Tragos largos – arrogar (abrogar) – impedimenta (impedimento) – tumbao – proporciones bíblicas – protector (protectivo)

TRAGOS LARGOS

En la República Dominicana un trago es una copa de bebida alcohólica. Es también la bebida alcohólica en sí misma. Entre dominicanos “darse unos tragos” equivale a tomarse unas copas de bebidas alcohólicas.

Como en otros países de la América Hispana, en República Dominicana conocen del trago corto que es la bebida alcohólica que se sirve en vaso pequeño, eso que en la jerga de los bebedores también recibe el nombre de directo al hígado, el último hace falta que se documente.

No menos conocido es el “trago largo” que es la bebida alcohólica que se sirve en vaso alto, eso que los dominicanos llaman de “vaso grande”. Todos estos tragos están debidamente documentados en el Diccionario del español dominicano, 2013.

Existe una situación en la que los dominicanos emplean una expresión para referirse a la ingestión de grandes cantidades de bebidas alcohólicas: darse unos tragos largos.

Ha de resaltarse de inmediato que la expresión recién mencionada utiliza el adjetivo largo que es una medida principalmente de longitud, pero que también significa “en abundancia”. Hay que destacar además que en la expresión traída se recurre al verbo “dar” con la diferencia de que la acción practicada o ejecutada recae sobre el sujeto mismo de ella: darse.

Una característica más acerca de la expresión es que en ella no se utilizan los verbos corrientes para la acción de ingerir bebidas, como beber, tomar, sino en su lugar el verbo dar.

Cuando la acción de tomarse los tragos tiene larga duración los dominicanos dicen meterse en unos tragos largos. Este “meterse” debe tomarse en el sentido de “dedicarse a” o “emplear su tiempo en”.

Los dominicanos conocen el “trago del estribo”, así como el “trago de carretero”. El primero es el último trago que se toma antes de abandonar un lugar; y el segundo es uno de gran cantidad para que dure largo tiempo.

No sería motivo de extrañeza si después de leer esta sección las personas que esto hacen perciben un tufo a alcohol.

 

ARROGAR – ABROGAR

«Además, le ABROGA el derecho único a los palestinos de declarar la validez de las negociaciones. . .”

Todavía quien redacta estas notas acerca del idioma no ha logrado penetrar el secreto que hace que muchas personas hispanohablantes incurran en el error de confundir los dos verbos del título.

La única explicación que se presenta como valedera es que quienes tropiezan con el escollo lo hacen por ligereza o descuido. Por sus significados los verbos sometidos a estudio en esta sección se distancian mucho: el contenido semántico es muy disímil como se leerá más abajo.

Abrogar es invalidar una ley o disposición que estaba en vigor hasta ese momento, es abolir o dejar sin efecto esas medidas.

Arrogar es tomar, adoptar para sí una facultad o un derecho indebidamente, adjudicarse o apropiarse de modo indebido cosas inmateriales, derechos u honores. Escribe el DUE, es “atribuirse la cosa de que se trata sin más razón que la propia voluntad”.

Una vez examinados los dos significados queda por dilucidar si en la redacción del articulista cabe uno de estos dos verbos. El buen sentido de la lengua indica que la noción del verbo abrogar o del verbo arrogar excluye estos verbos de la frase.

En lugar de los dos verbos del título lo que encuentra lugar aquí es el verbo asistir, en el sentido en que lo entiende la RAE: “Dicho de la razón, del derecho, etc.: Estar de parte de alguien”.

Si para la primera confusión no había explicación posible, para la que se señaló al final, entre los verbos abrogar y asistir, hay menos explicación aún.

 

IMPEDIMENTA – IMPEDIMENTO

“Aparecen IMPEDIMENTAS inadvertidas, porque a los tiburones que controlan el pastel no les cuadran las cuentas”.

Impedimenta es una voz latina, es el sustantivo plural de impedimentum. Conforme con lo que asienta el Gran diccionario Larousse de la lengua española, impedimenta es la “carga o bagaje que dificulta los movimientos o la marcha de una persona o de un ejército”.

Si se toma al pié de la letra esto se aplica solo a movimientos o marchas de personas o ejércitos. Es una voz con sentido restringido, para personas o ejércitos, aunque podría aceptarse que se llevase a otras actividades. Esta “carga o bagaje” no es otra cosa que el “equipo” que lleva el ejército, o que acarrea la persona. Aplicado a una persona es literalmente: carga o bagaje.

Ahora bien, para qué echar mano de una voz latina cuando en español existen tantas palabras que son capaces de transmitir el mensaje de modo más cabal.

Lo que se estila es utilizar “impedimento” que es un obstáculo, embarazo o estorbo que impide o  dificulta la realización de una cosa. Se echa de ver que el impedimento es más general. No es “carga o bagaje” que dificulta “los movimientos o la marcha” de una persona o ejército.

Lo que ocurrió en este ejemplo es algo que acontece con frecuencia cuando se trata de refinar en demasía el lenguaje y se introducen voces ajenas a la lengua corriente. El apego a los vocablos bien conocidos y mejor escogidos lleva siempre el mensaje con claridad, exactitud.

 

TUMBAO

“Con sus diferentes grados de riqueza, notoriedad, seso y sexo, algunos intelectuales y artistas de ambas orillas se han montado un TUMBAO de la neutralidad. . .”

No hay que mostrar extrañeza si en algunos momentos del habla una persona cuela una voz que pertenece a su dialecto nacional. En menores ocasiones se da el caso en que llega hasta ese extremo un escritor que redacta.

En última instancia, en algunas oportunidades no hay palabra alguna que represente mejor un pensamiento que un vocablo que pertenece al habla coloquial. En otros momentos de la escritura, el escribiente prefiere omitir el verbo y utilizar una voz que identifique el hecho cabalmente.

Con apego a los usos establecidos, en el artículo del que se tomó esta cita la palabra tumbao aparecía escrita con relieve. Esa es la forma esperada en que debe escribirse una voz que pertenece al habla coloquial de un pueblo.

Tumbado (tumbao) es un modo de caminar. Este vocablo no soporta solo una acepción en el léxico cubano. Varias otras acepciones adornan este término: estado de ebriedad. Llegar a conocer bien una  persona, sobre todo sus inclinaciones y reacciones para evitarse problemas.  Adquirir el conocimiento o la habilidad para saber cómo funciona o se realiza un acto determinado. Todas las anteriores son significaciones del “tumbao” en el habla cubana.

Una de las últimas acepciones añadidas al tumbao es que se entiende por “engaño” o por “trabajo fácil”. Como sucede con frecuencia, existe un diminutivo añadido al término original: tumbaíto que equivale a familiarizarse con algo o alguien.

En Puerto Rico conocen un “tumbao plenero” que corresponde al movimiento ladeado que se hace al bailar la plena.

Llegado a este punto de la exposición acerca de este tema, puede mencionarse la canción que menciona el “tumbao” del  personaje de la navaja que se desplaza en medio de la selva de cemento.

