Mococoa, electrocutar facturación / facturar

Por Roberto E. Guzmán

MOCOCOA

El autor de estos comentarios acerca de la lengua creyó durante años que esta palabra la había creado el hablante de español dominicano para expresar un estado de ánimo. Ignoraba -quizás junto con muchos otros chovinistas dominicanos- que la palabra del título era conocida en otros países. Específicamente en México donde han reivindicado la etimología de la palabra y con ello la creación.

La etimología popular había pensado que el origen de la palabra era moco, en tanto secreción nasal, porque cuando alguien está muy triste, de eso trata la mococoa dominicana, las secreciones nasales caen al mantener la cabeza hacia abajo por el pobre estado de ánimo que embarga al sujeto. Nada más lejos de la realidad.

La mococoa hispanoamericana tiene larga historia. Existe la voz con diferentes acepciones en varios países hispanoamericanos. Todo lo enunciado antes se detallará más abajo.

La palabra es conocida en México, Colombia, Panamá. El Diccionario de americanismos (2010), recoge la voz como conocida en Panamá sin hacer menciones acerca de los otros países que se mencionaron antes. Ese lexicón le asigna la acepción de “tristeza”. En la obra Panameñismos, D. Baltazar Isaza Calderón trae la palabra con el significado de “sueño o somnolencia” y califica la voz de vulgarismo (1986:77).

Antes de 1986, el P. Julio Tobón en su obra Colombianismos (1953:173) consigna la palabra del título en tanto “murria, melancolía”.  Como puede comprobarse mediante la comparación de las acepciones copiadas, existe diferencia importante entre las dos acepciones antes vaciadas aquí.

Ya en el año 1942 D. Fco. J. Santamaría en su Diccionario general de americanismos (1942-II-287) escribe acerca de mococoa, “En Méjico, enfermo. En Colombia, murria indisposición. En Venezuela dicen macacoa, ´vocablo que, según don Baldomero Rivodó, parece derivado de macaco. . .´ Este autor -Santamaría- consigna el origen azteca de la voz. En su Diccionario de mejicanismos (1974:729) considera ya que el adjetivo es, “poco usado, por enfermo”.

Efectivamente, macacoa está en el Diccionario de venezolanismos (1993-II-92) con una observación de que es una voz obsolescente. La acepción que interesa para esta voz es, “tristeza, congoja”.

Puede asegurarse que mococoa proviene del azteca “mococoa, estar enfermo, de cocoa, doler alguna parte del cuerpo, con el prefijo reflexivo mo para sustantivar el verbo”. Así aparece en el Diccionario de aztequismos de Luis Cabrera (1978:94).

Con lo expuesto más arriba pueden sacarse algunas conclusiones. La voz es de escaso uso en Hispanoamérica en la actualidad, por lo menos con el significado de enfermo.

En República Dominicana el Diccionario del español dominicano (2013:466) recoge la acepción, “tristeza, abatimiento”, documentado en una obra de literatura de 1995. Puede argüirse aquí que los hablantes de español dominicano tomaron la acepción del español venezolano y han mantenido la voz mococoa (mexicana) en vigencia durante más largo tiempo.

Que los dominicanos compartan voces con los venezolanos es algo comprobado por el autor de esta reflexiones sobre la lengua y fácil de constatar mediante el cotejo de voces del habla popular.

El colofón al asunto se lo coloca el Diccionario fraseológico del español dominicano (2016:320) cuando enumera las locuciones que utilizan la palabra mococoa. Caerle la mococoa, locución verbal, “encontrarse alguien enfermo o con mala situación económica”. Además, “entrar en años, envejecer prematuramente”. Con la mococoa para abajo, locución adverbial, “En mala situación y deprimido”. Entrarle/tener la mococoa, locución verbal, “tener mala suerte, deprimido, con problemas”.

 

ELECTROCUTAR

“Mejora condición de jóvenes se ELECTROCUTARON”

Es probable que al leer el estilo de redacción muchos de los lectores puedan darse cuenta de que se trata de un titular de un periódico. En este titular hay una contradicción aparente que se subrayará en el desarrollo de esta sección.

Antes de ir al centro de la contradicción, el tema necesita que se ilustre con un poco de historia. Esa introducción ayudará a entender la oposición que surge en el sentido de la frase como consecuencia del uso del verbo “electrocutar” y “mejorar”.

El verbo electrocutar llega al español desde las orillas del inglés, más específicamente, del angloamericano. En esa lengua se introdujo en el año 1899 para “matar por medio de electricidad”. La palabra electrocución entró en esa lengua en el año 1890, siguiendo el patrón de la palabra ejecución y electricidad. El elemento electro- desde el siglo XVIII ayudó a formar varias palabras, casi todas en el campo de la tecnología.

Como dato curioso puede mencionarse que “electro” era ámbar, tomado del latín electrum, que a su vez venía del griego. La razón por la cual se llamaba así al ámbar fue por la propiedad que tiene el ámbar frotado de atraer eléctricamente. Electrocutar y electrocución ingresaron en el diccionario académico en fecha posterior al 1899.

El Gran diccionario de la lengua española de Larousse no se anda con paños tibios en la definición de electrocutar, “Matar a una persona por medio de una corriente o descarga eléctrica”. Este diccionario entiende que “ejecutar” es, “Matar a una persona en cumplimiento de una sentencia”. Lo anterior significa que si la electrocución es el resultado de una accidente entonces sería, morir una persona como consecuencia de una descarga de electricidad.

La lengua española reconoce la deuda que tiene con respecto de este verbo con el francés. El Diccionario de la lengua española al final de su acepción que es igual que la vaciada aquí de Larousse, consigna que el verbo puede ser pronominal. De esa forma salva la situación de aquellos que mueren de manera accidental por descarga eléctrica.

A quien matan o quien muere, no puede experimentar mejoría.

 

FACTURACIÓN – FACTURAR

“. . .capacidad descriptiva y de altísima FACTURACIÓN y originalidad. . .”

Hace ya largo tiempo que se observa la frecuencia con que se utiliza el verbo y el nombre del título. Esto con más frecuencia que en otros temas, en los relacionados con la crítica de producciones de arte. Aquí se examinará de dónde procede la influencia y como evitarla. En el desarrollo de esta sección se verá la razón por la que debe evitarse.

Vale la pena echar una ojeada a los diccionarios con respecto al verbo facturar para saber si el nombre puede usarse en las críticas de arte. Todos los diccionarios están contestes en que facturar tiene sobre todo relación con la fea costumbre de enviar cobros o, listas de cosas despachadas. Además, entregar o registrar equipaje o mercancía en estaciones de ferrocarril o aeropuertos.

La facturación en sí misma es más que cualquier otro asunto la realización y tramitación de una factura. Así mismo es la suma o conjunto de objetos facturados.

Para cumplir con lo prometido más arriba, hay que develar de dónde sale este empleo desafortunado. Proviene del inglés como en muchos otros casos semejantes.

En esa lengua facture es la manera en que algo (como una obra de arte) es realizada, creada; es decir, ejecutada, efectuada. Esta actividad artística abarca muchos aspectos que sería prolijo enumerar en esta exposición.

No se propone una palabra adecuada para reemplazar a la infortunada que usó el redactor de la frase porque se ignora cuál aspecto de la obra de arte quería destacar.

Brincolero, jíbaro, díler

Por Roberto E. Guzmán

BRINCOLERO

“. . .aquella muchacha BRINCOLERA con quien. . .”

En muchas ocasiones pocas palabras bastan para que se vislumbre lo que se desea expresar con una voz nueva, o una desconocida para el lector, si esta se presenta en femenino y en un contexto que sugiere comportamiento fuera de lo común.

En las palabras introductorias se han eliminado términos que sean sugerentes de mala conducta, pero hay que rendirse ante los hechos. La forma de redactar esta frase, así como muchos otros casos denotan un sexismo prejuiciado contra el sexo femenino.

Ante la voz desconocida hay que tener cuidado, para que no se interprete que es una manera de expresar simpatías por esta. Esta voz representa un modo de atraer la atención por medio del lenguaje corporal; es más, es una manera de hacerse atractivo/a y agradable ante la o las personas frente a quienes se observa la conducta.

No ha de tomarse este brincolero/a al pie de la letra, sino como demostraciones de interés por medio del lenguaje corporal. No se dan ni se “pegan brincos”, sino que se manifiesta con el proceder de quien “brincolea” el deseo de que uno o una de los circundantes le preste atención.

