RECEPCIÓN DE PERALTA ROMERO COMO MIEMBRO DE NÚMERO

La Academia Dominicana de la Lengua oficializó la incorporación de Rafael Peralta Romero como nuevo miembro de número de esta corporación durante un solemne acto con la presencia de académicos de la lengua y de la junta directiva. La ceremonia protocolar contó con la asistencia de escritores, intelectuales, políticos, periodistas, profesores, estudiantes de letras y personas interesadas en el lenguaje del buen decir.

Conforme al protocolo pautado por las academias para recibir al nuevo recipiendario de la lengua, el escritor, periodista y catedrático Rafael Peralta Romero leyó su discurso de ingreso, “Concurrencia de libertades y restricciones en el uso de la lengua española”, disertación comentada en el discurso de recepción a cargo del académico numerario Tony Raful Tejada. La maestría de ceremonias contó con la guía del Dr. Manuel Núñez Asencio, miembro numerario y de la junta directiva de la ADL.

Manuel Núñez Asencio leyó la semblanza de Rafael Peralta Romero, de quien resaltó su condición de narrador, periodista y profesor, subrayando su amplia experiencia en esas disciplinas del saber. Resaltó que Peralta Romero es un gran colaborador de esta institución y forma parte del equipo gramatical de Fundéu-Guzmán Ariza para las recomendaciones gramaticales y ortográficas que la Academia ofrece al país.

Al iniciar sus palabras y luego de agradecer a los académicos su elección como miembro de número, Rafael Peralta Romero rindió homenaje a Ramón Emilio Reyes, a quien reemplaza en el sillón C de esta institución. Ponderó la obra de Reyes al resaltar su obra literaria y su aporte lingüístico y literario a la ADL y a las letras dominicanas.

En su discurso de ingreso el escritor abogó por el enriquecimiento léxico del español mediante la derivación, la composición y la parasíntesis, y expresó que se propuso hablar de las restricciones y la libertad que tienen los hablantes para crear las palabras que resulten útiles con el fin de nombrar seres y cosas, denominar acciones o expresar las cualidades de los elementos. También se refirió a las limitaciones de esa libertad léxica, ya que hay que ponderar el genio de nuestro idioma y el sentido de la unidad idiomática en quienes usamos este importante medio de comunicación.

Peralta Romero explicó que la responsabilidad implica la oportunidad de escoger entre dos o más opciones ya que la decisión adoptada conlleva alguna restricción, pues hay una correspondencia entre el albedrío y las limitaciones: “Nada hay más parecido a las reglas de tránsito que las pautas gramaticales. ¿Quién disfruta conducir un automóvil en una ciudad carente de señales, semáforos o agentes de tráfico? Me parece que en esto solo encontrarán placer quienes gozan andar en el desarreglo.  Quizá no sea aventurado afirmar que quien se solaza en el desorden lleva la conciencia atropellada, y es lícito  intuir que ha de ser un sujeto patológico”, subrayó. Entonces manifestó que los dominicanos somos concesivos y respetuosos frente a las lenguas extranjeras de las que tomamos palabras prestadas. Justamente la consonante J es la víctima más propicia cuando se cuela cierto complejo de inferioridad lingüística que llevamos dentro.

Respecto al uso de la lengua, Peralta Romero señaló que los conservadores se apegan a la pureza del caudal idiomático y se oponen a neologismos y adaptaciones de vocablos procedentes de otras lenguas, pero si alguien reclama la abolición de los controles académicos en el uso de la lengua o reclama la anulación de las normas ortográficas para prescindir de los signos de puntuación o colocarlos a su antojo es un individuo que encarna la anarquía o alberga una vocación para actitudes viciadas. Aclaró que toda realidad, acción, cosa o cualificación requiere de las palabras que las designe, y si faltara ese vocablo, hay que crearlo o tomarlo prestado, dijo.

En la parte central de su discurso, Peralta Romero consignó: “En los debates acerca del tema lingüístico afloran con la frecuencia y el fervor que caracterizan a las discusiones políticas puntos de vistas tan diferenciados que permiten clasificar a los intervinientes en conservadores, revolucionarios y anarquistas. En lo relativo a la lengua, a los conservadores se les llama puristas. Estos se apegan al caudal lexicográfico del español y se oponen a dar cabida a neologismos y adaptaciones de vocablos procedentes de otras lenguas. Alguien que reclama ausencia de controles académicos en el uso de la lengua, que proclama necesaria la anulación de las normas ortográficas, que prescinde de los signos de puntuación o en vez de colocarlos los tira al desgaire, es un individuo que encarna la anarquía o al menos alberga en sus genes  vocación para actitudes viciadas. La posición intermedia, como las acciones democráticas y progresistas en la política, propenden a aceptar la adaptación de neologismos, sobre todo si no tienen equivalentes en nuestra lengua (baipás, estrés, escáner), aceptan acepciones aplicadas en el habla local a voces existentes en el español (“cuero”, ‘prostituta’; “china”, ‘naranja’; “lechosa”, ‘papaya’). La máxima elevación de ese grupo -en el cual quisiera contarme- es poder ver y propiciar la capacidad del enriquecimiento léxico mediante la derivación, la composición y la parasíntesis”.

Entonces explicó que los verbos son elementos indispensables en el idioma. Es la única categoría gramatical capaz de expresar una idea por sí sola. Destacó que en nuestra lengua hay dos procedimientos morfológicos para derivar verbos a partir de adjetivos, adverbios, sustantivos o de otros verbos. El primer procedimiento es la sufijación. El catedrático ilustró con ejemplos los verbos formados por sufijos y prefijos, la derivación de sustantivos, entre otras explicaciones.  Precisó que el ideal del crecimiento de la lengua española, sin menoscabo de su genio, queda expresado en este párrafo de los Estatutos de la Academia Dominicana de la Lengua: “Tiene por primordial objetivo la defensa y el cultivo del idioma español, común de los dominicanos. Debe velar, por ello, porque su natural crecimiento no menoscabe su unidad y que sea conforme a su propia índole y su desarrollo histórico”.

Rafael Peralta Romero subrayó que en el uso de la lengua castellana, las libertades vienen complementadas por las restricciones. Hay una sana correspondencia entre ellas, que permite considerar que el hablante del español disfruta de libertad para crear y adaptar términos, erosionar el orden gramatical, rebautizar los seres y las cosas o dotar de un valor semántico particular a los vocablos existentes, siempre para satisfacer necesidades de comunicación, aunque esa libertad es condicional.

Para recibir al nuevo numerario, intervino Tony Raful Tejada, quien recibió a Rafael Peralta Romero en nombre de la ADL. Ponderó la buena elección de Peralta Romero como uno de los destacados escritores de la literatura dominicana, además de ocuparse del aspecto teórico de nuestra lengua mediante conferencias, estudios y artículos.

Manifestó que su discurso de ingreso para la incorporación como miembro de número  de la ADL es un formidable alegato para el abordaje de la libertad de los hablantes, en el sentido de crear nuevos términos y vocablos requeridos por la necesidad léxica comunicacional para nombrar seres y cosas, denominar cualidades de los elementos y resaltar el uso del buen decir. Raful Tejada refirió que Peralta Romero ha ofrecido numerosas exposiciones sobre temas vinculados a la cultura, el lenguaje, la historia, la literatura infantil, la ortografía, la narrativa y la poesía: “Peralta Romero propone priorizar la necesidad de comunicarnos enriqueciendo la lengua en la creación de palabras que nos resulten necesarias. Es el elemento referencial de las restricciones en enfoque de la necesidad cuando habla de generar voces nuevas a partir de otras ya existentes en nuestra lengua, y en algunos casos la adopción y la castellanización de vocablos procedentes de otra lengua y que carecen de equivalente en la nuestra”, dijo el ilustre poeta y escritor. Comentó que el nuevo académico numerario hace hincapié en el problema que se crea al cambiar el sonido de la “j” por la de la consonante “y”, lo cual se muestra de manera sistemática en generaciones anteriores: “Habla de un complejo de inferioridad lingüística que llevamos dentro. Me parece interesante su criterio para una discusión más profunda, pero los ejemplos son reveladores”, dijo Raful Tejada.

Para finalizar su discurso, el poeta Raful expresó: “Recibimos en este augusto recinto de la lengua, de la palabra reluciente en proceso magno de renovación perenne, al nuevo miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua, Rafael Peralta Romero. Bienvenido al recinto sagrado del idioma, a la defensa de su ausencia primigenia de comunicación y su evolución en el desarrollo cultural y social de los pueblos”.

