Ortoescritura

Por Rafael Peralta Romero

 

GÜIRO O HIGÜERO, PERO NO CALABAZA

27/11/2021

Similar a como ocurre con la castaña (nuez de cáscara dura, fruto del castaño) y el buempán o pan de fruta (fruto voluminoso, parido por el árbol del pan) se presentan vacilaciones para nombrar el producto del güiro o higüero.

La última palabra es la más empleada en el habla dominicana, seguida de güiro, sin olvidar que algunos hablantes usan el vocablo calabaza para nombrar el mismo elemento.

Veamos lo que sobre /calabaza/ dice el Diccionario de la lengua española: 1. f. calabacera (? planta). 2. f. Fruto de la calabaza, muy vario en su forma, tamaño y color, por lo común grande,   redondo y con multitud de pipas o semillas. 3. f. calabacino. Calabacero, ra. 1. m. y f. Persona que vende calabazas. 2. f. Planta anual de la familia de las cucurbitáceas, con tallos rastreros muy largos y cubiertos de pelo áspero, hojas anchas y lobuladas y flores amarillas. Su fruto es la calabaza.

Calabacino. Tallo rastrero y flores amarillas son dos detalles significativos para no llamar calabaza al higüero. Calabaza es ahuyama.

De Wikipedia, he tomado la siguiente nota: “El término «calabaza» es de origen hispánico y se usa de manera genérica para definir a una gran variedad de frutos de las cucurbitáceas, como los calabacines, los zapallos, los zucchinis, los zapallitos, el ayote, el pipián, la auyama y el butternut”.

Se llama /calabacero/ a la planta que produce calabazas como a la persona que la vende. Pero eso no ocurre en el español dominicano, a no ser los que celebran el “jalogüin”.

 

Al definir la palabra /higüero/, el Diccionario académico solo dice “en República Dominicana: güira (? árbol)”.

En cambio, /güira/ es clasificada como “Voz antillana, forma ant. hibuera, higüera”. Y la define así: “1. f. Ant. Árbol tropical de la familia de las bignoniáceas, de cuatro a cinco metros de altura, con tronco torcido y copa clara. Tiene hojas sentadas, opuestas, grandes y acorazonadas, flores axilares, blanquecinas, de mal olor, fruto globoso o alargado y de diversos tamaños según las subespecies, de corteza dura y blanquecina, llena de pulpa blanca con semillas negras, del cual, serrado en dos partes iguales, hacen los campesinos de América tazas, platos, jofainas, etc”. Es evidente que esta definición corresponde al higüero.

Es importante notar la similitud entre esa definición y la que ofrece el Diccionario del español dominicano para el sustantivo /higüero/.

Hela aquí: “árbol perenne de hasta 5 m de altura con largas ramas extendidas hojas aovadas con el ápice agudo, flores amarillas grandes y fruto de corteza dura”. Lo extraño es que así también define la /higüera/.

Me parece que esta definición debería corresponder a la forma masculina, es decir a higüero, nombre del árbol. En la acepción dos define /higüera/ como una vasija hecha con la cáscara seca del fruto del higüero. Higüeral es un lugar poblado de higüeros.

Calabazo. Recipiente hecho con la fruta del higüero, generalmente para transportar agua. En algunas regiones se llama morro.

El Diccionario del español dominicano llama /güira/, así en femenino, al “Árbol perenne de hasta 5 metros de altura, con largas ramas extendidas, hojas aovadas con ápice agudo, flores amarillas con fruto de corteza dura; se usa en medicina tradicional y su fruto se utiliza para hacer vasijas”. Lo mismo que higüero.

Güiro. En lo que respecta al instrumento musical, distan mucho las definiciones del Diccionario oficial de la lengua (Instrumento musical popular que tiene como caja una calabaza de güiro) y la que se tiene en el español dominicano (instrumento con una serie de ranuras sobre las que se frota un objeto). Aquí esa voz es femenina: güira.

 

14/12/2021

INCONGRUENCIAS APARENTES

Determinada relación entre dos palabras, tanto por el sentido que expresan como por coincidencias gráficas o fónicas, estimula en algunos hablantes la tendencia a buscar orígenes comunes entre esos vocablos. Otros usuarios del idioma, en cambio, consideran que es incongruente que vocablos para ellos con afinidad semántica, no observen esa semejanza en la escritura.

A continuación, les presento cinco pares de palabras que guardan entre sí relaciones de algún tipo y que algunos hablantes les encuentran a una de ellas falsas etimologías: 1-Vaca/becerro, 2-voz/bocina, 3-bandido/vándalo,  4-vocalizar/boca, 5 vasto/bastante, basta.

1-La palabra /vaca/ deriva del latín “vacca”. Es la hembra del toro. En cambio, /becerro, becerra/ se considera de origen desconocido. Se define como “Cría de la vaca hasta que cumple uno o dos años o poco más”.

2-Tengo un amigo que defiende ardorosamente la similitud etimológica entre los términos /voz/ y /bocina/. Mi amigo cree que una palabra deriva de la otra, pero no es así. Veamos: /voz/ procede del latín vox, vocis. Se define: Sonido producido por la vibración de las cuerdas vocales.

Aunque /bocina/ también viene del latín “bucina”, ‘trompeta’, nada la vincula a /voz/, a no ser que la voz se amplifique por medio de la bocina. Tiene ocho acepciones, les presento algunas:

  1. f. Instrumento de forma cónica con el que se refuerza el sonido emitido, muy útil para hablar desde lejos.2. f. En un automóvil y otros vehículos, dispositivo mecánico o electrónico que emite señales acústicas.3. f. cuerno (? instrumento musical).4. f. caracola (? concha que produce un sonido como de trompa). 5. f. En los aparatos telefónicos, parte a la que se aplica la boca al hablar, para recoger la voz.6. f. Pabellón con que se reforzaba el sonido en los gramófonos.8. f. Cuba, Méx. y R. Dom. altavoz.

3-Cándido Martínez, infaltable lector de esta columna, ve, como muchos, que bandido y vándalo son voces sinónimas. Se extraña de que una se escriba con be (b) y la otra con uve (v). La voz /bandido/ es definida en el Diccionario de la lengua española del modo siguiente: 1. m. y f. Malhechor, delincuente.2. m. y f. Persona sin escrúpulos, que engaña o estafa. 3. m. y f. Persona que roba en los despoblados, salteador de caminos. 4. adj. Fugitivo de la justicia proclamado por bando. Se trata del participio del verbo bandir, el cual deriva del italiano “bandire”, ‘proscribir’, ‘desterrar’.

La palabra /vándalo/ procede del latín tardío Vandalus ‘vándalo, persona de un pueblo procedente de Escandinavia’. 1. adj. Dicho de una persona: Que comete acciones propias de gente salvaje y destructiva. U. t. c. s.2. adj. Dicho de una persona: De un pueblo bárbaro de origen germánico oriental procedente de Escandinavia. U. t. c. s.3.adj. Perteneciente o relativo a los vándalos. 4. adj. Perteneciente o relativo al vándalo (? lengua). Léxico vándalo.5. m. Lengua germánica oriental que hablaban los vándalos.

4- La palabra /vocal/ sí que se relaciona con /voz/, pero, aunque la voz salga por la boca, nada tiene que ver una con la otra.  Vocal procede del latín  “vocalis” y significa perteneciente o relativo a la voz. 2. adj. Que se expresa materialmente con la voz, hablando o cantando. De voz deriva el verbo /vocalizar/: Articular con precisión las vocales, consonantes y sílabas de las palabras para hacer plenamente inteligible lo que se habla o se canta. 2. intr. En cuanto a /boca/, del latín “bucca”. 1. f. En una persona o en un animal, abertura anterior del tubo digestivo, situada en la cabeza y que da entrada a la cavidad por donde conecta con el aparato respiratorio.

5- Porque /vasto/ signifique “Dilatado, muy extendido o muy grande”, no hay que esperar que /bastante/ sea de la misma familia de palabras y por tanto deba escribirse con uve (v). ¡Basta con eso! Vasto viene del latín “vastus”. A su vez, del griego, por vía del latín vulgar, llegó al castellano el verbo “bastare”, ‘llevar, sostener un peso’. Bastar es ser suficiente y proporcionado para algo. Abundar.

Temas idiomáticos

Por María José Rincón

 

23/11/2021

SE TRATA DE QUE NOS ENTIENDAN

Como en un folletín antiguo, dejamos en suspenso la semana pasada el melodrama de los dos puntos. Hoy llegaremos al final apuntando un uso, o abuso, de los dos puntos que debemos desterrar de nuestros escritos. Es muy importante tener siempre presente que los signos de puntuación nos ayudan a situar los límites entre las unidades que forman un texto. Sirven, por tanto, como organizadores de lo que escribimos: ponen las cosas en su sitio.

Si los empleamos mal, esta función delimitadora se difumina y provoca el efecto contrario:

los signos de puntuación mal usados pueden entorpecer e, incluso, tergiversar la lectura. Así también sucede con los dos puntos cuando abusamos de ellos, es decir, cuando los incluimos varias veces en el mismo enunciado. Imaginen una frase como la siguiente:

*La excursión incluye varias opciones: visitas culturales: museos, exposiciones, sitios históricos, y actividades al aire libre: senderismo, acampada, observación de aves. Los primeros dos puntos nos indican que se van a exponer las opciones que nos ofrece esta excursión, pero, a partir de ahí, todo parece en el mismo plano, no sabemos dónde empieza una cosa o dónde termina. Esta sensación la produce la acumulación de comas y de dos puntos, que, en lugar de ayudar a aclarar, confunde.

Prueben a usar solo los primeros dos puntos de introducción y a no recurrir a ellos en el mismo enunciado. Disponen de muchas opciones para lograrlo y el resultado será más claro. ¿Qué tal así? La excursión incluye varias opciones: visitas culturales a museos, exposiciones o sitios históricos; actividades al aire libre, como senderismo, acampada, u observación de aves.

¿O así? La excursión incluye varias opciones: visitas culturales (museos, exposiciones, sitios históricos) y actividades al aire libre (senderismo, acampada, observación de aves).

Se trata de que nos entiendan. Los signos de puntuación no deben dificultar la comprensión de nuestro mensaje; deben ayudar a que nuestro mensaje se comprenda mejor.

 

30/11/2021

PUERTAS AL CAMPO 

Contar las palabras de una lengua es como tratar de ponerle puertas al campo. El Diccionario de la lengua española apunta que la expresión poner puertas al campo nos viene muy bien para ‘dar a entender la imposibilidad de poner límites a lo que no los admite’, y las palabras no suelen admitirlos de buena gana.

En esto del cálculo de las palabras de una lengua solo pueden venir a echar una mano los diccionarios. Mal que nos pese a los que los hacemos, ningún diccionario registra todas las palabras de una lengua; muchos de ellos ni siquiera aspiran a hacerlo.

El Diccionario de la lengua española, en el que trabajan todas las academias de la lengua española del mundo, y que cuenta ya con veintitrés ediciones, incluye casi 95,000 palabras y más de 195,000 acepciones. El Diccionario de americanismos documenta aproximadamente 70,000 palabras y 120,000 acepciones de uso americano. Para hacernos una idea de la complejidad del léxico de una lengua como la nuestra, basta añadir a estos datos los que refleja el Diccionario del español dominicano: más de 10,000 entradas y más de 14,000 acepciones. No crean que es suficiente con hacer una sencilla suma. Recuerden que muchas de estas palabras serán comunes y se diferenciarán en el sentido con el que las usamos.

Se suele decir que para calcular el léxico de una lengua se le añade un 30 % al que se encuentra en los diccionarios. Utilizando solo el dato del Diccionario de la lengua española de las academias obtendríamos unas 125,000 palabras, y seguiríamos teniendo la seguridad de que muchas habrían quedado sin contar. Y ahora les propongo que se detengan a pensar por un momento cuántas de esas palabras conocen y cuántas manejan.

 

7/12/2021

ELEGANTES Y FUNCIONALES

Circula en las redes sociales un mensaje protagonizado por la palabra pedigüeñería y los «firuletes» que la acompañan. Una sola palabra nos reta a dominar nuestro teclado, sobre todo a los que no lo tienen configurado en español. En ella encontramos el punto sobre la i, la diéreses sobre la u (ü), la inconfundible virgulilla de la ñ y la tilde sobre la í.

El punto sobre la i, la novena letra de nuestro abecedario, no siempre estuvo ahí. Sus antepasadas griega y latina no llevaban punto. En las lenguas romances empezó a usarse el punto para distinguir la i de las letras contiguas. El punto le da su personalidad a este «dedo meñique del alfabeto», una greguería del gran Ramón Gómez de la Serna. La virgulilla de la eñe nace de la abreviatura de la doble nn en el español medieval que se representaba como ñ. En latín no existía el sonido de nuestra eñe, así que se echó mano de esta abreviatura para representarlo.

Encontramos además dos signos ortográficos que le otorgan a la letra sobre la que los colocamos un valor especial: la tilde y la diéresis. La tilde indica que estamos ante la sílaba tónica de la palabra y la diéresis, también llamada crema, señala que la u sobre la que se coloca tiene valor fónico y debe pronunciarse.

No estoy de acuerdo en eso de aplicarles el nombre despectivo de «firuletes», referido al adorno superfluo y de mal gusto. La elegancia de la virgulilla, la personalidad del punto, la sonoridad de la tilde y la sutilidad de la diéresis están lejos de ser de mal gusto; además cumplen puntualmente su misión de facilitar la lectura correcta y la interpretación adecuada de los textos escritos. ¿Qué más les podemos pedir?

 

EL SARPULLIDO DE LA COMA

14/12/2021

Un amigo querido me confiesa que las comas le producen sarpullido. El tamaño diminuto de la coma no impide que sea la protagonista de muchas de nuestras dudas ortográficas cuando redactamos. Como para tantas otras cosas, no hay recetas mágicas para usar bien la coma; solo nos queda ir familiarizándonos poco a poco con los contextos en los que aparece, porque para cada sarpullido hay un ungüento.