Puede parecer arriesgado, pero se asume el riesgo. Los chivos brincan. El habla de los dominicanos conoce muchas locuciones con los chivos y el verbo brincar. Por desventura algunas de estas casi siempre se aplican a las mujeres. Esa es una injusticia que ha sido demostrada y no se desea abundar sobre ello.

La percepción que se materializa con la lectura de la frase transcrita es que esta brincolera es sinónima de chivirica. En el español dominicano chivirico/a es la persona “muy alegre, a veces extremadamente coqueta y enamoradiza”. Diccionario de americanismos (2010:555).

La diferencia entre brincolero y chivirico es de grado. El brincolero está en un nivel por debajo del chivirico, pues sus manifestaciones son menos obvias. La intensidad del brincolero es menor que la del chivirico.

Debe de entenderse que lo que se ha escrito más arriba es una reflexión teórica que culmina en una comparación con una noción conocida y documentada. Mediante este discurrir se procura aportar elementos que permitan en un futuro no muy lejano definir al brincolero, el brincoleo, brincolear y toda la familia que de allí pueda derivar.

 

JÍBARO

“. . . ni huyen como JÍBARAS despavoridas. . .”

Esta voz del título tiene dos aspectos opuestos. Uno es positivo, para mencionar a un tipo de nacionales de una isla. El otro aspecto es menos halagador porque tiene una connotación despectiva. La voz es muy vieja en el español de América. Se comenzará por la historia de la voz hasta llegar a los usos y significaciones.

Esta voz de origen americano entró temprano al torrente de voces antillanas incorporadas al español general. Por el orden de enumeración de sus acepciones se hace necesario admitir que se aplicó primero a los animales domésticos que se hacían montaraces. De ahí pasó a designar a las personas ariscas y hurañas.

Esteban Pichardo (1836:354) asienta solo lo relativo al animal, con gran detalle. No consigna en su Diccionario provincial casi razonado de vozes y frases cubanas acepción alguna acerca de otras acepciones. Además, este tratadista menciona que es una voz indígena.

En su obra Lexicografía antillana (1914:329), D. Alfredo Zayas hace constar acerca de jíbaro, “En la isla de Puerto Rico ha prevalecido este vocablo para designar a los campesinos”. Con esta mención va perfilándose la connotación menos halagadora de la voz antillana.

  1. Augusto Malaret en Vocabulario de Puerto Rico (1955:196) añade a lo ya consignado acerca del campesino, “Por antonomasia, el campesino blanco puertorriqueño”. Este acucioso investigador repasa las obras que consultó para dar con la voz del título mencionada por primera vez y la encuentra en Murillo en 1752.

Un dato importante para los dominicanos es que A. Sánchez Valverde, el autor de la obra, Idea del valor de la isla de La Española hace referencia a la palabra. Información obtenida del Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (1980-III-511).

Un hecho que se desea apuntar es que la palabra jíbaro por las características de sus acepciones más conocidas ha arrinconado su uso, excepto en Puerto Rico. El hablante de español dominicano es cauteloso al emplear la palabra para que se entienda que no le anima el deseo de ofender.

Los pueblistas llaman campunos a las personas de menor cultura o escaso roce social y lo hacen con un dejo de minusvalía. Quizás este rasgo proviene de la calificación en sentido metafórico de “rústico” del jíbaro que hace Roque Barcia en su Diccionario general etimológico (1881-III-244). Ha de tenerse presente que en Cuba el jíbaro es persona arisca y huraña. En República Dominicana así se denomina al campesino que vive y trabaja en el campo. En tanto adjetivo en el habla dominicana se iguala a “campestre”.

El posible origen taíno de esta voz antillana, jíbaro, la hace derivar de la primitiva voz que se presume que motivó la denominación Cibao de una región de la actual República Dominicana; pero eso es harina de otro costal. Es de lamentar que el idioma taíno, “Hacia 1540. . . estaba ya en vías de extinción” según afirma Las Casas en su Historia de las Indias. Eso ha dejado muchos vacíos en la etimología de muchas presuntas voces de origen taíno.

 

DÍLER

“. . .si solo fuera por el acceso a la caterva de DÍLERES. . .”

Hace ya algún tiempo, es decir, indeterminado, que esta voz se trató en singular en estos estudios, en un momento en que todavía algunas instituciones no se habían ocupado de examinarla, y, después de encontrar estos nuevos exámenes se piensa que vale la pena incluirla de nuevo en estas apostillas.

Ante el díler de drogas (sustancias estupefacientes), el de autos ha pasado a un segundo plano. El detallista y distribuidor de drogas se ha convertido en un personaje de la vida diaria. Algunos de estos sujetos tienen sus “puntos” que son centros de despacho de esas sustancias.

La voz extraña que se encuentra en el título y en los usos ilustrativos es una adopción traída del inglés, con una grafía en el español que representa la pronunciación del inglés.

La historia de la voz viene de lejos. El primer díler de que tuvo conocimiento el autor de estas reflexiones fue el de los casinos que se conoció antes por el nombre extranjero de groupier, que muchas personas deformaban a su manera por “gurrupié”. Este personaje es el repartidor de las cartas en los juegos de cartas en los casinos. Este es un empleado del establecimiento de juegos.

El otro dealer que se conoció fue el vendedor de autos, distribuidor de una o varias marcas y modelos que podía ser un distribuidor exclusivo o no. Este podía ser dueño de los vehículos o solo un representante del o de los propietarios que ganaba una comisión o una tajada sobre el precio de venta.

Hay otro díler más sofisticado, el marchante de obras de arte. Este opera de manera parecida a los demás. Puede mantener establecimiento abierto al público o abrirlo solo mediante citas. Puede ser propietario de las obras que exhibe y vende o solo trabajar para obtener el pago de una comisión.

Otro díler de más categoría que los anteriores es el que opera en el mercado de valores que puede realizar las compras y ventas motu proprio o por cuenta de terceros.

El díler de drogas es un vendedor o traficantes de quien no importa cómo se las arregla para beneficiarse del negocio del vicio. Entre los díleres los hay de menor o mayor cuantía, vale decir, que negocian en mayores o menores cantidades. En la práctica se reserva el nombre díler para los que se dedican al tráfico menor, al detalle.

Fundéu al tratar el nombre entiende que se así se designa a la persona que es “traficante, distribuidor o vendedor” de drogas.

Cambumbo, malandrinada, alrededor / *arrededor

Por Roberto E. Guzmán

 

CAMBUMBO

“. . .de hacer acopio de este preciado líquido en CAMBUMBOS, barriles, tanques. . .”

La voz del título es otra que tiene curso corriente en el habla de los dominicanos. Por más señas, solo circula en el país de los dominicanos y, claro en todas partes donde hay dominicanos en el mundo.

Algunos datos con relación a esta voz deben ponerse de relieve. Don Pedro Henríquez Ureña no menciona esta voz entre las que recogió en El español en Santo Domingo obra publicada en 1940.   El Lic. Patín Maceo al concluir su obra Dominicanismos en 1939 tampoco consignó la voz que aquí se estudia. La documentación que existe de la voz cambumbo data de 1949 en la obra Orégano de Vigil Díaz.

Las fechas que se han retenido más arriba hacen pensar que la voz en cuestión se popularizó en los años cuarenta. Esto no asegura que no existiera antes, pero es dudoso que así fuese; pues es poco probable que pudiera escapar a la acuciosidad de los dos estudiosos mencionados.

Carlos Esteban Deive es quien trae primero la nota acerca del uso que hace Díaz de la voz sometida aquí a estudio. Deive define la voz, “Vasilla o recipiente de tamaño, material y uso muy variado.” [Se respetó la ortografía del original. Debe decir vasija]. El cambumbo de la cita es de hojalata. Diccionario de dominicanismos (2002:49).

No todos los estudiosos coinciden en la descripción del cambumbo. D. Francisco dePadua en su obra Aiguna palabra dominicana solo modifica el tamaño, escribe que es de “mediano tamaño” y le asigna un fin determinado, “para transportar líquidos”.

Orlando Inoa repite la cita de Vigil Díaz. Transcribe, “llevaba terciado un cambumbo de hojalata, oxidado, repleto de títulos falsos”, Diccionario de dominicanismos (2010:55). Este escritor para la acepción solo asienta, “recipiente”, con lo que demuestra ser muy cauto.

