan al contenido trascendente y místico. Expresó que En la voz del silencio se manifiesta el ejercicio de un pensamiento y de una práctica intercultural.

Bruni abordó el lenguaje de la poesía con que elabora el autor su creación. Destacó el detalle que emplea Jit Manuel Castillo para expresar lo divino y definir la búsqueda de lo divino como un acto de comunicación: “En la composición de En la voz del silencio se puede observar la relación entre palabra o la voz del silencio y el misterio, dos movimientos distintos pero complementarios y ambos determinados por componentes estilísticos, estructurales y rítmicos”.

Señaló la distribución de los poemas bajo los conceptos de “totalidad”, “palabra”, “silencio” y “misterio”, que revelan el predominio de apego en torno al tema del silencio. La escritora argentina mostró una gráfica simulando un electrocardiograma donde explicó la relación entre los recursos del estilo y el perfil espiritual del poeta que exhibe la conexión entre los recursos, sus combinaciones y los momentos de sus arrebatos. Las imágenes, las paradojas y los símbolos son un destacado elemento en el poemario, en cuyo texto hizo referencia del aire, la tierra, el agua y el fuego, sin obviar el silencio.

El director de la ADL, Bruno Rosario Candelier, al iniciar su intervención expresó que le llama la atención el hecho de que un escritor asuma la palabra con el aliento, el entusiasmo y la espiritualidad como lo hace fray Jit Manuel Castillo de la Cruz en una obra de poesía en la que, para entender y profundizar el sentido trascendente, hay que disponer no solo de tiempo, sino de una honda capacidad intuitiva y una alta sensibilidad trascendente.

Este director destacó el título de la obra En la voz del silencio, que se compone de dos palabras contrapuestas, como son “voz”  y “silencio”. Comentó que esa es justamente una de las claves de la poesía mística: elegir términos contrapuestos, realidades contradictorias y lograr que armonicen bajo la luz del misterio y la onda del sentido: “Quiero aclarar que se trata de una voz poética, de alguien que asume el mundo con actitud contemplativa, es decir, de quien lo contempla de una manera diferente, porque asume la realidad sensorial para nutrirse de ella y crear a partir de la riqueza interior con que su espíritu se alimenta cuando se pone en contacto con la realidad de lo visible y lo invisible”.

En su intervención, Rosario Candelier subrayó que como poeta, el escritor trata de plasmar lo que siente, ya que tiene una voz singular y diferente de la voz común, y esa voz la usa para testimoniar su hermosa percepción del mundo desde la óptica de su sensibilidad y bajo la orientación espiritual de su formación cristiana y teológica.

Al leer la obra de Jit Manual Castillo, el escritor captó cuatro voces a las cuales les puso atención: su voz personal, que es su voz interior; la voz que testimonia lo contemplado; la voz que testimonia el fuero del contemplado; y la voz que testimonia al Contemplado: “Todo este poemario es un canto al Contemplado, es decir, un canto a la Divinidad. Eso lo hace distintivo, porque canta el sentimiento de amor a lo divino que experimenta el poeta cuando canaliza lo que siente y expresa lo que sacude su sensibilidad, y eso le da un signo de distinción a este poemario de Jit Manuel Castillo de la Cruz”, dijo Rosario Candelier.

El charlista manifestó que esta obra merece que le pongamos atención y que la leamos como se lee una obra sagrada, porque tiene una clara connotación espiritual.

El sacerdote Jit Manual Castillo expresó un especial agradecimiento a todas las personas que lo acompañaron a este importante acto: “Este día es importante también para mí para despertar esas ansias en ustedes del encuentro con Dios, para que podamos arribar al centro que le da sentido a todo lo que somos y a todo lo que hacemos”, expresó el fraile poeta.

En el acto de presentación de la obra se pudieron apreciar la calidad y la profundidad de las ponencias sobre el poemario del escritor dominicano. En palabras del autor de la obra, el acto fue un momento sublime, de honda y reverente conexión con el Misterio, en el que los presentes pudimos participar no solo de la belleza de la palabra, sino también de la trascendencia del Silencio. Luego Jit Manuel Castillo comentó: “Creo que lo que en el acto aconteció fue algo más que la convencional presentación de un libro: esa tarde la Academia Dominicana de la Lengua se convirtió en un templo del Cosmos en el que confluyeron las creencias y energías que nos unen en la infinitud de Dios”.

