Nueva ortografía para todos

El anuncio de la inminente ratificación y publicación de una nueva edición de la Ortografía de la lengua española está suscitando mucho interés entre los hablantes. A los que nos dedicamos al estudio y a la difusión de la lengua española nos encanta comprobar que se le dedica atención por parte de los medios de comunicación, una atención que no suele ser muy habitual.

Una letra antigua

La celebración del bicentenario de la independencia de México nos ha traído la presencia habitual de nuestro país hermano. La actualidad deportiva nos ha acercado al equipo de beisbol del sureño estado de Texas. México y Texas comparten, además de frontera física, una pequeña letra. La x en estos topónimos refleja un antiguo estado de la lengua. Es un arcaísmo que se mantiene en los nombres de lugares que, como escribí en alguna ocasión, son fósiles del idioma.

Con propiedad

La corrección lingüística no depende exclusivamente de una buena ortografía o de una buena redacción. A estas habilidades hay que añadirles acierto al escoger las palabras que expresen lo más certeramente posible lo que queremos decir. Se trata de una destreza léxica que conocemos como propiedad. El hablante que sabe expresarse con propiedad elige una palabra que transmite en todos sus matices significativos la idea que quiere comunicar. Las condiciones imprescindibles para la propiedad léxica son la amplitud de vocabulario, tanto activo como pasivo, y el conocimiento de los rasgos de uso y de significado de cada palabra.

A escribir tocan

Las últimas columnas dedicadas a la ortografía han despertado un gran interés y muchas consultas por parte de los lectores. Son indicios evidentes de la inseguridad que muchos sentimos y de la preocupación por nuestras carencias y lagunas a la hora de expresarnos por escrito.

Lluvia de porqués

Si hay una palabra, o combinación de palabras, que nos plantean dudas cada vez que tenemos que escribirlas esas podrían ser porque, por qué, por que y porqué. La verdad es que parecen pensadas para causar inconvenientes. Sin embargo, no hay que desesperar. El uso de cada una de ellas tiene sus propias reglas. Juntas o separadas, con tilde o sin ella, todas tienen su porqué.

Yo manejo bien, si no…

Las largas horas que nos vemos obligados pasar en los tapones, aunque ustedes no lo crean, tienen su consecuencia lingüística también. Dejemos para otro día las frases lapidarias con las que guagüeros y choferes inspirados nos premian desde sus vidrios. Ellos solos producen material para toda una serie de artículos, que les debo.

Sopa de tildes: segundo plato

La semana pasada nos dimos, en buen dominicano, una hartura de tildes. Hoy vamos a plantarles cara a las que aparecen hasta en la sopa. Nunca sobra recordar que en español los monosílabos no llevan acento ortográfico, salvo en contadísimas excepciones. Desterremos de una vez por todas la tilde de la fe, de dios, de los pies y de muchas formas verbales monosílabas que la sufren con paciencia: fui, fue, vi, di.

Sopa de tildes: primer plato

Cuántos quebraderos de cabeza nos dan todos los días nuestras queridas tildes. A los que nos gus-ta verlas usadas correctamente y no entendemos un texto sin ellas; pero también a los que les da trabajo colocarlas en su sitio o a los que las olvidan por completo.

De ahora en adelante

Las campañas publicitarias, sobre todo las políticas, de las que muchos esperamos ideas y propuestas, nos inundan demasiado a menudo con pequeñas frases vacías de contenido redactadas en un español gramatical y ortográficamente incorrecto. Es una demostración más de irrespeto a la ciudadanía que se ve obligada a leerlas y oírlas hasta la saciedad. Mucho más cuando esas consignas «se pegan» y empiezan a aplicarse a otros ámbitos de la vida diaria. Lo que estaba pensado para ser pasajero se establece entre nosotros. ¿Qué me dicen si no de los ubicuos *pa’ fuera y *pa’ lante?

Entre siglas y plurales

Es cada día más frecuente encontrar, sobre todo en la prensa escrita, siglas y acrónimos para referirnos a las más diversas realidades, desde enfermedades como el SIDA hasta organizaciones como la ONU o las ONG, pasando por impuestos como el ITBIS o por los más variados objetos como los CD o los DVD. Su carácter peculiar nos plantea a menudo dudas acerca de su ortografía, su forma o su sintaxis. Se escriben con todas sus letras en mayúsculas y, a diferencia de la mayoría de las palabras, se mantienen invariables cuando queremos ponerlas en plural. El número plural solo se aplica a las palabras que las acompañan, como los determinantes o los adjetivos. Hablaremos de «los nuevos CD» o de «las ONG tradicionales». Desterremos, por ridículo, el uso del apóstrofo seguido de s (*DVD’s, hasta me cuesta escribirlo), un anglicismo innecesario más.