Gentes de buen hablar

Celebrábamos los sesenta y ocho de un buen amigo. Alrededor de la mesa, a los postres, no sé cómo ni por qué, acabamos por hablar de ortografía. Probablemente unas copas de jerez ayudaron a que, cuando llegamos a la duda sobre la forma correcta de escribir membrecía/membresía, tuviera que aplazar la aclaración ortográfica para un momento más oportuno.

Se usa este sustantivo en América para referirse tanto a la condición de miembro de un colectivo como al conjunto de miembros que lo forman. En español se utiliza el sufijo -cía para construir este tipo de derivados: de abogado, abogacía; de clero, clerecía; de prelado, prelacía; de miembro, membrecía.

El seseo generalizado en el español americano ha extendido la forma membresía, a pesar de que el sufijo -sía se emplea para los derivados de nombres y adjetivos terminados en -s: de burgués, burguesía; de feligrés, feligresía.

Una vez más el uso entre las personas cultas se impone sobre la norma. Si buscan esta palabra en el DRAE encontrarán membresía, no membrecía, a pesar de que en el Diccionario panhispánico de dudas se abogue por el uso de esta última. Una cosa es la recomendación y otra muy distinta el uso de los hablantes.

Como en estas lides ortográficas conviene disponer de sinónimos para momentos de apuro, si ven que no se deciden, opten por membría, aunque solo los sacará del apuro si tienen que referirse a la condición de miembro de una entidad, única acepción de este sustantivo.

Con estas líneas doy por saldada la deuda que contraje en esa sobremesa con gentes de buen yantar y mejor hablar.

© 2015 María José Rincón González

Cómo y para qué

No hace tanto aprendíamos en la escuela a conjugar verbos. Eso lo sabe muy bien una maestra de las buenas como mi amiga Paquita. Este aprendizaje nos permitía saber, a la vista de cualquier forma verbal, en qué tiempo o en qué modo estaba conjugado, si era singular o plural, primera, segunda o tercera persona. Sé que muchos consideran una liberación el abandono de esta práctica porque siempre la entendieron como un ejercicio memorístico carente de sentido.

El problema no radica en el ejercicio de memoria, que nunca viene mal, sino en que dejaron de explicarnos por qué era necesario conocer los verbos. No se hacen una idea de lo difícil que resulta corregir algunos errores gramaticales a quien carece de estos conocimientos. Probemos a hablar del imperativo.

Usamos el imperativo para expresar las órdenes. En el español que se habla en España se produce con frecuencia el error de usar el infinitivo (*Sentaros y escuchar) en lugar del imperativo (Sentaos y escuchad). Si no sabemos distinguir el infinitivo del imperativo, ¿cómo vamos a entender cómo usarlo?

En el Caribe no vamos a tener problemas en este caso porque el vosotros ha perdido su terreno frente al ustedes como pronombre de segunda persona del plural. Sin embargo, no nos escapamos. También para entender nuestra forma de expresión tenemos que acercarnos a la estructura de los verbos, porque en nuestra variedad de español la segunda persona del plural cede su puesto a la tercera del plural (Siéntense y escuchen).

El reto está en que nuestros profesores sepan enseñarnos cómo conjugar y para qué, que es casi tan importante.

© 2015 María José Rincón

 

 

Nunca digas nunca jamás

Los idiomas tienen su propio carácter. Y el nuestro no iba a ser menos. Por influencia de construcciones gramaticales de otras lenguas oímos decir a menudo que una doble negación equivale a una afirmación.

Nada más lejos de la realidad. En nuestra lengua existe una estructura particular para expresar la negación que conjuga el adverbio no con otras palabras que tienen también sentido negativo. Su presencia en la misma frase no les quita ni un ápice de su significado.

Comparen estas dos oraciones: Nunca escribas con faltas ortográficas/ No escribas nunca con faltas ortográficas. Las dos frases expresan una negación; también el segundo ejemplo, aunque contenga dos adverbios de matiz negativo (no y nunca).

¿Dónde está la diferencia? En algo tan sencillo, y tan complejo, como el orden de las palabras en la oración. En la primera el adverbio nunca está antepuesto al verbo; en la segunda su posposición al verbo exige que aparezca el adverbio no antes del verbo.

Ocurre esto también con palabras como nada, jamás o tampoco. Nada de lo que lee le aprovecha/No le aprovecha nada de lo que lee.

En nuestra lengua oral usamos estas estructuras sin plantearnos su corrección. Pero nuestro aprendizaje de otros idiomas nos hace dudar a veces de nuestros conocimientos, no siempre tan firmes, sobre nuestra lengua materna.

La lengua jamás deja de enseñarnos cosas nuevas. No paramos de aprender jamás. Que concurran en la misma frase estas dos negaciones no neutraliza su sentido negativo. Como para muchas cosas en la vida, también para la corrección gramatical hay que aprender a decir que no.

© 2015 María José Rincón

 

 

Darle un almohadazo – yacer (subyacer) – halla (haya)

DARLE UN ALMOHADAZO

Tan pronto una persona competente en español lee la locución del título percibe que esta está relacionada con el término almohada, que es una voz del árabe hispánico que deriva de una voz árabe que significa “mejilla”.

El almohadazo del español corriente, como lo sugiere la terminación, es el golpe dado con una almohada. Ha de tenerse en cuenta que en la locución que se forma en el español dominicano y, quizá en otros dialectos, no existe tal golpe.

Lo que ha hecho el hablante del español dominicano es que ha simplificado una expresión del español general y lo ha hecho de una manera creativa sin tener que utilizar las palabras exactas para mencionar la acción que lleva a cabo.

En los momentos en que una persona descansa, sobre todo por las noches, reposa esa mejilla árabe sobre la almohada. Se proporciona el tiempo para descansar. En el caso del almohadazo de la locución lo que hace es que pospone esa acción o decisión a la que se refiere “darle el almohadazo”.

En el habla dominicana se “da un almohadazo” a algo cuando se toma tiempo para pensar, deliberar, posponiendo la toma de una decisión para otro momento, que en la mayoría de las veces es un aplazamiento para otro día.

La expresión a la que se aludió más arriba, es “consultarlo con la almohada”. En esta, como en la hipótesis anterior, indica tomarse el tiempo que haga falta para reflexionar sobre el asunto que se somete a la consideración del individuo que invoca la locución.

Las frases de mayor uso en el habla dominicana en la actualidad son objeto de un estudio. La Academia Dominicana de la Lengua labora en la confección de un diccionario para recogerlas. Es una labor de equipo que culminará pronto. Se espera que el título de este nuevo diccionario sea Diccionario fraseológico del español dominicano. Es una noticia que debe regocijar a todos los interesados en este y temas relacionados.