El Diccionario del español dominicano (2013:136) trae dos acepciones para el cambumbo. La primera es, “Canasto de mimbre u otro material con distintos usos”. La segunda es, “Vasija o recipiente”.

En los años cincuenta del siglo XX el autor de estas notas recuerda el cambumbo de la ropa sucia de su familia que era tejido de la fibra de palma o de cabuya. Era cilíndrico de unas treinta pulgadas de alto por quince pulgadas de circunferencia. La boca y el fondo eran del mismo diámetro. Luego fue testigo de la aparición de otros tipos de cambumbos más pequeños y fabricados con cartón y otros materiales.

El cambumbo dominicano no se encuentra aislado en el habla. En Chile tienen un recipiente semejante por su nombre es, cambucho que vale para nombrar un recipiente para papeles inservibles y para el canasto de la ropa sucia.

El chusco desea que antes de concluir notifique a los lectores que no hay prueba alguna de que la voz “cambumbo” tenga relación con la lata del inglés y aquel voluminoso instrumento de percusión, el bombo. Nada de ligar can y bombo. Insiste, no obtuvieron este nombre lanzando una lata escaleras abajo, can, bum, bo.

Puede observarse con la lectura de esta sección que el concepto de lo designado por la palabra del título ha evolucionado, de modo que las acepciones redactadas de modo amplio son en la actualidad las más adecuadas.

 

MALANDRINADA

“Y esas MALANDRINADAS. . .”

No puede negarse que en muchas ocasiones cuando el lector encuentra una voz que le es desconocida puede manifestar repulsión; pero puede también manifestar simpatía por lo desconocido.

Se produce una curiosidad por lo ignorado y el lector tratar de adivinar el sentido de la voz en cuestión. Si descifrar el significado de la voz recién descubierta se hace difícil a pesar del entorno, entonces algunos lectores abandonan la búsqueda y hasta la lectura.

Ha de confesarse que la voz que se presenta en esta sección ha producido simpatía en el ánimo de quien escribe estos comentarios. No hay una explicación lógica para esto, es un sentimiento. Se procederá más abajo a despejar el origen de la voz, así como su significación; proceso que se hará por dos medios. El primero es a través de la palabra base que se colige. Y el segundo, valiéndose de la terminación y semejanza con otras parecidas.

En la base de esta malandrinada se percibe la palabra malandrín. El malandrín es un perverso; una persona de conducta falsa y malintencionada. Si se sigue un razonamiento lógico hay que concluir que una malandrinada es la acción propia de un malandrín; es decir, una acción que demuestra falsía y mala intención.

En República Dominicana el malandrín es un ratero, ladrón, así aparece en el Diccionario del español dominicano (2013:433). Muy a pesar de eso, el contexto en que se presentó la frase hace pensar que se tomó la noción de malandrín por el ángulo que se mencionó primero; vale decir, perverso, de reprobable comportamiento, maligno, pícaro, astuto y sagaz. No se toma por el ladrón de poca monta, ratero que hurta cosas de poco valor. Por tanto, esta malandrinada es una acción de más cuidado que aquella que comete un simple ratero.

 

ALREDEDOR – *ARREDEDOR

“A mirar su ARREDEDOR y saber. . .”

Quizás no se peque de ligereza si se escribe que en la voz que se destaca en la cita se han mezclado varias palabras y preposiciones. Eso que se señala se explicará en detalle. Luego se propondrá el vocablo que corresponde al sentido de la frase.

Es una frase harto manida decir o escribir que las lenguas cambian a pesar de que permanecen las mismas. Cambian porque dejan de usar palabras, modifican algunos principios; sin embargo, aseguran la comunicación y el entendimiento entre las personas.

Este alrededor que en la actualidad escribimos en una sola palabra, antes se escribía en dos palabras; es decir, “al rededor”. Hay que apuntar que este no es el único caso en que esto ha ocurrido. Otro ejemplo de esto que viene a la memoria es, “apenas”.

El vocablo rededor existe, aunque la frecuencia de este en el habla y en la escritura haya descendido. Rededor ha conservado su significación de “contorno, redor”. Esto es, es el espacio que rodea una cosa, no parece que haga falta que se mencione, no obstante, se hace. Todos estos vocablos pertenecen a la misma familia, redor, rededor, derredor, alrededor.

Luego de traer casi todos los miembros de esta familia a esta exposición, solo resta asegurar que la voz “arrededor” no tiene carta de ciudadanía en el español aceptado en el ámbito internacional.

En la última voz, “arrededor” parece que se produjo de un cruce entre “en derredor” y alrededor. La locución adverbial en derredor, sin sorpresa, sirve para expresar “en contorno, alrededor, contorno”. Puede observarse que toda la terminología gira en torno al redor.

Sin necesidad de gran rodeo puede recordarse que existió alderredor, así en una sola palabra, que ha caído en desuso.

Lo que se sugiere para enderezar la redacción de la frase de la cita es recomponerla, “Mirar a su alrededor y saber. . .” Otra solución es, “Mirar alrededor y saber. . .” Hay otras posibilidades que no se añadirán en esta ocasión.

En algunos hablantes la costumbre hace ley

Por Tobías Rodríguez Molina

 

Al escuchar a muchos de los usuarios del español, en lo que respecta a la variante del objeto indirecto  de tercera persona gramatical (le-les), es decir, la que expresa el daño o provecho de lo expresado en el verbo, o en los verbos si es más de uno, captamos que no pronuncian o no emplean la variante “les”, la cual hace referencia al plural. Eso deja indicado que los que así lo hacen no tienen conciencia de ese fenómeno de la concordancia, que demanda usar “le” cuando el receptor del daño o provecho es singular y “les” cuando es plural.

Veamos algunos ejemplos del uso indicado por la norma cuando se trata del singular:

  1. A él y a nadie más le haré un regalo.
  2. A Lucrecia le dijeron que se veía muy elegante con ese traje.
  3. Esa mata de cajuil luce mejor después que le cortaron la rama seca.
  4. Después que le lavaron el pelo, ese  perro se ve precioso.

Si pluralizamos los receptores, la variante “le” pasará a ser “les”. Veamos.

  1. A él, a Juan y a María les haré un regalo.
  2. A Lucrecia y a las demás muchachas les dijeron que se veían muy elegantes con ese traje.
  3. Esas matas de cajuil lucen mejor después que les cortaron las ramas secas.
  4. Después que les lavaron el pelo, esos perros se ven preciosos.

Es muy probable que una cantidad abundante de usuarios, quizás la mayoría,  si reprodujeran en el habla, no leyendo, las oraciones 5, 6, 7 y 8, van a pronunciar “le” en vez de “les”.

Y si las leyeran, seguro que la cantidad de los que lean “les” como lo indica la concordancia  aumenta, pero siempre habrá quienes lean “le” en lugar de “les”. Eso lo constaté recientemente escuchando a un lector en un templo, el cual las dos veces en que apareció un “les” lo pronunció como “le”. Veamos esos dos casos:

  1. “Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos: ¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro? Jesús les respondió…” El ministro leyó  “Jesús  le respondió:”
  2. “…los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio.”  También en este caso el ministro dejó de pronunciar “les” y leyó: “…y a los pobres se le anuncia el Evangelio.”

Y por  esa  tendencia de mantener el “le”, trátese del singular o del plural, una comunicadora, en un canal   de la ciudad de Santiago de los Caballeros, R. D., pronunció tres veces  “les” como ”le”. Véanse los ejemplos:

  1. “Tenemos que decirle a nuestros oyentes…”
  2. “Queremos informarle a ustedes…”
  3. “Señores, yo le dije que íbamos a traer al programa a una mujer bella…”

Afirmé en el titular de este artículo que la costumbre hace ley y creo que con los casos que les he ofrecido no estamos lejos de comprobarlo. Pero si ponemos un poco de cuidado, esa costumbre no se convertirá en ley; al contrario, la derogaremos para siempre. Les pongo como ejemplo a imitar el caso de un ingeniero santiaguero a quien le impartí un curso de redacción.  Casi  al l terminar el mismo  me confesó que antes del curso no sabía si usar  “le” o “les”, pero que ya, sin titubear, sabe cuándo debe emplear uno y otro.  Manos a la obra: derrotemos la costumbre para que no exista esa ley en ese aspecto de la concordancia.

