Greicy Cabrera resalta el dominio de la lengua

Greicy Cabrera: “Cuando la gente tiene dominio de su lengua pueden exponer con mayor claridad las ideas que tienen sobre un tema en concreto”.

 

Por Nathalia Romero 

 

Greicy Cabrera, la docente que inspira del día hoy, ha dedicado esfuerzos para dar lo mejor de sí y reivindicar el valor que tiene la Lengua Española en la formación de los estudiantes sin importar su nivel. Viene de una familia de maestros y desde temprana edad se inclinó por la vocación de la enseñanza.

Para Cabrera, la Lengua Española permea todas las disciplinas, sobre todo en los países de habla hispana. De manera que el conocimiento de la Lengua Española, permite formar hombres y mujeres con la capacidad de expresarse de forma correcta. “Cuando el sujeto tiene dominio de su lengua puede exponer con mayor claridad las ideas que tiene sobre un tema en concreto. Asimismo, se pueden producir textos de carácter informativo o científico que permitan la difusión de los conocimientos en un área en específico. Culturalmente la Lengua Española también nos identifica, así como política, social y geográficamente”, expone.

Por esta razón a esta docente le preocupa el descenso en el nivel del manejo de la lengua en los estudiantes de hoy en día. Por eso propone que los padres despierten el interés por la lectura en sus hijos desde temprana edad, y desde la escuela, los profesores procurar diseñar nuevas estrategias para motivar la lectura. No obstante, también piensa que el déficit en la educación a que muchos padres no tienen el tiempo para dedicárselo a sus hijos por ir a buscar el sustento.  “Desde el Estado debe ofrecer mayores garantías para los menores de edad, además de fortalecer el núcleo familiar”.

Pero, ¿cómo los estudiantes en un nivel superior pueden superar las lagunas? Pues la maestra recomienda que los estudiantes organicen su tiempo y si es necesario hacer un calendario donde incluya un espacio para la lectura por diversión. Considera que la mejor forma para acercarse a la lectura, es a través de la selección de textos del interés de cada individuo. “Las lecturas impuestas agotan y más que motivar, suelen alejar al posible lector de su conquista”.

 

Trayectoria

En el 2004 egresé de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) de la licenciatura en Educación mención Filosofía y Letras, más adelante, cursé dos maestrías; una en mi Alma Máter en Lingüística aplicada en la enseñanza del español (2013) y, la otra, en Educación y Nuevas Tecnologías en la UDIMA en Madrid, España (2014).

Durante 8 años estuve como maestra de Lengua Española en el Politécnico El Ave María y por 2 años en la Universidad O&M. De igual modo, me he desenvuelto como capacitadora del Programa de Escuelas Efectivas de Lengua Española en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). En la actualidad laboro como Técnico docente en el área de Lengua Española del Distrito Educativo 10.02 en Santo Domingo Norte.  La activa participación en diplomados, congresos y talleres en el área de Lengua Española, me han permitido implementar estrategias innovadoras en el proceso enseñanza-aprendizaje.

 

¿Por qué eligió ser maestra? 

Vengo de una familia de maestros. Desde temprana edad, aprovechaba las vacaciones de verano para jugar junto a mis hermanas y amigas a “La Escuelita”. Reuníamos todos los niños del sector en el que vivíamos para repasar lecciones aprendidas en la escuela. Para ello contábamos con una pizarra, un borrador y varios trozos de tiza. De manera que me pasaba buena parte de mis vacaciones enseñando a otros niños.

Recuerdo que hasta nombre le llegamos a poner a nuestro proyecto, intitulándolo: “Nido de Amor”. Y, gracias a la motivación del padre de una amiga, hasta se imprimieron los boletines de las calificaciones de los participantes con todo y el logo de nuestra escuelita, el cual estaba integrado por el dibujo de un ave dentro de su nido.

 

¿Cuál es la importancia de la enseñanza de la Lengua Española?

La Lengua Española permea todas las disciplinas, sobre todo en los países de habla hispana. De manera que el conocimiento de la Lengua Española, permite formar hombres y mujeres con la capacidad de expresarse de forma correcta. Cuando el sujeto tiene dominio de su lengua puede exponer con mayor claridad las ideas que tiene sobre un tema en concreto. Asimismo, se pueden producir textos de carácter informativo o científico que permitan la difusión de los conocimientos en un área en específico. Culturalmente la Lengua Española también nos identifica, así como política, social y geográficamente.

 

Muchos estudiantes cuando llegan a la universidad tienen muchas lagunas respecto al manejo de la lengua y la compresión lectora. ¿A qué usted cree que se debe esto?

Muchas veces esto se debe a desidia por parte del alumno o falta de motivación. Lo recomendable es que los padres despierten el interés por la lectura en sus hijos desde temprana edad. No obstante, en países subdesarrollados como el nuestro, los padres no disponen de mucho tiempo para compartir con los hijos, pues casi siempre permanecen fuera del hogar en busca del sustento diario. Hay que procurar diseñar nuevas estrategias para motivar la lectura. Hay muchos padres analfabetos que empezaron a procrear a temprana edad y esto les guió a abandonar sus estudios. Hace falta crear más conciencia y desde el Estado ofrecer mayores garantías de los menores de edad, además de fortalecer el núcleo familiar.

 

¿Qué pueden hacer los estudiantes universitarios para superar esas lagunas?

Lo primero que deben hacer los estudiantes es organizar su tiempo y si es necesario hacer un calendario donde incluya un espacio para la lectura por diversión. Considero que la mejor forma para acercarse a la lectura, es a través de la selección de textos del interés de cada individuo. Las lecturas impuestas agotan y más que motivar, suelen alejar al posible lector de su conquista.  

 

¿Cómo le ha ido con las clases virtuales?

Gracias a Dios me ha ido muy bien, la pandemia me ha permitido seguir profundizando los conocimientos adquiridos sobre las herramientas tecnológicas. También, he podido actualizarme sobre el uso de las plataformas para hacer de mis clases unas jornadas súper divertidas e innovadoras.

 

¿Cuáles estrategias ha implementado para hacer sus clases virtuales más dinámicas?

Siempre he apostado porque las clases sean divertidas, dinámicas e innovadoras. Con los tiempos tan difíciles que nos ha tocado vivir ante la pandemia del Covid-19, las clases virtuales no deben ser la excepción. Es por ello que he implementado varias estrategias, entre la más divertida, está Kahoot. Cada semana, previo a los parciales, los estudiantes compiten entre sí de forma sana y entretenida respecto a los tópicos abordados en las clases y que podrían aparecer en el examen final.

Suelo compartir varios enlaces de bibliotecas virtuales, acompañado de una lista de títulos de artículos y/o ensayos para que seleccionen el de su preferencia con el objetivo de analizarlo y socializarlo en las reuniones sincrónicas.

Asimismo, les proyecto cuentos de grandes escritores como Juan Bosch, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, entre otros. Esta estrategia la bauticé con el nombre de: “Tarde de cine”. Cada estudiante se conecta a través de una plataforma sincrónica para compartir las imágenes acompañados de palomitas, algún bocadillo y refrescos. Al finalizar la proyección, socializamos sobre las impresiones que tuvo cada alumno.

 

¿Qué les recomienda a los maestros que aún les cuesta trabajo adaptarse a la modalidad virtual?

Asumir este compromiso con actitud positiva. De vez en cuando es necesario salir de nuestra zona de confort para adaptarnos al cambio. Es importante que continuemos la actualización de estrategias y conocimientos y, cuando entendamos que no podemos avanzar solos, buscar la ayuda y asistencia de nuestros compañeros de trabajo o de otros profesionales (planlea.listindiario.com).

Homenaje póstumo de la Academia Nicaragüense de la Lengua a su director, don Francisco Arellano Oviedo

(Acto virtual celebrado el 27 de abril de 2021)

Ante el deceso de su director, don Francisco Arellano Oviedo, la Academia Nicaragüense de la Lengua, celebró mediante un acto virtual un homenaje en su honor. Mediante la plataforma telemática se unieron el director de la Real Academia Española, don Santiago Muñoz Machado; el secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua Española, don Francisco Javier Pérez; el director de la Academia Dominicana de la Lengua, don Bruno Rosario Candelier, y los miembros de la academia convocante de Nicaragua. Todos expresaron su pesar por la partida del ilustre letrado: «Se abre esta sesión extraordinaria en homenaje a nuestro director, don Francisco Arellano Oviedo», expresó Pedro Xavier Solís Cuadra, quien funge como director en los actuales momentos.

Acto seguido fue guardado un minuto de silencio en memoria de don Francisco Arellano Oviedo y al término del mismo don Pedro Xavier Solís consignó las siguientes palabras: “Ante la circunstancia luctuosa que atravesamos, como subdirector me toca asumir como director interino y completar el período de don Francisco Arellano Oviedo. Según lo previsto, a fines de noviembre nuestra corporación convocará a elecciones y a principios de diciembre saldrán electos los miembros de la nueva Junta Directiva».

De esta manera quedó abierto el espacio para la interacción de los presentes en el memorial de don Francisco Arellano Oviedo.

 

Don Santiago Muñoz Machado, director de la Real Academia Española, presidente de la ASALE y miembro honorario de la ANL, expuso sus palabras:

«Muchas gracias por permitirme participar en este pleno extraordinario de la Academia Nicaragüense. Acabamos de pasar la media noche en España, como ya se ha recordado, pero no he querido dejar de mandarles un saludo y un abrazo de condolencia por el fallecimiento de don Francisco Arellano Oviedo, director de esa Academia». Dijo que «los académicos de la Real Academia Española han recibido la noticia con consternación». Expresó que «quedaron sorprendidos» ante la vicisitud que ha traído la pandemia «sobre una personalidad importantísima para la literatura y la lengua de Centroamérica»:

«La dilatada trayectoria de servicio a nuestra lengua de don Francisco, su compromiso permanente con el trabajo académico dejan una huella profunda en la ASALE, a la que dedicó sus mayores afanes, tanto en la comisión permanente como en las distintas comisiones interacadémicas de los proyectos panhispánicos»: «Representó a su país en la comisión interacadémica del Diccionario panhispánico de dudas, el Diccionario de americanismos, de Ortografía, donde fue coordinador general del área centroamericana, y en el Diccionario de la lengua española para la vigésimo tercera edición. Fue impulsor y coordinador de la edición conmemorativa de Rubén Darío. Del símbolo a la realidad, Obra Selecta, publicada con motivo del bicentenario de la muerte del maestro».

