Temas idiomáticos

Por María José Rincón

SEA SEXI

27/4/2020

 En las cosas de la lengua siempre encontramos algo que aprender. Cuando no es vocabulario, es gramática; cuando no, ortografía. Hoy vamos con la ortografía del sonido de la vocal i, que puede representarse en español con dos letras: i (a la que debemos llamar i, y a veces llamamos i latina o i con puntito) y ye (a la que a veces llamamos y griega). El uso de la ye para representar el sonido /i/ está regulado por la ortografía, y nada mejor para aprenderlo que la Ortografía de la lengua española de las academias de la lengua.

Se escribe con esta letra la conjunción copulativa y: mansos y cimarrones. Recuerden que cuando la palabra que la sigue empieza a su vez por el sonido /i/ esta conjunción cambia a e: aguja e hilo.

Si encontramos el sonido /i/ al final de una palabra como parte de un diptongo o triptongo, su escritura con i o ye depende del acento. Si el sonido /i/ es átono lo representamos con la letra ye: ay, carey, batey. Las excepciones vienen de la mano de préstamos como bonsái o samurái. En cambio, si el sonido /i/ es tónico, usamos la letra i para representarlo gráficamente: sonreícaí. La única excepción la encontramos en el adverbio muy, escrito siempre con ye, aunque muchos hispanohablantes hagan tónica su /i/.

Como los préstamos que adoptamos de otras lenguas son muy frecuentes, conviene recordar que la normas de la ortografía del español rechazan el uso de la ye final cuando lleva delante una consonante. Si queremos adaptar correctamente estos préstamos a nuestra lengua debemos transformar la ye en i. Sea sexi, escriba correctamente.

 

COMO ACABADA DE ESCRIBIR

05/05/2020

Organizando mis libros me he topado con una obrita pequeña, solo de tamaño, que la Real Academia Española nos regaló a los académicos en el Congreso de Asociación de Academias de la Lengua Española que se celebró en 2019 en Sevilla, días intensos de trabajo y confraternidad que nos parecen hoy lejanos.

El libro es una edición facsimilar del ejemplar de la Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos que Andrés Bello envió en 1847 a la Real Academia Española; una reproducción exacta, lo más cercano a tener entre las manos el libro original del humanista venezolano, del que tenemos tanto que aprender.

Sobre préstamos y cultismos Bello apunta: «La introducción de vocablos flamantes, tomados de las lenguas antiguas y extranjeras, ha dejado ya de ofendernos, cuando no es manifiestamente innecesaria, o cuando no descubre la afectación y mal gusto de los que piensan engalanar así lo que escriben». No condena todos los préstamos («el adelantamiento prodigioso de todas las artes, el progreso de la cultura intelectual y las revoluciones políticas, piden cada día nuevos signos para expresar ideas nuevas»); solo aquellos innecesarios o fruto del mal gusto de los que se creen especiales por incluir muchas palabras extranjeras en lo que hablan o escriben.

Hay en Bello un profundo respeto por la lengua española y por su conocimiento («Para mí la sola irrecusable en lo tocante a una lengua es la lengua misma»); su gramática está destinada a la enseñanza de la lengua española en la América hispana: «Mi ambición quedará satisfecha con que contribuya a la mejora de un ramo de enseñanza, que no es ciertamente el más lúcido, pero es uno de los más necesarios». Como si la acabara de escribir para nosotros.

 

ENFERMEDAD Y ORTOGRAFÍA

12/05/2020

Si algo ha conseguido la pandemia es enfrentarnos, a pesar de nuestra dureza y resistencia, con la realidad de nuestra fragilidad. La enfermedad y sus consecuencias, el temor que nos produce y cómo prevenirla o combatirla roban el protagonismo de nuestras conversaciones y, con ella, las palabras que sirven para nombrarla.

La denominación de la COVID-19, establecida por la Organización Mundial de la Salud, puede enseñarnos muchas cosas. Analicémosla paso a paso. Para empezar su escritura en mayúsculas responde a su condición de acrónimo, un tipo particular de sigla que, por su forma, permite que la pronunciemos como una palabra. En el caso de COVID-19 estamos ante el acrónimo del inglés «coronavirus desease», «enfermedad del coronavirus». El guion nos ayuda a combinar cifras y letras en la misma palabra.

Como el nombre de esta enfermedad se ha hecho desgraciadamente omnipresente, el acrónimo ha llegado a lexicalizarse y a usarse como un sustantivo común. Olvidamos entonces las mayúsculas y aplicamos las reglas de los sustantivos comunes: La covid-19 ha trasformado nuestra cotidianeidad.

El género de las siglas y acrónimos viene determinado por el género de su palabra núcleo. Hablamos de la RAE (academia como núcleo), de la OMS (organización como núcleo) y de la COVID-19 (enfermedad, desease en inglés, como núcleo). El hecho evidente de que en el caso del COVID-19 se esté imponiendo el género masculino no puede considerarse un error; responde a una duda comprensible entre los hablantes puesto que partimos de una sigla en inglés en su origen.

Si nos centramos en el futuro debemos empezar a pensar en nuestra vida en la etapa poscovid o pos-COVID. Y consideremos que si, como parece, el nombre de esta enfermedad va a establecerse en la preferencia de los hablantes como palabra llana, debemos ir poniéndole la tilde al cóvid.

 

UN PARÉNTESIS PRODUCTIVO

19/05/2020

Esta etapa extraordinaria que nos ha traído 2020 puede muy bien considerarse como un paréntesis en ciertos aspectos. Hemos interrumpido o puesto en suspenso algunas de nuestras actividades cotidianas, y así debe ser. Pero los paréntesis son además un signo ortográfico doble muy útil para introducir en nuestro texto una aclaración o una información adicional. Como casi todo en la escritura, su uso se rige por ciertas normas. Empieza con minúscula el texto que enmarcan (recuerden que suele ser una información complementaria, muchas veces esencial para la comprensión del mensaje) que, incluso, puede tener puntuación propia e independiente de la frase en la que se inserta.

Los paréntesis están pensados para incluir incisos en el hilo principal del discurso (incisos independientes que pueden matizarlo, ampliarlo o corregirlo). Las comas también nos sirven para esto, como ya saben; elegir comas o paréntesis para delimitar nuestros incisos depende del grado de aislamiento o vinculación que le queremos asignar a la información que aportan.

Cuando nuestro inciso es extenso y tiene su puntuación propia es muy aconsejable el uso de los paréntesis para facilitar la comprensión de la frase (siempre comprendemos mejor lo que está bien estructurado y, como ya habrán comprobado, los signos de puntuación son imprescindibles para organizar el texto).

Los paréntesis nos son muy útiles también para precisar datos concretos, como nos explica la RAE (Real Academia Española) en su última Ortografía académica (2010). Como los paréntesis, nuestro confinamiento puede llenarse de contenido (¿por qué no refrescar la ortografía?) para que, cuando volvamos la vista atrás (y lo haremos, no me cabe duda), podamos comprobar que no hemos perdido el tiempo.

 

La Real Academia Española rechaza el uso de “todos y todas”

La Real Academia Española y el uso correcto del idioma español

Desde hace unos años, la Real Academia Española (RAE) viene advirtiendo y corrigiendo el uso indebido de ciertas palabras que intentan marcar la diferencia en los sexos y que son con asiduidad mal empleadas, como es el caso de “Todos y todas”, “ciudadanos y ciudadanas”, “los niños y las niñas”, entre otras.

La RAE ha explicado que este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. En los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: Todos los ciudadanos mayores de edad tienen derecho a voto.

La mención explícita del femenino solo se justifica cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto: “El desarrollo evolutivo es similar en los niños y las niñas de esa edad. La actual tendencia al desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas. Por tanto, deben evitarse estas repeticiones, que generan dificultades sintácticas y de concordancia, y complican innecesariamente la redacción y lectura de los textos.

El uso genérico del masculino se basa en su condición de término no marcado en la oposición masculino/femenino. Por ello, es incorrecto emplear el femenino para aludir conjuntamente a ambos sexos, con independencia del número de individuos de cada sexo que formen parte del conjunto. Así, ‘los alumnos’ es la única forma correcta para referirse a un grupo mixto, aunque el número de alumnas sea superior al de alumnos varones, explica la Real Academia Española.

http://teuladamorairadigital.es/art/6890/la-real-academia-advierte-y-le-pone-fin-al-todos-y-todas-ciudadanos-y-ciudadanas

 

Poetas de la Academia: Ofelia Berrido

POETAS DE LA ACADEMIA

 

de Ofelia Berrido

 

La muerte del ahora

 

Silencio inmóvil, solo el arroyo
se escucha correr entre las peñas.

Palpitas en mi pecho corazón del cielo,

al impulsar las aguas del torrente y desplazarte

entre los pinos y los cedros.
Vibración sagrada, sagrada vibración,
sostenida en Do
sobre la corriente y el vacío…
Susurra tu secreto en mi oído, devela tu misterio
y llévame contigo.

Ascenderé por el árbol. Rama a rama escalaré.
Alcanzaré la corona; tomaré su último fruto y realizada
habrá muerto el ahora.
No habrá ego; ¡Ya no habrá Yo!
Ignotas palabras develan los invisibles mundos…

Te aseguro que no habrá lágrimas. ¡Trepa, trepa, hiedra!…

Germina en mi ánima.
En lo alto de la montaña, en tierra fértil reposan

 las raíces del dulce sueño del alma.
En mi vientre florece la savia, que consume

los miedos ancestrales con fervores de un tiempo eterno…

Marcharé…
Paso a paso por este desierto estéril… evocando tu imagen,
y deseando tus besos.
El camino es espinoso,
mis piernas endebles, pero en mi pecho
late un corazón ardiente.
Estoy cerca… tendré la dicha de verte.
Solo faltan unos pasos…
Lo sé por la dicha inmensa que me embriaga

y por la danza de mi corazón.
¡Por fin he llegado!
Lo avisto en el brillo de constelaciones de tus ojos.

 Es una luz fuerte, intensa, cegadora.
Rayos dorados lo cubren todo…

Solo siento
y aspiro el aliento del gran silencio
y una infinita paz se hace cargo de mí.
Sentada frente al espejo
las sombras se desvanecen,
como el rocío…
sin dejar huellas,
como el murmullo de la inspiración
y la espiración del alma que sufre y anhela.

Me das señales dolorosas
y aquí estoy, rebelde,
padeciendo esta aflicción.
El entender, no aminora mi sorpresa.
El sentir tu presencia, no suprime el temor.
Ahora que encuentro la paz
me arrebatas todo.
Cuando por fin disfruto el mundo,
lo pierdo todo.
Veo cómo la muerte acecha, pasiva y

 la encuentro en todas partes casi dormida.
Recibo tus señales una y otra vez.
Veo tus huellas y no lo puedo creer
Huyo despavorida…
No me preparo para la muerte,
sigo en este mundo de la forma atada a las pequeñeces.
Me niego a abandonar esta mortalidad
que asfixia y mata.
Cumplo con lo que para mí es sagrado

y sigo equivocada y aprisionada, inmersa en la nada.
De espalda a la realidad inefable me apego a esta experiencia.
Abandonar lo inacabado duele y terminar nunca se puede.
Siento que estas aquí, cerca, muy cerca y no sé por qué tiemblo
como la hoja última del invierno que abatida por un soplo
en un instante cae y perece.
Ya, ya mis fuerzas se escapan y poco a poco me desplomo.
Quiero ceder y no puedo el deber sale al paso,
invoca, se opone y lo cambia todo.
Temo alejarme de lo conocido, entonces, me ato a los míos,
a mi luz, mi norte, mis hijos.
La razón asiente y se aleja del frío.
He olvidado la preparación del viaje relegado

y no sé hasta cuando ignorarlo puedo,

pues por doquier impartes tu llamado.
La vida se ha tornado dulce y me niego a partir,
pero me llamas padre
y mi alma te entrego a ti.
Es hora de cesar, de entregarme sin reservas

 y descansar, como si fuera
la muerte, la vida eterna.

Desprevenidos nos abraza lo único certero:
Lo que permea la vida, las experiencias y el destino.
Muere la flor y el árbol, el siervo y el amo;
muere el bueno y el malo…

Muere el amanecer en el ocaso,

 la estrella que tintinea; hasta el sol muere,
y renace con la aurora.
¡Hay algo oculto en la muerte que no esté impreso en la vida?
¡Canta, Nakitecas! ¡Canta himnos sagrados!
Canta la canción candorosa de la imagen desnuda

que roba los recuerdos y ocasiona el olvido.
Canta a las almas presas y a las que logran la libertad eterna.
¡Canta, Nakitecas!, al pájaro que se eleva alto
y a aquel que desciende y se precipita en la vereda.

¡Canta, Nakitecas!
Canta a los metales pesados y al oro.
¡Canta, al secreto de la muerte!, al Sol de la oscuridad
y a la Luna llena.

Las flores en un desenfreno de las mariposas

perdieron su aroma; y las aves su trino…
El incienso alberga mi angustia
y desdibuja el dolor ajeno.
Aspiro canelas y manzanas… especias y frutas
y me transportan a lugares olvidados…
Ya es tarde para enfrentar recuerdos cuando nada espero,
porque muero.

Erguida y masculina, zigzagueante entre las aguas,

 sinuosa y femenina, varón y varona,
telúrica, cósmica… UNA.
Ilumina lentamente los siete eslabones,

la ruta hasta el castillo sagrado:
Sabiduría, seducción, vida; hombre, poder, dragón alado;
guardiana de las aguas de la vida, mujer sabiduría… ¡Sabiduría!
Custodia del manantial, diosa virgen, matriz sagrada,
huevo del mundo, creación y aliento…
Paloma que se cierne sobre el océano, cielo, rayo…
danos VIDA.

Es mejor descifrar los sonidos de la noche profunda,
de la noche que se acerca
a la madrugada de su muerte.

Todo se escucha,
todo se siente, se ve, se intuye… ante la nada.
Una hormiga trepa el tallo de una rosa.
Oigo la hoja que se mueve, el abrir de los pétalos de un capullo;

 veo como su aroma se esparce; y siento que se acerca la abeja.
La noche me ha atrapado
me mantiene en vigilia.
Hay algo secreto que estoy supuesta a develar
despierta en la noche…

Hoy vienen a pedir mi alma
Intención surgida del arcoíris,

desenfreno que bate las profundidades,

semilla sembrada en piedra…

La leche ya está vertida y el cuerpo herido, ¡qué pena!
Hoy, vienen a pedir mi alma, hendida por la mentira,

 trozos perdidos, incompleta solo ha acumulado tristeza.

 ¡Qué poca cosa!
Hoy vienen a buscar mi alma,

pero se irán con las manos vacías ya no queda nada
solo llanto y condena…
Conviérteme en Teseo y sálvame con el hilo de Ariadna.
Déjame gozar de la gloria, de la luz de la mañana.
De ahí, surgiré… seré vapor, niebla y nube

y caeré suave y cristalina…

multiplicada en lluvia para unirme a ti

en el océano interminable de los sueños…
Seré… éter, rocío, niebla, espuma…
Humo de un fuego ausente, cenizas de madera verde,

vapor del suelo tras la lluvia.

 Polen que el viento carga en su seno,

olor a lluvia del desierto, fuego y agua.
Presencia de muerte, esperanza de la vida,

 ámbar de la extinta Hymenea.
Resina de mi herida, arcilla y arena endurecida,

tierra en reposo, milenios…

Seré Santiago y Puerto Plata, El Báltico y México.

El cielo y lo subterráneo.
Seré túnel abierto en escarpada ladera,

carbón del cerro, Sol que penetra el océano y lo convierte en espejo.
Belleza, gloria y rito, la lágrima de alegría que cayó al agua…

Seré… y todo se desvanecerá…

Perdida la vestidura seré burbuja
que se desvanece en el río convertida en corriente.
Energía, origen, polvo que se refunde en sus ancestros…

Un quehacer penoso, ha penetrado mis entrañas.
Mi pecho herido se derrama.

El hálito de vida me abandona…
El soplo escapa…
Y ausente el miedo… la duda acaba.

La oscuridad es absoluta…
No hay nada que ver, nada que saborear,
nada que palpar, nada que oír,
¡Scandas sin sentido, sin numen!
Solsticio de invierno que se prolonga…

Vacío donde yace la palabra creadora,
chispa resplandeciente,
de un nuevo amanecer…
KU

Erguida y masculina, zigzagueante entre las aguas,

 sinuosa y femenina, varón y varona,
telúrica, cósmica… UNA.
Ilumina lentamente los siete eslabones,

la ruta hasta el castillo sagrado:
Sabiduría, seducción, vida; hombre, poder, dragón alado;
guardiana de las aguas de la vida, mujer sabiduría… ¡Sabiduría!
Custodia del manantial, diosa virgen, matriz sagrada,
huevo del mundo, creación y aliento…
Paloma que se cierne sobre el océano, cielo, rayo…
danos VIDA
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Poetas de la Academia: Marcio Veloz Maggiolo

POETAS DE LA ACADEMIA

 

de Marcio Veloz Maggiolo

Decir de las sombras

Por debajo de las alfombras

había reflejos;

trozos de soledad que se hicieron libélula

y proyectaron sombras infinitas.

El hombre, animado en su duda, fue mirando con pena

debajo de cada estandarte;

emergían los contornos del mundo

y podía verse el triunfo de la muerte

sometida, cuajada de lujurias,

porque de sombra en sombra separada

el cuerpo, único, exhausto, apenas se movía.

Una sombra sin cuerpo; un latido metálico en la noche.

