Memoria y creación en Marcio Veloz Maggiolo

Por Bruno Rosario Candelier

 

Apelado por la vocación literaria, creador consciente de su rol de escritor y celoso cultor de la palabra en obras de poesía, ficción y ensayo, Marcio Veloz Maggiolo es ejemplo de una vida consagrada al cultivo de la inteligencia, la imaginación y la sensibilidad en favor del desarrollo cultural de la nación.

Poeta, narrador, dramaturgo, ensayista y crítico literario, cuenta con más de treinta libros publicados, centenares de artículos y estudios en la prensa y numerosas conferencias en congresos nacionales e internacionales. Galardonado con los más importantes premios y reconocimientos literarios nacionales, su trayectoria creadora asume, recrea y potencia la tradición literaria nacional y motoriza el desarrollo de la novelística dominicana, no sólo con una ejecutoria narrativa significativa sino como inspirador de tendencias narrativas, como la novela bíblica y la novela experimental, o como guía intelectual de la Generación del 60, que encabeza.

Formado bajo la inspiración de los clásicos antiguos y modernos, titular de una licenciatura en filosofía por la Universidad de Santo Domingo y un doctorado en historia de América por la Universidad Complutense de Madrid, su medio siglo de fecunda vida literaria le hizo merecedor del Premio Nacional de Literatura, presea que consagra a los más connotados autores de las letras dominicanas.

Atrapado entre el deber del trabajo productivo y la apelación inexorable de las Musas, su sentido de la realidad lo ha convertido en un intelectual con los pies en la tierra, y lo mismo en sus artículos periodísticos que en sus textos de poesía y ficción, se revela al escritor de garra, al teórico informado, al creador sometido a disciplina y método, al autor de prosa limpia, edificante y culta, y al hombre con los sentidos puestos en la realidad natural, histórica, antropológica y cultural del pueblo dominicano.

La veta creadora que anima la escritura de Marcio Veloz Maggiolo alienta hechos y reflexiones, tramas e intuiciones, caracteres e imágenes, situaciones y personajes tamizados por la fragua de un creador actualizado y entusiasta, impulsado por la necesidad de testimoniar su visión del mundo y estampar su estimación y su criterio siempre auténtico, espontáneo y  original.

Con su aporte al ensayo y la ficción, Veloz Maggiolo asume y formaliza su punto de contacto con el Universo, canaliza sus percepciones y valoraciones y nos ha enseñado que tanto vale una correcta captación de los datos sensoriales que aporta la realidad circundante, cuanto una adecuada transmisión de las invenciones fabulosas de la imaginación en tanto expresión de la realidad subjetiva o la interpretación de la esencia de las cosas con los fluidos entrañables e intangibles de la realidad trascendente.

Su percepción de la realidad confirma que si se mira correctamente toda vivencia es hermosa, inspiradora y productiva, y cualquier ámbito de la experiencia humana es manadero fecundo de creaciones artísticas para el creador con intuición, sensibilidad y pasión. El barrio siempre ha estado presente en la concepción del mundo y en la experiencia de vida de Marcio Veloz Maggiolo, y con sus vivencias barriales ha captado no sólo lo que acontece entre sus callejuelas y contornos, sino además la voz universal de la experiencia humana. El hecho de asumir vivencias personales, recuerdos de un barrio como efectivamente han sido muchas de sus novelas, que se han inspirado en personajes, ocurrencias y vivencias de su barrio predilecto, confirma la validez de una experiencia singular, tal vez personal y peculiar, como fuente de inspiración de una obra que finca su historia en lo que el autor pudo vivir, porque asume el barrio como índice simbólico de una totalidad con  sentido universal. Ahí está la clave que asigna al dato local o regional un valor general para atrapar la voz universal de la condición humana, mérito que tiene nuestro autor en la historia literaria dominicana. 

