Bemberria, bebentina, garantista

Por Roberto E. Guzmán

BEMBERRIA

“. . . repleto de gente en plena BEMBERRIA, gente con ninguna intención. . .”

Cada vez que se halla una voz que solo se conoce en el habla de los dominicanos el autor de estas apostillas celebra la creatividad de los dominicanos; sobre todo en un caso como el de esta voz que se trata de una creación completamente dominicana, pues la voz no se conoce en ningún otro país.

La definición de la bemberria coloca el acento sobre el consumo de bebidas alcohólicas. Es una pena que sea así, porque se presumió que en su origen se encontraba la voz “bembe” que se tomaba como sinónima de labio. Si se sigue esa línea de pensamiento, la bemberria debería ser una reunión donde el objetivo principal sería hablar; es decir, hablar por aquello de bembetear, que es “hablar mucho”. Se creyó que bemberria tenía en sus genes, quiérase o no, la palabra bembe. Tal parece que en este caso el bembe se mueve para beber más que para hablar. Esto es, se toma el bembe, pero no el hablar.

En principio se descartó que la palabra en el origen fuese bembé, así con el acento sobre la última letra E /e/, porque esa voz es propia de la santería y es una “celebración de carácter ritual, que se acompaña con toque de tambores”. Diccionario ejemplificado del español de Cuba (2016-I-142).

No es descabellada la idea de que se haya tomado el bembe de bemberria de bembé, pues en Cuba, la voz bembé ha tomado “Por extensión de la que tiene carácter religioso, se da este nombre a cualquier fiesta”. El habla popular cubana de hoy (1982:55).

El bembé fue o es un baile africano. El bembé también es el nombre de un tambor africano. El “bembem es el jubileo real o ruidoso festival de los reyes yorubas o lucumíes”. Glosario de africanismos (1924:52).

Luego de elucubraciones con respecto a la raíz de la voz en cuestión, se hace necesario mencionar algo sobre la terminación antes de poner el punto final a esta sección. Casi todas las terminaciones de palabras en español con -ia, llevan un acento sobre la letra /i/. En este caso no se observa el acento, de donde hay que concluir que es voz original y no derivada de otra.

Al final, puede concluirse que en la palabra bemberria, la raíz proviene de bembé, el baile o fiesta de origen africano. Es motivo de celebración que en el español dominicano existan algunas voces que manifiesten alguna relación con las raíces africanas ocultas en la cultura del pueblo dominicano.

 

BEBENTINA

“Los estados de emergencia no pararon las fiestas y BEBENTINAS . . .”

La voz del título se conoce en tres hablas propias de países bañados por el mar Caribe, Cuba, República Dominicana y Venezuela. El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española asienta la voz bebentina y ofrece un equivalente, borrachera. Más abajo se argumentará con respecto de esta definición, pues no se está de acuerdo con ella.

No se está conforme con llamar borrachera a la bebentina, cuando en realidad la bebentina es una actividad y la borrachera es un efecto. El Diccionario del español dominicano (2013:83) incluye en sus páginas una definición más acorde con la acción que representa la bebentina, “Consumo abundante de bebidas alcohólicas”. La segunda acepción destaca otro aspecto importante de la bebentina, “Reunión en la que se beben bebidas alcohólicas en abundancia”. Ese aspecto es el de varias personas juntarse con el propósito de consumir bebidas alcohólicas.

No puede pasarse por alto que en la bebentina no se menciona el baile, la música o la conversación en la reunión, aunque estos pueden ser ingredientes que contribuyan a apurar mayor cantidad de bebidas alcohólicas, pues hacen el ambiente más propicio para ello.

  1. Pedro Henríquez Ureña trae la palabra bebentina en su obra El español en Santo Domingo (1940:189) y la incluye entre los adjetivos y sustantivos que califica de “abundancial”. De allí hay que colegir que es “beber en abundancia”. En la obra de D. Manuel Patín Maceo “Dominicanismos” él entiende que una bebentina es, “Acción de beber: anoche tuvieron una bebentina”. Dominicanismos (1940:41). En la obra Criollismos de R. Brito aparece bebentina con el sinónimo borrachera. Es posible que en su origen antes de 1930, solo fuera voz adecuada para borrachera y que luego evolucionara revistiendo las características que se han destacado más arriba.

Es obvio que la voz bebentina lleva en su seno el verbo beber, beben, y la terminación –ina. Esta terminación introduce una incongruencia, si se toma al pie de la letra, porque la terminación -ina se conoce en español para poner de relieve el rasgo diminutivo de lo que trata la palabra a la que se añade.

Junto con lo ya señalado en el párrafo retropróximo acerca de la terminación, hay que recordar que esta terminación sirve también el propósito de indicar que el sustantivo en el que se observa “tiene relación con” la palabra de la raíz; es decir, beber.

En el español dominicano se ha oído que una persona está “metida en una bebentina” cuando entra en una etapa de beber sin cesar. A veces esta persona va de sitio en sitio donde se venden bebidas alcohólicas como una diversión y quizás hasta terminar embriagado. En este caso no hay reunión, aunque se puede hacer el recorrido acompañado de una o más personas.

La palabra estudiada aquí recibió el reconocimiento del Diccionario de la lengua española, pues en este puede leerse, “ingestión en exceso de bebidas alcohólicas”; con la marca que es de uso en República Dominicana. Es un sustantivo femenino y siguiendo las pautas de ese diccionario, como no se menciona otro país; eso significa que es palabra propia de los dominicanos.

 

GARANTISTA

“La disposición GARANTISTA de la reforma. . .”

A pesar de que se ha encontrado en varias ocasiones la voz del epígrafe, esta no es de uso general en el español actual. Sin embargo, parece que tiene mayor circulación en algunos países de habla hispana, mientras en otros se la ignora por completo. Las informaciones de que se dispone indican que esta voz se originó en México. Se ha detectado el empleo en Argentina también. En España esporádicamente se encuentra la voz usada.

La definición más sencilla y directa del adjetivo garantista es, “que proporciona garantía”. De esa forma figura en el Nuevo diccionario de voces de uso actual (2003:518).

Los tres ejemplos de uso del recién mencionado diccionario tienen relación con situaciones en los tribunales, de donde se deduce que en el ámbito jurídico es donde tiene preponderancia la voz del título.

Otro rasgo común en los ejemplos es que estos tratan de garantías en sentido figurado, no de garantías en sentido concreto, esto es, se trata de garantizar derechos; no de prestar garantías de cumplir una obligación asumida convencionalmente en lugar de otro.

Puede adelantarse que esta voz no se encuentra en la lista de las que se consideran para incluir en la próxima edición del diccionario oficial de la lengua española. No obstante, si el uso persiste y se amplía, los académicos de la lengua pueden admitir la voz en el futuro.

Pepla / plepla, cachú, bonche

Por Roberto E. Guzmán

 

PEPLA – PLEPLA

“. . . no puedo estar como tú en una esquina . . . hablando PEPLA”.

Esta voz del epígrafe es interesante. Lo es por dos particularidades. Es única en tanto formación y en cuanto significado. La pepla o plepla es creación de la inventiva dominicana.

Es una voz muy precisa, pues solo tiene una acepción indiscutible. Quien escribe estas reflexiones acerca del habla de los dominicanos piensa que la voz es una onomatopeya. Las ideas expuestas más arriba se desarrollarán en detalle más abajo.

El Diccionario del español dominicano (2013:539) trae una acepción, como se anotó antes, “Cosa insustancial sobre la que se habla”. Es un tema que no reviste interés, que no merece ser asunto de conversación. La cita en ese diccionario que ilustra el uso ofrece una equivalencia, vacuencia, que es muy dominicana también. Es un sujeto de charla vacío, sin trascendencia. El diccionario mentado más arriba asienta una acepción para vacuencia, “Disparate, dicho sin sentido o intrascendente”.

La palabra plepla está recogida en el mismo diccionario mencionado antes, página 558, “Cosas intrascendentes sobre las que se habla”. En funciones de sustantivo para una persona es “tonta, alelada”.

Las dos voces aquí examinadas evocan el blablá conocido que la Real Academia define, “Discurso largo y sin sustancia, y a veces con tonterías o desatinos”.

