«Solo voy por café», de Marcia Castillo

Por Miguel Solano

La ciencia solo debe servir para darle belleza y fe a la narrativa y la narrativa para explicar aquel pasado que nunca se entendió, animar las incertidumbres del presente y guiar la ciencia hacia el futuro. Esa debe ser la normativa de su alianza. Marcia Castillo, quien nació en Sánchez, Samaná, en 1976, es doctora en neurología, investigadora en el área de neurociencias y profesora adjunta de la cátedra de neurogeriatría y neurología en el hospital Dr. Vinicio Calventi.

En Solo voy por café, Marcia fue guiada por una sabia intuición y supo convertir sus conocimientos científicos en aliados de la belleza y la fe, elementos estos que el lector espera como espera la mar a la luna para con sus olas intentar alcanzarla, acariciarse las manos.

Sencillo pero único. La estructura narrativa surge de su vinculación con los personajes, con su diaria memoria, que le permitieron el manejo de un estilo sencillo pero único. Marcia escribió algo que no se había escrito nunca y que nunca volverá a escribirse; así danzan los personajes en las historias de sus vaivenes poéticos.

La fina relación entre profesión y vida diaria, entre ver y sentir, entre tocar y sospechar, ilumina esta narrativa y añade una dimensión de travesura a sus personajes. En “Invencibles”, su hermana, llamada puta, hace una premonición que es básicamente, la guía narrativa de Marcia.

… No es que conozca a tantas mujeres, pero yo era el testigo principal de su convencimiento de que la felicidad es hija de la autenticidad y la autenticidad es un terreno fértil para la libertad…

¿Quién puede derrotar a un narrador que se cree libre? “Ni la adversidad más grande apoca su esperanza”, dice Marcia hablando como puta.

Al trazar su opinión, el bien probado Dr. José Silié Ruiz, comenta:

— El escribir el prologo del libro Solo voy por café de alguien con gran talento, que conoce cómo funciona el cerebro, implica una ecuación muy compleja, una tarea honrosa que excita de manera obligatoria nuestra materia gris cerebral, en razón de que la autora pertenece a una generación de neurocientistas jóvenes que con gran competencia son el relevo de los que ya tenemos un tiempo ejerciendo la profesión que implica conocer y analizar el cerebro en sus complejidades…

Y Rafael J. Rodríguez Pérez, concentra en la contraportada su opinión. Aquí una parte:

— En estas páginas rezuma, con toda su carga de simbolismo, crueldad, diversidad, fantasía e impredecibilidad, la existencia humana; pero sus zonas confortables, de mucha luz y mera superficie, sino aquellas que son palpito y sima, viaje difícil al centro del tejido social, tan sensible que basta con rozarlo para despertar gritos que no podrán cesar; cotos en los que abrevan, mente adentro, los demonios que también nos habitan y completan.

En 101 páginas, Marcia Castillo coloca 20 capítulos que contienen entre 10 y 15 párrafos cada uno. Es decir, son cortos; y cada párrafo tiene una extensión de palabras que van desde 54 hasta 126. Es lo que se conoce como el “estilo moderno”. Arranca con una sintaxis impecable: “Ahora yo soy el hombre de la casa. Soy tú, papá. Tengo la cara sucia y espero en la puerta”, dice el personaje de “Pastillas mágicas”. La fonética, resultado de la combinación entre palabras, entre verbos y sustantivos, entre vocales y consonantes, resulta de sutil agrado al paladar de nuestros oídos: “El precipicio abraza la carretera por ambos lados y hace parecer la ruta cual si fuera una garganta…”.

Marcia Castillo arranca en la literatura quisqueyana con estilo único y voz propia. En Solo voy por café, su primera obra publicada, este poeta interiorista reconoce la modernidad en los siguientes rasgos narrativos:

  • Su mundo imaginativo nunca abandona la conexión emocional con ese universo al cual nos sentimos atados y que aún desconocemos.
  • Empezamos a ver en la ciencia presente lo que podría ser en el futuro el alimento con átomos.
  • Sabe rodar en la vastedad de su instinto.
  • Tiene capacidad para reunir las constantes.
  • Cuando se trata del tema, puede bien amasar distancias.
  • La geografía, que Google ha hecho tan difícil de tratar en la narrativa, Marcia la incorpora usando el método interiorista de “colocar los paisajes en la conciencia de los personajes”.

Centro de Espiritualidad “San Juan de la Cruz”

La Torre, Vega/Moca

Abril 20/21 de 2019

«El degüello de Moca»: una recreación novelada

Por Melania Emeterio Rondón

En el habla dominicana es de uso común acogerse al significado de ciertas afirmaciones que se han hecho muy familiares. Algunas de ellas fungen de carta preventiva para evitar que hechos pasados, personales o colectivos, se repitan. Un ejemplo que viene al caso es el siguiente: “Quien no conoce su historia, está obligado a repetirla”. Traigo aquí este pensar sentencioso, a propósito de la publicación de la novela “El Degüello de Moca”, autoría del Dr. Bruno Rosario Candelier, quien la hizo pública al final del año 2018. Quizá con el propósito de que no se olvide el hecho, como en efecto parece, el autor quiso recrearlo y así salvarlo del olvido, usando para ello un género literario que, como la Novela, goza de gran acogida.

El degüello de Moca, que no sabemos si está en los libros de textos de historia dominicana para estudiantes y el profesorado, fue un hecho de desangre y de crueldad que tuvo lugar en la Villa de Moca un miércoles 3 de abril del 1805 a manos de lo tropas haitianas bajo  fervor de su triunfo contra los franceses. El degüello marcó a los habitantes de esta parte de la isla, especialmente a Moca. Este acontecimiento del que hace apenas 214 años, debería ser recordado en la República Dominicana del mismo modo en que Haití celebra los 213 años de su independencia el 1 de enero del 1804.

A pesar de la dimensión de lo ocurrido en Moca, y que fue el producto principalmente de proceder cizañozo del vandalismo de la tropas haitianas, en el imaginario colectivo se da la impresión de que lo sucedido fue una especie de una fábula, o un pretexto para “acuñar odio contra Haití”. Es así como se contribuye a sepultar la historia para salvar al victimario. Es así como se ha olvidado de cuajo que a solo un año de su independencia los haitianos llevaron a cabo uno de los crímenes de odio más atroces y masivos en la historia de pueblos cercanos. El nuestro es un comportamiento de víctima que guarda silencio porque tiene miedo. De este hecho no se quiere hablar, ni siquiera como desagravio que es un derecho y una responsabilidad social e histórica, sobre todo al rememorar la fecha del 3 de abril 1805.

Intuyo que el autor del a Novela “El Degüello de Moca” destaca y reitera en cada página y hasta el cansancio, el hecho histórico del degüello, y la forma en que este se produjo. Aquí el autor está empleando el recurso de “Memoria contra el olvido”. No por casualidad introduce gran cantidad de citas de libros, revistas y periódicos que son fuentes documentales sobre el degüello de Moca. También hace referencia de nombres de personas que son descendientes de los que en esa masacre pudieron sobrevivir.

La narrativa se inicia con una referencia histórica sobre la fundación de la Villa de Moca en octubre del año 1751 cuando un conjunto de pobladores y pobladoras se establecieron en esa llanura despoblada, y luego la hicieron próspera. A ese asentamiento le llamaron Villa Nuestra señora de Moca. Allí construyeron cabañas, viviendas, chozas. También  edificaron un templo católico que luego pasó a ser el símbolo patético del degüello de Moca. En la novela se describen las bondades del lugar: la gente, la flora, la fauna, los recursos acuíferos, la tierra, las usanzas, hábitos y costumbres, la cultura, y como parte del folklore y del entretenimiento popular, la echadera de cuentos, y otras formas de matar el tiempo. Ese conjunto ambiental, ajeno a la proximidad de la desgracia, proyectaba, en placidez bucólica, la armonía de las cosas sencillas.

Convergen en esta novela, antes y después del degüello de Moca, profundas reflexiones sobre el lenguaje, la metafísica, la mística, la religión, lo trascendente, y la búsqueda del sentido de las cosas, todo ello a través de los personajes, según sus disímiles experiencias y sensibilidades en la comprensión de lo reflexionado, pues como bien se reseña “La realidad sutil está velada para el común de la gente, oculta con misterioso velo”. Aquí vienen a escena cuentos y visiones que alientan las fábulas y creencias arraigadas que atizan y justifican el misterio.

Luego de un extenso preámbulo, la narrativa aborda lo que es la esencia de la novela “El Degüello de Moca”, acontecimiento histórico y fatídico que enlutó, un 3 de abril de 1805, la parte oriental de la isla, principalmente a la Villa de Moca. Este asesinato en masa no parece ser un hecho tan común en la historia de convivencia de los pueblos de América, pues hay que destacar el agravante de que se eligiera como escenario el interior del templo católico “Nuestra Señora del Rosario de Moca”.

La síntesis del hecho histórico, ahora novelado, la hace el personaje Juan Francisco, el Sacristán, quien en su condición de Cronista de la Villa de Moca, luego de recabar testimonios, deja saber que “los mocanos habían sido invitados a celebrar, en el templo, un Tedeum en acción de gracias a Dios por la paz que habían logrado los haitianos con respecto a Francia. Iniciado el oficio religioso los haitianos de las tropas de Dessalines comandado por Henri Cristophe cerraron las puertas de la iglesia donde habían concentradas aproximadamente unas 400 personas entre niños, mujeres, y hombres, incluido el párroco que estaba realizando el Te Deum.

