Presentación de «Metafísica de la sensibilidad: psicoanálisis de la intuición estética»

Por Camelia Michel

   Nuevamente me toca el privilegio de estar en mi natal Moca y de pisar este recinto de tanta significación para nuestra comunidad. En septiembre del año pasado tomé parte del homenaje celebrado a la familia Michel, mi familia. En esta ocasión participo de un hecho no menos importante, dado que concierne al ámbito de mi familia espiritual, la familia del Interiorismo: la puesta en circulación de un nuevo libro del fundador del Ateneo Insular y del Movimiento Interiorista, Dr. Bruno Rosario Candelier.

La obra Metafísica de la sensibilidad. Psicoanálisis de la intuición estética, es un hito en el sendero del pensamiento y de la teoría literaria de este movimiento, pues aborda un elemento fundamental en la creación artística y en la fundamentación estética, que es la sensibilidad, fenómeno que se presenta en varios niveles, hasta conectar al hacedor de literatura, y en general, al creador artístico con la realidad física y la trascendente, a través de la búsqueda del sentido.

Este libro obedece a una de las preocupaciones fundamentales de Rosario Candelier, como maestro formador de escritores e ideólogo y conductor del Movimiento Interiorista: concientizar a los aspirantes y hacedores de literatura en torno a los diferentes aspectos que influyen en la creación literaria; estimular su dominio de las fuerzas érgicas que hacen posible este tipo de manifestación artística.

En esta ocasión el aspecto enfocado es la sensibilidad, como base de la percepción estética y creación artística y literaria, en sus vertientes físicas y metafísica. Como siempre, el estudio de este concepto parte desde sus raíces etimológicas y abarca sus diversas posibilidades semánticas.

Es importante destacar que en esta obra no se pretende hacer una conceptualización de la estética como disciplina filosófica, ni una definición de la estética interiorista, aunque sí destaca las motivaciones y los valores estéticos tomados en cuenta en el Interiorismo. En este orden es pertinente conocer lo que dice el autor en la contraportada de la obra: “La propuesta estética del Interiorismo fue concebida para canalizar el impacto que la realidad introduce en la conciencia, que el creador asume en su relación con la sustancia de sus vivencias, de tal manera que pueda sentir y expresar el efecto que las cosas producen en la sensibilidad y fraguan en la conciencia”.

El eje fundamental abordado por el autor, como se señala anteriormente, es la explicación del rol de la sensibilidad en la percepción de los estímulos, tanto materiales como metafísicos, que llegan al creador a través de los sentidos físicos y de los sentidos interiores y que constituyen una parte importante del acervo para la creación artístico-literaria. Pero veamos la definición de sensibilidad que ofrece Rosario Candelier (1): “La sensibilidad es la facultad para sentir lo que la realidad presenta”.

También ausculta el proceso que posibilita que dichos estímulos -procesados en la conciencia por la inteligencia y atizados y complementados por la intuición, la imaginación, las experiencias, la lectura, la revelación y la disciplina de trabajo- se transformen finalmente en la sustancia de la obra de arte u obra literaria y cito: “La conciencia es el poder de la mente para entender lo que las cosas son y significan, que conocemos mediante los sentidos corporales. Tenemos experiencias sensoriales con las vivencias que generan la percepción de los sentidos. Y sentir es captar y expresar lo que percibe la facultad del organismo que llamamos sensibilidad” (2).

Esencialmente los ensayos presentados en la primera parte de Metafísica de la sensibilidad. Psicoanálisis de la intuición estética han sido el sustento de algunas de sus cátedras impartidas entre 2014 y 2015 en diversos escenarios como el Taller Literario Pedro Mir, que auspicia la Biblioteca Juan Bosch de la Fundación Global; el Ateneo Amantes de la Luz, de Santiago, y en los encuentros literarios realizados por el Movimiento Interiorista del Ateneo Insular en los años de referencia.

Este texto consta de una breve introducción explicativa del autor, titulada Fragua de la sensibilidad estética y de seis capítulos, el primero de las cuales reúne veintiún ensayos, bajo el epígrafe de Orientación teórica, en los que el autor aborda el tema de la sensibilidad como base de la estética, en sus diferentes aspectos.

En la segunda, se agrupan nueve ensayos, bajo el título Estudios literarios, enfocados en textos de los escritores Rubén Darío, Manuel Rueda, Andrés Ulloa, Miguel Ángel Durán, Ana Rita Guzmán Ceballos, Kenia Hidalgo, Gerardo Henríquez, Reynolds Jossef Pérez Stefan y el mismo Rosario Candelier.

Los segmentos tercero, cuarto y quinto reúnen un amplio y diverso intercambio digital de temas literarios entre el autor y numerosos escritores y relacionados de la Academia de la Lengua y el Movimiento Interiorista.

Finalmente, la sexta parte agrupa algunas entrevistas y conversaciones de Bruno Rosario Candelier con diversos interlocutores, acerca de temas literarios variados, y muy especialmente en torno al Movimiento Interiorista.

Para concluir no me queda más que felicitar al prolífico autor de Metafísica de la sensibilidad. Psicoanálisis de la intuición estética, quien, a todas luces, inicia el año de forma muy auspiciosa. A todos los presentes, los exhorto a leer este libro y a acercarse a su propia fuente de creación, para lo que fue creada dicha obra, y muchas gracias a los organizadores de esta puesta en circulación.

 

Camelia Michel Díaz

Presentación de Metafísica de la sensibilidad

Moca, Teatro Don Bosco, 21 de febrero de 2019.

El enigma de los pergaminos: Una novela de crítica eclesiástica leída por un teólogo

Por Luis Quezada

Me llena de mucha alegría que una mujer que a través de su obra inspira belleza, bondad y verdad, los trascendentales del ser, nos entregue una enjundiosa narrativa sobre el ser de una institución que está llamada a ser carisma y comunidad, antes que institución, pero que una patología institucional de casi 2,000 años, ha ahogado lo carismático y lo comunitario que en ella deben ser prioritarios, ya que lo institucional debe estar en ella al servicio de lo carismático y de lo comunitario, y no al revés.

Esta narrativa puede inscribirse en el género histórico-crítico y específicamente de las novelas que hablan sobre la patología del poder, entre las que podemos citar “La historia del rey David, en La Biblia; Edipo rey, de Sófocles; Yo Claudio, de Robert Graves; Memorias de Adriano, de Margarite Yourcenar; Calígula, de Albert Camus; El nombre de la rosa, de Umberto Eco; Castellio contra Calvino, de Stefan Zweig; Macbeth, de William Shakespeare; Fouché, de Stefan Zweig; Rojo y negro, de Stendhal; La piel de zapa, de Balzac; El maestro y Margarita, de Miljail Bulgakov; Bella del señor, de Albert Cohen; Todos los hombres del rey, de Robert Penn Warren; 1984, de George Orwell; Fahrenheit 451, de Ray Bradbury; La hoguera de las vanidades, de Tom Wolfe; El señor de las moscas, de William Golding; Agosto, de Rubem Fonseca; Amsterdam, de IanMc Ewan, entre otras.