Puede aducirse que el blablá es más serio que la plepla, pues la última no es discurso sino conversación. Esto a menos que se tome el término discurso en un sentido restringido, simplemente como una “serie de palabras y frases empleadas para manifestar lo que se piensa o se siente”.

La sonoridad de la pepla y la plepla llaman la atención y se parece a la cháchara que es una “conversación frívola”, de acuerdo con una de las definiciones que se halla en el diccionario de la docta corporación madrileña de la lengua.

La conversación de la pepla o plepla no es corta; mueve a pensar en la locución adverbial “de pe a pa”, de uso en el habla de los dominicanos para expresar, “De principio a fin, entero”. Diccionario fraseológico del español dominicano (2016:379).

Se sostiene aquí que las dos voces, pepla y plepla, traen consigo la idea del sonido de una charla sostenida solo por el ruido, sin sujeto serio, sin contenido.

 

CACHÚ

“Contar los votos es un CACHÚ”

El cachú es una salsa condimentada hecha sobre todo con tomates. Al mercado internacional llegó por medio del comercio impulsado por los Estados Unidos. Se usa directamente, es decir, sin necesidad de calentarla o mezclarla con los alimentos sobre los que se aplica. Se popularizó para aplicársela a las salchichas de los famosos hot dogs o a los no menos famosos hamburgers.

En la actualidad muy pocas personas recuerdan que el ketchup, catsup, catchup proviene de Malasia, donde era kechap y era una salsa de pescado. Esa salsa se conocía allí desde las postrimerías del siglo XVII o principios del siglo XVIII.

Durante largo tiempo en el español dominicano cachú era el animal que tenía los cachos (cuernos) largos. Esa era y es la forma descuidada de decir cachudo. Años atrás en los medios rurales, la palabra favorita era cacho para los cuernos; la última era una palabra más citadina.

Ahora bien, en la cita lo que se lee es una frase popular, “ser un cachú”. Con esta frase el dominicano expresa que eso a lo que se refiere es “fácil o grato”.

No conforme con esa significación, también se usa para llevar al ánimo de la otra persona, “tener aspecto o condición agradable”. El cachú como ingrediente de expresiones no termina ahí, pues el giro “¡qué cachú! indica que “algo o alguien es agradable”.

Si todas las frases anteriores se sirvieron del cachú para dar a entender juicios positivos, no podía faltar una para complacer a las personas que no gustan del cachú, “echar cachú”, locución verbal que se usa para “insultar, ofender o reprender a alguien”. Todas las frases aquí citadas están recogidas en el Diccionario fraseológico del español dominicano (2016:77).

No puede olvidarse, si la palabra cachú se encuentra en el origen de varias frases, entre ellas algunas hasta cierto punto contradictorias, eso es un indicio de la popularidad que la salsa tiene, si no en la comida, por lo menos en el habla.

 

BONCHE

“Era un BONCHE general que de seguro . . .”

El autor de estos comentarios acerca del idioma recuerda que la primera vez que oyó la voz bonche fue de boca de puertorriqueños. Era una voz que se usaba en Nueva York entre los boricuas que allí vivían y, también entre los que permanecían en la isla. Existe la posibilidad de que la voz tuviese su origen en Nueva York y de allí pasara a la isla.

Es muy probable que los dominicanos hayan adoptado la voz a fuerza de oírla de boca de los puertorriqueños, especialmente cuando departían o eran invitados a fiestas y celebraciones de los boricuas.

El primer bonche que oyó hace muchos años quien esto escribe fue el de reunión de personas para celebrar. Cuando invitaban a un bonche se sabía de antemano que se trataba de integrarse a un ambiente de fiesta que podía ser ruidosa, con música, licores y a veces baile.

Como sucede en las lenguas con muchas voces, estas cambian su significado, ya sea añadiendo nuevos o, perdiendo viejos por falta de uso. En el caso de bonche puede comprobarse algo que ha sucedido con muchas otras voces, que sus acepciones han variado a través del tiempo. Además, ha adquirido acepciones variadas al pasar su uso de un país a otro.

En República Dominicana la voz bonche posee cuatro acepciones que son conocidas en otras hablas. Es una fiesta o reunión festiva; así como una reunión de gente para celebrar algo y una gran cantidad de personas, animales o cosas. Por último, es un manojo o grupo de cosas atadas para mantenerlas juntas.

El Diccionario de americanismos, DAA (2010) reconoce tres acepciones de las mencionadas más arriba. La cuarta acepción, la del manojo de cosas, no constaba en ese lexicón, pero aparece ya en el Diccionario del español dominicano (2013). Esa última acepción constaba en el DAA como de uso en México. Esta corresponde con la primera acepción del inglés para bunch.

Quien escribe estas notas mantiene la tesis de que el ambiente festivo y la celebración se la añadió o creó el puertorriqueño a la voz angloamericana al españolizarla. Como se expresó al principio de esta exposición, los dominicanos adoptaron la voz con las acepciones puertorriqueñas, sobre todo en relación con un grupo de personas reunidas para fiestar.

Hay que celebrar que bonche sea una reunión festiva, con algún ruido, comida y bebidas alcohólicas, en donde la amistad es el mejor ingrediente para la animación.

Pichirrí, picapica, foete / fuete

Por Roberto E. Guzmán

PICHIRRÍ

“Los bancos tienen al dueño cogío por el PICHIRRÍ”.

Esta voz adquirió notoriedad en el habla de los dominicanos cuando una persona muy destacada en el ámbito político la utilizó en público. Este uso en los medios de difusión masiva le confirió importancia a la voz. Para sorpresa de quien escribe estas notas, algunos hablantes de español dominicano no estaban familiarizados con la voz pichirrí.

No puede negarse que pichirrí es una voz que pertenece al ambiente rural, donde las personas suelen llamar de modo diferente a algunas partes de los cuerpos de los animales. Cuando un campesino llama pichirrí a la parte inferior, o terminación de la columna vertebral de un ave, especialmente un pollo o gallina, lo hace para evitar mencionar esa parte por un nombre que no pueda aceptarse porque se considera vulgar o malsonante.

En el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias (2010:1689) figura pichirrí con la definición, “Parte inferior de la columna vertebral”. El Diccionario del español dominicano (2013:545) completó la definición anterior, “Extremo inferior de la columna vertebral del pollo”. Esa definición refleja la mayoría del uso, aunque puede pensarse que no es completa porque en realidad todas las aves tienen esa parte. Hay que retener que en muchas ocasiones las personas que no son versados o no tienen interés en ello, no distinguen entre el pollo y la gallina y utilizan pichirrí tanto para uno como para otro y así debe ser.

Ahora bien, como muchas personas tuvieron contacto con la voz del título cuando esa persona, ahora expresidente de la República, usó la locución “agarrar por el pichirrí”. La voz llamó la atención de los citadinos, pero algunos no entendieron el sentido de la locución.

La locución “agarrar por el pichirrí” expresa la idea, “Tomar desprevenido a alguien” y, “Dominar algo o a alguien e inmovilizarle”. La primera locución refleja una acción de gallinero donde se agarran las aves por el pichirrí para sorprenderlas viniendo de atrás, sin que estas puedan darse cuenta. Además, la segunda idea de la locución es bien servida, pues de ese modo se gobierna el ave, puede dominarse.

Este pichirrí ha producido otras locuciones, “apretar el pichirrí”, “coger por el pichirrí”. La primera transmite la idea de “sancionar, castigar, corregir”. La segunda se usa para, “agarrar al adversario en la parte que más le duele”.

Llamarle pichirrí a esta parte del cuerpo de un ave se ha convertido también en un eufemismo para denominar la parte del cuerpo humano “donde la espalda pierde su nombre”.

Se convirtió la voz en un término jocoso que se transforma en un motivo de reconocimiento a la inventiva del campesino dominicano que es capaz de crear expresiones que transmiten con tanta fidelidad y humor las ideas.

 

PICAPICA

“. . . con la barriga y sus esperanzas de buena vida se circunscribe a figurar en su mente un salami o una PICAPICA . . .”

La voz picapica entró en el español dominicano hace no más de 40 años. O al menos, no se popularizó hasta hace esa cantidad de años. En otros países la palabra picapica designa un árbol, el papel picado o una sustancia que produce mucha picazón.