 

Oraciones con palabras de dificultosa acentuación

Por Tobías Rodríguez Molina

 

Cuando se trata de acentuar gráficamente palabras que de acuerdo con las reglas del español no deberían acentuarse, le surgen al usuario  serias dificultades. Hago alusión al grupo de palabras interrogativas y exclamativas que, por el llamado acento diacrítico, se les marcará  tilde. No ofreceré el listado de esas palabras porque aparecerán en las 32 oraciones que he construido para que sirvan de ejemplo. Es una realidad que  la dificultad se aumenta cuando se trata de las  llamadas interrogativas y exclamativas indirectas, en razón de que no llevan ni  los signos  ni la entonación inicial y final  de las directas. Lo que sí se mantiene alto es el tono de la palabra interrogativa o exclamativa.

Sin embargo, a  la palabra   interrogativa  o exclamativa se le marcará la tilde no importando en cuál de los dos tipos, directas o indirectas,  se ubique la palabra.  Cuando aparezca alguna pregunta o exclamación indirecta se le hará  la indicación conveniente. Debe quedar claro que todas las tildes necesarias  se   han puesto en todas las oraciones. De ese modo, esos modelos pueden servir de pautas orientadoras. Además, fíjese que las tildes aparecen en las preguntas  y no  en las respuestas, que son oraciones enunciativas. Véanse, como ejemplo, las oraciones 1 y  2,  y observe el “dónde” de la 1 con la tilde,  y el “donde” de la 2 sin la tilde. Puede ver, además, las oraciones 19 y 20, con el caso de “quiénes” y “quienes”.

Pasemos a ver las anunciadas oraciones.

  1. -¿De dónde vienes a esta hora?
  2. Vengo de donde uno de mis mejores amigos.
  3. -¿Dónde no hay paz?
  4. No hay paz donde no hay armonía familiar.
  5. -¿Dónde no hay armonía?
  6. No hay armonía donde no ha llegado la paz.
  7. -Dime adónde vas tan temprano. (Esta es una pregunta indirecta y, como es pregunta, “adónde” lleva tilde).
  8. Voy hacia la ciudad de Puerto Plata.
  9. -¿Por dónde vienes en tu regreso de Barahona?
  10. Ya vengo por el Cruce de Ocoa.
  11. -¿Desde dónde me hablas?
  12. Te estoy hablando desde el pico Duarte.
  13. -Quiero saber desde qué día comenzaste a trabajar en Bonao. (Esta es también una oración interrogativa indirecta, por lo cual “qué” lleva la tilde).
  14. Comencé a trabajar aquí  desde el 25 de febrero.
  15. -¿Hasta qué mes trabajarás allá?
  16. Trabajaré hasta el mes de noviembre.
  17. -¿Cuántos años hace que no  visitas  tu país?
  18. No lo visito desde hace 8 años y dos meses.
  19. -¿De quiénes me estás hablando?
  20. Te estoy hablando de quienes me pediste información.
  21. -Me interesa que me digas hacia quién(es) acudes en momentos apremiantes. (También esta oración es interrogativa indirecta, y no importa si es “quién” singular o “quiénes” plural, de cualquier modo llevará la tilde diacrítica).
  22. En esos momentos acudo a mis mejores amigos.
  23. -¿Con cuáles personas compartes normalmente?
  24. Comparto con personas honestas y sinceras.
  25. -¿Cómo lograste conseguir el solar donde construiste tu casa? (En esta oración la palabra interrogativa es “cómo”, y “donde” no es, en ese contexto, interrogativo sino relativo; por eso no lleva tilde).
  26. Logré comprarlo mediante un préstamo bancario.
  27. -¿Cuánto te costó ese libro?
  28. Este libro, a pesar de que es muy bueno, me costó poco dinero.
  29. -Aún no me has dicho por qué llegaste tarde a la charla del viernes. (Esta es otra pregunta indirecta con “por qué” separado, siendo “qué” la que lleva la tilde. Sin embargo, en la oración 30, aparece “porque” en una sola palabra y sin tilde).
  30. Llegué tarde a esa charla porque vine caminando desde mi casa. (Como puede verse en estas dos últimas oraciones, en la 29, se escribe “por qué” separado y con tilde, y en la 30, “porque” se escribe en una sola palabra y sin tilde.
  31. -¡Qué alegría sentí al ver y abrazar a mi tía Amelia después de varios años sin verla!
  32. Miguel exclamó que qué alegría sintió al ver y abrazar a su tía Amelia después de varios años sin verla. (La oración 31 es una exclamación directa y la 32 es una exclamación indirecta. Fíjese que en las dos la palabra exclamativa “qué” está acentuada, pues en las dos se mantiene el matiz exclamativo con su tono alto.

Como pudimos ver mediante las 32 oraciones presentadas a su consideración, son bien variados los factores que tenemos que tener en cuenta, especialmente en el caso de las  indirectas, como ya vimos e indicamos, por la ausencia del signo de interrogación y de exclamación  y  de la entonación  inicial presente en las directas y   ausente en las indirectas.  Es de desear  que desarrollemos las habilidades necesarias para emplearlas correctamente. Una de esas habilidades es saber que las palabras interrogativas y exclamativas, tanto    directas como  indirectas,  se pronuncian en un tono alto, que es el factor preponderante para la acentuación de esas palabras.

Bachiburro, afines / a fines (de), víctima, casacional

Por Roberto E. Guzmán

BACHIBURRO

“. . .entregadas en sorpresivas visitas aquí y allá a BACHIBURROS y maestros. . .”

Hace largo tiempo que esta voz circula en el habla de los dominicanos. No cuesta mucho esfuerzo deducir que es una voz compuesta de dos palabras conocidas. Se compone de bachi, de bachiller que es la persona que ha satisfecho la escolaridad y exámenes de la escuela secundaria y ha recibido el diploma de bachiller. La otra palabra es, burro, el pobre animal tenido por el más bruto.

A pesar de que algunos lexicones consignan que la voz del título debe entenderse con un valor festivo, esto no siempre es así, pues puede llevar manifiesta intención despectiva u ofensiva.

Cuatro países de Hispanoamérica utilizan esta voz, Bolivia, Nicaragua, República Dominicana, Venezuela. En el registro coloquial en Venezuela se toma la voz bachiburro por el costado humorístico para denominar al “bachiller o estudiante cuyos conocimientos son escasos o incompletos”. En ese país se llama también con ese nombre a la “persona que ha recibido el título de bachiller”. Diccionario del habla actual de Venezuela (1994:50).

En el habla nicaragüense la voz en cuestión reviste una denotación despectiva muy directa, pues la definen, “Persona con diploma o sin diploma de bachiller que dice muchos disparates”. Hay que reparar en que se atribuye el título de bachiburro a la persona que “dice muchos disparates”. Diccionario del español de Nicaragua (2007:57).

En el habla popular y en el ambiente familiar de los dominicanos el bachiburro, también hay bachiburras, es la, “Persona que termina los estudios secundarios con notorias carencias en su formación”. Diccionario del español dominicano (2013:65). No sobra que se recuerde que utilizar este apelativo en el habla de los dominicanos puede ocasionar profundo disgusto entre las partes involucradas, a menos de que se haga evidente el ánimo festivo.

Es difícil situar en el tiempo la aparición de la voz bachiburro; sin embargo, puede darse testimonio de que se la oyó por primera vez hace más de sesenta años. Resultaría muy interesante saber el porqué se eligió el título de bachiller para añadirle el burro. En América el título “bachiller” se utilizó desde el siglo XVI, conforme lo relaciona Ángel Rosenblat en Buenas y malas palabras (1974). La información la confirma Peter Boyd-Bowman en Léxico hispanoamericano del siglo XVI (1971:107), donde para referirse al bachiller expresa, “el Muy Magnífico Señor, el bachiller” [se respetó la ortografía del texto].

 

AFINES – A FINES (DE)

“. . . estos regímenes A FINES sufrirán un efecto dominó. . .”

Los dominicanos dicen, “juntos, pero no reburujados”. Aquí es diferente, juntos y no separados, en el caso específico del adjetivo y la locución conjuntiva; pues de una forma expresa una idea muy diferente de la otra manera. Aquí el redactor no afinó la puntería.

