Numeritos, vitillar/vistillar, ¿pútrido?/*pétrido, culturoso

Por Roberto E. Guzmán

NUMERITOS

Estos numeritos del título no tienen relación alguna con números pequeños. El diminutivo más bien se refiere al detalle que ellos implican. En el caso del diminutivo que se observa con respecto del sustantivo número, este no es indicativo del tamaño de los números; al contrario, corresponde a la cantidad de números, por eso el sustantivo siempre lleva la letra ese /s/ del plural.

El uso sobre que se escribirá en esta sección es propio de los dominicanos; esto es, solo el hablante de español dominicano utiliza este sustantivo con el significado particular que se estudiará aquí.

Estos numeritos pertenecen al deporte del beisbol. Estos se refieren a las estadísticas que se compilan con relación a un jugador o a un equipo. Casi siempre los narradores de beisbol recurrían a poner al día y comunicar a los oyentes las cifras actualizadas al final de una entrada o al final de un juego.

Las personas que son aficionadas a algunas actividades se interesan mucho en las estadísticas del desempeño de los jugadores y los equipos. En la obra Lengua y beisbol en la República Dominicana aparece definida la idea con propiedad, “Relación estadística que refleja la actuación de un jugador o de un equipo” (2006:208).

Hay que tomar nota de que en el español dominicano puede oírse que alguien lleva los numeritos cuando lleva cuenta de actuaciones ajenas, con lo que se hace una extensión del uso propio del sustantivo.

 

VITILLAR – VISTILLAR

“. . . que los muchachos del pueblo íbamos a VISTILLAR . . .”

En el epígrafe de esta sección figuran dos voces que se parecen mucho entre ellas. Es muy posible que se trate de la misma voz, que ha sido refinada en la cita que se recogió en el periódico porque sin la letra ese /s/ en medio parecía quizás muy pedestre en opinión del redactor de la frase copiada.

Es posible también que la vistilla con ese /s/ esté influenciada por el vocablo del español general que pertenece al campo del Derecho, vistilla, que es una, “Vista referida a una cuestión incidental o de trámite”. Esta vista del Derecho mencionada aquí es una “comparecencia ante un juez o tribunal en la que las partes exponen los fundamentos de sus respectivas pretensiones”. No puede olvidarse que en el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española se ofrece “vistilla” como una ortografía alternativa para la voz dominicana vitilla.

Una vez expuesto lo anterior, con la relectura de la frase trascrita salta a la vista que se hace difícil interpretar el mensaje si se piensa que ha ido a un pueblo a jugar vitilla.

En el texto el verbo transitivo vitillar se usa para comunicar la idea asentada en el Diccionario del español dominicano (2013:701), “Intentar entablar relaciones amorosas o sexuales pasajeras”. De este verbo deriva el nombre vitilleo, “Intento de entablar o mantener relaciones amorosas o sexuales pasajeras”.

Algunas personas se ofenden cuando se utilizan voces autóctonas en los escritos. No hay que preocuparse con respecto a si esto perjudica el conocimiento de la lengua general o el uso correcto del lenguaje. En la mayoría de las ocasiones cuando los redactores recurren a estas voces vernáculas lo hacen para imprimir cierto sabor más dominicano a sus escritos.

 

¿PÚTRIDO? – *PÉTRIDO

“. . . el enfoque alternativo de búsqueda de soluciones nos hacen (sic) ´olvidar´ realmente el PÉTRIDO panorama”.

La voz latina sic que aparece entre paréntesis es para hacer entender que se ha reproducido la oración literalmente, con el error de concordancia, pues el verbo hacer debió aparecer en singular, hace, porque se relaciona con “el enfoque”. Luego de esa digresión se pasa más abajo al punto central de esta sección.

La voz pétrido no se encuentra por ninguna parte. Esa doble negación es una forma de indicar que no existe, que se ha buscado en todos los diccionarios y no aparece. Si llegara a hallarse alguna vez tendría relación con piedra.

En el título se colocó entre paréntesis la palabra pútrido porque no se está seguro acerca de lo que el redactor quiso escribir y, en consecuencia, se propone esa palabra como solución al sinsentido.

Pútrido es una palabra dominguera, de alta alcurnia, para expresar así que lo que se describe con ese adjetivo está podrido, corrompido. Por la prosapia -valga el salto- que se mencionó para la palabra propuesta, en la mayoría de los escritos se prefiere una forma más pedestre, como las dos ofrecidas en tanto equivalentes.

En la lengua española permanecen algunas palabras de la familia que han conservado la letra /u/ en el radical, ejemplos de esto son, putrefacto, pudrición y hasta el infinitivo pudrir.

En lugar de ese esperpento encontrado en la cita, pudo el redactor para expresar la misma idea escribiendo, corrupto, infecto, carroño, rancio, descompuesto, contaminado, viciado, purulento. Con las palabras propuestas puede comprobarse que la lengua cuenta con medios más que suficientes para suplir las necesidades de comunicación.

 

CULTUROSO

“. . . casi todos mis amigos dominican-york CULTUROSOS la mencionaban . . .”

El adjetivo culturoso apareció primero en Hispanoamérica antes de proseguir e imponerse en el habla hispana en general. El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española lo consignó en el año 2010 y reconoció que era de uso en Cuba, Venezuela y Argentina.

En la edición del año 2014 el Diccionario de la lengua española lo recoge con la misma acepción y para los países antes mentados para calificar a una persona “que aparenta tener alta formación cultural”. Por medio de la lectura del estilo de redacción de la acepción puede uno darse cuenta de que el adjetivo tiene un sentido peyorativo.

Algo que llama la atención, si es de uso en Cuba y Venezuela, ¿cómo es que los dominicanos no copiaron o emplearon el adjetivo en su habla? La pregunta es válida si se piensa en la gran cantidad de voces que los dominicanos comparten con los cubanos y venezolanos. No hay una explicación para ello si se piensa que los dominicanos son tan expresivos como sus pares de Cuba y Venezuela.

Se menciona para que conste que la cita se extrajo de una publicación dominicana, por lo tanto, aunque un poco tarde se incorporó la voz al acervo del habla de los dominicanos.

¿Alguien corrige las sentencias de nuestros tribunales?

Por Tobías Rodríguez Molina

Hace un tiempo llegó a mis manos parte de una sentencia dictada por un juzgado del Distrito Judicial de Santiago; la misma es del año 2017. Son abundantes   los errores ortográficos y de otra clase que aparecen en ese fragmento de sentencia,  y esa realidad hizo surgir en mí la duda  de si esa es  la  calidad del personal, de todos los niveles, que desempeña sus funciones en nuestros tribunales a nivel nacional. A uno le queda la impresión de que  los textos de las sentencias no son chequeados o  corregidos por nadie y se quedan como los copian  las secretarias de esos tribunales. Y no se sabe si   los jueces  se preocupan, si  se sienten mal  al leer sus sentencias en un español con esa baja calidad. Ahora bien, uno no sabe si las reglas o las normas de los tribunales dicen que las sentencias deben mantenerse y archivarse tal como fueron dictadas y copiadas por la secretaria sin ponerles ni quitarles ni una coma.

Para que constatemos aquello de lo que estamos tratando, les presento el texto tal como lo conocí.

  1. Que sobre el fondo de la presente demanda, a fin de darle repuesta a las conclusiones de la parte concurrente, el cual pretende con dicha demanda que se condene a la parte demandada al pago de una indemnización como reparación por los supuestos daños y perjuicios morales ocasionados como consecuencia de la modificación de su obra arquitectónica “Restaurant Alta Vista, S.R.L” y/o señor Franklin Liriano Ortega; porque según él se ha violado el derecho moral de integridad, no fue sometido a la aprobación de la oficina de planeamiento Urbano del municipio de la Vega, hubo una deformación de su volumetría, hay una incoherente tratamiento de revestimiento de los exteriores; sin embargo con las documentaciones aportadas por el demandante en apoyo a sus pretensiones éste no probó hasta que punto dichas afirmaciones les causaron perjuicio o daño, la cual no debe ser subjetivo, sino, probado de forma concreta, por tanto, procede rechazar la presente demanda, tal como se hará en el dispositivo de la presente demanda.”

A continuación presento el texto con las correcciones normativas y algunos cambios estilísticos.

  1. Que sobre el fondo de la presente demanda, a fin de darles respuesta a las conclusiones de la parte concurrente, la cual pretende, con dicha demanda, que se condene a la parte demandada al pago de una indemnización como reparación por los supuestos daños y perjuicios morales ocasionados como consecuencia de la modificación de su obra arquitectónica “Restaurant Alta Vista, S.R.L.” y/o señor Franklin Liriano Ortega; porque, según él, se han violado varios derechos: el derecho moral de integridad; la no adquisición del permiso para la modificación de la obra de parte de la Oficina de Planeamiento Urbano del municipio de La Vega; además, hubo una deformación de su volumetría, y también hay un incoherente tratamiento de revestimiento de los exteriores. Sin embargo, con las documentaciones aportadas por el demandante en apoyo a sus pretensiones, este no probó hasta qué punto dichas afirmaciones le causaron perjuicio o daño, lo cual no debe ser algo subjetivo, sino probado de forma concreta. Por lo tanto, procede rechazar la presente demanda, tal como se hará en el dispositivo de la misma.

El texto original  tiene 22 errores normativos de variada índole, como de acentuación, de puntuación y de concordancia. Además, hubo que hacerle varios cambios estilísticos.

Es de desear, según mi humilde criterio, que haya un equipo con la competencia necesaria, que elimine, si no todas, por lo menos  la mayor cantidad de errores antes de archivar las sentencias dictadas por los tribunales dominicanos. Pero no sé si eso es demasiado pedir.

Ortoescritura

Rafael Peralta Romero

 

CONCORDANCIAS COMPLEJAS

23/01/2021

 Es norma bien sabida que en buen español el sujeto y el verbo deben concordar en número y persona. Ella dijo que vendrá / Ella y él dijeron que vendrán. Como la lengua no es un cuerpo rígido, natural es que se presenten situaciones lingüísticas en las que la concordancia no resulte tan cómoda como en “Fellito juega con la bola”.

Algunos sustantivos que representan colectividad son propicios para generar dudas respecto de la concordancia entre sujeto y verbo. No me refiero a colectivos como: grupo, ejército, ganado, patrulla, todos los cuales conllevan verbo en singular igual que si se tratase de una persona física (El grupo se divirtió en grande; El ejército vigila la frontera; El ganado fue trasladado a la otra cerca; Una patrulla intervino para controlar la situación).

Veamos lo que ocurre con el colectivo /mayoría/. Para esto me valgo del Libro de estilo de la lengua española (publicación de la Real Academia Española, 2018, pág. 58).
Caso como la mayoría de los asistentes, cantidad de personas…

  1. la mayoría de los asistentes aprobó/aprobaron. En general, con sujetos compuestos por elementos como la mayoría y complementos en plural, se admite la concordancia con el verbo en singular y en plural: La mayoría de los asistentes aprobó/aprobaron la propuesta.

 

Ocurre lo mismo con el resto de, el X por ciento de, un millón de, la mitad de, la mayor parte de, la totalidad de, un tercio de, un grupo de, un conjunto de, un montón de, un sinfín de, una serie de, una ristra de, un total de, un aluvión de, un puñado de, un número de, una gran cantidad de, un par de…

  1. la mayoría vinieron/vino. También se admiten las dos opciones cuando se omite el complemento: La mayoría vinieron /vino.
  2. la mayoría de las personas son. Cuando el verbo es copulativo se considera más adecuado establecer la concordancia en plural: la mayoría de las personas son sinceras; Buena parte de los turistas estaban agotados; El 10 % de los alumnos son mayores de treinta años.
    d. cantidad de personas vinieron. Con elementos sin determinante delante, como infinidad de, cantidad de, multitud de o gran número de, es más normal la concordancia en plural: Existen infinidad de posibilidades de que vuelvan a darle el premio; Cantidad de personas vinieron; multitud de especies están en peligro; gran número de personas acudieron…

Casos como pareja, gente, ejército…:

  1. La gente vino pronto. A pesar de que nombres como pareja, gente, ejército, manada… se refieren a varias entidades, deben concordar en singular con el verbo: La gente vino pronto, no La gente vinieron pronto; La pareja está encantada, no La pareja están destrozados. No obstante, en oraciones distintas contiguas con sujeto implícito es posible poner el verbo en plural: La gente vino pronto. Estaban deseando ver el concierto.
  2. Estábamos allí toda la familia. Cuando estos nombres colectivos incluyen al hablante o al interlocutor, es posible, sobre todo en la lengua coloquial, establecer la concordancia en 1ª. o en 2ª. Persona del plural: Estábamos allí toda la familia; La gente de letras debería argumentar con facilidad.
  3. Estopa dará un concierto en Guatemala. Salvo que el plural esté marcado por otros elementos, los nombres propios que designan conjuntos de entidades concuerdan en singular: EE. UU. presentará (no presentarán) un veto en la ONU (frente a los EE. UU. presentarán un veto en la ONU). Se dice, por la misma razón, Estopa dará un concierto en Guatemala (frente a Los estopa darán un concierto…).

 

30/01/2021

El aparente choque de plural y singular genera vacilaciones para establecer concordancia entre sujeto y verbo en casos en los que intervienen los sustantivos tipo, clase, especie, gama, género, variedad y otros afines. Veamos algunos ejemplos:

1A-Este tipo de situaciones /traen/ consecuencias.

1B-Este tipo de situaciones /trae/ consecuencias.

Aunque el núcleo del sujeto es singular (Este tipo…) se admite la concordancia con el verbo en tercera persona del plural (traen), pero para “descomplejizar” se admiten ambas formas.

2A- Esta clase de personas no /puede/ ser confiable.

2B- Esta clase de personas no /pueden/ ser confiables.

3A-Una gama de colores que /resulta/ atractiva.

3B- Una gama de colores que /resultan/ atractivos.

4A- Se /vio/ todo género de competiciones.

4B- Se /vieron/ todo género de competiciones

5A-Una variedad de canciones /alegró/ el ambiente.

5B-Una variedad de canciones /alegraron/ el ambiente.

El Libro de estilo de la lengua española, publicación académica de 2018, refiere que: En construcciones en las que verbo ser une un elemento en singular y otro en plural, se suele establecer la concordancia en plural independientemente de la posición de los elementos”.

Y aporta los siguientes ejemplos: Las nuevas leyes son el verdadero problema; El verdadero problema son las nuevas leyes. “Aun así, es posible también la concordancia en singular en algunos casos: Los nachos con queso es/ son un aperitivo ideal; El precio es/son 50 euros; Veinte años no es/son nada”.

Agrega el Libro de estilo que si uno de los dos elementos unidos por el verbo ser es un pronombre personal, atrae siempre la concordancia del verbo: El culpable soy.

Y si ambos elementos son pronombres personales, lo más normal es establecer la concordancia con el primero si está en primera o segunda persona (Yo no soy tú; Tú no eres yo). Se produce variación cuando el primer pronombre es de tercera persona, aunque es más normal la concordancia en primera o segunda persona: Ella no es/eres tú; Él no es/soy yo.

 

Las Águilas

Algunos sustantivos asumen la condición de nombres colectivos porque pasan a nombrar una entidad colectiva: Águilas Cibaeñas, Tigres del Licey, Estrellas Orientales, Gigantes del Cibao, Leones del Escogido, Toros del Este, Estados Unidos de América. La norma indica que estos nombres colectivos conllevan verbo en singular: Águilas Cibaeñas entrena para Serie del Caribe; Tigres del Licey ha ganado más series; Toros del Este tiene futuro, Estados Unidos salió de Donald Trump.

En cada caso el verbo aparece en singular (entrena, ha, tiene, salió) y aunque los sujetos de estas oraciones están formados por elementos plurales representan entidades únicas.

Diferente será cuando se les coloque, como se estila en el habla coloquial, un artículo delante, obviamente que en plural. En tal caso, se impone la forma plural del verbo: Las Águilas Cibaeñas representan RD en Serie del Caribe. Los Estados Unidos libran lucha contra la covid-19.

Resulta incómodo lograr la concordancia entre sujeto y verbo formados por elementos en plural, aun se trate de un nombre colectivo. Podemos escribir: Leones fue vencido temprano, pero no Los Leones fue vencido temprano, pues el artículo plural (Los) exige verbo y adjetivo en plural (fueron vencidos).

De paso anotamos que tanto en el nombre del gran país del Norte como de los conjuntos deportivos mencionados, el artículo no forma parte de la denominación, por lo cual se recomienda escribirlo con inicial minúscula si no aparece al inicio de una oración.

NOMBRES DE LOS DIENTES

06/02/2021

Los nombres de los dientes recuerdan la naturaleza animal de los seres humanos. Nos diferenciamos de los otros en que podemos hablar y pensar, además de estar dotados de sentimientos. En muchas acciones nos parecemos a los animales irracionales, sobre todo en las funciones biológicas y ciertas necesidades. El comer, por ejemplo, es una necesidad animal que los humanos podemos convertir en un acto social.

Por la condición original del acto de comer, nuestros dientes cumplen funciones específicas que han permitido a los especialistas del área agruparlos y nombrarlos en consonancia con esas funciones y las características que presentan las piezas dentales. Los nombres y roles remiten a nuestra condición animal.

Los nombres son: incisivos, caninos y molares más los premolares. Los incisivos, cuatro en el conjunto superior y cuatro en el inferior, tienen la función de cortar. Son como pequeñas hachas. “Frontera de los besos serán mañana, cuando en la dentadura sientas un arma”, escribió a su hijo el poeta Miguel Hernández cuando el bebé tenía cinco dientes “como cinco jazmines adolescentes”.

El adjetivo /incisivo/, de acuerdo al Diccionario de nuestra lengua, significa “Apto para abrir o cortar. Punzante, mordaz”. Con los dientes incisivos cortamos un trozo de alimento (una salchicha, por ejemplo) mientras sostenemos una parte que no llevaremos a la boca de inmediato. Comer un guineo maduro precisa de los incisivos, pero no así masticar majarete o un helado, nueces o coditos.

En los caninos, ahí sí que hay rastros de animalidad. Ese adjetivo deriva de can, que es sinónimo de perro. Muchos son los que llaman “colmillos” a estos cuatro dientes agudos, terminados en punta, y no es por casualidad. El Diccionario académico define el vocablo /canino/ del siguiente modo: “1. Adj. Perteneciente o relativo al can. Raza canina. 2. Propio de un perro. Hambre canina.3. colmillo (diente agudo)”. Una cuarta acepción define a canino como excremento de perro.

El canino es la pieza dental ideal para desgarrar o ripiar algunos alimentos, como la carne, sobre todo si no se dispone de cuchillo para cortarla. Quien pela una caña con la boca necesita el auxilio de los dientes caninos, y por igual quien destapa una gaseosa a puro diente, ha de recurrir a esas piezas. Con los caninos, entonces, no solo se rasga, sino que se logran otros actos animales.

Desgarrar es sinónimo de rasgar, una de cuyas acepciones indica que consiste en producir una incisión con un instrumento cortante. Despedazarlos es lo que hacen tigres y leones con mansos animalitos que se atraviesan en su camino. Lo mismo nosotros, pero con diferencias de formas.

Es bueno ver lo que dice el DLE sobre el sustantivo /can/: perro. Esta voz deriva del latín “canis”, que es como en la lengua madre del español se denomina a ese animal. En nuestra lengua, el adjetivo por excelencia relacionado con perro (aunque exista perruno) es canino: hambre canina, raza canina, unidad canina, alimento canino.

