Ñeca, ajustar, coaching, ring

Por Roberto E. Guzmán

ÑECA

“. . . hasta el momento hemos visto la misma ÑECA . . .”

Esta voz del epígrafe es otra creación del hablante de español dominicano. Es muy precisa en su significado. La voz tiene dos significaciones en el español dominicano, pero se presume por la redacción de la frase transcrita que se refiere a la ñeca menos usada. Se repasarán las dos acepciones de ñeca en el español dominicano.

En la frase reproducida la voz ñeca se usa para no mencionar una cosa desagradable con la que se tiene que vivir desde el nacimiento hasta la muerte. Esta ñeca es un producto del ser vivo. Casi nadie quiere tener que usar la palabra que es la reconocida por todos y por eso se la evita llamándola de muchas otras formas. Con el comentario escrito no hace falta que se utilice la palabra directa que se encubre al usar el nombre ñeca.

Se trata de los residuos de la comida después de hecha la digestión; expelido a través del ano. La palabra muy conocida, mierda, es malsonante de cualquier modo que se la use, por eso se evita. Cuando se usa delante de menores de edad, sobre todo de niños se la llama caca o pupú. La última palabra es muy conocida en República Dominicana, Venezuela, Nicaragua, El Salvador, Honduras y Panamá. En otras palabras, es excremento humano.

Antes de terminar se recuerda que ñeca es también el femenino de ñeco que se usa para referirse a la persona “que tiene una o las dos manos anquilosadas”; “que le falta o tiene inutilizado un dedo, una mano o un brazo”.

 

AJUSTAR

“. . . nos AJUSTÓ una sarta de impuestos que todavía estamos pagando . . .”

Llama la atención la forma en que se utiliza el verbo ajustar en la frase citada. La forma en que se emplea ese verbo en esta frase pertenece al habla de los dominicanos de forma exclusiva. Por más señas, el valor de este verbo usado de este modo no ha sido reconocido por los estudios acerca del español dominicano hechos hasta esta fecha.

Naturalmente el uso es tan frecuente que el hablante de español dominicano no se percata de que lo usa de este modo. Claro, la forma de enunciarlo es sin la ese /s/, ajutar.

En el habla informal se favorece este uso del verbo cuando se trata de imponer un juez una pena a una persona condenada por algún hecho reñido con la ley. Así se dirá, “Le ajutaron tantos o cuantos años de cárcel a Fulano por el delito que cometió”.

De la misma manera en el registro informal se usa cuando se habla de propinar golpes, inferir u ocasionar heridas, así se dice también que, “Le ajutó tres palos y dos puñaladas”.

Mediante la lectura de los ejemplos se nota enseguida que el uso es cotidiano y que los hablantes entienden a perfección el mensaje que se transmite con el uso del verbo ajustar empleado de esa manera.

 

COACHING

“. . . ya que se trata de los COACHING de los procesos electorales . . .”

Algunas voces extranjeras tienen mayor fortuna que otras en español. Esta del título parece que ha entrado para permanecer y reemplazar otras.

Hasta hace relativamente poco tiempo la voz del inglés que había sentado reales en el habla era otra de esta familia, coach, que era o es muy usada en el beisbol. Piénsese que hay coach de primera, de tercera, de bateo y pitcheo. Los dos últimos no son más que entrenadores; a los dos primeros se les llama también pilotos.

Aunque parezca extraño la voz del inglés deriva de la diligencia de dos puertas, coach, que trascendió a otras lenguas y al español entró a través del coche, nuestro carro. El avance de la voz pasó del vehículo que conduce las personas a la “persona que conduce”. En inglés con el énfasis en la persona llegó en tanto tutor. De allí pasó a las actividades deportivas para ayudar en el entrenamiento del personal deportivo en calidad de asistente. En tiempos más recientes se ha encontrado el coach desempeñando funciones de entrenador personal para todo tipo de actividades.

En las universidades y en la vida profesional hay coach que motivan a las demás personas a superarse, a alcanzar los objetivos que se proponen.

El coaching se refiere al método que se utiliza para ayudar, enseñar y entrenar a una persona o a un grupo de personas para lograr alguna meta. Entre las actividades que lleva a cabo quien se dedica al coaching está la de asesorar, trazar la trayectoria que llevará a la consecución del objetivo.

Es probable que el uso en español de las palabras del inglés tenga mucho que ver el evitar utilizar la palabra entrenador o entrenamiento porque se pierde con estas palabras el aspecto teórico del acompañamiento y labor del coach.

 

RING

“Bajo fuerte presión internacional tuvo que salir del RING . . .”

El ring del inglés tiene muchas denominaciones en lengua española. Lo único que las palabras del español no logran es igualar la brevedad de la voz del inglés. Dependiendo del ámbito en que se usa se le llama cuadrilátero, ensogado o en dos sílabas, lona.

En la narración de una pelea pugilística en muchas ocasiones el narrador con el deseo de mantener al público al tanto de lo que sucede en al área de pelea, es natural que eche manos de la voz ring para continuar con las incidencias del encuentro.

Lo que mueve o motiva al narrador a usar una u otra de las opciones del español es lo que desee destacar en el instante en que narra. Si escribe tiene mayor latitud. Si cae dirá a la “lona”. Cuando suben es al “cuadrilátero”, allí se enfrentan los púgiles. Las cuerdas que limitan la zona de pelea en los laterales son las sogas, de allí que se diga a veces “ensogado”.

Algo que llama la atención es la gran cantidad de palabras o locuciones del pugilismo que han pasado al español general. Poner a alguien “fuera de combate” o noquearlo son dos que han trascendido el ámbito de las peleas de boxeo. A alguien que vapulean se dirá que “le dieron con el cubo del agua”. En los momentos en que una persona desiste de modo forzoso de un proyecto, muchos dirán que “tiró la toalla”.

Estas palabras y locuciones son solo una muestra de las muchas más que pertenecen al dominio general. Por medio de esta integración puede el observador darse cuenta del número de aficionados que tiene el deporte o profesión del pugilismo.

Chucho, desarrabalización

Por Roberto E. Guzmán

CHUCHO

“A Emilio lo torturaron con CHUCHOS y palos. . .”

Esta denominación para el látigo o fuete tiene larga historia en el español antillano. El Tesoro léxico canario-americano (2010:318) escribe que esta voz es americana, es decir, que apareció primero en América. De acuerdo con las noticias y documentos de que se dispone su origen se produjo en las islas antillanas. De ahí pasó a Venezuela.

De América la voz llegó luego a las Islas Canarias. Los autores del Tesoro antes mencionado entienden que la voz chucho deriva de chuzo. En opinión de quien escribe estas notas, quizás se produjo como una deformación del sonido de la letra zeta /z/ del español peninsular en la segunda sílaba de chuzo.

La primera noticia que se tiene de la voz chucho recogida en un diccionario es en el Diccionario de provincialismos de la isla de Cuba (1831). En ese lexicón se recoge la acepción, “Látigo que usa el jinete cuando monta a caballo”. Hay que reparar de inmediato en que la definición que ofrece esa obra está orientada por la situación en que se usa el instrumento.

Cuando D. Esteban Pichardo se ocupa de la voz en su Diccionario provincial casi razonado de vozes y frases cubanas, publicado por primera vez en 1836 redacta la acepción correspondiente señalando el uso, “Látigo o instrumento de azotar hecho de vergajo o cuero retorcido, que va adelgazando hacia la punta”. En esa definición entra la forma y el material con que se fabrica el chucho. En acepciones aparte aprovecha el diccionarista la oportunidad para mencionar otros usos de la voz chucho.

Ya en el año 1916, D. Augusto Malaret al escribir acerca del chucho en su Diccionario de provincialismos de Puerto Rico, en la página 59 reduce la definición a cuatro palabras, “Látigo de cuero retorcido”, que muy bien puede ser el chucho que se conocía en Puerto Rico en esa época y menciona que era de uso también en Cuba. Cuando este autor publicó   el Vocabulario de Puerto Rico (1955:151) reprodujo la acepción anterior, pero consignó que era de uso en las Antillas y Venezuela. Esta mención sirve de testimonio de la expansión de la voz.

En el Diccionario de voces cubanas (1921:186), D. Constantino Suárez trae una definición más lata para el chucho, “Toma este nombre cualquier forma de látigo, y algunos lo hacen extensivo a denominar el vergajo y las disciplinas”. Para la etimología de la voz presenta “achuchar”, que equivale a azuzar. Esta palabra, disciplina, denomina un azote que servía de instrumento de penitencia.

