Reguilete – chiringa (capuchino) – encuestólogo – coconspirador – antigüedad –

REGUILETE

“Esto puede parecer molesto, pero creo que las pocas cosas que he logrado en mi vida han sido a causa de ser un REGUILETE”.

Leer la prensa en una ciudad cosmopolita donde escriben personas que proceden de diferentes países es una aventura extraordinaria; por lo menos para una persona interesada en los vericuetos de la lengua. Leer más

Tenedor – recoger (captar) – gancho – tirapiedras – *manguito rotador (manguito de los rotadores) – desplumar

Tenedor

Este tenedor es dominicano. No ayuda a comer ni tiene nada que ver con libros de contabilidad. El tenedor de esta sección se encuentra (encontraba) en las calles de la ciudad de Santo Domingo de hace más de cincuenta años.

Hace más de cincuenta años la ciudad capital de la República Dominicana no era ni sombra de lo que es la actualidad. La circulación era escasa, los semáforos casi inexistentes y la circulación la dirigían de día y de noche los llamados “policía de tráfico”. Estos se armaban de noche con dos focos (linternas), uno verde y el otro rojo. Los “tapones” se desconocían por la ausencia de suficientes vehículos para provocar un “entaponamiento”. Leer más

Porche – rameado – anglo – metraje – bicecletear

PORCHE

“. . .fue atacado por un oso cuando se encontraba sentado en el PORCHE de su casa móvil y tuvo que ser tratado de heridas leves. . .”

Algunos vocablos tienen mayor frecuencia de uso en ciertos países, al tiempo que en otros países esos mismos términos son muy raros en el habla y más raros aún en la escritura. De acuerdo con las memorias que se atesoran con respecto del habla dominicana, la palabra del título es poco usada en el léxico dominicano, más aún, es una rareza.

Los dominicanos utilizan otras palabras auténticas del español para designar lo que en buen español también se conoce con el nombre de porche. Es posible que la diferencia entre los hablantes tenga que ver con la historia y su influencia sobre la lengua.

Los “hispanounidenses” emplean con bastante frecuencia la voz del título en los Estados Unidos porque tiene semejanza con una del inglés que una tiene definición muy semejante a la española. Es una palabra que se oye en muchas ocasiones de boca de cubanos.

Este porche está identificado en los diccionarios del español general, ‘entrada a un edificio protegida por un tejadillo sostenido por columnas’, es un cobertizo o soportal. En este sitio el cobertizo es el tejado que sobresale de la pared y que se usa como protección; no es la cabaña o choza.

La palabra del inglés semejante a la del título es porch cuya grafía en el inglés medio se escribía de la manera en que se hace en la actualidad en español, es decir, porche. Las definiciones en ambas lenguas coinciden en sus elementos. Las dos lenguas conocen otro término que en inglés cayó en desuso, pero que en español sigue vigente que es “pórtico”, que claro, en inglés no lleva el acento.

Una vez alcanzado este punto de la exposición se hace necesario introducir la voz del español dominicano que se utiliza para llamar este porche; no es otra que galería. En el DED, 2013, aparece la acepción para el significado que distingue a galería de sus semejantes del español general: “Balcón o terraza techada, porche”. Viene con un ejemplo del uso tomado de la literatura dominicana que ilustra la manera en que se utiliza el término en el español dominicano.

RAMEADO

La palabra rameado, a en el español internacional vale para señalar una tela o papel que tiene dibujos de ramos; también es el dibujo o pintura que representa ramos.

Lo interesante de este vocablo es que en el español dominicano rameado tiene una significación especial que por una razón u otra no ha encontrado lugar todavía en los diccionarios de dominicanismos.

El rameado se aplica a una persona; más específicamente a un militar. Con este nombre se designa a los oficiales de alta graduación en las Fuerzas Armadas o de la Policía Nacional de la República Dominicana, que llevan ramos en la visera de los quepis y, ahora en las viseras de las gorras, alias cachuchas.

Estos ramos que corresponden a los grados son los que le confieren la categoría que hace que se reconozcan como tales, esto es, rameados. Una cosa -ramos sobre visera del quepis o gorra- que es símbolo de categoría de algunos militares sirve en este caso para denominar al militar de alta graduación, por lo tanto reemplaza la frase “militar de alta graduación”.

No se piensa que esta voz haya caído en desuso, ni que sea tan nueva que no sea de amplio conocimiento; por lo tanto, merece un sitio en el vocabulario registrado de los dominicanos. La explicación que puede explicar esta ausencia es la falta de uso en las obras de literatura dominicanas.

ANGLO

“Con el tiempo, los ricos se enamoraron del calor y la belleza natural de la ciudad, atrayendo a urbanizadores, empresarios, ANGLOS, judíos y negros”.

El estudio de esta voz es interesante. Lo es por su origen y por las tendencias por las que ha pasado a través de su historia, así como por las diferencias de significaciones en las diferentes lenguas. Este vocablo deriva del latín anglus.

Los anglos fueron los individuos de una tribu germánica que se establecieron en el norte de Inglaterra en la Edad Media. La palabra anglo se ha usado también para denominar a los ingleses de Inglaterra. Así mismo es inglés lo que pertenece a Inglaterra.

En la edición vigésima tercera del DRAE aparecerá una enmienda a esta palabra del título. Se añadirá que es un elemento compositivo con el valor de inglés. Ya antes de que la RAE se decidiera a reconocer a anglo- como elemento prefijo, del latín anglis, había muchos vocablos en el que aparecía, como por ejemplo: angloamericano, anglófilo, anglofobia, anglófono, anglohablante.

En la actualidad se usa la voz anglo para mencionar no solo a los anglosajones propiamente dichos, sino también a los que de alguna forma tienen sangre anglosajona, o, se les presume esta ascendencia. En los EE. UU. El uso ha impuesto la voz “anglo”, por oposición a latino, afroamericano o, indoamericano. Con ese valor la utilizó la articulista en el texto reproducido al principio de esta sección.

En francés, el elemento anglo- lo mencionan como sacado de la palabra anglais, es decir, inglés. En portugués anglo es inglés y, el individuo que colonizó el norte y centro de Inglaterra y dio nombre a la isla.

 

METRAJE

“A lo largo del METRAJE aparecen amigos y fervientes defensores de. . .”

Con respecto de esta palabra el español tiene una deuda con la lengua francesa. Hasta la RAE en su diccionario lo reconoce cuando consigna que procede del francés métrage. No resulta difícil de discernir la procedencia si se presta atención a la terminación -aje del vocablo en español. Esa terminación es la terminación más frecuente para las voces francesas que a su vez terminan por -age.

La importancia de la voz no termina ahí si se piensa que en la República Dominicana esta tiene un significado de mayor alcance que el que le es reconocido en el español general. Este aspecto se resaltará al final de la sección.

Mas hay que destacar que la razón por la que se trae a estudio este término no es por la procedencia, sino por la significación, que en este uso es impropio. Más abajo se verá el real significado de la palabra del título.

Desde hace largo tiempo en el DRAE y en los diccionarios de español general se asienta que metraje tiene que ver con la “longitud” de una película. El DRAE al enmendar la redacción de la acepción hace el asunto más claro cuando a la longitud le añadió la “duración de la proyección de una película cinematográfica”.

El metraje se refiere a una medida tomada en metros como unidad de medida. En realidad existe un uso de mencionar las películas como “un corto metraje” o “un largo metraje”, sin utilizar la palabra película en ellas; ahora bien, una cosa es decirlo y otra muy diferente es escribirlo. Téngase presente además, que al añadirle “corto” o “largo” eso logra una mayor aproximación al objeto a que se alude. En lenguaje más preciso en el texto debió ser “película cinematográfica” o, simplemente “película”.