El tema de fondo de la novela es el PODER. La Antropología Cultural nos ha enseñado que de las 5 dimensiones existenciales que constituyen al ser humano, como son, EL TENER, EL PODER, EL SABER, EL PLACER Y EL HACER, la más difícil de cambiar, o por decirlo en un lenguaje más eclesial, la más difícil de convertir, es la dimensión del PODER. Hacer que el Poder no sea dominación, opresión, represión, exclusión a que sea Poder-Servicio, es lo más difícil de lograr.

Precisamente, la gran herencia que nos dejó Jesús es el vivir el PODER-SERVICIO: “Yo he estado entre ustedes como el que sirve”. El evangelio de Lucas es elocuente al respecto. Dice:

“Los discípulos se pusieron a disputar sobre quién de ellos debía ser tenido como el primero. Jesús les dijo:

—«Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen la autoridad se hacen llamar bienhechores. Vosotros no hagáis así, sino que el primero entre vosotros pórtese como el menor, y el que gobierne, como el que sirve. Porque, ¿quién es más, el que está en la mesa o el que sirve? ¿Verdad que el que está en la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.

 Es harto evidente, que la iglesia en 2,000 años no ha asimilado lo que Clodovis Boff ha llamado “el evangelio del Poder-servicio”.

Incluso, un himno del siglo I, que es anterior a Pablo y él lo recoge en su carta a los filipenses, muestra que todo el misterio de la encarnación, es decir, de la humanización de Dios entre nosotros, no se realiza en una humanidad abstracta, sino en una humanidad concreta, pobre, sencilla. Cuando hablamos de la encarnación, no basta decir que Dios se hizo hombre, sino que se hizo hombre pobre, en la persona de Jesús. Dice el himno antes mencionado:

Filipenses 2, 6-11

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;de modo que al nuevo nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el
abismo, y toda lengua proclame que Jesús es el Señor, para gloria  de Dios Padre.

La narrativa de Johanna Goede reinvindica al Jesús histórico, en su condición de hombre pobre y servidor.

Pero su mayor logro reinvindicativo es el visibilizar y empoderar a esa “muchedumbre invisible” en la Iglesia que son las mujeres. Y creo que este reclamo exigente no es solamente propio de la trama de la narrativa, sino de la trama existencial de la autora. Todo autor siempre escribe autobiográficamente, y en este caso, lo autobiográfico es tan evidente que Johanna no es solamente la autora, sino que también una Johanna es la protagonista.

La novela deja escapar en cada uno de sus 25 capítulos, precedidos por un brevísimo prólogo y un breve epílogo, una rabia santa, contenida a lo largo de los siglos, aprisionada por aquella institución que vive el poder-dominación y no el poder-servicio.

En la piel de res, limpia y estirada, que sirve para escribir sobre ella (PERGAMINOS), Johanna Goede nos revela un conjunto de palabras de sentido encubierto, para que sea difícil entenderlo o interpretarlo (ENIGMA).

Buñuel decía que él era ateo “por la gracia de Dios”. Creo que Johanna es una creyente atea y una atea creyente. Y no es una perogrullada. Ya decía Ernst Bloch “que para ser buen cristiano hay que ser buen ateo”, es decir, ateo de los ídolos falsos.

La autora de “El enigma de los pergaminos” es creyente en el Dios de la vida, del amor, de la justicia, del servicio, de la solidaridad; pero atea de los ídolos de la muerte, que siembran la división, la marginación, la exclusión, la opresión, la persecución.

Una mujer que agradece, ante todo, “a Ese ser inmaterial que vive en mis reconditeces; susurro que me dicta cada palabra a escribir, cada idea a plasmar, cada detalle. Si hay algún error, es mío, por no captar con claridad Su mensaje”. (Pág.11). Esa mujer que agradece así, alberga en su corazón profundas raíces de una fe que opera por el amor.

Hay dos símbolos que aparecen en la portada de la novela y que atraviesan todo su entramado, que llevan dentro de sí “la semilla de su propia destrucción”. LAS CARABELAS, símbolo del poder colonizador dominante, traen de incógnito en su seno dos botijas que constituyen el enigma liberador a develizar. Curiosamente, la nao lleva el nombre de una mujer especial: Santa María, curiosamente, solamente en el discurso de la ortodoxia, esa mujer llamada María es considerada el “simbollumeclesiae”. La miopía histórica nos hace hablar incluso de que la Iglesia es nuestra madre, pero una madre donde solamente mandan los hombres. Es precisamente esa figura femenina llamada María, la que invita en el capítulo 1 a zarpar, la que asegura que “el tiempo de volver a partir ha llegado”. Ella es la que da la señal de salida: “Ha llegado la hora de partir”.

El otro símbolo es EL VATICANO, donde se ha concentrado el poder-dominación de la Iglesia que dice ser “el movimiento iniciado hace 2,000 años por Jesús de Nazaret”. En el Vaticano se respira cualquier cosa, menos espiritualidad. Es la verdadera meca del poder absoluto. Y la novela cita varios momentos, acontecimientos y circunstancias históricas donde se demuestra aquello que decía en el siglo XVIII Lord Acton: “El poder corrompe, y el poder absoluto, corrompe absolutamente”.

Aquí reside el “pecado original” de la iglesia. Abandonó su opción por los pobres y asumió una opción por el poder. Y todo esto se consolida en el siglo IV. Es lo que se ha llamado la “constantinización de la Iglesia”.

La impresión que deja la novela cuando un creyente auténtico la lee no es la de hacerle tambalear en su fe, sino todo lo contrario. Es una bocanada de aire fresco. Es como abrir todas las ventanas, para que entre la brisa suave del Espíritu. La novela es un verdadero “aggiornamento” como decía del Concilio Vaticano II el papa santo Juan XXIII: “se trata de ir a las fuentes y de poner al día a la iglesia”.

Pienso que la trama llevada por la autora en la novela niega lo que ella misma expresa que es el resumen de su pensamiento crítico: “Creo en todo y no creo en nada”.

Por lo que se deduce de la novela, Johanna Goede no “cree en todo”. Cree en aquello que genera vida, amor, felicidad en los seres humanos, igualdad, participación. El que cree en todo no cree en nada. Tampoco es verdad que Johanna “no cree en nada”. La novela deja bien establecido el perfil de su fe. Pero a la vez deja bien definido el perfil de su increencia. Aquello en lo que ella no cree, aunque se presente como la ortodoxia misma y aunque provenga de los llamados “guardianes de la fe”.

El valor narrativo, llevado con fino hilo rojo, como si fuera un poncho de múltiples bordados, donde cada capítulo muestra una faceta diferente del conjunto de la textura bordada por su narrativa, está fuera de cuestionamiento. Dejo a los autorizados críticos literarios profundizar en el valor literario de esta novela, que para mí lo tiene en demasía.