El adjetivo afín en el Diccionario de uso del español (2007-I-80) dice así, “Se aplica, con relación a una cosa o una persona, a otra que tiene comunes con ella algunos aspectos o caracteres”. Comunica que las dos cosas o personas son parecidas, similares; que están próximas o contiguas. Entre personas puede indicar que son parientes por afinidad. Por la secuencia de palabras que se lee en la frase, puede deducirse que el sintagma que conviene es el que se escribe junto, unido.

A fines de se refiere a “en los últimos” [unidades] del período de tiempo a que se contrae, sean estos días, meses u otra cosa parecida. Hacia su final de. En singular, a fin de, es una locución prepositiva o conjuntiva que expresa, “con objeto de, para”.

 

VÍCTIMA

“Fuera de heridos, no se han registrado VÍCTIMAS. “

Hay muchos tipos de víctimas. Hasta los lectores a veces son víctimas cuando sufren daños por los errores en que incurren los redactores. Vale la pena recordar aquí los significados y, sobre todo, el alcance de la palabra víctima.

La palabra víctima tiene varias acepciones. Una de ellas es, “Persona que padece daño por culpa ajena o causa fortuita”. Con esta acepción que puede considerarse general quedan comprendidas todas las personas que sufren pérdidas; es decir, que padecen cualquier tipo de perjuicio.

Otra de las acepciones del sustantivo víctima es, “persona que muere por culpa ajena o por accidente fortuito”. Como consecuencia de las acepciones oficiales de la palabra víctima, se ha adoptado la costumbre de individualizar a las “víctimas mortales” cuando se desea resaltar que algunas de las personas perjudicadas han perdido la vida como resultado de la culpa ajena o causa fortuita.

Se consideran víctimas, además, las personas que resultan perjudicadas, maltratadas; las que sufren menoscabo. El asunto no termina ahí, las personas morales también padecen daños pecuniarios, entre otros, y se las considera víctimas con derecho a ejercer acciones ante los tribunales en reparación de daños y perjuicios.

De una manera u otra, todos somos víctimas. Esto en mayor o menor grado, pero víctimas.

 

CASACIONAL

“. . .lo más grave es que un juez así carezca del control CASACIONAL. . .”

Al enfrentar esta frase el lector se halla ante dos problemas. El primero es saber qué cosa es esa “casacional” y, segunda, cuál es el origen o, de cuál palabra deriva esta voz para así tratar de dar con su sentido.

La pista acerca de cuál palabra se encuentra en la base de esta nueva voz la ofrece la palabra juez en la oración, pues eso sitúa la voz creada en el marco de los tribunales y el léxico jurídico. Puede concluirse que la palabra “casación” es la que sirve de base aquí.

Casación es la acción de casar o anular. Este “control casacional” lleva a aclarar el asunto con el recurso de llegar hasta lo que casación significa en el campo jurídico. Puede expresarse que la “casación” es la acción de casar o anular una sentencia de un tribunal inferior el tribunal investido con este poder cuando se le somete un recurso de casación contra esa sentencia.

Este recurso y vocablo lo heredó el sistema judicial dominicano del francés. Casar, casser, en francés, era romper algo sacudiéndolo. La lengua francesa creó este verbo del latín cassare que era “anular, destruir”.

Por metonimia en francés se convirtió en anular una sentencia dictada en última instancia, atacada esta por violación o falsa aplicación de la ley. Esto en sentido general, pues en el ámbito jurídico es más complicado.

La terminación -al ha cobrado mucha vigencia en el español moderno en tanto terminación añadida a sustantivos para crear adjetivos que transmiten el mensaje de “perteneciente o relativo a”. El español patrimonial cuenta con muchas palabras de larga data que llevan esta terminación, ejemplos, cultural, laboral, moral. La voz del título termina con una acepción parecida a, “relativo a la casación o, que tiene relación con la casación,”. En el caso específico de la frase sería, “de casación”.

 

Desaciertos variados de diversos usuarios

Por Tobías Rodríguez Molina

Es una realidad que a muchos usuarios del español se les dificulta manejarlo  acertadamente tanto en el nivel oral como en el escrito. Y los  desaciertos los encontramos  en los más variados medios de comunicación y de las más diversas ocupaciones de los manejadores de la lengua española. Constatemos lo que pasa realmente analizando los siguientes casos.

-“Hicieron un embargo ejecutivo de la cual no teníamos noticias.” (CDN, Tú Opinas). El relativo “de la cual”, que aparece en esta oración,  es un caso muy extraño de falta de concordancia de género, pues el antecedente y sus modificadores  “un” y “ejecutivo” denotan claramente que ese relativo tiene que ser “del cual” en masculino singular.

-“La ciencia no es un medio para lograr la fe… esta última no tiene una metodología  se basa más en la certeza y seguridad de algo que no se ve y se espera  la ciencia se basa en premisas verificables y repetibles.” (Articulista de La Información, Santiago, R. D.). Este articulista no parece haber terminado su bachillerato en  un colegio o liceo de Santiago, ni haber hecho una carrera en una universidad, centros educativos donde debió aprender a poner aunque fuera un punto y coma  después de los puntos suspensivos que aparecen   después de “fe…”, o no poner ese punto y coma e iniciar “esta” con mayúscula.  Y después de “metodología” poner una “y”,  y después de “se espera” poner un punto e iniciar “la” con mayúscula. A ese articulista habría que exigirle que tenga un corrector de estilo para que se le publique algo que no lo desprestigie ni desprestigie al periódico donde aparecen sus escritos.

-“Vayen al consulado que hemos llegados a unos acuerdos sobre las maletas que vayen a llevar.” (Un cónsul dominicano en una gran ciudad de EE.UU). Tremendo espécimen de la diplomacia dominicana nos gastamos con ese cónsul.  Seguro estoy  de que cualquiera de los lectores de mis artículos le puede decir que él debió haber invitado a sus conciudadanos del siguiente modo: “Vayan al consulado que hemos llegado a unos acuerdos sobre las maletas que vayan a llevar.”

-“El dirigente lamentó los niveles de inseguridad que posee el país, convirtiéndonos en una vergüenza antes los ojos del mundo.” (Dirigente político de Moca o el redactor de la noticia). A este dirigente, o al redactor de la noticia, le convendría leer uno de mis artículos ya publicados en las ciberpáginas de la Academia Dominicana de la Lengua titulado “No puedes estar “de pies” ni venir “a pies”. De esa manera se enterará de que no debe expresar “antes los ojos”, sino “ante los ojos”. El que elaboró el texto cree que “ante” concuerda con  “ojos”, o puede ser que  crea que ese “antes” es adverbio, que  funcionaría como tal en “Ella llegó antes que tú.” Pero en esa oración, se usó la preposición “ante” y no  el adverbio “antes”.

-“A pesar del error presidencial de decir “morido” en vez de muerto, no hay porqué dar tal importancia…” (Articulista de La Información, Santiago). En este caso, alguien queriendo justificar la metida de pata del Presidente dominicano, metió, a su vez, la pata al escribir “porqué” unido, que deber escribirse “por qué” en dos palabras.

-“Le pareció injusto que la magistrada no le variara la medida de coerción, aún cuando consideró que hay dudas en las pruebas aportadas.” (Abogada en la  defensa de un acusado, El Nacional). El desacierto que aquí se registra es la escritura de  “aún” con tilde debiendo escribirse “aun” así, sin tilde, ya que en este caso ese “aun” tiene como equivalentes a “incluso e inclusive” y no a “todavía”, que es cuando debe ir tildada esa palabra.

-“Se desconoce cuál será el futuro…de la Refinería Dominicana de Petróleo, donde el Estado venezolano es accionista.”(Redactor de noticias de un periódico dominicano). ¿No les parece que debió redactarse esa afirmación de la siguiente manera?: “Se desconoce cuál será el futuro…de la Refinería Dominicana de Petróleo,  ya que  el Estado venezolano  es accionista.”  También podría usarse “de la cual” en vez de “ya que”.

-Este impacto del Programa ha llevado a que nuestros talentos sean de reconocimiento nacional e internacional.” (Productor de un programa en Santiago). El productor de este programa, a pesar de ser un veterano comunicador y reconocido como alguien que se maneja bien en su área, no supo expresar con un estilo acertado, que pueda dejar entender con claridad y precisión el mensaje que quiere  transmitir. Mejoremos su redacción del siguiente modo: “Este impacto del Programa ha llevado a que nuestros talentos sean objeto  de reconocimiento nacional e internacional.” O también pudiera ser “sean reconocidos a nivel nacional e internacional”.