Para ponerle el punto final a la sección se debe cumplir con traer a esta el “metraje” dominicano. Este valor de metraje dominicano siempre se utiliza como medida, ya sea de longitud o de tiempo.

El caso en que se escucha con mayor frecuencia el metraje dominicano es en béisbol cuando como consecuencia de un batazo la pelota recorre una larga distancia. Se dice que es un batazo de “largo metraje”, que va lejos en el terreno de juego o fuera de este. Téngase en cuenta que en el béisbol dominicano las distancias se miden en pies.

Se emplea el “largo metraje” dominicano para duración cuando se desea destacar que algo que se hizo, se hace, se hará, o haría, toma largo tiempo. Sin tratar de producir rubor en los lectores, este tipo de español dominicano pertenece al registro hablado y en la mayoría de los casos se reserva para poner el acento en la duración del coito, que para un cibaeño sería hacerlo “laigo”.

Vale decir que los dominicanos se han adelantado a la RAE al extender el campo de acción de la cinematografía al campo del béisbol, empleando el vocablo como sinónimo de medida. Más atrevido todavía: sirviéndose de la voz como medida de duración en el acto de hacer el amor.

 

BICICLETEAR

“M. W. BICICLETEA desde. . .hasta el mercado campesino de B. para comprar frutas y verduras frescas y sin pesticidas”.

Produce satisfacción encontrar en alguna oraciones que se emplean términos con los que uno se crió. En la época en que uno (yo) era joven ese verbo era de uso continuado entre personas de la misma edad. La comodidad era el motivo principal por el que se recurría a este verbo, era más sencillo que tener que emplear un verbo acompañado del sustantivo bicicleta.

En aquellos momentos este verbo se consideraba más que nada parte de la jerga de los jóvenes.

La realidad es que aún en los tiempos presentes el verbo en cuestión no ha logrado la notoriedad que acredite su entrada en los verbos del español estándar. Se recuerda con cariño que al medio de transporte de que se trata aquí se le llamaba con cariño la “bici”. Por suerte esta apócope ha recibido la bendición de los diccionaristas.

La acción de bicicletear es propia de la América Hispana. En once países hispanoamericanos, entre los que se encuentra la República Dominicana, se sirven del verbo para manifestar “montar alguien en bicicleta” o “trasladarse alguien en bicicleta”.

El Diccionario de americanismos, 2010,  de la ASALE le ha hecho un espacio al verbo del título. Lo que no satisface de la acepción es la redacción adoptada en ese diccionario para bicicletear: “Andar alguien en bicicleta”. Hay que dejar bien claro que la RAE usa el verbo “andar” en algunos de sus ejemplos con el valor que se critica aquí. Quienquiera que no esté de acuerdo con lo que se expone aquí puede verificar los dos verbos, montar y andar, y caerá en cuenta de la certeza de lo que se escribe aquí.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

PORCHE

“. . .fue atacado por un oso cuando se encontraba sentado en el PORCHE de su casa móvil y tuvo que ser tratado de heridas leves. . .”

Algunos vocablos tienen mayor frecuencia de uso en ciertos países, al tiempo que en otros países esos mismos términos son muy raros en el habla y más raros aún en la escritura. De acuerdo con las memorias que se atesoran con respecto del habla dominicana la palabra del título es poco usada en el léxico dominicano, más aún, es una rareza.

Los dominicanos utilizan otras palabras auténticas del español para designar lo que en buen español también se conoce con el nombre de porche. Es posible que la diferencia entre los hablantes tenga que ver con la historia y su influencia sobre la lengua.

Los “hispanounidenses” emplean con bastante frecuencia la voz del título en los Estados Unidos porque tiene semejanza con una del inglés que una tiene definición muy semejante a la española. Es una palabra que se oye en muchas ocasiones de boca de cubanos.

Este porche está identificado en los diccionarios del español general, “entrada a un edificio protegida por un tejadillo sostenido por columnas”, es un cobertizo o soportal. En este sitio el cobertizo es el tejado que sobresale de la pared y que se usa como protección; no es la cabaña o choza.

La palabra del inglés semejante a la del título es porch cuya grafía en el Inglés Medio se escribía de la manera en que se hace en la actualidad en español, es decir, porche. Las definiciones en ambas lenguas coinciden en sus elementos. Las dos lenguas conocen otro término que en inglés cayó en desuso, pero que en español sigue vigente que es “pórtico”, que claro, en inglés no lleva el acento.

Una vez alcanzado este punto de la exposición se hace necesario introducir la voz del español dominicano que se utiliza para llamar este porche; no es otra que galería. En el DED, 2013, aparece la acepción para el significado que distingue a galería de sus semejantes del español general: “Balcón o terraza techada, porche”. Viene con un ejemplo del uso tomado de la literatura dominicana que ilustra la manera en que se utiliza el término en el español dominicano.

 

RAMEADO

La palabra rameado, a en el español internacional vale para señalar una tela o papel que tiene dibujos de ramos; también es el dibujo o pintura que representa ramos.

Lo interesante de este vocablo es que en el español dominicano rameado tiene una significación especial que por una razón u otra no ha encontrado lugar todavía en los diccionarios de dominicanismos.

El rameado se aplica a una persona; más específicamente a un militar. Con este nombre se designa a los oficiales de alta graduación en las Fuerzas Armadas o de la Policía Nacional de la República Dominicana, que llevan ramos en la visera de los quepis y, ahora en las viseras de las gorras, alias cachuchas.

Estos ramos que corresponden a los grados son los que le confieren la categoría que hace que se reconozcan como tales, esto es, rameados. Una cosa -ramos sobre visera del quepis o gorra- que es símbolo de categoría de algunos militares sirve en este caso para denominar al militar de alta graduación, por lo tanto reemplaza la frase “militar de alta graduación”.

No se piensa que esta voz haya caído en desuso, ni que sea tan nueva que no sea de amplio conocimiento; por lo tanto, merece un sitio en el vocabulario registrado de los dominicanos. La explicación que puede explicar esta ausencia es la falta de uso en las obras de literatura dominicanas.

 

ANGLO

“Con el tiempo, los ricos se enamoraron del calor y la belleza natural de la ciudad, atrayendo a urbanizadores, empresarios, ANGLOS, judíos y negros”.

El estudio de esta voz es interesante. Lo es por su origen y por las tendencias por las que ha pasado a través de su historia, así como por las diferencias de significaciones en las diferentes lenguas. Este vocablo deriva del latín Anglus.

Los anglos fueron los individuos de una tribu germánica que se establecieron en el norte de Inglaterra en la Edad Media. La palabra anglo se ha usado también para denominar a los ingleses de Inglaterra. Así mismo es inglés lo que pertenece a Inglaterra.

En la edición vigésima tercera del DRAE aparecerá una enmienda a esta palabra del título. Se añadirá que es un elemento compositivo con el valor de inglés. Ya antes de que la RAE se decidiera a reconocer a anglo- como elemento prefijo, del latín anglis, había muchos vocablos en el que aparecía, como por ejemplo: angloamericano, anglófilo, anglofobia, anglófono, anglohablante.

En la actualidad se usa la voz anglo para mencionar no solo a los anglosajones propiamente dichos, sino también a los que de alguna forma tienen sangre anglosajona, o, se les presume esta ascendencia. En los EE. UU. El uso ha impuesto la voz “anglo”, por oposición a latino, afroamericano o, indoamericano. Con ese valor la utilizó la articulista en el texto reproducido al principio de esta sección.

En francés, el elemento anglo- lo mencionan como sacado de la palabra anglais, es decir, inglés. En portugués anglo es inglés y, el individuo que colonizó el norte y centro de Inglaterra y dio nombre a la isla.

 

METRAJE

“A lo largo del METRAJE aparecen amigos y fervientes defensores de. . .”