El Dr. Bruno Rosario Candelir, director de la ADL, cerró la actividad oficializando la incorporación de Rafael Peralta Romero como nuevo miembro de número de la ADL y consignó que a partir de esta incorporación es también miembro correspondiente de la Real Academia Española, al tiempo que le impuso la medalla académica y le entregó el diploma que acredita su nueva categoría académica con su rango de titular de la ADL.

El nuevo académico de número es miembro de la comisión lingüística de la ADL y, en su calidad de ensayista y estudioso de la lengua, tiene en su haber una fecunda colaboración intelectual a nuestra corporación. Prestante miembro del grupo Mester de la Academia, ha presentado varias ponencias en los actos de la institución y forma parte del equipo colaborador de Fundéu-Guzmán Ariza para la preparación de recomendaciones gramaticales; ha dictado cursillos sobre temas ortográficos y ha presentado obras literarias en nuestra corporación y en diversos escenarios nacionales.

Rafael Peralta Romero nació en Miches el 3 de diciembre de 1948. Ha colaborado como maestro de ceremonias en las actividades académicas de la ADL y publica artículos y ensayos para el Boletín de la Academia. Autor de una columna periodística semanal en El Nacional sobre asuntos idiomáticos, mantiene una ejemplar militancia en las actividades culturales de nuestra institución y en los encuentros literarios del Movimiento Interiorista del Ateneo Insular, del cual es miembro activo y un asiduo participante en sus labores literarias. Ha publicado las siguientes obras literarias: Diablo azul, 1992; Residuos de sombra, 1997; Los tres entierros de Dino Bidal, 2000; Cuentos de visiones y delirios, 2001; Memorias de Enárboles Cuentes, 2004; El conejo en el espejo, 2006; Cuentos de niños y animales, 2007; Punto por punto, 2008; De cómo Uto Pía encontró a Tarzán, 2009; A la orilla de la mar, 2011; Círculo de espera, 2012; Pedro el cruel, 2013; Ella y tú, 2016; y La paloma dálmata, 2017.

Compartimos nuestro regocijo por la incorporación de este valioso escritor como miembro de número de la ADL, al tiempo que encomiamos su brillante hoja de servicios a esta institución con su aporte a nuestra lengua, su labor cultural y su creación en beneficio de las letras dominicanas.

Santo Domingo, ADL, 13 de febrero de 2018.

ACTO EN MEMORIA DEL ACADÉMICO RAMÓN EMILIO REYES

La Academia Dominicana de la Lengua organizó un acto académico en memoria de Ramón Emilio Reyes, cuya ejemplar trayectoria al servicio de la institución se cifró en el estudio y el cultivo de la palabra. La actividad fue protagonizada por Rafael Peralta Romero, Miguel Solano, Jacqueline Pimentel y Bruno Rosario Candelier.

Miguel Solano manifestó que la ADL hace este acto para darle a Ramón Emilio Reyes el honor por sus sacrificios a favor de la lengua española y la ADL. Y Rafael Peralta Romero leyó un estudio del sacerdote y escritor dominicano Fausto Leonardo Henríquez, escrito y pronunciado en España en honor del académico fallecido.

En su estudio de Leonardo Henríquez se consignó: “La obra de Ramón Emilio Reyes, La luz se ha refugiado en el sendero, está considerada como una de las novelas imprescindibles para comprender la novelística de la época de la dictadura trujillista en la República Dominicana”. Subrayó que su autor hace uso de un lenguaje depurado, con una prosa engarzada de imágenes poéticas para la comprensión de sentimientos, personajes y paisajes. El tono poético, junto a la trama y la técnica, resaltan la obra. El narrador recurre al mundo de sueños, visiones y profecías para armar su novela. Tras cerrar su intervención, manifestó que Reyes deja un valioso legado literario.

Jacqueline Pimentel, colaboradora de la ADL, leyó un estudio de Ramón Emilio Reyes sobre Las lágrimas de mi papá, de Miguel Solano. El fenecido académico y minucioso crítico refirió que Solano escribe una novela vivencial: “No son iguales, sin embargo, la técnica de la narración de vivencia que la narración vivaz. La vivacidad se logra mediante diferentes formas, la vivencia es una sola. Pimentel dijo que la obra de Miguel Solano muestra un talante sincero, llano, viviente, sensible a la vida humana.

El director de la Academia Dominicana de la Lengua contó que la novela de Ramón Emilio Reyes, El testimonio, llamó la atención por la hondura, la belleza y la capacidad descriptiva de este escritor en torno a la figura del apóstol Pedro. Rosario Candelier contó que con la llegada de Reyes a la ADL fue notable su aporte en el estudio de la lengua. Reconoció la colaboración de Ramón Emilio al fortalecer la colaboración de la ADL en la labor de coparticipación panhispánica que las Academias del mundo hispánico presentaban a la Real Academia Española. Dijo que Ramón Emilio no solo se distinguió en el ámbito del lenguaje, sino también en la creación y la crítica literaria, con gran capacidad para la interpretación.  Consideró que el trabajo callado, silencioso y humilde que realizaba Reyes dio hermosos frutos a la ADL, a la RAE y al país: “El aporte de Ramón Emilio Reyes queda consagrado en la literatura dominicana y en la historia de nuestra lengua”, expresó el director al valorar su entrega y su vocación.

Ramón Emilio Reyes (Santo Domingo, 1935-2017) se graduó de doctor en derecho por la Universidad Autónoma de Santo Domingo y realizó postgrados en lingüística en el Instituto Caro y Cuervo, de Bogotá, Colombia, y en literatura hispanoamericana en Indiana University, de Estados Unidos de América. Miembro numerario de la ADL, fue profesor de literatura y español en la UASD, UNPHU y NYSU, de New York. Entre sus obras figuran las novelas El Testimonio, El Cerco, Los amantes libres, La estafa de seda, Después del amor y La luz se ha refugiado en el sendero. Escribió estudios críticos sobre diversos autores dominicanos, hispanoamericanos y europeos. Y en poesía publicó los poemarios Invitación y Crucero místico.

   El destacado intelectual escribió una obra literaria de gran significación por la calidad de su estilo, su contenido edificador y su sólido fundamento intelectual. Junto con los académicos numerarios Marcio Veloz Maggiolo y Carlos Esteban Deive, Ramón Emilio Reyes formó la tríada de narradores dominicanos que dieron esplendor a la tendencia bíblica en la novelística nacional. Santo Domingo, ADL, 9 de febrero de 2018.

MARÍA JOSÉ RINCÓN HABLA SOBRE LOS TAINISMOS LÉXICOS

   María José Rincón dictó una conferencia en el Centro Cultural Eduardo León Jimenes, de Santiago de los Caballeros, con cuyo acto iniciamos las actividades de la Academia Dominicana de la Lengua fuera de su recinto capitaleño con un tema centrado en la herencia del tainismo léxico en el español dominicano.

Bajo la plataforma “Tesoros de la lengua taína” y su vínculo cultural con nuestro lenguaje, nuestra experta en lexicografía abordó la herencia del léxico de los aborígenes quisqueyanos para valorar los vocablos que enriquecen el castellano de nuestro país. Introdujo una analogía metafórica para explicar la vigencia de las palabras: «Hemos visto en la exposición del Centro León piezas arqueológicas bellísimas y quiero usar una de esas piezas como metáfora. Imaginemos una de esas piezas que llevan siglos en la cocina de nuestra casa, que alguien diseñó para usarla, para que contuviera algo y esa pieza se sigue manteniendo en la cocina y millones de personas la siguen usando durante cientos de años. A veces a miles de kilómetros de distancia de esa cocina otra persona recupera esa vasija y la vuelve a usar. Todas las manos por las que va pasando la vasija le van dejando una pátina que a veces hace que no la podamos reconocer. Ya no se parece a la primera vasija que ideó alguien, pero cuando la lavamos y le quitamos esa pátina que dejan el uso y los años, nos damos cuenta de que sigue siendo la misma. Pues bien, la magia de esa vasija es la magia de las palabras. Las palabras que alguien moldeó hace ya cientos de años para nombrar una realidad, van cambiando con el uso de millones de personas a lo largo de miles de kilómetros para que luego sigan sirviéndonos para mencionar la misma realidad u otras realidades nuevas. Esa es la magia de las palabras, y por eso las palabras taínas que conservamos en la lengua española son tesoros para nuestra lengua que se siguen manteniendo a través de los siglos y nos siguen siendo útiles, no solo a nosotros que vivimos cerca de donde nacieron, sino a más de quinientos millones de personas en más de 21 países a lo largo de nuestro Continente y en otros países de otros Continentes. Todas esas palabras que nacieron aquí perviven entre nosotros, y a través de la lengua española se han extendido a otras lenguas del mundo», dijo emocionada la destacada lexicógrafa de la ADL.

