Reguilete – chiringa (capuchino) – encuestólogo – coconspirador – antigüedad –

REGUILETE

“Esto puede parecer molesto, pero creo que las pocas cosas que he logrado en mi vida han sido a causa de ser un REGUILETE”.

Leer la prensa en una ciudad cosmopolita donde escriben personas que proceden de diferentes países es una aventura extraordinaria; por lo menos para una persona interesada en los vericuetos de la lengua.

El término del título es interesante porque tiene disímiles acepciones en diferentes países. Esta voz hará que se emprenda un viaje largo en el tiempo y en el espacio.

El reguilete de la Academia es ‘flechilla, banderilla, volante, rehilete’. Cada uno de estos vocablos encamina al curioso por un sendero aparte.

El reguilete del Diccionario de americanismos (DAA) asienta que en México, Guatemala, Honduras y Cuba es rehilete. La descripción que se encuentra en el DRAE para el rehilete hace pensar en un dardo o en el juguete que se golpea en el juego del bádminton o volea.

En el caso de Cuba, aunque no lo consigna el DAA, lo registra el Diccionario del español de Cuba (2000) “la varilla en cuya punta hay una estrella de papel o plástico que gira movida por el viento”. Ese diccionario añade que referido a una persona es “persona muy activa”. Con este mismo valor lo recoge el Diccionario mayor de cubanismos, de Sánchez-Boudy (1999).

En el Diccionario del español dominicano (DED, 2013)  el reguilete es un aspersor de agua. En su segunda acepción es un “dicho malicioso”, acepción que viene documentada por una cita que consta en el DED. El diccionario dominicano abunda más y trae la locución verbal “tener de reguilete a alguien”, que es “manejar alguien a una persona a su antojo”.

El DED consigna el verbo reguiletear que corresponde a “girar algo o alguien sobre sí mismo”. Una vez alcanzado este punto se comprueba que en todos los reguiletes que se han tocado en esta exposición hay un rasgo común que es el del movimiento propio o movido por otro.

Si la memoria no falla, los trompos de púas se reguilaban envolviéndolos en el cáñamo y lanzándolo al suelo con un jalón repentino y fuerte para que adquirieran gran velocidad y poder recogerlo en la palma de la mano y tirarlo contra el trompo del contrario para romper el último, o avanzar las monedas. Cuando el trompo no permanecía tranquilo en sus giros (seíta), “sedita” (=tranquilo, controlado) se decía que estaba carreta.

Todo lo anterior está debidamente documentado en el DED. Lo único que faltó allí es que la voz carreta referida a persona expresa en sentido figurado que la persona no está bien, que sus expresiones verbales o comportamiento no están acordes con lo esperado o normal.

 

CHIRINGA – CAPUCHINO

“Solo, ¿qué hago ahora sin escribir los miércoles en el N. H., empinar CHIRINGAS o volverme loco? Creo que con todas mis limitaciones, si me lo permiten. . .”

La redacción de la oración extractada del artículo permite que se hagan comentarios acerca de la palabra destacada en la cita, así como sobre la conocida locución utilizada en el texto.

Hay que dejar claro desde el principio que se piensa que las dos voces del título son sinónimas, cada una de ellas corresponde a países distintos o, por lo menos, una de ellas es predominante en un país y no en otro.

La chiringa cubana, dominicana y puertorriqueña es “la cometa de pequeño tamaño”, así la define el DAA. El Diccionario del español de Cuba es un poco más explícito y usa las palabras siguientes: “papalote pequeño sin armazón”. En el Diccionario mayor de cubanismos le agregan otra característica a la chiringa “hecha por los niños”.

Una vez sumados todos los elementos que forman la chiringa termina uno por pensar que es la que en la República Dominicana se conoce con el nombre de “capuchino” o “capuchín”. Es una “cometa pequeña y sin armazón que se confecciona de papel”. Para más detalles, para poder volar o empinar un capuchino había que usar hilo de coser para que pudiera resistir el peso de la cuerda. Los niños que confeccionaban estos capuchinos eran los mismos que fabricaban avioncitos de papel que volaban en las aulas de las escuelas.

El DAA solo asienta una locución con un solo sentido para “mandar a empinar chiringa”, que en Cuba se emplea para “rechazar con enfado a alguien”.

 

ENCUESTÓLOGO

“La tibieza política tiene un alto costo electoral. Esto que escapa a los ENCUESTÓLOGOS de coyuntura, se manifiesta a mediano y largo plazo”.

No puede ocultarse que se simpatiza con la voz que el analista crea o repite para denominar a la o las personas que se dedican a encuestar. Antes de entrar en otras partes de esta sección vale la pena que se recuerde que el vocablo encuesta procede del francés enquête.