Con respecto de esta palabra el español tiene una deuda con la lengua francesa. Hasta la RAE en su diccionario lo reconoce cuando consigna que procede del francés métrage. No resulta difícil de discernir la procedencia si se presta atención a la terminación -aje del vocablo en español. Esa terminación es la terminación más frecuente para las voces francesas que a su vez terminan por -age.

La importancia de la voz no termina ahí si se piensa que en República Dominicana esta tiene un significado de mayor alcance que el que le es reconocido en el español general. Este aspecto se resaltará al final de la sección.

Mas hay que destacar que la razón por la que se trae a estudio este término no es por la procedencia, sino por la significación, que en este uso es impropio. Más abajo se verá el real significado de la palabra del título.

Desde hace largo tiempo en el DRAE y en los diccionarios de español general se asienta que metraje tiene que ver con la “longitud” de una película. El DRAE al enmendar la redacción de la acepción hace el asunto más claro cuando a la longitud le añadió la “duración de la proyección de una película cinematográfica”.

El metraje se refiere a una medida tomada en metros como unidad de medida. En realidad existe un uso de mencionar las películas como “un corto metraje” o “un largo metraje”, sin utilizar la palabra película en ellas; ahora bien, una cosa es decirlo y otra muy diferente es escribirlo. Téngase presente además, que al añadirle “corto” o “largo” eso logra una mayor aproximación al objeto a que se alude. En lenguaje más preciso en el texto debió ser “película cinematográfica” o, simplemente “película”.

Para ponerle el punto final a la sección se debe cumplir con traer a esta el “metraje” dominicano. Este valor de metraje dominicano siempre se utiliza como medida, ya sea de longitud o de tiempo.

El caso en que se escucha con mayor frecuencia el metraje dominicano es en béisbol cuando como consecuencia de un batazo la pelota recorre una larga distancia. Se dice que es un batazo de “largo metraje”, que va lejos en el terreno de juego o fuera de este. Téngase en cuenta que en el béisbol dominicano las distancias se miden en pies.

Se emplea el “largo metraje” dominicano para duración cuando se desea destacar que algo que se hizo, se hace, se hará, o haría, toma largo tiempo. Sin tratar de producir rubor en los lectores este tipo de español dominicano pertenece al registro hablado y en la mayoría de los casos se reserva para poner el acento en la duración del coito, que para un cibaeño sería hacerlo “laigo”.

Vale decir que los dominicanos se han adelantado a la RAE al extender el campo de acción de la cinematografía al campo del béisbol, empleando el vocablo como sinónimo de medida. Más atrevido todavía: sirviéndose de la voz como medida de duración en el acto de hacer el amor.

 

BICICLETEAR

“M. W. BICICLETEA desde. . .hasta el mercado campesino de B. para comprar frutas y verduras frescas y sin pesticidas”.

Produce satisfacción encontrar en alguna oraciones que se emplean términos con los que uno se crió. En la época en que uno (yo) era joven ese verbo era de uso continuado entre personas de la misma edad. La comodidad era el motivo principal por el que se recurría a este verbo, era más sencillo que tener que emplear un verbo acompañado del sustantivo bicicleta.

En aquellos momentos este verbo se consideraba más que nada parte de la jerga de los jóvenes.

La realidad es que aún en los tiempos presentes el verbo en cuestión no ha logrado la notoriedad que acredite su entrada en los verbos del español estándar. Se recuerda con cariño que al medio de transporte de que se trata aquí se le llamaba con cariño la “bici”. Por suerte esta apócope ha recibido la bendición de los diccionaristas.

La acción de bicicletear es propia de la América Hispana. En once países hispanoamericanos, entre los que se encuentra la República Dominicana, se sirven del verbo para manifestar “montar alguien en bicicleta” o “trasladarse alguien en bicicleta”.

El Diccionario de americanismos, 2010,  de la ASALE le ha hecho un espacio al verbo del título. Lo que no satisface de la acepción es la redacción adoptada en ese diccionario para bicicletear: “Andar alguien en bicicleta”. Hay que dejar bien claro que la RAE usa el verbo “andar” en algunos de sus ejemplos con el valor que se critica aquí. Quienquiera que no esté de acuerdo con lo que se expone aquí puede verificar los dos verbos, montar y andar, y caerá en cuenta de la certeza de lo que se escribe aquí.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tragos largos – arrogar (abrogar) – impedimenta (impedimento) – tumbao – proporciones bíblicas – protector (protectivo)

TRAGOS LARGOS

En la República Dominicana un trago es una copa de bebida alcohólica. Es también la bebida alcohólica en sí misma. Entre dominicanos “darse unos tragos” equivale a tomarse unas copas de bebidas alcohólicas.

Como en otros países de la América Hispana, en República Dominicana conocen del trago corto que es la bebida alcohólica que se sirve en vaso pequeño, eso que en la jerga de los bebedores también recibe el nombre de directo al hígado, el último hace falta que se documente.

No menos conocido es el “trago largo” que es la bebida alcohólica que se sirve en vaso alto, eso que los dominicanos llaman de “vaso grande”. Todos estos tragos están debidamente documentados en el Diccionario del español dominicano, 2013.

Existe una situación en la que los dominicanos emplean una expresión para referirse a la ingestión de grandes cantidades de bebidas alcohólicas: darse unos tragos largos.

Ha de resaltarse de inmediato que la expresión recién mencionada utiliza el adjetivo largo que es una medida principalmente de longitud, pero que también significa “en abundancia”. Hay que destacar además que en la expresión traída se recurre al verbo “dar” con la diferencia de que la acción practicada o ejecutada recae sobre el sujeto mismo de ella: darse.

Una característica más acerca de la expresión es que en ella no se utilizan los verbos corrientes para la acción de ingerir bebidas, como beber, tomar, sino en su lugar el verbo dar.

Cuando la acción de tomarse los tragos tiene larga duración los dominicanos dicen meterse en unos tragos largos. Este “meterse” debe tomarse en el sentido de “dedicarse a” o “emplear su tiempo en”.

Los dominicanos conocen el “trago del estribo”, así como el “trago de carretero”. El primero es el último trago que se toma antes de abandonar un lugar; y el segundo es uno de gran cantidad para que dure largo tiempo.

No sería motivo de extrañeza si después de leer esta sección las personas que esto hacen perciben un tufo a alcohol.

 

ARROGAR – ABROGAR

«Además, le ABROGA el derecho único a los palestinos de declarar la validez de las negociaciones. . .”

Todavía quien redacta estas notas acerca del idioma no ha logrado penetrar el secreto que hace que muchas personas hispanohablantes incurran en el error de confundir los dos verbos del título.

La única explicación que se presenta como valedera es que quienes tropiezan con el escollo lo hacen por ligereza o descuido. Por sus significados los verbos sometidos a estudio en esta sección se distancian mucho: el contenido semántico es muy disímil como se leerá más abajo.

Abrogar es invalidar una ley o disposición que estaba en vigor hasta ese momento, es abolir o dejar sin efecto esas medidas.

Arrogar es tomar, adoptar para sí una facultad o un derecho indebidamente, adjudicarse o apropiarse de modo indebido cosas inmateriales, derechos u honores. Escribe el DUE, es “atribuirse la cosa de que se trata sin más razón que la propia voluntad”.

Una vez examinados los dos significados queda por dilucidar si en la redacción del articulista cabe uno de estos dos verbos. El buen sentido de la lengua indica que la noción del verbo abrogar o del verbo arrogar excluye estos verbos de la frase.

En lugar de los dos verbos del título lo que encuentra lugar aquí es el verbo asistir, en el sentido en que lo entiende la RAE: “Dicho de la razón, del derecho, etc.: Estar de parte de alguien”.

