Concesión/concepción, procero/a – proceroso/a, policiamiento, trajinar/*traginar

Por Roberto E. Guzmán

CONCESIÓN – CONCEPCIÓN

“. . .aseveró que la reforma constitucional de 2010 hace CONCEPCIONES muy importantes. . .”

El error que se halla en la frase copiada más arriba no se limita a una falla en la ortografía de una palabra, sino a una falta en cuanto al concepto. No es lo mismo una cosa que la otra. Un abismo separa los dos términos del título.

Concesión en su definición más breve es la acción y efecto de conceder. En cuanto a una posición ideológica o una posición adoptada, es la acción y el efecto de ceder. Con este sustantivo de género femenino se nombra la cesión a un particular de la explotación de un servicio que corresponde en derecho a un organismo o administración públicos. Esta concesión (cesión) se conoce también con el nombre de licencia. En derecho entre particulares es el otorgamiento de vender y administrar sus productos en una localidad o país distinto.

Conceder es dar, otorgar merced y gracia de algo. Es convenir, asentir con los argumentos que se oponen a la tesis sustentada. Es atribuir una cualidad o una condición a una persona o una cosa.

Concepción es la acción y efecto de concebir. Este concebir tiene relación con formarse una idea o concepto; entre otras acepciones de este verbo está el de quedar fecundada la hembra. La Concepción es la fiesta celebrada por la Iglesia católica de la inmaculada concepción de la Virgen.  Esta se escribe con mayúscula inicial.

La concepción es una voz abstracta. Puede hablarse de la concepción de ideas en tanto aptitud intelectual.

En el texto de la cita la concesión que debió aparecer era equivalente en cierto aspecto de acceder, permitir. La redacción correcta es, “. . .hace concesiones muy importante. . .”

 

PROCERO/A – PROCEROSO/A

“. . .con la cual pretendía reivindicar la PROCEROSA vida de. . .”

En el cuerpo de este aparte se examinarán las dos palabras para discernir las diferencias, si las hay, en el significado de ellas.

Procero es eminente, elevado, alto. De esta manera aparece en el Diccionario de la lengua española (2014). Esta palabra tiene relación estrecha con una más conocida, prócer. La última palabra se aplica a una persona “noble, ilustre o de elevada posición social, y respetada”. Diccionario de uso del español (2007-II-2401).

Proceroso procede de prócer, es un adjetivo que se aplica a la persona de elevada estatura, eso que la Asociación de Academias de la Lengua Española reconoce en tanto “altura moral o intelectual”.

El Diccionario de la lengua española de la asociación antes mencionada define el uso de proceroso. Se expresa así: “Dicho de una persona, de alta estatura, corpulenta y de gran peso”. Ya se mentó que la “estatura” puede referirse a la talla de la persona, así como a su altura moral o intelectual. La primera parte de estas dos acepciones puede considerarse concreta; al tiempo que la segunda puede catalogarse de figurada.

En el texto citado, al referirse el redactor a la vida de alguien se sobreentiende que se refiere a la conducta observada por esa persona durante su vida; de allí que se interprete como relacionado con su eminencia, alta calidad y dignidad.

 

POLICIAMIENTO

“. . .y los intentos de poner en práctica un POLICIAMIENTO innovador. . .”

“. . .desde que el concepto de POLICIAMIENTO comunitario. . .”

Lo que se observa en las citas que introducen estos párrafos es más que nada el producto de una mala traducción. En el segundo de los ejemplos la traducción es desafortunada por partida doble como se demostrará más abajo.

La voz policiamiento no ha hecho carrera todavía en la tradición de la lengua española. Es una creación que se presume reciente, pues es la primera vez que se la ha encontrado. Lo preocupante del asunto es que se la halló en dos ocasiones en dos fuentes diferentes en un plazo muy corto.

El autor de estas reflexiones acerca de la lengua entiende que es una traducción del inglés policing. Quienes escribieron esto no repararon en que tenían que distanciarse de la voz del inglés. Ya es bastante con que se haya colado la palabra “política”, del inglés policy en lugar de las palabras “norma, regla, precepto”.

En vez de *policiamiento pudieron recurrir a “vigilancia, control”. En cuanto al “policiamiento comunitario, hubiese sido más acertado escribir “vigilancia ciudadana, vigilancia vecinal”, en dependencia de quienes ejerzan las funciones o de lo que se desea destacar. En otras circunstancias y lugares se escribía “rondas” de campesinos.

 

TRAJINAR – *TRAGINAR

“. . .que ha hecho de su vida el extenso *TRAGINAR de su. . .”

La historia se repite. Se parece al cuento de nunca acabar. Durante largo tiempo en lengua española se ha enfrentado el problema de las palabras que se escriben con el sonido semejante que se observa en algunos casos entre la letra ge /g/ y la letra jota /j/.

En la actualidad hay muchas palabras del español que las personas cultas del siglo XIX escribían con jota y que ahora se escriben con ge. Estas grafías no se han mantenido sin cambios a través del tiempo.

El sonido de la jota y la ge delante de las vocales /e/, /i/ es el mismo, es gutural fuerte. No existe una fórmula mágica o una regla general que permita discernir entre la jota o la ge en casos como el del infinitivo del verbo usado en la cita, que se ha sustantivado.

La solución para asuntos de esta índole es leer con intención de retener. Es más, no hay que hacer gran esfuerzo porque la inteligencia, la memoria y el hábito funcionan de modo autónomos. Es decir, al leer retienen nociones de modo automático.

Cuando surge la duda con respecto a cómo escribir una palabra, a veces basta con traer a la memoria las otras de la misma familia sobre las que no existen dudas con respecto a su ortografía.

Es trajinar, trajín, a pesar de que en el Tesoro de la lengua castellana o española de D. Sebastián de Cobarruvias Orozco, publicado en 1611 página 1325 lo escribió con ge, esto es *traginar, pues hay muchas cosas en la lengua que cambian. (Nota. El apellido Orozco en el libro original aparece escrito de dos formas).

© 2018, Roberto E. Guzmán

Pararrayos, hindú/indio, zafacón/zafacón, mesías/mecías, mapeo/mapear

Por Roberto E. Guzmán

PARARRAYOS

El pararrayos más conocido es el dispositivo compuesto de una o más varillas de hierro, conectados a tierra o agua que sirve para atraer las descargas eléctricas de las nubes y generalmente se coloca encima de puntos altos en edificios o buques para protegerlos de daños.

El pararrayos dominicano es una persona que atrae las descargas de la crítica, la maledicencia y, es la persona a quien se hace responsable de los errores y malas actuaciones de otros.

Este personaje es muy útil en política porque desplaza la culpabilidad de las cabezas de los gobiernos hacia esos personajes. Resulta como en el adagio dominicano “al dedo malo todo se le pega”.

Este pararrayos hace las funciones de “chivo expiatorio” para que su jefe no cargue con las responsabilidades de sus propios desaciertos. Este chivo aparece en el Diccionario fraseológico del español dominicano (2016:115): “Ser la persona a quien se le achaca la culpa”.

En fin, el pararrayos es quien carga con las culpas ajenas y paga las consecuencias, por lo menos en la opinión pública. Para que desempeñe esas funciones a este funcionario se le paga muy bien en el tren administrativo (en un compartimiento de lujo).

Este pararrayos se documenta aquí porque no se ha encontrado huella de su existencia en los lexicones dedicados a la variante dominicana del español.

 

HINDÚ – INDIO

“. . .aires japoneses, instrumentos *INDÚES y. . .”

El hindú es el “natural del Indostán, región de Asia”, así lo consigna el Diccionario de la lengua española (2014). El diccionario del inglés americano, Merriam-Webster Dictionary para el Indostán utiliza la palabra India; otros diccionarios de lengua española prefieren usar también la palabra “India” para el país de la región del sur de Asia. Con el adjetivo hindú puede uno referirse también  a la persona que practica la religión hinduista o hinduismo. El plural de hindú es hindúes.

El indio es el natural de la India. El adjetivo y sustantivo indio sirve para mencionar a los pueblos o razas indígenas de América, a los pobladores autóctonos de América. Esto de los indios de América se debe al error de Cristóbal Colón que luego fue continuado por la denominación de Indias Occidentales a algunos territorios de América.

El plural de hindú es hindúes; el de indio es indios. Con respecto a los instrumentos a que se refiere la frase transcrita se queda el lector con el deseo de saber si es a lo nativo de América, o lo conocido con el nombre de la India.

El indio americano ha sido desconsiderado en las variantes de algunos países hispanoamericanos, en cinco de esos países es sinónimo de inculto. En el habla del español de República Dominicano el indio es el ingenuo.

 

ZAFACÓN – SAFACÓN

“. . .se las tira al ZAFACÓN”.

Encabeza esta sección el nombre que recibe en República Dominicana el “recipiente para basura”. Diccionario del español dominicano (2013:713). Con la zeta /z/ es como se escribe en los textos de español cuidado. Con la ese /s/ es la forma en que los hablantes de español dominicano lo enuncian.

Es historia muy vieja que en muchos países de habla hispana no se establece diferencia alguna al  pronunciar palabras que lleven la zeta, la ese o la ce.

De acuerdo con el criterio de quien esto escribe debería escribirse con ese /s/ porque proviene del inglés safety can, y es “Recipiente hecho comúnmente de hoja de lata que se usa para echar provisionalmente la basura”. Así consta en el Vocabulario de Puerto Rico de D. Augusto Malaret (1955:292).

