Otros casos y otros usuarios alejados de las normas (2 de 2)

Por Rafael Tobías Rodríguez Molina

 

En la continuación de la temática ya  iniciada,  les seguimos ofreciendo una abundante variedad de usos no acordes con las normas de nuestro español, empleados por personas de diferentes niveles culturales y residentes en las más diversas latitudes.

-En un comentario aparecido en las redes, alguien haciendo referencia a una interpretación de la canción “Malagueña salerosa” de parte de la mexicana Estela Núñez, escribió: “Una magistral interpretación de Estela Núñez que decolla como siempre con su registro vocal singular…”  Lo primero que salta a la vista es que al verbo “descollar” se le eliminó la “s”. Lo segundo es que ese verbo “descollar” (sobresalir)  pertenece a un grupo de verbos de la lengua española que, cuando se conjugan en el presente del modo indicativo y del subjuntivo, y también del imperativo, convierten la  “o” en el  diptongo “ue” cuando  esa vocal recibiría la fuerza tónica al ser pronunciada. Es por esa razón que no se dice “ella descolla”, sino “ella descuella”; por lo que, cuando se conjuga ese verbo en presente del modo indicativo lo haremos como sigue:

Yo descuello, tú descuellas, él (ella, usted) descuella, nosotros descollamos, ellos (ellas, ustedes) descuellan.  Como se pude ver, en el caso de “nosotros descollamos” no existe la diptongación, ya que la fuerza tónica en la pronunciación no recae en esa vocal “o” del verbo en esa persona gramatical, sino en la “a” de la sílaba “lla”.

.-En otros ensayos ya les he expuesto lo extendida que está la práctica de la personalización del verbo “haber” en República Dominicana. Pero esa realidad se manifiesta no únicamente en nuestro país, sino también en España y en casi todos los países de América de habla castellana, como está registrado en el estudio titulado: “Pluralización del verbo haber impersonal en el español hablado culto”, llevado a cabo en las ciudades de Bogotá, Buenos Aires, Caracas, La Habana, La Paz, Lima, Madrid, México, San Juan de Puerto Rico, Santiago de Chile y Sevilla.

-Un comentarista deportivo santiaguero, en su sección “Lo que pasó hoy”, escribió: “…una parte de los beneficios que les deja su empresa en el año…lo dedica a palear…las necesidades del área deportiva…” El comentarista destaca así los aportes del propietario de una banca de apuestas al deporte, y no debió escribir “les”, sino “le”, ya que  en la noticia solo aparece como referente el dueño de la banca, por lo cual  en ese caso la concordancia tiene que darse en singular. Así lo demanda la norma en casos como ese. En cuanto al verbo “palear”, se puede decir que es bastante frecuente, en un sector de escasa cultura, el empleo de ese verbo en lugar de “paliar”,  que es el que pide ese contexto semántico.

-En la continuación del tema, leamos lo que contestó alguien ante una pregunta aparecida en una entrevista: “Para mí que las agencias de carros son las más importantes; son los que nos facilitan nuestro medio de transporte, siempre y cuando se pueda acceder a ellas como futuro comprador.” Ese entrevistado tiene dificultad con la concordancia aplicada a  los relativos, ya que aunque en la primera parte realizó muy bien la concordancia entre  “las agencias de carros” y el predicativo “importantes”, a seguidas quebrantó la norma, pues se desvió de la pista correcta y puso a concordar indebidamente el relativo “los que” con “carros” en vez de hacerlo con “las agencias de carros”. Por eso escribió “son los que” en lugar de “son las que”. Pero se encarriló al expresar “cuando se pueda acceder a ellas”, poniendo a concordar de nuevo a “ellas” con “las agencias de carros”, como lo demanda  la  norma en esos casos.

-Otro entrevistado respondió lo siguiente ante la pregunta que se le formuló: “Los supermercados son los más importantes ya que sin ellos se nos sería muy difícil conseguir los alimentos.”  A ese texto le falta una coma delante de “ya que” y le sobra el pronombre “se”.  Posiblemente eso último sucedió porque la persona entrevistada pensaba expresar “se nos haría muy difícil conseguir nuestros alimentos”, pero cometió el lapsus “sería” por “haría”.

-El siguiente caso registra un fenómeno lingüístico al que un servidor le ha dado el nombre de “traslaenqueísmo”, que se está introduciendo ampliamente entre los usuarios dominicanos. Veamos de qué se trata. Un habitante de un sector de Moca, después del paso del huracán María, indicó: “Ustedes pueden ver en las condiciones que estamos aquí, en esta comunidad.” Para mantener el orden de las palabras indicado por la sintaxis del castellano, ese señor debió decir: “Ustedes pueden ver las condiciones en que estamos aquí, en esta comunidad.” Debemos tener claro que esa es una construcción de relativo y  que, en esas construcciones, tienen que aparecer juntas las palabras que las constituyen y en  el sitio que les corresponde para mantener claro y preciso el mensaje que se quiere transmitir.

-Un estudiante  de término de la carrera de Derecho, en la tesis que él le presentó a un corrector de estilo, expresó: “Queda evidenciado la alta tasa de niños y niñas a los cuales se le coarta el derecho a la educación.” Lo primero que se observa es que debió escribir “evidenciada”, pues ese adjetivo concuerda con “tasa”, palabra sustantiva a la que modifica o califica. En segundo lugar, “les” es lo que  pide la concordancia y no “le” porque se hace referencia  a  “niños y niñas”, que son nombres plurales.

-También otro estudiante, en su tesis a ser corregida, escribió lo siguiente: “A  la institución que nos referimos, es el Senado romano.” En ese ejemplo aparece  el fenómeno al que yo le he dado el nombre de “traslaalaqueísmo”  pues traslada o separa del lugar que le corresponde en el orden sintáctico de esa oración, el relativo “a la que”.  La frase, en buen español, debe ser: “La institución a la que nos referimos…”

-En un canal de televisión de la ciudad de Santiago de los Caballeros, escuchamos a un profesional y político expresar: “Tú conoces con la intensidad que nosotros nos manejamos.” En este hablante apareció el fenómeno lingüístico al que le he llamado “traslaconqueísmo”, que consiste en la traslación o separación de la preposición “con”  del relativo  “que” (= la cual,  la que). Nuestra sintaxis pide que se siga el siguiente orden de las palabras y frases al tratarse de ese relativo: “Tú conoces la intensidad con que (=con la que, con la cual) nosotros nos manejamos.”

Por el momento me conformo con los casos que esta vez les he presentado, con los cuales espero haberlos orientado en cuanto al buen empleo del español. Debo decirles que mi deseo de siempre es que, en sus escritos y en su comunicación oral con los demás, la imagen que ustedes proyecten ante ellos sea cada vez más apreciada.

Tirarse, recatado/rescatado

Por Roberto E. Guzmán

TIRARSE

“Usted puede caminar por cualquiera de sus aceras y tendrá que TIRARSE a la calle. . . “

Algunos de los usos dominicanos de este verbo tienen explicaciones lógicas, al tiempo que otros escapan a explicaciones racionales. El hablante dominicano comparte con los hablantes de español americano algunas de las acepciones que mantiene este verbo del título, otras son “puras” del español dominicano.

No contento con la utilización del verbo, el hablante dominicano ha formado varias locuciones que merecen mención en esta sección; entre estas se mencionarán las que son exclusivas de esta variante de español.

Para arrojar, echar y otros, el hablante de español dominicano prefiere el verbo tirar; piénsese en los letreros que rezan, “No tire basura”. No son pocas las bromas que los dominicanos juegan con respecto del verbo tirar; por ejemplo, el hecho de que no “hace disparos”, sino que “tira tiros”, que es una característica del habla nacional dominicana compartida con otras hablas americanas.

En el español escrito no es raro que se exageren las expresiones, sobre todo los verbos, para llamar la atención del lector. Esto que acaba de anotarse es lo que se piensa que ocurre con el verbo del título en la cita que adorna esta sección.

Otros verbos más neutros en su colorido hubiesen podido describir la acción del transeúnte que desciende a la calle, o que abandona la acera, que baja de la calzada dominicana para ocupar el espacio reservado al tránsito de vehículos.