«La ASALE queda huérfana de uno de sus referentes en el desarrollo de su acción común —dijo—. Su trabajo intelectual como escritor y pensador en el área centroamericana ha sido muchas veces reconocido por una vastedad de premios que en estos días se están recordando»: «Personalmente conservo muy vivo el recuerdo de mi visita institucional a Nicaragua, en febrero de 2020, en la antesala de la devastadora pandemia que ha acabado con su vida. Durante esos días intensos tuve la oportunidad de conocer y valorar las extraordinarias cualidades humanas de don Francisco. Su autoridad intelectual, que solía ser como una obsesión, fue para mí una experiencia académica y personal inolvidable en la que me dispensaron el honor de incorporarme a la Academia Nicaragüense como miembro honorario, condición que mucho me honra. Después he tenido la oportunidad de encontrarme con don Francisco en las dos reuniones plenarias de directores y presidentes de academias que hemos celebrado virtualmente en este tiempo pandémico, la última hace apenas un mes». «Hasta el último aliento de su vida no dejó de cumplir todas sus responsabilidades y encomiendas académicas. Con todo el dolor y reconocimiento en la figura de don Francisco Arellano Oviedo, y con la inmensa gratitud por su labor, nos unimos al duelo de la Academia Nicaragüense de la Lengua que sentimos como propio».

 

   Don Jorge Eduardo Arellano, exdirector, pronunció el «Elogio a nuestro director»:  

«Queridos colegas de España y de América, amigos todos: “La separadora de amigos”, como se denomina a la “muerte” en Las mil y una noches, se ha llevado al director de la Academia Nicaragüense de la Lengua, Francisco Arellano Oviedo (Granada 14 de noviembre 1941-Managua 24 de abril 2021). Pero él era más que un amigo, y para mí casi un hermano. En efecto, compartíamos abuelo paterno y no era un Arellano más, sino un miembro representativo de la tradición literaria de nuestra familia que se remonta a una tatarabuela autora del auto sacramental El hombre sin sombra. Como Arellano auténtico Francisco poseía una fibra de Dios atesorada de la fe viva que lo condujo a su vocación de salesiano en el seminario de San Salvador y Guatemala donde se formaría intelectualmente, tornándose en un devoto de María Auxiliadora». «Todos conocemos sus logros como docente —destacó—, a nivel de primaria, secundaria y universidad; como administrador educativo en instituciones superiores, director de libros y revistas, ensayista, e incluso crítico de pintura, poeta y autor de cuentos y piezas teatrales. A este respecto su hoja de vida fue reveladora y relevante. Así obtuvo varios reconocimientos, entre ellos el Premio Nacional Rubén Darío de 2005, convocado en la rama del teatro con su obra Catoblepas […] “Catoblepas mereció muchos premios por su temática trascendente y a la vez cotidiana, por su naturaleza de teatro de tesis”». «También conocimos su rol de jefe del clan familiar, su capacidad de trabajo cotidiano, trato marcado por la cordialidad y juicio ecuánime —entre otras virtudes— y, sobre todo, su labor al servicio de la Academia Nicaragüense de la Lengua, primero como secretario y luego como director a lo largo de un cuarto de siglo».   «Más, mucho más, podría hablar de mi primo hermano, pero estas cortas palabras laudatorias las concluiré diciendo que su abolida presencia no será tal, pues su ejemplo nos estimulará para seguir unidos a él en espíritu, en espíritus y ansias y lengua».

 

   Don Francisco Javier Pérez, secretario de la ASALE, también tributó palabras de reconocimientos a don Francisco Arellano Oviedo:  

«Conocí a Francisco hace muchísimos años y compartí con él muchas tareas importantes de las reuniones académicas donde nos encontrábamos […] Especialmente quisiera recordar una ocasión que yo considero —yo y todos los que estábamos allí consideramos— que él fortaleció nuestro vínculo de amistad. Fue, justamente, en Santiago de Chile cuando habíamos asistido al fallido Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española, que iba a celebrarse en poco tiempo en Valparaíso, y ocurrió ese terrible terremoto que todos recordamos. A partir de ese momento (del primer día de nuestra llegada a Santiago, hasta el último día, nos tuvimos que salir vía Cordillera de los Andes al llamado Paso de Libertadores para llegar a Argentina y ahí poder tomar vuelos hasta nuestros países), con Francisco, así como con el resto de nuestros colegas que estábamos en ese momento allí, nos une una amistad que hemos llamado todos “amistad sísmica”, en el sentido de que era una amistad a prueba de toda contingencia. Desde ese momento mi admiración por Francisco creció muchísimo, porque, si bien Francisco era una persona como ustedes —mejor que yo— lo conocieron, callada, equilibrada, ponderada, tenía un gran sentido, justamente, de la comprensión de los otros, posiblemente por su formación religiosa, que acaba de recordar magníficamente Jorge Eduardo».

«Yo estoy, igualmente, como todos ustedes, muy entristecido por la muerte de Francisco. Yo creo que a él, por su gran responsabilidad, por su gran compromiso con la Academia Nicaragüense y, por supuesto, con las tareas de ASALE […] debemos recordarlo por lo que hizo en vida, que fue mucho, que fue bien hecho».

 

   Don Sergio Ramírez Mercado, académico de número, prestigioso novelista y Premio Cervantes 2017, expresó lo siguiente:  

«Muchas gracias, amigo director; bienvenidos amigos académicos, querido don Santiago Muñoz Machado, querido Francisco Javier Pérez, querido Bruno Rosario Candelier, muchas gracias por estar aquí; querida Gloria y sus hijos: Solo unas palabras que agregar a todo lo que, con tanta justicia, se ha dicho esta tarde sobre Francisco. Francisco Arellano Oviedo condujo a esta corporación a lo largo de 10 años, imprimiendo a su trabajo sus propias características de sencillez —que ya se ha dicho aquí—, sin que eso quitara nada a su constancia, y su humildad, sin que eso quitara nada a su dedicación. Nos demostró que se puede empuñar el timón de una nave sin arrogancia y que se puede rendir cuenta de una labor efectiva sin que ese legado sea oscurecido por ninguna clase de prepotencia o vano orgullo. Yo diría que Francisco gozaba su trabajo no por ansiedad de honores, sino por vocación de servicio, ocupando —como ocupó— los cargos de mayor prestigio en la vida cultural de nuestro país, sin que eso lo envaneciera nunca».

«¿Qué es lo primero que quisiera agradecerle a Francisco junto con su calidad de amigo? La amistad y la solidaridad de la que me precio mucho, y de la que disfruté lo mismo que de su sentido del humor, rasgo suyo quizá el más desconocido, pero que yo evalúo entre sus mejores cualidades, porque lo contrario del humor es la prosopopeya vana y la altisonancia que él nunca tuvo. Tuvo un trabajo fecundo y múltiple: de maestro, de dramático, de lingüista, de poeta, de prosista […] Nuestra cultura le debe el Diccionario del español en Nicaragua, un trabajo científico y acucioso, que, además de su dominio del habla nacional, a la que dedicó años de estudios, demuestra su amor por el país y por sus raíces. Y si en algún lugar le encontramos es en la lengua cambiante de todos los días, que él estudió con deleitación de artista. Sabemos que esta es una Academia huérfana de apoyos, y uno de sus notables trabajos, hecho combinadamente, sin alarde, fue procurarle medios de sostenimientos. Una Academia […] que él soñó con arreglar proveyéndola de una casa propia, casa para la cual su esfuerzo procuró el terreno y los planos que fueron elaborados, a honores, por el arquitecto Alfredo Osorio Peters. Algún día que esa casa exista su nombre deberá estar ahí, dándoselo a alguna sala mayor, o a la biblioteca, y ojalá haya en el futuro un premio de ensayo, convocado por esta Academia, que lleve su nombre».

«Vivió para construir y vivió hasta el final entregado al trabajo, cumpliendo con el mandato del poeta latino Ovidio, como lo expresa en “Amores”: Quiero —dice Ovidio— que la muerte me sorprenda trabajando en medio de mis trabajos. Gracias, amigo Francisco, por tu vida tan llena de frutos, y por tus trabajos consagrados a las letras, a la enseñanza y a esta corporación».

 

Doña María Auxiliadora Rosales Solís, secretaria de la Academia Nicaragüense dijo: 

«Buenas tardes a la familia de don Francisco Arellano Oviedo, a todos los académicos y amigos que están conectados a través del ciberespacio acompañándonos en este emotivo homenaje a nuestro director. Las redes sociales han explotado manifestando su sentimiento de condolencias, destacando la personalidad de don Francisco Arellano como un caballero, humilde, solidario, sabio y comprometido con la Academia Nicaragüense de la Lengua. Siempre consideró a los académicos de todo el mundo hispánico como parte de su familia. Casi de inmediato de su deceso recibimos el pésame institucional de la RAE y la ASALE, y además el mensaje de testimonio de pesar de don Santiago Muñoz Machado y del secretario de la ASALE, don Francisco Javier Pérez Morales».   «Sería imposible leer todos los mensajes cargados de las frases más hermosas y emotivas que describen con justeza la personalidad de nuestro Director», dijo. En nombre de «la Academia Nicaragüense de la Lengua» agradeció a «la Presidencia, a través de doña Rosario Murillo, y a las diferentes instituciones del Estado que expusieron sus condolencias, especialmente al Instituto Nicaragüense de Cultura» […].  «Nuestros agradecimientos a todas la Academias y a sus directores: Real Academia Española, Secretaría General de la ASALE, Academia Colombiana de la Lengua, Academia Costarricense de la Lengua, Academia Salvadoreña de la lengua, Academia Chilena de la Lengua, Academia Mexicana de la Lengua […], Academia Panameña de la Lengua, Academia Dominicana de la Lengua, Academia Guatemalteca de la Lengua, Academia Paraguaya de la Lengua Española […]». Igualmente agradeció las condolencias externadas por «escritores, académicos, amigos y familiares y exalumnos, de don Francisco Arellano Oviedo».