Los molares, que junto a los premolares pasan de veinte, tienen como función triturar los alimentos. Los llamamos comúnmente muelas, para más vincularlos al acto de moler. Muelas son para moler. Podríamos comer, sin los incisivos ni caninos, almendras, mangú, arroz, pero muy difícil si carecemos de los dientes trituradores, es decir los molares. El verbo triturar se define así: Moler o desmenuzar una materia sólida, sin reducirla enteramente a polvo. Eso hacemos con las muelas.

¿Es cierto que por sus nombres y funciones los dientes recuerdan nuestra naturaleza animal?

 

13/02/2021

DE CÓMO MANGÚ LLEGARÁ AL DICCIONARIO ACADÉMICO

Las palabras no son del aire, como expresa una canción; las palabras son de los hablantes, así lo demuestra la realidad. La vigencia de un vocablo depende del uso que del mismo hagan los usuarios de la lengua a que corresponda. La voz /mangú/, por ejemplo, forma parte del patrimonio lexicográfico de los dominicanos, así como el objeto que representa resulta infaltable en nuestra cultura gastronómica.

Denominamos /mangú/ al apreciado puré de plátano de verde, macerado con mantequilla u otra grasa comestible, preferiblemente aceite de oliva. Se suele acompañar con huevos, salami o queso frito y en su defecto… con lo que haya. La compaña varía según la condición económica de quien lo prepara, como también incide el factor geográfico y otras circunstancias.

El origen de la palabra no ha sido bien establecido, pero el plato constituye un elemento bien conocido y apreciado tanto en la mesa del rico como en la del pobre, del ilustrado como del iletrado, en hoteles calificados como en fondas y comedores modestos.

Como las palabras son de todos, todos tenemos derecho a emplearlas, promoverlas y defenderlas. En estos días hemos visto el anuncio de una campaña para lograr que el término /mangú/ sea incluido en el Diccionario de la lengua española. Los promotores de la cruzada lo llaman Diccionario de la Real Academia.

La actividad, alentadora y plausible, ha partido del centro comercial Jumbo. Solo un error se advierte en la estrategia de la campaña: han olvidado que en la República Dominicana funciona una institución llamada Academia Dominicana de la Lengua, correspondiente de la Real Academia Española.

Las academias correspondientes trabajan junto a la RAE para elaborar el Diccionario académico, la Gramática, la Ortografía y todos los demás documentos y publicaciones destinados a regular, fortalece y perfeccionar el uso de la lengua española. Estas instituciones están en todos los países de habla hispana, además de Filipinas (antigua colonia de España) y -aunque parezca extraño- en los Estados Unidos de América, donde habitan alrededor de cincuenta millones de hablantes del español.

Estas instituciones constituyen la Asociación de Academiasde la Lengua Española, cuyo presidente suele ser el director de la RAE, como lo es en este momento Santiago Muñoz Machado.

Conste que los delegados de todas las academias correspondientes tienen voz y voto, ya sea remitiendo sus opiniones y propuestas desde sus respectivos países o reunidos en Madrid, cuando es necesario.

Debe alentar a los promotores de la cruzada en favor del vocablo /mangú/ que éste ha sido incluido -tenía que ser- en el Diccionario del español dominicano, publicación oficial de la Academia Dominicana de la Lengua, aparecida en 2013.

En ese Diccionario ha sido incorporada con la siguiente definición:
“1.m. Puré hecho de plátano verde hervido y aceite o mantequilla”.

El DED incluye un ejemplo tomado de la novela Uña y carne, de Marcio Veloz Maggiolo, el cual dice: “Eran las diez de la noche y un plato de mangú con salchichón le esperaba como siempre en su escritorio”.

Una segunda definición indica:

  1. Persona débil o influenciable.

De tan popular el mangú, se ha creado la expresión “Volverse un mangú”, la cual se aplica a la persona que ha quedado aturdida, que se ha vuelto incapaz de actuar. Cuando se compara a una persona “blandita” con el mangú, no es elogio para la persona, pero sí para el alimento.

Pienso que el dominicanismo mangú será incorporado al Diccionario académico, pues califica para ello, pero dudo que se logre por efectos de farandulearía.

 

Temas idiomáticos

María José Rincón

NUEVAS ACEPCIONES

26/01/2021

 

La tecnología se extiende en nuestra vida cotidiana. Nada de malo tiene que se extienda también en el diccionario. Nuevas realidades, nuevas palabras, nuevas acepciones. Todos las usamos, y las usamos tanto que llega a sorprendernos saber que acaban de incorporarse al Diccionario de la lengua española en su actualización más reciente. Ya teníamos las palabras; ahora las utilizamos para referirnos a más cosas, ampliamos sus sentidos, las hacemos crecer.

Un perfil ha dejado de ser solo el de una figura para referirse también a nuestra identidad en una red social y al espacio donde publicamos los datos sobre ella. Un hilo ya no es solo una hebra textil larga y delgada que ensartamos o tejemos con una aguja; ahora publicamos en una red social un hilo con el que ensartamos una serie de mensajes relacionados. Antes publicábamos por medio de la imprenta; ahora lo hacemos en entornos digites. Lo bueno que tienen estos entornos es que también podemos despublicar, es decir, ‘retirar del acceso público un contenido’. Pesar fue siempre tener peso; el mundo digital le ha añadido una nueva acepción. Ahora también pesan los archivos, ocupan un cierto espacio de memoria en nuestros dispositivos electrónicos. Los avatares ya no son solo encarnaciones de dioses; ahora representan nuestra identidad virtual, simples mortales. Muchos se echarán a temblar y despotricarán sobre las nuevas tecnologías; las culparán de maltratar el idioma. Lo cierto es que estas nuevas acepciones demuestran cómo funciona la lengua, cómo se mantiene viva y a nuestro servicio. Somos nosotros, los hablantes, los responsables de todo lo demás.

 

02/02/2021

EMOJIS Y TROLES

 

Últimamente los usamos casi tanto como las palabras, pero sus nombres no estaban en el diccionario; hasta ahora. La versión actualizada del Diccionario de la lengua española ya registra los sustantivos emoticón, o emoticono, y emoji, de origen japonés, para referirse a esas pequeñas y coloridas imágenes digitales que incluimos en nuestros mensajes escritos y que muchas veces llegan a sustituirlos. Por nuevos que sean los emojis no se libran de las reglas para utilizarlos correctamente. El Libro de estilo de la lengua española, de la Real Academia Española, nos aconseja separarlos de las palabras con un espacio y respetar las normas de puntuación en los enunciados que los contienen.

En el Diccionario de la lengua española habitan toda clase de seres malignos. Uno de mis preferidos es el trol, personaje malvado, tradicional de la mitología escandinava, que vive en bosques y cuevas. Pero a nuestro mitológico trol le ha salido un tocayo; un nuevo inquilino en el diccionario, esta vez de origen inglés, y con menor prosapia, un usuario, indeseado y afrentoso, de las redes sociales que se pasa el día publicando mensajes con el ánimo de ofender, de provocar o, simplemente, de arruinar una conversación. Y claro, los troles no tienen otro oficio mejor que el del troleo, sustantivo también incluido en la actualización más reciente de nuestro diccionario académico; y no tienen otro oficio que trolear a diestra y siniestra, casi siempre a siniestra.

Ya sabemos que los diccionarios son las casas de las palabras y las palabras no se están quietas, mal que les pese a muchos. Las palabras están tan vivas como sus hablantes y estos cada día más habitamos las redes sociales. No debe extrañar que algunas palabras nuevas salten desde ahí al diccionario.

 

9/02/2021

VOLVERSE UN MANGÚ

«¿Sabías que la palabra mangú no aparece en el diccionario?». Así llama nuestra atención la nueva campaña publicitaria de los supermercados Jumbo, que pide a sus seguidores que utilicen la etiqueta #mangú en la RAE cuando se dirijan a la cuenta de la Real Academia Española para pedir que incluyan la palabra en su diccionario. Curiosa iniciativa publicitaria que merece que la aprovechemos para aprender un poco sobre diccionarios.

Empecemos por ahí: no existe «el» diccionario. Diccionarios hay muchos y de muchos tipos, y no todas las palabras están en todos, ni deben estarlo. Por ejemplo esta campaña publicitaria pasa por alto que la palabra mangú está registrada en el Diccionario del español dominicano de la Academia Dominicana de la Lengua o en el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española. Su aparición en estos dos diccionarios (dos de muchos) se justifica porque la palabra cumple con los criterios que estas obras establecen para su inclusión. La propuesta de la palabra mangú deberá cumplir con los criterios del Diccionario de la lengua española de la RAE.

En cualquier caso, la presencia en el diccionario no le quita ni le pone al sustantivo mangú, tan nuestro como el plato que designa. Ojalá esta campaña se ampliara, no solo para la inclusión anecdótica de un término concreto en un diccionario concreto, sino para la difusión de nuestro patrimonio léxico, propio o compartido con otros hispanohablantes; para la promoción del buen uso del español en las redes o, ¿por qué no?, en las campañas publicitarias (por ejemplo, en el anuncio de Jumbo aparecen los anglicismos taguear y hashtag); para no volvernos un mangú con la ortografía, tantas veces maltratada; para la valoración de nuestra particular y riquísima forma de hablar español.

 

16/02/2021

BOMBONES PARA SIEMPRE

 

Cuando por la mañana bien temprano me encaminaba a mi oficina, solía encontrarme con Doi, con don Manuel Salvador Gautier, que paseaba a sus perros a paso largo y firme. Su porte y su silueta inconfundibles no lo dejaban pasar desapercibido. Más de una vez me detuve a saludarlo. A pesar de nuestros encuentros frecuentes en la Academia Dominicana de la Lengua, lo recuerdo mejor en estas breves conversaciones, a pie de calle, cerca del mar en el fresco de la mañana; revivo la calidez de su palabra, la perspicacia de su mirada y, en especial, su actitud templada y serena.

Recién llegada a esta isla, me regaló su primera novela, El atrevimiento, primer volumen de su tetralogía Tiempo para héroes. Con ella empecé a conocer literariamente la historia dominicana. Cuando supe de su muerte, busqué sus obras en mi biblioteca y, mientras recorría sus lomos, recordé que en esa primera novela Doi me había dejado una dedicatoria: «A María José, con la esperanza de que sus estudios de filología sirvan para entender a los dominicanos y para que los dominicanos se entiendan ellos mismos». Tremenda responsabilidad, sobre todo viniendo de la pluma de don Manuel, premio nacional de literatura. Me da por pensar que tenía razón. ¿Para qué otra cosa si no sirven la literatura y la filología?

A Doi le gustaban los bombones. Para siempre se me quedó entre las manos la caja de bombones que un día íbamos a compartir. Para siempre se quedarán en mis manos, y espero que en las de todos los lectores, sus novelas.

 

23/02/2021

UNA REGLA AGRADECIDA

No me nieguen ustedes que todos, al menos lo que prestamos atención a la ortografía, agradeceríamos que existieran reglas sin excepciones. Reglas hay muchas; excepciones, casi tantas como reglas. Memorizarlas todas es una tarea ímproba. Sin embargo, hay un puñado de reglas muy sencillas, con muy pocas excepciones, que se aplican a palabras que usamos con mucha frecuencia. Yo las llamo reglas ortográficas «agradecidas»: poco esfuerzo, grandes resultados.

El sufijo -oso, y su forma femenina -osa, se utiliza en español para formar adjetivos. Siempre se escribe con ese; por lo tanto, los adjetivos que se forman con él siempre se escriben con ese.

Este sufijo forma adjetivos a partir de sustantivos. Los adjetivos que resultan siempre se refieren a que lo expresado por el sustantivo es abundante. Con facilidad comprobamos su productividad: gusto, gustoso; nube, nuboso; jabón, jabonoso; afecto, afectuoso; montaña, montañoso; mora, moroso; bondad, bondadoso, volumen, voluminoso; vigor, vigoroso, vello, velloso; sudor, sudoroso.

El sufijo -oso/-osa forma, además, adjetivos a partir de otros adjetivos: de verde, verdoso, o de alegrealegroso. También en esta modalidad produce muchos nuevos adjetivos: amarillo, amarilloso; amargo, amargoso; elegante, elegantoso. También aparece este sufijo en adjetivos que se derivan de verbos: cavilar, caviloso; afrentar, afrentoso; resbalar, resbaloso. Hay otro sufijo que sigue esta misma regla ortográfica y que se aplica especializamente en la nomenclatura química: sulfuroso, nitroso, cloroso, ferroso.

A ojo de buen cubero el Diccionario de la lengua española registra unos mil trescientos adjetivos terminados en -oso/-osa. Solo hay dos excepciones a la regla: mozo y moza, buenmozo y buenamoza. A esto era a lo que me refería cuando les hablaba de regla ortográfica «agradecida». ¿Y lo buen mozo que resulta alguien con buena ortografía?

El sexismo lingüístico: ¿mito o realidad?

Por

Domingo Caba Ramos

 

“El feminismo ortodoxo, acrítico y acultural entiende, tal como se lo enseñó el marxismo o la sociolingüística, que la lengua es un instrumento de dominación al servicio de la sociedad machista”.  (Diógenes Céspedes)

Con el título de “El constructivismo en la transformación curricular” (2000), hace ya varios años, cayó en mis manos un libro en cuya dedicatoria se lee lo siguiente:

“Dedico esta obra de manera muy especial a los maestros y maestras de mi país; y a todos y todas aquellos y aquellas que puedan leerla. Lo hago de esta manera, ya que considero que los mismos y las mismas son los y las profesionales más meritorios y meritorias que tienen una nación, un pueblo y el mundo. Son ellos y ellas, los padres y las madres de los y las profesionales, los agentes de cambios, transformadores, forjadores, moldeadores y modificadores de caracteres de la sociedad y el mundo.” (1)

Tan monótona o pesada construcción gramatical, propia de la llamada “lengua no sexista”, se repite a diario en discursos como el que se transcribe a continuación:

«Señoras y señores:

“Gracias por asistir a esta importante reunión. Todos y todas fueron convocados y convocadas para analizar qué podemos hacer en beneficio de los y las moradores y moradoras de esta comunidad que hoy forman parte de la gran masa de damnificados y damnificadas, víctimas de las recientes inundaciones. En condiciones bastante infrahumanas, esos y esas damnificados y damnificadas yacen alojados y alojadas en diferentes lugares o refugios en espera de la ayuda humanitaria que podamos ofrecerles todos y todas los y las que nos consideramos ser verdaderos y verdaderas cristianos y cristianas o totalmente identificados e identificadas con el dolor ajeno”.

Valdría imaginarse lo tormentoso que sería leer un libro o escuchar un extenso discurso abarrotados de semejantes galimatías, o en el que tan inarmónica y tediosa sintaxis se haya empleado como forma de expresión. Como bien lo afirma mi recordado maestro, doctor Diógenes Céspedes (2): «Con toda honestidad, pasar de una página de un libro o un artículo con estos torniquetes, se vuelve un martirio».

Pero a pesar de lo racional y válido que parezca el juicio de este reputado lingüista, la forma de expresión lingüística (lengua no sexista), empleada en el fragmento precitado, abarrotada de “torniquetes” o dobletes genéricos, es la que recomiendan las líderes feministas, por cuanto, según ellas, no discrimina ni excluye u oculta la presencia de la mujer; ni mucho menos destaca la supremacía masculina.

Vale resaltar, sin embargo, la vacilación en que se incurre cuando se utiliza la antes citada lengua, toda vez que se intenta evitar el sexismo lingüístico apelando a la duplicidad genérica en nombres y pronombres; pero no en los adjetivos que los califican. Así, en la dedicatoria antes transcrita, se habla de “los y las profesionales, transformadores, moldeadores, forjadores y modificadores…”, cuando a la luz de la lógica antisexista, lo recomendable hubiera sido escribir: “los y las profesionales transformadores / transformadoras, moldeadores/moldeadoras, forjadores/forjadoras y modificadores /modificadoras”.  En el proceso de elaboración de uno y otro discurso bien pudo haberse utilizado una construcción sintáctica de mayor pertinencia lingüística, obteniéndose, en el primer caso, por ejemplo, el siguiente resultado: «Dedico esta obra de manera especial a los maestros de mi país y a todos aquellos que puedan leerla. Lo hago de esta manera, ya que considero que los mismos son los profesionales más meritorios que tienen una nación, un pueblo y el mundo. Son ellos, los padres de los profesionales, los agentes de cambios, transformadores, forjadores, moldeadores y modificadores de caracteres de la sociedad y el mundo…».

Obviamente que la expresión, aparte de más armónica, elegante y comunicativa, resulta menos cursi y más en sintonía con el principio de economía lingüística; pero no obstante su evidente pertinencia, el ala ortodoxa del movimiento feminista la rechazaría por entender que en ella se han utilizado formas lingüísticas que sólo hacen referencias al género masculino y que, por tanto, excluyen, ocultan o discriminan lo femenino. Cuestionaría su uso, por entender que tales formas resultan discriminatorias por razones de sexo, vale decir, por considerar que al emplearlas se incurre en sexismo lingüístico.

 

El sexismo lingüístico 

El sexismo lingüístico ha sido definido como todos aquellos vocablos que, debido a la forma de expresión escogida por el hablante, resultan discriminatorios por razones de sexo. Al sexismo lingüístico, o lengua sexista, el feminismo le opone la lengua no sexista o, como prefieren llamarla muchos de sus dirigentes y seguidores, la “lengua con perspectiva de género”, entendiéndose como tal, una lengua que no discrimina por razones de género ni destaca el predominio de uno de los sexos.

Para combatir el sexismo en el uso de la lengua, el feminismo, a mediados de la década de los ochenta, publicó unas recomendaciones, muy polémicas por cierto y, a nuestro juicio, insostenibles desde el punto de vista lingüístico, las principales de las cuales se transcribirán en otra parte del presente ensayo.

 

Etapas del sexismo lingüístico 

El doctor Álvaro García Meseguer, una de las personas que más ha escrito sobre el tema, en un extenso y enjundioso trabajo titulado “El español: una lengua no sexista”, publicado en la red de Internet sin fecha, describe las etapas recorridas en el estudio del sexismo lingüístico (3):

   1ª etapa: Se desconoce su existencia. No se detecta el sexismo lingüístico. Esta etapa ha durado en España hasta mediados de los años setenta.

   2ª etapa: Se descubre el sexismo lingüístico y su existencia comienza a difundirse en la sociedad. Esta etapa en España se ubica en torno a 1980.

   3ª etapa: El feminismo intenta crear estrategias para combatir el sexismo lingüístico. Se publican recomendaciones al respecto. Estamos a mediados de la década de los ochenta.

   4ª etapa: Corresponde al momento actual. Se hacen patentes los inconvenientes que trae consigo el seguir las recomendaciones anteriormente mencionadas, y se crea un conflicto entre dos bandos: unos que defienden esas normas y otros que las atacan. De manera simplista podemos decir que a los primeros les importa más la mujer que el lenguaje, y que a los segundos les sucede lo contrario.

Son numerosas las alternativas o propuestas establecidas para el uso de una lengua no sexista; pero antes de entrar en consideración, veamos sólo algunos de los postulados que han servido de base de sustentación para su formulación teórica.

 

Postulados feministas sobre la lengua 

  • La lengua es un instrumento de dominación de la mujer al servicio de la sociedad machista. 
  1. b) La lengua es sexista porque la cultura es y ha sido masculina. 
  2. c) El término mujer hace referencia exclusivamente al sexo femenino, sin embargo, hombre alude tanto al individuo de sexo masculino como a todo el género humano, sin distinción de sexos, y este hecho da lugar a ambigüedades y, en ocasiones, a una ocultación de la mujer. 
  3. d) El sexismo que se evidencia en nuestra lengua no es más que reflejo de la histórica y real situación de opresión de las mujeres en todas las esferas. 
  4. e) Los hombres han nombrado la realidad a su manera diciendo lo que es y no es a través del lenguaje. 
  5. f) La lengua española es discriminatoria, porque el idioma hablado y escrito produce estereotipos que deforman el concepto humano de lo femenino. 
  6. g) Como en todos los campos, también existe discriminación de las mujeres por medio del lenguaje. Si queremos avanzar en el camino de la efectiva igualdad entre mujeres y hombres debemos combatir esa discriminación. 
  7. h) La forma actual de hablar y escribir no representa a las mujeres. 
  • Es necesario romper con el lenguaje sexista en búsqueda de un mundo de igualdad entre mujeres y hombres. 