 

YACER – SUBYACER

“En el origen del ataque cibernético contra Sony Pictures YACE la cinta. . .”

Las lenguas guardan secretos que a veces los lingüistas son incapaces de descifrar. Otras rarezas de las lenguas parecen incomprensibles al primer intento. Entre los últimos hay fenómenos en las lenguas que merecen tiempo para que se les disciernan.

En esta sección se verá como dos palabras íntimamente relacionadas entre sí han tomado senderos diferentes en sus significaciones. Cómo el vocablo subyacer, que está emparentado estrechamente con yacer desarrolló un significado propio.

Yacer deriva del latín iacere, con una primera /e/ larga. Es estar acostado, tendido (arrojado), una persona o animal por tierra. Es permanecer una persona echada o, muerta enterrada en un lugar; es una cosa o persona permanecer en un lugar. Dicho de una persona o cosa, existir o estar real o figuradamente en algún lugar. También es tener una persona relación sexual con otra. Es comer las caballerías en el campo por la noche.

El Diccionario integral del español de la Argentina asienta para el verbo yacer lo siguiente: ‘referido a una cosa, estar basada o tener su fundamento en otra’. Es un verbo intransitivo en esta y en todas sus acepciones. Quizás esta acepción argentina es la base del uso estudiado aquí.

El verbo subyacer a su vez es yacer o estar debajo de algo. Esto así porque el elemento compositivo de palabras “sub” significa “debajo, inferioridad”. Ahora bien, cuando se trata de cosas, es ‘estar oculta tras otra’, así lo consigna el lexicón mayor de la Real Academia. Eso significa que esa cosa está en el trasfondo de la otra. Este ocultamiento de una cosa puede ser en sentido material o no material.

De nuevo, el DIEA, Integral de Argentina, aporta un rasgo importante para el verbo subyacer: es ‘depender o estar incluido de manera indirecta y oculta en algo’.

En el cotejo de las significaciones de los dos verbos se advierte que ocurre lo normal en casos como estos. Una cosa yace y, debajo de esta, la otra subyace. Si una está encima, esa oculta la otra. De lo material pasó al sentido figurado, de la cosa a lo imaginado; al plano de las ideas.

Al final de toda la aclaración que precede, lo que se trata de sacar en claro es que el verbo que el redactor debió usar fue el verbo subyacer y no yacer como hizo en su reseña noticiosa. Lo que había debajo fue el motivo que impulsó a la acción del ataque cibernético.

Es posible que la confusión entre los dos verbos la haya ocasionado la interferencia del inglés. En esa lengua existe la combinación verbal lie hidden, que hay que traducir por “yace oculto”, o subyacer como se propuso antes. Cuando se resalta la importancias de alguna cosa con respecto de otra, puede emplearse en español el verbo reposar. Por ejemplo: “La importancia de esta reflexión reposa en su originalidad”. Aquí en inglés se conformarían con el verbo to lie (lies). Para los demás usos el inglés exige la aposición de una preposición, un adverbio o un participio en estas funciones (lie down, lie buried, lie hidden). ¡Dios proteja los lectores de estos traductores improvisados!

 

HALLA – HAYA

“. . .después que terminen las festividades, se HALLAN gastado los bonos de fin de año y el estado de ánimo se torne adusto”.

El problema que se presenta con las dos palabras del título es que en la realidad del idioma se enuncian de igual forma. La pronunciación diaria en muchos países de Hispanoamérica no distingue entre uno y otro vocablo. Eso es conocido por el nombre de yeísmo. Existe lo que se llama homofonía, que es la identidad fónica de dos o más palabras.

Se agudiza el problema cuando palabras como estas se confunden en su representación gráfica, en su escritura. Estos es, cuando se confunden sus funciones en la escritura. La cita reproducida más arriba es un ejemplo de un yerro de este tipo.

Halla, con la doble ele /l/, elle, es parte del verbo hallar, que también lleva en todas sus personas y tiempos ese dígrafo /ll/. El verbo hallar es transitivo y equivale en sus empleos a los verbos encontrar, descubrir, advertir, observar, notar y otros que no se mencionarán. Si en el uso de la oración puede sustituirse por uno de los verbos mencionados más arriba, entonces procede que se escriba con la /ll/ elle.

El otro haya, con la /i/ griega, ye, forma parte del verbo haber que es el verbo auxiliar por excelencia de los tiempos compuestos. El hecho de que sea un auxiliar en los tiempos compuestos de la conjugación de otros verbos traza la pista para saber cómo escribirlo. Cada vez que sea seguido de otro verbo en participio pasado, deberá presentarse escrito con la /y/, salvo en hipótesis de laboratorio.

Este “haya” es del verbo haber en la forma en que se usa para la primera y la tercera persona del singular del presente del subjuntivo de haber. De los mismos sonidos es la palabra aya, que es la persona encargada del cuidado de niños en “casas principales”. Existe también un haya, que es un árbol, y la madera de este y, un donativo en las escuelas de baile español.

© 2015 Roberto E. Guzmán

 

 

 

Descoñetarse – ventorrillo – electo (elegido)

DESCOÑETAR(SE)

Esta voz, al igual que muchas otras del español dominicano no está debidamente documentada en los diccionarios que se han elaborado. Ni siquiera está marcada como de uso en República Dominicana en el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias.

Una razón que quizá ha influido en esta ausencia de los diccionarios es que se la considera de muy mal gusto. Se piensa que está emparentada con la voz coño, que se disimula utilizando otra parecida a esta, coñete.

No hay que sorprenderse si se observa también que la palabra coñete no está documentada en los diccionarios del habla dominicana, a pesar de que se la emplea en el habla, con una significación diferente a la que le atribuyen los diccionarios de español general. Quizás el hecho de que no se registre coñete ha determinado que tampoco se inventaríe descoñetar.

El coñete de los diccionarios del español corriente significa “avaro, cicatero, mezquino”. En el país dominicano coñete es lo mismo que coño en cada uno de sus significaciones. Se recurre a esta voz (coñete) porque se la considera menos ofensiva que coño en cada una de sus acepciones.

El Diccionario de americanismos antes citado reconoce el uso del verbo descoñetar(se) en Puerto Rico y Venezuela. Los significados que se enumeran son, ‘golpear algo o a alguien hasta casi destruirlo’. ‘Herirse o hacerse daño una persona a consecuencia de un golpe’. En Venezuela es, ‘matar una persona a alguien’. ‘Morirse alguien’. ‘Arruinar moralmente a una persona’.