El espectro de acción del verbo tirar es ancho y propio del dominicano. Una autoridad puede tirar una ley o resolución, que en español internacional sería promulgar, divulgar. No hay que mostrar extrañeza si este tirar equivale a “dejar a alguien en un lugar determinado”; esto es, depositar o colocar rápidamente a una persona sin mucho cuidado en un sitio.

Hay más sorpresa cuando se comprueba que tirar puede expresar la acción de “acarrear”. Ejemplo de esto es, “tirar varios viajes de arena un conductor o un camión”. En funciones de verbo pronominal sirve para transmitir la idea de, “Ponerse una prenda de vestir rápida y descuidadamente”. Entra en contradicción esta acepción con el sustantivo “tire” que pondera la vestimenta elegante o lucida que lleva una persona, “¡Qué tire te has dado!”.

Con el significado de “someterse a algo que requiere tiempo”, en los casos de leer un libro completo, ver programas de televisión o escuchar la radio durante largo tiempo. El verbo en la cita puede interpretarse también con el sentido de “atreverse” que es otro valor, pues el bajar a la calle implica riesgo y la acción denota atrevimiento.

Tirarse, de nuevo, puede manifestar “mantener querella, o diferencias” con alguien. De este modo una persona dice que no quiere malquistarse con otra si usa el verbo en sentido de negación. “No me tiro con él porque no quiero perder mi trabajo”.

Algunas de las locuciones que se forman con la ayuda del verbo tirar son muy coloridas. Piénsese en “tirar paqueticos”, que se utiliza para, “Presumir ante los demás de una cosa que se estrena”. También se emplea para presumir de conocimientos o mostrarlos. “Tirarse a muerto” para abatirse o para, sustraerse, disimular y evitar participación en alguna actividad. “Tirar para arriba”, es, “despilfarrar, malgastar”, así como “despedir de modo violento o sin miramiento a una persona”; también cortar unilateralmente de modo abrupto una relación amorosa una persona sin tomar en consideración los sentimientos de la otra.

Con lo vaciado aquí no se agotan las acepciones del verbo ni se enumeran todas las locuciones. Las palabras que aparecen en negrillas las ha añadido el autor de estos comentarios para que se tomen en consideración. Las citas son sacadas del Diccionario del español dominicano y del Diccionario fraseológico del español dominicano.

 

RECATADO – RESCATADO

“La novela es excelente, para no ser RESCATADO en mi apreciación”.

Decían los viejos que “al mejor escribano se le va un borrón”. Los dos vocablos de esta sección son dispares en sus significados, aunque en la escritura haya semejanza. Puede decirse que el “error es de oído”; es decir, que no se hizo la distinción por medio del contexto y se procedió a escribir de acuerdo con el oído.

En el habla descuidada no se distingue entre los dos vocablos del título; esto así porque pronunciar esas letras eses /s/ trabadas entre una vocal y un sonido consonántico cuesta trabajo para una persona que no cuida de su elocución.

Para el adjetivo recatado, las doctas corporaciones de la lengua hace largo tiempo que lo definen en tanto “circunspecto, cauto”. Así fue desde el siglo XVIII hasta el siglo XX. Luego se le añadió la posibilidad de asimilarlo a honesto, modesto. Esta característica de la honestidad en el Diccionario de la lengua española se atribuyó a las mujeres. En la actualidad se reconoce como recatada la mujer que es pudorosa, modesta.

Recatar en la acepción que interesa para los fines de esta sección es comportarse con cautela y prudencia. La persona recatada es prudente, cauta, decorosa, reservada, actúa con modestia y es discreta en sus actuaciones.

El verbo rescatar, de donde deriva rescatado, se usó en principio para recobrar mediante el pago de un precio o por fuerza los cautivos o las plazas retenidos por el enemigo. De allí que se pagara un rescate, es decir, una suma de dinero o una cantidad en especies.

En tiempos más recientes el uso ha extendido el radio de acción del verbo para transmitir la idea de liberar a las personas de peligro, daño, trabajo, molestia, opresión. En la enumeración puede apreciarse como transita el verbo de daño y peligro a nociones que son más fáciles de sobrellevar, trabajo, molestia.

Además, el verbo rescatar puede adquirir características parecidas a las del verbo recuperar en los casos en que se trata de cosas que han pasado a manos ajenas.

Con esta extensión puede percibirse cómo el estilo de vida ha extendido el alcance del verbo. En la vida moderna evitar peligro, daño, trabajo, molestia y opresión ha logrado tal importancia que salvar a los seres humanos de estas penas se hace mediante el verbo rescatar. La persona a quien se le evita estos sufrimientos se considera que ha sido rescatada.

La influencia del verbo rescatar se extendió y el uso ha llegado a rescatar cosas perdidas, olvidadas o estropeadas, para volver a usarlas. Se ha tocado con este verbo hasta el tiempo, cuando se habla o escribe de recobrar el tiempo o la ocasión perdidos.

Luego de las explicaciones anteriores, resulta obvio que el adjetivo que cabía para imprimir sentido a la frase reproducida más arriba era recatado, aunque no resulta clara la intención. ¿Cauto?

Sieso, herramienta, decuyo – de cujus

Por Roberto E. Guzmán

 

SIESO

Los dominicanos no tienen que escandalizarse si se trae esta voz a estos comentarios. Esta acaba de ser incorporada en el Diccionario de la lengua española (DEL), con dos acepciones. Una de las acepciones se considera que es de uso, o por lo menos de conocimiento general, y otra, específica a España.

La razón principal para ocuparse de esta voz en estos escritos es porque en República Dominicana esta se conoce con un significado diferente a los que constan en los diccionarios académicos.

La primera acepción es, “Ano con la porción inferior del intestino grueso”. El uso que se hacía o hace de la voz en cuestión en el habla de los dominicanos no es exactamente esta, pero lo que con ella se denomina se encuentra situado muy cerca de la primera acepción de la Academia.

La segunda acepción, la conocida en España, es en función de adjetivo para aplicársela a persona que se considera “desagradable, antipática, desabrida”.

El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española, ASALE, asienta una definición del uso que se hace en Perú de la voz para calificar a una persona y tiene algún parecido con la española, “desvergonzada, descarada”. Esta desempeña funciones de nombre también. La otra acepción en ese país se refiere a las, “Nalgas exuberantes de una mujer”.

El sieso de los académicos ya había encontrado su espacio en el Gran diccionario usual de la lengua española de Larousse (2014:1610), pero solo para la primera acepción.  En el Diccionario del español actual (2005-II-4109) consta con las dos acepciones del DLE. El Diccionario de uso del español (2007-II- 2718) trae las dos acepciones, pero para la persona asienta que se usa como adjetivo y nombre.

El sieso sevillano quedó fuera de los repertorio académicos, así como el dominicano. El primero de estos dos vale para, “Individuo de mal talante, intransigente, aguafiestas”, Diccionario del habla sevillana (2007:177).

Este es el lugar para aventurar una explicación acerca del origen de la voz sieso. Cuando la voz probablemente entró en el uso hace más de sesenta y cinco años, los nombres cultos de las partes pudendas eran poco conocidos y el vulgo las llamaba de cualquier manera; en este caso nació de decir, “si, eso”. Eso se refería a la parte que se señalaba y, de ahí, salió sieso.

El sieso dominicano que oyó quien esto escribe era sinónimo de “pipo”. El último se encuentra asentado en el Diccionario de americanismos de la ASALE definido mediante recurso a un sinónimo, vulva.

Lo que separa el sieso dominicano del español es el “nié”, que se estudió antes en uno de estos comentarios y, que puede definirse brevemente como la parte que está en las proximidades, que ni es ano ni es vulva. Como se explicó en esa ocasión, nació de la doble negación “ni es, ni es”

 

HERRAMIENTA

“. . .y venta de bicicletas para incentivar a la empleomanía a utilizar esta HERRAMIENTA”.

Quien lee la frase puede llevarse una sorpresa. No puede negarse que últimamente las publicaciones periódicas serias han integrado entre su personal a personas encargadas de asegurarse de que no se publiquen “perlas” en sus páginas. Esta es una práctica sana que es difícil de llevar a cabo en publicaciones diarias.

Hace muchos años estos correctores (de estilo) eran personas muy versadas en el manejo de la lengua común que tenían un aguzado sentido de la corrección. Tenían autoridad para cambiar cualquier redacción que se saliera de los cánones de lo aceptado por las buenas prácticas de español.

