Tenedor – recoger (captar) – gancho – tirapiedras – *manguito rotador (manguito de los rotadores) – desplumar

Tenedor

Este tenedor es dominicano. No ayuda a comer ni tiene nada que ver con libros de contabilidad. El tenedor de esta sección se encuentra (encontraba) en las calles de la ciudad de Santo Domingo de hace más de cincuenta años.

Hace más de cincuenta años la ciudad capital de la República Dominicana no era ni sombra de lo que es la actualidad. La circulación era escasa, los semáforos casi inexistentes y la circulación la dirigían de día y de noche los llamados “policía de tráfico”. Estos se armaban de noche con dos focos (linternas), uno verde y el otro rojo. Los “tapones” se desconocían por la ausencia de suficientes vehículos para provocar un “entaponamiento”.

El tenedor era el sitio en el que se encontraban varias calles; es decir, la intersección en la que el conductor al llegar a ella tenía más de tres opciones para cambiar de dirección. Eran famosas las pocas “cinco esquinas” que existían. Los tenedores ofrecían más de tres opciones para doblar.

Aquí se han expuesto de una forma u otra las características que definen el “tenedor” de las calles dominicanas.

RECOGER – CAPTAR

“La conversación tuvo lugar en marzo del 2012, en la Cumbre de Seguridad Nuclear en Seúl, Corea del Sur, y fue RECOGIDA por un micrófono que ninguno de los dos sabía que estaba funcionando”.

Hay selecciones que traicionan. Como todo en la vida, al escribir se escogen vocablos y al escoger puede errarse. Hay unos yerros que son peores que otros. Los hay tan benignos que pasan inadvertidos, otros hacen bulto.

En esta sección se procederá a demostrar que el verbo recoger no es el más adecuado para comunicar el mensaje de esta oración. El otro verbo que se encuentra en el título cumple mejor con ese propósito. Hay que advertir que se trata de una diferencia muy tenue y hay que hilar fino.

En el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española el verbo recoger tiene veinticuatro acepciones. Debido a eso, en esta sección no se intentará desglosar lo que cada una de ellas significa. Hay que conformarse para los fines de esta exposición con asegurar que no hay texto alguno que provea apoyo al tipo de uso que se hace del verbo en el pasaje citado.

En cuanto al verbo captar en su tercera acepción en el DRAE hay una que reza: “Recibir, recoger sonidos, imágenes, ondas, emisiones radiodifundidas”.

Como en tantas ocasiones anteriores esta sección no se limita a exponer las diferencias desnudas, sino que trata de desentrañar lo que se oculta detrás de ellas para dejar en claro de dónde procede el error que desenmascara.

En inglés una de las acepciones del verbo recoger expresa más o menos esto: traer lo suficientemente cerca de la vista o del oído algo que estaba distante, como por ejemplo las señales de radio.

En el español de uso existe una tendencia a aceptar un empleo del verbo recoger en tanto que “enterarse de cierta cosa que se oye o se ve, o notarla, y retenerla o tomarla en consideración”, más o menos con el sentido de captar.

Como se nota enseguida de lo que se copió del DUE implica que la acción la ejerce una persona y no un dispositivo o aparato alguno.

Al final, el verbo que se le escondió a la columnista fue el verbo captar en sus funciones de “recibir o recoger sonidos”. Una vez expuestos los elementos que componen las acepciones de ambos verbos se destaca que la diferencia es muy débil, que había necesidad de desarrollar los diferentes aspectos con cuidado.

 

GANCHO

“La música y la comida fueron el GANCHO para R. G. un puertorriqueño que lleva más de. . .”

La palabra gancho tiene una larga historia en el habla dominicana. Goza de una mala reputación como consecuencia de algunas de sus acepciones.

No obstante lo conocido en el ámbito dominicano, hay otros países en América que comparten el vocablo con parecidas acepciones. Se repasarán aquí algunas de esas acepciones pertinentes junto con las dominicanas para aclarar conceptos.

En la oración transcrita más arriba el gancho es el atractivo, es decir, lo que inclinó su voluntad a que asistiera. Aquello que lo hizo moverse para ir al sitio de las celebraciones.

En El Salvador, Nicaragua y la República Dominicana, el gancho es una trampa, un ardid. En Honduras, El Salvador, Costa Rica y Ecuador, el gancho lo constituye el señuelo publicitario.

Algunas personas en el español dominicano piensan que el gancho es un engaño, una estratagema, una artimaña, treta, trampa.

El siquiatra dominicano Dr. Antonio Zaglul explicó lo que él llamó el “complejo dominicano del gancho” que es el recelo con que responde o actúa un dominicano que ve un engaño en todo.

Antes de este gancho de la desconfianza que acompaña al dominicano, existía un gancho en la pelea de gallos que era cuando algunas personas se ponían de acuerdo para organizar un fraude de forma que un gallo ganara o perdiera.

Las expresiones con las cuales los dominicanos utilizan el vocablo gancho, entre otras son: “caer en gancho”, “tirar un gancho”, “eso es un gancho”. Naturalmente, estas expresiones también se usan de forma negativa.