En el memorial también hablaron Gioconda Belli, Conny Palacios, Nydia Palacios Vivas, Luis Roche, Roberto Carlos Pérez, entre otros, quienes manifestaron emotivas palabras en honor del «insigne Director». Al darse por terminada la sesión de la Academia, las palabras de amistad siguieron fluyendo espontáneamente honrando la memoria del «caballero de las letras» hasta el cierre de la sala virtual.

Por su parte, doña Gloria María de Arellano agradeció emotivamente el sentido abrazo solidario: «Mucho gusto de verlos a todos, estamos unidos en espíritu. En medio del dolor de la pérdida, me da alegría verlos a todos. Un gran abrazo desde lejos».

(Reportó Miguelina Medina para la Academia Dominicana de la Lengua)

 

Poetización simbólica de Bartolomé Lloréns

Por

Bruno Rosario Candelier

 

Los creadores de poesía y ficción sienten una apelación de la realidad o de los efluvios sutiles. Toda creación artística o literaria entraña una intuición de la belleza con sentido. Y el sentido pleno y la belleza genuina conducen al fuero inmarcesible de lo Eterno.

El agraciado lírico español Bartolomé Lloréns (Catarroja, Valencia, 1922-1946), vivía en armonía con la naturaleza y disfrutaba el esplendor de lo viviente, que asumía como fuero y cauce de la Divinidad. De ahí su empatía hacia todo y su correspondiente interiorización para sentir la Llama sutil de fenómenos y cosas mediante el talante amartelado de su sensibilidad estética y espiritual.

Llamo talante amartelado al modo de sentir inspirado en el amor sagrado y puro, como lo sienten y lo viven los iluminados, los místicos y los santos. Ejemplo de ese singular talante es el poeta Bartolomé Lloréns y su afortunado poema “Canción de agua viva”.

Condiscípulo y colega de los destacados filólogos y poetas españoles Carlos Bousoño y Fernando Lázaro Carreter bajo el magisterio intelectual de Dámaso Alonso, frecuentaban la tertulia dominical en la residencia de Vicente Aleixandre, donde compartían sus creaciones poéticas y sus apelaciones intelectuales, espirituales y estéticas. Para sus amigos, compañeros y relacionados, Bartolomé Lloréns era un iluminado (1).

Iluminados, místicos y santos tienen una iluminación superior por la que inspiran amor, sabiduría y espiritualidad.

Los iluminados tienen una inteligencia sutil para comprender, con el poder receptivo de su intuición, el sentido de fenómenos y cosas, así como la sabiduría espiritual de lo viviente. Los místicos son iluminados con una mirada amorosa para sentir la huella divina en todo lo viviente. Y los santos son místicos que valoran la dimensión sagrada de personas y cosas y que veneran como tributo a la Divinidad.

La lírica teopoética de Bartolomé Lloréns, amartelada con el aliento de lo divino, es sufragánea de los fluidos sensoriales y las irradiaciones suprasensibles que dan a su creación ese toque de elevada espiritualidad con el tono amoroso de su vocación mística y el aura sagrada de su sensibilidad estética.

El místico exalta y bendice toda la Creación. De ahí la exaltación de lo viviente, como lo hace Bartolomé Lloréns en su creación poética. El poeta español experimentaba un amor puro hacia todas las cosas, y por eso su identificación emocional, imaginativa y espiritual hacia todo. Bartolomé Lloréns escribió los poemarios Hojas sin árbol, Fuga y Tránsito por la tierra, creación mística de un estremecido lirismo impregnado de la pasión sagrada con espiritualidad cristiana (2).

La sustancia la da la naturaleza o la Energía de la Divinidad; y el hombre crea la forma, es decir, el lenguaje con el que expresa el contenido. Hay que tener pureza de la sensibilidad, pureza de alma y pureza de conciencia para escribir con la limpieza sensorial, la diafanidad expresiva y la transparencia del espíritu, como lo hace Bartolomé Lloréns en su contemplación de lo viviente.

El sujeto contemplativo se sitúa ante la naturaleza y se dispone a contemplar. Ante la realidad despliega sus antenas sensoriales y entra en contacto con los datos sensoriales de las cosas. Y va más allá de las apariencias, más adentro, de las sensaciones que las cosas le producen. Logra una comunión con lo viviente mediante un proceso de interiorización en el alma de las cosas y, en esa relación de su yo con el ser de la cosa, vive y disfruta el encanto del agua, la tierra, el fuego y el aire, y el sujeto lírico recrea lo que su sensibilidad experimenta y, en esa relación física, afectiva, erótica y espiritual con la esencia de los elementos, tiene un vínculo entrañable con la naturaleza, disfruta la emoción de la dolencia divina y vive un momento de infinito.

La sensibilidad dicta las sensaciones, las emociones, la entonación que las palabras certifican. Por eso la poesía es la intuición de la interioridad y el cauce de lo divino. Quien se inspira en su intuición sabe siempre qué decir, y qué hacer. La creación de los escritores se nutre de su contacto con las cosas. Se nos da la realidad para instalarnos en el mundo; la sensibilidad para sentir y disfrutarlo; la inteligencia para intuir, pensar, hablar y crear; y la capacidad para captar el sentido que percibe la intuición de la conciencia. Y cada uno tiene, además, dones particulares.

Bartolomé Lloréns tuvo el don de una conciencia amartelada. El agraciado poeta era un creador iluminado, arrebatado por la Llama de lo divino. De ahí que supo sintonizar el alcance de la belleza en su triple dimensión sensorial, afectiva y espiritual.

Para crear hay que sentir en el hondón de la sensibilidad y en el fuero de la conciencia una honda y entrañable compenetración sensorial, afectiva y espiritual con la sustancia de las cosas, con el objeto de la inspiración o el sentido de la creación, sea pintura, escultura, danza, arquitectura, canción, poesía o ficción.

Hay tres condiciones que hacen posible la creación de una obra estética, simbólica y mística, como “Canción de agua viva”, de Bartolomé Lloréns: una mirada amorosa, una mirada mística y una mirada jubilosa, que se manifiestan en la belleza de la forma, la belleza del sentido y la belleza de la trascendencia.

   Belleza de la forma. Bartolomé Lloréns establece una sintonía empática con lo viviente, y la potencia perceptiva de su sensibilidad capta la sensorialidad de las cosas; la energía de su alma entra en comunión con la energía cósmica para intuir su sentido; y la percepción suprasensorial de su espíritu atrapa los efluvios de las irradiaciones estelares y, en una comunión de amor y empatía, se hermana con fenómenos y cosas para sentir en el espíritu el alma de lo viviente con la llama de lo divino. Eso es una relación fecunda con la sensorialidad de las cosas, que suelen lograr los genuinos estetas, iluminados y poetas. Entonces fluye la belleza sensorial que su sensibilidad atrapa en contacto con lo viviente. Cuando la mirada viene de una actitud amorosa, se atizan los sentidos y se amucha el esplendor del mundo. Esa empatía con la esencialidad de las cosas lo revela la visión estética y simbólica de “Canción de agua viva” (3):

 

Mi amor se desnudaba

a la orilla del agua,

a la orilla del cielo,

junto a la fuente clara.

¡La fuente de agua viva

secreta en la montaña!

 

   Belleza del sentido. La segunda conexión importante que logra el poeta es la dimensión del sentido, que los creadores de poesía y ficción consiguen cuando alcanzan una relación con la sustancia de las cosas mediante el proceso de interiorización con lo real. Se trata de un vínculo sutil entre la conciencia del contemplativo con la esencia de lo contemplada que lo apela. Esa conexión entre el hombre y las cosas implica la vivencia de la contemplación para sentir lo que las cosas son y significan. Es una cópula de amor entre el sujeto contemplador y la cosa contemplada mediante una relación erótico-espiritual que hace posible la fluencia de la emoción estética, el goce de la fruición espiritual y la satisfacción de lo viviente. La inteligencia sutil, cifrada en la conciencia de lo divino, inspira la mirada mística que percibe la sacralidad de las cosas y siente el esplendor del mundo, como se aprecia en “Canción de agua viva”:

 

Dejó las limpias prendas

sobre las verdes ramas

y deshojó las flores

que tejiera en guirnaldas.

Se olvidó de los pájaros

que en la umbría cantaban,

del rumor de las frondas,

del beso de las auras,

y en su puro desnudo

se contempló en las aguas.

 

   Belleza de la trascendencia. Y la tercera compenetración del ser humano con las criaturas vivientes, clave y cauce para sentir en el espíritu el encanto de la belleza sutil, es la sintonía del sujeto contemplador con los efluvios de la Creación. Se trata de captar, mediante los circuitos interiores de las neuronas cerebrales, las irradiaciones del Universo que se manifiestan en estelas, voces, aroma, imágenes y ondas electromagnéticas con mensajes de la sabiduría espiritual del Numen y verdades de muy antiguas esencias de la sabiduría mística del Nous procedente de los predios celestiales que suelen captar los dotados de alta estirpe divina, como son los poetas místicos, los iluminados y los santos, que sintonizan el sentido de los mensajes revelados de la voz universal. La mirada mística, con el entusiasmo que percibe la sacralidad de las cosas, capta el signo de la trascendencia con la alegría del corazón que ama, como Lloréns, según refleja la “Canción de agua viva”:

 

Su imagen intangible

de luminosa gracia,

vio esfumarse, fundirse

entre la viva plata

de aquella eterna fuente

secreta en la montaña.

 

Inspirado en la lírica mística de san Juan de la Cruz, el joven poeta valenciano plasmó en cautivador poema “Canción de agua viva” un estremecimiento de fulgores del alma iluminada ante el impacto sensorial de lo viviente y el esplendor de la llama sutil al fragor de una cópula entrañable con la luz, el cielo y la fuente de agua viva:

 

Dejó mi amor la orilla

y se perdió en las aguas.

En su eterna corriente

murmura, fluye, canta,

onda entre vivas ondas,

luz entre luces altas,

cielo mismo en el cielo

que las aguas arrastran.

 

Su amartelada obra lírica, estética y simbólica armonizó sensualidad y misticismo sin obviar el furor de la pasión erótica y el arrebato del éxtasis contemplativo en un entramado místico de elevada conciencia trascendente. Bajo la llama de la iluminación mística y la gracia de la lírica teopoética, nuestro agraciado poeta escribió hermosas canciones impregnadas del amor divino y la pasión sagrada (4). Con razón vivía bajo el fuego del entusiasmo -del griego En Theos-, fuente primordial de la que recibía el aliento superior de la conciencia mística.