“A seguida que fuera iniciado el acto religioso, vino una sangrienta escena donde fueron degolladas todas las personas allí reunidas, a excepción de tres de ellas, incluido un monaguillo que vio el inicio de la acción, y huyó a un lugar muy oculto de la sacristía, y dos mujeres, una que se desmayó y la creyeron muerta, y otra que había quedado debajo de los cadáveres, y también fingió estar muerta. La acción de degüello haitiano se llevó a cabo con sables, puñales, fusiles, bayonetas”.

A la sangrienta orgia se sumó un gran incendio con la quema del templo, donde estaban los cuerpos degollados. También quemaron viviendas cercanas a la iglesia. Tras su salida, las tropas saquearon viviendas de pueblos cercanos, y cometieron violaciones. De forma dramática en la novela se describe, de esta manera, el instante vivido:

“Crujían los sables traspasando costados y costillas. Chirriaban los fusiles atravesando cuerpos y barrigas. Gritaban los niños cuando las bayonetas doblegan sus piernas. Ruedan degolladas las cabezas, y se ven cuerpos tumbados en el suelo. Manos ensangrentadas y rostros mutilados ardiendo con el crepitar del fuego del templo en una macabra escena de cadáveres, sangre y cenizas revueltas” Los feligreses murieron bajo el espanto de una espantosa orgia, y sus despavoridos gritos hicieron del templo un macabro escenario de un horror increíble”

“Los cuerpos acribillados eran un escenario para enloquecer. Todos los sobrevivientes dijeron haber visto cómo los haitianos tiraban los niños hacia arriba y lo ensartaban en bayonetas. Todas las muertes violentas son dolorosas, pero lo que más se lamenta es el hecho de tantos niños degollados en el templo durante la trágica mañana de abril. Tres niños huyen despavoridos hacia la puerta, pero son acribillados por las puntas de las bayonetas. La esencia misma de la mocanidad se estremeció ante la furia de haitianos en su delirio de sangre”

Además de las descripciones, se introducen en la novela varios adjetivos calificativos, y otras expresiones que tienen por finalidad grabar y rememorar solo el instante, sino también a los autores del degüello, y así como los describe: bestias inmundas, y salvajes, endemoniados, furibundos, despiadados, haitianos inmundos, la fiereza de unos salvajes negros, una furia demoniaca, furiosas sed de sangre de los haitianos.

“Lo ocurrido en el tiempo de la Villa Nuestra Señora del Rosario no tiene parangón en la historia de la atrocidad humana. Es como dice el narrador “se aliaron sangre y fuego”. En caso como el narrador, las secuelas derivadas vinieron a ser la tristeza, el miedo colectivo, la paranoia. “No había forma de mitigar el crimen de los haitianos. Allí se habían quemado altares, libros y archivos de la parroquia. Todo esto marcó la vida anteriormente bucólica de esos habitantes” Uno de los personajes dijo: “Aun hay mujeres que permanecen encerradas en sus cabañas”.

En un esfuerzo por explicar el comportamiento de los haitianos, un personaje intervino para decir: “Tenga presente padre Ramón, que los haitianos provienen de tribus caníbales de Africa, matan y degüellan y sacrifican animales y niños para sus rituales de vudú” Reflexionando lo leído, se puede concluir que el degüello de Moca fue el tributo a la confianza del pueblo a la promesa de los haitianos, pues en la narración se hace constar que Cristophe prometió al sacerdote que respetaría la vida de los feligreses. En cambio fue un vil engaño comparable solo con lo ocurrido en la Odisea (la obra de Homero): EL GRAN CABALLO DE TROYA.

Con buena razón, y para el alerta de HOY, uno de los personajes cuenta, de esta manera, su experiencia: cuando escuché de la invitación de los haitianos a un Tedeum, puso en duda la buena fe de los haitianos, y no participó del Tedeum. “También le dije a mi novia que no fuera. Me dio mala espina la invitación de los haitianos. ¿De cuándo a dónde los haitianos creen en nuestra doctrina católica?. Mi párroco me dijo que fuera, y le dije que si, pero mejor me fui al conuco. Culebra no se amarra en lazo. Los haitianos son desleales y traidores, por eso le dije a un antiguo patrón que no aceptara en su finca a los haitianos”

El punto de vista de este personaje hace recordar de modo muy reflexivo el documento “Motivos de Independencia” el cual fue elaborado por los Trinitarios como forma de justificar e impulsar las acciones independentistas. Este documento, al referirse a realidades que no se conocían en esta parte de la isla, destaca con mucha vehemencia que “con los haitianos entró aquí el robo, el engaño, la perfidia, la maldad, el desorden, la destrucción”.

En la esta novela está claramente planteada una suerte de juego provocativo entre la realidad y la ficción. El fino hilo entre estas dos realidades es apenas perceptible pues los crímenes con característica de degüello, así como otras formas de degüello que los haitianos siguen cometiendo en el país, son numerosos e inocultables: mutilaciones de niños, niñas y mujeres por doquier, suplantación, depredación y la quema de lo propio y de lo ajeno. Todas estas son realidades más que documentadas, y su reiteración es un asunto que parece estar en los genes de los haitianos. Y es con estos degolladores históricos que los traidores planean hacer la fusión con nuestro país.

En EL DEGUELLO DE MOCA se advierte que su autor al recrear un hecho tan abominable como este, deja implícita la intención de que el hecho ni se repita, ni se olvide. Es lo que se deprende cuando en el texto se lee: “La matanza diezmó la población mocana. Vamos a contar a nuestros hijos, para que a su vez ellos lo cuenten a los suyos, y estos a sus descendientes, de manera que se conozca el impacto de la sangrienta acción del macabro degüello“. María del Carmen, otro personaje, dijo: “Estoy segura de que nuestros descendientes nunca olvidaran el brutal Degüello de Moca”

Sin embargo vale la pena el alerta, pues para el año 1805 no se habían dado motivos de odio para una acción como el degüello en Moca, pero posteriormente los haitianos con el grito de independencia ideado e impulsado por Juan Pablo Duarte y el movimiento Trinitario no se han sentido a gusto y siguen pendiente, como algo suyo, del territorio dominicano, y de lo que hay en él.

Sepultando este hecho horrendo, como si no hubiera ocurrido, se quiere (como es la tendencia en la actualidad) sacrificar la historia dominicana en aras de buscar forzosamente la asimilación de los haitianos por parte de los dominicanos. Se ha obviado, inclusive, uno de los episodios más sensibles y con carácter de genocidio, que es la cantidad de niños que corrieron igual suerte que los hombres y las mujeres degollados en el templo. A los niños, según se ha dicho repetidamente, los tiraban hacia arriba, y aparaban en las puntas de las bayonetas.

En la novela se resalta que toda la población de Moca para ese entonces era de tez blanca, y que el degüello de Moca fue la bestial masacre concebida por Dessaline para eliminar a la población blanca de la isla. En el degüello murieron los blancos; no pereció ni un negro” Esto era pues el odio racial como lema. A los haitianos, dice otro de los personajes, le mueve el odio racial, con una cultura fundada en la sevicia y la destrucción: odio a los blancos y a los mulatos, con cuya hazaña eliminaron a la población blanca de su territorio y pretendieron hacer lo mismo en el nuestro como lo hicieron en Moca, dijo uno de los personajes.

A su tiempo, el templo y las villas incendiadas fueron edificados nuevamente para hacer cierta la determinación de que “Moca revivirá de sus cenizas”. Estableciendo una relación entre la ficción y la realidad de hoy, cabe preguntarse: ¿Se podrá siempre reconstruir el templo y la vivienda, y revivir así de las cenizas? Es mejor evitar la quema del templo y no tener que llegar al dolor y al desagravio. Hay templos, como la Patria, que cuestan muchos esfuerzos edificar. Los mocanos, en la referencia novelada, pudieron hacerlo, pues el dolor, el luto eterno, la rabia, y la unidad de voluntades frente al enemigo común, los unificó.

Ahora, fuera de del contexto novelístico, los haitianos tienen sobre el país la embestida mayor que algún país haya padecido, pero campea la desunión, el individualismo, indiferencia, la dispersión, y sobre todo la traición para favorecer a los degolladores de Moca que hoy lo siguen haciendo en una diversidad de maneras. Con estas actitudes, incomprensibles a la luz de los hechos de ayer y los de hoy, no solo no nos levantaríamos de nuestras cenizas, sino que podemos sucumbir asfixiados y revolcados en ella.

La decisión de Bruno Rosario Candelier, escritor y académico dominicano, de recrear en una novela un hecho histórico como el degüello de Moca, es un aporte extraordinario a la cultura y a la conciencia histórica del pueblo dominicano. Ojalá que su iniciativa atraiga a otras voluntades a los fines de ver el degüello de Moca llevado al teatro, al cine, al cuento y a la poesía. En la situación que vive el país con una migración haitiana que apabulla y amenaza, esto sería un punto luminoso para el avivamiento.

Porque la fe y la esperanza no deben perderse, concluyo este trabajo asumiendo, desde la novela, la siguiente determinación: “Un nuevo aliento ha de avivar a esta población; una nueva generación de jóvenes audaces va a florecer en esta Villa. Y un inusitado impulso ha de fraguar el derrotero del nuevo destino”.

Melania Emeterio R, abril 2019.