Pero, como teólogo, tengo que subrayar el “plus” que ofrece la novela, en su contenido ideológico. Muestra prácticamente una “iglesia en explosión”, para usar el título llamativo de un libro cuestionador aparecido en la década de los sesenta.

El libro es un verdadero terremoto, una sacudida brutal que quiere despertar las conciencias aletargadas y despabilar a una “iglesia que duerme”, sin darse cuenta de que hace muchos siglos se apartó del sendero que trazó Jesús.

Los dos pergaminos proféticos, protagonistas silentes de la trama, custodiados por un nigeriano -no es casual que el despertar venga de África en la novela, “la cenicienta de los continentes”- y que los mismos sean descifrados en Cuba, la isla que los españoles llamaron “Juana”, como la protagonista de la novela. No son coincidencias. Son aldabonazos para que la Iglesia retome su dimensión profética de anunciar, denunciar, renunciar y pronunciar.

El enigma de los pergaminos es una delicia literaria y un desafío teológico. Los invito a todos a leer con mente abierta, un texto desafiante y que tiene una finalidad explícita: sacudirnos para que cambiemos el rumbo.

Muchas gracias.

Sábado 16 de febrero de 2019

 

Lecturas para viajeros: cuentos y relatos

Por Manuel Salvador Gautier

   Miguel Collado es el presidente-fundador del Centro Dominicano de Investigaciones Bibliográficas, Inc. (CEDIBIL), con cuyo sello editorial publicó, en 1996, una Bibliografía cronológica de las antologías literarias dominicanas 1874-1996, en la cual identificó las obras de los autores dominicanos que escribieron durante esa época, algunos de los cuales habían sido olvidados y fueron reconocidos de nuevo. Ya en 1993, Collado había obtenido el Premio Casa del Escritor Dominicano con su obra Apuntes bibliográficos sobre la literatura dominicana, de contenido similar al de la obra antes señalada.

Ciertamente, acudir a bibliotecas públicas y privadas para investigar una cantidad enorme de documentos con el fin de lograr ese cometido, requiere de una capacidad de concentración y voluntad que demuestra la tenacidad con que Collado abordó el asunto. Con esas dos obras, Collado se consagró como el autor que había dado a conocer en forma detallada la obra de los escritores dominicanos de todas las épocas. Fue un logro extraordinario que lo identificó para siempre en el imaginario literario de nuestro país. No valió que antes hubiese publicado cuatro libros de poesía: Pesada atmósfera, en 1976; Soliversodario, en 1980; El viento y yo, en 1986; y Un encuentro propiciado por la lluvia, en 1987; ni que posteriormente publicara una antología sobre la poesía de Rafael Abreu Mejía y otra de cuentos sobre el tirano Rafael Leónidas Trujillo; ni que hiciera compilaciones sobre las obras poéticas de Freddy Gatón Arce y Aída Cartagena Portalatín; identificara el ideario de Pedro Henríquez Ureña, y publicara otros trabajos más, algunos de estos con varias ediciones; Collado era siempre identificado como el literato que dio a conocer a los autores dominicanos en bibliografías cuidadosamente preparadas que, como no ocurrieron con bibliografías anteriores, tuvieron una extensa difusión.

Ahora, con la publicación del libro de cuentos Lecturas para viajeros, Collado quiere una vez más demostrar que no es solo un magnífico bibliógrafo, sino que también lo es en cualquiera de las otras categorías literarias, en este caso, en la categoría de los cuentos, en la cual aún no se había dado a conocer.

En la obra, no se detalla en qué momento de su carrera literaria Collado comenzó a escribir los cuentos que ahora presenta. En un «Prefacio narrativo» sumamente emocional, el autor señala el año de 1988 como el inicio de esta propuesta; pero el lector sospecha enseguida que esta fecha es, más bien, la que define su voluntad de reconocerse como cuentista, porque antes, informó de los muchos cuentos que escribió, rechazó y quizás guardó, y que, por obligación, quedaron en su imaginación e influenciaron en los que finalmente aceptó.

Collado no presenta estos cuentos de acuerdo al momento en que los concibió, sino de acuerdo a su extensión. Comienza con los más cortos y concluye con los más largos. Así organizados, el lector no tiene manera de saber si el cuento que lee corresponde a una época más temprana o más tardía del autor, por lo que todos se aprecian como una unidad no diferenciada. Y es mejor así, porque lo que sale a relucir es que el autor tiene una gran coherencia de estilo, la cual deleita al lector, quien comprende enseguida que está ante un manejo homogéneo de la palabra de gran calidad literaria.

En las últimas décadas, muchos escritores extranjeros y nacionales pusieron de moda la publicación de cuentos muy cortos. Collado no escapa a esta influencia, y sus primeros cuentos son cortísimos, una simple frase o un diálogo de pocas líneas. Los últimos cuentos, sin embargo, son de gran extensión. En todos estos, Collado se maneja sabiendo exactamente lo que quiere lograr.

Estos cuentos son, en realidad, un catálogo de emociones humanas; aunque también aparecen lo que yo llamaría travesuras intelectuales, como ocurre en el cuento «El retorno a la tierra», donde una argonauta pasa décadas navegando por el espacio y, cuando vuelve a la tierra, encuentra que ahora está poblada de monos y no de gente, lo que significa que Collado invierte la famosa teoría de Charles Darwin de que el hombre desciende del mono; en este caso, el mono desciende del hombre.

 

A continuación, presento otros cuentos, encabezados por sus títulos:

 

«El libro de los secretos»

Trata sobre un hombre que, después de leer un libro sobre la importancia de la vida, concluye que su propia vida ha transcurrido de manera insípida y se deprime. Así trata Collado la influencia de los libros en las personas.

 

«La realidad onírica»

Collado juega con el famoso cuento de Augusto Monterroso de una sola oración: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba ahí”, y lo transforma en un sueño donde hay un dragón que, cuando el sujeto despierta, aparece de verdad y lo mata. De esta manera, Collado establece la relación que, según él, existe entre el sueño y la realidad.

 

«Imitando a Superman»

Un tipo se tira de un quinto piso como haría Superman, y termina muerto en la calzada. Así Collado advierte sobre la actitud de algunas personas que no analizan las características del personaje que imitan.

 

«El pescador pescado»

De nuevo, Collado toma un cuento muy conocido y le da su propia interpretación. En este caso, es el cuento del hombre tragado por una ballena, el cual el autor transforma en un hombre que depende de su celular para salir siempre de apuros. En el caso que tratamos, el hombre dentro de la ballena no consigue señal y queda atrapado. Es una advertencia de Collado a todos los que andan con su celular, asumiendo que con este podrán salir siempre de empeños.

