Notas acerca de un clásico aguinaldo

Por Domingo Caba Ramos

(Al sacerdote y buen amigo: César Hilario)

“Alabemos todos / al niño Jesús, que nació en Belén / y murió en la cruz…”

(Juan A. Alix)

Quizás la mayor parte de los dominicanos lo hemos cantado, bailado y tarareado alguna vez; pero talvez muchos desconocen que su título original es Cánticos y no A las arandelas, como popularmente se conoce. Que fue compuesto en Santiago hace ya ciento trece (113) años, específicamente el 16 de noviembre de 1908. Y que su autor lo fue el laureado cantor o poeta popular mocano – santiaguero Juan Antonio Alix (1833- 1918), el cual le dedicó la referida composición al presbítero don Manuel de Jesús González, cura de la parroquia La Altagracia de la ciudad de Santiago de los Caballeros. Se trata, pues, del más antiguo y conocido de los aguinaldos dominicanos.

Antes de continuar, valdría preguntarse, ¿qué es un aguinaldo?

El concepto de aguinaldo casi siempre suele confundirse con el de villancico. Y al respecto debemos precisar que si bien uno y otros géneros musicales aluden a las fiestas navideñas (rasgo común), ambos difieren ligeramente en lo que atañe a la naturaleza y alcance de la temática tratada, vale decir, mientras el contenido del villancico es eminentemente religioso, el aguinaldo combina lo religioso con lo profano. Pero dejemos que sea una voz autorizada, Julio Alberto Hernández (Santiago,1900-Santo Domingo,1999), quien se encargue de establecer dicha diferencia:

Hoy díaapunta el afamado músico y compositor dominicano – entendemos por villancico, una canción del folklore tradicional inspirado en el espíritu religioso popular de las navidades, que suele cantarse entre el pueblo y las instituciones religiosas, con acompañamiento de instrumentos populares”.

 Y al distinguirlo del aguinaldo, don Julio puntualiza lo siguiente:

“Cuando el villancico abarca temas profanos se llama aguinaldo. Esta es la canción popular tradicional que mejor expresa los sentimientos del pueblo dominicano en las navidades” (Música Tradicional Dominicana, 1969, págs. 34-35)

Las letras del villancico versan o están siempre asociadas al nacimiento del niño Jesús, como bien se aprecia en las estrofas que siguen:

  1. “Venid pastorcito

venid a adorar

al Rey de los cielos

que ha nacido ya…”

  

  1. 2. “De tierra lejana venimos a verte,

nos sirve de guía la estrella de oriente,

¡oh! brillante estrella que anuncia la aurora,

no nos falte nunca tu luz bienhechora…”

Y también en los versos del más popular, antiguo y universal de los villancicos,

Noche de paz

 

Noche de paz, noche de amor,

todo duerme en derredor,

entre los astros que esparcen su luz,

bella anunciando al niñito Jesús,

brilla la estrella de paz,

brilla la estrella de paz.

El aguinaldo, por su parte, además del religioso, incluye en sus letras temas profanos, tales como la comida, las fiestas, las parrandas, las bebidas alcohólicas y el amor erótico: 

“De la montaña venimos,

para invitarte a comer,

un lechoncito en su vara,

y ron pitorro a beber . . .”

Conviene aclarar que originalmente aguinaldo no era más que un favor que musicalmente se pedía como regalo de nochebuena; pero mediante el proceso de desplazamiento semántico, con el paso del tiempo se le llamó aguinaldo no sólo al obsequio apetecido, sino también a la canción utilizada como canal para solicitarlo.

Al explicar la idea contenida en el párrafo precedente, Julio Alberto Hernández no podía ser más explícito:

“Desde los primeros días del mes de diciembre, su alegre melodía llena de vibraciones los campos y ciudades, donde está unido a gente de toda edad y clase, imponiéndose en los bailes, conciertos y fiestas pascuales. Los músicos populares tienen la costumbre de ir a cantarlo a las puertas de las familias acomodadas, con miras a conseguir su aguinaldo (regalía) de nochebuena. Otras personas asaltan la casa del amigo donde se proyecta hacer la fiesta, que, de antemano está preparada con bebidas y el tradicional pavo o lechón asado” (Ob. cit., pág. 35)

La pieza poética que nos ocupa, Cánticos, está compuesta por ochenta versos cortos, octosílabos en su totalidad, (sólo en el verso final aparece la palabra arandela) distribuidos en veinte estrofas, en las cinco primeras de las cuales los protagonistas del aguinaldo se limitan a emitir un canto de alabanza al Niño Jesús, así como un mensaje de felicitación y buenos deseos a los dueños de la casa “multados” con el regalo de nochebuena: 

“Alabemos todos / al Niño Jesús,

que nació en Belén / y murió en la cruz.

También alabemos / con suma alegría,

a sus santos padres / San José y María.


Después de alabar / al Rey de los cielos,

con los de esta casa / nos entenderemos.


Y les cantaremos / de Dios con la gracia,

deseando a todos / muy felices pascuas.


Y un año feliz / con prosperidad,

salud y dinero / y felicidad”

En las estrofas que siguen, el autor pasa a describir el momento festivo o asunto central de la composición, merced al cual inserta esa aguda crítica social de inconfundible tono epigramático que tanto caracterizó a la mayor parte de las creaciones del entonces llamado “Cantor del Yaque”

En las estrofas sexta, séptima y octava, el poeta crítica:

  1. a) A los chismosos, prestos siempre a generar nocivos efectos con sus lenguas lacerantes:
    “Que el Niño Jesús / muy a bien lo tenga,

librarnos a todos / de las malas lenguas”

  1. b) A los envidiosos, siempre mortificados por el éxito ajeno:

“Que los libre el Niño / de los envidiosos,

que hacen mala sangre / y viven rabiosos”

  1. c) A los malos vecinos, eternos perturbadores de la paz familiar:

“Y los libre el cielo / de un vecino malo,

que es mucho peor / que un incendio al lado”

En las cuatro estrofas siguientes se nos anuncia mediante el empleo de términos o expresiones de gran valor sensorial que la cena o aguinaldo está casi a punto de comenzar: 

¡Señores, silencio! / que el sonido empieza,

de platos, cubiertos / y arreglos de mesa.

 

Por el agujero / de la cerradura,

ya se siente el bajo / a fritanga pura.

 

Y allá en la cocina / ruidos de sartenes,

que sacan del horno / pavos y pasteles”

 

Pues según señales / esta gente buena,

trata de obsequiar / con tamaña cena.

Los visitantes, excitados por la inminente presencia del manjar o plato deseado, muestran su desesperación y emiten un grito de indiscutible acento imperativo: 

“Así, pues, señores,

los dueños de casa,

abran ya sus puertas,

que el tiempo se pasa.”

A partir de este momento, el poeta retoma el tono crítico de sus versos, dirigiendo sus incisivos cuestionamientos a quienes asisten a las celebraciones y actividades festivas sin que hayan sido previamente invitados:

 
“Y al entrar señores / mucha precaución,

con los que se meten/ sin invitación.


Y en los aguinaldos / los pulpos nombrados,

se sientan primeros / que los invitados”


Y al ir a la mesa / los primeros son,

en comer de todo / con mucha ambición.

Y son los primeros / en damas sacar,

y hasta los registros / los suelen bailar”

La advertencia está hecha, el deseo por disfrutar la cena se incrementa y es, por tanto, hora de entrar a la casa:

Entremos señores / a esta honrada casa,

saludando a todos / y dando las gracias.

Y después de entrar / esa gente buena,

que no tarde mucho / en poner la cena.

El autor abandona el tono épico del relato para concluir sus famosos “Cánticos” con esta lírica exhortación:

 
Así, pues señores,

sin más dilación,

entremos cantando,

arandelas son”

Con el paso de los años, algunos de los versos que conforman estos Cánticosde Juan Antonio Alix, específicamente los que integran las cuatro primeras estrofas, fueron musicalizados y se les anexaron otros que nada tienen que ver con la versión original de los versos que en los párrafos precedentes aparecen transcritos.

Entre esas estrofas agregadas o que no forman parte de las veinte más arriba comentadas, merecen citarse las siguientes:

“Ábreme la puerta / que estoy en la calle

y dirá la gente / que esto es un desaire…


A las arandelas / a las arandelas,

a las arandelas / de mi corazón.


Allá dentro veo / un bulto tapao,

no sé si será / un lechón asao”

Se tratan, estas últimas, de estrofas cuyo autor por el momento se desconoce, razón por la cual habría que situarlas en el plano de lo folklórico.

Temas culturales

Por Miguel Collado

  

EL PENSAMIENTO VIVO DE PEDRO HENRÍQUEZ UREÑA (1884-1946) 

Quince meses después de iniciado el tercer milenio de la Era Cristiana publicamos el Ideario de Pedro Henríquez Ureña, el cual reúne 227 frases aforísticas hijas del pensamiento luminoso del más prominente hombre de letras nacido en República Dominicana. Fue en el mes de marzo del 2002, bajo el auspicio de la Comisión Permanente de la Feria del Libro, dirigida en ese momento por el escritor y académico Carlos Esteban Deive. Esa primera edición resultó ser una curiosidad bibliográfica por su. formato diminuto: 5 x 3.5 pulgadas, de bolsillo, ilustrando la portada el clásico sombrero de fieltro que con elegancia lucía el Maestro de América. Casi tres años me tomó compilar el material (1997-2000), tiempo que dediqué a la lectura de las obras completas de Pedro.

Luego de transcurridos cuatro años, el Ideario…fue reeditado dentro de la Colección «Calímaco» del Centro Dominicano de Investigaciones Bibliográficas, Inc. (CEDIBIL). Con ocasión de esa nueva edición el crítico literario Manuel Matos Moquete dijo unas palabras en el acto de puesta en circulación del libro:

El  Ideario… condensa, en forma sintética y ordenada, el pensa­miento y la acción del escritor; todo Pedro Henríquez Ureña en un breve volumen, con las frases esenciales y con las notas bibliográficas al apoyo de cada expresión seleccionada. La obra de Miguel Collado es un trabajo de investigación, selec­ción y sistematización. Representa un esfuerzo útil y metódico de un experto en investigación bibliográfica. Ésta permite releer a Pedro Henríquez Ureña, descubriendo los núcleos temáticos de su pensamiento y relacionarlos para reconstruir sus grandes ideas y preocupaciones. 

Recuerdo que en cierta ocasión, harán unos cuatro o cinco años, Matos Moquete me comentaba que son muchos los escritores que citan las frases contenidas en ese ideario, pero que no indican la fuente. Y es precisamente por eso que me he sentido motivado a ofrecerles a los lectores pedrohenriquezureñistas algunas de esas frases, comentándolas y confrontándolas, indirectamente, con la realidad actual 75 años después de fallecido su autor. Hubo una tercera edición del ideario en septiembre del 2016 auspiciada por la Dirección General de la Feria del Libro, dentro de su colección Ediciones Ferilibro, con ocasión de celebrarse la XIX Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2016.

El pensamiento de Pedro Henríquez Ureña, como el de Eugenio María de Hostos, se mantiene vivo, actual. Quizá más que nunca. Por ejemplo, cuando él dice que «El honor debe ser cuidadosa preocupación de hombre o de mujer» inmediatamente observo la triste realidad en que se encuentra inmersa la sociedad dominicana, azotada por una crisis ético-moral que nada bueno nos anuncia como nación. La honorabilidad y la lealtad son valores que escasean, cediendo espacio a la mentira, al engaño y a la traición. Y según Pedro, el honor «debe oponerse, como principio superior, a toda categoría social, aunque sea la realeza».

Pedro nunca fue un militante político, pero sí tenía una clara visión política sobre cuál es el rol que le corresponde jugar al Estado en el concierto de las naciones civilizadas, por lo que al plantear la problemática cultural —uno de los temas más recurrentes en sus disquisiciones teóricas— consideraba que «La actividad de cultura tiene igual derecho que la política a la atención de la historia». Y en esta misma línea de pensamiento era de opinión que «donde las instituciones de cultura, tanto elemental como superior, son víctimas de los vaivenes políticos y del desorden económico, la literatura ha comenzado a flaquear». ¡Cuánta claridad de pensamiento había en Pedro!

Intuimos que a Pedro no le merecían mucha confianza los políticos latinoamericanos en sentido general: «Si se quiere medir hasta dónde llega la cortedad de visión de nuestros hombres de Estado, piénsese en la opinión que expresaría cualquiera de nuestros supuestos estadistas, si se le dijese que la América española debe tender hacia la unidad política». Las negritas son nuestras y dejamos su interpretación a nuestros lectores por respeto a su inteligencia. Con cierta ironía Pedro se refiere a los que él llama «políticos prácticos», quienes, a su parecer, constituyen una «moderna plaga de hombres que de nada entienden y de todo se apoderan, en ansia de mando y de lucro, estorbando la función de quienes ponen saber y virtud al servicio y ejemplo de la sociedad».

La educación y la lectura en la etapa de la infancia fueron temas que merecieron una atención especial en la agenda de preocupaciones humanas de Pedro. «El hábito y el amor de la lectura literaria forman la mejor llave que podemos entregar al niño para abrirle el mundo de la cultura universal», opina el brillante educador dominicano. Y a la educación elemental de la América hispánica —especialmente a los padres y a los maestros— le legó un hermoso consejo: «el hábito de leer difícilmente se adquiere en libros que no sean de literatura: el niño comienza pidiendo canciones y cuentos orales; de ellos pasa a los libros de cuentos: las obras narrativas constituyen su lectura principal durante muchos años».

¿Y qué nos dice el célebre autor de Seis ensayos en busca de nuestra expresión (1928) en torno a la figura del maestro y su rol en las escuelas? Esto: «¡Cuánta importancia tiene que el maestro sepa distinguir entre la genuina y la falsa literatura; entre la que representa un esfuerzo noble para interpretar la vida, acendrando los jugos mejores de la personalidad humana, y la que sólo representa una habilidad para simular sentimientos o ideas, repitiendo fórmulas degeneradas a fuerza de uso y apelando, para hacerse aplaudir, a todas las perezas que se apoyan en la costumbre!». Todavía más: «Sin los maestros dueños de alta cultura no tendría un país buenos hombres de profesión ni de enseñanza; vegetarán sus empresas, sus construcciones, sus leyes, sus escuelas. Las escuelas elementales son imperiosa necesidad social; pero no pueden prosperar si no son la base de una pirámide cuya cima es la Universidad».

Su visión futurista, del porvenir y del desarrollo de una sociedad basada en el ideal de justicia, eran parte del pensamiento humanístico de Pedro Henríquez Ureña: «El ideal de justicia está antes que el ideal de cultura: es superior el hombre apasionado de justicia al que sólo aspira a su propia perfección intelectual». Había en ello una evidente influencia del pensamiento hostosiano, que influyó de manera directa en sus insignes padres Salomé Ureña de Henríquez y Francisco Henríquez y Carvajal. También en sus hermanos Max y Camila Henríquez Ureña. Pedro plantea que «El problema del porvenir inmediato es poner la riqueza al alcance de todos» y que «La fe en el porvenir, credo de toda juventud sana y noble, debe ser nuestra bandera de victoria».

Definitivamente, leer la obra del máximo exponente de las letras dominicanas es un deber de cada dominicano, dentro y fuera de los espacios de enseñanza formales (escuelas y universidades), y comenzar con la lectura de su ideario sería un buen inicio para entrar en ese mundo de sabiduría que es el de Pedro Henríquez Ureña, un auténtico Maestro de América. Luego, el lector interesado en profundizar en el estudio de la producción intelectual del eminente humanista, podría acercarse a sus obras completas en cualquiera de las tres versiones editadas: 1) la publicada en 10 tomos (1976-1980) por la Universidad Nacional «Pedro Henríquez Ureña» (UNPHU), compiladas por Juan Jacobo de Lara; 2) la publicada por la Secretaría de Estado de Cultura en 5 tomos (2003-2005);* y 3) la publicada por el Ministerio de Cultura en 14 tomos (2013-2015), bajo la supervisión editorial del investigador Miguel D. Mena.

Pedro Henríquez Ureña, siguiendo el ejemplo de sus ilustres padres, fue un trabajador infatigable, cultivándose siempre, en crecimiento espiritual constante, consciente, como todo gran maestro, de que ser un sembrador de saberes —como lo fue Eugenio María de Hostos— era su misión en la América hispánica que siempre soñó unida, hermanada, convertida en una Magna Patria, lo cual, para Pedro, no era una utopía, ya que para él, «no es ilusión la utopía, sino el creer que los ideales se realizan sobre la tierra sin esfuerzo y sin sacrificio. ¡Hay que trabajar!»

______________

*Para esta edición crítica de las obras completas de Pedro Henríquez Ureña el gobierno dominicano creó en el 2003 una comisión especial presidida por el Secretario de Estado de Cultura Tony Raful e integrada por los siguientes escritores: Celsa Albert Batista, Soledad Álvarez, Diógenes Céspedes, Miguel Ángel Fornerín, Federico Henríquez Gratereaux, Bruno Rosario Candelier, Manuel Matos Moquete, Manuel Núñez, Irene Pérez Guerra, Guillermo Piña Contreras y Víctor Villegas. Mateo era el Coordinador Técnico. Su publicación fue patrocinada por el Banco de Reservas de la Rep. Dom.

 

Ortoescritura

Por Rafael Peralta Romero

 

30/10/2021

CONVIENE EVITAR EL INFINITIVO INDEPENDIENTE

Al final del acto de reconocimiento que le han tributado, el señor Pérez se dirige al podio, tras el saludo de rigor, inicia con la palabra “Agradecer…”  y finaliza de este modo: “Para terminar, exhortar a esta institución a …”.  El acto concluye cuando la maestra de ceremonias dice: “Por último, invitar a los presentes a un brindis…”

En otro acto, alguien dirá: “Advertir a los hermanos alejarse del pecado y llamar al arrepentimiento…”. En un tercer podio: “Iniciar la apertura del debate y proponer una comisión…”

Las palabras agradecer, exhortar, invitar, advertir, llamar, iniciar y proponer son verbos en infinitivo, la forma no personal del verbo, que en nuestra lengua tiene las terminaciones -ar, -er o -ir.

El modo infinitivo funciona como el nombre del verbo y ejerce a plenitud su rol gramatical cuando aparece conjugado, es decir en forma personal. Ejemplo: agradezco, exhorto, invitamos, advertiré, llamo, iniciamos, proponemos.

Podemos emplear el infinitivo en perífrasis verbales, valiéndonos de otro verbo en forma personal, por ejemplo: “Quiero agradecer”,   “Para terminar, exhorto a esta institución a…”.  “Por último, deseamos invitar a los presentes a un brindis…”

Otros ejemplos: “Me permito advertir a los hermanos a que se alejen del pecado y quiero llamar al arrepentimiento…”. “Vamos a iniciar la apertura del debate y debemos proponer una comisión…”.

Los lingüistas han llamado “infinitivo independiente” al uso que hemos señalado en el que el verbo aparece en forma impersonal, como el caso de “Recomendar a nuestros clientes…”, en lugar de “Recomendamos a nuestros clientes…”.

Debo precisar que lo aquí escrito no constituye una declaración de guerra contra el infinitivo, pues hay unos usos de los que resulta difícil prescindir. (Dos infinitivos en esta oración). Tomando en cuenta las funciones que asume, han sido clasificados en infinitivos verbales e infinitivos nominales.