 

 

Tomo VI de las obras completas de León David

Por Leopoldo Minaya

  Pretender daros a conocer la figura y la obra del eminente poeta, narrador, ensayista, dramaturgo, filósofo y crítico literario don Juan José Jiménez Sabater (León David) constituye una ingenuidad en la que por nada del mundo osaría incurrir. Por un lado, el público que regularmente concurre a los salones de esta Fundación Corripio está constituido regularmente por personas de letras y de pensamiento (o inclinadas a tales frutos del espíritu), entendidas, vigorosas en el razonar y en el decir, la mayoría de las veces con trayectorias individuales acreditadas suficientemente en el panorama de la cultura nacional. Por otro lado, la estatura intelectual y el porte humanístico del personaje y de la obra que me tocan introducir son tan altos, copiosos y destacados… que al extender los brazos ante ustedes con el ofrecimiento no haría, ¨pobre goliardo¨ (como diría Marcel Schwob), sino revertir la frase proverbial de facturación española en la que desde ahora el bosque no dejaría ver el árbol.

Gracias a la Providencia, que no abandona, existen recursos… Y entre los de mejor valía y disponibilidad que podemos hallar en nuestra esplendente lengua castellana están los poco apreciados lugares comunes que, sin embargo, usados con pulsante sinceridad, respaldando con verdad palabra por palabra, y frase exacta con equivalente emoción, se convierten –acaso parafrasee ahora a Paul Henry Lang- en puridades prístinas de inmanente originalidad y discreción. Por eso me atrevo a deciros, sinceramente, que constituye para nosotros motivo de satisfacción y regocijo introducir ante ustedes este tomo VI de las Obras completas de León David, en que el autor se aboca a la consideración y valoración de escritores dominicanos de hogaño y antaño, cada quien preciado verazmente en sus justas dimensiones, como corresponde a un crítico del talante moral y la estatura intelectual del autor de Diotima, Cálamo currente y Al correr de la pluma.

En adición a la icónica imagen de portada estampada por la fina pluma de María Aybar, agraciada artista de los trazos, en que puede verse al poeta y crítico esmeradamente retratado, en compostura introspectiva, meditabunda, desenfadada, sumido en los vórtices de la emoción estética o de la cavilación filosófica, dos partes unidas pero separadas componen la obra. Dos partes, digo. Pedro Henríquez Ureña, Federico García Godoy, Tulio Manuel Cestero, Juan Bosch, Juan Isidro Jimenes Gullón, Franklin Mieses Burgos, Pedro Mir, Manuel del Cabral, Antonio Fernández Spencer, Aída Cartagena, Freddy Gatón Arce, Abigaíl Mejía y Joaquín Balaguer; sus producciones artísticas o intelectuales, son abordadas y estudiadas por nuestro esclarecido glosador tipificándolos como clásicos de la literatura nacional. La excelencia de sus escritos, sus recias personalidades literarias, la vigencia en el tiempo de sus obras… exigen tal clasificación. Iván García Guerra, Higinio Báez Ureña, Manuel Chapuseaux, María Aybar, Náyila Pichardo, José Rafael Lantigua, Bárbara Moreno, Miguel Ángel Fornerín, Carmen Comprés, Catana Pérez, Federico Henríquez Gratereaux y Carlos Esteban Deive, entre otros, se localizan compendiados en esa parte final de la publicación que el autor ha catalogado Los de ahora, un ¨ahora¨ corredizo que fundirá generaciones en los crisoles del tiempo y de la historia, piedras de toque subrepticias pero determinantes en la validez y autenticidad de las obras artísticas y el pensamiento de los hombres.

Este tomo VI es un escogido recorrido crítico por obras y ejecutores de obras no siempre de pareja nombradía en la letras dominicanas. Es esfuerzo intelectual dedicado a resaltar eminencias, esencialidades, carencias y debilidades en el acto creativo… al roce comprobatorio de parámetros instituidos en acervos valorativos que el opinante acredita como valederos y suficientes… por su derivación de un canon primordial ya decantado en el corpus imperecedero de la literatura universal: oficio crítico en su justa dimensión. Pero no deja de ser, a la vez, y más de una vez, crítica… y crítica de la crítica, en jerarquizada taxonomía. Nuestro autor privilegia el abordaje del objeto de arte desde consideraciones y aprestos que apunten a resaltar preeminentemente sus elementos literarios, de técnica artística, de estilo personal, de inmanencia formal. Se opone a quienes se afincan en factores y circunstancias de origen externo para con ellos, de manera en principio irrazonable, revelar el arte como tal. En el ensayo referido a la célebre trilogía de Federico García Godoy, asentándose en Alma dominicana, León David ondea los reclamos de aplicar análisis críticos que desnuden la razón esencial de la entidad artística: la forma, el despliegue monumental al que se insertan ideas y conceptos como piezas complementarias o coadyuvantes de un tapiz inmemorial… Los dictámenes, reiterados, coincidentes, conocidos, generalmente aceptados, en torno a la cristalización de la condición de producto de arte en Alma dominicana por acción y efecto de, verbigracia, sentimientos patrióticos y fervores nacionalistas del medio o del autor, o por su expresión como radiografía ideal de una época determinada –se convence León- no bastan para determinar el peso real específico de la obra, que debe buscarse en la ponderación de su urdimbre de significantes, estructurales elementos de sustentación de un discurso con substancia propia que tiende a mofarse galanamente de las caducidades.

“La crítica” –expresa textualmente León David-, ¨…ha de poner el acento, primero que nada, en sus atributos formales, luego en las referencias extraliterarias a que estos nos remiten; han de privilegiar en todo instante el lado expresivo de la escritura, después el universo de ideas que el discurso insinúa o proclama; primeramente ha de resaltar las particularidades de un tono existencial inconfundible, de unos procedimientos retóricos personales, de un tejido simbólico a cuyo sortilegio nos rendimos, y solo habiendo cumplido a plenitud semejante faena puede, posteriormente, permitirse fisgonear el contexto político, filosófico, histórico y social al que de modo más o menos directo apunta la creación…¨ (fin de la cita). Gozoso es constatar que tales reclamos se revelan cumplidos en su personal escritura, donde la forma se entreteje galante con el caudal de hondos razonamientos e incisivas ideas; todo… expresado en un lenguaje hermoso, vigoroso, elegante, penetrante y profundo. Estas cualidades magnifican su labor. Pero no debe agotarse el oficio de la crítica tan solo en la ponderación y valoración de lo creado por los demás —inquiriendo, desempolvando prejuicios o ideologías, enfocando elementos históricos o epistemológicos, describiendo en la medida de lo posible aciertos y errores, achicando y extendiendo la vara de medir— , la excelencia demanda una coronación: la crítica consumada que nos muestra León David, sin que lo haya dicho, tal vez por su convencimiento de que no resultaría elegante la autovaloración, es la del comentarista y exégeta que al justipreciar y estatuir con sinceridad, sin apartarse de las exactas impresiones que le provocan las obras de arte, crea a su vez también obra de arte con vida independiente y de forma paralela por la excelencia del planteamiento formal, por el brillo de las expresiones y el calado de los conceptos. Oportuna y provechosa para él, aunque no indispensable, es su condición de artista verdadero por cuenta propia. Naturalmente, toda crítica o comentario tiene un carácter referencial, ¡ni siquiera pretender que no sea de tal manera!, pues necesita tomar de obras y hechos originarios los elementos y acciones sobre los que se emitirán juicios y escolios, pero el resultado final en el mejor de los casos será necesariamente una obra o conclusión en la que el crítico o el comentarista despliegue a la postre su condición de artista, plasme las emociones y opiniones en tono armónico y acabado, verdadero y valedero, aún cuando los juicios generales se nos antojen inconclusos por la naturaleza propia de las especulaciones, que nacen siempre estampadas con el sello inherente de lo rebatible.

Como ejemplo de lo que acabamos de enunciar en el párrafo anterior, de la irreductible belleza en la elocución a que se traduce el ensayístico estilo davidiano,  del pulimento esmerado a que somete la frase para dar sensación de certidumbre y plenitud a las ideas expresadas –acaso no sea lo bueno yuxtaposición espaciotemporal de lo bello y lo verdadero en la que, por la fuerza aglutinante del vínculo, lo bello se revela forzosamente verdadero… y lo verdadero se hace bello por la magnificencia de su autoridad—; para dar fe y constancia de tales atributos, de la pulida frase elocuente, he elegido los renglones finales con que el comentarista pone fin a las acotaciones que le causaron la iniciativa del Archivo General de la Nación de poner nuevamente en circulación dos importantes libros agotados (es decir, no disponibles en las estanterías) de la más esmerada bibliografía nacional. Dice León en este caso: ¨Léanse, medítense, estúdiense… Fueron escritos con entereza de corazón y claridad de juicio. Y fueron escritos por un dominicano que, consciente de su propia grandeza, sabía —cómo no iba a saberlo— que al morir conquistaría la gloria suprema reservada a los grandes, la de soportar el doble peso de la losa y de la indiferencia¨. Frase sentenciosa, proverbial, lapidaria, trabajada, que delata el poder arrollador de la palabra una vez colocada por la mano maestra en su justo lugar y en su preciso tiempo.

En todo caso, saludable el oficio crítico de León David sobre las obras, e igualmente saludable su quehacer crítico sobre la crítica. Esos especialistas a los que solemos llamar ¨críticos¨ son lectores entendidos, generalmente de muy amplia cultura y acrisolado gusto, que intentan posicionar en su justo lugar las creaciones del espíritu, ayudando de paso al lector menos avezado a desmadejar la maraña creada por el interés individual, la complacencia de grupos, la ubicuidad propagandística y la facilidad de las vías de comunicación de masas, hoy felizmente pero lamentablemente al alcance de todos. Ellos, los críticos, agregan peso, respaldo y credibilidad a la obra substancial. Por lo mismo, saludable las iniciativas de confrontación de opiniones, procedimientos, dictámenes críticos, en pro del florecer de la cultura y las ideas, confrontación que no implica de manera alguna sometimiento o avasallamiento, más bien diálogo civilizado que redunda, como hemos dicho, en provecho del desarrollo y posicionamiento de la mejor literatura nacional.