En lo que a la coma respecta, no conviene ni pasarse ni quedarse corto. El acierto con la coma estriba tanto en escribirla cuando va como en dejar de escribirla cuando no va. Y en estas dos últimas frases tienen el primer ungüento que nos recetan hoy para el sarpullido de la coma. No usamos coma entre las partes de la oración coordinadas por las conjunciones ni… ni… Ni usted ni yo volveremos a poner una coma entre ellas. Tampoco escribimos coma entre los miembros de la coordinación copulativa tanto… como. Tanto usted como yo vamos aprendiendo poco a poco más detalles para soltarnos con la coma. Con la ortografía no conviene ni tener miedo ni lanzarse a la piscina sin agua. La maestría con la coma depende tanto del conocimiento como de la práctica.

Un ungüento distinto para un sarpullido diferente: escriban coma cuando se trate de separar las partes de la construcción copulativa no solo…, sino… No solo conviene aprenderse la teoría, sino también ponerla en práctica.

No le tengan miedo a la coma; con un poco de respeto es suficiente. No solo consiste en elegir las palabras, sino en dominar los signos de puntuación. Ni la coma ni sus usos podrán con nosotros.

 

Diálogos transversales: ¿cómo habla la ciudad de Santo Domingo?

En sus Diálogos Transversales, la Fundación Erwin Walter Palm, sesionó en su sala virtual sobre “¿Cómo habla la ciudad de Santo Domingo?”. Los interlocutores fueron José Enrique Delmonte, Bartolo García Molina y María José Rincón.

La introducción del conversatorio estuvo a cargo de José Enrique Delmonte, el cual en sus palabras de bienvenida dio las gracias a los invitados y expresó que “estos diálogos son dedicados a la ciudad y cómo se relacionan con los distintos elementos de la cultura, aquellos elementos intangibles que son los que definen un territorio y le ofrecen, le dan las características que pueden ser identificadas por usuarios visitantes y residentes permanentes”. Dijo que la Ciudad Colonial de Santo Domingo “todos sabemos que es Primada de América y hemos tenido 500 años de evolución de una cultura que hoy nos enorgullece”.

“Nuestro objetivo en la Fundación Erwin Walter Palm es establecer estos vínculos que existen entre estas diferentes capas de la sociedad que se desarrollan subrepticiamente en el territorio”, apuntó José Enrique Delmonte.  Expuso que “más allá de lo físico, más allá de los edificios y la complejidad urbanística, entendemos que la ciudad es un ser vivo y como tal se manifiesta de mil maneras y cada zona de la ciudad tiene sus propias referencias, sus propios diálogos y sus propias inquietudes y lo importante es nosotros comenzar a identificarlos”. Indicó que “en esta ocasión la presentación estará dedicada al habla, ¿KLK ciudad? ¿Cómo habla la ciudad de Santo Domingo?”. Destacó Delmonte que “el habla es el más importante recurso para comunicarse y a través del cual se consolidan sus elementos de identidad”. Dijo que “dentro de cada lengua materna, en este caso el español, existen dialectos que son usados por grupos específicos y que se pueden detectar en un territorio determinado”. Dijo que: “existe el español dominicano, una manera de expresión dentro del español que nos caracteriza a todos los que hemos nacido y vivido aquí en República Dominicana, y a los que no han nacido aquí cuando viven ya un tiempo, nosotros decimos que se «aplatanan» y una de las maneras de «aplatanarse» es establecer unos diálogos comunes y con unos vínculos de comunicación similares a los habitantes residentes por muchos años”. Expresó que “este español local dominicano no es tan fácil de agrupar y de definir y cada zona del país va teniendo sus propias cadencias, sus propios sonidos, sus propias palabras y hay varias subdivisiones”.

Delmonte destacó que “los lingüistas se encargan de trabajar el estudio de estas subdivisiones”. Dijo que hay vocablos particulares y entonaciones propias que pueden ser reconocidas por estos grupos sociales en un territorio determinado”. Expresó que “de esto se ocupa, dentro de la Lingüística, una rama que se llama la Sociolingüística y más allá de la Sociolingüística, la Dialectología, una de las ramas fundamentales que permite entender este proceso”.

“Nos interesa determinar ¿cuántos tipos de hablas pueden existir en la ciudad de Santo Domingo? ¿Cómo se diseminan en el territorio? ¿Quiénes forman parte de un grupo determinado que utiliza giros y vocablos específicos? ¿Qué tan rica es la lengua urbana y cuál es su dinamismo? ¿Cómo se incorpora el habla de la calle a la lengua formal? ¿Tiene cada barrio su propia jerga que lo identifica? ¿Cuáles son los espacios públicos donde el habla urbana se manifiesta con fuerzas? ¿Qué influencias tiene esta manera de hablar?”, señalaba José Enrique Delmonte moderador de este diálogo virtual y puntualizó que “a través de estas preguntas se pretende hacer un mapa mental de cómo la lengua se apropia del territorio y hasta dónde influye generar fronteras o vínculos?”.

A continuación, hizo la presentación de los expositores invitados y leyó una breve semblanza de cada uno de ellos: “Bartolo García Molina es egresado de la Universidad Autónoma de Santo Domingo en Letras Puras, es un cultivador de la lengua, el discurso y el conocimiento con énfasis en la enseñanza, la cual ejerce tanto en la UASD como en otras universidades locales en programas de maestría y doctorado. Obtuvo su doctorado en Filosofía del Lenguaje por la Universidad Complutense de Madrid. Es crítico literario y goza de reconocimiento en el mundo académico dominicano”.

“María José Rincón es filóloga de la Universidad de Sevilla, nacida en Sevilla, España y residente en Santo Domingo desde 1992. Es doctora en Filología y Lexicógrafa por la Universidad de Educación a Distancia de Madrid y miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua”.

“Manuel Betances es locutor y productor de radio. Durante 24 años ha producido y animado espacios en estaciones locales y desde hace 14 años es el encargado y animador de las emisoras locales de Radio Francia International. Está bien al día a nivel de todos los procesos que se están dando a nivel de cultura popular”.

Luego de agradecer a José Enrique Delmonte y a la Fundación Erwin Walter Palm por la invitación a este diálogo, el profesor Bartolo García Molina definió su participación como “Una visión general en la que enmarca la ciudad como universo lingüístico o como comunidad lingüística”. Y de inmediato definió “lo que se entiende por Sociolingüística para diferenciarla de otras disciplinas híbridas muy colindantes”. Expresó que “realmente se hace difícil para muchos diferenciar la Sociolingüística de la Sociología de la Lengua”. Dijo, además, que “para diferenciarla habría que establecer el enfoque, y se va a dirigir a la sociedad o a la lengua. O sea, tanto la Sociología de la Lengua como la Sociolingüística van a examinar la relación que se establece entre lengua y sociedad o entre sociedad y lengua”.  Y dio como ejemplos explicativos algunos puntos:

(*) “Cuando el enfoque se hace en la lengua, cómo la ciudad influye en la lengua, entonces estamos ante un enfoque sociolingüístico; pero, si se enfoca desde cómo la lengua incide en la sociedad sería, entonces, un enfoque de la Sociología de la Lengua. Tendríamos que la mayoría de los problemas que planteó de entrada José Enrique caerían dentro de la Sociolingüística, pero otras preguntas que hizo como ¿Cómo la capacidad lingüística incide en la conducta de las personas?, ya sería Sociología de la Lengua, apuntó. (*) En una investigación que se está haciendo sobre cómo los estereotipos en el cine inciden en la conducta, tanto en la mujer como en el hombre, sería un enfoque de la sociología de la lengua, porque la estamos viendo cómo la lengua incide en la conducta de los hablantes. (*) Si se toma en cuenta la concepción de la mujer, que se le inculca a los niños desde su más tierna edad, ¿cómo eso va moldeando su psiquis?, ¿cómo eso va de algún modo a condicionar su conducta ante la mujer? Eso que a la mujer se le dice en el campo: «Las mujeres hablan cuando las gallinas mean», como las gallinas no mean, nunca van a hablar. Entonces, ¿cómo esos estereotipos van a incidir en la conducta, en la imagen que se tenga de la mujer? Estamos ante la sociología de la lengua. Pero como lo que nos interesa es la sociolingüística, entonces veremos cómo haciendo énfasis en la lengua la sociedad va a presionar para que la lengua cambie, para que la lengua se adapte, etc. (*) Problemas como el bilingüismo podrá ser visto tanto por la dialectología como por la sociolingüística, pero el bilingüismo como fenómeno que se da en la sociedad sería de la sociolingüística. (*) Los términos prestigiosos, los términos estigmatizantes que vimos al principio, fuera de cámara, cómo una palabra puede ser aceptada en la Academia y otra no. La sociedad la puede aceptar o no, estaría cerca del área de la sociolingüística”.

Expuso García Molina que “en sentido general, entonces, hay que deslindar los campos entre la sociolingüística y la sociología de la lengua —que yo lo he hecho a grandes rasgos—, la dialectología y la sociolingüística porque se encarga prácticamente del mismo objeto. Pero, a la dialectología le va a importar la parte formal, estructural del dialecto, con las variaciones fonológicas, las variaciones fonéticas, las variaciones morfosintácticas”. Puntualizó que “si vemos cómo esas variaciones suceden presionadas por la misma sociedad, ya sí le interesa a la sociolingüística. De manera, que está muy cerca”. Añadió que “casi todos los lingüistas son sociolingüistas, es difícil que se diferencien”. Explicó que “la Sociolingüística es relativamente reciente, aunque ha habido ciertas inquietudes y tal vez comienza a prestársele mucha atención a partir de un trabajo de un sociólogo, Bernstein Bazil, que se preocupa por la forma de hablar de los hijos de la clase obrera en Inglaterra y se daba cuenta de que esa forma de la sintaxis de los niños, ese vocabulario reducido incidía en su capacidad de aprendizaje y en su capacidad también de aceptación en la sociedad. Primero la llama «El habla de la clase obrera», después le llamó que era «Un código reducido o un código restringido versus el código de la clase media»”. El profesor explicó que Bernstein “llega a la conclusión de que el habla de las personas es un patrimonio que le permite el éxito en la sociedad”. Y expuso que “ciertamente este es un factor, aunque no es el único”.  Puntualizó que “el éxito en la sociedad no solamente es la aceptación, es multifactorial”. Expuso que “Leonel Fernández, en principio, su principal carta de presentación es el dominio de ese «código», no la única”. En el mismo orden citó el profesor García Molina el caso de las elecciones pasadas y dijo que “en estas, el uso del «código» jugó su papel, que no le quepan dudas, no era el único, pero eso también tuvo su importancia”. Explicó que “si viéramos cómo ese factor del «código» incide en el éxito de la sociedad sería una Sociología de la Lengua; pero viendo cómo la pobreza, como la sociedad puede incidir en el «código» de los niños, entonces ya eso es Sociolingüística”.

Bartolo García Molina consignó que viendo todo esto “hay tres ejes en los cuales se va a mover la Sociolingüística, que es el diatópico, diastrático y el diafásico. La diatopía son todos esos usos regionales, los llamados geolectos, la forma característica de hablar en determinadas regiones. Por ejemplo: el español dominicano es un geolecto con respecto al español general, pero el español dominicano tiene a su vez muchos geolectos y eso se llamaría dialectología. Pero, la diastratía tiene que ver cómo las distintas capas sociales tienen distintas formas de hablar dentro de una norma estándar. Tenemos todos un legado en común, un patrimonio lingüístico en común que sería la norma común, pero la forma como en una ciudad hablan distintos sectores, entonces estamos ante los sociolectos. Por ejemplo, nosotros los académicos, desde el punto de vista sociológico, no importa que no seamos ricos, somos portadores de ese nivel sociolectal alto. Normalmente se dividen en alto, medio y bajo”.   “El sociolecto nos dice la condición socioeconómica y cultural a la cual pertenecemos, pero dentro de cada sociolecto existen los registros que dicen qué está haciendo la persona”, expuso el profesor. Explicó que “el sociolecto más diverso, por ejemplo, es el popular: ahí están los mecánicos”. “Oyendo hablar a un mecánico —dijo— su registro te dice lo que es; oyendo hablar un mesero, te das cuenta, ese un su registro, el sociolecto popular”. Dijo que “eso es importante, porque de eso se trata en este diálogo. La ciudad de Santo Domingo, como una comunidad lingüística, va a ofrecer una diversidad de registros, que van a decir la condición específica de cada grupo, estándar en el mismo sociolecto”. Detalló que “en el mismo sociolecto medio están los jóvenes universitarios, por ejemplo; están algunos políticos, pero sus registros los denuncian, su estilo, que es la forma particular de cada hablante, muy ligado a lo que le llaman el idiolecto, que todavía lo especifica más”.

«A la mujere y a la puerta se le da duro»: “Cuando usted oye a una persona decir esta expresión, usted dice «es chofer o es mecánico»”, apuntó del profesor. Señaló que “es más fácil encontrar en la ciudad de Santo Domingo asociaciones de sindicalistas, grupos bien diferentes, porque es un micromundo”. Dijo que la ciudad de Santo Domingo se puede ver como una comunidad de hablantes, dentro del mismo español dominicano, que va a tener, por supuesto, en ciernes, en pequeñas dosis, todas las características del español dominicano, pero que se va poder ubicar por sectores”.

En su didáctica charla, el profesor explicó que “es importante, especialmente para quienes se mueven en la docencia, saber que, desde el punto de vista lingüístico no hay forma buena ni mala de hablar, hay formas contextuales. Es más, hablar de una manera muy circunspecta, muy rígida, muy académica, en determinado contexto, desde el punto de vista pragmático —que es distinto al punto de vista lingüístico y al punto de vista normativo—, no es recomendable porque la lengua une y separa. Pero, ¡cuidado!, tampoco debe decepcionar”. Explicó que esto es “el desafío sin decepcionar, poder adecuar el discurso: yo no tengo que decir «to’pa’na» porque esté hablando con campesinos, ellos saben que yo sé decir «todo para nada»; pero también busque una palabra para decir «el diámetro de esa puerta es muy reducido», «estrecha» es una palabra que cabe, que la entienden perfectamente y no te reduce, puede tener la dignidad contextual del discurso y hacer las conciliaciones necesarias”.