Este celebrado poema, “Canción de agua viva”, es el resultado de una cópula de amor erótico-místico en unción sagrada con los elementos -el agua como matriz de lo viviente- que excitaba la sensibilidad del poeta que vivía bajo el embrujo del amor divino cifrado en las criaturas y las cosas, signo, fuero y cauce de lo sagrado en el hondón de su corazón. Su alma era una cítara celeste y, consciente de su vocación poética y dotado de una sensibilidad mística, sabía que tenía que crear la forma y lograr una expresión diáfana y pura para que la creación fuese cauce y símbolo de lo Alto, de la voz iluminada y sagrada, como entendía y sentía que debía ser el arte de la creación teopoética inspirada en lo divino. De ahí la pureza expresiva de su lírica, la transparencia luminosa de sus símbolos  y la amartelada conciencia de su sabiduría. De ahí que supo canalizar lo que su alma sentía a través de la belleza, como infiere Helena Ospina Garcés al presentar la creación poética de Barlolomé Lloréns en una de sus ponencias sobre la belleza, el arte de la creación (5).

Este memorable poema de Bartolomé Lloréns fue escrito el 17 de enero de 1946. Figura en la Antología poética prologada por Carlos Bousoño, publicada en Sevilla (edición de José Julio Cabanillas, 1993, pp. 29-30). Es un singular poema impregnado de belleza, ternura y espiritualidad sagrada en su hondura intangible, que resalta su transparente hermosura. Su sensorialidad proyecta la belleza sensorial y sutil ante el agua, el elemento de la naturaleza que enalteciera Tales de Mileto. Es un singular ejemplo de sabiduría divina en su vivencia mística. Su poema tiene una onda superior, como el Cántico espiritual de san Juan de la Cruz, que ha inspirado grandes poemas en las letras universales. El poema de Lloréns comienza con una cita de san Juan de la Cruz, “Aquella eterna fonte”, que inicia el Cántico espiritual. Bartolomé Lloréns bebió en la fuente misma de la sabiduría sanjuanista. Y experimentó la inspiración mística. Su alta vocación estética y su honda sabiduría espiritual fluyen en sus poemas.

La vocación mística entraña un sentimiento de coparticipación con lo viviente, un vínculo entrañable con fenómenos y elementos, como el agua. Cuando se habla de sabiduría hay que distinguirla de la sapiencia. Sapiencia es un conocimiento cultural de las cosas, como un erudito que sabe mucho por sus lecturas, pero eso no es sabiduría. La sapiencia es el conocimiento intelectual o cultural que una persona puede acumular. La sabiduría, en cambio, puede adquirirse sin conocimiento libresco, incluso una persona iletrada puede alcanzar la sabiduría, gracia divina que se logra con el desarrollo de la intuición espiritual y el sentimiento del amor. La inteligencia mística no se desarrolla con lecturas ni con reflexiones.

La lírica de Bartolomé es un pozo de sabiduría y piedad. Su poema revela una fina intuición mística, con una comprensión del mundo bajo el aura de singulares irradiaciones estelares. Los contemplativos enseñan que la sabiduría refleja la onda espiritual de lo divino. Y quien vive la sabiduría, comprende afectiva y espiritualmente el sentido místico de la Creación.

El reconocimiento de un hecho espiritual, consignado con el lenguaje de la mística, concita una creación poética reveladora de una verdad mística, como la intuida por la poeta dominicana sor Leonor de Ovando: “La pura santidad allí encerrada, / el émphasis, / primor de la escritura,/ me hicieron pensar cosa no pensada”. La palabra émphasis viene del griego y significa ‘expresión vehemente’ y, en el ejemplo citado, fruto de un arrebato espiritual o de una inspiración divina, tiene una connotación mística. En “émphasis, primor de la scriptura”, hay una verdad poética, si se asume la palabra “énfasis” como expresión del sentimiento; pero si “énfasis” se entiende con el significado de ‘entusiasmo’, que es una de sus acepciones, entonces hay que valorar, en la feliz intuición de sor Leonor de Ovando, una verdad mística.

En la lírica de la poeta criolla intuí la idea de una verdad mística,  que se diferencia de una verdad poética.

La verdad poética es una intuición estética de una verdad de vida a la luz de una vivencia emocional.

La verdad mística es una intuición de lo divino a la luz de una experiencia espiritual. La verdad expresada en “émphasis, primor de la scriptura”, de sor Leonor de Ovando, es un buen ejemplo. La verdad poética se funda en una verdad profana; y la verdad mística se funda en una verdad sagrada.

Pues bien, Bartolomé Lloréns intuyó una verdad poética al decir: “En su desnudo puro/ junto a la fuente clara. / Su imagen intangible/ de luminosa gracia”. Y también intuyó una verdad mística al expresar: “¡Oh fuente de agua viva/ que en lo escondido mana”.

La sabiduría espiritual nace de una inteligencia mística fraguada en lo sagrado con el amor puro y santo. Por eso entraña una mirada amorosa y comprensiva, luminosa y empática. Y fluye con la intuición mística y el amor a lo viviente, como la naturaleza viva que se nos ofrece con su encanto fulgurante. El sentido amoroso nace de una arraigada fe espiritual, conforme lo ilustra en elocuentes imágenes y símbolos la lírica teopoética de Bartolomé Lloréns, cauce del amor puro y sagrado, de cuya creación inferimos estas consideraciones:

  1. Bartolomé Lloréns comprendió el dicho sapiencial de que “lo más personal es lo más original”, sin la torpe pose narcisista.
  2. Con su creación poética canalizó su vocación creadora para testimoniar su visión estética y espiritual del mundo a la luz de la teología católica y la tradición mística de la lírica hispánica.
  3. En el camino místico asumido como el cauce de su inteligencia sutil dio el testimonio de una creación que consigna el caudal de sus intuiciones y vivencias con el aliento de su sensibilidad erotizante y el aura de su espiritualidad sagrada.

 

Leamos con  unción el celebrado poema “Canción del agua viva”:

 

“…aquella eterna fonte…”

San Juan de la Cruz

 

Mi amor se desnudaba

a la orilla del agua,

a la orilla del cielo,

junto a la fuente clara.

¡La fuente de agua viva

secreta en la montaña!

 

Mi amor se desnudaba

a la orilla del agua.

 

Dejó las limpias prendas

sobre las verdes ramas

y deshojó las flores

que tejiera en guirnaldas.

Se olvidó de los pájaros

que en la umbría cantaban,

del rumor de las frondas,

del beso de las auras,

y en su puro desnudo

se contempló en las aguas.

 

En su desnudo puro

junto a la fuente clara.

 

Su imagen intangible

de luminosa gracia,

vio esfumarse, fundirse

entre la viva plata

de aquella eterna fuente

secreta en la montaña.

 

Mi amor se reflejaba

en las ondas de plata.

 

Dejó mi amor la orilla

y se perdió en las aguas.

En su eterna corriente

murmura, fluye, canta,

onda entre vivas ondas,

luz entre luces altas,

cielo mismo en el cielo

que las aguas arrastran.

 

 

Dejó mi amor la orilla

y en la corriente canta.

 

¡Oh fuente de agua viva

que en lo escondido mana!

 

No volvió a la ribera,

que su amor era el agua.

 

Al vibrar en sede de amor divino el alma amartelada del poeta se consustancia con el alma de las cosas y realza el esplendor del mundo con la emoción de los sentidos y la vibración del espíritu. De la creación poética de Bartolomé Lloréns infiero que el lírico español tuvo clara conciencia de que el arte auténtico, edificante y luminoso, se plasma en una creación de la palabra, la pintura o la música que suscite en el contemplador lo mismo que concitó en el creador: el sentimiento de la emoción estética y la vivencia de la fruición espiritual a la luz de lo divino mismo. En “Canción de agua viva” el mundo es un fulgor y, en cada ámbito del Universo rutila, esplendorosa y elocuente, la Llama de la Divinidad.

Luminosa obra de un poeta que canta la realidad desde el vértice de la sensorialidad para disfrutar, con la inspiración de lo Alto, el encanto del mundo. Es una creación interiorista que expresa el esplendor de lo viviente como cauce de la belleza sutil y el sentido trascendente.

 

Bruno Rosario Candelier

Movimiento Interiorista del Ateneo Insular

Moca, Rep. Dominicana, 25 de abril de 2020.

 

Notas:

  1. Bartolomé Lloréns era la expresión de “la juventud quizá más traspasada de vida y espíritu que he tenido en estos tiempos a mi lado”, escribió Dámaso Alonso en su “Discurso de ingreso a la Real Academia Española”, Madrid, 25 de enero de 1948.
  2. Carlos Bousoño, Antología poética de Bartolomé Lloréns, Madrid, Adonáis, 1948. Bartolomé Lloréns, Secreta fuente (Madrid, Adonáis, 1948, con prólogo de Carlos Bousoño) y Juan Ignacio Poveda, Bartolomé Lloréns: Una sed de eternidades (Madrid, Rialp, 1997).
  3. Miguel de Santiago, Antología de poesía mística española, Barcelona, Verón editores, 1998, pp. 384-386.
  4. Carlos Bousoño decía que Bartolomé Lloréns, en plena juventud, era “un auténtico sabio”, en su prólogo a la Antología poética de Bartolomé Lloréns (Sevilla, edición de José Luis Cabanillas, Númenon, Cuadernos de poesía n.º 2, 1993, p. 5).
  5. Ponencia de Helena Ospina, “Arte y persona en Bartolomé Lloréns”, Coloquio de literatura hispanoamericana, San José, Universidad de Costa Rica, 2013.

 

Gusano, raroso, pobrísimo/paupérrimo

Por Roberto E. Guzmán

GUSANO

“. . . asegura que en la ciudad no ha sido posible poner a circular de manera efectiva un autobús GUSANO . . .”

No ha de olvidarse que hay gusanos y. . . gusanos. El primer gusano es el animal invertebrado, de cuerpo blando sin pies. Luego hay otro que es la “persona vil y despreciable”.

Hay otro gusano no menos célebre que los anteriores, es el de la conciencia que es aquel que nace del remordimiento del mal obrar. Otro gusano muy conocido es el de seda.