La costumbre impuso zafacón y así está en el Diccionario de americanismos (2010) y se usa en el este de los Estados Unidos, Panamá, Puerto Rico y República Dominicana. Algo parecido a esto sucede con la lechoza, que algunos se empeñan en escribirla con la zeta y la llaman lechosa, cuando debería usarse la palabra original, papaya, que es voz taína que procede de las Antillas según Gonzalo Fernández de Oviedo. Indigenismos (1977-II-1132).

 

MESÍAS – MECÍAS

“. . .buscando un presidente *MECÍAS. . .”

Ante errores de este tipo uno no sabe si llorar o reír. Es un descuido incalificable. No puede quedar impune una falta de esta envergadura, pues si al digitar se pulsa la tecla de la ese /s/, en lugar de alcanzar la tecla de la ce /c/, no puede perdonarse que no se reparara el error al leer el texto redactado, que es lo que debe hacerse. Con insistencia se repite, “antes de dar algún texto para su publicación hay que revisarlo”.

Mecías con una ce /c/ entre las dos vocales, la /e/  y la /i/ pertenece al verbo mecer. Escrito de ese modo es la segunda persona del singular del pretérito imperfecto, tú.

Mesías, siempre escrito con inicial mayúscula es el redentor prometido en la Biblia. En el cristianismo es Jesucristo que redimió a los hombres. Escrito con inicial minúscula es un sujeto real o imaginario en quien se deposita toda la confianza, con cuya llegada se solucionarán todos los problemas.

No hace falta añadir cosa alguna a lo expuesto, pues lo escrito más arriba explica por sí mismo el error que se encontró en la cita.

 

MAPEO – MAPEAR

“Hicimos un levantamiento del MAPEO delictivo. . .”

En el español que se califica de general existe el verbo mapear; por eso entró en el Diccionario de la lengua española que publica la Asociación de Academias. Sin embargo, ese no es el verbo mapear que los dominicanos conocen. En el examen que se hará más adelante se verán los dos verbos mapear con sus respectivos participios adjetivados.

El verbo mapear por necesidad no es el que tiene relación con los mapas. Puede ser también una representación gráfica de las partes de un todo. En el registro culto de Chile el verbo sí tiene estrecha relación con los mapas, pues es la confección de mapas. De la misma manera también se usa para significar “trasladar a un mapa sistemas o estructuras conceptuales”.

En medicina se ha oído que con algunas pruebas diagnósticas de uso en la actualidad, la ultrasonografía por ejemplo, los profesionales de ese campo pueden hacer mapeos del flujo sanguíneo en algunas partes del cuerpo humano.

En República Dominicana, Estados Unidos, Puerto Rico, Nicaragua y Honduras el verbo mapear es otra representación gráfica para el verbo mopear. El último verbo deriva de la palabra mapo que en el español de Estados Unidos y en Puerto Rico es, “Aparato compuesto por un mazo de cordones absorbentes y un mango largo para humedecer y limpiar los suelos”. Esta adaptación al español deriva a su vez del inglés mop.

En República Dominicana llaman de mapear la acción que en otros países denominan mopear. El mapo es sinónimo de suape, que también deriva del inglés, en el español de los hablantes de la variedad dominicana.

En algunos países dirían que es para limpiar los pisos porque los suelos solo se barren, no se mopean. En las zonas rurales pueden humedecer el suelo y luego barrerlo con una escoba.

© 2018, Roberto E. Guzmán

Gusano, generalista, intríngulis, elefantiásico, acumulo, inventar

Por Roberto E. Guzmán

GUSANO

Esta palabra se incluye en estos comentarios para recordar que esta designa un objeto de uso de los viajeros. El motivo principal para que esta se incorpore a estos estudios es que en el habla coloquial se designa con el vocablo gusano un objeto que se utiliza para transportar ropa y otros efectos personales.

El gusano en cuestión generalmente es hecho de lona o de otro material flexible y resistente. Es muy útil para transportar efectos personales porque el material de que está fabricado expande y acepta gran cantidad de estos. Una de las ventajas de este gusano es que como es capaz de estirarse puede acomodar mucha ropa en su interior.

Ese gusano es de forma cilíndrica u oblonga, más largo que ancho y tiene por lo general un asa del mismo material que está adherida (cosida) a lo largo para facilitar su manejo. El asa y la forma del objeto son convenientes para que la persona que lo usa pueda pasarlo sobre un hombro y dejarlo descansar sobre su espalda. Es una suerte de saco más largo que estrecho.

Es un tipo de talego de viaje. Esa palabra, gusano, es muy apropiada para designar el objeto descrito más arriba porque este se asemeja a la forma de un gusano blando, alargado.

No ha podido encontrarse esta palabra, la utilizada aquí, inventariada en los diccionarios diferenciales de español americano. Se ha oído de boca de hablantes de español americano y, especialmente de hablantes de español dominicano; por lo tanto, hay que tomarla en cuenta para incluirla en los repertorios de esta variedad de español.

 

GENERALISTA

“. . .con televisiones que compiten por audiencias millonarias con las grandes GENERALISTAS en inglés. . .”

Con respecto del vocablo estudiado en este aparte, se verá el origen de este, el país donde se originó y el uso que lo difundió en el español hasta imponerlo en el español internacional. Además, se comprobará cómo en la especie de la cita se desliza para ampliar su cobertura semántica.

El adjetivo generalista entró en el Diccionario de la lengua española en la edición correspondiente al año 2001, con la misma redacción que posee en la actualidad, “Dicho de una persona: que en su profesión domina un amplio campo de conocimientos”. El ejemplo que ofrece es, “Médico generalista”. Señala en esa sección que puede usarse también como sustantivo.

Todavía permanece fresca en la memoria de quien esto escribe cuando los pacientes procedentes de México preguntaban si el médico que los trataba era un “generalista”. Sin ánimo de enmendarles la plana se les informaba que era un médico de cabecera, un médico de medicina general o, de familia.

En esa ocasión se pensaba ya que era posible que esa voz se generalizara más adelante como consecuencia de la gran cantidad de hablantes que se expresan por medio de la variedad mexicana de español.

La palabra ha tenido fortuna pues como ya se escribió fue integrada en el léxico oficial general en el Diccionario de la lengua española de 2001. La historia del adjetivo no termina ahí, pues en Argentina lo utilizan de un modo más general, “Que abarca y trata un conjunto de conocimientos generales acerca de distintas materias: Proponen una educación generalista. / La información de los periódicos debe ser generalista”. Diccionario integral del español de Argentina (2008:864).

La palabra generalista aparece en el Diccionario del español actual (1999-II-2320) en función de adjetivo en su primera acepción, “De carácter general”. Ese diccionario aporta ejemplos de uso en el ámbito educativo. En la industria de la televisión y desempeñando la labor de nombre también, está documentado en el campo de la medicina.

El Nuevo diccionario de voces de uso actual (2003:521) define el término, “Que se dedica a productos o cuestiones muy variados, de uso o carácter general, o que alcanzan a una gran cantidad de personas”. Este diccionario incluye ejemplos de uso acerca de productos de hipermercados; de emisoras de radio y de un portal electrónico.

Lo que se ha trazado en grandes rasgos es la historia de la voz. Se piensa que aún tiene futuro promisorio en el ámbito de la lengua, pues es posible que más adelante en el tiempo las acepciones oficiales se amplíen.

 

INTRÍNGULIS

“. . .y conocedora de LAS INTRÍNGULIS. . .”

Esta voz que figura a modo de título se ha prestado a través del tiempo para más de un error. Por medio de estos comentarios esos se destacarán y se ofrecerán los remedios para evitarlos.

Antes de continuar es bueno que se recuerde que por su formación y significado la voz analizada aquí no es de uso cotidiano en las conversaciones; es más bien una voz de uso de las esferas de habla culta.

La voz del título entró en el diccionario académico en el año 1884. En la actualidad la Real Academia escribe que el origen de esta es incierto. Eso no es obstáculo para que existan teorías acerca de su formación. La más socorrida sostiene que procede del italiano intingoli, plural de intingolo que es “pócima, salsa”. Al final, la voz estudiada se contaminó con la palabra española intriga, de donde adquirió la grafía actual. (Diccionario etimológico de Corominas y Pascual).

Vale la pena que se recuerde que la voz estudiada equivale a “dificultad o complicación”, que presentan una cosa. O “intención solapada, razón oculta” que se suponen en alguna acción.

Uno de los errores que la voz crea es en cuanto a su género, no es femenina, sino que es vocablo masculino, de allí que sea el intríngulis. Algo que no debe olvidarse es que su plural que no varía la grafía, continúa siendo intríngulis.

 

ELEFANTIÁSICO

“La otra misión del ELEFANTIÁSICO aparato estatal. . .”

Los diccionarios de español solo registran para el vocablo del título que este se refiere a la enfermedad que se conoce con el nombre de elefantiasis. Puede actuar en tanto sustantivo para indicar que es una persona que padece esa enfermedad. Hasta aquí llega la tradición de la lengua reconocida por los lexicones.

Aparte de lo escrito más arriba el uso en algunas ocasiones utiliza este elefantiásico en funciones de adjetivo para destacar el gran tamaño o las grandes dimensiones de algo. Para llegar hasta allí lo que hace quien así se expresa es que con la voz estudiada se refiere al elefante, y sobre todo, al volumen del animal.

Quien así escribe, elefantiásico, olvida que hay otras palabras de buena cepa en el español internacional que sirven para denotar que algo es grande. Si desea mantenerse en el reino animal puede elegir al mastodonte y decir o escribir “mastodóntico”. Mastodonte por sí mismo indica “persona o cosa muy voluminosa”.

Es probable que el sentido de este elefantiásico trascienda en una conversación o en un texto si antes se ha preparado el entorno para que no quepa duda con respecto a lo que se desea comunicar.

 

ACUMULO

“. . .el leonelismo propala el ACUMULO. . .”