Jit Manuel Castillo de la Cruz nació en el sector capitaleño de Villa Duarte. Fue ordenado sacerdote en la Orden de los frailes franciscanos. Estudió Teología pastoral en el Instituto Teológico Franciscano, de Petrópolis en Brasil. Ha sido párroco, profesor de teología y orientador espiritual. Creó la Pastoral de la Salud con servicios de médicos y enfermeras en un dispensario parroquial. Es guardián de la Custodia Franciscana del Caribe, asentada en Puerto Rico. Es autor de artículos publicados en revistas y periódicos de diferentes países. Teólogo, poeta y novelista, es vicario de la parroquia San José Obrero en Sabana Seca, Puerto Rico, donde imparte clases de eclesiología y antropología teológica en la Universidad Central de Bayamón. Allí obtuvo una maestría en Divinidad, y es vice-custodio de la Custodia Franciscana del Caribe. El padre Jit Manuel Castillo de la Cruz publicó el ensayo La interculturalidad, nuevo paradigma de evangelización; la novela histórica Testamento de Judas Iscariote y el poemario místico En la voz del silencio.

En una atmósfera de arte, espiritualidad y gratitud a la Academia Dominicana de la Lengua y a quienes contribuyeron en la realización de esta producción, finalizó la actividad cultural.

Santo Domingo, ADL, 15 de septiembre de 2017.

Taller de creación con Federico Henríquez Gratereaux

Un conversatorio con el académico de la lengua, ensayista, novelista y periodista Federico Henríquez Gratereaux, Premio Nacional de Literatura 2017, tuvo lugar en el Taller de Creación Literaria “Pedro Mir”, adscrito a la Biblioteca “Juan Bosch”.

El director de la ADL ponderó la obra ensayística del invitado y contó que en el año 1964 cayó en sus manos una revista de la UASD sobre filosofía: “En esa revista me encuentro con un artículo de Federico Henríquez Gratereaux sobre la naturaleza de la filosofía donde el autor canalizaba su valoración de esa disciplina de la conciencia metafísica del mundo”.

Federico Henríquez Gratereaux dijo que desde muy joven se interesó por la filosofía, especialmente la filosofía en la lengua española, porque ocurre que el lenguaje es esencial para la comprensión de la realidad, enfatizó el escritor. Además de su interés por la filosofía y la lengua española, se fue interesando en la poesía ya que los poetas y los filósofos de lengua española lo enriquecieron afectiva, intelectual y espiritualmente.

Habló de sus inicios en la literatura. Federico Henríquez Gratereaux tenía que trabajar, por lo que no podía dedicar demasiado tiempo a la literatura, ni a la tertulia, ni a las cosas gratas a las que se dedicaban sus amigos. Dijo que tenía que trabajar para mantener una familia de cuatro miembros, y no quería vivir en una buhardilla, ya que siempre le pareció que la bohemia en ciertos artistas es una forma de autodestrucción, aunque destacó que hay bohemios inteligentes y geniales: “Yo tenía que trabajar siempre y entonces llevaba los libros en el carro, leía algo en un semáforo o cuando podía”, expresó el escritor.

Henríquez Gratereaux comentó que a la lingüista María José Rincón le asombra la capacidad de su memoria en una época no memorística, como es esta época del internet, donde la gente no necesita memorizar. Explicó que no quería memorizar nada, sino que se acostumbró a retener las cosas para podérselas comunicar: “Yo andaba con los poemas a cualquier lugar que yo iba y los tenía en la memoria. Recordaba todos los poemas, hasta los que no debía recordar”.

Relató que cuando Federico Henríquez y Carvajal, maestro y escritor, tenía 99 años, él era un niño de siete u ocho años, y su padre lo llevó para que conociera a su tío abuelo a quien le dijo: “A este niño le gusta leer”. Entró a la casa del señor Henríquez y Carvajal como un niño que le gustaba leer, y él le dijo: “Aquí está este libro, este es “El poema de la historia”. Explicó que esos poemas tenían una rima consonante terrible y su tío abuelo se lo entregó como hombre consagrado a la enseñanza: “Siempre me interesó la lectura y, en mi casa, mi madre me enseñó el famoso poema de Rubén Darío que se llama “Sinfonía en gris mayor”, expresó el subdirector de la ADL. Ponderó la obra del inmortal nicaragüense.