De la Nueva gramática de la lengua española, publicación oficial de las Academias, cito la siguiente puntualización sobre el grupo verbal:

“Los infinitivos verbales forman grupos sintácticos de este tipo. Constan, por tanto, de un núcleo verbal al que pueden seguir muy diversos complementos: directos, indirectos, de régimen o circunstanciales, como en encender la luz, prestárselas, viajar al extranjero en vacaciones, haber entendido correctamente, etc. La presencia de un sujeto expreso o explícito sea posverbal (encender él la luz) o preverbal (él encender la luz), está muy restringida en español…” (Edición 2009, pág. 1964).

Agrega el texto académico que los grupos verbales infinitivos aparecen principalmente en cuatro tipos de construcciones, que son: a) Perífrasis verbales, b) Oraciones subordinadas, c) Otras construcciones independientes no oracionales y d) Oraciones independientes.

Los infinitivos nominales son llamados así porque funcionan como sustantivo, como en “La mirada turbia y fría, un poco lento el andar”. Poseen las propiedades morfológicas y sintácticas propias de los sustantivos (los cantares de gestas, Cantar de los cantares; a pesar de los pesares). Es común que cuando el infinitivo aparece seguido de un artículo, funciona como sustantivo (El amar y el querer).

Hay mucho que decir en torno al infinitivo, pero el espacio aconseja que no siga. Solo recordaré el infinitivo compuesto que se forma con el infinitivo del verbo haber y el participio del   verbo que se conjuga; por ejemplo: haber estado, haber vivido, haber terminado.

 

7/11/ 2021

ANTAÑO Y HOGAÑO, LO PASADO Y LO PRESENTE

Una apreciada amiga, tras leer el pequeño libro titulado “De los sucesos gustosos que vivió don Quijote en Santo Domingo”, de nuestra autoría, ha reclamado la explicación de algunos términos que aparecen en la obra. El personaje principal del texto -un cuento extenso- responde a las características de don Quijote, el héroe creado por Miguel de Cervantes y habla como éste.

Al final del relato aparece un glosario donde se señala escuetamente el significado de vocablos arcaicos empleados en nuestra publicación, tal cual han sido usados en el libro Don Quijote de la Mancha. Pero entre las 24 expresiones y palabras que contiene el glosario no fueron incluidas estas: antaño y hogaño, de donde ha partido el amistoso reclamo. Las presento:

Antaño. Procede del latín “ante annum”. Es un adverbio demostrativo. El Diccionario académico le señala las siguientes acepciones:

  1. adv.  En un tiempo pasado. Hoy no se trabaja como antaño.
  2. El tiempo pasado. (Se usa normalmente precedido de

preposición). Costumbres de antaño.

  1. adv. dem. desus. En el año precedente. 4. m. Tiempo pasado. Recuerdos de un antaño lejano.

Es una palabra patrimonial de nuestra lengua y guarda fidelidad a su origen, las voces latinas “ante annum”. De anterior + año resulta antaño.

Les presento algunos ejemplos de su empleo en el cuento citado:

1-”…os agregaría que he tenido  ojos para una sola mujer, mi inolvidable Dulcinea del Toboso, de quien antaño  llegué  a proclamar que para ella he nacido”.

2- “Más vale el necio en su casa que el sabio en la ajena, Lorenza, pues acaece que no estoy yo haciendo donaire y la risa sorprende a vuestra merced, a quien antaño no se le viera un guiño con el gozo, cual si de mi boca hubiese manado expresión jocosa”.

3-“Refieren los cronistas que don Alonso exudaba satisfacción, lo cual se mostraba en la adquisición de músculos que  colmaban sus pieles, de antaño escasas de carne, y si de algo se lamentaba era de no haber tenido antes el tipo de trato que estableció con Morena Sierra”.

Hogaño. También se escribe ogaño. Deriva de la expresión latina “hoc año”, que significa “en este año”. Como la anterior, es un adverbio demostrativo, cuya primera acepción en el Diccionario de la lengua española indica: En la época actual.  La historia que narra esa novela bien pudiera acaecer hogaño.

  1. La época actual. Con más previsión nos hubiéramos ahorrado los problemas de hogaño.
  2. En el año presente. El siguiente es un ejemplo tomado del cuento “De los sucesos gustosos que vivió don Quijote en Santo Domingo”: “Ya que, antaño como hogaño, he declarado sobre las dueñas que suelen ser impertinentes, fruncidas y melindrosas, cúmpleme explicaros las diferencias que encuentro entre la dueña y la ama de una estancia”.

Estas son las voces arcaicas contenidas en el pequeño libro con sus equivalentes en el español actual:

1-Ínsula. Isla. 2-Sansón Carrasco. Personaje de la segunda parte de Don Quijote de la Mancha. 3-Prestancia. Distinción. 4-Válame, exclamación. Válgame, del verbo valer.5-Mesmo. Mismo. 6-Veredes. Verás. 7-Magín. Cabeza.  8-Luenga.Larga.  9-Agora. Ahora. 10-A fe mía, juramento que refuerza lo dicho. 11-Cuidadoso. Preocupado (arcaísmo).12-Albarda. Árganas. 13- Repostería. Despensa.

14-Adoquiera. Dondequiera. 15- Bene quidem (latinismo) muy bien, de acuerdo. 16-Cebolludo. Grueso, tosco. 17-Aguamanil. Vasija casera. 18-Pluguiere. Forma del verbo placer, subjuntivo, futuro, tercera persona. 19-Donaire.Dicho gracioso. 20-Melindrosa. Presuntuosa.

21-Melindre. Actuación con excesiva delicadeza y escrúpulo. 22-Deo gratia. A Dios gracia. 23-Truje. Traje, del verbo traer, pasado perfecto, indicativo, primera persona. 24-Plugo.Tercera persona, pretérito perfecto, verbo placer. Plació.

Del verbo placer, hay mucho más que decir en la próxima entrega.

 

13/11/2021

EL VERBO PLACER TIENE SUS COMPLEJIDADES

En la columna de la semana pasada del 31 de octubre de 2021 nos referimos a palabras arcaicas empleadas en nuestro cuento “De los sucesos gustosos que vivió don Quijote en Santo Domingo” y prometimos referirnos hoy a algunas formas del verbo /placer/ contenidas en esa obra.

Quizá no sobre recordar que la palabra /placer/ no es solamente un verbo, sinónimo de agradar, sino también un sustantivo. El Diccionario de la lengua española define ese sustantivo de este modo: Goce o disfrute físico o espiritual producido por la realización o la percepción de algo que gusta o se considera bueno.

Tres intervenciones de don Quijote en el cuento citado incluyen sendas formas del verbo placer, con diferencias de tiempo y de persona. A continuación, las frases que las contienen:

1-Plazca a Dios que vuestra merced comprenda que a ese tipo de venta me refiero y por demás que vuestra cortesanía sea suficiente para conducirme hasta ese lugar.

2- “Pero como ahora plugo a la Providencia grandísimo favor otorgarme, lo que queda por decir es: cuando te den vaquilla, corre con la soguilla”.

3-Lorenza, paréceme hermosa y acogedora la estancia, pero decidme, si a vuestra merced pluguiere, ¿es vuestra merced la dueña o es la ama de ella?

Plazca, plugo y pluguiere son formas del verbo placer. Plazca corresponde a la primera persona presente del modo subjuntivo. En el segundo caso, tenemos /plugo/ que funciona como tercera persona singular (él, ella) del pasado perfecto, el cual tiene otra forma de uso más generalizado: plació. (Plugo a mi padre que así fuera / Plació a mi padre que así fuera). El pronombre usted, aunque se trata de la segunda persona, requiere los verbos en tercera: Plació a usted la propuesta / Plugo a usted la propuesta.

En cuanto a la forma /pluguiere/corresponde a la tercera persona singular (él, ella), futuro, del modo subjuntivo que para el uso común es placiere, pero conserva este uso arcaizante. Lo mismo rige para el pronombre usted: Si a usted pluguiere o placiere…

Placer deriva del latín “placere”. Significa agradar o dar gusto. Está clasificado como intransitivo, lo cual se dice de los verbos que se construyen sin complemento directo; p. ej., nacer, morir, correr.

Placer es el modelo de conjugación de /complacer/: yo plazco (complazco), tú places (complaces), él plació (complació), él plugo (complugo).

Conjugación

  • Presente del indicativo: yo plazco, tú places, él place, nosotros placemos, vosotros placéis, ustedes placen, ellos placen.
  • Pretérito perfecto: yo plací, tú placiste, el plació o plugo, usted plació o plugo, nosotros placimos, vosotros placisteis, ustedes placieron, ellos placieron.
  • Pretérito perfecto compuesto: yo he placido, tú has placido…
  • Pretérito imperfecto: yo placía, tú placías, él placía, nosotros placíamos, vosotros placíais, ustedes placían, ellos placían.
  • Pretérito pluscuamperfecto: yo había placido…
  • Pretérito anterior: yo hube placido…
  • Futuro: yo placeré, placerás, placerá, placeremos, placeréis, placerán…
  • Futuro compuesto: yo habré placido, habrás placido, habrá placido…

.El modo subjuntivo. Presente: plazca, plazcas, plazca, plazcamos…

. Futuro subjuntivo: placiere, placieres, placiere o pluguiere, placiéremos, placiereis, placieren.

El intríngulis más palpable con este verbo es que la conjugación académica no va a la par con el uso. ¿Quién dice, por ejemplo, “Yo plací”? En la práctica asume las características de verbo pronominal, pues demanda pronombres reflexivos que concuerdan con el sujeto. Más varían los pronombres que las derivaciones verbales. Por ejemplo: Me place, te place, le place, nos place, os place, les place.

Placer tiene una gran competencia en el verbo gustar, que es transitivo: Me gusta tu libro. Quizá falte algo por agregar.

 

21/11/2021

LÍNEAS SOBRE EL ARTE DE ESCRIBIR

Hace poco tiempo sostuve un encuentro en la Casa de la Cultura de Higüey para hablar sobre el arte de escribir. Me ha parecido interesante compartir en esta columna el esquema que guio mi exposición. Aquí está:

1- ¿Qué quiero decir?  Es lo primero que debe preguntarse quien pretenda escribir. Con esta actividad, se busca expresar sentimientos y emociones. Transmitir ideas o argumentos que buscan convencer a los demás de que piensen como quien escribe o acepten sus planteamientos sobre determinado asunto.

2- ¿Cómo lo voy a decir? El escritor o aspirante a serlo, y solo él, sabrá la forma de escritura por la que habrá de optar: narrativa, dramática, poética o expositiva (ensayo, artículo, monografía).

3-Define tus propósitos. La forma se relaciona con los objetivos. Algunas ideas demandan ser expresadas en un poema, otras en una hoja volante o un comunicado.

4-Exponer. La exposición es la forma válida para instruir, enseñar, informar. Es la forma de los escritos didácticos, periodísticos y de todo escrito que procure explicar algo, como los prospectos que acompañan a los productos farmacéuticos o los discursos proclamados de toda tribuna.

5- Componer, describir y narrar. Se componen poemas, se describen lugares, cosas y personas, se narran hechos reales o imaginarios que constituyen materia prima de cuentos y novelas. Las tres acciones procuran deleitar, provocar el goce estético. Son indispensables para la escritura literaria.

6-Cual que sea la forma, el instrumento será la lengua. La clave esencial para escribir es construir bien cada oración. Agregar otras oraciones y así logramos los párrafos. Todo libro comienza con una oración. El énfasis debe estar en la sintaxis.

7-Escribir conlleva conocer su lengua. Claridad y orden son requisitos fundamentales. El escrito confuso no cumple su cometido: no informa ni instruye ni entretiene.

8-Ortografía. No es la condición principal de la escritura, pero la más visible. La falta ortográfica es a la escritura como las laceraciones de la piel al cuerpo humano. En tanto, la falta de claridad y orden (sintaxis) puede compararse con la insuficiencia de órganos vitales.

9-Posescritura. Revisión. Escribir a solas, revisar con otros. Un experto ha dicho que escribir es un proceso a puertas cerradas y revisar se hace a puertas abiertas. Quien escribe necesita que su texto sea revisado. Primero lo hace el autor hasta dar por terminada su obra, luego un corrector verá los errores que el autor no vio.

10-Escribir es producto del pensar, que es organizar las ideas. Demanda disciplina y dedicación. La escritura inicia con el pensar, del pensar surge el plan de trabajo.

11-Escribir puede tener aspecto utilitario y laboral (cartas, informes, seminarios, propuestas, reseñas…), reflexivo (artículo, ensayo), artístico (poemas, cuentos, novelas, dramaturgia…). Cada uno sabrá para qué quiere escribir. En cada caso se precisa cuidar la forma. Que lo escrito se ajuste al propósito.  Unos escritos serán objetivos y se circunscriben a la realidad, otros permiten la subjetividad, con la incursión de sentimientos y apreciaciones.

12-Escribir demanda leer, escuchar, asimilar.

Recomendaciones:

  1. a) Procurar la economía de palabras. Es señal de que se sabe escribir (ejemplo: En vez de “Se produjo una herida en el dedo pulgar de la mano derecha”, “Se hirió el pulgar derecho). Se le llama concisión.
  2. b) Precisión. Usar la palabra indicada para cada caso. Perro en vez de “unidad canina”; El hecho ocurrió en La Enea, Higüey, mejor que en la provincia Altagracia; Un obispo, mejor que un prelado católico.
  3. c) El escritor tiene que mirar a su entorno, ahí están los temas para escribir.
  4. d) Hay temas universales, pero en toda cultura serán tratados con particular enfoque.

De palabra en palabra

Por Roberto Guzmán

 

19/10/2021

CUIDO

“. . . es una cabeza con actitud, con muchísima pasión, empeño, calidad, CUIDO, amor”.

El Diccionario de la lengua española en su definición de cuido no ofrece sorpresa alguna, para comenzar asienta que es la, “Acción de cuidar”. Esa redacción es antigua y ha sido de uso continuado. No puede criticarse. Cuando amplía el concepto; esa corporación en su definición escribe, “especialmente de cosas materiales”.

Se ha traído este sustantivo a la atención del hablante de español dominicano y del lector interesado, porque en esta habla ese sustantivo recibe una utilización especial que es más especializada que la recibida en el habla general.

El habla de los dominicanos se empeña en establecer la diferencia que entiende que existe entre cuidado y cuido. El cuidado reviste características de atención con miras a prevenir. La mayoría de las veces se utiliza para advertir acerca de algo o alguien. El cuido también es atención continuada en la mente de este hablante de español.

En el cuido se reúnen las diligencias que se encaminan a proporcionar bienestar al objeto del cuido. Se torna en una actitud de una persona que busca un resultado en el objeto de su acción.

 

BRETERO

“. . . adquirieron fama de ser “algo” fantoches, BRETEROS o mete cuentos”.

La voz brete tiene una larga historia en la lengua española. Covarrubias entendía que era el potro en que se daba tormentos a los delincuentes. Metafóricamente pasó a significar “estrechez, aprieto”. Estas metáforas dieron lugar desde el año 1611 a las locuciones “meter a uno en un brete o estar metido en un brete”. Todavía en nuestros días brete conserva entre sus acepciones, “aprieto”; “prisión estrecha”.

El hablante de español dominicano casi no usa el sustantivo o adjetivo bretero en sus conversaciones. Esta voz procede del español propio de Cuba. Como otras tantas voces cubanas, esta llegó a conocimiento de los dominicanos gracias al constante y continuado trato entre los habitantes de estas dos islas. El bretero es la persona que provoca brete, es decir, que alborota. Además, es chanchullero.

En el habla de los dominicanos sí se usa la voz brete que se encuentra en el origen de la del título. En el habla dominicana el brete es, “desorden, confusión”. Estas equivalencias para la voz brete es la que consigna el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española.

En el citado diccionario figuran otras significaciones para la voz brete que son de uso en otros países de Hispanoamérica. El Diccionario del español dominicano (2013:106) es más fiel a los usos contemporáneos del español dominicano y por ello trae otras acepciones para brete, “agitación, ajetreo constante” y “discusión”.

La primera mención de una voz parecida a brete en un repertorio de voces dominicanas aparece en Criollismos de R. Brito (1930), donde se encuentra bréjete con la acepción primera de brete, “Desorden, tumulto, aprieto”.

Brete se halla por primera vez enumerado entre las voces del habla culta en El español en Santo Domingo (1940:59) en tanto “dificultad: estar en un brete”. En Dominicanismos de Patín Maceo está como “porfía, contienda de palabras”. Con una acepción muy parecida figura en el Diccionario de la Lengua Española, 2014, “Cuba. Discusión acalorada entre dos o más personas”.

Todavía en el año 1967, en De nuestro lenguaje y costumbres, pág.42, la voz inventariada es bréjete y allí se lee para el significado, “Chisme. Enredo”.

Brete y brégete se encuentran en el Diccionario de dominicanismos de Deive (2002:41); este investigador reconoce a brégete con el valor de “Discusión, riña, pendencia” y cita una frase que documenta el uso. La cita pertenece a una obra publicada en los años sesenta. Esta observación se introduce porque está escrita con letra ge /g/, brégete.

La primera mención en un repertorio americano de una voz parecida a brete es bregeta, que entre otras acepciones lleva la de “necedad, molestia”.Vocabulario de los provincialismos de Honduras (1897:23). Esta pudo quizás dar lugar a la aparición más tarde de brégete en el español dominicano, si se toma en cuenta la similitud entre esas dos voces.

La primera mención que se ha encontrado del brete y bretero cubanos están en el Nuevo cautaro de cubanismos (1923:90); ahí para brete puede leerse, “enredo, trastorno, alboroto”. Para la voz bretero D. Fernando Ortiz escribe, “El amigo de bretes, enredos, trastornos. Si los clásicos hicieron matrero, tretero y cuatrero, los cubanos hemos hecho un bretero de buena ley”.

El brete cubano no permaneció sin cambios, pues en el Diccionario ejemplificado del español de Cuba (2016-I-177) es, “Noticia, verdadera o falsa, que da origen a una situación confusa y desagradable”. En su segunda acepción es, “Discusión acalorada entre dos o más personas”. El bretero es, “Persona muy dada a la discusión”. “Persona dispuesta a participar en cualquier actividad por curiosidad o esnobismo”. Mediante la lectura de estas acepciones puede observarse el movimiento del uso.

En el habla en Venezuela brete comparte con el habla dominicana la acepción de “agitación, ajetreo incesante”. Allí existe brejetería y brejetero.

 

26/10/2021

RADIOBEMBA

“. . . las informaciones falsas estuvieron manejadas por RADIOBEMBA”.

Este nombre femenino es graciosísimo. Llama la atención de los hablantes de lengua extranjera tan pronto logran entender la formación. Los hablantes de variedades de español diferentes de los países donde se usa esta voz muestran sorpresa e interés al descubrir la existencia de la voz del título.

La voz radiobemba quizás nació solo como una forma hilarante de llamar los rumores. Está formada de dos voces de orígenes diferentes. La voz radio que es componente en esta voz procede del aparato de telecomunicaciones que recibe y transmite mensajes a través de las ondas hertzianas. La segunda parte, bemba, es el labio prominente que suelen tener algunos animales y que denomina también por extensión el de algunas personas.

En la actualidad más que el rumor, noticia o comentario, radiobemba es la manera en que se propagan esas informaciones no confirmadas. Cuando la voz incursionó en el habla fue porque iba de “boca en boca” y se esparcía con inesperada rapidez. A pesar de los avances tecnológicos radiobemba no ha perdido el poder de difusión; lo que ha hecho es incorporar los nuevos medios a su modo de operar.