Así piensa el feminismo radical y ortodoxo en materia de lengua. Ya veremos algunas de sus famosas alternativas, propuestas o recomendaciones en pos de una lengua sexualmente igualitaria.  “La lengua es un sistema económico de expresión, y el masculino vale en este caso como término neutro que sirve para masculino y femenino” 

(Gregorio Salvador: lingüista, filólogo, dialectólogo y lexicógrafo español)

 

Sexismo lingüístico y estrategias para evitarlo 

Según la óptica feminista, apuntábamos anteriormente, se incurre en sexismo lingüístico cuando se utiliza cualquier expresión que resulte discriminatoria por razones de sexo. Que la lengua española es sexista y, por ende, androcéntrica, por cuanto discrimina, infravalora, subordina, excluye, quita la palabra y oculta la presencia de la mujer; porque destaca el protagonismo masculino y alude a la mujer no directamente, sino a través de su relación con el hombre. Es lo que la etnóloga y antropóloga mexicana, doctora Marcela Lagarde (1948), ha denominado “usos misóginos del léxico y de la gramática”.

También afirmábamos que en la década de los ochenta se publicaron unas recomendaciones con las que se pretendía poner fin a una forma de hablar y escribir que, al decir de sus gestoras, no representa a las mujeres y que, por el contrario, las excluye. Específicamente en 1989, el Instituto de la Mujer, correspondiente al Ministerio de Asuntos Sociales de España, publica sus famosas y muy polémicas propuestas en pos del uso de un lenguaje no sexista. (4)

 “Los cambios que, a partir de las reivindicaciones de las mujeres, se están produciendo en los papeles sociales de ambos sexos – apunta el citado Instituto – exigen una adecuación de la lengua para liberarla de estos estereotipos discriminatorios. En otra palabra, para liberarla de usos sexistas”.  

Para eliminar tales usos, y en reacción al valor genérico que en español tiene el masculino, el organismo oficial peninsular aboga por una lengua sensata que no quite la palabra a nadie; y, en consecuencia, propone, entre otras, las siguientes alternativas:

  1. «Cuando nos referimos a la vez, tanto al masculino como al femenino, evitar el uso, con sentido universal, de las palabras “hombre”“hombres”y los plurales masculinos, por cuanto el término hombre no representa a las mujeres, y al emplearlo como falso genérico se oculta o desdibuja la presencia, las aportaciones y el protagonismo de las mujeres. Se trata de realidades distintas y, como tales, deben ser nombradas. Se propone, en consecuencia, la sustitución de hombre y hombres, en estos casos, por persona o personas, ser humano o seres humanos, hombres y mujeres o mujeres y hombres, sin dar preferencia en el orden al masculino o al femenino».

En virtud de lo antes dicho, el feminismo propone que se utilicen genéricos universales o nombres colectivos no asociados a ningún sexo: en lugar de “los profesores”, el profesorado; en lugar de “los niños”, la niñez; en lugar de “los alumnos”, el alumnado; en lugar de “los ciudadanos”, la ciudadanía. O recurrir a dobletes genéricos que se refieran a los dos sexos: los profesores y las profesoras y viceversa; los niños y las niñas o viceversa; los alumnos y las alumnas o viceversa; los ciudadanos y las ciudadanas o viceversa. Y en vez de “los derechos del hombre”, mejor “los derechos de los hombres y las mujeres o de las mujeres y los hombres”.

  1. «Evitar el uso exclusivo del masculino para referirse a oficios o cargos, especialmente si quien los desempeña es una mujer. En este caso deberá emplearse formas femeninas como: oyenta, jueza, médica, gerenta, conserja, del, jefa, irigente, etc….».
  1. «Se debe evitar que las mujeres usen el masculino, tanto plural como singular, cuando se refieren a sí mismas: “todas nosotras” y no “todos nosotros”; “cada una debe pensar así” y no “cada uno debe pensar así».
  1. «Abolir la práctica de identificar a la mujer con el apellido del hombre: Filomena de García, Andrómeda de Pérez, Venancia de Peralta, etc.».
  1. «En ocasiones, se cita a las mujeres como categoría aparte, después de utilizar el masculino plural como omnicomprensivo o representando a los hombres como grupo principal y añadiendo a las mujeres como grupo dependiente o propiedad del anterior. Esa forma de expresión ofrece una imagen de subordinación de un grupo respecto a otro. Así, en vez de la frase sexista: “Los nómadas se trasladaban con sus enseres, mujeres, ancianos y niños de un lugar a otro”, dígase: “Los grupos nómadas se trasladaban con sus enseres de un lugar a otro”».
  1. «Los términos señora y señorita refieren el estado civil de la mujer en evidente asimetría con “señorito”, no aplicado al hombre, al cual se le llama señor sea soltero o casado. Abolir, pues el título “señorita”, el cual tiende a disminuir, y llamar señora a la mujer casada o soltera»
  1. «Cuando se utilicen dobletes o empleo de los dos géneros gramaticales, se recomienda concordarlos con el último artículo o sustantivo: “los y las nuevas trabajadoras” o “las y los nuevos trabajadores»

Las recomendaciones precitadas resumen la tesis no sexista e inclusiva sustentada por la orientación feminista: el término mujer no puede, como sucede en la práctica lingüística del español, estar representado por la voz hombre, pues de esa forma se la excluye del discurso cotidiano y se le opacan o borran sus acciones.

Para Miguel García Posada (1944 – 2012) filólogo, escritor y crítico literario español, tales propuestas carecen por completo de valor o importancia lingüística. “Ya todos el mundo conoce – escribe al respecto – las famosas normas para evitar el lenguaje sexista,

redactadas por gente que, sin duda, sabe mucho de sexismo; pero muy poco de lenguaje”

Con excepción de la propuesta #4, las demás, desde el punto de vista lingüístico, las considero innecesarias, insostenibles y, sobre todo, absurdas.

 

Posición de la Real Academia Española 

Las propuestas para el uso de una lengua no sexista, encuentran su rechazo o entran en contradicción con lo planteado y prescrito al respecto por la Real Academia Española (RAE) en dos de sus textos fundamentales: el Diccionario panhispánico de dudas (2005) y la Nueva gramática de la lengua española (2010), ambos de carácter panhispánico y consensuados por la Asociación de Academias de la Lengua Española.

 «En los sustantivos que designan seres animados – se lee en el Diccionario panhispánico de dudas – el masculino gramatical no solo se emplea para referirse a los individuos de sexo masculino, sino también para designar a la clase, esto es, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: El hombre es un animal racional; El gato es un buen animal de compañía. Consecuentemente – amplía el precitado lexicón – los nombres apelativos masculinos, cuando se emplean en plural, pueden incluir en su designación a seres de uno y otro sexo: Los hombres prehistóricos se vestían con pieles de animales; En mi barrio hay muchos gatos (de la referencia no quedan excluidas ni las mujeres prehistóricas ni las gatas). Así, con la expresión los alumnos podemos referirnos a un conjunto formado exclusivamente por alumnos varones, pero también a un colectivo mixto, formado por chicos y chicas…» (5) 

En relación con la sistemática y persistente campaña que con el propósito de “desmaculinizar” la lengua, desarrolla y ha desarrollado durante años el movimiento feminista, la R.A.E., en el texto antes referido, apunta lo siguiente:

«A pesar de ello, en los últimos tiempos, por razones de corrección política, que no de corrección lingüística (Subrayado nuestro, D.C), se está extendiendo la costumbre de hacer explícita en estos casos la alusión a ambos sexos: “Decidió luchar ella, y ayudar a su compañeros y compañeras…”. Se olvida de que en la lengua está prevista la posibilidad de referirse a colectivos mixtos a través del género gramatical masculino, posibilidad en la que no debe verse intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de la economía expresiva; así pues, en el ejemplo citado pudo – y debió –decirse, simplemente, ayudar a sus compañeros”» (6)

Aludir a los dos sexos (los niños y las niñas, los ciudadanos y las ciudadanas), con el afán de no incurrir en la supuesta “discriminación lingüística” constituye, según el Diccionario panhispánico de dudas, una “innecesaria costumbre”, generadora de “engorrosas repeticiones”, las que, unidas al deseo de mitigar la pesadez de la expresión que esas repeticiones provocan, se tratará de evitar mediante “la creación de soluciones artificiosas” que contravienen las normas de la gramática: las y los ciudadanos” (7)

Sobre el mismo tema, y en iguales o parecidos términos se expresa la RAE, en una de sus más recientes obras, la Nueva gramática de la lengua española, publicada en marzo del 2010: «El masculino es en español el GÉNERO NO MARCADO, y el femenino, el MARCADO. En la designación de personas y animales, los sustantivos de género masculino se emplean para referirse a los individuos de ese sexo, pero también para designar a toda la especie, sin distinción de sexos, sea en singular o en plural. Así, están comprendidas las mujeres en Un estudiante universitario tiene que esforzarse muchos hoy en día para trabajar y estudiar a la vez. Se abarca asimismo a las osas en El oso es un animal plantígrado. Estos casos – aclara la Nueva Gramática – corresponden al USO GENÉRICO del masculino. Sin embargo, las razones extralingüísticas (subrayado nuestro, D.C) o contextuales pueden dar a entender que se habla solo de varones…» (8)

En relación con el uso frecuente de los dobles genéricos, la docta corporación lingüística sostiene que: «En el lenguaje político, administrativo y periodístico se percibe una tendencia a construir series coordinadas por sustantivos que manifiesten los dos géneros: los alumnos y las alumnas; A todos los chilenos y a todas las chilenas; tus hijos y tus hijas… El circunloquio es innecesario en esos casos, puesto que el empleo del género no marcado (masculino) es suficientemente explícito para abarcar a los individuos de uno y otro sexo. Se prefiere, por lo tanto, Los alumnos de esta clase se examinarán el jueves; Es una medida que beneficia a todos los chilenos; ¿Cómo están tus hijos?» (9)

La doble mención genérica, de acuerdo con el criterio académico, solo es admisible, cuando se interpreta como señal de cortesía en ciertos usos vocativos: señoras y señores; amigas y amigos; damas y caballeros, etc.

Comparto en todas sus partes estos juicios de la Real Academia Española acerca de un tema que como el supuesto sexismo lingüístico presente en el español, tantas polémicas o teorías contrapuestas ha generado, genera y generará.

Los comparto, no solo porque dichos juicios se apoyan en razones eminentemente lingüísticas, sino porque al igual que el citado organismo, entiendo que los argumentos antisexistas se fundamentan en criterios extralingüísticos, específicamente sociopolíticos. Porque considero que los desdoblamientos genéricos, tales como : «diputados y diputadas, padres y madres, niños y niñas, funcionarios y funcionarias, bienvenidos y bienvenidas, todos y todas, etc.»), constituyen verdaderas e innecesarias piruetas lingüísticas, altamente cansonas y carentes por completo de elegancia sintáctica ; y porque pese al deseo de ciertos grupos colectivos de presentar la lengua como rehén histórico del machismo social, el uso genérico del masculino gramatical tiene que ver con el criterio básico de cualquier lengua: economía y simplificación. Obtener la máxima comunicación con el menor esfuerzo posible, evitando decir con cuatro palabras lo que bien puede expresarse con solo dos.

 

El uso de la arroba (@) como signo lingüístico 

Los defensores del antisexismo lingüístico o promotores de la llamada lengua con perspectiva de género han puesto de moda, para evitar los tormentosos, engorrosos e innecesarios dobletes genéricos del tipo: los/las; todos y todas; maestros y maestras, etc., el símbolo de la arroba (@) como recurso gráfico para integrar en una sola palabra las formas masculina y femenina del sustantivo, por entender, erróneamente, que dicho signo incluye en su trazo las vocales a y o: esas niños. También el uso de las barras: las/los; nuestro/nuestra.

Conviene aclarar, en tal sentido, que la @ es una unidad de medida, no un signo lingüístico, razón por la cual se reputa como un recurso desacertado o carente de valor gramatical cuando se emplea para integrar en una misma palabra los dos géneros gramaticales: apreciad@s amig@s.

Pero además de su esencia no lingüística, en ocasiones este recurso, la @, no siempre resulta aplicable por cuanto transgrede las normas de la concordancia. Es lo que sucede en la secuencia “Día del niñ@”toda vez que del es un artículo contracto que se refiere solo al masculino y, en consecuencia, nunca podría ser antepuesto a un nombre femenino. Aparte de todo esto, dicho símbolo resulta impronunciable, vale decir, solo es posible aplicarlo en el discurso escrito, no así, en la expresión oral

 

El sexismo lingüístico visto por lingüistas y escritores 

Además de la Real Academia Española (RAE), opuesto al uso de desdoblamientos (Ellos y ellos, los padres y las madres, todos y todas, bienvenidos y bienvenidas…), así como a la tesis feminista de que la lengua española es sexista, excluyente y discriminatoria, es también el parecer de connotados lingüistas, escritores y académicos dominicanos y de otras partes del mundo hispánico.

El uso del masculino genérico o utilizado para designar a todos los individuos de la especie, constituye el blanco principal hacia el cual van dirigidas las persistentes críticas formuladas por las combativas representantes del feminismo radical, por entender estas que de esa manera se oculta, “invisibiliza” o desdibuja la imagen de la mujer. Por esa razón se intenta reivindicar la presencia femenina con la alusión explícita a los dos géneros. Si bien este argumento del sexismo lingüístico cuenta con el apoyo de un reducido número de personas que lo defienden y reafirman, en el mundo hispanohablante son más (la mayoría) quienes lo rechazan, entre estos especialistas en la materia, por considerarlo insustancial o carente por completo de soportes lingüísticos. Es el caso, por ejemplo, del insigne filólogo español Gregorio Salvador (1927).

Dialectólogo , exvicepresidente de la Real Academia Española y uno de los académicos que con mayor firmeza ha rechazado los desdoblamientos genéricos y el rasgo sexista que se le atribuye al idioma español, para el brillante lingüista granadino carecen de fundamentos científicos los cuestionamientos emitidos contra el valor genérico del masculino, por cuanto , según sus palabras: “La lengua es un sistema económico de expresión y el masculino vale en este caso como término neutro que sirve para masculino y femenino”.

Otro lingüista peninsular, Fernando Lázaro Carreter (1923–2004), filólogo y expresidente de la RAE, al tratar el polémico tema, presenta “un absurdo pero ilustrativo” ejemplo: “A todos y todas los dueños y dueñas de perros y perra.”, para concluir planteando: “Este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico”.

Madrileño, filólogo, poeta, narrador, brillante traductor literario y uno de los escritores de mayor valía con que cuenta actualmente España, Javier Marías Franco (1951), en un artículo publicado en la red titulado “Cursilerías lingüísticas” (El País – Cultura – 20-03-1995), más incisivo y contundente en sus juicios, califica de “horrenda” “cursi” y “mojigatería insufrible” la práctica de la doble mención genérica (11):

«El plural ‘los escritores’ – sostiene el afamado novelista- engloba también a las escritoras –es una mera convención de la lengua-, y me parece cursi la vigilancia que hoy lleva a tanta gente a decir “los escritores y las escritoras”, “las niñas y los niños” (o a escribir, con fórmula bancaria y horrenda, “el lector /a”)».

Y al referirse a la utilización del masculino para nombrar a todos los individuos de la especie, Marías la exime de toda intención discriminatoria:  «En cuanto al uso genérico de hombre, es otra convención sin más, como lo es decir “el león vive en la selva”, “el perro es el mejor amigo del hombre” o “los escoceses son tacaños”. Por eso a este escritor le parece «una mojigatería insufrible andar diciendo “el león y la leona viven en la selva”, “el perro y la perra son los mejores amigo y amiga del hombre y de la mujer” o “los escoceses y las escocesas son tacaños y tacañas».

La línea de pensamiento de estos y otros lingüistas españoles, puesta de manifiesto en el rechazo a la tesis antisexista, es por entero compartida, en la República Dominicana, por prestantes escritores y consagrados estudiosos de la lengua, como los doctores Diógenes Céspedes, Bruno Rosario Candelier y Orlando Alba, miembros todos de la Academia Dominicana de la Lengua.

Reafirmando la tesis de que la postura feminista se funda en razones sociopolíticas, no lingüísticas, Diógenes Céspedes sostiene que el feminismo ha llevado la lucha de clases al plano de la lengua.

“El feminismo ortodoxo, acrítico y acultural – Plantea al respecto el reputado ensayista y crítico literario – entiende, tal como se lo enseñó el marxismo o la sociolingüística, que la lengua es un instrumento de dominación al servicio de la sociedad machista”.

Y en relación con la utilización de dobletes genéricos (todos y todas, los maestros y las maestras, bienvenidos y bienvenidas etc.), el autor de Lengua y poesía en Santo Domingo en el siglo XX (1985) afirma: «Con toda honestidad, pasar de una página de un libro o un artículo con estos torniquetes, se vuelve un martirio».

En uno de sus más recientes libros, el afamado escritor y crítico mocano, doctor Bruno Rosario Candelier (12), llama “plaga de género” a la práctica feminista consistente en mencionar los dos géneros gramaticales: «En primer lugar – señala – rechazamos lo que denominamos la plaga del género, señalizada en el uso innecesario del doble género (“Los/las dominicanos/as, “A todos y a todas, etc.), puesto que si se dice “los dominicanos”, esa expresión incluye a todos los dominicanos de cualquier género… y si se dice “Buenos días a todos”, no hay que especificar “y a todas”puesto que “todos” envuelve a los seres humanos presentes, en cuya categoría están incluidas las mujeres….» (13).

Esa artificiosa e irracional “plaga de género” constituye, para el doctor Candelier, una práctica inoportuna y ridícula: «Porque decir: “Los y las ciudadanas”, o “Los y las ciudadanos”, o “Las y los ciudadanos”, contraviene la preceptiva de la concordancia gramatical, y más aún, es ridículo, inoportuno y sobreabundante» (14).

Y en cuanto a la inclusión que se atribuye al género masculino, el actual presidente de la Academia Dominicana de la Lengua sostiene que esa función genérica o inclusiva «no implica discriminación de sexo, sino la aplicación, por convención cultural, de la ley lingüística de economía expresiva sancionada por el uso y la norma de la lengua…» (15).

La costumbre de utilizar artificiosos recursos (dobletes, barra y arroba) para evitar el supuesto sexismo o discriminación de la mujer en el uso de la lengua, ha merecido también el autorizado y sabio juicio del laureado lingüista dominicano Orlando Alba (16), posiblemente el investigador que más ha escrito acerca del español dominicano.

El exprofesor de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) y, en la actualidad, catedrático en la Universidad Brigham Young en Provo, Utah, Estados Unidos, en el caso específico de los dobles genéricos, Alba, igual que los especialistas antes citados, destaca su naturaleza sociopolítica, no lingüística, y rechaza su uso al afirmar que «la alusión explícita a ambos sexos no es necesaria, ni se puede justificar con argumentos lingüísticos. Se explica, acaso, desde la perspectiva de la corrección política, pero no de la corrección en el uso de la lengua» (17).

