Majar, muñequito, cabezote

Por Roberto E. Guzmán

MAJAR

“La hora de la quietud y de hablar en vez de MAJAR”.

Este verbo puede desconcertar a muchos hispanohablantes. Es posible que les cueste un poco de esfuerzo poder encontrar el sentido que tiene el verbo en el habla dominicana. El fin que se persigue en esta sección es abundar sobre este verbo, sobre todo en el sentido en que lo emplea el hablante dominicano en ocasiones especiales.

Algunas personas piensan que estudiar voces que reemplazan los vocablos tenidos por tabúes es solo tarea de indecorosos. Grandes tratadistas del lenguaje al estudiar todos los aspectos de este han tenido que ocuparse del eufemismo como forma cultivada del tabú verbal.

La costumbre de disfrazar con nombres diferentes algunas acciones de la vida han dependido del nivel moralista de las normas sociales; estas han dictado respeto excesivo ante conceptos tabúes. Al contrario, cuando se produce una época de tolerancia social se produce el efecto contrario, se desnudan los actos y se relaja el lenguaje.

Los actos sexuales forman parte de este grupo de tabúes y los nombres tras los cuales se ocultan forman parte de una reacción de delicadeza y decencia. En algunas situaciones los hablantes añaden un rasgo de jocosidad a la voz que encubre el hecho que se evita mencionar.

En otras ocasiones, las formas sustitutivas para la evocación de los conceptos proscritos, puede adoptar una connotación negativa, de censura.

En el caso del verbo del título hay que buscar una idea asociativa del verbo majar con la realización del coito para explicar que se haya tomado ese verbo para sustituir la palabra que se evita. La idea que el hablante se hace es que durante este acto generalmente una persona recurre a movimientos que pueden evocar los golpes o el movimiento que se realiza para aplastar en el verbo majar.

 

MUÑEQUITO

“. . . como dibujaban a los presos en los MUÑQUITOS de antes”.

Los muñequitos modernos, en cuadernillos, son muy diferentes a los de antes. Los personajes han cambiado. Los temas han variado. Todos estos cambios van aparejados con los que experimenta la sociedad.

Las historietas gráficas son conocidas con el nombre muñequitos en República Dominicana. En el español peninsular utilizan el nombre tebeo para denominar la publicación en series de dibujos. En principio esta es una publicación para un público infantil, o por lo menos joven.

Quien escribe estos comentarios confiesa que fue solo después de muchos años de vida fue cuando se enteró de que la palabra muñequito no era conocida para denominar este tipo de publicación en todo el mundo hispanohablante. No hace muchos años aprendió que en España utilizan esa palabra extraña, tebeo, que deriva de TBO nombre de una revista española.

En el habla de los dominicanos existió otra voz para nombrar los dibujos con textos que narraban una historia o un cuento, paquito.

En el español internacional entró la voz cómic del inglés en la edición del Diccionario de la Real Academia en el edición del año 1992. En inglés se había documentado la tira cómica, comics, desde el año 1910. La combinación comic strip apareció en el año 1920 en esa lengua. El anglicismo comics penetró en francés en el año 1948, a pesar de que existe en esa lengua bande dessinée.

Las películas de dibujos animados también se conocen con el nombre muñequitos en República Dominicana, así como en cinco otros países de América. Del mismo modo, los dibujos en una sección de un periódico reciben este nombre.

En algunas situaciones el hablante de español dominicano no se siente conforme con lo que expresa una palabra del español general y exagera el significado de esta usándola en diminutivo, de donde muñequito se usa también para aumentar la falta de carácter de una persona.

 

CABEZOTE

“. . . la institución procedió a presentar querella formal en contra de la empresa propietaria del camión CABEZOTE. . .”

Hay varios cabezotes. Algunos son más conocidos que otros. La intención en esta sección es llegar a la cabezote del español dominicano después de pasar revisión a los otros cabezotes.

El vocablo cabezote que registra el diccionario paradigmático del español internacional es el que se conoce en Cuba, Canarias y Andalucía. La acepción es muy clara, “Piedra sin labrar y de buen tamaño empleada en mampostería”.

Si bien este vocablo no se originó en Cuba, hasta la edición del Diccionario de la Real Academia del año 1970 se reconocía como voz de Cuba y Andalucía. Esto, no obstante que algunos tratadistas de la lengua lo habían recogido con anterioridad a esos años en el habla peninsular.

Ese cabezote llegó muy temprano al habla cubana, pues consta ya en el diccionario de Pichardo de 1836 y en el Diccionario cubano de José Miguel Macías (1885-I-211).

En República Dominicano hay otro cabezote. El cabezote dominicano deriva su nombre del hecho de colocarse a la cabeza. Es un vehículo automotor sobre gomas, con gran capacidad de tracción que se emplea para tirar o arrastrar remolques sobre gomas. Solo en el habla de los dominicanos se llama a esta máquina cabezote.

En otros países de América llaman “cabezal” a este vehículo. Esta denominación también alude al vocablo cabeza.

A pesar de que el cabezote corresponde a la cabina con el motor y los dispositivos de mando, en el habla dominicana denomina también al todo, es decir, esta parte que tira de la plataforma o elemento de carga, así como al conjunto.

Chirola, calabazo, cuchucientos

Por Roberto E. Guzmán

CHIROLA

“… se pasará tres años sin salir de la CHIROLA…”.

Hace muchos años ya que la voz chirola pasó a formar parte del léxico de los dominicanos. Se recuerda que al principio se utilizaba la voz con un matiz de picardía, para sonreír ante la posibilidad de acabar encerrado. Más tarde se la tomó más en serio y dejó de ser una voz para referirse con burla al encierro forzoso.

La secuencia de apariciones en la literatura y en los medios escritos sugieren que la voz chirola hizo su aparición en Puerto Rico. La primera documentación encontrada a este respecto es de 1936; así consta en el Tesoro lexicográfico del español de Puerto Rico.

Al habla de los dominicanos esta voz se sumó bastante temprano, pues ya en el año 1940 M. Patín Maceo la consigna en Americanismos en el lenguaje dominicano. Reconoce este autor en esa obra que chirola es voz vigente en Puerto Rico y en Santo Domingo. Ofrece Patín los sinónimos “chirona, cárcel” para la referida voz.

La velocidad con que se propagó la voz queda confirmada cuando ya en el año 1945 F. Santamaría la recoge en su Diccionario general de americanismos (1942-I-518), para Tabasco, México. La secuencia de los años de estas publicaciones hace pensar que la voz pasó de las Antillas hispanohablantes al continente.

Una vez que penetró en el habla de los centroamericanos era de esperarse que pasara a otras hablas de países adyacentes. En el año 1947 aparece documentada en Panamá El panameño visto a través de su lenguaje (1947:196). En Costa Rica apareció la voz inventariada en el año 2011 en A lo tico costarriqueñismos y otras vainas (2011:94).

Aunque no se ha establecido la posible relación en el origen entre la voz americana chirola y la más antigua chirona, ambas para cárcel, es probable que la americana tenga deuda con la patrimonial que consta en el edición del Diccionario de la lengua española desde el año 1884.

 

CALABAZO

“El higüero es un vegetal de forma ovalada y los campesinos los usan para hacer . . . cucharas y CALABAZOS para cargar agua”.

El progreso económico, unido a los avances industriales determinan la desaparición de algunos objetos y así mismo, eso hacen con algunas palabras que las designan al convertir unos y otras en obsoletos. Con la lectura de la frase anterior puede colegirse lo que se piensa acerca de la palabra del título.

La palabra calabazo casi ha desaparecido del vocabulario activo del hablante dominicano. Un calabazo, el objeto de este nombre, es una rareza en la vida moderna. Subsiste más en la actualidad como artículo de artesanía.

En el español americano hay varios tipos de calabazos. En varios países americanos el calabazo es un tipo de vasija o recipiente.

La palabra calabaza es de origen desconocido; a pesar de esto, existe en los tres romances hispánicos. A través de su historia pasó por diferentes representaciones gráficas, con pequeñas diferencias en su ortografía, algo normal en la evolución de las lenguas.

No puede pretenderse que el calabazo recipiente para líquidos haya tenido su origen en América. Con esta función lo usaban ya los canarios y es probable que de allí pasara a América. La primera documentación americana es de Pichardo quien reconoce el calabazo como instrumento musical conocido también con el nombre de güiro.

El calabazo dominicano, la vasija, se hace de la fruta de la higüera. Se confecciona con el casco seco del fruto de la higuera. Oviedo y Pedro Mártir utilizan el nombre higüero para designar el árbol productor del fruto llamado higüera y advertían estos escritores que no debía de confundirse con higuero o higuera. Lexicografía antillana (1914:305).

El vecino país, Haití, reconoce el recipiente con el nombre kalbas. En esa lengua toman el nombre en tanto sinónimo de recipiente. Es muy probable que a Haití llegara a través del francés calebasse. Los franceses llevaron la voz a África donde una derivación de esta calebassée designa la medida del contenido de una calabaza.

El calabazo americano llegó lejos como puede comprobarse, además de estar presente en ocho países americanos.

 

CUCHUCIENTOS

“Al siguiente recibe en el Palacio a CUCHUCIENTAS gentes”.

El adjetivo cuchucientos, con su correspondiente femenino cuchucientas hace largo tiempo que circula en el habla dominicana. Pero no alcanza a cuchucientos años.

Este adjetivo se utiliza en el habla para mencionar una gran cantidad del sustantivo al que acompaña. Es una cantidad indeterminada que se considera mucha.

Por la forma de expresar la cantidad se colige que siempre viene expresada en plural, será cuchucientos y cuchucientas.

Es oportuno en este lugar introducir otro adjetivo, cuchumil que puede tomarse como una cantidad mayor que cuchucientos, aunque también es indeterminada. Cuchumil se conoce solamente en República Dominicana.

Llama la atención que delante de los dos adjetivos, ciento y mil, se antepone este cuchu- que solo aparece en ellos para adjetivos. Este cuchu- también consta en cuchufleta que se emplea para “cosa insignificante; zapato viejo o deteriorado; persona cuyo nombre no se recuerda”.

Más arriba se consignó que este principio de palabra cuchu- solo se produce delante de estas voces antes enumeradas. La intuición sugiere que este principio de voces imprime un aire festivo a las voces, sobre todo en el de la cuchufleta. En el de las cantidades sugiere un número indeterminado.

Las tres voces que se han mencionado aparecen en otras hablas americanas, no son privativas de los dominicanos.

Número / numerito, enfogonarse, pavita

Por Roberto E. Guzmán

NÚMERO – NUMERITO

“… pero después de un tiempo los participantes vuelven a una rutina y uno se cansa de siempre los mismos NUMERITOS…”.

Hay números y numeritos. Los hay que no llevan cifras en sí. Algunos números aluden a

parecidos con el signo al mencionarlo. Más abajo se escribirá sobre algunos de ellos. Algunos números son internacionales; otros son conocidos en áreas más restringidas.

Hay números dominicanos que no se conocen en otras hablas, ni siquiera en hablas americanas.

Ejemplo de un número dominicano con apellido es el famoso “número quebrado” conocido en lotería. Es el número cuya cifra o cifras centrales son ceros. Esto es, si tiene tres cifras, el cero ocupa el lugar de las decenas, si tiene cuatro, el cero ocupa el lugar de las decenas o las centenas, o ambos a la vez.

El número que se anunció al principio y del cual se adelantó que no es signo es el que significa o puede sustituirse por “posición”. Este número dominicano no se refiere al lugar ordinal en una serie.

El número a que se ha aludido más arriba es el que se hace, ejecuta o efectúa durante el sexo o los instantes que preceden el coito u otras actividades a que se entregan los participantes a este tipo de actividad.

En otras oportunidades se ha resaltado la fecundidad y dinámica de la creación del hablante en materia de sexualidad. Esto es natural si se piensa que la sexualidad ocupa un lugar preponderante en el disfrute de la vida. De la importancia de esta actividad en la vida social puede deducirse que en este aspecto el lenguaje está al servicio del hecho social.

Algo que corre parejo con la práctica sexual es el disfraz con que se arropan los nombres de las posiciones que se adoptan o los nombres que se asignan a las prácticas sexuales. Esta conducta obedece a las normas morales (¿?) que impone un segmento de la sociedad.