Recorriendo con fugaces saltos la obra hoy objeto de presentación -el lector vivaz necesitará mucho más que una protocolar presentación-, en el tomo VI de las Obras Completas de León David se distinguirá el estilo de excepción del maestro Pedro Henríquez Ureña, que el comentarista define como ¨medular¨; su carácter clásico…,    ¨Clasicismo de la más alta estirpe….¨ –apunta León- ¨de cuyas bondades propedéuticas ninguna sociedad culta sabría dispensarse¨; de Tulio Manuel Cestero, León David discurre sobre el posicionamiento cardinal de su novela La sangre dentro de su propia obra y entre las obras de sus coetáneos tanto connacionales como extranjeros; de Juan Bosch, su consabido rigor creativo y la excelencia de su cálamo; de Juan Isidro Jimenes Grullón, la asombrosa actualidad de sus escritos sociológicos y políticos más de siete décadas después de su publicación, actualidad permanente que logra definir la obra meritoria, alejada de las medianías; de Franklin Mieses Burgos su hálito de perfección: ¨Si el aedo…. hubiera visto la luz en alguna urbe continental menos reacia a los estímulos del pensamiento y a la cosecha de las frondosas espigas de la cultura –dice León-, de seguro que el nombre de Franklin Mieses Burgos estaría hoy en boca de cualquier hombre medianamente instruido del planeta, como ocurre con figuras del relieve opimo de un Pablo Neruda, de un César Vallejo o un Jorge Luis Borges¨; de Pedro Mir y Manuel del Cabral, sus respectivas maestrías técnicas y la trascendencia de dos obras que apoyan sus puntales en recursos formales, abrazando de paso el anhelo de la redención de la raza humana, y del segundo su aliento recóndito proveniente de un temporal metafísico; dice León de Antonio Fernández Spencer: ¨Así nos habla el hombre fundamental; así dialoga con nosotros el que de tanto bucear en sus propios abismos encontró el camino por donde retornar, renovado, a la sencillez fecunda de la vida¨; y de Freddy Gatón Arce, un maestro de generaciones: ¨…un hombre para quien la palabra es lugar privilegiado de encuentro con el engaño en que se resume nuestra existencia¨; de Joaquín Balaguer resalta su condición de crítico literario por excelencia, cualidad colocada en esta opinión por encima de sus demás inclinaciones (poesía, historiografía, etc.), en el mundo de las letras y las artes.

Estos fueron –son, quiero decir-, grosso modo, los clásicos, nuestras establecidas autoridades, nuestros mayores en nuestra genealogía cultural.

Entre Los de ahora, sin pretender abarcar la totalidad, destaca León David la excelencia del acometimiento crítico de Nelson Julio Minaya, adhiriéndose a la ya famosa cuanto debatida tesis de este último referida a que Franklin Mieses pudo ser eventualmente maestro de Jorge Luis Borges, divisando que el primero habría hecho despertar al segundo de un letargo silenciario de décadas, exponiendo León las razones por las que se adhiere a tan arriesgada teoría; de Iván García Guerra, el crítico subraya la excelsitud de su prosa, ¨decantada de desorden e impureza¨; de Higinio Báez Ureña, el notable empeño de preservar el aspecto social del canto, a caballo firme sobre la presentación cuidada de la forma; de la literatura de ficción de Manuel Chapuseaux nos dice: ¨…tan límpido y directo el estilo que su lectura se nos hace corta¨.

Sobre María Aybar, en su faceta de escritora, acentúa León… ¨esa dimensión de hechizo, de encantamiento, esa atmósfera mágica que la autora logra materializar¨; de Náyila Pichardo: ¨… el auspicioso desarrollo de un espíritu de formidable y singular talento narrativo¨; de José Rafael Lantigua: ¨…bella y levantada poesía de la que sería ingratitud y agravio prescindir¨.

Con relación a la escritora Bárbara Moreno, León David vislumbra un ¨…lenguaje evocador que jamás rinde tributo al Moloch de la vulgaridad¨; de Miguel Ángel Fornerín, sentencia: ¨Reciedumbre, seguridad, acuidad dialéctica, he aquí algunas de las notas distintivas de un estilo de cavilación que cumple a plenitud los requerimientos harto comprometedores del ensayo¨; en Carmen Comprés encuentra: ¨… un despojamiento verbal y un sentido de la síntesis muy poco frecuentes en los parajes, por lo demás demasiado gárrulos cuando no ampulosos, de las artes poéticas de nuestro país¨; halla en Carlos Esteban Deive: ¨…Prosa condimentada, llena de sabor que paladeamos cual si fuera delicado manjar¨; de Catana Pérez resalta su capacidad de ¨unir a la claridad expositiva el primor de un estilo de encantadora fluidez y sencillo donaire¨; y a propósito de la oratoria de Federico Henríquez Gratereaux pronuncia la verdad siguiente: ¨uno de los más señeros intelectuales de que pueda nuestra nación ufanarse¨.

Es este, en fin, el tomo VI de las Obras completas de León David, que se suma a los cinco tomos anteriores en los que el autor va compilando su copiosa labor intelectual para uso de la posteridad. Los hombres pasan, y hasta las obras pasan, pero hay hombres y obras que quedan permanentemente en la memoria de los otros, en la memoria de Nosotros, porque se impulsan con la cuadriga del espíritu, el esfuerzo, el genio y la inteligencia; de Nosotros… pueblo y suma de generaciones, productos del designio o del planeado azar, pobladores de un mundo misterioso que refleja y nos empapa del aura inaugural de la divina inteligencia.

Leopoldo Minaya

Santo Domingo, 3 de abril de 2019.

 

El camino de Emaús, un relato que consolida la fe

Por Rafael Peralta Romero

  No solo sus discípulos, sino muchas otras personas pudieron ver a Jesús, como hombre de carne y huesos, después que éste superara la muerte e hiciera saber de su Resurrección. Después de esto, Jesús permaneció en el mundo unos cuarenta días, asegura el apóstol Pablo.

Los evangelios canónicos y el relato Hechos de los Apóstoles cuentan las apariciones de Jesús resucitado, y también las documentan otros textos históricos y los llamados evangelios apócrifos.

La vida de Jesús, desde su concepción en una mujer no tocada por varón, está compuesta de hechos excepcionales, revestidos de misterio. Esa cadena de misterios culmina en la Resurrección. Tantos hombres, ilustres unos, poderosos otros, antecedieron a Jesús en la Tierra y de ninguno se ha sabido que haya vuelto a la vida.

Entre los textos bíblicos que dan cuenta de la resurrección de Jesús, ninguno más convincente, para mí, que el relato contenido en el tercer Evangelio (Lucas 24, 13-35). Este pasaje refiere que dos hombres, seguidores de la prédica de Jesús, caminaban desde Jerusalén hasta una aldea llamada Emaús y conversaban sobre lo ocurrido con el nazareno.

Sorprendió a estos señores la aparición repentina de otro caminante, quien fingía no saber nada de lo que hablaban ellos. Era de noche, llegaron a Emaús e invitaron al desconocido a quedarse. Al cenar, ven como parte el pan y se les abren los ojos del entendimiento: era Jesús. Come, habla y se marcha. Los caminantes, uno de ellos llamado Cleofás, a pesar de la hora, regresaron a Jerusalén a comunicar a los once discípulos de Jesús el hecho del que habían sido testigos.

Este capítulo de Lucas narra un hecho histórico, con detalles reales, enmarcados en el tiempo y el espacio. Emaús aparece registrada en los mapas de la época, aunque haya más de una versión respecto de la distancia de Jerusalén.

El relato de Lucas acerca del diálogo por el camino de Emaús encierra profundo significado teológico, por cuanto aporta detalles que robustecen la convicción de la resurrección de Jesús, fenómeno que lo diferencia definitivamente de todos los hombres.

El sentido religioso puro plantea que la fe se basta por sí misma, que no requiere auxilio de la razón. Sin embargo, la resurrección de Jesús da sustento a la fe cristiana. Gente tan grande para el cristianismo como el apóstol Pablo lo ha dicho: “…si Cristo no resucitó vana es nuestra proclamación, es vana nuestra fe”. (I Corintios, 15,13-15).

Cleofás y la otra persona, lamentablemente no identificada, tuvieron la dicha de ser los primeros en contactar a Jesús después de la Resurrección. Antes de eso, se cuenta de la visita al sepulcro de tres mujeres del entorno de Jesús (María Magdalena, Juana y María de Santiago) las cuales encontraron corrida la piedra de la entrada a la cueva. Allí vieron dos seres vestidos de blanco brillante, quienes les dijeron que Jesús había resucitado. Salieron muy extrañadas y confundidas. Luego acudió allí Pedro: “Se asomó y solo vio las sábanas, así que volvió a la casa sorprendido por lo ocurrido”. (Lc. 24, 1-12).

Respecto de las mujeres que fueron a la tumba, apunta el evangelista Mateo que Jesús, en persona, se les apareció y les habló: “Alégrense. Avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, donde me verán”. (Mt, 28,9-10).

Galilea era el lugar de procedencia de Jesús, allí se desarrolló como hombre, allí escogió a los doce discípulos, allí pronunció el célebre Sermón de la Montaña. Había muerto en Jerusalén, centro del poder político, donde acudió a sabiendas de lo que le esperaba.

Tras el aviso de las mujeres, los once discípulos se trasladaron a Galilea. No solo se encontraron con el redivivo Maestro, sino que escucharon de Él este mandato:

“Me han concedido plena autoridad en cielo y tierra. Vayan y hagan discípulos entre todos los pueblos, bautícenlos consagrándolos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Yo estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo”. (Mateo 28,18-20).

