En flagrante

Una hablante interesada en la lengua española se ha comunicado con la página electrónica de nuestra Academia para consultar el uso correcto del adjetivo flagrante. Aprovecho para poner esta herramienta a la orden de los lectores. Siempre agradecemos que los hablantes de español confíen en nuestras respuestas a sus dudas sobre el idioma. Y nos alienta saber que son muchos los dominicanos que nos demuestran sus inquietudes lingüísticas, desde las más simples a las más complejas.

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¿Es un deber o una probabilidad?

Todas las lenguas responden un principio universal: la economía del lenguaje. Se trata de expresar el mayor contenido significativo con el menor esfuerzo posible. De aquí resulta que cada elemento de la lengua, por insignificante que nos parezca, tiene importancia para lo que queremos decir. Son muchos los ejemplos: las tildes, los signos de puntuación, el uso del género o del número. Las preposiciones, un grupo pequeño y cerrado, abundan en pequeños grandes matices. Veamos, si no, este ejemplo.

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Mejores y peores hablantes

Una de mis lectoras me proporcionó hace unos días el gran placer, tan raro en estos días, de recibir una carta manuscrita, unas páginas escritas a mano con esmero y corrección. En ellas manifiesta su interés por conocer en qué país hispanohablante se usa nuestra lengua con mayor corrección. Por supuesto, se trata de una materia que está sujeta a opiniones muy diversas. Y es eso, una opinión personal, lo más que les puedo ofrecer.

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Un sonido para dos letras

Siempre me ha sorprendido el curioso afán de muchos comunicadores y de muchos docentes, salvo honrosas excepciones, por diferenciar la pronunciación de nuestras queridas, y en ocasiones odiadas, b y v. En español la pronunciación bilabial, es decir, aproximando o cerrando los labios, es la correcta para ambos fonemas.

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Deportes y gramática

El deporte desata pasiones. Lo tenemos a diario en nuestras pantallas, en nuestros periódicos y en nuestros aparatos de radio. El inconveniente para los hablantes consiste en que, cuando un error ortográfico o gramatical cunde entre locutores, cronistas o publicistas, estamos condenados a encontrárnoslo hasta en la sopa. El deporte y la competición, contra uno mismo o contra otros, van de la mano. Los verbos ganar y perder se convierten en protagonistas y también, por desgracia, las preposiciones con las que se construyen.

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Préstamos chivatos

Existe entre los hablantes conscientes la inquietud por la abundancia de palabras procedentes de otros idiomas que se introducen en el nuestro. Los préstamos léxicos entre lenguas han existido siempre. Muchos de ellos son tan antiguos, y los tenemos tan asumidos como propios, que difícilmente notamos que, en su origen, fueron extranjerismos. El español recibió cultismos del latín, acogió indigenismos de las lenguas precolombinas y, en los últimos tiempos, ha adoptado muchos anglicismos. El verdadero peligro lo representa el préstamo innecesario, que se produce cuando los hablantes desconocen que en español ya existe una palabra para designar la realidad que se quiere nombrar. El extranjerismo desbanca a la palabra patrimonial y ésta llega incluso a perderse.

David contra Goliat

En este mes de junio intenso  y extenso en actividades deportivas, sobre todo las futboleras, oiremos y leeremos con mucha frecuencia ese invento de Brasil versus España, partido muy pronosticado, por cierto. Si somos aficionados al baloncesto nos traerá de cabeza la final Boston vs. Lakers. Lamentablemente su uso no se restringe a lo deportivo sino que se extiende a todos los ámbitos; ni tampoco es exclusivo de la República Dominicana: lo encontramos en todas las áreas hispánicas. ¿Dónde quedó nuestra añorada contra?

Un buen consejero

En estos tiempos en que todo cuesta debemos aprender a valorar los conocimientos que se ponen a nuestra disposición gracias a la valiosa herramienta en que se ha convertido Internet. Seguro que muchos de ustedes han echado en falta en más de una ocasión alguien a quien consultar las dudas que surgen cuando hablamos o cuando escribimos. La ortografía o los matices de significado pueden muy bien resolverse con la consulta de un diccionario de lengua, pero ¿a quién acudir cuando las dudas tienen que ver con la propiedad de un uso gramatical o de vocabulario?

Marinera de tierra firme

Una de las características más hermosas, a mi modo de ver, del español que hablamos en la República Dominicana es la presencia de marinerismos. Son palabras propias del vocabulario de las gentes de mar que nosotros usamos frecuentemente para contextos que nada tienen que ver con su empleo original. De ahí procede su maravillosa capacidad de evocación.

¿Quién dijo miedo?

A veces pienso que las parientes pobres de los signos de puntuación, tan mal empleados habitualmente, son la interrogación y la exclamación. En estos días cayó en mis manos una novela en la que ambos signos se usaban incorrectamente a lo largo de toda la obra. ¿Nadie en todo el proceso de creación y publicación se dio cuenta de este error garrafal? ¡Parece increíble y, sin embargo, es cierto! Las encontramos mal utilizadas con mucha frecuencia en la publicidad, que nos invade en todos los ámbitos. Su uso es sencillo y, para usarlas correctamente, sólo necesitamos manejar unas reglas simples y hacer un pequeño esfuerzo.