Con el paso del tiempo radiobemba no es solo rumor, es también una forma de detractar. Cuando no llega al grado de detractar algo o a alguien, sirve para sembrar dudas con respecto a la respetabilidad de una persona o a las intenciones de una decisión.

Radiobemba entró en el diccionario oficial de la lengua en la edición del año 2014. En la edición impresa la voz radiobemba envía a consultar la voz radio para encontrar allí su acepción.

El Diccionario de la lengua española escribe que la voz radiobemba se usa en Panamá, Cuba y República Dominicana. Es muy posible que la voz haya nacido en Cuba y que de allí pasara a República Dominicana. Esto así porque los cubanos son muy conocidos por su capacidad inventiva para crear y divulgar nuevas voces con carácter jocoso para designar hechos serios de la vida diaria.

La primera mención que se ha encontrado de la voz estudiada aquí figura en el Diccionario de cubanismos (1972:168) donde aparece escrito radio-bemba, “Sistema de difusión oral de noticias y rumores”. El Diccionario mayor de cubanismos (1999:587) asienta que radiobemba se usa para designar a la persona chismosa; así como al rumor mismo. En el Diccionario del español de Cuba (2000:449) se entiende que radiobemba, “Se usa para referirse a una fuente de información que difunde noticias no oficiales o rumores no comprobados”.

Ya en el Diccionario de hispanoamericanismos (1997:390) se indicaba que la voz en cuestión se usaba para “rumor, chisme; chismoso”. Ese diccionario añadió a Costa Rica a la lista anterior, pero dejó fuera a República Dominicana. Trae citas documentales de uso en literatura de autores cubano y panameño.

Aunque la voz radiobemba es de uso en el habla dominicana, el reconocimiento oficial tardó en aparecer, pues la primera mención encontrada corresponde al Diccionario de cultura y folklore dominicano (2005:331), “Es la noticia que corre de boca en boca en un barrio o en un pueblo. Se utiliza para identificar o nombrar una conducta relacionada con chismes y rumores políticos”. En el Diccionario de dominicanismos (2010:190) el autor reproduce lo copiado más arriba del Diccionario de cubanismos de 1972 y menciona la fuente.

El Diccionario del español dominicano (2013:584) solo asienta la escritura “radio bemba” como locución sustantiva. En la primera acepción es la, “Persona o cualquier otra fuente que difunde rumores y chismes con rapidez”. La segunda acepción es, “Información que se difunde mediante rumores”. Se ha observado que radiobemba ha dejado de usarse con propósitos humorísticos y que cada vez más se toma en serio como medio de difusión que infunde temor.

 

BEIGE

“El traje BEIGE de Biden. . .”

La paleta de los pintores es capaz de crear matices, tonalidades y colores sin fin. Las personas que no son versadas en los menesteres de los colores pueden distinguir pocos colores. Hasta puede decirse que son incapaces de notar las diferencias entre algunos colores si no los ven unos junto a otros.

Este color, beige, con este nombre fue desconocido durante largo tiempo en la lengua española. El uso (la imitación) lo impuso en la edición del año 1992, año de celebración del gran encuentro de civilizaciones. En ese año entró con la acepción “marrón claro”; esto es, apoyándose en otra palabra que como beige procede del francés, color el último que permaneció largo tiempo fuera del diccionario oficial porque se prefería llamarlo castaño.

El color beige es conocido con ese nombre en inglés y portugués brasileño. En italiano también usan la palabra para el color. Cortellazo- Zolli,Dizionario etimologico della lingua italiana (1984-I-128).

Aunque no sea todo lo exacto que podría desearse, el hablante dominicano hace tiempo que resolvió el asunto llamando este color “crema”, que en el diccionario oficial de la lengua se entiende que es un “blanco amarillento”. Como dice el chusco, este crema depende del color de donde se extrae o reduce.

Los diccionarios de todas las lenguas consultadas registran que es de origen obscuro, a pesar de que existen varias teorías. Los franceses dicen que se desprendió de otra palabra más larga del italiano, bombagia. En su origen designaba el color de la lana natural, de un gris amarillento. Hay tratadistas que consideran que el color, marrón pálido, era el color natural del algodón y la lana. La lengua inglesa ha documentado la entrada de la palabra en el año 1858. Los hablantes de portugués brasileño arreglaron a su manera la grafíabege.

Con este color ha sucedido lo mismo que ha pasado con el caqui. No se encuentra ya en estado puro. Le añaden otros tintes al beige básico que desnaturalizan el color y los legos no pueden discernir qué clase de color representa el beige natural.

 

 

 

2/10/2021

CHERCHA

“. . . fue elaborado y aprobado en medio de una CHERCHA mediocre. . .”

El vocablo chercha es uno, pero el colorido se lo añade cada una de las hablas donde se usa. Las distancias entre los sentidos que lleva el vocablo en los distintos países no son enormes. El hablante de cada uno de esos países le ha imprimido unas pinceladas de tinte nacional que representa la idiosincrasia propia del hablante. Lo que acaba de describirse a grandes rasgos se analizará más abajo.

La palabra del título consta en el diccionario académico desde por lo menos la edición de 1947. La acepción en esa edición de ese diccionario era, para Honduras, chacota. Para Venezuela, burla, zumba. El vocablo no figuraba en la edición de 1914.

La primera mención de chercha en una obra acerca de voces particulares a un país se remonta a Hondureñismos, vocabulario de provincialismos de Honduras (1897:49), “Charla de la gente del pueblo”. El significado de la palabra no ha permanecido inmune al paso del tiempo y al uso constante; hace unos años pasó en Honduras a tomársela por, “Burla o broma en medio de alegría y carcajada, es lo mismo que chacota”; esto es, añadió la bulla al grupo de personas. Diccionario de hondureñismos (2013:45). Otros rasgos sumados son, “celebración, intrascendencia de la conversación”; por último, se asimiló a “mentira”. En Panamá se han conformado con mantener la palabra dentro de los límites de, “broma, burla”.

En el primer párrafo se expresó que cada país había contribuido a dejar su huella en el significado de chercha a través del uso. Los dominicanos, en su habla, a las características anteriores agregaron a la palabra la sinonimia “juerga, jolgorio”. La chercha es una “reunión de personas parlanchinas y bulliciosas”. Con esto se incorpora el rasgo de conversaciones largas entre varias personas.

A todo lo anterior los venezolanos en su habla añadieron “risas” que se interpreta en tanto manifestación de la alegría expuesta en otras hablas. Diccionario de venezolanismos (1983-I-336). Otra cualidad que aparece en esa habla sobre la broma o burla, “se le hace a una persona”. Diccionario del habla actual de Venezuela (1994:164).

Por medio del examen precedente puede comprobarse la forma en que las hablas y el tiempo han influido en el concepto que se tiene de una palabra, chercha, que generalmente se la tiene por intrascendente. A pesar de esos retoques al concepto de la palabra, esta ha permanecido con su definición centrada en los mismos límites.

Antes de concluir con el tema de la chercha se desea exponer una idea acerca del origen del sustantivo chercha y el verbo cherchar. Se piensa que puede tener origen onomatopéyico. En inglés, por ejemplo, existe chitchat, (aquí piénsese en cher-cha) para conversaciones sin importancia. El francés tiene varias palabras por ese estilo, chuchote, es una de ellas. El nombre chercha pudo ser retenido por el hablante por el sonido de la continuada conversación; sobre todo, cuando al principio la definición no incluía el ruido y todo lo demás que se sumó más tarde. Esto es solo una idea y no tiene más fundamento que lo expuesto más arriba.

 

AMARRE

“. . . donde sus miembros sean elegidos por el sufragio puede garantizar sin AMARRES politiqueros. . .”

En el español de la actualidad hay más de un amarre; esto es, hay varios amarres que dependen del entorno en que se utiliza el vocablo. El verbo del español y del portugués guardan estrecha relación con la lengua francesa. No hay que dudar que la frecuencia del verbo en el habla de los dominicanos se vincule con el léxico de la marinería.

La preponderancia del verbo y sus derivados no es asunto reciente. Este verbo arrinconó los demás verbos del español que tienen un significado semejante, tales como atar, ligar, sujetar.

El verbo amarrar llegó al español desde el francés amarrer. En francés el verbo solo tiene uso náutico. El verbo amarrar entró en español a mediados del siglo XV. Derivados de este verbo son, amarra, amarradero, amarre. En portugués J. P. Machado entiende que a esa lengua llegó en el siglo XIV; trae la cita de la época. Dicionário etimológico da língua portuguesa (1967-I-224).

Se escribió más arriba que el verbo y varios de sus derivados tienen relación directa con la marinería. No debe pensarse que todos los pasajeros que llegaron en las primeros viajes al Nuevo Mundo eran marineros. No lo eran, pero a pesar de eso no puede olvidarse que la travesía duraba alrededor de cuarenta y cinco días.

Las naves que surcaban el Atlántico no eran tan cómodas como las modernas. Los pasajeros se veían en la obligación de reunirse por motivo del escaso espacio, así como por las incomodidades propias del viaje. Durante ese tiempo, forzadospor las circunstancias los pasajeros se familiarizaban con el léxico de la marinería. Una vez en tierra usaban esos términos en sus actividades cotidianas.

Las pruebas de lo anterior las documenta Boyd-Bowman quien trae citas del uso de los vocablos amarre y amarrar en el siglo XVI en diferentes puntos de América, sitios localizados en lo que hoy son, Chile, Colombia, Ecuador, Panamá, Venezuela. Léxico hispanoamericano del siglo XVI (1972:55).

Esteban Pichardo escribe acerca del verbo amarrar, “Este verbo está tan generalizado que ha dejado sin uso el de Atar; no así el compuesto Desatar”. Diccionario provincial casi razonado de vozes y frases cubanas (1836:51). Más adelante ese estudioso escribe que de modo metafórico es “preparar o disponer algún convenio o hecho futuro de manera que el éxito sea infalible”. Esa operación define muy bien el concepto moderno del amarre; aunque en el lenguaje moderno convive con el sustantivo cierre. Este último empujado por el inglés closing.

En la cita ilustrativa del uso, “amarre” se utiliza en sentido metafórico, con un rasgo de algo que se hace a escondidas o de modo subrepticio. Este uso coincide con la acepción recogida en el Diccionario de americanismos (2010), “Acordar con engaño o artificio algo dos o más personas o entidades, en especial un contrato o una licitación”.

A través de la historia el verbo ha aumentado sus acepciones. En América se han creado otras y el habla dominicana sumó alguna. En esta habla amarrarse es casarse. El Diccionario de americanismos trae la información de que en esta habla vale también para embriagarse.

 

9/11/2021

JURUNGAR
“… sino que saldrá de nuestros bolsillos, ya rotos, y cansados de tanto JURUNGARLOS”.

El verbo jurungar procede de las hablas dominicana y venezolana. De este modo lo reconoce el Diccionario de la lengua española cuando asentó esta voz en calidad de propia de los dos países cuyas hablas se mentaron más arriba. El reconocimiento antes señalado se produjo en la edición del año 2001.

Las fuentes bibliográficas apuntan en la dirección de una aparición relativamente reciente para el verbo jurungar en el habla dominicana. Esto inclina a hacer pensar que el origen del verbo se produjo en Venezuela, por lo menos con esta grafía.

La primera noticia del verbo escrito jurungar en un repertorio de voces propias del habla dominicana se encuentra en Del vocabulario dominicano de D. Emilio Rodríguez Demorizi, “Jurungar. Embromar. Punzar. Meter un dedo o algo en una cavidad. Molestar. Pinchar”. (1983:143).

Con anterioridad a esta cita hubo alguna noticia acerca de jurungal con un verbo como sinónimo o equivalente, pinchar. Así se halla en Criollismos de Rafael Brito. Llama la atención que este autor haya escrito jurungal, con una letra ele /l/ al final, si se toma en cuenta que su fuente principal de voces vernáculas procede de la región del Cibao, donde la terminación sería otra y no ele /l/. En esa obra Brito en varias ocasiones presenta las palabras escritas de la forma en que la pronunciaban los lugareños del Cibao, con la letra /i/ en lugar de la erre /r/.

Hay que destacar el tiempo transcurrido entre la primera mención de una voz parecida al verbo y la aparición del verbo mismo en un repertorio de voces.

A don Ángel Rosenblat el origen de la palabra le parece indudable “. . . jurungar se formó por cruce de dos verbos: jurgar (hurgar) y jeringar”. La primera mención escrita de este verbo la encontró este investigador en un escrito del año 1859, escrito jorungar, con el valor de escarbar. Unas líneas más adelante, escribe, “. . . en Venezuela, las Antillas, América Central. . . es frecuente que se emplee. . . “no se la jurungue” [la nariz]. Buenas y malas palabras 1974-II-41). Para “introducirse los dedos en las fosas nasales”, es como el autor de estos comentarios recuerda haber oído en su niñez por primera vez el verbo jurungar.

Como es natural que ocurra en casos como este, una palabra que cobra vigencia en el habla tiende a ampliar su ámbito semántico, porque el hablante, o los hablantes, usan la voz aunque no sepan con exactitud el campo específico que cubre.

En Venezuela en el año 1977 ya se utilizaba la voz en cuestión con el valor de, “hostilizar, molestar, provocar la ira de alguien”. Léxico popular venezolano (1977:189).

En los predios rurales la voz pasó a significar “Escarbar. Provocar a alguien”. Ahí está la palabra del campo, escarbar; junto con la idea de pinchar, punchar, pero en sentido figurado, en tanto acción ejercida pero no físicamente. Cuando el verbo del título sentó reales en el ámbito citadino y por ende culto, la acepción tomó rumbo más elevado, “Hurgar, revolver, escarbar”. Este valor se documentó ya en el año 1912. Diccionario de venezolanismos (1993-II-37).

Más adelante en la lexicografía venezolana registró acepciones insospechadas cuando llegó a “Registrar por curiosidad los objetos de otra persona”. En sentido figurado alcanzó a tipificar, “Investigar algún asunto”. Diccionario del habla actual de Venezuela (1994:290).

En el habla de la República Dominicana el verbo jurungar adquirió acepciones desconocidas en otros países. “Estropear algo con lo que se ha estado operando. Maniobrar repetidamente con una cosa. Estropearse un aparato o maquinaria”. Llama la atención la proyección del verbo hacia estropear y maniobrar. En estos casos se produjo un salto que solo el tiempo, la distancia, el medio social y el uso en diferentes circunstancias pueden explicar. Diccionario del español dominicano (2013:400).

 

LECHÓN

“Hay que celebrar que los LECHONES de Santiago no son. . .”

Lechones es el plural de lechón. El lechón es un cochinillo que todavía mama. De allí le llega el nombre lechón, pues mama leche. El cerdo tiene fama de ser un animal sucio (cochino), de donde por extensión se califica con este adjetivo a la persona puerca, desaseada. También se usa la palabra lechón en funciones de nombre para el cerdo macho sin importar la edad de este.

Luego de esa entrada obligatoria hay que enfocarse en el lechón de Santiago de República Dominicana. En esa ciudad casi siempre se usa el nombre en plural, “lechones de Santiago”.

Los lechones de Santiago son las “máscaras que acuden al desfile de carnaval vestidos de diablos”. Diccionario de cultura y folklore dominicano (2005:222). Este disfraz casi siempre lleva cuernos (cachos) añadidos a la careta, sobre la frente o la cabeza, porque así era la representación del diablo. En el caso del “Baile de lechones”, en lugar de disfraz de diablo llevan caretas (máscaras) de lechón.

En Santo Domingo, la capital, se llama “diablo cojuelo” al personaje disfrazado que en Santiago se denomina Lechón. Es posible que esta diferencia entre los nombres nunca sea bien explicada, sobre todo por sus motivos. En Montecristi a los personajes disfrazados del período de carnaval llaman de “toros”.

En los últimos tiempos se ha propagado la costumbre de llamar diablo a todos los personajes disfrazados con trajes llamativos y máscaras elaboradas; sobre todo si llevan cuernos y látigo.

 

CHÁCHARA

“. . . la movilidad en el Gran Santo Domingo no es para CHÁCHARAS. . .”

En verdad, en verdad os digo. . . este vocablo del título se incluye en esta columna para aprovechar y tratar el tema de la onomatopeya y el uso de esta en el español dominicano.

Cháchara es palabra de raíz onomatopéyica romance klakk- “charla”.

Para el objeto de esta exposición solo se insistirá sobre la significación “conversación frívola”. Al español llegó del italiano chiàcchiera que en esa lengua era “conversación sin objeto y por mero pasatiempo”. En italiano tienen un verbo para el ejercicio de esta acción, chiachieràre. Al pasar al español pasó con el sonido de /ch/ y no de /k/ como correspondía por el origen.

En portugués J. P. Machado sostiene que cháchara llega a esa lengua desde el español y tiene “etimología obscura” y alude a A. Nascentes que escribe, “El español tiene cháchara que la Academia Española y M. Lübke consideran vocablo onomatopéyico”. [No obstante] L. Erguilaz da un étimo árabe, con significado de “ruido tumulto”. (Versiones españolas de RG).

La onomatopeya alude a la relación existente entre la cosa que se designa y el sonido de la cosa, al ruido, o voces en el caso de algunos animales con la unidad léxica que se crea para imitarlos. La imitación del sonido se hará de acuerdo con los parámetros de la lengua en cuestión.

La representación de algunos sonidos (onomatopeya) cuenta con la aceptación de los segmentos cultos de los hablantes. Esto no es objeción para que en algunas hablas se sientan con derecho de imitar el sonido a su manera. Es clásica en lingüística la diferencia en la representación de los sonidos de los animales en distintas lenguas por las diferencias que estas arrojan.

Los dominicanos para referirse al sancocho que hierve lo hacen diciendo, plopló. El sonido de un disparo de arma de fuego es tituá. Para dar a entender que algo sucede de modo súbito, ¡rián! Pimpán para el golpe propinado, tras, para el desgarre de una tela; tóquiti para el golpe accidental, especialmente si se recibe en la cabeza. Curcur o culcul, para líquido ingerido con rapidez. ¡Fua!, se fue la luz. Algunas de estas onomatopeyas se tomaron de Retablo de costumbres dominicanas (1991:146).

Una vez que estos sonidos se integran en la lengua en cuestión pueden conducirse como palabras, aceptan el plural, por ejemplo. En algunas lenguas pueden dar lugar a verbos. Se piensa que la lengua que crea onomatopeyas con mayor facilidad es el inglés.

 

16/11/2021

MOJIGANGA

“. . . así como acabar con la MOJIGANGA que. . .”

El vocablo del título no lo crearon los dominicanos. Lo que sí han hecho los hablantes de español dominicano es añadir nuevas acepciones a este vocablo.

La palabra mojiganga comenzó en español conocida por boxiganga. No hay que sorprenderse por el cambio experimentado. Recuérdese que la letra jota /j/ no existía todavía a principios del siglo XVII. En el siglo XVIII se conservó el nombre mojiganga solamente en sentido figurado para “farsa, cosa ridícula con que parece que uno se burla de otro”. La palabra del español pasó al catalán y al portugués.

En el Diccionario de autoridades (1732-II-587) aparece escrito mojiganga con la acepción copiada más arriba. Allí se añade, “Fiesta pública que se hace con varios disfraces ridículos, enmascarados los hombres. . .” (Versión moderna RG).