En República Dominicana picapica es una sardina enlatada con salsa picante añadida. Así mismo sirve esta palabra para designar dos plantas trepadoras. Solo en el habla de los dominicanos se usa esta reiteración del verbo “picar” para llamar a una sardina enlatada. El Diccionario del español dominicano (2013:544) ofrece una definición un poco diferente de la que se sugirió aquí antes, “Sardina enlatada, generalmente con picante añadido”.

Con la reiteración de que el sabor de la sardina produce un fuerte ardor en el paladar, picar, se pondera la sensación ardiente y acre en la boca y la garganta del sabor de la sardina en cuestión.

Durante mucho tiempo en el campo dominicano el arenque y el bacalao fueron alimentos preferidos en la dieta diaria por su fácil conservación sin necesidad de refrigeración debido a la gran concentración de sal en ellos. Otra cosa que contribuía al consumo era que eran dos alimentos con mucho sabor que permeaba cualquier otro tipo de “compaña” y hacía “rendir” los víveres, el arroz, el pan o la pasta que se consumían con estos.

La popularidad a la picapica le llegó también como producto del incremento de los precios de los demás alimentos que competían por el favor del consumidor en el medio rural.

Un locrio de picapica no será un manjar de los dioses, sin embargo, satisface el hambre, provoca sed de tomar que hace que se beba y se llene el vientre. Sacia los sentidos, el sabor como ya se explicó; el olor a producto del mar no puede ser más penetrante. La vista queda premiada con los colores naturales y agregados a la sardina. Esta cadena de acciones apagará los deseos de comer más. Además, el locrio de sardinas es sabroso si se come con hambre o con deseos de saborear algo con gusto fuerte.

 

FOETE – FUETE

“. . . cuya casa era un taller familiar para . . . elaborar FUETES”.

En el título de esta sección se copian dos maneras de mentar el mismo objeto. Ambos vocablos denotan interés en reproducir algún rasgo del origen del vocablo. Este vocablo proviene del francés fouet, cuya historia se examinará más abajo. Aquí se estudiarán, además, las peripecias de este látigo en el habla y la literatura americana. Junto con estos vocablos se mencionarán otros que tienen relación con los dos que son objeto del estudio detallado.

En el baúl de los recuerdos acerca del habla se encuentra el fuete. Eso de llamarle látigo fue un vocablo que se integró mucho más tarde al léxico del autor de estos comentarios. Con esto se pretende destacar que en el uso, en el habla, durante largo tiempo, que el hablante se inclinó por llamar fuete a ese instrumento.

A primera vista puede resultar arriesgado escribir que quizás este vocablo, fuete, entró en el español dominicano, o por lo menos se reafirmó, con la ocupación haitiana de la parte este de la isla La Española entre 1822-1844.

En su origen el fouet fue un instrumento formado de una parte sólida para asirlo y otra flexible, que servía para guiar los animales. En una de sus formas sirvió para incentivar la marcha de los animales. Recuérdese que en la parte este de la isla La Española se desarrolló lo que se ha dado el nombre de “sociedad o economía hatera”. Luego, de esta actividad el fuete pasó a otros usos en el país de los dominicanos. La palabra francesa con esas características entró en esa lengua en el siglo XIV.

En República Dominicana P. Henríquez Ureña cataloga la palabra fuete en tanto “galicismo de origen libresco”. Este filólogo también menciona el verbo “fuetear” en el español dominicano para expresar azotar. De este estudioso se toma la información de que en el siglo XVIII aparece documentada la voz fuetiados, que en palabras de don Pedro “[denuncia] la antigua difusión de la voz afrancesada fuete y del verbo derivado”. El español en Santo Domingo (1940:246)

En el Diccionario provincial casi razonado de vozes y frases cubanas, al tratar la voz fuete, el autor, entre otras informaciones afirma, “Algunos aplican este nombre a todo instrumento de azotar; pero otros le concretan al chucho . . .” Este chucho es el látigo de cuero. (1836:265). Los demás autores que escribieron con posterioridad a Pichardo repitieron lo que él había escrito.

De este fuete derivan en República Dominicana, fueteada, fuetiada, fuetiza, fuetear, cuyos significados pueden deducirse de las terminaciones.

Tolete

Por Roberto E. Guzmán

TOLETE

“. . . el sueldo mínimo de los guardias y militares nada menos que 30,000 TOLETES al mes . . .”

En la oración que se reproduce más arriba se utiliza la voz tolete de modo que representa algo diferente de su significado de origen.

Este tolete de la cita equivale al peso dominicano que posee tantas denominaciones porque de una manera u otra el usuario de la lengua prefiere evitar llamarlo por su nombre y se refiere a este con nombres diferentes, “caña, molongo, tururú, maraca” y otros que ahora no acuden a la memoria. Esta denominación de tolete del peso la comparte el dominicano con los cubanos.

Más interesante que todo lo anterior es la voz tolete y su origen en América. Eso se examinará en detalle para ilustrar el asunto; así como las voces derivadas de tolete.

“Hay que comenzar por el principio”, dice el pueblo y hay que oírlo. La palabra tolete en su origen es la “estaca pequeña y redonda, encajada en el borde de la embarcación, a la cual se ata el remo”. No hay duda de que llegó a América con esa definición, pues existía documentado en la lengua que luego se hizo común desde el siglo XVI, exactamente en 1587. Se tomó del francés tolet que lo tomó quizás de una lengua germánica.

En Europa siguió llamándose escálamo al palo fijo para atar el remo, mientras que en América se prefirió llamarle tolete. A este fenómeno llama el Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (1980-VI-534) de “separación geográfica”. Esto puede tomarse como un indicio de popularidad de la palabra tolete en América.

  1. Esteban Pichardo lexicógrafo dominicano de nacimiento asienta en su Diccionario provincial casi razonado de vozes y frases cubanas (1836:581) que tolete en Cuba era sinónimo de garrote, pero más corto, cilíndrico. Anota además que “toletazo” es el golpe dado con el tolete. Hay que destacar, si el tolete había generado un derivado, toletazo, es porque su uso se había generalizado ya como arma, por lo menos en esa isla. No puede olvidarse que a Cuba llegaban las naves procedentes de España y de allí salían a otras partes de América después de hacer escala.

Debe destacarse que el tolete era más corto que el garrote, rasgo que fue seguido por Roque Barcia quien escribe, “palito redondo” para describir el tolete de las embarcaciones menores. Esas caracterizaciones trazan la línea a seguir cuando se denominó tolete el del policía. Ese autor ya consigna el toletazo, “golpe dado con el tolete”. Diccionario de la lengua española (1883-V-157)

Ya en 1924 consigna Constantino Suárez en su Vocabulario cubano (1924:495) no solo el tolete conocido de la marinería, sino que describe en detalle que este forma parte del armamento de la policía municipal. Esto hace que se utilice la palabra con mayor frecuencia aún. No solo señala eso, sino que incluye que tolete es “persona tosca, ruda, de entendimiento tardo”. Ya se usaba también llamar tolete a la “moneda de plata de un duro”.

El tolete continuó su popularidad en el uso, pues Fernando Ortiz en su Nuevo catauro de cubanismos (1923:470) trae no solo los vocablos tolete y toletazo, sino también “toletari”, con una explicación oportuna acerca de su significado. Así se llama al vigilante de policía por llevar un tolete como única arma. Explica que la terminación viene por el arribo del juego vasco pelotari a Cuba.

El vocablo tolete no permaneció en Cuba, pues aparece documentado en Puerto Rico en 1933 en tanto “moneda de un duro”. Esa información está en el Vocabulario de Puerto Rico publicado en 1967, página 277. Hay que destacar que no se utiliza la palabra tolete para el peso moneda nacional, sino para el duro español, de la misma formas que en Cuba.

El uso de tolete se popularizó no solo en las Antillas, pues pasó a Colombia y Venezuela a temprana hora. Llegó su importancia a tal nivel que adquirió otros significados. En Colombia se le acepta o aceptaba como “palo o garrote largo”. También designaba un “pedazo grande de alguna cosa” o simplemente “grande, enorme”, así consta en Colombianismos, de J. Tobón (1953:245).