El profesor Bartolo García Molina concluyó: 1. “Toda comunicación es una transacción, pero el sujeto se construye en el mismo discurso. 2. “Todos somos multiplicadores, si no, vamos a ser pobres en la comunicación. El secreto está en saber en qué contexto voy a usar la forma lingüística adecuada. Somos multiplicadores diastráticamente, o sea, verticalmente, pero también geográficamente debemos serlo. 3. La ciudad es una multitud de sociolectos que conviven armoniosamente y que reflejan las características culturales, históricas, sociales, religiosas, políticas y educativas de esa ciudad”.

Participación de María José Rincón

Por su parte, María José Rincón, al tomar la palabra expuso a manera de esbozo de su charla lo siguiente: “En su presentación, José Enrique del Monte nos propuso «Cómo se habla en Santo Domingo»”, y yo quiero proponer «Cómo hablamos en Santo Domingo», porque a veces nos cuesta reconocernos a nosotros mismos y la lengua es un rasgo de nuestra identidad. Y luego, yo voy a aterrizar en la Dialectología, así nos complementamos un poco. Y, por supuesto, como mi especialidad es la lexicografía —que es hacer diccionario—, voy a hacer un poquito de referencia al Diccionario del español dominicano y cómo esos matices sociolingüísticos y dialectológicos se reflejan en el diccionario”.

Rincón señaló que “en principio, todo el mundo piensa que una académica tiene que ser una mujer vieja […] y debe defender que la lengua es algo estable, monolítico y rígido, y eso no es así. Eso es uno de esos grandes mitos que hay relacionados con la Academia. Por eso yo pongo ahí que la lengua, fundamentalmente —y el profesor Bartolo nos lo ha dicho muy bien—, es amplia. Yo digo que la lengua española es extensa e intensa: es extensa en historia y es extensa en territorio: es decir, tiene muchos siglos de historia y mucha amplitud geográfica y humana; eso necesariamente tiene que tener como consecuencia que es una lengua muy variable”. “Por lo que me gusta siempre empezar es por decir que mucha gente piensa que las variaciones, las diferencias, los matices, son algo negativo, y es exactamente lo contrario: la variedad, la riqueza, el cambio es lo que es fundamental para la lengua, eso es lo que le da la riqueza, esa es la gran riqueza de la lengua española. Por eso yo pongo aquí (se refiere a su presentación gráfica) «asúmelo, la lengua es cambio»”, puntualizó la académica. Explicó que “si se hizo un diccionario en el 2013, y hoy en el 2020 falta la mitad de las palabras, pues, hay que asumirlo porque esa es la realidad de la lengua, saber que eso es así y si no fuera así la lengua no funcionaría. La lengua, fundamentalmente, es cambio”.

María José citó un pensamiento de Ángel Rosenblat que dice: «Las divergencias son solo pequeñas ondas en la superficie de un inmenso océano», lo que se refiere a “las variedades entre unos territorios y otros”. Explicó que “nos encanta diferenciarnos, saber que eso es lo que nos caracteriza y ponemos siempre el acento en esa diferencia, pero generalmente esas diferencias son lo menos en el gran océano de la lengua”. Dijo que “más de un 80 por ciento de nuestro patrimonio léxico —es decir, de nuestro vocabulario— es común”. Y señaló que “por eso logramos entendernos de una punta a otra del Continente Americano, de un lado a otro del océano Atlántico”.

Sin embargo, apuntó María José, “a pesar de que, fundamentalmente, la lengua es cambio, tiene sus mecanismos para mantener la unidad: la unidad tiene mucho que ver con la actitud, esa disposición que tiene el hablante para analizar su propio sistema lingüístico, es decir, para analizar cómo habla”. Dijo que “en República Dominicana —y en muchos otros sitios— tenemos una asignatura pendiente”.

«¿Cómo hablamos los dominicanos?»

Explicó María José Rincón que ante la pregunta frecuente que ella recibe de «¿Por qué hablamos tan mal los dominicanos?», ella responde: «¿Quién ha dicho que los dominicanos hablan mal? No lo entiendo, eso lo dice usted, no lo diga de mí porque no es mi opinión». Agregó que “hay dominicanos que hablan mal, pero como hay de cualquiera otra nacionalidad que habla mal. El hablar bien o mal no tiene que ver con la variedad lingüística que uno utiliza, tiene que ver con las oportunidades de formación, con el dominio que se te da de tu instrumento lingüístico, fundamentalmente en la escuela. Evidentemente si tu entorno social favorece ese aprendizaje te va a ir mejor, con más facilidad, pero no es imprescindible”, añadió. Dijo que “generalmente la escuela te tiene que dar esas herramientas y si la escuela es mejor, si tu formación es mejor, esas herramientas te van a ayudar a mejorar tu instrumento lingüístico por ti mismo, a tener autoestima lingüística”. Y puntualizó: “por eso yo insisto mucho en algo que yo digo que es la autoestima lingüística: tenemos que enseñarle a nuestra gente que nosotros no hablamos mal, como se habla en República Dominicana no tiene nada que ver con que sea mal o bien, tiene que ver con unas características determinadas”.

Enseñó la académica que “esos mecanismos propios que tiene la lengua para mantener la unidad, no es la uniformidad, no se trata de que todos hablemos igual ni de que desechemos las diferencias por arriba —por el registro culto— o por abajo —por el registro coloquial— o por el registro popular o por el registro jergal; se trata de mantener la unidad de la lengua”. Explicó que “esos mecanismos de unidad son 1. La ortografía, tan fundamental, que veces olvidamos. 2. El sistema fonético, tan potente de la lengua española. 3. El sistema morfológico y sintáctico, que tiene muy pocos cambios, prácticamente imperceptibles. 4. El sistema léxico, que es el océano de la lengua, ahí cabe todo, y precisamente cabe todo porque la lengua crea palabras porque tiene que expresar la vida. La vida cambia, el tiempo cambia, si la lengua no es capaz de expresar a los nuevos hablantes, pues, la lengua muere y no es ese el espíritu de la lengua”.

La académica explicó algunas características del habla de los dominicanos: 1. El seseo: seseamos, que no es que confundimos la s con la c, no es que nos equivocamos […], eso viene de un proceso fonético de la Edad Media y no es que nos confundimos, siempre hemos hablado así, se trata de que es nuestro sistema fonético”. Mencionó que “como lengua materna hablan 580 millones de hablantes, aproximadamente —de hablante arriba y hablante abajo—, sesean 540 millones. Es decir, los raros son los que no sesean. Es decir, dejen de sentirse «¡ah, que nosotros seseamos!», el español es seseante. 2. La aspiración de la –s, eso es lo que nosotros popularmente decimos ‘nos comemos las s’, las aspiramos. Eso también viene de muy antiguo”. 3. La eliminación de las –s. Esos rasgos no los hemos inventado en la República Dominicana, ni como dice la gente «de lo jóvene de ahora». Esos rasgos vienen de la historia del español desde antes de llegar a territorio americano; aquí fue donde por primera vez se habló, pero ya todos estos rasgos venían ahí, nosotros hemos seguido históricamente desarrollando esos rasgos, y la suma de todos esos rasgos hace que se nos caracterice. 4. El yeísmo: distinguidores de la y y de la ll —elle—. Hace años que no oigo a nadie distinguir la y y la ll. 5. La caída de la d intervocálica: eso de «cansao», «encontrao». 5. La aspiración de –h, eso de decir que estoy «jarto», procede de la Edad Media, de los orígenes de la historia de la lengua castellana. 6. La neutralización de la l y la r, algunos tiran hacia la l y otros tiran hacia la r en posición implosiva, muy dominicana. 7. Vocalización de l / h, esa i cibaeña, la vocalización de esa l y de esa r. 8. La ultracorrección que tiene que ver mucho con la sociolingüística. La ultracorrección es el hablante que tiene consciencia de que ese rasgo quizás no es el aceptado, entonces fuerza su forma de hablar de tal manera que corrige donde no hay que corregir. Por eso se llama ultracorrección. Eso es cuando ponemos la s donde no va”.

María José Rincón expresó que “esos rasgos fonéticos a la hora de hacer un diccionario —aunque sea un diccionario de uso— tiene que establecer una determinada norma ortográfica”. Puso como ejemplo la palabra «Balsié», que al investigar en el español dominicano muchas novelas y páginas de internet encontró “cinco variantes: «Balsié», «Balcié», «Barsié», «Barcié», «Baisié»”. “¿Cuál de todas esas va al diccionario?”, dijo. “Son cinco que reflejan todas las posibles variantes y hay que elegir una. Evidentemente se trata de elegir, pues, la variante etimológica —si es que hay etimología— o la variante más usada o la variante más frecuente o la variante que usan los autores cultos. Solo como muestra de lo que se puede uno encontrar con esos rasgos”, destacó María José.

Rincón expuso que también están los rasgos morfosintácticos, como son: «Ello hay», eso es muy dominicano. Nuevamente enfatiza: “Eso no lo inventamos aquí, eso es un rasgo que se daba allá en la Edad Media, nosotros lo seguimos diciendo, en otros sitios se perdió, aquí se mantiene, muy estigmatizado, se considera del registro no culto, pero ahí está”. Otro ejemplo fue la “etimología popular de decir «estábanos demasiado lejos»”. “Esa me encanta —dijo— porque esa es la desinencia verbal llevada a una explicación que tenga razón:  y es que, si somos «nosotros», por qué vamos a decir «estábamos», podemos decir «estábanos». Eso es una etimología popular llevada a la gramática, perfecta”.  Otro ejemplo que agregó fue “«Yo no sé, no», esa doble negación dominicana, también es muy antigua. Bueno, pues aquí tiene esa característica”. “La colocación del pronombre personal sujeto después del «ya»”, es otro ejemplo que puso Rincón: “«Ya tú sabe», tiene mucho que ver ese «ya», no es siempre”. Igualmente trajo “eso de ponerle sujeto a los infinitivos, que son formas no personales del verbo: aquí decimos «Antes de nosotros salir», y le ponemos un sujeto a la forma no personal del verbo”. Explicó otro rasgo que es “la reorganización de un paradigma verbal: si yo digo «ustedes son mis panas», estoy en un nivel coloquial y sin embargo les estoy hablando en “usted”. Expresó que “el que no conoce otro paradigma verbal lo ve perfecto, segunda persona; pero el que ha aprendido a hablar en un paradigma verbal diferente oye el «ustedes son» como un tratamiento de cortesía, y sin embargo aquí ha perdido ese matiz porque nosotros no decimos «vosotros sois», nunca lo dijimos, sino decimos «ustedes son», tanto para la expresión de cortesía como para la expresión coloquial”.

Para explicar “lo que es el léxico”, María José Rincón habló de lo que es un diccionario diferencial, que registra ese uso diferente del español dominicano diferente al español general, diccionario de uso”. Dijo que “también los hay de normas. Lo que hay que saber es cuál es el que uno está usando para no pedirle peras al olmo, es decir, para no pedir la norma al que es de uso o viceversa”.  Explicó que “un diccionario de uso registra qué decimos, registra cómo lo decimos, generalmente no registra cómo deberíamos decirlo, casi siempre solo se responsabiliza del uso ortográfico”. Ejemplificó con la palabra «casimente» y dijo que “en República Dominicana todos decimos «casimente» y «casimente», analizándolo en la lengua es una expresión incorrecta porque los adverbios que se construyen con ‘mente’ se construyen con la forma femenina del adjetivo a la que se le añade ‘mente’; pero resulta que ‘casi’ no es un adjetivo femenino, sino un adverbio: entonces morfológicamente es una incorrección gramatical, pero léxicamente se usa. ¿Está en el Diccionario del español dominicano? Sí, porque es un diccionario de uso”, apuntó.

María José especificó que “si usted va a escribir o a hablar un discurso académico, pero tratando de mantener un registro culto, evidentemente tengo que proscribir de mi forma de hablar «casimente» porque tengo que usar otro registro, necesariamente”. “Ese es el uso”, señaló. “Todo eso se combina, pero a mí me gusta que no sea María José que lo diga, entonces me he buscado una autoridad que nadie me va a objetar, que es Cervantes, en El Quijote hablando de cómo habla Sancho y de cómo habla el Quijote: «Cuando algunos no entiendan estos términos importa poco, porque el uso los irá introduciendo con el tiempo para que con facilidad se entienda y eso es enriquecer la lengua sobre quien tiene el poder, el vulgo y el uso»”.  Mostró Rincón otros “ejemplos de las cosas que léxicamente se diferencian en el español dominicano”, como son la siguientes: “«prigilio», busque que no lo van a encontrar en otro sitio”.  Explicó que “no solo tenemos palabras diferentes tenemos acepciones diferentes. Por ejemplo: el adjetivo «cenizo», «esperanza». «Esperanza» es una palabra clásica del español patrimonial, antiquísima, pero para nosotros tiene un significado añadido que es el del insectito verte, el saltamonte”.

La académica puntualizó que “en el diccionario hay unas abreviaturas que todos nos saltamos y que la mayoría de nosotros no sabemos lo que significan, que ahí es donde entran la dialectología y la sociolingüística en el diccionario, que son esas pequeñas abreviaturas que nos dicen cuál es el registro en el que se usan las palabras”. Dijo que “el español dominicano tiene algunas, tiene un sistema básico, pero tiene algunas”. En este ejemplo, de la palabra que María José presentó en pantalla: “yo no la voy a decir porque como ustedes están viendo ahí, esa palabra tiene una connotación, esa connotación social, ese registro social, esa palabra que no nos atrevemos a decir —como la niña que demostró que era inteligente—  en determinados contextos, en determinadas situaciones de comunicación, tiene una marca, y esa marca en el Diccionario —generalmente, si ustedes se leen las instrucciones del diccionario y el diccionario es bueno— te marca que esa palabra tú tienes que saber en qué situación social la vas a decir”.  Así explicó, y mostró gráficamente, que “se puede hablar de variación estilística —que es esa diferencia diafásica— o esa variación sociocultural que es ese nivel diastrático o la connotación o la valoración social que esa palabra tiene”.