A veces, las más celebradas, hay que congratularse de que algunos escribientes echen mano de voces de este tipo para mantenerlas en el vocabulario activo de los hispanohablantes de la América Hispana como corresponde.

 

PROPORCIONES BÍBLICAS      

“Se refiere generalmente al fin del mundo mediante una serie de catástrofes. Una catástrofe de PROPORCIONES BÍBLICAS es lo que se está fraguando en. . . ”

Aquí el asunto se reduce a valorar cuál es la proporción de lo “bíblico”. Es dilucidar si lo que es bíblico es de proporciones tremendas. No puede negarse que en ese libro, la Biblia, hay pasajes que son tremendistas, pero ello no significa que todo o la mayoría de lo que está en la Biblia, sea de proporciones apocalípticas. Se impone aquí que se vuelva al origen del asunto para despojar la calificación “proporciones bíblicas” de cualquier interpretación aviesa.

Tremendo es lo que causa miedo; es lo que tiene grandes proporciones o intensidad; es lo que dice o hace cosas raras o sorprendentes. Una catástrofe es un suceso trágico y desgraciado de grandes proporciones que altera el orden.

La proporción es el volumen o dimensión de una cosa; es la importancia o intensidad de esa cosa. En otros aspectos es la relación debida entre las partes de una cosa o con respecto a otra.

Lo que se considera bíblico es lo que tiene relación con la Biblia, lo que es propio de la Biblia, de la Biblia. En sentido general se considera como una biblia el libro o conjunto de ideas fundamentales para una persona o en una religión.

El uso ha introducido que algo es propio de la Biblia por su solemnidad o grandiosidad, así llegan a escribir que hay “magnitud bíblica”. Este uso se encuentra documentado en el Diccionario del español actual de Seco, Andrés y Ramos. Ningún otro diccionario recoge este uso o una significación parecida.

 

PROTECTOR – *PROTECTIVO

“Capaz de llevar el suficiente poder de fuego y aparatos PROTECTIVOS para algunos pequeños países del tercer mundo. . .”

Esta frase reproducida más arriba pertenece a una reseña acerca del despliegue de un camión blindado para responder a emergencias con resistencias de civiles armados con equipo de alto poder de fuego. El asunto como se deduce desde que se lee la palabra resaltada es examinar el empleo de “protectivo” en el seno del español.

Son muchos los adjetivos en español que han cedido a la presión de otras lenguas, especialmente del inglés y se han deslizado hasta traer uno espurio de competencia. Ha aparecido un adjetivo al lado del tradicional con una terminación -ivo, a.

En inglés existen unos adjetivos que terminan en –ive. Y estos son los que influyen en las “descomposiciones gramaticales” que algunos escribientes producen en español por contaminación con esa lengua extranjera.

Casi siempre estos adjetivos antes mencionados derivan de verbos que indican que algo o alguien se comportan de modo relacionado con la base, es decir, con el verbo.

Parte de lo que lo que se ha escrito más arriba no quiere decir que no existen adjetivos legítimos de solera española que terminan en -ivo, a, tales como: ilustrativo, imperativo, indicativo, digestivo, exclusivo, ofensivo, gubernativo, exclamativo, nutritivo y un largo etcétera.

Cuando se trata de aparatos o máquinas, así como de instrumentos o aditamentos que terminan en -or, a se usan casi siempre para nombres de cosas. Estos vocablos derivan de verbos como se mencionó antes para los ya tratados.

Aquí el asunto se reduce a tener presente que son aparatos los citados en la reseña y que estos en el español corriente se llaman de protectores y no lo que el periodista insertó. Protector significa “que protege”.

No ha de olvidarse que la lengua española tiene sus fundamentos y trayectoria. Hay que obedecer al genio de la lengua que se encuentra presente en las manifestaciones cotidianas de esta.

Escribe Roberto E. Guzmán

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una leccion más


El Diccionario del español dominicano nos está proporcionando muchas satisfacciones. Una de ellas la protagonizó un participante en el conversatorio que al DED le dedicamos en el Centro León en Santiago de los Caballeros.

En la tertulia final alguien se refirió a las obras que nos sirvieron para recopilar palabras. Se interesaba en saber si, además de las fuentes literarias, habíamos usado otro tipo de obras. Le preocupaba que las palabras de las jergas juveniles pudieran haber quedado excluídas del diccionario y se refirió en concreto a tro, que encontramos con frecuencia en el lenguaje juvenil coloquial y, sobre todo, en la música urbana.

Me encantó que propusiera este ejemplo porque su inclusión en el DED tiene historia. Cuando empezamos a encontrar ejemplos de su uso, sobre todo en páginas electrónicas y redes sociales, pensé por un momento que se trataba de una adaptación criolla del inglés truck. Mi reacción fue resoplar: otro anglicismo.

El sustantivo tro ( ‘gran cantidad de algo’) es una versión juvenil de un clásico: trox, troj, troje, troja. El DRAE registra una acepción que se refiere a un ‘espacio limitado por tabiques, para guardar frutos y especialmente cereales’, un granero de toda la vida. En la República Dominicana, y así lo recoge el DED, se usa la variante troje para referirse a una ‘carga de caña de azúcar’. Desde sus primeras apariciones en español (Corominas la documenta por primera vez en 1190) la han usado muchos grandes escritores: Quevedo, Ercilla, Lope de Vega, Machado, Valle Inclán, Unamuno,  Miguel Hernández o Neruda.

Los jóvenes, a los que a veces tanto criticamos por su forma de hablar, nos dieron una vez más una hermosa lección de preservación de nuestro léxico tradicional: una lección de historia de la lengua.

Escribe María José Rincón.

 

 

 

 

 

Barón – franquicia – monetización – exhorto

BARÓN

“Además, la muy publicitada captura del narco más rico del mundo ayudará a combatir la percepción de que BARONES de la droga gozan de impunidad en este país, afirman”.

Barón es un título de nobleza. Venía inmediatamente debajo del vizconde en el orden jerárquico. El origen de la palabra es, según algunos tratadistas del fráncico y, según otros del germánico, pero en los dos casos en esas lenguas el significado era “hombre libre, guerrero”. El femenino de barón es baronesa. Algunas personas de sexo masculino eran bautizadas con el nombre de Barón.

El título podía provenir del hecho de ser el así llamado el marido de una baronesa. En la historia se utilizó el nombre para designar a un “gran señor”, especialmente el que poseía un castillo. Este vocablo extendió su campo semántico cuando en el ámbito de la política se denominó con ese nombre, barón, a la persona importante y poderosa de un partido político o de otra organización.

Desde hace relativamente corto tiempo se ha notado una tendencia a aplicar el nombre “barón” a personas poderosas en el ramo de las drogas ilícitas. Esta tendencia que se detecta en los periódicos todavía no ha logrado reconocimiento ni siquiera en los diccionarios de uso del español.

La tendencia que se señala en el párrafo que precede inmediatamente a este proviene de la lengua inglesa, lengua en la que se llama baron a una persona que posee gran poder o influencia en cualquier campo de actividad.