 

«El cocotero y la gaviota»

Collado presenta la contraposición entre los seres que tienen movilidad y los que no. De una manera muy amena, demuestra que ninguna entidad puede vanagloriarse de ser superior a la otra, pues cada una tiene méritos que la otra no posee.

 

«La ingenuidad de Ana»

Acabados de casar, Ana no puede acompañar a su esposo a un viaje que a este se le presenta para ir a Nueva York. Tiempo después, Ana llama por teléfono al marido en Nueva York y le informa que está encinta de él. Entonces él, sorprendido, le recuerda que ellos no tuvieron tiempo de consumar el matrimonio. Se sobreentiende que Ana ha tenido relaciones con otro hombre mientras el marido estaba de viaje, o antes. Collado advierte sobre aquellos que piensan que pueden engañar a los demás con situaciones obvias, que pueden ser fácilmente  refutadas.

 

«Por amor volvió a la vida»

En el entierro de su enamorado, ella se abalanza sobre el féretro de él y lo abraza, lo cual hace que él se despierte y le diga que el amor de ella lo volvió a la vida. Con este cuento, Collado nos señala que el amor tiene formas inimaginables que logran lo imposible.

 

 

 

 

«Kassim, el que se creía filósofo»

Kassim, un loco en un manicomio, que cree vivir en la época clásica griega, solo responde a su psiquiatra cuando este se hace pasar por Platón. De esta manera, Collado propone que, solo si las personas toman en consideración los intereses del otro, pueden entenderse con este.

 

«Después Alberto»

A sabiendas de que lo persiguen, un hombre decide quedarse en su casa. Allí lo atrapan sus enemigos y lo matan. Collado nos advierte sobre las malas decisiones que hacen algunas personas, que no toman en cuento su propia realidad.

 

«Una mujer dolida»

María no sabe qué ha sido de su esposo después que este participara en el robo de un banco. Con este cuento, Collado nos informa sobre las relaciones dudosas entre marido y mujer, donde este, cuando consigue dinero, la abandona. De esta manera, el autor advierte sobre la falta de comprensión que existe en algunos matrimonios con respecto a sus verdaderas relaciones.

 

«El hombre es un ser caníbal»

Un hombre entra de compra a una carnicería y, al ver los trozos de carne que hay allí, reflexiona sobre la cantidad de animales que deben morir para que el hombre se alimente. Collado quiere darnos a entender que, aunque es una necesidad comer, esto significa sacrificar seres que sienten y sufren, cuyos sentimientos no tomamos en cuenta, lo cual demuestra que el hombre es insensible a cualquier manifestación, cuando se trata de su sobrevivencia.

 

«El solitario hombre que cavila»

En este cuento, uno de los más importantes por su contenido, Collado demuestra las inquietudes que tiene sobre la vida.

Un hombre reflexiona y se hace un torrente de preguntas, todas relacionadas con el sentido de la vida. Algunas de estas preguntas son:

¿Por qué hago lo que hago? ¿Qué sentido tiene para mí vivir y desvivirme haciendo lo que hago? ¿Para qué y por qué afanarnos tanto si inevitablemente habremos de morir?

 

CONCLUSIÓN

No hay dudas de que estamos ante una obra muy bien escrita, con un contenido que va desde la entretención a la reflexión. El libro de cuentos Lecturas para viajeros, de Miguel Collado, debe considerarse como una excelente obra literaria. Al salir al ruedo con esta, el autor demuestra su capacidad narrativa y se coloca entre los mejores cuentistas dominicanos.

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*Palabras pronunciadas en el acto de puesta en circulación del libro Lecturas para viajeros: cuentos y relatos breves y muy breves, de Miguel Collado, celebrado el jueves 21 de marzo de 2019 en la Biblioteca Pedro Mir de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

 

El poder de la sensibilidad

Por Bruno Rosario Candelier

    La participación de la sensibilidad es determinante en todo lo que intuimos, pensamos y hacemos a la luz del aporte de las antenas de nuestro propio ser cuando se ponen en comunión con fenómenos y cosas mediante una singular conexión con los datos sensoriales y las señales ultrasensibles que tocan nuestra conciencia. De ahí la pertinencia de una metafísica de la sensibilidad en el arte literario.

Decir sensibilidad y decir metafísica son dos palabras aparentemente contrapuestas, porque la sensibilidad es la capacidad de nuestro cuerpo para sentir y expresar nuestra percepción de lo viviente. La sensibilidad no es más que la capacidad para sentir, y ocurre que sentimos las manifestaciones sensoriales de las cosas, así como algunas de las manifestaciones extrasensoriales, es decir, la realidad material en su dimensión natural, física y tangible, así como la realidad espiritual mediante los efluvios de la Creación.

Sentimos las señales de las cosas mediante los circuitos receptores de la sensibilidad que llamamos sentidos corporales, que se conectan con la vista, el olfato, el tacto, el gusto y el oído. Y percibimos los fenómenos de la realidad trascendente a través de los sentidos interiores, como son la intuición, la memoria, la imaginación, el sentido común y la estimativa.

Cuando los canales de la sensibilidad despliegan sus antenas receptoras, actúan como una esponja que lo capta todo, y entonces nosotros sentimos que algo roza nuestros sentidos, algo toca nuestro ser y, cuando tenemos esa percepción, es decir, cuando sentimos, hay la tendencia a expresar lo que esas sensaciones producen en nuestro cuerpo físico y en nuestra interioridad, incluidas los efectos entrañables, como la emoción estética y la fruición espiritual.

Ahora bien, ¿por qué asocio metafísica a sensibilidad? La palabra metafísica se relaciona con lo que está más allá de las apariencias de las cosas, es decir, lo opuesto a la sensibilidad que capta la faceta sensorial de lo viviente. La sensibilidad física atrapa la sensorialidad de las cosas. Y la metafísica comprende la realidad intangible, pero acontece que nuestra sensibilidad tiene sentidos interiores que captan las manifestaciones intangibles de lo existente, y son más las cosas que no se ven, que las cosas que se ven. Y además la misma expresión sensorial de lo viviente tiene una dimensión interna, es decir, invisible, subyacente y oculta. De ahí la razón para consignar el concepto implicado en la palabra metafísica para vincularla a la sensibilidad. Lo que indica, entonces, que podemos hablar de una sensibilidad física y una sensibilidad metafísica.

Hay múltiples señales que vienen del Universo que no se ven, pero se sienten y tienen un alto sentido para la conciencia trascendente. Esas señales que no se ven y que son reales son señales metafísicas, porque no tienen una manifestación sensorial sino ultrasensible, como son irradiaciones, símbolos, ondas secretas, voces, estelas, imágenes y otros destellos intangibles. Hay una enseñanza profunda que viene del Universo, porque todo lo que ha acontecido en el transcurso del tiempo está registrado en diversas capas ocultas del Universo cósmico.