María José Rincón mencionó “algunas cifras en las que se puede ver el universo que significa esa riqueza léxica: el Diccionario del español dominicano tiene 10900 entradas de uso propio, aunque lo compartimos con otros dialectos, con otras variedades; acepciones casi 14000; locuciones 4250 —que es aquello de «guindar lo teni», o sea, dos palabras que no significan las dos palabras, sino otra cosa diferente: «guindar lo teni» no es ni «guindar» ni es «tenis» es otra cosa diferente, eso es una locución que significa ‘morirse’—, el español dominicano es muy rico en locuciones; registramos 400 extranjerismos establecidos — quizás no tanto como creemos, hay muchos flotantes que van y vienen por moda—; de flora y fauna por ejemplo tenemos 1300, esas son esas palabras añejas de la lengua, ahí hay mucho indigenismo, por eso es tan importante la potenciación de esa cultura ecológica para que todas esas palabras, ese patrimonio léxico no se pierda. Por ejemplo, la pelota: hay 400 términos relacionados con la pelota”. Añadió que ella siempre dice que el diccionario es un edificio de apartamento y a cada palabra se le dedica un apartamento pequeño, unos viven en un estudio, en una habitación, otros viven en un penthouse. Dijo: “«vaina», «tirar» o «palo» yo les puse ahí que tiene un penthouse, porque ahí en esa casa hay acepciones de 30, 40, 50 acepciones diferentes, algunas palabras diferentes generadas por la propia variedad y riqueza del idioma”.

“¿Cómo todo eso se estudia a lo largo de la geografía en un determinado contexto físico? Ahí es donde ustedes se dan cuenta de la complejidad de la sociolingüística y la complejidad de la dialectología”, puntualizó.

Para concluir, y como un motivo de reflexión, María José Rincón expresó lo siguiente: “¿Cómo las hablas jergales o las hablas populares tienen como misión fundamental distinguirse del grupo, marcar territorio y generalmente son muy difíciles de seguirles la pista? Porque están diseñadas para que no le sigan la pista, están diseñadas para distinguir al grupo, para que el que viene de fuera no entienda, para marcar el territorio y por eso es tan complejo y hay tan pocos estudios de hablas jergales, en general, a lo largo de la historia de la lengua”.

Reporte de Miguelina Medina para la ADL

 

En torno al realismo mágico

Por Bruno Rosario Candelier

 

Con relación a dos preguntas formuladas por Luis Quezada sobre el Realismo Mágico, digo que el Realismo mágico tiene tres etapas, pre-boom, boom y post-boom.

El Realismo mágico es el movimiento literario más importante que ha surgido en Hispanoamérica. Surgió en el siglo XX, en los años 60. Pero el Realismo mágico tiene tres etapas: un Pre-Boom, un Boom y un Post-Boom. La palabra «boom» se usó como clave para dar a conocer una ‘explosión de escritores que surgió en los años 60’, por eso le llamaron «Boom». Surgieron al mismo tiempo casi una decena de escritores, todos importantes, en Hispanoamérica. Pero esos escritores que surgen en los 60 fueron precedidos por varios escritores de América hispana, desde el principio de la década de 1930. Los escritores del pre-boom del Realismo mágico crearon una estrategia narrativa criollista, sociorrealista y mágico-realista, y sus principales integrantes fueron Salvador Salazar Arrué (Salarrué), de El Salvador; Juan Bosch, de la República Dominicana; Miguel Ángel Asturias, de Guatemala; Alejo Carpentier, de Cuba; y Juan Rulfo, de México. Esos escritores se anticiparon al Realismo mágico en Hispanoamérica. Y uno de ellos, el cubano Alejo Carpentier, tras haber hecho un viaje a Haití, impresionado por el mundo mágico de los haitianos, concibió un modo de hacer literatura que él denominó «Realismo maravilloso». Lo que es el Realismo mágico, primero se llamó Realismo maravilloso. Así fue como Carpentier le llamó a esa visión del mundo, que consistía, fundamentalmente, en combinar dos cosas: ver la realidad como misterio o ver el misterio convertido en realidad. Esa es la clave del Realismo mágico. Entonces, esa orientación se encuentra en la narrativa de Carpentier, sobre todo en su novela El reino de este mundo; se encuentra en la narrativa de Juan Bosch, sobre todo en su cuento «El difunto estaba vivo»; se encuentra en Juan Rulfo, en su novela Pedro Páramo, que es la novela mágico-realista más importante que se ha escrito en América, publicada en 1956. Alejo Carpentier publica El reino de este mundo en el 1936, pero su cátedra del Realismo mágico, que originalmente llamó Realismo maravilloso, la escribió también en esa época. Y Juan Bosch, aunque escribió una teoría sobre el cuento, él no habla del Realismo mágico, aunque aplica el Realismo mágico en varios de sus cuentos. Para la literatura lo importante no es que el escritor teorice, lo importante es que aplique un modo de creación. Y Miguel Ángel Asturias, de Guatemala, escribe valiosas novelas en esa época inspiradas en el Realismo mágico. Por eso se le llamó «Pre-Boom». Esos autores son los precursores del Realismo mágico en Hispanoamérica.

El Boom de los escritores mágico-realistas surge en la década del 60 del siglo XX, sobre todo a partir de 1967, cuando Gabriel García Márquez publicó Cien años de soledad, que fue la novela que enalteció al Realismo mágico; también Mario Vargas Llosa escribió novelas memorables. Integrantes del Boom fueron los novelistas Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Julio Cortázar y José Donoso.

[Juan Carlos Onetti pertenece al Pre-Boom, como también Juan Rulfo, Jorge Luis Borges y Alejo Carpentier. La mayoría de los escritores rechazaron a Borges porque era conservador. Después que pasó la furia marxista, los mismos escritores que odiaban a Borges comenzaron a venerarlo y, arrepentidos, comprendieron que cometieron el mayor error al criticar, condenar y marginar al más grande escritor que ha dado la lengua española en América, que fue Jorge Luis Borges).

¿Por qué nace el Boom? A partir de los años 66 y 67, esos grandes escritores que formaron parte del Boom, ¿saben lo que hicieron?

[Cuando Carlos Fuentes vino a Santo Domingo yo le presenté su grandiosa novela, La región más transparente, en el recinto de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, de la capital dominicana, y a él le gustó mucho la presentación que hice].

Entonces, a partir del 66, esos grandes escritores del Boom, se radican en Barcelona. En esa ciudad catalana aparece una singular mujer, llamada Carmen Balcells. ¿Qué particularidad tenía esa mujer? Era un genio de la organización. Y entonces, ella enaltece un oficio que se llama «Agente Literario». Y ella se relaciona con todos estos escritores, se convierte en su agente literario para promover sus novelas, y ¿qué hace ella? Edita sus libros y sobre todo los promueve. ¡El mundo le debe a Carmen Balcells la existencia del Boom y la promoción de esos grandes escritores en el mundo hispano! Ella los promueve por todo el mundo como «la gran creación literaria mundial», que eran muy buenos, por cierto, escritores excelentes: escritores que dominaban la lengua española, escritores con dominio de la palabra. Lo primero que ellos hicieron fue estudiar la gramática de la lengua española. Ayer mencionaba Pedro Carreras que Juan Bosch le dijo «Ponte a estudiar la gramática, si quieres ser escritor». Porque los escritores de esa época tenían conciencia de lengua y sabían que primero tenían que dominar el instrumento de la creación que es la palabra, y luego el oficio de escribir, que es la técnica de la escritura. Y estos escritores tenían conciencia de lengua y conciencia literaria.

La labor de promoción de esos escritores hecha por Carmen Barcells fue determinante para la internacionalización de la literatura mágico-realista hispanoamericana, y esa difusión internacional fue decisiva para el estudio y la expansión de la lengua española en el mundo. Actualmente la lengua española es la más estudiada en el mundo, después del inglés. En todas las lenguas de cultura, se estudia como segunda lengua el español. ¿Ustedes saben a qué se debe esa valoración de nuestra lengua? A la existencia de los escritores del Boom, que concitaron tanta atención que comenzaron a traducirse esas novelas al inglés, francés, italiano, alemán, holandés. japonés, chino, al hindú, al coreano, etc. Todas las lenguas de cultura del mundo comenzaron a recibir traducciones de las novelas de escritores del Boom. Yo recuerdo que una vez, una lectora del Japón dijo que al leer Cien años de soledad, ella sentía que Gabriel García Márquez había escrito la historia de su propia familia. Eso fue el testimonio de una japonesa.

—Luis Quezada: Usted ha dado una clase magistral. Yo nunca había oído con tanta claridad lo del Boom.

—BRC: En el año 1979, Juan Bosch cumplía 70 años, y un equipo de intelectuales entre los cuales formé parte, conformaron un homenaje internacional a Juan Bosch, y varios de esos escritores, comenzando con Gabriel García Márquez, vinieron al país a celebrar el cumpleaños de Juan Bosch. Vino Carmen Balcells. Ese cumpleaños comenzó a celebrarse en la olímpica ciudad de La Vega… en el ayuntamiento de La Vega. Comenzó en La Vega ese homenaje, y recuerdo que el síndico, en medio del homenaje a Juan Bosch, ante los notables escritores dominicanos, como Pedro Mir, Virgilio Díaz Grullón, Máximo Avilés Blonda, Marcio Veloz Maggiolo, y ante eminentes escritores internacionales, como Gabriel García Márquez, Nicolás Guillén, Miguel Otero Silva, que fuera director del periódico El Nacional, de Venezuela, Julio Le Riverend y otros escritores, y en medio de su discurso empieza a atacar a Juan Bosch, a decir barbaridades de Juan Bosch en ese homenaje. ¿Saben lo que hizo Juan Bosch? Se paró y abandonó el salón. ¿Y saben lo que hicimos todos los presentes? También nos salimos del salón y acompañamos a Bosch como una forma de protesta contra los exabruptos de un síndico torpe y bruto. ¡Todos abandonamos el salón!… De ahí nos fuimos al Hotel Montaña, de Jarabacoa, y por la tarde a la casa de campo de Virgilio Díaz Grullón, y luego nos hospedamos en el Hotel Pinar Dorado, de Jarabacoa.

Y ahí estaba Carmen Barcells, cuando la conocí personalmente. Yo me había carteado con ella. Les voy a hacer esta anécdota: En el año 1972 Mario Vargas Llosa publica en Madrid una novela, yo asistí a esa presentación, que fue multitudinaria la presencia de lectores en ese acto. Cuando termina la presentación de su novela, hago fila para que él me dedique la novela. Entonces yo le dije: «Don Mario, yo quiero hacerle una entrevista, soy dominicano, estudiante de filología en la Universidad Complutense de Madrid, y me gustaría hacerle una entrevista para publicarla en mi país». Me citó el domingo siguiente al Hotel Meliá, de Madrid, a las 10 de la mañana. Y yo le hice la entrevista, que, duró un par de horas. Esa entrevista la publiqué en El Nacional, cubrió el Suplemento Cultural completo.

Hay algo que, los jóvenes aquí presentes, desconocen: en los años 60 los periódicos, todos, tenían un suplemento literario, eso era una publicación que buscábamos todos los domingos o los sábados. Eso nutrió la sensibilidad literaria de la juventud de entonces. Esa entrevista cubrió todo el suplemento, yo se la mandé a Freddy Gatón Arce desde Madrid y él la publicó. Entonces cuando termina la entrevista yo le digo: «Don Mario, yo quiero entrevistar a García Márquez, dígame cómo localizarlo». Entonces él me da el nombre de Carmen Balcells, y me dice: «Esta es la persona que tú tienes que buscar para que te conecte con García Márquez». Le escribo una carta a Carmen Balcells. Entonces yo vivía en Madrid, le escribo una carta dirigida a Gabriel García Márquez, pidiéndole una entrevista. A los dos días, a media mañana, suena el teléfono en mi apartamento, y me dice la voz: «Póngame a Bruno Rosario Candelier». Yo le dije: «Soy yo». Y me dice: «Yo soy Gabriel García Márquez». Y agrega: «Tú me acabas de escribir pidiéndome una entrevista, y yo te estoy respondiendo. Entonces, te cito el próximo sábado en el Café París… en Barcelona». Y, efectivamente, yo arranqué a las 5 de la mañana con Marcelo Codou, crítico chileno, compañero de estudios en la Universidad Complutense, y cuando le cuento la historia, me dice: «Ah no, no, yo te acompaño»). Como él tenía carro, nos fuimos, entonces, hacia Barcelona: 8 horas para llegar, 800 kilómetros de Madrid a Barcelona. Llegamos a las 4 de la tarde, buscamos la dirección, y antes de la 5 yo estaba en ese café, que era una especie de cafetería restaurante; y recuerdo que estaba vacío, no había nadie. A las 5 en punto llega García Márquez, y pregunta: «¿Quién es Bruno Rosario Candelier?». Yo levanto la mano. Y lo primero que dijo fue preguntar «¿Cómo está el viejo?». Se refería a Juan Bosch, pues ellos eran amigos. Entonces ahí comenzó la entrevista. Él preguntó por Juan Bosch porque él participó en un curso que Juan Bosch dictó en Costa Rica sobre el arte de escribir cuento. Fruto de ese curso, que es un libro que Juan Bosch publicó con el título El arte de escribir cuento, que publicó en 1963.

Los grandes novelistas de Hispanoamérica que surgieron producto de los escritores del Boom se les ha llamado del Pre-Boom. Actualmente, el más notable de todos ellos es Sergio Ramírez, de Nicaragua. Pero hay otros escritores importantes, que forman parte de ese Post-Boom porque la literatura hispanoamericana sigue. Marcio Veloz Maggiolo fue parte del Post-Boom por la República Dominicana… El Boom es un escenario para narradores… Así le han llamado los críticos literarios, como Emir Rodríguez Monegal, uno de los que más ha escrito sobre el Boom en América. Es así como le han llamado y muchos escritores, pues, lo han aceptado, ese nombre, porque así sonó en la prensa.