En portugués brasileño la voz barão sigifica lo mismo que en español, pero tiene un valor que no se conoce en el español general. Es una “persona poderosa y conocida por el valor, por la posición o por la riqueza”. Solo se retiene esta acepción y se dejan otras que existen en portugués brasileño porque las demás que son diferentes no vienen al caso.

En francés desde el año 1901 entró en el argot y luego pasó al lenguaje familiar que baron era “protector, cómplice”. Más tarde tomó el cariz de “personaje importante” en una actividad.

Al final del examen puede verse que de modo internacional existe una tendencia a expandir el alcance del vocablo barón e incorporarle nuevas acepciones.

La suerte de los analistas, comentaristas y otros que emplean el término expandiendo su alcance es que la nobleza está en decadencia y no se ha quejado del uso abusivo y degradante del título nobiliario.

Una vez más, algunos escribientes se dejan llevar por el narigón inglés, es decir, imitan las voces de lengua inglesa llevándolas al español con el contenido que estas poseen en inglés. Este comportamiento los hace “siervos” del inglés.

 

FRANQUICIA

“. . .mostró preocupación ante la posibilidad de que el drama de su país termine convirtiéndose en una FRANQUICIA para traficar con el dolor de un pueblo”.

En las lenguas existe un movimiento natural a ensanchar el terreno que cubre un vocablo. En la mayoría de las ocasiones este fenómeno se produce hacia áreas relacionadas con el sentido o los sentidos propios de la palabra.

Como se ha estudiado antes por medio de estas reflexiones acerca de la lengua, el fenómeno se produce también por imitación de lo que acontece en lenguas extranjeras que así ejercen su influencia unas sobre otras.

Lo extraño en el caso del término examinado en esta sección es que el uso que hace el redactor de la frase transcrita no obedece a ninguna de las tendencias que se señalaron con anterioridad.

Más abajo se estudiará el significado primero de la palabra franquicia, así como las acepciones que se han incorporado como resultado del desarrollo de la economía moderna.

La primera franquicia era la exención que se concedía a alguna persona para no pagar derechos por las mercaderías que introducía o extraía.

La franquicia moderna, que reconoce el derecho del empresario, es la que se desprende del contrato mediante el cual una empresa concede a otra el derecho de explotación de un determinado negocio con el mismo nombre comercial. Naturalmente esta negociación conlleva el pago de una cantidad de dinero.

Con el nombre de franquicia se conoce también el establecimiento que se encuentra bajo las condiciones del contrato de franquicia.

Este término ha generado otros derivados de su sentido primero. Existe el vocablo “franquiciado, da” que funciona como adjetivo y sustantivo para designar a la persona o empresa que tiene una franquicia o ha firmado un contrato de uso de marca y venta de productos. También hay un “franquiciador” que es el que concede sus derechos de uso de marca y de venta de sus productos. No podía faltar el verbo “franquiciar” que relacionado con un negocio es ponerlo a disposición de alguien por medio de un contrato de franquicia. Esta acepciones se extraen del Diccionario Clave del español actual, 2009 [2012].

Una vez llegado a este punto hay que detenerse para tratar de encontrar el punto de coincidencia entre las definiciones anteriores y el sentido que le imprime el articulista a la palabra franquicia en la cita.

Como no hay una acepción propia que confiera derecho a una utilización del tipo que se hace en el pasaje, hay que concluir que se trata de una dilatación desmesurada de una de las acepciones reconocidas.

Se presume que el articulista toma el término franquicia con el sentido lato de licencia que en sí misma es un permiso o autorización o bien, una excesiva libertad para hacer o decir. En el caso del texto copiado, una “licencia para traficar con el dolor de un pueblo”.

El analista de acontecimientos internacionales no reparó en que estaba igualando las palabras contrato y licencia por medio del contrato de franquicia.

Como una curiosidad para los “hispanounidenses”, franquicia es lo que en los Estados Unidos de América del Norte se conoce como “deducible”. Es la cuantía mínima del daño a partir de la cual surge la obligación del asegurador en el contrato de seguro. Es en otras palabras, la parte de las pérdidas que recae inicialmente sobre el asegurado.

Como sucede muchas veces en las lenguas modernas, hay palabras que se asemejan  por su significado sin que ello entrañe que son sinónimas en todas las situaciones en que pueden presentarse. Saber elegir entre una u otra de estas palabras en cada circunstancia es el producto de una selección cuidadosa que obedece al buen criterio del hablante o escribiente.

 

MONETIZACIÓN

“Las arcas de los comités políticos de decenas de legisladores han recibido cientos de miles de dólares de las empresas e industrias privadas. . . En este clima de MONETIZACIÓN es justo y necesario reconocer que. . .”

No se ha de invertir mucho tiempo en demostrar lo aventurado que es el uso de la palabra destacada en el texto copiado. No hay asidero posible que ampare a la columnista.

Monetizar, que se encuentra en el origen de monetización, es no más que “dar curso como moneda legal a billetes de banco u otros signos pecuniarios”. No es otra cosa más que “hacer moneda”, es transformar en moneda.

De lo anterior se deduce que la monetización es la acción de monetizar. No hay secreto en esto. En economía existe una teoría del monetarismo. Mas esa teoría lo que hace es que otorga un papel preponderante al dinero en las fluctuaciones económicas y entiende que reduciendo la masa monetaria se combate la inflación.

Llegar de donde se situó la columnista a lo que se ha expuesto aquí hay un abismo. No hay por dónde colar algo que establezca una relación entre el empleo que ella hace de la monetización y lo que se considera aceptado en el idioma.

No es un clima de monetización. Es una política de dádivas, apoyos financieros y otros mecanismos legales que permiten influir sobre el ánimo de los legisladores.

 

EXHORTO

“. . .cuyos EXHORTOS por la paz y la concordia y ofrecimientos para mediar en la crisis fueron groseramente rechazados por. . .”

A veces por ligereza o por una tendencia a aplicar recursos de la lengua a casos que les parecen semejantes, los escritores llegan a caer en errores. Aquí, mediante la lectura de esta frase, puede detectarse un caso de los señalados en la oración inmediatamente anterior a esta.

El verbo exhortar transmite el mensaje de “incitar a alguien mediante palabras, razones y ruegos a que haga o deje de hacer algo”. Así lo redacta el Diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia Española.

Exhorto es en la terminología jurídica un oficio de un juez o de un tribunal que se dirige a otro -generalmente de su misma categoría- recabando  auxilio para realizar una diligencia procesal fuera del ámbito de su jurisdicción. En el lenguaje común este es el único exhorto aceptado por todos.

Recibe el nombre “exhorto” ese oficio porque el juez o tribunal utiliza esa fórmula en su despacho, con el verbo exhortar empleado en la primera persona del singular del presente del indicativo. Los dominicanos entienden muy bien el término “oficio”, que en la jerga administrativa de las “oficinas públicas” corresponde a una comunicación escrita.