Ya sabemos que un día se va a crear un aparato que va a identificar la realidad de cuanto ocurrió en el pasado, y entonces ese instrumento permitirá conocer las manifestaciones del ayer que nuestra limitación perceptiva nos impide conocer, como determinados datos históricos y las referencias del pasado que conocemos por la narración de los libros de historiografía, pero no sabemos con la exactitud de la verificación o la certificación que determina su certeza indubitable.

Nuestro cerebro tiene, mediante las neuronas cerebrales de la mente, también unas antenas especiales para captar las señales secretas del mundo invisible, con las que puede desvelar el misterio que las cosas esconden, porque la realidad sensorial susurra y refleja fluidos sugerentes de señales provenientes de la misma sensorialidad, y todo en el Universo tiene un caudal de sensaciones, señales y símbolos que suelen percibir, entender y descifrar los que han desarrollado la sensibilidad metafísica o sensibilidad trascendente, que es la que permite captar lo que está más allá de las manifestaciones sensibles, y esa dimensión sutil y trascendente de lo viviente es más profunda, más rica, más luminosa que la realidad sensorial por el caudal de señales, verdades y sentidos que portan, con más sentidos que la realidad material, y, entonces, los poetas, los iluminados y los místicos, es decir, los que tienen el desarrollo de su inteligencia sutil para entender las cosas profundas de la realidad trascendente, capten esas señales, interpretan sus mensajes y los plasman a través de sus imágenes poéticas, sus símbolos comunicativos y su correspondiente exégesis valorativa.

La experiencia nos enseña que hay mensajes secretos, verdades profundas y sentidos ocultos con un caudal de valores y significados de muy antiguas esencias de una alta y luminosa sabiduría espiritual que suelen captar los santos, los místicos, los poetas y los iluminados que han desarrollado ese poder del intelecto, ese poder perceptivo de la sensibilidad y, entonces la palabra, el canal expresivo con que traducimos nuestra percepción de las cosas, nos sirve para comunicar lo que la realidad sensorial susurra o lo que la realidad ultrasensible dicta para conocer esos mensajes alta estirpe cósmica. De manera que nuestra sensibilidad tiene dos antenas de recepción: la antena física para captar las señales sensoriales de las cosas; y la antena metafísica para capturar las irradiaciones trascendentes de los fenómenos invisibles, y así se pueden atrapar ambas dimensiones de los mundos reales y sutiles, las que se ven y las que no se ven, para lograr una visión más completa de los fenómenos y cosas que nos rodean.

A menudo la dimensión que no se ve tiene más señales, más verdades y más enseñanzas que la que se ve; eso es parte del misterio de la Creación, percepción que depende del talento que desarrolla la persona si se ha cultivado intelectual, estética, imaginativa, psicológica y espiritualmente.

Si uno les pone atención a las múltiples e incitantes manifestaciones de la realidad social, natural y sobrenatural, puede entender muchos fenómenos del Universo y profundas verdades de una sabiduría milenaria, porque permanentemente hay irradiaciones y señales, con valiosos mensajes espirituales, que vienen de la cantera del infinito para nutrir con esas sabias verdades nuestra comprensión de los mundos sutiles.

La realidad sensorial es inmensa; la realidad cósmica es infinita; y el Universo es inconmensurable. Y un saber profundo, luminoso y trascendente, que viene de muy antigua memoria y que podríamos identificar en el hondón de nuestra sensibilidad, es lo que he tratado de captar, entender y explicar en esta obra que he titulado Metafísica de la sensibilidad, por lo que tiene el subtítulo de “Psicoanálisis de la intuición estética”.

¿Por qué la denominación de “Psicoanálisis de la intuición estética? Porque es una forma de auscultar lo que pasa en nuestro interior, lo que acontece en nuestra conciencia y lo que experimenta nuestra sensibilidad cuando la realidad toca las antenas de nuestro ser y cuando nosotros nos sentimos concitados, estimulados, conmovidos, apelados y emocionados por las señales sensoriales y profundas de la misma realidad material.

¿Cuándo sentimos las señales de la realidad sensible o las manifestaciones de la realidad ultrasensible? Cuando nosotros nos disponemos a contemplar el mundo para sentir su dimensión profunda y vivir, aunque sea parcialmente, el sentido del misterio y el encanto de la Creación. Por eso es importante la contemplación de las cosas.

La contemplación, que es un ejercicio de la sensibilidad que suelen hacer los monjes, los contemplativos y los espirituales de las diferentes tendencias espirituales de las diversas culturas, es una actividad que deberíamos hacerla todos nosotros, de tal manera que los antiguos pensadores presocráticos griegos y los antiguos contemplativos taoístas chinos, comprendieron y desarrollaron un alto pensamiento porque tuvieron la disposición de dedicarse a la contemplación de lo viviente para sentir, desde su misma sensibilidad, lo que implica la conexión de la conciencia con la llama de lo viviente para captar y expresar la dimensión profunda y trascendente de cuanto acontece en el fluir de lo viviente.

El ejercicio de la contemplación activó el talante de la sensibilidad y el poder del intelecto de esos antiguos contemplativos que abrieron las compuertas de su sensibilidad para interpretar lo que el mundo sugería, y entonces pudieron crear filosofía, música, poesía, teatro, mística y todos los saberes humanísticos. El inicio de esa creación fue justamente el despliegue del poder de contemplación de la sensibilidad que ellos desarrollaron al poner sus sentidos físicos y metafísicos en contacto con la realidad de lo viviente para sentir y vivir el impacto que las cosas ejercen en la sensibilidad y la conciencia para las altas vivencias del espíritu.

Lo que les estoy comentando es lo que traté de explicar en esta obra, Metafísica de la sensibilidad, intuiciones y vivencias que tienen y experimentan los poetas, los narradores, los dramaturgos y los creadores en general cuando intentan plasmar lo que sienten, cuando intentan expresar lo que captan de la realidad y, sobre todo, cuando escriben la interpretación que quieren darle a la misma realidad que asumen con su sensibilidad, su intuición y su conciencia. Para eso se valen de la palabra y, mediante la palabra, traducen en imágenes, conceptos y símbolos el sentido de fenómenos y cosas para darnos un poco de luz sobre lo que ellos perciben cuando se despierta la vocación creadora y se activa su intuición espiritual y estética.

Para conectar lo que estoy diciendo con lo que dije al principio, esa vocación creadora está en todos nosotros y todos podemos desarrollarla de alguna forma y en cualquier área del pensamiento, en cualquier manifestación de la creatividad, en cualquier expresión artística y espiritual, porque esa alta dotación de nuestro intelecto forma parte de nuestra más entrañable condición en virtud de los hermosos dones que recibimos con el don de la vida, como son los dones de la intuición, la expresión y la creación.

 

Bruno Rosario Candelier

Presentación de Metafísica de la sensibilidad

Moca, Teatro Don Bosco, 21 de febrero de 2019.