Una vez que la voz llegó a América del Sur adquirió otras significaciones, más definidas, así como nuevos significados. Venezuela llamó toletazo al trago, copa de licor, tal y como se encuentra en Buenas y malas palabras (1974-II-116), de D. Ángel Rosenblat. Esto sin perder el significado de golpe.  En ese país en las zonas rurales sirvió tolete para denominar un “trozo de árbol”, Vocabulario del hato (1991:210).

En ese país, Venezuela, el tolete aparece como “palo del cual tira la caballería para mover los molinos”. En algunas regiones de Venezuela usan de la voz para un “pedazo, particularmente de algo comestible”. Más adelante en la historia el nombre tolete pasó a denominar al bate del beisbol. Diccionario de venezolanismos (1993-III- 217). El primer toletero que hizo su aparición fue el venezolano para “pendenciero, camorrista”. Diccionario general de americanismos (1942-III-193).

El toletazo en ese país es el golpe fuerte que se da con un palo o garrote, y, en el beisbol es el batazo. De allí que el bateador en ese juego se llame de toletero.  (1993-III-216). Todas estas informaciones están claramente documentadas en el citado diccionario.

Los derivados de tolete para acciones fuera de su estricto campo, marinería, son testimonios de la vigencia del vocablo en el habla. El uso del vocablo tolete para denominar varios objetos, de mucho uso algunos de ellos.

En República Dominicana Henríquez Ureña menciona el “golpe dado con el palo llamado tolete”, toletazo. Con respecto “Al peso como moneda representativa, se le dan nombres burlescos, como en todas partes: tolete, … cáncamo, tulipán, … clavado …” Ese erudito investigador anotó que tolete era garrote y humorísticamente, peso. El español en Santo Domingo (1940:186-222-224). En la obra Dominicanismos de Patín Maceo solo aparece la palabra tolete usada en lugar de “dólar”. Esta obra fue publicada en 1940 en República Dominicana. (1940:199).

Antes de las intervenciones ya mencionadas, Brito había recogido la palabra en su obra Criollismos de 1930. La fecha de la edición de esta obra muestra ya la vigencia del tolete en el habla de los dominicanoS. Eso no es todo, ese autor trae una voz que ha caído en desuso en el habla de los dominicanos, “toletearse”, él escribe, toletiaise representado así la forma de hablar del habitante de la región de Cibao en República Dominicana. Este toletearse es “morir”. La importancia de la mención de este autor y su obra no termina ahí, pues él define el tolete en tanto, “Madero tosco en forma de bastón”. Esta definición difiere de la aceptada por el resto de estudiosos que se ocupan de la voz. Y trae ese nombre, tolete, también para el Dollar.

En tiempos más recientes en el habla de los dominicanos, el tolete, el toletazo, toletear y toletero gozan de vigencia.  El Diccionario del español dominicano (2013:663) reconoce dos acepciones para toletazo. La primera es “golpe contundente dado con un garrote”. La segunda es, “En el beisbol, batazo fuerte”. Con respecto a la primera acepción, “con un garrote”, según el criterio de quien escribe estas notas, no parece corresponder a la realidad de los hechos, pues limita el instrumento usado para propinar el golpe al uso de un garrote, cuando se ha oído que se usa para llamar el golpe del toletazo el que se propina con otros objetos rígidos.

Se ha oído también que una persona que se da un golpe, sobre todo de modo accidental, se da un toletazo, con lo que el nombre ha pasado a otro plano.

Con respecto de la palabra tolete, ese diccionario define el objeto, “garrote corto”. En el caso en que se aplica a persona es, “hombre fuerte y corpulento”; “hombre valiente”. El peso, moneda corriente dominicana se conoce con el nombre tolete; así como el pene.

Toletear es “golpear a alguien con un garrote”. Este verbo se desplazó al área de la actividad sexual y se usa para “realizar el coito”. Nada de extraño si al pene llaman tolete.

Con respecto de la otra palabra relacionada con esta familia de vocablos, toletero, sigue siendo el jugador de béisbol que produce batazos de muchas carreras.

Trúcamelo, molongo, tamizaje

Por Roberto E. Guzmán

TRÚCAMELO

“. . . brincar o saltar el TRÚCAMELO”.

Esta voz que figura en el título es muy probable que esté desapareciendo del vocabulario dominicano. La suposición anterior se emite ante los avances de la tecnología y con ella el cambio de juegos o entretenimientos que los niños practican en la actualidad.

Es una pena que la voz esté en vías de desaparición. El lamento se origina porque es una voz dominicana. Solo se conoce en República Dominicana. La formación de esta y el significado son dominicanos. Aquí se reflexionará acerca de la voz.

El trúcamelo es lo que en español internacional se conoce con el nombre de rayuela. El trúcamelo dominicano mantuvo algunas diferencias con el internacional. Los tejos en República Dominicana se conocen con el nombre de “chatas”. De preferencia la chata se elige de forma circular. El nombre a la chata dominicana le viene de la superficie y forma de este objeto plano, delgado. Esto así para permitir el fácil desplazamiento de la chata durante el juego.

Para iniciar el juego los participantes “se cantean”, es decir, lanzan su chata a la línea o “raya” con el fin de determinar quién será “mano” y quien “manito” y, el orden en que participará cada jugador. Este manito o segundo en el orden se conoce además con el nombre de “trasmano”. El último en jugar, por haber quedado más alejado de la raya será llamado “porra” o “pie”. Las modalidades del juego pueden sufrir algunas variantes que son determinadas por el espacio disponible.

El dibujo de las rayas en el suelo puede variar. Algo que permanece es que se salta en un solo pie y el jugador debe en algún momento decir “trúcamelo”. Hay espacios en el dibujo que le permiten descansar sobre ambos pies.

Se ha reflexionado acerca del nombre del juego en español sin poder dar con una explicación plausible. En inglés el juego es llamado hopscotch, el scotch procede de que esa palabra servía para score, que es puntuación en español. Llama la atención que en el pasado de la lengua inglesa este score fue raya, marca. Este nombre lleva dentro la idea de saltar y obtener puntos.

El nombre internacional rayuela evoca las rayas que se trazan en el suelo. En francés el nombre del juego es marelle que tiene relación con el nombre de la chata (tejo) que en francés antiguo fue merel. El francés tuvo influencia sobre la denominación del juego en Brasil, amarelinha, que alude al tejo antes mencionado en francés (merelie). La terminación es un diminutivo propio del portugués brasileño.

La única explicación ¿plausible? para el nombre trúcamelo del español dominicano es que procede del verbo “trocar” en tanto significa cambiar con el sentido de mudar, pues eso se hace en el juego, cambiar el sitio, mudar la “chata”, ficha que se coloca en el suelo. Por su formación sugiere la voz trúcamelo una orden o desafío, “trúcamelo”, cámbiamelo.

Que el nombre del juego en dominicano proceda de una provocación no es motivo para extrañarse, porque los nombres atribuidos a actividades pueden derivar de cualquier rasgo, cualidad; sobre todo cuando no es el nombre oficial, sino el que resulta de un uso y, más entre niños. Ya más arriba se documentó de dónde proceden los nombres del juego en lenguas otras que la española.

 

MOLONGO

“Lo que no está claro es de dónde van a salir los innumerables MOLONGOS que para esto se necesitan”.

En esta cita en cabeza de esta sección la voz molongo debe interpretarse como equivalente de “peso dominicano”. El peso es una unidad monetaria de muchos países hispanohablantes, por lo tanto, no debe ser motivo de sorpresa que tenga tantos “apodos” diferentes.

El dinero (peso) es una parte importante de la vida humana; como consecuencia de esto es parte de muchas de las conversaciones diarias. Algunos hablantes de español dominicano se divierten llamándole con diferentes nombres.

Los nombres que le son atribuidos al peso varían de acuerdo con la edad del hablante. El peso se designa con nombres que variarán con la época del año y otras circunstancias. La vigencia de algunos de estos nombres es efímera, o bien, solo circulan en algunas capas de la sociedad.

Con respecto de la voz “molongo”, se recuerda que en Santo Domingo hubo una persona que siempre usaba esta voz para mencionar el peso y el dinero. Sus programas de radio fueron escuchados durante unos años. El programa en la radio desapareció con la muerte de su productor.

Para el peso dominicano se ha promovido llamarle oficialmente “Duarte” con el propósito de honrar y mantener vigente la memoria del patricio. Los nombres extraoficiales han sido muchos y mencionar algunos y dejar otros fuera es una tarea sin recompensa.