El vocablo que se usa para la acción o el resultado de animar a una persona para que haga algo se llama exhortación. Así se llama además a la advertencia o aviso con que se intenta persuadir a una persona de una cosa.

Este tipo de formación de sustantivos, como el que se observa en la cita, lo que tiende es a fomentar una mala costumbre entre los hablantes de español de Hispanoamérica. Debe evitarse esta utilización porque no es recomendable ya que reemplaza al sustantivo de la lengua que desempeña las funciones desde hace largo tiempo.

Escribe Roberto E. Guzmán.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los dos puntos

Los dos puntos (:), al igual que el punto y coma (;) y la raya (—), son signos de puntuación que se utilizan poco en la República Dominicana, quizá porque se desconocen sus múltiples usos.  En el caso específico de los dos puntos, es muy raro su empleo que no sea para introducir una enumeración o una cita, pese a que su función es mucho más amplia: servir de introducción a la terminación del sentido lógico de lo que le antecede. En efecto, contrario a lo que ocurre con el punto, que señala la terminación del enunciado, los dos puntos tienen un valor enunciativo: detienen el discurso para llamar la atención sobre lo que va a continuación, que siempre está en estrecha relación con el texto precedente.

Por su naturaleza, los dos puntos hacen posible que el escritor pueda expresarse con brevedad y economía, evitando el empleo de expresiones como es decirpor tanto, esto es…, precedidas y seguidas por comas. Los dos puntos son, además, una marca de estilo y prestigio lingüístico que distingue a quienes los utilizan con corrección de la gran masa de hispanohablantes que, de manera mecánica, emplean la coma para todo, incluso cuando no se debe, como si fuese un signo de puntuación comodín en el idioma español. Son once —no solo dos (la coma y el punto)—  los signos de puntuación que nos proporciona la ortografía, cada uno de ellos con sus funciones y matices específicos.  La persona culta debe aprender a usarlos todos.

Los dos puntos, como los demás signos de puntuación, se escriben pegados a la palabra o el signo que los antecede, y separados por un espacio de la palabra o el signo que los sigue.

USOS DE LOS DOS PUNTOS

Como se ha dicho, los dos puntos tienen un valor enunciativo: detienen el discurso para llamar la atención sobre lo que va a continuación, que siempre está ligado estrechamente con el texto precedente. De esa función esencialmente enunciativa se desprenden sus diversos usos específicos, que detallamos a seguida.

A) Para introducir enumeraciones con un elemento anticipador.

Estos son algunos ejemplos: En España obtuve dos maestrías: una en Derecho Empresarial y otra en Derecho Constitucional; En la sesión del Consejo Nacional de la Magistratura de ayer se destacaron tres candidatos: Erudito González, Sapientísimo Martínez y Lumbrera Pérez;  Así me gustan los jueces: inteligentes, imparciales y rápidos.

El elemento anticipador (subrayado en los tres ejemplos) es imprescindible para el buen uso de los dos puntos. Sin él, sería incorrecto su empleo,  como se ilustra a continuación: *En España obtuve: una maestría en Derecho Empresarial y otra en Derecho Constitucional;*En la sesión del Consejo Nacional de la Magistratura de ayer se destacaron: Lumbrera Pérez, Erudito González y Sapientísimo Martínez; *Me gustan los jueces: inteligentes, imparciales y rápidos; *Además de los casos en los cuales la extinción resulta de la sentencia, la instancia se extingue por efecto de: la perención, la conciliación, la transacción, la aquiescencia y el desistimiento. (Art. 109 ACPC)

En estos cuatro últimos casos los dos puntos sobran y se debe escribir simplemente: En España obtuve una maestría en Derecho Empresarial y otra en Derecho Constitucional; En la sesión del Consejo Nacional de la Magistratura de ayer se destacaron Erudito González, Sapientísimo Martínez y Lumbrera Pérez; Me gustan los jueces inteligentes, imparciales y rápidos; Además de los casos en los cuales la extinción resulta de la sentencia, la instancia se extingue por efecto de la perención, la conciliación, la transacción, la aquiescencia y el desistimiento.

Esto así porque se considera que cuando no hay un elemento anticipador los dos puntos rompen la unidad sintáctica que debe existir entre verbo y su complemento directo.

Igual ocurre, aun existiendo un elemento anticipador, cuando se intenta usar como o tales como antes de los dos puntos: *Constituye una inadmisibilidad todo medio que tienda a hacer declarar al adversario inadmisible en su demanda, sin examen al fondo, tales como: la falta de calidad, la falta de interés, la prescripción, el plazo prefijado y la cosa juzgada. (Art. 248 ACPC).

B) Para introducir enumeraciones en forma de lista, aun sin un elemento anticipador.

Este uso constituye una excepción a la regla anterior. Si la enumeración se hace en forma de lista, se permite el uso de los dos puntos sin que haya un elemento anticipador: En la sesión del Consejo Nacional de la Magistratura de ayer se destacaron:

a) Lumbrera Pérez
b) Erudito González
c) Sapientísimo Martínez.

C) Para cerrar una enumeración y dar paso al concepto que los engloba.

En este caso los elementos de la enumeración se colocan antes, no después, de los dos puntos: Erudito González, Sapientísimo Martínez y Lumbrera Pérez:  estos fueron los tres candidatos que se destacaron en la sesión del Consejo Nacional de la Magistratura de ayer.

D) Para introducir una cita textual directa. Este uso es muy común y conocido por todos:

Juan Pablo Duarte dijo en esa ocasión: «Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria.»

E) Para conectar oraciones yuxtapuestas sin necesidad de emplear otro nexo.

Con este  uso se manifiesta la singular versatilidad de los dos puntos: colocados entre dos oraciones,  pueden denotar las más variadas relaciones entre ellas, con gran economía de palabras. Ejemplos:

  • Relación causa-efecto: El demandado olvidó invocar ese medio de defensa en apelación: no podrá invocarlo en casación.
  • Conclusión, consecuencia o resumen de la oración anteriorPrimero, le rechazaron la excepción de incompetencia; después, la solicitud de un informativo;  finalmente, y para colmo, le fallaron en contra en la misma audiencia: todo un desastre.
  • Verificación o explicación de la oración anterior: La función de los dos puntos es en realidad mucho más amplia: servir de introducción a la terminación del sentido lógico de lo que le antecede.
  • Oposición: Juan Rodríguez no es un corrupto: es un juez probo y serio.

F) Para marcar una pausa enfática tras conectores tales como a saber, ahora bien, por tanto, en otras palabras, más aún

En la mayoría de estos casos los dos puntos son sustituibles por la coma. La diferencia entre el uso de uno u otro signo está en que con la coma el énfasis desaparece y la expectación creada en el lector con respecto a lo que se va a decir es menor. Ejemplos:

Nunca me he negado a declarar; ahora bien: no estoy dispuesto a violar el secreto profesional.

Nunca me he negado a declarar; ahora bien, no estoy dispuesto a violar el secreto profesional.

G) Para cerrar las fórmulas de saludo en el encabezamiento de cartas e instancias.