Y sobre el uso del masculino con valor genérico, sostiene Alba que «La utilización del masculino para designar a todos los individuos de la especie, solo busca eficiencia, y no tiene intención discriminatoria de la mujer. No implica, en lo absoluto una ‘ocultación de la mujer a través del lenguaje’» (18). Este genérico empleo, según este destacado investigador, no sólo incluye a las personas, sino también a los animales. Por eso, al presentar como ejemplos: “El ladrido de los perros no los dejó dormir” y “En el barrio hay muchos gatos”, puntualiza que “no se exonera de culpa a las perras” ni “se excluyen de la referencia las gatas”, y acto seguido reflexiona: “Pero a pocos se les ocurre pensar que en estos casos hay sexismo lingüístico, y que por algún tipo de conspiración machista se está privilegiando a los animales machos sobre sus parejas hembras”.

Y sobre el uso del masculino con valor genérico, sostiene que «La utilización del masculino para designar a todos los individuos de la especie, solo busca eficiencia, y no tiene intención discriminatoria de la mujer. No implica, en lo absoluto una ‘ocultación de la mujer a través del lenguaje’» (18). Este genérico empleo, según este destacado investigador, no sólo incluye a las personas, sino también a los animales. Por eso, al presentar como ejemplos: “El ladrido de los perros no los dejó dormir” y “En el barrio hay muchos gatos”, puntualiza que “no se exonera de culpa a las perras” ni “se excluyen de la referencia las gatas”, y acto seguido reflexiona: “Pero a pocos se les ocurre pensar que en estos casos hay sexismo lingüístico, y que por algún tipo de conspiración machista se está privilegiando a los animales machos sobre sus parejas hembras”.

 

El singular también es genérico

“Lo mismo que el masculino, el número singular – explica Orlando Alba – también se utiliza con valor global, toda vez que incluye al plural, como se aprecia en la oración “El perro es el mejor amigo del hombre”, en la que de acuerdo al autor, “no se hace referencia a un perro y a un hombre en particular, sino a los perros y a los hombres en general…” (19).

Conforme al anterior planteo, al eminente sociolingüista cibaeño le extraña que la lucha contra el masculino con valor inclusivo no haya ido pareja con la campaña contra el uso del singular con valor global, “Porque – agrega – no es justo combatir la supuesta injusticia contra el género femenino, y no hacer lo mismo con respecto a la misma “falta” cometida en contra del número plural” (20).

 

El uso de la lengua inclusiva y sus indeseables consecuencias 

Enfocado el problema desde una visión científica y al margen de toda postura subjetivista, es innegable que el uso de la lengua , como pretende la rama ortodoxa o radical del movimiento feminista, genera los más negativos resultados que afectan, ,fundamentalmente, la concordancia, la economía expresiva y la elegancia de la frase, vale decir, la estructura morfosintáctica del discurso. Merced a este juicio, el profesor Alba, a modo de colofón, considera que ese uso no sexista de la lengua origina consecuencias nada gratas y deseables, como son las siguientes:

  1. Crea verdaderas piruetas lingüísticas. 
  1. Se originan repeticiones engorrosas y unas estructuras sintácticas innecesariamente complicadas y, por consiguiente, insufribles, pesadas, repetitivas, enrevesadas y extravagantes.  
  1. Se produce una visible incongruencia en la aplicación de la concordancia.  
  1. El nivel de ridiculez del texto aumenta.  
  1. Conlleva, por último, el empobrecimiento de la capacidad expresiva de la lengua. 

“Ya todos el mundo conoce las famosas normas para evitar el lenguaje sexista, redactadas por gente que, sin duda, sabe mucho de sexismo; pero muy poco de lenguaje”. 

(Miguel García Posada)

 

Conclusión 

Yo también considero que quienes redactaron las famosas propuestas para evitar el sexismo en la lengua, podrán “saber mucho de sexismo, pero muy poco de lenguaje”. De haber enfocado el problema con una visión científico – lingüística y no desde una óptica ideológico – clasista, sus propulsores bien pudieron entender que al utilizar los dobletes genéricos, propios de la denominada lengua con perspectiva de género (no sexista):

  • Se confunde el género biológico (hembra/varón) con el género gramatical (masculino/ femenino). O, lo que es lo mismo, se identifica el género gramatical con sexo, olvidando tal vez, que existen seres asexuados (las cosas) a los que sí se les puede atribuir un género; pero jamás encasillarlos en un sexo determinado. ¿A qué conduce eso? “A una confusión semántica y a una sintaxis enemiga de la ley del menor esfuerzo como principio innegociable de la comunicación lingüística” –responde el profesor Diógenes Céspedes.
  1. b) Se viola el principio de economía lingüística o ley del menor esfuerzo. Para comprobar esto, sólo hay que descubrir las palabras que sobran cada vez que se utilizan monótonos dobletes genéricos en frases del tipo: los y las amigos y amigas, todos y todas, maestros y maestras, etc.; o en párrafos como: “Los empleados y las empleadas gallegos y gallegas están descontentos y descontentas por haber sido instados e instadas, e incluso obligados y obligadas, a declararse católicos y católicas”.
  1. c) Se incurre en violación o desconocimiento de las reglas de la concordancia del español. Una de estas establece que dos sustantivos de diferentes géneros demandan en masculino plural el adjetivo que los califica: “Niños y niñas traviesos…”Pero el ultrafeminismo rechaza por machista este precepto y le opone sus engorrosas e indigeribles duplicaciones: “Niños y niñas traviesos y traviesas”.
  1. d) Se olvida que la función fundamental de la lengua es la comunicación. La construcción sintáctica que pretende el feminismo, por farragosa, resulta confusa, oscura y poco comunicativa.
  1. e) Se olvida que la lengua española no es en sí misma tan sexista como parece, sino el uso que de ella hace el hablante. En tal virtud vale destacar que el escritor, profesor e investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, Álvaro Meseguer, publicó en 1977 el libro “Lenguaje y discriminación sexual”, donde establecía que la lengua española era profundamente sexista; pero diecinueve años después se retracta cuando en su nueva obra, “¿Es sexista la lengua española?”, (Paidós, 1996, Barcelona, pág.17), admite que había confundido género y sexo, que la lengua española es inocente y que el sexismo lingüístico radica en el hablante o en el oyente, pero no en la lengua.
  1. f) Se ignora, como muy juiciosamente afirma el destacado filólogo sevillano, Miguel García Posada, que el genérico masculino no es suprimible: pertenece al código básico del idioma, no al uso individual. Que en español, el masculino es el TÉRMINO NO MARCADO, y por eso niño puede servir para ambos géneros, contrario a niña que sólo significa niña, toda vez que el femenino es el TÉRMINO MARCADO.
  1. g) Se Incurre en vacilaciones frecuentes. Esta vacilación se manifiesta de dos maneras:
  1. Se distinguen o expresan los dos géneros en el sustantivo, pero no en el adjetivo que lo califica: “No votaré por candidatos y candidatas corruptos…”(¿Por qué no corruptos y corruptas?)
  1. Tanto en la expresión oral como escrita, una misma palabra aparece usada con distinción de género en un momento, y en otro no. Así, es común leer textos antisexistas en uno de cuyos párrafos se lee: “Es papel de los/las maestros/maestras es leer y fomentar el amor por la lectura…”Sin embargo, en el párrafo siguiente, el mismo autor escribe: “Sabemos que los maestros siempre han sido los grandes olvidados…”(¿Por qué esta vez se obvió la distinción genérica, al expresar solamente maestros y no los/las maestros y maestras?

¿Por qué se producen estos casos de vacilación?

Sencillamente, porque el hablante que así procede no tiene internalizada en su cerebro esa estructura sintáctica, esto es, los desdoblamientos; porque actúa movido por la moda, por la imitación, sin conciencia lingüística, por presión, vale decir, para evitar la etiqueta de machista, o, quizás, para no entrar en contradicción con el movimiento feminista, evitando así las incisivas críticas de sus combativas representantes.

  1. h) El feminismo ha sabido penetrar e insertar sus normas en los documentos de muchas instituciones públicas de la República Dominicana; pero fundamentalmente, en aquellos que versan sobre el proceso de transformación curricular de la educación dominicana. De ahí que sea muy común escuchar a maestros, técnicos, empleados y funcionarios del Ministerio de Educación hablar de alumnos y alumnas, maestros y maestras, profesores y profesoras, etc., los cuales, al igual que otros carecen por completo de pertinencia desde el punto de vista lingüístico.

A esa profusión de dobletes, algunos autores los llaman «cursilerías», «insensatez, ñoñeces o locuras feministas», «plagas de género» “piruetas lingüísticas”, “circunloquios”, “tonterías”, “mojigatería”,” ridiculeces”, etc. Adicional a estas descriptivas denominaciones, yo los llamaría “extravagancias léxicas”. Y como habría de esperarse, los juicios que rechazan esas formas feministas de expresión, han sido catalogados por sus fervientes defensoras de “alaridos misóginos”, “posturas patriarcales”, “rugidos discrepantes”, etc.

  • Ya nos imaginamos cómo variarían los nombres y las siglas de nuestras instituciones en caso de que se cumpla ciegamente el mandato feminista:
  1. Cámara de Diputados y Diputadas de la República Dominicana. 
  1. Asociación Dominicana de Profesores y Profesoras (ADPP).  
  1. Colegio de Ingenieros e Ingenieras, Arquitectos y Arquitectas, Agrimensores y Agrimensoras.  
  1. Asociación de locutores y locutoras de Santiago (ALLS)  
  1. Colegio de abogados y abogadas de la República Dominicana.  
  1. Día de los enamorados y enamoradas.  
  1. Día de los /las fieles difuntos y difuntas 

 

  1. j) Oponerse a estas formas de expresión, de ningún modo implica desconocer o resistirse a la evolución de la lengua o adoptar una actitud en contra de la igualdad de derechos de la mujer, como afirman o contraargumentan sus radicales defensoras.

La lengua, como bien afirma Gili Gaya “no permanece inalterable”, esto es, cambia. Y cambia, nadie lo discute; porque solo así puede cumplir con su función y renovarse permanentemente. Cambia porque la comunidad que la habla también cambia y, en tal virtud, necesita satisfacer o dar respuestas a las necesidades comunicativas de los hablantes. Pero esa evolución, de la lengua conviene precisarlo, se origina de manera natural, nunca por presión externa, sino impulsada por la fuerza de su dinámica interna.

Significa eso, que la lengua se resiste a cualquier tipo de control externo, y es de ahí que el cambio lingüístico, el cual se caracteriza por ser armónico y sistémico, ni se propone ni se impone; pues de ocurrir así, los hablantes no lo asumirían o adoptarían una actitud de radical resistencia. Por eso a nadie ha de extrañar el rechazo casi unánime que ha recibido el intento del movimiento feminista de tratar de imponer sus formas expresivas en el mundo hispanohablante.

  1. k) Cónsono con la ideología y el discurso feminista, algunos de sus más convencidos y fieles defensores platean que el sexismo lingüístico promueve la exclusión de lo femenino en general y de la mujer en particular. Es el caso, por citar solo un ejemplo, del Dr. Bartolo García Molina, ensayista, destacado profesor universitario y promotor activo de dicha ideología, quien, al referirse al tema del sexismo lingüístico, sostiene que el sexismo discursivo y lingüístico refuerzan la desigualdad y la discriminación hacia la mujer(21).

Y a tono con ese planteo, el precitado autor establece un paralelo entre lengua no sexista y el trato a la mujer, al establecer que: “Hay que rescatar lo femenino de la marginación discursiva. Si no se valora la mujer en el discurso, – puntualiza – tampoco se valorará lo suficiente en la práctica. También lo inverso aplica; si no se valora la mujer en la realidad o la práctica, tampoco se valorará en el discurso” (22).

Necesariamente tengo que disentir o expresar mi desacuerdo con el punto de vista de quien fuera mi apreciado e ilustre maestro de Fonética y Fonología en la UASD, por cuanto a la luz de la realidad, tan reivindicativo y no menos dignificador juicio no se sostiene, toda vez que son muchos los hombres que, cuando hablan en público, abarrotan su léxico de formas feministas, asumiendo así un discurso que no sienten ni comparten, razón por la cual, en el ámbito familiar, ejercen contra sus parejas la más bestial de las violencias. Otros, como muchos dirigentes y candidatos políticos, muy especialmente en los procesos electorales, les encantan hablar “a lo feminista” o destacando los dos géneros en sus discursos, con el único y deliberado propósito de vender una falsa imagen de identidad con el mundo femenino y captar de esa manera la simpatía y el voto de la mujer.

  1. l) Los ideólogos del archifeminismo califican de “machista” a todo aquel que se oponga o no comulgue con sus postulados y prácticas antisexistas. Pensar así es poseer una visión desenfocada o al margen por completo de la verdadera esencia del problema.

Todos debemos apoyar la justa lucha de las mujeres en pos de sus derechos de igualdad y en contra de la irracional violencia masculina que mentes insensatas ejecutan en su perjuicio. Pero esa violencia se debe combatir primero el seno de la estructura social y no en la estructura interna de la lengua.

 

Notas y referencias 

 

  1. García, Pedro Norberto. (2000). El Constructivismo en la transformación curricular. Santo Domingo, Ediciones Nativo, CXA., p. 9.
  2. Crítico literario, ensayista, poeta, profesor, narrador, periodista, lingüista y Premio Nacional de Literatura 2007.
  3. http://elies.rediris.es/elies16/Garcia.html#2definicion.
  4. http://www.archena.es/files/Mat_11_evitarsexismolenguaje.pdf
  5. Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española. Diccionario panhispánico de dudas. Colombia, Santillana 2005, p. 311.
  6. Ob. Cit., p. 311.
  7. Ob. Cit… p. 311.
  8. Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española. Nueva gramática de la lengua española. México, Editorial Planeta, 2010, p.25.
  9. Ob. Cit. P.25.
  10. Diccionario panhispánico de dudas, p.312.
  11. http://elpais.com/diario/1995/03/20/cultura/795654016_850215.html
  12. Filólogo, crítico literario, ensayista, novelista, profesor universitario, Premio Nacional de Literatura 2008 y presidente de la Academia Dominicana de la Lengua.
  13. Rosario Candelier, Bruno. (2008). El ánfora del lenguaje. Santiago, Editora Teófilo, p.293.
  14. Ob. Cit., p.296.
  15. Ob. Cit., p.296.
  16. Orlando Alba cursó estudios una licenciatura en Educación: Mención Español (Universidad Católica Madre y Maestra – Santiago de los Caballeros), una maestría en Lingüística (Universidad de Puerto Rico, Recinto Río Piedras) y un doctorado en Filología Hispánica (Universidad Complutense de Madrid).
  17. Alba, Orlando (2009). La identidad lingüística de los dominicanos. Santo Domingo, Editora Búho, p. 150.
  18. Ob. Cit., p.153.
  19. Ob. Cit., p.155.
  20. Ob. Cit., p. 155.
  21. García Molina, Bartolo. (2012). Redacción. Santo Domingo, Editorial Surco. Santo Domingo.
  22. García Molina, Bartolo. (2006). Lengua, pensamiento y educación. Santo Domingo, Surco.

 

El autor es profesor de lengua y literatura y académico de la lengua. 

<dcaba5@hotmail.com>

¡Y dale con el mangú!

Por

Xiomarita Pérez 

 

“Májame el mangú”, así reza un merengue interpretado por el extinto El Gran Comprés, bajista y cantante líder de la orquesta “La Gente del País”, que puso a bailar a principios de la década de los 80 a los universitarios que frecuentaban El Almendrón, en la Zona Universitaria.

 

Plato matutino 

Parece que fue en esa década e inicio de los 90 que ese plato matutino fue realzado en todos los niveles, pues también recuerdo que existía un establecimiento con paragüitas de canas y mecedoras con el nombre de El Mangú, ubicado a unos metros de la avenida Jiménez Moya con José Contreras.

 

Viejos tiempos 

Fue en esa década (1988) que el mangú se reivindicó, según un escrito del creador del Festival Gastronómico Dominicano, Simón Romero, plasmado en su columna Tiempo Gourmet en Listín Diario, cuyo contenido se refiere a la entrada de este plato típico a los hoteles de Puerto Plata y luego a Santo Domingo, ofertado en el desayuno en los hoteles Concord, Lina y Sheraton. Luego siguió al Hotel Delta, Esquina de Tejas, etcétera.

 

Desayuno de Balaguer 

En 1993 la periodista Sara Savarín escribe en el periódico Última Hora que el presidente Joaquín Balaguer, luego de ser intervenido en el Jackson Memorial Hospital de Miami, se levantó al día siguiente iniciando el día con un desayuno de café con leche, mangú y tortilla de huevos.

 

Vocablo local 

Escrito esto, considero que no se debe insistir para que se incluya en el Diccionario de la RAE “mangú”, porque es un vocablo local que, aunque dicho plato se consume en los Estados Unidos, Europa y otros países, es la diáspora dominicana que lo tiene vigente. Ya está incluido en el Diccionario de Americanismos, además, primero se debió tomar en cuenta y consultar al Dr. Bruno Rosario Candelier, máximo representante en nuestro país de la Academia Dominicana de la Lengua.

 

(https://listindiario.com/la-vida/2021/02/18)

18 de febrero de 2021

Poemas de Clara Janés

EL POETA MEDITA SOBRE LOS

ACONTECIMIENTOS SUCEDIDOS HASTA AHORA

 

No es espejismo la belleza

que sostiene el amor en el desierto.

Si en el vacío la despliegan los ojos,

dentro del alma anida

como ameno paraje de verdor que se extiende

invadiendo mullido el cuerpo entero

y desata la fuente purísima

donde bebe la ausencia

tornando en acto la posibilidad absoluta.

 

GAZEL DE LAYLA AL LLEGAR DONDE MACHNÚN ESTÁ

Mi loco amor me huye,

corre hacia ti

como una tempestad de arena.

Como la lluvia del monzón

llena, mi loco amor,

de ríos el desierto.

Mi loco amor se adentra

en las tierras estériles,

hace crecer en ellas la flor

que dura un solo instante.

Acógelo, Machnún, es el instante

en que estamos suspensos para siempre.

 

LAS PALABRAS DE MACHNÚN

Apártate, amada, no distraigas

la imagen de ti que cobijo

contra todo huracán

para que crezca en mi centro

y con él forme uno.

Cegados sean los ojos de la carne

y fecunde la lluvia,

del alma, las cristalinas aguas.

 

POEMA DEL KASHF O DESVELAMIENTO

 

Si en ti moro vano es mi cuerpo ya.

Pase a tus labios la rosa viva

que en los míos crece

y a ellos incorpore su fuego

y que se confundan

mis cenizas con la nada.

 

LAYLA, AL PRESENTIR SU FIN, VE ANTE SUS

OJOS LA PRIMERA MIRADA DE MACHNÚN

Me miró

y se pobló de estrellas mi corazón,

y sobre el fuego de la sangre

se elevó el firmamento.

En el punto más alto de la noche

la luna sostenía el nadir

de los destellos.

Redondo era el orbe del amor

y el sol, oculto,

desvelaba su eterna incandescencia.

 

EN SUS ÚLTIMOS MOMENTOS RECONOCE LAYLA

QUE EL AMOR ES MIHRAB DEL MÁS ALLÁ

Tu paraíso-corazón,

granada inmóvil, ópalo encendido,

a la puerta de los destellos me conduce.

Un halo de armonía

se desdobla en el umbral.

Desde su levedad,

el oro y los siete esplendores

en remolino me acometen.

Prende el fuego interior

replegando las sombras.

Y penetro como un ave en la blancura.

 

REFLEXIÓN DEL POETA

 

Una escala se extiende

-hacia lo inalcanzable,-

que define la luz,

mas con letras candentes

graba en el corazón la sombra

el Ser no visto.