La tipificación del chucho comienza a liberalizarse en el Nuevo catauro de cubanismos de D. Fernando Ortiz, cuya primera edición data de 1923. Allí aparece en tanto “Látigo hecho de un vergajo retorcido y por extensión cualquier tipo de látigo” (1923:214). De la lectura de esta definición se infiere que a cualquier tipo de látigo se llama(ba) en Cuba chucho.

En República Dominicana D. Rafael Brito no lo recoge en su obra Criollismos de 1930. Quien lo presenta por primera vez es D. Pedro Henríquez Ureña en El español en Santo Domingo publicado por primera vez en 1940. Solo trae la mención de que es látigo y menciona el uso en Cuba y Venezuela.

Después de que D. Pedro lo mencionó todos los lexicógrafos ulteriores hacen constar la voz chucho en sus obras porque esta mantiene su vigencia en el habla de los dominicanos.

Algo que puede comprobarse con facilidad es que en el habla un chucho es cualquier instrumento flexible que sirve para azotar, los hay de cuero, de soga, de alambres retorcidos y algunos cuentan con nombre propio en el español dominicano como el “güevo de toro” que en el español internacionalizado se llama de vergajo.

El portugués brasileño tiene una palabra igual, chucho, pero para otros usos. Una de esas voces que se parece a la estudiada aquí por su significado y procedencia es el chucho usado en algunas zonas agrícolas para designar un palo puntiagudo con que el labrador abre en la tierra un hueco, donde luego depositará la semilla. Eso parece mucho a la coa de los taínos. Al igual que Corominas y Pascual sugieren para el origen del chucho caribeño la palabra chuzo, en portugués brasileño dicen que la voz deriva de chuço. Novo Aurélio O Dicionário da Língua Portuguesa Século XXI (1999:464).

 

DESARRABALIZACIÓN

“. . . con esta acción nos ayudan al proceso de DESARRABALIZACIÓN y adecentamiento. . .”

La voz del título es más que larga. Decirla causa problemas, escribirla toma tiempo. Hasta leerla cansa. El autor de estos comentarios acerca de la lengua no duda en pensar y publicar que debe ser una voz creada por el segmento culto de la población hablante de español dominicano.

El verbo desarrabalizar solo se conoce en República Dominicana. Este verbo tiene en el habla de los dominicanos una acepción muy precisa en el Diccionario de americanismos, “deshabitar un núcleo de población, especialmente ocupado por personas de pocos recursos económicos, y eliminar sus viviendas con el fin de desarrollar en él proyectos urbanísticos u obras civiles”. Con la lectura de la acepción se nota que es larga y llega desde el lado de la devastación.

Ya en el Diccionario del español dominicano (2013:248) la definición del verbo procede desde el ángulo positivo, “Acondicionar una zona urbana mediante la eliminación de infraviviendas o de puestos callejeros”. En esta caracterización se olvidó consignar el desarrollo de proyectos urbanísticos. No hay que sorprenderse de que sea así, porque en muchos casos no se construyó proyecto alguno, sino que se mejoró el paisaje para consumo de los incautos.

El sustantivo desarrabalización guarda relación estrecha con el verbo arrabalizar, pues sirve para mencionar el proceso mediante el cual se ejecuta la acción contraria.

Se hace necesario aquí mencionar el verbo arrabalizar. En muchos casos se utiliza para destacar que una parte de una población se convierte en arrabal, es decir, en una zona donde viven personas descuidadas, se acumula basura en las calles y resalta la falta del ornato público.

Tanto el verbo como el sustantivo mencionados más arriba tienen estrecho vínculo con la palabra arrabal que designa un barrio fuera del recinto de la población a que pertenece. Hubo un momento en la historia de las palabras en que el arrabal y el barrio fueron sinónimas.

La palabra arrabal procede del hispanoárabe rabád; la primera documentación data del año 1146, con lo que se entiende que es palabra antiquísima en la lengua. La palabra arrabalero se hizo de un cariz negativo, persona “que se comporta y habla de manera zafia”, persona de modales groseros o toscos, carente de tacto en su comportamiento. Con este tipo de creación léxica se estigmatizó al arrabal al hacerlo asiento de personas de la conducta señalada.

En tiempos modernos se han mejorado los métodos de llevar a cabo los planes de desarrabalización. En algunos países los llaman de beautificación, tomando en préstamo parte de la lengua francesa que llega al español desde las riberas del inglés. Es una manera de embellecer el panorama urbano; sin que se entre aquí en detalle.

Hay que celebrar una vez más que la inventiva del dominicano ha podido acuñar dos verbos y un sustantivo para mencionar con exactitud los procedimientos que se describieron más arriba.

Numeritos, vitillar/vistillar, ¿pútrido?/*pétrido, culturoso

Por Roberto E. Guzmán

NUMERITOS

Estos numeritos del título no tienen relación alguna con números pequeños. El diminutivo más bien se refiere al detalle que ellos implican. En el caso del diminutivo que se observa con respecto del sustantivo número, este no es indicativo del tamaño de los números; al contrario, corresponde a la cantidad de números, por eso el sustantivo siempre lleva la letra ese /s/ del plural.

El uso sobre que se escribirá en esta sección es propio de los dominicanos; esto es, solo el hablante de español dominicano utiliza este sustantivo con el significado particular que se estudiará aquí.

Estos numeritos pertenecen al deporte del beisbol. Estos se refieren a las estadísticas que se compilan con relación a un jugador o a un equipo. Casi siempre los narradores de beisbol recurrían a poner al día y comunicar a los oyentes las cifras actualizadas al final de una entrada o al final de un juego.

Las personas que son aficionadas a algunas actividades se interesan mucho en las estadísticas del desempeño de los jugadores y los equipos. En la obra Lengua y beisbol en la República Dominicana aparece definida la idea con propiedad, “Relación estadística que refleja la actuación de un jugador o de un equipo” (2006:208).

Hay que tomar nota de que en el español dominicano puede oírse que alguien lleva los numeritos cuando lleva cuenta de actuaciones ajenas, con lo que se hace una extensión del uso propio del sustantivo.

 

VITILLAR – VISTILLAR

“. . . que los muchachos del pueblo íbamos a VISTILLAR . . .”

En el epígrafe de esta sección figuran dos voces que se parecen mucho entre ellas. Es muy posible que se trate de la misma voz, que ha sido refinada en la cita que se recogió en el periódico porque sin la letra ese /s/ en medio parecía quizás muy pedestre en opinión del redactor de la frase copiada.

Es posible también que la vistilla con ese /s/ esté influenciada por el vocablo del español general que pertenece al campo del Derecho, vistilla, que es una, “Vista referida a una cuestión incidental o de trámite”. Esta vista del Derecho mencionada aquí es una “comparecencia ante un juez o tribunal en la que las partes exponen los fundamentos de sus respectivas pretensiones”. No puede olvidarse que en el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española se ofrece “vistilla” como una ortografía alternativa para la voz dominicana vitilla.

Una vez expuesto lo anterior, con la relectura de la frase trascrita salta a la vista que se hace difícil interpretar el mensaje si se piensa que ha ido a un pueblo a jugar vitilla.

En el texto el verbo transitivo vitillar se usa para comunicar la idea asentada en el Diccionario del español dominicano (2013:701), “Intentar entablar relaciones amorosas o sexuales pasajeras”. De este verbo deriva el nombre vitilleo, “Intento de entablar o mantener relaciones amorosas o sexuales pasajeras”.

Algunas personas se ofenden cuando se utilizan voces autóctonas en los escritos. No hay que preocuparse con respecto a si esto perjudica el conocimiento de la lengua general o el uso correcto del lenguaje. En la mayoría de las ocasiones cuando los redactores recurren a estas voces vernáculas lo hacen para imprimir cierto sabor más dominicano a sus escritos.

 

¿PÚTRIDO? – *PÉTRIDO

“. . . el enfoque alternativo de búsqueda de soluciones nos hacen (sic) ´olvidar´ realmente el PÉTRIDO panorama”.

La voz latina sic que aparece entre paréntesis es para hacer entender que se ha reproducido la oración literalmente, con el error de concordancia, pues el verbo hacer debió aparecer en singular, hace, porque se relaciona con “el enfoque”. Luego de esa digresión se pasa más abajo al punto central de esta sección.