En este caso la palabra que sigue a los dos puntos y que inicia el cuerpo de la carta o de la instancia se escribe con inicial mayúscula y en renglón aparte.

Estimado colega: / Le envío adjunto el borrador del contrato de transacción…

Honorables magistrados: / Quien suscribe…

Constituye un anglicismo ortográfico, que debe evitarse, utilizar la coma en lugar de los dos puntos en estos casos.

H) En textos jurídicos y administrativos (leyes, decretos, resoluciones, sentencias, instancias, demandas, certificados, títulos y escritos semejantes), después del verbo o expresión que presenta el objetivo fundamental del documento o su motivación.

En estos casos el verbo va escrito con todas sus letras en mayúscula y la primera palabra que sigue a dicho verbo se escribe con inicial mayúscula. Ejemplos: FALLA:, ORDENA:, EXPONE:, CERTIFICA:, CONSIDERANDO:, RESULTANDO:, ATENDIDO:, POR CUANTO:, etc.

I) Para separar el concepto general del aspecto parcial en títulos y epígrafes.

Ejemplos:

Hablar con corrección: normas, dudas y curiosidades de la lengua española.

Perdón, imposible: guía para una puntuación más rica y consciente.

 

Escribe Fabio J. Guzmán Ariza.

Zapatón – cacerolear – hacer música – seguridad – flash

ZAPATÓN

Es muy posible que el común de los mortales al leer la palabra del título piense que no es otra cosa más que un zapato grande. El zapatón de esta sección es dominicano. Por más señas es “gallero”; pertenece a la jerga de los aficionados al deporte (¿?) del pico y las espuelas.

El zapatón dominicano no es solo importante porque es un dominicanismo, sino porque ha trascendido las fronteras nacionales. La pregunta que se hace el lector es de esperarse: ¿Cómo es eso de que es dominicano y ha trascendido las fronteras nacionales? Las respuestas se ofrecen más abajo.

El zapatón es un espolón de acero que, por lo general, no se acepta en las galleras de buena reputación. El Diccionario de Americanismos (DAA) asienta que es una “espuela postiza que se le pone a un gallo de pelea”. Las espuelas postizas pueden obtenerse de otros gallos y las preparan los galleros para que se ajusten por encima de las naturales del animal de pelea al que se le colocan, las sujetan muy bien para que no se desprendan durante la riña.

El zapatón del DAA, además de usarse en los medios rurales dominicanos se conoce también en México, Cuba y Venezuela. El Diccionario del español dominicano (DED) asienta la voz de la forma siguiente: »Espolón postizo que se le pone al gallo de pelea para toparlo”.

El zapatón venezolano lo define el Diccionario del habla actual de Venezuela, de Núñez y Pérez, 1994, del modo siguiente: “Espolón artificial semejante a una espuela que se coloca a los gallos de pelea”.

En Cuba la acepción que trae el Diccionario del español de Cuba, 2000, para zapatón es así: “Cuchilla de acero que se le pone en la espuela a un gallo de pelea”. La segunda entrada asentaba la acepción reproducida por el DAA.

El autor de estas anotaciones acerca del español ha encontrado que los dos países cuyas hablas se asemejan más al español dominicano son las de Venezuela y Cuba. Lo que llama más la atención con respecto de esto es que Venezuela es tan distante o más que los países de América Central que muy bien podrían tener mayor semejanza con el hablar de los dominicanos como consecuencia de la proximidad.

La exportación del zapatón dominicano llegó al criollo haitiano donde lo escriben sapatonn y, donde además de la espuela postiza por extensión significa ‘golpe, bofetada’. Para que no haya dudas con respecto a la información puede consultarse para estos fines el Haitian English Dictionary, de Freeman y Laguerre, 2000.

 

CACEROLEAR

“Los vecinos comenzaron a CACELOREAR cuando llegaron los grupos armados. . .”

Este es un verbo necesario. La necesidad nace del hecho de que existe la acción que precisa de un verbo para describirlo. Otras voces de la misma familia de un modo o de otro se encuentran integradas al habla de algunos países de la América Hispana. El DAA recoge este verbo y los vocablos afines.

El verbo deriva del sustantivo cacerola, eso que los dominicanos conocen con los nombres de olla, paila, caldero. La cacerola más conocida es el recipiente de cocina redondo, hecho de metal, barro u otro material que tiene dos asas.

La primera vez que se tuvo contacto con una voz de esta familia fue con “cacerolazo”, con el significado de “protesta popular que consiste en hacer sonar cacerolas u otros objetos domésticos golpeándolos”. Esta es la acepción que recoge el DAA.

De la familia de cacerola en Hispanoamérica existen caceroleada, que tiene la misma significación que el cacerolazo, y caceroleo, con el mismo valor semántico.

Es natural que para ejecutar las acciones antes descritas exista un verbo correspondiente a la acción y el resultado de esta: cacerolear que es ”Manifestar los ciudadanos su desacuerdo con la política gubernamental golpeando cacerolas u otros objetos domésticos similares”.

Este es un neologismo necesario porque describe una acción nueva o, concertada, una aplicación nueva a una acción que existía antes, pero no con el mismo propósito, por lo tanto hay que aceptarlo con beneplácito.

 

HACER MÚSICA

“. . .le han cambiado tanto la vida al astro del pop hasta está pensando en HACER MÚSICA para niños entre una serie de productos inspirados en ellos”.

Cada vez con mayor frecuencia se observa que el verbo hacer incursiona donde no debe ser llevado. En la mayoría de los casos es porque la persona que así redacta procura alejarse de la búsqueda de un verbo más apropiado. En este tipo de proceder hay mucho de pereza mental. En otros casos quienes escriben de este modo, como en la cita, lo hacen porque en otras lenguas utilizan un verbo que puede ser traducido por el verbo hacer del español.

En esta sección no se examinarán todos los casos en que se sustituyen verbos adecuados por el verbo “hacer” porque sería una labor hercúlea. Se limitará esta sección a ofrecer varios verbos que pueden ser usados con música (y melodía) para hablar y escribir derecho.

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mayoría de los hablantes y escribientes de español cedieran a la tentación de utilizar el verbo hacer para muchas de las expresiones y locuciones de la lengua, es muy posible que termináramos con una lengua monótona. Esto así porque el verbo hacer en realidad puede reemplazar muchos verbos de larga data en la lengua que son más propios para expresar lo que se pretende. El ejemplo de la cita es uno de ellos.

Esto de hacer música para niños puede interpretarse como componer música para niños, esto es, producir una obra artística en el género musical indicado.

Si por este hacer música debe entenderse interpretar música, entonces el asunto se reduce a ejecutar o reproducir una composición musical o una canción. Si al interpretar la música lo que se hace es que se toca un instrumento, entonces esto se reduce a hacer sonar ese instrume
nto.

No hace falta ir más lejos para que quede claro que algunos abusos del verbo hacer, además de empobrecer el léxico general de la lengua, lo que hacen es oscurecer el sentido de lo que se pretende expresar.