El escritor también habló de la experiencia durante su infancia. Aclaró que nació en Santo Domingo, y aunque en los medios digan que su nacimiento fue en La Vega, no le molesta, ya que a La Vega iba todos los veranos a casa de su abuela materna, una mujer inteligente, buena y cariñosa. En La Vega vivió experiencias imborrables: “La Vega era un mundo completamente distinto para mí”, expresó.

Contó que su padre era amigo de Juan Bosch desde cuando el escritor vivía en La Vega. Un día su padre lo llevó donde Bosch y le dijo: “Yo tengo un hijo que es un pichón de literato y él quiere escribir en una agencia”. Pues la susodicha entidad era una agencia internacional a donde Juan Bosch había escrito y escribían otros intelectuales y españoles inmigrantes. Luego terminó escribiendo para esa agencia periodística: “Yo me decía que para poder mantener bien a mi familia tenía que hacer cosas que rimen con lo que a mí me gusta, porque traicionar la vocación a mí me parecía una inmoralidad”, dijo el académico de la lengua, y añadió: “Yo vendía títulos financieros para educación, y además yo he sido columnista de varios periódicos, director de El Siglo y productor de televisión”, dijo al destacar su trayectoria como comunicador.

A Federico Henríquez Gratereaux le gustaba la física moderna y no pudo continuar ya que entonces le ofrecieron la dirección del Listín Diario: “Con eso de lo físico yo he tenido conmociones sentimentales, porque a mí me gustaba la física. ¿Tú sabes lo que es que haya unos tipos que traten de averiguar de qué se compone la materia y cuál es la energía que hace posible la materia? Para mí es una pregunta no sé si poética o metafísica”, subrayó.

El ensayista, novelista y académico ha tratado de entender su propia sociedad, a lo que este director se refiere cuando afirma que Federico Henríquez Gratereaux ha hecho sociografía en el país. Federico manifestó que su libro Un ciclón en una botella es un intento de entender la sociedad dominicana: de por qué somos como somos, de por qué tuvimos a gobernantes como Pedro Santana, a Ulises Heureaux (Lilís) y a Rafael Leónidas Trujillo en la República Dominicana.

La pasión de Federico Henríquez Gratereaux se centraba en entender su sociedad, como se evidencia en sus libros, opúsculos y artículos periodísticos en cuyos textos se confirma su interés por la filosofía y la lengua española. Desde niño quería ser un escritor en lengua española, y lo logró. Federico Henríquez Gratereaux es un escritor de la lengua española.

El escritor pasó a darle turnos al público presente, quienes tuvieron la oportunidad de expresar sus inquietudes intelectuales y recibir los comentarios del destacado hombre de letras.

Santo Domingo, 5 de septiembre de 2017.

PRESENTACIÓN DE DOMINGO MORENO JIMENES O LA GLORIFICACIÓN DE LO MINÚSCULO, OBRA CRÍTICA DE LEÓN DAVID

Tuvo lugar en la Academia Dominicana de la Lengua la puesta en circulación de la obra Domingo Moreno Jimenes o la glorificación de lo minúsculo, de León David, pseudónimo del eminente escritor y destacado académico de la lengua Juan José Jimenes Sabater.

La presentación de la obra contó con la intervención de los académicos Manuel Núñez Asencio, Bruno Rosario Candelier, Juan José Jimenes Sabater y Rafael Peralta Romero. Germán Venegas Aybar interpretó canciones inspiradas en la poesía de Domingo Moreno Jimenes, y María Aybar leyó un poema de su autoría. Ambos interpretaron algunas canciones centradas en la poesía de Moreno Jimenes y Jimenes Sabater.

León David, pseudónimo del escritor Juan José Jimenes Sabater, académico de la lengua, poeta, narrador y crítico literario, celebró la puesta en circulación de su más reciente creación literaria, Domingo Moreno Jimenes o la glorificación de lo minúsculo.

Previo al acto literario, Germán Venegas Aybar interpretó canciones sobre poemas de Domingo Moreno Jimenes: “El guanal”, “La niña pola” y “Desasimiento”.

Manuel Núñez Asencio inició la parte literaria con la presentación de la obra crítica de León David sobre Domingo Moreno Jimenes. Explicó el académico de la lengua que utilizó tres aspectos que sirven como lazarillos para acercarnos a esta obra: “La primera estación de este periplo la constituye el comparatismo”, por lo que destacó que la figura de Moreno Jimenes se parangona con todo el pasado literario que le precede, mencionando autores de la talla de Salomé Ureña, Gastón Fernando Deligne y Osvaldo Bazil, entre otros. Explicó que el enfoque comparatista se ocupa esencialmente por extraer de cada uno de los autores reunidos los rasgos que el poeta Moreno Jimenes rechaza o que, por contraste, han penetrado en su ámbito poético a título de legado.

