Palabras de moda

Cada época tiene sus gustos que la distinguen de las demás, tanto en la vestimenta como en la música, el corte de pelo, la bebida, etc. Dentro de ese etcétera cabe el idioma. Así, mientras que en mi juventud –en los años sesenta–, vestíamos túnicas hippies,bailábamos merengue con Johnny Ventura o Félix del Rosario, lucíamos el pelo largo y seco o afros,  bebíamos ron con coca-cola y hablábamos de los “anuncios” en la radio y en la televisión; hoy los jóvenes andan todos con jeans (“pantalones de fuerte azul”, se decía antes), bailan reguetón, exhiben el pelo corto y engominado, toman vodka con cranberry (“arándano agrio” o “arándano amargo”, en castellano) y ya no oyen “anuncios” en  los medios, sino “spots publicitarios”. Leer más

Y/O

Durante casi un siglo y medio de vida republicana, jamás se sintió en nuestro país la necesidad de usar la conjunción doble y/o en la redacción.  Así, en los 4915 artículos de nuestros cinco códigos decimonónicos – Código Civil, Código de Procedimiento Civil, Código de Comercio, Código Penal y Código de Procedimiento Penal–, no encontramos ni una sola ocasión en que se utilice la expresión.

La mismiosis

El argot jurídico dominicano se encuentra infestado de múltiples plagas lingüisticas. Ya  hemos descrito varias en artículos anteriores: la alosfinitis  o el abuso de la locución conjuntiva a los fines de;  la gerunditis  o el uso incorrecto del gerundio en función de adjetivo; la apliquiosis  o el empleo indebido del verbo aplicar como intransitivo y como sinónimo de solicitar;  la comiosis  o la sobreutilización de la coma; y la mayusculitis  o el uso excesivo e incorrecto de la letra mayúscula. En esta entrega ampliamos nuestra muestrario lingüístico-epidemiológico con el análisis de una plaga que afecta, enreda y afea el lenguaje jurídico en todo el mundo hispanohablante: la mismiosis.

La nueva gramática de la lengua española

Este año los Santos Reyes me dejaron  en Moca, en la casa de mi amigo Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua . A principio de diciembre les había escrito (por correo electrónico) pidiéndoles la Nueva gramática de la lengua española, que me había enterado iba a ser presentada por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española, en Madrid, el día 10 de ese mes. No me hice muchas ilusiones porque sabía que su puesta en circulación para la República Dominicana estaba programada para febrero o marzo de este año.

De latinismos y latinajos

Los latinismos son palabras o expresiones latinas que se han incorporado al español manteniendo, más o menos, su forma  original. Como el latín fue la lengua franca de la intelectualidad europea hasta el siglo XVIII, muchas expresiones en ese idioma se han seguido usando hasta nuestros días en las ciencias y en las profesiones, particularmente en las jurídicas, que tienen fuertes raíces en el derecho romano.

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Solo, este, ese y aquel… sin tilde

De niño, en los años cincuenta, mis profesoras de castellano –así, y no español,  se denominaba la materia en esa época– dedicaban por lo menos una lección todos los años a enseñarnos o a repasar los acentos diacríticos, que son aquellos en que se utiliza la tilde para  distinguir significados en pares de palabras, tales como sí-si, sé-se, mí-mi, sólo-solo, éste-este, ése-ese, aquél-aquel. Respecto de los últimos cuatro pares citados, cada año nos remachaban las reglas siguientes:

De alcalde, amén, de marras, no hay tutía, maricón, merengue y de la carabina de Ambrosio

Nuestro Idioma cumple este mes dos años de existencia y, para celebrarlo, he considerado más apropiado divertir a los lectores explorando el origen de las palabras en el título que continuar con las acostumbradas  filípicas en contra de los barbarismos que tanto abundan en nuestro medio.

La coma

La humilde coma es el signo de puntuación más frecuente y más difícil de usar en nuestro idioma. Denota la pausa más corta dentro de la expresión escrita, más breve que el punto y coma, que el punto y que los dos puntos. Sus reglas de uso, caóticas por largo tiempo, comenzaron a metodizarse  a partir de la publicación en 1742 de la Orthographía de la Real Academia. Las normas vigentes datan, en su mayor parte,  de mediados del siglo XIX.

La "apliquiosis": una plaga lingüística

Más influencia tiene en el habla de la gente cualquier comunicador o creativo iletrado que todos los académicos de la lengua juntosEn el Egipto bíblico hubo diez plagas, en la República Dominicana hay más. Las hay de muchísimas clases, órdenes, familias, géneros y especies: políticas, religiosas, sociales, económicas y hasta lingüísticas. Naturalmente en esta columna sólo nos interesan las plagas que empobrecen o amenazan a nuestro idioma, que por desgracia son tantas que los dedos de las manos –y los de los pies– no alcanzan para contarlas. Una de ellas es la “apliquiosis” o el empleo incorrecto y depredador del verbo “aplicar”y sus derivados.

Falsos amigos

En lingüística se le llama familiarmente “falso amigo” al vocablo extranjero que se asemeja a una palabra del idioma del hablante, pero que tiene un significado distinto. Así, por ejemplo, son falsos amigos el vocablo inglés “complimentary” y  la palabra española  “complementario”,  puesto que “complimentary”, traducido al español,  significa “gratuito” o “de cortesía”, mientras que “complementario” en buen castellano  nada tiene que ver con la liberalidad de un acto o conducta, sino que se refiere a la calidad de una cosa para completar o perfeccionar algo. Por eso, los recepcionistas de hoteles dominicanos que he oído utilizar en español la palabra “complementario” como sinónimo de “gratuito” o “de cortesía” cometen una incorrección léxica.

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