No ha de olvidarse que mientras más claro es un mensaje menos dudas deja. La precisión en la elección de los vocablos contribuye al entendimiento del mensaje, a la vez que educa a los lectores sobre la mejor manera de expresarse.

 

SEGURIDAD

“. . .luego trabajó como SEGURIDAD para Bush Gardens”.

Se ha sufrido ya durante largo tiempo que se llame seguridad tanto a la persona como al sistema de protección que existe en fábricas, edificios, compañías y en actividades de diferentes índoles.

Este abuso de la palabra seguridad viene del hecho de que en inglés existe una voz, security, que muchos desaprensivos traducen por el vocablo que les parece más fácil que es “seguridad” y que para desgracia de los lectores puede significar otra cosa muy diferente.

La seguridad es la cualidad o condición de seguro, la ausencia de peligro, de daño o de riesgo. De seguro que este señor no trabajaba en su cualidad de seguro, sino para colaborar a, mantener o promover la seguridad en el lugar de sus labores.

La persona a quien se refiere la cita debió nombrarse así: vigilante, encargado o guardián de seguridad, que por lo general es un empleado uniformado de una firma privada destinado a prestar servicios de seguridad.

Los nombres que se utilizan para denominar a estas personas son variados. En muchos casos dependen del lugar donde desempeñen sus labores y de los países donde lo hagan. Algunos de ellos portan armas de fuego y otros no.

El uso impuso la aceptación de la voz guachimán para celadores generalmente provistos de armas de fuego. Esta voz deriva del inglés watchman que designa al hombre que se mantiene alerta, en guardia, y observa atentamente para reaccionar si presiente que se compromete la seguridad del sitio donde desempeña sus funciones.

Una vez más la solución se reduce a no ceder a la primera palabra que viene a la mente, y en cambio, a buscar la que represente y describa con mayor certeza la persona y sus funciones.

 

FLASH

“La propensión es negativa conforme a las valoraciones FLASH de último momento”.

Hay palabras que por lo corta que son ejercen gran atractivo sobre los hispanohablantes. La del título es una palabra que se repitió mucho en el pasado cuando comenzaron a usarse los bombillos desechables de destello breve e intenso. Podría sustentarse la idea de que la voz del inglés es una onomatopeya del ruido producido por la bombilla al estallar.

Al principio cuando empezó a usarse el vocablo del título en español se hacía solo para el propósito mencionado. Más tarde entró en el español otro tipo de flash en la jerga periodística que pasó con facilidad al dominio general. Todo el detalle de lo aludido antes se desarrollará en el cuerpo de esta sección.

Ya en el año 1964, D. Ricardo J. Alfaro en su libro Diccionario de anglicismos criticaba la voz del título, señalando que: “Entre las muchas acepciones que tiene este nombre en inglés, la jerga periodística le da la de despacho telegráfico breve o noticia de última hora”.

No podía el estudioso recién mencionado vislumbrar las nuevas acepciones que se añadieron más tarde. Ahí están: “Euforia súbita producida por la ingestión de estimulantes”. Esta acepción pertenece al argot de la droga. “Impresión muy grande o sorprendente”, usada en el registro coloquial. Además: “Plano cinematográfico de mínima duración”, que refleja el campo de la cinematografía. Los jóvenes usan la palabra flash para reflejar una “visión mental momentánea”.

En la edición del DRAE del año 1992, la RAE le hizo espacio en su diccionario llevando su grafía al español: flas. Recogió tres acepciones: la del dispositivo luminoso con destello breve e intenso, usado cuando la luz es insuficiente. El resplandor provocado por el destello. Y la acepción figurada propia del periodismo.

En la vigésima segunda edición del DRAE del año 2001 asentaron la voz del inglés con su grafía original flash en destaque, con las acepciones ligeramente modificadas. La voz inglesa continuará sin alteración en la venidera edición vigésima tercera.

Como puede observarse en las acepciones que recogen los diccionarios de uso del español, la voz del inglés reviste heterogeneidad, sirve para denominar aparatos, situaciones, sentimientos, efectos provocados; la mayoría de ellos por ensanchamiento.

El uso de flash es inevitable. Lo fácil que resulta decirlo es un aliciente para que los hablantes lo utilicen; además, su campo de acción se ha extendido y diversificado a tal punto que no se le puede negar un espacio en los diccionarios.

Escribe Roberto E. Guzmán.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una preposición entrometida

Dos errores muy frecuentes en la lengua oral y en la escrita y que a mí me causan especial impaciencia son el queísmo y el dequeísmo  (hasta el nombre lo tienen feo). La causa del error no es otra que la ausencia de la preposición de (queísmo) cuando es necesaria o su presencia (dequeísmo) cuando no lo es.

Incurrimos en dequeísmo si utilizamos la preposición de seguida de la conjunción que cuando no es necesaria: *No pensó de que podría llover esa tarde. En cambio, nuestro error es el queísmo cuando eliminamos la preposición de ante la conjunción que cuando es necesaria: *Se olvidó que tenía que recoger a los niños.

A fuerza de oír y de leer estos errores, que son muy frecuentes, hay ocasiones en las que dudo. Para evitar equivocarme uso un truco que me enseñó un querido profesor de lengua en la escuela y que siempre me ha sido muy útil. Siempre que tengo dudas con alguna expresión pruebo a convertir el enunciado en cuestión en una pregunta.

Si la pregunta que resulta no va encabezada por la preposición de, entonces es que debemos prescindir de ella. En el ejemplo de dequeísmo anterior preguntaríamos ¿qué pensó? y no *¿de qué pensó? La preposición de sobra en esta construcción.

Si la pregunta resultante nos obliga a usar la preposición de, entonces es que es imprescindible en nuestra frase. Volvamos a nuestro ejemplo de queísmo. Lo correcto sería preguntarnos ¿de qué se olvidó? y no ¿qué se olvidó? La preposición de es necesaria en esta frase.

Háganse un autoanálisis y descubran si la preposición de les juega a veces malas pasadas. No se dejen vencer por ella. Es chiquita pero tupida pero nosotros lo somos más.

Escribe María José Rincón González.

Estrenarse – sofisticado – ojeador (veedor) – abordar (desbordar)

Por Roberto E. Guzmán

ESTRENARSE

Estrenar es un verbo transitivo. Se estrena algo cuando se usa por primera vez. Cuando una obra de teatro u otro espectáculo se representa por primera vez, también se utiliza el verbo estrenar. En las ocasiones en que un empleo u oficio se empieza a desempeñar se dice que se estrena. La primera venta del día que hace un comerciante, se dice que se estrena.