Estos “números” o “numeritos” del español dominicano son los nombres que se destinan a enmascarar las actividades sexuales que se practican en la intimidad, casi siempre en pareja.

Algunas de estas voces tienen una connotación festiva, pero otras son para tomarlas muy en serio. Una de que ya casi no se oye mencionar es el otrora famoso salto del tigre. Otra que tuvo su apogeo en fecha más reciente que la anterior es la del gaveteo. De la misma época de la última fue la de la carretilla. Una forma de excitar un hombre a una mujer es dando brocha. Esta locución verbal consta en el Diccionario del español dominicano (2013:107), “Frotar el pene contra los genitales de una persona”.

Hay posiciones internacionales que se reconocen por la referencia al número elegido para mentarla, que tiene relación con la postura que adoptan los involucrados, ejemplo de esto es el famoso sesenta y nueve. Este número denomina el contacto buco genital simultáneo en una pareja. Cuando el hablante pone en palabras las situaciones, hace lo que Julio Cortázar llamaba nombrar para apresar; esto es, aprehender la idea en el acto.

La voz número generalmente refiere a la actividad de lo que se presume de conocimiento general; numerito, a su vez, es aquella que se sale de la rutina a la que se entregan las personas con una buena dosis de creatividad y variedad.

 

ENFOGONARSE

“Más allá de los apagones que han ENFOGONADO a la población pobre. . .”

Con respecto del verbo enfogonarse es fácil deducir que se relaciona estrechamente con la palabra fogón. El fogón es el lugar del calor, de la candela. Los recursos modernos han desplazado el fogón de algunas cocinas, pero la imagen sobrevive con nostalgia en la mente del dominicano.

El verbo enfogonarse tiene relación indirecta con el verbo dominicano descalentarse. Ese verbo dominicano aparece escrito con esa letra ese /s/ trabada entre la primera vocal y la consonante siguiente, pero en el habla cotidiana no se pronuncia, sino que se dice y oye decalentarse. La acepción más socorrida para este verbo es “enojarse mucho”. Como puede observarse por la composición de este verbo dominicano, aquí aparece el calor -calentarse- del fogón.

El verbo del título -enfogonarse- es ponerse como un fogón. Subirle al sujeto la temperatura corporal producto del enojo.

Conforme con los resultados de la búsqueda con relación a este verbo del título este apareció en Puerto Rico antes que en República Dominicana. El Tesoro del español de Puerto Rico documenta el uso en el año 1936. Después de ese año permaneció en el uso y fue recogido en los repertorios de lexicografía puertorriqueña.

Quien escribe estas reflexiones se atreve a expresar que el verbo llegó a conocimiento del hablante de español dominicano con posterioridad al año 1961.  Con anterioridad a esa fecha no se usaba en el habla de los dominicanos el verbo en cuestión. Al caer la dictadura de Trujillo, los viajes de los dominicanos se incrementaron al levantarse las restricciones para conseguir pasaportes. Esto avivó el intercambio entre los dos pueblos antillanos, puertorriqueños y dominicanos. Al calor de ese trato, entre otras cosas, se adoptó esa voz en el léxico dominicano.

La documentación que trae el Diccionario del español dominicano (2013:286) en la literatura dominicana para enfogonarse data del año 2011. Antes de ese año la única mención que se ha encontrado en los diccionarios diferenciales de español dominicano corresponde al Diccionario de dominicanismos (2002:85), donde se asienta que es de uso en Puerto Rico y la acepción asignada es, “Encolerizarse, enfurecerse, enojarse”.

En la hora presente el verbo del título pertenece a las dos hablas mencionadas, pues los dominicanos lo han adoptado como suyo.

 

PAVITA

“… muchos se echan una PAVITA al medio día…”.

El pavo se presume que no debe faltar en la mesa de Navidad de una familia pudiente. Aunque parezca raro, en el pasado en Europa los pobres en la época navideña comían ganso. Luego de la producción industrial del pavo y la congelación de este, el pavo se ha hecho asequible a los presupuestos de muchas familias.

El pavo, el animal, es oriundo de México, por lo que en tiempo pasado se conoció con el nombre de “pavo de Indias”. Estas Indias se refiere adonde llegó Colón en el año 1492. Los españoles llevaron el pavo a Europa en el siglo XVI.

En México se le conoce este animal con el nombre guajolote, nombre que alude a su tamaño y forma. Hay que tener en cuenta que la palabra ha pasado a la lengua moderna para comunicar el mensaje de “tonto, bobo”. Guajolote proviene de huey-xololt. La última palabra significa también “bufón, chistoso”. Diccionario de aztequismos (1978:80).

En inglés se nombró este animal turkey, pues el pavo llegó a Inglaterra en el año 1540 desde Madagascar, vía Turquía. Cincuenta años después de su introducción en Europa ya el pavo formaba parte de las festividades navideñas.

La hembra del pavo es la pava y al animal juvenil se designa pavito, pavita, según su sexo. Hay quienes aseguran que en Cuba y República Dominicana se conoce esta gallinácea con el nombre guanajo. La última palabra en el español de esos dos países significa, dicho de una persona, “tonta, boba”. Al pavo se atribuye ser un animal poco inteligente por la tendencia que manifiesta a huir en pánico cuando se le inquieta.

En el español dominicano el nombre pavo, va, transmite la idea de “adolescente”. El femenino pava se usa también para un sombrero de ala ancha y copa baja hecho de fibra vegetal. La pavita de la cita al principio de esta sección corresponde a “siesta breve”. La pava menciona en el habla dominicana la siesta o sueño breve. “Echar una pavita” es dar una dormidita, echarse a descansar.

El nombre pava ha dado origen a varias locuciones en el español dominicano, “ya la pava no pone donde ponía”, que indica que las cosas han cambiado. “Fuñir la pava”, es molestar o importunar con insistencia. “Echar una pava” es dormitar.

Problemas para usar bien la puntuación en un artículo aparecido en Diario Libre

Por Tobías Rodríguez Molina

 

Emplear acertadamente la coma, el punto, el punto y coma y otros signos de puntuación es algo difícil para escritores de tesis, novelas, cuentos, noticias, artículos y otros escritos. Eso lo constaté en el transcurso del tiempo en que ejercí  mi labor de docente universitario y de corrector de estilo de diferentes tipos de obras.

Y  los desaciertos los he encontrado en textos ya publicados y en otros que he corregido antes de pasar a la imprenta o al computador.

Leyendo un artículo aparecido el 30 de diciembre de 2021 en Diario Libre (página 18), me llamó la atención las veces en  que la autora del mismo debió emplear punto y coma o punto y no lo hizo, al igual que algunas comas que se le escaparon.

Como la mayor parte de los casos problemáticos corresponden a las proposiciones yuxtapuestas, veamos lo que expone WIKIPEDIA sobre ese tipo de oraciones:

“Las oraciones yuxtapuestas son aquellas que están unidas sin nexos, solo por signos de puntuación, como en “Era tarde; nos fuimos.” “Rigoberto lee el periódico. Sigfredo ve la tele.” WIKIPEDIA añade que “Las oraciones yuxtapuestas se distinguen por una entonación descendente que logra un mejor entendimiento.”

Según los teóricos de este tipo de oraciones, son variados los signos de puntuación, los cuales normalmente llevan el punto y coma, los dos puntos y el punto, y a veces la coma, como se puede visualizar en el siguiente ejemplo: “No te detengas por el camino”, le dijo el padre a su hijo.

En mi opinión, la mayor parte de las yuxtapuestas pueden llevar como signos de puntuación o el punto y coma o el punto, tal como lo vimos con los ejemplos anteriores: (“Era tarde; nos fuimos.” “Rigoberto lee el periódico. Sigfredo ve la tele.”

Pasemos a continuación a analizar el artículo de Diario Libre. Para fundamentar mi apreciación con relación a los problemas que se reflejan en el artículo de la autora, iré copiando fragmentos en los que aparecen los desaciertos,  al mismo tiempo que indico la corrección correspondiente a cada fragmento. A continuación pasemos a los fragmentos.

  1. “Las listas de espera se hacen eternas y más largas, esto es un tema del que no se habla mucho en nuestro país.” Fijémonos que entre “largas” y “esto” aparece una coma en vez de un punto y coma -o un punto- por tratarse de dos proposiciones  yuxtapuestas, es decir, que son proposiciones a las que se les ha eliminado un elemento de enlace, que puede ser la “y” coordinante, el “porque” causal, etc. En este primer fragmento, si ponemos “y” antes de esto, palabra que inicia la segunda yuxtapuesta, convertimos las dos proposiciones en coordinadas y no se puede poner ni punto y coma ni punto entre “largas” y “esto”. Permítanme poner un ejemplo de dos proposiciones causales: “Ha faltado varios días a sus clases de piano porque ha estado muy enferma últimamente.” Si  eliminamos la palabra causal “porque”, convertimos las dos proposiciones causales en yuxtapuestas, por lo cual  se escribirá un punto y coma donde estaba “porque”.  Veamos: “Ha faltado varios días a sus clases de piano; ha estado muy enferma últimamente.”
  1. “Los religiosos tienen opiniones encontradas cuando a la hora de hablar sobre trasplantes y donaciones se trata, es por eso que los doctores Fernando Morales Billini, Esther Luna Trinidad, Celia Pérez Minyeti y la licenciada Yulissa Ureña Cabrera prepararon una guía…sobre los puntos de vista de las diferentes religiones acerca del tema.” La autora del artículo (Génesis Mencía) escribió una coma entre “se trata” y “es por eso”. Ella debió haber escrito allí un punto y coma- o un punto como segunda opción- ya que se trata de una relación de yuxtaposición.
  1. Llevar la adecuada orientación a la feligresía, despejando dudas y tabúes, nos permitirá reducir las causas que impactan negativamente al tomar una decisión tan delicada y contribuirá a que muchos  pacientes puedan acceder al trasplante gracias a la solidaridad y altruismo de nuestros ciudadanos” explica del director del Incort, doctor Fernando Morales Billini a través de la guía ya mencionada.” Al terminar la cita textual con la palabra “ciudadanos” hay que escribir una coma antes de “explica”, que inicia la segunda yuxtapuesta,  y otra coma después de “Billini”  por tratarse del final de un inciso o expresión aclaratoria.
  1. “Para los creyentes su fuente consejera para las decisiones que tomen en la vida (dependerá de la religión) es la biblia, el Corán y demás libros religiosos, a pesar del tiempo que tienen, estos manuscritos no tienen pasajes que hablen sobre las donaciones de órganos.” Como se puede observar, entre “libros religiosos” y “a pesar del tiempo” aparece la frontera de dos proposiciones yuxtapuestas, por lo que lo que indican las normas no es el empleo de una coma, sino un punto y coma- o un punto-. Aunque en este escrito que les estoy presentando estoy tratando de los signos de puntuación, no debe pasarse por alto que, así como escribió “Corán” con mayúscula inicial, también debe escribir “Biblia” iniciándola con mayúscula.
  1. “Citan al papa Juan Pablo II en la encíclica Evangelium Vitae quien señala: “La donación de órganos y tejidos se considera un acto de caridad y amor…” Entre “Vitae” y “quien” debe escribirse una coma. Ese “quien” equivale a “el cual” y es un referente de “Juan Pablo II”.
  1. “La Iglesia episcopal en su 70 Convención General recomienda à todos los miembros de esta iglesia a que consideren seriamente la oportunidad de donar órganos después de la muerte…” La expresión “en su 70 Convención General” debe considerarse como un inciso, por lo cual debe escribirse entre dos comas, una de las cuales ira después de “episcopal” y la otra después de “General”.
  1. “En tanto que la iglesia Adventista del Séptimo Día indica que la donación y el trasplante son firmemente fomentados, de acuerdo con los médicos existen hospitales de la religión donde se llevan a cabo trasplantes.” Si nos fijamos bien en este fragmento, constataremos que después de “fomentados” y antes de “de acuerdo con” no debe haber una coma, sino un punto y coma -o un punto como segunda opción-por tratarse, en ese fragmento, de dos proposiciones yuxtapuestas.
  1. “Al contrario, los Testigos de Jehová están en contra de recibir trasplantes de sangre, aunque no tienen oposición a donar órganos o recibirlos, es importante para ellos saber que durante alguna operación no recibirán alguna transfusión o que cuando estén recibiendo algún órgano no tenga sangre de otra persona.” Fijémonos que en medio de “recibirlos” y “es importante” no debe aparecer una coma, sino un punto y coma-o un punto-pues con uno de esos dos signos es con los que se indica que se trata de proposiciones yuxtapuestas. Soy de opinión que debería ponerse una coma  antes de “cuando” y otra después de “órgano” por el valor incidental que envuelve la frase “cuando estén recibiendo algún órgano”.