Si para la primera confusión no había explicación posible, para la que se señaló al final, entre los verbos abrogar y asistir, hay menos explicación aún.

 

IMPEDIMENTA – IMPEDIMENTO

“Aparecen IMPEDIMENTAS inadvertidas, porque a los tiburones que controlan el pastel no les cuadran las cuentas”.

Impedimenta es una voz latina, es el sustantivo plural de impedimentum. Conforme con lo que asienta el Gran diccionario Larousse de la lengua española, impedimenta es la “carga o bagaje que dificulta los movimientos o la marcha de una persona o de un ejército”.

Si se toma al pié de la letra esto se aplica solo a movimientos o marchas de personas o ejércitos. Es una voz con sentido restringido, para personas o ejércitos, aunque podría aceptarse que se llevase a otras actividades. Esta “carga o bagaje” no es otra cosa que el “equipo” que lleva el ejército, o que acarrea la persona. Aplicado a una persona es literalmente: carga o bagaje.

Ahora bien, para qué echar mano de una voz latina cuando en español existen tantas palabras que son capaces de transmitir el mensaje de modo más cabal.

Lo que se estila es utilizar “impedimento” que es un obstáculo, embarazo o estorbo que impide o  dificulta la realización de una cosa. Se echa de ver que el impedimento es más general. No es “carga o bagaje” que dificulta “los movimientos o la marcha” de una persona o ejército.

Lo que ocurrió en este ejemplo es algo que acontece con frecuencia cuando se trata de refinar en demasía el lenguaje y se introducen voces ajenas a la lengua corriente. El apego a los vocablos bien conocidos y mejor escogidos lleva siempre el mensaje con claridad, exactitud.

 

TUMBAO

“Con sus diferentes grados de riqueza, notoriedad, seso y sexo, algunos intelectuales y artistas de ambas orillas se han montado un TUMBAO de la neutralidad. . .”

No hay que mostrar extrañeza si en algunos momentos del habla una persona cuela una voz que pertenece a su dialecto nacional. En menores ocasiones se da el caso en que llega hasta ese extremo un escritor que redacta.

En última instancia, en algunas oportunidades no hay palabra alguna que represente mejor un pensamiento que un vocablo que pertenece al habla coloquial. En otros momentos de la escritura, el escribiente prefiere omitir el verbo y utilizar una voz que identifique el hecho cabalmente.

Con apego a los usos establecidos, en el artículo del que se tomó esta cita la palabra tumbao aparecía escrita con relieve. Esa es la forma esperada en que debe escribirse una voz que pertenece al habla coloquial de un pueblo.

Tumbado (tumbao) es un modo de caminar. Este vocablo no soporta solo una acepción en el léxico cubano. Varias otras acepciones adornan este término: estado de ebriedad. Llegar a conocer bien una  persona, sobre todo sus inclinaciones y reacciones para evitarse problemas.  Adquirir el conocimiento o la habilidad para saber cómo funciona o se realiza un acto determinado. Todas las anteriores son significaciones del “tumbao” en el habla cubana.

Una de las últimas acepciones añadidas al tumbao es que se entiende por “engaño” o por “trabajo fácil”. Como sucede con frecuencia, existe un diminutivo añadido al término original: tumbaíto que equivale a familiarizarse con algo o alguien.

En Puerto Rico conocen un “tumbao plenero” que corresponde al movimiento ladeado que se hace al bailar la plena.

Llegado a este punto de la exposición acerca de este tema, puede mencionarse la canción que menciona el “tumbao” del  personaje de la navaja que se desplaza en medio de la selva de cemento.

A veces, las más celebradas, hay que congratularse de que algunos escribientes echen mano de voces de este tipo para mantenerlas en el vocabulario activo de los hispanohablantes de la América Hispana como corresponde.

 

PROPORCIONES BÍBLICAS      

“Se refiere generalmente al fin del mundo mediante una serie de catástrofes. Una catástrofe de PROPORCIONES BÍBLICAS es lo que se está fraguando en. . . ”

Aquí el asunto se reduce a valorar cuál es la proporción de lo “bíblico”. Es dilucidar si lo que es bíblico es de proporciones tremendas. No puede negarse que en ese libro, la Biblia, hay pasajes que son tremendistas, pero ello no significa que todo o la mayoría de lo que está en la Biblia, sea de proporciones apocalípticas. Se impone aquí que se vuelva al origen del asunto para despojar la calificación “proporciones bíblicas” de cualquier interpretación aviesa.

Tremendo es lo que causa miedo; es lo que tiene grandes proporciones o intensidad; es lo que dice o hace cosas raras o sorprendentes. Una catástrofe es un suceso trágico y desgraciado de grandes proporciones que altera el orden.

La proporción es el volumen o dimensión de una cosa; es la importancia o intensidad de esa cosa. En otros aspectos es la relación debida entre las partes de una cosa o con respecto a otra.

Lo que se considera bíblico es lo que tiene relación con la Biblia, lo que es propio de la Biblia, de la Biblia. En sentido general se considera como una biblia el libro o conjunto de ideas fundamentales para una persona o en una religión.

El uso ha introducido que algo es propio de la Biblia por su solemnidad o grandiosidad, así llegan a escribir que hay “magnitud bíblica”. Este uso se encuentra documentado en el Diccionario del español actual de Seco, Andrés y Ramos. Ningún otro diccionario recoge este uso o una significación parecida.

 

PROTECTOR – *PROTECTIVO

“Capaz de llevar el suficiente poder de fuego y aparatos PROTECTIVOS para algunos pequeños países del tercer mundo. . .”

Esta frase reproducida más arriba pertenece a una reseña acerca del despliegue de un camión blindado para responder a emergencias con resistencias de civiles armados con equipo de alto poder de fuego. El asunto como se deduce desde que se lee la palabra resaltada es examinar el empleo de “protectivo” en el seno del español.

Son muchos los adjetivos en español que han cedido a la presión de otras lenguas, especialmente del inglés y se han deslizado hasta traer uno espurio de competencia. Ha aparecido un adjetivo al lado del tradicional con una terminación -ivo, a.

En inglés existen unos adjetivos que terminan en –ive. Y estos son los que influyen en las “descomposiciones gramaticales” que algunos escribientes producen en español por contaminación con esa lengua extranjera.

Casi siempre estos adjetivos antes mencionados derivan de verbos que indican que algo o alguien se comportan de modo relacionado con la base, es decir, con el verbo.

Parte de lo que lo que se ha escrito más arriba no quiere decir que no existen adjetivos legítimos de solera española que terminan en -ivo, a, tales como: ilustrativo, imperativo, indicativo, digestivo, exclusivo, ofensivo, gubernativo, exclamativo, nutritivo y un largo etcétera.

Cuando se trata de aparatos o máquinas, así como de instrumentos o aditamentos que terminan en -or, a se usan casi siempre para nombres de cosas. Estos vocablos derivan de verbos como se mencionó antes para los ya tratados.

Aquí el asunto se reduce a tener presente que son aparatos los citados en la reseña y que estos en el español corriente se llaman de protectores y no lo que el periodista insertó. Protector significa “que protege”.

No ha de olvidarse que la lengua española tiene sus fundamentos y trayectoria. Hay que obedecer al genio de la lengua que se encuentra presente en las manifestaciones cotidianas de esta.

Escribe Roberto E. Guzmán

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Barón – franquicia – monetización – exhorto

BARÓN

“Además, la muy publicitada captura del narco más rico del mundo ayudará a combatir la percepción de que BARONES de la droga gozan de impunidad en este país, afirman”.