Un acumulo es un sustantivo dominicano con características propias. No se creó de la nada, sino que derivó de algunos rasgos  que el verbo acumular posee en el español internacional.

El verbo acumular en su vertiente legal denomina “unir unos procedimientos a otros para que sean resueltos por una sola sentencia o resolución”; así consta en el Diccionario de la lengua española (2014) de la Asociación de Academias.

Los argentinos también han extraído algo de este verbo y en el mismo diccionario mencionado consta que aunque poco usado, para ellos acumular es “imputar algún delito o culpa”.

El acumulo dominicano es una voz que tiene mayor capacidad para ofender, pues en el Diccionario de americanismos de la Asociación antes mencionada este es definido en el ámbito rural, donde nació, con el matiz equivalente de “calumnia”; es decir, es una imputación falsa y maliciosa. En el entorno antes mentado es también “ofensa, injuria”.

Puede comprobarse mediante las acepciones dominicanas ya vaciadas aquí que estas pertenecen más al dominio de la moral que al legal, judicial.

Como resultado del fenómeno de la urbanización que se ha producido en la República Dominicana, el término examinado tiene menos uso en la actualidad. Los avances en los medios modernos de comunicación han enseñado otras formas de insulto.

Como consecuencia de la atracción que ejerció el sustantivo aquí estudiado, el verbo acumular en el español dominicano terminó con el significado propio en el país de “calumniar a alguien”; así consta en el Diccionario del español dominicano (2013:13).

 

INVENTAR

“. . .la idea de que el Presidente pueda INVENTAR con una reforma constitucional. . .”

Este inventar con el significado que se expondrá más abajo pertenece al español de varios países hispanoamericanos. Esto es, no solo los hablantes de español dominicano lo utilizan de ese modo.

El significado particular de este verbo lo comparte el hablante de español de la  República Dominicana con México, Nicaragua, Paraguay, Venezuela. Así consta en el Diccionario de americanismos (2010).

Se usa el verbo inventar para significar, “Decir o hacer cosas descabelladas”. Hay que recordar que descabellado es, “contrario a la razón, al orden o a la prudencia”. Gran diccionario de la lengua española. Esto equivale a decir que inventar es decir o hacer cosas desatinadas, disparatadas, imprudentes, insensatas.

Se presume que los calvos no deben estar contentos con que el adjetivo descabellado sirva para expresar que alguien muestre poca inclinación por la serenidad, el buen juicio, que incurra en acciones absurdas.

Cortados por el mismo filo, en el español dominicano se emplea el adjetivo inventador/a que se aplica a la persona que con frecuencia obra “inventando”. Hace largo tiempo ya que por medio de estas reflexiones se trató este tema del adjetivo. Las personas inventadoras son aquellas que se exponen por sus actuaciones a situaciones de peligro, de riesgo.

© 2018, Roberto E. Guzmán

Zapatear/zapatazo, gentrificación, astreinte

Por Roberto E. Guzmán

ZAPATEAR – ZAPATAZO

El verbo zapatear mantiene una acepción de uso en el español de los hablantes dominicanos que se relaciona con los significados del verbo zapatear de la manera en que este es conocido por la mayoría de los hablantes de español.

El verbo zapatear en las acepciones correspondientes a la marinería, la esgrima, la cacería y, las personas con los pies calzados, lleva o utiliza en esas definiciones el verbo golpear o el nombre golpe, ya sea esto de modo expreso o sobreentendido.

De allí es de donde los dominicanos han creado un zapatazo que se utiliza en un caso concreto. Este zapatazo dominicano se refiere a la sensación que experimenta un tomador de bebida alcohólica fuerte cuando la ingiere y esta llega y golpea el estómago. Del mismo modo en sentido figurado puede referirse también a la sensación que siente ese sujeto cuando los efectos del alcohol comienzan a afectar el cerebro.

De la forma en que se ha explicado la acepción de este zapatazo, en realidad no hay golpe, pero sí hay una sensación y un efecto que produce la bebida alcohólica en quien la bebe, de allí que la identifiquen con el golpe o ruido del zapatazo material reconocido en el español internacional.

Ah, vale aquí que se recuerde que este zapatazo no ha sido reconocido en los diccionarios de dominicanismos producidos hasta esta fecha. Se confía en que después de documentarlo del modo en que se ha hecho aquí este no pasará inadvertido en el futuro.

 

GENTRIFICACIÓN

“. . .que es la GENTRIFICACIÓN de la zona restaurada. . .”

La voz del título llama la atención porque las primeras letras así juntas –gentri– no evocan idea alguna en el español tradicional. Las tres primeras letras –gen– sí guardan relación con el latín precursor del español actual.

La voz del título procede del inglés, lengua en la que se utiliza sobre todo en asuntos relacionados con el urbanismo. Como es un fenómeno que ocurre en ciudades de casi todo el mundo es natural que a falta de una palabra patrimonial, las diferentes lenguas de los países donde se produce el fenómeno hayan recurrido a adoptar o adaptar la voz gentrification del inglés.

La nueva voz que ha incursionado en el español común ha adquirido tanta importancia que una institución asesorada por la Real Academia de la Lengua Española le ha dedicado un espacio importante a la voz estudiada.

Lo primero que hace esa institución es asegurar que gentrificación es un neologismo válido; esto así porque “es una adaptación adecuada al español del inglés gentrification”.

El Merriam-Webster´s Dictionary define este fenómeno con las siguientes palabras, que traducidas al español terminan de este modo, “proceso de renovación y reconstrucción que acompaña al influjo de personas pudientes y de clase media en un área en deterioro, que a menudo desplaza a los generalmente más pobres residentes anteriores”. (Traducción RG).

La palabra gentrification apareció en inglés en el año 1977, según el mencionado diccionario, formada sobre el inglés gentrify. Este verbo indica “aumento del valor de los bienes raíces en un barrio al convertir un área pobre en una de viviendas más caras”. El verbo se documentó en inglés en el año 1973.

El verbo en sí mismo deriva de gentry que es de larga data en inglés, 1303, que a su vez tiene relación con el viejo francés. Chambers Dictionary of Etymology (2015:428). En italiano han integrado la voz gentry a su uso como palabra extranjera para mencionar a la pequeña nobleza inglesa propietaria de tierras. Dizionario delle parole straniere (1999:112).

Elisenda Bernal, de la Universitat Pompeu Fabra en un estudio publicado en Martes Neológico asegura que el término gentrificación se debe a la socióloga británica Ruth Glass que así bautizó en 1964 al “proceso de transformación de un espacio urbano deteriorado o devaluado a partir de la reconstrucción o rehabilitación de edificios”. Esa investigadora acota que la entrada en español se documentó en el año 2004.

Cuando en español se admite un neologismo es para evitar tener que recurrir a una perífrasis. El mundo moderno está en constante mutación y esos cambios se reflejan en el léxico. El fenómeno a que se aludió con la voz analizada, si bien recibió su reconocimiento en inglés, lengua que lo denominó, es un proceso que se repite en otras sociedades y, que en consecuencia, necesita de un nombre. La palabra del título dejará de ser un neologismo cuando los hablantes no se sorprendan al oír o leer esa palabra.

De acuerdo con Fundéu BBVA, a la que se aludió antes aunque no se nombró, en español existen otros vocablos propuestos para denominar el procedimiento a que se contrae la gentrification, *elitización residencial es una de ellas, con el inconveniente de que “elitización” no es una palabra integrada todavía al repertorio reconocido de la lengua española, pero puede argüirse que también es un neologismo válido.

 

ASTREINTE

“. . .también se impuso un ASTREINTE de RD$ 5 mil pesos por cada día de retardo. . .”

La voz que aparece resaltada en la cita es probable que produzca muchas preguntas en las mentes de los lectores de español dominicano. En el texto reproducido puede deducirse el significado de esta gracias al entorno en que se encuentra.

La voz pertenece al ámbito jurídico dominicano que la tomó en préstamo hace largo tiempo del francés jurídico. Esta voz se repite en las aulas de derecho, en los tribunales y en los escritos de los abogados y entendidos en esta materia.

Parece que existe una relación o inclinación de afecto de parte de los juristas dominicanos con respecto de esta voz que no les permite renunciar al uso de ella. Se piensa que al contrario de lo que piensan muchas personas, en español existen palabras de buena solera que pueden desempeñar las funciones de este galicismo.

La astreinte es una condena pecuniaria pronunciada a título conminatorio, a razón de tanto por día o mes de retardo contra el deudor de una obligación de hacer o, en algunos casos, de una obligación de dar, para constreñirlos a cumplir. Petit Dictionnaire de Droit (1951:143) Obra publicada por la Editorial Dalloz. Hay que consignar que lo traducido es solo una parte de las explicaciones que trae ese diccionario; eso solo constituye el meollo de las características. (Traducción RG).

En el Petit Robert aparece la voz del francés definida, “Condena al pago de cierta suma de dinero por cada día de retardo en la ejecución de un acto ordenado por una jurisdicción civil”. (2007:164). (Traducción RG).

El galicismo deriva del verbo francés astreindre que puede traducirse por “constreñir, obligar”. De aquí puede que la astreinte , que es el participio pasado sustantivado desde el año 1875 con el significado de “condena pecuniaria que debe pagarse por un retardo”, sea una obligación.

No hay lugar a mostrar sorpresa que en el argot jurídico dominicano permanezcan muchas voces del francés si se tiene en cuenta que durante largos años los tribunales se rigieron por traducciones (no siempre felices) de códigos franceses.