Es posible que muchos de los que son adictos al uso de la coma en lugar del punto y coma lo hacen así al percibir la estrecha relación existente entre ambas partes yuxtapuestas como si fueran enumeraciones. Pero no se trata de simples enumeraciones, sino de presencia o ausencia de términos o palabras relacionantes. Debe quedar claro que, si hay entre las dos proposiciones términos relacionantes (y, porque…), no  se escribe punto y coma ni punto. Pero, si hay ausencia de algún relacionante, se escribirá punto y coma,  o punto  en forma opcional.

Carajo, tropezón / trompezón, buchú

Por Roberto E. Guzmán

CARAJO

“El muchachito que cuida los autos y la niña que es Julia (o es Luisa) y dice gustar de las canciones de una CARAJA llamada Yuri”.

El vocablo carajo tiene larga historia en la lengua española. Es un vocablo que ha provocado controversias con respecto de su origen; al punto que la conclusión ha terminado con una declaración de “origen incierto”.

Como consecuencia de que el carajo peninsular se perfiló para sostener el sentido de pene, durante largo tiempo los diccionarios evitaron registrar el vocablo. D. Martín alonso recoge el uso en español de esta palabra desde el principios del siglo XV. Cuando entró en la lengua no se escribía con la ortografía actual. Diccionario medieval español (1986-I-621).

El carajo dominicano no coincide con el peninsular en su proyección. Las probabilidades apuntan hacia una introducción en época de la colonia por medio del lenguaje de la marinería en el momento del encuentro de civilizaciones en el siglo XV.

El carajo dominicano se desmarcó del peninsular, pues no se retuvo en el habla de los dominicanos para mencionar el pene. De lo que se supone que fue su origen retuvo algunos rasgos como se verá más adelante en las locuciones que se mencionarán.

En sus funciones de sustantivo carajo sirve para referirse a una persona insignificante, inútil; alguien de quien se evita usar su nombre para rebajarlo aún más. Algo que llama la atención es que tiene un femenino, caraja.

Una locución que llama poderosamente la atención es la sustantiva “carajo a la vela”. Lo destacable en esta locución es que aparece la vela que se presume que alude a la de las embarcaciones. Puede decirse que así se llama a la persona insignificante, inútil; al añadir el “apellido” a la vela se acentúa su futilidad. La persona así llamada era generalmente un “sin oficio”.

Otro aspecto desarrollado por el carajo dominicano es el de la distancia. La locución adjetiva “casa del carajo” indica que se trata de un lugar muy lejano o de difícil acceso.

Otra vertiente por la que se derivó el carajo dominicano es el de la ponderación de una situación o de las cualidades de una persona. Armarse la del carajo es locución que pondera el grado que alcanza una situación que degenera cuando llega al desorden.

No todo lo que toca el carajo dominicano es negativo, pues referido a una persona del carajo destaca que es “muy buena, extraordinaria”. En ese sentido más… que el carajo, referido a una persona o cosa, significa que tiene una cualidad en grado sumo.

Con la enumeración anterior no se agotó la fraseología derivada de carajo. Se presentó una muestra que permite evaluar su importancia en el habla de los dominicanos.

Las vertientes por la que derivaron las locuciones mencionadas con sentidos disímiles son testimonios de la vigencia del carajo. Como ha de suponerse, no todas aparecieron al mismo tiempo, sino que se desarrollaron con el uso.

Naturalmente, carajo, por sí solo se utiliza para reaccionar ante “accidente, contrariedad, contratiempo, disgusto, percance, sorpresa”. En esos casos funciona en tanto exclamación.

 

TROPEZÓNTROMPEZÓN

Cuando no es el fin de la carrera administrativa o la edad de retiro es algún TROPEZÓN político. . .”

En el título se encuentra la muy conocida palabra tropezón que posee sentido propio y figurado. Al lado está la voz trompezón que no es reconocida como descendiente legítima del castellano primigenio. Más abajo se verá porqué existe el trompezón y la razón del apoyo que encontró entre los hablantes.

Hay muchos tropezones. El más conocido es el que da una persona en un obstáculo, andando. Una cosa es impedida porque tropieza en un estorbo. Hay tropezón si se advierte defecto o dificultad en la ejecución de algo. Dos personas tropiezan una con otra cuando se encuentran casualmente. Estos son los más usuales, aunque no son todos.

En un pasado no muy lejano en los predios rurales y entre las personas de menor educación de las ciudades dominicanas se acostumbraba a decir trompezón.

Para que el hablante incurriera en este tipo de error es muy probable que dos motivos influyeran. El primero es el que en español hay otras palabras que comienzan son la sílaba trom-. Ejemplo de esto es trompada, que se usa con mucha frecuencia.

Existe otra razón, esta de índole histórica. El Diccionario de Autoridades (1732) registra en sus páginas, entropezar, entropezado. La variante entropezón la usó Quevedo. La forma trompezar la usó también P. Bartolomé de Las Casas. Existió además el verbo tronpeçar. Diccionario de castellano antiguo (2002:284).

Hay otro tropezón -trompezón- que existió en el habla rústica de los dominicanos. Se aplicaba al embarazo de una mujer fuera del matrimonio o antes de tener pareja conocida y aceptada. Ha de tomarse aquí la prominencia del vientre como el resultado del tropezón. Como el resultado del golpe del tropiezo.

En el habla de los dominicanos hay otro tropezón. Se ha oído de boca de algunos hablantes de esta variedad de español. Con la palabra tropezón se refieren a un escalón, uno solo; que a veces no forma parte de una escalera, generalmente a la entra o acceso de un lugar.

Quizás no haga falta recordarlo, pero se hace. Los cambios y actualizaciones en las lenguas toman más tiempo en llegar a conocimiento de los habitantes del campo; de allí que no debe causar sorpresa que el trompezón haya subsistido más largo tiempo en ese medio que en los centros urbanos.

 

BUCHÚ

“Debemos parar la práctica que cuando un partido pasa por el gobierno se queda BUCHÚ…”

El que está buchú no lo muestra en las mejillas. Aunque tenga grandes cachetes puede que no esté buchú. Para entender qué cosa llaman los dominicanos buchú hay que buscar la explicación en otro sitio y no en la cara.

La voz dominicana tiene una explicación lógica y sencilla. Guarda estrecha relación la voz buchú con la palabra buche del español general. En la lengua española de conocimiento internacional el buche tiene varios significados. La frecuencia del uso ha reducido esta palabra a la de los animales y de las personas. Se soslayarán algunos aspectos del estudio de buche reduciéndolo solo a lo esencial en el habla dominicana para los fines de esta exposición.

El hablante de español dominicano presume que la persona que es buchú tiene las mejillas grandes o las tiene infladas, abultadas. Cuando lleva esta consideración más allá de su terreno propio y se la aplica a una cosa, entiende por ello que es porque ha aumentado el volumen, la cantidad, el contenido.

Si al hablar se aplica a una persona el adjetivo de buchú, al hablarse de su condición financiera, entonces la interpretación obligada es que esa persona es adinerada. No hay que sorprenderse de que se extienda el uso para aplicar el adjetivo a una organización, institución o grupo; en ese caso hay que tomarlo por enriquecida, acaudalada, opulenta.

Como buchú, buchudo, da, desempeña funciones de adjetivo; en el habla descuidada termina siendo en femenino, buchúa.

Se presume que este adjetivo fue incorporado al habla en el habla de los campesinos, pues ellos son quienes “tientan” el buche de las aves al comprarlas para saber si el peso se debe a una sobrealimentación repentina y son solo “buche y plumas”.

El uso de las letras «e» y «x» como marcas de género inclusivo

Por Domingo Caba Ramos

 

«El género masculino, por no ser el marcado, puede abarcar el femenino en ciertos contextos, por lo que puede emplearse para referirse a seres de ambos sexos. Desde un punto de vista lingüístico, no hay razón para pensar que este género gramatical excluye a las mujeres en tales situaciones. SonInnecesarias, pues, las variables de inclusión del doble género como “todos y todas”, “todxs”,“todes” o “tod@s”». (Real Academia Española)

Últimamente se ha puesto de moda el uso de la letra “e” como marca de género inclusivo, lo que ha dado lugar a la creación de nuevas y extrañas variantes morfológicas en  la lengua española que afectan la estructura interna de algunos pronombres  : “elles», “aquelles”,  “nosotres” ,  “todes”,  “míes”, “vosotres”.

Se trata de un recurso creado y promovido en determinados ámbitos (grupos minoritarios pertenecientes a la comunidad LGTB) para aludir a quienes puedan no sentirse identificados con ninguno los dos géneros gramaticales tradicionales (masculino y femenino), es decir, para referirse a personas de género no binario. Con igual propósito se utiliza la letra “x”. Conforme a tales formas de expresión, en lengua no binaria habría que decir:

  1. «Todes nosotres llegamos muy bien. Espero que elles también no hayan tenido problemas»
  1. «Todxsnosotrxs llegamos muy bien. Espero que ellxs también no hayan tenido problemas»

Pero estas construcciones expresivas no solo introducen variaciones formales en los los pronombres, sino también en otras categorías gramaticales, tales como los sustantivos (“hije”, “niñe”, “hermane”, “abuele”), adjetivos (“Bienvenides”, “hermoses”, “buenes”,“contentes”, etc. y artículos o determinantes(“les”, “unes”). Tales variantes originarían, pues, enunciados del tipo: «Les hijes  de mis hermanes son unes muchaches muy estudioses».

El empleo las letras “e” y “x” tiene como finalidad fundamental “visibilizar” a los miembros de esa minoría LGTB), así como los dobletes genéricos del tipo “todos y todas”, promovidos por las líderes feministas, pretenden “visibilizar” o sacar a la mujer del supuesto anonimato en que históricamente la ha mantenido sumida, según el feminismo, la llamada lengua sexista o no inclusiva.

Al respecto, la RAE ha establecido que «El uso de de la letra “e” como supuesta marca de género inclusivo es ajeno a la morfología del español, además de innecesario, pues el masculino gramatical ya cumple esa función como término no marcado…». De igual forma se ha pronunciado acerca de la letra “X”, la que aparte de innecesaria, agrega que es impronunciables.

Como podrá apreciarse, el uso de las letras “e” y “x” como presunta marcas de género inclusivo, impulsado durante los últimos años  por la comunidad LGTB, se constituyeen uno  más de esos inventos léxicos que cual moda lingüística , y  en nombre de la diversidad, tratan de imponer a toda costa determinadas corrientes  o grupos minoritarios.

Novedades o formas expresivas que como el uso del símbolo de la arroba (@)y de los desdoblamientos genéricos(los maestros y las maestras; bienvenidos y bienvenidas; es@sdominican@s; l@s dominican@s, etc.) estimulados por el ala ortodoxa o radical del movimiento feminista hacen que la expresión lingüística se torne confusa, dudosa, pesada, ambigua, redundante, antieconómica, cursi, ridícula y, sobre todo, carente por completo de fluidez y elegancia sintáctica.

Lo que es, lo que fue, lo que son y otros “loqueísmos”

(a los locutores, periodistas y comentaristas dominicanos)

SIEMPRE ES BUENO, AL ESCRIBIR O AL HABLAR, PRESCINDIR DE MULETILLAS, DE PUNTOS DE APOYO INNECESARIOS O SUPERFLUOS (Martín Vivaldi).

Indudablemente tenemos que admitirlo: en el habla dominicana la expresión está de moda.

Con asombrosa frecuencia aparece en boca de locutores, periodistas, comentaristas y hablantes en general.

La expresión, en tanto muletilla, nada significa, nada aclara y nada   agrega al sentido del mensaje que se desea transmitir. En tal virtud, su empleo, por innecesario, hace que la comunicación se torne pesada, machacona, inarmónica o carente de fluidez y elegancia sintáctica.  Su empleo, sin embargo, está muy, pero muy de moda. Y como toda moda, los dominicanos la hemos asumido e incorporado de manera irreflexiva a nuestro léxico activo.