En los últimos tiempos se ha observado una tendencia a utilizar de modo desmesurado la palabra herramienta en lugar de instrumento. En la frase copiada más arriba se observa un uso abusivo de la palabra herramienta, pues en la frase la palabra no se ajusta a la definición. Más abajo se desarrollarán los argumentos que descalifican el empleo de la palabra de esta manera.

Hay utensilios, aparatos y objetos que pueden cambiar de denominación de acuerdo con el uso que de ellos se haga. El ejemplo más viejo es el del cuchillo. En manos del carnicero es una herramienta de su labor. En manos de una ama de casa es un utensilio de cocina. Y en manos de un delincuente es un arma.

Resulta de difícil digestión considerar que una bicicleta pueda considerarse una herramienta; sobre todo si se tiene en cuenta que las definiciones destacan que es un vehículo de dos ruedas y en los últimos tiempos, un aparato gimnástico.

Las herramientas las caracterizan los diccionarios por el material con que son fabricados o por quienes se sirven de ellas para ejercer su profesión o tipo de trabajo. De sus acepciones en tanto objeto ha pasado a ser usada la palabra en sentido metafórico.

En las conversaciones se ha oído a personas usar la palabra herramienta de manera abusiva para referirse hasta a partes del cuerpo que sirven para desempeñar su trabajo. Esto de algún modo se relaciona con lo que se apuntó más arriba con respecto a la definición de herramienta por medio de su destino en tanto instrumento para ejercer una profesión o un medio de subsistencia.

No se considera apropiado que una bicicleta pueda comprenderse entre la categoría de objetos o cosas que son herramientas, a pesar de que en el registro coloquial algunas partes del cuerpo humano o de animales sean consideradas como herramientas.

 

DECUYO – DE CUJUS

“. . .si es pariente directo del DECUYO. . .”

Todo parece indicar en la frase copiada a guisa de ejemplo que se trata de un error de teclado. Esto es, que se ha llevado al español general algo que se había oído, interpretándolo como español, cuando en realidad se trata de latín.

El fenómeno que trató de describirse en el párrafo anterior pertenece más bien a una operación automática que el cerebro y la memoria desarrollan al llevar lo desconocido al campo de lo conocido. Es decir, llevar al español conocido unos sonidos desconocidos que se oyen en un conjunto de sonidos de lengua española.

La locución de cujus del latín se utiliza de modo exclusivo en el léxico jurídico. En algunos sistemas de derecho moderno se ha heredado del latín la locución por medio del derecho francés.

En Derecho sucesorio (sucesoral, en República Dominicana), vale para expresar “causante”, que equivale a aquel de quien proviene el bien o el derecho que se alega.

En latín, puede decirse, es igual que decir en español “de quien”. Sirve para designar la persona por, mediante, de quien, o por quien, alguien reclama o tiene.

Por fortuna no anda tan lejos quien incurrió en el error, pues cuyo, que denota posesión, es equivalente a “de quien” y procede del latín cujus (cuyus) genitivo de quis.

Decuyo, así todo junto, no lo conoce el autor de estos comentarios. Cuyo por sí solo es una palabra que desempeña varias funciones en la lengua española. En tanto relativo, cuyo cada vez se emplea menos en el español hablado y escrito.

Mangue, devolverse, galimatías – *galimatia, orondo – *horondo

Por Roberto E. Guzmán

 

MANGUE

“. . .al tocar los temas de prácticas de parejas simultáneas, enamoramiento, chapeo y MANGUE. . .”

Los jóvenes son quienes mayor cantidad de voces nuevas añaden al léxico de los países en Hispanoamérica. Con la misma velocidad con que aparecen estas nuevas voces, a esa velocidad caen en el olvido, o al menos, reducen drásticamente su uso.

Muchas de las voces de las que se habla en el párrafo anterior pertenecen a una actividad a, a una moda o nueva costumbre. Por la misma realidad y tipo de vida que lleva la juventud, esta se incorpora a los cambios con mayor facilidad o, produce estos cambios por la actitud que asumen ante la vida.

Carmen Silva-Corvalán presenta este fenómeno de manera muy clara, “El grupo de edad que más propende a diferenciarse lingüísticamente es el de los adolescentes, quienes se identifican con su grupo esencialmente por medio del uso de vocabulario y expresiones propias de ellos y de su tiempo. . .” Sociolingüística y pragmática (2001:102).

La introducción que precede es para justificar que se estudie aquí la voz mangue y de paso el verbo manguear. Todavía es muy pronto para poder predecir que esta será solo una denominación de algo pasajero o si la relación a que se refiere la nueva voz tendrá proyecciones en el futuro.

Hay que dedicarle unas reflexiones a la voz porque ha pasado del habla de algunas personas a las consideraciones de estudiosos de la conducta social; esto es, se ha proyectado al español dominicano escrito; en consecuencia, está documentado. Por lo tanto, no puede pasarse por alto.

Este mangue consiste es una relación ocasional sin compromiso que conlleva reciprocidad de favores y servicios. Esa es la caracterización que puede extractarse de lo leído acerca de esta práctica.

Ha de tenerse en cuenta que el significado del verbo manguear del español dominicano guarda poca relación con el de otros países de Hispanoamérica, en los cuales se entiende por esta acción en sentido figurado, “Atraer [a alguien] con halagos y mañas”. Puede observarse que el verbo dominicano reposa sobre el resultado de la actividad reconocida en otros países; esto es, relación amorosa ocasional que reposa sobre favores y servicios recíprocos.

 

DEVOLVERSE

“Se DEVOLVIÓ a la cafetería donde. . .”

Es posible que para muchos hablantes de español dominicano cuando acuden al Diccionario de la lengua española les cause sorpresa encontrar que el verbo que figura en ese lexicón es devolver, así, sin mención de ninguna clase. Otra circunstancia que les producirá extrañeza es que entre las acepciones no hay una que satisfaga el uso que del verbo hacen los dominicanos. Al final aparece la mención “R. Dom.” Para una acepción que reza así: “Volverse, dar la vuelta”.

Cuando se consulta en el mismo diccionario el verbo volverse, este lleva a volver que en la acepción que más se acerca al devolverse dominicano expresa, “Ir al lugar de donde se partió”. No hay mejor fortuna si se trata de hallar respuesta en el Diccionario de americanismos de las Academias, pues allí figura, “Volverse al lugar de donde se ha salido”.

Ahora bien, en esta fase de la sección ha de entrarse en los aspectos que han motivado el estudio de este verbo. En el habla de los dominicanos el verbo devolverse no implica regresar al lugar de donde se partió. En esta habla con mucha frecuencia se usa el verbo devolverse para expresar que la persona que salió de un lugar desistió de llegar al sitio hacia el cual se dirigía; es decir, interrumpió su marcha o viaje.

Lo que se asevera en el párrafo anterior a este con respecto del verbo devolverse no es todo, pues quien renuncia a llegar hasta su destino NO vuelve al sitio desde donde arrancó. La intención principal que lleva el verbo en el habla de los dominicanos es expresar que se renuncia a alcanzar el lugar de destino, sin que ello conlleve retornar al punto de partida.

Hasta el momento en que se redactan estas notas no se ha encontrado rastro de estas explicaciones, acepciones o definiciones que se han detallado más arriba. Por este medio se hace constar el uso en el habla para que los especialistas las tomen en cuenta.

 

GALIMATÍAS – *GALIMATIA

“. . .fue un escambroso ejemplo de GALIMATÍA jurídica. . .”

Con respecto al término galimatías hay dos asuntos que deben retenerse que no son para olvidar. El primero es que es de género masculino; por lo tanto, en la frase de la cita debió el redactor escribir “jurídico”, es masculino.

El segundo asunto salta a la vista, pues siempre lleva la letra ese /s/ al final, sin que ello signifique que sea plural. El amigo chusco decía que si bien es cierto que como escribe la Real Academia la palabra entra en español desde el francés, nada tiene que ver con el galo Matías.

Algunos etimólogos soslayan el asunto del origen del término asegurando que es de origen remoto incierto. El origen mediato es del francés, como ya se mencionó. El francés lo recibió del griego. Al pobre evangelista Mateo “le echan la cuaba”, pues al principio de su evangelio describe una genealogía en lenguaje embrollado, de donde en esa lengua escriben katà Mattaîon.