Sombreros que se mueven en el aire.

Sin cabeza posible.

Esqueleto innombrable de todo lo invisible.

Se preguntan moléculas de duda, átomos de desidia

si un día seremos libres y tendremos la sombra para nosotros.

Responder esta duda sería algo así como

hacer revoluciones, levantar barricadas,

distorsionar el viento.

(Oigan la historia: con su gran fusil vino el rubio invasor

y se paseó de camino en camino, apresando las sombras;

antes había ya ocurrido) y realmente cascadas de tortugas

caminaban, caían, mientras

del lomo duro del caracol

emergían otros seres;

estamos en la noche de todo,

cuando la sombra era pura

y el aborigen era el dueño de su sombra.

(Era la época en que la mar surgía desde una calabaza,

ahogando las penumbras).

Y estábamos en junio: los catastros paralizados,

las estadísticas agonizantes; los cómputos podridos,

los cables de prensa podridos también

insultando las sombras de los pueblos

cansados de miseria.

Y se levantó la primavera con sus armas transidas…

(Entonces el señor de polainas dijo: matad a tantos cerdos…)

Y así fue: los hediondos soldados de hojalata

(comiéndose su iguana todavía y pensando en los muslos

y los vellos negros de las doncellas que danzaban)

blandieron su tizona eyaculando a la vez que matando.

 

Ciguapas y cemíes huyendo en las montañas.

Y tras un largo siglo, negras sombras creciendo

Y podridos maderos, allá en el mar, en donde peces

con acetileno

perforan los aceros de las aguas.

Miradme ahora: perturbado en la peste y en el cirio;

anonadado,

tronando con la furia de otros dioses,

almidonado, como una camisa, que prefiriendo el viento

parece de cartón, y ni se arruga.

Henos, los hijos de una sombra en otra.

Porque habéis de

recordar que en 1606 comenzamos a vernos como otros;

por ejemplo: comprendimos que los buenos ingleses

eran «mejores» que los españoles;

y hasta bebimos sangre novilla,

y dormimos en pieles, y la sombra, debajo de la piel,

siguiéndonos de siempre,

como un perro en sí mismo desleído.

Ahora, siglos después, alquilamos las sombras,

alguien nos las obsequia, porque se hacen en grandes factorías

de los puertos ingleses y franceses, y norteamericanos.

La sombra tiene réditos,

préstamos la respaldan,

cubriendo los países de multinacionales, la sombra

ha encontrado su adusta geografía la explotación medida

y de progreso convaleciente.

¡Oh, preguntad al esclavo de los primeros tiempos si era mejor

su sombra que la nuestra!

Preguntadle al Barón del Cementerio; a la Silí, preguntadle

al viejo Yocahu, rey de la harina,

protector del veneno de la yuca.

Veréis que cada sombra es diferente;

exiguos mayorales en el tiempo

preguntan por el siglo de los siglos.

Estamos en el borde de un año y de otros años

y podemos pedir sombra a la sombra.

Mientras aventureros de la sombra caminan y proyectan

mecanismos de muerte, vamos pensando, vamos repensando

en los hijos de puta del ayer,

y en los hijos de perra del presente.

Quién de sombras se libra…

Quién de vida se libra.

Quién, solo el más puro.

Glosario de términos gramaticales (Publicación de la RAE y ASALE)

Por Jacqueline Pimentel

   El Glosario de términos gramaticales (GTG) es un valioso recurso educativo que la Real Academia Española (RAE) y la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), editada por la Universidad de Salamanca, ponen a disposición de docentes y estudiantes universitarios con el objetivo de profundizar en su formación gramatical, así como unificar criterios relativos a este aspecto de la lengua entre los hispanohablantes.

Esta obra de cuatrocientas páginas posee varias partes, una de ellas es el prólogo que resulta muy esclarecedor sobre el contenido y la valía de este diccionario. En la primera parte de este resumen, voy a utilizar informaciones extraídas de su lectura.

El proyecto para elaborar este Glosario surge con la finalidad de subsanar, precisamente, esa diversidad de criterios, pero, sobre todo para profundizar los conocimientos de los conceptos y términos propios de la dimensión morfosintáctica de la lengua. También porque los especialistas se han percatado, a través del tiempo, que existe una necesidad significativa de dilucidar o precisar con claridad meridiana el significado tanto de los términos gramaticales tradicionales como de aquello resultantes de las innovaciones o nuevas realidades a las cuales se enfrenta los hablantes ( especialmente en las prácticas docentes), y, que hacen perentorio nuevos usos, nuevas formas de expresión, las cuales han de estudiarse acordes con la unidad lingüística del idioma español. “Este diccionario pretende también contribuir, en alguna medida a la unificación de la terminología entre los docentes de gramática en el mundo hispanohablante”, precisa el prologuista de este Glosario. Además, agrega otro punto importante, la intención de que este libro facilite la comprensión, la delimitación, el conocimiento y el manejo de cada fenómeno que se etiquete. Asimismo, en el prólogo se resaltan que este glosario es un pequeño diccionario, no un manual o curso de gramática, aunque coadyuve bastante a la comprensión de esta disciplina lingüística. También insisten en que tampoco es un vademécum, es un libro de consulta que puede convertirse en un pequeño tratado para el estudio, si el usuario o hablante aprovecha al máximo el gran número de remisiones internas que contiene este nuevo volumen de la RAE/ASALE. La estructura de la obra presenta:

lema o marca de nivel de complejidad

bloque introductorio de términos y referencias

cuerpo principal

información complementaria.

En el prólogo del GTG se hace la puntualización o se hace la salvedad de que solo algunos artículos carecen del cuarto componente, es decir, de informaciones complementarias.

El primer componente es el lema, término que se define, constituye la opción terminológica recomendada. Por ejemplo, cuando el lema posee varias interpretaciones se elige solo una de ellas como entrada, a manera de evitar situaciones de polisemia. En este tenor, el GTG ilustra un caso, el término categoría gramatical, el cual se usa en lingüística para aludir a las clases sintácticas de palabra (sustantivos, adjetivos, verbos, etc.), y también para hacer referencia a las informaciones que expresa la morfología flexiva o los denominados “accidentes gramaticales” (género, número, tiempo, modo, etc.).

A pesar de que el GTG reconoce esa realidad, recomienda usar el lema clases de palabras para el primer ejemplo, y categoría gramatical cuando aludimos a los denominados accidentes gramaticales o morfología flexiva de las palabras. Sin embargo, este diccionario advierte que el término categoría gramatical se usa con varios sentidos en la lingüística actual, observación útil al momento de leer otros textos relativos a la gramática.

El GTG señala también que junto al lema de cada artículo del Glosario aparecen una, dos o tres estrellas (*) para marcar el término como propio de un nivel básico, intermedio o avanzado de los estudios de la lengua, respectivamente. No obstante, esta precisión, deja en claro que dicha delimitación correspondería más bien al docente o a los diseñadores de los planes de estudios, aunque sea necesario que los docentes y directivos educativos dominen cabalmente estos aspectos.

El segundo componente de los artículos completos del GTG es el bloque introductorio de términos y referencias constituye el encabezamiento de la entrada. Esta parte, a su vez, contiene las siguientes informaciones:

Ejs.  Ejemplos ilustrativos del concepto que se define. Empero, éstos se omiten cuando el concepto que se define no es un segmento lingüístico (aspecto, concordancia, persona o clase de palabra…).

Sin. Sinónimos. Términos equivalentes del concepto analizado en varios sistemas terminológicos, ordenados en forma alfabética o según su relevancia. En ciertos casos se ha optado, por razones didácticas, por asignar entradas diferentes a dos términos cercanos semánticamente (por ejemplo, valencia y estructura argumental).

Par.  Paradigma en el que se inscribe el concepto que se analiza, si existe. Muy frecuentemente, aparece aquí la oposición lingüística en la que se integra el término definido de forma característica (por ejemplo, adjetivo relacional suele oponerse a adjetivo calificativo).

Rel.  Términos relacionados con el que se define. Todos ellos tienen entrada en el lemario. Conviene precisar que no se presentan aquí términos equivalentes al definido, solo los que están relacionados conceptualmente con éste. Por ejemplo, en la entrada sintagma nominal figuran como relacionados, entre otros, los términos sintagma, sintagma adjetival y sintagma nominal escueto. En consecuencia, se sugiere que el usuario consulte esas otras entradas si percibe alguna dificultad para entender lo definido en la que está consultando.

Fam.  Familia léxica. Grupo de palabras relacionadas morfológicamente con la que se define, ya que comparten su misma raíz. Pueden ser sustantivos, adjetivos, verbos o adverbios. No todos se usan a lo largo del GTG. Por ejemplo, aparece pronominalmente en la familia léxica de pronombre (junto con pronominal, pronominalizar y pronominalización), pero este adverbio no figura en ninguna entrada del Glosario, aun cuando se utilice ocasionalmente en los estudios gramaticales.

Esq. Referencia a los esquemas que aparecen al final de esta obra, identificados allí con un número. Solo presenta esta referencia cuando el concepto analizado se incluye en alguno de estos esquemas.

Tab.   Relativo a las tablas que están al concluir este volumen. Se identifican también con un número al igual que los esquemas. Esta referencia solo está presente cuando el concepto analizado se incluye en alguna de estas tablas.

Refs.   Referencias. Son párrafos, secciones o capítulos de la Nueva gramática de la lengua española (NGLE) y de la Gramática descriptiva de la lengua española (GDLE) en los que se analiza el concepto que se define.

El tercer componente de los artículos completos es el cuerpo principal de la entrada, contiene la información fundamental expuesta con abundante ejemplificación, los cuales proceden tanto del español ibérico como de los hispanohablantes de ultramar (Hispanoamérica, Filipinas, Guinea Ecuatorial, etc.).

El cuarto componente es la sección denominada información complementaria, es la última de la mayoría de las entradas, acá se resumen contenidos menos esenciales que aquellos presentes en el cuerpo principal del artículo completo. Generalmente se añaden la información complementaria, datos polémicos o controvertidos de carácter normativo que precisan aclaración pertinente. No obstante, el prologuista llama la atención sobre el carácter opcional de esta parte para ser objeto de enseñanza en las aulas, o sea, queda a opción del docente determinar si las competencias lingüísticas del estudiantado aprovecharan una disquisición al respecto.

El Glosario de términos gramaticales muestra un recurso muy interesante, en pos de mejorar la comprensión de los aspectos gramaticales que trata, me refiero al uso de gráficas al final del GTG, pues éstas se utilizan a manera de resúmenes, complementos o recapitulaciones parciales acerca de conceptos y términos claves en esta disciplina lingüística, a saber: figuran esquemas y tablas. Dichos gráficos se han numerado, de esta forma es posible remitir a ellos desde las entradas de este nuevo diccionario de la RAE y ASALE.

Estos esquemas son clasificaciones presentados como cuadros sinópticos. Los autores del Glosario precisan que han de interpretarse como agrupaciones de conceptos y términos que aparecen jerarquizados por razones didácticas. Mientras que las tablas son cuadros de doble entrada, que según se consigna en el prólogo “recogen en su mayor parte clases y subclases de palabras en función de sus rasgos gramaticales y de otras propiedades sintácticas y semánticas”. El GTG también precisa que, si aparece algún lema que en la actualidad haya caído en desuso, se consigna juntamente con el apelativo “lengua antigua”, de forma que el usuario o lector sepa que corresponde a un estadio anterior de la lengua española, es decir, los autores de este diccionario se han ocupado de ofrecer al hablante informaciones de la diacronía del idioma, de la evolución histórica de ésta.

Pero, continuemos desbrozando el contenido de esta importante obra de consulta gramatical y señalemos que, además de los artículos completos, el GTG posee otros dos tipos de entrada, veamos:

  • Las definiciones por remisión indican que un determinado término equivale a otro, el cual constituye un artículo del GTG.

Por ejemplo, el término palabra derivada se define por remisión a derivado; sustantivo por remisión a nombre, y el adjetivo de relación se remite a adjetivo relacional. Para establecer la remisión se utiliza el símbolo > para establecer la remisión entre el lema y la definición.

  • Los envíos son entradas “encabezadas por conceptos que no constituyen artículos completos del Glosario, sino que se definen o se caracterizan dentro de otro artículo”, acota el prologuista del diccionario. En estos casos, según consta en el GTG se ha de colocar la indicación «V. en» seguida del lema del artículo que contiene el concepto definido, en negritas.

Para los autores de este diccionario, todas estas combinaciones facilitan que el usuario pueda encontrar las explicaciones que busca. En ese tenor, el GTG incluye otras ayudas para establecer relaciones entre sus entradas. La principal es el uso de referencias cruzadas: los conceptos que se destacan en versalita, en el interior de las entradas son lemas del Glosario de términos gramaticales.

En otro renglón, como parte de las consideraciones didácticas, el GTG contiene la mayoría de los términos gramaticales tradicionales, pero también consigna otros más recientes que raramente figuran en los textos o manuales usados en la actualidad para la docencia, aunque estén generalizados en la bibliografía contemporánea relativa a esta disciplina lingüística.

Esta realidad que exhiben la mayoría de los manuales difiere de lo habitual con relación a otras disciplinas (filosofía, biología, física, etc.), donde las innovaciones son adaptadas e incorporadas frecuentemente a los textos para el aprendizaje de la disciplina correspondiente.

En vista de que uno de los objetivos de este diccionario es subsanar las necesidades de los hablantes o usuarios del español, este volumen toma en cuenta expresiones como conector o marcador discursivo, acto de habla, argumento o expresión contrafactual (contrafáctica), entre otros términos propios de argot lingüístico actual, aunque suelen estar ausentes de los manuales utilizados por la generalidad de los estudiantes, están consignados en el Glosario para cumplir el propósito de mejorar el dominio de este aspecto de la lengua.

No obstante, el nuevo diccionario de la RAE y ASALE aclara que la incorporación de términos actualizados pretende coadyuvar con la unidad de criterios, al momento de abordar estos avances de los estudios lingüísticos, pero respetando las equivalencias que existe en la diversidad lingüística entre los hispanohablantes de varios lugares. En virtud de esto presento una muestra ilustrativa, parafraseo: “(…) en el área rioplatense se usa desde hace tiempo el término verbo liviano para designar el tipo de verbos que en otros países se conoce como verbo soporte o verbo de apoyo (¿auxiliar, en RD?)**”, aclarada la equivalencia de los términos, el GTG se decanta por usar la forma verbo de apoyo, sin desmeritar la otra (s) opción(es), puesto que considera que al ser equivalentes tienen la misma importancia, aunque privilegie verbo de apoyo por razones didácticas y  por su amplia difusión en el mundo hispánico.

En el Glosario se plantea que a los estudiantes se le debe facilitar el acceso a materiales como este, ya que el contacto con lo actual incidirá favorablemente en el desarrollo de sus capacidades para la comprensión y el análisis de textos, mejorará también sus competencias o hábitos deductivos e inductivos, así como las habilidades para argumentar y contraargumentar. Es decir, piensan que profundizar en los estudios de la gramática de su lengua ha de ser una actividad factible, una disciplina abordable, aunque no sea sencilla, pero si necesaria. Por esta razón, insisten en que la enseñanza de la gramática (incluyendo términos polémicos o controvertidos) pueden preparar al estudiante para desarrollar su capacidad argumentativa, así como su conciencia crítica.

Asimismo, exhortan a enseñar la gramática desde una perspectiva crítica, menos memorística y etiquetable. Al mismo tiempo, aseguran que es conveniente, en la medida de lo posible, explicar en qué consiste una determinada controversia en materia gramatical (entre los términos que se contrastan) y cuáles son las opciones que dirimen dicha cuestión.

En líneas generales, este Glosario sigue las recomendaciones terminológicas de la NGLE, no obstante, hay dos diferencias terminológicas entre ambos volúmenes de la RAE/ASALE.  Uno de los cuales, al ser revisados por la Comisión Interacadémica que supervisó este diccionario, considero que “el término sintagma se ha extendido hoy mayoritariamente entre los estudiosos que escriben en español, para designar los segmentos sintácticos menores que la oración, casi siempre construidos en torno al núcleo. Las otras dos opciones son frase, empleada hoy por un número reducido de lingüistas, pero que ha sido el grupo elegido por la Nueva Gramática de la lengua española (NGLE), aunque se use apenas en la bibliografía contemporánea. Ahora bien, y acorde con lo referido anteriormente, la elección de un término u otro no representa avance alguno en el conocimiento de esta disciplina, en general, constituyen rótulos exactamente equivalentes. De ahí que se advierte en torno a las falsas polémicas que se enfocan en ese aspecto (por ejemplo, elegir entre complemento directo u objeto directo, entre nombre o sustantivo, etc.), ya que consideran que es una tarea fútil ensalzarse en un debate bizantino como este, desplazando o alejándose de cuestiones realmente vinculadas con verdaderos contenidos, como serían aquellas polémicas de naturaleza conceptual (entre ellas, las relativas a los límites borrosos entre determinadas categorías, funciones o procesos).

El segundo punto polémico entre este diccionario y la nueva gramática es el termino construcción, en particular, aplicado a las estructuras tradicionalmente llamadas adverbiales. Muchos especialistas, empero, rechazan la denominación oración subordinada adverbial, ya que su uso obligaría a redefinir el concepto oración, o al menos un nuevo sentido. La opción elegida por la NGLE evita indudablemente este problema, aunque resulte un poco vago: “en virtud de que todos los sintagmas son también construcciones de cierto tipo, de suerte que, se mantiene un nivel de imprecisión latente, debido a que es un término muy abarcador.