—William Acevedo:  La novela hispanoamericana más importante, ¿cuál es?

—BRC: Pedro Páramo, publicada en el 1956. Y la novela dominicana mágico-realista más importante, a mi juicio, se llama La Mosca Soldado, de Marcio Veloz Maggiolo.

—Víctor Escarramán: Una observación: hay un libro publicado en este año, que se llama Dos soledades, que es la conversación que hacen en una universidad, cuando se estaban conociendo Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez, y en ese libro Gabo confirma lo que usted dice: que ellos no querían saber de Borges; incluso decía que no lo entendían. Pero él se contradecía diciendo que, sin embargo, él lo leía porque empezó y aprendió a escribir leyendo a Borges.

—BRC: Pues, eso es parecido a un testimonio que dio Borges en una charla a la que asistí en Madrid en la que él dijo que él, y los escritores de su generación, odiaban al poeta más importante que había en Argentina, que era Leopoldo Lugones. Y luego, cuando maduraron, comenzaron a reconocer el error y a valorar a Lugones como el gran maestro de la poesía. Y entonces, empezaron a reverenciarlo después que lo odiaban. Fíjense qué fenómeno. Entonces, para terminar esta breve relación improvisada sobre el Boom, me faltó decir que: la entrevista que le hice a García Márquez, que duró más dos horas, la grabé, la edité, se la mandé a Freddy Gatón Arce, el director de El Nacional, de la capital dominicana, que la publicó y también cubrió el suplemento cultural completo, Yo conservo esos dos suplementos. Esas dos entrevistas están publicadas en uno de mis libros: La aventura visionaria, donde presento estudios sobre novelistas dominicanos y españoles, entre los cuales incluyo a la novelista dominicana más importante en la actualidad. ¿Saben ustedes cuál es? Se llama Emilia Pereyra, miembro correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua y miembro titular del Movimiento Interiorista del Ateneo Insular.

 

Bruno Rosario Candelier

Interiorismo del Ateneo Insular

 Centro de Espiritualidad san Juan de la Cruz

La Torre de La Penda, 21 de noviembre de 2021.

Encuentro de academias hispanoamericanas con la Academia Brasileña de Letras

La Academia Brasilera de Letras organizó un encuentro virtual con varios directores de Academias Hispanoamericanas de la Lengua.

Don Marco Lucchesi, presidente de la Academia Brasileña de Letras, entidad anfitriona, dio la bienvenida a los presidentes y representantes de las academias convocadas para este encuentro mediante la plataforma telemática: “Bienvenidos todos a este encuentro que para nosotros es muy importante. En Brasil y también para las mesas que acabaron de terminar, hubo muchas palabras de acercamiento, de construcción, si me lo permiten, para una cultura de la paz. Yo estoy muy contento por el diálogo que estamos empezando y con ideas de bien. Por supuesto que el encuentro va a ser un fórum muy importante. Yo quiero saludar con mucha efusividad a los presidentes que se encuentran presentes: don Francisco Arellano, de la Academia de Nicaragua; don Arístides Royo Sánchez, de la Academia de Panamá; a un amigo querido de la República Dominicana, porque estamos trabajando ya hace un rato, presidente don Bruno Rosario Candelier; el presidente de la Academia de Venezuela, don Horacio Biord Castillo. A todos bienvenidos y gracias”.

El primero en exponer fue don Francisco Arellano, de la Academia Nicaragüense de la Lengua: “Buenas tardes, amigos académicos, Francisco Arellano desde Nicaragua los saluda en nombre de nuestros académicos”.

“Rápidamente yo voy a exponer lo que ha sido un poco de historia de nuestra academia –dijo–, de nuestro quehacer y lo que proponemos al final de mi ponencia”. Explicó que la Academia Nicaragüense de la Lengua tiene su principal referente en la Real Academia Española, fundada 1713. Dijo que las tres primeras obras de la Casa Fundadora fueron el Diccionario de la lengua española, hecho en seis tomos: el primero apareció en 1726. Esos seis tomos actualmente se conocen como el Diccionario de autoridades. Luego siguió la Ortografía en 1741, y la tercera obra fue la Gramática de la lengua castellana en 1771. Señaló que “estas obras han sido muy importantes porque a través de las diferentes ediciones a lo largo de tres siglos se ha dado a conocer la norma de la lengua española”. Dijo que con la independencia de los países latinoamericanos, España trató de mantener su principal legado: la lengua española en las naciones que habían sido las antiguas colonias del Imperio español y empezó gradualmente a fundar academias de la lengua española en los países que habían mantenido el castellano como lengua oficial, y así se han fundado  veintidós academias, siendo la primera en ser fundada la de Colombia en 1871, segunda la de Ecuador 1874, tercera la de México 1875, cuarta la de El Salvador 1876. La de Nicaragua es la decimoséptima, fundada en 1928 y la última vigesimotercera es la Academia de Guinea Ecuatorial, en África, aprobada en 2015, en México. Dijo que “por iniciativa del presidente de México, don Miguel Alemán, el 23 de abril de 1951, aniversario de la muerte de Cervantes, todas las academias se reunieron en México con el propósito de constituir la Asociación de Academias de la Lengua Española –ASALE.

Expuso que “en 1960 los gobiernos de habla española, que tienen academias de la lengua española, firman, a través de sus embajadores en Colombia, el Convenio Multilateral con la Asociación. Dicho convenio será ratificado en cada país y enviado al Ministerio de Relaciones Exteriores de España quien nos inscribe en la Secretaría de Educación de la Naciones Unidas”. Explicó que “a través de este Convenio Multilateral los gobiernos latinoamericanos de España y Filipinas se comprometen a conceder una sede digna a sus correspondientes academias y a aplicar un presupuesto adecuado para el su funcionamiento”. Destacó que “a partir de las publicaciones de la Ortografía y el Diccionario de la lengua española, las relaciones de las academias son más estrechas entre sí y con su Casa Fundadora”. Más adelante “se crean comisiones interacadémicas para la elaboración de los trabajos relacionados con la lengua española: se crearon las comisiones para la elaboración del Diccionario panhispánico de dudas, en 2005; La nueva gramática de la lengua española, en 2009; El diccionario de americanismos, 2010; La ortografía de la lengua española, 2010” y otras publicaciones como son “las obras conmemorativas que se han venido editando de los escritores más relevantes de la lengua española”.

Dentro de las funciones de la academia dijo que “tiene como fin trabajar por la defensa, unidad, integridad y enriquecimiento del idioma y velar para que el natural crecimiento de esta siga por los propios cauces de su desarrollo, especialmente atenderá la evolución del español estándar y del español diferencial”.  Explicó que la ANL “trabaja activamente por el español estándar que lo hablan 650 millones de personas en el mundo, incluyendo Estados Unidos, donde existe una Academia de la Lengua Española porque en este país viven cerca de 50 millones de hispanohablantes”. Añadió que en Nicaragua se trabaja “también por la lengua diferencial, aspectos que enriquecen el idioma con sus particularidades morfológicas, fonéticas y lexicográficas”. Dijo que “existe ya como fruto de nuestro trabajo el Diccionario del español de NicaraguaAtlas lingüístico de Nicaragua, a nivel fonético y muchas otras publicaciones en este campo, como la revista Lengua, que es el órgano oficial de nuestra academia”.

Participación de la Academia Panameña de la Lengua  

En representación de don Arístides Royo Sánchez, director de la Academia Panameña de la Lengua, la señora Margarita Vásquez expresó que “la Academia Panameña de la Lengua estrecha en un abrazo a la Academia Brasilera de Letras y a las academias de la lengua española aquí presentes, Nicaragua, República Dominicana y Venezuela y a todos los presentes”.  Y añadió: “Diseñar un futuro compartido desde la cultura tiene que pasar por el conocimiento del ser humano múltiple en su voz y también en nuestras sociedades, y para ello sirve la Literatura y sirve la Lingüística, particularmente la Lexicografía cuyo desarrollo ha sido adelantado en nuestros países, pero que aún no termina”, dijo. Expresó que “las dos áreas buscan espacios juntas, pero la literatura, particularmente, ha estado esperando, siempre esperando de nosotros”.  “Aprovechamos esta coyuntura –dijo– para pedirles que hagamos que nuestros textos literarios se conozcan, que se difundan entre nuestras áreas y nuestros países los textos de todos los tiempos, y que hagamos comparaciones: literatura comparada a partir de los textos ensayísticos, narrativos, poéticos, en la dramaturgia, y comparar entre nosotros con la cinematografía, las Bellas Artes, la arquitectura. Todo ello nos va a llevar a una historia común, a una naturaleza compleja, a una naturaleza heterogénea y hagamos nuestros discernimientos individuales y sociales desde la reflexión.  Tenemos que afirmar las culturas latinoamericanas como centros de pensamiento en busca de la paz, la tolerancia, el diálogo y el intercambio”, expresó y añadió: “Nada mejor para afirmar nuestras culturas que conocernos, revivir lo que sabemos de cada uno de nosotros, lo que sentimos con respecto a las viejas y las nuevas realidades, al pasado y al futuro, lo que pensamos con respecto a nuestras igualdades y también a nuestras diferencias”. “Trabajemos en esto –señaló–, pero no podemos olvidar para quienes trabajamos: para  los latinoamericanos de todas las latitudes; latinoamericanos lectores, que sepan apreciar el arte, la cultura internacional y reconocerse ellos mismos en nuestros pueblos, en nuestras comidas, en nuestra naturaleza. Y tenemos a la par que enseñar a leer la literatura, tenemos que conocerla entre nosotros, pero tenemos que enseñar a leerla”.

“Anoche estuve con los peruanos y Ricardo Palma –dijo–. ¿Cuántos muchachos de nuestras escuelas han leído las tradiciones? Creo, pues, que la literatura latinoamericana tenemos que conocerla, difundirla y conseguir que el trabajo que se haga, llegue a los maestros, a los medios de comunicación, a las redes sociales. De este modo conseguiremos lo que queremos, reuniéndonos, cohesionándonos, huyéndole a la fragmentación y preparando a los individuos para que intervengan en todo tal como hacen ahora –ahora intervienen en todo–, pero con conocimiento de causa”.

Terminada cada intervención de los directores de las academias, el anfitrión, don Marco Lucchesi, expresaba sus ponderaciones e interpretaciones de las mismas, al tiempo que le añadía fruición poética a la tarde de los académicos. “Le agradezco, señora Margarita, su sonrisa, pues estuvo a la altura de su inteligencia difusiva y generosa”, expresó.

Intervención de don Bruno Rosario Candelier, de la Academia Dominicana:  

   “Saludo a don Marco Lucchesi y, naturalmente, agradezco y felicito a la Academia Brasileña de Letras por esta convocatoria con académicos de Hispanoamérica porque, sin duda alguna, el propósito que ustedes persiguen va a redundar en beneficio de nuestra cultura, a favor de nuestra lengua, a favor del pensamiento y de la sensibilidad. Eso quiere decir que, lo que podamos plantear aquí, tiene muchos propósitos entre los cuales figuran la valoración de las academias y de nuestra cultura”, dijo don Bruno Rosario Candelier.

“La lengua es la gran ventana para la cultura”

“Ustedes han titulado este encuentro centrado fundamentalmente en lo que deben hacer las academias de la lengua”, dijo. “Desde que se fundaron las academias en el mundo hispánico, tienen una misión específica con relación a la defensa del idioma: la lengua es una ventana, la gran ventana para la cultura porque no solo hablamos, sino que escribimos y creamos mediante la palabra. Y a través de la creación literaria, que es la expresión estética del lenguaje y es la más alta manifestación de la creatividad desde la palabra, los pueblos tienen la ocasión de contar con el aporte de sus intelectuales y escritores, que se convierten en voceros de su pueblo en tanto canalizan las manifestaciones socioculturales, en tanto canalizan sus intuiciones y vivencias, en tanto dan testimonio de lo que realmente vale en determinado momento”.

Expresó que “en estas circunstancias, nosotros estamos viviendo un momento histórico terrible por una pandemia viral que está afectando a la humanidad, no solo con la muerte, sino con el cese del estilo de vida en el que todos hemos tenido que variar”. Dijo que “esta pandemia ha enaltecido la comunicación telemática en función de la realidad que nos ha tocado vivir porque no solamente hay conferencias virtuales, sino que hay también la docencia es virtual, así como varias operaciones profesionales”: “Las instituciones culturales y las academias tenemos también que usar estas redes sociales y esta plataforma de la tecnología virtual, de la tecnología moderna, para ponernos en comunicación con nuestro público, con nuestros compañeros en cada una de las instituciones lingüísticas y culturales, con la misma realidad social, y la función que debemos realizar, que se debe seguir manteniendo”.  Puntualizó que esas funciones que realizan las academias en el mundo, debemos seguir proyectando ese trabajo con los medios virtuales, esa es una dimensión que antes no se contemplaba, porque en nuestras academias realizábamos actividades con la participación presencial del público y ahora no podemos. Y entonces, necesariamente, tenemos que organizar actividades con participación virtual y eso, de alguna manera, modifica el procedimiento, la metodología que seguíamos anteriormente y la que debemos seguir ahora”. “Esto que usted acaba de convocar, señor Marco, esta convocatoria electrónica de las academias, sin duda, es un gran ejemplo y una gran iniciativa de su parte y yo no dudo de que irá en beneficio de nuestra cultura y que nosotros, los académicos, debemos aprovechar esta coyuntura y continuar nuestro trabajo”, puntualizó.

“Hasta ahora hemos estado publicando libros en ediciones impresas y ahora tendremos que acudir a la publicación de libros electrónicos. Hasta ahora habíamos organizado coloquios, tertulias, conferencias, talleres y charlas con presencia física de las personas. Debemos seguir haciendo esas mismas actividades mediante los recursos electrónicos, y a mí me parece, personalmente, desde la labor que realizo y que promuevo a través de la academia, con el apoyo de mis colegas, que hemos de enfatizar la dimensión estética y espiritual de la palabra a través de la creación literaria”.  