Ampué, bracero/brasero, ilustrador/lustrador, a propósito/apropósito, sendos/*sendo

Por Roberto E. Guzmán

AMPUÉ

No recordaba el autor de estos comentarios haber oído esta palabra que según aseguran algunos textos pertenece al español dominicano.  Luego de obtenidas las noticias acerca de la existencia de la voz del título, se procedió a determinar lo relativo a su vigencia.

Una fuente que utiliza el autor de estos comentarios a modo de verificación de voces del español dominicano, recuerda en la provincia de San Cristóbal, en Cambita para ser más preciso, esa era voz corriente en el seno de su familia. La primera noticia acerca de esta voz llegó de viva voz a oído de quien esto escribe, a través de dos hermanos oriundos de Miches. Por la procedencia de las fuentes, puede asegurarse que la voz no pertenece solo a la región suroeste del país.

Aparte de la relación personal que se ha recogido acerca de la voz, esta se encontraba ya en el Diccionario de criollismos de Ramón Brito editado en 1930 en San Francisco de Macorís. Esta información se obtuvo del Diccionario de dominicanismos (2010:19), obra en la que se la tiene como un cibaeñismo. Esa clasificación sitúa en otra región de la República Dominicana la voz del título.

Conforme con lo que reproduce el último diccionario mencionado, Brito escribió que el significado de la voz era o es, “Así es, Ya usted ve”. A esto la obrita De nuestro lenguaje y costumbres añade, “Significa conformidad con una opinión” (1967:38).

Otra obra que reconoce el dominicanismo es el Real diccionario dominicano, (2017:29), y agrega a lo anterior que vale para expresar “de acuerdo”. La fuente que se mencionó antes, que se usa para verificar las voces dominicanas, recuerda que en su familia se utilizaba “ampué” a manera de enlace entre oraciones, con un valor de conjunción o adverbio. Ella piensa que podía ser un barbarismo o la combinación de dos palabras, quizás de “entonces, pues”. La informante sitúa el uso en su entorno familiar todavía en los años sesenta del siglo XX.

Por lo expuesto más arriba, es necesario hacer un espacio a esta palabra en las ediciones posteriores a esta intervención en los diccionarios de español dominicano que hacen honor a este nombre.

BRACERO – BRASERO

“La vida material elevada de los BRASEROS comprados a Haití. . .”

“Una cosa es con ese y una persona es con ce”. Estas dos palabras del título por su significado son muy diferentes entre ellas. No hay “derecho” a confundirlas. Solo un descuido mayor puede llevar a colocar a una en lugar de la otra. Más adelante se explicará el significado y el uso de cada una de ellas.

El bracero al que se refiere la frase copiada al principio de esta sección es el “jornalero no cualificado que trabaja en el campo”, que es la definición que ofrece el diccionario oficial de la lengua española. Es un trabajador del campo que solo cuenta con su brazo para ganarse la vida. Por costumbre en el habla dominicana esa es la designación con la que se conoce al jornalero de la caña. Cuando en República Dominicana se habla o escribe acerca de la importación de braceros haitianos se sobreentiende que son contratados (¿?) para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar que en ese país son cañaverales. Esta persona es el prototipo de bracero. El nombre a estos hombres les viene de brazo.

Un brasero es una cosa muy distinta. Puede ser un medio de calefacción; puede ser también un fogón portátil para cocinar o para mantener calientes algunos alimentos. El nombre de estos les viene de la palabra brasa, que es la leña o el carbón encendidos, reconocido por su color rojo.

No existe explicación alguna para la confusión entre los dos vocablos. Solo la escasa lectura puede relacionarse con este tipo de error. Es lamentable que así sea.

ILUSTRADOR – LUSTRADOR

“. . . estuvo en las calles. . . como ILUSTRADOR de zapatos (limpiabotas)”.

En esta parte de estos comentarios se está de nuevo ante la confusión entre palabras de escritura semejante. Esta clase de errores se producen no solo como consecuencia de las similitudes en las grafías de los vocablos, sino también, y sobre todo, por la falta de cuidado del redactor en los procesos de aprendizaje. En algunas ocasiones se redacta y no se analiza lo redactado.

Con respecto de ilustrador, esa es la persona que ilustra, en la mayoría de los usos corresponde a aquella persona que hace las ilustraciones, es decir, que crea los dibujos, las estampas o grabados en las publicaciones.

En Hispanoamérica el lustrador es la persona que lustra, que da brillo a los muebles o a los zapatos. Por suerte al redactor del ejemplo copiado se le ocurrió incluir entre paréntesis la palabra conocida en otros países de Hispanoamérica, limpiabotas. No hay que extrañarse si algunos países favorecen una manera diferente de llamar a la persona que tiene por profesión el limpiar y hacer brillar los calzados.

Desaciertos de este tipo se evitan con una dosis de cuidado en la redacción. Basta con leer con atención lo escrito para darse cuenta de que hay algo que “cojea” en el texto.

A PROPÓSITO – APROPÓSITO

“APROPÓSITO, como asunto curioso. . .”

El sustantivo apropósito es una curiosidad en el lenguaje de todos los días. Un apropósito es una breve pieza teatral de circunstancias.

“A propósito” es una locución que el Diccionario de uso del español llama “expresión calificativa” (2007-II-2414). Si se la emplea con funciones de adjetivo, locución adjetiva, indica que eso de que se habla es “oportuno o adecuado para lo que se quiere o para el fin a que se dedica”. En los casos en que se desempeña como locución adverbial transmite el mensaje de lo “hecho adrede, de forma deliberada, intencional, voluntaria”. También se usa para comunicar que algo que se ha mencionado, sugerido o recordado, trae la idea de hablar de otra cosa específica.

Cuando se dice o escribe “a propósito de”, la locución prepositiva transmite la idea de “acerca de”. Como puede deducirse de las oraciones anteriores, un descuido en la redacción es capaz de cambiar el sentido del mensaje.

 

SENDOS – *SENDO

“. . .por escribir *SENDO libro. . .”

Sendos se escribe solo en plural como consecuencia de su significado. Es un adjetivo distributivo que significa “uno para cada una de las personas o cosas mencionadas”. Algunos hablantes solo lo usan para personas pensando que es de uso exclusivo para referirse a personas sin incluir cosas, objetos.

El Diccionario de la lengua española entiende que es un adjetivo plural con el sentido de “uno y otro”. En sus funciones de pronombre puede ser femenino o masculino plural.

Otros hablantes lo confunden con “ambos” que no tiene valor distributivo. Ambos-as es un adjetivo cuya significación es “los dos, uno y otro”. En algunos casos funciona como pronombre, y sirve para mencionar “las dos personas o cosas consabidas”.

A propósito de “ambos”, la norma culta actual es que este “no debe ir precedido ni seguido de artículo ni de ningún otro determinante”. Diccionario panhispánico de dudas (2005:44).

De nuevo se repite que estas grafías y funciones no se fijan en la memoria de los hablantes y escribientes porque leen sin prestar la debida atención a lo que leen, pasan la vista sobre el texto pero lo hacen de modo mecánico.