Todos estos gusanos mencionados quedan descartados para aceptarlos como parte del autobús gusano. La naturaleza de los dos elementos, autobús y gusano se excluyen mutuamente; por lo tanto, se trata de un uso abstracto de gusano, porque el autobús sí puede circular en la ciudad.

En esta cita el redactor se refiere a una cualidad del gusano que se aplica específicamente al autobús por una de las propiedades del gusano. El cuerpo de los gusanos está compuesto por segmentos en serie lineal. El autobús a que se refiere la cita tiene secciones que están articuladas, lo que le permite circular en la ciudad y transportar una mayor cantidad de pasajeros.

El verbo articular debe entenderse, para el autobús de la cita, en tanto la unión de piezas de modo que mantengan entre sí alguna libertad de movimiento.

Lo que se comprueba con el “autobús gusano” es otro ejemplo más de cómo los hablantes integran los vocablos conocidos para mentar realidades nuevas. En lugar de buscar un solo vocablo sacado de los libros, abrevan en sus conocimientos y los aplican a las máquinas y aparatos nuevos. Hay que admitir que llamar de este modo al autobús “pega” más que la otra denominación ya señalada.

 

RAROSO

Ante una atmósfera vial tan RAROSA”.

El Diccionario de la lengua española no recoge la voz raroso, a en sus páginas. No obstante, se asegura que es de uso corriente en el español dominicano. Es una voz que el redactor de estos comentarios reconoce haber utilizado en muchas ocasiones para tipificar a una persona o cosa. Más abajo se expondrá lo que se conoce en el habla de los dominicanos por raroso.

Una persona puede ofrecer un aspecto raroso cuando su comportamiento o apariencia física no se corresponde con las circunstancias o con el ambiente. Esa persona tiene uno o más rasgos que la hacen sobresalir; la mayoría de las veces es porque no se ajusta a los patrones normales.

El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española sí asienta en sus páginas el adjetivo raroso y anota que es de uso en Guatemala y El Salvador. La acepción consignada es, “Raro, extraño”.

En República Dominicana, en el habla se utiliza el adjetivo, pero en esa habla no coincide totalmente con la noción del último diccionario mencionado. No es raro, solo diferente. No reviste todas las características de raro. Puede tener peculiaridades distintivas, o, no poseer las que se esperan en su género. Es una persona o algo que llama la atención. Hasta puede levantar sospechas por esto.

Quizás no se añadió la República Dominicana a los países antes mentados porque el concepto del raroso dominicano no se ajusta completamente al de esos dos países.

 

POBRÍSIMO – PAUPÉRRIMO

“Se trata de un lamentable y POBRÍSIMO ejercicio de crítica pública”.

Desde el principio hay que dejar muy claro que los dos superlativos para el adjetivo pobre pertenecen al buen español. Uno vino del origen de la palabra y el otro lo impuso el uso.

Paupérrimo tiene relación con el latín pauper que está documentado desde los orígenes del idioma en el año 1200. Pobre es una palabra común a todos los romances de occidente. Tanto en castellano como en portugués la palabra pobre se ha mantenido fiel a la forma clásica pauperem, pues solo tiene una terminación para el femenino y el masculino.

Paupérrimo es el superlativo culto vinculado con otras palabras parecidas de la misma familia, depauperar, depauperación, pauperismo. Todos derivan del superlativo pauperrimus. Algunos de los vocablos recién citados llegaron al español procedentes del francés, lengua en la que se ha conservado la palabra pauvre, para pobre; que como puede comprobarse, en esa lengua ha conservado la primera sílaba pau- que aparece en la primera sílaba de otras palabras del español de la misma familia, pauperismo, pauperización, pauperizar.

En español existen otros superlativos con esa terminación, ejemplo de ello son, celebérrimo y libérrimo, integérrimo, acérrimo, aspérrimo, pulquérrimo, misérrimo, nigérrimo, salubérrimo entre otros. Puede notarse que la terminación para estos superlativos cultos es -érrimo.

La mayoría de los superlativos anteriores aceptan superlativos en -ísimo, con la excepción de libérrimo y misérrimo que solo tienen un superlativo reconocido por las normas gramaticales de la lengua.

No hemos de olvidar que superlativo es un grado de significación que expresa una cualidad llevada a un grado muy alto, o a un grado más o menos alto, en comparación a un grupo. Se aplica a adjetivos y adverbios para atribuir intensidad máxima a la cualidad denotada por estos.

En el párrafo inmediatamente anterior a este se escribió, “grado muy alto, o a un grado más o menos alto”. Esto así porque existe el superlativo relativo. El superlativo absoluto carece de complemento en la lengua actual.

La exposición de esta sección versó sobre un superlativo morfológico, pues se formó añadiendo el sufijo -érrimo a la base.

Con el paso del tiempo en el español hablado y en el escrito se nota la decadencia del superlativo romanceado paupérrimo; en su lugar se emplea pobrísimo. Este fenómeno se produce también en los demás superlativos del tipo estudiado aquí. El habla ha logrado imponer la terminación más conocida del superlativo en casi todos los superlativos para comodidad del hablante.

Frases verbales con «haber» y empleo de «aun»

Por Rafael Tobías Rodríguez Molina

Ya hemos dicho en varias ocasiones lo dificultoso que resulta manejar la concordancia tanto la nominal, o aplicada a los nombres, así como también la verbal, que es la que tiene que ver con los verbos. Esta vez les presentaré otro caso de extrema dificultad, para dominicanos y extranjeros usuarios del español. Es el que tiene  que ver con  una serie de verbos empleados por nuestra  lengua para formar frases verbales en las que interviene el verbo haber impersonal que, al no tener sujeto, no puede usarse en plural. También trataré brevemente el caso de “aun” con tilde o sin tilde.

Con  relación a las frases verbales con haber, les presentaré primero varios ejemplos  con frases verbales  empleadas debidamente, ya que tendrán el verbo auxiliar de haber en singular al no tener la frase con haber un sujeto, sino un objeto directo (llamado también complemento directo), por lo cual se les denomina oraciones impersonales.

A. Ejemplos con frases verbales empleadas correctamente. Están correctas pues el verbo colocado antes de haber aparece en  singular.  Veamos los ejemplos:

  1. “En la reunión debía haber varios brindis con bebidas extranjeras y no los hubo.”
  2. “En este supermercado todavía puede haber mejores ofertas para nuestros clientes.”
  3. “Tiene que haber muy pocos asistentes confirmados para que se suspenda la actividad del próximo domingo.”

Las fases verbales son, en el orden de aparición: debía haber, puede  haber y tiene que haber.

B. A continuación ejemplos con frases verbales incorrectas al tener el verbo auxiliar en plural. Los ejemplos son los siguientes:

  1. “…Peña Nieto pide serenidad y alerta que pudieran  haber réplicas del mismo.”(Titular sobre  el terremoto de 7.1 ocurrido en México en septiembre del 2017).
  2.    “También pueden haber otras situaciones en ese mercado…” (Un  empresario turístico en una  entrevista).
  3. “Deben haber otros casos como ese en expeloteros dominicanos.” (CDN, comentarista deportivo).

Las frases verbales incorrectamente empleadas son, en el orden de aparición: pudieran haber, pueden haber y deben haber.

En lo referente a “aun”, les ofreceré algunas breves pautas  sobre esta palabra. En otro artículo trataré con mayor amplitud ese tema; pero mientras tanto les diré que existe una situación de dificultad cuando nos toca emplear esa “palabrita”  porque existen dos “aun”, uno con tilde y otro sin ella.  Para ponerle  tilde al  que la lleva,  hay que tener en cuenta tanto el aspecto semántico, es decir, lo  que tiene  que ver con lo que significa la palabra “aun”, que es  lo mismo que decir  la palabra por la cual ella se puede intercambiar, así como también hay que atender al aspecto fonético o pronunciación de la palabra. Pero  este último aspecto no lo trataré esta vez.  Para que sepan emplear “aun”, tengan en cuenta  que si significa todavía o, lo que es lo mismo, se puede intercambiar por “todavía”,  entonces se le marcará el acento ortográfico o tilde. Pero si   significa  o se puede intercambiar por solo “incluso”,  “inclusive” (y no por todavía), entonces  se escribirá sin tilde.

Con el fin de que se comprenda mejor la teoría ofrecida en el párrafo anterior, les presento algunos ejemplos con “aun” con tilde y sin tilde. Veamos. 1. Con tilde: “Aún (todavía) no ha llegado”.  “No ha llegado aún (todavía).  “Dijo que eres torpe; aún más (todavía más; incluso más,  inclusive más) dijo; dijo que eres tonto.”  “Llegaron allí los aún (todavía) inexpertos 2. Sin tilde: “Llegaron allí aun (incluso, inclusive)  los inexpertos.” “Aun (incluso, inclusive) sin llegar, ya creíamos que había llegado.”  Para evitar confusiones y estar más seguros a la hora de tildar o no el “aun”, fijémonos en que, si equivale a incluso y a inclusive y también a todavía, como vimos en este mismo párrafo, se le marcará la tilde.  Para que no se le ponga la tilde, tiene que  equivaler a solo incluso e inclusive.

Tanto en cuanto  al caso de las frases verbales con haber, como al caso de “aun”, déjense guiar por las pautas aquí ofrecidas, que son bastante sencillas y breves, y de fácil asimilación y manejo. Así serán mejores usuarios de su idioma español.

Conciencia lingüística y mantenimiento del idioma

Por Tobías Rodríguez Molina

 

Se dice frecuentemente que “el dominicano pone candado después que le roban.” Creo que todos los mortales, no importa el país de origen, estamos cortados por la misma tijera. Pero los dominicanos, no se sabe por cuál complejo, si el de Guacanagarix o quién sabe cuál otro, nos echamos el lazo nosotros solos al no poner el verdadero candado que demanda nuestra realidad lingüística.

Lo antes dicho viene a colación para referirme a lo que muchos llaman “el progresivo deterioro de la lengua española en República Dominicana”, para hacer frente al cual hay quienes proponen diferentes opciones para evitar  que nuestro español se nos eche a perder.

Una de esas opciones, auspiciada por quienes culpan de nuestros problemas lingüísticos a la maldad de otras lenguas, propone algo así como una cruzada, una lucha de frente por el rescate de la lengua española que estamos perdiendo ante la influencia foránea. Habría que imaginarse que estos hacen referencia al inglés de Norteamérica y  al creole  de nuestros vecinos haitianos, lenguas, que según ellos,  le están quitando la pureza al español de España y nuestro.