Ah, no hay que olvidar que galimatías significa lenguaje oscuro, sea por la impropiedad de la frase o por la confusión de las ideas. En el registro coloquial se acepta el término del título para llamar algo que tiene característica de “confusión, desorden, lío”.

 

ORONDO – *HORONDO

“. . .en cambio la zona de la emoción se levanta orgullosa y *HORONDA”.

La letra hache /h/ solo suena cuando falta o la escriben de más. Esto es, adquiere importancia en los casos en que se hace mala administración de su representación. Se escribe representación porque no tiene sonido alguno. En la cita llama la atención porque debe estar ausente de la escritura de la palabra (h)orondo, a.

En esta sección se mencionarán algunos datos con respecto de esta letra. Algunas de las informaciones que se suministrarán están relacionados con la historia de la letra hache.

La Real Academia reconoce que la letra hache es un “signo ortográfico ocioso, mantenido por una tradición respetable”. Hay que subrayar que la corporación de la lengua española recurre al adjetivo “respetable” para imprimir fuerza y carácter a lo que sostiene. La lengua española recibió la hache del latín porque se encontraba ya en la ortografía de esa lengua.

No hay que rasgarse las vestiduras ni mostrar asombro cuando se lee que algunos académicos y estudiosos de la lengua española han propugnado por la eliminación de la letra sin sonido. El signo ortográfico aquí estudiado ha dado lugar a aspiraciones de la h, para así hacer sentir su presencia. En algunos casos, por ejemplo, jipato, en dominicano, que viene de hipado, hinchado.

La palabra orondo es de cepa muy antigua en el español general. Consta en el Diccionario de autoridades en el tomo quinto, en la impresión de 1737. Dice allí que es adjetivo para, “Campanudo, pomposo, presumido, amigo de ser visto y parecer bien”. (Adaptación al español moderno de RG). Estas características las resumió el Diccionario de la lengua española a “Lleno de presunción y muy contento de sí mismo”.

Todavía en el año 1914, el Diccionario de la Real Academia Española traía la voz horondo, a y remite a orondo para su definición. Así aparece en la página 554 de esa edición. Quizás esta hache fue la que motivó que usaran jorondo en Tabasco, México, Diccionario de mejicanismos (1895:323). Aún en tiempos modernos en Honduras se expresan de ese modo.

Carnavalero, salonar, chaquetero/a, ostentar – sustentar

Por Roberto E. Guzmán

CARNAVALERO

“. . .investigador, antropólogo, CARNAVALERO. . .”

Los carnavales son tradiciones profundamente arraigadas en la cultura dominicana. No es raro, por tanto, que las actividades, los participantes y las manifestaciones de estas fiestas populares reciban nombre o se hagan destacar con el uso de adjetivos.

En los diccionarios que se consultan de modo habitual no se ha encontrado la voz del título. En la época por la que se atraviesa en la actualidad no resulta extraño que algunas voces nuevas reclamen reconocimiento amparadas en una necesidad que surge o se afirma.

En nuestra América, y especialmente en las Antillas, existe inclinación a formar nuevas palabras con el auxilio de la terminación -ero. Esta terminación es de larga data en español, procede de una conocida ya en latín -arius. “Se añade a sustantivos para formar derivados nominales, sustantivos y adjetivos que generalmente se sustantivan”. Innovaciones sufijales en el español centroamericano (1987:13). En esa obra se expresa que los adjetivos denotan afición del agente.

En el caso específico de la cita, porque la voz carnavalero está precedida de una coma /, /, se piensa que no se integra con la palabra que la precede inmediatamente; por tanto, funciona la voz en cuestión en tanto “aficionado a, promotor de, asistente de, organizador de” carnavales.

Basta con pensar en voces corrientes en el habla de los dominicanos, por ejemplo, “quinielero, billetero, bueyero, cañero” y muchas otras para entender la producción.

En un país con una época de carnavales catalogada en la categoría de atracción general, con variedad en sus manifestaciones y celebrada en todo el territorio dominicano, es natural que se haga sentir la necesidad de llamar o de reconocer las cualidades de las personas o denominarlas, cuando estas muestran interés, inclinación, o afición por los carnavales.

A manera de conclusión se piensa que la voz del título, carnavalero, por su formación y por la intención de significado que representa merece que se le haga un espacio en el español; por lo menos en el español dominicano.

 

SALONAR

Hay que mantener los oídos bien pendientes para detectar las nuevas voces que entran en el español dominicano. Muchas de estas voces son de vida efímera; otras tienen mejor fortuna y logran permanecer en el reservorio de los hablantes.

La voz del título tiene ya otras de la misma familia que han logrado integrarse al español de los dominicanos por medio de su permanencia y uso constante. Entre esas palabras puede contarse el verbo salonear, el sustantivo salonazo, así como los nombres salonero, a.

El verbo salonear es ir o estar en el salón de belleza, peluquería para damas. Es un verbo que las mujeres dominicanas saben conjugar con asiduidad en todo el territorio dominicano. Hay que tomar este comentario de modo positivo, pues con eso se resalta el cuidado que las dominicanas ponen en su apariencia.

Lo que ha llamado la atención con respecto al verbo salonar, es que a pesar de que se ha formado sobre la palabra salón, no se refiere al de belleza, sino al salón de baile. Es algo sabido que en República Dominicana se consideró el “salón de baile” aquel que frecuentaba la sociedad, por oposición a los sitios de bailar de baja categoría. De allí que se hablara de un “baile de salón”.

En publicaciones especializadas se ha escrito acerca de la diferencia que existe entre el merengue de salón y el otro que puede ser el original a ritmo de güira, acordeón y tambora. Salonar es entonces hacer de un ritmo, por ejemplo, merengue, una pieza musical tocada por una orquesta o conjunto musical más numeroso que el trío, en el que participan instrumentos “de viento”. Con el verbo salonar se expresaba la acción de convertir un simple merengue en un ritmo apropiado para bailar en un salón de baile de las personas de primera clase.

 

CHAQUETERO/A

“En el lugar ocuparon. . .una radio de comunicación, una CHAQUETERA y varios celulares. . .”

El vocablo chaquetero/a es interesante desde varios puntos de vista. Posee varias significaciones que varían de acuerdo con el país y las circunstancias. Algunas significaciones, como se verá, pueden ser ofensivas, al tiempo que otras son de práctica constante.

El chaquetero más conocido es el que cambia de partido. En esa dirección se orienta el otro chaquetero que es el adulador. Sin ir más lejos de allí se sitúa el tercer chaquetero que es el servil.

El chaquetero de dudosa reputación es el que se masturba, que es una acepción reconocida en por lo menos cuatro países de América Central.

Por medio del contexto puede presumirse que la chaquetera a que se refiere la frase transcrita es una formación americana de un objeto o accesorio que sirve para guardar o preservar chaquetas. La chaqueta que se encuentra en el origen de esta chaquetera es la conocida en el español internacional que corresponde al “saco” de muchos países americanos y que en algunos países recibe el nombre de “americana”.

Algunas personas puede que hayan visto unas fundas grandes con una cremallera (zíper) incorporado, con suficiente espacio en su interior para guardar o transportar varios “sacos” o trajes de vestir; esta funda tiene un orificio en su parte superior que permite que pase a través de este el gancho que sirve para colgarla con la mencionada vestimenta dentro.

En resumen, la chaquetera se piensa que es un accesorio que sirve para guardar o transportar chaquetas sin que estas se arruguen, ensucien o estropeen.

 

OSTENTAR – SUSTENTAR

“. . .es la primera dominicana en SUSTENTAR este puesto. . .”

Estos dos verbos del título son muy diferentes uno de otro. La primera idea que transmite el verbo utilizado en la frase -sustentar- es que la dominicana sostiene o aguanta el puesto. Este sostener vale para expresar sujetar o mantener una cosa firme.

Al revisar los genes del verbo sustentar su formación hace pensar en lo que se escribió más arriba, en sostener arriba, sus y tenere, que lleva la idea de estar debajo de una cosa para evitar que esta caiga.

Se piensa que el verbo que comunica la idea cierta es el verbo ostentar y por eso figura en el título. El verbo ostentar posee varias acepciones. Entre ellas “mostrar, exhibir”. En el caso de la cita ostentar funciona como sinónimo de detentar, en el sentido de poseer una cosa que otorga un determinado derecho, valor o poder.