© 2018, Roberto E. Guzmán

Temas idiomáticos

Por María José Rincón

 

28 AGO 2018

PARA GUSTOS, COLORES

Cada cierto tiempo se escuchan voces que preconizan la muerte de la lengua española. En estos días he leído a Pedro Delgado Malagón en El Caribe preguntarse si nuestra lengua morirá de pureza, relegada al uso de los intelectuales y artistas, o si morirá desintegrada por la contaminación de las jergas. Me encanta que la pasión por la lengua española, que sin duda demuestra Delgado, sea tema de debate y esté presente en los medios de comunicación, que tanta responsabilidad tienen en la difusión de su buen uso, ya que la lengua es su principal herramienta.

Parece apuntarse don Pedro a los que creen en su agonía. Refiere con detalle un supuesto informe académico dispuesto a modificar hasta lo irreconocible nuestra ortografía. Con tonalidad tremendista habla de inquisición, de mutilación despiadada y de perverso aquelarre, sin parar mientes en que este remedo de reforma académica no es más que una broma barata para afear malos usos ortográficos que circula desde hace años por las redes, y que quizás no merece el mal rato.

La labor de las academias de la lengua española, tan traída y tan llevada, sigue siendo desconocida para muchos hablantes. Entre burlas y veras se propagan bulos muy difíciles de desmontar; sobre palabras admitidas o no, sobre supresión de letras en el abecedario, sobre cambios ortográficos inverosímiles y, sorprendentemente, también sobre inmovilismo a ultranza.

Delgado Malagón habla de la mala ortografía, de las jergas y de la disgregación lingüística como principales responsables de la debacle; tres aspectos (ortografía, léxico y unidad) tan interesantes para el debate que me atrevo a dedicarles algunas de mis próximas Eñes. No tendrán, ya les adelanto, una tonalidad tan oscura como el «Sálvese quien pueda» de don Pedro, pero, para hablantes y gustos, colores.

 

04 SEP 2018

EVIDENCIAS ORTOGRÁFICAS

Esta Eñe de hoy quiere acercarnos a la ortografía, no a sus reglas y excepciones, sino a su razón de ser en el sistema lingüístico. Para ello no hay mejor guía que la Ortografía de la lengua española, un manual académico que debería convertirse en libro de consulta cercano.

Para la escritura disponemos de un conjunto de signos convencionales, es decir, producto de un convenio o pacto antiquísimo para representar el lenguaje oral mediante signos gráficos. Necesitamos además un conjunto de reglas que indiquen cuándo y cómo deben usarse estos signos. Según la definición académica, «este conjunto de normas que regulan la correcta escritura de una lengua constituye lo que llamamos ortografía». No es cosa exclusiva del español: todas las lenguas de cultura tienen su ortografía.

La ortografía, como conjunto de reglas, no es inmutable. Sus convenciones han ido evolucionando con el tiempo según distintos criterios. Nuestras normas ortográficas de hoy no son las mismas que se aplicaban en otras épocas; ni mejores ni peores, adaptadas a los tiempos.

Lo que debemos tener claro es que la ortografía tiene carácter normativo, lo que permite mantener la uniformidad de la representación gráfica del español, independientemente de la persona que escriba, del país en el que viva o haya nacido, de su variedad dialectal o de su acento.

La forma en que nos enseñan ortografía nos hace verla como un galimatías ininteligible de reglas y excepciones, en lugar de transmitirnos que la ortografía nos permite escribir y leer con corrección. Dicen las Academias de la Lengua sobre la ortografía: «No es un simple adorno, sino condición necesaria para el completo desarrollo de la persona, como individuo y como ser anclado en la sociedad, en la medida en que la escritura es hoy fundamental como soporte del conocimiento y como instrumento de comunicación».

11 SEP 2018

DE JERGAS Y ARGOTS

Nos toca seguir con el léxico. Muchos consideran que las variedades léxicas de nuestra lengua representan un riesgo para su futuro. Algunos hablan de jergas o argots para referirse a ellas de modo despectivo. Aclaremos algo.

Los sustantivos jerga y argot comparten dos significados. Usamos estos sustantivos para referirnos a un lenguaje particular que utilizan las personas que comparten oficio o profesión. Así hablamos del argot médico o de la jerga informática. El hecho de que el argot, o la jerga, estén formados por términos especializados hace que, en muchas ocasiones, se convierta en un lenguaje críptico para los que no pertenecen al grupo profesional. Y recuerden que hay grupos profesionales muy «particulares» a los que les viene muy bien que sus propias jergas sean incomprensibles para otros: el argot de la drogadicción o la jerga delincuencial. Precisamente la dificultad para su comprensión hace que usemos los sustantivos jerga y argot para referirnos a cualquier lenguaje difícil de entender, por su incorrección o por su confusión.

Las jergas no son cosa de nuestros tiempos. Han existido desde que la lengua es lengua. Que se lo digan si no a Miguel de Cervantes, en cuyas novelas podemos encontrar el léxico jergal de su tiempo usado de forma magistral. La existencia de las jergas no pone en peligro nuestra lengua. El peligro está en que solo podamos comunicarnos echando mano del vocabulario jergal. Como casi siempre, la responsabilidad está en la cancha de los hablantes. Se trata de ampliar nuestro vocabulario de forma que podamos aprovechar el argot o deshacernos de él a voluntad. Con más y mejores palabras se amplían también nuestros horizontes y, por supuesto, los de nuestra lengua.

18 SEP 2018

¿EN PELIGRO?

Si hay una lengua inmensa en el mundo, esa es la nuestra. Los hispanohablantes debemos ser conscientes de lo que esto implica. Nuestra lengua es inmensa en historia y en extensión; basta saber que se habla como lengua materna en cuatro continentes desde hace siglos. Nuestra lengua es inmensa en hablantes y todos y cada uno de ellos tienen derecho a considerarla propia. Donde más se muestra la amplitud de nuestra lengua es en la pronunciación y en el vocabulario.

¿Significa esto que nuestra lengua está en peligro de disgregación? En mi opinión el español tiene en la riqueza y la variedad su fuerza y su futuro, porque nuestra lengua dispone de las armas que le permiten mantenerse unida.

La ortografía, como sistema estructurado, nos permite conservar la unidad, que no la uniformidad de nuestra lengua. Describe muy bien su importancia social la Ortografía académica: «Gracias a la existencia de una ortografía común leemos los textos de autores de muy diversas áreas geográficas como si tuvieran una misma voz. La unidad ortográfica constituye, pues, el soporte más visible del sentimiento de comunidad lingüística y cultural entre países que se expresan en una misma lengua».

El vocabulario es otro cantar. Su capacidad de adaptación, combinación, creación y muerte es ilimitada. También tiene sus reglas, pero está obligado a responder de inmediato a nuestras necesidades en todas las circunstancias de la vida. Y no hay nada más cambiante y más rico que la vida. El léxico de una lengua no puede quedarse atrás. Los buenos hablantes somos responsables de utilizarlo apropiadamente, de atesorarlo, de enriquecer nuestro bagaje para sacarle el mayor partido posible a nuestras palabras, a nuestras casi infinitas palabras. Unidad y diversidad parecen irreconciliables, pero no lo son en nuestra lengua.

 

25 SEP 2018

JAMÓN Y CASABE

El préstamo lingüístico forma parte esencial del léxico de nuestra lengua. La adopción de palabras procedentes de otras lenguas no es una práctica reciente. Sucede desde que la lengua es lengua por el contacto directo entre hablantes de idiomas distintos o por la influencia cultural, política o económica de una sociedad sobre otra.

Lo que diferencia a unos extranjerismos de otros es la razón por la que se adoptan. Hasta que los españoles llegaron a esta isla la lengua española no se había visto en la necesidad de disponer de una palabra para referirse a la yuca, ni a una especie de pan elaborado a partir de ella, sencillamente porque para ellos no existían ninguna de estas realidades. Cuando las palabras empiezan a hacerse necesarias para designar una nueva realidad el préstamo es la vía más rápida; en un «santiamén» lingüístico yuca y casabe entran a formar parte de nuestro léxico, y como tales empiezan a regirse por las normas gramaticales y ortográficas de nuestra lengua. Incluso sirven de base léxica para crear nuevas palabras (yuquitacasabero), dan origen a locuciones (guayar la yucahacer yuca) o protagonizan refranes a la dominicana: a falta de pan, casabe.

Los préstamos que deben preocuparnos como amantes de nuestra lengua son otros préstamos; aquellos que adoptamos por moda, parejería o, sencillamente, como sucede en la mayoría de los casos, por desconocimiento de nuestras propias palabras. Cuando esto sucede la palabra patrimonial y el préstamo, con el mismo significado, conviven y, a veces, terminan desbancándose una a otra. La Ortografía académica pone un curioso ejemplo histórico: hace siglos el galicismo jamón (del francés jambon) acabó triunfando sobre el patrimonial pernil precisamente en la tierra de los jamones. Ninguno de nosotros sentimos a la palabra jamón como extranjera, porque para la lengua como para los buenos jamones el tiempo no pasa en balde.

 

Ortoescritura

Por Rafael Peralta Romero

 

¿QUÉ HACER EN ESPAÑOL CON LAS PALABRAS EXTRAÑAS?

 La primera recomendación frente a los vocablos extranjeros  es evitarlos. Pero cuando éstos resultan  indispensables, o al menos necesarios,  procede recibirlos y  buscar la forma de adaptarlos  al perfil de nuestro idioma. Un vocablo se hace necesario porque  representa un objeto, una circunstancia o  una acción  que no ha sido nombrada en español.

El extranjerismo podría expresar también  una cualidad para la cual no se tiene palabra en  lengua de castellana. Es decir palabras que encierran una valoración sobre personas, cosas, animales o situaciones.