Barón es un título de nobleza. Venía inmediatamente debajo del vizconde en el orden jerárquico. El origen de la palabra es, según algunos tratadistas del fráncico y, según otros del germánico, pero en los dos casos en esas lenguas el significado era “hombre libre, guerrero”. El femenino de barón es baronesa. Algunas personas de sexo masculino eran bautizadas con el nombre de Barón.

El título podía provenir del hecho de ser el así llamado el marido de una baronesa. En la historia se utilizó el nombre para designar a un “gran señor”, especialmente el que poseía un castillo. Este vocablo extendió su campo semántico cuando en el ámbito de la política se denominó con ese nombre, barón, a la persona importante y poderosa de un partido político o de otra organización.

Desde hace relativamente corto tiempo se ha notado una tendencia a aplicar el nombre “barón” a personas poderosas en el ramo de las drogas ilícitas. Esta tendencia que se detecta en los periódicos todavía no ha logrado reconocimiento ni siquiera en los diccionarios de uso del español.

La tendencia que se señala en el párrafo que precede inmediatamente a este proviene de la lengua inglesa, lengua en la que se llama baron a una persona que posee gran poder o influencia en cualquier campo de actividad.

En portugués brasileño la voz barão sigifica lo mismo que en español, pero tiene un valor que no se conoce en el español general. Es una “persona poderosa y conocida por el valor, por la posición o por la riqueza”. Solo se retiene esta acepción y se dejan otras que existen en portugués brasileño porque las demás que son diferentes no vienen al caso.

En francés desde el año 1901 entró en el argot y luego pasó al lenguaje familiar que baron era “protector, cómplice”. Más tarde tomó el cariz de “personaje importante” en una actividad.

Al final del examen puede verse que de modo internacional existe una tendencia a expandir el alcance del vocablo barón e incorporarle nuevas acepciones.

La suerte de los analistas, comentaristas y otros que emplean el término expandiendo su alcance es que la nobleza está en decadencia y no se ha quejado del uso abusivo y degradante del título nobiliario.

Una vez más, algunos escribientes se dejan llevar por el narigón inglés, es decir, imitan las voces de lengua inglesa llevándolas al español con el contenido que estas poseen en inglés. Este comportamiento los hace “siervos” del inglés.

 

FRANQUICIA

“. . .mostró preocupación ante la posibilidad de que el drama de su país termine convirtiéndose en una FRANQUICIA para traficar con el dolor de un pueblo”.

En las lenguas existe un movimiento natural a ensanchar el terreno que cubre un vocablo. En la mayoría de las ocasiones este fenómeno se produce hacia áreas relacionadas con el sentido o los sentidos propios de la palabra.

Como se ha estudiado antes por medio de estas reflexiones acerca de la lengua, el fenómeno se produce también por imitación de lo que acontece en lenguas extranjeras que así ejercen su influencia unas sobre otras.

Lo extraño en el caso del término examinado en esta sección es que el uso que hace el redactor de la frase transcrita no obedece a ninguna de las tendencias que se señalaron con anterioridad.

Más abajo se estudiará el significado primero de la palabra franquicia, así como las acepciones que se han incorporado como resultado del desarrollo de la economía moderna.

La primera franquicia era la exención que se concedía a alguna persona para no pagar derechos por las mercaderías que introducía o extraía.

La franquicia moderna, que reconoce el derecho del empresario, es la que se desprende del contrato mediante el cual una empresa concede a otra el derecho de explotación de un determinado negocio con el mismo nombre comercial. Naturalmente esta negociación conlleva el pago de una cantidad de dinero.

Con el nombre de franquicia se conoce también el establecimiento que se encuentra bajo las condiciones del contrato de franquicia.

Este término ha generado otros derivados de su sentido primero. Existe el vocablo “franquiciado, da” que funciona como adjetivo y sustantivo para designar a la persona o empresa que tiene una franquicia o ha firmado un contrato de uso de marca y venta de productos. También hay un “franquiciador” que es el que concede sus derechos de uso de marca y de venta de sus productos. No podía faltar el verbo “franquiciar” que relacionado con un negocio es ponerlo a disposición de alguien por medio de un contrato de franquicia. Esta acepciones se extraen del Diccionario Clave del español actual, 2009 [2012].

Una vez llegado a este punto hay que detenerse para tratar de encontrar el punto de coincidencia entre las definiciones anteriores y el sentido que le imprime el articulista a la palabra franquicia en la cita.

Como no hay una acepción propia que confiera derecho a una utilización del tipo que se hace en el pasaje, hay que concluir que se trata de una dilatación desmesurada de una de las acepciones reconocidas.

Se presume que el articulista toma el término franquicia con el sentido lato de licencia que en sí misma es un permiso o autorización o bien, una excesiva libertad para hacer o decir. En el caso del texto copiado, una “licencia para traficar con el dolor de un pueblo”.

El analista de acontecimientos internacionales no reparó en que estaba igualando las palabras contrato y licencia por medio del contrato de franquicia.

Como una curiosidad para los “hispanounidenses”, franquicia es lo que en los Estados Unidos de América del Norte se conoce como “deducible”. Es la cuantía mínima del daño a partir de la cual surge la obligación del asegurador en el contrato de seguro. Es en otras palabras, la parte de las pérdidas que recae inicialmente sobre el asegurado.

Como sucede muchas veces en las lenguas modernas, hay palabras que se asemejan  por su significado sin que ello entrañe que son sinónimas en todas las situaciones en que pueden presentarse. Saber elegir entre una u otra de estas palabras en cada circunstancia es el producto de una selección cuidadosa que obedece al buen criterio del hablante o escribiente.

 

MONETIZACIÓN

“Las arcas de los comités políticos de decenas de legisladores han recibido cientos de miles de dólares de las empresas e industrias privadas. . . En este clima de MONETIZACIÓN es justo y necesario reconocer que. . .”

No se ha de invertir mucho tiempo en demostrar lo aventurado que es el uso de la palabra destacada en el texto copiado. No hay asidero posible que ampare a la columnista.

Monetizar, que se encuentra en el origen de monetización, es no más que “dar curso como moneda legal a billetes de banco u otros signos pecuniarios”. No es otra cosa más que “hacer moneda”, es transformar en moneda.

De lo anterior se deduce que la monetización es la acción de monetizar. No hay secreto en esto. En economía existe una teoría del monetarismo. Mas esa teoría lo que hace es que otorga un papel preponderante al dinero en las fluctuaciones económicas y entiende que reduciendo la masa monetaria se combate la inflación.

Llegar de donde se situó la columnista a lo que se ha expuesto aquí hay un abismo. No hay por dónde colar algo que establezca una relación entre el empleo que ella hace de la monetización y lo que se considera aceptado en el idioma.

No es un clima de monetización. Es una política de dádivas, apoyos financieros y otros mecanismos legales que permiten influir sobre el ánimo de los legisladores.

 

EXHORTO

“. . .cuyos EXHORTOS por la paz y la concordia y ofrecimientos para mediar en la crisis fueron groseramente rechazados por. . .”

A veces por ligereza o por una tendencia a aplicar recursos de la lengua a casos que les parecen semejantes, los escritores llegan a caer en errores. Aquí, mediante la lectura de esta frase, puede detectarse un caso de los señalados en la oración inmediatamente anterior a esta.

El verbo exhortar transmite el mensaje de “incitar a alguien mediante palabras, razones y ruegos a que haga o deje de hacer algo”. Así lo redacta el Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia Española.

Exhorto es en la terminología jurídica un oficio de un juez o de un tribunal que se dirige a otro -generalmente de su misma categoría- recabando  auxilio para realizar una diligencia procesal fuera del ámbito de su jurisdicción. En el lenguaje común este es el único exhorto aceptado por todos.