El portentoso misterio de la Resurrección impactó a los propios discípulos. El evangelista Marcos (Mc 16) refiere la aparición de Jesús a María Magdalena y que esta se lo comunicó a los discípulos, pero ellos lo pusieron en dudas.

El cuarto Evangelio, escrito por Juan, abunda en detalles sobre las apariciones de Jesús. Los capítulos 20 y 21 son dedicados al tema. Juan cuenta su llegada junto a Simón Pedro al sepulcro y lo encuentran vacío (Jn 20, 1-8).

Agrega Juan que ese mismo día se presentó Jesús a una reunión de los once, donde permanecían a puerta cerrada, y los saludó diciendo: “La paz esté con ustedes”. Como el discípulo Tomás no estuvo en ese encuentro, y dijera que tenía que ver y tocar a Jesús para creer que estuviera vivo, sucedió ocho días después otra visita. (Jn 20,19-30).

Para Juan no basta un capítulo y extiende las acciones de Jesús resucitado al 21 y último de su Evangelio. Es ahí donde se narra la pesca milagrosa: “Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán”. Tantos fueron los peces capturados que no podían levantar la red.

Suficientes testimonios hay en torno a la Resurrección. Para mí, podría bastar con el emocionante relato de Lucas según el cual apareció a dos hombres que caminaban hacia la aldea de Emaús. La comprensión ayuda la fe. El hecho narrado en Lucas 24 consolida la fe en Jesucristo.

 

La personalidad carismática de Marcos Antonio Ramos

Por Bruno Rosario Candelier

 

A Roberto Guzmán,

cultor de la palabra con sentido.

   Si hay una persona que es fuente de irradiación de singulares atributos humanos, ese es el doctor Marcos Antonio Ramos, conocido cariñosamente como Tony Ramos, hombre virtuoso, concitador de afectos entrañables y simpatías compartidas.

Tony Ramos es una persona de un singular carisma, y de su palabra, su obra y su conducta se infiere que él se siente un hijo agraciado entre los predilectos del Altísimo y, en tal virtud, exalta la figura de Jesús como el paradigma de la más alta condición divina encarnada en el Hijo del Hombre, como enseña la Biblia, y canaliza su visión del mundo a la luz del ideal evangélico que su credo religioso le inspira.

¿Cuál son los rasgos de distinción de Marcos Antonio Ramos? Es un escritor cubano-americano residente en la ciudad de Miami, Estados Unidos de América (1). En su condición de intelectual y escritor, posee admirables cualidades y, desde luego, es un hombre extraordinario. ¿Por qué digo que Tony Ramos es extraordinario? Por las excelentes condiciones humanas que lo distinguen y enaltecen: hombre bueno y noble, amable, generoso y abierto, con una vocación de servicio y una voluntad de cooperación a toda prueba. Sus notables cualidades humanas llaman la atención desde que uno entra en contacto con él: es un hombre de una sola pieza, leal y solidario.

Quiero subrayar, en este breve resumen de sus atributos, las cualidades intelectuales, morales, estéticas y espirituales que definen a Tony Ramos. Es un intelectual que se preparó para servir a la humanidad, con una definida vocación religiosa y un claro sentido de la espiritualidad trascendente.

A Tony Ramos lo conocí en Moca, en una actividad cultural organizada por el senador de la República, Dr. José Rafael Vargas, quien me lo presentó en mi pueblo natal durante un acto público celebrado en el Teatro Don Bosco (2).

Un buen día, cuando fui a presentar en la Universidad de Miami una obra sobre el español dominicano, allí estaba el destacado profesional cubano a quien lo había invitado el lexicógrafo dominicano, Roberto Guzmán, que es un gran amigo de Tony Ramos. A partir de ese encuentro en Miami comenzamos a tratarnos. Allí tuvimos enjundiosos coloquios compartidos con Roberto Guzmán y Marcos Antonio Ramos, y en esos fructíferos diálogos comencé a calibrar la grandeza de Tony, la bondad espiritual de ese hombre singular, la sabiduría que adornan sus virtudes y, sobretodo, la expresión generosa, genuina y amable de este caballero del buen trato y la conversación amena. Se trata de un hombre cuya alta erudición y cuyo lenguaje impecable atrapan y fascinan, y esos atributos son poco comunes.

Nunca Tony Ramos se ha sentido dominado por el egoísmo, el afán de notoriedad, el deseo de sobresalir. En este distinguido caballero del trato amable y la palabra cordial se manifiestan la bondad y la generosidad con una actitud abierta y compresiva hacia los demás. Destacado intelectual, sobresaliente orador y valioso historiador, Tony Ramos no pasa desapercibido por la notable personalidad metafísica que lo distingue.

Oriundo de Cuba, adquirió su formación intelectual y su desarrollo cultural en el país antillano, y desde muy temprana edad optó por la vocación religiosa, hasta llegar a ser pastor de su iglesia evangélica. Y cuando se impone la revolución comunista en Cuba, al igual que una gran parte de los cubanos, Tony Ramos abandona la isla caribeña y se establece en Miami, donde hace vida social, profesional, cultural, religiosa y espiritual.

Las condiciones intelectuales, profesionales y culturales de Marcos Antonio Ramos, su identificación con la cultura dominicana y su aporte a la historia y la cultura antillana fueros los atributos que la junta directiva de la Academia Dominicana de la Lengua tomó en cuenta para incorporar a Tony Ramos en la clase de miembro correspondiente de nuestra institución, a la ha servido muy generosamente con su apoyo desde Miami y su participación intelectual en la presentación de los diccionarios de nuestra Academia. De hecho, en la Universidad de Miami hemos presentado, gracias al concurso de Tony Ramos, su gestión y su co-participación, el Diccionario del español dominicano y el Diccionario fraseológico del español dominicano, es decir, tenemos la suerte de contar con el apoyo intelectual, material y espiritual de este buen hombre de Dios.

Además, Tony Ramos es un gran amigo de la República Dominicana porque se siente identificado con nuestro país. Cada vez que nos vemos, me reitera su compenetración y su devoción por la historia y la cultura dominicana, sintiéndose cubano-dominicano. A él le gusta hacer que el otro se sienta bien, fruto de la empatía solidaria que lo caracteriza, expresión de la vocación religiosa y espiritual que lo distingue porque él, como hombre amable, entusiasta y servicial, goza de esa alta condición de los seres elevados, distintivo de los espíritus excelsos de la condición humana.

Tony Ramos es un gran conversador. Y lo es porque tiene dominio de la palabra, sabe de todo y, cuando conversa, despliega su erudición y su talento y lo hace de tal forma que atrapa a los dialogantes, de tal manera que uno tiene la tendencia a callar para escucharlo, pero esa manifestación no sucede porque él sea arrogante, egoísta o quiera adueñarse de la situación, puesto que le sale de forma natural y los demás dejamos que hable por los amplios conocimientos que tiene, porque conoce historia, psicología, religión, literatura, política, teología, es decir, tiene una erudición universal con la virtud de compartir lo que sabe. Pocos tienen la dotación intelectual para ser un gran conversador como Tony Ramos, y, dentro de los conocimientos que lo adornan con el dominio de varias disciplinas que ha cultivado, se puede apreciar su formación ecuménica. Además, Tony Ramos es autor de varios libros de historia, literatura y religión. La teología es su campo dominante, y siente pasión por la palabra de Dios, con una genuina disposición intelectual y emocional por comunicar los valores religiosos y espirituales. Es un apasionado de la espiritualidad transcendente y la comunica con fervoroso entusiasmo, pues se nota la raigambre espiritual en su intelectualidad.

Con esa motivación para exponer los valores de la transcendencia, para comunicar la espiritualidad sagrada y dar conocer los ideales del humanismo, especialmente del humanismo transcendente, Marcos Antonio Ramos se ha convertido en un promotor de la espiritualidad bíblica. Así lo revelan sus libros. Así lo evidencian sus conversaciones. Así lo manifiestan sus cátedras, sermones y cartas, y todo lo que hace en la vida. Naturalmente esa faceta de su personalidad carismática se manifiesta en su escritura, en sus disertaciones y en sus obras literarias porque nuestro distinguido académico desarrolló el don de la creación, el don de la escritura y el don de la palabra en alto grado y con una generosa apertura hacia la humanidad. Se puede afirmar que nuestro admirado hombre de letras en un valioso promotor del saber que edifica la conciencia y de la sabiduría que embellece el espíritu.

Este destacado intelectual americano hace honor al uso ejemplar de la palabra; honra a la vocación altruista y generosa; y al asumir la formación intelectual para contribuir al acenso del espíritu, esos atributos enaltecen la personalidad paradigmática de nuestro grandioso y admirable amigo Marco Antonio Ramos a quien le extiendo, con estas palabras que redacto en su honor, mi reconocimiento y mi valoración a su persona por sus admirables atributos y el valioso aporte que ha hecho a favor de nuestra cultura.

En la cosmovisión espiritual de Marcos Antonio Ramos, todo es cauce sutil de lo divino y fuero entrañable de la voluntad del Altísimo. Para Tony Ramos el sentido de la vida se cifra en el servicio altruista como expresión de empatía y solidaridad de su alma amorosa.  Su trayectoria cultural y educativa, centrada en los altos valores del espíritu, y su obra literaria, caudal de su inspiración humanista y religiosa, retratan el alma de este gigante de la vocación solidaria y la conciencia trascendente.