Tanto el GTG como la NGLE llaman la atención de los usuarios del idioma, a los interlocutores hispanohablantes, a evitar el uso de comodines lingüísticos como las formas partícula o nexos, en vez de preposición, conjunción, subordinante o adverbios de relativo, etc. En virtud de que consideran que, en cierta medida, el término construcción está cerca de convertirse en un comodín; por eso, en este diccionario ese término se reserva para aquellos casos donde se desee especificar si un determinado segmento es nominal, adjetival, verbal, adverbial, preposicional u oracional.

Ambas obras académicas aconsejan usar la expresión tradicional oración subordinada adverbial – a pesar de que los inconvenientes persisten- para la combinación de conjunción subordinante y oración, por ejemplo: si vienes, mientras ella trabaja, aunque no lo creas, etc. Varias opciones sobre este particular el usuario puede encontrar al ojear las cuatrocientas páginas de este pequeño, pero enjundioso diccionario especializado en aspectos gramaticales. En algunos casos, yendo a los envíos cuyas entradas como oración subordinada, oración (subordinada) adverbial y sintagma conjuntivo ilustrará más ampliamente las explicaciones obtenidas en la consulta inicial.

Este Glosario que nos ocupa, invita a todos los usuarios escudriñar a fondo el contenido del texto, ya que en sus páginas- se consigna en la solapa y contraportada de la obra-encontrarán las explicaciones pertinentes y atinentes a la mayoría de los términos gramaticales que los hispanohablantes suelen usar, ya sea en la oralidad o al escribir sus ideas. Esto así, pues figuran en este volumen -recalcan- tanto el inventario de términos tradicionales como actuales, cuya impronta les otorga vigencia a los primeros y arroja luz en torno a las nuevas adquisiciones de la lengua en materia morfosintáctica.

En resumen, de este diccionario cabe resaltar el rico caudal de conocimientos que el hablante puede obtener al leerlo o estudiarlo pues no solo ofrece una radiografía sincrónica (actual) de los términos gramaticales que suelen usar los hispanohablantes, sino que también presta atención al aspecto diacrónico del idioma, al incluir términos del español antiguo, pero que generalmente exhiben vigencia en el habla cotidiana de los interlocutores del ámbito hispánico.

Los beneficios lingüísticos y culturales que este libro otorga a sus lectores, no es resultado de la casualidad, sino que es fruto del mancomunado esfuerzo de numerosas personalidades dentro y fuera de cada academia de la lengua, en el mundo, y cuya titánica labor ha culminado en este hermoso libro. El proceso de elaboración de este Glosario de términos gramaticales ha seguido las siguientes fases o etapas:

  1. El equipo de gramática de la Real Academia Española presenta el primer borrador de cada entrada del diccionario, con el objetivo de ser revisadas.
  2. Una vez revisadas, ese borrador se envió a dos expertos en cada academia perteneciente a ASALE, así como a un equipo de asesores formado por profesores de enseñanza media, todos con amplia experiencia. Las sugerencias de éstos se ponderaron e incorporaron al borrador preliminar las que mejoraban objetivamente los aspectos didácticos de las definiciones o explicaciones relativas a éstas.
  3. Se redactó una versión mejorada de cada entrada y se subió a una plataforma especial que auspició la RAE. De esta forma, todas las academias podían incorporar en línea sus aportes, observaciones y comentarios.
  4. Aquellas observaciones que no habían sido incorporadas (sea porque contradecían o presentaban alguna dificultad conceptual) fueron remitidas a la Comisión Interacadémcia para su revisión. Luego, tras largas jornadas de arduo trabajo (tres) de cada área lingüística, la Comisión tomó las decisiones que consideró oportunas sobre esas cuestiones pendientes, las cuales incidían significativamente en la estructura de este Glosario de términos gramaticales.
  5. Tocó el turno al equipo de redacción, que junto al director del proyecto revisaron el conjunto de la obra, una suerte de lectura sancionadora del material que se mantendría o sacaba del presente diccionario. En consecuencia, ellos también añadieron precisiones didácticas y de otra índole que juzgaron pertinentes para lograr el propósito del Glosario. En tal virtud se procedió mejorar los aspectos requeridos para unificar y homogeneizar el discurso académico/científico del diccionario, en pos de conseguir un estilo expositivo accesible para la generalidad de los usuarios, así como encajar apropiadamente o incorporar las diversas referencias cruzadas que contribuyeran a ofrecer más información al lector, pero de forma sencilla y lo más práctica posible. En esta parte también intervino la Comisión Interacadémica, cuyo parecer aquilató las decisiones primordiales que garantizaron la publicación de este volumen.

Al concluir el prólogo del Glosario de términos gramaticales aparece una muestra gráfica de cómo están estructuradas las entradas de este diccionario, así como una lista de “Abreviaturas, siglas y símbolos alfabetizables”, otra lista de “Signos y símbolos no alfabetizables”. Una vez, el lector ha pasado estas páginas, entonces se adentra de lleno en el diccionario o glosario de términos.  Es decir, el periplo académico inicia a partir de la página 3 hasta la 338 donde el usuario tendrá a mano las definiciones y explicaciones clarificadoras de la mayoría de los términos gramaticales tradicionales y de aquellos actualizados, fruto del dinamismo de la lengua, las aportaciones más recientes; toda esta información bien organizada alfabéticamente.  Luego, al continuar avanzando el estudio de esta obra, a partir de la página 340 aparecen los esquemas y las tablas. Los primeros gráficos (esquemas) tienen el propósito de ofrecer una visualización organizada y bien estructurada que muestran detalladamente las clases de palabras, así como las relaciones sintácticas. Mientras que las tablas tienen el objetivo de resumir las propiedades morfológicas y sintácticas de muchas voces gramaticales.

Al final del Glosario figura un acápite denominado “Nómina de textos citados”, cuyas páginas (398-400) permiten al lector conocer los textos citados a lo largo de la obra. Recordemos que en este diccionario se puede encontrar, además de definiciones, descripciones y aclaraciones didáctica acerca de cada entrada, una abundante cantidad de ejemplificaciones, así como términos cercanos y equivalentes en varios modelos de análisis y presentaciones didácticas en las que se separa sistemáticamente la información fundamental de la complementaria, entre muchas otras informaciones que seguro aumentarán su dominio de la lengua, especialmente, en lo atinente a los términos gramaticales.

 

Jacqueline Pimentel, Santo Domingo, D. N., 5 de mayo de 2020.

Presentación de Perfil del español dominicano

Por Josanny Moní

 

Hace unos años coincidí con dos jóvenes chiriperos, mientras viajaba en el Metro de Santo Domingo, quienes sobre sus hombros llevaban un tinglado donde habían colocado jabones para el baño y otros productos para higiene personal. Uno de los jóvenes le comentaba, muy entusiasmado, a su compañero: “Yo soy un ermitaño, yo me meto por todos los rincones donde hay gente y le vendo a todo el mundo”.  Luego sonreía orgulloso de su habilidad. Su compañero asintió con la cabeza y con una mirada confusa se quedó en silencio. En el léxico popular se usa una palabra que tiene la carga semántica que conectar perfectamente con la idea que quiso expresar este hablante, “josear”, que según el Diccionario fraseológico del español dominicano significa: Buscársela.  Como diría Alejandro Arvelo: “Nadie puede darse el lujo de hablar utilizando a su antojo las palabras sin exponerse a caer en desatinos e inconsecuencias”.

El español es una lengua hermosa, rica en vocabulario, aunque compleja en su estructura sintáctica. Afortunadamente existen libros como el Perfil del español dominicano, de Bruno Rosario Candelier, que sirven como guía para el estudio y el conocimiento de los atributos del español dominicano. Si el español dominicano fuera una persona y usara redes sociales este libro, Perfil del español dominicano, fuera sin dudas su manual de identidad. Aunque el español dominicano no es una persona, sabemos que la lengua es un mecanismo vivo que crece y evoluciona constantemente; por tanto hay que estar abiertos a sus cambios.

Esta obra fue puesta a los ojos del mundo en el año 2019, pero su gestación se viene produciendo desde hace mucho tiempo. Y en sus venas corre el ADN histórico de las voces primordiales del español dominicano, datos ancestrales de sus orígenes. El autor de este libro explica con palabras, conceptos y ejemplos la voz de un terruño del universo, donde los gallos levantan al sol con su “curuteo” mañanero, República Dominicana. En sus páginas se encuentran ejemplos a lo largo de cada tema que sirven como ejemplo, tomados de publicaciones escritas como libros y periódicos, y también del lenguaje de la calle.

Este libro es el producto de una labor intelectual de un académico de la lengua española; sin embargo, su entendimiento no es privativo de intelectuales, por el contrario, es de amena lectura y de fácil compresión. Su contenido está organizado por tema y clasificado en ocho partes para su mayor aprovechamiento, siendo estas: Perfiles idiomáticos, Estudios lingüísticos, Códigos lexicográficos, Estudios literarios, Entrevistas sobre el español dominicano, Correos y consultas sobre nuestra lengua y Servicio a favor de nuestro idioma (esta última parte sobre la obra de Fundéu dominicana).

¿Cómo hablan los dominicanos? Parece una pregunta fácil de contestar sobre todo si le hace a cualquier dominicano. Algunos podrían decir que, cortando las palabras, comiéndose las eses (s); otros dirán que la respuesta depende del lugar del país que se precise, los del Cibao con la “i” (mi amoi); los del Sur con la “r” y con un cantaíto (muchacho der diablu…); los del Este con la “d” (Podvo dudce -refriéndose al azúcar-); y los capitaleños con “l” en lugar de la “r”.  Y algún pelotero de grandes ligas diría que “como le da la gana”. Pero lo cierto es que la respuesta no es tan sencilla, sobre todo si se toma en cuenta el origen y las variantes idiomáticas de los hablantes de este pueblo.

Es fácil de confundirse con algunas palabras. Por ejemplo, hace unos días alguien publicó en su Facebook: “Seguimos conversando de dominicanismos. Mi abuelo materno decía «Yo vide», en vez de «Yo vi». ¿Han escuchado eso, «Yo vide»?”.

La publicación generó comentarios, a algunos le parecía gracioso y así lo demostraban con emoticones, otros compartían palabras similares, que según comentaron, las usan algunas personas mayores sobre todo en el Sur y algunas partes del Cibao tales como: “asina” y “aguaita”. Solo unos pocos comentaron que esas palabras no son dominicanismos. Como es caso del escritor y académico Rafael Peralta Romero quien le escribió: “Fulano de tal, “vide» no es un dominicanismo, es un arcaísmo, así se hablaba el español. Otros abuelos decían «asina» (así) y «agora» (ahora)”.

De hecho, los arcaísmos son un atributo del español dominicano, el cual conserva voces antiguas de la lengua de Castilla, palabras que eran usadas por colonizadores, como se consigna en Perfil del español dominicano. Algunos arcaísmos de uso presente son: agora, aguaitar, curcutear, dizque, tutumpote, zamuro, aguinaldo, según refiere Bruno Rosario Candelier. Es interesante destacar que estas palabras se siguen usando con el mismo significado que tenía entre los hablantes castellanos de siglos pasados.

El libro Perfil de español dominicano nos enseña que son dominicanismos aquellas palabras creadas por nuestros hablantes, por ejemplo: bachata, burundanga, calié, calambrina, chepa, fucú, guachimán, pariguayo, tiguere… Todas estas están acompañadas de su significado en el libro y también del trasfondo histórico que la formaron. Veamos este ejemplo de la palabra “calié”: “Desde 1930 hasta 1961, la figura del calié se convirtió en una realidad que marcó la forma en que la dictadura de Rafael L. Trujillo restringió las libertades públicas (…)” (pág. 22). Estas palabras son ejemplos de “Creación léxica”, uno de los atributos del español dominicano.

El español dominicano se caracteriza por el uso activo y constante de sus diferentes voces (sin que esto quiera decir que nuestro idioma sea un papelero) tales como las de la lengua taína de la cual conservamos y usamos palabras como yuca, cazabe, bohío, cacique, canoa, barbacoa, huracán, batey; así también voces del habla callejera y del habla culta.

El lenguaje de la calle predomina entre hablantes del pueblo que se valen de las voces criollas para su uso habitual, fluye espontáneo y ameno el uso de voces criollas como cachucha (gorra), concho (vehículo urbano de servicio público), buscar sonido (llamar la atención)… (p. 134).

 

Voces usuales del habla callejera

Enfriarse (arrepentirse, retroceder)

Chivato (delator, infidente)

Lambón (adulador)

Encacatarse (enfadarse)

Ñapa (obsequio al realizar una compra)

Chichí (bebe, niñito)

Can (diversión pasatiempo)

(Págs. 136-137).

Los medios de comunicación han contribuido la difusión de vocablos del populacho, los cuales se generalizan entre los hablantes como, por ejemplo:

Tro (mucho)

Una vaina bien (algo que gusta mucho)

Mi papá (aplicado a quien te ayuda)

Perreo (baile con roces sensuales)

Tripear (gozar, disfrutar)

 

Pero no solo se habla de perreo y chulimameo, también se escuchan palabras como catarsis, filantropía, antología, plataforma, las cuales suelen ser usadas por periodistas; también se escuchan voces como: soez (vulgar), meticuloso (cuidadoso), auscultar (escuchar de dentro), burdo (torpe, rastrero), urbe (cuidad), prototipo (modelo original) que son voces cultas. En nuestro país hubo un tiempo en que las expresiones “micro y macroeconomía”  se popularizaron.

En el apartado de “Correos y consultas sobre nuestra lengua”, encontramos interesantes intercambios de dudas y respuestas, que indudablemente aportan valor al lector, aquí dos ejemplos:

De Roberto Guzmán A BRC, Miami, 23 de julio de 2019

Mi querido Bruno:

Desearía saber si has oído en RD algo que yo oí en una factoría secadora de café. Oí decir que beneficiaban el café. No sé exactamente a que se referían. Creo que era cuando lo secaban. Pero no estoy seguro. Por eso recurro a ti. Estás en el país y cuentas con las relaciones. Me interesa el asunto (…)

De BRC a Roberto Guzmán, 24 de julio de 2019

Querido Roberto:

En efecto, “beneficiar” el café es `airearlo con los rayos solares´. Al secarse los granos de café al sol cogen el color y se afirma su sustancia. De ahí el sentido de “beneficio”. Esa acepción viene del caudal patrimonial de la lengua de Castilla.

¡Bendiciones y abrazos!

Bruno

(Pág. 594).

 

De Huchi Lora a Fundéu, Sto. Dgo., 11 de febrero de 2018

¿La virgen de la Altagracia es “patrona” o “matrona” de pueblo dominicano? (…)

De BRC a Huchi Lora, Moca, 12 de febrero de 2018

Estimado Huchi:

La lógica lingüística postula el vocablo “matrona” para aplicarla a la Virgen de la Altagracia. Tu opinión revela un fino instinto lingüístico (…) (pág. 576).

Finalmente, podemos dar nuestra apreciación sobre esta obra usando diferentes voces:

Culto: La publicación del Perfil del español dominicano es una invitación a auscultar en nuestro mar léxico, sumergirnos y empaparnos nosotros mismos.

Léxico callejero: Sin lugar a dudas este libro es una vaina bien. La Academia dio un palo con esta publicación.

 

Josanny Moní, Santo Domingo, 15 de mayo de 2020.

Fuero y caudal | Bruno Rosario Candelier: Perfil del español dominicano

Por María José Rincón

Cuando somos hablantes de español tomamos conciencia muy pronto de que nuestra lengua es muy extensa. Nuestra lengua acumula siglos de historia; es extensa en el tiempo. Nuestra lengua señorea en territorios extendidos en varios continentes; es extensa en el espacio. Nuestra lengua es la lengua materna de casi seiscientos millones de personas; es extensa en hablantes. Estas tres dimensiones de su extensión tienen como consecuencia inmediata, inevitable, y feliz, su extraordinaria diversidad. Una diversidad que los hablantes de español sabemos atesorar y defender, en un difícil equilibrio, que estamos logrando con éxito admirable, entre diferencia y unidad.

La obra de Bruno Rosario Candelier está permeada esencialmente de amor por la palabra, de amor por la lengua, de amor por la lengua española. Cualquiera que ame nuestra lengua, aun más si es un filólogo como Rosario Candelier, se ha preguntado alguna vez qué caracteriza su forma de hablar, qué peculiaridad la distingue particularmente; ha tomado conciencia, en definitiva, de su propia variedad de la lengua española y se ha afanado por conocerla. Y el libro que hoy presentamos es la consecuencia de esa toma de conciencia y de ese afán de conocimiento.

En Perfil del español dominicano Bruno Rosario Candelier aborda la variedad dominicana de la lengua española desde cuatro perspectivas distintas. Un repaso somero a estos cuatro acercamientos me va a servir para presentarles la obra.

La primera parte recoge sus propias reflexiones sobre la variedad dominicana de la lengua española agrupadas en torno al título «Perfiles idiomáticos». La creación léxica y semántica del español dominicano es la gran protagonista: el caudal léxico patrimonial, mantenido, enriquecido y, en algunas ocasiones, conservado contra viento y marea de los años y de los cambios sociales y culturales;  el nuevo caudal léxico aportado por las lenguas indígenas prehispánicas, el que se mantiene vigente y también el que está condenado a desaparecer por el abandono del mundo rural, por la pérdida de nuestra biodiversidad y por el cambio en nuestras costumbres; el caudal léxico de origen extranjero, habitual, inevitable, que nos habla de historia y de contactos, deseados o impuestos; y, por último, el caudal léxico y semántico que el dominicano ha ido creando a lo largo de los siglos con las herramientas que le proporciona la lengua española para hacerlo con pleno derecho.