Nuestros comunicadores sociales, a través de la radio y la televisión, se han encargado de canonizarla y multiplicarla, logrando así que a una cantidad bastante representativa de hablantes le resulte casi imposible desprenderse de ella en su cotidiana práctica lingüística. A dicha locución, por carecer de registro y definición académicos, bien podría denominarse “loqueísmo”, asociándola, por analogía, al “queísmo” y “dequeísmo” de que nos hablan los manuales de redacción.

¿Qué se entendería entonces por loqueísmo? 

Llamaríamos así, al uso innecesario, vicioso y repetido de la construcción gramatical “lo que” delante del verbo ser. (“lo que es”, “lo que fue”, “lo que son”…)

Veamos sólo algunos ejemplos, la mayoría de ellos extraídos de programas transmitidos a través de la llamada pantalla chica:

1.- « La policía sigue trabajando arduamente para reducir lo que es el consumo y tráfico de drogas…»

2.- «Ellos solicitaron que se mejore lo que es el servicio energético…»

3.- «Nos estamos quedando muy por debajo de lo que fue la meta establecida…»

4.- «Aquí estamos observando lo que son las diferentes comparsas…»

5.- «Y a continuación pasaremos algunas imágenes de lo que fue el desfile del carnaval de Santiago…»

6.-«Eso afecta mucho lo que es mi dieta balanceada…»


Tache o borre en cada caso la susodicha locución conjuntiva (“lo que es”, “lo que fue”, “lo que son”),y además de convencerse de que allí tal construcción ninguna función gramatical desempeña, apreciará que sin ella la frase se tornará más ágil, fluida y elegante.

¿No será ese archimanoseado “lo que”, una de esas “expresiones chatarra” a las que se refiere la profesora y lingüista mexicana, doña Beatriz Escalante?:

“Un día, sin darnos cuenta– afirma la citada investigadora -, tenemos el cerebro repleto de expresiones chatarra: carentes de lógica, falta de idea, de significado y de intencionalidad, es decir, expresiones poco o nada inteligentes. En un sentido ideal, los comunicadores deberían conocer su idioma y la materia de que hablan; no olvidar su responsabilidad social, pues cada error que comete se repite al infinito»(Curso de Redacción, 2000, Pág. XXIII). 

A propósito del “chatarrismo” expresivo, el principio de economía lingüística recomienda evitar la pesadez, cacofonía o monotonía que se produce cuando se incurre en repeticiones de ideas o palabras tanto al hablar como al escribir. Tales repeticiones, vale recordarlo, sólo tienen validez cuando se persigue imprimirle ritmo o musicalidad al texto poético, o cuando se tiene como propósito enfatizar o aclarar el sentido de lo expresado. De lo contrario, esa idea o esa palabra que se repite, sobra… Y en el uso de la lengua, todo lo que sobra le resta elegancia, belleza, pertinencia y valor semántico al acto comunicativo.

Ortoescritura

Por Rafael Peralta Romero

 

GÜIRO O HIGÜERO, PERO NO CALABAZA

27/11/2021

Similar a como ocurre con la castaña (nuez de cáscara dura, fruto del castaño) y el buempán o pan de fruta (fruto voluminoso, parido por el árbol del pan) se presentan vacilaciones para nombrar el producto del güiro o higüero.

La última palabra es la más empleada en el habla dominicana, seguida de güiro, sin olvidar que algunos hablantes usan el vocablo calabaza para nombrar el mismo elemento.

Veamos lo que sobre /calabaza/ dice el Diccionario de la lengua española: 1. f. calabacera (? planta). 2. f. Fruto de la calabaza, muy vario en su forma, tamaño y color, por lo común grande,   redondo y con multitud de pipas o semillas. 3. f. calabacino. Calabacero, ra. 1. m. y f. Persona que vende calabazas. 2. f. Planta anual de la familia de las cucurbitáceas, con tallos rastreros muy largos y cubiertos de pelo áspero, hojas anchas y lobuladas y flores amarillas. Su fruto es la calabaza.

Calabacino. Tallo rastrero y flores amarillas son dos detalles significativos para no llamar calabaza al higüero. Calabaza es ahuyama.

De Wikipedia, he tomado la siguiente nota: “El término «calabaza» es de origen hispánico y se usa de manera genérica para definir a una gran variedad de frutos de las cucurbitáceas, como los calabacines, los zapallos, los zucchinis, los zapallitos, el ayote, el pipián, la auyama y el butternut”.

Se llama /calabacero/ a la planta que produce calabazas como a la persona que la vende. Pero eso no ocurre en el español dominicano, a no ser los que celebran el “jalogüin”.

 

Al definir la palabra /higüero/, el Diccionario académico solo dice “en República Dominicana: güira (? árbol)”.

En cambio, /güira/ es clasificada como “Voz antillana, forma ant. hibuera, higüera”. Y la define así: “1. f. Ant. Árbol tropical de la familia de las bignoniáceas, de cuatro a cinco metros de altura, con tronco torcido y copa clara. Tiene hojas sentadas, opuestas, grandes y acorazonadas, flores axilares, blanquecinas, de mal olor, fruto globoso o alargado y de diversos tamaños según las subespecies, de corteza dura y blanquecina, llena de pulpa blanca con semillas negras, del cual, serrado en dos partes iguales, hacen los campesinos de América tazas, platos, jofainas, etc”. Es evidente que esta definición corresponde al higüero.

Es importante notar la similitud entre esa definición y la que ofrece el Diccionario del español dominicano para el sustantivo /higüero/.

Hela aquí: “árbol perenne de hasta 5 m de altura con largas ramas extendidas hojas aovadas con el ápice agudo, flores amarillas grandes y fruto de corteza dura”. Lo extraño es que así también define la /higüera/.

Me parece que esta definición debería corresponder a la forma masculina, es decir a higüero, nombre del árbol. En la acepción dos define /higüera/ como una vasija hecha con la cáscara seca del fruto del higüero. Higüeral es un lugar poblado de higüeros.

Calabazo. Recipiente hecho con la fruta del higüero, generalmente para transportar agua. En algunas regiones se llama morro.

El Diccionario del español dominicano llama /güira/, así en femenino, al “Árbol perenne de hasta 5 metros de altura, con largas ramas extendidas, hojas aovadas con ápice agudo, flores amarillas con fruto de corteza dura; se usa en medicina tradicional y su fruto se utiliza para hacer vasijas”. Lo mismo que higüero.

Güiro. En lo que respecta al instrumento musical, distan mucho las definiciones del Diccionario oficial de la lengua (Instrumento musical popular que tiene como caja una calabaza de güiro) y la que se tiene en el español dominicano (instrumento con una serie de ranuras sobre las que se frota un objeto). Aquí esa voz es femenina: güira.

 

14/12/2021

INCONGRUENCIAS APARENTES

Determinada relación entre dos palabras, tanto por el sentido que expresan como por coincidencias gráficas o fónicas, estimula en algunos hablantes la tendencia a buscar orígenes comunes entre esos vocablos. Otros usuarios del idioma, en cambio, consideran que es incongruente que vocablos para ellos con afinidad semántica, no observen esa semejanza en la escritura.

A continuación, les presento cinco pares de palabras que guardan entre sí relaciones de algún tipo y que algunos hablantes les encuentran a una de ellas falsas etimologías: 1-Vaca/becerro, 2-voz/bocina, 3-bandido/vándalo,  4-vocalizar/boca, 5 vasto/bastante, basta.

1-La palabra /vaca/ deriva del latín “vacca”. Es la hembra del toro. En cambio, /becerro, becerra/ se considera de origen desconocido. Se define como “Cría de la vaca hasta que cumple uno o dos años o poco más”.

2-Tengo un amigo que defiende ardorosamente la similitud etimológica entre los términos /voz/ y /bocina/. Mi amigo cree que una palabra deriva de la otra, pero no es así. Veamos: /voz/ procede del latín vox, vocis. Se define: Sonido producido por la vibración de las cuerdas vocales.

Aunque /bocina/ también viene del latín “bucina”, ‘trompeta’, nada la vincula a /voz/, a no ser que la voz se amplifique por medio de la bocina. Tiene ocho acepciones, les presento algunas:

  1. f. Instrumento de forma cónica con el que se refuerza el sonido emitido, muy útil para hablar desde lejos.2. f. En un automóvil y otros vehículos, dispositivo mecánico o electrónico que emite señales acústicas.3. f. cuerno (? instrumento musical).4. f. caracola (? concha que produce un sonido como de trompa). 5. f. En los aparatos telefónicos, parte a la que se aplica la boca al hablar, para recoger la voz.6. f. Pabellón con que se reforzaba el sonido en los gramófonos.8. f. Cuba, Méx. y R. Dom. altavoz.

3-Cándido Martínez, infaltable lector de esta columna, ve, como muchos, que bandido y vándalo son voces sinónimas. Se extraña de que una se escriba con be (b) y la otra con uve (v). La voz /bandido/ es definida en el Diccionario de la lengua española del modo siguiente: 1. m. y f. Malhechor, delincuente.2. m. y f. Persona sin escrúpulos, que engaña o estafa. 3. m. y f. Persona que roba en los despoblados, salteador de caminos. 4. adj. Fugitivo de la justicia proclamado por bando. Se trata del participio del verbo bandir, el cual deriva del italiano “bandire”, ‘proscribir’, ‘desterrar’.

La palabra /vándalo/ procede del latín tardío Vandalus ‘vándalo, persona de un pueblo procedente de Escandinavia’. 1. adj. Dicho de una persona: Que comete acciones propias de gente salvaje y destructiva. U. t. c. s.2. adj. Dicho de una persona: De un pueblo bárbaro de origen germánico oriental procedente de Escandinavia. U. t. c. s.3.adj. Perteneciente o relativo a los vándalos. 4. adj. Perteneciente o relativo al vándalo (? lengua). Léxico vándalo.5. m. Lengua germánica oriental que hablaban los vándalos.

4- La palabra /vocal/ sí que se relaciona con /voz/, pero, aunque la voz salga por la boca, nada tiene que ver una con la otra.  Vocal procede del latín  “vocalis” y significa perteneciente o relativo a la voz. 2. adj. Que se expresa materialmente con la voz, hablando o cantando. De voz deriva el verbo /vocalizar/: Articular con precisión las vocales, consonantes y sílabas de las palabras para hacer plenamente inteligible lo que se habla o se canta. 2. intr. En cuanto a /boca/, del latín “bucca”. 1. f. En una persona o en un animal, abertura anterior del tubo digestivo, situada en la cabeza y que da entrada a la cavidad por donde conecta con el aparato respiratorio.

5- Porque /vasto/ signifique “Dilatado, muy extendido o muy grande”, no hay que esperar que /bastante/ sea de la misma familia de palabras y por tanto deba escribirse con uve (v). ¡Basta con eso! Vasto viene del latín “vastus”. A su vez, del griego, por vía del latín vulgar, llegó al castellano el verbo “bastare”, ‘llevar, sostener un peso’. Bastar es ser suficiente y proporcionado para algo. Abundar.

Temas idiomáticos

Por María José Rincón

 

23/11/2021

SE TRATA DE QUE NOS ENTIENDAN

Como en un folletín antiguo, dejamos en suspenso la semana pasada el melodrama de los dos puntos. Hoy llegaremos al final apuntando un uso, o abuso, de los dos puntos que debemos desterrar de nuestros escritos. Es muy importante tener siempre presente que los signos de puntuación nos ayudan a situar los límites entre las unidades que forman un texto. Sirven, por tanto, como organizadores de lo que escribimos: ponen las cosas en su sitio.

Si los empleamos mal, esta función delimitadora se difumina y provoca el efecto contrario:

los signos de puntuación mal usados pueden entorpecer e, incluso, tergiversar la lectura. Así también sucede con los dos puntos cuando abusamos de ellos, es decir, cuando los incluimos varias veces en el mismo enunciado. Imaginen una frase como la siguiente:

*La excursión incluye varias opciones: visitas culturales: museos, exposiciones, sitios históricos, y actividades al aire libre: senderismo, acampada, observación de aves. Los primeros dos puntos nos indican que se van a exponer las opciones que nos ofrece esta excursión, pero, a partir de ahí, todo parece en el mismo plano, no sabemos dónde empieza una cosa o dónde termina. Esta sensación la produce la acumulación de comas y de dos puntos, que, en lugar de ayudar a aclarar, confunde.