-“Conversaron sobre la Etica y la Transparencia Empresarial se contaron con la presencia de destacadas figuras internacionales.”(Suplemento Mercado Norteño). Al redactor de este Suplemento hay que asignarle un buen corrector de estilo para que no  se delate su mal manejo de la sintaxis española. Afloran en ese sencillo fragmento varios  desaciertos: uno de ellos puede ser la ausencia de una “y” coordinante que una la primera proposición con la segunda iniciada por “se contaron”. Pudiera ser que, en vez de la “y” de la coordinación, se escriba un punto y coma o un punto. El otro desacierto tiene que ver con la concordancia, pues se pluralizó y se escribió “se contaron” creyendo que “destacadas figuras internacionales”  es sujeto de ese verbo, lo cual no puede ser, ya que ese verbo funciona en ese contexto como impersonal, es decir, sin sujeto.

-“Lo pasió por el piso y lo pisotió.” (Escritor del Cibao de gran cultura). Conociendo uno la capacidad intelectual del escritor de esa sencilla oración, no esperaría que se expresara semejante a personas del nivel sociocultural bajo de nuestro país. Hay que precisar, sin embargo, que esa pronunciación refleja una tendencia del español de convertir el hiato “eo” (paseó, pisoteó)  en el diptongo “ió” (pasió. pisotió, bromió, menió).

-“¿Para qué otra vez Leonel, para qué otra vez Danilo? si han hecho lo que iban hacer. (Articulista de La Información). Este articulista inicia muy bien la oración  interrogativa con el signo correspondiente, pero marca el signo final de la interrogación después de “Danilo” debiendo haberlo escrito después de “hacer”, ya que ahí termina la interrogante directa. Aparecen otros deslices al dejar de poner  la palabrita “a” entre “iban” y “hacer”, y “ya” después de “si” para que se exprese “si ya han hecho lo que iban a hacer?”

-“Los jóvenes graduandos carecen de un empleo que le permita vivir  decentemente en su tierra.” (Articulista de un  periódico de Santiago, y que es profesor universitario con doctorado). Como suelen hacerlo la mayoría de los dominicanos, este articulista no realiza con acierto la concordancia de la variante de los  pronombres de tercera persona (él, ella, usted), que debe concordar en número con el objeto indirecto (el receptor del beneficio o del perjuicio que expresa el verbo o los verbos) que en esa oración son  “los jóvenes graduandos”, por  lo cual la variante debe ser “les” y no “le”.

 

-“Tenemos que abogar porque en la  sociedad dominicana hayan más incentivos para los jóvenes.” (Idem). El desacierto en el  que esta vez incurrió el articulista ya citado tiene que ver con el uso personal del verbo, que él escribió “hayan” cuando debe escribirse “haya”.

-“Ante ese descalabro que está la sociedad dominicana, ¿qué debemos hacer?” (Idem). En este caso el profesor empleó un “desenqueísmo” al emplear “que” en lugar de “en que” en el fragmento, que siguiendo los cánones del español, debe redactarse así: “Ante ese descalabro en que está la sociedad dominicana…”

-“Se dan cuenta en el descalabro que está la política.” (Idem). Esta vez el aludido articulista santiaguero emplea el llamado “traslaenqueísmo”, pues escribió separada la expresión de relativo “en que”. La redacción en buen castellano debe ser: “Se dan cuenta del descalabro en que está la política.”

-“Aquí habían muchos jóvenes críticos que se han dejado conquistar.” (Idem). En este fragmento del artículo se reitera el empleo del verbo “haber” conjugado como si tuviera sujeto que hiciera que “habían” apareciera así, en plural. Pero el verbo debe ser “había”,  en singular, pues “muchos jóvenes” es objeto directo y no sujeto de la oración.

-“El Presupuesto es un instrumento de desarrollo…donde el Gobierno proyecta desarrollo a través de una agenda de inversiones en todo  el país.” (Dirigente político de Santiago). Este dirigente, al igual que un alto porcentaje de dominicanos, refleja la  tendencia de emplear un “donde” que no es de lugar. El quiere significar que “el Presupuesto es el instrumento “mediante el cual” el Gobierno proyecta desarrollo…”, pero no sabe cómo expresarlo y acude al  “donde” como su tabla de salvación.

-“Este fue el músico que yo me inicié tocando.” (Un guitarrista en un programa de arte de CDN). Aquí se emplea “que” en lugar de “con el que” por lo cual decimos que ese hablante empleó un “desconelqueísmo”, pues  le quitó “con el” al relativo “con el que”.

-“Han habido (Hanabido) muchísimas negociaciones en la mesa para liberar a ese prisionero norteamericano.” (Video sobre Venezuela). También en Venezuela, como lo constatamos en este caso, pluralizan el verbo haber aun en la función de verbo impersonal. Debe decirse “Ha habido…”

-“Desde hacen 20 años tenemos solamente 20 consultorios en este hospital.” (Director de un hospital de Santo Domingo, R. D.). Ese profesional de la medicina no sabe que el verbo “hacer” empleado para expresar tiempo es invariable al no tener sujeto, por lo cual debió decir “Desde hace 20 años…”

-“Habrá justicia en la medida que la sociedad lo permita.” (Un  exprocurador de la Suprema Corte de Justicia, en Aeromundo). Este usuario del español es un reflejo de lo adentrado que está el “desenqueísmo en la conciencia lingüística de los dominicanos. Ciertamente, es poco frecuente que un dominicano exprese “en la medida en que), pues lo más seguro es que diga “en la medida que” a semejanza de este veterano abogado y exfuncionario de la judicatura dominicana.

-“Estoy seguro que el presidente (Medina) se va a repostular.” (Idem). También tenemos esta vez el reflejo de lo extendido que está en nuestro país el “queísmo”, ya que, al igual que este exprocurador, es usual que los dominicanos no digamos “estoy seguro de que”, ni “me doy cuenta de que”, etc., sino “estoy seguro que” y “me doy cuenta que”.

-“Le roban sus esperanzas y hacen de ellos viajeros sin rumbo.” (Un semanario dominicano). Ya es algo normal entre nosotros la falta de concordancia en la variante de tercera persona “le” cuando es plural, como en este caso, que debe ser “Les roban” para que exista la concordancia con “ellos”.

-“Generalmente a los 18 años era que contraían matrimonio.” (Articulista del semanario Camino). Este articulista, como la mayoría de dominicanos y habitantes de otras latitudes, ya no usa ni el “cuando” ni el “donde” en  expresiones de tiempo y de lugar como las siguientes: “Fue en ese año que ella nació.” (Fue en ese año cuando ella nació.);  “Fue en ese lugar que ellos se criaron.” (Fue en ese lugar donde ellos se criaron.).

-“Quienes usurpan el poder no tienen cómo garantizarle a los ciudadanos condiciones mínimas de vida.” (Diputada venezolana de la Asamblea Nacional). También en Venezuela hay quienes, al igual que nosotros, no respetan las leyes de la concordancia en el caso de la variante pronominal “le”, que cuando concuerda con el referente con función de objeto indirecto plural, tiene que expresarse “les”.

Como han podido ustedes constatar por el extenso recorrido que  hemos hecho por una gran variedad de medios de comunicación y de usuarios de nuestra lengua española, son muchos los desaciertos o alejamientos del español correcto en que incurre una cantidad bastante elevada de hablantes   y escribientes  de nuestro castellano. Se impone, pues, un mayor cuidado al expresarnos, para facilitarles a quienes nos leen, la comprensión y la satisfacción de asimilar, sin extremado esfuerzo, los contenidos que pudieran afianzarles su nivel intelectual.

 

Cuña, incipiente / insipiente, cuadra

Por Roberto E. Guzmán

 

CUÑA

“. . .me enamoré de un Mercury Comet, CUÑA de dos puertas. . .”

La voz cuña con el significado que se encuentra en el texto no ha sido registrada en los diccionarios diferenciales de español dominicano.

Quien esto escribe en una ocasión anterior publicó una sección acerca de esta voz, con el explícito propósito de documentarla. La aparición ahora en un escrito reciente en un periódico en papel ofrece la ocasión de documentarla usada en una frase.