La voz pétrido no se encuentra por ninguna parte. Esa doble negación es una forma de indicar que no existe, que se ha buscado en todos los diccionarios y no aparece. Si llegara a hallarse alguna vez tendría relación con piedra.

En el título se colocó entre paréntesis la palabra pútrido porque no se está seguro acerca de lo que el redactor quiso escribir y, en consecuencia, se propone esa palabra como solución al sinsentido.

Pútrido es una palabra dominguera, de alta alcurnia, para expresar así que lo que se describe con ese adjetivo está podrido, corrompido. Por la prosapia -valga el salto- que se mencionó para la palabra propuesta, en la mayoría de los escritos se prefiere una forma más pedestre, como las dos ofrecidas en tanto equivalentes.

En la lengua española permanecen algunas palabras de la familia que han conservado la letra /u/ en el radical, ejemplos de esto son, putrefacto, pudrición y hasta el infinitivo pudrir.

En lugar de ese esperpento encontrado en la cita, pudo el redactor para expresar la misma idea escribiendo, corrupto, infecto, carroño, rancio, descompuesto, contaminado, viciado, purulento. Con las palabras propuestas puede comprobarse que la lengua cuenta con medios más que suficientes para suplir las necesidades de comunicación.

 

CULTUROSO

“. . . casi todos mis amigos dominican-york CULTUROSOS la mencionaban . . .”

El adjetivo culturoso apareció primero en Hispanoamérica antes de proseguir e imponerse en el habla hispana en general. El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española lo consignó en el año 2010 y reconoció que era de uso en Cuba, Venezuela y Argentina.

En la edición del año 2014 el Diccionario de la lengua española lo recoge con la misma acepción y para los países antes mentados para calificar a una persona “que aparenta tener alta formación cultural”. Por medio de la lectura del estilo de redacción de la acepción puede uno darse cuenta de que el adjetivo tiene un sentido peyorativo.

Algo que llama la atención, si es de uso en Cuba y Venezuela, ¿cómo es que los dominicanos no copiaron o emplearon el adjetivo en su habla? La pregunta es válida si se piensa en la gran cantidad de voces que los dominicanos comparten con los cubanos y venezolanos. No hay una explicación para ello si se piensa que los dominicanos son tan expresivos como sus pares de Cuba y Venezuela.

Se menciona para que conste que la cita se extrajo de una publicación dominicana, por lo tanto, aunque un poco tarde se incorporó la voz al acervo del habla de los dominicanos.

Arrayano/*arrallano, siore, a rastro/a rastras/con la soga al rastro, comelona/comilona

Por Roberto E. Guzmán

ARRAYANO – *ARRALLANO

¿Qué será de los ARRALLANOS, los hijos de . . .”

En muchas ocasiones resulta útil orientarse con respecto de la ortografía de un vocablo por medio del origen del vocablo. Si se sigue este método, el *arrallano de la cita tendría relación con llano o, con rallar.

Lo triste del asunto es que el redactor de la frase de la cita quiso referirse a las personas oriundas o que viven en la zona fronteriza entre Haití y la República Dominicana.

Luego de haber aclarado lo que quiso expresar el equivocado redactor, hay que explicar por qué es “arrayano” y no otra cosa. Esa frontera entre esos dos países en el habla de hace muchos años solía llamarse “la raya” porque era y es una señal larga trazada artificialmente para marcar los límites entre los dos países.

Los arrayanos se consideraban, todavía según parece se consideran, oriundos o habitantes del confín del país, alejados del poder central y del centro de las decisiones gubernamentales. De algún modo se consideran los olvidados, postergados, menos apreciados.

Una particularidad de los oriundos de esa región del país dominicano la representa el bilingüismo español-criollo haitiano que se manifiesta en las conversaciones y especialmente en las relaciones comerciales entre los nacionales de ambos países. Este bilingüismo se comprueba a ambos lados de la raya.

No ha de olvidarse, es arrayano porque tiene relación con la señal larga que se supone que existe, aunque solo sea en el imaginario de los dominicanos.

 

SIORE

“. . . se caracterizó por la elegancia y maestría de su fildeo en la segunda y en el SIORE . . .”

Según parece, esta voz, junto con otras de la misma ¿familia? Son exclusivamente dominicanas. Las otras voces de esta ¿familia? son, sior, siorestop. Una vez que se han leído las voces de este tipo se sabe que se está en el terreno de juego de béisbol.

Las tres voces extrañas a la lengua española pertenecen al español dominicano y se usan para denominar de modo rápido y acortado a la posición conocida en inglés, short stop. Mediante la comparación de la denominación del inglés y las voces de creación dominicana puede comprobarse que hay deformación que es el resultado de llevar al español la pronunciación del inglés; o por lo menos, lo que se piensa que se oye.

Una de las dificultades en la representación en español del sonido del inglés comienza con el sonido de la sh en inglés, que es suave. Además, el sonido ese /s/ delante de consonante no es usual en español y esto lo hace más difícil. En español la ese /s/ al principio de palabra se apoya sobre el sonido de una vocal, de ahí que aparezca la intromisión de la letra i /i/ en la grafía que se presentó. Un fenómeno parecido se reproduce con la segunda ese /s/, que se apoya en otra letra, la /e/ *estop.

En muchos casos en el español para la posición del jugador se usa llamarlo “campocorto”, que no es una traducción de la palabra del inglés, sino una adaptación al español. El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española acepta que este vocablo representa el “puesto del jugador que se sitúa entre la segunda y la tercera base”, naturalmente, en el beisbol.

 

A RASTRO – A RASTRAS – CON LA SOGA AL RASTRO

“. . . sale del gobierno ´CON LA SOGA AL RASTRO´ . . .”

No son pocas las palabras o expresiones de la lengua que tomadas de forma separada no tienen sentido. En la mayoría de los casos estas logran imponerse en la lengua gracias a la repetición continuada. No siempre la lógica y la lengua andan del brazo.

Todo lo que se ha esbozado en el párrafo anterior a este es el fenómeno que se produce en el caso de la locución verbal que usó el redactor de la frase copiada. Se abundará sobre el tema de la locución y de sus partes para despejar algunas dudas con respecto a su empleo.

No hay que dejarse confundir con el empleo de “rastro” en el caso de la locución, pues corresponde al verbo “rastrar” que es de poco uso en el español moderno en tanto transitivo y vale para expresar “llevar a rastras”.

Para despejar dudas es oportuno que se señale que en el habla de los dominicanos existe la locución adverbial “a rastro” para dar a entender “de mal grado”. Diccionario fraseológico del español dominicano (2016:431). El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española asienta también esta locución y a “de mal grado” añade, “obligado o forzado”.

El español dominicano es prolijo en las locuciones que se sirven del vocablo soga en su formación, el diccionario fraseológico mencionado en el párrafo retropróximo asienta veintidós de estas en sus páginas.

Entre las locuciones mencionadas se encuentra “andar con la soga a rastro”, que mantiene dos acepciones. La primera es, “Dar indicios de haber hecho algo indebido”, y la segunda, “Estar propenso a un castigo”.

Además de la locuciones ya mentadas, existe otra muy parecida a las anteriores, “irse con la soga a rastras”, para significar “Escapar dejando deudas o asuntos pendientes”.

Es muy probable que estas locuciones estudiadas aquí, así como las demás que no hay espacio aquí para tratar, provengan del habla rural donde la soga era un instrumento con muchas funciones y en consecuencia se prestaba para usarla en sentido figurado porque era de uso diario.

Hay que celebrar que se preserven en el habla todas estas locuciones; sobre todo si se tiene en cuenta que algunas de ellas son creación y uso exclusivo de los dominicanos.

 

COMELONA – COMILONA

“. . .compartió una COMELONA en estrecha camaradería . . .”

En la frase reproducida más arriba ha de entenderse que esta comelona se refiere a la “comida abundante”, que la interpretación americana sugiere.

No hay que perder de vista que comelona en tanto adjetivo es una persona que come mucho. Por la terminación se entiende que se refiere a una persona del sexo femenino.

En ocasiones debe observarse cuidado al usar una u otra de las palabras, porque puede suceder que en algunos ambientes la comida abundante se conozca por “comilona”, aunque en otras hablas esa comida abundante sea una comelona. Las diferencias entre los significados de las dos palabras del título tienen historia.