Prueben a usar solo los primeros dos puntos de introducción y a no recurrir a ellos en el mismo enunciado. Disponen de muchas opciones para lograrlo y el resultado será más claro. ¿Qué tal así? La excursión incluye varias opciones: visitas culturales a museos, exposiciones o sitios históricos; actividades al aire libre, como senderismo, acampada, u observación de aves.

¿O así? La excursión incluye varias opciones: visitas culturales (museos, exposiciones, sitios históricos) y actividades al aire libre (senderismo, acampada, observación de aves).

Se trata de que nos entiendan. Los signos de puntuación no deben dificultar la comprensión de nuestro mensaje; deben ayudar a que nuestro mensaje se comprenda mejor.

 

30/11/2021

PUERTAS AL CAMPO 

Contar las palabras de una lengua es como tratar de ponerle puertas al campo. El Diccionario de la lengua española apunta que la expresión poner puertas al campo nos viene muy bien para ‘dar a entender la imposibilidad de poner límites a lo que no los admite’, y las palabras no suelen admitirlos de buena gana.

En esto del cálculo de las palabras de una lengua solo pueden venir a echar una mano los diccionarios. Mal que nos pese a los que los hacemos, ningún diccionario registra todas las palabras de una lengua; muchos de ellos ni siquiera aspiran a hacerlo.

El Diccionario de la lengua española, en el que trabajan todas las academias de la lengua española del mundo, y que cuenta ya con veintitrés ediciones, incluye casi 95,000 palabras y más de 195,000 acepciones. El Diccionario de americanismos documenta aproximadamente 70,000 palabras y 120,000 acepciones de uso americano. Para hacernos una idea de la complejidad del léxico de una lengua como la nuestra, basta añadir a estos datos los que refleja el Diccionario del español dominicano: más de 10,000 entradas y más de 14,000 acepciones. No crean que es suficiente con hacer una sencilla suma. Recuerden que muchas de estas palabras serán comunes y se diferenciarán en el sentido con el que las usamos.

Se suele decir que para calcular el léxico de una lengua se le añade un 30 % al que se encuentra en los diccionarios. Utilizando solo el dato del Diccionario de la lengua española de las academias obtendríamos unas 125,000 palabras, y seguiríamos teniendo la seguridad de que muchas habrían quedado sin contar. Y ahora les propongo que se detengan a pensar por un momento cuántas de esas palabras conocen y cuántas manejan.

 

7/12/2021

ELEGANTES Y FUNCIONALES

Circula en las redes sociales un mensaje protagonizado por la palabra pedigüeñería y los «firuletes» que la acompañan. Una sola palabra nos reta a dominar nuestro teclado, sobre todo a los que no lo tienen configurado en español. En ella encontramos el punto sobre la i, la diéreses sobre la u (ü), la inconfundible virgulilla de la ñ y la tilde sobre la í.

El punto sobre la i, la novena letra de nuestro abecedario, no siempre estuvo ahí. Sus antepasadas griega y latina no llevaban punto. En las lenguas romances empezó a usarse el punto para distinguir la i de las letras contiguas. El punto le da su personalidad a este «dedo meñique del alfabeto», una greguería del gran Ramón Gómez de la Serna. La virgulilla de la eñe nace de la abreviatura de la doble nn en el español medieval que se representaba como ñ. En latín no existía el sonido de nuestra eñe, así que se echó mano de esta abreviatura para representarlo.

Encontramos además dos signos ortográficos que le otorgan a la letra sobre la que los colocamos un valor especial: la tilde y la diéresis. La tilde indica que estamos ante la sílaba tónica de la palabra y la diéresis, también llamada crema, señala que la u sobre la que se coloca tiene valor fónico y debe pronunciarse.

No estoy de acuerdo en eso de aplicarles el nombre despectivo de «firuletes», referido al adorno superfluo y de mal gusto. La elegancia de la virgulilla, la personalidad del punto, la sonoridad de la tilde y la sutilidad de la diéresis están lejos de ser de mal gusto; además cumplen puntualmente su misión de facilitar la lectura correcta y la interpretación adecuada de los textos escritos. ¿Qué más les podemos pedir?

 

EL SARPULLIDO DE LA COMA

14/12/2021

Un amigo querido me confiesa que las comas le producen sarpullido. El tamaño diminuto de la coma no impide que sea la protagonista de muchas de nuestras dudas ortográficas cuando redactamos. Como para tantas otras cosas, no hay recetas mágicas para usar bien la coma; solo nos queda ir familiarizándonos poco a poco con los contextos en los que aparece, porque para cada sarpullido hay un ungüento.

En lo que a la coma respecta, no conviene ni pasarse ni quedarse corto. El acierto con la coma estriba tanto en escribirla cuando va como en dejar de escribirla cuando no va. Y en estas dos últimas frases tienen el primer ungüento que nos recetan hoy para el sarpullido de la coma. No usamos coma entre las partes de la oración coordinadas por las conjunciones ni… ni… Ni usted ni yo volveremos a poner una coma entre ellas. Tampoco escribimos coma entre los miembros de la coordinación copulativa tanto… como. Tanto usted como yo vamos aprendiendo poco a poco más detalles para soltarnos con la coma. Con la ortografía no conviene ni tener miedo ni lanzarse a la piscina sin agua. La maestría con la coma depende tanto del conocimiento como de la práctica.

Un ungüento distinto para un sarpullido diferente: escriban coma cuando se trate de separar las partes de la construcción copulativa no solo…, sino… No solo conviene aprenderse la teoría, sino también ponerla en práctica.

No le tengan miedo a la coma; con un poco de respeto es suficiente. No solo consiste en elegir las palabras, sino en dominar los signos de puntuación. Ni la coma ni sus usos podrán con nosotros.

 

Diálogos transversales: ¿cómo habla la ciudad de Santo Domingo?

En sus Diálogos Transversales, la Fundación Erwin Walter Palm, sesionó en su sala virtual sobre “¿Cómo habla la ciudad de Santo Domingo?”. Los interlocutores fueron José Enrique Delmonte, Bartolo García Molina y María José Rincón.

La introducción del conversatorio estuvo a cargo de José Enrique Delmonte, el cual en sus palabras de bienvenida dio las gracias a los invitados y expresó que “estos diálogos son dedicados a la ciudad y cómo se relacionan con los distintos elementos de la cultura, aquellos elementos intangibles que son los que definen un territorio y le ofrecen, le dan las características que pueden ser identificadas por usuarios visitantes y residentes permanentes”. Dijo que la Ciudad Colonial de Santo Domingo “todos sabemos que es Primada de América y hemos tenido 500 años de evolución de una cultura que hoy nos enorgullece”.

“Nuestro objetivo en la Fundación Erwin Walter Palm es establecer estos vínculos que existen entre estas diferentes capas de la sociedad que se desarrollan subrepticiamente en el territorio”, apuntó José Enrique Delmonte.  Expuso que “más allá de lo físico, más allá de los edificios y la complejidad urbanística, entendemos que la ciudad es un ser vivo y como tal se manifiesta de mil maneras y cada zona de la ciudad tiene sus propias referencias, sus propios diálogos y sus propias inquietudes y lo importante es nosotros comenzar a identificarlos”. Indicó que “en esta ocasión la presentación estará dedicada al habla, ¿KLK ciudad? ¿Cómo habla la ciudad de Santo Domingo?”. Destacó Delmonte que “el habla es el más importante recurso para comunicarse y a través del cual se consolidan sus elementos de identidad”. Dijo que “dentro de cada lengua materna, en este caso el español, existen dialectos que son usados por grupos específicos y que se pueden detectar en un territorio determinado”. Dijo que: “existe el español dominicano, una manera de expresión dentro del español que nos caracteriza a todos los que hemos nacido y vivido aquí en República Dominicana, y a los que no han nacido aquí cuando viven ya un tiempo, nosotros decimos que se «aplatanan» y una de las maneras de «aplatanarse» es establecer unos diálogos comunes y con unos vínculos de comunicación similares a los habitantes residentes por muchos años”. Expresó que “este español local dominicano no es tan fácil de agrupar y de definir y cada zona del país va teniendo sus propias cadencias, sus propios sonidos, sus propias palabras y hay varias subdivisiones”.

Delmonte destacó que “los lingüistas se encargan de trabajar el estudio de estas subdivisiones”. Dijo que hay vocablos particulares y entonaciones propias que pueden ser reconocidas por estos grupos sociales en un territorio determinado”. Expresó que “de esto se ocupa, dentro de la Lingüística, una rama que se llama la Sociolingüística y más allá de la Sociolingüística, la Dialectología, una de las ramas fundamentales que permite entender este proceso”.

“Nos interesa determinar ¿cuántos tipos de hablas pueden existir en la ciudad de Santo Domingo? ¿Cómo se diseminan en el territorio? ¿Quiénes forman parte de un grupo determinado que utiliza giros y vocablos específicos? ¿Qué tan rica es la lengua urbana y cuál es su dinamismo? ¿Cómo se incorpora el habla de la calle a la lengua formal? ¿Tiene cada barrio su propia jerga que lo identifica? ¿Cuáles son los espacios públicos donde el habla urbana se manifiesta con fuerzas? ¿Qué influencias tiene esta manera de hablar?”, señalaba José Enrique Delmonte moderador de este diálogo virtual y puntualizó que “a través de estas preguntas se pretende hacer un mapa mental de cómo la lengua se apropia del territorio y hasta dónde influye generar fronteras o vínculos?”.

A continuación, hizo la presentación de los expositores invitados y leyó una breve semblanza de cada uno de ellos: “Bartolo García Molina es egresado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo en Letras Puras, es un cultivador de la lengua, el discurso y el conocimiento con énfasis en la enseñanza, la cual ejerce tanto en la UASD como en otras universidades locales en programas de maestría y doctorado. Obtuvo su doctorado en Filosofía del Lenguaje por la Universidad Complutense de Madrid. Es crítico literario y goza de reconocimiento en el mundo académico dominicano”.

“María José Rincón es filóloga de la Universidad de Sevilla, nacida en Sevilla, España y residente en Santo Domingo desde 1992. Es doctora en Filología y Lexicógrafa por la Universidad de Educación a Distancia de Madrid y miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua”.

“Manuel Betances es locutor y productor de radio. Durante 24 años ha producido y animado espacios en estaciones locales y desde hace 14 años es el encargado y animador de las emisoras locales de Radio Francia International. Está bien al día a nivel de todos los procesos que se están dando a nivel de cultura popular”.

Luego de agradecer a José Enrique Delmonte y a la Fundación Erwin Walter Palm por la invitación a este diálogo, el profesor Bartolo García Molina definió su participación como “Una visión general en la que enmarca la ciudad como universo lingüístico o como comunidad lingüística”. Y de inmediato definió “lo que se entiende por Sociolingüística para diferenciarla de otras disciplinas híbridas muy colindantes”. Expresó que “realmente se hace difícil para muchos diferenciar la Sociolingüística de la Sociología de la Lengua”. Dijo, además, que “para diferenciarla habría que establecer el enfoque, y se va a dirigir a la sociedad o a la lengua. O sea, tanto la Sociología de la Lengua como la Sociolingüística van a examinar la relación que se establece entre lengua y sociedad o entre sociedad y lengua”.  Y dio como ejemplos explicativos algunos puntos:

(*) “Cuando el enfoque se hace en la lengua, cómo la ciudad influye en la lengua, entonces estamos ante un enfoque sociolingüístico; pero, si se enfoca desde cómo la lengua incide en la sociedad sería, entonces, un enfoque de la Sociología de la Lengua. Tendríamos que la mayoría de los problemas que planteó de entrada José Enrique caerían dentro de la Sociolingüística, pero otras preguntas que hizo como ¿Cómo la capacidad lingüística incide en la conducta de las personas?, ya sería Sociología de la Lengua, apuntó. (*) En una investigación que se está haciendo sobre cómo los estereotipos en el cine inciden en la conducta, tanto en la mujer como en el hombre, sería un enfoque de la sociología de la lengua, porque la estamos viendo cómo la lengua incide en la conducta de los hablantes. (*) Si se toma en cuenta la concepción de la mujer, que se le inculca a los niños desde su más tierna edad, ¿cómo eso va moldeando su psiquis?, ¿cómo eso va de algún modo a condicionar su conducta ante la mujer? Eso que a la mujer se le dice en el campo: «Las mujeres hablan cuando las gallinas mean», como las gallinas no mean, nunca van a hablar. Entonces, ¿cómo esos estereotipos van a incidir en la conducta, en la imagen que se tenga de la mujer? Estamos ante la sociología de la lengua. Pero como lo que nos interesa es la sociolingüística, entonces veremos cómo haciendo énfasis en la lengua la sociedad va a presionar para que la lengua cambie, para que la lengua se adapte, etc. (*) Problemas como el bilingüismo podrá ser visto tanto por la dialectología como por la sociolingüística, pero el bilingüismo como fenómeno que se da en la sociedad sería de la sociolingüística. (*) Los términos prestigiosos, los términos estigmatizantes que vimos al principio, fuera de cámara, cómo una palabra puede ser aceptada en la Academia y otra no. La sociedad la puede aceptar o no, estaría cerca del área de la sociolingüística”.