Con esa singular metáfora la expositora motivó a los jóvenes presentes a participar en la tertulia para que valoren su lengua y se sientan orgullosos del aporte que la cultura taína representa para nuestra lengua. Rincón hizo un recorrido por algunas palabras taínas que se introdujeron en el español general y se utilizan actualmente: “La realidad lingüística prehispánica en América es algo inimaginable y muchas veces no comparable con otros temas a lo largo del mundo. Los estudiosos calculan más de 170 familias de lenguas en América. Imagínense que las lenguas romances de la que proviene el latín es una sola familia y se extiende a lo largo de toda Europa y parte de América. De esas 170 familias de lenguas se derivaron dialectos, la mayoría de ellos ininteligibles entre sí, es decir, la riqueza léxica era extraordinaria, muchas de ellas sobreviven como lenguas, incluso lenguas oficiales en su país, y muchas de ellas se han perdido o están en proceso de extinción. Las grandes familias de lenguas que influyeron en la lengua española son arahuaco, caribe, náhuatl, maya, quechua, aimara, chicha, araucau y guaraní. Estas familias lingüísticas fueron las que dejaron huellas en la lengua. Evidentemente la araucao y la caribe fueron las de primer contacto, y, por tanto, las que mayor huella han dejado», subrayó la distinguida disertante.

Los presentes prestaban especial atención a las palabras de la agraciada expositora. Al referirse a las lenguas antillanas, la experta lexicográfica explicaba que es muy difícil señalar con certeza cuál es el origen de algunas palabras pues las lenguas que se hablaban en esta zona tenían un tronco común que era el arahuaco: «¿Por qué a veces no sabemos decir si una palabra es arauca, taína o caribe y la denominamos como una palabra antillana? Porque las lenguas que se hablaban en las Antillas eran del tronco arahuaco, y el caribe y el taíno que vivieron en La Española se intercomunicaron de forma tal que hace que no se sepa a través de los textos si una palabra es de tal o cual origen. Muchas veces cuando vayan a buscar la etimología de una palabra antillana, van a encontrar precisamente esa denominación: origen antillano, porque los lingüistas no han podido determinar exactamente el origen lingüístico», comentó María José.

Sobre la expresión “lengua de las Indias”, Rincón asegura que no es propio hablar de esta manera debido ya que no solo tenían una lengua sino muchas. Dijo que dicho fenómeno arranca de las Crónicas porque para los extranjeros parecía la misma lengua, aunque eran varias. Señaló que el arahuaco se extendía a todas las Antillas y parte del Continente americano y muchos de los préstamos arahuacos son de los más numerosos en el idioma y que en su proceso de evolución pasaron al español dominicano, al español de América y a otros idiomas. La otra familia, la taína, la incluye en el grupo de las Antillas menores: “Los datos precolombinos aseguran que en La Española se hablaban hasta tres lenguas, de las cuales fehacientemente solo tenemos un rastro de la lengua taína por ser el más prestigioso porque era el de los cacicazgos de mayor poderío. Esta a su vez tenía subdialectos que eran ininteligibles para ellos. La lengua taína se extingue y los únicos vestigios que tenemos son esas palabras que quedan incrustadas en los textos y las que se han mantenido a lo largo de los siglos”.

Al enfocar los vocablos que conservamos de la lengua taína, los tainismos, la destacada lexicógrafa dijo que se trata de palabras del mundo natural, en el ámbito rural, y especificó los dos mecanismos que el hablante utiliza para nombrar una nueva realidad. Decía Bartolomé de las Casas sobre la lengua taína: “Es la más ordenada y compuesta, y la más elegante y la más copiosa en el vocablo y la más dulce en sonido”.  Abordó el léxico patrimonial, es decir, de las palabras de nuestra propia lengua, para aplicarlas a una nueva realidad que enriquece la lengua. Si el hablante no encuentra la palabra adecuada para nombrar una nueva realidad, hace un préstamo a otra lengua, acude a un extranjerismo. Un hablante de español, que conoce el fruto de la piña, que es el fruto del pino que da los piñones, y se encuentra con otro fruto que tiene cierta similitud con el fruto del pino, y que no tenemos una palabra para nombrarlo, hacen una comparación poética y se le coloca el nombre. Eso es crear una nueva acepción de un término que ya se tenía. Y Fernández de Oviedo escribió: “El nombre de piña le dieron los cristianos porque se le parece en alguna manera puesto que estas son más hermosas y no tienen la robusticidad de las piñas de piñones de Castilla”. Esa es una manera de nombrar la realidad. Otra manera es hacer un derivado. Imagínese la vid que da uvas, llegamos aquí con la realidad que se parece y la denominamos uva de playa, que se parece en cierto modo, y si a lo que da las uvas le llamamos uvero, ahí creamos una palabra a partir de una que ya existe. Hasta ahí estamos usando los medios de la lengua española para nombrar esa nueva realidad. La descripción de Fernández de Oviedo dice: «Son unos racimos de unas uvas ralas, desviadas una de otras, e de color rosado o morado e buenas de comer”. La locución también es una forma de crear palabras nuevas; por eso surge palo de aceite, uva de playa, puerco de monte. Toda esa explicación forma parte del proceso de las conformaciones de las palabras nuevas a partir de los patrimoniales, comenta nuestra académica.

Otro proceso de creación y recreación de nuevas palabras es la adopción de préstamos lingüísticos: «De las fuentes de los cronistas son de las que más palabras nos llegan, palabras taínas cuyos autores se convirtieron en filólogos improvisados porque ellos trataron de explicar por qué usaban esas palabras taínas en sus textos”. El vocablo taíno es de Fernández de Oviedo, y es un ejemplo de cómo usar la lengua como herramienta para expresar mejor la realidad. Mientras vamos leyendo las palabras del español, va comentando lo que quiso decir para ayudar a los presentes a comprender la situación en la que se produce el escrito: “Si algunos vocablos extraños e bárbaros aquí se hallare, la causa es la novedad de que se tratan y no se pongan a cuenta de mi romance que en  Madrid nací y en la Casa Real me crie y con gente noble he conversado y algo he leído para que se sospeche que habré entendido bien el castellano, la cual de las vulgares se tiene por la mejor de todas y lo que hubiere en este volumen que con ella no consuene serán nombres por mi voluntad puestas para dar a entender las cosas que por ellas quieren los indios significar”. Esas declaraciones justifican la permanencia de vocablos aborígenes en la lengua española. En los textos antiguos españoles del siglo XVI aparecen tainismos que estaban dirigidos a ser leídos en Europa a través de cartas familiares, cartas a las autoridades, obras literarias como la de Bernard Díaz del Castillo y las crónicas. María José Rincón explica que las palabras taínas, por ser desconocidas en Europa, debían colocárseles un sinónimo cuando aparecían por primera vez para poder mantener la relación de sentido con el objeto. Cita para esta explicación una nota de Colón donde aparece la siguiente idea: “Vinieron luego a los navíos más de dieciséis almadías o canoas«. Esta relación se debe a un parecido entre los objetos que permitía hacer la correspondencia entre los vocablos. Esta influencia fue tal que ya nadie llama almadía a este tipo de navío sino que se nombró definitivamente como canoa, comentó Rincón, y añadió que otra situación se vive cuando queremos incluir una palabra nueva pero que no existe en la lengua otra similar. A este proceso, denominado explicación parafrástica, lo ilustró con la palabra hamaca: “Cuando hayan jobos cuelgan de ellos sus hamacas o camas para dormir”. En Europa no existíam ni la palabra hamaca ni la realidad designada y, por lo tanto, se debía explicar su uso. Finalmente, consignó las siguientes palabras que aparecen en el Diario de Colón: canoa, yuca, bohío, hamaca, cacique, caribe y maíz.

Santiago, Centro León, 2 de febrero de 2018.

LAS ACADEMIAS DE LA LENGUA PARTICIPAN EN LA PRESENTACIÓN DEL «DICCIONARIO PANHISPÁNICO DEL ESPAÑOL JURÍDICO» Y OTROS ACTOS ACADÉMICOS

Por Fabio Guzmán

Con motivo de la presentación en la Universidad de Salamanca del Diccionario panhispánico del español jurídico (DPEJ), los directores, presidentes y delegados de las veintitrés academias de la lengua que forman parte de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) fueron invitados a España,  del 12 al 15 de diciembre de 2017, a participar en diferentes actos.

