Los gazapos y desaciertos de la Constitución
En los próximos meses Gaceta Judicial publicará una traducción al inglés de mi autoría de la nueva Constitución de la República Dominicana, proclamada el 26 de enero de 2010. La labor del traductor es fascinante y frustrante a la vez. Lo primero porque nos obliga a zambullirnos en el léxico de dos idiomas al mismo tiempo hasta descubrir para cada palabra o frase del texto original su equivalente ideal en la lengua del texto traducido. Lo segundo porque sabemos de antemano que cada idioma encierra en su vocabulario y sintaxis algo tan propio – lo han llamado el genio o el ADN de la lengua –, que sería quimérico pretender jamás, aun para un traductor con infinita destreza y conocimiento, hacer la traducción perfecta. De ahí el viejo tópico italiano de “traduttore, traditore”, (traductor, traidor) con el que se censura desde hace siglos a todos los traductores.