Expuso García Molina que “en sentido general, entonces, hay que deslindar los campos entre la sociolingüística y la sociología de la lengua —que yo lo he hecho a grandes rasgos—, la dialectología y la sociolingüística porque se encarga prácticamente del mismo objeto. Pero, a la dialectología le va a importar la parte formal, estructural del dialecto, con las variaciones fonológicas, las variaciones fonéticas, las variaciones morfosintácticas”. Puntualizó que “si vemos cómo esas variaciones suceden presionadas por la misma sociedad, ya sí le interesa a la sociolingüística. De manera, que está muy cerca”. Añadió que “casi todos los lingüistas son sociolingüistas, es difícil que se diferencien”. Explicó que “la Sociolingüística es relativamente reciente, aunque ha habido ciertas inquietudes y tal vez comienza a prestársele mucha atención a partir de un trabajo de un sociólogo, Bernstein Bazil, que se preocupa por la forma de hablar de los hijos de la clase obrera en Inglaterra y se daba cuenta de que esa forma de la sintaxis de los niños, ese vocabulario reducido incidía en su capacidad de aprendizaje y en su capacidad también de aceptación en la sociedad. Primero la llama «El habla de la clase obrera», después le llamó que era «Un código reducido o un código restringido versus el código de la clase media»”. El profesor explicó que Bernstein “llega a la conclusión de que el habla de las personas es un patrimonio que le permite el éxito en la sociedad”. Y expuso que “ciertamente este es un factor, aunque no es el único”.  Puntualizó que “el éxito en la sociedad no solamente es la aceptación, es multifactorial”. Expuso que “Leonel Fernández, en principio, su principal carta de presentación es el dominio de ese «código», no la única”. En el mismo orden citó el profesor García Molina el caso de las elecciones pasadas y dijo que “en estas, el uso del «código» jugó su papel, que no le quepan dudas, no era el único, pero eso también tuvo su importancia”. Explicó que “si viéramos cómo ese factor del «código» incide en el éxito de la sociedad sería una Sociología de la Lengua; pero viendo cómo la pobreza, como la sociedad puede incidir en el «código» de los niños, entonces ya eso es Sociolingüística”.

Bartolo García Molina consignó que viendo todo esto “hay tres ejes en los cuales se va a mover la Sociolingüística, que es el diatópico, diastrático y el diafásico. La diatopía son todos esos usos regionales, los llamados geolectos, la forma característica de hablar en determinadas regiones. Por ejemplo: el español dominicano es un geolecto con respecto al español general, pero el español dominicano tiene a su vez muchos geolectos y eso se llamaría dialectología. Pero, la diastratía tiene que ver cómo las distintas capas sociales tienen distintas formas de hablar dentro de una norma estándar. Tenemos todos un legado en común, un patrimonio lingüístico en común que sería la norma común, pero la forma como en una ciudad hablan distintos sectores, entonces estamos ante los sociolectos. Por ejemplo, nosotros los académicos, desde el punto de vista sociológico, no importa que no seamos ricos, somos portadores de ese nivel sociolectal alto. Normalmente se dividen en alto, medio y bajo”.   “El sociolecto nos dice la condición socioeconómica y cultural a la cual pertenecemos, pero dentro de cada sociolecto existen los registros que dicen qué está haciendo la persona”, expuso el profesor. Explicó que “el sociolecto más diverso, por ejemplo, es el popular: ahí están los mecánicos”. “Oyendo hablar a un mecánico —dijo— su registro te dice lo que es; oyendo hablar un mesero, te das cuenta, ese un su registro, el sociolecto popular”. Dijo que “eso es importante, porque de eso se trata en este diálogo. La ciudad de Santo Domingo, como una comunidad lingüística, va a ofrecer una diversidad de registros, que van a decir la condición específica de cada grupo, estándar en el mismo sociolecto”. Detalló que “en el mismo sociolecto medio están los jóvenes universitarios, por ejemplo; están algunos políticos, pero sus registros los denuncian, su estilo, que es la forma particular de cada hablante, muy ligado a lo que le llaman el idiolecto, que todavía lo especifica más”.

«A la mujere y a la puerta se le da duro»: “Cuando usted oye a una persona decir esta expresión, usted dice «es chofer o es mecánico»”, apuntó del profesor. Señaló que “es más fácil encontrar en la ciudad de Santo Domingo asociaciones de sindicalistas, grupos bien diferentes, porque es un micromundo”. Dijo que la ciudad de Santo Domingo se puede ver como una comunidad de hablantes, dentro del mismo español dominicano, que va a tener, por supuesto, en ciernes, en pequeñas dosis, todas las características del español dominicano, pero que se va poder ubicar por sectores”.

En su didáctica charla, el profesor explicó que “es importante, especialmente para quienes se mueven en la docencia, saber que, desde el punto de vista lingüístico no hay forma buena ni mala de hablar, hay formas contextuales. Es más, hablar de una manera muy circunspecta, muy rígida, muy académica, en determinado contexto, desde el punto de vista pragmático —que es distinto al punto de vista lingüístico y al punto de vista normativo—, no es recomendable porque la lengua une y separa. Pero, ¡cuidado!, tampoco debe decepcionar”. Explicó que esto es “el desafío sin decepcionar, poder adecuar el discurso: yo no tengo que decir «to’pa’na» porque esté hablando con campesinos, ellos saben que yo sé decir «todo para nada»; pero también busque una palabra para decir «el diámetro de esa puerta es muy reducido», «estrecha» es una palabra que cabe, que la entienden perfectamente y no te reduce, puede tener la dignidad contextual del discurso y hacer las conciliaciones necesarias”.

El profesor Bartolo García Molina concluyó: 1. “Toda comunicación es una transacción, pero el sujeto se construye en el mismo discurso. 2. “Todos somos multiplicadores, si no, vamos a ser pobres en la comunicación. El secreto está en saber en qué contexto voy a usar la forma lingüística adecuada. Somos multiplicadores diastráticamente, o sea, verticalmente, pero también geográficamente debemos serlo. 3. La ciudad es una multitud de sociolectos que conviven armoniosamente y que reflejan las características culturales, históricas, sociales, religiosas, políticas y educativas de esa ciudad”.

Participación de María José Rincón

Por su parte, María José Rincón, al tomar la palabra expuso a manera de esbozo de su charla lo siguiente: “En su presentación, José Enrique del Monte nos propuso «Cómo se habla en Santo Domingo»”, y yo quiero proponer «Cómo hablamos en Santo Domingo», porque a veces nos cuesta reconocernos a nosotros mismos y la lengua es un rasgo de nuestra identidad. Y luego, yo voy a aterrizar en la Dialectología, así nos complementamos un poco. Y, por supuesto, como mi especialidad es la lexicografía —que es hacer diccionario—, voy a hacer un poquito de referencia al Diccionario del español dominicano y cómo esos matices sociolingüísticos y dialectológicos se reflejan en el diccionario”.

Rincón señaló que “en principio, todo el mundo piensa que una académica tiene que ser una mujer vieja […] y debe defender que la lengua es algo estable, monolítico y rígido, y eso no es así. Eso es uno de esos grandes mitos que hay relacionados con la Academia. Por eso yo pongo ahí que la lengua, fundamentalmente —y el profesor Bartolo nos lo ha dicho muy bien—, es amplia. Yo digo que la lengua española es extensa e intensa: es extensa en historia y es extensa en territorio: es decir, tiene muchos siglos de historia y mucha amplitud geográfica y humana; eso necesariamente tiene que tener como consecuencia que es una lengua muy variable”. “Por lo que me gusta siempre empezar es por decir que mucha gente piensa que las variaciones, las diferencias, los matices, son algo negativo, y es exactamente lo contrario: la variedad, la riqueza, el cambio es lo que es fundamental para la lengua, eso es lo que le da la riqueza, esa es la gran riqueza de la lengua española. Por eso yo pongo aquí (se refiere a su presentación gráfica) «asúmelo, la lengua es cambio»”, puntualizó la académica. Explicó que “si se hizo un diccionario en el 2013, y hoy en el 2020 falta la mitad de las palabras, pues, hay que asumirlo porque esa es la realidad de la lengua, saber que eso es así y si no fuera así la lengua no funcionaría. La lengua, fundamentalmente, es cambio”.

María José citó un pensamiento de Ángel Rosenblat que dice: «Las divergencias son solo pequeñas ondas en la superficie de un inmenso océano», lo que se refiere a “las variedades entre unos territorios y otros”. Explicó que “nos encanta diferenciarnos, saber que eso es lo que nos caracteriza y ponemos siempre el acento en esa diferencia, pero generalmente esas diferencias son lo menos en el gran océano de la lengua”. Dijo que “más de un 80 por ciento de nuestro patrimonio léxico —es decir, de nuestro vocabulario— es común”. Y señaló que “por eso logramos entendernos de una punta a otra del Continente Americano, de un lado a otro del océano Atlántico”.

Sin embargo, apuntó María José, “a pesar de que, fundamentalmente, la lengua es cambio, tiene sus mecanismos para mantener la unidad: la unidad tiene mucho que ver con la actitud, esa disposición que tiene el hablante para analizar su propio sistema lingüístico, es decir, para analizar cómo habla”. Dijo que “en República Dominicana —y en muchos otros sitios— tenemos una asignatura pendiente”.

«¿Cómo hablamos los dominicanos?»

Explicó María José Rincón que ante la pregunta frecuente que ella recibe de «¿Por qué hablamos tan mal los dominicanos?», ella responde: «¿Quién ha dicho que los dominicanos hablan mal? No lo entiendo, eso lo dice usted, no lo diga de mí porque no es mi opinión». Agregó que “hay dominicanos que hablan mal, pero como hay de cualquiera otra nacionalidad que habla mal. El hablar bien o mal no tiene que ver con la variedad lingüística que uno utiliza, tiene que ver con las oportunidades de formación, con el dominio que se te da de tu instrumento lingüístico, fundamentalmente en la escuela. Evidentemente si tu entorno social favorece ese aprendizaje te va a ir mejor, con más facilidad, pero no es imprescindible”, añadió. Dijo que “generalmente la escuela te tiene que dar esas herramientas y si la escuela es mejor, si tu formación es mejor, esas herramientas te van a ayudar a mejorar tu instrumento lingüístico por ti mismo, a tener autoestima lingüística”. Y puntualizó: “por eso yo insisto mucho en algo que yo digo que es la autoestima lingüística: tenemos que enseñarle a nuestra gente que nosotros no hablamos mal, como se habla en República Dominicana no tiene nada que ver con que sea mal o bien, tiene que ver con unas características determinadas”.

Enseñó la académica que “esos mecanismos propios que tiene la lengua para mantener la unidad, no es la uniformidad, no se trata de que todos hablemos igual ni de que desechemos las diferencias por arriba —por el registro culto— o por abajo —por el registro coloquial— o por el registro popular o por el registro jergal; se trata de mantener la unidad de la lengua”. Explicó que “esos mecanismos de unidad son 1. La ortografía, tan fundamental, que veces olvidamos. 2. El sistema fonético, tan potente de la lengua española. 3. El sistema morfológico y sintáctico, que tiene muy pocos cambios, prácticamente imperceptibles. 4. El sistema léxico, que es el océano de la lengua, ahí cabe todo, y precisamente cabe todo porque la lengua crea palabras porque tiene que expresar la vida. La vida cambia, el tiempo cambia, si la lengua no es capaz de expresar a los nuevos hablantes, pues, la lengua muere y no es ese el espíritu de la lengua”.