El verbo en estudio, en República Dominicana mantiene una acepción que no corresponde exactamente a las enunciadas para los dos países mentados. Descoñetarse puede ser “sufrir lesiones como consecuencia de un accidente, morir como consecuencia de este”.

Estar descoñetado, -a una cosa es: ‘Estar rota o defectuosa una cosa. Estar herida o maltratada físicamente una persona. Estar una persona cansada o sin ánimo’. Estas son las acepciones que reconoce el Diccionario del habla de Venezuela, de Núñez y Pérez (1994).

Una de las razones que puede aducirse para explicar la ausencia del coñete y descoñetar(se) en los diccionarios de habla dominicana es que esta voz se la considera de muy mal gusto, una voz tabú.

Algunas colecciones de voces vernáculas dominicanas elaborados en el pasado han evitado recoger cualquier palabra que pueda herir por su cariz procaz.

VENTORRILLO

Las primeras “ventas” extrañas al léxico con las que se tuvo contacto fueron las que mencionaba el Quijote. Estas obligaron al entonces estudiante (que esto escribe) a recurrir al diccionario para despejar las dudas, o más bien para aprender.

En el español peninsular un ventorro es una venta pequeña para hospedar a gente de paso. El ventorrillo es el diminutivo que designa un establecimiento pequeño donde se sirven comidas y bebidas y que frecuentemente se encuentra en la afueras de las ciudades o en las carreteras.

Este ventorrillo no se acomoda con el dominicano. El ventorrillo dominicano se encontraba a la vera de los caminos por conveniencia del comercio, porque el tránsito de personas lo exponía a mayores ventas, lo que es un asunto de visibilidad.

Hasta donde se recuerda, el ventorrillo dominicano no vendía alimentos preparados allí para ser consumidos en el mismo local. El ventorrillo dominicano vende ‘frutas, pan, víveres y hortalizas’. Así lo expresa el Diccionario de cultura y folklore dominicano de Paulino y Castro (2005).

Para que las personas que no han visto un ventorrillo se hagan una idea, el pan era solo el “pan sobao” envuelto en una gran funda plástica que cuelga; los dulces son criollos de los que tienen mucha azúcar que sirve en este caso para preservarlos, a esto hay que sumar las galletas del país. Una característica era que tenía un pequeño portal o una ventana que abría hacia arriba. El ventorrillo era más pequeño que la pulpería. La vida moderna con su “progreso” ha sacado del mercado los ventorrillos.

A esta breve enumeración puede añadirse el ‘expendio de cosas menudas: carbón, frutas, dulces, leña…’ Esa es la redacción que incluyó D. Emilio Rodríguez Demorizi en su Del vocabulario dominicano (1983) para el ventorrillo.

El ventorrillo dominicano está documentado desde los años en que D. Pedro Henríquez Ureña escribió acerca del español en Santo Domingo, quien lo hace de este modo: “tenducho, especialmente de productos criollos”.

“Esta palabra está en desuso”, eso afirma Orlando Inoa en el Diccionario de dominicanismos de su autoría (2010). La afirmación está avalada por los hechos; es una constante desde el año 1961 con la gran emigración del campo a la ciudad. Los ventorrillos dominicanos pertenecían a los campos y a los barrios más pobres de los pueblos.

Algo más que hay que destacar con respecto a la palabra ventorrillo es que como es larga, se oía que se referían a este como el “ventorro” aunque el hablante desconociera la existencia del último vocablo como uno independiente. Para el hablante de ese momento era un acortamiento de ventorrillo.

A pesar de que en algunos diccionarios utilizan el término “tienda” en la definición del ventorrillo, quien esto escribe preferiría definirlo como un “puesto de venta” por la precariedad del establecimiento y los pocos recursos invertidos, aún cuando tuviese carácter estable.

 

ELECTO – ELEGIDO

“Los defensores de las elecciones judiciales nos aseguran que los magistrados ELECTOS son más más (sic) “transparentes” que los jueces nombrados a dedo por un gobernador o una. . .”

Este tema de la diferencia entre electo y elegido lo han tratado otras personas, esto significa que no es nuevo. Si todavía hay quien cae en la trampa de no entender la diferencia entre los dos vocablos del título es porque es tozudo. O bien, porque no lee con intención de asimilar.

Muy sencillo, electo es ‘que ha sido elegido para un cargo pero todavía no ha tomado posesión de él’. Esa es la versión a que se contrae la única acepción del Gran diccionario de la lengua española de Larousse. Debe entenderse que electo deriva del participio latino electus y no debe utilizarse para formar los tiempos compuestos o la pasiva perifrástica de elegir.

La palabra elegido por su parte funciona tan pronto como adjetivo así como sustantivo. El diccionario panhispánico de dudas de la Asociación de Academias es muy claro en su redacción, escribe: ‘El participio verbal es elegido, única forma que debe utilizarse en la formación de los tiempos compuestos y de la pasiva perifrástica’.

La persona que ha sido elegida para una dignidad o cargo lleva con la elección un adjetivo que lo define. Desde el momento en que toma posesión de su cargo pasa a ser designado por el participio verbal en las conjugaciones.

Puede parecer poco flexible escribirlo, pero aquel que no sea capaz de retener esta diferencia no merece que se le permita escribir para un público lector. Si es alguien que lo expresa de modo verbal por medio de un medio de comunicación de masas, tampoco se merece que lo dejen hablar. Quienes se comportan de esta manera no entienden cuál es la responsabilidad social que tienen en su condición de comunicadores.

© 2015, Robert E. Guzmán.

 

 

 

 

 

 

 

Tayota – tranca – cochera

TAYOTA

La tayota es un fruto muy bien conocido de los dominicanos. Se come como legumbre, sobre todo después de hervido. La tayota del dominicano se conoce en otros países con el nombre de güisquil o chayote. En Guatemala le llaman huizquil. Al chayote se le conoce por derivación en México de tzapatli, espina, y ayotli, calabaza, es decir, calabaza espinosa. Este dato se saca del Diccionario de aztequismos de Luis Cabrera (1978). El DILE de la Real Academia recoge el origen del nombre del náhuatl chayutli.

Como sucede con muchas de las palabras del español dominicano, el nombre dominicano se asemeja al del español venezolano. En ese país llaman chayota a la ‘persona tonta, lerda, falta de iniciativa’, así está en el DILE.

En República Dominicana, además de servir para nombrar la planta y el fruto, también es adecuado el término para mentar a la “persona llorona”. Referido a una mujer es “falta de gracia y atractivo físico”. Hasta aquí llegan los diccionarios.