Basta con recordar el vocablo ostensible que pertenece a la misma familia de ostentar, es decir, derivado de ostentare que significa que puede mostrarse, exhibirse, notarse.

No se piensa que sea tan difícil discriminar el uso de estos dos verbos; sobre todo diferenciarlos y emplearlos de manera adecuada a los casos, situaciones y circunstancias.

Otros casos y otros usuarios alejados de las normas (1 de 2)

Por Tobías Rodríguez Molina

 

Cada día descubro, en hablantes y escribientes, usos que se apartan de las pautas consideradas rectoras de la marcha de nuestro castellano. Es posible que algún caso que les presente en esta ocasión aparezca en algún otro ensayo, pero es muy probable que salió de la boca o de un texto de un usuario diferente, como insinúa el título de este ensayo. Y sin más preámbulos, entremos en materia.

-En el canal AN7, de la capital dominicana, escuché cuando la voz del locutor, haciendo el anuncio de una actividad, dijo: “Si sigue la situación actual, es muy probable que hayan problemas…”Ese ejemplo deja evidenciado que ese locutor no se guía por la norma que manda no pluralizar el verbo “haber” cuando se emplea como impersonal al no tener un sujeto que lo sustente, sino un objeto directo que complementa el verbo, como sucede en ese caso.

-La ultracorrección es un fenómeno bastante presente en hablantes que aspiran, esto es, que producen un sonido semejante a la jota (mijmo en vez de mismo), al pronunciar la “s” final de sílaba o de palabra, como sería la pronunciación “lo jamigos de mi hijo” en lugar de “los amigos de mi hijo.” El ejemplo de ultracorrección que escuché fue este: “Ayer fue ja mi casa un pariente que yo no conocía.” Si el ejemplo fuera como el siguiente, en el cual hay un verbo con una “s” al final del mismo, se justificaría la aspiración de esa “s” si alguien dijera: “Mañana tú va ja ir con tu hermano a La Vega.”

-Hace poco tiempo escuché a un alto ejecutivo del Gobierno de Cuba decir: “…esas decisiones están afeitando las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.” Pero esa vocalización de la c=k (aititud, por actitud; afeitando, por afectando, etc.) está presente en el habla de muchos dominicanos.

-Resulta bastante extraño que un locutor del canal 9, de Santo Domingo, dijera lo siguiente: “No se vaye que pronto regresamos.” Si escucháramos a un campesino no escolarizado o a una persona del nivel sociocultural inferior decir algo parecido, seguro que lo veríamos como algo normal, pero no en un comunicador o en otro profesional. También es extraño que un proclamador de la palabra convierta en esdrújula el verbo “seamos” al pronunciarla “séamos”.

-Pero ¿qué les parecen las expresiones siguientes empleadas por un veterano comunicador y productor de un programa de televisión en un canal de nuestra capital dominicana? Las mismas fueron expresadas en un lapso de tiempo de unos 14 minutos en un mismo programa. Veamos las expresiones:

-“No pueden haber varios tribunales…”

-“Uno de los sectores que más le ha impactado…”

-“Le deseamos a todos un sueño reparador. Buenas noches a todos.

Pasemos a analizar esos tres ejemplos:

En el primer ejemplo, el comunicador no guardó la norma referente al verbo “haber” unido a un auxiliar para formar una frase verbal impersonal que, por eso mismo, no tiene sujeto, razón por la cual debió decir “No puede haber…” A la segunda frase le eliminó, entre “sectores” y “que”, las palabras “a los”, las cuales sirven para referirse a aquellos que fueron impactados. En el tercer ejemplo, aparte de la redundancia, aparece el mal uso de la variante del pronombre de tercera persona gramatical, cuyo referente “ustedes” pide que ese “le” sea “les”, como lo exige la regla de la concordancia referente a la variante pronominal de tercera persona.Un mal uso muy frecuente entre los dominicanos tiene que ver con los relativos “quien”, “quienes”, “el cual”, “los cuales”, “las cuales”, etc. No es raro escuchar expresiones parecidas a las siguientes:

  1. “Disfrutamos mucho esa actividad, el cual fue coordinada por el estudiante del tercer año del bachillerato, Manuel González.”
  2. “Una amiga de mi madre me regaló un libro, la cual se publicó hace un año.”

-Por eso casi nadie se sorprende cuando un dirigente político con un cargo de cierta relevancia expresa: “…los demás dirigentes con quien tenemos algunas divergencias…”

-El empleo de un “que” equivalente al adverbio de lugar “en donde” o al relativo “en el cual”, se le escuchó emplearlo a una locuaz y atractiva comunicadora del canal AN7 en el programa de noticias y comentarios de 6 a 9 de la mañana, cuando dijo: “No estamos en un país que prime la democracia…”, en vez de haber dicho: “No estamos en un país en donde (o en el que, o en el cual) prime la democracia…” Caigamos en la cuenta de que la comunicadora está haciendo referencia a una ubicación de lugar, por lo que después de “país” debe aparecer la preposición “en” seguida por las palabras que completan la frase de relativo.

-La partición de palabras en pedazos menores se da con cierta frecuencia en el caso de algunas palabras como “mediodía”, “sinnúmero”, “sobretodo”, “dondequiera” y otras muchas palabras compuestas. La confusión proviene de que existen palabras simples que tienen los constituyentes de esas compuestas, como “sin número en la expresión “Su uniforme está sin número”, lo mismo que “medio día” y “sobre todo” en “Trabajó medio día e hizo una gran cantidad de trabajo, pero sobre todo lo hizo muy bien.” Veamos lo que salió publicado en el periódico digital de un partido político de nuestro país: “La dirección ejecutiva…tomará las decisiones con dignas para el éxito de la convención.” Un partido político y cualquier institución o empresa deben tener cuidado con los textos o documentos que dirigen a la opinión pública. Deben tener un especialista en el manejo de la lengua para que no se filtre nada que desdiga de ellas y así se mantenga su prestigio en todo momento. (Continuará)

Desaciertos variados presentes en tesis y libro en etapa de corrección

Por Tobías Rodríguez Molina

Con cierta frecuencia corrijo tesis de estudiantes de diferentes carreras y de diferentes centros de educación superior. Asimismo corrijo libros de profesionales de profesiones diferentes y algunos de ellos con varios libros ya publicados. Uno esperaría una diferencia muy marcada entre los desaciertos de un estudiante de término y los de  profesionales ya veteranos y con una gran experiencia en la escritura de libros. Pasemos a ver, en concreto, los desaciertos en ambos redactores.

Nos detendremos  primero en los desaciertos presentes en la tesis.

  1. “Queda evidenciado la alta tasa de niños y niñas a los cuales se le coarta su derecho a la educación.” (Tesis de estudiante de Derecho). Un primer desacierto aparece en “evidenciado”, adjetivo que debe tener terminación femenina (“evidenciada”) por su concordancia con “la tasa”, que es un sustantivo femenino. Eso es  algo elemental para un estudiante nativo y criado en nuestro país y que ya finalizó la educación superior.  Otro desacierto lo constituye el “le”, variante pronominal que hace referencia a “niños y niñas”, por lo cual se hace necesaria la pluralidad de esa variante, la cual debe escribirse “les”. La falta de un buen dominio de ese caso está  ampliamente extendido entre los hablantes y escribientes de nuestro país.
  2. “A la institución que nos referimos es al Senado romano.” (Ídem). En este fragmento está presente el llamado “traslaalaqueísmo”, pues separa el relativo “a la que”, el cual debe aparecer en ese orden después del sustantivo “institución” y no intercalándolo entre “la” y “que. Este uso tiene amplia presencia entre los dominicanos aunque sean personas de un elevado nivel cultural.
  3. “La culminación del desarrollo del principio de la separación de poderes, vino hacer terminada en el año 1748…” (Idem). Entre el sujeto, que termina en “poderes”,  y el predicado, iniciado por “vino”,  el estudiante de Derecho escribió una coma sin que la exija ninguna regla referente al uso de la coma. Además, se confundió y  cometió el desacierto de escribir “hacer” en lugar de “a ser”.
  4. “…es difícil describir los métodos que tienen cada legislatura nacional para controlar a su poder ejecutivo.” (Idem). Parece que el sustentador de la tesis creyó que ese  verbo se refiere o concuerda con  “métodos” por su cercanía con ese sustantivo, ignorando que debe ser escrito en singular y ser “tiene”, ya que su sujeto es “cada legislatura nacional”, que  es un singular. Otra posibilidad latente es que ese universitario finalista piense que “cada legislatura” significa o es lo mismo que  muchas legislaturas y que por eso debe llevar su verbo en plural.
  5. “…aprueba el poder legislativo las nominaciones de los ministros o secretarios de estados.” (Ídem).  Ese complemento “de estado” no se pluraliza en ese contexto. Los que sí se pluralizan, como lo hizo con toda corrección el estudiante en este caso, son los nombres a los cuales se refiere ese complemento “de estado”. Pero sea que se pluralicen  o no esos nombres,  el complemento “de estado” no se pluralizará. Por eso se podrá escribir “ministro de estado” o “ministros de estado”.