 

TIRAPIEDRAS

“Sabían los TIRAPIEDRAS del pasado que esa era su oportunidad y no otra de enriquecerse”.

El vocablo del título se trae a estos comentarios porque es posible que en el texto lo usen de un modo que los dominicanos conocen. Aparte de eso en el habla de los dominicanos la voz tirapiedras posee dos acepciones más. Una de ellas es compartida con otros países, mientras que hay otra más que es solamente dominicana como se verá más abajo.

Para el común de los mortales tirapiedras en una sola palabra no significa más que lo que ambos vocablos sugieren. No piensan que es lo que se considera en algunos países una honda u hondijo que es la honda para tirar piedras.

El tirapiedras dominicano se hacía de una horqueta de madera, con el extremo  central más largo para sujetarlo con una mano, a la cual se sujetaba las bandas elásticas que en los extremos se amarraban a su vez a un pedazo de piel que era el sitio donde se colocaba la piedra. Era un juego infantil disparar las piedras contra un objeto para competir. En algunos casos y en manos certeras servía para cazar aves pequeñas. Es un tirachinas, tiragomas o tirador.

Un tirapiedras, referido a una persona, es un natural de Azua de Compostela en el suroeste de la República Dominicana. Se les llama así por la fama adquirida de valerse de piedras para sostener riñas.

En el español dominicano existe la locución verbal “tener el pico como un tirapiedras” para denotar que se siente deseos de beber bebidas alcohólicas; así aparece en el Diccionario del español dominicano (2013).

En el caso de la cita por el contexto parece que el articulista alude a personas que en el pasado eran revoltosos que acostumbraban a enfrentar a las autoridades por medio de lanzar piedras contra estas como una forma de protesta.

 

*MANGUITO ROTADOR – MANGUITO DE LOS ROTADORES

“. . .sobre todo las lesiones en tejidos cartilaginosos (como el cartílago articular en la rodilla), lesiones tendinosas incompletas (como tendinitis o rotura parciales del MANGUITO ROTADOR del hombro) o ligamentarias. . .”

En esta sección no se espera que todos los lectores sepan qué cosa es esa del título. Solo personas que hayan tenido problemas con el hombro y hayan ido al médico lo sabrán, es decir, por experiencia propia, si es que el médico se ha tomado el tiempo de explicárselo.

Las otras personas que conocen este dichoso manguito, que no tiene relación alguna con la sabrosa fruta, son los profesionales de las ciencias relacionadas con la medicina.

El asunto en esta sección se reduce a saber cuál es el mejor denominador para expresarse de la manera más acorde con lo que debe ser el idioma español, en lo que concierne al conjunto de músculos y tendones que proporcionan estabilidad al hombro. No debe tomarse solo como un asunto de hacerse entender.

En el título aparece marcada la traducción que muchos se han dado en hacer para el rotator cuff. Conforme con la manera correcta de llamar a los estabilizadores del hombro hay que decir y escribir: “lesión crónica del manguito de los rotadores”, “rotura del manguito de los rotadores” y “tendinitis del manguito de los rotadores”.

 

DESPLUMAR

“La supuesta conspiración para DESPLUMAR al programa, financiado por los contribuyentes era movida por sobornos pagados a reclutadores de pacientes y beneficiarios”.

La señal de alarma se torna roja tan pronto se lee un uso como el detectado en este pasaje en el que el verbo desplumar se aplica a un “programa”, esto es, en perjuicio de una fuente de pagos que pertenece a una rama de la administración pública.

En los párrafos siguientes se adoptará la posición que debido a la forma en que está redactada la acepción o las acepciones del verbo desplumar, este no puede aplicarse al caso de la cita.

Para los propósitos que se persiguen aquí, se retendrán solo las acepciones que conciernen el objetivo de este argumento, vale decir, se dejarán sin mencionar las que no son relevantes por apartarse de la demostración de esta sección.

Desplumar es “dejar a alguien sin dinero”; “es quitar los bienes a alguien”. Esto equivale a “robar a alguien o quitarle con malas artes. . .” En otras palabras, consiste en “despojar a alguien de cuanto tiene. . .”

Al leer las partes esenciales de las acepciones del último párrafo anterior a este se encuentra en todas ellas la palabra alguien. Enseguida hay que despejar qué significa alguien para dejar bien sentado el punto.

Alguien es un pronombre indefinido que designa persona o personas existentes; significa vagamente persona y en el registro coloquial es persona de alguna importancia, por lo tanto denota persona. De nuevo hay un denominador común en estas definiciones: el vocablo persona.

De lo expuesto más arriba hay que concluir que es improcedente utilizar el verbo desplumar en la redacción de la cita porque no se refiere a persona o personas.

Para redactar con exactitud hay que reemplazar el verbo desplumar y en su lugar colocar el verbo estafar. En Derecho, la estafa es un delito que se caracteriza por el lucro como fin y el engaño como medio.

Para llegar a colocar casi siempre el término específico que refleja el o los hechos, hay que aplicar el sentido crítico diferencial con conciencia.

Escribe Roberto E. Guzmán.