Recibe el nombre “exhorto” ese oficio porque el juez o tribunal utiliza esa fórmula en su despacho, con el verbo exhortar empleado en la primera persona del singular del presente del indicativo. Los dominicanos entienden muy bien el término “oficio”, que en la jerga administrativa de las “oficinas públicas” corresponde a una comunicación escrita.

El vocablo que se usa para la acción o el resultado de animar a una persona para que haga algo se llama exhortación. Así se llama además a la advertencia o aviso con que se intenta persuadir a una persona de una cosa.

Este tipo de formación de sustantivos, como el que se observa en la cita, lo que tiende es a fomentar una mala costumbre entre los hablantes de español de Hispanoamérica. Debe evitarse esta utilización porque no es recomendable ya que reemplaza al sustantivo de la lengua que desempeña las funciones desde hace largo tiempo.

Escribe Roberto E. Guzmán.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Zapatón – cacerolear – hacer música – seguridad – flash

ZAPATÓN

Es muy posible que el común de los mortales al leer la palabra del título piense que no es otra cosa más que un zapato grande. El zapatón de esta sección es dominicano. Por más señas es “gallero”; pertenece a la jerga de los aficionados al deporte (¿?) del pico y las espuelas.

El zapatón dominicano no es solo importante porque es un dominicanismo, sino porque ha trascendido las fronteras nacionales. La pregunta que se hace el lector es de esperarse: ¿Cómo es eso de que es dominicano y ha trascendido las fronteras nacionales? Las respuestas se ofrecen más abajo.

El zapatón es un espolón de acero que, por lo general, no se acepta en las galleras de buena reputación. El Diccionario de Americanismos (DAA) asienta que es una “espuela postiza que se le pone a un gallo de pelea”. Las espuelas postizas pueden obtenerse de otros gallos y las preparan los galleros para que se ajusten por encima de las naturales del animal de pelea al que se le colocan, las sujetan muy bien para que no se desprendan durante la riña.

El zapatón del DAA, además de usarse en los medios rurales dominicanos se conoce también en México, Cuba y Venezuela. El Diccionario del español dominicano (DED) asienta la voz de la forma siguiente: »Espolón postizo que se le pone al gallo de pelea para toparlo”.

El zapatón venezolano lo define el Diccionario del habla actual de Venezuela, de Núñez y Pérez, 1994, del modo siguiente: “Espolón artificial semejante a una espuela que se coloca a los gallos de pelea”.

En Cuba la acepción que trae el Diccionario del español de Cuba, 2000, para zapatón es así: “Cuchilla de acero que se le pone en la espuela a un gallo de pelea”. La segunda entrada asentaba la acepción reproducida por el DAA.

El autor de estas anotaciones acerca del español ha encontrado que los dos países cuyas hablas se asemejan más al español dominicano son las de Venezuela y Cuba. Lo que llama más la atención con respecto de esto es que Venezuela es tan distante o más que los países de América Central que muy bien podrían tener mayor semejanza con el hablar de los dominicanos como consecuencia de la proximidad.

La exportación del zapatón dominicano llegó al criollo haitiano donde lo escriben sapatonn y, donde además de la espuela postiza por extensión significa ‘golpe, bofetada’. Para que no haya dudas con respecto a la información puede consultarse para estos fines el Haitian English Dictionary, de Freeman y Laguerre, 2000.

 

CACEROLEAR

“Los vecinos comenzaron a CACELOREAR cuando llegaron los grupos armados. . .”

Este es un verbo necesario. La necesidad nace del hecho de que existe la acción que precisa de un verbo para describirlo. Otras voces de la misma familia de un modo o de otro se encuentran integradas al habla de algunos países de la América Hispana. El DAA recoge este verbo y los vocablos afines.

El verbo deriva del sustantivo cacerola, eso que los dominicanos conocen con los nombres de olla, paila, caldero. La cacerola más conocida es el recipiente de cocina redondo, hecho de metal, barro u otro material que tiene dos asas.

La primera vez que se tuvo contacto con una voz de esta familia fue con “cacerolazo”, con el significado de “protesta popular que consiste en hacer sonar cacerolas u otros objetos domésticos golpeándolos”. Esta es la acepción que recoge el DAA.

De la familia de cacerola en Hispanoamérica existen caceroleada, que tiene la misma significación que el cacerolazo, y caceroleo, con el mismo valor semántico.

Es natural que para ejecutar las acciones antes descritas exista un verbo correspondiente a la acción y el resultado de esta: cacerolear que es ”Manifestar los ciudadanos su desacuerdo con la política gubernamental golpeando cacerolas u otros objetos domésticos similares”.

Este es un neologismo necesario porque describe una acción nueva o, concertada, una aplicación nueva a una acción que existía antes, pero no con el mismo propósito, por lo tanto hay que aceptarlo con beneplácito.

 

HACER MÚSICA

“. . .le han cambiado tanto la vida al astro del pop hasta está pensando en HACER MÚSICA para niños entre una serie de productos inspirados en ellos”.

Cada vez con mayor frecuencia se observa que el verbo hacer incursiona donde no debe ser llevado. En la mayoría de los casos es porque la persona que así redacta procura alejarse de la búsqueda de un verbo más apropiado. En este tipo de proceder hay mucho de pereza mental. En otros casos quienes escriben de este modo, como en la cita, lo hacen porque en otras lenguas utilizan un verbo que puede ser traducido por el verbo hacer del español.

En esta sección no se examinarán todos los casos en que se sustituyen verbos adecuados por el verbo “hacer” porque sería una labor hercúlea. Se limitará esta sección a ofrecer varios verbos que pueden ser usados con música (y melodía) para hablar y escribir derecho.

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mayoría de los hablantes y escribientes de español cedieran a la tentación de utilizar el verbo hacer para muchas de las expresiones y locuciones de la lengua, es muy posible que termináramos con una lengua monótona. Esto así porque el verbo hacer en realidad puede reemplazar muchos verbos de larga data en la lengua que son más propios para expresar lo que se pretende. El ejemplo de la cita es uno de ellos.

Esto de hacer música para niños puede interpretarse como componer música para niños, esto es, producir una obra artística en el género musical indicado.

Si por este hacer música debe entenderse interpretar música, entonces el asunto se reduce a ejecutar o reproducir una composición musical o una canción. Si al interpretar la música lo que se hace es que se toca un instrumento, entonces esto se reduce a hacer sonar ese instrume
nto.

No hace falta ir más lejos para que quede claro que algunos abusos del verbo hacer, además de empobrecer el léxico general de la lengua, lo que hacen es oscurecer el sentido de lo que se pretende expresar.

No ha de olvidarse que mientras más claro es un mensaje menos dudas deja. La precisión en la elección de los vocablos contribuye al entendimiento del mensaje, a la vez que educa a los lectores sobre la mejor manera de expresarse.

 

SEGURIDAD

“. . .luego trabajó como SEGURIDAD para Bush Gardens”.

Se ha sufrido ya durante largo tiempo que se llame seguridad tanto a la persona como al sistema de protección que existe en fábricas, edificios, compañías y en actividades de diferentes índoles.

Este abuso de la palabra seguridad viene del hecho de que en inglés existe una voz, security, que muchos desaprensivos traducen por el vocablo que les parece más fácil que es “seguridad” y que para desgracia de los lectores puede significar otra cosa muy diferente.

La seguridad es la cualidad o condición de seguro, la ausencia de peligro, de daño o de riesgo. De seguro que este señor no trabajaba en su cualidad de seguro, sino para colaborar a, mantener o promover la seguridad en el lugar de sus labores.

La persona a quien se refiere la cita debió nombrarse así: vigilante, encargado o guardián de seguridad, que por lo general es un empleado uniformado de una firma privada destinado a prestar servicios de seguridad.

Los nombres que se utilizan para denominar a estas personas son variados. En muchos casos dependen del lugar donde desempeñen sus labores y de los países donde lo hagan. Algunos de ellos portan armas de fuego y otros no.