En lo que se ha revelado en el párrafo anterior no hay novedad alguna. Esto obliga a que se desvele la razón por la que se trae una sección para el verbo estrenar como reflexivo o pronominal. Se separa una sección para este verbo porque en el español dominicano este tiene una connotación especial que lo hace singular. Leer más

Compartir una lengua

Cuántas veces habremos oído que más de quinientos millones de personas compartimos el español como lengua materna común. Cuántas veces hemos dicho que las palabras de esa lengua común viajan de un lado a otro, de una página a otra, de una boca a otra; unas viajan como turistas, otras emigran para quedarse, desde el nacimiento de nuestro idioma y cada día más veloces.
Pero una cosa es con guitarra y otra con violín; una cosa es oírlo y decirlo y otra muy distinta y mucho más emocionante es experimentarlo. La presentación del Diccionario del español dominicano en la Universidad de Miami nos demostró a todos que nuestro idioma común nos une más allá de fronteras físicas o políticas y más allá de circunstancias personales.
Los académicos dominicanos fuimos a Miami a presentarles a los dominicanos residentes allá una obra que les apoye en la tarea hermosa pero ardua de mantener la identidad lingüística cuando se vive en un país con otra lengua oficial. Nos encontramos con una comunidad hispanohablante de las procedencias más variopintas pero que lleva a gala su lealtad lingüística. Comparten un inmenso caudal de palabras comunes y, además, intercambian una fuente inagotable de nuevas voces y significados llegados de los más remotos rincones. Los historiadores de la lengua rastrearán minuciosamente el viaje de cada una de estas palabras pero los hablantes han conseguido su verdadero objetivo: lograr que las fronteras se diluyan.
La Academia Norteamericana de la Lengua Española, nuestra anfitriona en Miami y dentro de poco en Nueva York, tiene como responsabilidad el estudio de esta impresionante realidad en una de las mayores comunidades de hablantes de español del mundo. Cuenta con nuestra admiración y nuestro respeto.

María José Rincón González

Mucho ojo con los correctores

¡Qué no hubieran dado nuestros abuelos por disponer de una computadora! Estoy muy lejos de sumarme a los que opinan que cualquier tiempo pasado fue mejor; disfruto y trato de aprovechar lo que las nuevas tecnologías me ofrecen y, como a muchos, se me ha olvidado cómo hacíamos unos años ha sin las omnipresentes computadoras.

Un procesador de textos puede salvarnos de muchas erratas, de muchos atentados contra las normas ortográficas y de algún que otro error gramatical. Repasen cómo se usa el corrector ortográfico y gramatical cuando estén escribiendo con uno de estos procesadores. Si sabemos sacarles partido nos serán muy útiles. Pero, ¡mucho ojo!, el corrector ortográfico también puede jugarnos malas pasadas.

Cada procesor incluye una lista de palabras determinada. El programa analiza la palabra que hemos escrito y la coteja con las que están a su disposición. Suelen ser “peligrosos” con formas que pueden presentar en español, con cambios en el significado, varias acentuaciones: tributo/tributó, mi/mí, si/sí, etc. Estos correctores son muy patosos especialmente con las tildes diacríticas.

Hay que prestar mucha atención cuando escribimos palabras poco usuales o dialectalismos; estos no suelen estar incluidos en los vocabularios de los procesadores y suele suceder con frecuencia que el “duende informático” del que siempre nos quejamos nos cambie sin advertirnos una palabra como macopor mano o allante por alante.

Añadan sus palabras favoritas al corrector ortográfico del procesador y vayan creando su vocabulario personal. Por supuesto, la revisión, siempre necesaria, puede sacarnos de muchos apuros, sobre todo, teniendo en cuenta que a nuestras fallas pueden añadirse las de nuestro querido/odiado corrector automático. No se amilanen: lean y relean lo que escriben. Los sacará de muchos apuros ortográficos.

María José Rincón

Conchar – molestia – agarradera (empuñadura) – pedofilia (pederastia) – sotto voce – *urbanitas

CONCHAR

Este verbo deriva de la voz dominicana concho que denomina el “servicio de transporte colectivo urbano de pasajeros en coches y motocicletas”. Esa es la acepción que aparece en el Diccionario del español dominicano (2013). Como muy bien asienta ese diccionario concho es también el carro dedicado a ese transporte. No ha de hacérsele reparo al “coche” peninsular.

Puede recordarse que para las motocicletas hay un  vocablo compuesto de concho que es “motoconcho”. El verbo correspondiente es “motoconchar”. Si no se oye con frecuencia este verbo es porque es muy largo y desanima la utilización de parte de los hablantes.

Concho se oye en las conversaciones entre dominicanos con la función de interjección, de modo exclamativo, para expresar sorpresa, admiración. Hay que reconocer que en muchos casos funciona como un sustituto de otra palabra menos publicable de cuatro letras, que comienza con la letra ce /c/ y con una eñe entre dos oes /o/.

El verbo conchar es “trabajar como chofer de carro público o de motoconcho” (DED) Este verbo tiene una acepción por extensión, eufemística, relacionada con la que le es propia. Referido a una mujer conchar significa que es “de servicio colectivo”. Se dice de una mujer que está conchando cuando ella entrega sus servicios sexuales a cambio de dinero.

No se debe mostrar extrañeza que se trate aquí un verbo de este tipo que se considera de mal gusto porque se relaciona con una actividad censurada por las buenas costumbres sociales. Se menciona el verbo porque al igual que la actividad a la que se refiere forman parte de la realidad cotidiana dominicana.

MOLESTIA

“. . .fue capturado el lunes y enfrenta cuatro cargos por asalto sexual contra la pequeña y otros tres cargos por MOLESTIAS lascivas contra esta”.

En algunas ocasiones lo que se lee en los periódicos en español son traducciones o adaptaciones de noticias que reseñan acontecimientos que tuvieron lugar en países de habla extranjera. Al hacer estas labores algunos desprevenidos traducen o adaptan sin observar el debido cuidado. Esta sección se ocupará de demostrar que en el caso de la cita existe una traducción más adecuada que la del periodista.

El verbo del inglés to molest se ha degradado. Su significado conlleva connotaciones sexuales negativas, tales como: faltar el respeto, ofender, meterse con alguien. Es en inglés hacer indecentes insinuaciones sexuales; acosar sexualmente. No son por tanto molestias, sino insinuaciones.

En el campo jurídico to molest debe traducirse por agredir o agraviar sexualmente a una persona. Incurrir en abusos deshonestos. Esto aparte de la vertiente en cuanto a invasión de privacidad, intimidad o tranquilidad personales.

En español la molestia es la sensación de fastidio o enojo. Es una falta de comodidad. Es una perturbación o trastorno del bienestar o la tranquilidad de alguien; es un enfado, desazón o inquietud del ánimo.

Algo parecido a lo que sucede entre el español y el inglés acontece entre el español y el portugués con el verbo molestar y el sustantivo molestia. En portugués molestar es ‘causar daños o perjuicios; afectar, atacar’. La molestia en esa lengua es una dolencia, enfermedad, un achaque. En portugués una moléstia profissional es una enfermedad laboral, profesional o de trabajo que se contrae o se desarrolla como consecuencia del trabajo que se ejerce.

Estos enumerados más arriba son ejemplos de los famosos falsos amigos que pueden acarrear consecuencias costosas en materia de traducciones legales, o médicas. Hay que evitar esos enojosos resultados que terminan en pagos por reparación o indemnización como consecuencia de los daños y perjuicios que causan.