“La dimensión mística de la palabra”

Don Bruno Rosario Candelier expresó que “la creación literaria tiene en la literatura española una tradición mística hermosísima, que obtuvo su nivel de excelencia en la obra poética de san Juan de la Cruz y en Santa Teresa de Jesús. Entonces la dimensión mística de la palabra es una proyección que, desde la existencia de los antiguos pensadores presocráticos en la antigua Grecia, tuvo una gran acogida y una gran participación en función del Logos, concepto que concibió Heráclito de Éfeso cuando intuyó que los seres humanos contamos con una singular dotación espiritual que se manifiesta en la palabra, a través de la cual se canaliza nuestra capacidad de pensar, intuir, hablar y crear”.

Consignó que “en función de estas atribuciones todos los seres humanos contamos con el poder de la creatividad, que es algo importantísimo que nos enaltece a los seres humanos como creaturas divinas, porque somos una emanación de la Divinidad y estamos llamados a enaltecer la función de la conciencia, a potenciar la función del intelecto a la luz de los altos ideales del espíritu para que seamos mejores seres humanos, que podamos cumplir con la misión que cada persona, desde su propia circunstancia y condición, puede realizar en beneficio de los demás. Y esa es una función que también está al alcance de las academias de la lengua para hacer de nuestro mundo un espacio que sea grato, agradable, edificante, provechoso y luminoso”.

Don Marco Lucchesi, con emoción y gozo expresó:

—Muchísimas gracias, don Bruno, casi cierro los ojos y le digo:

 

“En una noche oscura 

con ansias y amores inflamados 

oh dichosa ventura 

salí sin ser notada 

estando ya mi casa sosegada 

a oscuras y en celada …”.

   Luego de recitar estos versos de san Juan de la Cruz, Marco Lucchesi cedió la palabra al presidente de la Academia Venezolana de la Lengua, don Horacio Biord Castillo, cuya ponencia fue proyectada, en su propia voz, pues no pudo estar con su presencia física-virtual en este diálogo de las academias.

“Potenciando la tradición: nuevo tiempo para las Academias de la Lengua y las Letras”.

Don Horacio Biord Castillo inició su discurso agradeciendo “la invitación para participar en el Encuentro Iberoamericano de Academias de la Lengua y de Letras”. Expresó que “la actual circunstancia que vive el mundo a raíz de la pandemia por el COVID-19, nos ha permitido contemplar con más claridad lo que pudiéramos llamar ‘un nuevo tiempo’ y quizá también ‘un nuevo orden de cosas’, que coincide con el siglo XXI, pero no es necesariamente una situación derivada del siglo en sí mismo, sino de una serie de cambios que se han acumulado y sucedido en la últimas décadas y que ahora, quizá con esta crisis que hemos vivido en todos los países del mundo, lo vemos con más claridad: un nuevo tiempo, es decir, un contexto para repensar las academias de las lenguas y de las letras, para que tengan una mejor actuación en el siglo XXI”. Agregó que “las academias, como bien sabemos, son instituciones que provienen del siglo XVIII. El caso de Iberoamérica, la mayor parte de las academias fueron fundadas en la segunda mitad del siglo XIX y en los primeros decenios del siglo XX; sin embargo, su formato, sus estructuras, sus protocolos, la visión y la misión que ellas mismas se han asignado, se acercan más a las perspectivas decimonónicas, por ello, parecería un imperativo introducir cambios, actualizar las academias, renovarlas”.

Don Horacio Biord enfatizó que “es importante entender que el mundo contemporáneo es un mundo sometido a grandes fuerzas y cambios, que no necesariamente los podemos percibir en la vida diaria; son cambios a veces sutiles, pero que su sumatoria nos acercan a un cambio radical en los modos de vida de las sociedades del hemisferio occidental”. “Entender esa perspectiva amplia y profunda de cambios es la base para pensar en la necesidad impostergable de adaptar las instituciones a los nuevos requerimientos, a los nuevos tiempos, a las nuevas circunstancias”.  “El mundo actual, como bien sabemos –dijo–, está sometido a un par de tensiones o posiciones que lo caracterizan en la perspectiva geopolítica como son: la tensión entre el Norte y el Sur, y la tensión entre el proceso de globalización que tiende hacia una homogeneización del mundo y su contrario opuesto estructural el proceso de la particularización que hace énfasis en lo local y en lo particular”. Expuso que “dentro de esta perspectiva” hay que “subrayar una exclusión que se ha dado en una forma de doble articulación: primero desde una perspectiva intracivilizatoria y una segunda articulación desde una perspectiva extracivilizatoria, es decir, sociedades dentro de un mismo proceso civilizatorio que han sido excluidas”.

Explicó que “en el caso de Iberoamérica, el mundo hispanohablante y lusohablante con frecuencia ha sido víctima de procesos de exclusión, de discriminación y de negación, pero dentro de los países hispanos y lusohablantes ocurre esa otra articulación más de tipo extracivilizatorio en el que grupos minoritarios subalternos también han sido excluidos y discriminados: en el caso de Iberoamérica tenemos los pueblos indígenas, en el caso de la Península Ibérica, aunque no con una perspectiva extracivilizatoria, sus culturas y lenguas regionales”.

Biord Castillo expresó que uno de los «puntos importantes para actualizar en la academia es enfatizar, como un papel importante de las academias, resguardar y fortalecer la tradición, no como algo obsolescente, sino como el manantial de donde brota el sentido que permite enhebrar los recursos culturales y la identidad de una sociedad”. Dijo que “esto nos permitirá adecuar las academias a los nuevos tiempos y circunstancias haciéndolas más flexible y permitiéndoles que puedan proseguir sus tareas en un mundo distinto al que las vio nacer y desarrollarse”. Explicó que “como parte de esa adecuación a los nuevos tiempos, las academias probablemente tendrán que recurrir a una especie de “multiangulación (me disculpan el neologismo): con este término quiero designar la ‘ampliación de los roles de las academias y su relación con los contextos sociales y los grupos humanos a los que se deben y con los que tienen responsabilidades académicas, en el mayor sentido, intelectuales, éticas e incluso, en un sentido no partidista por supuesto, políticas’».

“Particularmente, le veo una gran relevancia al apoyo que las academias, no solamente hispanoamericanas, sino iberoamericanas, puedan darse entre sí: hispanohablantes y lusohablantes tenemos mucho en común, historia, cultura y lenguas que, en definitiva, no son tan distintas y permiten diversos grados de comunicación”.

Finalmente expresó: “Creo que ese diálogo nos convoca, así como la pertinencia social, la responsabilidad con las sociedades en las que las academias están insertas”: “Y quiero insistir en las minorías, en los grupos amenazados, en aquellos hablantes de lenguas en peligro de extinción, sujetos subalternos que pueden encontrar en las academias aliados para lograr consolidar sociedades más justas e inclusivas, utilizando las lenguas y la literatura, la tradición, el pensamiento, como los valores fundamentales y los hilos irrompibles que pueda unir a todos esos segmentos sociales”.

Don Marco Lucchesi, anfitrión del dicho encuentro y presidente de la Academia Brasilera de Letras, agradeció de una manera emotiva la participación de cada uno de los presidentes representantes de las academias latinoamericana convocadas para esa tarde: “Como ha dicho don Horacio, como hermanos nos reconocemos. Yo quisiera agradecer muchísimo la gran satisfacción, al presidente don Francisco José, a la señora Margarita, a don Bruno y también a don Horacio Biord por sus intervenciones tan bellas y las ponencias tan interesantes y nuestra biodiversidad.  Naturalmente, el anhelo es de profundizar nuestras raíces, estamos solamente empezando. Nosotros no tendremos las manos llenas, pero el corazón sí está lleno en un momento tan difícil, como lo que estamos viviendo, pero la dimensión de la esperanza está muy clara, está digna, muy tersa. Y yo me acuerdo de nuestros académicos, como Oneida Biñó, como Antonio Torres, como Ana María Machado… Los poetas también trabajan en silencio muchas veces. Quiero también agradecer a Daniela y a Rafael porque todo es una dialéctica importante. Hay una misión práctica y al mismo tiempo delicada en hacer los diálogos, los primeros pasos y los últimos también, y están trabajando desde las tres de la mañana con angustias y preocupaciones para que todo quede bien. Ante mis ojos todo ha quedado bien porque queda la humanidad y queda el diálogo que estamos realizando.

Es solamente un momento de empezar, como ha dicho don Bruno, estamos solamente empezando unos primeros pasos, y nuestra preocupación mayor ahora será desarrollar y profundizar; pero siempre con la sonrisa de doña Margarita y los ojos de todos mis queridos hermanos. Y yo puedo hablar así porque creo que tenemos el derecho de llamarnos como hermanos. Les agradezco muchísimo a todos. Les deseo mucha suerte”

(Reseña de Miguelina Medina)

Directores de Academias de la Lengua abordan «La diversidad lingüística y el futuro del español en el multilateralismo»

Participación del director de la Academia Dominicana de la Lengua, 

doctor Bruno Rosario Candelier 

 

Deseo iniciar mis palabras con una salutación al señor embajador dominicano, don Juan Portorreal, y a los demás embajadores presentes en este acto tan significativo para la valoración de la lengua española en el mundo.

Quiero felicitar a los organizadores de este evento por la importancia lingüística que tiene y, desde luego, agradecer esta invitación que nos honra, en representación de la Academia Dominicana de la Lengua. Quiero también resaltar la brillante participación de los ponentes que me han precedido en el uso de la palabra, y, al comentar lo que voy a decir, de alguna manera constituye una ratificación de algunos de los conceptos que en esta sesión se han expresado sobre la lengua española.

En primer lugar quiero subrayar que todas las variantes idiomáticas del mundo hispánico son válidas, y esa es una actitud que se aprecia en el mismo seno de la Real Academia Española, donde he tenido la oportunidad de participar en reuniones académicas, y allí se ha subrayado la importancia de todas la variedades idiomáticas del español en América y en las demás regiones donde se habla español, y, desde luego, eso significa que cada uno de nuestros países, tanto de América como de Europa, Asia y África, donde hay países que hablan la lengua española, sus variantes idiomáticas tienen la misma categoría en términos lingüísticos. Eso, naturalmente, es algo que debemos celebrarlo, compartirlo y promocionarlo por la virtualidad expresiva de su lenguaje, por el aporte intelectual, estético y espiritual que hacen cada uno de nuestros hablantes, y, sobre todo, por la importancia que tienen esas variedades en sus respectivas regiones. Desde el principio de esta sesión, dos ponentes subrayaron la existencia de diccionarios del español de México y de Argentina. Yo estimo que esos dos ilustres representantes de sus respectivas academias tendrían que haber hablado de la existencia de diccionarios del español americano desde México hasta la Argentina». ¿Por qué? Porque todos nuestros países tienen diccionarios de sus respectivas variantes idiomáticas. Por ejemplo, en la República Dominicana contamos con el Diccionario del español dominicano; pero lo mismo se puede decir de Puerto Rico, Honduras, Nicaragua, Colombia, Chile, etc. En fin, de todos nuestros países hispanoparlantes. Ese hecho, naturalmente, enriquece nuestra lengua con el caudal léxico de las respectivas comunidades de hablantes de nuestra América. De manera que ese 2 por ciento de que se ha hablado es altamente importante porque esa cantidad de vocablos de nuestra habla es lo que nos da la especificidad idiomática de naciones con autonomía y con propiedad lingüística.

Desde luego, hay que subrayar que la instancia de la lengua general es la determinante en el español de todos los hablantes del mundo hispánico, y, además de la lengua general, existen las lenguas regionales y las lenguas locales, y todas son válidas con sus rasgos fonéticos, léxicos y semánticos. El hecho de que haya aquí representantes de tantos países, a través de las Naciones Unidas, indica, y de alguna manera avala, la categoría de nuestra lengua. Todas nuestras variantes tienen facetas lexicográficas muy importantes, tan abundantes que sería tedioso tener que leer cada uno de los diccionarios de sus respectivos países; pero cada uno de esos diccionarios avala el perfil lingüístico de una comunidad determinada, lo mismo si ese hablante es de Cholula, en México, o de San Pedro Sula, en Honduras, o de Moca en la República Dominicana. Es decir, todas las regiones y todos nuestros hablantes tienen una singular categoría por su identidad idiomática en atención a la propiedad lingüística que poseen y como testimonio también de su talento creador; porque un aspecto muy importante para nosotros los estudiosos de nuestra lengua y para los buenos hablantes del español es el hecho de la herencia que recibimos con este hermoso idioma que hablamos, como es la lengua española, pero antes de estudiar y valorar la dimensión lexicográfica, gramatical y ortográfica de la lengua española, recibimos el don del Logos, el Logos de la conciencia, que fue el antiguo pensador presocrático Heráclito de Éfeso el primero que concibió la palabra Logos para testimoniar esa grandiosa dotación que nos distingue y enaltece a todos los hablantes en todas las lenguas del mundo porque se trata del valioso don divino que recibimos después del don de la vida quienes tenemos la categoría biológica y espiritual de la condición humana.

Pues bien, nosotros tenemos un grandioso patrimonio lingüístico en América en virtud de la existencia de la lengua general y de las lenguas locales de las variantes idiomáticas. Como hablantes tenemos el conocimiento de la lengua general y en virtud de ese conocimiento nos podemos entender y comunicarnos con todos los hablantes de todas las regiones idiomáticas del mundo hispánico. Pero también tenemos una riqueza idiomática particular, es decir, el léxico propio de cada una de esas variantes de nuestros países que le dan una singularidad a la forma de hablar y que, naturalmente, hemos de conocer y estudiar si queremos tener un mayor dominio, porque si un chileno pronuncia la palabra «guagüita», el concepto al que alude no lo van a entender todos los hablantes del español en el mundo. ¿Por qué? Porque «guagua» en República Dominicana es el ‘vehículo que ofrece un servicio público’, pero para un chileno es un ‘bebé’. Eso decir que, al estudiar las variedades regionales, tenemos que conocer el sentido de sus creaciones léxicas y semánticas para entendernos mejor. Pero, gracias a Dios y gracias a la cantidad mayoritaria del léxico general, es decir, por la lengua general podemos comunicarnos y entendernos todos los hablantes de las diversas comunidades del mundo hispánico. Y es la lengua general la que se ha internacionalizado gracias a los medios de comunicación y especialmente gracias a la obra de los escritores, porque, justamente, son los escritores, y sobre todo los narradores de Hispanoamérica, los grandes novelistas de Hispanoamérica, quienes le dieron el impulso a la lengua española para su internacionalización. De tal manera, que ya la lengua española se ha convertido en la segunda lengua más estudiada en el mundo, después del inglés, y eso es un logro muy valioso y muy honroso para nuestro idioma porque la lengua española y su literatura estudia y se lee en todos los países del mundo, y eso, naturalmente, debe enorgullecernos a nosotros como hablantes de esta hermosa lengua que heredamos de Castilla.