© 2019, Roberto E. Guzmán

Algunos titulares desacertados

Por Tobías Rodríguez Molina

No solo en la elaboración de frases adverbiales, oraciones y párrafos y  en  el mal empleo de los signos de puntuación, de   las construcciones de  relativo en la gran diversidad de estructuras que presentan muchos hispanohablantes cometen  abundantes desaciertos, sino también en la elaboración de titulares de noticias que se realizan en los diferentes medios de comunicación. Esa realidad de titulares desacertadamente redactados la veremos a continuación.

De los titulares que CDN presenta debajo de la pantalla del televisor, con frecuencia aparecen varios de ellos que presentan defectos de redacción. Fijémonos en el siguiente: “Manuel Jiménez inicia asamblea de consultas en Santo Domingo”. Creo que sin mucho profundizar en el contenido o mensaje que transmite ese titular, caemos en la cuenta del disparate expresado en el mismo, ya que deja entendido que ese político solamente va a realizar una sola asamblea y, al contrario,  el verbo “inicia” indica que él comenzará un ciclo de asambleas en las que consultará, con  ciudadanos de Santo Domingo,  variados tópicos de interés para sus aspiraciones  políticas próximas. El titulador le quitó la “s” que le pertenece a “asambleas” y se la donó a “consulta”.

Otro titular, también aparecido en CDN, tiene un  defecto en su elaboración, en esta  ocasión referente a la concordancia.  Veamos de qué se trata: “Oposición de Venezuela  alistan marcha para exigir entrada de ayuda humanitaria”. Gramaticalmente, al tratarse de un sujeto singular, que es “Oposición de Venezuela”, el verbo “alistan” debe redactarse “alista”, en singular, o escribir: “Opositores de Venezuela alistan marcha para exigir entrada de ayuda  humanitaria”.

En el periódico DIARIO LIBRE, apareció hace unos días el siguiente titular: “El Poder Judicial es fuerte, capacitado y consciente rol”.  El desacierto que se cometió en el presente titular es que está incompleto, ya que le faltaron las palabras “de su” para que termine con la frase “consciente de su rol”.  Si se hubiera escrito el titular con letra más pequeña, es probable que no se hubiera presentado esa dificultad.

Un lector de noticias por RADIO AMISTAD, de Santiago, nos ofreció este titular: “Se esperan que las temperaturas puedan seguir bajando”. Este caso es bastante frecuente en muchos usuarios de nuestra lengua española. Parece que relacionan el verbo con una expresión en plural, en este caso “las temperaturas”, y creen que la misma es sujeto de “se espera” no sabiendo que “se espera” es una expresión impersonal y, por lo tanto, sin sujeto, y lo escriben “se esperan” en plural como si hiciera referencia a un sujeto.

En el periódico santiaguero LA INFORMACION apareció el siguiente titular: ”Exfical DN califica de política solicitud interpelación al Procurador”.  Evidentemente, se trata de un simple error de “imprenta”, pero ningún titular debe dejarse salir con algún error no importa de la índole que sea.

El empleo de verbos, muchas veces por desconocimiento o por confusión con otro parecido, induce a elaborar titulares disparatados como este: “Entregan tinacos en Dajabón para palear situación de sequía”. (Titular aparecido en CDN) El verbo que demanda el sentido es “paliar” (=atenuar, mejorar, reducir el impacto) y no “palear” (trabajar con la pala, y también apalear o sacar con la pala o con un “palo” los granos de lo que se apalea).  Y la lectora de esa noticia, parece que contagiada de ese “palear”, empleó “paleando” en gerundio, al expresar: “Con esa donación se está paleando la difícil situación que están viviendo los habitantes de esa región”

El titular “Cabildo designa personal para mantener limpia cañadas que descargan en Parque La Barquita”  apareció en DIARIO LIBRE, aunque con un simple error de concordancia entre el  sustantivo “cañadas” y “limpia”, ya que no se le escribió la “s” a ese adjetivo, que debe concordar con “cañadas” en género femenino y número plural, para que diga “…para mantener limpias cañadas…”

En el periódico santiaguero LA INFORMACION apareció el titular de una noticia deportiva que dice: “Estiman Estadio Cibao debe estar asiento Béisbol Olímpico”. Soy de opinión que el mismo  quedaría mejor elaborado de dos formas diferentes.  Veámoslas las dos: a. “Estiman en Estadio Cibao debe estar asiento de Béisbol Olímpico”; b. “Estiman Estadio Cibao debe ser asiento de Béisbol Olímpico”.

DIARIO LIBRE, en la sección QUE COSAS, nos sorprendió con el siguiente titular con más de un desacierto: “Los británicos le gusta mucho la TV”. Presenta el  error de usar “le” en vez de “les” en razón de la concordancia con “británicos”. Otro fallo lo constituye la mala estructura sintáctica del titular, que puede elaborarse bien de más de una forma. Una de ellas es: “A los británicos les gusta mucho la TV”. Otra puede ser: “A británicos les gusta mucho la TV”. Además, pudiera ser: “Británicos gustan mucho de la TV”.

A ningún medio de comunicación le conviene que aparezca el más mínimo error aunque sea en el más escondido titular de la menos importante información porque eso le resta prestigio y aleja a los más exigentes suscriptores o lectores del mismo. Es por ese motivo que hay que tener competentes periodistas tituladores y competentes correctores de estilo, manejadores a cabalidad de los intrincados resortes de la lengua en que se publica el medio en cuestión. Ojalá que los medios que aquí se han citado como productores de titulares con algún problema, y otros que no he consultado, pongan el  remedio  conveniente para que nos ofrezcan exquisitos titulares que nos abran el apetito de leer  o escuchar con agrado sus noticias.

© 2019, Tobías Rodríguez Molina

Cubear (cubiar)/cubo, ficcionalizar, treinta y cuatro/treinticuatro

Por Roberto E. Guzmán

CUBEAR (CUBIAR) – CUBO

Cubear (cubiar) es engañar, timar, así se encuentra definido en el Diccionario del español dominicano (2013:227). El cubero es la persona engañadora, timadora. Un cubo es un engaño, una mentira, una promesa falsa. Todo lo copiado con anterioridad procede del mencionado diccionario, en la página referida.

Allí se encuentra también la locución verbal “echar un cubo” que consta en ese lexicón así: “Engañar, timar a alguien”. No se está completamente de acuerdo con la definición que se halla allí. Hay que matizar esta opinión, quizás en los cincuenta años transcurridos “cubiar” ha ampliado su ámbito de acción.

Los recuerdos de las conversaciones y los intercambios verbales de la época de hombre joven lo que trae a la memoria es que los cubos solo se echaban a los cueros; es decir, que “echar un cubo” era irse sin pagar de un sitio de prostitución después de haber utilizado los servicios sexuales de una prostituta.