De acuerdo con lo que puede leerse en el Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (1980-II-158) el vocablo comedor derivó del verbo comer y solo valía para la persona que comía mucho; años más tarde pasó a designar el lugar de comer. La palabra comilona llegó al español en fecha posterior a comelona.

En la actualidad el adjetivo comelón, na, en once países de América se usa para mencionar a la persona que el diccionario académico llama de comilón. El femenino comelona en República Dominicana y Venezuela equivale a “comida abundante”.

En República Dominicana de hace ya años se invitaba a una comelona para significar que era un convite a un banquete, pero de menor elegancia que este, aunque hubiese gran selección de manjares. Con eso se daba a entender que no era para degustar bocadillos, sino para comer sentados, con posibilidad de ingerir gran cantidad de alimentos.

Comelona es adjetivo femenino y además sustantivo en República Dominicana; así vale para caracterizar a la persona como para denominarla cuando esta come mucho.

En el español canario comelón equivale a glotón. El Tesoro léxico canario-americano (2010:334) documenta el uso con varias citas para ese archipiélago. La documentación americana con ese significado comienza a aparecer en los diccionarios de finales del siglo XIX; eso sugiere que el uso en el habla es muy anterior a esos años.

En cuanto a comelona, sustantivo femenino para comida muy abundante y variada, es significado común para Colombia, México, Nicaragua, República Dominicana y Venezuela. El Tesoro antes mencionado insinúa que con ese uso comenzó en América, pues su aparición documentada en Canarias es posterior a la americana.

El Diccionario ejemplificado del español de Cuba (2016-I-318) trae citas que confirman que comelón se usa para “persona que come mucho” y para “comida muy abundante y variada”. En Puerto Rico D. Augusto Malaret menciona a comelona para comida abundante y persona que come mucho en su Diccionario de provincialismos de Puerto Rico (1917:45). Con esta mención se comprueba que la significación que es habitual en las islas antillanas es de larga data.

Con las menciones acerca del español canario y el americano, así como su coincidencia en cuanto a peculiaridades, se trata de destacar que esas islas del Atlántico sirvieron de relevo para los viajes en ambas direcciones del habla española y americana.

A troche y moche/*a trocha y mocha, compromiso

Por Roberto E. Guzmán

 

A TROCHE Y MOCHE – *A TROCHA Y MOCHA

“. . . y a vivir de las limosnas que repartieron a TROCHA Y MOCHA . . .”

Lo que el hablante entiende por la locución adverbial varía demasiado en el español dominicano. Esta locución en el habla sirve para expresar casi cualquier idea. Más abajo se verá que es muy vieja en el español y se repasarán las significaciones que le son atribuidas, tanto por el hablante como por las autoridades de la lengua.

Antes de entrar en el meollo del asunto se hace necesario recordar que la locución reconocida internacionalmente es “a troche y moche”. El hablante de español dominicano que dice “a trocha y mocha” lo hace porque no reconoce ninguna troche ni menos moche. Sustituye las palabras desconocidas por palabra de su léxico activo, trocha y mocha.

La información más vieja que se ha conseguido para la locución data del castellano clásico cuando se escribía en una sola palabra “trochemoche”, o trochi, trochimoche: “sin orden ni concierto”. Glosario de castellano clásico (2003:174). En castellano antiguo existía el verbo intransitivo “trochar” que significaba “avanzar”. Diccionario de castellano antiguo (2002:284).

La mocha más conocida en República Dominicana es la herramienta de labranza para el corte de la caña de azúcar, que no tiene punta y la hoja es más ancha que la del machete; se llama así porque le falta la punta. Con respecto de la trocha los dominicanos identifican de inmediato dos cosas con ese nombre, la senda abierta en la maleza y el guante del receptor en el juego de beisbol. Esa sustitución de palabras que se opera en la locución se explica porque es un fenómeno natural es las lenguas; las palabras conocidas ejercen atracción sobre las desconocidas que llegan a ser reemplazadas por las primeras; o las más populares sustituyen a las menos frecuentes.

Si se recurre al diccionario de las academias de la lengua para satisfacer la curiosidad acerca de esta locución se encuentra que ese lexicón entiende que se utiliza para señalar que algo se hace o dice de manera “Disparatada e inconsideradamente”.

La locución se encuentra asentada en el Diccionario fraseológico documentado del español actual (2017:860) donde se lee que corresponde a decir o escribir, “Sin tino ni medida”. En República Dominicana se entiende que comunica el mensaje de “En todo momento”, así por lo menos en el texto que sirve de apoyo para su documentación. Diccionario fraseológico del español dominicano (2016:497).

Las diferentes interpretaciones de los significados de la locución no terminan ahí, pues el Gran diccionario de la lengua española de Larousse indica que expresa “con derroche o de forma irreflexiva”, con el equivalente, “a diestro y siniestro”. En otra parte de ese mismo diccionario asegura que se emplea para indicar que “una cosa se hace en gran cantidad y sin reflexionar”.

De acuerdo con lo que consigna el Diccionario integral del español de Argentina, (2008:1794) la expresión estudiada aquí informa que algo se hace “sin orden o límite”.

Por medio de la lectura de esta sección puede comprobarse que los hablantes de español dominicano no están equivocados al usar la locución con diferentes sentidos en sus conversaciones, como se escribió al principio de esta exposición, pues eso corresponde a la realidad de la lengua.

 

COMPROMISO

“. . . que se atribuyó a la presencia de COMPROMISO pulmonar persistente . . .”

En algunas ocasiones las personas que traducen documentos lo hacen sin reparar en que las palabras no pueden traducirse de modo directo, por una parecida; es decir, sin detenerse a pensar en que los significados entre las lenguas vecinas no siempre corresponden con aquellas palabras a las que se asemejan en su escritura. La idea condensada en las frases anteriores se despejará a continuación.

En el campo de la medicina, ese tipo de “compromiso” no existe en español. Lo que puede producirse es que se presente una “afectación, deterioro, insuficiencia, alteración”. Se está seguro de que quienes leen las palabras propuestas en español del campo médico, esas personas exclamarán, “Oh, es cierto”. Esto así porque esas palabras llevan consigo ideas propias de la medicina. Con respecto del pulmón y la cardiopulmonary compromise, se trata de una afectación cardiopulmonar o insuficiencia cardiorrespiratoria.

Es innegable que la intromisión de este tipo de “compromiso” ha llegado a tal punto que muchas personas pasan por alto el desliz. Así se expresa el Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina (2005:210) con respecto a este desacierto.

En otras situaciones la palabra del inglés compromise, pasa a ser un arreglo, una concesión, transacción, conciliación, avenencia, acuerdo, cesión, contemporización.

Muchos de estos sustantivos pueden ser usados acompañados de verbos que ayudan a comprender mejor el sentido de lo que se expresa o se desea expresar; sobre todo, al traducir el verbo del inglés.

Las combinaciones a que se recurren pueden ser muy variadas, pero se ofrecen algunas para aclarar algunas ideas al respecto. Así se acostumbra a “alcanzar o llegar a un arreglo”, “llegar a una avenencia”. Las circunstancias llevan a utilizar “hacer concesiones”, “atenuar las pretensiones”, “encontrar una fórmula conciliatoria”, etc.

Algunos verbos pueden transmitir la noción, como acordar, ceder, conciliar, transigir, conceder, convenir, asentir, contemporizar. Avenirse, acomodarse, amoldarse.

El compromise puede no ser más que una “obligación, una cita, una situación difícil, una participación (en proyecto), colaboración, cooperación (en una tarea).

En otro orden de ideas, el verbo compromise puede significar “poner en peligro”, comprometer, arriesgar, exponer.

Por medio de la lectura de lo que se ha vaciado en esta sección se entenderá que la labor de traducir no es asunto para tomar a la ligera.

Cachanchán / canchanchán, aguaje

Por Roberto E. Guzmán

 

CACHANCHÁN – CANCHANCHÁN

“Ellos también se rindieron a las energías desplegadas por las aspiraciones de su CACHANCHÁN . . .”

La voz del epígrafe no es una de larga historia en el español dominicano. Lo que le falta en tiempo de uso lo compensa con el uso intenso que de ella se hace en las conversaciones. Hasta en las reseñas, notas y artículos periodísticos se hace amplio uso de esta voz. Con esto último se destaca el salto que ha dado del habla a la literatura periodística. El último rasgo le confiere mayor permanencia y popularidad, pues los periódicos escritos y radiales son de amplia difusión en la República Dominicana.