En el español dominicano el reconocimiento de la palabra estudiada aquí se produjo en el año 1940 cuando P. Henríquez Ureña la escribió en plural, mojigangas, con el sentido de “máscaras”; este estudioso agregó, Por extensión, ‘ridiculeces, tonterías, ficciones’. D. Pedro menciona además el verbo “mojiganguear” al que identifica como juguetear.

Cuando Patín Maceo se ocupó de las palabras mojiganga y mojigangas; para la primera la trata de “Barbarismo por máscara”. Trae la locución Estar de mojiganga con el sentido de “Estar en ridiculez”. Para el plural mojigangas, asienta, “Gestos, ademanes, bravatas”.

No hay que olvidar que la semilla de la acepción de la máscara dominicana para mojiganga apareció en el Diccionario de autoridades, con las palabras “disfraces, enmascarados”. En De nuestro lenguaje y costumbres (1967:63) la mojiganga aparece tipificada por, “Algo que hace de hazmerreír”.

Al leer estas significaciones recogidas en el habla para la palabra mojiganga, eso permite que el lector comience a hacerse una idea de la vía por la que se encamina el habla dominicana con respecto a la palabra. Hay que resaltar que en las acepciones que presenta el diccionario oficial de la lengua española el acento está colocado todavía sobre los disfraces y la acción burlona y la obra teatral breve.

El hablante americano de español en México, Panamá y Honduras retuvo el rasgo del disfraz ridículo y el entorno de la fiesta para su mojiganga que es una figura gigante de madera y trapos en las festividades.

El hablante dominicano hizo de mojiganga, “Persona que es objeto de burla o sirve de diversión a otras”. Así mismo usa mojiganga para referirse a, “Falta de seriedad y orden”. Aunque no se ha encontrado en los lexicones, se ha oído y usado mojiganga para calificar a una persona de poca o ninguna valía. Expresarse diciendo que una persona es un o una mojiganga es hacerlo de modo despectivo. Se ha oído decir que un hombre es un mojiganga, sobre todo cuando la compañera de vida es quien lleva la voz cantante.

La palabra mojiganga ha dado pie a varias locuciones bien acreditadas por el uso.En el habla dominicana, “coger de mojiganga, estar de mojiganga, poner de mojiganga, ponerse de mojiganga”. La nota en estas locuciones va de la mofa, a la ridiculez, hasta someter a una persona a la voluntad y capricho de otra.

Puede afirmarse sin riesgo a equivocación que mojiganga ya no se usa para máscara. Si va vestido de manera extravagante puede que se diga que esa persona es o parece una mojiganga. La persona de quien se dice que es mojigangosa es la que presenta características de ridiculez.

Como la palabra ha rodado en el habla americana, no podía faltar alguien que procurara encontrarle un origen diferente al peninsular. D. Fernando Ortiz va a las lenguas bantúes y explica que el brujo nga, nganga vestía de forma ridícula y extravagante, colores chillones, máscara, campanillas y cencerros. Él entiende que de estos personajes sacó el español la mojiganga del teatro. El citado autor trae en auxilio de su teoría abundante material. Glosario de afronegrismos (1924:322-6).  El Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico alude a Ortiz, pero descarta sus teorías.

 

ENTREJUNTA

“Los que dicen poner candados se conforman con que la puerta esté ENTREJUNTA. . .”

La búsqueda que se ha emprendido para dar con las menciones de la palabra del título en diccionarios de la lengua general no ha sido productiva.

La primera mención de la palabra entrejunta en un lexicón aparece en el Diccionario de americanismos (2010) de la Asociación de Academias de la Lengua Española. Allí se atribuye su uso al habla cubana.

Algo curioso es que al repasar los lexicones de habla cubana no se encontró rastro de esta. La misma tarea se acometió entre los repertorios de habla dominicana. La primera mención del adjetivo “entrejunta” se encontró en el Diccionario del español dominicano (2013:291).

El autor de estos comentarios acerca de la lengua recuerda el uso de la palabra desde los años de su juventud cuando era un adolescente hace más de sesenta años. En el habla familiar se usaba para pedir a alguien que no cerrara completamente una puerta.

El español general conoce el verbo entornar que deriva en el adjetivo entornado, a para “Volver la puerta o la ventana sin cerrarla del todo”.

Es pertinente llegado a este punto hacerse la pregunta acerca de si usar una composición semejante, entrejunta, es acertada para expresar dejar una puerta o una ventana sin cerrarla del todo.

Al revisar el Diccionario de la lengua española, es decir, el de la Asociación de Academias de la Lengua Española, se encuentra que “entre” puede servir para mentar “Situación en medio de dos o más cosas” o “estado intermedio”. Con respecto del verbo “juntar” este comunica “entornar, cerrar una puerta o una ventana sin echar llave o pestillo”.

Así, ya no cabe sorpresa de que los hablantes de español de Cuba y República Dominicana recurran a entrejuntar para, “Referido a una puerta o ventana, que no está cerrada del todo”.

Si se toma en consideración lo escrito más arriba con respecto a encontrar el vocablo en los lexicones cubanos, esto mueve a pensar que no es un uso antiguo, o, es de uso esporádico. Esa consideración puede aplicarse también a la República Dominicana.

 

Temas idiomáticos

02/11/2021

COMPAÑEROS DE CAMINO

Dice el Diccionario de la lengua española que una estatua es una ‘obra de escultura labrada a imitación del natural’. Los que gustamos de pasear nos topamos con estatuas de personajes ilustres, o no tanto, de los que muchas veces desconocemos casi todo.

En estos días he recorrido las calles de la ciudad española de Salamanca y he disfrutado en cada recodo de un encuentro con poetas, novelistas y personajes literarios con un vínculo especial con la ciudad; santa Teresa de Jesús, frente a su casa salmantina; san Juan de la Cruz, junto al convento donde vivió; Luis de Góngora, estudiante en la Universidad de Salamanca, una de las más antiguas del mundo; fray Luis de León, siempre frente a su pórtico plateresco, cerca del aula donde impartió docencia y a donde regresó, con su inolvidable «decíamos ayer», luego de su cautiverio por la Inquisición.

Tomamos un descanso junto a la novelista Carmen Martín Gaite, cerca de su casa natal, o un café en su mesa habitual del Novelty con el narrador Gonzalo Torrente Ballester; nos emocionamos ante Miguel de Unamuno frente a la casa donde cerró los ojos definitivamente al horror que se avecinaba.

Los personajes literarios también se han adueñado de rincones acogedores. La Celestina nos recibe en un umbrío jardín asomado sobre la muralla, que nos transporta a un imaginario huerto de Calisto y Melibea, no en vano Fernando de Rojas, el autor de la Tragicomedia, fue estudiante en Salamanca; cerca de allí, por las orillas del Tormes, Lázaro parece acercarse al verraco con el que pronto su amo le enseñará la dureza del mundo.

La literatura puebla las calles y se convierte en un aliciente más, no solo para el agotador figureo en Instagram, sino para interesarnos por creadores y creaturas. 

09/11/2021

UN SIGNO VERSÁTIL

Unas semanas atrás anticipábamos la utilidad de los signos de puntuación hablando de los dos puntos (:). La duda más recurrente se refiere a la escritura de la palabra que sigue a los dos puntos: ¿mayúscula o minúscula?

Repasémoslo mientras aprendemos los usos de los dos puntos. Se escribe con minúscula la primera palabra de la enumeración o expresión que hemos anticipado con el signo. Lo planeamos así: mañana de playa, tarde de lectura. Para participar solo tienen que venir preparados: libro, toalla y ganas de disfrutar.

Entre las funciones de los dos puntos está conectar dos oraciones que se relacionan entre sí con un vínculo de dependencia. En esto se parecen al punto y coma (;) y pueden alternar con él a gusto del que escribe. La Ortografía de la lengua española habla de cuatro relaciones expresadas por este signo; en todos estos casos, después debemos escribir en minúscula.

Podemos expresar una relación causa-efecto: Se presentó tarde y malhumorado: no lo vuelvo a invitar. Este signo nos permite además establecer que lo expresado tras los dos puntos se considera una conclusión o un resumen de lo anterior: La playa estaba desierta y el mar en calma: fue una mañana preciosa. Recurrimos a ellos cuando se trata de explicar o a detallar lo que hemos expresado antes: La tarde fue inolvidable: alrededor de un buen café leímos y hablamos de libros. Por último, podemos indicar con ellos una relación de oposición: No fue un día cualquiera: fue un día perfecto.

Con todo esto no se agotan las posibilidades que nos brindan los dos puntos: son un signo versátil que conviene aprender a manejar bien. ¿Me acompañan a hacerlo?

16/11/2021

PALABRAS Y PENSAMIENTOS

No se confundan: el objetivo primero de la escritura no es escribir bien. El objetivo de la escritura es propiciar que el lector entienda lo que el que escribe quiere decir. Por eso, nunca están de más los signos de puntuación que, con su versatilidad, nos ofrecen un sinfín de posibilidades para expresar con claridad las relaciones que se establecen entre nuestras frases.

Los dos puntos son un buen ejemplo; como protagonistas de un melodrama ortográfico, casi siempre menospreciados, están dispuestos a destaparse y a demostrarnos su valía. ¿Qué haríamos sin ellos cuando necesitamos introducir literalmente en nuestro texto palabras o pensamientos? Es lo que conocemos como discurso directo. Se sirve principalmente de los dos puntos como signo de puntuación y, en general, de un verbo de lengua o de pensamiento. En la variedad y la propiedad está el gusto; elijan entre los muchos que nos proporciona la lengua el que más se ajuste a sus necesidades expresivas: decir, expresar, manifestar, repetir, declarar, opinar, describir, exponer, explicar, preguntar, inquirir, responder, contestar, refutar, pensar, reflexionar, etc.

Mediante discurso directo incluimos en lo escrito las citas literales que reproducen textualmente las palabras de alguien: Así lo aconsejaba don Quijote: «Anda despacio; habla con reposo; pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo; que toda afectación es mala». También los pensamientos: Cerró el libro y pensó: «Debí decidirme antes a leer el Quijote». Las palabras o pensamientos que reproducimos deben aparecer entrecomilladas y, por supuesto, las comillas deben ser angulares.

Ya habrán notado en los ejemplos que, en estos contextos, siempre escribimos con inicial mayúscula la palabra que sucede a los dos puntos. Hasta aquí, un apunte de lo que debemos hacer; la semana que viene, un apunte de lo que debemos dejar de hacer.

 

Lengua y religión

Por Jorge J. Fernández Sangrador

 

El asturiano Salvador Gutiérrez Ordóñez, miembro de la Real Academia Española, declaró, en una entrevista publicada por La Nueva España, que los profesores de Religión han de intervenir de forma activa, junto a los de Lengua, Historia y Ciencias, en la corrección lingüística de los alumnos con el fin de que éstos se expresen de forma adecuada.

Se comprende que el académico diga eso, ya que los vocablos de naturaleza religiosa gozan, en el Diccionario de la RAE, de amplísimo espacio, y la Biblia, al igual que el argot eclesiástico, ha enriquecido el patrimonio gnómico español con numerosos dichos y refranes.

Otra cosa diferente es que no se usen bien. Es más, las piquiponadas encuentran, en las frases hechas de la tradición religiosa, los mejores materiales para la confección de sus tergiversaciones. Y confiemos, dicho sea de pasada, en que algún día se haga realidad el sueño de ver exiliadas, al fin, inexactitudes como las de que «el cura ‘dio’ misa» o «el obispo ‘ofició’ la homilía».

De modo que, volviendo al argumento que nos ocupa, Salvador Gutiérrez Ordóñez lleva razón en lo de que la clase de Religión puede aportar mucho en la formación lingüística, retórica y literaria de los estudiantes, y entiendo que se refiere a la católica, dado que, en el sistema educativo español, es la predominante en las aulas.

Porque, ya para empezar, es religión que se funda y sostiene en la Palabra.

Así da comienzo la Biblia: en el principio, en el inimaginable silencio anterior a la Creación, fue dicho un imperativo: «jehî ´or», «sea la luz». Y la luz fue. Es en esta acción primordial sobre la que el evangelista Juan funda su inspirada obra: «En el principio era el Logos». No el de los estoicos o el de Filón de Alejandría, sino el de los poetas, los profetas y los sabios del antiguo Israel; el de los evangelistas y los apóstoles de la Iglesia primitiva.

De éstos, y de su mundo, se habla en las clases de Religión católica. De una cartografía que, además de política, es lingüística: la de los hablantes en sumerio, hitita, asirio, babilonio, persa, egipcio antiguo y sus descendientes, demótico y copto; hebreo, arameo, griego, latín, árabe, fenicio y etiópico.

Y se aprende a distinguir, como un ejercicio intelectual utilísimo, un género literario de otro: apocalipsis, bienaventuranzas, trenos, diatribas, elegías, fábulas, himnos, parábolas, sagas, parénesis, apotegmas, doxologías, credos y epitalamios, así como los ambientes vitales en los que surgen y las estructuras, los procedimientos y las fórmulas que sirven para articularlos.

En cuanto a los géneros de composiciones literarias para ser cantadas, también se aprende, en clase de Religión, a reconocer un villancico, un miserere, un réquiem, un introito, una antífona, un gradual, una saeta, un kirie, un agnusdéi, un aleluya, un tedeum, un motete, una cantata, un oratorio, un espiritual, una secuencia, una letanía y una copla a lo divino.

Resulta imposible citar aquí todos los escritores hispanohablantes que, con sus textos de inspiración cristiana, han forjado y engrandecido nuestro idioma y cuya lectura ha de ser promovida en las clases de Religión. Y se ha de comenzar por la oración que Dámaso Alonso calificó de «primer vagido de la lengua española»: la que figura en las “Glosas emilianenses”, a saber, «Con o aiutorio de nuestro dueno dueno Christo dueno salbatore qual dueno get ena honore e qual duenno tienet ela mandatione con o patre con o spiritu sancto enos sieculos de lo sieculos. Facanos Deus Omnipotes tal serbicio fere que denante ela sua face gaudiosos segamus. Amen».

Así que, para adquirir habilidades literarias y oratorias, la clase de Religión es de lo más práctico que puede hallarse en el bosque de las ofertas académicas. A todo lo anterior habría que añadir el que, si son de los que asisten habitualmente a la iglesia, los estudiantes sabrán que una homilía no es una catequesis, ni una amonestación es una monición.

Y téngase en cuenta, por último, que, hasta la fecha, el único libro editado en España dedicado a la formación del estilo fue escrito por un religioso madrileño: Luis Alonso Schökel, jesuita y biblista. La obra ha sido reeditada varias veces, dada su condición de, por ahora, no remplazada, y, para aprender a expresarse bellamente en español, además de adquirir gustosos conocimientos sobre la Biblia, ahí están, como muestra de la correcta aplicación de las reglas de su manual de estilo, sus traducciones bíblicas y sus libros y artículos de exégesis y teología.

La Nueva España, domingo 21 de noviembre de 2021, p. 29

Los diccionarios de la Academia Dominicana de la Lengua

Por Bruno Rosario Candelier 

   Me corresponde hablar de los diccionarios que hemos publicado en la Academia Dominicana de la Lengua en este panel sobre los diccionarios dominicanos. En la ADL hemos publicado cinco diccionarios vinculados con la lengua española. El primero y más importante es el Diccionario del español dominicano, que comenzamos investigar en el año 2008 y publicamos en el 2013, es decir, tardamos unos cinco años de investigación para recoger las palabras del español dominicano. En ese diccionario hay incluidas 11,000 entradas y tratamos de identificar, al confeccionar este diccionario, dos aspectos fundamentales. En primer lugar, los dominicanismos léxicos; y, en segundo lugar, los dominicanismos semánticos.

El conocimiento de la lengua es clave para nuestro desarrollo cultural, y en ese conocimiento es fundamental el dominio del vocabulario, y el vocabulario de una lengua se encuentra en sus diccionarios. Pero además del vocabulario, la lengua tiene una dimensión gramatical y una dimensión ortográfica, es decir, están el diccionario, la gramática y la ortografía, que son los códigos esenciales de una lengua. Pero como aquí hemos de centrar este comentario sobre el Diccionario del español dominicano, voy a mostrar algunos ejemplos para que se identifique bien lo que es un dominicanismo, tanto léxico como semántico.

Pues bien, se denomina «dominicanismo léxico» al conjunto de las palabras inventadas o creadas por los hablantes dominicanos, es decir, de las formas verbales que no aparecen en ninguna otra variante de la lengua española, ni en la lengua general, ni en las lenguas regionales o locales del español en el mundo hispánico. Por ejemplo: las palabras mangú, bachata, changüí, chiripero, concho, tutumpote, locrio, pariguayo, son voces propias del español dominicano porque fueron creadas por los hablantes dominicanos y, por consiguiente, constituyen una invención del léxico dominicano como tal, en su doble aspecto formal y conceptual, es decir, en su escritura y en el significado que esa palabra tiene, porque las palabras tienen una forma y un valor semántico. Respecto al significado aquí entra la segunda parte, es decir, los dominicanismos semánticos. ¿A qué se le llama «dominicanismo semántico»? A las palabras de la lengua española que en nuestro país tienen un significado diferente al significado de base que esa palabra tiene en la lengua general. Por ejemplo, la palabra «cuero» en nuestro país alude a una ‘prostituta’; o la palabra «lámina» se aplica en nuestro país a ‘mujer hermosa’; o la palabra «figureo», que significa ‘ostentación’, o la palabra “gancho”, que en nuestro país tiene el significado de ‘trampa’; o la palabra «chepa», que le damos el significado de ‘casualidad’. Esos son ejemplos de dominicanismos semánticos, es decir, de las palabras de la lengua española que en el español dominicano tienen un significado diferente del significado consignado en el Diccionario de la lengua española.

Otra faceta distintiva del léxico dominicano, como se muestra en el Diccionario del español dominicano, es una «combinación léxico-semántica-gramatical». Por ejemplo: es una invención del habla dominicana la palabra «medalaganario», una creación formada por los vocablos “me da la gana”, más la derivación –ario, que forma “medalaganario”, para significar ‘la actitud caprichosa o antojadiza’ de una persona; o la palabra «conchoprimismo», formada por “conchoprimo” (conchoprimo es el vocablo que alude a la época de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando había la lucha montonera en los levantamientos armados o revoluciones caudillistas); o la palabra «machepero», de «machepa», una derivación de la palabra «machepa», que se refiere a la ‘madre del hombre pobre’; o «brincadera», que es una ‘reiteración del acto de brincar’.

También podemos hablar, al enfocar los rasgos del español dominicano, de los «arcaísmos», que comprenden las voces del legado patrimonial de la lengua española, es decir, del español clásico o de la época en que se le llamaba lengua castellana, por las voces antiguas que aún conservan muchos de nuestros hablantes, como la palabra «dizque», equivalente a ‘dicen que’, o la palabra «curcutear», que significa ‘indagar’. Justamente, ahora que hablo de «curcutear», que es una palabra clásica de la lengua española, el cibaeño la pronuncia “cuicutiai”. Y ¿qué es cuicutiai o curcutear? No es más que ‘investigar, averiguar, indagar algo’, y esa es una herencia léxica del caudal patrimonial de la lengua castellana.  Y así hay otras palabras.

