Los gazapos y desaciertos de la Constitución

En los próximos meses Gaceta Judicial publicará una traducción al inglés de mi autoría de la nueva Constitución de la República Dominicana, proclamada el 26 de enero de 2010. La labor del traductor es fascinante y frustrante a la vez. Lo primero porque nos obliga a zambullirnos en el léxico de dos idiomas al mismo tiempo hasta descubrir para cada palabra o frase del texto original su equivalente ideal en la lengua del texto traducido. Lo segundo porque sabemos de antemano que cada idioma encierra en su vocabulario y sintaxis algo tan propio – lo han llamado el genio o el ADN de la lengua –, que sería quimérico pretender jamás, aun para un traductor con infinita destreza y conocimiento, hacer la traducción perfecta. De ahí el viejo tópico italiano de “traduttore, traditore”, (traductor, traidor) con el que se censura desde hace siglos a todos los traductores.

Y más palabras de moda: problemática, sumatoria, déjame saber

Concluimos esta serie de tres artículos sobre vocablos de moda en el español dominicano con el estudio de las palabras problemática y sumatoria, y de la frase déjame saber.

Otra palabra de moda: transacción

En el artículo anterior examinamos la popularidad de tres palabras –iniciar, apostar y listado– en el habla culta dominicana; en este nos toca estudiar la palabra transacción,  muy de moda hoy en día entre nuestros legisladores, abogados y jueces.

Palabras de moda

Cada época tiene sus gustos que la distinguen de las demás, tanto en la vestimenta como en la música, el corte de pelo, la bebida, etc. Dentro de ese etcétera cabe el idioma. Así, mientras que en mi juventud –en los años sesenta–, vestíamos túnicas hippies,bailábamos merengue con Johnny Ventura o Félix del Rosario, lucíamos el pelo largo y seco o afros,  bebíamos ron con coca-cola y hablábamos de los “anuncios” en la radio y en la televisión; hoy los jóvenes andan todos con jeans (“pantalones de fuerte azul”, se decía antes), bailan reguetón, exhiben el pelo corto y engominado, toman vodka con cranberry (“arándano agrio” o “arándano amargo”, en castellano) y ya no oyen “anuncios” en  los medios, sino “spots publicitarios”. Leer más

Y/O

Durante casi un siglo y medio de vida republicana, jamás se sintió en nuestro país la necesidad de usar la conjunción doble y/o en la redacción.  Así, en los 4915 artículos de nuestros cinco códigos decimonónicos – Código Civil, Código de Procedimiento Civil, Código de Comercio, Código Penal y Código de Procedimiento Penal–, no encontramos ni una sola ocasión en que se utilice la expresión.

La mismiosis

El argot jurídico dominicano se encuentra infestado de múltiples plagas lingüisticas. Ya  hemos descrito varias en artículos anteriores: la alosfinitis  o el abuso de la locución conjuntiva a los fines de;  la gerunditis  o el uso incorrecto del gerundio en función de adjetivo; la apliquiosis  o el empleo indebido del verbo aplicar como intransitivo y como sinónimo de solicitar;  la comiosis  o la sobreutilización de la coma; y la mayusculitis  o el uso excesivo e incorrecto de la letra mayúscula. En esta entrega ampliamos nuestra muestrario lingüístico-epidemiológico con el análisis de una plaga que afecta, enreda y afea el lenguaje jurídico en todo el mundo hispanohablante: la mismiosis.

La nueva gramática de la lengua española

Este año los Santos Reyes me dejaron  en Moca, en la casa de mi amigo Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua . A principio de diciembre les había escrito (por correo electrónico) pidiéndoles la Nueva gramática de la lengua española, que me había enterado iba a ser presentada por la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española, en Madrid, el día 10 de ese mes. No me hice muchas ilusiones porque sabía que su puesta en circulación para la República Dominicana estaba programada para febrero o marzo de este año.

De latinismos y latinajos

Los latinismos son palabras o expresiones latinas que se han incorporado al español manteniendo, más o menos, su forma  original. Como el latín fue la lengua franca de la intelectualidad europea hasta el siglo XVIII, muchas expresiones en ese idioma se han seguido usando hasta nuestros días en las ciencias y en las profesiones, particularmente en las jurídicas, que tienen fuertes raíces en el derecho romano.

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Solo, este, ese y aquel… sin tilde

De niño, en los años cincuenta, mis profesoras de castellano –así, y no español,  se denominaba la materia en esa época– dedicaban por lo menos una lección todos los años a enseñarnos o a repasar los acentos diacríticos, que son aquellos en que se utiliza la tilde para  distinguir significados en pares de palabras, tales como sí-si, sé-se, mí-mi, sólo-solo, éste-este, ése-ese, aquél-aquel. Respecto de los últimos cuatro pares citados, cada año nos remachaban las reglas siguientes:

De alcalde, amén, de marras, no hay tutía, maricón, merengue y de la carabina de Ambrosio

Nuestro Idioma cumple este mes dos años de existencia y, para celebrarlo, he considerado más apropiado divertir a los lectores explorando el origen de las palabras en el título que continuar con las acostumbradas  filípicas en contra de los barbarismos que tanto abundan en nuestro medio.