Veamos a seguidas  algunos de los  desaciertos encontrados en el libro por el corrector de estilo, antes de la publicación del mismo, que fue el segundo libro que publica su autor, un abogado ya veterano y muy preocupado por el buen manejo del español.

  1. “…entonces la acción existiría aún después de haber sido dada una sentencia.” (Libro del abogado antes de su publicación). El desacierto que aparece en este ejemplo, que es muy frecuente en los usuarios del español en nuestro país,  lo constituye el “AUN” con tilde sin llevarla, pues no puede llevarla, ya que no equivale  a todavía, sino a incluso, y por lo mismo, no se tildará.
  2. “…se puede decir que por ante la jurisdicción civil se  ejerce varios tipos de acciones…” (Idem). El autor del libro pone a concordar el verbo “se ejerce” con “la jurisdicción civil, que es un singular y no con “varios tipos de acciones, que sí es el sujeto plural del verbo, y que por eso debe ser “se ejercen”.
  3. “La excepción de nulidad fue planteada por escrito fuera del tribunal y en un momento que ya había pasado la audiencia…” (Idem).  En este fragmento del libro nos encontramos  con el llamado “desenqueísmo” porque se eliminó “en”  al relativo “en que”. La parte constituida por el antecedente y  el  relativo debe escribirse “en un momento en que” ya había pasado la audiencia.
  4. “El tribunal civil ordinario de primera instancia tiene competencia para conocer asuntos de carácter civiles.” (Idem). El desacierto de poner a concordar un adjetivo perteneciente al complemento del  núcleo (un sustantivo) con este y no con el núcleo del complemento es muy frecuente en los hablantes y escribientes dominicanos, como aparece en este caso. Se debe escribir “asuntos de carácter civil”. Si se va a concordar a “civil” con “asuntos” tenemos que eliminar, en el presente contexto, el sustantivo “carácter” expresando solo “asuntos civiles”.

Como pudieron ustedes darse cuenta,  una de las  dificultades mayores de esos dos autores de textos tiene que ver con la concordancia en varias de sus facetas, lo cual indica que no importa que uno  sea un  estudiante de término y el otro un profesional, como lo es el autor del libro, con estudios de especialidad y siendo autor de libros, ambos tienen dificultad para emplear adecuadamente las normas de la concordancia. En mis artículos que ya han aparecido en la Academia Dominicana de la Lengua  y en La Información, se han citado decenas de usuarios de un nivel sociocultural medio y principalmente alto y en todos ellos aparece la dificultad del manejo de  la concordancia. Por lo tanto, la tarea de mejorar nuestro manejo del español nos toca a todos, porque “el que esté libre de desaciertos que presente un artículo sin errores de concordancia”, pero elaborado sin ayuda de un vecino.

Desaciertos en una redacción deportiva en Diario Libre

Por Tobías Rodríguez Molina

Diariamente recibo el matutino Diario Libre, del cual leo algunas de las noticias, comentarios y artículos de opinión. Un día, al pasar a la sección de Deportes, me llamó poderosamente la atención lo que escribió un redactor de ese periódico con el título “Las lesiones y bajo rendimiento ponen a dieta producción jonronera dominicana.” A continuación ofreceré mi apreciación principalmente  en el aspecto normativo, pero  también algunos aspectos  estilísticos  de esa redacción.

En ese trabajo periodístico  encontré una considerable abundancia de casos alejados de las normas que rigen el buen uso del español, que iré citando y analizando en el orden de aparición  de los mismos. Analizaré solamente algunos fragmentos de dicha redacción. Veamos.

Caso 1. “Hubo 16 duartianos que superaron los 20 cuadrangulares, de ellos seis despacharon más de 30.” En ese fragmento aparece una coma después de “cuadrangulares” que está mal empleada, ya que el signo de puntuación que debe aparecer ahí es, preferiblemente,  el punto y coma, aunque también existe la opción del empleo del punto.  El redactor pudo haber escrito “Hubo 16 duartianos que superaron los 20 cuadrangulares,  de los cuales seis despacharon más de 30.” De ese modo estaría bien empleada la coma. Además, después de ellos, estilísticamente y para una mejor comprensión, sería mejor escribir: “de ellos, seis despacharon 30 cuadrangulares” con esa coma después de “ellos”.

Caso 2. “…esta vez cuando resta menos de tres semanas de competencia solo 11 han traspasado la barrera de los  20 y 3 la de 30.” En este caso se puede echar de menos la ausencia de dos comas para indicar un inciso (o expresión incidental o precisadora) entre “esta vez” y “competencia”, para que ese fragmento aparezca así: “…esta vez, cuando resta menos de tres semanas de competencia, solo 11 han…” También, al final del fragmento, convendría poner una coma entre  “3” y “la”, con lo cual se lograría una más rápida comprensión y una mejor lectura, escribiendo “y 3, la de 30.”

Otro desacierto presente en ese caso 2,  tiene que ver con la concordancia entre el verbo “resta” y su sujeto plural “menos de tres semanas de competencia…”, por lo cual debe  redactarse como sigue: “…esta vez, cuando solo restan menos de tres semanas de competencia, solo 11 han traspasado la barrera de los 20 y 3, la de 30.”

Caso 3. “Esta campaña José Ramírez debutó en el club de los 30 y encabeza la producción entre los nacidos en tierra de Luperón con 37.”  Sobre este fragmento se puede decir que la frase adverbial  con sentido temporal “Esta campaña” estaría más cercana a la buena sintaxis si la cambiamos por “”En esta campaña” o mejor aún  “En esta campaña del 2018”. Además,  esta porción del comentario quedaría mucho mejor si se pusiera  una coma después de producción y después de Luperón, para que quede así: “…y encabeza la producción, entre los nacidos en tierra de Luperón, con 37.”

Caso 4. “Junto a él se encuentra en el club Nelson Cruz (34) y su sexta campaña que lo logra y Many Machado (33) en su quinta.” Como esta oración gramatical tiene dos nombres, Nelson Cruz y Many Machado, que son sujetos de la oración, el verbo “se encuentra” tiene que escribirse “se encuentran” en plural. Y para evitar que alguien  pudiera confundirse y creer que existe una entidad llamada “club Nelson Cruz”, es útil poner una coma después de “club”. Y mejor aún quedaría darle sentido de incidental a “en el club”, que tiene ese sentido, y escribirlo entre dos comas como sigue: “Junto a él se encuentran, en el club, Nelson Cruz (34)”. También, así como el redactor escribió, con toda propiedad, Many Machado (33) “en su quinta”, tuvo que escribir Nelson Cruz (34) “en su sexta” y no “y su sexta”. Por otra parte, según mi criterio normativo-estilístico, faltan dos comas, una después de “Nelson Cruz” y la otra después de “que lo logra”, para que diga “Nelson Cruz (34), en su sexta campaña que lo logra,”.

Caso 5. “En el caso de Polanco, este estaría fuera por el resto de la temporada al lastimarse el viernes su pierna y hombro izquierdo.” El desacierto presente en este fragmento se encuentra dentro del campo de la concordancia existente entre el  adjetivo “izquierdo”, el cual hace referencia, modificándolos, a los sustantivos “pierna y hombro”, y por eso debió escribir “su pierna y hombro izquierdos” con este modificador así, en plural.