Otra de las opciones para mantenernos en pie de lucha lingüística, sostenida por quienes hacen culpables del problema a los dominicanos, aboga por traer, importar, diríase mejor, profesores de otras tierras, por ejemplo de España, donde se habla “bien” el español, para que nos enseñen a los dominicanos, comenzando por los profesores, a hablar bien la lengua española.

Como creo que esas dos posiciones son las preponderantes en el ámbito dominicano, y las que más preocupados  tienen a muchos, y  a ellas me voy a referir en el presente artículo.

En lo referente a la primera posición, creemos que la alarma no puede provenir de la influencia que esas lenguas foráneas puedan ejercer sobre nuestro idioma nacional, pues eso es algo inevitable, ya que todas las lenguas sufren el “riesgo”, si es que se puede llamar riesgo, de los préstamos lingüísticos, que lo que hacen es ayudar, enriquecer a las lenguas que los reciben. ¿Acaso ha desaparecido la lengua vasca en España, el francés de Québec o el español de Puerto Rico a causa de los préstamos?

Si nuestro español es influenciado malignamente, los culpables somos nosotros, o más bien la poca conciencia que tenemos del valor de nuestro idioma nacional. Los hablantes del vasco deben tener una gran conciencia, un gran amor a su lengua y cultura. Lo mismo hay que decir de los “ciudadanos” de  la provincia de  Québec. Algo parecido se puede decir de los puertorriqueños, especialmente los que habitan en la isla.  Se puede afirmar, y creo no equivocarme, que esa conciencia la han adquirido esos aguerridos habitantes del mundo, a que ya se han dado cuenta de que se ha intentado robarles su lengua de múltiples maneras. Pero ya pusieron su candado. En eso nos parecemos, pero  nosotros aún no hemos puesto el nuestro y gastamos el tiempo en lamentaciones, en descuido y  en incorrectas propuestas.

Parece que los dominicanos no hemos caído en la cuenta de que también a nosotros nos están robando, o nosotros mismos nos estamos robando.  Y por eso oímos que algunos aconsejan que compremos candados. Pero la solución no llegará porque nos lo estén diciendo; vendrá, por el contrario, cuando la mayoría, por propio dictamen, porque nuestra conciencia lingüística nos lo está reclamando, gritando desesperadamente,  salgamos con urgencia a comprar nuestros candados para proteger nuestra rica y querida lengua española. Uno de esos candados debe ser un permanente empeño, especialmente de las personalidades cultivadas e instituciones públicas y privadas, por el empleo de la lengua apegado a las normas generales  aplicadas en un país que tiene algunas características propias.

La segunda opción, como apuntamos antes, propuso, para enfrentar  el problema del “deterioro” de nuestra lengua, o la “pérdida” del español, trayendo, importando profesores españoles (“enlatados lingüísticos”), que nos enseñaran a hablar bien la lengua española. Eso debía hacerse pues, según los proponentes,  aquí ya no se habla  español, sino una mala  versión del español.

Creemos que una persona que tenga las nociones más elementales de la moderna lingüística no puede estar de acuerdo con semejante postura, la cual no voy a analizar en forma exhaustiva. Solo aportaré algunas ideas sobre la misma.

a). No tiene fundamento lingüístico  sostener que los profesores españoles que se traerían al país hablan bien el español y los profesores dominicanos lo hablan mal. Entre líneas se deja entrever que el español  de allá es mejor que el de aquí. ¿Acaso en España se habla un mismo  español en todas las regiones? Además, ¿de cuál región de España serán esos profesores? ¿Quién haría la selección y basándose en cuáles criterios? Y como habría dinero de por medio, hasta se podría armar una guerra de papeletas.

b). El español que hablamos en República Dominicana tiene que ser, por una necesidad natural de las lenguas, es decir, dada por el mismo hecho de ser una lengua, diferente al español que hablan los españoles, los cubanos, los mexicanos, los puertorriqueños. Por eso nuestro español y el de cualquier otro país donde se hable ese idioma como lengua propia, debe ser una versión del “español”. Del “español”, así entre comillas, con lo cual quiero dar a entender que el mismo no es propio de ningún país, de ninguna región, de ningún hablante.

Y  como nuestro español , el dominicano, es una versión, es decir, es diferente a otras versiones tiene sus propias características, y estas no pueden ser cambiadas importando profesores de otras latitudes con sus versiones particulares, los cuales nos digan, por ejemplo, que para hablar bien debemos pronunciar todas las eses como /s/, todas las zetas y ces como /z/, etc.

c).  En República Dominicana tenemos muchas personas, entre ellas muchos profesores, que hablan “bien” el español, pero el español de este país, sin la zeta, la ce o la jota como las pronuncian algunos españoles, sino a la dominicana.

Me voy a limitar a los argumentos ya expuestos para insistir en la idea de que lo que nos falta es una mayor conciencia del valor de nuestra lengua vernácula. Y porque carecemos de esa conciencia, se nos importa hablar o escribir de cualquier modo. Se les importa a  directores de  periódicos y articulistas sacar su material de lectura plagado de desaciertos. Se les importa a muchas instituciones educativas, inclusive universitarias, enviar circulares o publicar avisos muchas veces con varios errores. Inclusive publicitarias hacen su promoción escribiendo ¡Que bién! O avenida Maximo Gomes, o donde quiera que vayas (en vez de “adondequiera que vayas)

Si tuvieran consciencia  del problema  que esa falta de cuidado representa, eso no sucedería pues cada una de esas instituciones, incluyendo colegios y liceos, tendría por lo menos una persona con el dominio de la normativa del español, es decir, un corrector de estilo, que les serviría de asesor,  para que el español escrito que manejan salga libre de incorrecciones.

Y en el caso de los colegios, someterían a los nuevos profesores  a un examen de normativa y redacción, que pudiera detectar insuficiencias incompatibles con la función de profesor, y así los obligarían a remediarlas antes de ocupar el puesto al que aspiran.

¿Llegará todo eso a hacerse realidad en nuestro país? Cuando eso suceda, cesarán nuestras lamentaciones y la búsqueda de falsos candados al ver nuestra lengua más pura y más perfecta.

Conduce, brujulear, tejemaní / tejamanil

Por Roberto E. Guzmán

CONDUCE

“. . . detuvo un camión de carga que transitaba con varios productos diferentes a los especificados en el CONDUCE”.

Es un proceso natural en las lenguas que algunos vocablos deriven de otros. Las derivaciones pueden ser de diversos tipos. Unos son ortodoxos y otros menos conformes con la doctrina o prácticas aceptadas de forma general. En algunos casos las formaciones de los nuevos vocablos obedecen a necesidades especiales, a circunstancias que determinan su nacimiento y uso. Con respecto de “conduce” se piensa que se está frente a un caso como el vislumbrado más arriba.

En el origen del verbo conducir está el latín conducere, que era “conducir juntamente”. La idea que transmitía era la de llevar consigo. A través del tiempo el infinitivo del verbo fue definiendo mejor sus caracteres. Una de sus acepciones actuales es transportar algo de una parte a otra.

Se recuerda que el vocablo conduce se usaba en los predios rurales con bastante frecuencia, pues para poder transportar animales en pie se precisaba del conduce del alcalde pedáneo del lugar de donde procedía el animal. Con esto se buscaba controlar el robo de ganado. En los puestos militares a la salida y entrada de las poblaciones los militares allí destacados pedían el conduce de lugar.

Conduce corresponde a la tercera persona del singular del presente del indicativo del verbo conducir, que en América se usa también para tratamiento de respeto, usted.

El vocablo conduce con la significación de documento en que se registra la mercancía que se estrega o transporta se conoce solamente en las Antillas hispanohablantes. El vocablo no ha revestido o conservado idénticas acepciones en estas islas, pues en Cuba se usa en el lenguaje administrativo y es, “Notificación que debe firmar la persona que recibe un documento para que el portador acredite la entrega”. En Puerto Rico es la nota de entrega de una mercancía que firma quien la recibe; en esta se hace constar la mercancía que se entrega. En República Dominicana durante largo tiempo se usó el conduce como documento para certificar la legitimidad de lo transportado.

Por medio de la lectura de las acepciones anteriores para el conduce antillano puede comprobarse que tienen el mismo propósito, servir de documento comprobante de la entrega o transporte de mercancía.

 

BRUJULEAR

“Le encanta a la gente ´BRUJULEAR´en la calle”.

La razón principal para introducir en estas reflexiones el estudio del verbo brujulear es porque se expondrán las características que subyacen en este para determinar que en el habla de los dominicanos este posee un sentido particular.

Desde el principio de este estudio se impone traer la definición que más se acerca a la acepción que se propondrá más adelantes para este verbo. Entre otras el Diccionario de la Lengua Española consigna, “Andar sin rumbo fijo”.

El verbo brujulear que conoce quien escribe estas consideraciones es caminar para perder el tiempo, o, perder el tiempo caminando. No se busca lo que no se ha perdido.

Este verbo posee una locución que se le asemeja, es muy dominicana porque no es de uso en otras hablas; además, ha pasado inadvertida para muchos estudiosos del español dominicano, es, “enderezar esquinas”. Este enderezar esquinas en el habla de los dominicanos es caminar de arriba abajo algunas calles principales. Este verbo se conjugaba con varios propósitos. Uno era mostrarse en público, hacerse notar, estar en el medio, exhibirse. Era o es una actividad que no reportaba o reporta beneficio pecuniario alguno.

El verbo brujulear, por su parte, tenía mucho de perder el tiempo caminando. Quizás algún día alguien con acierto logre incorporar en los lexicones de español dominicano tanto la locución mencionada como el verbo brujulear con una adecuada acepción.

 

TEJEMANÍ – TEJAMANIL

“…antes del comienzo del desmonte para la construcción de las casas de TEJAMANIL…”

En muchas ocasiones los intelectuales cuando escriben embellecen con palabras lo expuesto de tal modo que la representación termina no correspondiendo con la realidad. Algunos escritores de gabinete no han tenido la oportunidad de experimentar la vida rural, de conversar con los campesinos, no han tenido contacto directo con la realidad.  Escriben acerca de una realidad no vivida, sino leída.

