TOTAZO
“Por una votación de 3 a 2, el oscuro grupo que regula los monopolios como FPL eliminó de un ‘TOTAZO’, y por los próximos cinco años, los programas para promover eficiencia. . .”
No hay que sorprenderse, ni tampoco hay lugar a que alguien se ofenda. Esta voz del título es internacional. Se la conoce en varios países de la Hispanoamérica. La terminación -azo evoca muy bien una parte de su significado. El estudio de este vocablo con mención de sus significados y los países donde se usa se hará más abajo.
Lo primero que hay que dejar claro en este examen es que quien estos comentarios escribe piensa que la palabra totazo tiene relación con su pariente peninsular “tortazo”. Pensándolo bien, es una pena, porque hubiese sido más interesante su estudio si hubiésemos podido llevarlo al campo de toto y tota, mas no es real.
La torta de los dominicanos puede ser dulce o amarga. La diferencia entre una y otra la pone el azúcar que se le añade a esa torta. Los cibaeños aún mantienen vigente el vocablo torta en su vocabulario contemporáneo. En “la capital” llaman arepa este producto culinario.
Un totazo en principio es un golpe fuerte. Así consta en todos los diccionarios de americanismos. Es una voz vigente en República Dominicana, Cuba, Colombia y Venezuela.
La significación se trasladó del golpe a la acción; es decir, de aquel (el golpe), a la violencia o rapidez con que se ejecuta la acción que es una característica de esta. De esa traslación da testimonio la cita que aparece en cabeza de este escrito. En algunas ocasiones el totazo pone su mayor resalte en la singularidad de la acción que así se describe. Es una acción que se hace de una sola vez, con rapidez. Este concepto está confirmado por el P. Tobón en Colombianismos (1953) cuando escribe: “Del totazo: De un solo golpe; totalmente”.
El totazo venezolano tiene larga vida. Desde los tiempos de D. Ángel Rosenblat, quien lo documenta en los Andes venezolanos, pero este autor parece sugerir que deriva de “una piedra pequeña con pólvora o materia explosiva que los muchachos tiran al suelo para producir un estallido”. Así consta en Buenas y malas palabras (4ª. edición, 1974).
El Dr. Segundo Barroeta, médico venezolano, en su Diccionario de términos iberoamericanos (1996), define el totazo como ‘golpe, choque, encontronazo’. Este investigador consigna que en Cuba es ‘coscorrón’. Más precisión acerca de las características del totazo venezolano trae el Diccionario del habla de Venezuela (1994), que en su definición lo caracteriza de este modo: ‘Golpe dado con la mano o el antebrazo’.
Enseguida se lee esta acepción causa extrañeza que se propine con el antebrazo. Esto así, porque por lo general el totazo que da una persona a otra es en la cara. Cuando el totazo es la consecuencia de un accidente, como una caída, entonces es diferente, puede ser en cualquier parte del cuerpo.
El totazo dominicano de acuerdo con lo asentado en el Diccionario del español dominicano (2013), es simplemente un ‘golpe fuerte’. Este concepto debe aceptarse porque se reduce a lo esencial, no entra en detalles, no se presta para controversias.
El totazo moderno no aparece ya en los diccionarios de cubanismos. Esto es digno de mención porque más arriba se citaron fuentes que indicaban su presencia en esa isla. Todavía en el año 1997 el Diccionario de regionalismos de la lengua española incluía el totazo cubano como coscorrón y cabezazo. Esa obra registra para la voz examinada que en Colombia es ‘reventón, estallido’. Por primera vez aparece Honduras mencionado, país en el cual es ‘garrotazo’.
El Diccionario de americanismos (2010) de la Asociación de Academias solo reconoce el totazo para Colombia y Venezuela. La redacción es: ‘Golpe fuerte que recibe una persona al caerse o chocarse con algo, o el que se da con la mano’.
Este totazo ha trascendido sus límites naturales y ha llegado a representar situaciones en las que el golpe es moral o inmaterial. Ejemplo de este es el “gacetazo”, que fue un totazo. Los dominicanos en tanto buenos hablantes del español hispanoamericano han introducido otro totazo que deriva de la voz toto/tota. Para buenos entendedores pocas palabras bastan. Esa es harina de otro costal.
El sufijo -azo que está presente en la voz examinada es un aumentativo en español que se añade a los sustantivos. En general es un aumentativo físico, pero así mismo puede usarse para despectivos, así funciona en “ladronazo”. Este sufijo tiene un femenino que es -aza. Este aumentativo puede dar lugar a ponderativos, ejemplo de ese es “cantantazo”.
DEMANDAR – REQUERIR
“La democracia DEMANDA un arduo trabajo, y todos nos beneficiamos de la solidaridad. . .”
Por medio del título el lector puede colegir que se tratarán las dos palabras en esta sección. En lugar del verbo “demandar” en la oración copiada, se argüirá que el vocablo adecuado en este contexto era del verbo “requerir”. Además, se explicará de dónde procede el empleo que se ha hecho de demandar en este caso.
El verbo demandar posee acepciones bien asentadas a través del tiempo. Esencialmente es, pedir, rogar. Preguntar. Hacer cargo de algo. Entablar demanda. En resumen esas son las principales y más usadas. La mayoría de los diccionarios de español internacional están de acuerdo con esas acepciones.
En el párrafo inmediatamente anterior a este se escribió “la mayoría de los diccionarios”, porque en el Diccionario integral del español de la Argentina (2008), la segunda acepción es así: ‘Referido a una cosa, exigir que se le dedique algo, en especial esfuerzo o tiempo’.
Una vez terminada la lectura de este significado, no queda duda acerca del uso que se ha hecho del verbo en la cita. Este valor que le es reconocido a este verbo en Argentina puede provenir de varias fuentes. Hay que tener en cuenta que los argentinos tradicionalmente han sido muy independientes en cuanto a su español. Hay que reconocerles el derecho que tienen a reivindicar este uso.
En inglés la voz demand en tanto sustantivo tiene una acepción que es “la necesidad en trabajo, tiempo o gasto que se precisa para realizar algo”. Además posee otras no mencionadas aquí. En francés, el verbo demander en tanto se trate de realizar con éxito algo es, “necesitar, reclamar, exigir, requerir”. Esto solo en cuanto compete para los fines de esta exposición. En portugués, para los fines de lo expuesto aquí es, “tener necesidad de; precisar de; necesitar”. Sin enumerar aquí las demás acepciones que no vienen al caso. Basta con expresar que en italiano ocurre otro tanto; el campo semántico es más amplio que en español.
En resumidas cuentas, si se escribe para un público argentino es legítimo que se utilice el verbo del modo en que se ha hecho en la cita. Si se desea evitar carga mayor a los lectores, en el ámbito internacional es mejor evitar este empleo y recurrir al verbo requerir u otro equivalente de los que se han citado más arriba.
Ya en el año 1997, el Diccionario de regionalismos de la lengua española asentaba que el verbo demandar en América era ‘requerir, necesitar’. Quizás esta obra se excedió en la generalización. Es posible que haya pecado por falta de precisión.
© 2015 Roberto E. Guzmán