La definición más completa la trae el Diccionario del español actual (1999). He aquí como tipifica ese diccionario el resultado de la acción de encuestar, esto es, la encuesta: “Consulta hecha a numerosas personas, para conocer determinadas circunstancias políticas, sociales o económicas, o el estado de opinión sobre un tema”.

La terminación -logo es un componente de palabra que procede del griego logos que significa “estudioso, especialista en”. A la luz de esa terminación, que conoce una gran cantidad de lectores, puede admitirse que el columnista proceda a formar una voz nueva o una voz que no está asentada todavía en los diccionarios.

Con lo que se ha escrito más arriba se comprueba que la palabra cuenta con los genes del español. Está vinculada con el genio de la lengua común. Lo que hizo este señor es que le dio una solución lógica a una necesidad de su modo de expresión.

Como se ha hecho ya en ocasiones anteriores, hay que advertir que la simpatía que se demuestra por esta voz no hay que interpretarla como una licencia para que todos los hablantes se den a la tarea de crear nuevas voces. Ha de tenerse en cuenta que para lo que designa este término no hay uno que circule en español con un documento de identidad legítimo.

 

COCONSPIRADOR

“De acuerdo con la acusación, A. y unos COCONSPIRADORES no nombrados ayudaron a desviar casi $82,000 en contribuciones no reportadas. . .”

Esta sección tiene dos vertientes. La primera es acerca del uso de co- en tanto que elemento componente de vocablo. La segunda parte es concerniente a la posibilidad de que a la palabra conspirador pueda colocársele delante ese mencionado elemento, teniendo en cuenta su significado.

Con respecto del componente de palabra co- no debe olvidarse que indica reunión, unión, compañía, cooperación, agregación, colaboración, participación; en tanto que elemento compositivo indica, antepuesto a adjetivos y nombres, “que se hace conjuntamente con otros lo que el nombre o adjetivo señala”.

En sí mismo el verbo conspirar es ponerse dos o más personas de acuerdo para actuar, de forma secreta. Casi siempre la conspiración o el verbo mismo se realiza cuando varias personas se unen contra otra persona, sea esta un soberano, persona que manda o un superior, hasta pueden hacerlo contra algo. Puede hacerse también la acción contra un particular para hacerle daño a este. Es intervenir en una conspiración, es confabular, conjurar. Ha de tenerse en cuenta que en varios de los sinónimos aparece el componente tratado en esta sección.

Alcanzado este punto procede que se introduzca la pregunta si en verdad hace falta que para nombrar a otro de los conspiradores hace falta que se utilice el elemento compositivo co-. En opinión de quien esto escribe huelga que se emplee ese co- pues es suficiente con que se mencione uno u otro de los miembros de la conspiración con el nombre que le corresponde: conspirador.

Vale que uno se pregunte si alguna vez ha leído algo como coconfabulador, coconjurado. Todo el lío viene porque en inglés sí hay una voz que se asemeja a la española con el prefijo y el conspirador: coconspirator.

 

ANTIGÜEDAD

“El atribulado sistema de identificación automática de huellas digitales (AFIS) de cinco años de ANTIGÜEDAD del Departamento de Cumplimiento de la Ley de la. . .”

La palabra antigüedad cubre una gama de acepciones que puede resumirse para los fines de esta sección en las que son pertinentes a las circunstancias, las personas y  las cosas. Es un espacio de tiempo que afecta el nombre de estos, así como es posible que dé valor a los objetos.

Se define el asunto de este examen si se centra sobre la manera en que utilizan el vocablo del título para aplicárselo al período que lleva en funcionamiento un departamento de la administración pública.

Sí, es legítimo que la antigüedad sea un espacio de tiempo, pero solo cuando se refiere a la circunstancia de ser una cosa que existe desde largo tiempo. La antigüedad también denomina un período de la cultura clásica.

La antigüedad se emplea para el tiempo que lleva una persona en un cargo, función, trabajo, organización, empleo. Se resaltó la persona porque se aplica solo a ella. Como decía un amigo: la antigüedad es un rango.

No se simpatiza con el modo en que califican de “antigüedad” el tiempo de funcionamiento que lleva una institución que forma parte de la administración pública. Para lograr comunicar el mensaje hay que rehacer toda la redacción.

Una de las soluciones es: “. . .de huellas digitales (AFIS) que funciona desde hace cinco años del Departamento. . .” Que fue instaurado hace cinco años. De esta suerte pueden escribirse muchas soluciones más.

Escribe Roberto E. Guzmán