Caso 6.  “Robinson Canó (7) se desmontó de la carrera cuando fue suspendido por 80 partidos, Miguel Sanó (13) proyectaba estrenarse en el club, pero sus problemas físicos les quitaron el ritmo y tuvo que ser enviado a las ligas menores.” Aquí se encuentran dos casos que se alejan de las normas del español. Uno es el caso  que tiene que ver con la concordancia,  y es referente a la variante pronominal “les”, que ha sido redactada en plural debiendo escribirse “le”, en singular, pues hace referencia a “Miguel Sanó” (una sola persona receptora del perjuicio)  y no a “problemas físicos”,  como aparentemente creyó el redactor o el corrector de estilo. La variante de objeto indirecto concuerda  con el que recibe el daño o provecho (perjuicio o beneficio) de lo expresado por el verbo y los demás elementos de la oración, que en este caso son “sus problemas físicos”, los cuales le causaron a Sanó la baja (perjuicio o daño) en el rendimiento. Por otra parte, al terminar la información referente a Canó, se pasa a otra información con su sujeto y su verbo, por lo cual antes de Miguel Sanó no está bien emplear una coma. Yo aconsejaría un cambio estilístico como el siguiente: “Robinson Canó (7) se desmontó de la carrera cuando fue suspendido por 80 partidos, mientras que a Miguel Sanó, que proyectaba estrenarse en el club, sus problemas físicos le quitaron el ritmo  y  tuvo que ser enviado a las ligas menores.”

Caso 7. “…Albert Pujols (19) sufrió una lesión en la rodilla izquierda que lo sacó de la campaña a finales de agosto.” En esta información referente a Pujols, se encuentra una proposición de relativo del tipo de las explicativas, las cuales deben ir precedidas de coma;  es decir, que no se trata de una de las denominadas especificativas, que no llevarán coma, pues su función sintáctica es equivalente a la de un adjetivo, que va unido al sustantivo al que modifica sin coma entre ellos, como la siguiente: “La rodilla que se fracturó Albert Pujols  lo sacó de la campaña a finales de agosto. Por eso, a  este caso 7 le falta una coma y debe ser redactado como sigue: Albert Pujols (19) sufrió una lesión en la rodilla izquierda, que lo sacó de la campaña a finales de agosto.”

Caso 8. En la campaña han debutado jugadores con el potencial de 30 jonrones como Juan Soto (16) y Ronald Guzmán (15), mientras que Teoscar Hernández (20) ha logrado su cifra máxima.” En este fragmento noticioso no hay más desacierto que la ausencia de una coma después de “jonrones” para indicar el inciso que termina en “Guzmán”, que ya tiene correctamente marcada la coma.

Después de analizar y proponer algunas de las mejorías que pueden hacérsele a esta redacción deportiva, una de las conclusiones pudiera ser que la misma no fue chequeada y corregida por un corrector de estilo. Y si fue chequeada y corregida, eso se hizo a la carrera por la abundancia de material a corregir o por  la prisa con que se hizo, ya que la urgencia de la tirada del periódico obligaba a que se le diera un rápido retoquito para quitarle los errores más evidentes.  El ideal es que todo texto o material que será publicado sea chequeado y pulido, hasta eliminarle toda incorrección, por un competente corrector de estilo. Pero en el caso de los periódicos,  no sé si todos   pueden poner en práctica ese ideal.

Oraciones interrogativas y acentuación

Por Tobías Rodríguez Molina

 

Es frecuente encontrar fallos de acentuación en  las oraciones  interrogativas directas e indirectas. Pero ¿quiénes son los que fallan? ¿Son los que solo han cursado los estudios primarios? ¿Acaso ya no  fallan en acentuarlas los que terminaron su bachillerato o los que ya casi se van a graduar en el nivel universitario?  ¿Y qué sucede con los que  ya son profesionales?   ¿Ya ellos aplican  a la perfección las normas que nos  orientan para una acertada acentuación de ese tipo de oraciones?

Por ahora no me propongo responder esas interrogantes pues para ello habría que realizar una investigación aunque fuera un poco elemental, y esa no es mi intención por el momento.

Entrando en materia, podemos decir que cualquier texto de gramática del español contiene las orientaciones teórico-normativas que afirman que se les pondrá tilde a  que, quien, quienes, cual, cuales, cuanto, cuantos, cuanta, cuantas, donde, cuando y como  si  esas palabras aparecen en un contexto interrogativo. O mejor dicho, esas palabras deben tener un matiz interrogativo. Mejor aún, deben ser interrogativas. Se dice lo mismo si son exclamativas, pero de estas no trataré en este artículo.

Veamos ejemplos de oraciones interrogativas:

  1. ¿Cuál es el monto de esos atrasos?
  2. ¿Cuáles recursos tenemos para enfrentar la situación?
  3. ¿Cuánto tiempo demoraremos para librarnos de ese problema?

No hay dudas del valor interrogativo de esas oraciones, ya que son interrogativas directas; tampoco hay dudas de que las palabras que las encabezan son interrogativas. Y eso mismo nos hará comprender que es menos probable que un usuario de la lengua escrita deje de acentuar esas palabras que si se tratara de otros tipos de oraciones interrogativas como, por ejemplo, las oraciones interrogativas indirectas, que presentan mayor dificultad para el usuario no muy versado en el arte de escribir y emplear correctamente la lengua española.

Por esa razón se pueden  encontrar en algunos editoriales,  comentarios y artículos periodísticos, oraciones interrogativas indirectas con abundantes  deficiencias de tilde, en oraciones parecidas a las siguientes, que tienen la tilde bien empleada.

  1. No se le ha dicho a los ciudadanos qué se logrará con ese acuerdo.
  2. Es bueno que quede claro cuáles ventajas obtendremos realizando esa actividad.
  3. Todos esperamos que se nos diga cuándo saldremos los dominicanos de esa pesadilla.

Se puede afirmar con certeza  que la dificultad mayor estriba en que esas oraciones no aparecen en la escritura con la marca normal de la oración interrogativa. Me refiero al signo de interrogación, que en español debe aparecer al inicio y al final de las interrogativas directas. Y aumenta la dificultad por el hecho de que también les faltará a esas oraciones la entonación y la curva  melódica  propias de las interrogativas directas cuando las reproducimos oralmente. Ilustremos lo que acabamos de afirmar copiando un breve fragmento tomado de un texto didáctico religioso referente a Jesús: “…los discípulos que lo conocieron nos dicen quien era, como fueron descubriendo poco a poco su misterio, y  como cambió su vida.” (Curso de iniciación y Pastoral Bíblica, Ediciones MSC). Se trata en este caso de tres proposiciones que forman una oración compuesta interrogativa indirecta, careciendo de la tilde  las palabras “quien” y  los dos “como”.

Pero el problema se les  presenta a muchos usuarios en  mayor magnitud cuando tienen que escribir un tipo de interrogación que se inicia con palabras parecidas a los interrogativos de que nos estamos ocupando. Y a quienes  no las dominan en lo referente a  su no acentuación, les parece que esas palabras son interrogativas al estar al principio de oraciones interrogativas directas. Y esa falsa apreciación los lleva a marcarles la tilde a esas palabras. Y de ese desacierto se libran muy pocos,  incluyendo a  articulistas y a algunos  editorialistas de diarios dominicanos.

Quien así se comporta carece de una base morfosintáctica que le ayude a reconocer los diferentes tipos de palabras, las construcciones sintácticas y las diversas posibilidades de ubicación sintáctica que permite el español.

Veamos algunos ejemplos concretos, mediante los cuales podamos visualizar más fácilmente lo antes planteado:

  1. ¿Que no podremos pagar esa deuda es lo que andan diciendo?
  2. ¿Quienes llegaron a esa conclusión son personas dignas de crédito?
  3. ¿Cuando aprendamos a aplicar las normas referentes a las interrogativas indirectas cometeremos menor cantidad de errores?

Con ese tipo de oraciones hay que tener cuidado, ya que el sistema está configurado para que cuando aparezca el signo  de interrogación seguido de esas palabras “que”, “quienes”, “cuando”, etc., se les marque la tilde a las mismas. Y en ese cado, uno tiene que borrarles la tilde.

Ahora bien, al que posee un considerable conocimiento y dominio de la sintaxis del español, no le es difícil darse cuenta de que las tres oraciones anteriormente presentadas (la 7, 8 y 9) son oraciones compuestas con las proposiciones subordinadas antepuestas, y estas, a su vez,  iniciadas por una palabra que indica la subordinación, pero que no es interrogativa. Fíjense en el “que”, “quienes” y “cuando” con que comienzan las mismas.