Perfil de un talante creativo 

   La clave para entender y valorar la obra literaria de Marcio Veloz Maggiolo está en la percepción de estos tres aspectos:

  • Asunción de la vertiente subjetiva, interna y simbólica de la creación literaria como dimensión expresiva mediante el concurso de la imaginación, la fabulación y las fórmulas mitificadas de la creación.
  • Incorporación de las vivencias entrañables inspiradas en la vida y la experiencia del barrio, dando a su valor local una dimensión universal y a su contenido singular una cosmovisión general presentados con los recursos modernizantes de la narración.
  • Uso creativo de la memoria como recurso de composición, como sustancia temática y como medio inspirador de vivencias y obsesiones en la conformación de la realidad estética y la configuración novelística.

Como creador de novelas Marcio Veloz se inicia en 1960 con El Buen Ladrón y justamente con esa obra no sólo comienza el ciclo bíblico de la novelística dominicana sino que inaugura –y esto se dice por primera vez- un nuevo Modo de Ficción en la novelística dominicana. Además del realista, existe el modo de ficción subjetivo y el modo de ficción trascendente, pero hasta la aparición de El Buen Ladrón sólo se había cultivado en nuestra novelística el modo realista de ficción, que nuestro autor alternaría, con otras obras suyas, en diferentes novelas de su producción.

La creación de El Buen Ladrón tuvo como influjo lecturas de novelas bíblicas como las de Pär Lägerkvist, Sholem Asch y Roger Van Aerde que el mentor intelectual de la Generación del ´60, Antonio Fernández Spencer, diera a conocer a los entonces jóvenes creadores de Santo Domingo. La censura que había establecido la dictadura de Trujillo obligaba a los autores a buscar una vía de expresión indirecta, traslaticia y simbólica, para canalizar desahogos e inquietudes sin riesgos de la propia vida. De esa manera se hacía una crítica soterrada al régimen cuando se relataban los abusos de la Roma imperial y de la guardia pretoriana. Pero lo más importante, desde la  perspectiva histórica de la creación literaria, no era la crítica velada o subrepticia a un régimen opresor, sino la apertura estética que entrañaba la formalización de un nuevo modo de ficción.

Correspondería, pues, a Marcio Veloz Maggiolo renovar y modernizar la novelística dominicana. Ya la poesía lo había logrado con la implantación del Subjetivismo que introdujeron los poetas de la Poesía Sorprendida en la década de los ‘40 del siglo XX con Franklin Mieses Burgos a la cabeza. Ya Juan Bosch había logrado para la cuentística nacional en la década de los ‘30 la renovación con Camino real, pero tanto el cuento como la novela seguían encadenados al Realismo histórico, costumbrista, criollista y social, y por tanto precisaban de una apertura estética que ampliara su espacio creativo, y esa misión la cubriría Marcio Veloz Maggiolo. El más importante aporte creativo que Marcio Veloz ha hecho a las letras dominicanas no consiste, como se ha dicho, en la aplicación que él ha logrado, formidablemente por cierto, de los recursos modernizantes y las fórmulas renovadoras y experimentales de la novelación, sino en la implantación en la novelística dominicana de un nuevo modo de ficción que abrió las compuertas de la imaginación y los recursos mitificantes de la creación para ampliar las posibilidades creativas, temáticas y formales, en el ámbito de la novelación.

Con su ejecutoria novelística, la más vigorosa entre los creadores dominicanos, aparece además una cosmovisión en su universo novelesco al tiempo que implanta un nuevo modo de ficción. En efecto, con su novela inaugura una nueva etapa en la novelística dominicana. Rompe con la novela realista y abre las compuertas del Subjetivismo en la novela dominicana: aplica el Simbolismo en El Buen Ladrón, el Surrealismo en Los ángeles de Hueso  y el Realismo mágico en Biografía difusa de Sombra Castañeda. Se trata de una nueva vertiente creativa, una nueva sensibilidad, una nueva veta creadora que amplía el horizonte literario con su apertura subjetivista e imaginativa. Y al mismo tiempo incorpora una visión del mundo a la literatura nacional con nuevos recursos en su formalización.

De esa manera, el cultivo de los temas nacionales, que comprende la mayoría de su vasta producción novelística y que forma parte de la tradición vernácula de la novela, es aprovechado por nuestro autor, tanto para canalizar su visión de la vida y el mundo, cuanto para renovar la factura del género novelesco en las letras dominicanas. Con su lectura de novelas europeas asimiló las formas modernizantes de la novelación, y la lectura de novelas norteamericanas prohijó en él la valoración de los temas nacionales.