El uso impuso la aceptación de la voz guachimán para celadores generalmente provistos de armas de fuego. Esta voz deriva del inglés watchman que designa al hombre que se mantiene alerta, en guardia, y observa atentamente para reaccionar si presiente que se compromete la seguridad del sitio donde desempeña sus funciones.

Una vez más la solución se reduce a no ceder a la primera palabra que viene a la mente, y en cambio, a buscar la que represente y describa con mayor certeza la persona y sus funciones.

 

FLASH

“La propensión es negativa conforme a las valoraciones FLASH de último momento”.

Hay palabras que por lo corta que son ejercen gran atractivo sobre los hispanohablantes. La del título es una palabra que se repitió mucho en el pasado cuando comenzaron a usarse los bombillos desechables de destello breve e intenso. Podría sustentarse la idea de que la voz del inglés es una onomatopeya del ruido producido por la bombilla al estallar.

Al principio cuando empezó a usarse el vocablo del título en español se hacía solo para el propósito mencionado. Más tarde entró en el español otro tipo de flash en la jerga periodística que pasó con facilidad al dominio general. Todo el detalle de lo aludido antes se desarrollará en el cuerpo de esta sección.

Ya en el año 1964, D. Ricardo J. Alfaro en su libro Diccionario de anglicismos criticaba la voz del título, señalando que: “Entre las muchas acepciones que tiene este nombre en inglés, la jerga periodística le da la de despacho telegráfico breve o noticia de última hora”.

No podía el estudioso recién mencionado vislumbrar las nuevas acepciones que se añadieron más tarde. Ahí están: “Euforia súbita producida por la ingestión de estimulantes”. Esta acepción pertenece al argot de la droga. “Impresión muy grande o sorprendente”, usada en el registro coloquial. Además: “Plano cinematográfico de mínima duración”, que refleja el campo de la cinematografía. Los jóvenes usan la palabra flash para reflejar una “visión mental momentánea”.

En la edición del DRAE del año 1992, la RAE le hizo espacio en su diccionario llevando su grafía al español: flas. Recogió tres acepciones: la del dispositivo luminoso con destello breve e intenso, usado cuando la luz es insuficiente. El resplandor provocado por el destello. Y la acepción figurada propia del periodismo.

En la vigésima segunda edición del DRAE del año 2001 asentaron la voz del inglés con su grafía original flash en destaque, con las acepciones ligeramente modificadas. La voz inglesa continuará sin alteración en la venidera edición vigésima tercera.

Como puede observarse en las acepciones que recogen los diccionarios de uso del español, la voz del inglés reviste heterogeneidad, sirve para denominar aparatos, situaciones, sentimientos, efectos provocados; la mayoría de ellos por ensanchamiento.

El uso de flash es inevitable. Lo fácil que resulta decirlo es un aliciente para que los hablantes lo utilicen; además, su campo de acción se ha extendido y diversificado a tal punto que no se le puede negar un espacio en los diccionarios.

Escribe Roberto E. Guzmán.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Estrenarse – sofisticado – ojeador (veedor) – abordar (desbordar)

Por Roberto E. Guzmán

ESTRENARSE

Estrenar es un verbo transitivo. Se estrena algo cuando se usa por primera vez. Cuando una obra de teatro u otro espectáculo se representa por primera vez, también se utiliza el verbo estrenar. En las ocasiones en que un empleo u oficio se empieza a desempeñar se dice que se estrena. La primera venta del día que hace un comerciante, se dice que se estrena.

En lo que se ha revelado en el párrafo anterior no hay novedad alguna. Esto obliga a que se desvele la razón por la que se trae una sección para el verbo estrenar como reflexivo o pronominal. Se separa una sección para este verbo porque en el español dominicano este tiene una connotación especial que lo hace singular. Leer más

Conchar – molestia – agarradera (empuñadura) – pedofilia (pederastia) – sotto voce – *urbanitas

CONCHAR

Este verbo deriva de la voz dominicana concho que denomina el “servicio de transporte colectivo urbano de pasajeros en coches y motocicletas”. Esa es la acepción que aparece en el Diccionario del español dominicano (2013). Como muy bien asienta ese diccionario concho es también el carro dedicado a ese transporte. No ha de hacérsele reparo al “coche” peninsular.

Puede recordarse que para las motocicletas hay un  vocablo compuesto de concho que es “motoconcho”. El verbo correspondiente es “motoconchar”. Si no se oye con frecuencia este verbo es porque es muy largo y desanima la utilización de parte de los hablantes.

Concho se oye en las conversaciones entre dominicanos con la función de interjección, de modo exclamativo, para expresar sorpresa, admiración. Hay que reconocer que en muchos casos funciona como un sustituto de otra palabra menos publicable de cuatro letras, que comienza con la letra ce /c/ y con una eñe entre dos oes /o/.

El verbo conchar es “trabajar como chofer de carro público o de motoconcho” (DED) Este verbo tiene una acepción por extensión, eufemística, relacionada con la que le es propia. Referido a una mujer conchar significa que es “de servicio colectivo”. Se dice de una mujer que está conchando cuando ella entrega sus servicios sexuales a cambio de dinero.

No se debe mostrar extrañeza que se trate aquí un verbo de este tipo que se considera de mal gusto porque se relaciona con una actividad censurada por las buenas costumbres sociales. Se menciona el verbo porque al igual que la actividad a la que se refiere forman parte de la realidad cotidiana dominicana.

MOLESTIA

“. . .fue capturado el lunes y enfrenta cuatro cargos por asalto sexual contra la pequeña y otros tres cargos por MOLESTIAS lascivas contra esta”.

En algunas ocasiones lo que se lee en los periódicos en español son traducciones o adaptaciones de noticias que reseñan acontecimientos que tuvieron lugar en países de habla extranjera. Al hacer estas labores algunos desprevenidos traducen o adaptan sin observar el debido cuidado. Esta sección se ocupará de demostrar que en el caso de la cita existe una traducción más adecuada que la del periodista.

El verbo del inglés to molest se ha degradado. Su significado conlleva connotaciones sexuales negativas, tales como: faltar el respeto, ofender, meterse con alguien. Es en inglés hacer indecentes insinuaciones sexuales; acosar sexualmente. No son por tanto molestias, sino insinuaciones.

En el campo jurídico to molest debe traducirse por agredir o agraviar sexualmente a una persona. Incurrir en abusos deshonestos. Esto aparte de la vertiente en cuanto a invasión de privacidad, intimidad o tranquilidad personales.

En español la molestia es la sensación de fastidio o enojo. Es una falta de comodidad. Es una perturbación o trastorno del bienestar o la tranquilidad de alguien; es un enfado, desazón o inquietud del ánimo.

Algo parecido a lo que sucede entre el español y el inglés acontece entre el español y el portugués con el verbo molestar y el sustantivo molestia. En portugués molestar es ‘causar daños o perjuicios; afectar, atacar’. La molestia en esa lengua es una dolencia, enfermedad, un achaque. En portugués una moléstia profissional es una enfermedad laboral, profesional o de trabajo que se contrae o se desarrolla como consecuencia del trabajo que se ejerce.

Estos enumerados más arriba son ejemplos de los famosos falsos amigos que pueden acarrear consecuencias costosas en materia de traducciones legales, o médicas. Hay que evitar esos enojosos resultados que terminan en pagos por reparación o indemnización como consecuencia de los daños y perjuicios que causan.

AGARRADERA – EMPUÑADURA

“Sin embargo, el agente regresó con una multa y vio la AGARRADERA de una pistola entre las rodillas del hombre”.