Gracias a una segunda perspectiva, Bruno Rosario Candelier nos acompaña en un repaso por los «Estudios lingüísticos» que los autores más diversos han producido acerca de distintos aspectos del español dominicano. No es muy amplia la bibliografía que se le ha dedicado a nuestra variedad dialectal, pero Rosario Candelier nos invita a conocerla. No podían faltar Pedro Henríquez Ureña, el gran filólogo dominicano, por mencionar a alguno de los pioneros, ni Orlando Alba, por mencionar a alguno de los contemporáneos. La nómina es extensa y variada en calidad y tipología. Y a pesar de lo que pueda parecer, todavía el trabajo no está más que apuntado. El estudio del español dominicano, una de las variedades históricas más importantes de nuestra lengua –no olvidemos que fue la primera manifestación de la lengua española en América–, es una asignatura pendiente. Decía Manuel Alvar, uno de los grandes que prestó atención científica a nuestra forma de hablar, refiriéndose a lo que falta por investigar en la lengua de la República Dominicana: «También la República Dominicana tiene un tajo -grande- abierto y pocos operarios».

La tercera perspectiva se detiene en los «Códigos lexicográficos», obras de distinta envergadura que han abordado el léxico dominicano en forma de diccionario. No puedo dejar de referirme, por cercanía intelectual y afectiva, a los capítulos dedicados al Diccionario del español dominicano, publicado por la  Academia Dominicana de la Lengua con el apoyo inestimable de la Fundación Guzmán Ariza pro Academia Dominicana de la Lengua. De él dice Rosario Candelier: «Concebido, confeccionado y editado por la Academia Dominicana de la Lengua, […] es el texto más completo, riguroso y actualizado que recoge el léxico diferencial de los dominicanos con la metodología científica de la lexicografía». No me cabe la menor duda de que su concepción, su auspicio, su proyección y, finalmente, su publicación es uno de los mayores logros académicos de la dirección de Bruno Rosario Candelier.

Los «Estudios literarios» nos acompañan a través de una cuarta perspectiva de análisis de la variedad dominicana del español. Para Bruno Rosario la literatura es la «manifestación del potencial creador […] de la palabra». La creación literaria es por tanto, en opinión de Rosario Candelier, la consecuencia inevitable de la condición del ser humano: la manifestación de su potencia intuitiva y creadora hecha realidad mediante el lenguaje. Valgan los ejemplos del repaso del uso de la palabra en la poesía de Leonor de Ovando o Domingo Moreno Jimenes.

En su artículo «La lengua en el desarrollo de la personalidad» (2008) Bruno Rosario Candelier subraya la afirmación del académico Juan Rof Carballo sobre el papel destacado de la lengua y el afecto en la gestación de la personalidad. A estos dos factores esenciales Rosario Candelier agrega el influjo de la tierra y la cultura. Afecto, tierra y cultura le han dado al español dominicano su perfil peculiar. Con él, con nuestra hermosa lengua materna, cargada de denotaciones y connotaciones, entendemos, expresamos y comunicamos nuestro universo.

Como bien concluye Rosario Candelier, nuestra lengua es fuero y cauce de nuestra intuición, de nuestro pensamiento, de nuestra creación como seres humanos. Como lexicógrafa que soy, se me van las manos al diccionario y consulto estas dos hermosas palabras: fuero y cauce. El fuero de la lengua es poder, es jurisdicción, es libertad; su cauce es el lecho del río inmenso de nuestra lengua, que nació hace tantos siglos, en un apartado valle castellano, y que sigue corriendo a raudales por la orilla dominicana.

María José Rincón, Santo Domingo, 17 de mayo de 2020.

Conversatorio con Tony Raful

Bruno Rosario Candelier: Vamos a comenzar este conversatorio con el poeta, ensayista, crítico literario, promotor cultural, novelista y académico de la lengua Tony Raful Tejada, a quien le damos la más cordial bienvenida. Este brillante escritor es una figura nacional desde hace muchos años, y tiene un alto prestigio fruto del trabajo que ha hecho mediante el cultivo de la palabra en diferentes géneros literarios y tiene el talento, la disciplina y la vocación creadora para escribir con belleza y hondura, y eso le ha dado la nombradía que disfruta. ¿Quién es Tony Raful? Vamos a ubicarnos al principio, a su infancia. ¿Tú recuerdas algo en tu niñez que se pueda catalogar como un impacto, algo traumático, algún golpe, algo que te haya marcado?

 

Tony Raful Tejada: Bueno, antes que nada, quiero darle las gracias al doctor Bruno Rosario Candelier por esta honrosa invitación. Para mí es un honor participar en este conversatorio y compartir ideas, criterios en relación con la creación literaria y con la poesía, que como género de importancia literaria y de valor es trascendente.

Yo tengo una anécdota que a mí me marcó muy claramente. Estaba yo en los cursos de primaria en el colegio Nuestra Señora de la Altagracia, ubicado en la calle 16 de agosto del barrio San Carlos.

BRC: ¿Dónde naciste, Tony?

TRT: En San Carlos. Entonces me pusieron en el mismo colegio, que está ahora en Los Prados, un colegio católico, que estaba dirigido por altagracianas. Las altagracianas eran monjas, pero no tenían que llevar el hábito religioso. Eran mujeres muy trabajadoras, encabezadas por una profesora que se llamaba Alicia Guerra. Todavía hace un tiempo Alicia estaba al frente del colegio CONSA o Colegio Nuestra Señora de la Altagracia. Entonces yo recuerdo que ese colegio tenía una gran difusión religiosa de formación católica. Yo recuerdo que convocaron un especie de concurso para elegir la mejor composición que se pudiese hacer con motivo del 21 de enero, que es el día consagrado a Nuestra Señora de la Altagracia, dándole prioridad a los estudiantes de séptimo y octavo, que eran los más grandes y, por lo tanto, con mayor capacidad para hacer una buena composición. Entonces, les dieron participación a los estudiantes de sexto y de quinto. Recuerdo que a nosotros nos pusieron delante del profesor, no nos identificábamos por los nombres, sino que se lo entregaban a una profesora que no era del colegio, para que haya mayor objetividad y nos pusieron un número a cada uno. S mí nunca se me olvida que el número mío fue el ocho. Bueno, se llevaron la composición y entonces el día que se convocó a todo el mundo para dar a conocer quien había ganado la composición a la Virgen de la Altagracia, y dice la encargada del evento: “El número ocho”. Y entonces yo me quedé callado, porque la timidez era tan grande y el impacto fue tan fuerte que jamás en la vida me pasó por la cabeza que podía ganar y entonces, un amiguito que estaba al lado mío me dice: “Eres tú”. Y todo el mundo mirándome, yo pasé una vergüenza, una vergüenza infantil, porque yo era un niño. Entonces me llamaron y leí la poesía.

BRC: ¿Fue tu primera composición?

TRT: Bueno, la primera composición reconocida públicamente. Acuérdate que en la clase de gramática siempre había un punto que era de composición y que valía veinte puntos.

BRC: Lamentablemente esa tradición ya se ha perdido.

TRT: En la calificación final de la materia valía veinte puntos, ya uno iba bien montado. Y entonces una profesora me llama después y me pregunta: ¿Tú escribiste eso o trajiste eso? A partir de ahí todo el profesorado me dio preferencia a mí en términos de incentivar y estimular la literatura.

BRC: Empezaron a darte un tratamiento diferente.

TRT: Diferente, sobre todo, en esa área. Había composición, creatividad, lectura comprensiva. Entonces, a partir de ahí se desató en mí el amor a la literatura, pero especialmente a la poesía. Ahí empezó el proceso, ese acontecimiento me marcó, o sea, que me asocia directamente con la Virgen de la Altagracia, el 21 de enero. Nunca lo podré olvidar. Bueno, a partir de ahí ya se desarrollando mi vocación.

Estamos hablando de una época en que todavía Trujillo estaba vivo, todavía estaba la dictadura, aunque en sus finales, y tras la caída de la dictadura empieza en la República Dominicana el proceso del despertar. Había muchas obras prohibidas, se formaban círculos de estudios, donde quiera se discutían temas intelectuales.

BRC: Se empieza a leer a Pablo Neruda secretamente. La Generación del 48 lo leía secretamente, pero públicamente nadie se atrevía.

TRT: Se empieza a discutir, se empieza a hacer una moda. Yo era entonces un niño, pero recuerdo que los jóvenes y mucha gente andaban siempre con un libro debajo del brazo y era una manera de impresionar a los demás. Entonces eso era como un desafío, como un reto al otro. La gente presumía eso. Entonces eso nos obligaba a todos a buscar los libros, a leer.

BRC: ¿Y cuando vino tu vinculación con la Joven Poesía?

TRT: Eso viene después, porque para la Revolución de Abril todavía éramos muchachos. En esa revolución hubo un gran movimiento cultural, increíblemente en medio de la guerra se creó un frente cultural que dirigía el pintor Silvano Lora, una de las glorias del arte pictórico. Silvano Lora y un grupo de jóvenes que ya venían agrupados en un movimiento que se llamaba Arte y liberación. Ese grupo se crea en el 1972.

BRC: Ya Trujillo había muerto.

TRT: Sí, ya estaba muerto Trujillo, y en lo que hoy es el Palacio Consistorial frente al parque Colon, que es una dependencia del ayuntamiento municipal, ellos crearon el grupo. Un grupo de jóvenes crearon ese frente y ahí declamaban poesía. Lo que éramos muy niños íbamos a verlo y a escuchar a los jóvenes de entonces y a algunos que no eran tan jóvenes, pero que empezaban a discutir. Entonces ahí se desarrolló cierto amor por la poesía y los géneros literarios. En la guerra de abril, el frente cultural de la revolución empezó a hacer recitales poéticos en los diferentes puestos de comandos de lucha.

BRC: ¿Tú llegaste a recitar tu poesía entonces?

TRT: No.

BRC: ¿Todavía no te habías integrado al mundo literario?

TRT: No, propiamente no, pero sí asistía a los recitales. Claro, no me perdía uno. Pero no participaba como poeta sino como oyente. Recuerdo el primer recital que se dio y las personas que participaron. Recuerdo el recital que se dio en lo que era la escuela Argentina, que ya la demolieron, que está al lado de la Ruina de San Francisco, en lo que se conoce como el Barrio de San Antón, en la Ciudad Colonial. Estamos hablando de la guerra, pero la guerra no fue siempre tiros y violencias, o sea que hubo batallas y momentos decisivos, pero llega un momento en que uno sentía cierto orden dentro de la guerra, porque se estaba negociando la paz en ese momento histórico de la nación dominicana. Entonces ahí se aprovechaba para ser testigo de acciones culturales que no eran solamente los poetas, incluso artistas que cantaban, y músicos y pintores.

BRC: Es decir, había participación artística y literaria.

TRT: Sí, con exposiciones de pintura. Yo recuerdo una exposición de pintura que se hizo en una galería que estaba casi al final de la calle de El Conde, antes de llegar al parque Independencia. Ahí se hizo una exposición de pintura y había pintores importantes. Bueno, recuerdo aquel recital y recuerdo a René del Risco, Miguel Alfonseca y a Juan José Ayuso.

BRC: Esos poetas eran integrantes de la Generación del 60.

TRT: Que es el grupo previo a nosotros y habían sido apadrinados por Aída Cartagena a través de la revista Brigadas dominicanas.  Después de la revolución dimos el salto, terminamos el bachillerato, entramos a la universidad. Había una especie de efervescencia cultural.

BRC: ¿Dónde publicaste por primera vez?

TRT: La primera vez fue en el Listín Diario. Yo recuerdo como hoy de una manera atrevida, el crítico de arte que estaba al frente de la página cultural del Listín Diario, estamos hablando del 1968, era don Pedro René Contín Aybar. Entonces, nosotros íbamos mucho al Listín, porque uno de los amigos nuestros trabajaba allí. Nosotros formamos grupos literarios en la calle Espaillat que llamamos “El muro”, en homenaje al libro de Sartre; fuimos al Listín y recuerdo que don Pedro René Contín Aybar nos recibió. Para que lo sepan los más jóvenes, Pedro René Contín Aybar era una especie de árbitro de la cultura dominicana en los años 1940 al 1960.

BRC: Él le daba valor a la creación.

TRT: Además, era autor de antologías, de notas críticas. Llenó todo un espacio. Creo que ha sido injustamente tratado y olvidado, se ha sido muy duro con él.

BRC: ¿Él le dio paso a tu primera creación?

TRT: Sí, él se reunía con los jóvenes cuando íbamos allá y entonces todo el mundo llevaba poemas y entonces a él le gustó un poema mío y lo publicó. Fue una sorpresa que el sábado siguiente en el Listín Diario saliera publicado un poema mío, fue la primera vez que yo vi mi nombre en molde de imprenta. Para mí eso fue una cosa muy grande que nunca olvido.

BRC: Cierto, esa es una emoción que nunca se olvida.  ¿Tú recuerdas cómo se llamaba ese poema?

TRT: El poema era un canto. Yo recuerdo que el primer verso comenzaba “Por la grietas del mundo se introducirá el amor”. He pensado buscarlo y ponerlo en un cuadro, como de acta de bautismo poético.

BRC: Claro, hazlo. Tu bautismo como poeta se lo debes a Pedro René Contín Aybar.

TRT: Quiero que sepan lo siguiente: cuando Pedro René Contín murió, vivía en la calle Doctor Delgado en ese momento y vivía recluido, alejado de todo y yo era subdirector de Radio Televisión Dominicana, muy joven y recuerdo una llamada que él me hizo hablando con mucha dificultad. Me llamó para felicitarme y le dije: “Don Pedro, quiero ir a verlo”, y lo fui a ver, pero a las dos semanas murió. A partir de ahí iniciamos la formación de un grupo literario. Formamos ese grupo en honor a Sartre, un grupo de muchachos que no pasábamos de quince años y entonces empezamos a leer los cuentos de Sartre y uno de los miembros de ese grupo es el hoy director del periódico Listín Diario, Miguel Franjul.

BRC: ¿Él se interesaba entonces por la literatura?

TRT: Sí, el día que te encuentres con él pregúntale ¿y el muro de la calle Espaillat? Yo fungía como coordinador del grupo.

BRC: ¿De quién fue la idea de crear ese grupo?

TRT: La idea modestamente fue mía. Sí, porque en ese entonces nos reuníamos a leer y decidimos formar un grupo, y ese grupo empezó a moverse y frente al sitio que nos reuníamos vivía Franklin Mieses Burgos, y entonces empezamos a visitarlo, y a visitar a una serie de literatos y escritores y a fortalecer nuestras condiciones literarias.

BRC: ¿Ustedes iban donde Franklin Mieses Burgos como grupo?

TRT: Como individuo y como grupo, porque invitábamos a don Franklin a dar charlas, invitábamos a escritores. Nosotros tuvimos una gran actividad, una intensa actividad durante ese proceso. Luego, ya en la Universidad, había movimientos que se habían desarrollado de jóvenes poetas que ya venían con cierta actividad literaria y entonces uno se unió a esos grupos que ya existían en la Universidad a través del Movimiento Cultural Universitario que se había creado ese año.

BRC: ¿Tú formaste parte de ese grupo?

TRT: Sí. Llegué a dirigir la sección de literatura.

BRC: ¿Te acuerdas de aquel famoso congreso celebrado en 1969?

TRT: Celebrado en la Universidad Católica Madre y Maestra, sí recuerdo, pero no pude ir. El libro de Bruno Rosario Candelier, Lo popular y lo culto en la poesía dominicana, fue una obra clave en el desarrollo de ese proceso cultural en nuestro país.

BRC: Sí, ese libro fue el resultado de una ponencia mía en la celebración de un congreso literario de La Joven Poesía en la UASD, en el año de 1971. Al tercer día de ese congreso yo partía para Madrid, a estudiar filología en la Universidad Complutense de Madrid. Entonces ambos estudiábamos en España y tú me visitaste a mi departamento en la capital española.

TRT: Sí, fue una etapa memorable.

BRC: Pues bien, sigamos con tu trayectoria literaria, Tony.

TRT: Nuestro desarrollo literario fue clave en esos días…Pero René Contín Aybar fue el blanco de ataques en el congreso de Santiago, lo que se entendía como el representante del sistema frente a la literatura comprometida, que surgió entonces. Había que vivir esa época. Estamos hablando del final de los años 70, había un espíritu revolucionario, se habían lanzado los escritores Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Carlos Fuentes. Todos esos escritores constituían un grupo importante que había sido relanzado, porque ellos habían publicado antes por la Editora Sudamericana de España y por Casa de Las Américas.

BRC: Carmen Barcells era la agente literaria de esos escritores.

TRT: Sí, la agente literaria. Y en Cuba, por Casa Las Américas que dirigía Haydée Santamaría. Esos dos polos empujaron a estos jóvenes que habían publicado libros, pero no se vendían más de 100. Gabriel García Márquez había reconocido que sus libros no pasaban de doscientos o trescientos vendidos.

BRC: Y Jorge Luis Borges llegó a decir que de su primer libro apenas vendió 35 ejemplares y entonces a los dos años dijo: “Bendito esos treinta y cinco lectores que me leyeron”, porque después vendía millones de ejemplares.

BRC: Tu primera publicación como libro, ¿en qué año fue?