Teólogo, educador, ensayista, académico y predicador, este brillante hombre de letras, antillano universal con vocación humanista, es un modelo del pensador comprometido con el ideal espiritual, y del intelectual consagrado al desarrollo cultural engarzado a la vocación de la trascendencia.

En suma, este admirable cultor de la palabra que edifica y de los valores que transcienden ha consagrado su vida al servicio intelectual, religioso, estético y espiritual a favor del desarrollo de la conciencia.

Bruno Rosario Candelier

Notas:

  1. Marcos Antonio Ramos, en Victoriano Fidel, consignó: “El pueblo de Cuba, entendido no sólo como los habitantes más permanentes del archipiélago cubano sino también, en gran escala, como los que han escogido o se han visto obligados a tomar los caminos del exilio o de la emigración a través de las décadas o hasta de los siglos. Nuestro pueblo ha producido sabios artistas y escritores cuya obra debe de ser asumida ya que constituye parte del patrimonio de la nación. Muchas páginas escritas en el extranjero serán aceptadas como parte de la literatura nacional de la misma manera que las que han surgido en territorio cubano. Un fenómeno similar es el representado por las influencias recibidas de los eruditos y científicos, a quienes podemos también llamar sabios, músicos, cantantes, actrices, actores, etc.” (Raúl Fidel Pino y Marcos Antonio Ramos, Victoriano Fidel, p. 94).
  2. Marcos Antonio Ramos nació en Colón, Matanzas, Cuba. Ha trabajado como pastor protestante y profesor universitario. Reconocido historiador, ha publicado numerosos libros de historia como Panorama del protestantismo de Cuba e Historia de las religiones. Colaboró en la Historia general de América latina, obra publicada por la UNESCO. Miembro numerario de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, académico correspondiente de la Real Academia Española y de la Academia Dominicana de la Lengua.
  3. Los altos atributos intelectuales, religiosos y morales que distinguen a Tony Ramos, enaltecen su condición de académico de la lengua y sus atributos como creador de literatura y promotor de la palabra sagrada.

Posibles nuevos verbos en el español

Por Tobías Rodríguez Molina

Constantemente las lenguas o idiomas sufren alteraciones en su sintaxis, en su morfología, en su léxico, en las normas acentuales. Además, pueden desaparecer palabras que se convierten en obsoletas, pero pueden nacerles nuevas palabras que engrosan su caudal lexical. Pueden aparecer términos que producen un menor uso de palabras. Me quiero referir con ello a verbos que pudieran comenzar a existir en un futuro quizás no muy lejano. Un poco artificialmente,  y  adelantándonos  a procesos que serían lentos, podríamos pensar en la existencia  del  verbo telever, así como también teleoír o disparatear.  Si los conjugamos, nos podemos dar cuenta de que, al emplearlos, podríamos usar  una  cantidad de palabras inferior a las que  usaríamos si no fuera posible emplearlos. Vamos a conjugar algunos  de esos verbos  para que constatemos lo que sucedería si fueran aceptados en la lista de verbos de nuestra lengua española.

Yo televeo= yo veo la televisión (yo estoy viendo la  televisión)

Tú televés= tú ves la televisión   (tú estás viendo la televisión)

El  televé= él  ve la televisión        (él está  viendo la televisión)

Nosotros televemos= nosotros vemos la televisión (nosotros estamos viendo la televisión)

Ellos televén = ellos  ven la televisión  (ellos están viendo la televisión)

Conjuguemos también el verbo disparatear:

Yo disparateo= yo digo disparates (yo estoy diciendo disparates)

Tú disparateas =tú dices disparates

El  disparatea = él  dice disparates

Nosotros disparateamos= nosotros decimos disparates

Ellos disparatean = ellos  dicen disparates

Como podemos ver, en el caso del verbo telever usamos solo 10 palabras al conjugarlo en las cinco personas gramaticales que usamos en República Dominicana, en vez de 20 cuando no usamos ese verbo. Pero sería aún mayor la economía  si lo usáramos con el sentido que aparece entre paréntesis, .que equivaldría a emplear 10 palabras en lugar de 25. Por otro lado, si usamos disparatear también tendríamos economía de palabras en la escritura o en la conversación, ya que usaríamos únicamente 10 palabras en lugar de 15 al no emplear ese novedoso verbo. Y si lo empleáramos en el sentido que tiene en el paréntesis, habría una economía de 10 palabras.

A manera de ensayo, voy a hacer un listado de esos posibles futuros verbos de nuestra lengua  española.

Mecaniquear = ejercer la mecánica, realizar algo en el momento presente relacionado con la mecánica.

Engañifar = engañar con artimañas o de forma engañosa o con engañifas.

Artilugiar = engañar con artilugios

Camear =usar mucho o en exceso la cama

Diarrear = expeler diarrea o defecar diarrea

Wasear = comunicarse por el wasaf

Redear = usar o comunicarse por las redes

Radioescuchar = escuchar la radio

Pulcrear = practicar o producir (la) pulcritud

Timbrear = tocar el timbre

Enchismear = producir o provocar  un chisme, meter a alguien en un chisme

Aguacatear = darle a alguien o servirle aguacates más que otra cosa o en exceso

Buchear = hacer buches de algún líquido

Cibaeñear = desplazarse o pasear por el Cibao

Caribear = recorrer o desplazarse por El Caribe

Dominicanear = hacer  turismo o recorrer o desplazarse por Rep. Dom.

Puertoriquear =  hacer turismo o recorrer o desplazarse por P. Rico

Estear = Desplazarse o pasear por el Este

Surear =Desplazarse o pasear por el Sur

Petromacorisear= Desplazarse o pasear por San Pedro de Macorís

Francomacorisear = Desplazarse o pasear por San Francisco  De Macorís

Encresponar = cubrir con crespones o crespón

Lenguarajear = decir lenguarajes

Mañanear =  Levantarse  temprano o  pasear temprano en la mañana

Muletillear = usar o emplear muletillas

Movilear = usar o emplear el móvil o celular

Celulear = usar o emplear el celular

Computadorear = usar o emplear la computadora

Oear = aplicar las normas de la OEA

Onuear = aplicar las normas de la ONU

Asistenciar = prestar asistencia, ayuda, socorro

Creditear = dar u ofrecer crédito

Balletear = dar pasos o movimientos de ballet

Volteretear = dar o realizar volteretas

Gimnastear = realizar o hacer movimientos de gimnasia o propios de la gimnasia

Veterinear = practicar la veterinaria

Videar = hacer, realizar videos

Apildorar = convertir en píldoras

Empejuelar = ponerle o recetarle espejuelos a alguien

Desempejuelar = quitarle o retirarle los espejuelos a alguien

Adientar = ponerle dientes a alguien

Desabriar = quitarle o eliminarle lo desabrido a algo o a la comida

Dessalar = quitarle la sal  o la  salazón a algo salado

Desliendrar = quitarle las liendres

Dessillar = quitarle la silla a un  animal

Desrelojar = quitarle el reloj a alguien

Empelucar = poner o ponerle peluca a alguien

Desalumbrar = dejar de alumbrar, interrumpir la iluminación

Merenguear = producir el  ritmo  o movimiento del merengue

Mangulinear = producir el  ritmo o movimiento de la mangulina

© 2019, Tobías Rodríguez Molina

No puedes venir “a pies” ni estar “de pies”

Por Tobías Rodríguez Molina

Creemos  conveniente, para los que usamos la lengua española o castellana,  que  ofrezcamos algunas orientaciones o pautas referentes al uso de algunas expresiones adverbiales. Pero antes que nada, creo de rigor que le echemos un vistazo a la definición de  adverbio. Recordemos que el adverbio es  una palabra invariable  que califica o determina la significación de  un verbo (Si vives bien, no morirás mal), de un adjetivo (Ella es muy estudiosa), y de otro adverbio (Llegó demasiado pronto).

El adverbio, tal como  lo vimos en las oraciones dadas anteriormente entre paréntesis (bien, muy, demasiado) está constituido por una sola palabra, mientras que las expresiones o frases adverbiales están formadas por más de una palabra, pero cumplen la misma función que el adverbio.

Y  de algo más debemos estar claros: tanto el adverbio como las frases adverbiales son formas de la lengua que no podemos variar a capricho poniéndoles  “eses”, como sucede con “a pie”,  que muchos convierten en “a pies”;  o “de pie”, a la que algunos  transforman en “de pies”; o quitándoles la “s” que llevan, como “a oscuras”, que la dejan “a oscura”; o “en un abrir y cerrar de ojos”,  a la que “le extraen” la “s” de los  ojos, diciendo “en un abrir y cerrar de ojo”.

A continuación veamos algunas expresiones adverbiales del español con su significado:

  1. al pie de la letra: significa “igual”, “exactamente”, “literalmente”;
  2. en un abrir y cerrar de ojos: significa “rápidamente”;
  3. a oscuras: significa “ sin luz”, “sin iluminación”;
  4. de antemano: significa “con anticipación”, “anteriormente”;
  5. a pie: significa “no montado”, “caminando”.

En general, los usuarios del español en República Dominicana, con excepción de los pertenecientes al nivel sociocultural bajo, normalmente  empleamos con propiedad y corrección los adverbios y frases adverbiales. Sin embargo, hay dos frases adverbiales que un porcentaje muy elevado de hablantes y escribientes nuestros no  saben emplear en  la forma pautada,  pues las pronuncian  y  escriben  “a pies” y “de pies”.

Es por eso  que casi siempre escuchamos a nuestros hablantes corrientes y aun a algunos  profesionales y presentadores decir: “Pónganse de pies para recibir a nuestro invitado de hoy”. También solemos escuchar a muchos dominicanos decir que “a pesar de que  la distancia  es muy larga para llegar hasta aquí, todos vinieron a pies.”