 

ANTES DE EXPIRAR SOBRE LA TUMBA DE SU AMADA,

DICE MACHNÚN ESTE ÚLTIMO POEMA

 

Tierra en la tierra es Layla

y en la nada acrece su hermosura.

Ser nada con la nada es mi designio.

La senda de la muerte nos une en teofanía.

 

Clara Janés, Diván del ópalo de fuego, Murcia,

Editora Regional de Murcia, 2005, pp. 103-110.

Clara Janés: Alba y enigma, perpetuas fuentes de poesía

Con frecuencia unos versos nos dejan en suspenso sin que se nos alcance por qué con nitidez. Se debe a que despiertan en nosotros resonancias de algo envuelto en el misterio. Otras veces reconocemos estas cadencias y vemos que se remontan a intuiciones experimentadas por el hombre ya en los albores de la civilización, es decir, hace tres o cuatro mil años, recogidas incluso en los libros sagrados o por la tradición. ¿Se ha producido un trasvase directo o indirecto, o se trata de una herencia cifrada en la constitución misma del hombre? Ambas cosas son posibles, sin olvidar el concurso del azar. Lo cierto es que una sola palabra puede revelarnos un mundo o una naturaleza. He aquí, por ejemplo, dos versos que sitúan a un poeta:

 

En el interior de la palabra alba

el alba se elevará.

 

Pertenecen a un poema del persa Sohrab Sepehrí y, sin que necesitemos más, nos dan su entera medida: por una parte, a través de ese bucle de la palabra sobre sí misma, nos hablan de su contemporaneidad; por otra, mediante la misma palabra y el sosiego emanado, de su carácter contemplativo y su vinculación con lo más depurado de la lírica de su país: la mística. El poema se titula “Presencia hasta el final”, y en él hallamos todo tipo de huellas que lo relacionan no solo con los textos sagrados más antiguos, sino con otros posteriores; y, entre estos indicios, los conceptos que sitúan a la poesía junto al alba y el misterio, dos hilos sutiles que sirvieron ya al autor del Rig Veda para definir precisamente el punto de partida de la creación lírica, dos hilos que, tejidos a lo largo de los siglos, siguen dibujando una misma experiencia por obra de algunos poetas contemporáneos, cuyos versos, como una escala múltiple, enlazan distintos estratos intuitivos. Junto a Sepehrí, entre otros, la poetisa inglesa Kathleen Raine o el portugués Ramos Rosa.

El citado poema de Sepehrí pertenece al último libro que escribió, Todo nada, todo mirada, publicado en 1977, que representa la culminación de un trayecto al que no fueron ajenas las estancias de su autor tanto en la India y el Japón, como en Francia y Estados Unidos. En dicho libro, pasados por un tamiz personal vivificador y unido a la tradición cultural persa, confluyen ecos orientales y occidentales, ya sea del Zen, la mística de san Juan de la Cruz o el surrealismo, por lo que resulta actual pero su raíz se pierde en el tiempo. Así, en “Presencia hasta el final”, el verbo, por una parte se vincula con el alma y el enigma –“el acceso a las palabras”, se nos dice, tendrá lugar una noche en que “el corazón del espejo desvelará sus misterios” y en la cual se elevará un alba en el interior mismo de esa palabra-, y, por otra, aparece durante una noche en que los “labios proferentes del agua” emiten destellos y el “hálito del Amigo”-ese Amigo q1ue representa el anhelo de plenitud y de unidad- esparce el asombro. Además, en el título figura una “presencia”. Es decir, el poema mueve a evocaciones distintas: en esos destellos emitidos por los labios del agua podemos vislumbrar un reflejo de los “semblantes plateados” que deseaba ver san Juan de la Cruz en la “cristalina fuente”, y la “presencia” mencionada en el título es análoga a la del libro La Presencia (The Presence), de Kathleen Raine y también a la citada por el místico persa del siglo XII Farid ud-Din Attar:

 

Una cadena sostiene los ángeles del cielo

por esta cadena descienden a la tierra.

Que una palabra brota de la Presencia

y los cuerpos celestes empiezan a girar.

Si no descendiera el Verbo de la Presencia

ni órbita ni cosmos ni revolución habría (p. 54).

 

Esta “presencia”, que para Attar es claramente la divinidad, para Sepehrí está más cerca del enigma, de eso desconocido que impulsa al poeta, pero no hay que olvidar que Attar da a su libro –un tratado de mística- el título de Libro de los secretos.

En otro poema de Sepehrí, “Dirección”, el nexo entre aquellos dos hilos sutiles, enigma y alba, surge mediante una pregunta:

 

“¿Dónde está la morada del Amigo?”

Fue al alba cuando el jinete hizo la pregunta.

El cielo se detuvo de inmediato, un transeúnte entregó generoso

a las tinieblas de arena

una rama de luz q1ue tenía en los labios;

luego señaló con el dedo un sauce y dijo /…/

 

Lo que el transeúnte manifiesta al jinete es que será un niño “dispuesto a coger las crías del nido de la luz” quien le responda. Al alba, pues, se hace la pregunta clave sobre ese Amigo a cuya “zaga” se va siempre y la respuesta la tiene el que está más cerca de la primera luz. Se trata ahora de una “dirección”, es decir, hay que orientarse hacia la aurora. Es una intuición que impregna toda la poesía mística, que se remonta a los libros sagrados y a la que Sepehrí llega probablemente a través de Sohravardi, filósofo sufí del siglo XII que, a su vez, incorporó al Islam las creencias recogidas en los textos zoroastrianos, es decir, en el Avesta.  Para los zoroastrianos, Ormuz aparece en la altura infinita de la luz rodeado de seis poderes o arcángeles que son energía transitiva, Luz de Gloria, que comunica el ser. Es una luz que pone en marcha todo proceso vital: fuentes, plantas, nubes, el hombre y su inteligencia. Y esa Luz de Gloria lleva las cosas y los seres a la incandescencia del Fuego victorial, perceptible ante todo en las auroras llameantes, que anticipan la transfiguración de la tierra. Sohravardi, partiendo de estas creencias, elaboró la doctrina del Israq –palabra que quiere decir precisamente “luz del astro al levantarse”- y a él debemos esta significativa frase: “La luz es lo que es manifiesto en razón de su misma esencia y lo que, por sí mismo, hace aparecer todo lo que es otro a ella misma”. De modo análogo actúa la poesía que es vehículo de epifanía.

Ese vínculo entre poesía, enigma y luz del alba, como he indicado, se halla explícito en textos tan antiguos como el Rig Veda, que presenta puntos en común con el Avesta, lo que los retrotrae a la época en que indos e iranios no se diferenciaban, es decir, al momento anterior a su asentamiento en Irán y en el Punjab, que se sitúa alrededor de 1500 a.C. en el Rig Veda, antes de nacer la poesía, Surya Savitri, la Idea causal, asistido por sus seis rayos –seis diosas-, hace aflorar el secreto oculto en su propio ser e ilumina la mente del hombre. El nacimiento en sí es presidido por aquellos rayos: Sarama, diosa de la intuición, “precursora del alba de la verdad” en la mente; Saraswati, la intuición, rica en “sustancia de pensamiento”; Ilá, diosa de la revelación, madre de los Rebaños del sol, que representa los momentos incandescentes del espíritu visionario; Daxina, diosa del juicio y el discernimiento; Bharati, impulsora de las verdades felices, que encarna la magnitud, y Usha, diosa del alba, forma de la luz suprema, que revela la luminosa divinidad quitando un velo tras otro. La acción reveladora de la luz, pues, precede a la creación y deja a la vista los tesoros que oculta la noche. En el Rig Veda, Usha tiene el aspecto de una joven seductora que, como aquella Luz de Gloria zoroastriana, pone en movimiento hombres, animales y plantas. Por ello en los himnos, junto a alabanzas, se elevan peticiones, como sucede en el n. 1234:

Hermana de Bhaga, hermana gemela de Varuna,

oh Aurora generosa, despierta la primera./

Que el que es causante del mal, ése quede rezagado;

que le venzamos con la vaca (como) carro.

Que surjan las generosidades, (que surjan) las ofrendas

rituales; los fuegos se han encendido brillantes.

Los bienes anhelados, escondidos por las tinieblas los han

hecho visibles las Auroras resplandecientes.

 

En otro himno, el 48, se dice:

 

Ea, pues, que la Aurora viene

como una joven hermosa engendrando placeres,

avanza despertando a la gente provista de pie,

pone en vuelo a las aves. (220)

 

esta creencia según la cual la aurora no solo otorga luz, sino que despierta vitalmente a los seres, sigue su trayecto desde estos antiguos libros sagrados hasta nuestros días, brotando con particular fuerza en textos como Aurora consurgens, atribuido a santo Tomás de Aquino, o Aurora de Jacob Böhme. Aurora consurgens, es un tratado de alquimia escrito en la segunda mitad del siglo XIII, según la estudiosa Marie-Louise von Franz. Es interesante la interpretación que ésta hace del libro y el hecho de que pone de inmediato en comunicación los conceptos de alba y enigma. En el prefacio a su edición inglesa, refiriéndose al “secreto de la alquimia”, dice: “el secreto concierne a la relación de la psique inconsciente con la materia inorgánica, del mismo modo que con la realidad unitaria la cual podría muy bien ser su estrato común, ese unus mundus descrito por Jung en el último capítulo de Mysterium conjunctionis”. A continuación, von Franz se remite a los estudios de la física cuántica, que conducen a poner en duda el principio de causalidad, por lo que, dice, “habría que considerar seriamente la introducción, propuesta por Jung, de un principio de explicación de la naturaleza por él denominado sincronicidad”. Más adelante añade: “el físico francés Olivier Costa de Beauregard formula una propuesta, basada en los avances más recientes de los estudios cibernéticos, según la cual el universo físico posee probablemente un “trasfondo” psíquico, esfera por excelencia de la “neguentropía”, y habría que concebir el inconsciente como susceptible de ser coextensivo al mundo de cuatro dimensiones de Minkowski-Einstein o block-universe. Ahí reside la explicación de ciertos fenómenos /…/ El trasfondo psíquico o infrapsíquico del universo, según este físico, se concebiría como la “fuente de información” abarcadora de todo saber posible, como una suerte de “supraconciencia” de la cual los fenómenos conscientes que se producen en los animales y los hombres son pequeñas cristalizaciones” (15). ¿Partiría de esa supraconciencia el enigma que el alba revela al poeta, despertando gracias a su especial sensibilidad, su fuerte vínculo con el cosmos?

Respecto a las fuentes de la Aurora consurgens, Marie-Louise von Franz cita, entre otras, el Lumen luminum, atribuida a; árabe Rhazis, la Tabula smaragdina, de Hermes Trimegisto y el Secreta secretorum, del irige-Aristóteles, y observa que en el capítulo IX se mencionan unas palabras atribuidas a Morien: “el que eleve su alma verá todos los colores” (32), que se refieren, sin duda, a las etapas del proceso alquímico.

Aurora consurgens empieza con las palabras: “todos los bienes llegaron a mí con ella”. La aurora alquímica, pues, como la Usha del Rig Veda, otorga bienes. Ella misma dice: “Venid a mí y sed iluminados y vuestras operaciones no se convertirán en confusión. Todos los que me deseáis sed colmados por mis riquezas” (51). De hecho la gran riqueza que esparce esta aurora es la sabiduría, como se lee en el capítulo V, donde se hace una alusión al verbo del Cantar de los Cantares referido a la esposa “avanza como la aurora al levantarse”, en las palabras: “es la Sabiduría, la reina del Mediodía, venida del Oriente, como la aurora que se levanta” (71).

También para Böhme, el alba es dadora de bienes. En su libro pone de relieve la importancia de la luz que, dice, da la fuerza, mientras el calor sin luz lo corrompe todo, para el zapatero de Görlitz, el aire surge del calor y el frío y da la vida, pero todo procede de las estrellas, todo se mueve y crece debido a su influjo. Por otra parte, para él, ángel y hombre son hermanos, pero el cuerpo del primero –y es interesante la concomitancia con el Avesta– emite luz propia. Refiriéndose al título del libro, Böhme apunta también al enigma: “el título de la cabecera, el alba que despunta, es un secreto, un misterium oculto a los prudentes y sabios de este mundo, del que tendrán que enterarse en breve por sí mismos”. (21) Ese enigma, sea una “presencia” –esa presencia cantada por Attar, Sepehrí o Kathleen Raine- o se trata de un trasfondo psíquico o infrapsíquico del universo o de las partículas elementales, apunta a aquello que en la diversidad permite hablar de unidad, y si intuición al alba tiene el carácter de una epifanía de luz. Con estas mismas palabras aparece en la poesía de Kathleen Raine, poetisa que, como Sepehrí, incorpora en sus versos la antigua sabiduría:

 

Brillante

Miríada instantánea enciende gotas de lluvia en una corriente

Que sin quiebro hacia abajo y más se ha deslizado

Desde que este paraje familiar un día fue mi casa

Al encenderse destella cada una el resplandor del sol y se va

Y otra, otra, y otra viene e mi encuentro,

Ángel tras ángel tras ángel, su giro de danza

Siempre aquí y ahora

La misma brillante innumerable presencia que llega

De nuevo el presente absolviendo siempre del curso del tiempo.

¡Cuántas, cuántas, cuántas epifanías de luz!

 

En este poema, Kathleen Raine, estudiosa de Blake y creadora de la academia Temenos, de Londres, habla de la luz en el agua. Bastaría con su referencia a los ángeles para entender a qué saber nos remiten sus palabras. Los nexos que establece la poetisa con los libros sagrados son concretos. En su última entrega, Viviendo con el misterio (Living with mystery) aparecen numerosas alusiones a la mitología de la India, y en La Presencia un poema dedicado a Nataraja. Para Kathleen Raine, de todos modos, el dios, mejor dicho la divinidad, se halla, de hecho, en la naturaleza.

 

He leído todos los libros pero solo uno

Sigue siendo sagrado:

Ese volumen de maravillas

Abierto siempre ante mis ojos. (S. 139)

 

Estas nítidas palabras constituyen un breve poema del libro El oráculo del corazón (The Oracle in the Heart). En el ya mencionado La Presencia, siguiendo este concepto, se vincula la luz al paraíso, ese paraíso que es “un estado” y que el poeta siente como la inspiración:

 

Pensaba escribir un poema distinto,

Pero al detenerme un momento en el jardín lleno de maleza,

Vi de pronto descender el paraíso en el sol de la mañana

Que se filtraba por las hojas,

Iluminando el breve suelo londinense, tocando con verde

Transparencia las células de la vida.

El mirlo bajó de un salto, el petirrojo y el gorrión acudieron

Y el zorzal, cuyo nido se esconde

Por ahí, estará, sin duda, entre los edificios invasores

Cuyos muros se aproximan,

Mas para los pájaros del jardín, desde una manguera,

Inagotables aguas vivas llenan un pilón de piedra.

Pienso que pronto será hora

De volver a casa, a las labores del día.

Pero aquí el tiempo no va ni viene.

Los pájaros no se apresuran a partir, su día

No empieza ni acaba.

¿Por qué no quedarme? Por qué dejar

El aquí, donde es siempre,

Y el tiempo solo se nos lleva

De este oculto siempre-presente lugar.

 

La presencia, presente y oculta, que la luz –y sobre todo la luz del alba, pues claramente nace en la oscuridad- permite entrever, ya tenga el carácter de divinidad no definida, como para Kathleen Raine, o concreta, como para Attar, o se trate del enigma, como para Sepherí, es siempre misteriosa y permite cifrar en la visión el conocimiento, y es este el tipo de conocimiento que conservan los libros sagrados y estos poetas nos transmiten. Vimos que en el poema “Dirección”, de Sepehrí, a la pregunta del jinete, se responde con una clara referencia al Ishraq de Sohravardi. Por otra parte sus versos encierran reminiscencias del místico coetáneo de Sohravardim, Ibn Arabí de Murcia, uno de cuyos poemas, precisamente, se abre con la aparición de unos jinetes (se adivina) al alba:

 

De madrugada se detuvieron en el valle de Aqíq,

después de cruzar tantas gargantas profundas.

Apenas despuntó la aurora cuando

vieron una señal refulgente sobre la montaña

que ni el águila puede alcanzar aunque lo intente /…/ (154)

 

En el poema de Ibn Arabí no hay pregunta ni respuesta; los viajeros hallan un mensaje escrito que no indica un lugar, sino que pide compasión por parte de quien ha sido vencido por el amor:

Tened piedad de mí, que he sido despojado,

poco antes de la aurora, casi al salir el sol,

por una resplandeciente doncella /…/

 

El momento del arrebato –que en cierto modo es inspiración- es también para Ibn Arabí el alba. Ese alba que, según otro gran poeta místico, Hallach, equivale claramente a la revelación:

Un secreto se te ha mostrado, que durante mucho tiempo estuvo

oculto a ti, una aurora se eleva.

 

“Lo ignorado robó mi corazón”, escribe el sirio-libanés Adonis. Y: “Mi incertidumbre es la del que ilumina/del que lo sabe todo”. También, pues, para Adonis, hay un “no saber” que arroja luz, es decir, una tiniebla luminosa. “Poeta, ¿estás sin contradicciones? Estás sin posibilidades”, dijo Vladimir Holan, que afirmaba por otra parte: “la poesía es el misterio, debería ser la precisión”. Misterio y contradicción no son conceptos tan distantes, se diría que el misterio –“arcano o cosa secreta /…/ cosa incomprensible que debe ser objeto de fe” (Casares)- tiene un punto en común con la contradicción, que es “oposición”, y con la paradoja, pues difícilmente puede darse lo mismo y su opuesto. La contradicción participa de lo incomprensible y de la simultaneidad, cosas ambas que a su vez lo hacen de ese enigma múltiple que forma parte del humus en el que crece el poema o, por remitirme de nuevo a Ibn Arabí, del “espacio de visión” –perceptible gracias al “ojo interior”-, es decir, del ismo o mundo imaginal donde la poesía aflora. Ese “espacio de visión” del que habla Ibn Arabí, en el cual se refleja el universo como es un espejo de agua, es, sin duda, el mismo espacio interior que aparece definido en los Upanishad, de modo muy sintomático unido a la luz. Concretamente en el Chandogya-Upanishad se lee: “pero aquella luz, que brilla allende el cielo, por sobre el dorso de todo, por sobre el dorse de cualquier cosa, en los mundos más altos por encima de los cuales no existen otros, aquella luz es, en verdad, esta luz que existe en el interior del hombre” (p. 162). Se trata de un interior que lo contiene todo con su aura irisada. De nuevo estos antiguos destellos se avivan en unos versos de Sepehrí donde el agua aparece como espacio de visión:

 

El casto desierto pedregoso

escuchaba

el murmullo mítico del agua:

ojo abierto

a los planos múltiples de la percepción. (p. 69)

 

Los “planos múltiples” a los que alude, claramente expresan ese gran enigma vinculado a la poesía, esa percepción armónica a la que se refiere Henry Corbin y que, dice, equivale al “octavo clima” o keshvar de los zoroastrianos –verdadero “espacio de visión”-, lugar donde se oye un mismo sonido simultáneamente a varias alturas, es decir, donde se perciben aquellas correspondencias que Baudelaire conoció a través de Eliphas Lévy. Estas correspondencias responden a distintos estratos de la realidad, son puente entre lo visible y lo invisible y permiten, en cierto modo, el alcance de una simultaneidad, incluso contradictoria. El poeta portugués Antonio Ramos Rosa (Faro, 1924) se hace plenamente eco de esa polivalencia, de esa polifonía, diría Juan Eduardo Cirlot, y, del mismo modo que Sepehrí, delimita esa particular visión, ese ser “todo nada, todo mirada”, profundizando en sus huidizas premisas, como en el poema de tintes taoístas “El centro en la distancia”, al que pertenecen estos fragmentos:

 

Un signo que apunta a una infinidad de sentidos

donde el sentido es infinito. Un sentido imposible.