Una de las características de la tayota es que no tiene sabor propio, adquiere el sabor de lo que la acompaña. En ensaladas se la adereza con sal, vinagre y aceite de oliva en la cocina dominicana. Se la come fría. A veces se cuece con carne guisada en salsa de tomate.

La falta de sabor característico es tal que los dominicanos llaman a sus esposas tayotas o viceversa, dicen que la tayota es “mujer propia”. El padre de quien esto escribe por lo insípida de la fruta decía: “Da lo mismo llevar la tayota en el bolsillo que en el estómago”.

En Guatemala llaman de chayote al tonto o atontado. El güisquil es el mismo Sechium edule o tayota dominicana. Con el nombre recién utilizado, en Guatemala se denomina a la ‘prostituta barata’; así aparece en el Diccionario de voces usadas en Guatemala de J. Francisco Rubio (1982).

Además de las acepciones dominicanas antes mencionadas, el Diccionario del español dominicano (2013), trae el sustantivo tayota para la ‘persona poco entusiasta’.

Si se trae la voz tayota a estos comentarios acerca de la lengua no es solo para mentar las acepciones conocidas y registradas en los diccionarios antes citados. La razón principal es porque existe una acepción que no ha sido consignada en esos lexicones.

Se suele llamar tayota a la persona que no tiene “garra o ángel”. Se denomina así a la persona que no tiene fuerza de convicción o persuasión, que no tiene encanto. Es una persona que no produce entusiasmo. Se dice de la persona que no suscita sentimiento de admiración o interés, que no atrae, que carece de magnetismo, sin carisma. Un hombre así es entonces un tayota.

Se desea que en los diccionarios ulteriores a esta publicación se tome nota de lo expuesto en esta sección de estas apostillas al lenguaje, para incorporar esta acepción que a veces acompaña a algunas personas públicas, especialmente políticos.

 

TRANCA

“. . .una inesperada y copiosa precipitación en octubre pasado causó. . . largas TRANCAS en el tráfico. . .”

El vocablo del título se trae a estas reflexiones acerca del idioma dominicano para rescatar del olvido un uso ya salido del habla cotidiana para este, aunque figura aún en los diccionarios cuidadosos. Se enumerarán además algunas acepciones dominicanas y de otros países que no se consignan en los diccionarios del español internacional.

La tranca que se usaba antaño era un palo grueso y fuerte que servía para asegurar las puertas y ventanas por el lado interior. Ese es el que ha dado lugar a que en República Dominicana cuando se asegura una puerta se dice que se la tranca. Esto es, se la cierra bien, con llave u otro sistema.

En algunos países una tranca es una borrachera. En República Dominicana en las áreas rurales se utiliza la palabra del título para mencionar la ‘puerta rústica hecha de palos que impiden el paso a un terreno cercado’; esta es la definición del Diccionario del español dominicano, DED, (2013). Si mal no se recuerda estos palos se colocan en hileras en forma horizontal unos encima de otros o inclinados, que se sostienen entre, por lo menos, cuatro palos paralelos verticales en una empalizada o en una verja de palos y alambre de púas.

El diccionario mencionado más arriba consigna para tranca una segunda acepción ‘persona valiosa y competente’. Esa acepción es de uso frecuente entre los estudiantes para ponderar las cualidades, aptitudes y talento de los estudiantes. La tercera acepción es la equivalente al peso moneda nacional dominicana. Esta acepción la comparte con los cubanos, pues para estos es el ‘billete o moneda de un peso’. Así aparece en el Diccionario del español de Cuba de Haensch y Werner (2000). Acepción que no recoge el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias, DAA.

En el texto de la cita el vocablo “tranca” se usa en el sentido venezolano de ‘embotellamiento, retención de tráfico’. Esta es la caracterización que hace de la voz el Diccionario de regionalismos de la lengua española de Grosschmid y Echegoyen (1998). Esta definición está corroborada en el DAA citado más arriba de este modo: ‘congestión de vehículos’.

El Diccionario del español dominicano consigna una significación vulgar para tranca, que sin duda es de creación masculina, se trata de ‘pene’. Se afirma que la creó el vulgo masculino porque en la manera en que se define la tranca original aparecen términos que son apreciados como atributos de un pene, “grueso y fuerte”.

Las personas que son enviadas a los reclusorios, penitenciarías y correccionales, en República Dominicana se dice que “los mandan a trancar”. Ese verbo se usa para manda a la cárcel a alguien, sobre todo cuando la orden proviene de una autoridad, sea esta policial o del orden judicial. De aquí se deduce que el verbo equivale a “encerrar” incluso con el uso de la fuerza.

 

COCHERA

“Después arrastró el cadáver de la COCHERA a los botes de basura”.

Poco a poco el idioma se va actualizando. La velocidad de modernización del idioma es mucho más rápida que los reconocimientos de las autoridades que actúan con cautela.

Hace largo tiempo que los vehículos automotores en América se conocen con el nombre de automóviles, nombre que es un reconocimiento al sistema mecánico de propulsión. En el peor de los casos se les llama carros, más bien por influencia del inglés que por transferencia del español.

La palabra del título tiene relación con los coches de los españoles. El diccionario de la Real Academia ha modificado con el tiempo la definición de este vocablo, así como ha hecho con otros similares.

La última edición del lexicón madrileño asienta que coche es: ‘Automóvil destinado al transporte de personas. . .’ La cochera es: ‘El sitio donde se encierran los coches y autobuses’. En periódicos, revistas y libros de ediciones modernas en la redacción y selección del léxico se tiene en cuenta a quienes va dirigido el mensaje. La selección de palabras se hace de acuerdo con el destinatario, con la o las nacionalidades de los lectores.

La consideración con respecto del vocabulario se hace porque en la vastedad que cubre la lengua española, los léxicos varían y, sobre todo, las preferencias para denominar objetos, hechos y cosas.

Resulta hasta divertido leer reseñas periodísticas destinadas a un público latinoamericano, especialmente caribeño, en las que se usen términos como coche, cochera. Esto denota que no se ha hecho el ajuste necesario para agradar al lector. Además, muestra que el redactor mantiene apego a su dialecto.

© 2015 Roberto E. Guzmán

 

 

 

 

 

Totico – sinrazón (sin razón) – campana –

 

TOTICO

La mayoría de los lectores entienden que este es un diminutivo de toto, que es un vocablo tabú en el español dominicano. Esa voz  la comparten los dominicanos con los cubanos y los puertorriqueños. El término del título, totico, no tiene relación directa con el toto que es la vulva.

Por error algunos hablantes piensan que la voz toto del español dominicano significa vagina. No es esa última porque se refiere a la parte visible a simple vista, a la parte externa de los genitales de la mujer.