El DPEJ ha sido fruto del acuerdo adoptado en la Cumbre Judicial Iberoamericana, celebrada en Paraguay en abril de 2016, y tuvo como punto de partida el Diccionario del español jurídico (DEJ), publicado ese mismo año por la Real Academia Española y el Consejo General del Poder Judicial español, que compiló el léxico jurídico de España. Para la preparación del DPEJ, se han sumado a los equipos de profesores y juristas españoles que colaboraron en el DEJ miembros de los tribunales y cortes supremas de los países hispanoamericanos, reconocidos juristas pertenecientes a las academias americanas y profesores universitarios de todo el nuevo continente, que han trabajado bajo la dirección de  Santiago Muñoz Machado, connotado catedrático de Derecho Administrativo y exsecretario de la Real Academia Española, cuyas meritorias iniciativas han tenido como feliz resultado, además de los dos diccionarios jurídicos, el excelente Libro de estilo de la Justicia, publicado también en 2017.

En representación de la Academia Dominicana de la Lengua (ADL) viajó a España el académico de número y abogado Fabio J. Guzmán Ariza, quien colaboró en la preparación del DPEJ.

El martes, 12 de diciembre, pocas horas tras sus llegadas a España, las delegaciones académicas fueron recibidas a la entrada del Tribunal Supremo español por Carlos Lesmes, presidente del Tribunal Supremo y del Consejo del Poder Judicial español, y por Darío Villanueva, director de la Real Academia Española. Después de una breve ceremonia de bienvenida en la que tanto el magistrado Lesmes como el director Villanueva hicieron uso de la palabra, se realizó una visita guiada de la majestuosa edificio donde tiene su sede del tribunal, un magnífico ejemplo de barroco afrancesado, con columnas jónicas rematadas en capiteles dorados y pinturas al fresco en los cielorrasos. Durante la visita, los académicos tuvieron la oportunidad de conversar sobre diversos temas con el presidente del Tribunal Supremo.

Carlos Lesmes, presidente del Tribunal Supremo de España, se dirige a los académicos

Foto de familia de los académicos con el presidente del Tribunal Supremo de España

Esa noche, los académicos fueron invitados al Teatro Real a disfrutar de la presentación de la ópera La bohème, de Giacomo Puccini.

Al día siguiente, miércoles, 13 de diciembre, las delegaciones académicas visitaron la sede central del Instituto Cervantes (IC), organización que tiene la misión de promover el idioma español y contribuir al progreso de las culturas de todos los países y comunidades de habla española, y que cuenta con 87 centros en 44 países de los cinco continentes. Los visitantes fueron recibidos por el director del Instituto, Juan Manuel Bonet. Tras el saludo protocolar y la foto de familia, los académicos visitaron una exposición conmemorativa sobre el escritor Arturo Barea (1897-1957) y asistieron a la presentación del libro Hablamos la misma lengua: Historia política del español en América, desde la Conquista a las Independencias, cuyo autor, Santiago Muñoz Machado, dirigió la preparación del DPEJ.  Entre los datos interesantes divulgados en la presentación destaca que de quince millones de personas que habitaban las repúblicas hispanoamericanas en la época de sus independencias (principio del siglo XIX), solo tres millones hablaban español, de modo que la expansión del idioma en América se debió más a las acciones tomadas por los gobiernos americanos después de sus independencias que a los tres siglos de dominación colonial española.

Terminada la presentación de Hablamos la misma lengua, la Real Academia Española ofreció un coctel-almuerzo de bienvenida a las delegaciones de las academias en los salones del emblemático Casino de Madrid.

Darío Villanueva, director de la RAE (centro), y varios académicos en el Casino de Madrid

Santiago Muñoz Machado (der.) y Fabio Guzmán Ariza (izq.) en el Casino de Madrid

Esa noche los académicos concurrieron a la sede de la Real Academia Española para asistir a la presentación de la edición conmemorativa de la novela Yo el Supremo, del escritor paraguayo Augusto Roa Bastos (1917-2005), ganador del Premio Cervantes en 1989, con motivo del centenario de su nacimiento. En el acto participaron, entre otros, el director de la Real Academia Española y presidente de la Asociación de las Academias de la Lengua, Darío Villanueva, y Mirta Roa, hija del  escritor, quien, tras agradecer y celebrar la publicación de esta nueva edición conmemorativa, leyó un  fragmento de la obra.

Al final del acto, la Real Academia Española ofreció un coctel a los académicos e invitados presentes.

El jueves 14 de diciembre por la mañana se celebró en la sede de la Real Academia Española una sesión de trabajo de la ASALE, la cual estuvo presidida por su presidente, Darío Villanueva, y su secretario general, Francisco Javier Pérez. En la reunión se revisaron los proyectos panhispánicos en curso: el Diccionario fraseológico panhispánico, el Diccionario escolar panhispánico, el Glosario de términos gramaticales y la nueva edición del Diccionario de la lengua española (DLE). El presidente resaltó el éxito obtenido por la versión en línea del DLE, la cual en 2017 ha sido consultada cerca de mil millones de veces.

Asimismo, el presidente de la ASALE, Darío Villanueva, informó que el decimosexto Congreso de ASALE se llevará a cabo entre octubre y noviembre de 2019, y que el octavo Congreso de la Lengua Española sesionará en la ciudad argentina de Córdoba en marzo de 2019. Finalmente, agregó que en 2018 piensa visitar las academias de Honduras y de la República Dominicana, y, de ser posible, la de Colombia.

Al final de la reunión, en la tarde, los académicos se trasladaron a la sede de la Secretaría General Iberoamericana, en el Paseo de los Recoletos, donde tuvieron un encuentro con la secretaria general para Iberoamérica, Rebeca Grynspan.

La prima noche del mismo día 14, los directores, presidentes y delegados de las academias asistieron a un pleno extraordinario de la Real Academia Española. Antes de la sesión, los académicos invitados mantuvieron un fraternal encuentro con los académicos de la Real Academia Española. El pleno se desarrolló según el protocolo habitual de las juntas académicas, que se inician, como marca la tradición desde 1713, con la lectura de las preces en latín. El director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, dio la bienvenida a los académicos invitados; doña Susana Cordero de Espinosa, directora de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, agradeció, en nombre de todas las academias correspondientes, la espléndida acogida brindada a los académicos visitantes. Tras agotar varios trámites de rigor, el director de la Real Academia Española aprovechó la ocasión para transmitir la noticia de la próxima creación de una academia del judeoespañol, cuya sede estará en Israel.

A seguidas, los académicos asistieron a una recepción conjunta ofrecida por el Consejo General del Poder Judicial de España y la Real Academia Española a las delegaciones de la II Reunión Preparatoria de la XIX Cumbre Judicial Iberoamericana, en su mayoría presidentes de los distintos tribunales supremos hispanoamericanos, y de las academias de la lengua española.

El  día siguiente, viernes 15 de diciembre, tuvo lugar en la Universidad de Salamanca y bajo la presidencia del rey de España, Felipe VI, el acto de presentación del Diccionario panhispánico del español jurídico. Los académicos y magistrados salieron de Madrid rumbo a Salamanca a las 8 de la mañana en cuatro autobuses escoltados por una docena de automóviles y motocicletas policiales,

Al llegar a Salamanca, entraron al edificio de Escuelas Mayores de las ocho veces centenaria Universidad de Salamanca, la más antigua de España, fundada en 1218,  donde enseñaron fray Luis de León y Miguel de Unamuno. Para recibir al monarca español los académicos y magistrados se situaron en la austera aula Salinas, donde antaño se impartían las cátedras de Derecho Civil, engalanada con dos tapices flamencos y retratos de doña Ana de Austria, esposa de Felipe II, y Margarita de Austria, esposa de Felipe III. El rey Felipe VI hizo su entrada al aula puntualmente, minutos después del mediodía, y tras la toma de la foto de familia, saludó uno a uno a todos los presentes.

A continuación, se pasó al paraninfo de la universidad a la presentación del DPEJ. El rey Felipe VI abrió la sesión y concedió, sucesivamente, la palabra a  Daniel Hernández Ruipérez, rector de la universidad; Darío Villanueva; director de la Real Academia Española, Santiago Muñoz Machado, director del DPEJ; Rafael Catalá, ministro de Justicia de España; Alfonso Fernández Mañueco, presidente de la Junta de Castilla y León; Jorge Omar Chediak, secretario permanente de la Cumbre Judicial Iberoamericana y presidente de la Suprema Corte de Justicia de Uruguay, y a don Carlos Lesmes, presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial de España.