Si nos vamos a quedar con un vocablo procedente de otra  lengua, la actitud más prudente es sustituir grafías ajenas al sistema ortográfico del español, de manera que el vocablo se aproxime a las características del español.

Pongamos por ejemplo que como  en español la letra –q  (cu) solo tiene uso con el dígrafo –qu, o lo que es igual: seguida de las vocales –ue (queso, querer, quemado) y –ui (quiero, quizá, quimera), el nombre del país  árabe   debe escribirse Catar y no Qatar, como prefieren algunos.

Incluso, voces  procedentes del latín pero que no forman parte  del patrimonio léxico del español han presentado dificultades por su grafía ajena al sistema ortográfico castellano, específicamente con la letra -cu, sin formar el dígrafo qu,  y la pretensión  de unos hablantes de emplearla con el sonido  de –k (ca).

La Ortografía de la lengua española, publicación oficial 2010, apunta al respecto que: “Este uso autónomo del grafema q en representación del fonema /k/, como ya se ha señalado, contradice los intentos por regularizar y simplificar la escritura del español promovidos por la ortografía académica, que ya en 1815 determinó que se escribieran con cu+vocal todas las palabras en las que la secuencia gráfica  qu se correspondiese con la secuencia fónica /ku/, con independencia de la etimología”. (OLE, pág. 615).

Por lo antes expresado es que las voces latinas exequatur, quadrivium y quorum es preferible escribirlas con –cu: execuátur, cuadrívium y cuórum.

La voz inglesa “whisky” entró al español y no parece que vaya a desaparecer, pues el elemento que representa  ha calado muy hondamente  fuera de la cultura escocesa. Esta palabra presentó un problema de adaptación, dado que la –w (uve doble) no  existía en el alfabeto latino y por tanto  no hay palabras, propias del español, que lleven este signo. Del inglés y del alemán, sobre todo, llegaron vocablos iniciados con –w que fueron adaptados  con los sonidos –gu  o –v . Ejemplos: welf (alemán) devino en güelfo y wagon (del inglés) se acuñó como vagón.

Güelfo   es un adjetivo  y se define así: “1. adj. En la Edad Media italiana, partidario de los papas y enfrentado a los gibelinos, defensores de los emperadores de Alemania”.

Siguiendo ese patrón, los académicos  recomendaron adaptar la voz whisky con la grafía güisqui, y así aparece en el Diccionario. Pero más adelante a la uve doble (doble ve y mal llamada doble u) se le dio carta de ciudadanía en nuestro idioma  y se  está reconsiderando   la escritura del nombre que identifica al licor británico. Wiski es la forma considerada más acorde con su etimología, pero aún no la recoge el Diccionario académico.

La voz “kangourou”, procedente del francés  se adaptó al español como canguro, mientras zink  (del alemán) quedó en zinc o cinc.

Hemos de repetir  que el uso de  extranjerismos   es necedad cuando se trata de voces que tienen equivalente en español, pero cuando no ocurre esto, procede acuñar la palabra extraña y someterla al orden  de nuestra lengua.

Del Japón nos  llegó un juego llamado /yudo/, pues escribamos yudo, yudoca y Asoyudo. ¿Por qué escribir “judo” si leemos yudo?

 

 

 

ADAPTACIÓN DE EXTRANJERISMOS AL ESPAÑOL

Ninguna lengua se ha formado de un día para otro. Más bien es resultado de una serie de interacciones entre sujetos que practican  el comercio, la guerra, las migraciones, la dominación de unos sobre otros o un  tipo de relación que implique comunicación e intercambio.

El español se ha formado a partir del latín. Este se extendió por la península ibérica a partir del siglo III antes de Cristo  y  se impuso a las lenguas prerromanas. De ese latín con influencia de las lenguas de la región procede la base léxica del español. Es lo que se denomina léxico heredado o patrimonial.

El latín siguió predominando en Europa  y fue la lengua de cultura por excelencia. Las lenguas romances recurren a ella para cubrir necesidades expresivas. A través del griego llegaron, sobre todo, los términos cultos, propios de la ciencia: biología, filosofía, ortografía, pedagogía.

Hoy el español es una lengua adulta, hablada por más de quinientos millones de personas, solo superada por el mandarín, idioma de los chinos. El contacto del español con otras lenguas (árabe, italiano, inglés, francés, indígenas americanas)   atrajo términos de las mismas  para originar el léxico adquirido.

El comercio, la tecnología, la persistencia de las migraciones, los intercambios artísticos y   deportivos, los nuevos hábitos de consumo e incluso las relaciones  políticas, facilitan el ingreso de términos de otras lenguas que se tornan necesarios en la nuestra.

Se ha llamado préstamo lingüístico a la adquisición de una palabra procedente de otra lengua. Es recomendable recurrir previamente al acervo  lexicográfico del español y localizar  el vocablo indicado, por su valor semántico, para sustituir la voz extraña.

De modo que es preferible decir computadora personal en lugar de “personal computer”; disco compacto y no “compact disc”, cedé  y no cidí (CD), gestor o manejador de redes, en vez de “comunity manager”, restaurante y no “restaurant” o “restorán”..

Algunas palabras y expresiones extranjeras carecen de equivalentes para la traducción o el que aparece dificulta  apreciar el sentido de lo que se quiere expresar.  Es entonces cuando se procede a la acuñación del neologismo. Ese neologismo adaptado asumirá  un comportamiento propio de un vocablo del español, tanto para formar el plural, como el diminutivo  o someterse al accidente de género (femenino, masculino).

Algunos de estos vocablos procedentes del inglés  pudieron ser traducidos, pero los hablantes del español prefirieron aceptarlos por el sonido de su lengua de origen,  y los académicos recomiendan escribirlos de este modo: beisbol, fútbol, líder, mitin, blíster, eslogan, estrés, escáner, estándar…).

Del francés hemos adaptado coñac (en francés cognac), champán (champagne), chofer (chauffeur), garaje (garaje).

Estos ejemplos del italiano:   espagueti (spaghetti, plural de spaghetto), yacusi (yacuzzi), lasaña (lasagna).

Lo que dice la Ortografía de la lengua española: “Las voces extranjeras deben escribirse siempre en los textos españoles con una marca  gráfica que destaque su condición de palabras pertenecientes a otra lengua: preferentemente   en cursiva en la escritura tipográfica (siempre que el texto base esté escrito en redonda; pero en redonda, si el texto base está escrito en cursiva) y entre comillas en los textos manuscritos, donde no es posible establecer la oposición entre la letra redonda y la cursiva. Esta marca gráfica estará indicando que el término  en cuestión  es ajeno a nuestra lengua y que, debido a ello, no tiene por qué atenerse a las convenciones ortográficas españolas ni pronunciarse como correspondería en español a esa grafía”. (pag. 601).

El préstamo o adaptación de términos extraños es una vía de enriquecimiento del español. Eso sí, esto requiere respeto para el perfil de nuestra lengua

«Lumbre de la mocanidad», del doctor Bruno Rosario Candelier

La palabra libro se tiene como fuente de enseñanza por antonomasia. No importa su contenido, un libro siempre tendrá algún aporte para nutrirnos intelectualmente, incluyendo ¡oh, paradoja! aquellos que nada pueden aportar para “mejorarnos”, pues se convierten, estos últimos, en referentes precisos de lo que no debe merecer nuestra atención y esfuerzo. Indudablemente que el grado de desarrollo intelectual a que ha llegado la humanidad se debe a la aparición de los libros. Por ello, hemos de celebrar siempre sus publicaciones, ya que vienen a ensanchar la ribera del conocimiento en sentido general, pero, también, nos aportan luz sobre un proceso, época o materia, en sentido particular. Y cuando el libro ha sido elaborado por un escritor con conciencia y dominio del oficio, esa luz ha de ser aprovechada para nuestro crecimiento. Tal es el caso de este volumen que presentamos hoy a la consideración de los estudiosos, investigadores o, simplemente, curiosos de la literatura dominicana y  su trayectoria a través de los siglos. Porque, aunque en este gran aporte a la bibliografía nacional solo se reseñan autores que han nacido en la demarcación geográfica de la provincia Espaillat, muchos de ellos han tenido trascendencia nacional e internacional, convirtiéndose, varios de ellos, en paradigmas de las letras nacionales.

Y en ese punto es donde radica la singular importancia de esta nueva producción de Bruno Rosario Candelier, quien imbuido de un acendrado sentimiento humanista no pierde oportunidad ni tema para ofrecer su aporte al engrandecimiento del acervo cultural de esta sociedad que tanto lo necesita. Haciendo galas de su dominio sobre los géneros literarios; echando mano a su amplio portafolio de estudios sobre la intelectualidad dominicana y, auxiliándose de sus amplios conocimientos técnicos en la materia,  el doctor Rosario Candelier nos agrega otro peldaño a la escalera de obras didácticas que desde 1975 comenzó a ensamblar para el provecho de quienes quieran o necesiten escalar hasta la cumbre de nuestra literatura. La historia de una nación, continente (o del mundo) no puede ser engranada sin los detalles particulares de cada región o personaje que haya tenido que ver con su desarrollo. Y normalmente, los escritores, por el bagaje cultural que llevan sobre sus hombros; por el grado de razonamiento  que llegan a alcanzar, producto de su preparación intelectual, son elementos distinguidos en la elaboración de esa historia. Así que, al revisar las páginas de este libro, entraremos en contacto con más de 150 protagonistas de la vida nacional que, en el devenir del tiempo se han convertido (y seguirán convirtiéndose) en fuentes obligadas para estudiar nuestro pasado; referentes actualizados para comprender nuestro presente y elementos determinantes para proyectar nuestro futuro.