La académica explicó algunas características del habla de los dominicanos: 1. El seseo: seseamos, que no es que confundimos la s con la c, no es que nos equivocamos […], eso viene de un proceso fonético de la Edad Media y no es que nos confundimos, siempre hemos hablado así, se trata de que es nuestro sistema fonético”. Mencionó que “como lengua materna hablan 580 millones de hablantes, aproximadamente —de hablante arriba y hablante abajo—, sesean 540 millones. Es decir, los raros son los que no sesean. Es decir, dejen de sentirse «¡ah, que nosotros seseamos!», el español es seseante. 2. La aspiración de la –s, eso es lo que nosotros popularmente decimos ‘nos comemos las s’, las aspiramos. Eso también viene de muy antiguo”. 3. La eliminación de las –s. Esos rasgos no los hemos inventado en la República Dominicana, ni como dice la gente «de lo jóvene de ahora». Esos rasgos vienen de la historia del español desde antes de llegar a territorio americano; aquí fue donde por primera vez se habló, pero ya todos estos rasgos venían ahí, nosotros hemos seguido históricamente desarrollando esos rasgos, y la suma de todos esos rasgos hace que se nos caracterice. 4. El yeísmo: distinguidores de la y y de la ll —elle—. Hace años que no oigo a nadie distinguir la y y la ll. 5. La caída de la d intervocálica: eso de «cansao», «encontrao». 5. La aspiración de –h, eso de decir que estoy «jarto», procede de la Edad Media, de los orígenes de la historia de la lengua castellana. 6. La neutralización de la l y la r, algunos tiran hacia la l y otros tiran hacia la r en posición implosiva, muy dominicana. 7. Vocalización de l / h, esa i cibaeña, la vocalización de esa l y de esa r. 8. La ultracorrección que tiene que ver mucho con la sociolingüística. La ultracorrección es el hablante que tiene consciencia de que ese rasgo quizás no es el aceptado, entonces fuerza su forma de hablar de tal manera que corrige donde no hay que corregir. Por eso se llama ultracorrección. Eso es cuando ponemos la s donde no va”.

María José Rincón expresó que “esos rasgos fonéticos a la hora de hacer un diccionario —aunque sea un diccionario de uso— tiene que establecer una determinada norma ortográfica”. Puso como ejemplo la palabra «Balsié», que al investigar en el español dominicano muchas novelas y páginas de internet encontró “cinco variantes: «Balsié», «Balcié», «Barsié», «Barcié», «Baisié»”. “¿Cuál de todas esas va al diccionario?”, dijo. “Son cinco que reflejan todas las posibles variantes y hay que elegir una. Evidentemente se trata de elegir, pues, la variante etimológica —si es que hay etimología— o la variante más usada o la variante más frecuente o la variante que usan los autores cultos. Solo como muestra de lo que se puede uno encontrar con esos rasgos”, destacó María José.

Rincón expuso que también están los rasgos morfosintácticos, como son: «Ello hay», eso es muy dominicano. Nuevamente enfatiza: “Eso no lo inventamos aquí, eso es un rasgo que se daba allá en la Edad Media, nosotros lo seguimos diciendo, en otros sitios se perdió, aquí se mantiene, muy estigmatizado, se considera del registro no culto, pero ahí está”. Otro ejemplo fue la “etimología popular de decir «estábanos demasiado lejos»”. “Esa me encanta —dijo— porque esa es la desinencia verbal llevada a una explicación que tenga razón:  y es que, si somos «nosotros», por qué vamos a decir «estábamos», podemos decir «estábanos». Eso es una etimología popular llevada a la gramática, perfecta”.  Otro ejemplo que agregó fue “«Yo no sé, no», esa doble negación dominicana, también es muy antigua. Bueno, pues aquí tiene esa característica”. “La colocación del pronombre personal sujeto después del «ya»”, es otro ejemplo que puso Rincón: “«Ya tú sabe», tiene mucho que ver ese «ya», no es siempre”. Igualmente trajo “eso de ponerle sujeto a los infinitivos, que son formas no personales del verbo: aquí decimos «Antes de nosotros salir», y le ponemos un sujeto a la forma no personal del verbo”. Explicó otro rasgo que es “la reorganización de un paradigma verbal: si yo digo «ustedes son mis panas», estoy en un nivel coloquial y sin embargo les estoy hablando en “usted”. Expresó que “el que no conoce otro paradigma verbal lo ve perfecto, segunda persona; pero el que ha aprendido a hablar en un paradigma verbal diferente oye el «ustedes son» como un tratamiento de cortesía, y sin embargo aquí ha perdido ese matiz porque nosotros no decimos «vosotros sois», nunca lo dijimos, sino decimos «ustedes son», tanto para la expresión de cortesía como para la expresión coloquial”.

Para explicar “lo que es el léxico”, María José Rincón habló de lo que es un diccionario diferencial, que registra ese uso diferente del español dominicano diferente al español general, diccionario de uso”. Dijo que “también los hay de normas. Lo que hay que saber es cuál es el que uno está usando para no pedirle peras al olmo, es decir, para no pedir la norma al que es de uso o viceversa”.  Explicó que “un diccionario de uso registra qué decimos, registra cómo lo decimos, generalmente no registra cómo deberíamos decirlo, casi siempre solo se responsabiliza del uso ortográfico”. Ejemplificó con la palabra «casimente» y dijo que “en República Dominicana todos decimos «casimente» y «casimente», analizándolo en la lengua es una expresión incorrecta porque los adverbios que se construyen con ‘mente’ se construyen con la forma femenina del adjetivo a la que se le añade ‘mente’; pero resulta que ‘casi’ no es un adjetivo femenino, sino un adverbio: entonces morfológicamente es una incorrección gramatical, pero léxicamente se usa. ¿Está en el Diccionario del español dominicano? Sí, porque es un diccionario de uso”, apuntó.

María José especificó que “si usted va a escribir o a hablar un discurso académico, pero tratando de mantener un registro culto, evidentemente tengo que proscribir de mi forma de hablar «casimente» porque tengo que usar otro registro, necesariamente”. “Ese es el uso”, señaló. “Todo eso se combina, pero a mí me gusta que no sea María José que lo diga, entonces me he buscado una autoridad que nadie me va a objetar, que es Cervantes, en El Quijote hablando de cómo habla Sancho y de cómo habla el Quijote: «Cuando algunos no entiendan estos términos importa poco, porque el uso los irá introduciendo con el tiempo para que con facilidad se entienda y eso es enriquecer la lengua sobre quien tiene el poder, el vulgo y el uso»”.  Mostró Rincón otros “ejemplos de las cosas que léxicamente se diferencian en el español dominicano”, como son la siguientes: “«prigilio», busque que no lo van a encontrar en otro sitio”.  Explicó que “no solo tenemos palabras diferentes tenemos acepciones diferentes. Por ejemplo: el adjetivo «cenizo», «esperanza». «Esperanza» es una palabra clásica del español patrimonial, antiquísima, pero para nosotros tiene un significado añadido que es el del insectito verte, el saltamonte”.

La académica puntualizó que “en el diccionario hay unas abreviaturas que todos nos saltamos y que la mayoría de nosotros no sabemos lo que significan, que ahí es donde entran la dialectología y la sociolingüística en el diccionario, que son esas pequeñas abreviaturas que nos dicen cuál es el registro en el que se usan las palabras”. Dijo que “el español dominicano tiene algunas, tiene un sistema básico, pero tiene algunas”. En este ejemplo, de la palabra que María José presentó en pantalla: “yo no la voy a decir porque como ustedes están viendo ahí, esa palabra tiene una connotación, esa connotación social, ese registro social, esa palabra que no nos atrevemos a decir —como la niña que demostró que era inteligente—  en determinados contextos, en determinadas situaciones de comunicación, tiene una marca, y esa marca en el Diccionario —generalmente, si ustedes se leen las instrucciones del diccionario y el diccionario es bueno— te marca que esa palabra tú tienes que saber en qué situación social la vas a decir”.  Así explicó, y mostró gráficamente, que “se puede hablar de variación estilística —que es esa diferencia diafásica— o esa variación sociocultural que es ese nivel diastrático o la connotación o la valoración social que esa palabra tiene”.

María José Rincón mencionó “algunas cifras en las que se puede ver el universo que significa esa riqueza léxica: el Diccionario del español dominicano tiene 10900 entradas de uso propio, aunque lo compartimos con otros dialectos, con otras variedades; acepciones casi 14000; locuciones 4250 —que es aquello de «guindar lo teni», o sea, dos palabras que no significan las dos palabras, sino otra cosa diferente: «guindar lo teni» no es ni «guindar» ni es «tenis» es otra cosa diferente, eso es una locución que significa ‘morirse’—, el español dominicano es muy rico en locuciones; registramos 400 extranjerismos establecidos — quizás no tanto como creemos, hay muchos flotantes que van y vienen por moda—; de flora y fauna por ejemplo tenemos 1300, esas son esas palabras añejas de la lengua, ahí hay mucho indigenismo, por eso es tan importante la potenciación de esa cultura ecológica para que todas esas palabras, ese patrimonio léxico no se pierda. Por ejemplo, la pelota: hay 400 términos relacionados con la pelota”. Añadió que ella siempre dice que el diccionario es un edificio de apartamento y a cada palabra se le dedica un apartamento pequeño, unos viven en un estudio, en una habitación, otros viven en un penthouse. Dijo: “«vaina», «tirar» o «palo» yo les puse ahí que tiene un penthouse, porque ahí en esa casa hay acepciones de 30, 40, 50 acepciones diferentes, algunas palabras diferentes generadas por la propia variedad y riqueza del idioma”.

“¿Cómo todo eso se estudia a lo largo de la geografía en un determinado contexto físico? Ahí es donde ustedes se dan cuenta de la complejidad de la sociolingüística y la complejidad de la dialectología”, puntualizó.

Para concluir, y como un motivo de reflexión, María José Rincón expresó lo siguiente: “¿Cómo las hablas jergales o las hablas populares tienen como misión fundamental distinguirse del grupo, marcar territorio y generalmente son muy difíciles de seguirles la pista? Porque están diseñadas para que no le sigan la pista, están diseñadas para distinguir al grupo, para que el que viene de fuera no entienda, para marcar el territorio y por eso es tan complejo y hay tan pocos estudios de hablas jergales, en general, a lo largo de la historia de la lengua”.

Reporte de Miguelina Medina para la ADL

 

En torno al realismo mágico

Por Bruno Rosario Candelier

 

Con relación a dos preguntas formuladas por Luis Quezada sobre el Realismo Mágico, digo que el Realismo mágico tiene tres etapas, pre-boom, boom y post-boom.