La documentación recogida en el Tesoro léxico canario-americano (2010:214) señala que la palabra del título tuvo su origen en Cuba. D. Fernando Ortiz la consigna en su Nuevo catauro de cubanismos de 1923, pág. 101, donde él anota que significa, “Alcahuete. Servidor político incondicional”.  Ya antes Augusto Malaret había escrito que era usada en “jerga de politicastros”, en Cuba para, “Alcahuete, hombre de confianza”.

La palabra del título entró en el Diccionario de la lengua española (DLE) en la vigésima segunda edición, (2001-I-382) con la anotación de que era de uso en Cuba en el registro coloquial para expresar desprecio para, “Persona adulona, servil”.

La voz en cuestión permaneció en el uso y como tal aparece en los repertorios de voces cubanas. En el Diccionario ejemplificado del español de Cuba (2016-I-196) está catalogada con la marca gramatical de adjetivo y sustantivo como despectiva para, “Persona que adula o da la razón a otra, generalmente por servilismo o por interés personal”. (Subrayado de RG). En Puerto Rico el cachanchán no es más que un vago.

El Diccionario de americanismos (DAA) del 2010 incluye la República Dominicana (RD) junto a Cuba como los países donde se usa cachanchán para significar halaleva, con el señalamiento de que es de poco uso en ambos países. Este halaleva es un término anotado como obsoleto en ese diccionario que expresa, “Persona que adula a otra por interés o por servilismo”. Para RD ese lexicón escribe que cachanchán es la persona “que gusta de la juerga, de los tragos”. En otras palabras, es persona que parece inseparable de otra; cercana en amistad, trato o confianza.

Mediante el uso que se ha observado en el habla de los dominicanos, se piensa que la voz cachanchán no tiene ese rasgo despectivo tan pronunciado como lo tiene en el habla de los cubanos. El hablante dominicano se sirve de la voz para dar a entender que el cachanchán es una persona que acompaña a otra, que es su incondicional, que es su amigo; sin que ello implique que sea su subordinado. Se tiene entendido que el cachanchán dominicano es más un compañero de tragos, fiestas, actividades de la persona a quien acompaña, al tiempo que el cachanchán cubano es servil y adulón.

En República Dominicana se ha favorecido la voz canchanchán en el habla; si se observa con cuidado, tiene una letra ene /n/ extra en la primera sílaba. Es posible que esto haya sucedido como un efecto de la influencia del “can” a que son dados los hablantes de español dominicano. Para este vocablo el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española refiere que, en República Dominicana y Cuba, corresponde a adulón, na, en tanto sustantivo y adjetivo. La segunda acepción con la única función de sustantivo es, “Compinche, cómplice, compañero”. Repárese que con esta grafía no aparece en Puerto Rico.

Luego de haber leído lo que antecede, puede hacerse el ejercicio de buscar la razón que movió a los lexicógrafos a asentar las dos grafías con acepciones tan próximas una de otra. Solo bajo la influencia del uso pudo imponer estas dos grafías.

La intensidad en el uso de las palabras varía de acuerdo con las circunstancias. Esto puede notarse cuando se observa que se registró por primera vez la voz cachanchán en el año 1923 y su incorporación en el DLE en el 2001 fue luego de 60 años. Más tarde, en el año 2010 el DAA considera la voz de uso en tres países, con variantes en cuanto a su significación. En RD el uso aumentó a finales del siglo XX y ha continuado así a principios del siglo XXI.

 

AGUAJE

“. . . ya que ha ocurrido un AGUAJE en el acatamiento al recogimiento . . .”

Este vocablo de mucho uso en el español dominicano llamó la atención de quien escribe estas líneas desde cuando era un adolescente. Desde esos años despertó curiosidad el posible origen de este vocablo, pues a veces uno no se conforma con saber el significado de una voz, sino que desea además saber de dónde proviene.

Este vocablo como muchos otros pertenece a muchas variantes de español y no representa la misma noción en todas. En América puede observarse una tendencia en cuanto a lo que expresa el vocablo; es decir, existe cierta afinidad en cuanto al significado que se le atribuye; en casi todos los casos son solo pálidos matices de diferencias.

El Diccionario de la lengua española conoce de la palabra aguaje, pues está registrada en sus páginas con quince acepciones. Para los fines de esta exposición se retendrán las que interesan, las relativas al español de la cuenca del mar Caribe.

En Cuba, República Dominicana y Venezuela aguaje es “alarde, jactancia”. En Cuba y Puerto Rico se usa para llevar la idea de “bravuconada”. D. Ángel Rosenblat en Buenas y malas palabras (1974-I-63) escribe que un torero puede ser aguajero, “aficionado a los lances espectaculares, amigo de las morisquetas o del relumbrón”. En esa vena venezolana aguaje es un sustantivo masculino con el sentido, “Alarde o jactancia de lo que no se es o no se tiene”. Los testimonios de uso para ese país se remontan al año 1939. En ese país el aguajero está documentado en literatura desde el año 1966. Diccionario de venezolanismos (1983-I-16-7).

Como sucede en las lenguas, con el vocablo aquí estudiado en Cuba se ha observado una evolución en los significados que el uso le asigna. Allí se recogió en tanto “ostentación, pose. Bravuconería”. El habla popular cubana de hoy (1982:33). También añadió la acción del bravucón, que como puede observarse se conocía en Puerto Rico desde el año 1923. D. Augusto Malaret trae la voz aguaje en su Diccionario de provincialismos de Puerto Rico (1923:18), “Amenaza que no tiene valor. Mentira”. Estas dos acepciones las documentó en el Vocabulario de Puerto Rico (1955:80). Hay que señalar que la acepción de “mentira” como tal ha perdido fuerza. Más tarde en Cuba la voz se enriqueció y pasó a ser “alboroto o agitación que produce un acontecimiento inesperado”.

Ha de prestarse atención al empleo de aguaje que se hace en la cita, pues debe aceptarse en tanto pose de acatamiento al recogimiento. Es un “hacer creer” a los demás, una actitud afectada. Es una postura o conducta “con que se engaña a alguien”. La frase entrecomillada se extrajo del Diccionario de hispanoamericanismos (1997:29), donde se la usa para definir el aguaje.

No hay que olvidar que el aguajero no existe documentado en Cuba; es propio de Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela, corresponde al individuo “que hace o dice aguajes”. Hay que dejar ahí lo concerniente a aguajero porque existe bastante material para dedicarle un aparte.

Desguabinar(se), féretro / sarcófago, rosca izquierda

Por Roberto E. Guzmán

 

DESGUABINAR(SE)

“La ´triste verdad´ es que la pandemia ha DESGUABINADO la industria . . .”

El verbo desguabinar(se) no pertenece solamente al español dominicano. Los dominicanos comparten la palabra con los cubanos, panameños y puertorriqueños. La diferencia entre estos países surge con respecto de las acepciones que se le han reconocido.

Antes de adentrarse en el estudio propio de la palabra, hay que mencionar que en el español reconocido por la Real Academia aparece un verbo con una grafía que no es muy alejada de la de desguabinarse, es el verbo desguabilar que lleva consigo acepciones parecidas a las del verbo estudiado aquí.

La Real Academia en su diccionario entiende que el verbo desguabilar es de uso en Honduras y Nicaragua. En ambos países significa, “Destrozar o desmontar desordenadamente un aparato eléctrico o un automóvil”. En Honduras sirve para expresar “desvencijar”, que sigue a las acepciones anteriores por su parecido. Las demás acepciones de Nicaragua no se mencionan porque no guardan relación con los significados ya señalados.

Este desvencijar en su primera acepción se define entre otras características por, “desconcertar las partes de algo que estaban y debían estar unidas”. El verbo es de uso también en República Dominicana con el significado ya mencionado.

En el Diccionario de americanismos (DAA) para el verbo del título se consigna que en Cuba y Panamá es, “Desarmar(se), deshacer(se), descalabrar(se) una persona algo o alguien”. Esos usos son conocidos en el habla de los dominicanos en funciones transitivas, al tiempo que en funciones intransitivas pronominales es, “Desarmarse o deshacerse una cosa”; que es un uso reconocido en Cuba y Panamá.