TRT: Después del poema que salió en el Listín Diario, publiqué en Gaceta literaria, que dirigía Marianne de Tolentino. Yo escribí un pequeño libro que titulé La poesía en el tiempo. Ese primer libro recogía algunos textos que yo había publicado en Gaceta literaria. Luego, el primer libro formal lo publiqué en 1972 o 1973 que fue Gestión de alborada.

BRC: ¿En qué año fuiste a España?

TRC: En el año 1971 al 1972. Fui a España a estudiar en la Universidad Complutense de Madrid en la facultad de filosofía y letras, que por cierto, me encontré allá con Bruno Rosario Candelier, que estaba haciendo un doctorado en filología en la Complutense.

BRC: Tuvimos muchos encuentros en Madrid.

TRT: Convivimos prácticamente. Allá nos reunimos y ahí nos hicimos grandes amigos. Al año tuve que regresar al país y entonces volví a la UASD.

BRC: ¿Tú habías publicado algún libro antes de viajar a España?

TRC: No…Yo publico en el 1973, cuando regreso.

BRC: Desde entonces comienza tu trayectoria literaria en firme.

TRT: Ininterrumpida.

BRC: ¿Y a qué se debe tu devoción tan entrañable por la poesía?

TRT: Bueno, porque para mí la poesía, independientemente de su clasificación, es una realización trascendente, no solamente desde el punto de vista escritural, sino desde el punto de vista interior, espiritual, o sea, creo que es un valor trascendente. No hay género literario que trascienda más desde algunos niveles de realización humana como la poesía. La poesía lo es todo. El lenguaje poético es la credencial básica de entendimiento con la realidad interior.

BRC: Me complace saber que tienes ese alto criterio de la poesía, justo como lo he venido proclamando desde hace mucho tiempo. ¿Hubo algunos autores que te marcaron?

TRT: Bueno, en primer lugar, nosotros leíamos en esa época toda la poesía que en ese momento estaba sobre el tapete. Leíamos, por supuesto, a Pablo Neruda, a Vicente Huidobro y conocimos el Creacionismo, que Huidobro había articulado en los años cuarenta. Leíamos a Octavio Paz, como Poesía en movimiento, una antología de Octavio Paz y donde conocimos por primera vez unos textos de Paz, Piedra y sol, que para mí es uno de textos fundamentales de la poesía latinoamericana. Ahí conocimos también a Cesar Vallejo y un ensayo que publicó Mario Benedetti, no sé si te acuerdas de él, que se llamaba Vallejo y NerudaDos formas de influir. Aquel libro fue fundamental, donde Benedetti decía que Pablo Neruda y César Vallejo eran dos poetas distintos, pero ambos eran los polos influyentes de la creación poética latinoamericana en ese momento. Ahí conocimos a Cesar Vallejo y lo estudiamos. Leímos Los heraldos negros; leímos a Borges. Jorge Luis Borges influyó mucho en nosotros.

BRC: Cosa extraña, porque Borges en esa época no gozaba del aprecio que goza ahora.

TRT: Porque Borges se esmeraba en ser antipático, desde el punto de vista de la corriente que predominaba. Daba opiniones que no se correspondían, digamos con el espíritu de la época.

BRC: Sucedía, Tony, que Borges no era de izquierda, sino de derecha, y decía lo que pensaba cin importarle la opinión dominante en los medios de comunicación. Él decía muchas verdades que entonces no se aceptaban, no sintonizaban, no conciliaba con la tendencia dominante de la época. Pero es uno de los intelectuales y creadores más eminentes que ha dado la literatura hispanoamericana a la literatura universal, de tal manera que la opinión dominante en escritores de lengua inglesa considera que el poeta más importante de la lengua española es Jorge Luis Borges.

TRT: Entonces, leíamos la poesía latinoamericana, lógicamente, a Ernesto Cardenal, quien explosionaba en esos momentos. Leíamos toda la poesía que estaba sobre el tapete en esos momentos: Nicolás Guillén, como poesía negroide, los puertorriqueños Francisco Matos Paoli, Juan Antonio Corretjer, el grupo de poetas jóvenes puertorriqueños que venían incluso al país. Pero nosotros veníamos lógicamente de las lecturas fundacionales de Rubén Darío, quien es el gran padre de la poesía, el hombre que rompe los moldes tradicionales de la creación poética. Todo lo que era poesía en ese momento caía en nuestras manos: la poesía norteamericana, con  Walt Whitman. Para nosotros era fundamental, la leíamos en grupo. La poesía europea, la poesía española, la generación de 27.

BRC: Lo que tú estás contando revela un detalle muy importante que ustedes lo tengan en cuenta. La posición que ha logrado Tony Raful en la literatura, no es un asunto de casualidad, no es un brote espontaneo, es fruto de un trabajo, de una labor de formación, es fruto de días y de años de lecturas. Es lo que todos los que aspiran a ser escritores tienen que saber.

TRT: Claro, tienen que leer mucho e informarse sobre la literatura francesa, los poetas malditos, los poetas del simbolismo, los poetas españoles. Todos los poetas: Paul Valéry, es clave.

BRC: Desde el punto de vista del lenguaje, Tony, ¿qué dificultad o problema, desde el punto de vista del lenguaje para la creación, tuviste que enfrentar y resolver?

TRT: Mira, salvando el concepto tradicional muy anunciado de la inspiración poética, evidentemente tiene que haber una vocación para el acto creador, o sea, uno no escribe un poema mecánicamente. Un poema nace de un laboratorio de palabras, tiene que haber evidentemente lo que los griegos llaman un raptus, tiene que haber un momento alto que te pueda conectar.

BRC: Una elevación espiritual, una magia.

TRT: Ese es el momento clave. Lógicamente no basta la elevación, no basta el raptus, no basta ese momento de inspiración que todo escritor necesita si esto no va a acompañado de un trabajo sobre la lengua: cómo uno construye la palabra, el verbo, cómo uno estructura el significado de una composición literaria o una composición poética. Entonces hay un trabajo consciente, artesano si se quiere, en relación con la lengua, que es importante destacarlo y desarrollarlo. Un escritor que no conoce la lengua tiene dificultades; un escritor que no domina la ortografía, por lo menos lo fundamental, no puede escribir. Esto no quiere decir que no aparezca un poeta analfabeto.

BRC: Los hay y algunos son buenos.

TRT: Pero quiero señalarles que el deber de todo escritor es precisamente hacer de la lengua un instrumento de realización y plasmación de su obra de manera consciente.

BRC: Y de procurar una solidez intelectual con lectura.

TRT: Entonces básicamente hemos trabajado, hemos luchado con ese reto, con ese desafío en cada trabajo, en cada escritura, en cada construcción en el caso de la metáfora, por ejemplo, un giro poético importante. Para trabajar con ellas hay que tener cuidado, acuérdate de aquella frase de Huidobro que decía: “El adjetivo cuando no da vida mata”. Hay que tener cuidado porque el adjetivo siempre es tentador, uno siempre está supuesto a calificar y a enunciar. Como hay una pluralidad desde el punto de vista expresivo en toda creación, o sea, hay una poesía coloquial, una poesía más retórica, más expandida desde el punto de vista de la formulación de las imágenes.

BRC: Pues bien, vamos a escuchar un par de poemas de Tony Raful en su propia voz.

TRT: Yo voy a seleccionar dos poemas. El poema a la ciudad: La ciudad y sus cantos. Yo voy a leer un fragmento de un tema largo, porque no lo puedo leer completo, sería abusar de ustedes. Voy a leer un fragmento y voy a explicarlo rápidamente: Un día, en Bellas Artes, asistí a un ballet y me impresionó mucho la bailarina que se alzaba y casi en el aire se suspendía; entonces empezaron a brotar en mi cabeza imágenes relacionadas con el desplazamiento de la bailarina, o sea, todos los elementos que se conjugan en el momento artístico en que una ballerina plasma, a través de la danza, los elementos que confluyen en ese proceso. Luego, la hija de un querido amigo mío, que era ballerina, en un evento en el que estaba practicando para una presentación intentó alzarse y en el momento de la práctica cayó y murió. Ella era asmática, hija de Leopoldo Espaillat. Eso estremeció la sociedad dominicana y entonces eso me conmovió mucho y yo escribí ese poema sobre la base de una floración de metáforas permanentes en relación con las imágenes de la danzarina, incluso, la menciono en el poema. Yo voy a leer un fragmento, no lo puedo leer completo porque es muy largo, pero quería hacer la observación. Ese poema yo se lo leí a la gran ballerina Alicia Alonzo, en Cuba. Ustedes saben que ella perdió la visión y aun así seguía bailando. Eso es una cosa increíble, una mujer de más de 90 años. Yo recuerdo que fui donde ella y se lo leí, y el mayor premio que yo obtuve de ese poema es la forma en cómo esa mujer se emocionaba cuando yo leía el poema y me dijo: “mientras tú leías, yo bailaba de nuevo”. He aquí un fragmento de “Mirándote bailar”:

 

Remo en las burbujas de las esferas

mundo flotante de las aguas que acampan en tus ojos

Corolario de fugas en las briznas de las olas

Cielo violáceo que rasga en cuarzo y piélago los sonidos

Leve luz de duende suspendida en el abismo

Contigo están los pájaros que aparejan la neblina

la primavera designada de tus alas

la luna blanda que columpian los amantes

los susurros de las ninfas que han partido

el embeleso de un breve tiempo en las mejillas.

 

En el principio fue la danza

Verbo danza errante del terso crispar del sueño

Primero fue la danza de las energías

Voluta acechanza de una montura de soles

imágenes armoniosas de la Creación

En puntillas y amor de gala esparciendo la luz

canción que ondea la ciega marea del corazón

maja florecida en el ojo azul del mar

En el principio fue el verbo

danza solícita  que llena de andantes

un corredor translúcido  de candilejas y frontispicios.

 

Todavía atestiguas el asombro y su doncel de luminiscencia

atavío vecino de cigarras y arpas

nido de rocío y lucero

en la torre alta del viento y de los besos

quiero tu fugaz concha de aurora

tu incendio de manos y piernas y surco

atestar de rumores la sombría eternidad

Citas urgidas del fuego y la utopía

Llegas a mis sienes dormidas

eclosión de alabastro

retentiva del colibrí y la libélula

memoria del vino que se adentra en el alma

Oh danzarina confinada al florilegio

Penélope danza en un idilio que teje primaveras.

 

BRC: ¡Qué belleza, Tony! Además, tu voz convoca una magia de ilusión y hermosura.

Público: ¿Ese mismo es el que se hizo después un espectáculo?

TRT: Claro. Ese poema con la ballerina Karoline Becker en Bellas Artes, precioso ese acto. Ella bailaba y se leía el poema.

BRC: ¿Quién leyó el poema?

TRT: Lo leyó uno de los actores, lo leyó bellísimo, lo dramatizaba.

BRC: Además, el poema tiene un aliento dramático afín a su estética.

TRT: Y entonces él, que es actor, para la dramatización lo leyó. Parecía que la ballerina danzaba sobre el poema.

Público: Usted lo grabó y tuvo la gentileza hasta de regalarlo.

BRC: Cuando tú estabas escribiendo ese poema, yo me imagino que tú estarías poseído por un estremecimiento.

TRT: No solamente poseído, que en dos ocasiones mi mujer cometió el sacrilegio de interrumpirme y yo tuve que decirle tantas cosas, y le dije: “No quiero nada, si yo interrumpo esto, se me daña el mejor poema de mi vida”. Y esa noche amanecí escribiendo.

BRC: ¿Amaneciste?

TRT: Si, casi hasta las 5:00 de la mañana. Habíamos venido de un ballet y lo tenía todo en la cabeza y dije: “Déjame ordenar esto, si yo no ordeno esto no voy a amanecer vivo”.

BRC: Ciertamente, hay que aprovechar la inspiración.

TRT: La inspiración es básica.

BRC: Fundamental y luminosa.

TRT: Entonces vamos a leer un poema corto ahora. ¿Ustedes conocen el que dice: “Yo fundaré la ciudad sobre el ala de una paloma”?

Publico: Bueno, ese es el verso que inscribieron en la pasada Feria del Libro, en el paseo de los autores.

Público: Yo cito en uno de mis poemas ese verso suyo.

TRT: Muchas gracias. Es un honor para mí. Veamos “Fundación”:

 

Yo fundaré de nuevo la ciudad 
sobre el ala de una paloma y la dejaré volar
Yo seré niño de nuevo para podar una vigilia de hadas
Yo amaré una muchacha que habitará en la lluvia
Su cintura de trigo: relámpago vencido
Yo me iré con gnomos y duendecillos
a llenar de incienso y talismanes
el cofre de la luna
su hospedaje de amantes
tobillos del mar en noches de cuarto menguante
Yo sesgaré tu piel como leña del alba

 y soltaré tus pechos 
como guirnaldas que acampan en el abismo
su sosiego dulce y sus helechos de plata.

 

TRT: Todo el mundo tiene un duende de la infancia, alguien con quien hablaba y que después uno no lo volvía a ver más y venía la mamá de uno y le pregunta: “¿Y con quien era que tú hablabas?”. Y yo a varios de mis hijos los descubría así y de ahí salió el poema “El duende de la infanta bella”:

 

Yo miro y busco el duende

que se escondía

en la infancia de la vida mía

Oigo sus suspiros y el soñar

Fluido incierto de voz que he callado

Escarpín que enardece el galopado

cuando el alma ya no está en el cuerpo…

 

Iban flores y puntillas

Era de cristal la mentira

Se ceñía la mejilla de melancolía

 

El duende que yo miro y busco se plañía

ola de música amanecida

para la tierna caricia prometida

Tiene gallarda bandera

el amor de la pasión primera

Es mi loca fantasía

mirar y buscar el duende que se desvivía

¿Habrá enloquecido?

¿Se sentirá de infinito amor henchido?

¿Se dormirá en el cielo sorprendido aquel amor distante

que aguardaba en el instante sus alas ondulantes?

Sus cayados mares de infanta bella

que se desvanecía en la mirada

aquella doncella perfumada que dulce se reía

y se escondía

Esa vaga perla de bóveda sombría

estrépito y melodía

hoguera de mis ojos y de mi frente

Roncella, rosa que centellea ardiente.

Yo miro y busco ese duende

Bajo el dosel de pétalos de un sueño

Y suelto todas mis espadas

por la intensa llamarada

de su belleza inútil y blanda

Oigo sus suspiros y sus fantásticas llamas

Debe ser fulgor en otras almas

Esta nostalgia que me inflama

duende que me ensalma

para el hondo fulgor de la tierra.

 

BRC: Muchísimas gracias Tony por tu brillante participación.

TRT: Muchísimas gracias a ti y a todos ustedes.

BRC: Que Dios siga potenciando esa luminosa dotación con que viniste a la vida.

TRT: Para mí es un honor, de verdad lo digo. Son muchas veces que uno comparte, pero no siempre que uno comparte tiene el honor de compartir con Bruno Rosario Candelier, a quien yo admiro, valoro y quiero. A él y a su familia, con la cual compartí en España. Para mí es un honor este conversatorio por la labor que Bruno Rosario Candelier desarrolla en la Academia Dominicana de la Lengua y por la cantidad inmensa de aportaciones que él está haciendo en diferentes niveles, incluso estimulando creaciones, echando hacia delante la literatura, la poesía dominicana, la reflexión poética, el Interiorismo como un desafío, como una apuesta al enriquecimiento de la literatura dominicana. El hecho de que don Bruno me invite para mí es un honor, y también compartir con ustedes que son mis amigos y que son poetas y les gusta la literatura.

BRC: Muchísimas gracias, querido y admirado Tony Raful Tejada.

 

 

Bruno Rosario Candelier

Biblioteca Juan Bosch de Funglode

Santo Domingo, R. D., 4 de abril de 2017.

 

Publicaciones de la Academia | Fabio Guzmán Ariza: El lenguaje de la Constitución dominicana

Por Miguelina Medina

   Cuando leo al autor de esta obra, me dirijo a la fuente de sus inquietudes: un jardín lleno de purezas cristalinas, de verdes praderas, de voces que estaban en silencio y que conversan solo con él. Noto en su voz un “dolorido sentir”, gracias a su amor al patrio suelo. Su obra produce sensación de lo justo y eso emociona.

Transcribo uno de los epígrafes con que el autor inicia su disertación: Cumplidas deben ser las leyes, é muy cuidadas e catadas… e las palabras dellas que sean buenas, llanas é paladinas; de manera que todo hombre las pueda entender é retener… (Las siete partidas o Libro de las leyes, siglo XIII d. C.).

Tiene dos objetivos fundamentales este estudio, dice el autor: a) Alertar al pueblo dominicano y, de manera particular, a los tres poderes del Estado sobre el alarmante deterioro en las últimas décadas del lenguaje normativo en la República Dominicana, que refleja nuestra Constitución;  b) y, en segundo lugar, proponer medidas concretas para corregir esa situación, de manera que las normas jurídicas dominicanas sean redactadas en un lenguaje correcto y comprensible, como ha de ser en una sociedad democrática.

“Si, como se ha dicho, la lengua es la imagen del pueblo que la habla y, al mismo tiempo, el espejo de la mente de quienes lo componen, hay que reconocer, con solo leer nuestras leyes, que en esta materia los dominicanos no andamos bien”, expone. El buen uso del idioma español en la República Dominicana y, en especial, la correcta redacción de los textos jurídicos, es una preocupación del autor, por lo cual desde el año 2007 ha llevado a cabo trabajos y propuestas, que han despertado interés en el mundo jurídico dominicano por la buena redacción. Empero, dice,  “no se ha concretado ninguna de las ofertas de revisión y colaboración que se han hecho a quienes se encargan en nuestro país de la redacción o formación de las leyes”.  Tal indiferencia parece indicar que estos no están convencidos de que haya deficiencias en el lenguaje con que se redactan las normas jurídicas en la República Dominicana, o quizás esto sea de poca trascendencia, de simple corrección de estilo o gramática, como se ha llegado a decir, añade.