La obra está organizada en 5 secciones específicas donde se nos presentan trabajos sobre cultores mocanos en los diferentes géneros literarios, comenzando con una síntesis histórica que ocupa la primera parte. Y si algún “pecado” podría alguien encontrarle a este libro, es la pasión con que su autor, permeado por su sensibilidad telúrica, asume el estudio de lo que él denomina la Mocanidad. Es posible que, producto de ello, a algunas personas les pueda parecer extenso el abanico de nombres que abarca. No obstante, objetivamente hablando, a ninguno de los personajes mencionados se le puede quitar la cualidad que lo ha hecho merecedor de aparecer en esta detallada reseña histórica. Pero, aparte de cualquier observación que se le pueda hacer, lo que resalta, lo que verdaderamente sobresale una vez más, es la maestría de su autor en la elaboración de este tipo de trabajo. Con la válida iniciativa de rescatar y propagar la “lumbre de la Mocanidad”, el director de la Academia Dominicana de la Lengua, nos brinda la oportunidad no solo de conocer datos precisos sobre los productores literarios de su “patria chica”, sino que, a través del contenido de los estudios que estructuran el volumen, nos ofrece cátedras de ensayística en varios de sus trabajos recopilados para ensamblar este, su más reciente aporte literario.  Tal es el caso del texto que aparece en la página 79, bajo el título de “Moca en la poesía de Aída Cartagena Portalatín”, a mi entender, uno de los más sobresalientes ensayos literarios que se haya escrito sobre obra literaria alguna, en nuestro idioma.

Tanto por la forma en que está estructurado, como por el sustrato que deja en el lector, este trabajo puede considerarse un modelo, en cualquier idioma y para cualquier público, como puede apreciarse en la “birla introductoria” que el autor usa como pórtico. Cito: “Creo firmemente en ese aserto por cuanto todo escritor es dominado por una obsesión que se reitera, abierta o solapadamente, en todas sus obras. En ese sentido es como se emplea la palabra tema, significando la obsesión o red de obsesiones. Así, Federico García Lorca habló duendes, productivos y Mario Vargas Llosa de “demonios” personales. Lo particularmente difícil es detectar el tema específico de cada escritor, sobre todo, cuando esa obsesión se oculta ingeniosamente en los artificios del lenguaje. Tal es el caso de Aída Cartagena Portalatín (Moca, 1918) en “producciones literarias. ¿Y quién era Swain? Su retrato aparece en Escalera para Electra (1).

Aquí se perfila un planteamiento profundo del tema a desarrollar y se plantea un abordaje al mismo que no deja dudas de la seguridad y precisión con que el tema habrá de ser tratado. Y les juro que no decepciona a esa primera impresión, la profundidad con que el autor desentraña los secretos que revelan el tema motor en toda la obra de esta sobresaliente escritora de nuestra lengua. Como se aprecia en esta síntesis genial de todo el ensayo.

Efectivamente, Aida Cartagena trenzó los recuerdos, y ese nudo rememorativo le permitió desgranarlos en sus libros. Es así como en “Sed de dolor” reitera  los “viejos recuerdos”; en “Sangre sin nombre” habla de “remolinos de pasiones pretéritas”; y en “Poema de eternidad” asegura, dirigiéndose a alguien que identifico como Swain, que “te hiciste un primer puesto en el mundo de mis pensamientos y así reconstruimos los pórticos de aquel amor caído”. Habrá que esperar muchos años, concretamente, la publicación de la novela Escalera para Electra, para conocer aquel “amor caído”  a que alude Aída (2). Este es, quizás, el más sólido ejemplo de la importancia de esta obra, que no solo nos ilustra sobre los dignos personajes que encontramos en sus páginas, sino que nos sirve de modelo a quienes, modestamente, pretendemos abrirnos camino en el sendero del género ensayístico.

¡Ojalá que el ejemplo del maestro Rosario Candelier sea asumido por otros intelectuales de la nación y que, en un ejercicio de investigación seria y objetividad intelectual, nos brinden un ejemplar contentivo de los personajes que han existido en cada foco literario que se haya desarrollado en el país!

«Lumbre de la mocanidad», de Bruno Rosario Candelier

Por Camelia Michel

   Hoy me toca comentar la obra Lumbre de la Mocanidad. El arte literario en la Villa Heroica, tarea que comenzaré resaltando la capacidad productiva de su autor, Bruno Rosario Candelier, la cual siempre logra sorprenderme, a pesar de que poseo, al igual que todos ustedes, pruebas fehacientes y cotidianas de su fertilidad creativa y permanente entrega al trabajo literario.

Este libro salió a circular en Moca hace apenas unos días, hecho que constituyó todo un hito en términos del interés expresado por dicha comunidad y del respaldo de sus autoridades, particularmente de la oficina del senador José Rafael Vargas.

Encaminada a resaltar la impronta de la Villa del Viaducto en el quehacer literario nacional, Lumbre de la Mocanidad presenta 61 textos, la mayoría de los cuales son ensayos y análisis literarios de Bruno Rosario Candelier, relativos a escritores mocanos destacados en los diferentes géneros literarios. También figuran textos vinculados a dicho eje temático, de los ensayistas Luce López Baralt, Pura Emeterio Rondón, Manuel Matos Moquete y del poeta Alberto Peña Lebrón; al igual que algunos diálogos y entrevistas, entre ellos, una conversación con una servidora, en torno a los valores de la Mocanidad.

Un acierto fundamental en Lumbre de la Mocanidad. El arte literario en la Villa Heroica, es el hecho de que revela la influencia y el impacto del talento mocano en la literatura nacional y mundial, porque hablar de autores fundacionales en sus respectivos géneros y épocas, tan diferentes entre sí y alejados en el tiempo, como Juan Antonio Alix y Aída Cartagena Portalatín -uno de trascendencia nacional, la otra, de  proyección internacional- es mucho más que una casualidad afortunada. Otro aporte de Rosario Candelier es haber detectado dos filones esenciales en la literatura mocana: la ligazón entrañable con la tierra y las vivencias, y una onda de expansión hacia lo universal. Así, este crítico literario señala que el apego a la tierra y el sentido de lo propio, ese ethos que podríamos llamar “Mocanidad”, en algunos autores asume una voz nacionalista, de defensa de lo nuestro, del país, con alusiones a los enfrentamientos de principios del siglo pasado, o bien de exaltación del paisaje y características del lar nativo, con mucha prevalencia de la épica y de lo lírico-épico, como en los casos de Gabriel Morillo, y de Octavio Guzmán Carretero.

En otros autores se presenta a través de una visión metafísica y de conexión cósmica. Pero algo que no podemos obviar es el hecho de que en esta variopinta relación de análisis de autores mocanos cronológicamente dispuesta, hay un entronque con la literatura universal de todos los tiempos. Así, se resalta el carácter modernista de la poesía mocana de principios del siglo XX, y su evolución hacia las vanguardias posteriores, cónsona con los movimientos poéticos de la capital y todo el país, en los que se reflejan las inquietudes literarias con vigencia mundial. ¡Ojo: ser un escritor vinculado a la Mocanidad no es sinónimo de encierro mental, o de regionalismo o localismo fanático, sino de apertura desde lo propio!

Fenómenos como los descritos solo se repiten en una localidad, cuando hay todo un hábito cultural, una tradición de lectura, escritura y reflexión, que en cada época da frutos, dado que no solo hablamos de Aída o de Alix: hablamos de Manuel Valerio, de Alberto Peña Lebrón, o más lejanos en el tiempo, deGabriel Morillo, de Octavio Guzmán Carretero y de un conjunto de poetas y narradores contemporáneos pertenecientes a diferentes movimientos y círculos literarios, que tienen en común una gran dotación creadora y bagaje intelectual, y sobre todo, la impronta, el recuerdo de su tierra, de sus vivencias en el pequeño mundo que los vio  nacer, sin menoscabo de su apertura a corrientes universales tanto clásicas como vanguardistas.

De hecho, en este conjunto de ensayos, Rosario Candelier pone de manifiesto que Moca, su Moca, nuestro Moca natal, no solo es tierra de poetas y narradores, sino que las disciplinas humanistas tienen un espacio fundamental.

No olvidemos que en este terruño han visto la luz historiadores, costumbristas, educadores, críticos literarios, como el mismo Rosario Candelier, gente vinculada al teatro, la oratoria, periodistas, juristas brillantes y cultores de las diversas disciplinas artísticas. Ciertamente, muchos de los escritos recogidos en este libro ya eran conocidos, pero en muchos casos constituyen una revelación, porque en ellos su autor pone el dedo sobre la llaga, y es preciso releerlos para aquilatar su contenido. En algunos casos Rosario Candelier ofrece planteamientos radicales, como los vertidos en torno a Juan Antonio Alix, a quien considera el fundador de la literatura dominicana. Cito: “Desde una perspectiva estética, la obra de Juan Antonio Alix, por la categoría y la cantidad de su creación, es el más importante cultor de la poesía popular dominicana y el primer escritor criollo que sustenta la base de la literatura nacional. Al asumir la décima como expresión de la poética nacional, este decimero es el primer poeta dominicano con cuya obra pauta el inicio de las letras nacionales, hecho que convierte a Juan Antonio Alix en el fundador de la literatura nacional”.

Es particularmente exhaustivo su análisis de la obra del poeta sorprendido Manuel Valerio, cuya tendencia metafísica es un elemento de mucho interés para Rosario Candelier. La estética desplegada por Valerio -la cual, señala Bruno Rosario, no llegó a ser claramente formalizada en conceptos- de alguna manera fecunda la estética interiorista, dado que su poesía se ajusta a planteamientos básicos de este movimiento. Creo, pues, que entre los precursores más influyentes del Interiorismo, hay que asignar un espacio de principalía a Manuel Valerio, voz poética de lenguaje límpido y engañosamente sencillo, pero lleno de enigmas y sentido profundo, que se insinúa bajo la capa de bellísimas imágenes. Y la lectura cuidadosa del ensayo “La lírica metafísica de Manuel Valerio” es bastante reveladora.