El último diccionario mencionado, para Puerto Rico ofrece verbos equivalentes para desguabinar(se), “desvencijar, acobardarse, rendirse”; así como “causar daño”. El verbo desguabinar, en tanto intransitivo en el español dominicano es “desfallecer”. Esta acepción es exclusiva de los dominicanos en su habla.

El verbo desguabinar ha procreado descendencia en República Dominicana, el adjetivo desguabinado, da cuya significación se deduce del verbo con facilidad, excepto cuando se aplica a una persona, en cuyos casos es “maltrecha, en malas condiciones físicas” o, “cansada, debilitada”. El sustantivo correspondiente es desguabine que se utiliza para “Falta de fuerzas”. Algo que llama la atención con respecto a este sustantivo es que en el DAA se consigna “deguabine”, sin la ese /s/, lo que refleja con fidelidad la forma de enunciarlo un dominicano en su habla. La definición que consta para esa voz es, “agotamiento, cansancio extremo”.

Los dos verbos mencionados desde el principio en esta sección, desguabilar, desguabinar, son  conocidos en América desde hace más de ochenta años. D. Francisco Santamaría en su Diccionario general de americanismos (1942-I-567) los menciona. El verbo desguabilar entró en el diccionario oficial de la lengua española en la edición del año 2001.

En el diccionario de americanismos de Santamaría, 1942, para desguabilar solo constaba Cuba con el sentido de “desarreglar, decuajaringar”. Desguabinar se conocía en Puerto Rico y en Tabasco, México, para “desencuadernar, desarmar, desvencijar, dislocar”. Mediante la lectura de lo que antecede puede comprobarse como las acepciones y los países han cambiado. Estos cambios forman parte de fenómenos naturales propios de las lenguas vivas.

 

FÉRETRO – SARCÓFAGO

“Al llegar el SARCÓFAGO fue colocado en capilla ardiente . . .”

Hay que imaginar todo el inconveniente que tuvieron las personas que transportaron el sarcófago. Las dificultades para el transporte se mencionan porque el sarcófago es una “obra por lo común de piedra que se construye levantada del suelo para dar en ella sepultura al cadáver de una o más personas”.

Con la definición anterior que se ha sacado del diccionario académico de la lengua española, puede uno darse cuenta enseguida de que eso de llevar un sarcófago a una capilla de una iglesia o, a una cámara para velar un cadáver o tributarle honras fúnebres es un traslado que linda en lo imposible.

En el título se incluyó la palabra féretro porque es la caja en que se deposita o lleva a enterrar un muerto. Pudo también escribirse ataúd, que es una caja ordinariamente de madera para los mismos propósitos. En algunos países usan la palabra cajón para designar el mismo objeto, es decir, para denominar la caja de madera para enterrar o incinerar el cadáver.

El vocablo que se elige para llamar el recipiente en que se coloca el cuerpo sin vida depende en muchos casos de los recursos económicos del fallecido o de sus familiares.

En el cuerpo de esta sección se han mencionado tres voces diferentes para denominarlo y cada una de ellas tiene origen diferente. Ataúd proviene del árabe hispánico; caja del latín y sarcófago del griego a través del latín, así como féretro.  Ha de tenerse en cuenta que sarcófago no es necesariamente sinónimo de mausoleo, a menos que aquel sea un sepulcro suntuoso, esto es, grande y costoso.

Hay que observar mayor cuidado al redactar para no llegar a describir situaciones casi imposibles de practicar en la realidad, por no escribir imposible, como sucedió en la cita.

 

ROSCA IZQUIERDA

¿Quién podrá volver a convencer al querido ROSCA IZQUIERDA de . . .”

Un individuo “rosca izquierda” es aquel “que suele llevar la contraria, conflictiva, de trato difícil o quisquilloso”. Solo en el habla de los dominicanos se emplea la locución sustantiva, adjetiva para aplicársela a una persona con ese significado. Diccionario del español dominicano (2013:609). Cuando se aplica a una cosa con ella se expresa que gira en sentido contrario a las manecillas del reloj.

Hay que tener cuidado con el uso de la locución en algunos países, pues si se califica a un hombre “de rosca izquierda”, se comunica que ese hombre es homosexual, así como decir o escribir que el hombre es “de izquierda”. No siempre la izquierda es política.

Con la rosca y con la izquierda hay que observar cautela. Con la izquierda por la connotación que tiene esa orientación en política. Con rosca porque es “actividades sexuales que realizan más de dos personas juntas”. Diccionario ejemplificado del español de Cuba (2016-II-408). De acuerdo con lo que consigna el Diccionario del español de Cuba (2000:468) a esa actividad llaman de “cuadro”. El habla cubana se sirve de la palabra rosca para indicar que alguien se extralimita, “pasarse de rosca”. Diccionario mayor de cubanismos (1999:605).

La rosca tiene su incursión en política, pues en Venezuela se llama con el sustantivo la “camarilla que ejerce predominio económico, político o de cualquier índole, en forma exclusiva”, sin alusiones a grupo dominicano alguno. Además, en Venezuela usan la locución verbal “darle rosca” en sentido figurado para aplicado a cosa, significar “usarlo mucho”. Diccionario de venezolanismos (1993-III-77-8).

Con el sentido de camarilla señalado para Venezuela, se emplea también en siete países más, conforme escribe el Diccionario de americanismos del 2010 de ASALE.

Planchar, challenge

Por Roberto E. Guzmán

 

PLANCHAR

” Los han PLANCHADO”. [Los habitantes de un lugar esperaban la construcción de obras].

El verbo planchar se encuentra en esta frase utilizado de una manera que no refleja su significado de origen. El modo en que se usa aquí comenzó en México y entró en el Diccionario de la lengua española en la edición correspondiente al año 2001.

En México se acepta este verbo con el sentido de, “Dejar a alguien esperando”. Antes de lograr su entrada en el lexicón mayor de la lengua, este tipo de uso ya había logrado llegar a otras variantes del español americano.

En el habla de los dominicanos D. Emilio Rodríguez Demorizi recoge la palabra plancha para expresar “desplante”. Así consta en la obra Del vocabulario dominicano (1983:206).

El autor de estas notas puede dar testimonio de que en el habla de los jóvenes se usaba desde los años sesenta del siglo XX la locución verbal “hacer plancha” para significar, “Dejar a alguien plantado, darle un plantón”. Esta locución da a entender, “no cumplir con lo convenido”. Diccionario fraseológico del español dominicano (2016:407).

La locución era de uso en República Dominicana para “dejar esperando” desde los años sesenta del siglo XX. Ser usaba sobre todo en los casos en que una persona no asistía a una cita convenida con anterioridad. En México la recoge D. Francisco Santamaría en su Diccionario general de americanismos (1942-II-499). Esta fecha de edición del mencionado diccionario da a entender que en ese país se conocía desde antes de ese año.

En la actualidad el verbo planchar tiene otras acepciones en el español reconocido por las Academias. El verbo y el sustantivo plancha han formado locuciones en los diferentes países de habla hispana.

Algunas de estas significaciones junto con las locuciones se han incorporado a los diccionarios académicos de acuerdo con la categoría y sentido correspondientes. En Cuba, por ejemplo, el verbo planchar es, “romper la relación amorosa con alguien”. En el registro coloquial en ese país expresa, “excluir a alguien de una tarea en equipo”; “rechazar una idea o una propuesta por considerarla inadecuada”. En El Salvador sirve para decir, tener un hombre relaciones sexuales con una mujer.

Tengo un amigo soltero de edad avanzada que presume de llevar a la cama a señoras añosas que fueron reinas y concursantes en certámenes de belleza. En tono jocoso le he dicho que “está planchando arrugas”. Mediante la lectura de lo expuesto más arriba puede comprobarse que la acción primitiva de pasar la plancha caliente sobre la ropa llegó lejos.

 

CHALLENGE

“. . . no escriben, ni hacen CHALLENGE, ni publican fotografía al respecto”.

“. . . prefieren el reality show, la comedia, hacer de un CHALLENGE un festival de ridiculez”.

La introducción de una voz extranjera es una claudicación en la redacción en español en las frases transcritas más arriba. Sin necesidad de llegar a extremos en esta sección se repasarán los diferentes casos en los que en inglés se utiliza challenge y la palabra española que debe usarse en esos casos, que no es una sola, para así servir el propósito de transmitir con exactitud el mensaje.