/…/

La mirada vacía es la visión de un puro espacio

donde todo es exterior y a la vez íntimo.

Todo lo interior es en él pura mirada de la exterior

y la profundidad infinita de la mirada silenciosa.

/…/

Pero esta mirada vacía

es ahora más exterior que cualquier mirada

porque refleja en la superficie todo lo exterior,

el puro exterior a partir del cual nos mira

y en sí mismo ve en una esfera

en que la visión es presencia fascinante

de lo que no vemos,

la ausencia de lo que ella ve

-el todo y el nada de la visión,

la vacuidad del propio acto de ver.

/…/ (Mao, 185)

 

En el libro de significativo título Acordes, donde se dice que “el agua habla de la claridad de la sombra” –no hay que olvidar la vinculación de Ramos Rosa con los surrealistas a quienes no asustaba la contradicción-, y que “el enigma a veces es una tranquilidad pura”, remite a ese ir más allá al que se ve siempre empujado el poeta, en estos versos:

 

Y nosotros respiramos, acariciamos las llamas

que el viento levantó en círculos claros

más allá del sentido, y es casi un cristal

de la realidad /…/

 

De ese casi cristal de la realidad se trata, un cristal particular a cuyo trasluz la atrevida palabra se lanza hacia lo inalcanzable, porque “lo impronunciable es el horizonte de lo que es dicho”, afirma también Ramos Rosa. Ese impronunciable –misterioso, desconocido y enigmático- es por sí solo genésico, comporta la creación poética, y ese cristal actúa a un tiempo como y al contrario que el prisma capaz de descomponer la luz. Se trata de lo que con científica precisión el físico Basarab Nicolescu denominó “transparencia”, de la multiplicidad de planos simultáneos que impulsa a la poesía. Este punto está siempre presente en la reflexión de Ramos Rosa, cuya obra es, en gran parte, metapoética. En el poema “En el umbral de la claridad móvil”, de su libro Gravitaciones (Gravitacoes), lo expresa de modo directo:

 

Imposible relatar lo que tú ves

inagotables son las hojas

las relaciones innumerables gota de agua

los objetos sucesivos simultáneos

el cuerpo se disgrega

se recompone

el mismo cuerpo en otro y otro

la distancia se mantiene y es abolida. (p. 23)

 

La primera luz, al retirar la sombra, deja ver la imagen virginal del mundo, su carácter teofánico, su rostro esencial, por ello envuelve al orbe en un nimbo de silencio. Es el instante suspenso que equivale al que precede a la palabra poética, reveladora de esa enigmática esencialidad, de ese ser múltiple que coincide en una identidad última, la cual se nos comunica a través de la “transpresencia”. Se trata igualmente de la “verticalidad” de la que habló Gastón Bachelard y bajo cuyo signo el argentino Roberto Juarroz situó toda su poesía. Ramos Rosa con su intuición realza, respecto a ello, la importancia del ámbito, pues la simultaneidad tiene querencia por el espacio. En el libro Facilidad del aire (Facilidade do ar) se catalizan muchos de estos conceptos, así en este poema:

 

La palabra

La palabra es la semejanza y la diferencia

o la salvaje unidad incendiada

que en verticales vislumbres se anticipa,

la evidencia y la distancia reuniendo

en piedras o nubes luminosas.

Y ya en el espacio se forma como espacio

y en la ausencia habitable se rezaga

en nombres que en las vértebras del sol nacen

y liberan las sombras bajo las piedras.

Y el poema es ahora constelación de sangre

o un río de pulsos y de oscuras puertas

que atraviesan las murallas de la nocturna lengua. (p. 16)

 

La palabra poética, pues, a la vez cruza lo nocturno, emprende un vuelo por la oscuridad y surge iluminada e iluminadora. Sohrab Sepehrí dice que se hace “pluma, emoción, iniciación”. Así, impulsada por el alba, después del instante suspenso, y custodiada por el dragón del silencio, nace la poesía envuelta en enigma, siendo ella misma luz y enigma. No es, pues, casual que el alba y el misterio se consideres fuentes de la poesía desde hace miles de años. Tal vez un nexo poético une estos dos conceptos en su propia esencia, tal vez enigma y luz son cosas muy próximas, y lo que impulsa al poema reside tanto en el hecho de asaltar lo desconocido y hacer visible lo invisible –cualidad también de la luz (por ello se pudo decir que es lo más manifiesto, como se ha dicho de la poesía que es lo “real absoluto”)- como en alcanzar la simultaneidad, plasmar la percepción armónica, esa otra forma de irisación comparable al fenómeno experimentado por la luz al cruzar un prisma, enigmático como la luz blanca que contiene en sí los colores.

 

BIBLIOGRAFÍA

ATTAR, F. UD-DIN, Asrar-e Name, Teherán, 1959.

BÖHME, J. Aurora, Alfaguara, Madrid, 1979.

Himnos védicos, Editora Nacional, Madrid, 1975.

IBNZAYDUN, IBN ARABÍ, Casidas de amor profano y místico, Porrúa, Méjico, 1988.

MASSIGNON, Le diván d’al-Hallaj, en Journal Assiatique, enero-mayo, 1931.

RAINE, K. The Pressence, Golgonooza press, Ipswich, 1984.

Selected Poems, Golgonooza press, Ipswich, 1988.

RAMOS ROSA, A. Gravitacoes, Litexa Portugal, 1983.

A mao de agua e a mao de fogo, Poesía Nosso Tempo, Coimbra, 1987.

Acordes, Quetzal, Lisboa, 1989.

Facilidade do ar, Caminho, Lisboa, 1990.

SEPEHRÍ, S. Todo nada, todo mirada, Ed. Del Oriente y del Mediterráneo, Guadarrama, 1992.

Upanishad. Doctrinas secretas de la India, Barral Editores, Barcelona, 1973.

VON FRANZ, M. L., Aurora consurgens. Le lever de l’aurore, La Fontaine de Pierre, París, 1982.

 

(Clara Janés, “Alba y enigma, perpetuas fuentes de poesía”, en Pervivencia de los libros sagrados, Barcelona, Cuadernos de Estudio y Cultura, 9-10, diciembre de 1998, pp. 19-26).

 

Luz de oscura llama, de Clara Janés

Por 

Miguelina Medina

 

Cuando conocí a la señora Clara Janés me deslumbré. No fue personalmente. Fue mientras hacía una de las consultas a la página web de la RAE. Allí vi la noticia donde se anunciaba la ceremonia de toma de posesión de su Sillón U en dicha institución académica. De mirada tranquila y confiada. Sus años enorgullecían la sabiduría. Su discurso fue fascinante. Lo compartí en mi red social y a él volvía solo para deleitarme en la paz de su hermosa palabra. Todo el evento fue esplendoroso. Luego, en mi primera reunión con don Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua, y fundador del Interiorismo, tuvimos que hablar de Clara Janés, necesariamente. Él valora altamente su poesía mística y a ella misma.  No sé si tengo el protocolo adecuado para expresar lo que he testimoniado, pero siento que he entrado a un camino con el cual tenía yo una deuda. Anhelo que mi apreciación de esta obra sea edificante y aporte a la esperanza, al pensamiento y al arte de las personas.

Clara Janés, autora de Luz de oscura llama, confiesa que esta es la primera obra que ella crea de esta índole.  Es el libreto de la ópera del mismo nombre. Yo jamás había leído óperas. Sí, en cambio, había leído obras de teatro como Edipo Rey, y Teatro, del dominicano Iván García Guerra.

En este estudio que estoy presentando abordaré, primeramente, una visión social de la obra, escenificada, en donde muestro mi impacto sobre la misma; y, en segundo lugar, haré la presentación de la opera como la hizo la autora, y la comento.

Visión social de la obra: argumento escenificado y comentado 

Imaginemos que nuestra poeta va paseando por una de las plazas de Bruselas, con un libro en la mano.  Una mujer se le acerca, como venida del pasado, la aborda delicadamente. Alcanzó a leer el título de su libro blanco: “Luz de oscura sombra”. La mujer ante ella, antes era culta; pero había olvidado cosas. “Me robaron a mi hijo de brazos, en esta plazoleta, hace tiempo, y ya no vivo más —le dice—. Gracias por la luz que me han brindado sus ojos”. Y se marcha. Pero Clara la devuelve y le regala su libro, impresionada. Ella da las gracias, nuevamente, con un gesto de la cabeza y se va.  La mujer silente se sienta en un banco de la plazoleta y abre el libro: ha imaginado la alfombra de luz que la envuelve, entra a su teatro, se sienta y piensa: “Todo el teatro está vacío, me dejaré llevar por sus dominios”.  Es un escenario hermoso. En él estaba un hombre que se llamaba Juan. Y empezó a contarse, dentro de sí misma, la obra. A veces le parecía que era otra persona:

«No sé quién es Juan. Pero ese Juan es un sacerdote con un llamado especial de Dios. Los personajes muestran que no todos los llamados divinos de los sacerdotes son cumplidos fielmente. No todos los religiosos —hombres y mujeres— son conducidos por sus propias vocaciones ni aceptan los propios sometimientos de la carne ni luchan. En la obra queda expuesto que se comenten infamias contra Juan. Pero Juan tenía adeptos porque habían visto en él un sacerdote con un llamado especial de Dios y una fidelidad fervorosa y verdadera:

¡Tanta dureza hacia un alma / que todo lo soporta en mansedumbre!”.

Muchos habían visto a Juan expulsar los demonios de almas poseídas. Con palabras bien pronunciadas y firmes, en una ocasión, una monja poseída, le habló a Juan y este con la más Grande palabra pudo exorcizar a aquella moja en el seminario. Muchos temían a Juan como se teme a Dios. En el confesionario la boca de Juan era divina y los confesados alababan a Dios por Juan y decían que él era inocente de las calumnias que le hacían:

Mas él sana al enfermo, / ataja las tormentas, / vence las casas que se derrumban”.

Dios conoce la carne interior de Juan y sabe que Juan lo ama entrañablemente, que su mayor anhelo era permanecer en el “silencio y la contemplación” donde se integra a su Ser y recibe la mayor exaltación de su espíritu. Los que amaban a Dios esperaban Su consuelo para Juan:

¿Y vencerá también este proceso, / esas difamaciones / que hasta el hábito / pretenden despojarle?”. // “Nada podrán. / Y cuando el alma liberada / a la tierra ese cuerpo ya abandone, / el pueblo todo irrumpirá en su celda, / y celebrará gozoso sus milagros”.

En el éter de esta tierra Juan tenía una misión que inflamaba el bien: era su obra en favor de las almas que Dios le había asignado: su prójimo. Juan amaba a su prójimo como lo amaba Dios. En su anhelo de consagrar su misión desde un lugar santo, se le hicieron acusaciones por parte de altos prelados y fue condenado, pues no cedió a presiones fuera de la misión encargada directamente por el Creador.

Desde mi banco en el teatro, sufro mirando el sufrimiento de Juan: le llegaban dudas y temores. A veces, podría decirse, alucinaba. Llegó a ver el día de “su final”:

 

¡Qué sima! 

¡Qué aflicción esa discordia! 

¡Qué impotencia! 

¡Qué a oscuras, 

por senderos de ignorancia, 

sabiduría secreta, 

lleva el Alto 

a este flaco entendimiento! 

¡Es el rayo de tinieblas! 

[…] 

¿Qué viento es ese 

que se cierne sobre mí? 

Y siento que avanzamos 

amenazados por procelosas olas, 

por el cierzo agitadas. 

Veo al Padre Vicario y a los definidores 

que se adentran en ellas. 

¡Deténganse, hermanos, 

que les vencerá el noto! 

La famélica bestia se adelanta, 

ya desata sus látigos de espuma. 

¡Deténganse, les digo! 

 

Ya con furia en su red ilimitada, 

guiada de relámpagos y truenos, 

de galernas urdida, 

los envuelve. 

¡Deténganse, hermanos! 

En tempestad de ira 

sus fauces precipita sobre ellos. 

¡Deténganse! 

 

Ya los devoró el mar. 

Sosiéganse las ondas. 

[…] 

¡Oh, si me escucharan! 

 

Más así no será, 

me arrojarán a un rincón, 

y en otro pozo oscuro, 

en el fin de mis días, 

víctima acaso también yo 

de un mar tempestuoso… 

 

Luego de esta visión de Juan comprendo el sentido de la “Luz de oscura llama”: escenifica una grandiosa Luz que quita la propia luz. Pero el sentido del dolor de Juan se consagraba en su oculta resistencia interior: la interna visión que a cada momento Dios le revelaba a Juan y que él traducía en amor a los demás:

  Esta luz injertada en el interior de Juan lo reafirmaba en el borde de sus fuerzas, y de ellas se asía en la fragilidad de su alma y de pensamiento. Acudía a la palabra de Dios, a unos versos que lo alentaban en demasía: los cantos del “Cantar de los Cantares, de Salomón”:

 

¡Cuántas veces en aquella cisterna, 

en el vientre cruel de la clausura, 

ballena de mi anhelo, 

acudía en mi alivio Salomón. 

Mas ahora, renovado sentido 

cobran sus versos.

[…] 

¡Cuánto ese rey sabía! 

¡Cómo veía en la natura 

el rostro oculto de Dios! 

¡Y qué bellas palabras 

el Alto le otorgaba!

 

Así recibió Juan, en el “pozo de la desesperación”, las revelaciones de las verdades de aquella alta poesía del Cantar (un símbolo distinto de la “Luz de oscura llama”); ya la llama no era oscura sino clara. Y postrado ante al Altísimo esta luz habita en su espíritu:

 

¡Oh cuánta luz 

tras tanta oscuridad, 

que eterna parecía, 

y ahora ante los ojos 

la belleza que en el fondo del pozo 

sombra fuera… 

Todo es anuncio de plenitud, 

la flor, el ave, el astro 

que en su cenit se muestran. 

¡Oh Calvario de gozo, 

alto lugar de las nupcias del alma!

 

A pesar de esta saciedad sublime de Juan lo vi en medio de tentaciones: impurezas para su obra, como eran la necesidad de la carne del varón en sacrificio y la desesperación de liberarse de aquella prisión. La tentación personificada le incitaba a creerse que todo lo podía, como Dios. Pero acudió a él el Conocimiento que había alcanzado en Él. A una de esas tentaciones Juan le respondió firmemente:

¿Me he envanecido acaso? / ¿Por qué iba a ser/ el camino que he elegido yo, el certero? / ¿No están los superiores en el lugar de / Dios?”.

 

Cuando le llegó el consuelo de la poesía, que para él era honda y grandiosa, espacio donde podía adorar a Dios en plena libertad, cedió a su seducción y se entregó. Podría decirse que a esa tentación no se pudo resistir.    Pero Juan, en el más alto dolor, también, vivió un momento hermoso, símbolo distinto de la “Luz de oscura llama”, que le llegó como Luz en el pozo de la oscuridad: cuando era niño, una Virgen lo había salvado de morir en un pozo. Y se dijo a sí mismo que si ella una vez lo había salvado en esta ocasión lo salvaría nuevamente:

 

En un pozo muy hondo 

caíme siendo niño 

y una señora con una blanca capa 

sobre el agua me sostuvo amorosa… 

Ella me ha de salvar ahora, 

abrir la puerta de esta celda 

y de aquella ventana 

cuya altura medí con hilo y piedra, 

sostenerme en el salto… 

¡Oh, Señora! 

 

Ahora he salido del teatro. Estoy reconfortada y he de acompañar a Juan en su nueva dimensión.  La esperanza de realizar mi propia misión en este éter debe ser como la de Juan. Hasta que mis propias visiones de la muerte se integren con las visiones del Altísimo he de luchar, como lo hizo Juan. He ahí la verdad del sentido del dolor, su esencia espiritual: la nueva Luz del espíritu, alcanzada en la más oscura desesperación, es el misterio develado a las almas sublimes. Desde el dolor profundo, desde la clausura de nuestras propias luces, nuestro canto gime y nuestros dones dejan de existir. Pero Él se nos revela como ha establecido, a pesar de esta carne desvanecida. Juan aconseja a la razón humana y le recuerda que Dios se revela a quien Él desea en la circunstancia que Él desea, en su unilateral soberanía:

 

¿No entienden ellos, 

que a Dios representan, 

lo que más conviene? 

Mas también yo lo fui… 

 

La voz divina…  

¡Y con todo, obediencia 

prefiere Dios a sacrificio!»

 

Fin de mi argumento escenificado (Pueden leerse los versos citados en las páginas, en el mismo orden: 26, 27, 87-89, 62, 64, 61, 51, 54, 51)

  Las obras de teatro tienen esa gran virtud de entrarnos a actuar en ellas aportando nuestros propios personajes a la historia: es la compenetración del lector desde el escenario de su circunstancia.  Todas las obras literarias así son. Pero en las obras de teatro, como en las óperas, los personajes salen de las páginas escritas y se nos presentan y nos enfrentan y los enfrentamos con o sin conocimiento.  Confieso que busqué en las plataformas de Internet la ópera: para escuchar las notas del libreto escuchando las notas de su música. Pero no fue posible. Un poco más adelante veremos algunas descripciones de su compositor. La obra fue pensada y elaborada con la definición de los rasgos característicos del personaje real, y la época histórica que envolvía dicho personaje: San Juan de la Cruz en su apostolado. Leamos la estructura explicada por la autora.

Presentación de la obra: argumento y escenificación 

La autora ha expresado la ardua labor de creación de este libreto. De una manera consciente, intuitiva y sensible Clara Janés conduce sus voces hacia las voces inexplicables que descubre en su transitar secreto con su creación. En ese sentido, comparto lo que expresó el poeta interiorista dominicano León David en una ocasión¹: “La escritura literaria es un camino, un puente, una puerta…  un camino hacia una zona, hacia un país inexplorado, hacia un lugar en donde vamos a encontrar lo imposible, lo que creemos que no se puede hallar en ninguna otra parte; un puente porque es la manera de vincular, de unificar, de fusionar, de unir dos seres humanos de corazón a corazón y es una puerta, no hacia afuera, sino hacia los hontanales de uno mismo, hacia aquella zona misteriosa, recóndita de mi propia persona, de mi yo”.

En la presentación de su libreto la autora da testimonio de su creación y nos comenta lo que para ella representó (p. 9): “En septiembre de 1989 el compositor Eduardo Pérez Maseda me pidió que escribiera el libreto para una ópera, titulada luego Luz de oscura llama, que se proponía componer por encargo del Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas, y cuyo tema, por elección propia, era San Juan de la Cruz. Dado mi entusiasmo por la figura y la poesía del santo no dudé en aceptar el reto que suponía tocar un género nuevo para mí”.

 

“Transmitir con la voz la emoción”

Tiene la obra especiales aportes en cuanto a la visión armoniosa de los objetivos. La autora nos transmite su fulgor al compartir lo siguiente: “Transmitir con la voz la emoción, he aquí el móvil del canto, y cuando digo canto me refiero también a la poesía, tan estrechamente vinculada a la música”. Y expone: “Tras una etapa inicial de recogida de materiales, durante la que estudié las obras de San Juan y Santa Teresa y diversas biografías del santo, como la de Crisógono de Jesús o la de Gerald Brenan, amén de otros libros referentes a la época y la cuestión religiosa, sostuve con Pérez Maseda varias conversaciones para delimitar los puntos en torno a los que tendría que girar el arco dramático del texto. Fue una labor conjunta de gran interés dado que nuestros enfoques respectivos, en cierta medida divergentes, acababan siempre por resultar complementarios y generar un enriquecimiento. Se dio incluso el caso de que, cuando por limitaciones de tiempo hubo que cortar alguna escena, él respetó ideas mías y suprimió una parte sugerida por él, un Intermezzo, siendo yo la primera en lamentarlo”.