Desde luego, si pensamos en América, existen lo que se llama los americanismos. Y entonces, en virtud de la existencia de los americanismos, podemos hablar de la existencia de términos léxicos y variantes semánticas en el español de América. El americanismo léxico es la palabra creada por los hablantes americanos con una forma expresiva diferente de las demás formas léxicas de la lengua general. Y el americanismo semántico es la palabra de la lengua española que en nuestros países tiene un significado peculiar y diferente. Entonces, ese aspecto es parte de la riqueza de las variantes americanas de la lengua española. Pero ante esa realidad, ante la riqueza del español en América y también de las demás regiones del mundo donde se habla la lengua española, existe la particularidad de que, actualmente, tiene mucha importancia lo que se ha dado en llamar panhispanismo. Y esa vocación panhispánica es una manera de hermanarnos a todos los hablantes de la lengua española, justamente, para fortalecer esa herencia que compartimos los usuarios del español en cualquier parte del mundo hispánico. En efecto, el español que se habla en las Naciones Unidas, desde luego, es el español general, que es la dimensión de nuestra lengua que fortalecemos cada vez que participamos en una conferencia, en un evento académico como este, cada vez que hablamos en público o que publicamos un artículo o un libro, es decir, es decir, siempre que entramos en comunicación con hablantes de otros países y siempre que queremos testimoniar el nivel culto de nuestra lengua (porque cuando hablamos ante un público no usamos el nivel coloquial o peculiar con el que nos comunicamos cuando hablamos familiarmente con nuestros amigos y relacionados), y, sobre todo, cuando lo hacemos desde un escenario, en el que debemos comunicar una idea, un concepto o una charla o coloquio público, o cuando nos expresamos o nos comunicamos con el propósito de dar una conferencia, una disertación o la participación en un panel, como este en el que estamos participando.

En definitiva, lo que quiero subrayar es el hecho de que el futuro del español está asegurado, seguirá creciendo y potenciándose por el impacto que ha tenido a lo largo de las últimas décadas; seguirá creciendo por el impacto de las obras de nuestros escritores (obras ejemplares en su mayoría), y por suerte, la mayoría de los países del mundo hispánico tienen eminentes cultores de la lengua española que la enriquecen y prestigian por su talento, su creatividad, por el aporte intelectual, estético y espiritual con que canalizan el uso de la palabra y el aporte de su creatividad. Y es, justamente, lo que acabo de subrayar, el uso de la palabra y el arte de la creación verbal, lo que nos enaltece a nosotros como hablantes que heredamos el legado de Cervantes, de san Juan de la Cruz y santa Teresa de Jesús, y el de los grandes escritores que nos han enriquecido con sus obras y han contribuido a que fortalezcamos esta herencia hispánica que compartimos. Un escritor, por ejemplo, como el dominicano Pedro Henríquez Ureña, que enseñó en México, en Cuba y en la Argentina, que estudió en los Estados Unidos de América y en España, que participó en tantos escenarios internacionales, es un ejemplo del fecundo panhispanismo y del aporte edificante y luminoso que tantos escritores han realizado y han enaltecido la lengua española con el uso ejemplar de la palabra, justamente por esa virtualidad discursiva, expresiva y activa que contiene el poder creador de la lengua y que forma parte de este encuentro que en ese momento comparten tantos intelectuales, como embajadores, académicos y escritores de distintas regiones de nuestro mundo hispánico. Sigamos, entonces, hacia adelante y sigamos fortaleciendo esa hermosa herencia que nos enaltece como hablantes de esta hermosa lengua de Castilla y de cada una de nuestras variantes idiomáticas en América y en todo el mundo hispánico.

 

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Rámpano, mamey

Por Roberto E. Guzmán

RÁMPANO

“Y por otro lado, las enfermedades como la fiebre amarilla, el RÁMPANO o el paludismo. . .”

El estudio de esta voz permitirá exponer algunas ideas personales. La inserción de este tipo de consideraciones en estos escritos es algo que se ha convertido en costumbre.

La voz rámpano es muy dominicana. Esto es, la creación de la voz fue obra de los hablantes de español dominicano. El significado que le fue asignado a la voz se ajusta muy bien a algo desconocido para una voz semejante.

En la cita que encabeza esta sección el redactor de la frase trata a rámpano como una enfermedad. Nunca antes se había leído un uso como este. Eso no significa que no fuese una enfermedad; se la conocía más bien por la cicatriz que dejaba la úlcera. Hay que aclarar que cuando el autor de estos comentarios entró en contacto con esta voz el rámpano ya no era la úlcera resistente a los remedios de otra época; quizás por esto solo se conocía la señal que dejaba.

El lexicógrafo que primero se ocupó de esta voz fue Patín Maceo, “Úlcera fragedénica de los países tropicales, y que ordinariamente se produce de la rodilla al pie”. Dominicanismos (1940:174). El término fragedénico es obsoleto en la lengua común y en medicina significa “Que corroe”. Diccionario general etimológico de la lengua española (1881-II-656).

A lo citado D. Emilio Rodríguez Demorizi añade, “Llaga en las piernas, azote de las tropas españolas durante la guerra de la Restauración”. Del vocabulario dominicano (1983:221). Como era de esperarse de D. Emilio, introdujo una nota sobre historia dominicana en la descripción de la voz.

Una de las características de este tipo de úlcera la destaca el Diccionario de cultura y folklore dominicano (2005:331), al agregar “…es difícil de curar”.

La descripción más detallada del rámpano la trae el mataburro cibaeño, Aiguna palabra dominicana (2015:316), “Úlcera de la piel, a consecuencia de una herida complicada, o un tropezón severo, casi siempre en los pies y las piernas, y que tarda mucho en curarse”.

Más arriba se aludió al hecho de llamar con el nombre rámpano la señal o cicatriz que deja(ba) la úlcera maligna que corroía los tejidos próximos y la carne. Hay que pensar que este era un problema importante de salud porque se complicaba cuando todavía no se conocía el antibiótico e incluso antes de la penicilina. En los pueblos pequeños o en los campos se trataba con pomadas o polvo de sulfatiazol.

El problema adquirió tal proporción que en el habla la voz rámpano pasó a expresar, “Problema grave que no se consigue solucionar”.

En el aspecto social llegó a considerarse una enfermedad típica de los moradores de los campos. De allí, si la persona presentaba cicatrices en las piernas, sobre todo las mujeres, se las consideraba campesinas o de origen campesino. Adquirió así un cariz despectivo o de clasificación social.

 

MAMEY

“. . . en esta exposición acoge en su círculo cromático el rojo intenso, amarillo oro, MAMEY. . .”

En la actualidad los dominicanos casi no usan el vocablo mamey para referirse a la fruta. En lugar de eso llaman zapote a la fruta de este tipo. Tanto mamey como zapote son vocablos que entraron en la lengua castellana desde las orillas americanas. Este origen hace del vocablo materia de interés para los hispanoamericanos.

Desde el principio hay que dejar bien entendido que el tratamiento que se hace de los nombres de estas frutas es puramente lingüístico y no se trata desde la perspectiva botánica.

Desde que los españoles llegaron al Nuevo Mundo se maravillaron de la abundancia de árboles frutales, así como de la exquisitez de algunas de estas que eran ponderadas con exaltación.

El P. Las Casas escribe, “La fruta que los indios llamaban mameyes; esta fruta es de olor y sabor fruta de reyes. . .” Le concede tal importancia a la fruta que entra en una detallada descripción de esta.

Se conoció la fruta con el nombre de mamei o mameyo, Se la conoce con el nombre en latín Mammea Americana. De acuerdo con D. Roque Barcia, el nombre proviene “del latín mamma, teta, por semejanza de forma entre los frutos de este árbol y un pezón”. Diccionario general etimológico de la lengua española (1881-III-608). Esta es una negación del origen indígena del nombre de la fruta.

“En la parte occidental de Cuba se le dice “Mamey de Santo Domingo”, para distinguir del “Mamey colorado”, al que los indios llamaron Sapote, como aún se le conoce en muchas partes…” Lexicografía antillana (1914:362).

Las descripciones de la fruta pueden variar un poco, sobre todo con respecto a los colores. La pulpa puede ser considerada amarilla rojiza. No faltará quien defina el color de la masa de la fruta como “color ladrillo”. En esto del color de la masa del fruto hay que observar cuidado porque hay una gran variedad de mameyes y el color de la parte comestible del fruto varía.

En República Dominicana se conoce el color mamey. Si a un hablante de español dominicano lo colocan en la situación de definir el color es probable que dude. No obstante, si se colocan uno al lado de otro, el amarillo, el anaranjado y el mamey ese hablante no vacilará al elegir o señalar cada uno de ellos.

El nombre mamey participa en una locución verbal conocida, “acabarse el mamey”, que destaca que “llega a su fin la situación o el objeto del que se hacía uso y usufructo”. Existe además la frase coloquial “ser un mamey” que se usa para dar a entender que “algo es fácil de conseguir o lograr”. Diccionario fraseológico del español dominicano (2016:298-9). El hablante de español dominicano usa la palabra mamey para, “persona de trato fácil”. El terreno poblado de mameyes se conoce con el nombre de mameyal o mameyar. Diccionario del español dominicano (2013:437).

Algunas novelas con dudoso uso de la puntuación

Por Rafael Tobías Rodríguez Molina

 

En el transcurso de la lectura de la novela El viajero del siglo, del laureado autor Andrés Neuman, obra que obtuvo el Premio ALFAGUARA de novela del año 2009, leí el artículo «El sarpullido de la coma», aparecido en Diario Libre del 15 de diciembre de 2021, elaborado por  la competente autora en cuestiones de la lengua española, María José Rincón. Esta, con un estilo lleno de gracia y un elegante humorismo, nos presenta algunos usos que a muchos usuarios les resultan difíciles. Me encantó plenamente su estilo y el contenido de ese artículo de María José.

Seguro que por el espacio limitado al que ella tiene que sujetarse, no pudo tratar otros usos de la coma, que de seguro a muchos nos hubiera gustado encontrar, dada la maestría con la que esa especialista trata los asuntos gramaticales y lingüísticos.

Observo en la novela de Neuman, al igual que en otras novelas,  una enorme cantidad de usos de los signos de puntuación que considero alejados grandemente de las normas y usos de nuestra preciosa lengua española. Voy a copiar un fragmento que aparece en la página 57 de la primera edición de dicha novela. Será un honor para mí que María José le pusiera la puntuación-y algo más- que demanda ese texto y lo publicara en la Academia con los comentarios que ella crea conveniente hacer. Ahí les va el texto.

 

Sí, sí, contaba Hans, se paró justo enfrente, tiene que recordarla (me acuerdo de que vino una muchacha, dijo el organillero, y me di cuenta de que tú parecías muy interesado, pero no consigo ver su cara, ¿cómo era?, ah, cómo, ¿a usted también le pasa? (¿pasarme el qué?,  la cara de Sophie, ¿usted puede imaginarla?, le sonará raro, es difícil de explicar, pero cuando me la imagino sólo veo sus manos. Le veo las manos y escucho su voz. Nada más, ningún rasgo. No logro recordarla. Y no puedo olvidarme de ella. (Entiendo, mala cosa.) Es raro lo que siento cuando pienso en ella, estoy solo, paseando, de pronto se me aparece la imagen borrosa de Sophie y tengo que pararme, entiende, mirar lejos, como si en mi memoria se estuvieran mezclando pinceladas, instantes de la cara de Sophie y yo tuviera que ordenarlos para no perderlos. Pero cuando estoy a punto de juntar los detalles y ver su cara algo vuela, algo se me escapa, y entonces siento la necesidad urgente de volver a encontrarla para memorizarla de nuevo. ¿A usted qué le parece? (Me parece, sonrió el organillero, que vas a tener que quedarte un tiempo más en Wandernburgo.)

 

Hay que reconocer que en la mayor parte de la novela, Neuman mantiene la corrección debida. Pero, en mi opinión, el redactor de un texto literario-cuento, novela, etc.- debe desplegar su poder creativo en abundancia, pero no debe confundir  el poder creativo con el empleo medalaganario de los aspectos normativos, incluidos los signos de puntuación, que aparecen muy mal empleados  en obras de muchos autores.

Platanú / platanuses, romo, decricaje

Por Roberto E. Guzmán

PLATANÚ – PLATANUSES

“… los PLATANUSES de Cotuí…”

Los dominicanos son muy proclives a consumir plátano. Naturalmente el plátano americano, no el peninsular. El último también se consume, pero en menor cantidad.

El plátano ocupa un lugar tan importante en la cultura dominicana que el poder de bateo de los jugadores dominicanos de beisbol en las ligas de los Estados Unidos se conoce con el nombre de platano power. Antes de llegar a ese punto, los dominicanos eran reconocidos en Nueva York con el nombre de “los plátanos”.

La introducción que antecede resalta la importancia del plátano en la cultura y la historia de los dominicanos; esto a través del consumo de la musácea. De aquí puede deducirse que no hay sorpresa acerca de que la voz platanú descienda de plátano. Esto es, existe relación directa entre esta voz extraña al español general y la muy conocida plátano. Solo en República Dominicana podía producirse algo así.

El platanú es un, “Personaje del carnaval dominicano cuyo disfraz se compone de muchas hojas de plátano que le cubren el cuerpo”. Diccionario del español dominicano (2013:557).  Otro rasgo de esta voz que llama la atención es el plural que le ha asignado el hablante, platanuses.

