Sopa de tildes: segundo plato
La semana pasada nos dimos, en buen dominicano, una hartura de tildes. Hoy vamos a plantarles cara a las que aparecen hasta en la sopa. Nunca sobra recordar que en español los monosílabos no llevan acento ortográfico, salvo en contadísimas excepciones. Desterremos de una vez por todas la tilde de la fe, de dios, de los pies y de muchas formas verbales monosílabas que la sufren con paciencia: fui, fue, vi, di.