Mi experiencia de lector de periódicos y revistas,  de corrector de estilo y de  profesor de español a nivel universitario, me lleva a catalogar de muy frecuentes las veces en que he visto dichas palabras acentuadas en ese tipo de oraciones interrogativas. Y tengo que especular sobre la magnitud del problema pues no conozco ningún estudio que nos pudiera servir para ofrecer datos estadísticos que avalaran mis apreciaciones de que los fallos de acentuación en ese tipo de oraciones son muy frecuentes en nuestro país en todo tipo de usuarios.

Ahora bien, las veces  que encontraba ese problema en mis alumnos los ayudaba  a enfrentarlo  haciéndoles caer en la cuenta de la diferente  curva melódica o de entonación de estas oraciones y de las que  están encabezadas por  una palabra interrogativa. Y otro auxiliar didáctico que ayuda a atenuar la dificultad es la sintaxis. Al respecto, lo que hay que hacer,  como di a entender antes, es reubicar las dos proposiciones colocando primero la principal y luego la subordinada. Tomemos las oraciones 7, 8 y 9, y redactémoslas  como sigue:

  1. ¿Lo que andan diciendo es que no podremos pagar esa deuda?
  2. ¿Son personas dignas de crédito quienes llegaron a esa conclusión?
  3. ¿Cometeremos menor cantidad de errores cuando aprendamos a aplicar las normas referentes a las interrogativas indirectas?

Tengamos en cuenta que este nuevo ordenamiento sintáctico no ha hecho variar el valor significativo y gramatical de las palabras que encabezan las oraciones 7, 8 y 9. Y  por su nuevo contexto en las oraciones 10, 11 y 12, nos damos cuenta, con mayor facilidad, de que no se les marca la tilde a las palabras  encabezadoras  de las oraciones 7, 8 y 9, como tampoco en la 10, 11 y 12,  pues el orden de los factores no altera el producto.

Como hemos visto, a muchos usuarios de nuestra lengua española se les dificulta la acentuación de algunos de los tipos de oraciones interrogativas. Pero creemos que con un pequeño esfuerzo de profesores, estudiantes, periodistas y demás profesionales, podemos lograr un empleo de la lengua escrita con mayor corrección y, por lo tanto, con mayor esplendor y efectividad.

 

Desenchufarse/desenchuflarse, cavar/*cavar, implantar, novatez

Por Roberto E. Guzmán

DESENCHUFARSE – DESENCHUFLARSE

Los dos verbos del título son sinónimos, la única diferencia es que el segundo, el que tiene la letra ele /l / es solo un epéntesis del primero. Los dos verbos son de uso en el español dominicano.

El primero de los dos verbos es el que usan las personas con mayor grado de educación formal, mientras que el segundo es el que emplean y conocen las personas con menor grado de educación escolar.

Se toman estos verbos para estudiar aquí porque poseen en el habla de los dominicanos una acepción especial que es desconocida de los hablantes de otras variedades de español. Primero se repasarán las significaciones del español general para mencionar también las que existen en otras hablas particulares. Por último, se estudiará en detalle la acepción del verbo en español dominicano.

En el español internacional desenchufar es “separar o desacoplar lo que está enchufado”. En algunos contextos dirían que este verbo es equivalente de desconectar; sobre todo si se tiene en cuenta que enchufar es “establecer una conexión eléctrica. . .” Hay que añadir que este verbo posee otras acepciones que no vienen al caso.

El verbo desenchuflar circula en el español de Honduras, El Salvador, República Dominicana, Colombia y Puerto Rico. En el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias, se encuentra para este verbo la acepción, “Separar o desacoplar algo de aquello en que está enchufado”.

La acepción dominicana particular toma vigencia cuando el verbo desenchufarse se utiliza en sentido figurado. La persona que es sujeto y objeto del verbo se separa, se aleja, se desconecta de las obligaciones deberes y actividades que les son impuestas por la vida. Con el uso del verbo la persona que lo utiliza da a entender que se aleja, a veces, hasta de las compañías o de la vida en sociedad, aunque sea por un período corto de tiempo.

Con mucha frecuencia se ha oído que un hablante de español dominicano dice que está cansado y que se desenchufará todo el fin de semana para “botar el golpe”. Otros ejemplos de este tipo podrían escribirse, pero se piensa que no hace falta hacerlo.

Con este escrito se trata de aportar alguna documentación que sustente la inclusión de este verbo, con esa acepción presentada y explicada, en los próximos diccionarios de español dominicano.

 

CAVAR – *CABAR

“. . .y en todo caso cualquiera de ellos saben (sic) que al hacerlo CAVARÍAN (sic) sus propias sepulturas. . .”

Causa pesar dejar sin considerar cuál es el sujeto de los verbos y de los complementos en la frase copiada más arriba, pero el asunto principal en esta sección es lo atinente a la ortografía y significado del verbo que debió aparecer en la oración.

Desde su origen en latín el verbo cavar se ha escrito con una uve /v/, conocida como ve/be corta, chica o de vaca. En latín el verbo era cavare, que significaba ahuecar.

En un principio en español era ahondar la tierra con un instrumento de labor, azada, azadón, u otro semejante. No se usaba solo para ahondar la tierra, sino también para levantarla, moverla.

Todos los verbos de esta familia llevan la uve, excavar, cueva, caverna, cavidad, socavar. La voz *cabar no se conoce en español; por tanto, no vale la pena perder el tiempo en cavilaciones.

 

IMPLANTAR

“. . . afirmar que la representante del Ministerio Público IMPLANTÓ drogas en dicho lugar. . .”

A veces una persona sale huyendo de un mal menor y cae en un mal peor. Eso que se ha escrito en la oración inmediatamente anterior a esta es lo que parece que ha sucedido en la cita que se ha transcrito a manera de ejemplo. No hay pena, se explicará todo en detalle.

No hace mucho tiempo los escribientes de español estuvieron usando el verbo “plantar” para la misma acción que se menciona en la frase del ejemplo. Se criticó esa selección porque era una burda traducción del inglés to plant que en esa lengua se presta muy bien para el hecho señalado en la frase del ejemplo.

El verbo implantar en español tiene añejas acepciones en agricultura. De allí extendió su manto a cosas inmateriales, como las ideas, costumbres, doctrinas que se establecen y ponen en ejecución. La medicina moderna y la odontología se han servido del verbo implantar para las prótesis y hasta órganos.

Lo que NO significa el verbo implantar es colocar de modo subrepticio algo, con mala intención, para que luego sea descubierto, publicado, conocido. Esa significación solo existe en lengua inglesa.

Era quizás demasiado sencillo escribir “colocar de manera encubierta drogas”. Sí, es cierto, es más largo, pero es español y se entiende en todas las situaciones.

 

NOVATEZ

“. . .quizás influenciada por mi NOVATEZ al volante. . .”

El español es un idioma rico que se enriquece sin cesar. En los últimos tiempos la velocidad de la circulación de voces ha aumentado. Algunas voces salen de su ámbito de origen y se dan a conocer en otras latitudes en un período muy corto.

Es posible que al articulista al escribir la nueva voz haya evaluado la falta de una palabra para definir o mencionar la cualidad de novato en sentido abstracto y la necesidad que experimentó de nombrar la situación o estado.

No cabe duda de que la selección que se hizo para formar la nueva palabra ha sido acertada porque el sufijo -ez es usado en español para formar sustantivos abstractos femeninos derivados de adjetivos. Con la voz así formada se busca y logra mentar la cualidad expresada por el adjetivo.

Hay otras palabras de esta familia que han logrado acreditarse en lengua española; novatada es una de ellas y sus acepciones van desde la broma a que se someten los novatos, hasta la contrariedad misma en que se incurre por falta de experiencia. Otra palabra muy conocida de esta familia de palabras es “novato”, que es el inexperto o principiante en una actividad.

Algo que puede percibirse en el esfuerzo que ha hecho el redactor al introducir la nueva voz es el deseo de evitar tener que recurrir a una perífrasis para referirse a la cualidad de novato.

Con este tipo de creación solo queda mantenerse atento para evaluar más adelante la permanencia y el uso, si es que ocurren en el futuro. Solo esos dos rasgos -permanencia y persistencia en el uso- pueden ganarle al neologismo un puesto en los diccionarios.