Tragos largos – arrogar (abrogar) – impedimenta (impedimento) – tumbao – proporciones bíblicas – protector (protectivo)

TRAGOS LARGOS

En la República Dominicana un trago es una copa de bebida alcohólica. Es también la bebida alcohólica en sí misma. Entre dominicanos “darse unos tragos” equivale a tomarse unas copas de bebidas alcohólicas.

Como en otros países de la América Hispana, en República Dominicana conocen del trago corto que es la bebida alcohólica que se sirve en vaso pequeño, eso que en la jerga de los bebedores también recibe el nombre de directo al hígado, el último hace falta que se documente.

No menos conocido es el “trago largo” que es la bebida alcohólica que se sirve en vaso alto, eso que los dominicanos llaman de “vaso grande”. Todos estos tragos están debidamente documentados en el Diccionario del español dominicano, 2013.

Existe una situación en la que los dominicanos emplean una expresión para referirse a la ingestión de grandes cantidades de bebidas alcohólicas: darse unos tragos largos.

Ha de resaltarse de inmediato que la expresión recién mencionada utiliza el adjetivo largo que es una medida principalmente de longitud, pero que también significa “en abundancia”. Hay que destacar además que en la expresión traída se recurre al verbo “dar” con la diferencia de que la acción practicada o ejecutada recae sobre el sujeto mismo de ella: darse.

Una característica más acerca de la expresión es que en ella no se utilizan los verbos corrientes para la acción de ingerir bebidas, como beber, tomar, sino en su lugar el verbo dar.

Cuando la acción de tomarse los tragos tiene larga duración los dominicanos dicen meterse en unos tragos largos. Este “meterse” debe tomarse en el sentido de “dedicarse a” o “emplear su tiempo en”.

Los dominicanos conocen el “trago del estribo”, así como el “trago de carretero”. El primero es el último trago que se toma antes de abandonar un lugar; y el segundo es uno de gran cantidad para que dure largo tiempo.

No sería motivo de extrañeza si después de leer esta sección las personas que esto hacen perciben un tufo a alcohol.

 

ARROGAR – ABROGAR

«Además, le ABROGA el derecho único a los palestinos de declarar la validez de las negociaciones. . .”

Todavía quien redacta estas notas acerca del idioma no ha logrado penetrar el secreto que hace que muchas personas hispanohablantes incurran en el error de confundir los dos verbos del título.

La única explicación que se presenta como valedera es que quienes tropiezan con el escollo lo hacen por ligereza o descuido. Por sus significados los verbos sometidos a estudio en esta sección se distancian mucho: el contenido semántico es muy disímil como se leerá más abajo.

Abrogar es invalidar una ley o disposición que estaba en vigor hasta ese momento, es abolir o dejar sin efecto esas medidas.

Arrogar es tomar, adoptar para sí una facultad o un derecho indebidamente, adjudicarse o apropiarse de modo indebido cosas inmateriales, derechos u honores. Escribe el DUE, es “atribuirse la cosa de que se trata sin más razón que la propia voluntad”.

Una vez examinados los dos significados queda por dilucidar si en la redacción del articulista cabe uno de estos dos verbos. El buen sentido de la lengua indica que la noción del verbo abrogar o del verbo arrogar excluye estos verbos de la frase.

En lugar de los dos verbos del título lo que encuentra lugar aquí es el verbo asistir, en el sentido en que lo entiende la RAE: “Dicho de la razón, del derecho, etc.: Estar de parte de alguien”.

Si para la primera confusión no había explicación posible, para la que se señaló al final, entre los verbos abrogar y asistir, hay menos explicación aún.

 

IMPEDIMENTA – IMPEDIMENTO

“Aparecen IMPEDIMENTAS inadvertidas, porque a los tiburones que controlan el pastel no les cuadran las cuentas”.

Impedimenta es una voz latina, es el sustantivo plural de impedimentum. Conforme con lo que asienta el Gran diccionario Larousse de la lengua española, impedimenta es la “carga o bagaje que dificulta los movimientos o la marcha de una persona o de un ejército”.

Si se toma al pié de la letra esto se aplica solo a movimientos o marchas de personas o ejércitos. Es una voz con sentido restringido, para personas o ejércitos, aunque podría aceptarse que se llevase a otras actividades. Esta “carga o bagaje” no es otra cosa que el “equipo” que lleva el ejército, o que acarrea la persona. Aplicado a una persona es literalmente: carga o bagaje.

Ahora bien, para qué echar mano de una voz latina cuando en español existen tantas palabras que son capaces de transmitir el mensaje de modo más cabal.

Lo que se estila es utilizar “impedimento” que es un obstáculo, embarazo o estorbo que impide o  dificulta la realización de una cosa. Se echa de ver que el impedimento es más general. No es “carga o bagaje” que dificulta “los movimientos o la marcha” de una persona o ejército.

Lo que ocurrió en este ejemplo es algo que acontece con frecuencia cuando se trata de refinar en demasía el lenguaje y se introducen voces ajenas a la lengua corriente. El apego a los vocablos bien conocidos y mejor escogidos lleva siempre el mensaje con claridad, exactitud.

 

TUMBAO

“Con sus diferentes grados de riqueza, notoriedad, seso y sexo, algunos intelectuales y artistas de ambas orillas se han montado un TUMBAO de la neutralidad. . .”