El paso del huracán Irma dejó evidencias del bajo dominio que tiene un alto porcentaje de dominicanos de la concordancia y, en concreto, de algunas  frases adverbiales. Un titular de esos días decía: “Tenemos 32 provincias en alertas.”  El titulador, confundido posiblemente por la cercanía de “provincias”, que está en plural, quiso concordar  “alerta” con provincias, ignorando que “en alerta” es una frase adverbial sin s,  o  que las frases adverbiales no tienen concordancia.

Después de este repasito de gramática castellana, podremos emplear un poco mejor las expresiones adverbiales, pero como estas  son muchas,  lo mejor que podemos hacer es que, cuando estemos escribiendo algún texto,  le  echemos  una ojeada a la lista de adverbios y frases adverbiales para no ponerles ni quitarles ninguna “ese”. Esperamos escuchar cada vez a más dominicanos, especialmente a los de un mayor nivel académico, decir “de pie” y “a pie”,  y no “de pies” ni “a pies”.

© 2019, Tobías Rodríguez Molina

Concordancia dificultosa para muchos

Por Tobías Rodríguez Molina

Existen en nuestra lengua castellana  muchos casos que no todos los que la tienen como propia los dominan fácilmente. Y no solamente en el caso de los verbos haber en su empleo impersonal, sino en varios casos más, como los que vamos a tratar en esta ocasión.

El primero de esos casos es el que encontramos en expresiones como esta: “Yo soy de los que creo que eso es imposible de llevarlo a cabo.” Esa “perla” de concordancia salió de labios de un veterano comunicador de un programa de comentarios y noticias de TELEANTILLAS. Pero, por coincidencia, mientras escribía el anterior ejemplo de error de concordancia, iniciando este párrafo, recibí una llamada telefónica de una profesora que labora en una prestigiosa universidad de Santiago de los Caballeros, para invitarme a una reunión. Al  expresarle los motivos por los cuales yo  no podía complacer su amable invitación, me dijo: “Yo soy de las que creo que hay que hacer un esfuerzo para asistir a ese tipo de reuniones.” En relación con este caso,  es de advertir que, aunque no se conoce un estudio estadístico del mismo, la percepción es que la mayoría de usuarios dominicanos no se atienen a las reglas de la concordancia que exige la pluralización del verbo de ese tipo de oraciones.

Para aclarar cómo debemos expresarnos en ese tipo de construcciones sintácticas, analicemos el ejemplo antes expuesto, que no debe ser “Yo soy de los que creo…, sino “Yo soy de los que creen…” Veamos en detalles el análisis:   Muchos  creen en algo. Yo soy uno de ellos. Por lo tanto, yo estoy entre ellos; yo me cuento entre ellos. Yo estoy entre los que creen en ese algo y somos muchos. Por eso,  “yo estoy entre los que creen…”, que es lo mismo que decir “yo soy de los que creen…”

Además, para poder usarse el verbo “creo” habría que cambiar la expresión que estamos analizando por una parecida a esta: “Hay muchos que creen, y yo lo creo también, que eso es imposible de llevarlo a cabo.”

El siguiente caso lo extraje de un libro que corregí  y que ya  fue publicado. El autor, aunque es un competente  profesional  del derecho y muy preocupado y ocupado en el uso correcto del español, no pudo manejar  como hubiera sido su deseo, el siguiente caso de concordancia y escribió: “La  demanda a breve término es una figura jurídica de la menos tratada por los autores dominicanos.” (Libro de derecho antes de ser publicado). Veamos la frase escrita con toda la corrección sintáctica: ”La demanda a breve término es una figura jurídica de las menos tratadas por los autores dominicanos.” Es decir, que esta figura jurídica y otras muchas son de  las figuras jurídicas menos tratadas por escritores de temas referentes al derecho.

Si ustedes se dan cuenta, este caso de concordancia que les acabo de presentar  es prácticamente el mismo que les presentamos y aclaramos al inicio de este ensayo, como lo verán a continuación. Esa figura está entre las figuras jurídicas que no se tratan mucho por los juristas dominicanos. Por lo tanto, existen otras figuras más aparte de esa. Es decir, son muchas las figuras jurídicas que  son poco tratadas incluyendo la demanda a breve término, la cual, por esa razón,  está entre las menos tratadas, que es lo mismo que decir “es de las menos tratadas por los escritores dominicanos  de temas jurídicos.”

Ante ese panorama  que nos ofrecen algunos dominicanos, me fue satisfactorio encontrar un ejemplo semejante al que estamos presentando y analizando, aparecido en un periódico digital de Venezuela,  expresado con toda la corrección debida. Leamos el ejemplo: “Yo soy de los que piensan que hay que agotar hasta el último recurso para que, mediante un proceso electoral limpio, se consiga un  cambio de gobierno.” (Enrique Capriles, El Nacional Home). Y este otro caso también de un venezolano. Lo tomé de una entrevista realizada por un comunicador de ese país a un exmilitar de alta graduación; aquel dijo: “Yo soy de los que piensan…que estas gentes son  corruptas e incapaces para manejar el problema eléctrico.”

A ese caso de concordancia  que una cantidad considerable de usuarios de nuestra lengua española  no maneja de forma exitosa, deben ustedes  prestarle  atención para acercarse a un mejor manejo de su rico idioma. Eso espero de parte de ustedes, estimados lectores.

Estos casos que  les he presentado podrán borrarles dudas y dificultades que muy probablemente muchos de ustedes arrastran y les perturban cuando se expresan tanto oralmente como por escrito. Una vez más espero contribuir a que muchas personas deseosas de mejorar y usar cada vez mejor su rico idioma de acuerdo con las pautas del castellano del mundo y de nosotros los dominicanos, lo logren rendidamente.

© 2019, Tobías Rodríguez Molina

Argolla, inobservar, embestida/*envestida, bebedera/bebedero

Por Roberto E. Guzmán

ARGOLLA

Una argolla es un aro y, este es una circunferencia. De acuerdo con el diccionario oficial de la lengua una circunferencia es una “curva plana y cerrada cuyos puntos son equidistantes de otro situado en su interior llamado centro”.

En el argot beisbolero de los dominicanos la palabra “argolla” tiene una significación especial que comparte con Cuba y Nicaragua; es una “anotación de cero en una entrada”. Del modo en que se copió es como aparece en el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias.

La forma de la argolla se parece mucho o es igual a un cero si esta se hace perfecta en su forma. De allí es de donde los dominicanos y otros hablantes de español americano se han aprovechado para usarlo en los juegos de beisbol, para expresar que una entrada terminó sin anotación.

Se recuerda con claridad que en las narraciones y los comentarios sobre béisbol algunos profesionales decían, cuando un equipo no anotaba ni una carrera durante un partido completo, que a ese equipo perdedor con cero carrera en su haber le “habían colgado nueve argollas”.

Lo que se ha expuesto en esta sección no significa que la palabra argolla no tenga otros significados específicos en el habla de los dominicanos. Se usa también para mencionar el anillo de compromiso o de matrimonio (alianza). Así mismo, es el pendiente (arete) en forma de aro.

No cabe duda de que los aficionados al béisbol en República Dominicana se sentirán muy contentos y conformes si se incluye esta “argolla” en los diccionarios de español dominicano con el significado de cero anotación en una entrada y “nueve argollas” para un partido de ese deporte sin anotación de carrera.

 

INOBSERVAR

“. . .sino que además INOBSERVA el principio de . . .”

A veces el lector se sorprende cuando “se topa” con algún término que resulta familiar y, luego cuando busca confirmar en el diccionario oficial para comprobar si este es reconocido en el español internacional no lo encuentra.

Lo que se describió en el párrafo anterior es casi lo que ocurrió con la utilización del verbo inobservar. Parecía conocido, pero algo advertía que no estaba totalmente acreditado.

Solo los diccionarios de uso registran el verbo inobservar. El Diccionario del español actual, que lo cataloga como verbo transitivo trae, “Faltar a la observancia [de un precepto (cd)]”. (1999-II-2643). Otro diccionario que recoge el verbo es el Diccionario de uso del español, “No observar un precepto, una ley, un reglamento, etc.” (2007-I-1652). Uno puede observar que, en los años transcurridos entre la edición de un diccionario y otro, el ámbito de acción del verbo se ensanchó. En Argentina se utiliza el adjetivo “inobservado -da”, 1 “Que no se observa”. 2 “Que no se cumple o respeta”. Diccionario integral del español de la Argentina (2008:982).

En todos los casos, menos uno, los ejemplos reproducidos en los diccionarios pertenecen al ámbito jurídico, pues se relaciona con el verbo observar en tanto “Guardar y cumplir exactamente lo que se manda y ordena”.

En francés tienen varias voces de la familia de inobservar, inobservable, inobservance, inobservation, inobservé, ée. Algo parecido sucede en inglés, inobservance, inobservant. Otro tanto ocurre en portugués, inobservado, inobserváncia, inobservante, inobservável. Tal y como puede notarse existe bastante material en otras lenguas que hacen pensar que como en latín existían voces de esta familia, no es aventurado predecir hoy que un día el verbo estudiado aquí hará su entrada oficial en el español común, corriente, internacional, aceptado y positivamente sancionado.

 

EMBESTIDA – *ENVESTIDA

“. . .esto no siempre era suficiente para evitar la ENVESTIDA de los servicios de espionaje. . .”

Es una historia antigua el asunto de la pronunciación de la uve /v/ y de la be /b/. Muchos de los lectores de esta columna no tuvieron que pronunciar las dos de modo distinto como sucedía en los años en que el autor de estos comentarios asistió a clases de educación intermedia y secundaria.