Actualmente, el equipo lexicográfico de la ADL está trabajando en la actualización del Diccionario del español dominicano, para incorporar voces que no fueron recogidas en la primera edición y también para enriquecer con nuevas acepciones las palabras consignadas. Actualizarlo significa incluir voces que no se incluyeron en la primera edición o mejorar o ampliar su definición con nuevas acepciones. Las acepciones son los diferentes significados que una palabra suele tener. Entonces, para esta segunda edición, que esperamos terminar dentro de un par de años, Dios mediante, la intención es, no solo incluir las voces que quedaron fuera, sino también hacer una edición electrónica para llevarlo a las redes telemáticas, al tiempo que se hará también una edición impresa. Eso quiere decir, naturalmente, que la Academia sigue trabajando, en la actualidad, en la identificación de las palabras que usan los hablantes dominicanos, tanto en el plano de la escritura en libros, revistas y periódicos, y también en la oralidad, que es una grandiosa fuente para recoger el léxico de una comunidad de hablantes.

Pero, además, en la Academia Dominicana de la Lengua también hemos publicado otros diccionarios. Por ejemplo, el Diccionario fraseológico del español dominicano, del suscrito en coautoría con Irene Pérez Guerra y Roberto Guzmán Silverio. ¿Qué recoge ese diccionario? Recoge lo que en el área de la lexicografía se llama fraseología, es decir, el caudal de locuciones, frases, adagios y giros, que forman parte de la lengua española. El mayor caudal está cifrado en los refranes, que forman parte de fraseología, porque esa vertiente —que es muy importante en todas las variantes de la lengua española en el mundo—, ya que los refranes conforman la expresión heredada de los hablantes, razón por la cual también confeccionamos el Diccionario de refranes —de mi autoría—, que recoge, justamente, eso que nosotros identificamos como refranes, que en la lengua española se llaman paremias. La paremiología es una dimensión muy importante en el conocimiento de la lengua española porque comprende el arsenal de frases hechas que usan los hablantes y que de alguna manera reflejan una importante vertiente de esa faceta cultural de los hablantes de una lengua, por las raíces idiomáticas, antropológicas y conceptuales que recoge la idiosincrasia de una mentalidad en todos los órdenes que comprenden los refranes, porque los refranes abarcan todas las áreas del saber y de la vida de una comunidad.

Posteriormente trabajé e la confección de un Diccionario de símbolos, una faceta muy importante en la alta cultura, por el alto nivel representativo de la simbología. Un aspecto clave en la confección de este Diccionario fue, justamente, entender lo que la palabra «símbolo» entraña para una cultura o para una obra artística y literaria, ya que el simbolismo siempre está vinculado con ese nivel de representación que una palabra tiene respecto a un saber determinado, que es importante porque supone un nivel de conciencia idiomática muy profundo y significativo, como suelen usar y aplicar los escritores en cualquier género literario —como el drama, la novela, la poesía, el ensayo y la crítica literaria—. Es decir, se trata de un nivel de representación intelectual, estético y espiritual que supone una profunda y elevada conceptuación a la hora de clasificar el trasfondo semántico de las palabras y de consignar los diferentes significados metafóricos y simbólicos que una palabra puede tener; porque una palabra tiene, además del sentido de base, un sentido metafórico y también puede tener un sentido simbólico. Y ese es el nivel de enriquecimiento de una lengua y de los buenos hablantes. Los hablantes cultos, que suelen ser los intelectuales, académicos y escritores, conocen y aplican en su creación la dimensión simbólica de una palabra, aun cuando no siempre esos escritores están conscientes del aporte creativo, conceptual y espiritual, que ellos hacen mediante un símbolo, por el hecho de que la mayoría de los valiosos aportes de un escritor lo hace de una forma intuitiva, para la cual no es necesario una plena conciencia de lo que aportan, y es el crítico o el exégeta literario que suele descubrir el trasfondo simbólico de una palabra o de una expresión.

El otro diccionario que escribí es el Diccionario de mística, y la mística no es más que la búsqueda de lo divino. En ese Diccionario se abordan palabras de la espiritualidad sagrada que tienen un valor sagrado en la conciencia de la alta cultura, ya que tiene que ver con esa dimensión profunda de la inteligencia sutil y de la sensibilidad espiritual de los seres humanos. El nivel de profundización en este Diccionario de mística supone una concentración en una disciplina espiritual específica, como es la creación literaria vinculada a la Divinidad, que en el ámbito de la poesía llamamos Teopoética, que se manifiesta tanto en la poesía, como en la narrativa y el teatro, fundamentalmente. Por ejemplo, el libro Luz de oscura llama, de la escritora y académica española Clara Janés, es una obra teatral de inspiración mística, centrada en san Juan de la Cruz. La novela El pobre de Asís, del griego Nikos Kazantzakis, es una narrativa mística, inspirada en la vida de san Francisco de Asís; y el poemario Luz sobre luz, de la académica y poeta puertorriqueña Luce López-Baralt, es una creación teopoética inspirada en lo divino, como lo son los otros dos libros citados.

Eso quiere decir que hemos hecho un intenso trabajo, un trabajo concentrado, dedicado, especializado en temas específicos, durante varios años, al estudio de la palabra en sus manifestaciones lexicográfica y semántica, y también en su dimensión fraseológica, literaria, estética, simbólica y espiritual.

Los hablantes conscientes de su lengua sienten amor por la palabra, se identifican con el conocimiento de la palabra, buscan el significado de una palabra cuando lo desconocen, y lo buscan en los diccionarios. Hay diccionarios en todas las áreas del saber, no solo en la lengua, como es el Diccionario de la lengua española. Los hablantes dominicanos pueden tener acceso, por ejemplo, a los diccionarios que hemos mencionado, pero hay muchos otros diccionarios en el ámbito científico, y en el ámbito específico de cada disciplina, que están a nuestro alcance, que sin duda ayudan en la formación intelectual. Porque, como decía Gabriel García Márquez, cuando le preguntaron cómo logró tener el conocimiento de la lengua que su literatura mostraba dijo que, desde pequeño, cada vez que él le preguntaba a su abuelo el significado de una palabra, le decía «Ven, vamos a consultar el diccionario, que el diccionario lo sabe todo». Y acontece que, efectivamente, el diccionario suele ser un texto donde las palabras se presentan, se definen, se describen como son, se ponen ejemplos las obras que hemos citado, Trabaja en la confección de un diccionario es una labor exigente, pero es profunda y edificante, porque quien escribe un diccionario vinculado con la lengua, tiene que tener el conocimiento de una rama de la lingüística que se llama lexicografía. La lexicografía es la ciencia que se encarga de confeccionar diccionarios, y esa ciencia tiene muchos aspectos peculiares que hay que conocer porque una palabra no puede definirse antojadizamente: hay una normativa, una pauta léxica, una orientación semántica de cómo definir una palabra. Y entonces, a menudo, el lector que acude al diccionario no sabe esas cosas; no sabe que detrás de una definición hubo una labor de investigación, de acarreo, de la fuente donde documentar esa palabra, sobre todo, y hay que tener una plena conciencia de que, al definir una palabra, hay que hacerlo con propiedad, con rigor y corrección y, si es posible, con elegancia. En definitiva, para dar lugar a las preguntas, voy a dejar hasta aquí mi intervención, y quiero felicitar a Ydrialis Castillo por esta convocatoria, y ponderar a los que me han precedido en la palabra, y añadirles que esta labor a la que nos dedicamos en la Academia Dominicana de la Lengua, la hacemos justamente para cumplir la misión que nos fue encomendada por la Real Academia Española, que es el estudio de la lengua y el cultivo de las letras. La Academia Dominicana de la Lengua está centrada en esas dos vertientes, y los académicos lo hacemos, justamente, para contribuir a que nuestros hablantes tengan una mayor conciencia de la lengua, se ocupen de consultar diccionarios, de estudiar la gramática y la ortografía para que logremos un uso ejemplar de la palabra mediante el arte del buen decir, que es parte de nuestra sagrada misión.

Preguntas al expositor 

—Ydrialis Castillo: Muchísimas gracias, don Bruno, por esa magnífica cátedra, no solo en lexicología, lingüística y filología, sino también en cultura. Usted nos ha enriquecido con esa explicación, al hablar sobre los diccionarios que ha publicado la Academia Dominicana de la Lengua, pero también sobre cómo se debe proceder ante la palabra, explicar la palabra para compartirla.

—Público: ¿Qué se necesita para hacer un diccionario especializado en un tema?

—BRC: Lo primero que hay que saber es sobre la disciplina a la que alude, en la que se va a centrar ese diccionario, porque no se puede escribir un diccionario de cualquier área, en cualquier ámbito del saber, si no se tiene el conocimiento de esa disciplina. Por ejemplo, para hacer un diccionario jurídico, hay que conocer las leyes; un bisoño sin el conocimiento de las leyes no podría hacer un diccionario jurídico. Pero lo mismo habría que decir de un diccionario de astronomía o de arqueología o un diccionario de las comidas, por ejemplo, o del arte —de cualquier saber—; o un diccionario de literatura, que requiere el conocimiento de obras literarias para mostrar ejemplos convincentes. Pero, además, y hablando de literatura, tendría que ser alguien que conozca las técnicas compositivas, los recursos de la creación, las leyes de la creación. Porque, por ejemplo, la novela tiene leyes, la poesía tiene leyes, el drama tiene leyes. La mayoría de los dramaturgos, de los novelistas o los poetas, no conocen esas leyes; sin embargo, las aplican en su escritura. ¿Quién conoce esas leyes? El teórico de la literatura, el filólogo, el estudioso de la obra literaria. Pues eso mismo se podría decir de cualquier disciplina. Un diccionario del tema médico, por ejemplo, tiene que ser escrito por alguien que sea doctor en medicina, y que sea un estudioso de la medicina, para definir, para describir con propiedad científica las palabras del área de la medicina, y eso es elemental para todos los conocimientos. Y, por supuesto, en cualquier área que sea, en cualquier disciplina del saber que se escriba un diccionario, tiene que ser alguien que conozca la palabra, que tenga conocimiento de la lengua, aun cuando ese diccionario no sea de lingüística ni de las palabras de la lengua española. Pero debe tener un conocimiento de la lengua, porque el autor de un diccionario tiene que redactar con propiedad y corrección, cada una de las palabras que va a definir. Y desde luego cada disciplina va a pautar un tipo de normativa que hay que seguir en la confección de ese diccionario.

—Público: ¿Imparte la Academia Dominicana de la Lengua cursos de lexicografía?

—BRC: Ofrecemos cursillos, charlas, coloquios, talleres y conferencias. Tenemos en la Academia de la Lengua un equipo lexicográfico conformado por los que tienen una mayor formación en el área de la lexicografía, presidido por la doctora María José Rincón, y actualmente ese equipo está concentrado en la revisión y en la actualización del Diccionario del español dominicano. En diferentes escenarios hemos dictado cursillos, conferencias, seminarios, coloquios, presentación de libros vinculados con la lengua en todas sus manifestaciones: lexicográfica, gramatical y ortográfica, que son las tres áreas del saber lingüístico que los hablantes necesitan conocer y perfeccionar. Con la pandemia hemos restringido las actividades presenciales; pero seguimos haciendo actividades virtuales y, sobre todo, publicamos un boletín mensual en el que aparecen los temas que tratamos en la Academia o que escriben nuestros académicos sobre aspectos idiomáticos. Y, sobre todo, el objetivo de ese Boletín, es justamente, motivar, concientizar lo que es el conocimiento de la lengua española. Tenemos colaboradores fijos en la Academia, y áreas de servicio, como Fundéu. A través de Fundéu damos a conocer la forma apropiada de determinados vocablos cuando, sobre todo, comprobamos en la prensa escrita que a menudo aparecen términos no usados con propiedad y corrección, entonces hacemos la propuesta de cuál es la forma correcta. Pero cuando pase la pandemia (y esperemos que no dure más de dos años, porque normalmente las pandemias en la historia de la humanidad han durado cuatro años —lo digo para que no se desesperen—; llevamos dos, pero históricamente las pandemias suelen durar cuatro años) yo espero que dentro de dos años volvamos a la vida normal, si sobrevivimos al riego que conlleva este afrentoso virus, ese desafortunado COVID que ha cambiado el estilo de vida de millones de gentes en el mundo. Y una muestra del cambio es lo que estamos haciendo aquí en este momento, mediante este recurso virtual; porque si no existiera la presencia pandemia,  esa actividad, probablemente se hubiera hecho presencialmente en Funglode, centro muy valioso para el estudio y la difusión del pensamiento y la cultura en los aspectos concernientes al desarrollo intelectual, por lo cual también felicito a los que trabajan en Funglode y, sobre todo, al creador de Funglode, el presidente Leonel Fernández, que tuvo esa gran visión para crear esta grandiosa institución cultural.

—Público: ¿Son tan raras las palabras de Cibao como para decir que los cibaeños tienen su propia lengua? ¿Puede el cibaeñismo alzarse como un lenguaje propio?

—Ydrialis Castillo: Bueno, corríjame usted, don Bruno: Los diccionarios también ayudan a guardar, a mantener un recuerdo de algunas palabras que quizás con el tiempo se desactualicen o queden en desuso. Entonces es importante tener un libro que permita ver cómo ha evolucionado la lengua a través del tiempo.

—BRC: El español dominicano es una variante del español universal, y el cibaeñismo es una subvariante del español dominicano. Cierto es que los diccionarios contribuyen a mantener el conocimiento de las palabras, si estas dejan de usarse. Las comunidades mantienen viva su lengua y hablan a su manera porque de esa forma se entienden mejor. Mientras haya hablantes cibaeños, el cibaeñismo estará vigente, aun cuando los medios de comunicación, como la radio y la televisión, han contribuido a que haya un uso más amplio del español general. Pero el hablante común, el hablante del pueblo, ese hablante que es parte de la cultura viva del dominicano, habla a su modo y manera la lengua, sin someterse al dictamen del rigor académico. Y eso tiene su valor. Santo Domingo, 20 de octubre de 2021.

Juan Miguel Domínguez Prieto: la mística en Iconos del agua viva y Trobar leu/cantos apropiados

Por Miguelina Medina 

 

«alégrate, cuando ante Él toca la tierra tu frente, alégrate»,

Juan Miguel Domínguez Prieto

 

Introducción 

     Para presentar la mística que he observado en estas dos obras es necesario hacerlo a manera de un observatorio literario, pues el autor nos introduce a una poética que es una esencia unificada de impresiones que él quiere transmitirnos. La palabra, que amamos, nos abre sus propios caminos. Los caminos trazados por el autor son unos, él les ofrece sus puertas a quienes deseen mirarlo. Pero los caminos de Dios pueden abrirles a sus obras otras esencias cuando las estudiamos con devoción.

Juan Miguel Domínguez Prieto quiere dar su testimonio de Dios y quiere continuar el testimonio que los demás han plasmado en sus obras plenas de esperanzas. Dios se sabe amado por el autor y por todos los demás autores que él ha traído a este observatorio.

El epígrafe que he colocado en este estudio, tomado de su obra, nos ofrece el primer conocimiento de la actitud del autor ante la Obra divina. Dice: «…alégrate,/ cuando ante Él toca la tierra tu frente,/ alégrate». Así ha estado él en todo tiempo de su escritura y desde que conoció la majestuosidad de Dios. Sus versos traducen su aliento humilde y sabio que llena de esperanzas a los púlpitos particulares.

Las obras base de este estudio son dos libros llenos de arte y de ciencia, de mística y de adoración a Dios. Iconos del Agua Viva, por ejemplo, es una obra de obras y requiere un tiempo mínimo para exponer un estudio sobre ella.  Igualmente sucede con Trobar Leu, entraña una técnica poco usual y por lo tanto para mí desconocida. Semanas antes de realizar este estudio, en un entremés dominical de encuentro interiorista, conversaba con el poeta Víctor Escarramán, uno de los poetas místicos dominicanos estudiados por Bruno Rosario Candelier en su obra La sabiduría sagrada, publicada en 2020: «¿Qué vamos a hacer con nuestra propia voz luego de haber estudiado a tantos poetas? —le dije—. ¿Acallarla?». Y concluimos que no, porque ella surge como ella es, con su propia manera y en su propia verdad. Don Bruno Rosario Candelier, al momento de entregarme estas dos obras para estudiarla exaltó a lo sumo la mística de este autor madrileño. Sentí que debía buscar algo especial en estas obras para exponerlas y me inquietó. Agradezco nuevamente la magna enseñanza del aquel maestro cuando me dijo: «Escribe como lo haces, con tu manera, lo que creas».  Y agradezco también a Víctor Escarramán sus palabras didácticas aquella mañana. Y he aquí, desde ese tiempo mínimo en que pueden presentarse estas obras, que expongo este estudio.

 

  1. «Iconos del Agua Viva»                

La mística expresada en Iconos del Agua Viva está inspirada en diversas obras pictóricas que, a su vez, tienen impregnadas las historias de los mismos creadores pictóricos y de la historia misma de los hechos reales, o considerados como reales algunos. Juan Miguel Domínguez Prieto, el poeta místico autor de estas obras que estoy presentando, ha trasladado su historia interior a sus poemas a través del hecho plasmado en cada pintura contemplada. A veces nos parece que él es el poeta omnisciente que acompañó al artista en su pensamiento cuando se obstruía en algún punto de su creación. Es decir que, sin estudiar cada obra pictórica —mínimamente, por lo menos, pero con cuidado—, no entenderíamos lo que el poeta quiere transmitir en su esencial exposición, pues parecería que está interpretando una poesía visual, y no lo es: a las pinturas, colocadas en las páginas de la izquierda, el autor le escribe un soneto, colocado en la página de la derecha. Podríamos leer los poemas sin mirar la pintura, porque es posible, pues la poesía del poeta es máxima en su belleza como tal y exalta la Creación divina; pero las pinturas guardan verdades de hechos místicos históricos sublimes, que se ponen de manifiesto en los poemas del poeta mediante la contemplación de estas obras pictóricas. Es decir que la belleza mística, particularmente expresada en estas obras, guarda estrecha intimidad con el Ser que la posee y con la apreciación del autor. La verdad secreta se revela en quien hace el silencio necesario sobre sí mismo y espera en el silencio de la obra. Quien puede apreciar esta belleza porque sí, sin razones ni explicaciones, al ser impactado sencillamente, agradece al Amor la ignorancia. El amor puro se manifiesta en quien las mira, primeramente, sin inteligencias, aunque, para concebirse, la Inteligencia divina haya sido necesaria. Por eso los niños aman sin saber de ciencias. La Palabra de Dios se engrandece en el alma cuando vemos a estos autores que trascienden nuestro entendimiento y nos convocan a mirar más allá para dejar que su poema se traduzca como ellos anhelan: desde el bien que ofrece respuestas sin buscarlas, pero guiadas por los pinceles divinos para encontrarlas.

Puesto que los poemas de nuestro autor fueron inspirados en obras pictóricas, él los ha nombrado, casi todos, con los nombres originales de estas obras. La técnica de la contemplación fue esencial, pero si no la conocemos como «técnica», ella se presenta como obnubilación e impresión de belleza. El desenlace analítico al que llegamos, cuando estudiamos un poco más profundamente estas obras del autor, lo disfrutaremos con la grandiosidad y espesura dulce que contiene: el fervor de la armonía, la paz de la postración. Muchas cosas de las que siente el autor no quedan ocultas en la exposición de sus obras.