Hasta el presente los traductores y autores de noticias refritas del inglés han interpretado la palabra del inglés con el uso exclusivo de dos vocablos del español, “desafío, reto”. Esa limitación denota falta de imaginación y de análisis.

Como la voz es extranjera, extraña al español tradicional, hay que comenzar despejando sus orígenes en esas lenguas de las cuales procede, pasando por la que la ha popularizado en el mundo, para llegar a su intromisión al español.

En inglés la voz challenge existe desde el siglo XIV. Provino del antiguo francés, del siglo XI, con el sentido de défi, que corresponde al español desafío. Al francés regresó transformada en el siglo XVI, en el campo deportivo. Es con el sentido figurado como se la encuentra con mayor frecuencia en las lenguas modernas. En el español se ha traducido casi siempre por dos palabras, desafío y reto. Ese desafío perteneció a la Edad Media y luego revivió en las competencias deportivas en el siglo XIX, cuando se entregaban trofeos a los vencedores. Como un dato curioso puede mencionarse que el verbo retar pasó por un período en que se consideró arcaísmo léxico en el español peninsular. El español americano lo trajo al uso actual.

En el mundo moderno en español deben evaluarse las situaciones en las que se presenta la voz del inglés para no permanecer traduciendo siempre por las dos palabras antes mencionadas, cuando en realidad esas no transmiten exactamente el mensaje.

Al evaluar los “desafíos” de la naturaleza, por ejemplo, puede constatarse que no se trata en puridad de “desafíos”, sino de pruebas, obstáculos, dificultades que el ser humano tiene que vencer o a los que tiene que sobreponerse.

Si se trata de algo como una tarea que debe cumplirse o realizarse y esta presenta problemas, no hay necesidad de decir que es un reto o desafío, sino simplemente que es un problema que hay que resolver.

En algunos casos sencillos, puede representarse el famoso challenge simplemente como tarea, si se considera que es complicada la tarea, puede usarse tarea difícil. Si no es una tarea, es posible que se use un término más general, cosa difícil, algo que hay que resolver.

Otra opción que se presenta en español es utilizar la palabra empresa, si se tiene en cuenta que una empresa, según el Diccionario de la lengua española es, “Acción o tarea que entraña dificultad . . .” Al definir el término empresa la Real Academia al final escribe, “. . . cuya ejecución requiere decisión y esfuerzo”.

En otros casos lo que en inglés denominan un challenge no es más que una prueba, que puede ser adornada con algunos calificativos, como prueba difícil, porque es algo que expone al sujeto a prueba ante una situación en que debe demostrar su suficiencia.

Si requiere decisión puede considerarse que el actor está en un trance.

A veces se trata simplemente de oportunidades que presenta el destino o la vida y no hay lugar a escandalizar con respecto a eso.  Esas oportunidades ofrecen la ocasión de demostrar aptitudes o de mostrar creatividad, ingenio, inteligencia, sin que haya necesidad de recurrir a más de lo mismo.

En el ámbito tecnológico muchas veces se trata de hacer frente a exigencias, apremios que surgen como consecuencia de los adelantos y expectativas de los consumidores.

En política internacional se recurre en inglés a la voz en cuestión cuando en español puede traducirse el panorama de la acción, algo que puede definirse como una amenaza, o, un peligro. Esto claro, dependerá de la gravedad de las acciones o de la terminología empleada al describirla.

Si las acciones son más serias, hay que describirlas o evaluarlas en su real dimensión y escribir que se trata de un ataque u ofensiva. Entre personas es muy posible que lo que afronta una persona sea una simple oposición que puede obedecer a una rivalidad o competencia que se ha de encarar.

Se recuerda en este lugar que se mencionó antes que la voz inglesa entró desde temprano en el mundo de los deportes, allí se habla de competición, sin necesidad de escribir o decir la voz del inglés. Los deportistas pueden participar en una competencia.

La misma receta puede aplicarse para la palabra challenger, vale decir, antes de traducir pensar, analizar, ponderar, evaluar y luego decidir cuál es la palabra del español que representa mejor eso de lo que se habla.

Cotorra, calipso, andanada / hondanada

Por Roberto E. Guzmán

COTORRA

“La situación no admite COTORRA alguna. . .”

Se presume que la frase de la cita puede producir desazón en la mente de algunos lectores, especialmente si estos no están habituados a practicar el español dominicano. Esta cotorra en este sitio no tiene explicación posible a la luz del español internacional. Más abajo se disiparán estas dudas mediante la explicación del significado de esta “cotorra” en el habla de los dominicanos.

Para el común de dominicanos la cotorra o perico es el animal capaz de hablar, o de aprender a hablar. De allí es de donde, con un poco de exageración, se use para destacar que una persona habla mucho, por eso se dice que habla como una cotorra, o es una cotorra.

Como casi siempre ocurre en las lenguas, especialmente en español, la mujer lleva la peor parte; es decir, que cuando una mujer es una cotorra no solamente puede referirse a su locuacidad, sino a su aspecto, “mujer vieja y fea”. Diccionario del español dominicano (2013:220).

En tanto sustantivo cotorra se entiende entre otras significaciones por “palabrería para convencer a alguien”. De esta específica acepción se desprende la locución adverbial “a cotorra”, para significar “con palabrería, hablando mucho”. La otra locución del mismo tipo es “dar cotorra” que transmite la idea de “convencer con palabrería”.

En dependencia de los países, cotorra puede ser “persona habladora”, mujer soltera, pasando por “conversación larga y fastidiosa” en Venezuela para terminar significando “vulva, mentira, pene”. Es una verdadera pena que el hablante haya llevado el nombre del pobre animal a estos extremos tan alejados de su naturaleza.

Como puede comprobarse mediante la lectura de lo expuesto más arriba, en muchos países interpretarán derecho el mensaje de la cita. La interpretación de la cita es, “La situación no admite palabrerías, conversación para convencer, pues se considerará fastidiosa”.

 

CALIPSO

“. . . aquel que recogió los CALISOS y las chancletas ahogadas . . .”

Esta voz, que se ha recogido con la grafía calipso en los diccionarios produce intriga en el espíritu de los curiosos acerca del idioma. La mayoría de los hablantes de varias lenguas entienden lo que es un calypso, voz extraña al español, que no mantiene relación alguna con lo que representa el calipso dominicano. Este mondongo se desenredará en el curso de esta exposición.

El calipso dominicano, así, con esa entremetida letra pe /p/ en su interior es una sandalia, una “Chancla, zapatilla abierta de plástico con unas tiritas que se colocan entre los dedos”. Ese es el calipso que consigna el Diccionario del español dominicano (2013:133). Esta chancla es una chancleta sin talón, de material blando y ligero.

El calipso que recuerda este curioso del español, que escribe esto, era o es una chancleta que solo llevaba una parte sujetadora de la parte delantera de la suela, que pasaba entre el dedo gordo del pie y el próximo a este, que se dividía en dos tiras más que pasaban a cada lado del pie por encima del empeine, para engarzar por encima del pie a ambos lados y sujetar la suela. Este calipso era fabricado con material sintético blando.

Vale la pena que uno se pregunte cómo el nombre de un ritmo musical termina haciendo de nombre de una sandalia. La única explicación posible es la coincidencia entre el auge de la popularidad del ritmo y el de las descritas sandalias o chancletas. Esta explicación se ofrece ante la realidad de que no hay otra mejor. Además, se puede añadir que se fue testigo de ambos fenómenos, el de la música y el de la aparición del calzado abierto sin talón.

Con alguna relación o sin ella entre el nombre y el objeto, el nombre es un hecho concreto que no admite negación. Este es un ejemplo de cómo el uso puede imponer un nombre por encima de la razón y lograr que este perdure en la memoria de los hablantes.

 

ANDANADA – HONDANADA

“. . . que le ha caído a la autora de la . . . con una HONDANADA de críticas . . .»

Los errores al redactar pueden ser de todas clases y colores. Unos son menores y otros mayores. La suerte para los redactores descuidados es que la inteligencia humana tiende a enmendar las faltas, omisiones y errores. Pero no es justo colocar el fardo de la comprensión del mensaje exclusivamente sobre los hombros de los lectores. El emisor y el receptor tiene cada uno su cuota de responsabilidad para hacer comprensible la comunicación.