Ese fenómeno de que la unidad de moneda de un país tenga muchos nombres populares no es exclusivo de República Dominicana, pues sucede en muchos otros países de América.

 

TAMIZAJE

“. . . millones de pruebas diagnósticas para el TAMIZAJE de la población . . .”

Es una pena que la voz “tamizaje” no figure en el Diccionario de la lengua española. Tampoco consta en el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española.

La contrariedad que se expresa de modo disimulado por la ausencia de la voz tamizaje se produce porque se piensa que es la voz que mejor expresa y se acomoda para transmitir el mensaje que se hace por medio de la voz triage que prima en las salas de primeros auxilios de los Estados Unidos y que ha invadido el español de otros países.

La Academia por excelencia ha concedido la carta de naturaleza al vocablo triaje, cuyo origen no menciona y remite al verbo triar que considera de origen incierto. Ese vocablo -triaje- entró en el lexicón mayor de la lengua en la edición de 2014.

La lengua inglesa reconoce la deuda que tiene con el francés al adoptar crudo el vocablo triage, con una detallada acepción para la acción que se ejecuta en las “salas de emergencias”.

El verbo triar en español es, para los fines que interesan aquí, “escoger, entresacar, separar”. De allí se llega a que la acción del triaje es de escoger, entresacar, separar. En francés el verbo trier es “seleccionar, tamizar, cerner, clasificar”, entre otras significaciones.

En inglés triage cuenta con una primera acepción muy específica para aplicarla en las casos de emergencias médicas, “clasificación y asignación de tratamientos a pacientes. . . de acuerdo a un sistema de prioridades”. En las salas de urgencias médicas, “clasificación de los pacientes según la urgencia de sus necesidades de cuidados”.

Puede deducirse de lo expuesto más arriba que el uso del triaje del español procede del inglés y el origen de la palabra viene del francés, con posible origen del latín. La Real Academia ha adoptado la posición de solo consignar el origen de las palabras cuando este puede establecerse sin lugar a duda.

Se lamenta que el sustantivo correspondiente a la acción del verbo tamizar no se haya abrazado para el uso que del verbo se hace en el ámbito médico de las salas de urgencias.

Allante, boronear, metástasis

Por Roberto E. Guzmán

ALLANTE

“Si no salimos de este círculo vicioso de ALLANTE y movimiento . . .”

La voz allante se incorporó al español dominicano hace muchos años. Durante todo este tiempo ha disfrutado de la preferencia de los hablantes dominicanos. Se recuerda de manera muy clara cuando formaba parte del idiolecto de los estudiantes de escuela intermedia y secundaria. Acompañó a esos hablantes a las aulas universitarias donde continuó en uso. Con posterioridad a este tiempo los narradores integraron la voz al habla de sus personajes como correspondía para representar la clase social y la edad a la que estos pertenecían.

Con respecto de esta voz el estudio no puede limitarse solo al sustantivo, sino que hay que tocar también lo concerniente al verbo, allantar, y el adjetivo allantoso,a que puede desempeñar también funciones de sustantivo.

Es muy probable que esta voz haya aparecido en el habla de los dominicanos en los años cincuenta del siglo XX. Se propone ese período porque Patín Maceo no la consigna en sus trabajos de lexicografía. Además, quien escribe esta apuntaciones recuerda haber comenzado el uso a principios de los años sesenta de ese siglo.

Allantar es persuadir con mentiras; impresionar o deslumbrar a alguien; ostentar, jactarse de algo que no es real. De aquí puede resultar que allante, el sustantivo, sea persuasión con mentiras, ostentación o jactancia de algo que no es real. Luego, el allantoso es la persona que convence a otra u otras por medio del engaño. Cuando se refiere a la persona misma esta es mentirosa impenitente; que aparenta lo que no es.

Se piensa que en el caso de la cita el autor destaca el comportamiento que se despliega para atraer la atención, sin que haya engaño o malicia, para aparentar más de lo que en realidad se representa y que de esta forma se le tome en cuenta.

En este párrafo se desarrollará una posibilidad acerca del origen de la voz allante. Esta puede haber derivado de la locución “de adelante”, (de alante), es decir, de los primeros, de los mejores o más destacados. Hay muchas voces en el español antiguo cuyos prefijos perdieron la firmeza en el sonido de la /d/ intervocálica, hubo desgaste. Esto sucedió de modo documentado en los primeros tiempos de lo que devino en lengua española en la península. Ese fenómeno pudo haber sucedido también en este caso como resultado de la elocución descuidada y rápida, y, de allí que se transformara en allante.

 

BORONEAR

“No había despidos, FASE BORONEABA chelitos para aguantar las penas . . .”

Este verbo hace largo tiempo que se utiliza en el habla de los dominicanos. No solo se utiliza en el habla, sino que se practica en la vida diaria. Es más, puede decirse que es una forma de actuar en política dominicana. No hay una crítica velada en la mención que se hace; es una práctica establecida, tolerada y hasta alentada.

En el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias aparece el verbo boronear con una acepción correspondiente a República Dominicana, “Realizar alguien un trabajo o una actividad extra en la que se gana algo de dinero”. Este uso del verbo en funciones transitivas aparece documentado en el Diccionario del español dominicano (2013:101).

Este verbo del título tiene otra acepción que fue rescatada por el último diccionario mencionado aquí, “Repartir dádivas”. La cita del uso es de un periódico diario con un detalle ilustrativo del uso, pues entra la cita en el detalle de cuándo y cómo se produce este boroneo; esto así en cuanto al origen de los dineros que se boronean, así como el fin que se persigue con este. “Y cuando aceleradamente han adquirido dinero y bienes por cualquier vía, boronean; se hacen de quienes los defiendan; compran conciencias y hacen donaciones”.

Este boroneo, que así se refiere el hablante a la acción de boronear, puede hacerla un jefe que reparte dádivas para así mantener a sus subalternos tranquilos, contentos, y, es una forma de comprometerlos con este proceder para que no haya quejas o denuncias, pues participan del producto del boroneo.

A la acción que describe la última cita el hablante dominicano en su habla llama “picar y boronear”, es decir “hacer como la cotorra, que pica y boronea”. El ejemplo nace de la observación de cómo ese animal come y deja caer parte de lo que come.

El sentido del verbo estudiado aquí, así como del sustantivo, tienen su origen en el sustantivo migaja, pues en algunos países de América, entre ellos República Dominicana, borona es sinónimo de migaja, a tal punto que reemplaza a migaja en la preferencia y el uso.

 

METÁSTASIS

“. . . es otra ventaja que . . . hace METÁSTASIS en otros sectores de la economía”.

En algunas ocasiones estos escritos no se dedican solo a comentar lo que se sale de la norma. Esta sección versará sobre el vocablo del epígrafe porque tiene el don de ubicuidad. Las lecturas diarias dan pie a pensar que se han olvidado otros vocablos que pueden expresar la misma idea.

Con toda propiedad el sustantivo metástasis tuvo su origen en la medicina donde todavía sirve para comunicar el concepto de que un foco canceroso pasa del órgano en que se origina a otro órgano distinto.

En los medios de comunicación se ha observado como el concepto que perteneció a la medicina se trasladó a todos los ámbitos de la actividad humana o del diario vivir.

No hay nada que sea de temer en este tipo de fenómeno en la lengua. Sin embargo, debe señalarse que cuando algo como esto sucede hay varios vocablos que pierden vigencia porque el campo de acción de un vocablo invade otras áreas y arrincona vocablos de larga data en la lengua.

Los genes del vocablo metástasis sugieren la noción de que aquello que experimenta metástasis cambia de lugar. Dependiendo del contexto, en lugar del vocablo del título pueden usarse otros sustantivos o giros de la lengua.

No hay que olvidar que metástasis debe de traer a la mente del lector o del interlocutor una percepción de algo negativo porque en su origen se trataba de un tumor canceroso que se reproducía en otra parte del organismo. Esto se señala porque en el texto se utiliza metástasis para comunicar “ventaja” que se reproduce, como puede constatarse por medio de la lectura del texto citado al principio de esta sección. Este uso se considera desacertado.