Algo de lo escrito más arriba parece que sucede en la oración reproducida más arriba. Con respecto de las palabras del título hay otras consideraciones que deben tomarse en cuenta. Una de ellas es, con las voces del Nuevo Mundo pasó como con los nombres de las plantas y frutos, al llegar a Europa los nombres se asemejaron a los ya conocidos en las lenguas de esos países. Más abajo se expondrán los argumentos para sustentar lo esbozado más arriba.

“El tejamanil es una tablilla de madera que se usa para techar casas, o cobertizos”, “derivado de tlaxamanilli”. Su forma correcta es tajamil”. Diccionario de aztequismos (1978:127). La voz aparece asentada ya por Feliz Ramos en su Diccionario de mejicanismos (1895:475), “Tira delgada de madera para techar”.

Es algo cierto y comprobado que muchos términos taínos pasaron con los españoles a otros territorios del Nuevo Mundo. Es muy probable que voces de otros territorios hayan pasado a la isla La Española en su versión original o con las modificaciones que les introdujeron los españoles. En el caso del tejamanil más parece una interpretación, pues sí era tablilla de madera para techar, pero no de barro.

Es muy probable que la forma de techar con tablitas haya pasado a La Española, pues quien escribe estos comentarios acerca de la lengua vio en República Dominicana hace quizás unos sesenta años los “techos de tablitas”. Recuerda haberlos visto en las cercanías del hotel Montaña, en la carretera que lleva de La Vega a Jarabacoa.

La historia del “tejemaní” o tejamaní dominicano es diferente. Es un método de construcción usado en el suroeste dominicano. Se recuerda haberlo visto en las paredes de algunas casas rústicas; era de ramas secas cruzadas o amarradas entre sí a las que se ponían un enlucido (pañete) de tierra del entorno, de preferencia de caliche, carbonato de calcio, una tierra amarilla con la que se preparaba una mezcla con agua que al secar formaba una capa dura e impermeable.

Emilio Tejera en su obra Indigenismos (1977:141) entiende que en Santo Domingo llaman a las armazones de “palos verticales y varas horizontales, que cubren con lodo o tierra podrida y batida”, tejamaní y palenque. Esto lo escribe cuando se ocupa de las voces bajareque o bahareque.

El Diccionario de cultura y folklore dominicano incluye excremento de vaca en esa mezcla del pañete. Este diccionario entiende que tejamaní es una edificación en las que, “Los techos son de cana o yagua, el suelo de tierra”. (2005:389). Hay quienes aseguran que esas construcciones no tienen ventanas, aunque sí tienen una o dos puertas.

Hay que precisar que se escribió antes tejemaní porque se ha oído así en el habla de los dominicanos. La explicación que el hablante ha encontrado para esta voz se basa en que el sistema de construcción es de madera, ramas secas, entrecruzadas, tejidas, usan madera flexible que pueden entrecruzar y hasta bejucos. El hablante dominicano no conoce de manil, pero sí ha visto el maní, de donde ha elaborado su propia voz para su modo de levantar estas construcciones, tejemaní.

Lo escrito más arriba es una opinión personal. Se ha documentado en la medida de lo posible.

Chiripeo, mancar

Por Roberto E. Guzmán

CHIRIPEO

“Ese es el pan nuestro de cada día de hijos e hijas de familias que practican el CHIRIPEO como modo de vida . . .”

La familia de la palabra del título ha procreado prole. Al finalizar el estudio de esta palabra se mencionarán las demás que pertenecen a la parentela para entender el uso y alcance de estas.

El diccionario que se acepta en tanto oficial de la lengua asienta un chiripeo que se circunscribe al juego de billar. En la acepción correspondiente a chiripeo utiliza la corporación madrileña de la lengua la palabra chiripa a la que define indirectamente como, “suerte favorable que se gana por casualidad”. El alcance de la palabra está limitado al juego de billar en el que el sinónimo es carambola.

Existe un chiripeo puramente dominicano que aparece en el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española, “Realización de trabajos extra”. El Diccionario del español dominicano trae una acepción más afortunada, “Realización de trabajos ocasionales”, que completa así, “de poca importancia o de escasa remuneración”. Con esta definición se tipifica la actividad con todas sus características.

En Puerto Rico se conoce la chiripa, “trabajo de poca importancia”, “pequeño trabajo que se hace por ajuste”, “algún trabajo de poca monta”, “trabajo extra”. Se separaron las acepciones porque proceden de diferentes fuentes, pero al final redondean la idea de la definición del Diccionario del español dominicano (2013:177).

Con respecto a la chiripa directamente el mentado diccionario de español dominicano la asienta como, “trabajo extra que permite conseguir algún dinero”, “ganancia pequeña”, “empleo modesto de pocas horas”.

La chiripa y el chiripeo han dado origen al chiripero, persona “que no tiene trabajo ni sueldo fijos y se dedica a realizar tareas de escasa importancia o de escasa remuneración”. (Perdónese la repetición).

En la lengua moderna el concepto del chiripeo coincide en algunos aspectos con el empleo informal, lo que algún chusco ha llamado “actividad extracurricular”. Es grande la cantidad de personas que pertenecen a este sector de la economía nacional dominicana.

La chiripa antillana tiene larga historia. D. Augusto Malaret la incluye en su Diccionario de provincialismos de Puerto Rico (1921:58). En esta obra vienen además chiripear y chiripero, todas con las características que las han distinguido hasta estos días. Estas tres palabras reaparecen en Vocabulario de Puerto Rico (1955) del mismo autor.

En República Dominicana Rafael Brito consigna chiripa como “trabajo de poca monta” en el año 1930 cuando publicó su obra Criollismos. Una excepción viene en El español de Santo Domingo, de Henríquez Ureña (1940:187) donde solo aparece chiripero con la acepción, “que acierta de chiripa”.

Cuando Patín Veloz elabora su obra en la década de 1940, asienta las palabras de la familia de chiripa en la que lleva por título Americanismos en el lenguaje dominicano. Allí reconoce que llega al habla dominicana desde Puerto Rico. Chiripa era ya, “ganancia pequeña”. Las demás palabras muestran los rasgos que conservan todavía.

La presión que ejerce la necesidad de ganarse la vida ha empujado a muchos dominicanos a aceptar trabajos ocasionales de escasa remuneración. Este fenómeno social ha mantenido vigente el empleo de las palabras de esta familia en el habla de todos los días.

 

MANCAR

“En cada acto no MANCABA la declaración . . .”

En los diccionarios modernos viene el verbo mancar con la marca de obsoleto. Creo que es una exageración, por lo menos para el habla de los dominicanos, que puede provenir de que las fuentes que fácilmente se usan en estadísticas del uso son las concernientes al español escrito, pues el oral es más difícil de evaluar y menos confiable.

El autor de estas reflexiones acerca del habla dominicana conviene en aceptar que en la actualidad es de poco uso, pero no hace tantos años, solo unos cincuenta, era utilizado en la conversación diaria. Una vez destacada esta observación se pasa al estudio del verbo.

El diccionario “que no manca” en su apreciación es el Diccionario del español dominicano (2013:438-9). En sus páginas precisa con justeza los usos y no falla en sus acepciones. Además, trae la documentación del uso con toda propiedad. Una de las citas data del año 1949 y la otra del año 2003.

En el año 1930 Rafael Brito en Criollismos “manca” al asentar la manera de representar la voz, pues la reproduce como la escucha en el Cibao, mancai, y, anota que es “fallar, errar”. En lo relativo a las equivalencias es certero. Diez años más tarde P. Henríquez Ureña permanece en los linderos del español tradicional y escribe que mancar es “faltar” y se remonta al Cantar del Mio Cid. El español en Santo Domingo (1940:63). Un poco más tarde Patín Maceo al ocuparse de la palabra asienta el uso en Puerto Rico y República Dominicana con el valor de “faltar, errar”.

En el espacio en que se ocupa del verbo mancar, el Diccionario del español dominicano (2013:438-9), inscribe que en tanto verbo transitivo es “errar, fallar”. En sus funciones intransitivas es “Dejar de suceder algo”; así como “Dejar alguien de hacer algo, especialmente cuando se trata de un compromiso”; “Dejar de funcionar algo”; “Errar el blanco de un disparo”.

Puede observarse que este mancar procede en su origen del italiano mancare del siglo XIII. En latín llegó mancus, falto o tullido o falto de un brazo o una mano. Más tarde pasó a “falto de algo” en sentido figurado, algo moral; sustraerse a una obligación moral. Más adelante alcanzó a “no tener éxito”. Después de estas explicaciones compárense las acepciones del Diccionario del español dominicano con lo que acaba de exponerse.

Con respecto a este verbo el autor de estos comentarios ha pensado que el uso dominicano del verbo mancar obedeció a la influencia de personas cultas entre cuyas lecturas se incluía literatura en lengua francesa. Esto cuando se pensaba más en cultivar la cultura por medio de la lectura que aprender una lengua extranjera para los negocios.

A estas consideraciones se ha llegado al comparar los usos del verbo y sus locuciones en francés y la coincidencia de estos con los que se registran en el español dominicano. No se desea alargar demasiado estos argumentos, no obstante, llama la atención las semejanzas para ser fortuitas.

¿Serán dominicanos todos esos eufemismos?

Por Tobías Rodríguez Molina

 

Buscando una palabra o expresión que no suene tan fuerte, tan pesada, tan vulgar, en el campo y también en algunas regiones, no importa que se trate de la ciudad o del campo, muchos usuarios de la lengua o comunidades de hablantes emplean palabras sustitutas para tratar de  que su oído no les sea golpeado muy fuertemente al escuchar esas  palabras catalogadas por ellos  de vulgares.

En este artículo me centraré principalmente  en los eufemismos que tienen que ver con los miembros o partes del cuerpo o con las acciones realizadas por ellos, que es una de las ocasiones en que se da ese fenómeno lingüístico con mayor frecuencia y abundancia. También presentaré eufemismos de índole social, política y económica.

El término eufemismo proviene  del griego “eu” (bueno,bien) y de “pheme” (habla, hablar), y que puede definirse como “palabra o expresión más suave o decorosa con que se sustituye otra considerada tabú, de mal gusto, grosera o demasiado fresca y malsonante.” (Google).

A su vez, la RAE (Real Academia de la Lengua Española) la define como “la manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta  y franca expresión sería dura o malsonante.”