Desde el principio hay que anunciar que se aprovechará el encuentro que se ha tenido con la palabra agarradera para sugerir un mejor vocablo en el caso de la cita. Pero ahí no acaba la historia, los dominicanos tenemos una agarradera que no está documentada en los diccionarios de dominicanismos. Se repasarán aquí casi todas las acepciones de “agarradera” para deleite personal y de terceros.

Con respecto al uso del vocablo agarradera en el texto copiado, hay que señalar que no es la mejor selección. Es un término muy genérico. Es la parte arqueada y sobresaliente de un objeto, sí la parte de un objeto para cogerlo por él, el asa.

La empuñadura lleva en su seno la palabra puño que es la mano cerrada, la que sujeta el objeto abarcándolo. La empuñadura es la guarnición o puño de las armas. Aquí debió usarse empuñadura y no agarradera.

Ahora a entrar en materia con respecto a la voz agarradera. Agarradera es una voz que en dominicano significa acción reiterada de agarrar o agarrarse. Esa terminación añadida a un verbo -agarrar en este caso- para una acción repetida es una solución muy propia del español americano.

En otras acepciones agarradera es el paño acolchado para asir objetos calientes. En algunos países son los senos de las mujeres. En otros son las nalgas. En algunos países americanos es una riña entre dos o más personas. En otros más es un forcejeo durante un juego.

Ahora la agarradera dominicana. Es la ocasión, momento, en que las personas -sobre todo jóvenes- de alguna forma se las ingenian para “agarrarse” de modo sensual. Generalmente eso se producía durante una fiestecita. En otros momentos, hace más de 50 años, algunas de esas fiestecitas celebradas en casas particulares se llamaban CNF, que era la sigla de “coge-nalga-familiar”.

Hay que hacer constar aquí que esa “agarradera” y ese CNF no figuran en diccionario alguno de dominicanismos. Lo del CNF quizá fue una voz (ceeneefe) que no alcanzó a penetrar durante largo tiempo los filtros del habla de modo tal que merezca asiento junto con otras voces como “agarradera”, que incluso figura en un merengue que fue muy popular años ha. Hay que poner al día las obras del tema para que reflejen con exactitud y de modo íntegro las voces del español dominicano.

PEDOFILIA – PEDERASTIA

“. . . deberán renovar su constitución tras los escándalos de PEDOFILIA que desde hace años azotan a la entidad”.

Las dos palabras del título hace largo rato que ocupan de modo continuado los titulares de los periódicos en toda la aldea global. Se hace necesario adentrarse en el estudio de ellas porque en más ocasiones de las que pueden tolerarse los redactores incurren en errores. Colocan un término por otro o, piensan que los dos tienen igual significación.

La pedofilia es una perversa atracción erótica o sexual que experimenta un adulto hacia los niños o los adolescentes de ambos sexos. No es abuso de menores.

La pederastia es el abuso sexual cometido con niños; es la práctica del pederasta que comete abusos deshonestos con niños. La pederastia es también la práctica del coito anal. La Real Academia de la Lengua Española ha enmendado este artículo e incluye en la nueva redacción que es también la: “Inclinación erótica hacia los niños”.

Las personas que sienten atracción erótica hacia los niños pueden ser llamados pedófilos o pederastas; pero no sucede lo mismo al contrario.

De nuevo, los dos vocablos no son equivalentes. Nótese bien la diferencia para no incurrir en errores. Este tipo de error en un medio de comunicación puede tener consecuencias funestas.

SOTTO VOCE

“¿Qué secreto gobierna el control de la ultraderecha sobre el Partido Republicano? Es el SOTTO IL VOCE, secreto a voces que siembra, alienta y utiliza el resentimiento de la clase media. . .”

Algunas personas pueden pensar que sottovoce o sotto voce forma parte de los latinismos, pero no es así. Es un italianismo que se utiliza en español desde hace siglos.

Este italianismo se ha integrado de tal forma a la escritura del español culto que la Real Academia de la Lengua Española ha decidido incorporarlo a la vigésima tercera edición de su lexicón mayor.

Incluye esa docta Academia esa voz como un artículo nuevo y asienta que es una voz italiana que significa: “En voz baja, en secreto”. Ha de tenerse en cuenta que puede escribirse como una sola palabra o bien dividida, como se las ha presentado más arriba.

Lo que no es posible hacer es incluir il entre las dos voces, por lo menos en el adverbio adoptado por los hispanohablantes.

Con esto de las palabras adoptadas como un todo en español y que proceden de lenguas extranjeras siempre hay que andar con cuidado para no incurrir en errores. Se precisa verificar la ortografía cada vez. Son muchos los errores comunes; sobre todo con las que proceden del latín.

*URBANITAS

“Le vende cafés sofisticados a los URBANITAS que están dispuestos a pagar un precio Premium por el oscuro néctar”.

El lector común, el que en la actualidad no ha llegado a aprobar su examen de bachillerato, para el cual se escribe en los periódicos, es muy probable que no logre descifrar lo que este *urbanitas significa.

La culpa no es del lector; es del redactor que piensa que puede adaptar todo tipo de voces de otras lenguas al español con solo cambiar algunas letras. Eso que se critica en la oración anterior es lo que ha sucedido en el caso de la cita.

Como en español no se cuenta con una palabra derivada de urbe que sirva para mencionar a la persona que vive en una concentración grande de personas en una ciudad, se toma del último vocablo cita para formar un vocablo que sustituya al inglés urbanite que en esa lengua expresa: persona que vive en una ciudad.

En español americano se creó “citadino”, que no aparece en el DRAE. Es una voz corriente en el español americano de doce países en el registro culto, en tanto que adjetivo para dar a entender que es “relativo a la ciudad”. En doce países hispanoamericanos citadino funciona como adjetivo y sustantivo para mencionar a la “persona que vive en la ciudad y le agrada estar en ella”. Las dos acepciones copiadas se extraen del DAA.

Vale la pena que se mencione que no hay diccionario publicado en España del español peninsular o “de uso” que miente el vocablo hispanoamericano.

El DED, 2013, asienta el término citadino, na con las funciones de adjetivo y sustantivo y le asigna una muy bien redactada acepción: Referido a persona ‘que vive en la ciudad y gusta de la vida en ella’. En funciones adjetivas corresponde, conforme a ese diccionario, a “perteneciente o relativo a la ciudad”. Consigna esa obra que pertenece al registro culto del habla.

El Diccionario del español usual en México simplifica el asunto al asentar en sus páginas el vocablo citadino, adjetivo y sustantivo: “que vive en la ciudad o que se refiere a ella”.

Compare al final los millones de personas que utilizan la palabra citadino/na y la totalidad de hablantes de español. El resultado terminará en una cantidad enorme que sanciona positivamente el empleo.

Roberto E. Guzmán

Llenar – márquetin – contribuyente tributario – saltina – revertir

LLENAR

No debe mostrarse extrañeza si se coloca como título el verbo llenar. Así se hace porque se considera que hay un uso del verbo que es propio de la República Dominicana y que aún falta por documentar. No consta en diccionario alguno de los dominicanismos, por lo menos en los consultados hasta ahora.

Con toda naturalidad lo utilizan los “marchantes de viandas”, así como las amas de casa. En las zonas rurales también conocen de este uso porque lo utilizan para referirse a los frutos. Leer más

Tentado – intoxicar – zapato – cantinfleo – enchufar

TENTADO

Hace muchos años ya este adjetivo del título se utilizaba corrientemente en el habla de los dominicanos. Se recuerda sobre todo como era de uso entre los hablantes jóvenes.

La acepción que se confería a este término no es la que conoce el español general. En este el verbo tentar, del cual deriva tentado/a, es tocar para percibir o examinar. Es instigar, inducir o estimular. Es intentar hacer una cosa. Poner una persona a prueba. Leer más