Las letras son signos gráficos y también son sonidos. En español por fortuna se tiene una ortografía casi fonológica. El español cuenta con veintisiete signos y los fonemas son veinticuatro. Las razones que explican que haya más signos que sonido son básicamente históricas.

Las letras B y V representan un sonido único. Lo que en realidad orienta para saber cuándo se debe utilizar en la ortografía una u otra de estas letras es algo que llega al escribiente por medio de las lecturas asiduas. La lengua consagró una letra u otra en la grafía de las variadas palabras siguiendo la pauta de la historia de la lengua por orientación etimológica

Algo que ayuda en los casos de dudas es llegar a las demás palabras de la misma familia de la palabra sobre la cual se vacila pero que son mejor conocidas por quien escribe. Eso permitirá que se encuentre la representación correcta.

Las dos letras que son el centro de atención de esta sección persisten en el abecedario español  por tradición que se remonta al latín. Hay que advertir que no siempre se siguió al latín en esto, porque el uso también imprimió su huella. Todavía en las aulas se habla de la B de burro y la V de vaca, No hay que sentirse mal por ello, pues en inglés para evitar confusiones tienen la V de Víctor.  La uniformidad en el sonido de las dos letras mencionadas pone a los hispanohablantes en desventaja cuando se refiere a la pronunciación de lenguas extranjeras en las que sí existe la diferencia.

La embestida es la acción y el resultado de embestir. Esencialmente el verbo embestir es lanzarse contra una persona o cosa con violencia. Extendió su campo semántico para los casos en que una persona se dirige a otra con brusquedad para pedirle algo. Posee acepciones en náutica, en tauromaquia y en el léxico militar. No se puede pedir que todos los articulistas sepan etimología, pero sí que sepan ortografía.

 

BEBEDERA – BEBEDERO

“¿Por qué su BEBEDERA de alcohol?”

Las dos palabras son muy conocidas en el ámbito internacional del español. Las dos se examinarán aquí para que se note el curso histórico que han recorrido y cómo algunas acepciones se impusieron antes que otras.

El orden de las acepciones para bebedero, ra se remonta a la edición del 1956 del Diccionario de la lengua española. Primero el agua potable de buena calidad; luego el recipiente, más adelante el abrevadero para aves, etc.

La vida moderna introdujo el bebedero eléctrico de los parques, escuelas y edificios públicos. El hábito de beber con frecuencia o en exceso bebidas alcohólicas trajo a los diccionarios una acepción para esa rancia costumbre.

En la actualidad diez países americanos de habla hispana entienden y usan la palabra bebedera para mencionar la conducta repetida de ingerir bebidas alcohólicas con ese nombre.

Los bebederos han progresado. Al principio fueron solo los de las aves, luego los del ganado, hasta llegar a los mencionados antes para humanos en parques, escuelas y edificios públicos. Comenzaron como fuentes naturales; luego pasaron a ser los surtidores eléctricos.

En República Dominicana un bebedero es una, “Máquina eléctrica que enfría y dispensa agua potable desde un botellón”. Del mismo modo es el “Lugar donde se reúnen los amigos para tomar bebidas alcohólicas”. La última es una acepción que no consta en el Diccionario de americanismos (2010). Sí consta en el Diccionario del español dominicano (2013:83).

© 2019, Roberto E. Guzmán

Caliesaje, distrital, intrusivo/a, sacar filo

Por Roberto E. Guzmán

CALIESAJE

“. . .cuando, con CALIESAJE, exclusivo y excluyente. . .”

Esta es una voz del habla de los dominicanos por todos los costados. Es así por su formación y su significación. Es dominicana, no obstante que el origen proviene de una voz extraña a la lengua española; ese origen es el que la tradición se ha empeñado en asegurar. Se examinarán todas las voces de esta familia porque como se entenderá más adelante, esta ha procreado una descendencia numerosa.

  1. Emilio Rodríguez Demorizi calificó de “palabra misteriosa” a la voz calié que se encuentra en el origen de caliesaje. Calié es “espía, delator”. La explicación tradicional para la voz calié es que esta proviene del criollo haitiano kaye cuyo acento va sobre la letra E /e/ que corresponde al francés cahier, que es cuaderno en español; porque -continúa la tradición- los espías haitianos andaban con un cuaderno anotando los nombres y direcciones de los desafectos al dominio haitiano sobre la parte este de la isla de La Española.

¿Cuánto de esto puede ser verdad? Se duda de esta explicación, pues en esa época las personas capaces de escribir eran muy pocas; sobre todo si se tiene en cuenta que la tasa de analfabetismo en la isla entre los años de 1822 a 1844 era altísima. Con esta explicación puede descartarse la explicación del origen de la voz calié.

De un modo o de otro a un espía delator o persona del espionaje político en la Era de Trujillo se le conocía con el nombre de calié, el plural es calieses. La gama de calieses iba desde el informador hasta el represor, torturador.

El caliesaje era el espionaje. Puede notarse que las terminaciones de las dos palabras -caliesaje espionaje- es la misma -aje. La voz refiere la actividad a la que se dedicaban los calieses. La formación de la palabra tomando como base la voz calié se ajusta a los cánones de la lengua española.

El caliesaje era el espionaje que existía en esa época que revestía las características de un régimen dictatorial. Estas voces pertenecen al español dominicano de modo exclusivo.

 

DISTRITAL

“. . .por su opinión contraria a la creación de otro ayuntamiento o junta DISTRITAL. . .”

Casi puede escribirse que la voz del título está a punto de entrar en el diccionario oficial de la lengua. La aseveración anterior viene del hecho de que no figura en la nómina oficial de palabras reconocidas, aunque sí se encuentra en el Diccionario de americanismos (2010) donde se asegura que es de uso en diecisiete países de América.

Si se considera la cantidad de personas hablantes de español que viven en esos países, así como la extensión territorial de estos, podría escribirse que la ausencia de esta voz del lexicón oficial es una injusticia.

No es un secreto el origen de la voz distrital, pues por su formación se vincula con toda facilidad con la palabra distrito. El sufijo -al es propio de los adjetivos que indican relación. En el diccionario mencionado aquí por su nombre se asienta que es una voz del ámbito culto; por tanto, hay más razón aún para que se la consagre en el sanctasanctórum de la lengua española.

El Diccionario del español actual (1999-I-1648) califica el uso de raro, pero asienta la voz, “De(l) distrito”. El Diccionario de uso del español (2007-I-1066) también recoge la voz. Es prudente que se recuerde la acepción oficial de la Real Academia para la palabra distrito, “Cada una de las demarcaciones en que se subdivide un territorio o una población para distribuir y ordenar el ejercicio de los derechos civiles y políticos, o de las funciones públicas, o de los servicios administrativos”.

Las herramientas modernas que existen en el mundo actual permitirán evaluar si el uso aún es raro, como se aseguraba en el año 1999, a pesar de que se conoce la voz en tantos países de Hispanoamérica.

 

INTRUSIVO/A

“,  , . una inconsistencia provocó una inspección más INTRUSIVA. . .”

“. . . utilizando sistemas de inspección no INTRUSIVOS. . .”

Este vocablo ha llegado al español de las riberas del inglés. En esa lengua es intrusive. En esa lengua posee varias acepciones. No todas han pasado al español. Una de ellas es, “caracterizado por intrusión. Otra es, introduciéndose donde no es bienvenido o invitado. Este intrusivo del inglés desempeña las funciones de nombre y de adverbio en esa lengua.

Según parece el Diccionario de la lengua española no ha tenido tiempo de ocuparse del vocablo en español. El Diccionario de uso del español (2007-I-1678) reconoce a intrusivo en su función de adjetivo, “Que implica intrusión”. La intrusión es una acción de introducirse indebidamente una persona en un lugar. Con relación a cosas es introducirlas en el seno de otras.

La redacción del Diccionario del español actual (1999-II-2687) se sirve de la noción de intrusión para caracterizar el adjetivo, “Que ha penetrado por intrusión”. En inglés, así como en español, este intrusivo tiene una acepción en geología.

En los ejemplos que se reprodujeron al principio de esta sección la voz se utiliza con respecto a métodos o sistemas que penetran, se entrometen o invaden en el campo de una actividad. El tiempo dirá si llegará el día en que el uso imponga esta nueva voz que no es completamente extraña a la lengua.

 

SACAR FILO

“Las mentes descabelladas que pretenden SACAR FILO político a la situación . . .”

Al principio se pensó que esta locución verbal era exclusiva del habla de los dominicanos. Pero no es así en realidad, pues como muchas otras palabras y locuciones, los dominicanos las comparten con los cubanos.

En el Diccionario fraseológico del español dominicano (2016:204), se define la locución como usada para, “Aprovechar una situación para sacarle provecho a algo”. La locución viene avalada en ese diccionario con un ejemplo tomado de un artículo de la prensa diaria de Santo Domingo.

La documentación de la misma locución, pero en Cuba, aparece en el Diccionario ejemplificado del español de Cuba (2016-I-521), donde consta en tanto, “Aprovechar al máximo una oportunidad que se presenta”.

A pesar de que la redacción en ambos diccionarios no es idéntica, la idea que subyace en ambas es la misma. El verbo que introduce las dos interpretaciones es el mismo, “aprovechar”. Una “situación” es lo que se aprovecha en República Dominicana; en Cuba es una “oportunidad”.

Por medio de la lectura de estas similitudes se comprueba una vez más la coincidencia que se encuentra con mucha frecuencia entre estas dos islas, sus habitantes, su habla y sus costumbres.

© 2019, Roberto E. Guzmán