El Realismo mágico es el movimiento literario más importante que ha surgido en Hispanoamérica. Surgió en el siglo XX, en los años 60. Pero el Realismo mágico tiene tres etapas: un Pre-Boom, un Boom y un Post-Boom. La palabra «boom» se usó como clave para dar a conocer una ‘explosión de escritores que surgió en los años 60’, por eso le llamaron «Boom». Surgieron al mismo tiempo casi una decena de escritores, todos importantes, en Hispanoamérica. Pero esos escritores que surgen en los 60 fueron precedidos por varios escritores de América hispana, desde el principio de la década de 1930. Los escritores del pre-boom del Realismo mágico crearon una estrategia narrativa criollista, sociorrealista y mágico-realista, y sus principales integrantes fueron Salvador Salazar Arrué (Salarrué), de El Salvador; Juan Bosch, de la República Dominicana; Miguel Ángel Asturias, de Guatemala; Alejo Carpentier, de Cuba; y Juan Rulfo, de México. Esos escritores se anticiparon al Realismo mágico en Hispanoamérica. Y uno de ellos, el cubano Alejo Carpentier, tras haber hecho un viaje a Haití, impresionado por el mundo mágico de los haitianos, concibió un modo de hacer literatura que él denominó «Realismo maravilloso». Lo que es el Realismo mágico, primero se llamó Realismo maravilloso. Así fue como Carpentier le llamó a esa visión del mundo, que consistía, fundamentalmente, en combinar dos cosas: ver la realidad como misterio o ver el misterio convertido en realidad. Esa es la clave del Realismo mágico. Entonces, esa orientación se encuentra en la narrativa de Carpentier, sobre todo en su novela El reino de este mundo; se encuentra en la narrativa de Juan Bosch, sobre todo en su cuento «El difunto estaba vivo»; se encuentra en Juan Rulfo, en su novela Pedro Páramo, que es la novela mágico-realista más importante que se ha escrito en América, publicada en 1956. Alejo Carpentier publica El reino de este mundo en el 1936, pero su cátedra del Realismo mágico, que originalmente llamó Realismo maravilloso, la escribió también en esa época. Y Juan Bosch, aunque escribió una teoría sobre el cuento, él no habla del Realismo mágico, aunque aplica el Realismo mágico en varios de sus cuentos. Para la literatura lo importante no es que el escritor teorice, lo importante es que aplique un modo de creación. Y Miguel Ángel Asturias, de Guatemala, escribe valiosas novelas en esa época inspiradas en el Realismo mágico. Por eso se le llamó «Pre-Boom». Esos autores son los precursores del Realismo mágico en Hispanoamérica.

El Boom de los escritores mágico-realistas surge en la década del 60 del siglo XX, sobre todo a partir de 1967, cuando Gabriel García Márquez publicó Cien años de soledad, que fue la novela que enalteció al Realismo mágico; también Mario Vargas Llosa escribió novelas memorables. Integrantes del Boom fueron los novelistas Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Julio Cortázar y José Donoso.

[Juan Carlos Onetti pertenece al Pre-Boom, como también Juan Rulfo, Jorge Luis Borges y Alejo Carpentier. La mayoría de los escritores rechazaron a Borges porque era conservador. Después que pasó la furia marxista, los mismos escritores que odiaban a Borges comenzaron a venerarlo y, arrepentidos, comprendieron que cometieron el mayor error al criticar, condenar y marginar al más grande escritor que ha dado la lengua española en América, que fue Jorge Luis Borges).

¿Por qué nace el Boom? A partir de los años 66 y 67, esos grandes escritores que formaron parte del Boom, ¿saben lo que hicieron?

[Cuando Carlos Fuentes vino a Santo Domingo yo le presenté su grandiosa novela, La región más transparente, en el recinto de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, de la capital dominicana, y a él le gustó mucho la presentación que hice].

Entonces, a partir del 66, esos grandes escritores del Boom, se radican en Barcelona. En esa ciudad catalana aparece una singular mujer, llamada Carmen Balcells. ¿Qué particularidad tenía esa mujer? Era un genio de la organización. Y entonces, ella enaltece un oficio que se llama «Agente Literario». Y ella se relaciona con todos estos escritores, se convierte en su agente literario para promover sus novelas, y ¿qué hace ella? Edita sus libros y sobre todo los promueve. ¡El mundo le debe a Carmen Balcells la existencia del Boom y la promoción de esos grandes escritores en el mundo hispano! Ella los promueve por todo el mundo como «la gran creación literaria mundial», que eran muy buenos, por cierto, escritores excelentes: escritores que dominaban la lengua española, escritores con dominio de la palabra. Lo primero que ellos hicieron fue estudiar la gramática de la lengua española. Ayer mencionaba Pedro Carreras que Juan Bosch le dijo «Ponte a estudiar la gramática, si quieres ser escritor». Porque los escritores de esa época tenían conciencia de lengua y sabían que primero tenían que dominar el instrumento de la creación que es la palabra, y luego el oficio de escribir, que es la técnica de la escritura. Y estos escritores tenían conciencia de lengua y conciencia literaria.

La labor de promoción de esos escritores hecha por Carmen Barcells fue determinante para la internacionalización de la literatura mágico-realista hispanoamericana, y esa difusión internacional fue decisiva para el estudio y la expansión de la lengua española en el mundo. Actualmente la lengua española es la más estudiada en el mundo, después del inglés. En todas las lenguas de cultura, se estudia como segunda lengua el español. ¿Ustedes saben a qué se debe esa valoración de nuestra lengua? A la existencia de los escritores del Boom, que concitaron tanta atención que comenzaron a traducirse esas novelas al inglés, francés, italiano, alemán, holandés. japonés, chino, al hindú, al coreano, etc. Todas las lenguas de cultura del mundo comenzaron a recibir traducciones de las novelas de escritores del Boom. Yo recuerdo que una vez, una lectora del Japón dijo que al leer Cien años de soledad, ella sentía que Gabriel García Márquez había escrito la historia de su propia familia. Eso fue el testimonio de una japonesa.

—Luis Quezada: Usted ha dado una clase magistral. Yo nunca había oído con tanta claridad lo del Boom.

—BRC: En el año 1979, Juan Bosch cumplía 70 años, y un equipo de intelectuales entre los cuales formé parte, conformaron un homenaje internacional a Juan Bosch, y varios de esos escritores, comenzando con Gabriel García Márquez, vinieron al país a celebrar el cumpleaños de Juan Bosch. Vino Carmen Balcells. Ese cumpleaños comenzó a celebrarse en la olímpica ciudad de La Vega… en el ayuntamiento de La Vega. Comenzó en La Vega ese homenaje, y recuerdo que el síndico, en medio del homenaje a Juan Bosch, ante los notables escritores dominicanos, como Pedro Mir, Virgilio Díaz Grullón, Máximo Avilés Blonda, Marcio Veloz Maggiolo, y ante eminentes escritores internacionales, como Gabriel García Márquez, Nicolás Guillén, Miguel Otero Silva, que fuera director del periódico El Nacional, de Venezuela, Julio Le Riverend y otros escritores, y en medio de su discurso empieza a atacar a Juan Bosch, a decir barbaridades de Juan Bosch en ese homenaje. ¿Saben lo que hizo Juan Bosch? Se paró y abandonó el salón. ¿Y saben lo que hicimos todos los presentes? También nos salimos del salón y acompañamos a Bosch como una forma de protesta contra los exabruptos de un síndico torpe y bruto. ¡Todos abandonamos el salón!… De ahí nos fuimos al Hotel Montaña, de Jarabacoa, y por la tarde a la casa de campo de Virgilio Díaz Grullón, y luego nos hospedamos en el Hotel Pinar Dorado, de Jarabacoa.

Y ahí estaba Carmen Barcells, cuando la conocí personalmente. Yo me había carteado con ella. Les voy a hacer esta anécdota: En el año 1972 Mario Vargas Llosa publica en Madrid una novela, yo asistí a esa presentación, que fue multitudinaria la presencia de lectores en ese acto. Cuando termina la presentación de su novela, hago fila para que él me dedique la novela. Entonces yo le dije: «Don Mario, yo quiero hacerle una entrevista, soy dominicano, estudiante de filología en la Universidad Complutense de Madrid, y me gustaría hacerle una entrevista para publicarla en mi país». Me citó el domingo siguiente al Hotel Meliá, de Madrid, a las 10 de la mañana. Y yo le hice la entrevista, que, duró un par de horas. Esa entrevista la publiqué en El Nacional, cubrió el Suplemento Cultural completo.

Hay algo que, los jóvenes aquí presentes, desconocen: en los años 60 los periódicos, todos, tenían un suplemento literario, eso era una publicación que buscábamos todos los domingos o los sábados. Eso nutrió la sensibilidad literaria de la juventud de entonces. Esa entrevista cubrió todo el suplemento, yo se la mandé a Freddy Gatón Arce desde Madrid y él la publicó. Entonces cuando termina la entrevista yo le digo: «Don Mario, yo quiero entrevistar a García Márquez, dígame cómo localizarlo». Entonces él me da el nombre de Carmen Balcells, y me dice: «Esta es la persona que tú tienes que buscar para que te conecte con García Márquez». Le escribo una carta a Carmen Balcells. Entonces yo vivía en Madrid, le escribo una carta dirigida a Gabriel García Márquez, pidiéndole una entrevista. A los dos días, a media mañana, suena el teléfono en mi apartamento, y me dice la voz: «Póngame a Bruno Rosario Candelier». Yo le dije: «Soy yo». Y me dice: «Yo soy Gabriel García Márquez». Y agrega: «Tú me acabas de escribir pidiéndome una entrevista, y yo te estoy respondiendo. Entonces, te cito el próximo sábado en el Café París… en Barcelona». Y, efectivamente, yo arranqué a las 5 de la mañana con Marcelo Codou, crítico chileno, compañero de estudios en la Universidad Complutense, y cuando le cuento la historia, me dice: «Ah no, no, yo te acompaño»). Como él tenía carro, nos fuimos, entonces, hacia Barcelona: 8 horas para llegar, 800 kilómetros de Madrid a Barcelona. Llegamos a las 4 de la tarde, buscamos la dirección, y antes de la 5 yo estaba en ese café, que era una especie de cafetería restaurante; y recuerdo que estaba vacío, no había nadie. A las 5 en punto llega García Márquez, y pregunta: «¿Quién es Bruno Rosario Candelier?». Yo levanto la mano. Y lo primero que dijo fue preguntar «¿Cómo está el viejo?». Se refería a Juan Bosch, pues ellos eran amigos. Entonces ahí comenzó la entrevista. Él preguntó por Juan Bosch porque él participó en un curso que Juan Bosch dictó en Costa Rica sobre el arte de escribir cuento. Fruto de ese curso, que es un libro que Juan Bosch publicó con el título El arte de escribir cuento, que publicó en 1963.

Los grandes novelistas de Hispanoamérica que surgieron producto de los escritores del Boom se les ha llamado del Pre-Boom. Actualmente, el más notable de todos ellos es Sergio Ramírez, de Nicaragua. Pero hay otros escritores importantes, que forman parte de ese Post-Boom porque la literatura hispanoamericana sigue. Marcio Veloz Maggiolo fue parte del Post-Boom por la República Dominicana… El Boom es un escenario para narradores… Así le han llamado los críticos literarios, como Emir Rodríguez Monegal, uno de los que más ha escrito sobre el Boom en América. Es así como le han llamado y muchos escritores, pues, lo han aceptado, ese nombre, porque así sonó en la prensa.

—William Acevedo:  La novela hispanoamericana más importante, ¿cuál es?

—BRC: Pedro Páramo, publicada en el 1956. Y la novela dominicana mágico-realista más importante, a mi juicio, se llama La Mosca Soldado, de Marcio Veloz Maggiolo.

—Víctor Escarramán: Una observación: hay un libro publicado en este año, que se llama Dos soledades, que es la conversación que hacen en una universidad, cuando se estaban conociendo Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez, y en ese libro Gabo confirma lo que usted dice: que ellos no querían saber de Borges; incluso decía que no lo entendían. Pero él se contradecía diciendo que, sin embargo, él lo leía porque empezó y aprendió a escribir leyendo a Borges.

—BRC: Pues, eso es parecido a un testimonio que dio Borges en una charla a la que asistí en Madrid en la que él dijo que él, y los escritores de su generación, odiaban al poeta más importante que había en Argentina, que era Leopoldo Lugones. Y luego, cuando maduraron, comenzaron a reconocer el error y a valorar a Lugones como el gran maestro de la poesía. Y entonces, empezaron a reverenciarlo después que lo odiaban. Fíjense qué fenómeno. Entonces, para terminar esta breve relación improvisada sobre el Boom, me faltó decir que: la entrevista que le hice a García Márquez, que duró más dos horas, la grabé, la edité, se la mandé a Freddy Gatón Arce, el director de El Nacional, de la capital dominicana, que la publicó y también cubrió el suplemento cultural completo, Yo conservo esos dos suplementos. Esas dos entrevistas están publicadas en uno de mis libros: La aventura visionaria, donde presento estudios sobre novelistas dominicanos y españoles, entre los cuales incluyo a la novelista dominicana más importante en la actualidad. ¿Saben ustedes cuál es? Se llama Emilia Pereyra, miembro correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua y miembro titular del Movimiento Interiorista del Ateneo Insular.

 

Bruno Rosario Candelier

Interiorismo del Ateneo Insular

 Centro de Espiritualidad san Juan de la Cruz

La Torre de La Penda, 21 de noviembre de 2021.