No hay que mostrar extrañeza si en algunos momentos del habla una persona cuela una voz que pertenece a su dialecto nacional. En menores ocasiones se da el caso en que llega hasta ese extremo un escritor que redacta.

En última instancia, en algunas oportunidades no hay palabra alguna que represente mejor un pensamiento que un vocablo que pertenece al habla coloquial. En otros momentos de la escritura, el escribiente prefiere omitir el verbo y utilizar una voz que identifique el hecho cabalmente.

Con apego a los usos establecidos, en el artículo del que se tomó esta cita la palabra tumbao aparecía escrita con relieve. Esa es la forma esperada en que debe escribirse una voz que pertenece al habla coloquial de un pueblo.

Tumbado (tumbao) es un modo de caminar. Este vocablo no soporta solo una acepción en el léxico cubano. Varias otras acepciones adornan este término: estado de ebriedad. Llegar a conocer bien una  persona, sobre todo sus inclinaciones y reacciones para evitarse problemas.  Adquirir el conocimiento o la habilidad para saber cómo funciona o se realiza un acto determinado. Todas las anteriores son significaciones del “tumbao” en el habla cubana.

Una de las últimas acepciones añadidas al tumbao es que se entiende por “engaño” o por “trabajo fácil”. Como sucede con frecuencia, existe un diminutivo añadido al término original: tumbaíto que equivale a familiarizarse con algo o alguien.

En Puerto Rico conocen un “tumbao plenero” que corresponde al movimiento ladeado que se hace al bailar la plena.

Llegado a este punto de la exposición acerca de este tema, puede mencionarse la canción que menciona el “tumbao” del  personaje de la navaja que se desplaza en medio de la selva de cemento.

A veces, las más celebradas, hay que congratularse de que algunos escribientes echen mano de voces de este tipo para mantenerlas en el vocabulario activo de los hispanohablantes de la América Hispana como corresponde.

 

PROPORCIONES BÍBLICAS      

“Se refiere generalmente al fin del mundo mediante una serie de catástrofes. Una catástrofe de PROPORCIONES BÍBLICAS es lo que se está fraguando en. . . ”

Aquí el asunto se reduce a valorar cuál es la proporción de lo “bíblico”. Es dilucidar si lo que es bíblico es de proporciones tremendas. No puede negarse que en ese libro, la Biblia, hay pasajes que son tremendistas, pero ello no significa que todo o la mayoría de lo que está en la Biblia, sea de proporciones apocalípticas. Se impone aquí que se vuelva al origen del asunto para despojar la calificación “proporciones bíblicas” de cualquier interpretación aviesa.

Tremendo es lo que causa miedo; es lo que tiene grandes proporciones o intensidad; es lo que dice o hace cosas raras o sorprendentes. Una catástrofe es un suceso trágico y desgraciado de grandes proporciones que altera el orden.

La proporción es el volumen o dimensión de una cosa; es la importancia o intensidad de esa cosa. En otros aspectos es la relación debida entre las partes de una cosa o con respecto a otra.

Lo que se considera bíblico es lo que tiene relación con la Biblia, lo que es propio de la Biblia, de la Biblia. En sentido general se considera como una biblia el libro o conjunto de ideas fundamentales para una persona o en una religión.

El uso ha introducido que algo es propio de la Biblia por su solemnidad o grandiosidad, así llegan a escribir que hay “magnitud bíblica”. Este uso se encuentra documentado en el Diccionario del español actual de Seco, Andrés y Ramos. Ningún otro diccionario recoge este uso o una significación parecida.

 

PROTECTOR – *PROTECTIVO

“Capaz de llevar el suficiente poder de fuego y aparatos PROTECTIVOS para algunos pequeños países del tercer mundo. . .”

Esta frase reproducida más arriba pertenece a una reseña acerca del despliegue de un camión blindado para responder a emergencias con resistencias de civiles armados con equipo de alto poder de fuego. El asunto como se deduce desde que se lee la palabra resaltada es examinar el empleo de “protectivo” en el seno del español.

Son muchos los adjetivos en español que han cedido a la presión de otras lenguas, especialmente del inglés y se han deslizado hasta traer uno espurio de competencia. Ha aparecido un adjetivo al lado del tradicional con una terminación -ivo, a.

En inglés existen unos adjetivos que terminan en –ive. Y estos son los que influyen en las “descomposiciones gramaticales” que algunos escribientes producen en español por contaminación con esa lengua extranjera.

Casi siempre estos adjetivos antes mencionados derivan de verbos que indican que algo o alguien se comportan de modo relacionado con la base, es decir, con el verbo.

Parte de lo que lo que se ha escrito más arriba no quiere decir que no existen adjetivos legítimos de solera española que terminan en -ivo, a, tales como: ilustrativo, imperativo, indicativo, digestivo, exclusivo, ofensivo, gubernativo, exclamativo, nutritivo y un largo etcétera.

Cuando se trata de aparatos o máquinas, así como de instrumentos o aditamentos que terminan en -or, a se usan casi siempre para nombres de cosas. Estos vocablos derivan de verbos como se mencionó antes para los ya tratados.

Aquí el asunto se reduce a tener presente que son aparatos los citados en la reseña y que estos en el español corriente se llaman de protectores y no lo que el periodista insertó. Protector significa “que protege”.

No ha de olvidarse que la lengua española tiene sus fundamentos y trayectoria. Hay que obedecer al genio de la lengua que se encuentra presente en las manifestaciones cotidianas de esta.

Escribe Roberto E. Guzmán