AGARRADERA – EMPUÑADURA

“Sin embargo, el agente regresó con una multa y vio la AGARRADERA de una pistola entre las rodillas del hombre”.

Desde el principio hay que anunciar que se aprovechará el encuentro que se ha tenido con la palabra agarradera para sugerir un mejor vocablo en el caso de la cita. Pero ahí no acaba la historia, los dominicanos tenemos una agarradera que no está documentada en los diccionarios de dominicanismos. Se repasarán aquí casi todas las acepciones de “agarradera” para deleite personal y de terceros.

Con respecto al uso del vocablo agarradera en el texto copiado, hay que señalar que no es la mejor selección. Es un término muy genérico. Es la parte arqueada y sobresaliente de un objeto, sí la parte de un objeto para cogerlo por él, el asa.

La empuñadura lleva en su seno la palabra puño que es la mano cerrada, la que sujeta el objeto abarcándolo. La empuñadura es la guarnición o puño de las armas. Aquí debió usarse empuñadura y no agarradera.

Ahora a entrar en materia con respecto a la voz agarradera. Agarradera es una voz que en dominicano significa acción reiterada de agarrar o agarrarse. Esa terminación añadida a un verbo -agarrar en este caso- para una acción repetida es una solución muy propia del español americano.

En otras acepciones agarradera es el paño acolchado para asir objetos calientes. En algunos países son los senos de las mujeres. En otros son las nalgas. En algunos países americanos es una riña entre dos o más personas. En otros más es un forcejeo durante un juego.

Ahora la agarradera dominicana. Es la ocasión, momento, en que las personas -sobre todo jóvenes- de alguna forma se las ingenian para “agarrarse” de modo sensual. Generalmente eso se producía durante una fiestecita. En otros momentos, hace más de 50 años, algunas de esas fiestecitas celebradas en casas particulares se llamaban CNF, que era la sigla de “coge-nalga-familiar”.

Hay que hacer constar aquí que esa “agarradera” y ese CNF no figuran en diccionario alguno de dominicanismos. Lo del CNF quizá fue una voz (ceeneefe) que no alcanzó a penetrar durante largo tiempo los filtros del habla de modo tal que merezca asiento junto con otras voces como “agarradera”, que incluso figura en un merengue que fue muy popular años ha. Hay que poner al día las obras del tema para que reflejen con exactitud y de modo íntegro las voces del español dominicano.

PEDOFILIA – PEDERASTIA

“. . . deberán renovar su constitución tras los escándalos de PEDOFILIA que desde hace años azotan a la entidad”.

Las dos palabras del título hace largo rato que ocupan de modo continuado los titulares de los periódicos en toda la aldea global. Se hace necesario adentrarse en el estudio de ellas porque en más ocasiones de las que pueden tolerarse los redactores incurren en errores. Colocan un término por otro o, piensan que los dos tienen igual significación.

La pedofilia es una perversa atracción erótica o sexual que experimenta un adulto hacia los niños o los adolescentes de ambos sexos. No es abuso de menores.

La pederastia es el abuso sexual cometido con niños; es la práctica del pederasta que comete abusos deshonestos con niños. La pederastia es también la práctica del coito anal. La Real Academia de la Lengua Española ha enmendado este artículo e incluye en la nueva redacción que es también la: “Inclinación erótica hacia los niños”.

Las personas que sienten atracción erótica hacia los niños pueden ser llamados pedófilos o pederastas; pero no sucede lo mismo al contrario.

De nuevo, los dos vocablos no son equivalentes. Nótese bien la diferencia para no incurrir en errores. Este tipo de error en un medio de comunicación puede tener consecuencias funestas.

SOTTO VOCE

“¿Qué secreto gobierna el control de la ultraderecha sobre el Partido Republicano? Es el SOTTO IL VOCE, secreto a voces que siembra, alienta y utiliza el resentimiento de la clase media. . .”

Algunas personas pueden pensar que sottovoce o sotto voce forma parte de los latinismos, pero no es así. Es un italianismo que se utiliza en español desde hace siglos.

Este italianismo se ha integrado de tal forma a la escritura del español culto que la Real Academia de la Lengua Española ha decidido incorporarlo a la vigésima tercera edición de su lexicón mayor.

Incluye esa docta Academia esa voz como un artículo nuevo y asienta que es una voz italiana que significa: “En voz baja, en secreto”. Ha de tenerse en cuenta que puede escribirse como una sola palabra o bien dividida, como se las ha presentado más arriba.

Lo que no es posible hacer es incluir il entre las dos voces, por lo menos en el adverbio adoptado por los hispanohablantes.

Con esto de las palabras adoptadas como un todo en español y que proceden de lenguas extranjeras siempre hay que andar con cuidado para no incurrir en errores. Se precisa verificar la ortografía cada vez. Son muchos los errores comunes; sobre todo con las que proceden del latín.

*URBANITAS

“Le vende cafés sofisticados a los URBANITAS que están dispuestos a pagar un precio Premium por el oscuro néctar”.

El lector común, el que en la actualidad no ha llegado a aprobar su examen de bachillerato, para el cual se escribe en los periódicos, es muy probable que no logre descifrar lo que este *urbanitas significa.

La culpa no es del lector; es del redactor que piensa que puede adaptar todo tipo de voces de otras lenguas al español con solo cambiar algunas letras. Eso que se critica en la oración anterior es lo que ha sucedido en el caso de la cita.

Como en español no se cuenta con una palabra derivada de urbe que sirva para mencionar a la persona que vive en una concentración grande de personas en una ciudad, se toma del último vocablo cita para formar un vocablo que sustituya al inglés urbanite que en esa lengua expresa: persona que vive en una ciudad.

En español americano se creó “citadino”, que no aparece en el DRAE. Es una voz corriente en el español americano de doce países en el registro culto, en tanto que adjetivo para dar a entender que es “relativo a la ciudad”. En doce países hispanoamericanos citadino funciona como adjetivo y sustantivo para mencionar a la “persona que vive en la ciudad y le agrada estar en ella”. Las dos acepciones copiadas se extraen del DAA.

Vale la pena que se mencione que no hay diccionario publicado en España del español peninsular o “de uso” que miente el vocablo hispanoamericano.

El DED, 2013, asienta el término citadino, na con las funciones de adjetivo y sustantivo y le asigna una muy bien redactada acepción: Referido a persona ‘que vive en la ciudad y gusta de la vida en ella’. En funciones adjetivas corresponde, conforme a ese diccionario, a “perteneciente o relativo a la ciudad”. Consigna esa obra que pertenece al registro culto del habla.

El Diccionario del español usual en México simplifica el asunto al asentar en sus páginas el vocablo citadino, adjetivo y sustantivo: “que vive en la ciudad o que se refiere a ella”.

Compare al final los millones de personas que utilizan la palabra citadino/na y la totalidad de hablantes de español. El resultado terminará en una cantidad enorme que sanciona positivamente el empleo.

Roberto E. Guzmán