El totico que se trae en esta ocasión no tiene relación con el tamaño del toto, sino que retiene un significado especial. Conforme lo expresa el Diccionario del español dominicano, esta voz se aplica al ‘hombre que no tiene autoridad en su familia’. Es el hombre que no manda en su casa. Lo interesante en este caso es desentrañar cómo llega el diminutivo de la vulva de la mujer a aplicársele a un hombre que carece de su autoridad en su familia.

Aquí se opera lo que en las lenguas se conoce con el nombre de metáfora. Es un uso de la palabra en un sentido distinto al literal, aunque con alguna conexión con el sentido estricto. Se usa el vocablo en sentido figurado por la relación que existe entre el término concreto y la noción abstracta.

Por lo general quien no ejerce autoridad en una familia es la mujer. La mujer se identifica con el toto. Cuando el hombre es quien no tiene esa capacidad entonces se identifica en ese aspecto con la mujer y para destacarlo se hace con la designación de la parte genital externa de la mujer. Llamar totico a un hombre es una designación denigrante.

No cabe duda de que quien creó esta denominación fue un hombre. Esto deriva del hecho de que el hombre piensa que en efecto él es quien ejerce la autoridad en la familia. Él es “el pato macho” en ese núcleo. Cuando ese centro de decisiones se desplaza hacia la mujer entonces es el toto quien manda. No conforme con el nombre se utiliza un diminutivo vejatorio.

La metáfora se usa muchísimo en las lenguas. Esto así porque es el mecanismo mediante el cual se puede describir y percibir la noción abstracta mediante la similitud con algo concreto. La mayoría de las metáforas funcionan de lo concreto a lo abstracto.

El sexo masculino es el que manda. Cuando hay desplazamiento del centro de decisiones hacia la mujer entonces se encarna en el símbolo de la mujer que en este caso es la parte visible de una parte genital. Si el hombre pierde su autoridad, desde ese instante adquiere rasgos de mujer que se nombran en este caso por una parte muy femenina. Como consecuencia de lo anterior pierde el símbolo de su masculinidad y de la autoridad, los testículos.

Lo que se produce en el caso de esta metáfora es que hay un desplazamiento de la esfera original de la acción, de una persona a una parte de su anatomía, de un campo abstracto a uno concreto. Metáforas más elaboradas que estas son cultivadas con esmero por los poetas; para estos la metáfora es un recurso del pensamiento, un mecanismo que les permite llevar conceptos abstractos a más simples nociones en términos de objetos o cosas concretas.

En el caso concreto de la metáfora que ocurre “en el hombre totico”, la identificación que se realiza en la mente del hablante la identifica el oyente sin dificultad. La sustitución se hizo al reemplazar la expresión (autoridad) por una representación gráfica (testículos), que en este ejemplo del totico es la ausencia de aquellos.

 

SINRAZÓNSIN RAZÓN

Multitud de perseguidos por el hambre, las creencias, o las SIN RAZONES propias de la especie humana, huyen desconsolados en busca de esperanzas”.

Cuando una persona no tiene razón al actuar se dice y se escribe que ha hecho algo “sin razón”. En los casos en que esta falta de motivo se convierte en un sustantivo, entonces se torna en una sola palabra que muy bien puede ser el sujeto de una oración. Se convierte en lo que se habla en la oración, es decir, el predicado.

Una sinrazón es una acción injusta, que regularmente la comete alguien por exceso de poder o por el exceso de celo, como se sugiere en la oración reproducida más arriba. Es una acción en la que la lógica no es patente, hecha esta contra justicia y fuera de lo que se considera razonable o normalmente debido. Esta acción puede llegar a revestir en casos extremos las características de lo irracional.

Cuando se encuentran dadas algunas de las condiciones enumeradas más arriba, lo que procede que se haga es que escriba “sinrazón” en una sola palabra para tipificar la acción, para denominar la injusticia, el exceso de poder.

 

CAMPANA  

“Al escucharlo, como madre, me conmueve saber que hay pequeños pueblos aztecas olvidados donde niños con 9 años son utilizados como CAMPANAS por la mafia”.

La primera reacción al leer una oración como la que consta en la cita es de incredulidad. No logra entender el lector común cómo es eso de que utilicen como campanas a niños. Lo primero que uno se imagina es que se hace a manera de tortura; que las mafias los usan como badajos, golpeándolos contra algún material para que el último suene tal una campana.

Semejante crueldad es inimaginable, por lo tanto se recurre a los diccionarios. No basta en un caso como este con echar mano de un diccionario general, sino que hay que recurrir a uno de americanismos. Por suerte existe en la actualidad un diccionario de la calidad del Diccionario de americanismos, de la Asociación de Academias, que es de gran ayuda en casos de este género.

Llamar campana a estos niños es una metáfora, pues entre delincuentes así se llama al ‘centinela que vigila un lugar para dar inmediato aviso a los otros si alguien aparece inoportunamente’.

Once países de la América Hispana utilizan este nombre para la persona que se dedica a este menester. En Venezuela así se llama, ‘en un robo, persona que se encarga de avisar a sus compañeros en caso de alarma’. Tomado del Diccionario del habla actual de Venezuela (1994). En Uruguay definen al campana, ‘persona que vigila la llegada de alguien’ en un grupo que hace algo encubierto. Así lo tipifica el Diccionario del español del Uruguay (2012). El Diccionario de mexicanismos de la Academia Mexicana de la Lengua asienta para esta campana, ‘centinela que vigila un lugar para dar aviso inmediato a los otros si alguien aparece inoportunamente’.

La definición más completa la trae el Diccionario integral del español de la Argentina. Es ‘el delincuente que tiene la función de vigilar para avisar a sus cómplices en el caso de que alguien se acerque, mientras estos cometen su delito’. Es la ‘persona que vigila mientras otros hacen algo que se quiere mantener en secreto, para avisarles en el caso de que alguien se acerque’.

En Cuba, República Dominicana y Puerto Rico se llama campana al cacao sabanero. En esta vena de campana y avisos, en República Dominicana “campanazo, campanada” sirve para significar “aviso”. Esto lo consigna Emilio Rodríguez Demorizi en Del vocabulario dominicano (1983). Mediante este dato recogido por el último compilador, se nota que existe relación entre las campanas de los once países hispanoamericanos y la “campanada, campanazo” de la República Dominicana. Debe resaltarse que de los once países que se mencionaron antes para el uso de campana, ninguno de ellos se encuentra en las Antillas.