Y expongo que solo al final de estudiar esta, específicamente, me di cuenta de que ella guarda maravillas especiales para cada quien. Lo noté cuando leí el poema «Sofía. Primicia Antes De Las Fuentes De Agua», cuyo Icono sagrado, fuente de contemplación del poeta, se titula «Sofía, sabiduría divina». ¿Por qué? Porque fue al final, precisamente, cuando supe que estas contemplaciones iconográficas las había sugerido Juan Pablo II, Karol Wojtyla, con la finalidad de que emergiera el rezo íntimo de cada ser humano que las observara. Es maravilloso esto para mí porque en aquella conversación con Escarramán, hablamos del Logos de Karol Wojtyla y de El legado de Juan pablo II, El Magno (Gabriel Melo-Guevara/Bogdan Piotrowski, Legado de Juan Pablo II, El Magno, Universidad Sergio Arboleda y Fundación Juan Pablo II Centro de Documentación y Estudio del Pontificado, Bogotá, noviembre 2015¹). Doy testimonio de esta coincidencia de aliento espiritual porque es importante que el autor sepa que sus obras guardan misiones divinas, que, aunque se nos pierdan de la vista, aparentemente, siempre perdurarán en nosotros para bien. Leamos lo que expresó el papa Juan Pablo II sobre estos iconos cristianos (Ver «Rezando con los iconos» en: https://rezarconlosiconos.com/index.php/el-salvador/sabiduria):         

«“Así como la lectura de los libros materiales permite la comprensión de la palabra viva del Señor, del mismo modo el icono permite acceder, a través de la vista, a los misterios de la salvación” (Juan Pablo II, Duodecimum saeculum)». 

¹ También puede accederse a la página de la Academia Dominicana de la Lengua: https://academia.org.do/, y al Boletín No. 182, de noviembre de 2020, del Movimiento Interiorista del Ateneo Insular para leer más de esta obras.

Construcción de los sonetos. Los poemas están construidos en sonetos, y, aunque tienen sus métricas y sus rimas, al leerlos se escuchan con la elegancia sencilla de una emoción prístina. Estos poemas nos cuentan de la espiritualidad especial del poeta y a ella nos introduce con la edificación innata del poema. Podemos añadir que con sus sonetos el autor reza una oración sincera desde su corazón descubierto, y junto con este rezo de nuestro autor, la oración del creador de la obra pictórica está presente. Por eso toda esta obra la sentimos igual en nosotros, porque, además, la expresión del lenguaje ha sido adecuada a las urgencias del poeta.

  Análisis del primer poema del poemario «Puerta De La Transfiguración» (sugiero buscar en Internet el icono que el autor presenta: «Detalle de la Transfiguración de Teófanes el Griego»). Al analizar este poema, colocado por el autor en la entrada del poemario, notamos que ello es una vía que él nos está trazando, un conducto en el cual quiere entrarnos: su transfiguración. A esta transfiguración él ha llegado por el éxtasis de la belleza de estas obras.  Él al tocarlas con sus sentidos vio todo tal cual ocurrieron los hechos místicos o divinos desde su espíritu. Aunque las alabanzas de todos los postrados sean para Dios, la transfiguración no se sabe transmitir con el lenguaje, muchas veces, porque provienen de lágrimas de silencios, plasmadas en las obras, que no ceden a la palabra sino al espacio sensitivo que se produce, como quien se encuentra en una nueva carne.  A esta entrada de la carne mística el autor le llama «piel», sinónimo en el contexto de «puerta»: la piel es la puerta que le hizo entrar a la Carne, la carne del Cordero, que colmó su persona en aquella nueva Tierra: el Cristo. Leamos el poema, p. 15:

 

Con el pozo, tu piel parece hosanna 

abriéndose en olor de luz. Parece 

que no es de fuera el alba que amanece. 

Que surte luz sin brote de mañana. 

 

Parece albor posado y qué temprana 

la diafanidad que permanece. 

Parece que el albor te comparece, 

con ser de piel el aire en que se afana 

 

Parece, al despuntar el que te mira, 

que es de siempre el albor que te respira, 

que siempre tú me esperas en olor 

 

de luz, adentro, al alba en permanencia: 

alba en alba, velando transparencia, 

piel de hosanna, porosa de tabor. 

 

Análisis del tercer poema del poemario: entrando a la nueva carne. Desde la piel que nos confiesa el autor que ha tocado en este éxtasis contemplativo, él escribe su pieza literaria titulada «Icono de la Vista que proclama la luz, mas cela su hermosura», cuyo icono inspirador se titula «Juan el Precursor (El Bautista)»: 

 

De tanta luz, tu vista es un encaje 

liviano, antiguo, más lo nuevo canta. 

Es un cendal de Dios que se levanta. 

La gracia da a tu vista su ropaje. 

 

Anhelo ver la luz sin tu celaje. 

Tú guardas, manantial del alba santa 

como una hebra de aire dice planta, 

como dice el altar su maridaje. 

 

Mas tanta luz, doblando a tanta gracia, 

con blancura se cela en tu misterio 

y contemplo presagio y no figura. 

 

Pero canto en clamor: la sed me sacia 

soy herido por Luz en presbiterio 

y voy a Luz, sin pago de hermosura. 

 

Este icono que utiliza el autor está descrito de la siguiente manera en el siguiente enlace de internet: (https://www.aciprensa.com/arte/Iconos/juanprecursor.htm):

[Icono de iconostasia. Rusia septentrional, siglo XVII. 84,5 x 35,4 cm. Colección privada Brenske, Hannover]. De grandes dimensiones, el Santo está aquí representado como se le hallaba del lado derecho en la iconostasia de la Iglesia de Oriente, símbolo del Antiguo Testamento, e inclinándose delante del Pantocrator, colocado en el centro. Con ambas manos intercede para la remisión de los pecados de la humanidad. El campo central más profundamente ahuecado refuerza el brillo de la imagen. Juan se identifica desde lejos en los iconos por su rostro de asceta y su barba bastante alborotada, barba que la iconografía convencional siempre representa con un aspecto similar. Con mechones de pelo que surgen de la barba, pero bastante cuidados. Además, habitualmente lleva los pies descalzos como lo describe el Antiguo Testamento caminando por el desierto, alimentándose de miel silvestre. Los iconos de Juan Bautista eran especialmente venerados en los monasterios de orden de estricta obediencia, ya que es el santo protector de los monjes. El título nos dice que a quien predica nuestro autor es a Cristo, al Mesías, Jesús el Cristo, valorando justamente la obra previa de Juan el Bautista. Este poema tercero nos dice que él entró por medio de la transfiguración, facilitada por Juan el Bautista, que es la piel, a la carne de Cristo. El mensaje lo va hilvanando el autor por medio de esa secuencia de claraboyas que predica Juan el Bautista —no dejando ver a Cristo claramente, pero sin cesar en su misión de intervenir públicamente con sus emisiones discursivas sobre el Mesías—: «“Tras mí viene Uno que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de inclinarme y desatar la correa de Sus sandalias” (Marcos 1:7)». Nuestro autor lo dice de esta manera: «De tanta luz, tu vista es un encaje/ liviano, antiguo, mas lo nuevo canta./ Es un cendal de Dios que se levanta./ La gracia da a tu vista su ropaje».  No se veía claramente porque la misión de Juan era solo transparentarlo a medias hasta «el día y la hora» que lo presentara en el río Jordán sellándolo claramente ante los demás el Espíritu Santo. Esto es lo que quiere decir con la palabra «encaje», el autor, que es ‘claraboya intermitente’.  Cuando el autor dice: «mas lo nuevo canta», confirma que se refiere ‘al que vendrá’. Luego dice: «Es un cendal de Dios que se levanta./ La gracia da a tu vista su ropaje»: esto es que ‘lo que se descubre, en la nueva luz que vendrá, estará sin encajes, sin ropas se verá’. Esto lo confirma el autor en los versos: «Anhelo ver la luz sin tu celaje./ Tú guardas manantial del alba santa». «Alba santa» es ‘el amanecer’, ‘el día en que se dio a conocer al Hijo de Dios’: «Este es mi hijo amado en quien tengo complacencia», dice la Biblia en Lucas 3:22. Entonces se escuchó desde el cielo la Voz y luego se posó sobre él el Espíritu Santo, representación del Bautismo divino. Todos los presentes vieron con sus ojos el hecho histórico sin «encaje», sin «celaje», sin «guarda», sin ‘celadores’, como lo transparenta el autor grandiosamente también. Jesús es, pues, el ‘Canto nuevo’, el «Agua Viva», que el autor alaba en su segundo poema: «Me enamoras, Quietud, con agua viva,/ quieta la voz y la mirada estable./ ¿Soy la sed que te busca o se hace amable/ el salto de tu fuente rediviva?».

En el primer terceto del mismo poema tercero, el autor dice: «y contemplo presagio y no figura»: es decir que ‘entró a la Carne sin medios que se interpusieran’, sin encaje liviano y antiguo; la Promesa ha sido cumplida y en ella permanecerá ligero todo pensamiento y conocimiento anterior al hecho; la fe que ha sido provista, quedará como base de la fidelidad de Dios en la nueva estructura del plan de Salvación. El autor en su soneto describe que encarnó la misma Certeza divina, la Verdad que fue emitida, la que está ya entre nosotros: el Emmanuel, como era llamado en la promesa. Es una gran belleza mística esta imagen literaria que el autor nos muestra. Y nuevamente lo confirma al final del soneto: «y voy a Luz, sin pago de hermosura».

Análisis del verso: «como una hebra de aire dice planta» de este tercer poema del poemario.  Hay que resaltar el detalle de pulcritud creativa del autor en todo el poemario, solo indicaré algo que increíblemente nos asombra. El autor plasma con alto conocimiento poético su poesía, técnicas clásicas de creación, aparte de la construcción diestra de sus sonetos. Su profunda sensibilidad mística lo hizo hurgar en la ciencia de la obra pictórica y los hechos reales. Él encontró, entonces, la forma de expresar la impresión espiritual que le pasó con la figura de Juan que predicaba a Jesús. Él intuía y recibía en la piel un manantial de luces que lo quemaban.  Dice la nota de internet que cité en la página 4 de este estudio, lo siguiente: «Juan se identifica desde lejos en los iconos por su rostro de asceta y su barba bastante alborotada… Con mechones de pelo que surgen de la barba, pero bastante cuidados». Es por esta razón que el autor construyó el verso que dice: «Tú guardas manantial del alba santa/ como una hebra de aire dice planta». Las hebras siempre pulcras, que sobresalen, que impregna Juan en el aire como en la tierra las raíces de los helechos, lo representa como la germinación del Agua Viva, para que beban los sedientos del desierto. Las hebras de las barbas representan la siembra, cuando dice «planta», ella es pura desde la raíz la nueva Carne, que es el fruto, la nueva Vida, la Esperanza. El pintor de esta pieza pictórica también creyó en esta nueva Vida que sembraría el Mesías, Jesús el Cristo —que ofrecía Juan el Bautista primero—, y por eso no extirpó este detalle de la figura de Juan. Y así lo hizo constar el autor del soneto. Pienso que fue guiado por Dios para los que necesitan escuchar desde ese ángulo Su Sabiduría. Todas las imágenes son maravillosas, igualmente los sonetos y las imágenes adicionales que crean los sonetos de Juan Miguel Domínguez Prieto. Por eso quiero compartir dos más:

Del «Icono De Cristo No Pintado Por Mano Humana», dice en internet lo siguiente (https://www.collectisgirona.com/es/mandylion-cristo-no-pintado-por-mano-humana-icono-ortodoxo-madera-pintada-a-mano-3352.html):

Llamado “Acheiropoietos”, es decir, “no hecho por la mano del hombre”, según la tradición sostenida por Niceforo Calisto, viene del original que fue enviado por Cristo al rey Abgar V Oukhama, de Edessa. El rey Abgar V, que tenía lepra, le pidió a su pintor personal Ananías que le trajera a Cristo. Como Jesús no podía desplazarse, Ananías intentó, en vano, realizar su retrato. Entonces, Cristo presionó su rostro contra un paño de lino y sobre él quedó impresa la Cara del Señor. Este lienzo es llamado Mandylion, que significa «pañuelo». Cuando el rey Abgar V vio el lienzo se curó.

Y el autor dice, en los dos tercetos de su homónimo soneto:

 

Y mi estancia se duerme mansamente, 

y despierta en fragancia de tu frente 

como aire de estación abierta y pura. 

 

En tu breve perfil el orden pace: 

tu poder que restaura lo que nace 

sustentándolo en frágil hermosura. 

 

Del «Icono De Jasna Góra», dicen las citas de hipervínculos de Internet: 

La Virgen Negra de Częstochowa […] es un icono de la Virgen María, que es la más venerada reliquia de Polonia y uno de sus símbolos nacionales  (https://es.wikipedia.org/wiki/Nuestra_Se%C3%B1ora_de_Czestochowa), cuya realización se atribuye al evangelista Lucas. El cuadro es un icono pintado sobre una tabla de 122,2 x 82,2 cm y representa el busto de una Virgen negra con el niño Jesús en brazos […]. Historia. En 1655, los suecos atacaron Polonia, pero al llegar a Jasna Góra, esta resistió el ataque con apenas un centenar de soldados contra treinta mil suecos. Esto hizo que todo el país se levantara en armas, se ganó la guerra y en 1656, el rey Juan II Casimiro Vasa consagró todo el país bajo la protección de la Virgen de Jasna Góra. (https://es.wikipedia.org/wiki/Jasna_G%C3%B3ra).

 

Y escribe entonces el autor, en su soneto de igual nombre:

 

Esposa con la luz, tu transparencia 

es íntima como casi fuente, 

y tierra viste desposadamente, 

tierra, origen, color de la querencia. 

En tu rostro la fuente se silencia, 

y hablas silencios de lo transparente. 

Tu cara casi amanecidamente 

convoca al interior de la nacencia. 

 

Esa agua en que el esposo se complace, 

secreta transparencia de tu cara, 

ese manar en que tu casa pace… 

sin verlos, se oye como si manara. 

Es tu agua tierra de querencia clara. 

Tierra, la fuente que en tu cara nace. 

 

Lo que quiero resaltar, en este observatorio natural en el que nos ha entrado el autor cuando estudiamos su poesía mística, es que cuando investigamos la historia de estas obras pictóricas, es cuando entendemos a lo sumo su inmensa sabiduría y su hipersensibilidad a la Luz divina.

 

  1. «Trobar Leu: Cantos apropiados» 

Debo apuntar que, aunque es posible hacer un comentario global de la mística del autor, no es lo más conveniente, pues estas obras son técnicamente distintas, aunque ambas sean místicas. Así que pido, por favor, comprensión del tiempo, nuevamente.

Y comienzo el estudio de este poemario exponiendo de la cita de Internet que «Trobar Leu era un estilo de poesía de los trovadores que se caracterizaba por una dicción simple, natural y accesible y formas de verso relativamente simples. Era un estilo destinado a atraer a la audiencia más amplia posible. El término proviene de la palabra provenzal trobar, o el arte de componer y recitar versos, y de leu, que significa “ligero” o “fácil”» (https://es.wikipedia.org/wiki/Trobar_leu). Sin embargo, nada de fácil tienen estos poemas: ni su expresión ni la composición ni su contenido. Este segundo poemario, publicado 16 años después de aquel primero, contiene una poesía inspirada plenamente en la Virgen María.

En la arquitectura de la composición de los poemas, nos encontramos con muchos momentos no comprendidos. La falta de conocimiento podría hacernos exaltar los poemas o descartarlos. La pérdida de lo que yo he llamado ‘la cordialidad del poema’, las paradas abruptas de su tipografía, nos pueden hacer perder el deseo de permanecer en la lectura de este poemario. Sintiendo esto me llegó la luz de que podía haber algo más significativo en esta construcción y decidí detenerme e investigar. Al buscar en Internet las palabras que me surgían como las marcó el poeta, encontré la siguiente explicación, amplia, pero necesaria para entender el poema y al propio poeta. Leamos la información (http://www.eol-laplata.org/blog/index.php/poesia-espacio-en-blanco-ritmo-y-resonancia/):

Poesía: espacio en blanco, ritmo y resonancia. Una de las características que identifica a la escritura de poesía es que su lenguaje tiende a la brevedad, a la concentración, a la concisión. Si bien un poema puede extenderse en una secuencia narrativa, por ejemplo, en algún momento unas líneas, unos versos recogerán con intensidad ese sentido apretado que tanto la singulariza y que, por su carga emocional y disruptiva, crea en quien lee una resonancia. Son esos pocos versos como instantes que la poesía capta y que persisten más allá del tiempo de la lectura. Son esos versos que se llevan en la boca o que martillean en la conciencia y que no terminarán de resolverse. No puede con ellos una lectura reduccionista, una lectura que planche sus arrugas o que anule su rispidez. Siempre quedará un excedente, algo del orden de lo emocional, del affectus, que seguirá presente en la repetición de esos versos sin terminar de desanudarse».

Hay muchos procedimientos con los que la poesía logra que su trazo diga más con menos, diga mucho dentro de la economía expresiva que la caracteriza. La elisión, la yuxtaposición, el espacio en blanco son algunos de esos recursos. La elisión de verbos o palabras para no sobreabundar o para crear un efecto de sentido que a su vez crea un hueco […]  la yuxtaposición que es la acumulación de frases que no están hiladas, es la acumulación que prescinde de la coordinación, de la creación de enlaces gramaticales. La yuxtaposición deja de lado el uso de conectores que son los que guían la lectura en un sentido unívoco. La yuxtaposición crea vacíosentre una frase y otra, propone un salto al vacío que el lector/a deberá resolver con su lectura. Así hace del sentido algo irresuelto, algo menos asible, ambiguo. Se puede pensar aquí en el haiku, ese tipo de composición proveniente de la poesía japonesa […]. La imagen visual se yuxtapone a la imagen sonora […]. No hay conectores no hay explicaciones, simplemente los objetos seleccionados que crean el silencio que sumerge al lector en esa atmósfera contemplativa y meditativa.

Es imprescindible entender esta construcción de Juan Miguel Domínguez Prieto. Y lo estamos aprendiendo juntos en este observatorio que nos ha creado. Él, como conocedor de los fundamentos del pensamiento poético y disciplinario, nos hace la salvedad de que la poesía no es un suspiro y nada más. Él nos enseña a través de su estructura estricta que el conocimiento esencial nos conduce a mover la poesía como necesitamos mover nuestros sentimientos. Podemos ver frenos bruscos, construidos por el poeta, para que lo oigamos con sus gritos y sensaciones, y no lo debemos pasar por alto. Hay algo más allá de lo grandiosamente visible en sus poemas, y él quiere decírnoslo, algo que debe pernoctar en nosotros un momento para realizar su trabajo de reconstrucción en nosotros mismos. ¿Qué puede ser? La respuesta es de cada uno en particular. El poemario es difícil y es excelso y requiere más que una lectura letárgica. Las señales de luces que se nos muestran no debemos dejarlas pasar porque ellas nos pueden llevar a los Cupidos inimaginables que revolotean en el poemario.

Leamos el poema «Tenuitas». La fragancia esencial que libera el autor a través de este poema es un hecho histórico, según se narra en Las Escrituras, tiene título, es la «Visitación de María». El enlace de Internet adjunto dice que «Visitación es el término con el que se designa en el cristianismo a la visita realizada por la Virgen María, embarazada de Jesús, a su pariente Isabel, embarazada a su vez de Juan el Bautista. Se trata de un pasaje único del Evangelio de Lucas, también conocido como la Visitación de María» (https://es.wikipedia.org/wiki/Visitaci%C3%B3n).