El argumento de la ópera consta de un Prólogo y tres Actos. Luego de la primera escena del segundo acto, está el Intermezzo, y siguen las tres escenas que componen el tercer acto.  Veamos un ejemplo.  En el prólogo inicia la dramatización de la obra. 

Presentación (p. 17): “Juan de la Cruz tiene la visión de su final: un hermano lego que le cuida en su dolencia, y la Doncella que lleva las vendas para curarlo, dialogan sobre la dureza del trato que recibe por parte de los monjes y alaban sus virtudes y santidad”.

 

Escenificación del Prólogo y acotaciones (p. 25):

(Interior de un convento. 

Juan tiene la visión de su final).

1 ͣ VOZ MASCULINA

(En off) 

(Severa, odiosa)

“¡Que muera en soledad,

que goce de este último tormento!”

 

LEGO:

“¡Tanta dureza hacia un alma

que todo lo soporta en mansedumbre!”

 

 Sobre la “Aspillera de tres dedos” de la celda de Juan

La palabra “aspillera” para nuestra autora es impactante. Confieso que también para mí. Si la pensamos, a veces, en esa palabra podemos encontrar consuelo en nuestras propias prisiones. Estudiar la luz desde la iluminación es tan difícil como estudiarla desde la oscuridad. Cuando abrimos nuestros ojos y nos encontramos con la espesa neblina blanca es tan desesperante como la completa oscuridad: nuestros ojos oculares y los internos ensordecen los sentidos del entendimiento y no dan paso al entendimiento del Espíritu —donde nuestro espíritu parece deshonrado y se aleja de nosotros—. San Juan de la Cruz ha sido muy estudiado por nuestra autora y su rubor y esplendor lo ha trasmitido en esta obra, que colma de alabanzas el alma del lector. Leamos esta escenificación de Juan en la celda (pp. 46, 47):

  

(En la celda prisión de Toledo. Es media tarde, un poco de luz entra por la aspillera de tres dedos que hay cerca del techo. Juan está reflexionando) 

Doce son las estrellas de perfección: 

amor de Dios, amor de prójimo, 

obediencia, pobreza y castidad; 

el asistir al coro, 

humildad y penitencia, 

oración, silencio, olvido y paz. 

Mas la primera, de todas es la cifra, 

pues concuerdan en negar el sentido, 

que no en él con ternura, 

sino con fortaleza y en el alma 

se asienta aquel amor. 

Es también osadía, sin embargo, 

entregarse tan ciego en la tiniebla 

de fundar el amor 

en lo que en esta vida no se ve ni se siente, 

lo incompresible: Dios. 

Gobernar las potencias y pasiones, 

domar los apetitos, por voluntad, 

purgar a esta de afecciones… 

 

   Sobre los «“semblantes plateados” de la fe… en aquel silencio de tumba»  

La autora explica que «para escenificar el episodio que se sitúa en la celda prisión de Toledo, donde el carmelita vivió en una gran soledad y en una oscuridad casi total (“contaba solo con una aspillera de tres dedos de ancho”), y donde según la mayoría de estudiosos creó parte del Cántico y otros poemas, como el titulado “Super Flumina Babylonis” y el “Cantar del alma que se huelga de conocer a Dios por fe”, me pareció adecuado hacer de algún modo patente la fuerza interior que le sostenía, con una apoyatura externa. Dado que el Tajo estaba próximo al convento, imaginé un diálogo entre la voz del agua, portadora de los “semblantes plateados” de la fe, y el reflejo de la luz en su seno, que permitía su visión, captado por San Juan en aquel silencio de tumba». Dice que “este diálogo (“dos voces femeninas”) se inicia con la estrofa de una cancioncilla tradicional donde se menciona el nombre de Carillo, por aparecer también dicho nombre en el Cántico, referido al Amado […] Todo el texto, como es natural, contiene ideas, imágenes e incluso palabras y frases de San Juan” (p. 11). Leamos una parte [Las líneas de las acotaciones las coloqué en una sola línea, en mi estudio, solo por espacio, con todo respeto] (pp. 55, 59):

 

1 ͣ  VOZ FEMENINA (En off) (Muy alegre): 

Muérome de amores, 

Carillo, ¿qué haré? 

Que te mueras, alahé. 

 

JUAN (Desesperado) 

Carillo, ¿qué haré? 

 

1 ͣ  VOZ FEMENINA (En off) 

En el agua clara 

su rostro encontré. 

 

JUAN 

Carillo, ¿qué haré? 

 

1 ͣ  VOZ FEMENINA (En off) 

Fui a lavar al río 

por volverle a ver. 

 

2 ͣ  VOZ FEMENINA (En off) 

Carillo, ¿qué haré? 

 

JUAN 

Todo es reflejo, 

¡Aparta Aminadab! 

A vista de las aguas, Carillo, 

hay que tenerse. 

 

1 ͣ  VOZ FEMENINA (En off) 

Agua soy, 

cuanto vuela vuela en mí, 

la tórtola y el mirlo… 

 

2 ͣ  VOZ FEMENINA (En off) 

Y yo luz 

que en reflejo te lo cedo. 

 

1 ͣ  VOZ FEMENINA (En off) 

Y cuando el aire cobija, 

Montes, collados y valles. 

 

2 ͣ  VOZ FEMENINA (En off) 

Los árboles destrenzados,  

la flor de puro color. 

Yo lo consiento. 

 

1 ͣ  VOZ FEMENINA (En off) 

Cuanto nada y cuando brinca, 

el pez, la garza y el ciervo. 

 

2 ͣ  VOZ FEMENINA (En off) 

Todos los silbos del viento, 

todas las voces del fuego. 

[…] 

 

JUAN 

¡Ya se sosiega 

esa noche 

Sonoras son las voces de ese río 

que mi desierto cruzan. 

[…] 

Y en el punto del alba 

aparece el lucero. 

¡Oh Stella Matutina, 

penetra también en esta celda! 

(El rayo de la luz de la estrella entra por la aspillera)  

 

Sobre las tentaciones de Juan  

Las tentaciones de Juan es otra creación brillante de ilusiones, de una fecunda sensibilidad de la autora. Junto a estas tentaciones de alto vuelo, ella creó apelaciones de Juan a la Divinidad para enfrentarlas. Yo lo he llamado ‘la sublimación de la tentación de Juan, y los hisopos de su excomunión”. Leamos una parte del libreto (pp. 78-90:

 

 (Irrumpe en la estancia la Tentación. Es en primer lugar una mujer real, descarada, que se acerca a Juan con gesto provocativo) 

 

TENTACIÓN 

 

Dicen, Fray Juan, que en el confesionario, 

cuando estáis vos, 

se encienden resplandores. 

Tengo yo un sitio oculto 

que espera esos destellos. 

[…] 

Si no cumplís ahora 

el gusto mío 

diré que lo habéis hecho, 

y que con vuestras manos 

desnudando me habéis de mis vestidos. 

[…] 

Diré que de impaciencia 

el corpiño me arrancasteis, 

y que luego furioso 

me obligasteis a amaros. 

¡Callad cuanto queráis, 

y escondeos, cobarde, en vuestra capa! 

 

JUAN 

 

Un goce extremo acaso, 

que la ebriedad sumiera entre perfumes, 

mas fugitivo y vano, 

brasa cuyo destino de ceniza cumple. 

Para venir a gustarlo todo, 

no quieras tener gusto en nada 

(Violento, como si flagelara con las palabras) 

 

Ahora leamos de la “tentación abstracta de la belleza” (“Aparece la misma mujer ahora estática, es la tentación abstracta de la belleza”): “…los más ricos manjares, / las acordadas músicas / y el canto de las aves.  / Dejas que tus sentidos / por tanta dicha recreados / en ella se desplieguen y confundan”. JUAN: Para venir a poseerlo todo, / no quieras poseer algo en nada…” (pp. 80, 81).

Y he aquí la “tentación de la inteligencia” (“Aparece la misma mujer a un nivel más alto, igualmente estática, es la tentación de la inteligencia”): “Placeres hay mayores / que la misma hermosura: la extrema fantasía… ¡La inteligencia! / Todo abarcarlo, comprenderlo todo, / con luces propias penetrar / el más oculto pliegue del misterio…”. JUAN: Para venir a saberlo todo / no quieras saber algo en nada… Para venir a lo que no gustas / has de ir por donde no gustas. / Para venir a lo que no sabes / has de ir por donde no sabes” (pp. 81, 82).

Ahora miremos la “tentación de la perfección” (“Aparece la mujer ahora a un nivel aún más alto. Actúa igual. Es la tentación de la perfección”): “El esplendor de la perfección / puedes cumplidamente / alcanzar por tus fuerzas. / Es el dominio de la voluntad, / el poder máximo / de vencerte y de vencer todo opuesto” (pp. 82, 83).

Y la “Tentación que representa el consuelo de poesía”: “Acoge los versos de Salomón: / Béseme con su boca a mí el mi amado…” (p. 83).  

Es luego de ser “arrebatado por una visión” (Como se dijo en el prólogo: “Juan de la Cruz tiene la visión de su final”) y “recobrado de la visión” (“en la escena 3 del “tercer acto”), cuando “aparece la Tentación que encarna el consuelo de la poesía” (pp. 87, 90):

 

TENTACIÓN 

Béseme con su boca a mí el mi amado. 

 Son más dulces que el vino tus amores. 

 

JUAN (Como asustado) 

«Vigilavi, et factus sum sicut passer  

solitarius in tecto…»  

 

TENTACIÓN 

Gocemos de este campo tan hermoso… 

 

JUAN 

“¡Ay, quién podrá sanarme! 

 Acaba de entregarte ya de vero. 

 

TENTACIÓN 

Y vente para mí; y esa espesura 

 dejayla de seguir; que es muy escura… 

 

JUAN (En murmullo) 

…desasido de color… 

Y en par de los levantes de la aurora, 

el ave, con su pico erguido, 

aguarda triunfante 

el don divino de las rosas de fuego, 

para en ellas arder sin consumirme. 

 

   *“Rosas de fuego” es “imagen procedente del misticismo islámico con la que la obra del carmelita tiene tantos puntos en común”, explicó la autora (p. 13).   

*El detalle hermoso, que no puedo dejar pasar, del siguiente testimonio de la autora, con respecto a sus conversaciones con el compositor: «Pérez Maseda, que opina que San Juan escribió el Cántico al salir de la celda prisión de Toledo, y no en ella, y lo vincula a una expansión del espíritu y al renacer de la naturaleza, me dijo textualmente antes de iniciar mi labor de escritura: “para el Cántico quiero una escena enloquecida de San Juan con dos mujeres”. Y ella explica: «Tras varios días de reflexión y estudio llegué a la conclusión de que aquellas mujeres sólo podían ser la Doncella (“en su aspecto de alma e inspiración del santo”) y la Sulamita del Cantar de los Cantares, y que el “enloquecimiento” era la ebriedad del momento creador, la confluencia de todos los ecos, populares y cultos, en la mente del poeta. El “Intermezzo” sería, pues, un mosaico, un collage, donde alternarían versos del Cantar y de otros poemas que se reflejan en el Cántico, con versos del mismo Cántico y algunos míos” (pp. 13, 14) (Se puede leer el “Intermezzo” en las páginas de la 61 a la 72).

 

  *Palabras del compositor Eduardo Pérez Maseda 

No es posible transcribir todas las palabras del creador de la música, pero, personalmente agradezco fervientemente todas sus palabras testimoniales (p. 98): “En la ópera se producen casi constantes alternancias entre escenas de acción y escenas de contemplación; me ha importado mucho esa acción musicalmente, pero no en menor medida la introspección de los personajes, su actitud psicológica e interior, desarrollada musicalmente a partir de los distintos acontecimientos en juego.  En relación con todo lo dicho, y desde un punto de vista netamente musical, no me he ceñido a criterios formales preestablecidos; buena parte de la obra está concebida en función del clima dramático y de la acción escénica. La orquesta tiene un papel importantísimo desde todos los puntos de vista, pero también me ha interesado la claridad del discurso cantado, la percepción y la rítmica del texto y la palabra como valor fonético y semántico, de la misma manera que la voz se convierte en distintas ocasiones en un instrumento más con un valor totalmente musical”.

Muchísimas gracias, señora Clara Janés, por esta hermosa y sensible creación, que ha sido, además, un honroso taller de su escritura. Si pudiéramos ver la ópera sería maravilloso. Don Bruno Rosario Candelier, nuevamente, muchas gracias por el privilegio. En esta ocasión este estudio tiene el toque íntimo de haberle podido expresar mi admiración a la poeta, como lo había anhelado hace tiempo.   

(Clara Janés, Luz de oscura llama, Ávila, MIJÁN, Industrias Gráficas Ambulenses, 2002)

 

Notas:

¹ (https://www.diariolibre.com/revista/cultura/iri-david-da-testimonio-de-su-creacion-en-encuentro-del-ateneo-insular-ED21661746)

² “Clara Janés. Académica de número. Barcelona, 6 de noviembre 1940. Elegida el 7 de mayo de 2015. Tomó posesión el 12 de junio de 2016 con el discurso titulado Una estrella de puntas infinitas. En torno a Salomón y el Cantar de los cantares. Le respondió, en nombre de la corporación, Soledad Puértolas”.  (https://www.rae.es/academico/clara-janes

Clara Janés | Académica | Real Academia Española

Elegida el 7 de mayo de 2015. Tomó posesión el 12 de junio de 2016 con el discurso titulado “Una estrella de puntas infinitas. En torno a Salomón y el Cantar de los cantares”. Le respondió, en nombre de la corporación, Soledad Puértolas. Escritora y traductora, Clara Janés, hija del poeta y editor Josep Janés, estudió Filosofía y Letras en Barcelona y Pamplona.

www.rae.es

 

El fuego sagrado de Clara Janés: visión estética en clave mística

Por

Bruno Rosario Candelier

 

A

José Antonio Pascual,

paradigma de la creación lexicográfica.

 

Todos los silbos del viento,

todas las voces del fuego.

(Clara Janés).

 

La prestigiosa escritora y académica española, Clara Janés, vive en comunión mística con el Universo, que es lo mismo que vivir en armonía espiritual con lo viviente. En virtud de ese vínculo divino, su obra literaria se nutre del aliento de la naturaleza, que siente y valora como expresión de la Divinidad.

Natural de Barcelona, graduada en filosofía y letras, cultora de la palabra y autora de una enjundiosa obra de poesía, ensayo y ficción, Clara Janés cuenta con una hermosa creación poética de inspiración mística en la que proyecta su relación cordial, entrañable y fecunda, con todo lo existente (1).

El Universo tiene su propia sabiduría espiritual, y hay seres privilegiados que son partícipes de esos conocimientos trascendentes. A Clara Janés le fascinan los misterios de la Creación, y su obra expresa, con la belleza del lenguaje y el sentido místico de sus intuiciones, las verdades y revelaciones que su sensibilidad atrapa y plasma en una creación impregnada de amor, espiritualidad y teofanía, en la que sus poemas son un canto sagrado, y sus vivencias interiores, una fuente de amor divino, que nuestra poeta siente en cada porción del Universo, como lo han sentido iluminados, contemplativos, místicos, santos y teopoetas de la trascendencia, al sentir la representación del rostro del Amado (2).

La belleza y la gracia de su lírica son un reflejo de la gracia y la belleza de su alma, rebosante de ternura gozosa por la fruición de sentir y compartir el vínculo divino. Y es también un valioso ejemplo de la inserción de la persona en la realidad que inspira su creación. La obra de Clara Janés, fruto de una vivencia estética y una fruición espiritual, me permite entender el proceso de la creación verbal, producto del Logos de la conciencia, ya que su lírica ilustra esa manera singular de instalarse en el interior de la cosa y desde ella cantar lo que mueve la sensibilidad y concita la conciencia.

Crear una imagen, un tono y una técnica que den cuenta del estado emocional, imaginativo y espiritual de la persona lírica desde el interior de la cosa es lo que hace el creador de una obra literaria para hacer sentir al lector lo que el creador sintió en el proceso de su creación. Efecto de una vida interior, de una intuición estética y un poder de creación, Clara Janés manifiesta en su obra poética tanto el estadio de contemplación, como el sentido de lo contemplado, en una expresión que entraña la realización del estadio creativo:

  1. Instalación en el interior del estado contemplativo para sentir y expresar lo que concitan su sensibilidad y su intuición.
  2. Asunción de lo contemplado, desde el interior de la cosa, para vivenciar sensorial, intelectual, afectiva, imaginativa y espiritualmente el sentido de lo contemplado.
  3. Recreación de las sensaciones percibidas mediante el objeto de la contemplación y, al tiempo que se trasciende a sí misma, se abstrae del mundo circundante tras su compenetración con lo viviente.
  4. Concienciación del estado de coparticipación e identificación intelectiva, emocional y espiritual con lo contemplado, en el que experimenta, disfruta y expresa la emoción de sentir en el espíritu la dimensión esencial, interna y mística de lo viviente.
  5. Vivencia entrañable del proceso creador de la conciencia mediante la contemplación y la fruición de lo contemplado, que expresa con el lenguaje de la poesía que asume la sustancia estética de esa experiencia interior y la hondura sutil del contenido trascendente, mediante imágenes y símbolos de la creación teopoética.

La vivencia y la consecuente formalización de la contemplación estética es consecuencia de un proceso interior que entraña el desarrollo de un estadio espiritual, formación intelectual, sensibilidad trascendente, apelación interior e impulso creador. Y Clara Janés ha vivido ese proceso y ha alcanzado ese desarrollo, pleno y fecundo.

Al leer la poesía de esta grandiosa poeta y académica española he podido inferir los atributos de su APELACIÓN, que resumo en los siguientes aspectos:

 

  1. La llama del sentimiento místico, pasión que la cautiva y arrebata, inunda su alma, su creación y su lenguaje con la expresión de una forma genuina, inspiradora y luminosa.
  2. La llama de la pureza seráfica, que emociona su corazón, testimonia su sentimiento de gratitud y alabanza al Creador, al tiempo que desahoga su yo profundo al sentir el aliento divino en su sensibilidad y su conciencia.
  3. La llama de la inspiración, que atiza su vocación literaria, activa la potencia creadora en el arte de la creación verbal con la incitación de la naturaleza con que se identifica sensorial, afectiva y espiritualmente, sintiéndose una con el Todo.
  4. La llama de la creación, por la que acude a la palabra como expresión del impulso creador, canaliza el sentimiento de la belleza y el sentido que la apelan con sus inclinaciones intelectuales, morales, estéticas y espirituales.

 

Los rasgos de la apelación y la cosmovisión de Clara Janés secundan las virtualidades de su SENSIBILIDAD, fuente de su creación estética y baluarte de sus convicciones interiores, que se manifiestan en los siguientes atributos: 1. Talante abierto y fecundo, derivado de su sensibilidad honda y caudalosa, dispuesta para sentir el encanto de lo viviente. 2. Inclinación por la dimensión trascendente de fenómenos y cosas, que la mueve a buscar la belleza sutil de lo divino. 3. Sintonía empática por lo sagrado, que capta y expresa en su vertiente espiritual y estética. 4. Aliento de ternura y piedad hacia lo viviente, con una llama de amor que su vocación contemplativa enlaza con lo viviente.