En sus intervenciones los oradores coincidieron en valorar que el DPEJ es una obra monumental  —dos volúmenes, 2220 páginas y cerca de 40,000 entradas— que abarca el vocabulario jurídico de todos los países de lengua hispana y constituirá en lo adelante el texto de referencia para la comunidad jurídica hispanohablante.

Seguidamente, el rey expresó que el DPEJ “es fruto de una brillante tarea, un instrumento de valor universal que enriquece nuestra lengua común”, manifestó su profunda gratitud y felicitación a “todos los colaboradores de esta gran obra” y declaró clausurado el acto, tras lo cual se dirigió de nuevo al aula Salinas, donde el director de la Real Academia Española le entregó un ejemplar de la obra.

Acabada la fase ceremonial, se brindó un coctel-almuerzo en el claustro de la universidad, donde el rey compartió con los presentes por unas dos horas. Después del coctel, los académicos recibieron una visita guiada por la Universidad y la ciudad de Salamanca antes de su regreso a Madrid al final de la tarde. A su llegada, todos manifestaron su agradecimiento a la Real Academia Española y a la ASALE por las espléndidas atenciones recibidas durante los cuatro días de encuentros académicos.

 

MANUEL SALVADOR GAUTIER, PREMIO NACIONAL DE LITERATURA

El novelista dominicano Manuel Salvador Gautier, miembro correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua, coordinador del Grupo Mester de la Academia, miembro titular del Ateneo Insular y cultor del Movimiento Interiorista obtuvo el Premio Nacional de Literatura 2008.

Además del Ministerio de Cultura, presidido por nuestro académico numerario y novelista, el Dr. Pedro Vergés, y la Fundación Corripio, representada por el también narrador y académico de la lengua, Lic. José Alcántara Almánzar, participaron en la asamblea eleccionaria los rectores de cuatro universidades dominicanas (PUCMM, UNPHU, INTEC y UCE) y el director de la Academia Dominicana de la Lengua, Dr. Bruno Rosario Candelier, quienes actuaron como jurado del más alto galardón de las letras dominicanas.

En la comunicación que el director de la ADL sustentó la candidatura de Manuel Salvador Gautier al Premio Nacional de Literatura se consigna que este narrador tiene una ejecutoria novelística con gran impacto cultural en las letras dominicanas, como lo evidencia la publicación de la tetralogía Tiempo para héroes (1993), novela con la que inició una fecunda carrera literaria y que siguió con Toda la vida (1995), Serenata (1999), Balance de tres (2001), Historias para un buen día (2005), El asesino de las lluvias (2007), Un árbol para esconder mariposas (2009), Dimensionando a Dios (2010), La fascinación de la rosa (2011), Tres cosas te ofrezco (2012), La mala maña (2013), Gregorio y su mundo perfecto (2016) y El pacto de los generales (2017), entre otros textos narrativos, críticos y ensayísticos. Gautier había sido galardonado con el Premio Nacional de Novela Manuel de Jesús Galván por las novelas Tiempo para héroes, en 1993, y Toda la vida, en 1995; el Premio de Novela Universidad Central del Este (UCE), por Balance de tres, en 2001; el Premio Feria del Libro Eduardo León Jimenes, por Dimensionando a Dios, en 2011; y Premio Nacional de Ensayo Pedro Henríquez Ureña, por Hechizo en las palabras, en 2016.

En la justificación de los méritos literarios de nuestro candidato, la carta de este redactor consignaba: “La novelística de Manuel Salvador Gautier se finca en una fuerza vital sustentada en una motivación de principios contra vejaciones, atropellos e injusticias mediante la convicción de quien encauza, sin menguar su dignidad, situaciones nefastas y adversas mediante una ejecutoria novelística cifrada en la aplicación de las leyes y técnicas de la creación novelística con las que su obra canaliza la supervivencia del pasado en el presente, la huella de la realidad estética y el impacto del fuero moral en la conciencia”. Y agregaba: “La obra narrativa de Manuel Salvador Gautier funda el sentido de su ficción en la potencia de sus ideales profundos mediante el relato de historias con un lenguaje apropiado a sus tipos y personajes, la aplicación de procedimientos narrativos coherentes con la naturaleza y la trama de su contenido a cuyo través retrata la realidad social dominicana expresada en sus personajes, hechos y ambientes. En resumen, la novelística de Manuel Salvador Gautier enaltece los ideales de una vida cifrada en la dignidad de la conciencia histórica mediante el uso ejemplar de la palabra y la correcta aplicación de las modernas técnicas del arte del novelar, por lo cual merece que se le honre con el Premio Nacional de Literatura”, presea que efectivamente obtuvo en Santo Domingo el 26 de enero de 2018.

 

EL FESTIVAL DE CINE GLOBAL HONRA A FRANKLIN DOMÍNGUEZ

El Festival de Cine Global Dominicano rindió un fervoroso homenaje al destacado actor, dramaturgo, director y académico de la lengua Franklin Domínguez Hernández en la gala inaugural celebrada en la sala del Palacio del Cine ubicada en el centro comercial Blue Mall de la capital dominicana. Domínguez Hernández, quien junto a Camilo Carrau filmó La Silla, primera producción cinematográfica de factura local, recibió agradecido el tributo en su honor.

Los organizadores del Festival de Cine Global ofertaron una propuesta de las salas de cines para aprovechar los escenarios de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, donde tiene la sede de la Academia Dominicana de la Lengua, institución que celebró esta presea otorgada a nuestro distinguido académico, miembro de la junta directiva de esta corporación y eminente dramaturgo de las letras dominicanas.

El Festival contempla la proyección de varias películas con críticas favorables en escenarios internacionales, como Cannes, Berlín, Venecia, San Sebastián, Huelva, Edimburgo, Guadalajara, Cartagena de Indias, Buenos Aires, entre otros países. El homenaje a Franklin Domínguez se efectuó en la noche inaugural como reconocimiento a nuestro gran artista con una honrosa trayectoria creadora en teatro, cine y televisión.

Franklin Domínguez nació en Santiago de los Caballeros el 5 de junio del 1931. Dramaturgo, director teatral, licenciado en filosofía, abogado, actor, productor de radio, cine, televisión, maestro, político y académico. Miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua, correspondiente de la Real Academia Española.

Este sobresaliente escritor es el más prolífico dramaturgo dominicano de toda la historia y se ha destacado por las raíces de su dominicanidad con un notable aporte en más de 50 años ininterrumpidos de labor creadora. Presidió la Dirección General de Bellas Artes y la Sociedad de Autores y Compositores Dramáticos de República Dominicana. Su producción dramática abarca la comedia, la tragedia, la sátira política, el teatro infantil y el drama cotidiano. Desde su obra Se busca un hombre hasta Duarte, su creación despliega talento imaginativo, aliento dramático y entusiasmo lírico.  En el 1979 recibió la presea del Gran Dorado como el artista más sobresaliente del año, y en 1983 obtuvo el Accesit en el Certamen Internacional de Dramaturgos Diego Fabri, de Palermo, Italia, con su obra Omar y los Demás. Además, ganó el Premio Nacional de Teatro Cristóbal de Llerena en nueve ocasiones. Entre sus obras premiadas figuran Omar y los demásLisístrata odia la política, Los borrachosLas extrañas presencias, Bailemos ese tango, Duarte, La telaraña del poder y Tú también morirás.

Ha representado al país en numerosos festivales internacionales de teatro. Sus obras han sido representadas o radiodifundidas en numerosos países, y varias de ellas han sido traducidas al inglés, francés, chino y ruso. En el 2003 recibió el Premio Nacional de Literatura. Miembro de la junta directiva de la Academia Dominicana de la Lengua, es un activo colaborador de nuestra institución. Santo Domingo, 24 de enero de 2018.

CONVERSATORIO CON LA ACADÉMICA OFELIA BERRIDO

Un conversatorio con la novelista, poeta y ensayista Ofelia Berrido mostró las cualidades expositivas y la vocación literaria de la escritora y académica de la lengua.