El autor escribe su poema a través de la pintura de Isabel Guerra, una monja que «carente de formación académica pinta “por intuición”», según consta en el enlace de internet  (https://elpais.com/diario/1986/01/21/ultima/506646005_850215.html). La obra pictórica correspondiente a «Tenuitas» no la encontré, pero el autor especifica en la página 11 como sigue: «Tenuitas (de Isabel Guerra)». Es decir que he deducido que el poema está construido basado en una imagen pictórica de esta artista plástica. «Tenuitas» significa «delgadez», palabra en latín, según traductores en Internet. La segunda palabra del poema también es «delgadez»:

 

… delicadeza, delgadez, finura; 

limpidales claros; 

lo cristalino, caudal en éxtasis; 

lo exento, lo cotidiano que se descalzara. 

 

El lino guardado 

el agua sacada 

en Ain-Karen.  

Piensas como es, la Visitación, el día a día; 

cómo, la Luz en los tres meses, 

y de la misericordia del lirio en la aridez.  

El evangelio a la puerta: Estoy a la puerta y llamo, 

María, de tu Interior. 

 

Ni dentro ni afuera en tales palabras hay, 

sino Cristo en la Placenta 

Señor de Tierra Señor de Cristo, 

Señor de Tierra        Señor de Cristo. 

Ni dicciones en tales palabras hay 

mas el Verbo desasido. 

   * 

Limones que a su flor huelen, 

si hoy escucháis su voz.  

cuajados y revestidos  

si hoy escucháis su voz.  

Un vaso, un paño, una blancura: 

te llevaré al desierto; 

y a ti, mi desposada  

el lino guardado 

el agua lavada 

en Ain-Karen, 

     Desde esta parada analítica vemos que el poeta demuestra que, al pasar del tiempo, los iconos han marcado su manera de vivir: todo para él es una imagen que lo envuelve hermosamente, y en ellas encuentra sus estancias místicas. La Virgen María para el autor ha sido un retrato que él ha reproducido desde su propio cine interior en el que recrea sus anhelos de la Presencia divina. La creación del poemario basado en esta emoción mariana lo confirma. En el poema «Tenuitas» ha fijado su esplendor en la placenta liberada en el interior de las madres, el Gozo de ambas. El significado de «delgadez», a pesar de su significado en la obra pictórica, él lo basa en ese hecho del encuentro de María e Isabel, madres de Jesús y de Juan el Bautista, respectivamente. Cuando el autor utiliza el vocablo «Ain-Karen» reafirma el hecho inspirador que lo hizo crear la adoración que le ofrenda a Dios en este hecho y a la misma Virgen, también a la madre de Juan el Bautista, Isabel, y a todas las madres del mundo. Leamos la información del siguiente enlace: (http://ainkarem.es/historia/): Ain Karem es el nombre del pueblo en el que la Tradición sitúa este encuentro entre María e Isabel. Allí tuvo lugar la Visitación, después de que ambas mujeres hubieran sido “visitadas” por Dios e invitadas a participar en su Proyecto de Salvación. Cuando María se encuentra con Isabel, las dos se saben embarazadas, llenas de Vida, y en un abrazo comparten su alegría, dan a gracias a Dios juntas y, gozosas, entonan cantos. Es este el momento en el que María proclama su Magnificat.

“…Por aquellos días María se puso en camino y se fue a la montaña, a una ciudad de Judá. Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y cuando Isabel oyó el saludo de María el niño empezó a dar saltos en su seno. Entonces Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a grandes voces…” (Lc1, 39 –42a).

Cuán maravilloso es leer esto. Con la marca del éxtasis, provocada por su sensibilidad y necesidad del aliento de Dios, el autor inquiere en la Verdad del Verbo, en la Encarnación del plan divino de Salvación. La devoción por la Virgen María que se confiesa sierva ante el Señor, para nuestro poeta místico esto es hermoso. Él va directo al origen, a la membrana delgada que protege el ser que se desarrolla en las entrañas. En el Diccionario de la lengua española dice que placenta es el «órgano intermediario durante la gestación entre la madre y el feto, que se adhiere a la superficie interior del útero y del que nace el cordón umbilical».  Por lo tanto, «placenta» es uno de los símbolos de la «Visitación», que utiliza el autor, al igual que «cordón umbilical» y «superficie interior». Él se está uniendo a los cantos de muchos que canta igual, desde su concepción teológica hasta el hecho místico y humano. El canto de las alegrías de las madres llenas de Gracia representa los milagros, el poder de Dios sobre lo que Él mismo ha decretado como imposible: por Obra y Gracia del Espíritu Santo concibió María, e Isabel, además de estéril, junto a su esposo, concibió por haber sido abiertos los órganos reproductores de ambos en sus años viejos.  Otro detalle es el paso natural de una lengua a otra, producto de otro tipo de transfiguración, una que añade símbolos que hay que descifrar. Aunque se pueda traducir este lenguaje, es un contenido que refiere al momento mismo de los hechos. Era un anhelo del autor y recibió el consuelo por el Amor en el espíritu. Leamos estos otros versos de «Tenuitas» (p. 33):

 

Dice ¡Ven ya sobre nosotros! 

eterna es su misericordia.  

Ahora, fiat, Sí, 

Ven, 

Vieni, 

Veni 

Veni cito, Veni, Domine Iesu 

en libro en cobre en Casta 

Veni; o, Veni, Domine 

en miel en mano en sueño… 

y a ti, mi desposada 

limpidales claros; 

lo cristalino, caudal en éxtasis; 

lo exento, lo cotidiano que se delcalzara, 

la Llena de Gracia con su nada de lino 

en Ain-Karen 

   Icono creado por el autor: «La Presencia». Aunque pudimos imaginarlo, nos sorprendió el autor cuando habló de su propio icono. En su vida postrada a los pies del Señor, y su fe en Su plan de Salvación, el autor crea su propio icono en respuesta a su vida mística, que es su única vida, la que guía su comportamiento mientras espera que se abran las puertas del rapto de su carne. Su icono personal de titula «Tu Presencia». Si vamos al rostro del autor que está plasmado en este poemario podemos pintar la presencia de Dios en él y le haríamos muchas preguntas al contemplarlo. Leamos el momento en el que él crea su icono personal (p. 32):

 

Entrar       Permanecer en la Presencia. 

Ser del Agua. 

Sencillez. 

Centro, Roca, Alcázar. 

Tierra para la postración         Tu presencia ya es Icono 

Ultimísima región a la que la Luz alcanza 

sobre ella, amanece como única  

Alégrate, nunca serás la desterrada, alégrate, 

cuando ante Él toca la tierra tu frente, 

alégrate!  

                                             Tus confines proclaman Su Palacio. 

La humilde: la elegida. 

Tierra limpia canta un retoñar de nupcias 

forma la galaxia que te acaricia milenrama invisible, 

Amor         Amans          Latens  

porque tus rodillas 

tu carne viven de la fe en el Cristo.  

Por eso eres la enjoyada de blancura. 

   «Tu Presencia» escudriña los saltos y los vacíos del autor cuándo clama al señor, y su necesidad divina de estar junto a Él para siempre. ¡Y lo hace en voz de María! ¡Como quien necesita la madre que lo arrulló inocente antes de conocer el dolor del mundo! Por eso «Tu Presencia» es también ‘tierra de postración’. ¡Cuán maravilloso es!

De la expresión «Cantos apropiados», subtítulo de este poemario. Señalo que el poemario no es de iconos, pero al estudiarlo encontramos que la expresión «Cantos apropiados» del título significa la toma que hizo el autor de los cantos de la Virgen María y de Isabel, su prima. Él bebió el canto de la misma copa en donde vertieron ellas el elixir de sus dichas de ser madres: es una emoción extática.

La voz «tierra», en una primera acepción significa ‘el aviso de la vida para los que están en el infierno’, pues Jesús «bajó a los infiernos», dice el evangelio, a predicar a esos muertos que creyeron o por los muertos no creyentes para la salvación posterior de sus almas. Luego esa voz es esperanza para lo que esperan en el Señor ahora, que está representada también por el autor en «Te Deum», uno de sus poemas de grandes generalidades de la esperanza que predica el autor.

Cuando el autor dice en sus versos: «Alégrate,/ nunca serás la desterrada, alégrate,/ cuando ante Él toca la tierra tu frente, alégrate», lo que quiere decir es —desde mi auscultación—, que ‘no será desterrada la iglesia, los creyentes, los que velan y vigilan la palabra del Mesías ahora y posteriormente, en su venida prometida’. Y la esperanza del fin del dolor está representada por las rodillas. También el aliento para este presente está representado en las rodillas, y lo enfatiza la frente en el suelo. La imagen representa también a los musulmanes en el muro y en sus distintos muros lejanos; también la fe de cada quien en su propia búsqueda divina.

Cuando añade el verso: «Tierra limpia canta un retoñar de nupcias/ forma la galaxia que te acaricia milenaria,/ invisible Amor     Amans    Latens»  —fijémonos en los tres vacíos del verso Amor, Amante, Enmascarado o vedado—, representa las bodas prometidas que anunció el Señor con su Iglesia. Quiere decir, pues, que ‘no importa cuánto padezcamos, la promesa de que seremos levantados del dolor será hecha realidad’. Ese es el «Canto apropiado» primero, en plural, a través de las dos madres, que hace el autor, por lo cual subtitula su libro. El poemario está pleno de cantos llenos de Gracia.

     Fin del poemario: Seis poemas sin saltos.  Todo lo escrito en esta obra nos condujo a una ciencia que intentamos investigar. El autor culmina su poemario con seis poemas que indican que él ha detenido la búsqueda por haber encontrado lo que anhelaba: la Presencia permanente de Dios en su vida. Y él ha descansado de la reflexión, del vacío, de los saltos a los abismos. Sus seis poemas cantan la paz del amor sublime, aquel que no hace preguntas porque las respuestas están en la ternura evidenciada de Dios. En esos poemas comprendemos sencillamente al autor, pues ya ha pasado el tiempo de estudiar. Vemos y oímos por el Amor sagrado en el que no subyace el temor. Es la gran Verdad del autor. La Presencia de Dios en él.  Y para que veamos esto solo transcribiré cuatro versos del primer poema de los seis (p. 62):

Me preguntaba el porqué de sus silencios 

y vine adonde los tenías en tu silencio. 

Mi oscuridad es la tuya, 

tu oscuridad es la espera de mis ojos encendidos. 

     Nueva puerta a la investigación. Termino con este poema (p. 33) que me dice, que nos dice, que no hemos conocido al autor plenamente, a pesar de este vasto estudio, que este es solo una muestra de la ciencia de su poesía y de su pulcro amor postrado hacia la hermosa e inescrutable soberanía de Dios:

 

Tú eres mi Creador y mi Dios. 

Tú hablas los tres lirios          sobre el desierto nacen.  

                                 No seré esclava del mundo, sino señora del desierto.  

Mira: miro los lirios; 

y Tú, a mí, que miro los lirios.  

Antes de nacer, 

ya Tú eras flor para mi yermo.  

Nada has tocado hasta la encarnación de tu virgen, 

nada luego has tocado; 

si antes aguardabas por mi cuerpo, 

ahora aguardas por mi libertad, 

la de escucharte.  

Tres lirios hablas en tu ancho Corazón desnudo. 

 

Agradezco, grandemente, al autor su poesía, y a don Bruno Rosario Candelier, infinitamente, este estudio a la obra de Juan Miguel Domínguez Prieto: Iconos del Agua Viva, Madrid, España, Nossa y Jara Editores, 1996; Trobar Leu/Cantos apropiados, Madrid, España, Huerga y Fierro Editores, 2012.

Teopoética en la lírica de Juan Miguel Domínguez Prieto: Del diarismo a la antología de un poeta místico

Por Luis Quezada

“La poesía es el silencio de quien espera contemplar el Rostro”,

Juan Miguel Domínguez Prieto, Diario, 19-10-2003.

 

INTRODUCCIÓN

Para conocer un poeta místico, no basta tener una antología de su producción poética o incluso, sus obras completas. Hace falta acercarse a la vida del poeta, pues la poesía mística nace de una profunda experiencia interior y sin conocer esta dimensión vivencial, no es posible acertar en los juicios acerca de su estética lírica.

El Dr. Bruno Rosario Candelier, con esa intuición que le caracteriza, cuando me propuso trabajar la teopoética de Juan Miguel Domínguez Prieto, puso en mis manos su DIARISMO, o más precisamente, un segmento de sus DIARIOS desde 1990 hasta el 2005, es decir, 15 años de sus anotaciones diarias.

Generalmente, los seres humanos de profunda vida interior, acostumbran ir escribiendo un diario de todo aquello que va brotando de su interior, como manantial que siempre emerge desde sus raíces más profundas, para así poder beber en su propio pozo de aquella sabiduría que va fluyendo día a día. Tal es el caso del famoso “Diario del alma” del Papa Juan XXIII, que en mi juventud pude ir saboreando y me ayudó a abrir vetas insospechadas en mi interioridad.

Juan Miguel Domínguez Prieto también incursiona en esta práctica del diarismo espiritual, matizado con una gran calidad poética que sublimiza aún más sus auscultamientos interiores.

Me limitaré en este trabajo a los diarios de Domínguez Prieto desde 1990 a 2005, y en sus escritos trataré de develar la teopoética que expresan, tanto a través de sus intuiciones y vivencias espirituales, como de su sublime estética lírica, que de entrada puedo definir como de auténtica poesía mística.

También utilizaré en este trabajo dos antologías: la Antología mayor del Movimiento Interiorista, cuyo antólogo, Fausto Leonardo Henríquez, recoge 10 hermosos poemas seleccionados de toda la producción lírica de Domínguez Prieto; y la Antología titulada “Poetas Interioristas españoles”, también del Padre Fausto A. Leonardo Henríquez, que recoge otros 10 poemas de nuestro autor en cuestión.

Aclaro, de entrada, que dedicaré en mi exposición más tiempo a su diarismo, es decir, a su experiencia mística, para poder desentrañar el verdadero sentido y alcance de su teopoética. Un trabajo posterior analizará en detalles el conjunto de su producción poética, que confieso de entrada, me ha cautivado sobremanera.

  1. Conociendo el místico a través de su diarismo.

Lo primero que me llama la atención es que su diarismo es de ráfagas, de centellazos espirituales. Son cápsulas condensadas de aquello que le hizo entrar mar adentro. A veces, en un día, solamente registra una palabra: “Lucernario” (19-5-1994).

Lo segundo que observo en su diarismo es que es más prosa poética que poesía tal cual. Una muestra:

Martes 19 de febrero 1991:

Caminando lentamente hacia San Vicente de Elviña, me quedo viendo los matices del atardecer en el camino y acogiendo, del campo llovido, los perfumes frescos.

En tercer lugar, cada día lo expresa como “flash” de vivencias que le conectan con su interioridad. Veamos un ejemplo concreto:

Sábado 17 de marzo de 1990

Me gusta pensar que mamá está en la playa, en esta misma donde deseaba hace tres veranos, solo, su presencia. Estar con la madre frente al mar es vivir de lo poco que nos pasa, quedar prendido en una Inmensidad sobre inmensidad.

El diarismo de Domínguez Prieto en los 15 años que tengo a mi disposición está organizado por grandes bloques. El primero lo llama SIEMBRAN LA ESCUCHA.

Una de las tareas más laboriosas del místico es precisamente sembrar en su interior la escucha.

Dice Domínguez Prieto:

“Amanece con pájaros que siembran la escucha” (1-1-1990).

Nuestro autor enfatiza algo que es propio del místico: buscar el silencio.

Dice: “Buscando el silencio”. (17-1-1990).

Otro reto del místico es purificar las entradas a su recorrido interior. Domínguez Prieto lo expresa así: “Asear la mente y el corazón” (20-7-1990).

El poeta místico cae en la cuenta que la poesía que brota de su experiencia viene marcada por la cotidianidad y la oscuridad.

Domínguez Prieto dice: “La poesía es como la fe: diaria, a veces oscura”, citando a Francisco Garfias. (21-6-1990).

Más adelante, nuestro autor expresa en su diario lo que es la meta del poeta místico. Dice: “Buscando el Rostro” (9-1-1991).

También expresa: “Despierto en la madrugada y escribo unos versos sobre el Rostro” (12-1-1991).

El místico no es una persona amargada sino llena de dulzura, pues está orillándose a lo hermoso del Rostro que descubre:

“Con M.O., persona que con dulzura va interiorizando lo hermoso” (14-1-1991).

El místico va experimentando poco a poco una sanación de sus heridas, de sus cicatrices y ramalazos psicológicos, que todos llevamos desde la más tierna infancia.

Dice: “Ayer me dormí con la gustosa oración de Thomas Merton, de 1947, Tú sanarás mi alma cuando te plazca” (4-2-1991).

Uno de los elementos fundamentales del camino místico es el SILENCIO. En su diario, Domínguez Prieto se refiere a él de múltiples formas: “silencio creativo” (3-3-1991), “claridad del silencio” (9-3-1991), “el transfigurante silencio” (10-3-1991), “descanso, escuchando el silencio” (9-11-1991). ¡Que nos hable el silencio! Es una consigna de todos los contemplativos.

El místico se va haciendo consciente de que va poco a poco sumergiéndose en un inmenso “mar místico” (3-8-1991), que lo va a poner “ante el misterio” (22-8-1991).

El otro tema fundamental de la experiencia mística que Domínguez Prieto recoge en su diarismo es la SOLEDAD.

El místico confirma que en la mayor soledad encuentra la total compañía. Dice nuestro autor: “No estoy solo; me acompaña, en vela, la pura eternidad de cuanto amo” (3-10-1991).

El místico siempre se percibe a sí mismo como una persona DEUDORA. Dice Domínguez Prieto: “comprender lo deudor que soy de tu Ternura” (14-12-1991).

En el segundo bloque de su diarismo, titulado LA SUERTE DE SION, ve su vida como un campo abierto en permanente florecimiento.

El contemplativo siente su interior como un “campo abierto”, donde “el pecho de Dios va gestando la ternura” (11-2-1997). Es una constante a través de los siglos, que todos los místicos lo que perciben y experimentan de Dios es la ternura (hesed, en hebreo).

Por eso, su vida vive en un permanente estado de florecimiento, como deja entrever Domínguez Prieto: Aunque por fuera sea verano, otoño o invierno, por dentro estoy en primavera (4-10-1997).

El tercer bloque de su diarismo, MARGEN, subraya la condición de vidente que comienza a experimentar el místico.

Dice Domínguez Prieto: “en el poeta, es la vista la sede de la audición (si algo hay que llegar a oir, es a ver a Dios cara a cara) (16-12-2001).

El autor vuelve a insistir en el tema recurrente de la SOLEDAD. Afirma: “Inmensamente solo e inmensamente acompañado. Me parece que el hombre no es sociable primeramente por la presencia del otro, sino, esencialmente, porque convive, por providencia, con lo que recupera de si” (23-12-2001).

Juan Miguel Domínguez Prieto acuña una serie de palabras nuevas que puedan expresar su deslumbrante camino interior. Por ejemplo, él crea la palabra EXTIMIDAD, a la cual le da varios significados concurrentes: expresar la intimidad; éxtasis de la intimidad; interioridad visible…

El místico, en su camino interior, descubre la SIMPLICIDAD de la existencia: Todo se reduce al AMOR. La simplicidad brota desde la interioridad. Por la exterioridad vemos la complejidad de la existencia; por la interioridad vemos la simplicidad de la existencia.