La obra poética de Clara Janés revela, a través de su costado interior, su COSMOVISIÓN, que tiene las siguientes facetas conceptuales: 1. Concepción de lo sagrado como parte esencial del Universo cuya sustancia contiene y expresa la onda divina del Creador. 2. Valoración de la sabiduría mística que su intuición atrapa, de la que su obra literaria es huella y reflejo. 3. Ponderación de lo divino en lo humano por lo cual ve al hombre como el rostro de la Divinidad, que asume como sustancia de su creación poética. 4. Respeto por la sabiduría sagrada, que capta su inteligencia sutil y su sensibilidad trascendente con devoción por lo sagrado y acatamiento del designio divino en su vida y su obra.

Los tres factores determinantes de la creación artística (apelación, sensibilidad y cosmovisión) se patentizan en la obra poética de esta singular poeta con los siguientes atributos estéticos: 1. Expresión de la dulzura interior que la distingue y enaltece, por lo cual su poesía revela suavidad, pureza, diafanidad y armonía. 2, Exaltación de la belleza de la Creación como expresión de la Belleza sublime que sus poemas captan y proclaman mediante una expresión hermosa, edificante y fluyente. 3. Creación de un lenguaje pulcro, armonioso y diáfano, espejo de los atributos interiores que refleja la pureza de la Creación divina y la pureza de alma de nuestra poeta. 4. Devoción por los atributos de lo viviente, en tanto expresión del Creador del mundo, canalizada a través de la belleza y la hondura del sentido trascendente. Cuando el alma se impregna de energía divina, el lenguaje rebosa entusiasmo sagrado y fruición elocuente. Se trata del júbilo del místico cuya expresión rebosa la fruición teopática.

La creación teopoética de Clara Janés sobresale en la lírica de Occidente. Sin mencionar a Dios, lo expresa y lo proclama en su obra, haciéndolo sentir la belleza de la Creación como huella y cauce del Creador del mundo.

Clara Janés es una mujer culta, con los atributos de una creadora iluminada y la formación de una intelectual disciplinada. Aprendió del Platonismo la pasión por la belleza; del Cristianismo, el amor por las criaturas y las cosas; y del Sufismo, su identificación con la esencia sutil del yo profundo, y esos rasgos, en tanto vía sensible y luminosa, empática y fecunda, le han permitido engarzarse a lo divino por la vía mística. La mística no es una beatería de personas sensibleras, sino una expresión exquisita y sublime de la sensibilidad trascendente para conectarse a lo divino. Y un camino muy elevado para testimoniar la más honda sensibilidad espiritual, como lo ha hecho esta agraciada poeta española.

¿Qué singularidad y qué encanto tienen los versos de Clara Janés, que cautivan el alma del lector con el hechizo de lo sutil? ¿Cuál es la magia poética de esta extraordinaria mujer que nos encanta con su lira? ¿Cómo explicar la armonía interior, la dulzura entrañable y la belleza sublime de una creación, como la de esta mística española?

El antiguo poeta persa Hallal Udin Rumi, en una de sus hermosas odas contemplativas, dice que anhelaba “una luna para la noche larga” (3), y Clara Janés, que admira al famoso sufí, recrea esa imagen visionaria desde su sensibilidad empática, reclamando “el claro de la luna sobre las aguas de la noche” para surcar la onda inmarcesible y sutil de luz. Como la Sulamita del Cantar bíblico, quiere internarse en la espesura de lo eterno, “sin ser notada”, integrándose entera y gozosa, mediante el amor que le inspira:

 

Quiero arrastrar el claro de luna

sobre las aguas de la noche,

ser en ellas remo de plata y surcarlas,

y confundirme luego con la estrella

que despierta el dormido camino de la luz.

Quiero entonces perderme

en un nimbo lejano y envolverme,

quedar fija amando en par de lo inasible,

sin ser notada,

y permanecer así

en el desolvido del día (4).

 

La persona lírica de estos emotivos versos sabe auscultar el fondo de la sensibilidad profunda y, en una expresión deíctica y simbólica, “el agua de las simas de la noche” alude al fondo inasible de la nada al que llegan los místicos en su arrebato extático mediante la disposición del kénosis. En griego [kénosis] significa ‘anonadamiento’, ‘anulación’, ‘rebajamiento’ y, en su éxtasis intenso, como una forma de sugerir el despojamiento y su nada imantados por el Misterio, se anula todo intento de conciencia, mientras el alma del contemplativo se siente absorta por una estela de luz y un halo mágico de una energía espiritual que asume el control de los sentidos. En su descripción del éxtasis místico advierte la voz lírica que quien “se pierde en pos del fondo, en la nada se pierde”:

 

Paisaje abrupto:

monte de roca pura y negro estanque

que encierra el agua

de las simas de la noche.

Quien en ella se pierde en pos del fondo,

en la nada se pierde

acaso definitivamente.

Permanecí en espera

y la voz que pronunció mi nombre

llegó del firmamento,

de un punto tan lejano

que resultó irreflejable en la negrura.

La superficie inmóvil,

replegada en sí misma,

me apartaba,

llenándome el espanto

de un agua sin reflejos.

Volví el rostro,

y en ascensión, por un hilo de luz

me entregué,

dejando todo lastre (5).

 

La creadora de estos versos luminosos siente una presencia invisible, la voz del Ser que la concita, y “como flor en el agua/ se despliega en mí el ser/ por la frescura de su voz” (p.12). Y esa voz profunda la apela callada y sutilmente y, en un canto con huella platónica, hebrea, cristiana y sufí, que la poeta armoniza en su lírica, expresa el sentimiento de integración cósmica que su talante asume recreando el estremecimiento de la naturaleza ante la furia de sus elementos. Con metáforas surrealistas, sorprende el desconcierto de fenómenos insumisos. El latido de lo viviente, como una fuerza irresistible, unifica criaturas y elementos bajo la subyugación de lo inmenso, mientras la voz lírica de estos versos sabe insertarse, con belleza y fruición, en el centro mismo de la epifanía del Ser:

 

Ha laminado el viento

hojas de lluvia

y la tormenta

con látigos de rayo

pone en vilo a las sombras.

El dulce felino se acerca

con ritmo obstinado

alumbra su tacto suave

la pura fusión.

Deshechos contornos se rinden

al vivo latido

que al Cosmos nos une.

Y envuelven el ser desvelado

galernas de noche

y perfumes (6).

 

En esa compenetración empática, emocional y espiritual, la poeta se siente tallo, rama y flor, y gime con los elementos experimentando un llanto cósmico. Ese “dolorido sentir” del que hablaba Garcilaso de la Vega revive poéticamente el aliento inmortal de la carne y el espíritu. Mediante una coparticipación con lo existente, la voz lírica se hace viento y onda, y vuela entre ramas y azahares; se vuelve estrella del ocaso, y fluye entre montes y estelas; y, en su visión panteísta, presiente la huella del Amado –claro influjo sanjuanista- en la ardorosa lira de la vivencia extática de esta agraciada teopoeta. En clave mística, al expresar lo que su sensibilidad presiente, llega hasta el fuero mismo del Paraíso bíblico, recreando recursos expresivos del Libro Sagrado con la sabiduría sagrada del Nous:

 

Estrella del ocaso entre los árboles,

viaje a los lejanos días de la infancia:

el lomo de los montes

era manto de sueños.

Cada tronco el cuerpo del Amado,

las aguas inmutables

dibujaban el éxtasis

y en la línea rojiza del crepúsculo

se cruzaban las ramas

prendiendo fuego al corazón.

Estrella del ocaso,

hacia paisajes más remotos, senda,

con los ojos te alcanzo

y antes de que la sombra me someta

me remonto en el ser

y llego hasta los días de Utnapistim

y contemplo las tierras

bañadas por el Éufrates (7).

 

En esa visión lírica y estética, simbólica y mística, las cosas reflejan la onda sublime de la Presencia divina que imanta su amorosa llama. Con ese talante perceptivo se acoplan en nuestra agraciada poeta sus potencias interiores al sentido inmanente de lo Eterno. Su intuición de lo profundo le permite distinguir el punto transfinito del que hablaba Jorge Luis Borges y desde el cual vislumbra lo Real, en cuyo centro se fusionan los contrarios, desde la concurrencia de lo simple y lo complejo hasta la integración de los opuestos, incluidos el ser y la nada, y se disipan las dudas y se afirma la existencia del que Es, como han sentido iluminados, místicos, santos, profetas y teopoetas. Es su modo sutil de comprender los signos sagrados del Cosmos expresa con emoción rotunda y entrañable:

Las cascadas de aroma

de los tilos en flor

apresan la blancura:

el negro tiraniza los espacios.

Envuelta en llamas,

una esfera violeta

vertiginosa cae.

El agua mansa

en prolongada ola se cobija.

Y el cráter de la noche

desvela el punto de la nada.

Es don de transparencia

reconocer los signos (8).

 

Clara Janés canta a la Divinidad con su hermosa lírica teopoética. La inmensa poeta experimenta lo que le acontece al amante cuando logra lo que su corazón anhela. La autora de esos versos sublimes no menciona a Dios; sin embargo, su poesía es un testimonio de amor y de alabanza a la Divinidad. La hace sentir como lo vive en su interior, que lo siente todo, lo disfruta todo, le duele todo, lo goza todo. Así como el testigo de la Teofanía revela lo oculto desde la Creación (Mt. 13, 35), o el salmista exalta la Creación del Cosmos (Sal. 102), Clara Janés capta su Presencia invisible en el fulgor de lo viviente, que su lira asume y recrea con el talante de su visión mística y el talento de su expresión estética para deleite de nuestros sentidos y fruición de nuestro espíritu, que logra con una insospechada expresión de hondura cósmica, de espiritualidad sagrada, de alto vuelo de la conciencia:

 

En las aguas del río,

estrella entre las ondas rumorosas

camino de la mar.

No estrangulan los bucles

esa luz que se adentra

en el cuerpo del agua

y fluye, toda amor, al desorigen,

pura ofrenda,

puro sumiso penetrar

que bañará de resplandor las simas

desalojando la nada para siempre (9).

 

El Universo tiene una sabiduría que captan los contemplativos, místicos, iluminados, santos y teopoetas. Esa inveterada sabiduría traspasa el subconsciente y conforma la fuente mística por excelencia. Clara Janés, con su inteligencia sutil, con su sensibilidad profunda, capta la voz secreta y arcana del Cosmos, expresada en la voz universal que le ha sido revelada como expresión de una memoria cósmica o manifestación de una revelación que la sabiduría del Nous pone en su mente como dación y gracia para santificarla con la gracia de la Palabra y bendecirla con la Llama del Altísimo. Al sentir la voz de las cosas, nuestra admirada poeta aprehende y revela la voz secreta impregnada de un mensaje de muy antiguas esencias trasvasado en sus luminosos versos:

 

Cuando dobla la sombra,

granates y amatistas levantan

una cúpula sin fin;

las perlas del rocío

coronan ya las yerbas más humildes

y un cántico suave

anuncia el cese de su espera.

A ras del sueño,

los gules de mi campo se retiran

y se eleva la luz atesorada

hacia la claridad,

y se trasmuda en ella

por el aura amorosa

que destella revelación (10).

 

La conciencia mística de lo divino conduce a una madurez espiritual que hace de la convivencia sagrada de la vida y del cultivo esmerado del espíritu el centro de una vividura trascendente. El hombre moderno y la muchedumbre de la gente están lejos de ese centro que normó la vida moral y espiritual de nuestros mayores bajo la inspiración de lo divino por la implantación de una tendencia desacralizada que los ha apartado de la inspiración religiosa, la contemplación y la oración, con la ausencia de los valores auténticos de una formación intelectual orientadora y una espiritualidad sagrada.

El ser humano tiene una manera de ser y de vincularse a lo viviente. La mística induce a ese vínculo entrañable en virtud de la esencia común que todo comparte con el Todo. La naturaleza es puente de ese vínculo, como lo es la conciencia de nuestro ser, que san Agustín identificara con interior íntimo meo, es decir, ‘lo más interior mío’, fuero, eco y cauce de lo divino. A través de la contemplación, las instancias del yo profundo y del Cosmos se viven entrañablemente. Por tradición los contemplativos experimentan esas vivencias, como se aprecia en Clara Janés, que vive el sentido de lo viviente hasta el gozo del éxtasis, arrobada por la belleza sutil y la Llama sagrado que percibe en su epifanía:

 

El alba me ofrece una flor blanca.

 Su perfume suspende mis sentidos.

Presa quedo en ese instante

 que apacigua el misterio,

oculto en su corola diminuta,

trasmudado en promesa” (11).

 

La mística española percibe la belleza del mundo como expresión de la Belleza sublime. Esa disposición espiritual y estética mueve la sensibilidad de nuestra poeta cuyo Eros interior, intenso y fecundo, explica la pasión con que asume la Presencia divina en el Cosmos y la fruición que expresa cantando el esplendor de lo viviente. Inspirada en la tradición contemplativa de varias tendencias místicas, lo mismo en la vivencia teopoética a la manera oriental de Hallal Udin Rumi, que al modo occidental de san Juan de la Cruz, Clara Janés ha abrevado en varias fuentes de la sabiduría mística y revela en sus poemas que vive el estado espiritual de la iluminación divina por la cual ha desarrollado la capacidad de sintonía de lo sagrado en tan alto grado y tan profunda hondura que intuye lo que las cosas revelan a la luz de la dimensión mística de lo viviente:

 

Al aire el mirlo atrapaba los granos

y el jardín vacío

se pobló de pronto con su vuelo.

En la copa del alba

la luz se le ofrecía,

y la mano oculta del silencio

celaba las enredaderas,

que son su ausencia:

teofanías de amor (12).

 

En ese poema, como en otros textos suyos, la autora usa apropiados recursos de composición, como imágenes clásicas o surrealistas, comparaciones y símbolos comunicativos en un lenguaje culto impregnado de pureza lírica, amor y sabiduría. La ternura mística brota, fluyente y rediviva, en los versos henchidos de la sabiduría divina de Clara Janés, que brinca de amor ante el encanto sensorial de lo viviente: “Una rosa se eleva/ en medio de mi pecho”, dice con emocionado acento en uno de sus poemas para aludir simbólicamente a la ternura de su mirada, a la piedad de su escrutinio y al don, maravilloso y cautivador, que le embriaga el alma liberándola de enojos y pesares. La naturaleza aflora sedienta y ansiosa de lo sagrado como una secreta apelación que encarnan criaturas, plantas y elementos. Solo el amor, en la visión estética y mística de Clara Janés, atrae la luz que la redime y, en su ánfora interior, centro de su rosa encendida y agraciada, se desatan los átomos ardientes de su sensibilidad estremecida con el carisma sagrado del Altísimo. En su creación poética, la naturaleza exalta a su Creador mediante salmos de fervor orante que la mirada de la agraciada poeta catalana ausculta en su rumor diciente. Solo una sensibilidad mística como la de Clara Janés puede captar, en obvias ondas sublimadas, el sentido orante de plantas y criaturas como lo presiente esta singular mujer de profundas intuiciones místicas: “Al anuncio lunar/ se recogen en vela/ las plantas y los árboles; / y en el halo que descubre nuestro centro/ queda en suspenso la mirada. / Blancos ramajes de armonía/ colman la hora nocturna. / El orbe silente/ dispone para el alba su corazón” (13).

Esta eminente poeta y traductora española responde a la más honda apelación contemplativa. Su escritura es un testimonio hermoso y fecundo de su vínculo entrañable con el Ser esencial de lo viviente. En su lírica encauza la clave de una sensibilidad amartelada con la sabiduría sagrada. Y su expresión de lo divino, que asume en su costado sensorial y trascendente, destila el júbilo de la mística con su entusiasmo lírico; sobresale el uso de referentes naturales como símbolos de la trascendencia; y rutila la Llama viva de Amor sagrado, desde el fuego de su rosa interior, en armonía lírica y estética con la realidad que la imanta a lo divino. Con la entonación jubilosa del canto místico se vale de lo natural para testimoniar, con la expresión simbólica de su ideal profundo, la fuerza que concita la ardorosa pasión de su vida y su cantar, que como el canto bíblico del Cantar de cantares, expresa con jubilosa ternura consentida:

 

Piedras en transparente espera,

yerbas sumisas, bestias

 hacia las cuales tienden los astros

sus escalas de luz,

de plata engalanadas,

la plenitud incorporan

de la primavera

y ascienden hacia el mudo clamor.

Recuerda el alma

por fuerza de ese acento,

y en vuelo vertical,

como la alondra, canta.

Un viento esparce

el oculto perfume

del ser inmarcesible (14).

 

Las virtudes estéticas y místicas de la creación poética de Clara Janés las sintetizo en los siguientes términos:

  1. Percibe la expresión de lo divino en la naturaleza de lo viviente, que asume, recrea y exalta como cauce de la Divinidad.
  2. Canaliza la emoción estética de la creación literaria a través de la cual crea recursos simbolistas, surrealistas e interioristas para revivir la Llama de la Creación.
  3. Se instala en el interior de la cosa, testimoniando la vivencia de la contemplación y el encanto del Contemplado en la manifestación de lo viviente con la convicción de intuir la esencia divina en cada cosa.
  4. Prevalida del lenguaje de la mística y el sentimiento de lo divino, expresa con belleza y emoción la frescura de lo prístino en clave mística bajo la pasión de la creación teopoética.
  5. Disfruta la fascinación de lo viviente con la pasión de lo sagrado y la energía sacrosanta del amor sutil, que canta y exalta el esplendor de la Creación para tributar al Creador un canto de amor y alabanza en una creación estética, simbólica y mística.

La suavidad, fascinación y dulzura de estos poemas de Clara Janés reflejan la onda de la sabiduría mística que impregna la sensibilidad de nuestra poeta, imantada ante la hermosura de lo viviente; la ternura de su corazón, impregnado de aliento místico, signo y cauce de su amor sagrado; la paz de su alma, agraciada entre las iluminadas, apacentada está en el Amor sagrado. Y la fruición de su entusiasmo místico destello es del gozo inmenso de quien anida en sus entrañas la Llama sutil de la Fuente rutilante de la Luz.

 

Bruno Rosario Candelier

Congreso de Academias de la Lengua Española

Medellín, República de Colombia,  21 de marzo de 2007.

Notas:

  1. Clara Janés nació en Barcelona y cursó la carrera de filosofía y letras en la Universidad de Pamplona, y la maestría en literatura por la Universidad de París. Cultora de poesía, novela, biografía, ensayo y traducción, en 1977 obtuvo el Premio Nacional de Traducción. Entre sus libros poéticos figuran En busca de Cordelia y Poemas rumanos (1975), Libro de alineaciones (1980), Vivir (1983), Kampa (1986), Lapidario (1988), Rosas de fuego (1996), La indetenible quietud (1998), Arcángel de sombra (1999) y Los secretos del bosque (2002). En prosa ha publicado Cirlot, el no mundo y la poesía imaginal (1996), La palabra y el secreto (1999), Jardín y laberinto (1990); en narrativa Espejos de agua (1997), Los caballos del sueño (1989), El hombre de Adén (1991), y en teatro Luz de oscura llama (2002), Roses of fire (2004). Diván del ópalo de fuego (2005), Orbes del sueño (2013), Kamasutra para dormir a un espejo (2019). Es miembro de número de la Real Academia Española.
  2. Clara Janés, Rubayat de Hallal Ud-Din Rumi, Sevilla, España, UNESCO, 2003, p. 17.
  3. Hallal Ud-Din Rumi, Rubaiyat, 194.
  4. Clara Janés, Roses of fire, Traducción de Anne Pasero. Varanasi, Aranyakas Indica, 2004, p.8.
  5. Ibídem, 10.
  6. Ibídem, 24.
  7. Ibídem, 26.
  8. Ibídem, 30.
  9. Ibídem, 36.
  10. Ibídem, p. 40.
  11. Ibídem, p. 44.
  12. Ibídem, p. 46.
  13. Ibídem, p. 68.
  14. Ibídem, p. 82.