El redactor de esta perla fue quien cayó en la hondonada, que es la parte del terreno que está más honda que la que la rodea, como expresa el Gran diccionario de la lengua española.

Para enmendar el texto se propone sustituir el desacierto por la palabra “andanada” que se entiende que de acuerdo con lo que se halla en el diccionario antes mencionado, en este caso puede tomarse en tanto, “fila o capa de cosas colocadas en serie”. La Real Academia de la Lengua expone acepciones que se avienen mejor al propósito de esta enmienda, pues de ellas pueden extraerse palabras esclarecedoras, “Aluvión de palabras o gritos de reprobación”. En el registro coloquial esa corporación entiende que vale para expresar, “Reprensión, reconvención agria y severa”.

Aquí se puede exhibir benignidad y expresar que el error no vale una andanada de censura y desaprobación, aunque sí de amonestación.

Desguañangar, atolladero, engranojarse / engranujarse

Por Roberto E. Guzmán

DESGUAÑANGAR

“No obstante, la DESGUAÑANGÓ, teniendo que recurrir a severos ajustes”.

El verbo desguañangar es importante en el habla de los dominicanos. Es muy usado en las conversaciones y hasta puede trascender a la prensa como demuestra la cita. Tal y como se verá más adelante este verbo ha producido sus sustantivo y adjetivo correspondientes.

En el Diccionario de la lengua española (DLE) la voz desguañangar aparece con la mención de uso en siete países y una región en los que se conoce y usa, pero la República Dominicana no consta en esa lista, aunque figura quizás englobada en la región de las Antillas.

En el Diccionario de americanismos de la misma institución del diccionario más arriba mencionado consta la República Dominicana en la lista. Así se reparó la omisión anterior. En este diccionario aparece con varias acepciones; algunas de ellas que no aparecen en el diccionario oficial de la lengua.

Las acepciones más conocidas para la voz en estudio son, “desvencijar, estropear”. En función de verbo intransitivo pronominal equivale a “desguabinarse”, para el habla de los dominicanos. En otros países el verbo tiene sinónimos que son desconocidos del hablante dominicano. Para los hablantes de español dominicano “descuajaringar” es equivalente de “desguañangar” como afirma el DLE para los siete países y una región como se escribió antes.

El penúltimo verbo mencionado, “descuajaringar” en el habla de los dominicanos sirve para expresar en funciones intransitivas pronominales “Descuidar alguien su aspecto o su forma de vestir”. Así aparece en el Diccionario del español dominicano (2013:252).

Tal y como se señaló antes, el verbo examinado aquí es importante en el habla de los dominicanos porque el adjetivo “desguañangado, da”, referido a persona expresa “debilitada, agotada; desaliñada, descuidada en el vestir”.

Se anunció al principio de esta sección, los derivados del verbo son importantes para el hablante del modo en que puede apreciarse. Desguañangar(se) es “estropear, romper”. Posee otros matices en tanto verbo transitivo, pues es también, “hacer daño a alguien”. En tanto verbo intransitivo pronominal es “estropearse, romperse una cosa”; así como, “hacerse daño una persona”.

El cotejo de “descuajaringado y “desguañangado” permite encontrar que el primero de los dos es “descuidar alguien su aspecto o su forma de vestir”, y el segundo en su segunda acepción, “Referido a persona, desaliñada, descuidada en el vestir”.

En cuanto a las acepciones anteriores para desguañangarse se está de acuerdo; no obstante, se ha oído el verbo usado para una cosa que se desarma con el mal uso, con el abuso, sobre todo en vehículos de motor, que a veces, comienzan a perder piezas. Lo importante en este señalamiento es que las partes no se separan solas, sino por el exceso de uso o por el descuido durante el uso.

Antes de concluir estas notas vale que se pregunte si se ha oído alguna vez la voz “desguañingado” como sinónimo de desguañangado, pero sobre todo para aplicárselo a personas, no a cosas. Es natural que esta voz provenga de “desguañingar”, con sus sustantivo correspondiente “desguañingue”.

 

ATOLLADERO

“. . . podría ayudarnos a sacar el muerto del ATOLLADERO . . .”

El sustantivo atolladero aparece registrado en el Diccionario de la lengua española, que a veces en estos escritos se denomina diccionario oficial del español. Ahí, en ese diccionario se ofrece un equivalente para atolladero, atascadero.

La razón por la que se trae esta palabra a estos comentarios acerca de la lengua es porque en el español dominicano existen algunas palabras relacionadas con atolladero. Entre esas palabras está el “tollo” de los dominicanos, así como tolloso.

El tollo es una “suciedad, desorden”; además, es un “lío, enredo”. Tollosa es la cosa “desordenada, confusa, descuidada” y la persona “que trabaja malamente y sin cuidado”. Todas estas definiciones pertenecen al Diccionario del español dominicano (2013:664).

El “atolladero” internacional es lodazal; en ese aspecto se piensa que existe un punto en que se tocan el atolladero y el tollo. El lodazal es sucio, al tiempo que el tollo es suciedad.

El Diccionario del español actual (1999-I-506), asienta una acepción para atolladero que acerca aún más los conceptos dominicano e internacional de palabras relacionadas. La segunda acepción en ese lexicón es “Situación apurada o comprometida de la que es difícil salir”. Ahí está el “lío, enredo” del tollo dominicano. Esa es la situación incómoda del lío. El enredo del que es difícil salir.

Los dominicanos en su habla utilizan un verbo que no se ha considerado como merece, entollar, que es ensuciar, en su acepción directa, y, de modo figurado es enredar. Este entollar se aproxima al verbo atollar de los costarricenses, quienes usan el último verbo para “meter en un enredo”. Ese es el lío o enredo de los dominicanos.

No todas las veces pueden encontrarse o descubrirse los vínculos y similitudes que existen entre voces del español dominicano y las que pertenecen al español general, pero en este caso la relación se presenta de modo directo y sin duda.

 

ENGRANOJARSE – ENGRANUJARSE

“. . .la piel se me eriza, se me pone de gallina, me ENGRANUJO de arriba abajo”.

El primero de los dos verbos del título es un verbo de uso solamente en el habla de los dominicanos. Así consta en el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española.

Es posible que a otros hablantes de español dominicano le suceda lo que le sucedió al autor de estas notas; hasta la edad adulta no conoció otro verbo que no fuera engranojarse para “erizarse el vello de la piel”.

El verbo engranojarse consta de tres acepciones en el Diccionario de americanismos, para la aparición de sarpullido en la piel, para emocionarse y la que se copió antes.

Algunos diccionarios que se precian de ser de español general ni siquiera se toman la molestia de inventariar el verbo engranujar. Este verbo es “llenarse granos” y “hacerse granuja”.

Es hasta cierto punto natural que el hablante de español dominicano favorezca el modo de expresarse con el verbo engranojarse, porque lo que sucede con su piel se parece a la situación que presenta la piel cuando se llena de granos, cuando en realidad se levantan los vellos, se erizan.

La fuerza de la palabra grano atrajo hacía sí el verbo engranujarse, para formar el verbo dominicano “engranojarse”, pues el hablante no se identificaba con “granu” y, sí con grano, que sugería algo conocido con un significado semejante a lo que el hablante deseaba expresar.

Otra razón para explicar la ausencia del verbo engranujarse del español hablado dominicano es que la palabra “granuja” no es de uso común en esta habla; por lo tanto, el hablante de esta variedad de español no encuentra palabra patrimonial del español para relacionarla con el verbo engranujar. Este fenómeno que se explica, se produce con harta frecuencia en español y hasta en otras lenguas. Algunas palabras que se originaron de este modo terminaron adquiriendo carta de naturaleza en la lengua española.

No hay que escandalizarse si alguien utiliza en español dominicano el verbo engranojarse para significar que el vello se eriza, que la piel adquiere característica parecida a la piel llena de granos.

El verbo engranojarse del español dominicano parece que no es muy viejo, pues no aparece en las obras de recolección de voces dominicanas hasta el año 2002, cuando D. Esteban Deive lo coloca en su Diccionario de dominicanismos (202:85) y lo califica de barbarismo por engranujarse. Este barbarismo es de índole etimológica, pues el verbo lleva en español la base “granu” y no grano como ha pensado el hablante dominicano.

Para concluir con esta voz, puede aducirse que es posible que el hablante de español dominicano haya pensado que este grano de engranojarse es un simple abultamiento pasajero, que produce el vello al erizarse.