El segundo punto de este recorrido aparece estampado en el bagaje crítico. Comentó que León David escoge las observaciones realizadas por una pléyade de escritores para ponderar la poesía de Moreno Jimenes.  Y el tercer punto que destacó fue la definición de sus dotes estilísticas, señalando el empleo de un lenguaje llano, sin florituras, de gran sequedad pero de hondura conceptual: “Había en Moreno Jimenes talante metafísico, capacidad simbólica y un ritmo interior”, subrayó el presentador.

En su presentación de la obra, Núñez Asencio manifestó que León David nos dice que la poesía de Moreno Jimenes se define como el fluir de la conciencia sustentado en las tramoyas del sentimiento. Adujo que León David comunica en este ensayo el concepto de que en Moreno Jimenes no solo había gesto sino contenido. Felicitó al notable académico por haber escrito una magnífica interpretación de la lírica del vate postumista, “en la que impregnado de su prosa contagiosa, metido en el laberinto de sus cavilaciones, hemos redescubierto al poeta Domingo Moreno Jimenes”, dijo al finalizar su intervención.

El director de la ADL, Bruno Rosario Candelier, manifestó que normalmente cuando se presenta una obra, se suele hablar de la obra y del autor: “En este caso particular hay que agregar un personaje muy importante, que es el escritor de quien se habla en esta obra y en este caso es Domingo Moreno Jimenes”.

Comenzó ponderando el alcance, la significación y el sentido de Domingo Moreno Jimenes, que es el centro de esta creación, de nuestra inquietud y de todo lo que ha significado para el desarrollo de la literatura dominicana. Contó que conoció a Domingo Moreno Jimenes el año 1964 en la Librería Dominicana, época en la que Moreno Jimenes era el gran patriarca de las letras dominicanas, y que para los escritores de su generación su nombre era determinante por un detalle que lamentablemente en este momento no se puede exaltar, como era la existencia de los suplementos literarios que salían los sábados o los domingos: “Cuando se habla de los grandes creadores, es decir, de los escritores que han sido esenciales para articular un pensamiento literario y articular una orientación estética con el trasfondo de una creación, el nombre de Domingo Moreno Jimenes ha sido fundamental por la significación que encarnó, por el aporte que hizo a través de sus palabras y por todo lo que significó como creador de una poesía inspirada en los más ideales estéticos y espirituales de la época en que vivió”, expresó el escritor.

Abordó la grandeza y la significación de Domingo Moreno Jimenes, que es justamente lo  que se ha propuesto desentrañar León David en este libro titulado Domingo Moreno Jimenes con el hermoso subtitulo de O la glorificación de lo minúsculo: “León David habla de “la glorificación de lo minúsculo”, porque asumió esa vertiente temática, estética, espiritual que para Moreno Jimenes fue de alta significación por el hecho de que él comenzó desde abajo, desde esa posición humilde, desde esa vinculación con la realidad social más llana de nuestro pueblo y la realidad telúrica más nutridora de nuestro ambiente para lograr el sentido de lo nacional”, recalcó Rosario Candelier.

Dijo que el autor de este libro toma en cuenta todo lo que se ha escrito sobre Moreno Jimenes, le pone atención a cada interpretación, porque ha habido posiciones contrapuestas y cuestiónales, pero él las asume todas y las reconoce todas con la validez que tienen. Explicó que cuando se trata de escritores que le ponen atención al aporte creador hay que valorar todas esas dimensiones, toda la perspectiva que un autor pueda enfocar para presentar una dimensión completo, abierta y objetiva.