El Dr. Bruno Rosario Candelier, director de la ADL, dio la bienvenida a los presentes y de inmediato pasó a indagar aspectos y anécdotas en la vida literaria de la escritora. Ofelia Berrido, oriunda de Santiago, se dirigió a los presentes y reveló que desde niña comenzó a involucrarse en el mundo literario con la lectura de obras literarias de famosos escritores, ya que a su padre le gustaba leer mucho, quien tenía en alta estima a la literatura. Para responder a nuestra inquietud, Berrido relató que recuerda algunas anécdotas de su infancia, como el físico de su abuela, que se hacía un moño alto y le quedaba su pelo alado hacia atrás y entonces le llamaba la atención su frente tan diáfana cuya evocación describe en su novela El sol secreto al hablar de la abuela.

A sus seis años de edad, Ofelia Berrido contó que se fue a vivir a Puerto Rico con su familia: “Entonces a mi papá le cogió con que quería que yo conociera todas las religiones. Recuerdo algo que me impactó mucho en mi niñez, cuando un día había una fiesta en mi casa y estaban hablando de Jesucristo como ser humano. Yo estaba estudiando en ese tiempo en una escuela católica y entonces todo lo que allí decían no tenía nada que ver con lo que a mí me enseñaban en el colegio. Entonces eso a mí me impactó, no dormí esa noche oyendo lo que ellos hablaban”, relató la escritora.

    Ofelia Berrido resaltó que comenzó su vocación literaria a sus 13 años escribiendo versos: “Nosotros nos mudamos en una casa que estaba en un sitio muy alejado de la ciudad en cuyo fondo había una alta montaña, y desde el ventanal de mi habitación se veía la montaña, que me impresionaba. Eso me inspiró a escribir versos a la montaña”.

Dijo que empezó a escribir El sol secreto a los 10 años, mucho antes de que se publicara, que iba escribiendo y guardando lo que escribía por pura pasión literaria: “En ese tiempo mi papá era muy amigo de Juan Bosch y cuando vivíamos en Puerto Rico visitábamos mucho su residencia y ellos venían a la de nosotros. Y cuando Él ya estaba en el país le llevé la novela. Me dijo que muchas partes del libro lo habían tocado personalmente y, entre sus observaciones me señaló algunas cosas. Me dio algunos consejos y me habló de que era bueno tratar de crear un tejido como si fuera una clineja. Me explicó algunas teorías sobre el arte del novelar que él tenía”, narró la escritora.

Juan Bosch le recomendó que dejara lo que estaba haciendo y se dedicara a escribir, lo que fue una poderosa motivación para Ofelia animarse a publicar su novela El sol secreto, como efectivamente lo hizo. Más tarde, relató que le pidió al escritor y académico León David que leyera su novela y la prologara. Berrido contó que a Juan José Jimenes Sabater le había gustado la obra y le dijo que tenía una vena ensayística que debía cultivar: “Me entregó el prólogo y yo pensé que no le había gustado porque era muy corto, pero cuando lo leí, lo que dijo era hermoso. Lo abracé, lo besé y le di las gracias”, dijo, y publicó la novela con dicho prólogo. Luego de publicada, se la envió a los escritores que admira, entre ellos al director de la ADL, subrayó.

Ofelia Berrido exhortó a los aspirantes a escritores a no leer literatura mala, sino la buena literatura, la que perdura en el tiempo: “Leí mucho a los clásicos griegos, la literatura francesa y los novelistas rusos. Pienso que la gente joven debe dominar bien los géneros literarios, pero no atarse a ellos. Es bueno conocer qué es un buen ensayo o cómo se escribe la poesía o la novela. Para mí la estructura no es lo que hace la obra, sino la profundidad del contenido, la belleza y el estilo del autor”, ponderó.

Al término de su conversatorio la escritora expresó su admiración, respeto y cariño a Bruno Rosario Candelier, a quien consideró un gran motivador de la literatura del país.

Santo Domingo, ADL, 20 de enero de 2018.

ADL PRESENTA OBRA PÓSTUMA DE LEOBALDO PICHARDO SALDAÑA

Con las intervenciones del Dr. José Enrique García, el ingeniero Mario Penzo y el director de la ADL, Bruno Rosario Candelier, presentamos la obra póstuma del poeta dominicano Leobaldo Pichardo Saldaña, acto con el que iniciamos las actividades culturales en el recinto de la Academia Dominicana de la Lengua en la capital dominicana. Se trata del libro Poemas de dolor, amor y angustias, poemario que comienza a circular ochenta años después de ser escrita.

La jornada literaria contó con la participación del responsable de dar a conocer este aporte a las letras dominicanas, don Mario Penzo, nieto del autor que se sintió comprometido en hacer cumplir el sueño de su abuelo, aspecto que los presentadores destacaron durante sus respectivas ponderaciones sobre el volumen poético que se ofrece al público a partir de este emotivo y concurrido acto.

Nuestro académico numerario José Enrique García, secretario de la ADL, inició el programa de la actividad con un resumen de los juicios valorativos, que en torno a la obra plasmó en el enjundioso estudio crítico que sirve de prólogo al poemarioEntre las ideas que destacó el reputado crítico y académico dominicano, podemos citar esta: “Pichardo Saldaña es un poeta auténtico y urge incluirlo en el parnaso de los escritores dominicanos, pues las futuras antologías de literatura deben reproducir poemas suyos, ya que su obra revela un uso oportuno y una adecuada aplicación del arte poético, así como de los principios estéticos modernos y vanguardistas”. A juicio del doctor García, la construcción poética de algunos versos adelanta en nuestro país el cultivo de los caligramas, por ejemplo, pues anteceden a los escritos bajo los postulados estéticos del Pluralismo de Manuel Rueda. En efecto, poemas que reproducen la forma de una copa y otro un obelisco, en los titulados “La copa” y “El obelisco”, son “perfectos caligramas”, dice José Enrique García. Añadió que la libertad artística y la experimentación ocupan un legítimo espacio en su obra, ya que en ambos poemas se palpa la conjunción de lo gráfico y el concepto que vehiculizan las formas que plasman la imagen poética del mensaje, asegura el académico. También resaltó la clara conciencia del poeta sobre la estructura de sus versos, pues procuraba que los elementos formales se relacionaran armoniosamente, y, al mismo tiempo, reflejasen un uso transparente, ejemplar y original de los recursos estilísticos. Incluso, el nombre de algunos poemas fue pensado cuidadosamente, como el “Epifonema”, que cierra la obra. Al seleccionar la palabra-figura del pensamiento que consiste en concluir una imagen o concepto mediante una exclamación o reflexión profunda, revela el nivel de conciencia del arte de la palabra que el mismo autor consigna en unas anotaciones teóricas sobre sus concepciones poéticas, así como las de autores que conocía y valoraba.

En el prólogo que escribió para la publicación de este volumen, el secretario de la Academia desglosó y analizó en seis renglones los textos que lo conforman: poemas románticos y naturalistas; poemas creacionistas y surrealistas; poemas patrióticos e históricos; poemas de la intimidad; poemas experimentales y poemas metafísicos. Los poemas catalogados en cada renglón fueron minuciosamente explicados en su composición estructural, así como en el uso de ciertos recursos propios de los criterios bajo los cuales escribió.

En su intervención, el director de la ADL refrendó los juicios externados por su colega y enfatizó las razones que motivaron el respaldo para la presentación de la obra del finado autor en la Academia Dominicana de la Lengua. Ciertamente, “estamos en presencia de una genuina obra poética de un verdadero creador, desconocido hasta ahora, pero que desde ya lo incluimos entre la historia de la literatura dominicana”. La obra de Leobaldo Pichardo Saldaña, continuó el director de la Academia, merece la ponderación de los amantes y cultores del arte del buen decir.

Comparé el caso de Leobaldo Pichardo con el de la escritora norteamericana Emily Dickinson, que en sus respectivas vidas no publicaron su creación poética, pues sus obras se dieron a conocer póstumamente por familiares que tuvieron el acierto de editar sus textos y publicarlos, tal como ocurre con la obra que hoy ponemos en manos de los lectores, críticos, académicos, intelectuales y público en general:  «Pichardo Saldaña estaba consciente del valor que comportaba su creación; quizás eso le motivó a entregar a su hija el legado poética que hoy conocemos y agradecemos a su familia, especialmente a su esclarecido nieto, don Mario Penzo, presente en esta actividad histórica para la literatura dominicana, ya que estamos presentando la obra de un valioso poeta, auténtico y representativo de la época que le correspondió vivir, del impacto de los acontecimientos esenciales de la historia de los cuales fue testigo excepcional y que testimonia en sus versos”. Y subrayé: “Poeta que desde su creación silenciosa participa en la modernidad literaria de su época, especialmente con las vanguardias literarias latinoamericana y europea, cuyos postulados estéticos conocía y aplicó en varios textos que podemos leer en este libro, sobre todo en sus caligramas y poemas en versos libres”. Con estas palabras enfatizamos cómo el poeta vivió secretamente su vida literaria, pero al día en todo lo concerniente a su cultivo. Entre los planteamientos que el propio autor consigna en la introducción de Poemas de dolor, amor y angustias se recalca el actualizado conocimiento que Pichardo Saldaña poseía sobre el arte poético, así como la libertad de experimentar, patente en la búsqueda de su propia voz como poeta.