Con lo expuesto en el párrafo inmediato a este se transmite la advertencia de reservar el vocablo estudiado aquí para asuntos que conlleven rasgos de negatividad. Además, muchas otras palabras pueden usarse en lugar de metástasis en variados contextos, ejemplo de ellos son, “ampliación, despliegue, difusión, extensión, expansión”. Estas palabras sustituirán a metástasis siempre y cuando el entorno lo permita.

 

Conchero, desescalamiento

Por Roberto E. Guzmán

CONCHERO

“CONCHEROS aumentan pasajes y cumplen a medias medidas contra . . .”

Si alguien que no habla o que no está familiarizado con el español de República Dominicana “se topa” con este “conchero” de la frase, es casi seguro que se quede suspendido en el espacio sideral; es decir, que no entienda.

Solo un hablante de español dominicano puede deducir lo que este conchero significa en la oración que se transcribió a manera de ejemplo del uso.

Para la mayoría de los hablantes de español un conchero es un yacimiento de conchas de moluscos, vale decir, que se relaciona con las conchas de las babosas y los caracoles. La palabra concha representa en algunos países otra cosa que se escoge por no mencionar. Este conchero de los caracoles de otros países se conoce en el país dominicano con el nombre de “conchal” en tanto lugar donde se acumulan conchas de moluscos. El uso y la definición están documentados en el Diccionario del español dominicano (2013:208).

En República Dominicana existe desde hace largo tiempo la voz concho que es conocida de todos los hablantes de esta variedad de español. El concho dominicano alude a dos cosas. Al servicio de transporte colectivo y urbano de pasajeros en carros, y en los últimos tiempos, también en motocicletas que los dominicanos laman de “motores”. La voz concho sirve además para mencionar el vehículo, carro, dedicado al transporte colectivo y urbano de pasajeros.

El conchero del título se creó en época reciente para denominar a la persona que se dedica al trabajo o servicio ya descrito. Como ya existe el “motoconcho”, no se duda que en breve aparezca en el español escrito dominicano la voz “motoconchero” para aplicársela a la persona que se dedica al servicio mencionado, pero en motocicleta. En el caso del vehículo de dos ruedas se ha oído “motoconchista” para el conductor.

La voz conchero se formó añadiendo la terminación -ero al nombre concho para designar a la persona que se encarga de suministrar el servicio de concho. El sufijo -ero es muy productivo en el español antillano para derivados nominales de oficio u ocupación, como sucede en el caso del conchero.

Una acepción de la voz “concho” que ya se estudió con anterioridad en estos escritos es cuando se usa para expresar sorpresa, contrariedad o asombro. Es un equivalente “educado” de coño, pero sin la fuerza ofensiva del último; más bien utilizado como interjección. El concho dominicano en este uso pertenece a la parentela de ¡caramba! cuando indica enfado o extrañeza.

Este concho eufemístico de los dominicanos tiene lazos remotos con la concha de algunos países centroamericanos y con el inglés cunt, pues a pesar de su escritura, la voz del inglés se pronuncia de una manera algo parecida al coño del español latinoamericano. Los brasileños tienen un concho, pero es insulto cuando se usa para expresar vanidoso, engreído.

 

DESESCALAMIENTO

“. . . ha informado que reproduce un DESESCALAMIENTO de la enfermedad . . .”

Las escaladas han subido en la preferencia de los hablantes. Muchos hablantes no reparan en las imitaciones que son inherentes al verbo escalar y, por tanto, al escalamiento, y, como consecuencia, el desescalamiento.

La tendencia que se observa con respecto del uso de esta familia de palabras es algo natural en las lenguas. Una vez que una palabra entra en la lengua, las demás palabras de la misma familia tienden a seguir esos pasos. Se repasarán las acepciones de estas palabras para destacar los límites de sus campos semánticos.

Antes de entrar en otros aspectos del asunto hay que recordar que es una palabra larga. Esto indica el nivel del habla del cual procede la palabra. Este es un ejemplo típico de palabra que usa el registro culto para embellecer sus escritos.

Este desescalamiento tiene estrechos vínculos con escalada, desescalar, desescalada. Esta escalada (escalade) no viene directamente de la escala militar, sino de un uso metafórico de una “estrategia de agravamiento” que se inicia en inglés en los despachos periodísticos y comunicados de los EE. UU. durante la guerra de Vietnam. La desescalation aparece en lengua angloamericana con esta acepción en el año 1965. Los franceses por su parte aportaron la désescalade.

Luego de las intervenciones de estas lenguas extranjeras el español no podía quedarse atrás e introdujo la escalada y la desescalada. Del campo militar y político pasó a otras actividades como la economía y por último en salud pública con el aumento e incidencia de enfermedades.

La palabra escalada consta en el Diccionario de la lengua española desde hace largo tiempo. Desescalada es palabra que no ha entrado al diccionario, no está en la edición impresa de 2014, ni se halla en las consultas en línea. No obstante, algunos diccionarios de uso han aceptado el uso que se ha hecho cada vez más frecuente.

El Diccionario del español actual (1999-I-1516) consigna tanto a desescalar como a desescalada. Para desescalada, sustantivo femenino, escribe, “Disminución en la extensión, intensidad o magnitud [de algo, especialmente de la lucha o la violencia]”. Ese diccionario transcribe un ejemplo de uso de los años 1969 y 1970 relacionados con la guerra de Vietnam. Se presume que fueron estos los años en que comenzó a usarse con este significado.

Con respecto del verbo desescalar la acepción es la apropiada para las funciones verbales, “Disminuir la extensión, intensidad o magnitud [de algo (complemento directo), especialmente de la lucha o la violencia]”. La fecha de la cita de uso en ese diccionario es del año 1981.

En relación con el vocablo desescalamiento, este no aparece en ninguno de los diccionarios consultados. Esto hace presumir que su integración al uso es reciente.

La Fundación del Español Urgente considera aceptable el uso de desescalar y desescalada para las enfermedades, no solo para lucha y violencia; al tiempo que recuerda que para expresar disminución existen en español otros sustantivos que pueden utilizarse, rebaja, decremento, relajación.

Si se desea que el mensaje trascienda, el redactor tiene que elegir vocablos conocidos por todos los lectores. No debe ir a ninguno de los extremos. Esto es, ni demasiados términos rebuscados, ni tampoco voces desconocidas del lector promedio.

Alicate, caballete, journal, gente / hacer gente

Por Roberto E. Guzmán

ALICATE

“. . . es que el sector empresarial deje se ser ALICATE de los presidentes de turno . . .”

Voces como las del título resultan difíciles de documentar en cuanto a la fecha de integración en el habla porque pertenecen al español oral y solo excepcionalmente trascienden a la lengua escrita.

En el desarrollo de esta sección se examinará en cuáles hablas es vigente la voz y las diferentes significaciones que tiene.

En un artículo anterior se propuso una explicación acerca de la razón por la que se piensa que el nombre de esta herramienta se utiliza para transmitir el mensaje que expresa en el español dominicano. Por esa razón no se repite la explicación.

Como es de esperarse, en el habla dominicana la voz será como aparece en el título, alicate, sin la letra ese /s/ al final, pues ambas formas -alicate, alicates- son aceptables para denominar la herramienta.

El uso dominicano ha establecido dos acepciones para la voz estudiada aquí. La primera acepción es compartida por los dominicanos con hablantes de español de otros países; para ser más específicos, con los puertorriqueños. Esta acepción es, “Amigo íntimo, compañero inseparable”. La segunda acepción es solo de uso en República Dominicana, “Persona influyente que consigue que otra se mantenga en su oficio o en su cargo”. Diccionario del español dominicano (2013:29).

Como puede sospecharlo una gran cantidad de lectores al notar la ortografía de la palabra alicate, esta comienza con el artículo árabe hispánico al, lo que denota su origen árabe. Los antecedentes admitidos para esta palabra provienen del árabe hispánico allaqqát del árabe clásico laqqat que era “tenazas” en esa lengua.

En cuanto a la preferencia que cada hablante puede tener para expresar la idea, esta es equivalente de otra voz dominicana, “enllave”, que se ha estudiado ya en estos comentarios. Es muy posible que existan otras voces que expresen la misma idea, pero que no se mencionan en esta ocasión.