Justamente fueron novelas norteamericanas que inspiraron en Marcio Veloz la narración de su primera novela de tema nacional que emprende en La vida no tiene nombre, obra basada en las aventuras de los gavilleros del Este. No solamente hay en esa singular novela la descripción de paisajes nativos sino el despliegue de hechos históricos que contribuyeron a conformar la fisonomía de lo dominicano en la conciencia nacional.

En su primera etapa de formación, en plena década de los ´50, Marcio Veloz comenzó a leer a los grandes novelistas norteamericanos, entre ellos a William Faulkner y John Steinbeck, autores que daban la dimensión de una sociedad –la del Sur de los Estados Unidos de Norteamérica- con problemas similares a nuestros avatares históricos. Esa temática influyó en nuestro autor para darle forma a los asuntos vernáculos que de alguna manera habían gravitado en el desarrollo de nuestra idiosincrasia histórica, política y cultural. Fue así como en Montana, novela en la que un presidiario evocaba sus años de juventud, inspiró a Veloz Maggiolo el personaje y la historia que narra en La vida no tiene nombre.  El propio Veloz Maggiolo escribió la siguiente revelación: “Como si algo hubiera de quedar de esta temática norteamericana que se enarbolaba en Montana, La vida no tiene nombre se desarrolla entre el ámbito que genera la intervención armada de 1916, y el que surge con el enfrentamiento del hombre dominicano contra una situación histórica que cercena su libertad y adultera los principios de su identidad nacional. Partiendo de la novela norteamericana, Montana me llevó, paradójicamente, a mi primera novela de tema nacional” (1).

A través de su narrativa, Veloz Maggiolo busca perfilar la dimensión de una sociedad, con sus problemas sociopolíticos, sus rasgos sociográficos y culturales, sus personajes populares, aspectos que logra plasmar con el auxilio de los más avanzados recursos de la novelación. Ese trabajo de acopio de recursos renovadores contribuyó a que se implantara en la novelística dominicana la modernidad con el empleo de recursos como retrospección,  monólogo interior, corriente de conciencia, superposición de niveles temporales y espaciales, confluencia de planos narrativos, metalenguaje, punto de vista y perspectiva narrativa y otros recursos modernizantes de la novelación, como se puede apreciar en La vida no tiene nombre, De abril en adelante o Materia prima.

Asimismo, sus creaciones de testimonio, como Trujillo, Villa Francisca y otros fantasmas, o de crítica literaria, como Cultura, teatro y relatos en Santo Domingo, o de investigación científica, como Arqueología prehistórica de Santo Domingo, revelan al creador amante de su pueblo, conocedor de su intrahistoria, su lenguaje y su cultura. 

La memoria como veta creadora 

   Dotado de una asombrosa intuición, Marcio Veloz Maggiolo siente verdadera pasión por la memoria, una prodigiosa facultad intelectual con que la naturaleza dotó de manera generosa a este valioso escritor dominicano. Marcio Veloz ha privilegiado la memoria, con la imaginación y el lenguaje, para fundar un cosmos narrativo que finca en la sustancia de las vivencias el núcleo inspirador de la realidad estética de sus ficciones.

La potencia del alma por medio de la cual se retiene y recuerda lo pasado, como define  el Diccionario de la Real Academia Española a la memoria, ha aportado a nuestro autor una veta estimulante y creativa, como cantera de vivencias del pasado, como fuente nutricia de creaciones de ficción y ensayo, o como punto de partida para apoyar o gestar creaciones colindantes. Llama la atención el uso que nuestro escritor ha consignado a la memoria, que me permite configurarla en las siguientes consideraciones:

  1. La memoria como fuente de referencias temáticas. Marcio Veloz Maggiolo tiene una memoria privilegiada hasta el punto de asombrar con los datos que recuerda de sus vividuras barriales en la infancia o durante su juventud, en las etapas de estudiante, evocando los nombres y los apellidos de sus condiscípulos con anécdotas que conoció o que le contaron, narrando situaciones y acontecimientos del pasado que recuerda con precisión y verismo en numerosos artículos periodísticos o en ficciones.
  2. La variante sinonímica de la memoria.  Al hacer uso de la memoria, Marcio Veloz pondera las variantes léxicas de recuerdos, evocaciones, añoranzas, rememoración, memorial, memorioso, etc., con su contraparte inevitable del olvido, en diferentes textos cuyo contenido ha sido revivido en su memoria, lo que ha concitado su justa preocupación por nuestra literatura olvidada.
  3. Simbiosis entrañable de memoria y añoranza. Su relación con la memoria ha sido tan raigal en su espíritu, que ha creado un término que estrenó cuando laborábamos en la edición de “Coloquio”, el Suplemento Cultural de El Siglo. Me refiero al vocablo memoranza, que es una fusión de memoria y añoranza, en una compenetración emocional engarzada por la querencia, la nostalgia y las vivencias soterradas en el hondón de la sensibilidad.
  4. La función de la memoria como sentido interior.  Contamos con la imaginación, la intuición, el instinto, el sentido común y la memoria, que son los sentidos interiores o sentidos metafísicos que se diferencian de los sentidos físicos o corporales. Un escritor desarrollado, y Marcio Veloz es un magnífico ejemplo, es quien hace con la palabra un aporte intelectual, científico o estético, para la mejor comprensión, valoración o interpretación de la realidad, y en esa función hace acopio de las vivencias y el lenguaje, además de los sentidos interiores entre los cuales juega un papel estelar la memoria para plasmar en la escritura sueños, obsesiones y pasiones. Ya se sabe que la memoria es la depositaria de cuanto queda como resultado de lo que hacemos o decimos, y la escritura no funciona sin el auxiliar indispensable de esa facultad humana.
  5. La participación de la memoria en la conformación de la realidad estética. Lo que llamamos realidad estética, que es esa sustancia interna, profunda y entrañable que amasamos con nuestras vivencias y pasiones, es imposible construirla sin el concurso de la memoria, fundamental para entender el mundo interior de un escritor, clave para interpretar la obra literaria de Veloz Maggiolo, que ha hecho de la memoria una especie de materia prima para sus creaciones.
  6. Cosmovisión fundada en la memoria barrial. La visión de la vida y el mundo, que los alemanes llaman Weltannschauung, la articula Marcio Veloz con la sustancia de los recuerdos de su barrio de Villa Francisca. La cosmovisión es la más importante instancia intelectual de una obra literaria porque perfila la dimensión filosófica de la existencia, y los pocos autores dominicanos que la conforman, entre los cuales figura nuestro autor, saben que es el nivel noético de una escritura, y en el caso singular de Veloz Maggiolo, ha formalizado la visión de la vida en su novelística sintiendo y expresando el mundo desde la perspectiva barrial como memoria de una existencia traducida en rumores, angustias, dolores, sueños y anhelos. Con su memoria barrial reconstruye el mundo que su sensibilidad tamiza con su aliento.
  7. La memoria vicaria como alternativa de experiencias. Marcio Veloz hace uso de lo que en su momento llamé memoria vicaria que hace que el recuerdo ajeno despierte o fecunde la memoria propia, experiencia que puede usarse como recurso o fuente creativa para usufructuar la memoria ajena con provecho. Obviamente no podemos protagonizar o compartir las experiencias de los demás, ni siquiera las que se realizan en nuestra más cercana contemporaneidad o coterraneidad, por lo cual es oportuno y provechoso acudir a la vivencia de quienes ejecutaron o vivieron determinadas experiencias ajenas a nosotros.
  8. Contrapunto de la memoria reflexiva. Me parece significativa en Marcio Veloz lo que llamo memoria reflexiva que defino como aquella que arranca del archivo de las vivencias y que le permite a su poseedor formular reflexiones, consideraciones o especulaciones de carácter crítico o interpretativo a partir de un suceso que se evoca como núcleo temático para perfilar un cuadro interpretativo del tejido social, antropológico o sicológico de una realidad histórica o cultural plasmada en textos de testimonio o ensayo. Veamos la siguiente ilustración: “Del rumor se vivía entonces. Cuando llegué a las aulas del Liceo Presidente Trujillo recorrí los pasillos. Subí al lugar en donde estaba el piano con el que practicaba el coro. Supe que también allí recalaban los condenados del Liceo, estudiantes que como Gamaliel Castro eran más inquietos de lo que la Era soportaba, y que se pasaban gran parte del tiempo junto al piano en donde entablaban, al fin y al cabo, amistad deportiva con Virgilio Travieso, quien con su cara seria, no escondía su admiración y afecto por estos tipos inteligentes que iban en contra de la corriente trujillista. Entonces no lo entendía, pero ahora veo perfectamente “el revés de la trama” (2).
  9. Ponderación de la memoria generativa. Marcio Veloz se ha caracterizado por el uso de la memoria generativa que es la que usa la base de los recuerdos como núcleo generador de caracteres, situaciones y fenómenos concebidos a partir de una palabra inspiradora o una frase aportada por la fuente memorística y que le sirve a nuestro autor para crear nuevos textos de ficción. El siguiente texto de la autoría de Veloz Maggiolo sirve de ejemplo: “Se cuenta la historia de un pobre espejo que cuando vio la luz después de un siglo, cobró vida propia y determinóse a imaginar paisajes. De ahí que un día saliera de la estancia y se fuera a recorrer caminos con la finalidad de reunir para sí imágenes. Su memoria se transformó en siluetas que pasaban; su marco atrapaba todo tipo de seres. Bajó a las márgenes del arroyo y dejó que entre el cristal y el azogue desportillado se metieran las ninfas de las que hablaron tanto los griegos en épocas distantes. Lleno de vestales y náyades, preguntó a las imágenes por su pasado y éstas, sonriendo, dieron paso a un tiempo inespecífico, un tiempo sin soldaduras ni peso, incapaz de ser explicado por las luces de las aguas mismas. Con la escapada de las imágenes, el espejo moría de pena”.
  10. La memoria como fuente creativa.  Al igual que Homero o Borges, Veloz Maggiolo acude a la memoria como veta creadora, como fuente de inspiración, como núcleo fecundante de testimonios y narraciones y es por tanto el escritor dominicano que ha fundado un cosmos narrativo y un corpus literario con el aporte de la memoria como recurso y sustancia de un decir que da sentido y significación a los recuerdos.