En cuanto a los escritores contemporáneos de la provincia, Rosario Candelier abarca un amplio muestrario de nombres, géneros y obras, que no puedo abordar en este breve espacio. Algunos de los más conocidos cuya labor poética él aborda son: José Rafael Lantigua, Valentín Amaro, Freddy Bretón, Sally Rodríguez, Juana Elodia  Peralta, Basilio Belliard, José Frank Rosario, Iki Tejada, Pedro Ovalles, Mariano García, Fari Rosario, Gerardo Mercedes y Pedro Pompeyo Rosario. También muchos miembros activos del Ateneo Insular, como Carmen Comprés, Juan y Rocío Santos, Mikenia Vargas y una servidora.

Entre los narradores, amén de Aída Cartagena, Artagnan Pérez Méndez, Santiago Estrella Veloz, y Luce López Baralt analiza la novela de Rosario Candelier. En el ensayo, aborda la labor de Julio Jaime Julia, Adriano Miguel Tejada, Eduardo García Michel, Luis Quezada, Abigail Cruz Infante, entre otros. Voy a concluir agradeciendo a BRC que se tomara en cuenta mi trabajo no sólo en lo que concierne a la poesía, sino en un fructífero diálogo en torno a los valores mocanos. Finalmente, espero que todos se motiven y disfruten la lectura de este libro, que nos ofrece una de las espinas dorsales de las letras dominicanas.

 

“Lumbre de la mocanidad, el arte literario en la villa heroica”, del Dr. Bruno Rosario Candelier

Por Adriano Miguel Tejada

Mi distinguido amigo de más de medio siglo, Bruno Rosario Candelier, me ha pedido que diga unas palabras en esta puesta en circulación de su nueva obra, Lumbre de la MocanidadEl arte literario en la Villa Heroica, y lo hago con mucho gusto no solo por la amistad que nos une, o porque la obra ponga de relieve la inmensa cosecha de poetas y escritores de nuestra comunidad, sino porque se trata de un gesto de generosidad intelectual que pocas veces se observa en nuestro país.

En esta obra se reconocen no solo a consagrados escritores de nombre nacional e internacional, sino también a jóvenes discípulos de los afanes literarios del autor que ha creado escuela en el país y que autorizan a catalogarlo como el más importante promotor literario de la República Dominicana en toda su historia.

Así como tuvimos a un Eugenio María de Hostos que promovió la escuela y un nuevo método de enseñanza entre los dominicanos, y a un Domingo Moreno Jiménez que paseó la dignidad de su pobreza y la riqueza de sus versos por todo el territorio nacional, esta generación ha tenido el privilegio de contar con un Bruno Antonio del Rosario y Candelier que ha dedicado su vida a motivar en valores literarios y humanos y a crear una legión de escritores, demostrando así que el alma dominicana es terreno fértil para la creación de belleza y la búsqueda de lo infinito.

Así, entre sus discípulos hay desde sacerdotes y obispos hasta muchachos de la calle. Bruno es un descubridor de talento mejor que el más aguzado escucha de las Grandes Ligas.

Lo que más me llama la atención de mi querido Bruno es su capacidad creativa. Yo, que por obligación profesional me paso el día escribiendo, no puedo ni de cerca alcanzar las millas de letras que Bruno nos lleva a todos. Y no estamos hablando de gárrulas expresiones sin sentido, sino de textos trabajados, con referencias bibliográficas cuidadosamente seleccionadas y una arquitectura escritural que muestra la exquisita formación del autor, su enorme intuición literaria y su hombría de bien.

A 50 años de la fundación del Ateneo de Moca, del que Bruno fue activo vicepresidente, uno se maravilla de las cosas que se hicieron y de cómo han cambiado las cosas en nuestro pueblo querido.

En aquel tiempo, hacíamos una actividad literaria semanalmente. Ya fuera una conferencia o un recital; un panel literario de alcance nacional, un concierto sinfónico o una exposición de fotografía o de artes plásticas, ese grupo de jóvenes revolucionó la cultura de la ciudad al punto de recibir el reconocimiento de escritores de la talla de Alberto Baeza Flores y Héctor Incháustegui Cabral.

Usamos todos los espacios disponibles entonces, desde el Club Recreativo, el Amigos de la Duarte, el Deportivo Moca (La Cancha), el José Horacio Rodríguez, los salones de actos de las escuelas, del ayuntamiento municipal y la Gobernación provincial. En fin, la cultura llegó a todos los rincones de la ciudad.

Nuestra ciudad necesita que ese liderazgo surja de nuevo. Las inquietudes sabemos que están ahí. Las podemos observar en las peñas y en las entidades de desarrollo de nuestra ciudad y provincia. Solo se requiere que pongamos manos a la obra y seamos imaginativos. Conocerán la desilusión, como la conocimos nosotros, pero el esfuerzo vale la pena, porque ya no basta con quejarnos de que la juventud se está perdiendo: hay que ayudarla a salir de su letargo nocivo. En este caso, nuestro amor por esta ciudad tiene que ser activo, o es poco amor, como nos recordaba el poeta.

Quiero recordar, para finalizar una historia que me gusta mucho y que cuenta Costancio C. Vigil en su obra El Erial: un señor decidió construir una escalera para llegar al cielo, pero según avanzaba en su obra, se iban acercando personas que le pedían una pieza de madera para sostener su casa que se caía, otro para calentar a sus hijos que tenían frío y así sucesivamente. En un momento, el señor reflexionó sobre el hecho de que la escalera estaba cada día más corta, pero él se sentía más cerca del cielo.

Al saludar esta nueva obra de don Bruno Antonio del Rosario y Candelier, quiero expresar por medio de estas breves palabras mi permanente admiración por su talento, por su capacidad de trabajo y por su entrega a una causa que no produce dinero, pero que, como en la anécdota de la escalera, cada día lo coloca más cerca del cielo.

Enhorabuena, querido amigo.

Moca, teatro Don Bosco, 30 de agosto de 2018.

Presentación de «Lumbre de la mocanidad» de Bruno Rosario Candelier

Por Eduardo García Michel

   Confieso que el Dr. Bruno Rosario Candelier me ha sorprendido. Ha expuesto a mi humilde persona, sospecho que en forma deliberada, ante un reto enorme. Me ha pedido, nada más y nada menos, que realizara, en paralelo a los destacados intelectuales Alberto Peña Lebrón y Adriano Miguel Tejada, la presentación de su libro Lumbre de la Mocanidad: el arte literario en la villa heroica, que ve la luz en este acto, hoy, aquí, en Moca.

El atenuante a favor del Dr. Rosario Candelier, es que lo ha hecho con intenciones constructivas y de buena fe. En cambio yo, sin pensar en las consecuencias, engolosinado con el brillo de las candilejas, le he contestado, con fatuidad, que “para mí es un alto honor compartir la presentación de tu nuevo libro Lumbre de la Mocanidad: el arte literario en la Villa heroica. Lo haré con mucha satisfacción. Lo considero una gran distinción”.

Todo eso lo decía sin calibrar en su real dimensión el lío en que estaba metiéndome. Para el Dr. Bruno Rosario Candelier puede que presentar la obra de un autor le resulte fácil, familiar, luego de tener sobre sus hombros la publicación de más de 60 libros y una vasta participación en cónclaves literarios y lingüísticos. Hasta he visto títulos fascinantes de sus obras, referidos al mundo increíble y todavía no bien comprendido de la física cuántica.

Él está acostumbrado a enredarse entre letras, ordenarlas, domeñarlas, exprimirlas, explicarlas. Y lo hace, tejiendo con elegancia el arte del buen decir, enhebrándolo con un pensamiento en profundidad y el cultivo de la ética, la estética, metafísica y todo aquello que conecta las profundidades del ser con las fuerzas del Universo. Y, en eso, coincide con Azorín, quien decía que todas las cosas llevan un reflejo del alma universal. En mi libro Al amanecer, la niebla, me pregunto si en verdad el Universo tiene alma. Sé, o por lo menos intuyo, que las cosas vibran y sienten, ríen y padecen, pero esconden su sentimiento. En lenguaje coloquial, podría decirse que para el amigo Bruno, fundador y eje de un reconocido movimiento literario conocido como Interiorismo, estos menesteres son algo así como pan comido, no porque fuera fácil enredarse en esa complicada madeja, sino por la experiencia y los conocimientos acumulados y su sensibilidad exquisita, todo lo cual hace el milagro de que en sus manos lo complejo luzca sencillo.

En cambio, para mí, inscrito en el reino de los mortales que vive azorado por lo que ve y contempla, aprendiz de todo, a pesar de los años que ya llevo a cuestas que sí pesan por más que quisiera negarlo, es como si me pidieran escalar no el pico Duarte, que de subir puede subirse, sino el Himalaya en tiempo de ventisca y frío aterrador.

Y es que no se me escapa la dificultad que implica la participación en un acto como este, “contimás” (cuantimás), decíamos cuando muchachos, si se trata de presentar la obra de una figura tan consagrada y respetada como la del Dr. Rosario Candelier: ¡Tamaña responsabilidad!

El libro Lumbre de la Mocanidad es un significativo y monumental aporte de quien se ha convertido en un referente de las letras dominicanas. Al leerlo, el lector habrá de ir dándose cuenta de que Moca tiene una producción literaria insospechada, de enorme calidad y fuerza expresiva, sorprendente.