© 2015 Roberto E. Guzmán

 

 

 

Línea de mando – deshielo – engagement –

LÍNEA DE MANDO

“En 56 años de dictadura, el ejército ha tenido una LÍNEA DE MANDO sin quebrantos visibles (posible excepción el caso Ochoa) lo que expresa una estabilidad y fidelidad. . .”

Con mucha frecuencia los hablantes y en menor escala los escribientes crean sus propias locuciones, entre las cuales, unas son más afortunadas que otras. La gran velocidad que ha alcanzado el tráfico de las palabras en los últimos años, tanto las escritas como las habladas, ha acelerado el acceso a nuevos giros y expresiones.

En los últimos tiempos se ha observado crecer la cantidad de locuciones que utilizan al sustantivo “línea” como uno de sus elementos. De entre esas, algunas han tenido mayor fortuna que otras. Como sucede con muchas de las creaciones humanas, una gran parte de estas desaparecen al cabo del tiempo, por falta de uso.

En esta sección se analizará la fortuna probable de la expresión del título. Sobre todo se estudiará para saber si había necesidad de introducirla en este escrito y si tiene sentido que se la acepte. Antes de continuar ha de advertirse que las locuciones no tienen que ser razonables por necesidad para adquirir validez.

Hay líneas que son materiales y otras que son puramente entendidas por el ser humano. Algunas de las líneas tocan campos muy variados. En el militar, para mantenerse en el ejército del articulista, se refiere al frente y, hay otra que es la prolongación del eje del arma cuando se está dispuesto a disparar. Con lo que se acaba de citar se elimina la probabilidad de que se entienda fácilmente lo que trata de expresar el redactor.

Lo que trató de comunicar el analista de la cita fue el “escalafón” o el orden de sucesión de mandos en el ejército. En su oración pudo hasta colocar el vocablo “continuidad”, para que terminara “continuidad en el mando”. Como se sugirió más arriba pudo escribir también “sucesión de mandos”. Claro, hay “líneas generales”, pero no son de la milicia, sino con el sentido de, “de manera general”.

Esta línea caerá antes de llegar a su meta por falta de relación con lo perseguido en este ejemplo.

 

DESHIELO

“Hay quienes creen que el DESHIELO podría propiciar cambios en la vetusta dictadura. . .”

Hace ya largo tiempo que el deshielo se emplea ampliamente, sobre todo en el ámbito político internacional para referirse a las relaciones entre países o regímenes políticos.

Lo que llama la atención es que si se consultan los diccionarios estos solo traen referencia a derretimiento de lo que estaba helado o, a la temporada en que la nieve y el hielo se transforman en agua.

Hasta el DILE (Diccionario de la lengua española) de la Real Academia solo consigna lo que se mencionó más arriba, con la salvedad que añade que se utiliza en sentido figurado.

El Diccionario del español actual de Seco, Andrés y Ramos introduce una segunda acepción: ‘Relajación de la rigidez o dureza de un sistema político o de la tensión u hostilidad de una relación’. El Diccionario Clave de uso del español actual asienta también una segunda acepción para deshielo, que dice así: ‘Desaparición de la desconfianza o de la frialdad entre personas’.

Con la lectura de los dos conceptos para deshielo se detecta una restricción en cuanto al alcance de la noción en la acepción del diccionario Clave, pues este al final de su acepción escribe “entre personas”. El otro diccionario menciona el sistema político y añade al final la palabra “relación”. Este vocablo deja abierta la interpretación de que puede tratarse de disensiones entre personas también.

Por medio de la lectura de lo expuesto hasta aquí puede observarse que existe una tendencia a reconocerle una nueva acepción al término estudiado aquí. No sería una sorpresa si en la próxima edición del DILE se incluye una segunda acepción definida por la Real Academia. Lo recién mencionado adquiere fuerza si se piensa que este “deshielo” tiene ya un tiempo prudente en el uso, sobre todo en artículos de prensa internacional.

 

ENGAGEMENT

“Sencillamente en esta era de ENGAGEMENT con la dinastía de los Castro. . .”

La columnista colocó en su escrito esta voz francesa y la escribió en cursiva como corresponde hacerlo cuando se redacta en español.

Tal y como se ha expresado en otras ocasiones en estos escritos, cada vez que un escribiente de español recurre a una voz extranjera, lo que hace es que claudica. No hay tal explicación de que hay voces extrañas al español que no tienen una palabra o varias que le correspondan para traducir el concepto.

No es menos cierto también que voces que circulan en el ámbito internacional alcanzan tanta notoriedad que los lectores avisados pueden entender el sentido de estas.

Ahora bien, algunas voces como la del título poseen varias acepciones que varían de acuerdo con la lengua que las utiliza. En inglés usan engagement, voz que han aceptado sin modificación alguna, pero no reconocen todas las acepciones que la voz posee en francés; hay más, le han atribuido acepciones que solo existen en inglés.

Se examinarán aquí las acepciones de la lengua de origen de la voz, así como las equivalencias que existen en español y, algunos casos en los que hay que observar cautela para su uso.

En francés ofrecen como sinónimos de engagement,de acuerdo con el contexto, alianza, contrato, pacto, juramento, prenda, tratado, palabra comprometida, compromiso, contratación, enfrentamiento, apertura. En francés indica este sustantivo la acción de ligarse mediante una promesa o una convención.

En español se traduce la voz del francés por, empeño; alistamiento o enganche; ajuste, contrata, compromiso, obligación; aliento; fianza, hipoteca, contrato, inscripción; encuentro, refriega. En español cubre un campo más amplio que el reconocido por la lengua inglesa.

En el contexto de la cita pudo la columnista utilizar en español vocablos tales como, “negociaciones, tratativas, compromisos, conversaciones”. Valía que empleara “principio de conversaciones, compromisos de arreglos, comienzos de negociaciones, inicio de relaciones”.

En el punto de elegir una u otra de las palabras propuestas la selección depende de dónde desea la redactora colocar el acento. De la consideración que le merecen los encuentros entre las autoridades diplomáticas de los dos países. Pudo, si deseaba ser liberal o mantener una actitud positiva, escribir “apertura” para la etapa que se inició recientemente.

Antes de despedirse de esta voz del francés hay que recordar que el verbo que se encuentra en el origen de engagement, el verbo (s´)engager ha parido en español al escritor, “artista comprometido”, que se refiere a la actitud intelectual, la tendencia adoptada por el artista en la que este deja de ser un simple espectador para poner su arte al servicio de una causa.

© 2015 Roberto E. Guzmán

 

 

 

 

 

 

Línea de mando – deshielo – engagement –

LÍNEA DE MANDO

“En 56 años de dictadura, el ejército ha tenido una LÍNEA DE MANDO sin quebrantos visibles (posible excepción el caso Ochoa) lo que expresa una estabilidad y fidelidad. . .”