El autor expresa que “nuestra Constitución y nuestras leyes no hay manera de hacerlas que no sea con palabras: por más obvio que parezca han de utilizarse de acuerdo con las reglas del idioma a que pertenecen y el nivel lingüístico de las personas a las que van dirigidas, a fin de que estas las entiendan, como aconsejan los añejos epígrafes transcritos al comienzo de esta obra, y así puedan cumplirlas y beneficiarse de ellas”. Y esta es la idea central de este estudio, expone el autor (p. xxi).

Explica que “este análisis del lenguaje de nuestra Constitución se fundamenta en conceptos básicos de la gramática y ortografía española, así como en nociones elementales de inteligibilidad del lenguaje, al alcance de cualquier público medianamente culto”.

La obra se desarrolla en seis capítulos y un apéndice. El primero (I) versa sobre el lenguaje normativo en general. El segundo (II) sintetiza el proceso de redacción de la Constitución dominicana de 2010. En los próximos tres capítulos se explican las deficiencias de redacción de la Constitución en materia de gramática y estructura (III), ortografía (IV), y léxico (V). En el último capítulo (VI) se presentan varias recomendaciones para mejorar el lenguaje normativo dominicano. Y, finalmente, se muestra el texto completo de la Constitución (ACÁPITE) en dos columnas: en la primera se muestra el texto vigente de la Constitución con la indicación de los errores que ha notado el autor y en la segunda el texto con sus propuestas de corrección. Por supuesto, antes de este cierre, expone sus conclusiones las cuales forman parte de la estructura del estudio.

En esta reseña destacaremos algunos de los aspectos antes expuestos.

Veamos parte del análisis del lenguaje normativo que hace el autor: El hacedor de la norma, incluso el de las normas divinas, no cuenta con otro instrumento que no sea el verbo.  Sin este, sin la preexistencia de una lengua que sirva de canal de comunicación, la norma es simplemente inimaginable. Las palabras que componen la norma han de quedar fijadas por escrito porque solo de esa manera se puede garantizar la durabilidad y funcionabilidad de esta. El lenguaje escrito solidifica y concreta la voluntad normativa y hace posible su aplicación uniforme en el tiempo. Toda norma debe expresarse en una lengua y por escrito. Ahora bien, ¿qué lengua? Aunque parezca fútil la pregunta y evidente la respuesta, el tema merece atención ya que su examen nos permitirá caracterizar, más adelante, el lenguaje normativo moderno (pp. 1-3).

Expone el autor sobre la historia de este concepto de que “la norma debe expresarse en la lengua que hablan y entienden las personas a quienes va dirigida”. Dice que hasta época reciente los pueblos recibían leyes escritas en el idioma de sus gobernantes o conquistadores, como ocurrió, verbigracia, en Inglaterra tras su invasión por los normandos (1066), en la India después de su conquista por los ingleses (siglos XVIII y XIX), y en la República Dominicana (en lo que se refiere a sus códigos) desde la invasión y ocupación haitiana (1822) hasta la traducción y adecuación de estos en 1844. En las regiones europeas que heredaron la tradición jurídica del derecho romano, las leyes se conservaron y aplicaron por mucho tiempo en latín, su idioma original. Y añade el autor que “el proceso de su traducción y adaptación a las distintas lenguas vernáculas duró siglos” y no fue hasta  la Revolución Francesa que se empezó a difundir la noción moderna de la norma de que esta debe expresarse en la lengua que hablan y entienden las personas a quienes va dirigida —como se dijo anteriormente. La Revolución cristalizó para siempre lo que no había sido más que una idea del filósofo Rousseau quien en su obra Contrato social o principios del derecho (1762) había instituido a la voluntad popular como fuente única de la ley.

Otro razonamiento contundente, dice el autor, conduce al mismo resultado: el objetivo esencial de las normas jurídicas consiste en establecer principios y preceptos que han de regular la sociedad humana. En su concepción más sencilla y asequible esta regulación opera sobre sus destinatarios (por lo general, los hablantes de un país) de dos maneras: imponiéndoles obligaciones y reconociéndoles los derechos. “Así las cosas, resulta evidente que para lograr su cometido, la norma debe expresarse de forma tal que sea entendida por esos destinatarios, pues solo de esa manera, y no de ninguna otra, quedarían estos en condiciones de cumplir con las  obligaciones que se les imponen y de hacer efectivos los derechos que se les reconocen”, enfatiza Guzmán Ariza. Y dice que este concepto no es del todo nuevo, porque ya en el siglo XVI el jurista español Jerónimo Castillo de Bobadilla lo expresó con estas palabras: “Siendo el fin del derecho […] dar orden a los hombres para vivir y no dañar a otros, ¿cómo podrán alcanzarlo no entendiendo lo que las leyes les mandan y lo que les prohíben?” (p. 4).

“Así queda sentado el principio de que las normas han de redactarse en un lenguaje que las personas llamadas a obedecerlas la puedan entender”. Resta determinar, continúa el autor, cuál específicamente debe ser ese lenguaje: ¿Ha de ser un lenguaje especializado (técnico-jurídico) o bastaría con el uso del lenguaje corriente o estándar?

El lenguaje estándar, explica, según la clasificación  lingüística de los niveles del habla, es la variante del idioma que los hablantes emplean de una forma neutral para comunicarse de manera efectiva con la mayor cantidad posible de hablantes del mismo idioma. Se trata de un lenguaje que permite la buena comunicación entre personas de diversas áreas lingüísticas, clases sociales, generaciones, etc., y que rompe, en consecuencia, las posibles barreras de dialectossociolectos y cronolectos (p. 5). Así, el español estándar consiste en la variante lingüística del español que mejor entienden la mayoría de los hispanohablantes. Y añade el autor: “por esa razón la utilizan las grandes cadenas internacionales de la televisión que transmiten en nuestro idioma”. El lenguaje estándar, por definición, es un lenguaje inteligible, distinto del lenguaje vulgar —que se caracteriza por la incorrección gramatical, la pobreza del vocabulario y la abundancia de expresiones locales— y del lenguaje culto —que se caracteriza por la abundancia de las palabras pocos comunes (cultísimas) y de estructuras gramaticales complicadas y peculiares.

Sin embargo, “la inteligibilidad del lenguaje estándar no resulta suficiente para la cabal formulación de la norma jurídica: se precisan dos elementos más que son considerados indispensables” que son: la precisión y la especialización de léxico o vocabulario. El lenguaje estándar es básicamente impreciso y ambiguo; con frecuencia sus términos resultan polisémicos, es decir, que admiten diversos significados, como  por ejemplo la voz banco que puede denotar indistintamente un tipo de asiento o una institución financiera.

La norma, por razones que se derivan de su propia naturaleza preceptiva, no es compatible con las imprecisiones que manifiestan innumerables palabras del lenguaje común; exige, en cambio, un vocabulario especial que concrete, determine, e incluso “cambie artificialmente el significado de las palabras comunes”. Otro ejemplo que muestra el autor es la voz persona que en el lenguaje estándar es sinónimo de ‘ser humano’, en el lenguaje jurídico o normativo su sentido se ensancha hasta abarcar todo ‘ente al que se reconoce capacidad para ser sujeto de derecho’, o sea, seres humanos, sociedades, asociaciones, fundaciones, el Estado, órganos gubernamentales, etc. Y otras voces como casar, cohecho, amparo, oficio, sala, servidumbre, etc.

Y  enfatiza el estudioso jurista: A todas luces, pues, parecería que se impone el uso de un lenguaje técnico (tecnolecto) para la redacción de la norma, con terminología propia y la precisión y objetividad requeridas, de manera similar a como se utilizan los demás lenguajes técnicos o científicos en las distintas áreas del saber: “Por ello nadie discute el empleo en el lenguaje jurídico de palabras y expresiones que no existen en el lenguaje estándar, como por ejemplo a quo, ab intestato, anatocismo, anticresis, contredit, enfiteusis, in dubio pro reo,  in fine, in fraganti, etc. Estas, y muchas otras, solo tienen cabida en el habla de los juristas, por ser tecnicismos propios de las ciencias jurídicas. Igualmente, muchas palabras que proceden en su mayoría del griego, del latín y del derecho romano que se utilizan casi exclusivamente en materia jurídica como alevosía, amnistía, apelar, código, cómplice, confinar, fallo, imputado, jurisconsulto, etc. Con ellos se completa “lo que podríamos denominar un léxico jurídico o tecnolecto jurídico, que facilita una tarea de capital importancia para el profesional del derecho como son la concisión y la precisión en el lenguaje y los conceptos”, dice (p. 6).

Cita a Ángel Martín del Burgo y Marchán que expresa: “Ese tecnicismo del lenguaje tanto sirve para la mayor precisión del trabajo doctrinal, como para el rigor de la norma o convención jurídica…”. Empero, dice Guzmán Ariza, hay que reconocer, con todo y que se acepte que el lenguaje jurídico deba ser especial, que “la brecha entre el lenguaje estándar y este tecnolecto es (o debe ser) mucho menor que la existente respecto de otros lenguajes técnicos”. También cita el autor, las palabras de la Comisión para la Modernización del Lenguaje Jurídico de España que explican que, “A diferencia de otros ámbitos de la ciencia o de la técnica, el lenguaje jurídico se halla en estrecha relación con la vida y los intereses de los ciudadanos. Afecta a todos [los] ámbitos de su existencia desde su nacimiento (incluso antes) hasta su ausencia definitiva (e incluso antes)… [Pese a esto], las personas que entran en contacto con la ley y sus aplicaciones, en cualquiera de sus modalidades, han de salvar una sima de incomprensión a través del sacerdocio ejercido por el abogado. Se llega así a la paradoja de que las leyes, sentencias, requerimientos, citaciones […] dirigidas al ciudadano están configuradas en un lenguaje que este no comprende. De ahí que sea necesario una intervención que, de forma paulatina vaya acercando el lenguaje a las personas” (p. 7).

Y dice el autor que en efecto, si bien todos estamos sujetos tanto a las leyes de la física como a las leyes humanas, hay una disparidad enorme en cuanto a la necesidad que tenemos de conocer el contenido de unas y otras. Lo expresa enfáticamente: “Todos podemos sobrevivir perfectamente en la más absoluta ignorancia del asunto, aun cuando sean estas leyes que nos permiten poner los pies sobre la Tierra, en vez de andar flotando perennemente por los aires. Las leyes humanas, por el contrario, se elaboran para regular nuestro comportamiento en sociedad y su cumplimiento no es automático, sino consciente; se precisa, por tanto que su contenido sea conocido por quien esté obligado a obedecerlas” (p. 8).

   Consciente, esa es la gran voz del autor que abraza este estudio.

En el lenguaje técnico-jurídico a pesar de su carácter especial, la gran mayoría de los vocablos empleados corresponden (o deben corresponder) a términos del lenguaje estándar que pueden ser entendidos por el ciudadano común, quien es siempre, aunque sea en última instancia, el destinatario de la norma, expone Guzmán Ariza: “El uso de palabras técnicas es (o debe ser), en cierta medida, excepcional”.

Añado un poco más de la reseña histórica que hace el autor sobre este concepto de que “las normas sean escritas con sencillez y claridad” (p. 9). Se manifiesta desde el año 654 d. C. con el Fuero Juzgo, llamado también Libro de los jueces, este fue el código de la monarquía visigoda que reinó en la península ibérica entre los siglos V y VIII.   Las siete partidas o Libro de las leyes, código redactado más adelante durante el siglo XIII,  por encargo del rey Castellano Alonso X el Sabio (p. 10), y que estuvo vigente en España y en gran parte de Hispanoamérica hasta el siglo XIX. La Ley VII de la Primera Partida expresa: “Cumplidas deben ser las leyes, é muy cuidadas, é catadas… é las palabras dellas que sean buenas, llanas é paladinas de manera que todo hombre las pueda entender é retener…”, citadas ya previamente en esta reseña.  Explica nuestro autor y jurista que el estudio a fondo del tema  tuvo que esperar el siglo XVIII  cuando el gran filósofo y jurista inglés Jeremy Bentham (1748 – 1832), padre del utilitarismo, estableció por primera vez, en su obra técnica legislativa, los elementos del lenguaje normativo. Bentham “propuso en su tratado sobre legislación varias reglas de redacción normativa, que, aún hoy, pueden servir de excelente guía para los redactores legislativos”. Estas son: 1. Brevedad de los artículos. 2. Sencillez de las proposiciones. 3. Omisión de aspectos secundarios. Las ideas de Bentham resonaron en toda Europa y en Francia durante los primeros años de la Revolución […] (p. 11).

Este nuevo estilo comprensible de redacción utilizado en los grandes códigos napoleónicos —Código Civil de 1804, Código de Procedimiento Civil de 1806, Código de Instrucción Criminal de 1808 y Código Penal de 1810—, pasaron a formar parte del sistema jurídico dominicano en 1822 con la invasión haitiana.  En los años sesenta del siglo XX nació en los Estados Unidos el movimiento por un lenguaje comprensible Plain Language Movement (p. 13), fruto del esfuerzo de varias organizaciones privadas de consumidores que propugnaban que toda documentación dirigida al público fuese escrita en un estilo sencillo y de fácil comprensión. Fue hasta 1999 que se produjo la primera medida gubernamental estadounidense en favor de un lenguaje normativo comprensible.   “En nuestros días, las primeras iniciativas públicas en favor del uso de un lenguaje normativo comprensible surgieron en Suecia y Canadá. En 1976, el Gobierno sueco contrató, a un experto en lingüística para organizar la modernización sistemática del lenguaje normativo sueco por cuya recomendación se creó, a fines de ese año (p. 12), un equipo dentro del Ministerio de Justicia compuesto por cinco lingüistas del idioma sueco con la encomienda de revisar toda la legislación y simplificar su redacción de manera que resultara entendible para el público”.  “Merecen mención, en el mundo hispanohablante, los esfuerzos de México, Chile y España. México se convirtió, en 2004, en el primer país de habla española en adoptar como política pública la utilización de un lenguaje claro en las comunicaciones entre el gobierno y sus ciudadanos”, destaca también el autor.

[En este punto quiero añadir que en mayo de 2017 la Fundéu BBVA y la Fundación San Millán de la Cogolla organizaron el XII Seminario Internacional de Lengua y Periodismo: Lenguaje claro, reto de la sociedad del siglo XXI”, impartido en San Millán de la Cogolla. Los diferentes debates están disponibles en internet,  hubo participación de representantes profesionales de varios países hispanohablantes de diferentes áreas ocupaciones. He aquí los enlaces de la inauguración y de los tres debates: (https://www.youtube.com/watch?v=B8VQeldVeJQ),  (https://www.youtube.com/watch?v=mh3_Ca3ePao), (https://www.youtube.com/watch?v=rI069lMjE5A), (https://www.youtube.com/watch?v=P6-zlUM8hCk)].

La meta esencial de la persona encargada de redactar un texto normativo es, pues, dice el autor, lograr que sus diversos destinatarios (funcionarios, administradores, jueces, abogados y el público en general) entiendan bien su contenido. Este entendimiento no debe variar dependiendo del receptor del mensaje, sino que ha de ser único para así satisfacer la voluntad del legislador que se supone que también es una sola. “Dicho de otra forma: el texto de la norma debe significar lo mismo para todos sus destinatarios, lo cual entraña que en su redacción se ha de evitar toda ambigüedad,  inconsistencia, oscuridad, vaguedad o impresión que pueda dar lugar a interpretaciones discordantes de su texto. De ahí que el lenguaje normativo, además de comprensible, deba ser preciso, conciso y coherente (p. 15).

Leamos lo que dice el director de la Academia Dominicana de la Lengua, doctor Bruno Rosario Candelier, en la presentación de esta obra: “La Academia Dominicana de la Lengua necesita del concurso intelectual de sus miembros y el apoyo operativo de sus colaboradores para realizar la misión que le compete ante el sistema de signos y reglas; necesita no solo la participación de sus académicos en las tareas lingüísticas y literarias, sino la colaboración de los mejores hablantes para que, mediante un esfuerzo compartido y solidario, podamos contribuir a expandir la conciencia de la lengua mediante el conocimiento y la aplicación de la normativa lingüística en el uso de la palabra. Justamente esta obra de Fabio Guzmán Ariza tiene ese propósito, ya que llama la atención sobre la redacción del texto fundamental de nuestro ordenamiento jurídico, que es la Constitución de la República. Si la realidad tiene su ordenamiento a partir del principio cósmico que formularon los antiguos pensadores presocráticos griegos cuando articularon  por primera vez las leyes de la Naturaleza o las leyes de la Creación, que llamaron Cosmos, de ese principio cardinal se deriva […] que todo lo que crean los hablantes mediante la palabra, ha de someterse también a ese principio básico inspirador del ordenamiento de lo viviente […]. No es un capricho la exigencia de que el lenguaje de la Constitución ha de ilustrar en su manifestación operativa, en su ejecución verbal, la normativa o cualidades del buen decir, que, en materia legislativa son, a buen juicio del autor de esta obra, la comprensibilidad, la sencillez, la claridad, la precisión, la concisión, la corrección y la coherencia”. Y dice: “Los lingüistas no conocemos la terminología de las ciencias jurídicas como la conocen los juristas; lo mismo podría decirse de las demás ciencias, de manera que, en una obra como la que presentamos, concurren dos disciplinas científicas, la de la lengua y la del derecho, ya que se centra en la Constitución de la República, que es una cara de la expresión jurídica del Estado. Para suerte de nuestro país Fabio Guzmán Ariza se ha preparado en esas dos áreas del saber, el derecho y la lengua, y se ha dedicado a estudiar el lenguaje de la Constitución de la República, que es la temática primordial de El lenguaje de la constitución dominicana, obra que damos a conocer con el respaldo de nuestra institución”.