Marcio Veloz Maggiolo se distingue entre los creadores dominicanos (3) porque ha dado vida al cauce de recuerdos y vivencias. Ha hecho de su escritura el medio de expresión de temas nacionales. Ha implantado un nuevo modo de ficción en nuestra novelística y la ha convertido en canal de una cosmovisión creando al mismo tiempo un módulo de aplicación de los recursos modernizantes de la novelación.

Con su creación literaria, con su ejecutoria novelística, con su aporte a la imaginación y la sensibilidad, Marcio Veloz Maggiolo ha potenciado el profundo valor de las motivaciones creadoras del espíritu y lo ha puesto al servicio del desarrollo cultural del país, contribución que lo enaltece y lo distingue entre los escritores y académicos con una obra literaria impregnada de erudición, sabiduría y humanismo.

 

Bruno Rosario Candelier

Movimiento Interiorista del Ateneo Insular

Moca, Rep. Dominicana, 16 de abril de 1994.

 

Notas:

  1. Marcio Veloz Maggiolo, “Influjo norteamericano en La vida no tiene nombre, en “Coloquio”, Suplemento Cultural de El Siglo, Santo Domingo, 19 de mayo de 1989, p. 8.
  2. Marcio Veloz Maggiolo, “Recuerdos menos que floridos”, en Listín Diario, Santo Domingo, 13 de junio de 1993, p. 3.
  3. La fecundidad creadora de Marcio Veloz Maggiolo es ejemplo de un creador consagrado al quehacer literario con disciplina, vocación y entrega.

(En Bruno Rosario Candelier, Lenguaje, identidad y tradición en las letras dominicanas, Santo Domingo, UNAPEC, 2004, pp. 398-407).

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