Concedo que yo mismo me conmoví al descubrirla tan de repente en toda su extensión, citada y analizada en el libro que se pone hoy en circulación. Conocía casos aislados, pero no tenía la visión abarcadora que poseo ahora, pues estuve alejado mucho tiempo del lar nativo y me perdí una parte significativa de esa producción.

Reconozco que me emocioné al deleitarme con algunas de sus hermosas manifestaciones, con la lectura de retazos o segmentos seleccionados por el autor. Y me llené de orgullo al comprobar la calidad y la fuerza de la obra del grupo de escritores citados en el libro. Esta obra redescubre su gran potencial.

Con este libro, el Dr. Rosario Candelier hace una gran contribución al conocimiento de la producción literaria mocana. Al compendiarla, reseñarla, analizarla, surge el deseo de conocer más en profundidad el trabajo de esos autores y el interés de leer sus obras.

Sucede que los libros de los autores reseñados fueron publicados en algún momento; puede que mucha gente, quizás no tanta, los tenga y haya leído, pero, y esto es lo triste, no aparecen en lugares de venta al público, es decir en librerías. Y si aparecieran tampoco se demandarían ni leerían en la medida de lo deseable, lo cual resulta decepcionante sobre todo para los autores, gente de singular talento. Esa es una de las grandes desilusiones. La producción literaria es para un núcleo reservado de interesados, especialistas, soñadores. Algo así como si se perteneciera a una logia, cuyos secretos se guardaran hacia adentro. No es culpa de los autores. Al contrario, es su calvario.

Las librerías (quedan pocas) no admiten cualquier libro, sino aquellos con potencial de venta. Y si lo admiten, ahora añaden o están en proceso de añadir la exigencia a los escritores de presentar factura con valor fiscal, con los inconvenientes que genera el hecho de estar imposibilitados de reflejar gastos, pues son entes físicos, intelectuales, no empresas. Es decir, sin poder reseñar las pérdidas, pues constituyen su vida misma, cuyo resultado es un balance emocional angustiante. Este es un impuesto al saber, a la creatividad, a la cultura, inhibidor de las publicaciones. Y si los libros no se muestran en físico en los escaparates, es imposible medir su potencial. Pero, aunque se mostraran, la gente cada vez lee menos y usa cada vez más las tabletas electrónicas y los artefactos llamados inteligentes, una de cuyas características es anular la inteligencia, la capacidad de introspección, reflexión, razonar y pensar por sí mismo. Este es un enorme rompecabezas para la humanidad en su conjunto, que demanda respuestas y soluciones.

La obra del Dr. Rosario Candelier, Lumbre de la Mocanidad, especie de antología (es mucho más que eso), muestra con contundencia que los autores citados no se encasillan en una escuela o en un solo género. Su producción es diversa y va desde las décimas populares al teatro, ensayo, crítica, narrativa, historia, testimonio, literatura mística o religiosa, quizás siendo la poesía la que ostente predominio numérico.

Así, surgen nombres y se citan y comentan publicaciones de hasta 35 autores mocanos. Son ellos, Juan Antonio Alix, Aída Cartagena Portalatín, Gabriel Morillo, Octavio Guzmán Carretero, Aurora Tavárez Belliard, Manuel Valerio, Julio Jaime Julia, Alberto Peña Lebrón, Basilio Belliard, Artagnán Pérez Méndez, Adriano Miguel Tejada, José Rafael Lantigua, José Rafael Vargas y el propio Bruno Rosario Candelier. Y también, Santiago Estrella Veloz, José Frank Rosario, Sally Rodríguez, Carmen Comprés, Iki Tejada, Pedro Ovalles, Camelia Michel, Eugenio Camacho, Benjamín García, Fari Rosario, Roberto Miguel Escaño, Mariano García, Gerardo Mercedes, Persio Pérez, Juan Santos, Mikenia Vargas, Rocío Santos.

Tres más se destacan en el cultivo del género sagrado, como ocurre con Monseñor Freddy Bretón Martínez, el padre Roberto Miguel Escaño y Luis Quezada. Y uno más, que soy yo, no sabe muy bien la razón de compartir espacio con tantos estelares de la literatura dominicana, salvo que fuere por mi empecinamiento en seguir emborronando cuartillas (desde muy niño se decía que tenía la cabeza más dura que una tapia) y aspirar a que se lean. ¡Qué pretensión!

En adición a estos 35 autores mencionados, puede que existan otros que en una revisión pudieran ser incorporados, así como algunos más, descendientes de mocanos, con elevada calidad en sus escritos, que bien pudieran ser integrados a este grupo si el Dr. Bruno Rosario Candelier lo considerara apropiado.

Leyendo la obra Lumbre de la Mocanidad  surge con claridad una explicación de la riqueza cultural que alberga el pueblo de Moca. No es asunto de ahora; se remonta de lejos.

Bien lo refleja el Dr. Rosario Candelier cuando cita la visita a Moca, en el año 1881, del presidente Fernando Arturo de Meriño, acompañado de su secretario, Emilio Prudhomme, y las palabras de éste último al expresar que “allí encontramos sociedades literarias, biblioteca pública y gran entusiasmo por el progreso intelectual”. Y eso que se trataba apenas de una aldea, con muy pocos habitantes.

Esa tradición se ha mantenido hasta nuestros días. Dice Rosario Candelier que “Moca ha expresado a través de las letras una vocación creadora insoslayable. Los mocanos han cantado efusivamente lo que emanaba del fondo entrañable de su sensibilidad y han escrito páginas memorables con la sustancia emotiva de las pasiones al influjo de los ideales y las aspiraciones de la colectividad”.

¿Cuál es la explicación de ese comportamiento? Tiene que haber habido un sustrato educativo superior que llevara a sus gentes a hacer uso del instrumento literario con tan inusual fervor, de la misma manera, según se relata, que en esta villa hubo muchas familias que poseían piano, con cola y sin cola, y cultivaban el uso habilidoso y consagrado de diversos instrumentos musicales.

Siempre he pensado que el hecho de poseer medios propios de existencia, aun fueren precarios, daba autonomía y sentido de iniciativa a los habitantes de esta villa. Eso los dotaba de independencia hacia el poder establecido. Y alentaba la auto estima ciudadana. De ahí deriva el amor a las libertades, expresado en la participación en acontecimientos históricos fundamentales, que han conferido a Moca y revalidado el título de Villa Heroica. Y de ahí también es probable que proceda ese amor por el cultivo de las artes, letras y literatura. Y es que no hay nada que aliente más las aspiraciones de libertad y superación de un pueblo, que el tejer de los sueños, modelando y exprimiendo la música que poseen las letras cuando se las esculpe con el cincel de los sentimientos.

Bruno no se contenta con poner en evidencia esa riqueza literaria y pregonarla a los cuatro vientos. No. Va mucho más allá. Ejerce con rigor la crítica, señalando virtudes, aciertos, sugiriendo senderos a explorar, como buen maestro que alumbra el camino del porvenir.

No se trata únicamente del bisturí de un filólogo, sino de la capacidad analítica elevada a una dimensión sublime y amorosa.

Al final de la obra hay un intercambio epistolar entre el Dr. Rosario Candelier y Luis Quezada. Algo aleccionador, que llenó de gozo mi espíritu.

Al referirse al libro titulado Los tres rostros del Apocalipsis, el Dr. Rosario Candelier dice que “Luis Quezada Pérez ha dedicado tiempo, reflexión e intuición para interpretar el sentido mesiánico del texto apocalíptico de la Biblia en una obra que lo consagrará como un teólogo de alto vuelo y un pensador religioso en los estudios y exégesis del pensamiento bíblico en la República Dominicana”.

La humildad de Luis Quezada es proverbial, incluso mayor que su exuberante inteligencia. Por eso, de inmediato escribió al Dr. Rosario Candelier, lo siguiente: “Si fuéramos a poner las cosas en su justo lugar, no me considero ni un exégeta bíblico profesional ni un teólogo bíblico de recia formación académica”. Y agrega: “Te ruego que matices estas afirmaciones, pues me parecen exageradas, cargadas, eso sí, de un gran aprecio hacia mi persona”.

El Dr. Rosario Candelier martilla de nuevo, pienso yo que gozando en su interior con el reto que estaba lanzándole a Luis, penetrando su coraza de humildad, y le reitera que: “Puedes estar seguro de que, Dios mediante, procuraré ponderar tu grandiosa obra, por el contenido que en sí es relevante y por el valor del autor, que no es cualquier cosa. Eres un exégeta bíblico y un teólogo que esclarece, con tu singular pedagogía pastoral, importantes facetas de la Biblia, sobre la doctrina de nuestra Iglesia Católica y la fe que compartimos”. Y agrega: “Sin duda algo mejor tenía pautado para ti el Ordenador de lo viviente que no te fue posible ir al Bíblico de Roma. Lo que haces por nuestro pueblo vale ante Dios mucho más que un título europeo”.

En fin, una travesura del autor del libro que hoy se pone en circulación, recreada quizás con la finalidad de despertar en uno de los talentos que ha dado este pueblo, la necesidad de que termine de eclosionar, de emerger, vertiendo todo su saber a favor de la comunidad.

También así me sorprendió el Dr. Bruno Rosario Candelier. Lo que si tengo muy claro es que estamos ante una obra clarificadora, exquisita, de brazo largo divulgativo, amena, útil a la comunidad, vibrante, aferrada a las fuerzas que emanan del terruño, lúcida, de gran calidad, que viene a cumplir un cometido y llenar un vacío.

Maestro Bruno Rosario Candelier, gracias por su gran aporte y por la confianza depositada en mí.

Moca, Teatro Don Bosco, 30 de agosto de 2018.