Con las palabras de despedida y la invitación para que se lea el nuevo volumen lírico que el tiempo nos trajo hecho versos en elocuentes palabras, Rafael Peralta Romero cerró el acto de presentación del nuevo poemario que enriquece desde ya el acervo literario dominicano.

Santo Domingo, ADL, 16 de enero de 2018.

 

REUNIÓN DE LA COMISIÓN LINGÜÍSTICA DE LA ADL EN SANTIAGO

Con la reunión de la Comisión Lingüística de la Academia Dominicana de la Lengua, celebrada el sábado 13 de enero de 2018 en Santiago de los Caballeros, iniciamos el primer encuentro de los académicos dominicanos con la finalidad de planificar la labor de la institución para este nuevo año de gracia en nombre de la ADL.

Con la participación de los miembros numerarios Fabio Guzmán Ariza, María José Rincón, Rafael Peralta Romero, Manuel Núñez Asencio y Bruno Rosario Candelier, así como los académicos correspondientes Ruth Ruiz, Rita Díaz Blanco y Roxana Amaro, tuvo lugar la reunión en la residencia del presidente de la Fundación Guzmán Ariza pro Academia Dominicana de la Lengua.

La sesión comenzó con la revisión de la agenda del año anterior, desde las metas propuestas y los logros obtenidos, como fueron la confección y la publicación de glosarios y la presentación de variadas actividades lingüísticas en diferentes escenarios nacionales. El año 2017 fue fructífero para la ADL en el orden de las realizaciones pues se elaboraron tres diccionarios (Diccionario de símbolos, Diccionario de mística y Diccionario de refranes) y se iniciaron otros (un glosario de lingüística y otro de literatura). Sobre este tema se pusieron de relieve diversas ideas, como la naturaleza y la función de la labor lexicográfica y las condiciones en que se encuentra en nuestro país el trabajo vinculado con los códigos de nuestra lengua.

Con relación al trabajo a realizar en el presente año María José Rincón señaló que hay que seguir laborando en la actualización del Diccionario de la lengua española, edición estipulada para hacerse cada diez años, condición que aún no cumple esta tarea lexicográfica. Y este director subrayó la necesidad de promover la valoración y la consulta de nuestros diccionarios entre los hablantes dominicanos.

Entre las metas a realizar se acordó organizar actividades a nivel nacional para la proyección de los diccionarios de la Academia. Esta propuesta contará con el apoyo de los académicos de la comisión lexicográfica de la institución, como son María José Rincón, Fabio Guzmán Ariza, Rafael Peralta Romero, Manuel Núñez, Guillermo Pérez Castillo y Bruno Rosario Candelier. También se ponderaron las diversas colaboraciones de la ADL con la RAE. María José ha estado trabajando en la plataforma digital del Diccionario de la lengua española, y tanto ella como Fabio Guzmán y Rita Díaz, seguirán revisando las marcas dominicanas en nuestro diccionario académico.

Asimismo, Fabio Guzmán Ariza y Ruth Ruiz han hecho una fecunda labor a través de FundéuGA, y seguirán haciendo su aporte desde esa instancia de servicio a nuestra lengua, y el propio Guzmán Ariza trabajó para el Diccionario jurídico panhispánico, recientemente publicado en Madrid, y proyecta elaborar uno similar para nuestro país.

Para este nuevo año el equipo lexicográfico de la ADL se propuso colaborar con el Diccionario fraseológico panhispánico. Asimismo, Rafael Peralta Romero trabajará en un glosario de gentilicios dominicanos; Roxana Amaro iniciará su colaboración en un glosario de lingüística; y Rita Díaz seguirá trabajando en la confección un diccionario de literatura. Por su parte, María José Rincón presentará un proyecto de un tesoro lexicográfico dominicano en el que se involucrará la institución. Y a partir de febrero iniciará los talleres de lectura de los clásicos españoles, con cuatro sesiones de dos horas, tarea en la que Rincón abordará la obra literaria de Luis de Góngora. Con relación a ese tema, propuse que llevásemos esa actividad al plantel escolar “Luis Núñez Molina”, del Instituto de Formación Docente Salomé Ureña (ISFODOSU) en Licey, Santiago, propuesta acogida con beneplácito por los presentes. Se sugirió, además, la idea de realizar una actividad de promoción de los diccionarios dominicanos en esa misma institución para la feria pedagógica que esa institución organiza cada año en sus centros docentes. Asimismo, para atizar las actividades de este año se sugirió la actualización de la página electrónica de la Academia y calendarizar los eventos de la institución, labor que el señor Guzmán Ariza encomendó a Ruth Ruiz. Por otro lado, en la tarea para actualizar los diccionarios de la ADL, María José trabajará en la creación de una plataforma digital para la Academia dominicana de manera que facilite la elaboración y la consulta de dichos trabajos.

Finalmente, en un turno libre para dialogar sobre diversos aspectos, los presentes conversaron sobre la labor realizada por la ADL en beneficio de nuestra lengua. Fabio Guzmán, María José Rincón y Manuel Núñez ponderaron la necesidad de una mayor adhesión de los académicos a las actividades de la institución.  Y tras un rico banquete ofrecido por la esposa del ilustre anfitrión y luego de una amena tertulia, los presentes se despidieron animosos para seguir colaborando en las tareas lingüísticas y literarias de la ADL.

Santiago, Residencia Guzmán Ariza, 13 de enero de 2018.

El Diccionario de mística

Por Rafael Peralta Romero

  El 28 de enero de 2017 asistimos a la presentación del libro La dolencia divina: conciencia mística y espiritualidad, escrito por el doctor Bruno Rosario Candelier. La referida obra  puede considerarse  con toda justeza un tratado, bien documentado y bien sustentado,  sobre la  mística, que con la metafísica y la mitopoética  representa  los tres pilares  sobre los que se sostiene el movimiento interiorista, que orienta Rosario Candelier.

Tuve la honra de hablar  acerca de ese libro el día de su presentación, y afirmé en aquella ocasión que la nueva publicación no solo constituía  el más amplio soporte bibliográfico sobre los estudios místicos  que se haya elaborado en nuestro país, y en muchos otros, sino que también representaba  un auténtico cuerpo doctrinal  sobre esa materia, reservada  a un número muy reducido de seres humanos.

En más de una ocasión, el actual director de la Academia Dominicana de la Lengua y presidente del Ateneo Insular ha expresado  su preocupación por la falta  en nuestro país de una escuela destinada a los estudios místicos, para lo cual es indispensable, en primer lugar, la existencia de poetas y narradores místicos.  Esta premisa  puede contribuir a entender el insólito hecho de que a diez meses de haber publicado   La dolencia divina, el progenitor, en vez de solazarse en los mimos a su recién nacido,  se ocupe en  declarar el nacimiento de otra criatura que por ser hermana de la anterior tiene genes comunes con ésta.

Resulta muy evidente que con sus trabajos, sobre todo  a través del Movimiento Interiorista,  Rosario ha venido preparando las bases para establecer  esa escuela, ya que son miembros del  Interiorismo los dominicanos  que en los últimos veintiséis  años  han transitado la senda de la mística en sus creaciones.

 

A ese propósito debe obedecer la  publicación del Diccionario de mística, editado con el sello de la Academia Dominicana de la Lengua y el patrocinio de la Fundación Guzmán Ariza. De inicio, el autor advierte que para elaborar un diccionario  de términos místicos hay que saber lo que es la mística, sin confundirla con la religión  ni con la metafísica ni con el mito. Y precisa que la “La mística implica, como búsqueda de lo divino, una contemplación hacia adentro, hacia la esencia del ser, hacia la Fuente creadora e inspiradora de todo, hacia el Misterio que arroba y anonada”. (pág. xi).