Examinemos juntos algunos de estos errores gramaticales y estructurales de la Constitución dominicana, al igual que faltas ortográficas y errores léxicos (transcribo solo los textos, sin los recuadros. El color rojo corresponde al señalamiento del autor como error y el azul a su propuesta de corrección):

Falta de concordancia (p. 46):

Art. 128.h. Adoptar las medidas provisionales de policía  y seguridad necesarias en caso de violación de las disposiciones del artículo 62, numeral 6 de esta Constitución que perturben o amenacen el orden público, la seguridad del Estado, el funcionamiento regular de los servicios públicos o de utilidad pública, o impidan e desenvolvimiento de las actividades económicas.

Art. 128.h. Adoptar las medidas provisionales de policía  y seguridad necesarias en caso de violación de las disposiciones del artículo 62, numeral 6 de esta Constitución que perturbe o amenace el orden público, la seguridad del Estado, el funcionamiento regular de los servicios públicos o de utilidad pública, o impida e desenvolvimiento de las actividades económicas.

Defectos de coordinación (p. 50):

Artículo 33. Himno Nacional. El Himno Nacional es la composición musical de José Reyes con letras de Emilio Prud’Homme, y es único e invariable.

Artículo 33. Himno Nacional. El Himno Nacional es la composición musical de José Reyes con letras de Emilio Prud’Homme.  Es único e invariable.

La concordancia de género y número entre sustantivo y adjetivo y entre sujeto y verbo es una norma elemental de la morfología española que se supone conocida por todo escritor, por escasa que sea su preparación. No obstante, continúa diciendo el autor, el texto constitucional presenta más de una docena de casos de discordancia, que han de atribuirse principalmente al simple hecho de no haberse revisado con cuidado su contenido antes de su proclamación y publicación. La morfología, una de las dos ramas de la gramática, estudia la estructura de las palabras y sus variaciones (la otra es la sintaxis, que analiza la manera en que las palabras se combinan y se disponen linealmente en una frase u oración, así como los grupos que forman). En cuanto a los defectos de coordinación, dice el autor que a veces se dan en oraciones relativamente cortas, consistentes en dos segmentos unidos por la conjunción y.

Ambigüedad sintáctica: En ocasiones, el error sintáctico consiste en que el referente simplemente no existe:

Artículo 44.1. El hogar, el domicilio y todo recinto privado de la persona son inviolables, salvo en los casos que sean  ordenados, de conformidad con la ley, por autoridad judicial competente o en caso de flagrante delito;

Artículo 44.1. Son inviolables el hogar, el domicilio y cualquier recinto privado de la persona, salvo en los casos que sea ordenada la entrada por la autoridad judicial competente, conforme a la ley, o en caso de flagrante delito;

El caso más frecuente de ambigüedad sintáctica se da, explica el autor,  con el empleo de su posesivo, en razón de que este puede referirse a cualquiera de los sustantivos que le anteceden, aparte de poder denotar múltiples referentes: de él, de ella, de ellos, de ellas, de ello. Para hacer más fácilmente comprensible el texto, se recomienda en estos casos hacer explícito el referente, especialmente cuando los enunciados son largos o el referente se encuentra en un artículo anterior o en el epígrafe (p. 70).

Faltas Ortográficas. El autor explica que la ortografía es el conjunto de normas que regulan la escritura de una lengua. Veamos lo que dice, por ejemplo, sobre la coma (,): a) La esencia de la idea va sin coma (no va coma entre sujeto y predicado. b) La coma delimita los incisos en una oración (pp. 99-102).

Artículo 8. Función esencial del Estado. Es función esencial del Estado, la protección efectiva de los derechos de la persona, el respeto de su dignidad y la obtención de los medios que le permitan perfeccionarse de forma igualitaria…

Artículo 8. Función esencial del Estado. Es función esencial del Estado la protección efectiva de los derechos de la persona, el respeto de su dignidad y la obtención de los medios que le permitan perfeccionarse de forma igualitaria…

Explica el autor, además, que si bien se ha dicho tradicionalmente que la coma denota una pausa corta dentro de la expresión, la pauta moderna establece que la finalidad de la coma y de los demás signos de puntuación no es la de indicar las pausas y la entonación del lenguaje oral, sino la de facilitar la identificación de las unidades sintáctico-semánticas en la oración, así como la comprensión del significado de los mensajes. Dentro de los errores léxicos el autor hace el señalamiento Electo por elegido: dice que el participio del verbo elegir es elegido y no electo. Según el Diccionario panhispánico de dudas, la forma electo es un adjetivo que significa ‘que ha sido elegido por una dignidad o cargo y aún no ha tomado posesión’. En consecuencia no debe utilizarse electo para formar los tiempos compuestos o la voz pasiva, como se hace equivocadamente en la Constitución en los textos siguientes (p. 154):

Artículo 79.1. Los senadores y senadoras electos por una demarcación residirán en la misma durante el período por el que sean electos;

Artículo 79.1. Los senadores y senadoras elegidos por una demarcación residirán en la misma durante el período por el que sean elegidos;

En la página 156 el autor expone que “la Constitución dominicana confunde los términos género por sexo en sus artículos 39, 42.2 y 62.9”. Explica que se ha hecho común el uso indebido de la palabra género, en lugar de sexo, para referirse a las particularidades que distinguen el macho y la hembra en la especie humana. Sin embargo, género y sexo no son la misma cosa. Expone Fabio Guzmán que sexo tienen las personas, los animales y algunas plantas; género solo las palabras. El sexo es una categoría biológica; el género una categoría gramatical. Una persona puede ser de sexo masculino o femenino, pero nunca de uno u otro género.  [En este punto voy a recomendar la lectura del libro Sexismo lingüístico y doble género, editado por la ADL, en el año 2012, donde el autor de esta obra es coautor junto con otros cuatro académicos de la lengua, nacionales e internacionales].

La Constitución de la República es un texto normativo, no es un ensayo de doctrina jurídica, ni una obra literaria, enfatiza el jurista Guzmán Ariza. Para su redacción, por consiguiente, se debió seleccionar, por razones expuestas en el primer capítulo  de esta obra, de entre todas las palabras y expresiones que forman el vocabulario o léxico español aquellas que reunieran  las cualidades ideales del lenguaje normativo: es decir, las sencillas, claras, precisas, concisas, coherentes y correctas. Es muy explícito: “Aunque en la composición en general se admiten los más diversos estilos (literario, periodístico, cohesionado, segmentado, austero, exuberante, etc.), para la composición de la norma jurídica resulta imperativo el empleo de un estilo sencillo y preciso que privilegie siempre la sobriedad sobre la ampulosidad, la naturalidad sobre el artificio y la exactitud sobre la ambigüedad” (p. 133).

Para finalizar leamos otras conclusiones del autor:

  1. La constitución de la República es, sin duda, el documento de mayor importancia del pueblo dominicano  puesto que en ella se definen y organizan el Estado y el Gobierno  de nuestro país, y se reconocen los derechos fundamentales que frente a estos tienen los ciudadanos. Su texto, como el de las demás normas jurídicas de una sociedad democrática, debió ser redactado, en las palabras de la ley que aprobó la reforma constitucional, “utilizando un lenguaje sencillo y diáfano, de forma tal que toda la población entienda el alcance y los límites de sus disposiciones”. Esto así porque la democracia requiere para su mantenimiento y supervivencia a una población consciente de sus derechos y obligaciones, lo cual solo puede alcanzarse a través de una legislación accesible, orientada a las necesidades de información y entendimiento de toda la ciudadanía.
  1. Quiéranlo o no los profesionales del derecho, la ley hoy en día nos pertenece a todos, y debe ser, por tanto, escrita para todos. El deber del jurista es facilitar su comprensión no entorpecerla. La norma jurídica no solo concierne a los legisladores, jueces o abogados,  sino también a todas las personas cuyos intereses puedan verse afectados por ella.
  1. En definitiva, el lenguaje de nuestra Constitución, que debería resplandecer como un diamante de talla perfecta, con rayos de sobria y exacta elegancia, muestra como se ha visto, defectos por doquier que menguan el valor y efecto  de su contenido […] Sus desaciertos lingüísticos se mantendrán en sala de exhibición hasta la próxima reforma constitucional, cuando confiamos en que habrán de ser corregidos.
  1. Aprovechemos el momento para reflexionar sobre la importancia de expresarnos bien en el idioma que compartimos todos los dominicanos, de suerte que siempre podamos entendernos como hijos de una Patria común.
  1. Asumamos el compromiso de mejorar la enseñanza y el uso de nuestra lengua, así como de cuidarla y protegerla frente a quienes a diario la maltratan o menosprecian.

Comparto todos los criterios del autor esparcidos por todo este ensayo, una obra del arte literario. Las palabras y la conciencia entrelazadas con una estructura conceptual  pulcra y honesta no puede ser más que producto de la creación única de ese pequeño universo que es el autor. Esa “energía interior de la conciencia a través de la cual plasmamos nuestra capacidad de reflexión, expresión y creación, llamada Logos”,  es lo que le ha hecho realizar su creación. Gracias, por su alta investidura espiritual, pues ese amor entrañable que siente por nuestra Patria es una honra para todos nuestros ciudadanos.

Desde mi banco de aprendiz, y a manera de observación, quisiera hacer dos preguntas al autor, con todo respeto, ya que la obra está editada hace ocho años: ¿Sería conveniente confirmar datos si se desean utilizar como referencias? ¿Cree usted que pudieron haber surgido cambios en cuanto a las reglas gramaticales y ortográficas y en cuanto a reformas parciales a la constitución para ser tomadas en cuenta en dichas referencias?

Fabio Guzmán Ariza, El lenguaje de la Constitución dominicana, Santo Domingo, ADL/Gaceta Judicial, 2012.

Tertulia Letras de la Academia: charla de Laura Gil sobre Durckheim

Es para mí un placer estar con ustedes en esta Academia Dominicana de la Lengua. Agradezco esos elogios que también me preocupan, porque tendré que hacer un esfuerzo para estar a la altura de las expectativas que han creado, pero en fin, haremos lo que podamos.

Vamos a hablar de Karlfried Durckheim, uno de los grandes maestros zen alemán del siglo XX, ahora que hablamos tanto de la globalización y de la interculturalidad. Ese personaje cobra una importancia todavía mayor, porque no solamente es un occidental que ayuda a que en el Occidente se conozca mejor la espiritualidad oriental y que comprendamos también en qué medida puede ser complementaria de los valores de la cultura occidental. No es que menosprecia una por valorar a la otra, sino que también es muy consciente de las diferencias que hay entre una y otra, y cuando se refiere específicamente a lo que no puede aportar el zen, el conocimiento y la práctica del zen y de la meditación, lo hace consciente de que está hablando para occidentales y que los occidentales tenemos una cultura y unas estructuras mentales psicológicas diferentes a las de los orientales.

Entonces, se puede resumir que el gran aporte de Durckheim, es darnos un zen, pero para occidentales. Voy a comenzar leyendo un fragmento, porque nada me parece mejor que oírlo hablar a él mismo y luego les daré algunas indicaciones, algunos datos biográficos para conocer un poquito más de este personaje y después voy a analizar algunos aspectos que creo que son los fundamentales de su pensamiento, además de darles los títulos de sus libros más importantes para que luego ustedes me digan si quieren preguntar, comentar algunas cosas y sobre todo, yo espero que la presentación que hago esta tarde, aquí en la Academia Dominicana de la Lengua, que sea un comienzo y no un final, que se interesen por la obra de Durckheim, que traten de leerlo directamente. Hoy en día algunos de sus libros se pueden bajar de internet en formato PDF, o sea, que es asequible para el público que esté interesado; pero se trata de un occidental, que escribe para occidentales, que trata de llevar lo que son las técnicas de meditación y la manera de percibir el mundo del zen a los occidentales. Él se refiere incluso a la figura de Cristo como un arquetipo y esto no debe extrañar. Dice él:

“El hombre que no acoge a su ser esencial y que elude a su responsabilidad vigilante que le deben tantas personas, ha caído ya en el sueño, por la experiencia viva del ser esencial y por la íntima toma de conciencia de Cristo, es como la VIDA abre los ojos. La emancipación del hombre en su esencia es la experiencia del Cristo inmanente en nosotros, su expresión primordial, incluso su mismo ejemplo es la frase de san Pablo: “Ya no soy yo quien vive, sino Cristo es quien vive en mí”, que expresa para la humanidad viva de la tradición cristiana, la trascendencia inmanente. Descubrir la unidad con el ser divino exige ser interpretadas por símbolos las palabras de Cristo: “Yo soy la vid y vosotros los sarmientos”, nos muestran cómo deben ser la unidad a la que se llega. La experiencia de la unidad implica una íntima conciencia de participación en el TODO, que abarca el Universo, el TODO creador y liberador manifestado en cada uno de sus elementos”.

Otra imagen ilustra el mismo pensamiento, es el de la hoja y el árbol. Por mucho tiempo, que la hoja desde el exterior, el árbol que le aparecerá como separado de ella y de una grandeza aplastante, pero quizás un día comprenderás de repente, que ella es una hoja del árbol y que participa en el misterio de ese árbol, en sus innumerables hojas, más aun, descubrirá que el árbol, fuente de su fuerza, origen de su forma y raíz de su ser está en ella, más que ella misma es el árbol en el lenguaje de la hoja, ella no es el árbol, el árbol es todo lo infinitamente grande que le parece al que mira desde afuera, no obstante ella misma es la grandeza infinita en el lenguaje de su más íntima parte, ella puede dirigirse al árbol como si estuviera fuera, pero solo puede comunicarse realmente con él, con certidumbre de ser comprendida si ella es al mismo tiempo interior al árbol, cuando el árbol está en ella e interior en él. Esta imagen ilustra la forma en que el hombre, que ha despertado a la trascendencia siente el misterio que está presente en él, así como en todas las cosas y al cual denominamos Dios, el despertar al ser esencial levanta el velo que arrojó sobre nuestra conciencia original, la conciencia que domina nuestro tiempo, por la que el hombre se adhiere en el plano lógico, ético, estético y teológico a los sistemas establecidos. Es preciso empezar una vida nueva para que actúe la verdad de los momentos en que lucen las estrellas, en los cuales el hombre ha percibido por primera vez su propia profundidad y ha sentido la promesa y la vocación, que tras los momentos de gracia llevan a trabajar metódicamente en su transformación. La respuesta a esta llamada es entrar en la verdad iniciática. Solo aquel que ha despertado a su ser esencial, puede decir yo soy.

  1. D. Durckheim fue un conde alemán, es una pequeña hoja de un árbol, de una estirpe noble, destacada en su país, en la diplomacia y en la política. Nació el 24 de octubre de 1896 en Múnich, ciudad de Alemania. Participó en la primera guerra mundial como soldado y durante algún tiempo también se adhirió al nazismo como muchos jóvenes alemanes, hasta que descubrió que era medio judío. Entonces consiguió que lo enviaran al Japón por un tiempo y desde 1937 hasta 1947 se quedó en Japón. Cuando el protectorado en Japón en mano de los norteamericanos se supo sobre su aversión al partido Nazi y estuvo encarcelado.

Las experiencias de la guerra y de la cárcel fueron para él, según su testimonio, las más enriquecedoras y las que más lo llevaron a conocer lo que es el ser esencial, trascendente, lo profundo, lo espiritual en el ser humano. Desde 1950 en  E. Router en la Selva Negra él estableció un centro, que denomina Psicoterapia Iniciática. Él era egresado de la universidad de Kiev, en psicología y luego en esta misma universidad también impartió docencia en psicología y en filosofía; es por tanto un hombre con una sólida formación, tanto en el pensamiento occidental, imagínense ustedes esas universidades alemanas y que aprendió el Sen directamente en Japón con maestros que se lo inculcaron a través del tiro con arco, por eso encontramos que en su doctrina le da mucha importancia a la práctica de la meditación, no solamente con el tipo de ejercicio del zen clásico, de sentarse en el suelo a meditar, concienciar la respiración y ese tipo de cosas, sino que el ejercicio del arte, su primera y su segunda esposa, las dos fueron artistas, una de ella era pianista y fue la que lo puso en contacto con la filosofía oriental, con el Tao Te King y con la tradición budista también; y su segunda esposa María G. desarrolló un método de meditación y psicoterapia trabajando con él, basándose en el dibujo. Entonces él aprendió a utilizar todos los recursos creativos como instrumento de la meditación, el tiro con arco por todo lo que supone concentración, disciplina y también en último término de identificación entre el que tira y la diana. Usted solamente acierta el tiro en el momento en que ya no se preocupa por aceptar o no, ya no se preocupa, sino que deja que pase.