Podría decirse que “los eufemismos suelen ser  palabras muy útiles para salvar determinadas situaciones del habla cotidiana. Están presentes en personas de todas las clases sociales y de todos los niveles de la lengua…” (Eufemismo o la otra forma de llamar los seres y las cosas, El Nacional).

Veamos algunos de los términos eufemísticos que solemos usar los dominicanos referentes a miembros del hombre o de la mujer y a las acciones que ellos realizan.

  1. A lo que los españoles le dan el nombre de “culo”, los dominicanos le llamamos trasero, sentadera, cola, pompi, patrá, fundi, glúteo, etc.
  2. A lo que se le suele dar el nombre de “teta”, le damos los nombres de pecho, seno, mamas, busto, pechuga, pechonalidad, glándula mamaria, etc.
  3. Al órgano femenino vulgarmente nominado “toto” no se hace referencia con ese nombre, sino con el de cuca, popola, chocha, cotorra, la finquita, la cosa, etc.
  4. Si se trata del órgano masculino al que se le suele llamar “güebo”, le decimos miembro, pinga, puya, bimbín, bimbolo, bibí, ripio, miembro viril, pene, etc.
  5. A la acciٕón de “mear” la llamamos hacer pipí, hacer aguas, orinar, etc.
  6. Si se trata de “cagar”, decimos tatar, dar del cuerpo, ensuciar, ensuciarse, hacer caquita, hacer cacá, ir al monte, desahogarse, etc.

Pasemos a presentar los términos que tienen que ver con acciones o realidades de la vida diaria de los seres humanos, y los eufemismos con que se busca suavizar  lo que ellas expresan:

  1. borracho: ebrio, bebido, pasado de tragos, pasado de copas, contento, beodo, etc.
  2. beber en exceso: empinar el codo, pasarse de tragos, pasarse de contento, pasarse de copas, etc.
  3. joder: molestar, importunar, fastidiar, etc.
  4. impotencia: disfunción eréctil, ni na ni na, ni fu ni fa, está caído, etc.
  5. cayó en un acto de corrupción: cometió una indelicadeza, se  pasó de vivo, metió la mano, cogió lo ajeno, dejó el limpio, etc.
  6. robar: meter la mano, coger lo ajeno, pasarse de vivo, dejar el limpio, cometer una indelicadeza, etc.
  7. viejo: adulto mayor, de la tercera edad, juventud acumulada, veterano, etc.
  8. vejez: edad dorada…
  9. desfalco: desviación de fondos…
  10. quiebra: cierre del negocio…
  11. asilo: casa de asistencia, residencia de ancianos, residencia de retirados, etc.
  12. menstruar: tener la regla, tener visita, tener la cosa, tener el período, etc.
  13. morir: pasar a mejor vida, hacer el último viaje, irse a la última morada, colgar los tenis, etc.
  14. Persona de color, de tez oscura, etc.
  15. pobre: económicamente débil, de escasos recursos, de bajo nivel, etc.

Si no conocías muchos de esos eufemismos, habrás logrado asimilar, para tu archivo lexical, términos que en su mayoría son de uso corriente  entre los dominicanos y que, por  esa razón, te pueden ser útiles en tu interacción con los demás usuarios de nuestra lengua española, especialmente si  te  has  criado  en nuestro país o en un ambiente de cultura dominicana.

Güiro/güira, ábana/hábana/abana, testaferrato

Por Roberto E. Guzmán

GÜIRO – GÜIRA

“El GÜIRO taíno vino a ser el güiro de hoy”.

El güiro y la güira forman parte importante de lo dominicano. Güiro/a, es una palabra que tuvo su origen en las islas antillanas. La mayoría de los tratadistas aseguran que esta palabra proviene del arahuaco taíno. A tal punto se popularizó la voz taína que los españoles la definieron en parte por el uso a que destinaban el fruto, así escribían que era una “calabaza vinatera”, pues se servían del fruto después de seco para transportar ese líquido.

Esta calabaza (Cucurbita Lagenaria) peninsular terminó convirtiéndose en una vasija antillana, reconocida más por el nombre de jigüera en el habla dominicana que por calabaza vinatera, pues la sed de los aborígenes se centraba en el agua potable y otros ingredientes de la magra dieta taína, más que en el vino.

Parte de la jigüera se usó mucho en las cocinas dominicanas, utilizando parte de esta para hacer instrumentos de cocina, con o sin mangos usado como cazo, cuchara, etc.

No hay extrañeza si la primera documentación acerca del fruto del árbol tropical llegó a conocimiento general por medio de las reseñas de los cronistas “de Indias”. Con la diligencia que caracterizó a algunos residentes de la isla de Cuba, las primeras menciones americanas referentes a las dos palabras del título las produjeron estudiosos cubanos de la lengua americana; así consta en el Diccionario de provincialismos de la isla de Cuba de 1831. Las acepciones acogidas en este diccionario y otros de la misma época eran descripciones del fruto y los usos a que se destinaban.

  1. Esteban Pichardo trae en su Diccionario provincial casi razonado de vozes y frases cubanas (1836:314) una descripción detallada de las voces estudiadas con referencia a la jigüera dominicana. El güiro se ha conocido por otros nombres, bangaño, calabazo, calabacito; en los siglos XVIII y XIX recibió la denominación “calabacito rascador de fandango”.

La primera mención de güiro en una recopilación de voces de uso en el habla de los dominicanos consta en Criollismos de R. Brito, de 1930, quien solo se ocupa de esta voz y escribió, “Instrumento musical hecho de calabazas”.

En República Dominicana se usa indistintamente güiro o güira para el instrumento musical que se hace con el fruto vacío de contenido, seco y con rayas transversales paralelas que se rasgan para producir el sonido característico. Las formas del instrumento pueden variar. Por esta forma de producir el sonido se convierte en un “instrumento de frotación de vasos independientes”. Instrumentos musicales folklóricos dominicanos (1988-I-244). Para producir el sonido se usa el “gancho” o “rascador”.

La que quizás pueda considerarse primera mención de la güira, instrumento musical, es la que hace Pedro Francisco Bonó en El montero. Diccionario de cultura y folklore dominicano (2005:186).

Desde hace largo tiempo güira ha pasado a denominar la cabeza. Según parece esa acepción originó en Cuba; de ahí pasó a Puerto Rico y de allí a República Dominicana. Este orden se propone por las fechas de las menciones en los repertorios de voces en los mencionados países.

Un dato curioso sobre el que vale la pena llamar la atención es que D. Pedro Henríquez Ureña escribe, “Los descubridores escribían con g las palabras indígenas en que existían los diptongos ua, ue, ui: Guacanagarí, Guarionex, Maguá, güiro: es posible que estas palabras no tuvieran g, como no la tenía ninguna en náhuatl, el idioma de los aztecas…”

El español en Santo Domingo (1940:144-5).

 

ÁBANA- HÁBANA- ABANA

Igualmente esqueje de yuca, ABANA de batata . . .”

A pesar de que en título figuran tres palabras, en realidad se pretende estudiar una. El motivo de porqué aparece con tres representaciones es porque no se sabe cuál es la grafía que pertenece a esta voz.

Algunos hablantes de edad avanzada recuerdan haber oído hablar del “ábana de batata”. Solo recuerdan la voz de oídas; por lo tanto, no saben si debe escribirse hábana, con la hache y la tilde para diferenciarla de otras palabras homónimas, o, abana, llana sin acento ni hache.

Algo que recuerda la fuente de la anterior información es que ábana o abana siempre iba acompañada de la palabra batata, pues según parece se asocia directamente con este tubérculo.

En la cita aparece sin hache y sin tilde, pero a veces no se puede confiar en lo que se lee, aunque sea en periódicos. Además, es posible que se conozca la voz de las dos maneras, con acento y sin este.

La información que se ha recogido hasta este momento proviene del Tesoro lexicográfico del español de Puerto Rico, donde aparece escrito ábana y abana, en tanto “bejuco de batata cuyos recortes o trozos sirven de semilla”. Descrito de modo general es, “bejuco usado como semilla”.

No hay duda acerca de la posibilidad de que esta voz pasara de Puerto Rico a República Dominicana, donde se integró al habla de los agricultores. Este tipo de transferencia de voces entre las islas caribeñas hispanohablantes es algo hartamente comprobado mediante las estadísticas. Es un hecho que la voz examinada aquí se conoce en el habla dominicana, pero solo en los medios campesinos, porque pertenece a las labores agrícolas. Quizás por ese ámbito de uso ha permanecido ignorada por algunos estudiosos del lenguaje.

 

TESTAFERRATO

“. . . así como el TESTAFERRATO, sicariato, . . .”

Es parte del proceso natural de las lenguas que estas se sometan a la influencia de las actividades de la vida. Muchísimas palabras que se han incorporado a la lengua a través de la historia de esta han llegado como consecuencia de la necesidad de nombrar una acción nueva que se ha detectado en la vida humana.

Algunas de estas actividades son celebradas por los beneficios que traen a las comunidades; por desventura, otras han recibido nombre propio porque alcanzan notoriedad y hay que designarlas para estigmatizarlas.

La palabra “testaferrato” no ha sido incorporada todavía a la nómina de las que son reconocidas por las autoridades de la lengua con su integración al diccionario oficial. Junto a esta voz aún no reconocida figura en la frase citada una que se incorporó recientemente al diccionario oficial, 2014; es ese sicariato que aparece inmediatamente después de la voz estudiada aquí y cuya definición es, “Actividad criminal desempeñada por sicarios”.

No hay que extrañarse si algunas voces permanecen en la “sala de espera” para su integración al lexicón mayor de la lengua. Eso es parte del proceso normal. Los doctores de la lengua someten las voces de reciente aparición a un período de espera hasta que demuestren que forman parte del uso general. En la actualidad los recursos modernos de la ciencia han puesto a disposición de los estudiosos de la lengua nuevos recursos que permiten aquilatar con mayor precisión los usos en el ámbito hispanohablante y la frecuencia de estas nuevas voces.

En la base de la voz del título aparece una que es conocida del común de los hispanohablantes, testaferro. El testaferro es un presta nombre en contrato, negocio o pretensión que en realidad es de otra persona.

Una posible acepción para el testaferrato es, actividad desempeñada por el testaferro. En algunos casos esta actividad puede ser castigada por las autoridades si contraviene una norma legal.