En su intervención, el director de los académicos puntualizó: “Hay tres razones que fundan la categoría literaria de Domingo Moreno Jimenes y que prácticamente todos los analistas le han puesto atención. En primer lugar figura la posición criollista; en segundo lugar, su ruptura con el molde tradicional para empalmar la novedad expresiva; y, en tercer lugar, la dimensión metafísica, vertiente de alta espiritualidad de quien asume la palabra, la realidad y los fenómenos trascendentes para captar de las múltiples y ricas manifestaciones de la realidad la dimensión interna, esencial, profunda y metafísica de las cosas”, enumeró el académico. Al ponderar la onda metafísica, tanto de Moreno Jimenes como de León David, comenté: “Con el añoso y encumbrado aire de su decir retórico y clásico, la diestra pluma de nuestro enjundioso analista escancia en la fragua de la llama sutil la onda de muy antiguas esencias cuando el creador de la Colina Sacra, bajo el vórtice de la experiencia metafísica y el inusitado estremecimiento de fulgores, abreva el néctar puro de los dioses en su expresión genuina, límpida y sacra, como lo evidencia en el siguiente enunciado: “Solo un temperamento refractario al deliquio que enciende en el alma la palabra honda, sustantiva y espléndida, solo la insufrible incuria del ignaro incurriría en el atrevimiento de poner en duda el blasón lírico de los fragmentos recién copiados, entresacados de la inigualada y en no escasos aspectos inigualable composición “El poema de la hija reintegrada” (LeónDavidDomingoMorenoJimenes72).

Tras felicitar a Juan José Jimenes Sabater por esta obra, el Dr. Bruno Rosario Candelier agradeció en nombre de la Academia Dominicana de la Lengua lo que él ha hecho con la palabra, desde la palabra y por la palabra a favor del desarrollo espiritual de nuestro pueblo: “Muchísimas gracias, León David, por este grandioso aporte y que Dios te diga iluminando para que sigas creando a favor de nuestras letras”, dijo con entusiasmo tras finalizar su intervención. Germán Venegas Aybar y su madre María Aybar interpretaron el poema “Renacer”, de la autoría de León David, que fue musicalizado y cantado por ambos artistas.

León David agradeció a la Academia Dominicana de la Lengua, y comentó: “Conocí a Domingo Moreno Jimenes cuando yo era un muchacho de 15 o 16 años. Me impresionó, cuando lo conocí era un anciano, pero un anciano maravillosamente juvenil. Me glorío ser pariente de Moreno Jimenes. Era un gran amigo de mi padre”, relató el también poeta.

León David contó que Moreno Jimenes fue el primero que lo alentó cuando él hacía intento de poesía en esa época, y fue a él el primero que le gustaron sus poemas en ese entonces. Manifestó que Domingo Moreno Jimenes y él tuvieron una entrañable amistad. La actividad cultural concluyó con la lectura de un poema de León David, que escribió siendo un jovencito: “De un poeta joven a otro viejo, carta lirica a D. Moreno Jimenes”.

Juan José Jimenes Sabater es poeta, narrador, dramaturgo, ensayista, crítico literario y animador cultural. Hijo de padres dominicanos, nació en La Habana, Cuba, en 1945, y se licenció en Letras por la Universidad de los Andes (Mérida, Venezuela). Con el pseudónimo de León David, este destacado creador dominicano es un teórico de la creación poética, cuya lírica tiene una elevada onda metafísica, y su narrativa se inspira en la filosofía taoísta. Ostenta una fecunda trayectoria literaria y un valioso aporte que lo ha consagrado como uno de los autores fundamentales de las letras dominicanas. Miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua, su obra afina estética y espiritualmente con los más elevados ideales de la conciencia humana. Dirigió la Escuela de Arte Dramático, adscrita a la Dirección General de Bellas Artes, y el Departamento de Letras y de Extensión Cultural de la UASD. Diplomático adscrito al Ministerio de Relaciones Exteriores, fue embajador en Argentina y Paraguay. Ha sido profesor de literatura y ha dictado conferencias en el país y el extranjero. Publicó los poemarios Poemas del hombre anodino, Poemas del hombre nuevo, Trovas del tiempo añejo, Intento de bandera, Adentro, Guirnalda y Carmina; los relatos Narraciones truculentas, Parábola de la verdad sencilla, El hombre que descubrió la verdad; en teatro El sueño de Arlequín, La noche de los escombros; y en ensayo Huellas sobre la arena, Artes plásticas dominicanas y Una aproximación a la pintura metafísica de Jaime Colson. Como teórico de la literatura publicó El lenguaje de la poesía y Cálamo currente. Y entre sus obras de crítica literaria sobresalen Domingo Moreno Jimenes o la glorificación de lo minúsculo y Delmira Agustini o el otro nombre de la pasión.

Santo Domingo, ADL, 25 de agosto de 2017.