 

CABALLETE

Hay algunos caballetes que son más conocidos que otros. Entre los caballetes sobresale primero el caballete de los techos de dos o más vertientes de agua. Luego sigue el de los artistas de la pintura. Otra muy conocida para caballete es la que en el habla dominicana se llama de “burro” que es una simple estructura que sirve para reposar en ella un tablero o pieza que necesita soporte.

Si se trae este caballete a estas reflexiones acerca de la lengua es porque en República Dominicana existe un caballete que no ha recibido tratamiento adecuado.

El caballete dominicano es una parte del ave que se conoce también con el nombre de espinazo. Tiene bien ganada la denominación caballete porque de allí parten en la parte trasera del animal las costillas. Este caballete divide el cuerpo del ave en dos partes que regularmente son iguales. Este uso se ha encontrado en la región central del Cibao, en zonas rurales, así como en el suroeste del país.

 

JOURNAL

“Como ya han investigado algunos JOURNALS de educación . . .”

Hace largo tiempo que algunos periódicos utilizan el término del epígrafe para referirse a un tipo específico de publicación. Se ha notado en el uso de esta voz, extraña a la lengua española, que quienes la usan tratan de conferir a esa publicación un matiz de publicación seria o científica.

Este uso se sitúa lejos de la verdad en lengua inglesa, y desde luego, más lejos aún de la española. A este propósito puede adelantarse que en español existen varias palabras que nombran con exactitud una publicación de este género.

Estas “revistas” generalmente se citan en los periódicos y publicaciones con el nombre en inglés de journal, cuando en realidad es una “revista médica” de carácter científico. Es una “publicación periódica” que rara vez es diaria.

En francés el journal es un periódico que muchas veces es diario, pues es lo que significa journal en francés. En inglés designa algo más que algo diario, pues ha servido de nombre a un registro de operaciones mercantiles diarias, así como a la narración de acontecimientos organizada por días que lleva una persona.

En español se conocen varias palabras relacionadas con la palabra jour del francés, a manera de ejemplos pueden citarse jornal, jornalero, jornada. Jornada y jornal son palabras de larga data que constan ya en el Tesoro de la lengua castellana o española de Covarrubias (1611:491). Claro, la representación gráfica era iornada y iornal; esto así porque la jota con la representación actual apareció después de la composición del Tesoro. Es pertinente recordar que el nombre “jota” procede del nombre griego de la letra /i/, iota.

 

GENTEHACER GENTE

“. . . allí me HICE GENTE . . .”

La locución verbal “hacer gente” consta en el Diccionario fraseológico del español dominicano (2016:238) con la definición de uso para, “Dar buena educación y buena posición social y económica”.

En la América hispanohablante la palabra gente significa “persona, individuo, persona decente”. No conforme con lo que el Diccionario de la lengua española trae, el Diccionario de americanismos completa la idea al añadir a lo anterior, “de buen comportamiento”, que es la persona “que es o se comporta del modo debido, como corresponde, correctamente”.

En República Dominicana cuando se desea exagerar las cualidades ya asentadas antes, califican a ese individuo de, “muy gente” y con ello se pondera la educación y la honestidad.

A lo anterior puede agregarse que en las conversaciones entre hablantes de español dominicano se ha oído decir que alguien “se hizo” gente para referirse a “crecer” en un ambiente. Empleado de este modo casi siempre se oyó cuando la persona que hablaba era de extracción humilde y evocaba el amparo recibido de una familia pudiente que lo había ayudado; con el auxilio de esa familia “echaba cuerpo”.

Revolotear / revoltear, trasunto, intemperie / interperie

REVOLOTEAR – REVOLTEAR

“. . . REVOLOTEA el estómago . . .”

Cada grupo humano suficientemente numeroso asentado en un territorio contiguo de modo permanente, en circunstancias normales tiende a expresarse de modo parecido. Los miembros del grupo adoptan voces a las que imprimen significados que en otros grupos no se conocen; o tienden a modificar palabras que se conocen en otras comunidades para adaptarlas a sus necesidades expresivas y a sus circunstancias.

En este aparte se examinará el verbo que consta en el título. Se posará la vista también sobre algunas voces semejantes que expresan notas distintivas en el habla dominicana.

El primer verbo del título, revolotea, es conocido en el español internacional. Puede en el seno de este verbo hallarse dos nociones que esclarecen el sentido de este. Estas son el verbo volar y el nombre femenino vuelta. Con esta aproximación al verbo revolotear se entiende el sentido que expresa.

El hablante de español dominicano se ha ahorrado esfuerzo y tiempo al crear el verbo revoltear y revoltearse. Estos dos verbos son exclusivamente dominicanos, esto es, solo se conocen o utilizan en el español de República Dominicana.

Revoltear es un verbo que no aparece documentado en los diccionarios de español producidos hasta el presente. Se usa en lugar de revolver. Se revoltean papeles. Con ese verbo se expresa a idea de mover desordenadamente, de hurgar sin miramiento con respecto del orden que existía antes de la acción que se lleva a cabo.

El verbo que sí está documentado en la literatura y asentado en el Diccionario del español dominicano (2013:602-3) es el verbo en funciones de verbo intransitivo pronominal, revoltearse.

Para el hablante de español dominicano el verbo revoltear tiene sentido porque lo entiende compuesto del prefijo re- y el verbo voltear. El prefijo mencionado se toma en esta composición con el sentido de repetir la acción del verbo que le sirve de base. El verbo voltear a su vez se usa en este compuesto para representar la idea de “poner al revés, dar vueltas, cambiar las cosas de lugar”. Lo que se revoltea termina trastornado en su organización. Por la descripción del verbo realizada más arriba se entiende que este desempeña funciones de verbo transitivo.

 

TRASUNTO

“. . . en su TRASUNTO coloquial suelen manifestarse algunas confusiones . . .”

Se ha tomado el tiempo necesario para tratar de dar con el sentido de la palabra trasunto que usa el redactor de la oración de la cita. No puede asegurarse que se haya logrado despejar la incógnita.

A pesar de lo ya escrito se optó por escribir acerca del sustantivo masculino del título porque reviste interés. Del mismo modo que ocurre con muchas otras voces, esta voz posee una significación que se integra al patrimonio de los hispanohablantes antillanos.

El trasunto del español conocido por “español general” guarda cierta relación con el concepto que se tiene en República Dominicana y Puerto Rico acerca de esta palabra. En el español internacional es “copia, imitación, imagen, representación”, de un original o de algo.

En el español de las dos Antillas mencionadas, el verbo trasuntarse es “parecerse físicamente dos personas”. Cuando se trata de explicar el parecido físico se habla del trasunto que se da entre las dos personas involucradas en el asunto.

Si se comparan los dos conceptos, el general y el de las dos islas, se comprueba que no andan muy alejados, pues lo que es “copia” debe “parecerse” por fuerza a la que se considera el original, o simplemente al sujeto que ocupa la primera posición en la comparación del trasunto.

En las conversaciones se ha oído de modo reiterado que trasunto se utiliza para ponderar el parecido existente entre el padre y el hijo o, la madre y la hija. Incluso de modo menos frecuente se ha oído que algunos hablantes usan el sustantivo trasunto en tanto sinónimo de tener “un aire de”, con lo cual no solo se sopesa el parecido físico, sino el estilo, la personalidad, la conducta. La locución verbal “darse un trasunto” traduce a la perfección la mención del parecido físico entre dos o más personas.

El habla del dominicano cuenta con otras expresiones para significar el parecido entre personas, así usará el hablante dominicano, “escupido”, “parece escupido/a por su padre/madre” para destacar el gran parecido que existe entre los padres y sus descendientes. En el registro vulgar algunos hablantes sustituyen el verbo escupir por otro vulgar que sin mencionar mueve a rechazarlo por el mal olor que conlleva el acto fisiológico de expeler excremento.

Se recuerda que cuando se oyó por primera vez lo del “trasunto” fue en el ámbito rural del español dominicano. Eso hace presumir que la mutación con respecto del sentido entró por allí.

 

INTEMPERIE – INTERPERIE

“. . . sobre tener un lecho o vivir a la INTERPERIE . . .”

No es raro oír que alguien use la voz *interperie en lugar de intemperie en conversaciones de índole informal. Se piensa que hay dos causas que propician la confusión. Se escribe confusión aquí porque la voz *interperie no tiene carta de naturaleza en la lengua española. Las que se llaman causas se expondrán en orden en el curso de esta sección.