Con mucha frecuencia los hablantes y en menor escala los escribientes crean sus propias locuciones, entre las cuales, unas son más afortunadas que otras. La gran velocidad que ha alcanzado el tráfico de las palabras en los últimos años, tanto las escritas como las habladas, ha acelerado el acceso a nuevos giros y expresiones.

En los últimos tiempos se ha observado crecer la cantidad de locuciones que utilizan al sustantivo “línea” como uno de sus elementos. De entre esas, algunas han tenido mayor fortuna que otras. Como sucede con muchas de las creaciones humanas, una gran parte de estas desaparecen al cabo del tiempo, por falta de uso.

En esta sección se analizará la fortuna probable de la expresión del título. Sobre todo se estudiará para saber si había necesidad de introducirla en este escrito; y, si tiene sentido que se la acepte. Antes de continuar ha de advertirse que las locuciones no tienen que ser razonables por necesidad para adquirir validez.

Hay líneas que son materiales y otras que son puramente entendidas por el ser humano. Algunas de las líneas tocan campos muy variados. En el militar, para mantenerse en el ejército del articulista, se refiere al frente y, hay otra que es la prolongación del eje del arma cuando se está dispuesto a disparar. Con lo que se acaba de citar se elimina la probabilidad de que se entienda fácilmente lo que trata de expresar el redactor.

Lo que trató de comunicar el analista de la cita fue el “escalafón” o el orden de sucesión de mandos en el ejército. En su oración pudo hasta colocar el vocablo “continuidad”, para que terminara “continuidad en el mando”. Como se sugirió más arriba pudo escribir también “sucesión de mandos”. Claro, hay “líneas generales”, pero no son de la milicia, sino con el sentido de, “de manera general”.

Esta línea caerá antes de llegar a su meta por falta de relación con lo perseguido en este ejemplo.

 

DESHIELO

“Hay quienes creen que el DESHIELO podría propiciar cambios en la vetusta dictadura. . .”

Hace ya largo tiempo que el deshielo se emplea ampliamente, sobre todo en el ámbito político internacional para referirse a las relaciones entre países o regímenes políticos.

Lo que llama la atención es que si se consultan los diccionarios estos solo traen referencia a derretimiento de lo que estaba helado o, a la temporada en que la nieve y el hielo se transforman en agua.

Hasta el DILE, Diccionario de la lengua española, de la Real Academia solo consigna lo que se mencionó más arriba, con la salvedad que añade que se utiliza en sentido figurado.

El Diccionario del español actual de Seco, Andrés y Ramos introduce una segunda acepción: ‘Relajación de la rigidez o dureza de un sistema político o de la tensión u hostilidad de una relación’. El Diccionario Clave de uso del español actual, asienta también una segunda acepción para deshielo, que dice así: ‘Desaparición de la desconfianza o de la frialdad entre personas’.

Con la lectura de los dos conceptos para deshielo se detecta una restricción en cuanto al alcance de la noción en la acepción del diccionario Clave, pues este al final de su acepción escribe “entre personas”. El otro diccionario menciona el sistema político y añade al final la palabra “relación”. Este vocablo deja abierta la interpretación de que puede tratarse de disensiones entre personas también.

Por medio de la lectura de lo expuesto hasta aquí puede observarse que existe una tendencia a reconocerle una nueva acepción al término estudiado aquí. No sería una sorpresa si en la próxima edición del DILE se incluye una segunda acepción definida por la Real Academia. Lo recién mencionado adquiere fuerza si se piensa que este “deshielo” tiene ya un tiempo prudente en el uso, sobre todo en artículos de prensa internacional.

 

ENGAGEMENT

“Sencillamente en esta era de ENGAGEMENT con la dinastía de los Castro. . .”

La columnista colocó en su escrito esta voz francesa y la escribió en cursiva como corresponde hacerlo cuando se redacta en español.

Tal y como se ha expresado en otras ocasiones en estos escritos, cada vez que un escribiente de español recurre a una voz extranjera, lo que hace es que claudica. No hay tal explicación de que hay voces extrañas al español que no tienen una palabra o varias que le correspondan para traducir el concepto.

No es menos cierto también que voces que circulan en el ámbito internacional alcanzan tanta notoriedad que los lectores avisados pueden entender el sentido de estas.

Ahora bien, algunas voces como la del título poseen varias acepciones que varían de acuerdo con la lengua que las utiliza. En inglés usan engagement, voz que han aceptado sin modificación alguna, pero no reconocen todas las acepciones que la voz posee en francés; hay más, le han atribuido acepciones que solo existen en inglés.

Se examinarán aquí las acepciones de la lengua de origen de la voz, así como las equivalencias que existen en español y, algunos casos en los que hay que observar cautela para su uso.

En francés ofrecen como sinónimos de engagement,de acuerdo con el contexto, alianza, contrato, pacto, juramento, prenda, tratado, palabra comprometida, compromiso, contratación, enfrentamiento, apertura. En francés indica este sustantivo la acción de ligarse mediante una promesa o una convención.

En español se traduce la voz del francés por, empeño; alistamiento o enganche; ajuste, contrata, compromiso, obligación; aliento; fianza, hipoteca, contrato, inscripción; encuentro, refriega. En español cubre un campo más amplio que el reconocido por la lengua inglesa.

En el contexto de la cita pudo la columnista utilizar en español vocablos tales como, “negociaciones, tratativas, compromisos, conversaciones”. Valía que empleara “principio de conversaciones, compromisos de arreglos, comienzos de negociaciones, inicio de relaciones”.

En el punto de elegir una u otra de las palabras propuestas la selección depende de dónde desea la redactora colocar el acento. De la consideración que le merecen los encuentros entre las autoridades diplomáticas de los dos países. Pudo, si deseaba ser liberal o mantener una actitud positiva, escribir “apertura” para la etapa que se inició recientemente.

Antes de despedirse de esta voz del francés hay que recordar que el verbo que se encuentra en el origen de engagement, el verbo (s´)engager ha parido en español al escritor, “artista comprometido”, que se refiere a la actitud intelectual, la tendencia adoptada por el artista en la que este deja de ser un simple espectador para poner su arte al servicio de una causa.

© 2015, Roberto E. Guzmán

 

 

 

 

 

 

 

Ser un sin ajuste – sacarnos las castañas al fuego – dado que (dado *a que) – estándar

SER UN SIN AJUSTE

Todavía puede recordarse el uso en el español dominicano, en tiempos idos ya, de la frase que consta en el título de esta sección. Ha de retenerse que la expresión del título, “(ser) un sin ajuste”, se dice de una persona.