 

ROMO

“… sobre todo las multitudes de la pobreza, con muchas personas que prefieren, en lugar de libros, la cerveza, el ROMO y los estilos desinhibidos de diversión”.

“… y no que les entreguen mendrugos para que coman tres días, y se beban uno o dos o diez potes de ROMO.”

Según parece a algunos hablantes y bebedores de ron no les bastó con que ese licor se conociera con un monosílabo. Quizás de allí salió la idea de llamarlo romo también. Más adelante en esta sección se lanzará una idea acerca del origen de esa voz.

La producción y consumo de ron ha ido en aumento con el paso de los años. De la misma manera en que ha sucedido con otras bebidas espirituosas, en los últimos tiempos se ha visto un incremento de consumo en el mercado de rones añejados. Esto ha impulsado a la industria ronera a añejar cada vez más algunos de sus productos para complacer el exigente gusto de algunos aficionados al ron de mayor calidad.

Las informaciones de que se disponen por medio de los diccionarios de etimología sugieren que la palabra ron procede del inglés dialectal rumbullion “tumulto” por las refriegas que ocasionaba el efecto del consumo de este licor. Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (1980-V-62-3).

En francés el nombre rhum se encuentra desde 1688. Entró primero al inglés en el 1654 rum. La clave para el romo de los dominicanos y venezolanos se encuentra en el nombre que recibió por esos años el licor, rumbo. En francés se conoció también con la variante rumme, cercano también al nombre cariñoso, romo.

Algunos etimólogos han encontrado una metonimia entre rumbustion, pleito, riña, en tanto alusión a los efectos de la bebida y el nombre que terminó imponiéndose, sobre todo en la isla Barbuda. Dictionnaire historique de la langue française (2012-III- 3091-2).

Don Augusto Malaret en Provincialismos de Puerto Rico considera la palabra romo vulgar, y sin más explicaciones, ofrece en cambio la original ron. Esta puede considerarse la primera mención de romo en una obra sobre lexicografía americana.

En la historia más reciente el vocablo romo aparece en el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española como conocido en Puerto Rico y República Dominicana, con la mención de que es de poco uso. Se podría argumentar contra esta calificación con respeto del uso, pero la frecuencia en el habla es difícil de evaluar. Es posible y probable que sea de poco uso en la expresión escrita.

Con respecto al uso del vocablo o al conocimiento de lo que significa; en Venezuela saben del vocablo para llamar con ese nombre al, “Ron, aguardiente de caña y en general cualquier clase de bebida alcohólica”. Así consta en el Diccionario de venezolanismos (1993-III-74). Obsérvese que en ese diccionario al final de la acepción añadieron, “y en general cualquier clase de bebida alcohólica”. Esto denota la generalización de su uso. En esa obra se menciona la primera documentación del año 1859. El Diccionario del habla actual de Venezuela (1994:434) entiende que romo es, “Bebida alcohólica fuerte semejante al brandy, preparada con aguardiente de caña destilado”.

En el Diccionario de hispanoamericanismos (1997:406) aparece de nuevo el romo para, “Ron, aguardiente destilado de caña”. Ahí se menciona empleado el nombre en Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela.

Se desconoce la razón por la que Venezuela no aparece mencionada en el Diccionario de americanismos entre los países donde el ron se conoce con el nombre romo.

 

DECRICAJE

“… y los numerosos asuntos del DESCRICAJE del clima se evaporan…”

En algunas ocasiones algunos redactores piensan que añadiendo una letra ese /s/ intercalada entre una vocal y la consonante siguiente se convierte una voz impura en una legítima.

La aclaración del primer párrafo de este escrito viene a cuento porque en el curso de este se verá que no hay tal palabra *descricaje. No puede existir una letra ese /s/ en esa posición porque la voz del título la creó el hablante llano del español dominicano.

La voz usada por los hablantes de español dominicano es decricaje. Escrita de este modo consta en el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española. De acuerdo con ese diccionario tiene dos acepciones conocidas.

Lo primero que debe quedar bien establecido es que esa voz es netamente dominicana, tanto por su formación, como por su significado. La primera acepción se refiere a cosas o personas y al “estado lamentable de estas”. La segunda acepción alude al “agotamiento, extenuación de alguien”.

En general las voces nuevas se forman sobre voces ya conocidas que les sirven de base. Se piensa que quizás la voz del título tiene algo que ver con la voz crica que el Diccionario de la lengua española define así, “partes pudendas de la mujer”. Los académicos no pudieron encontrar un término más elegante para disfrazar el coño.

La experiencia que se puede compartir con respecto de esta voz es que quien escribe estos comentarios cuando oyó por primera vez la voz decricaje y el verbo decricajar pensó que procedía de Puerto Rico. La idea que vino a la mente fue la de tomar las voces en cuestión en tanto expresión de dolor. Es fácil imaginar porqué, si se piensa en lo explicado más arriba. Se pensó en algo que se rompía, -metafóricamente- se desgarraba.

Jonrones, denominaciones y el estilo pintoresco de nuestros cronistas deportivos

Por Domingo Caba Ramos

«La crónica deportiva– sostiene el ensayista, abogado, profesor y periodista español, José Luis Martínez Albertos -tiene en España una cierta tradición esteticista…, en lugar del estilo directo y más bien populachero que se cultiva en otros países…”»(1974: 129).

Yo no sé si llamar “populachero” o pintoresco al estilo cultivado por los cronistas deportivos de la República Dominicana; pero lo cierto es que estos periodistas parecen disfrutar de algún tipo de licencia que los faculta para jugar a lo popular con el léxico, creando de esa manera las más extrañas terminologías o las más insólitas construcciones léxicas. En tal virtud, después de realizar un minucioso y breve recorrido por las páginas deportivas de los diarios dominicanos, período 1998-2009, pudimos notar cómo unos titulares se apartan por completo de la natural transparencia que debe caracterizar a todo texto periodístico, para expresar en el más figurado y no menos jocoso de los acentos:

“Escogido baila el sua, sua, con las Estrellas”; “Los Azucareros despluman a las Águilas”; “Licey clava garras al León”; “Licey corta trote a Potros”; “Potros del noroeste patean Leones del Escogido”’ “Los Toros del Este amansan a Leones del Escogido”; “Ahora en el Valle de la Muerte las Águilas parecen ciguitas”…;

Pero es en el momento de denominar el jonrón cuando las creaciones léxicas en las crónicas deportivas dominicanas alcanzan su mayor relieve populachero o adquieren su más elevada esencia pintoresca. Veamos sólo algunos ejemplos, publicados de la prensa nacional en el período antes señalado:

  1. «Sosa se convirtió en el jugador de color que más “tetrabases” ha sumado en una temperada»
  1. «El martes pasado, McGwire pegó su “palo de vuelta entera número 62”»
  1. «Por lo regular, un bateador de poder necesitaría dos temporadas para arribar a la cantidad de “leñazos por encima de la cerca”que ha coleccionado Sammy Sosa »
  1. «Sosa lleva un total de 19 “películas completas”frente a los cuatro clubes que le faltan»
  1. «McGwire lanzó cuatro “bambinazos” en siete turnos, llegando a los 51 “tablazos”»
  1. «El histórico “aldabonazo”del jugador nativo de Macorís mandó la bola hacia la tribuna del jardín izquierdo… »
  1. «Señaló que el estelar patrullero nativo de San Pedro de Macorís, desde que llegó a 50 “estacazos de cuatro esquinas” »
  1. «Many Ramírez conectó dos “cohetazos” »
  1. «Many Ramírez volvió a conectar dos “batazos de vueltas completas”»
  1. « ¡Tremendo “majaguazo”!, el que acaba de conectar Fernando Tatis »
  1. «Moisés participó en 115 encuentros y fletó nueve “batazos de cuatro bases”»
  1. «En 1994 el estelar pelotero dominicano alcanzó los veinte “jonrones”en una estación de grandes ligas al despachar 22 “vuelacercas” »
  1. «Después, en 1995, una vez más Moisés redujo su capacidad de juego, sin embargo, esto no fue un obstáculo para descargar 14 “tablazos de vueltaentera”»
  1. «Posteriormente, en 1996, el talentoso jugador del patio volvió a superar las docenas de “cuadrangulares” en una temporada, en esta oportunidad descargó 21 “rompecercas”»
  1. «El Panqué de Haina registró un estratosférico promedio de bateo de 327 y 31 veces “se fue para la calle” con sus palos largos »
  1. «Foster en 1952 “voló la verja” 52 veces »
  1. «Moisés Alou es otro criollo con posibilidades de unirse a un buen grupo de latinos que conseguirán las cuatro decenas de “batazos de circuito corrido”»
  1. «Mays y Foster tuvieron temporadas de 52 “películas de vuelta completa”»
  1. «McGwire durante su carrera ha coleccionado 457 “tablazos de cuatro esquinas” en la Gran Carpa…»

¡Sorprendente…!

Hasta hace poco, yo creía que el batazo que lograba sacar la bola por encima de la verja de un estadio de beisbol se llamaba simple y llanamente jonrón o cuadrangular; pero los cronistas deportivos criollos me han enseñado que un jonrón es mucho más que eso.

Me han enseñado que un jonrón es un : «tetrabases«, «palo de vuelta entera«, «leñazo por encima de la cerca«, “bambinazo”, «tablazo«, «aldabonazo«, «estacazo de cuatro esquinas«, “cohetazo”, «batazo de vuelta completa», «batazo de cuatro bases«, «vuelacercas”, “tablazo de vuelta entera«, «rompecercas«, «batazo de cuatro esquinas», «batazo de circuito corrido«, «tablazo de cuatro esquinas » y una “película completa

Pero no solo eso. Un jonrón, al decir de nuestros cronistas deportivos,  es “irse para la calle” y “volar la verja” y, como diría, con su particular estilo, el extinto y recordado narrador, don Papi Pimentel, un jonrón es también, un «majaguazo»

 

 

TERMINOLOGÍA BEISBOLÍTICA EN EL HABLA POPULAR DOMINICANA

«Una prueba más de que el juego de pelota es un deporte íntimamente integrado a la tradición y que constituye un elemento distintivo de la identidad dominicana es que parte de su terminología ha dado lugar a la creación de expresiones metafóricas que trascienden el ámbito del deporte y pertenecen ya al lenguaje corriente usado por la población».

(
Orlando Alba)

Verdaderamente no sabemos si todavía la caña de azúcares el producto principal de la República Dominicana; pero lo que sí sabemos es que tal vez ningún otro país de América produce más políticos y peloteros que el nuestro. El juego de pelota, por tal razón, late de manera permanente en la conciencia del ser dominicano, y merced a esta realidad, no resulta extraño la presencia de un elevado número de voces beisbolísticas en el habla popular dominicana. Por eso no debe sorprender que en esta modalidad lingüística, todo se compare con el béisbol. Los ejemplos sobran:

  1. Cuando un ejecutivo o jefe inicia su mandato, ejecutando estrictas medidas, de él se dirá que «vino por la goma» o «duro y curvero» 
  2. «En el P.L.D.- comentaba recientemente un periodista –“se está jugando una pelota caliente”» 
  3. Un paciente que yace al borde de la muerte es un enfermo que está en «tres y dos» 
  4. El estudiante entrega el examen al profesor y abandona el aula bastante jubiloso: « -¿Cómo te fue?»- le pregunta un compañero. «- ¡Muchacho!, “eso fue un flaicito al cátcher”»
  5. El director de la Policía encabeza un operativo sorpresa en el barrio Capotillo. El naranjero de la esquina reporta el caso, afirmando que “Allá abajo la pelota ta´ que arde”. 
  6. A don Andrómedo lo cancelaron del trabajo, lo dejó su esposa y, por último, se enfermó. Por eso no se cansa de decir que «yo estoy pasando por la peor racha de mi vida». 
  7. Cuando a un departamento del Estado no le entregan los recursos necesarios para que opere con eficiencia, a su director se le escuchará decir:«Aquí jugamos sin trochas o a mano pelá…».
  8. Cuando un dirigente político cesa o decide no participar en el debate electoral, casi siempre da a conocer la decisión, expresando que «En esta oportunidad, yo he preferido ver el juego desde las gradas»
  9. Mi tío Luis solía declarar con reiterada frecuencia que muy poco le importaba la no belleza o ausencia de atributos físicos de una mujer si con esta sólo sostendría una relación o aventura sexual pasajera: «En palo largo, mi sobrino, no se pisa base» – eran sus acostumbradas palabras al respecto. 
  10. Para el hablante dominicano, hacer un buen negocio es «pegar un palo a la pared», mientras que el individuo que en una determinada reunión aportó la idea más juiciosa o racional, de inmediato se dirá que «la botó por los cuatrocientos» o «la botó con las bases llenas». 
  11. El viejo Miningo no cree en cuentos con su hija Abelaida. Desde que el novio de esta llega a la casa, el anciano comienza a observar los movimientos del Romeo enamorado, tratando de descifrar sus reales intenciones: «Desde hace días – rezonga con tono autoritario- le estoy cogiendo las señas para que no se burle de mí ni de mi hija» 
  12. Cuando la Policía logra apresar al delincuente que por mucho tiempo anduvo prófugo, la frase beibolística no se hace esperar: « ¡por fin le hicieron out!» 
  13. La persona que enfrenta una situación en la que se vislumbran escasas posibilidades de éxitos, es una persona que se encuentra en «conteo de tres y dos y el ampaya en contra». 
  14. El marido llegó a la casa y encontró a su mujer abrazada con otro. El pleito que se armó fue tremendo. Horas después, los vecinos comentaban el suceso con inocultable picardía: «A la tipa la agarraron fuera de bases»
  15. Los dominicanos llevamos el beisbol en la sangre, vale decir, nacemos beisbolista, crecemos beisbolista y morimos beisbolista. Y como el sujeto-hablante construye sus comparaciones, dichos o expresiones figuradas a partir de los elementos que forman parte de la realidad social y natural que lo rodea, no es raro, pues, la continua presencia de voces de la terminología beisbolística en el habla popular dominicana.