A mí me gustó mucho una expresión de alguien que decía: ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Qué no acierte? Y lo peor que puede pasar es que sí acierte. Esto viene de la identificación, de romper con las barreras que nos ponen a los occidentales el pensamiento objetivo, el pensamiento en el cual tenemos que diferenciar absolutamente lo que es el mundo y de lo que somos nosotros. El mundo sobre el que vamos a actuar es algo totalmente diferente de nosotros.  Somos partes del árbol, todo lo que existe son hojas del árbol, nosotros también; entonces retomar esta unidad con el Todo, con la Totalidad, que es otra palabra que está muy frecuentemente dentro de los textos de Durckheim, es uno de los puntos esenciales de su pensamiento. El Zen en nosotros, La práctica de la visión interior, Ejercicios iniciáticos en la psicoterapia, El hombre y su nuevo origen, esto es, basándose en algunos textos bíblicos que hablan del hombre terrenal y hombre celestial, Meditar por qué y cómo, El maestro interior, el verdadero maestro que no es otra persona, no está fuera. En última instancia, el maestro de cada uno de nosotros es interior. Experimentar la trascendencia, un título también muy significativo con respecto al pensamiento de Durckheim, porque él insiste en que mucha gente que se considera creyente, él está en contra y critica el adherirse por un afecto a cosa que uno ni entiende realmente, ni ha experimentado, que en lo que se tiene que fundamentar esa fe es en la experiencia natural de lo trascendente, de la totalidad de lo sagrado que tiene el ser humano, por ser humano.  Centro vital del hombre, JARA es vientre en japonés. Entonces, aquí él analiza todo lo que es importancia del cuerpo para la meditación y del hombre integral, no hay una división de cuerpo y espíritu, y Japón y la cultura de la quietud. Estos son los títulos más importantes de la obra de Durckheim.

Él plantea, en primer lugar, la necesidad de meditar, pero como un ejercicio iniciático. La meditación no es una mente, una técnica de terapia para calmarse los nervios, ni para quitarse el estrés, aunque también lo sea y a un nivel muy profundo. No es tampoco un equivalente a la oración, una práctica religiosa cualquiera, la meditación es un ejercicio de iniciación.

Iniciación quiere decir acceso al conocimiento que nos transforma. El iniciado, el que hace las cosas por segunda vez ya las sabe hacer. La primera vez es la de la iniciación, y la segunda vez es el del iniciado. Entonces, meditar es una iniciación, es para tomar contacto con una realidad profunda y al mismo tiempo transformarnos. Los ejercicios pueden ser activos o pasivos. Pasivo es el zen, pero el dibujo, la pintura, la música, el baile y tiro con arco, pueden ser ejercicios activos.

Y el ejercicio pasivo es la vida cotidiana. Él insiste, sobre todo, en los actos repetitivos, esto está muy dentro de las culturas japonesas. Los actos que parecen más insignificantes: lavarse los dientes, barrer, fregar unos platos sucios, que son repetitivos: “Una señora que está tejiendo en un rincón, mientras los nietos están alborotados, ella está tranquila, meditando, puede utilizar esta actividad puede esperar en la sala del médico o todavía peor, que nos haya llamado el jefe ¿Qué querrá?, y hay que sentarse un buen momento para meditar”.

Entonces, los momentos supuestamente vacíos de la vida e insignificantes, pueden ser los más significativos para hacer de la meditación un hábito.

Durckheim es muy consciente de que los occidentales tenemos una conciencia muy fuerte de nuestra individualidad. Somos los tataranietos de Descartes, el creador del racionalismo, del “Pienso y luego existo”, soy yo con mi ego, quien tengo que decidir lo que hago, como actúo sobre el mundo, qué opinión me merecen las cosas. Entonces, él insiste en que esta individualidad no hay que ignorarla, sino partir de ella para ser un zen, vamos a decir que de la manera y con la necesidades de los occidentales. Un japonés no lo necesitaría, yo no sé si ustedes conocen la famosa anécdota de san Francisco Javier cuando fue a misionar a Japón a dar a conocer el Cristianismo a los japoneses, que no le podían entender los japoneses; cómo era que un solo Dios era tres personas, pero no porque era difícil entender que uno fuera tres, lo difícil era entender qué rayos es una persona.

Yo tengo un amigo que no solamente tiene muchos años viviendo en Japón, sino que su esposa y su hijo son japoneses y él decía que él le preguntaba a su niño cuando estaba pequeño: ¿cuántos amigos tienes en la escuela? Y en la escuela había como mil niños, y el hijo le decía que tenía mil amigos, porque no tenía la noción que tiene un occidental de lo que es una amistad personal, sino que había un grupo de mil niños, pues todos tenían que ser amigos y no había preferencia por uno o por otro. Hay una visión más colectivista de lo que es el ser humano y a veces ni siquiera colectivista, más enraizada en el Cosmos y menos en su individualidad. Entonces, nosotros tenemos que partir de esa individualidad, no es destruirla, no es como decía el día que yo estaba en una charla en el Centro de Joaquín Salazar, que decíamos que no se trata de matar al Dios, es llevarle un martillazo para que coja su sitio, es que deje de estar en el medio mandándolo todo, porque ese no es su lugar, sino que se integre, es necesario integrar al individuo con la colectividad y con el Cosmos.

Se trata siempre de una transformación. Esa transformación también se insiste, no tiene punto de partida, ni punto de llegada. El ser es transformación permanente, se trata también de recuperar la Totalidad. Poco a poco va emergiendo la individualidad: un niño recién nacido ni siquiera se diferencia de su madre, no solamente el feto. El niño recién nacido todavía no entiende bien, la madre es otra persona o qué cosa sea una persona, que haya esa oposición, tiene que aprender que ella se va y también que regresa. Es algo que tiene que ir aprendiendo. Entonces, recuperar esa unión con la Totalidad, es también recuperar el trasfondo de nuestro Yo contingente, porque tenemos un Yo contingente, cotidiano, mediatizado por la cultura, por nuestros roles sociales, por el papel que tenemos, por lo que nos han enseñado, pero también tenemos un ser esencial que no está sometido a ningún condicionamiento. Fíjense que la experiencia del Yoga, por ejemplo, también dice Sarliade, que es otro autor, pero me puede servir para ilustrar un poco este pensamiento de Durckheim: En el Yoga se está buscando la inmortalidad y la libertad y el descondicionamiento, puesto que se busca la libertad, pero es que en el fondo del otro ser eso siempre ha estado ahí. Los maestros de Sen suelen decir que antes de la imaginación, los montes eran montes, los ríos eran ríos y las montañas eran montañas. Durante la iluminación dejaron de serlo, después de la iluminación los montes vuelven a ser montes y los ríos vuelven a ser ríos y entonces, nos damos cuenta de que esa iluminación siempre ha estado ahí.

Entonces, ¿por qué siempre ha estado ahí y no lo sabemos? Porque estamos condicionados por una cultura, que es racionalista, es pragmática, es la de la ciencia, pero es una ciencia que está muy unida por la tecnología, que lleva a ver las cosas solamente por cómo funcionan, como la podemos manipular y si tienen algún otro aspecto no lo captamos y nos creemos que esa es la única realidad que hay y nos vamos embotando y no nos damos cuenta de experiencias que nosotros mismos hemos tenido de alumbramientos en la infancia, llega un momento en que el niño sale de su éxtasis, se le olvida lo que era el árbol de navidad, el juguete nuevo, el ver algunas cosas por primera vez.

A veces pasa con esas personas súper dotadas, que tienen recuerdos de la infancia de edad que a los demás se nos han olvidado.

Yo todavía gateaba y había una puerta que siempre estaba cerrada, que un día se quedó abierta y él entró a una habitación verde, donde entraban luces entre el follaje de los arboles por las ventanas, que sintió que estaba en otro mundo. Eso es lo que se experimenta las catedrales góticas y por eso se les ponen vitrales con luces de colores para inducir ese tipo de experiencia de que no somos solamente de este mundo. En este mundo hay otros mundos también, hay otros mundos plegados: aquí probablemente yo pongo la mano y no siento nada, pero si se trae un aparato de radio, por aquí están pasando ondas y transmitiendo mensajes y hay un montón de cosas en la realidad, la percepción que tienen los surrealistas, por ejemplo, la mayor parte de la gente pensamos que el surrealismo es surrealismo, porque se fundamenta en el subconsciente y en realidad viene del francés, que es surrealismo, la sobre realidad, la realidad que integra muchísimo más que lo que percibimos cotidianamente o lo que percibe la ciencia o la tecnología, a la que continuamente Durckheim le rinde homenaje y cuidado.

No vamos a decir que estos no son grandes logros de Occidente, no vamos a ir a los otros extremos y vamos a cojear otra vez, es que hay que recuperar la otra parte, reintegrarnos en la Totalidad. Se trata de tener experiencia de lo luminoso, del Numen, de lo sagrado que hay en todas las cosas, ese fundamento y esa presencia que está en todas las cosas animadas o inanimadas y también en todos nosotros y de lo que formamos parte. Y como esos eternos también hay una percepción de que la muerte deja de ser un problema, porque nosotros no somos más que expresión de la eternidad. El disco duro vamos a decir, nuestro disco duro, no es el cuerpo ni las vivencias de una vida, es algo que engloba, pero lo trasciende también.

Se trata de tener la experiencia de lo tremendo y lo fascinante, por eso le da mucha importancia a esas experiencias límites de la vida, cuando se está al borde de la muerte, sobre todo, que pueden ser aterradoras, pero también es el momento de asomarse y ver que sí hay algo del otro lado, que no se acaba todo ahí. Entonces, también se trata de lograr una conciencia supra objetiva y una conciencia sobre natural. El problema principal es en su juicio para los occidentales y en nuestra cultura: la oposición entre sujeto y objeto y el problema en último término de la racionalización.

Otro punto que él considera fundamental basándose en la tradición japonesa y la tradición Zen, en donde son tan importantes la respiración, la postura y todo lo que tiene que ver con el cuerpo. Hay que dejar de oponer al cuerpo al espíritu y hacer por medio de la meditación que el cuerpo sea transparente. Yo creo que a todos nos ha pasado, que hay gente que no es, si uno la analiza, físicamente bella, pero transmiten algo que a esas gentes da gusto mirarlas incluso y a uno se le van los ojos y tiende a prestarle atención, porque incluso físicamente transparentan una armonía, una paz que son personas que son agradables de ver. Y hay gentes son lindísimas, pero tienen una mueca en la cara todo el tiempo, que producen una sensación de desagrado y también uno tiene que volver a mirar y dice: “Pero el tipo es buenmozo o  la muchacha es bonita, pero ¿y qué es lo que tiene de repelente? Entonces, ahí es donde el cuerpo transparenta y debe transparentar lo más profundo, el ser esencial y esa armonía profunda con la que consistimos y debemos consistir, el ser sobrenatural y divino, la trascendencia, lo luminoso.

El cuerpo, él lo llama cuerpo de destino, porque es lo que nos mete en el ámbito de lo contingente, pero hay que hacer que sea también transparente lo que nosotros no es destino, lo que es libertad. El ser contingente es generalmente resistente al cambio y por eso nos lleva a sufrir, dicen que no hay sufrimientos en la vida, pero el sufrimiento más grande de todos  es estar separado de nuestro ser esencial, porque ese ser esencial es como las aguas profundas, la calma a la que no le llega ninguna tormenta. Debemos siempre discernir, decidir y utilizar el cuerpo y los sentidos. Ojos contemplativos puede ser un instrumento para la meditación, de la misma manera que lo puede ser un mandala, no hay que rechazar todo lo que reprime la sociedad occidental. No hay que reprimir el cuerpo, no hay que reprimir el erotismo, no hay que reprimir lo femenino, los sentidos, hay que integrarlos con la espiritualidad.

Luego está el concepto de trascendencia inmanente; el trascendente por definición que va más allá de lo que está presente, pero simultáneamente también está aquí. Muchas tradiciones religiosas han desarrollado esta idea. En Hinduismo la luz que está más allá del horizonte, más allá de los montes, más allá de las estrellas es la misma luz que hay en el corazón del hombre. En lo místico cristiano también hay esa fusión de la cintila del alma de lo que habla san Juan de la Cruz, que es la misma luz de Dios. Entonces, la trascendencia también está en nosotros. El hombre puede estar a un nivel pre-iniciático, está tanto en el que no se ha preparado, porque no ha llegado a desarrollar lo subjetivo o lo racional como  también sigue siendo hombre pre-iniciático, el hombre racionalista que piensa en términos de sujeto –objeto, que objetiva al mundo y la diferencia sí. También es pre-iniciático y este hombre suele guiarse por autoridades exteriores a él mismo, pero después de la iniciación, no es que nos vayamos a volver amorales, es que la raíz de esos controles o reglas que seguimos, ya está en otro lugar, proviene de nuestro ser esencial.

Entonces, el hombre iniciático o el iniciado retoman todas estas cosas a través de esta experiencia de transformación. La fe toma un nuevo sentido, él dice que el hombre pre-iniciático generalmente es remiso a la meditación, pero también el que cree que está muy arraigado en su fe y que no necesita de la experiencia o el racionalista o el que es muy orgulloso y cree que se vale  para todo él solo, hasta que le viene una enfermedad terrible, que no puede venir en cualquier momento, se le muere un ser querido, quiebra, perdió el trabajo, que era la vocación de toda su vida y entonces, se ve que en realidad nunca estábamos seguros  y el ser humano pre-iniciático lo que más valora es la seguridad. ¿Entonces cómo usted supera esto? Soltar presa, es lo que él dice. No trata de agarrarse. ¿Qué hacer cuando tenemos un dolor físico? Deje que duela y cuando usted deja que duela generalmente se pasa, pero cuando usted se crispa y está tratando por todos los modos de que no le duela el dedo gordo, usted no piensa más que en el dedo y se olvida del resto del cuerpo. Deje que eso fluya, haga lo que tiene que hacer y no se trata de aceptar la fatalidad en el mal sentido de la palabra, es algo muy distinto, es aceptar la realidad y trascenderla, ir más allá.

Él plantea también que hay tres grandes miedos en el ser humano y hay que aceptar que son parte de la condición humana y después de aceptarlo, suerte presa. ¿Cuáles son esos tres miedos? El miedo a la muerte: Todos los miedos son miedo a la muerte. El miedo a la soledad.  El miedo a lo absurdo: El que nos preguntamos ¿Y para qué me estoy afanando tanto, qué sentido tiene todo lo que yo hago desde que me levanto hasta que si me voy a morir un día. En frente que eso es así, eso forma parte de la experiencia humana, que venimos con fecha de caducidad, que estamos en último término solos.

Por más que nos quieran hay un núcleo al que le llegan los demás, por más que se maten o que nos matemos por entender al otro, hay una parte que no llegamos y que es irrenunciable, que cada uno sabe por lo que ha pasado y luego nunca podemos tener una seguridad absoluta.

Señores, fíjense que lo que más veneramos en el siglo XXI es la ciencia, como la verdad y la ciencia más científica, la ciencia BUDA es la física y la física actualmente, son dos teorías que no pegan. La física cuántica y la teoría de la relatividad no encajan una con la otra y después un científico le dice a uno que cuando uno está interpretando da un acontecimiento en su vida como que fue que Dios me lo puso, que tú estás tratando de forzar.

A mí me encanta todo lo que tenga que ver con la cultura, el conocimiento, la ciencia, la respeto y le he dedicado mi vida a conocer y a enseñar a quien pueda, pero son realidades humanas con limitaciones y hay que aceptarlas así.

Entonces, a un maestro zen, a quien se le murió su hijo le preguntaron: ¿y usted cómo lo encajó? Y respondió: Ocho días sin comer, ni dormir.

Hay que pasarlo, como los duelos que hay que hacerlo, hay que llorar, hay que pasar por eso; después vendrá la transformación. La mayoría de la gente que muere, se muere reconciliada. Entonces, si eso es lo más grande que podemos pasar. Se pasa por varias fases, por ejemplo, nos preguntamos: ¿por qué a mí? Yo te prometo…y al final la mayor parte de la gente muere reconciliada y en paz.

Algunas de las fuentes de este gran personaje. Nadie lo aprende todo solo. También  Durckheim habla muchísimo de los arquetipos y fue un gran amigo de Rainer María Rilke, el gran poeta alemán, y una personalidad del siglo XX de la cultura y de la espiritualidad. Él utiliza mucho la expresión del Tao, es el camino y realmente yo creo que Durckheim a partir del cual cada uno puede ir haciendo su propio camino y expresar su ser esencial.

¿Es Durckheim la persona que más ha estudiado o ha comparado los dos pensamientos: el occidental y el oriental?

No, es un gran conocedor y es quizás una de las personas que más ha entendido un aspecto especifico en la práctica del Zen y cómo le puede servir a un occidental, en qué medida y en qué manera le puede servir a un occidental, pero desde luego, en Teología, para mí la gran figura es Raymond Panikkar, entre otros. Entonces, hay varias grandes figuras. Durkheim, yo creo, es una figura venerable, pero no es la única.

¿Quién elige o de qué forma se construye ese místico elegido por la Divinidad?  ¿Quién lo elige, Dios o el esfuerzo?

Yo le voy a creer a ellos, que tienen esa experiencia, y ellos dicen que es Dios, porque yo creo que todos tenemos nuestra pequeña experiencia mística, que más o menos es lo que viene a decir Durkheim, pero la gran experiencia, yo creo que es Dios, porque la fe también la da Dios, pero usted tiene que trabajarla de todas maneras. Hay gente que se ha pasado toda la vida haciendo meditación y cree que ya no va a conseguir nada.

Hay trozos de literatura de diferentes autores donde se describe también la experiencia, que a poco que usted haya tenido su pequeña experiencia que tenemos todos, va a reconocer de qué es que se está hablando. Muchísimas gracias por tu atención.