Para beneficio de los lectores, la exposición de este asunto se hará de la manera siguiente. En la primera parte se examinarán las acepciones reconocidas de “ajuste”. Luego se estudiarán las que pertenecen al español dominicano que ya han logrado reconocimiento en los diccionarios. Al final se dilucidará el significado que tiene este “sin ajuste” en el habla dominicana.

Para llegar a ajuste necesariamente hay que pasar por ajustar. Del verbo solo se retendrán las acepciones pertinentes al propósito de lo tratado en esta sección.

El verbo ajustar tiene entre otras significaciones las que siguen: conformar, concertar; acomodar, de suerte que no haya discrepancia entre las partes, cConciliar, componer. El concepto de ajuste en el español internacional es un acuerdo o, la acción de ajustar o ajustarse. Esa acción retrotrae el ajuste al verbo ajustar.

El ajuste dominicano más conocido es el que corresponde a la  “buena apariencia y cuadre”. Ahora bien, el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española recoge a “sin ajuste” en tanto locución adjetiva, para referido a persona, ‘desordenada, desgarbada’.

En el habla dominicana de los recuerdos, se oía utilizar la locución con un significado diferente al consignado en el recién mencionado diccionario.

Un “sin ajuste” era una persona que no se ajustaba a las costumbres de la sociedad, una persona “sin componte”; esto es, que no se ponía de acuerdo con las normas de la sociedad de su momento. No conciliaba su conducta con las reglas de la moral, de las buenas costumbres.

Es posible que otros hablantes de español dominicano, sobre todo los menos jóvenes, sean capaces de recordar este uso de la expresión. Naturalmente, esto no constituía una alabanza, más bien se utilizaba con una nota despectiva.

 

SACARNOS LAS CASTAÑAS AL FUEGO

“. . .no esperes que algún poder extranjero vaya a sacarnos las castañas AL fuego”.

La mayoría de las faltas y errores que se encuentran en los periódicos son el resultado de fallas en la atención del escritor. Muchas ocurren como resultado de las distracciones durante la elaboración del escrito. Otras resultan de la velocidad mantenida durante el período de redacción.

Los periodistas profesionales casi siempre elaboran sus trabajos apremiados por el tiempo. No obstante eso, en quienes con mayor frecuencia se detectan los errores son los columnistas colaboradores que no son necesariamente periodistas de profesión.

El autor de esta columna piensa que en gran medida las pifias se deben a la poca consideración en cuanto a tiempo que le dedican los autores a lo que escriben; de allí que produzcan con gazapos.

En otras ocasiones, las diferencias con respecto del español culto que se descubren, son provocadas por las disensiones entre los diferentes dialectos y las particularidades nacionales del español del escribiente. A veces también, el automatismo traiciona al autor de las líneas torcidas que aparecen en los medios de comunicación.

La frase muy conocida en el español general es “sacar (retirar) las castañas del fuego”. La frase que colocó el analista de asuntos internacionales tiene solución si se redacta de modo diferente, como por ejemplo, “ir al fuego a sacar (a retirar) las castañas”. No es la frase consagrada por el uso, pero transmite el mensaje.

Algunas frases establecidas por el uso inveterado adquieren su fuerza expresiva precisamente por la repetición continuada a través del tiempo. Si algo se cambia en el seno de la frase, eso puede desvirtuar el impacto de esta. La frase pudo ser, “. . .no esperes que algún extranjero vaya al fuego a sacarnos las castañas”. El inconveniente con esta versión es que quien ejecuta la acción “va al fuego” a retirar las castañas. Queda mejor servido el propósito de la frase si se conserva lo establecido con retirar las castañas del fuego.

La frase reconocida tiene tanto arraigo entre los hablantes que a pesar del trastrueque de palabras en la cita, el lector recompone el significado al leer lo que escribió el analista de sucesos internacionales. Esto, claro, no exime de responsabilidad al redactor.

En beneficio del columnista puede abonarse que el sujeto que retira las castañas del fuego se acerca (va) al fuego para ejecutar la acción de retirarlas.

 

DADO QUE – DADO *A QUE

“. . .convertirse en inversiones concretas, incluso en el largo plazo, DADO A QUE son muchos los proyectos para desarrollar la faja que llevan años paralizados. . .”

De la presentación del título puede deducirse lo que se arguye en esta sección. De las dos partes del título, la primera es la que ha impuesto el uso y que ha sido aceptada por los cultores del buen decir y mejor escribir. La segunda parte del título con una preposición entre los dos elementos de la locución no es del agrado de la normativa.

“Dado que” es una locución conjuntiva que si se hace seguir de un verbo en indicativo equivale a, “puesto que”. Si esta locución la sigue un verbo en subjuntivo, entonces significa “si, o en el caso de que”. La locución utilizada de esta forma es de muy poco uso en la actualidad.

Es incorrecto colocar cualquier preposición que esta sea entre los dos elementos de la locución “dado que”.

 

ESTÁNDAR

“. . .también características de seguridad para el conductor como alerta de colisión frontal, advertencia de cambio de carril y una cámara de visión trasera ESTÁNDAR”.

La palabra del título es la adaptación al español de una voz del inglés muy parecida a esta, standard. El uso impuso en español el empleo de estándar que debe considerarse un vocablo del español internacional por lo profuso de su utilización.

A pesar de la integración de la voz inglesa, no se adaptó con todos los significados que posee en inglés. Solo se le reconocen a esta  las siguientes: tipo, modelo, norma, patrón, referencia y nivel. Puede desempeñar las funciones de adjetivo o de sustantivo.

Como puede darse cuenta quien lea las acepciones, ninguna de ellas significa que la cámara de visión trasera forme parte de los accesorios suministrados por el fabricante en todos los modelos. En inglés lo que el fabricante suministra en todos los modelos, sin distinción y sin necesidad de especificarlo, es lo que se considera standard.

En República Dominicana en tiempos ya olvidados se llamaba “estándar” al vehículo de cambios manuales, es decir, el que no era o es automático; que trae sistema de embrague a voluntad,  y no un sistema de transmisión automática; esto es, sin caja de velocidades automática. No es o era el estándar un vehículo que cambiaba de velocidades (marchas) por sí mismo.

El standard del inglés además de todo lo anterior también sirve para mencionar los aditamentos que los fabricantes colocan en sus diversos modelos sin necesidad de que se las pidan los compradores. Eso que forma parte de lo normal, sin pedido especial del consumidor.

© 2015 Robert E. Guzmán