¿Qué se define en un diccionario de mística? Eso me preguntó una amiga a quien le referí que tenía  por delante la tarea que en este momento estoy realizando. Para entonces solo había explorado el libro y llegaron tímidamente  a mi memoria algunos términos y  expresiones contenidos en la publicación: mística, kénosis, intuición mística, escritura divina, contemplación espiritual, sentido místico, teosofía y,  por supuesto dolencia divina.

Aunque mi respuesta fuera simple y superficial, la pregunta de la amiga me ha servido para  encaminar este discurso hacia los tópicos que se presten  para funcionar como muestras representativas del contenido de esta nomenclatura, porque definitivamente,  presentar  un diccionario de mística  resulta muy diferente a ponderar un libro de cuentos o una novela.

En esto último es donde radica mi experiencia.

Empiezo por mística: “Cultivo y sentimiento de lo divino que entraña hondas vivencias interiores y,  en algunos casos, la experiencia  extática con el carácter enigmático, cerrado y oculto de su condición inefable”. De acuerdo a lo expuesto en la página 270, la mística es la espiritualidad puesta a favor de la conciencia superior para elevarse a planos superiores en pos de la Divinidad.

Se plantea aquí que para sentir místicamente el mundo hay que tener una empatía con lo sagrado. La experiencia mística  recupera el sentido original de dignidad  espiritual, empatía cósmica y ponderación de lo sagrado. La mística es una experiencia luminosa que aparta de las inclinaciones mundanas y abre el camino de la gracia para vivir el sentido espiritual del mundo.

El místico encuentra especial deleite en la belleza de los elementos naturales: cantos de jilguero o de gorrión, emanaciones de un manantial, la mansedumbre de la paloma o los movimientos del pez en el agua, o por igual en la manifestación del rocío, o la presencia del Sol, la Luna, el fuego o el mar.

   Kénosis divina. Este vocablo griego significa “anonadación”, “rebajamiento” y “humillación”, con presencia y sentido  en el ámbito del ascetismo místico y la espiritualidad. Y más adelante agrega el autor: “Para alcanzar la unión divina, la vocación mística precisa capacidad de contemplación, ternura espiritual y pureza de corazón en una síntesis de piedad, renuncia y entrega”.

La kénosis conlleva aniquilación del ego, ya que todo se  doblega al plan divino. El autor ilustra estas ideas con versos de Fausto Leonardo Henríquez: “Pasemos al umbral /salgamos de esta pirámide. / Decae el día con su pesadez, / la bruma anida el resto de lo que hay en mí. / La humillación le llegó a la tarde. No saben de gloria los últimos rayos / diluidos en el espejo vespertino. Avanzo sin tregua por el laberinto, / abro puertas sin llaves para el regreso”. (pág. 231).

   Intuición mística. La percepción mística, que aparece en la página 216, es definida como una percepción nítida, profunda y fecunda de cuanto conduce a una clara conciencia de lo divino. La meta de la mística es la unión permanente con lo divino.  Los poetas místicos como los sujetos  contemplativos, mediante la intuición mística,  han mostrado que la belleza  sensorial conduce a la belleza mística como expresión de la Divinidad. “La intuición mística –afirma Rosario- genera la certeza de que estamos conectados con lo divino, hecho que revela verdades profundas con la claridad de lo que nos conviene”.

Un poema de Freddy Bretón recalca la certidumbre de la función de la intuición mística  para la relación entre  el Creador y el sujeto que lo intuye con amor y gozo:

“Padre de la armonía: / yo sé bien que tu voz divaga/ por el mundo. / Te canta suavemente la brisa/ en los pinares, /o en los vientos que rozan / las rocas de la altura. / Padre del Universo, / del que soy parte mínima: preste yo mi voz a tus cantares, /como lo hace la fuente; que no solo a las aves les fue encomendado/ cantar tus maravillas. / Sea todo mi ser el instrumento / en que hagas resonar tus melodías. /Viva yo de tu amor, / Tu armonía perfecta, / mientras voy, peregrino, / hacia tu fiesta”. (pág. 219).

     Escritura divina.  Tenemos  sabido que en la Biblia tenemos la  escritura divina por excelencia.  Pero poetas y místicos han encontrado en la naturaleza la escritura de Dios, un modo de ver la marca de la Divinidad. En la quinta acepción de este articulo, el autor del Diccionario  afirma de la escritura mística lo siguiente: “Concepción mística de la Creación, que es el conjunto de lo existente, como la Escritura de Dios, según lo han sostenido poetas de nuestra lengua, tanto de América,  como el poeta argentino Jorge Luis

Borges, o de España, como el poeta andaluz Juan Drago”. (pág. 147).

   Contemplación espiritual.  Es otra de las entradas que he escogido para responder acerca de qué trata un diccionario de mística. Aparece en la página 93 y comienza con este señalamiento: “Disposición de la sensibilidad y la conciencia para entrar en comunión  con la dimensión sagrada de la naturaleza de las cosas”.  Aquí, el autor acude a otro libro suyo y cita lo siguiente: “Para  conseguir esa meta proponemos el cultivo de los valores interiores, entre los cuales figuran la empatía cósmica, el amor divino, el silencio contemplativo, la armonía cósmica, la ternura interior y la paz entrañable”.

La contemplación conlleva la unión mística con Dios y es una forma de pasar de la carne al espíritu, de los sentidos corporales a la inteligencia de lo divino, pues la contemplación mística conecta con la energía divina. En esto entra la oración, que es una forma de dialogar con Dios. Bruno Rosario advierte que si la persona responde, la oración se hace  más penetrante, más pasiva: “Y por ende, normalmente más simplificada, más contemplativa. El amor es más vivo y simple. Quiere decir que la oración en este estado teopático es contemplación. Pero no es de suyo la mística. La vida mística también es acción…” (pág. 99).

   Sentido místico. El sentido místico implica el fundamento espiritual cifrado en el aliento de lo divino. La creación del mundo es obra de Dios y, en consecuencia, el asombro y el misterio que producen la belleza, el primor y el esplendor del mundo desarrollan la sensibilidad estética, la sensibilidad cósmica y la sensibilidad mística, desplegando el más alto peldaño de la sensibilidad espiritual al compartir las delicias de lo viviente, sintiendo que todo lo creado procede del Padre de la Creación… (pág. 147).

Escudriñando aún más el Diccionario de mística, me detengo en la página 468. Teosofía es la entrada que ahí aparece. El autor la define de este modo: Concepción mística fundada en la creencia de que todo lo existente es una emanación de la Divinidad y por tanto encarna algo de lo divino mismo. El autor recurre  a Gershom Gerhard Scholem, filólogo e historiador israelí, para reforzar su planteamiento: “La Teosofía designa una doctrina mística o una escuela de pensamiento que se propone conocer y describir los misteriosos modos de acción de la Divinidad, y que quizá también considera que el hombre es capaz de ser absorbido por la contemplación de esta Divinidad”.

   Dolencia divina. Es la última  pieza de la muestra  tomada en la exploración del Diccionario de mística de Bruno Rosario Candelier. Consiste en la vivencia de una pasión espiritual en conexión con el Cosmos y la Divinidad, mediante un sentimiento que se caracteriza por una empatía de amor. “La más alta vocación de todo ser pensante es una ansia de liberación de las amarras interiores que le nublan la visión de ser”,  agrega la definición.

Hemos iniciado esta exposición  haciendo referencia al texto La dolencia divina: conciencia mística y espiritualidad, el cual consideré al momento de su publicación   como un  estupendo cuerpo teórico sobre conciencia mística y espiritualidad.

Sin embargo, el maestro Bruno Rosario Candelier nos ha sorprendido con el lanzamiento, antes de un año,  de este  amplio repertorio temático  en el que clasifica y explica, con criterio enciclopédico,  cada  elemento  de la terminología propia de la mística, apoyado,  cada artículo,  en magníficos ejemplos  de la creación de nuestros poetas místicos.

Espero, con lo dicho hasta ahora, haber descrito este novedoso libro,  único en nuestro país,  que ha de servir  de apoyo a iluminados, críticos, poetas y educadores para afrontar, cada uno en su rol,  un tema de tan alta trascendencia como es la mística, que al decir de Rosario Candelier es la “disciplina de la conciencia centrada en la búsqueda de lo Absoluto con el sentimiento de lo divino inspirado en el amor a Dios y sus criaturas”.

Ojalá que la llama divina siga iluminando a Bruno Rosario Candelier para que continúe su fructífera labor  de producción intelectual, la cual engrandece la literatura dominicana y enriquece la de otros ámbitos. Recibamos con alborozo y disfrutemos con fruición el Diccionario de mística.

15 de noviembre de 2017