Pichirrí, picapica, foete / fuete

Por Roberto E. Guzmán

PICHIRRÍ

“Los bancos tienen al dueño cogío por el PICHIRRÍ”.

Esta voz adquirió notoriedad en el habla de los dominicanos cuando una persona muy destacada en el ámbito político la utilizó en público. Este uso en los medios de difusión masiva le confirió importancia a la voz. Para sorpresa de quien escribe estas notas, algunos hablantes de español dominicano no estaban familiarizados con la voz pichirrí.

No puede negarse que pichirrí es una voz que pertenece al ambiente rural, donde las personas suelen llamar de modo diferente a algunas partes de los cuerpos de los animales. Cuando un campesino llama pichirrí a la parte inferior, o terminación de la columna vertebral de un ave, especialmente un pollo o gallina, lo hace para evitar mencionar esa parte por un nombre que no pueda aceptarse porque se considera vulgar o malsonante.

En el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias (2010:1689) figura pichirrí con la definición, “Parte inferior de la columna vertebral”. El Diccionario del español dominicano (2013:545) completó la definición anterior, “Extremo inferior de la columna vertebral del pollo”. Esa definición refleja la mayoría del uso, aunque puede pensarse que no es completa porque en realidad todas las aves tienen esa parte. Hay que retener que en muchas ocasiones las personas que no son versados o no tienen interés en ello, no distinguen entre el pollo y la gallina y utilizan pichirrí tanto para uno como para otro y así debe ser.

Ahora bien, como muchas personas tuvieron contacto con la voz del título cuando esa persona, ahora expresidente de la República, usó la locución “agarrar por el pichirrí”. La voz llamó la atención de los citadinos, pero algunos no entendieron el sentido de la locución.

La locución “agarrar por el pichirrí” expresa la idea, “Tomar desprevenido a alguien” y, “Dominar algo o a alguien e inmovilizarle”. La primera locución refleja una acción de gallinero donde se agarran las aves por el pichirrí para sorprenderlas viniendo de atrás, sin que estas puedan darse cuenta. Además, la segunda idea de la locución es bien servida, pues de ese modo se gobierna el ave, puede dominarse.

Este pichirrí ha producido otras locuciones, “apretar el pichirrí”, “coger por el pichirrí”. La primera transmite la idea de “sancionar, castigar, corregir”. La segunda se usa para, “agarrar al adversario en la parte que más le duele”.

Llamarle pichirrí a esta parte del cuerpo de un ave se ha convertido también en un eufemismo para denominar la parte del cuerpo humano “donde la espalda pierde su nombre”.

Se convirtió la voz en un término jocoso que se transforma en un motivo de reconocimiento a la inventiva del campesino dominicano que es capaz de crear expresiones que transmiten con tanta fidelidad y humor las ideas.

 

PICAPICA

“. . . con la barriga y sus esperanzas de buena vida se circunscribe a figurar en su mente un salami o una PICAPICA . . .”

La voz picapica entró en el español dominicano hace no más de 40 años. O al menos, no se popularizó hasta hace esa cantidad de años. En otros países la palabra picapica designa un árbol, el papel picado o una sustancia que produce mucha picazón.

En República Dominicana picapica es una sardina enlatada con salsa picante añadida. Así mismo sirve esta palabra para designar dos plantas trepadoras. Solo en el habla de los dominicanos se usa esta reiteración del verbo “picar” para llamar a una sardina enlatada. El Diccionario del español dominicano (2013:544) ofrece una definición un poco diferente de la que se sugirió aquí antes, “Sardina enlatada, generalmente con picante añadido”.

Con la reiteración de que el sabor de la sardina produce un fuerte ardor en el paladar, picar, se pondera la sensación ardiente y acre en la boca y la garganta del sabor de la sardina en cuestión.

Durante mucho tiempo en el campo dominicano el arenque y el bacalao fueron alimentos preferidos en la dieta diaria por su fácil conservación sin necesidad de refrigeración debido a la gran concentración de sal en ellos. Otra cosa que contribuía al consumo era que eran dos alimentos con mucho sabor que permeaba cualquier otro tipo de “compaña” y hacía “rendir” los víveres, el arroz, el pan o la pasta que se consumían con estos.

La popularidad a la picapica le llegó también como producto del incremento de los precios de los demás alimentos que competían por el favor del consumidor en el medio rural.

Un locrio de picapica no será un manjar de los dioses, sin embargo, satisface el hambre, provoca sed de tomar que hace que se beba y se llene el vientre. Sacia los sentidos, el sabor como ya se explicó; el olor a producto del mar no puede ser más penetrante. La vista queda premiada con los colores naturales y agregados a la sardina. Esta cadena de acciones apagará los deseos de comer más. Además, el locrio de sardinas es sabroso si se come con hambre o con deseos de saborear algo con gusto fuerte.

 

FOETE – FUETE

“. . . cuya casa era un taller familiar para . . . elaborar FUETES”.

En el título de esta sección se copian dos maneras de mentar el mismo objeto. Ambos vocablos denotan interés en reproducir algún rasgo del origen del vocablo. Este vocablo proviene del francés fouet, cuya historia se examinará más abajo. Aquí se estudiarán, además, las peripecias de este látigo en el habla y la literatura americana. Junto con estos vocablos se mencionarán otros que tienen relación con los dos que son objeto del estudio detallado.

En el baúl de los recuerdos acerca del habla se encuentra el fuete. Eso de llamarle látigo fue un vocablo que se integró mucho más tarde al léxico del autor de estos comentarios. Con esto se pretende destacar que en el uso, en el habla, durante largo tiempo, que el hablante se inclinó por llamar fuete a ese instrumento.

A primera vista puede resultar arriesgado escribir que quizás este vocablo, fuete, entró en el español dominicano, o por lo menos se reafirmó, con la ocupación haitiana de la parte este de la isla La Española entre 1822-1844.

En su origen el fouet fue un instrumento formado de una parte sólida para asirlo y otra flexible, que servía para guiar los animales. En una de sus formas sirvió para incentivar la marcha de los animales. Recuérdese que en la parte este de la isla La Española se desarrolló lo que se ha dado el nombre de “sociedad o economía hatera”. Luego, de esta actividad el fuete pasó a otros usos en el país de los dominicanos. La palabra francesa con esas características entró en esa lengua en el siglo XIV.

En República Dominicana P. Henríquez Ureña cataloga la palabra fuete en tanto “galicismo de origen libresco”. Este filólogo también menciona el verbo “fuetear” en el español dominicano para expresar azotar. De este estudioso se toma la información de que en el siglo XVIII aparece documentada la voz fuetiados, que en palabras de don Pedro “[denuncia] la antigua difusión de la voz afrancesada fuete y del verbo derivado”. El español en Santo Domingo (1940:246)

En el Diccionario provincial casi razonado de vozes y frases cubanas, al tratar la voz fuete, el autor, entre otras informaciones afirma, “Algunos aplican este nombre a todo instrumento de azotar; pero otros le concretan al chucho . . .” Este chucho es el látigo de cuero. (1836:265). Los demás autores que escribieron con posterioridad a Pichardo repitieron lo que él había escrito.

De este fuete derivan en República Dominicana, fueteada, fuetiada, fuetiza, fuetear, cuyos significados pueden deducirse de las terminaciones.

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