Los prefijos

Los prefijos son partículas o palabras,  generalmente de origen griego o latino1 ,  que se agregan al inicio de otras palabras para formar palabras nuevas. Así, por ejemplo, cuando le añadimos la partícula “co” a la palabra “propietario”, formamos una nueva palabra: “copropietario”; cuando juntamos “super” con “visión”,  se produce el vocablo “supervisión”; cuando unimos “a” con “moral”, armamos el nuevo término “amoral”; y de manera muy apropiada, cuando acercamos “pre” a “fijo”, componemos la palabra “prefijo”. Las palabras creadas con prefijos, llamadas “palabras prefijadas”, suelen tener, como en los cuatro casos señalados, un significado distinto al de la palabra original o “raíz”.

En contra de versus

Para el hablante culto dominicano de hoy en día, el latinismo espurio  “versus”y sus abreviaturas “vs.”,  “v.” y “Vs.” son sinónimos de  “contra”. Hace unos veinte años solíamos tropezarnos con “vs.” sólo en las páginas deportivas (“Águilas vs. Licey”, “Mano de Piedra Durán vs. Sugar Ray Leonard”); en la actualidad, la abreviatura ya ha conquistado al editorialista, a las plumas excelsas de los articulistas de los periódicos nacionales y de las revistas profesionales, y hasta a nuestra Suprema Corte de Justicia, cuyos Boletines Judiciales vienen encabezados de un sumario o índice general en donde todos los pleitos se abrevian de esta manera: “Fulano de Tal Vs. Mengano de Tal.” La preposición castiza “contra” y su sencillísima abreviatura “c.” son ya, a los ojos de nuestra “intelligentsia”, vocablos archivulgares e indignos de ser utilizados en público; “versus”, en contra, es muestra instantánea tanto de erudición como de clase.

De la redacción de textos legislativos

En una sociedad democrática, las leyes, por su naturaleza, deben ser redactadas en un lenguaje conciso, preciso, gramaticalmente correcto y comprensible, no sólo para los abogados y los jueces, sino para todos.

Género no es lo mismo que sexo

«Sexo» tienen las personas, los animales y algunas plantas, mientras que «género» sólo lo tienen las palabras.
Leer más

El anteproyecto de ley de procedimiento constitucional

En una sociedad democrática, las leyes, por su naturaleza, deben ser redactadas en un lenguaje conciso, preciso, gramaticalmente correcto y comprensible, no sólo para los abogados y los jueces, sino para todos.

Las olimpíadas de ¿Pekín o Beijing?

Fui un espectador apasionado de las XXIX Olimpíadas celebradas recientemente en China. Vi con ojos humedecidos como mi compañero de bufete de más de veinticinco años, mi  «hermano» menor Rubén J. García, eterno protector del boxeo, desfilaba como delegado en la ceremonia de apertura a un metro detrás de la bandera tricolor. Celebré las medallas de Yulis Gabriel Mercedes (plata en taekwondo) y de Félix Díaz Guzmán (oro en boxeo) como mías, llorando de emoción. Lamenté nuestras derrotas con empatía, evocando mis fracasos de hace más de cuatro décadas, cuando competía como corredor de fondo (que quiere decir de larga distancia) con mucho más entusiasmo que velocidad. En fin, fueron dieciséis días de espectáculo sin igual que disfruté plenamente, salvo por un detalle -el proverbial pelo en la sopa- que ocurrió no en China, sino aquí mismo: la pésima narración de los juegos en televisión.

“Hombres trabajando" y otros gerundios

Regresaba de Santo Domingo a Santiago por la autopista Duarte muy de noche cuando alcancé a ver en la distancia dos letreros que decían “Hombres Trabajando”. Miré a mi alrededor y no vi a nadie, como era de esperar casi al filo de la medianoche. Pronto me encontré con un desvío en la carretera y reduje velocidad. Vislumbro, de repente, un objeto denso y oscuro  a  pocos metros, que resulta ser un carro de la policía que transita con las luces apagadas. Luego del frenazo y de las maldiciones, logro serenarme y empiezo a reflexionar sobre el estado de mi país donde a diario suceden cosas así. Me pregunto qué podría hacer yo para mejorar la situación, y luego de larguísimas divagaciones,  ya llegando a casa, concluyo –por enésima vez– que como no tengo ni el temperamento ni el talento ni la vocación para la vida pública, debo seguir concentrado en las pequeñas cosas, en cultivar, como Cándido, mi jardincito. Así, en vez de criticar la desorganización e irresponsabilidad seculares de nuestras instituciones –algo que muchos han hecho sin consecuencias de consideración–, dedico esta columna a denunciar un gerundio mal usado y atroz.

El estilo llano: la selección de la palabra adecuada

Si lo que quiere el escritor es que se le entienda con facilidad, lo natural es que use palabras llanas y que elimine las innecesarias.  Los vocablos complicados y las expresiones superfluas oscurecen el mensaje y alejan al lector. Compare estas dos oraciones:

Brevísima historia del estilo llano

En mi última columna introduje el tema del estilo llano1  en la escritura y señalé que se había desarrollado un movimiento mundial a su favor, particularmente en lo que concierne a documentos gubernamentales. Se ha entendido que todo ciudadano tiene el derecho de recibir de sus autoridades información clara y objetiva para hacer efectivos sus derechos y cumplir con sus obligaciones2.   Ese ideal sólo puede concretarse con el uso en todos los documentos que emanen de los diversos entes estatales de un estilo llano y accesible, orientado a las necesidades de información de todos los públicos, muy especialmente en países como nuestra República Dominicana, donde la educación del ciudadano promedio no pasa del nivel de la escuela primaria.

El estilo llano

Suprimir toda palabra inútil. Simplicar la frase. Simplificar la idea. Suprimir, suprimir. Esta es la fórmula para escribir bien…” Noel Clarasó.
Leer más