El autor de estas reflexiones acerca del idioma recuerda haber oído la voz “cuña” en el habla de los dominicanos hace cerca de setenta años para referirse al vehículo automotor de dos puertas. La frecuencia del uso parece que ha disminuido.

En Cuba cuña es automóvil deportivo de dos plazas. Los cubanos parece que tomaron la palabra del francés coupé, lengua en la que se usaba desde el 1906 para el auto deportivo de dos plazas. En República Dominicana la cuña en los medios de transporte es diferente. La cuña del habla de los dominicanos es el automóvil de dos puertas, sin que entre en consideración si el vehículo es deportivo.

La razón para que los dominicanos hayan recurrido a esta voz tiene una explicación lógica. Algunas “cuñas” tenían un espacio angosto detrás de los asientos delanteros; quien entraba allí quedaba como una cuña, apretado, de la manera en que se colocan las cuñas para ajustar objetos. Con una idea semejante se originó en español la frase coloquial “ser buena cuña”, para referirse a una persona bastante gruesa meterse en un lugar estrecho (incomodando a los demás).

En otras lenguas cuentan con palabras que transmiten la misma idea de la cuña dominicana. En inglés es coupé, copiada del francés. En francés y en español antiguo se usó para los coches de caballos cerrados. En inglés era específicamente el carruaje de cuatro ruedas, cerrado, con espacio interior para dos personas y con el cochero en el exterior, en el frente.

La explicación de que usaran la palabra coupé en francés, fue que en esa lengua significaba y significa, cortado. En el caso del carruaje era más “recortado” en su tamaño, y sin duda, en su capacidad.

Lo que hizo el hablante de español dominicano fue aplicar un razonamiento y por similitud adoptó una voz de mucho uso para aplicársela el auto de dos puertas. Adoptó cuña porque un coupé es como un auto normal, pero cortado. La cuña tiene rasgos en su origen y definición que expresan la idea de “pieza cortada, de poca altura”. Sobre todo, para el espacio trasero del auto, pues quien entraba allí quedaba como una cuña. Aún en automóviles de dos puertas de tamaño razonable, el espacio para pasar a los asientos traseros es angosto, a veces hasta incómodo. El dominicano escogió una palabra para designar el carro de dos puertas, aunque este acomodara más de dos personas. Puede decirse que en el campo semántico la voz cuña en el español dominicano experimentó una ampliación de su sentido.

Es probable que la voz cuña para el auto haya caído en desuso porque los vehículos modernos de dos puertas son casi tan espaciosos en su interior como los de cuatro puertas.

Antes de concluir. La voz cuña se usa en República Dominicana como un apócope de “cuñado, a”. En ese país y en Cuba también vale cuña para nombrar a una persona influyente que ayuda para obtener ventajas o beneficios.

 

INCIPIENTE – INSIPIENTE

“. . .dándose el lujo de tirar tanto dinero por las bordas en nombre de una INSIPIENTE, lenta y frágil democracia. . .”

Desde el principio de la frase se percibe el rasgo de insipiencia del redactor de esta, pues coloca en plural la locución que alude a los costados de los buques “tirar por las bordas”, cuando este tipo de locución verbal rara vez admite alteraciones, pues son “frases hechas”. Tienen esas locuciones fijación formal, son combinaciones fijas. Constituyen un grupo fijo de palabras que no proviene del significado literal de las palabras. Algunas no permiten variaciones morfológicas.

El verdadero tema de esta sección es el que se refleja en el título. La confusión incide en el juicio que el lector se hace de los conocimientos del redactor. No hay insidia si se piensa que quien escribió la desdichada frase es él mismo un incipiente en estas lides. Este tipo de incidente mueve una vez más a exhortar a revisar la literatura antes de enviarla (ya no se entrega) para su publicación.

Incipiente expresa la idea “que comienza”, acerca de lo que es el sujeto de la oración. “Que está empezando a desarrollarse”, es la manera en que el Gran diccionario de la lengua española de Larousse lo define. La palabra destacada más arriba en este párrafo proviene del latín incipiens, -tis que era y es el participio activo de incipere que valía para “emprender, empezar”. Entró en la lengua hacia el año 1515.

Insipiente deriva del latín también, pero de insipiens -entis, que en tanto adjetivo indica “falto de sabiduría o ciencia”; “falto de juicio”. Puede notarse que las dos palabras del epígrafe conservan en su escritura elementos del latín, una con la letra ce /c/, y, la otra con la letra ese /s/.

Con mayor frecuencia que la deseable sucede que los errores de este tipo ocurren cuando los escribientes se arriesgan a recurrir a “palabras domingueras”, a pesar de que las de todos los días transmiten el mensaje sin incidentes.

 

CUADRA

“F. [una persona] es de la CUADRA del presidente. . .”

No hay que sorprenderse de que en un país en el que el presidente de la República presenta como candidato a un penco, se trate a las personas del círculo de este señor llamándolos, “de la cuadra del presidente”.

Las cuadras más conocidas son las de las casas y las de los caballos. Las cuadras de caballos son las caballerizas. Se conoce con este nombre también el conjunto de caballos que pertenecen a un mismo dueño. Además, llevan este nombre los corredores de caballos (jinetes) que pertenecen a un equipo.

La cuadra de las casas es la manzana. En América es también, en una calle, espacio comprendido entre las dos esquinas de un lado de una manzana.  La palabra se utiliza así mismo con otras significaciones, pero para el propósito de este escrito no hace falta citarlas.

Hubiese sido más adecuado -en la cita- usar otra palabra para referirse al grupo de personas que forman parte del equipo de un funcionario de la categoría (¿?) del presidente de la República.

La selección puede guiarse conforme con lo que desea expresarse. Si no son funcionarios los de la “cuadra”, entonces puede llamarse “círculo”. Puede ser un “allegado” al presidente. Podría ser “partidario” si se trata de establecer filiación. Si se trata de un asociado político, podría llamársele “correligionario, conmilitón”.

Como puede constatarse, había campo y espacio para escoger. “Del ámbito del presidente” también expresa la idea, así como “del entorno”.

Temas idiomáticos

YO ME QUEDO EN CASA

31/03/2020

 

Las palabras me rondan y les sigo la pista. En tiempos de pandemia le echo un vistazo a la pequeña partícula pan-, un elemento compositivo de origen griego que significa ‘totalidad’, como nos recuerda el Diccionario de la lengua española. Nada más panhispánico que la lengua española. Con las mismas herramientas léxicas (pan- + sustantivo/adjetivo) se forma toda una familia de palabras: panamericano, panafricanismo, pangermánico, paneslavo.

La sorpresa está garantizada cuando de profundizar en las palabras se trata. Miren lo que he encontrado en el DLE sobre la etimología de la humilde panorama, un préstamo procedente del inglés. El pintor irlandés de finales del siglo XVIII Robert Barker realizó con enorme éxito una serie de pinturas circulares de grandes dimensiones que producían la ilusión óptica de ver la imagen en 360 grados. A estas pinturas las denominó «panoramas», a partir de los griegos pan- ‘totalidad’ y hórama ‘vista’.

También tiene origen griego una curiosa pareja de sustantivos. Para aludir a un sistema filosófico que identifica a Dios con el universo disponemos del término panteísmo (nuevamente de pan- y el griego theós ‘dios’); para referirnos a un lugar en el que hay ruido y confusión tenemos la voz pandemonio, o su variante pandemónium, (otra vez pan- y daimónion ‘demonio’), que denominaba la ‘capital imaginaria del reino infernal’.

 

UN SIGNO RESBALOSO

07/04/2020

 

Nos hemos propuesto hacernos maestros del resbaloso punto y coma. Su uso no es una cuestión de todo o nada, sino de grado. Refleja un grado mayor de independencia sintáctica entre dos elementos que la coma y un grado menor que el punto. Dónde esté el límite de esa gradación depende del sentido que queramos dar a nuestras palabras.