La primera explicación para que se produzca la confusión es que el elemento compositivo inter- ha intervenido últimamente en una gran variedad de términos compuestos. En lengua inglesa este elemento compositivo es muy competente y sirve para señalar por lo menos ocho situaciones diferentes en las que participa.

El prefijo inter- en español se incorpora para modificar o contribuir a la formación de palabras a pesar de que solo tiene tres matices que introduce, “en, en medio” y “entre varios”. En el español hay por lo menos una treintena de palabras que comienzan por inter.

La segunda explicación es que el español general cuenta con menos de diez vocablos de uso corriente que comiencen con intem-. Esta característica determina que los hablantes de manera instintiva tiendan a desechar ese principio de palabra.

Intemperie expresa “desigualdad del tiempo”. La locución adverbial “a la intemperie”, que debió ser la usada en la cita, indica “a cielo descubierto, sin techo ni otro reparo alguno”. La palabra “reparo” en el caso de la acepción recién transcrita significa “sin defensa ni resguardo”.

Las explicaciones anteriores acerca de las causas de la confusión con respecto de intemperie y otras palabras que empiezan por inter- se han expuesto para lograr levedad en la sanción contra quienes erran con respecto a estar expuestos sin protección a los elementos de la naturaleza, intemperie.

Soleta, panecico, desecho / deshecho

Por Roberto E. Guzmán

SOLETA

El espacio de esta sección se empleará para estudiar esa palabra del título. Por necesidad hay que revisar su historia primero, para luego colocarla en su lugar en el español dominicano.

La palabra soleta casi no se usa en la actualidad. Hay quien opina que cuando se usó en español dominicano no se usó en su significado original.

Se tuvo noticias de esta palabra en algún libro acerca de la historia dominicana, o, de historia novelada dominicana. Quien escribe tiene que admitir que no recuerda el título de la obra y por eso tiene que redactar estas notas de este modo.

Quien sí trajo información fehaciente acerca de esta voz fue D. Pedro Henríquez Ureña. En su obra El español en Santo Domingo en 1940 consignó la palabra del título entre aquellas con significado nuevo mediante traslado de significación. La palabra soleta consta en el página 218 de esa obra, “soleta ‘sandalia’”.

A pesar de la mención que hace D. Pedro en su obra, M. Patín Maceo en sus trabajos acerca de la lexicografía dominicana no anota la voz soleta entre las que recogió. Quizás esto sea así porque ya la voz había descendido mucho en el uso.

Mucha razón tenía D. Pedro para apuntar la observación que hizo, pues desde hacía muchos años el uso había impuesto que soleta era una plantilla que se echaba en la parte inferior de los pies de las medias y calcetines que estaban rotos; era una pieza de tela con que se remendaba la planta del pie de la media o calcetín cuando se rompían.

El autor de estos comentarios acerca del habla de los dominicanos piensa que lo que hicieron los dominicanos de finales del siglo XIX y principios del XX fue devolver a soleta su significación originaria. En el Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (1982-V-326), los autores asientan que soleta “parece designar una especie de sandalias o zapatilla”. Para sustentar este criterio recurren a un texto de APal, que quien escribe estos comentarios presume que es Alonso Fernández de Palencia, y a su Universal vocabulario de 1490.

  1. Roque Barcia en su Diccionario general etimológico de la lengua española (1882-IV-1057) asegura que la palabra del título tuvo su origen en la lengua catalana. Y no mienta la sandalia. Esa misma significación consigna el Diccionario de castellano antiguo (2002:271).

En este lugar se puede escribir que en los dibujos que representan a Concho Primo, este aparece con unas sandalias que muy bien podrían ser las soletas. Si mal no se recuerda este personaje llevaba atadas las sandalias no solo al pie, sino a la pierna. Esto parece lógico si se piensa que los caminos en la época mencionada antes podían ser fangales que atrapaban los calzados. Las ataduras al nivel señalado evitaban que las soletas se salieron del pie o mudaran de sitio.

 

PANECICO

Aquí llega en esta sección un vocablo de la gastronomía dominicana. Puede subrayarse lo de dominicana, pues en otros países no saben qué cosa es esa de un panecico.

Existe la probabilidad de que si un hablante de español dominicano emplea la voz panecico en presencia de un extranjero hispanohablante, este piense que se trata de un “panecillo”. Aquí cabe que se use la expresión dominicana, “no es lo mismo ni se escribe igual”.

Más abajo se abundará en torno al panecico dominicano, sus ingredientes y, se adelantará una idea con respecto al porqué de la voz con esa terminación.

El panecico se conoce también con el nombre “panecico de catibía”; esto es, lleva yuca en su composición y no harina de trigo como es normal en el panecillo. Entre los ingredientes está el anís, que no puede faltar, sal, huevos, leche y mantequilla. Se cuece al horno. Para que la parte exterior quede crujiente, se unta de manteca o mantequilla. Una particularidad de este es que el exterior es crujiente y el interior permanece esponjoso. Se recuerda que en algunas ocasiones se introducía carne de cerdo al panecico.

Si se ha entrado en este tipo de detalle que se lee más arriba es porque el panecico ya no es tan corriente y algunas personas no recuerdan los detalles de su composición.

Un dato curioso que se escribió más arriba es que se cocina al horno, pero sucede que en las cocinas de las personas de escasos recursos no había hornos. Entonces, ¿cómo se cocinaba? La necesidad que es madre del ingenio, ideó otra forma. Se tomaba una paila de grandes dimensiones, más grande y más profunda que la lámina metálica que se colocaba dentro para colocar los panecicos. A la paila se le colocaba fuego debajo. Sobre la paila se colocaba una plancha de metal a manera de tapa, y se colocaba fuego de carbón o leña sobre esta. Era la improvisación de un horno, fuego arriba, fuego abajo.

Como se nota con la lectura de todo lo anterior, la gran diferencia entre el panecillo es que en el panecico el ingrediente principal es la yuca.

Con respecto de la terminación, esta puede obedecer a dos diferentes razones. Una, para dejar claro que era algo diferente del panecillo. Otra, porque la terminación -illo no es usual en el español dominicano para voces populares. El hablante de español dominicano favorece la terminación -ico con valor diminutivo y diferenciarlo del pan chiquito, pancito.

 

DESECHO – DESHECHO

“. . . para que psicológicamente ‘te sientas inútil’, acabado, como si fueras un DESHECHO . . .”

Por estas haches usadas sin razón es que Cortázar escribió en Rayuela, “… y lo importante de este hejemplo es que el hángulo es terriblemente hagudo, hay que tener la nariz hadosada …” (1967:98).

Así se burlaba Cortázar del lenguaje. Es posible que el redactor de la cita al principio de esta sección, quizás siguiendo el ejemplo cortaziano haya escrito deshecho en lugar de desecho.

Mediante la interpretación lógica de la frase transcrita puede asegurarse que este “deshecho” no tiene cabida en el texto. Más abajo se expondrán los detalles.

Un desecho es un sobrante, un residuo, lo que queda después de haberse escogido lo que sirve. Puede en algunos casos considerarse el desecho como basura. Es algo sin valor, por lo menos para algunos. En la mayoría de los casos el desecho es algo inútil, inservible, o por lo menos es vil y despreciable. Cuando se refiere a una persona es una persona inútil y llena de defectos.

El verbo deshacer es algo muy diferente. Tiene esa “dichosa” hache /h/ intercalada debido a su formación. Se descompone fácilmente en dos partes. El elemento des- que indica negación o inversión del sentido de la palabra simple a la que va antepuesto, hacer.

En el caso específico de deshacer es lo contrario de hacer, tan sencillo como eso. Como muchísimas palabras del español, este verbo mantiene varias acepciones que varían en grado y en torno a la misma idea. Es quitar la forma, descomponer algo, en su primer sentido.

No hay que olvidar que el verbo deshacerse puede tener acepciones positivas en algunas acepciones en funciones pronominales. Trabajar con mucho ahínco o vehemencia es una de ellas. Acompañado (seguido) de la preposición en, es usado con frecuencia para extremar o prodigar manifestaciones de aprecio, afecto, cortesía; o todo lo contrario, exagerar la expresión de insultos.