Dice: ¿Qué ves delante? Amor.

Incluso su expresión poética la define como un escrito de amor. Afirma: “la creación poética sigue siendo una manera pura de amar” (11-11-2002).

La interioridad supera la espacialidad y la temporalidad. Domínguez Prieto escribe:

“Me desvelo cerca de las cuatro de la mañana y escribo:

Dios está arriba y nosotros, abajo

Dios está abajo y nosotros, abajo

Nosotros estamos abajo y Dios, dentro”. (25-3-2002)

El tema de “oir la soledad” lleva a los místicos a la mayor solidaridad.

El místico también experimenta la NANIDAD, tanto de él, como de Dios.

Escribe: “Dios que lo es Todo, se anonada” (2-4-2002).

Domínguez Prieto señala en su diarismo que “los griegos eran grandes escuchadores; por eso crearon mitos” (18-4-2002).

La contemplación se hace omnipresente al místico.

Dice Domínguez Prieto: “Unos minutos, ha estado Dios contemplando a un hombre que contemplaba un pájaro en su contemplación” (29-5-2002).

Otro tema que nuestro autor resalta en su diarismo es la ALTERIDAD, un tema muy querido del filósofo judío Levinás. Domínguez Prieto le expresa así: “Para amar, es preciso entrar en la marginalidad del otro, donde el otro no me sirve para nada, adonde el Espíritu clama desde el barro por las flores del nuevo mundo” (14-6-2002).

Una gran intuición de Domínguez Prieto consiste en decir que en la interioridad es donde uno construye el poema esencial, porque se sumerge en la NADA y el TODO. El cita a Edith Sodergran: Un poema esencial. Aparece la nada. Yo añado: Un poema esencial. Aparece el todo. Sodergran dice: “detrás de las palabras, acecha la nada. Yo añado: Detrás de las palabras, acecha el todo. (20-7-2002).

Todos los místicos están de acuerdo que el silencio es anterior a la palabra. Citando a Gerardo Diego, Domínguez Prieto anota:

Callo

para que la palabra no destrone

mi más hondo silencio verdadero (20-8-2002)

Las intuiciones profundas de Bruno Rosario Candelier sobre el protoidioma y la protopoesía, encuentran asidero en la tradición mística y aparecen citadas ampliamente en su diarismo por Domínguez Prieto.

Agustín escribió una vez: “Te buscaba fuera, cuando en realidad estabas dentro de mi”. Este acierto agustiniano es de todos los contemplativos. Domínguez Prieto lo expresa así:

Tu mente buscaba

por fuera el Cordero.

Pero Él te balaba

en susurro dentro. (31-8-2002)

La interioridad es capaz de hacer permanecer en nosotros vivencias, experiencias, situaciones y circunstancias que físicamente y exteriormente ya no están presentes.

Domínguez Prieto consigna en su diario: “La gente se trajo en el corazón el campo” (11-9-2002)

Hay una discusión sin término de qué es más superior, si la poesía, la música o la pintura. Escuché en la tertulia de miercoletras a uno de los participantes decir que la música es superior a la poesía. Maurice Nedoncelle, citado por Domínguez Prieto, afirma lo contrario: “la poesía es superior en perfección a la música”. Creo que son tres caminos superiores de perfección: uno a través del sonido; otro a través de la palabra; y otro a través del lienzo.

Un gran acierto que afirma Domínguez Prieto en su diarismo es que los místicos rompen el velo a través del silencio” (24-11-2002).

En su cuarto bloque del diarismo, SUR, habla de la transfiguración que vive el místico. Para eso, crea una palabra: taborizar.

Dice Domínguez Prieto: “Oh Tú, que subiste a la Montaña, taboriza el día” (29-12-2002). Incluso, al hablar de EXTIMIDAD, la llama “tabor de la intimidad” (6-2-2003).

Pero el místico también percibe el pathos, el dolor, la agonía. Para esto, crea otra palabra nueva: “Getsemanece” (14 y 16 de enero de 2003).

Domínguez Prieto habla de “mantrizar” palabras que se escuchan desde la “soledad sonora”. En su diario afirma: “Cuando el poeta apalabra -en intento- el silencio, el fotógrafo le fija texto a la imagen. Estamos ante la expresividad desde lo contemplativo” (5-3-2003).

El silencio y la soledad sonora que experimentan los contemplativos, le lleva a decir a Domínguez Prieto:

Donde se cierra una puerta, se abre un Canto.

Donde se inscribe un Canto, se encierra el silencio.

Oh silencio hospedable, sombra del Cantor (2-3-2003)

La contemplación le permite al místico VER con nuevos ojos todas las cosas. Las ve en profundidad. El místico es el mayor crítico de la superficialidad, de la banalidad. Pero no solamente permite COMPRENDER, sino que permite TRANSFORMAR. Dice nuestro autor: “Quien solo contempla el mundo con pureza ya lo está transformando” (21-6-2003).

El contemplativo sabe que solamente en LA BÚSQUEDA DE LA FUENTE podemos superar la superficialidad. Dice Domínguez Prieto: “El problema de la falta de interioridad en la cultura: haber cambiado el punto de gravedad en la búsqueda seria por el de la falsa creatividad de la experimentación. Creo que hay que volver a la búsqueda de la fuente” (4-8-2003).

Domínguez Prieto afirma la taborización de la poesía: “La poesía no supone la aniquilación de las palabras, sino su transfiguración en una otredad” (4-8-2003).

Más adelante afirma: “La poesía exige mucho más: una transfiguración” (6-4-2004).

Un tema trabajado por Domínguez Prieto en su diarismo es el de la INSPIRACION.

Dice: “La inspiración no viene de fuera. Es la generación íntima de la que nace el estilo como manifestación de interioridad” (9-10-2003).

Más adelante expresa en su diario: “La inspiración no es un desposorio de fuerzas, sino de fragilidades. La de Dios apesebrada en la del poeta, que sólo en la humildad concibe. Si el poeta no consiente en silenciarse, no advendrá el súbito de la luz. Por eso, confunde a menudo inspiración con trabajo; y no llega a desasirse del erial del yo, sobre el que el Yo-Soy no violenta”. La inspiración nace de un desposorio de fragilidades consentidas” (11 y 13 de septiembre de 2004).

El místico según Domínguez Prieto ve a Dios como “Palabra-pesebrada-en mí” (10-6-2004).

Domíguez Prieto con mucha lucidez afirma: “El poeta no crea su lenguaje. Descubre lingüísticamente su irrepetibilidad” (10-11-2004). “El poeta no elige las palabras. Las palabras nucleares lo eligen en persona y calidez” (25-11-2004). Es lo que siempre el Dr. Bruno Rosario Candelier ha denominado PROTOLENGUAJE.

Fue la lectura detallada y pormenorizada de su diarismo que me lleva a reflexionar sobre el sentido de la TEOPOETICA, es decir, cómo se construye la poesía mística, cuya reflexión desarrollo en el próximo apartado.

 

  1. LA TEOPOÉTICA: Cómo se construye la poesía mística

Propongo 10 pasos que conforman la poiesis que hace posible una auténtica poesía mística. Estos pasos los veo todos reflejados en el diarismo de Domínguez Prieto.

Primer paso: Entra en su interior. El poeta hace un ejercicio de interioridad. Mira todo desde su interior.

Segundo paso: Hace un ejercicio de soledad. Este paso es indispensable. La soledad se va volviendo sonora, hasta llegar a ser solidaria.

Tercer paso: Se abraza del silencio, como ambiente necesario.

Cuarto paso: Se pone a la escucha, como condición esencial.

Quinto paso: Experimenta el Misterio, dimensión profunda del sentido del ser. Manantial al que llega al poeta para entonces poder beber de su propio pozo.

Sexto paso: Intuye como expresarlo. Se abre una puerta. La intuición es pre-lógica, previa a la intervención de la razón.

Séptimo paso: Se enciende una luz (insight) para lograr esa visión interna. Es la iluminación que nace de la intuición.

Octavo paso: Inspiración. Es un flujo que brota desde el manantial del Misterio y nos precede.

Noveno paso: Imaginación. El poeta se expresa a través de la “loca de la casa”, utilizando imágenes, metáforas, alegorías.

Décimo paso: Expresividad. El poeta finalmente dice lo que ha experimentado, con el recurso laborioso de la palabra, que de forma balbuceante intenta explicitar la vivencia interior. Aquí reside la “carpintería” del poeta para poder adecuar en palabras la experiencia profunda de sentido que ha vivenciado desde su interioridad. Aquí entra el trabajo laborioso de reflexión, como elemento principal.

 

  • LA POESÍA MÍSTICA DE JUAN MIGUEL DOMÍNGUEZ PRIETO.

Las dos antologías que me fueron entregadas sobre la poesía de Domínguez Prieto y ambas antologizadas por Fausto Leonardo Henríquez, harían este trabajo muy extenso, si entro en el detalle de se estética lírica a partir de cada uno de sus poemas. El tiempo no me permite en esta exposición ese lujo. Lo que hice fue leer todos sus poemas que tenía a la mano, iluminados por su diarismo, lo cual me hace afirmar sin temor a dudas, que nos encontramos ante un excelente poeta místico.

Baste un solo verso de su vasta producción poética:

Mira que te acaricio, abismo mío pequeño,

Roturo sobre ti, mi luz

(Poetas interioristas españoles, pág.91).

En su diario, escribió unos versos que pueden servir de referente a su talante poético:

Y bebe de la espesura

la miel de la nada pura,

por Amor (11-3-2005)

 

CONCLUSIÓN

Juan Miguel Domínguez Prieto, nacido en Madrid en 1963, de sólida formación literaria, especialista en filología románica, es autor de una vasta producción poética y ensayística, entre las que podemos resaltar:

  • Iconos del agua viva (1996)
  • Noite escura (1998)
  • Los poetas del silencio (2006)
  • Altizaro (2009)
  • Trobar leu (2011)
  • Kaligrafía y gracia (2015)
  • Los débiles (obra inédita en sonetos)
  • Los marzos (poesía para niños)
  • Hacdamáryam (poesía en sefardí)

Creo que las palabras introductorias de Fausto Leonardo Henríquez son el mejor colofón para valorar el poeta místico que hay en Domínguez Prieto:

“Gracia, profundidad, goce interior, fruición espiritual y deleite del alma, entre otras cosas, son parte de las vivencias de nuestro poeta quien, con un castellano culto y diáfano, nos comunica con la fuente misma de lo Divino.

Domínguez Prieto, que empalma con la mística hispánica, se distancia de la Poesía de la Experiencia de los 90 en España -antítesis de la Poética Interior- y recupera la mejor tradición de la poesía mística. Con este poeta, el Interiorismo, en su búsqueda de la trascendencia, llega definitivamente a su madurez y consolida una de las vertientes más importantes de su ideario, a saber, la mística”. (Antología mayor Movimiento Interiorista, pág. 163).

“Si queremos saber qué tipo de creación es la de Domínguez Prieto, diríamos que estamos ante una poesía de síntesis, de apretadas imágenes, cuyo brillo se asemeja al relámpago que quema la conciencia abierta al Amor, al infinito abrazo de Dios. Poesía pura, mística hasta dejar sin aliento” (Poetas interioristas españoles, pág.89).

Del verbo ordinario al verbo del Altísimo

Por Juan Miguel Domínguez Prieto

 

Al Excelentísimo Señor Doctor y bien amado fraternalmente, Don Bruno Rosario Candelier, mentor, en mí, de los misterios de la Belleza incólume en la didascalia del Ateneo Insular, dedico esta pequeña geografía rezada, de tierras más realmente interiores que veras a la vista común, desde la gratitud más honda y la admiración y el cariño de su poeta, Juan Miguel Domínguez Prieto, Guadalajara, España, Santa Rosa de Lima, MMIX, Domingo (Juan Miguel Domínguez Prieto, Altizaro, Madrid, Cuadernos del Laberinto, no. 5, 2009). Alborozo por obediencia y sumisión, la Llama de lo Alto fragua el celaje que transforma:

 

Con el gozo, tu piel parece hosanna

abriéndose en olor de luz. Parece

que no es de fuera el alba que amanece.

Que surte luz sin brote de mañana.

 

Parece albor posado y qué temprana

la diafanidad que permanece.

Parece que el albor te comparece,

con ser de piel el aire en que se afana.

 

Parece, al despuntar el que te mira,

que es de siempre el albor que te respira,

que siempre tú me esperas en olor

 

de luz, adentro, al alba en permanencia:

alba en alba, velando transparencia,

piel de hosanna, porosa de tabor.

(Juan Miguel Domínguez Prieto, Íconos el Agua Viva,

 Madrid, Nossa y Jara Editores, 1996, p. 15).

 

Con respetuosa fraternidad, al Dr. Bruno Rosario Candelier, estos Íconos del agua viva, responsorios de amor a su elocuente silencio; agua inscrita por obediencia en la sed de su quinta palabra; balbuceo del verbo al Verbo que preludia, escribiendo su dedo sobre la tierra, las Bellezas de una Misericordia que anhelamos cantar para siempre en el Sol común que nos visita y habita de lo Alto (Juan Miguel Domínguez Prieto, Guadalajara, 20 de octubre de 2004). Traspasada de la gracia que enamora, el agua tiene aquí una sutil simbología mística bajo el esponsorio de la luz inmersa en agua viva, preludio verbal de la Llama que transfigura bajo la fragua de lo divino:

 

Me enamoras, Quietud, con agua viva,

quieta la voz y la mirada estable.

¿Soy la sed que te busca o se hace amable

el salto de tu fuente rediviva?

  

Yo te miro a la luz, que siempre estriba

en tu pupila antigua y perdurable.

Tú me miras con voz, con inefable

salmo de soledad, porque conviva.

 

Vas hilando de gracia el movimiento

a tu luz, cenital, y hacia tu acento.

Y solo veo aquello que me hilas

 

-será tu lloro mi agua hacia la altura-,

pues antes de que alcance tu hermosura

eres la luz hallando mis pupilas.

(Juan Miguel Domínguez Prieto, Íconos el Agua Viva,

 Madrid, Nossa y Jara Editores, 1996, p. 17).

 

   Responsorio de amor a su elocuente Llama, divina dotación por ordenamiento de lo Alto, inherente al verbo que preludia el ícono del Verbo de la Hermosura sutil:

 

De tanta luz, tu vista es un encaje

liviano, antiguo; mas lo nuevo canta.

Es un cendal de Dios que se levanta.

La gracia da a tu vista su ropaje.

 

Anhelo ver la Luz sin tu celaje.

Tú guardas, manantial del alba santa

como una hebra de aire dice planta,

como dice el altar su maridaje.

 

Mas tanta luz, doblando a tanta gracia,

con blancura se cela en tu misterio

y contemplo presagio y no figura.

 

Pero canto en clamor: la sed me sacia

soy herido por Luz en presbiterio

y voy a Luz, sin pago de hermosura.

 

(Juan Miguel Domínguez Prieto, Íconos el Agua Viva,

Madrid, Nossa y Jara Editores, 1996, p. 19).

 

Dilectamente al Doctor Bruno Rosario Candelier, bajo el apalabrado silencio amoroso de nuestra luz común (Juan Miguel Domínguez Prieto, Guadalajara, España, 14 de marzo de 2012).

 

El gorrión, como ave de luz inmersa en la sombra invisible del Eterno:

 

Toda la danza: ¡Hela, en la mansa luz!

Salmodia total no deja pronunciarse, se ama solo.

Ven a Mí, la sierva,

boca al sonido y al temblor cantares.

Ave, hazte, plena a Mí.

Veni. A Mí, ven, la sierva, como agua,

como alba, gratia plena.

(Juan Miguel Domínguez Prieto, Trobar Leu: cantos apropiados,

Madrid, Huerga y Fierro Editores, 2012, p. 39).

 

Símbolo de pureza seráfica, emerge el lirio de la Luz que transpira la Llama del que Es:

 

Tiene oscuro ejercicio de campo, así conoce la luz.

Cuando son tus lirios, arde la mirada.

Qué fibras tañe, Tú lo sabes;

sabes la hora del cabello que te seca.

Sigue llorando tu agua para lavar el tiempo de la alondra.

Ahora puedes dejar a tu sierva callada en la lira de tu mano.

Todo es besar tu silencio y amanece.

No importará haber cenado junto a la Luz.

El lirio es Entraré y cenaré contigo.

Ahora, según tu promesa.

(Juan Miguel Domínguez Prieto, Trobar Leu: cantos apropiados,

Madrid, Huerga y Fierro Editores, 2012, p. 66).

Icono del Agua Viva

Me enamoras, Quietud, con agua viva,

quieta la voz y la mirada estable.

¿Soy la sed que te busca o se hace amable

el salto de tu fuente rediviva?

 

Yo te miro a la luz, que siempre estriba

en tu pupila antigua y perdurable.

Tú me miras con voz, con inefable

salmo de soledad, porque conviva.

 

Vas hilando de gracia el movimiento

a tu luz, cenital, y hacia tu acento.

y solo veo aquello que me hilas

 

-será tu lloro mi agua hacia la altura-,

pues antes de que alcance tu hermosura

eres la luz hallando mis pupilas.

 

(Juan Miguel Domínguez Prieto, Iconos del Agua Viva,

Madrid, Nossa y Jara Editores, 1996, p. 17).

De tanta luz, tu vista es un encaje

liviano, antiguo; mas lo nuevo canta.

Es un cendal de Dios que se levanta.

La gracia da a tu vista su ropaje.

 

Anhelo ver la Luz sin tu celaje.

Tú guardas, manantial del alba santa

como una hebra de aire dice planta,

como dice el altar su maridaje.

 

Mas tanta luz, doblando a tanta gracia,

con blancura se cela en tu misterio

y contemplo presagio y no figura.

 

Pero canto en clamor: la sed me sacia

soy herido por Luz en presbiterio

y voy a Luz, sin pago de hermosura.

 

(Juan Miguel Domínguez Prieto, Iconos del Agua Viva,

Madrid, Nossa y Jara Editores, 1996, p. 19).

Huele a pan la luz, a criatura

cercada de alba huele, a muy temprano.

Solo no es tarde en alba de tu mano:

epifanía allende la blancura.

Casa de pan, tu palma, de clausura

esponsal; pero abierta donde hilvano

corporales al ara de tu mano,

tú que vistes el sol por vestidura.

Alba es siempre en tu mano aunque maitina,

olor de luz que sacia en flor de harina.

Mano que hospeda. Laudes del descanso.

Criatura, capaz del alba, toda

hueles a Emaús, a pan de boda,

y en palma del Esposo a huésped manso.

(Juan Miguel Domínguez Prieto, Iconos del Agua Viva,

Madrid, Nossa y Jara Editores, 1996, p. 67).

Nadie aquí me ve más que El que me ve,

me ama y se mira dentro.

Tu frente inclinada me da la sombra de amor.

Pero eres Tú Quien me llamas palmerales

y creas tu reposo.

Toda la herida calla, que tu presencia es paño;

y paño, tu sierva a Ti.

Y rocío sellado, nuestras manos,

para signar la boca, la frente

-oasis nuestro mío-,

que, inclinadas, hacen sombra de amor.

(Juan Miguel Domínguez Prieto, Trobar Leu: Cantos apropiados,

Madrid, Huerga y Fierro Editores, 1996, p. 65).