El Diccionario panhispánico de dudas registra para este signo de puntuación tres usos esenciales; dos de ellos los analizaremos hoy y el tercero quedará para la próxima Eñe. El primer uso tiene una razón eminentemente práctica de claridad en la organización de lo escrito. Sabemos que la coma separa los elementos de las enumeraciones: Podemos elegir entre café, té, jugo y agua. Si cada uno de los elementos enumerados contiene ya una coma, debemos optar por el punto y coma para separarlos: Podemos elegir entre café, té o agua; jugos de piña, guayaba o limón; refrescos variados, con y sin azúcar. Prueben a sustituir el punto y coma por la coma y se darán cuenta del galimatías. Cuando elegimos conjunciones adversativas (pero, mas), concesivas (aunque, sin embargo) o consecutivas (por tanto, por consiguiente) para encabezar un enunciado largo, debemos preferir el punto y coma a la coma. De nuevo recurrimos al ejemplo. Si decimos Llegué a tiempo, aunque por los pelos, optamos por la coma debido a la brevedad de la oración encabezada por la conjunción aunque. Sin embargo, si esta oración fuera más larga, deberíamos echar mano del punto y coma: Llegué a tiempo; aunque no se imagina las dificultades que tuve para encontrar parqueo después de pasarme más de una hora en el tapón habitual. Ya tienen aquí dos contextos para el uso del punto y coma para que vayan practicando. Y recuerden, sutileza y elegancia. ¿Quién se atreve a menospreciarlas cuando de escribir se trata?

 

UN SIGNO CON CARÁCTER

14/7/2020

 

El punto señala en la escritura la separación entre dos oraciones sintácticamente independientes; el punto y coma también. ¿Cuál es la diferencia entonces y cuándo elegir uno u otro? Nos decantaremos por el punto y coma cuando consideremos que entre las dos oraciones, aun con su independencia sintáctica, existe una relación de significado muy próxima y queramos remarcarla. Vayamos al ejemplo: Se ha emitido una alerta de huracán. Debemos mantenernos atentos a los boletines de las autoridades. Si en este enunciado sustituimos el punto que separa las dos oraciones por un punto y coma, decimos lo mismo, pero agregamos el matiz de que consideramos que la emisión de una alerta debe estar íntimamente relacionada con la atención a los boletines informativos.

Es, por tanto, el punto y coma, como nos dice la Ortografía académica, un «indicador de relaciones semánticas […] en función de la subjetividad de quien escribe». Seguro que les servirá de ayuda el ejemplo que aporta la obra académica del argentino Kociancich: «Si le cuento lo de la pesadilla en la terraza, no me creerá; si me cree, me tomará por loco; si no le cuento, por estúpido». Los tres enunciados establecen entre sí una relación mucho más cercana que si se hubiera elegido el punto.

Dirán los más que es una cuestión de matiz; y un matiz no es más que, como lo define el Diccionario de la lengua española, «un rasgo poco perceptible», pero recuerden que a esta afirmación se añade aquella de que «da a algo un carácter determinado». Es decir, aunque el matiz que aportemos pueda ser poco perceptible para la mayoría, siempre aportará un carácter especial a lo que escribimos.

 

UN PARÉNTESIS

21/04/2020

 

Seguimos en cuarentena. Un paréntesis vital, que no ortográfico, que todos deseamos que se cierre, más pronto que tarde, con un punto y seguido lo menos doloroso posible. Las circunstancias nos obligan a desempolvar algunas palabras.

El sustantivo cuarentena parte de un numeral (cuarenta) para expresar un período de tiempo, como sucede con quincena o treintena. El Diccionario de la lengua española lo define como ‘Tiempo de 40 días, meses o años’. A partir de aquí la palabra cuarentena adquiere su personalidad propia: ‘Aislamiento preventivo a que se somete durante un periodo de tiempo, por razones sanitarias, a personas o animales’.

Hemos rescatado también aislamiento y confinamiento, que usamos hoy casi como sinónimos para referirnos a eso que hemos llamado «Quédate en casa». El aislamiento, que en su raíz lleva la voz isla, tiene que ver con apartarnos del trato con los demás, del trato físico se entiende; el confinamiento, que suena mucho más serio, con recluirnos dentro de unos límites determinados, los de nuestra casa

.El diccionario suele ser termómetro de lo que nos interesa y las consultas que le hacemos demuestran más que nada lo que nos importa hoy. En diciembre de 2019 se consultó en el DLE la palabra cuarentena unas 300 veces; en febrero de este año las consultas pasaron a ser 4381; en marzo el termómetro lexicográfico se disparó a 47 579 consultas. La consulta de aislamiento pasó de 342 en febrero a 2260 en marzo; y confinamiento pasó de 567 consultas en febrero a 25 229 en marzo.

Y así nos pilla mayo, consultando el diccionario y preguntándonos cuál será la duración de esta particular cuarentena y del aislamiento y el confinamiento que trae con ella. Mientras tanto, cuídense, apoyen a los que están dando la cara por nosotros y llenen este paréntesis de contenido.

Ortoescritura

Por Rafael Peralta Romero

 

VOCABLOS EXÓTICOS “VESTIDOS” EN ESPAÑOL

 A algunos dominicanos les resulta difícil   hablar sin emplear  palabras de otras lenguas, sobre todo del inglés,  lo cual no es una buena costumbre. Para  quienes puedan caer   en  esa tentación, les presento unas sugerencias. Primero me permito recordarles que la adaptación es la forma recomendada cuando es inevitable que la voz extraña de que se trate sea utilizada  en nuestra lengua. Hoy se trata de una colección de voces extranjeras relacionadas con el vestir. Las recomendaciones están avaladas por el Diccionario panhispánico de dudas y el  Libro de estilo de la lengua española, ambos publicados por la Asociación de Academias de la Lengua Española, incluida la Real Academia Española.

Comenzamos con el vocablo -beis (beige). Del francés. Color castaño claro.  -bléiser (blazer). Voz inglesa. Chaqueta deportiva de tela.-blúmer (bloomer).Voz inglesa. Prenda de vestir femenina que en el español dominicano devino en “blumen”,  de uso no aconsejable. Su plural: blúmeres. Todos usamos el pantalón de fuerteazul procedente de la cultura estadounidense: bluyín, adaptación de la voz inglesa “blue jean”. Se traduce como pantalón vaquero o texano.

El -esnob, esnobismo (del inglés snob)  es  la tendencia a  imitar  las maneras de otros. El protocolo a veces  impone usos comunes. Por ejemplo, a  unas actividades se asiste con traje de coctel o cóctel (de la  voz inglesa cocktail, que es una  bebida hecha de licores mezclados). Otras actividades exigen el esmoquin (del  inglés smoking). Traje formal. Plural en español: esmóquines.

El  esmoquin podría  aportar /glamur/, vale decir elegancia, finura a quien lo usa (de glamour, francés), pero también a quien lleva /overol/, traje de una sola pieza (overall, inglés). Para dormir también tenemos vestimentas: unos se ponen la /piyama/ y otros el  /pijama/. La voz procede del inglés (pyjama). En el español general es vocablo masculino (el pijama) y suena la –j conforme a su grafía etimológica. En el español de América predomina la forma femenina (la piyama) y el sonido –ye. Del inglés hemos  recibido también el sustantivo  /suéter/ (sweater). Su plural es suéteres. El Diccionario académico no define este vocablo, sino que remite a /jersey/, también anglicismo, al cual define así: “Prenda de vestir de punto, cerrada y con mangas, que cubre desde el cuello hasta la cintura aproximadamente”. Su plural en español: jerséis. Las palabras inglesas adaptadas al español si terminadas en –y cambian esta consonante por la vocal –i seguida de –s (ponis, pony; (gais, gay), (espráis, espray).

Palabra terminada en –y, procedente del inglés y que se define “prenda femenina, a modo de leotardo de tejido fino y muy elástico”: panty. Se ha adaptado como /panti/ y su plural es pantis, a pesar del repetido “panties” de la publicidad.

Pariente del panti ha de ser el /biquini/, prenda femenina de baño compuesta de un sujetador y una braga. Procede del inglés bikini. Debe su nombre a  Bikini, nombre de un atolón (islote) de las Islas Marshall.

De la lengua francesa nos ha  llegado /culote/ (culotte), prenda interior femenina en forma de pantalón corto. Hasta ahora, los ejemplos tienen que ver con prendas de vestir, pero si alguien quisiera mostrarse  públicamente con poca ropa, hará un /estriptis/  (striptease). Esta voz inglesa, nombra un espectáculo erótico. Por el  procedimiento  de la adaptación  han  ingresado muchos términos a nuestro idioma, y seguirán  ingresando.  Ese proceso   conlleva el acomodo al sistema fonológico, gráfico y ortográfico del español y está regido por normas. En unos casos la palabra extraña se amolda al español conforme a la pronunciación en su lengua de origen y en otros casos entra por la grafía.