Con la explicación anterior se aboga por poner una limitación en cuanto a la caracterización de la persona que es víctima del engaño. La especificación anterior entra en contradicción con lo que ha recogido el Diccionario fraseológico del español dominicano (2016:147) donde se consigna que la locución verbal mentada sirve para transmitir el mensaje de “engañar o mentir a alguien” y “participar en un juego sin dinero y no poder cumplir con la deuda contraída”. En ese diccionario se usan dos ejemplos de la literatura dominicana para ilustrar el cubo en perjuicio de las prostitutas. No aparece ejemplo alguno de las otras acepciones; por esto se piensa que la otra significación fue recogida -quizás- del uso oral moderno.

Como consecuencia de este tipo de travesura, echar un cubo, el vulgo creó la frase “cuarto en mano y culo en tierra”; lo que equivale a decir que primero se paga si se desea ver acción, o, antes de recibir un servicio de cualquier índole que este sea. La frase pasó al habla popular ampliando su campo de acción, pues de manera festiva se usaba o usa para indicar que hay que pagar por adelantado antes de recibir algún tipo de servicio.

 

FICCIONALIZAR

“. . .es una versión FICCIONALIZADA de. . .”

Hay verbos en uso que no han adquirido carta de ciudadanía en el ámbito de la lengua regulada; no obstante, por la forma en cómo están formados y por el sentido que transmiten, a los hablantes les parece que deberían ser oficializados.

No figura en el diccionario oficial de la lengua el verbo que se supone que está en el origen de este “ficcionalizada”, que podría ser ficcionalizar. Tampoco figura el verbo “ficcionar”. Lo que sí existe en el diccionario oficial de la lengua es el adjetivo ficcional que se define allí, “Perteneciente o relativo a la ficción”.

La palabra ficción tiene un puesto bien ganado en ese diccionario donde aparece como “invención”. Debajo de esa acepción viene otra que amplía la anterior, “Clase de obras literarias o cinematográficas, generalmente narrativas, que tratan de sucesos y personajes imaginarios”.

Por las definiciones que se han vaciado se puede deducir que hay espacio para hacerle un lugar a uno de los verbos antes sugeridos, ficcionalizar, ficcionar. El primero se ampara en el sustantivo ficción; el segundo puede reclamar apoyo en la otra palabra inventariada en el mentado diccionario, ficcional.

En lengua española generalmente se recurre a un circunloquio para expresar lo que uno de estos verbos podría llevar como mensaje, “escribir (obras de ficción), crear ficción, imaginar ficción”.

Existe antecedente con relación al verbo ficcionar, pues este consta en el Diccionario del español actual (1999-I-2154), “Imaginar [algo no real]”. Ese lexicón trae un texto para documentar el uso que data de 1990.

De la misma familia de palabras son ficcionalización y ficcionalizado. Esas dos forman parte del inventario del Nuevo diccionario de voces de uso actual (2003:483). Para la primera de las dos coloca esta definición, “Acción y resultado de ficcionalizar (dar carácter de ficción [a algo])”. Para la segunda palabra, el adjetivo, “Que ha sido hecho ficción”. Los ejemplos de empleo corresponden a publicaciones de 1999.

Es posible que las personas cultas prefieran el verbo más largo, ficcionalizar, que se forma sobre la base del adjetivo ficcional, al que se le añade la terminación verbal -izar.

Algo que debió escribirse desde el principio es que se simpatiza con la creación y reconocimiento del verbo o los verbos, algo que quizás ya percibió el lector acucioso por la redacción de la introducción de esta sección.

En inglés existe el verbo fictionalize que probablemente ha servido de inspiración para los dos verbos considerados aquí. El Merriam-Webster´s Dictionary trae una acepción que traducida es esta, “convertir, transformar o tratar a manera de ficción”. (Traducción RG).

 

TREINTA Y CUATRO – TREINTICUATRO

“. . .*TREINTA CUATRO diputados participantes . . .”

Con respecto a cómo deben representarse en la escritura, en letras, las expresiones numéricas, existe mucha hesitación. Quizá ha contribuido a esto los cambios o más bien las directrices ambiguas de algunos textos. Algo que pudo confundir a los escribientes de español es que la forma de exponer algunas reglas o recomendaciones no eran tan claras como son en la actualidad. En los párrafos siguientes se expondrá el asunto con las normas.

“Se escriben preferentemente en varias palabras las expresiones complejas a partir de treinta. . .” Lo que consta vaciado entre comillas es lo que puede leerse en el Libro de estilo de la lengua española (2018:145). Más adelante en esa obra puede leerse, “No obstante, en el caso de los cardinales complejos entre 30 y 100, es también válida la escritura en una sola palabra . . .”

Las grafías complejas son anticuadas y deben evitarse, ejemplo de estas son diez y ocho, veinte y seis, tres cientos. La terminología empleada en la primera frase de este párrafo se sacó del Diccionario panhispánico de dudas (2005:119).

Hay que escribir en la actualidad en una sola palabra los cardinales simples, es decir, del uno al quince. Así mismo se hará con todas las decenas y las centenas.

Mientras más sencillo se expone el asunto, más fácil resulta retenerlo.

© 2019, Roberto E. Guzmán

Ortoescritura

Por Rafael Peralta Romero

  CRUZADA POR LA LECTURA

En un país con profundo atraso educativo, un plan intenso de lectura será importante factor de cambio. Porque con acciones, no con discurso, es como se deshacen entuertos, se cambia el mundo o se mejora la sociedad. El país se ha llenado de licenciados que no saben construir una oración. Algunos y algunas pregonan la caducidad de la ortografía.

Unos teóricos creen que el principal problema de la sociedad dominicana es la crisis de energía eléctrica, otros estiman que es el desempleo; otros y otras se centran en la equidad de género como el asunto que demanda mayor atención. Pero el principal problema dominicano es la profunda crisis de la educación. Somos un pueblo de maleducados.

El Ministerio de Educación concibió y anunció la Cruzada Nacional por la Lectura, programa amplio y novedoso que incluye la distribución de más 800 ejemplares de libros, de autores nacionales, entre estudiantes de la escuela secundaria. Los textos, clasificados de acuerdo a grado y edad, llegarán gratuitamente a los alumnos.

Una inversión superior a 280 millones de pesos no podía pasar inadvertida y un suplidor objetó la asignación de la impresión al editor que la había obtenido. Cuestión de intereses económicos, se entiende. Otro hecho, más simple que ese, contribuyó a frenar el programa. Me refiero a la inclusión, entre los libros a divulgar de la novela “Ruinas”.

Esa obra, sobre la vida de Salomé Ureña, fue escrita por Rafael García Romero, director de Cultura del MINERD. Este yerro del funcionario ha servido para que algunos y algunas pongan en evidencias las lacras de que adolecen. Han salido a flote, como la basura cuando llueve, inquina, envidia y ganas de dañar reputaciones.

No han tenido intención política las saetas y mofas contra la Cruzada Nacional por Lectura. Los comentaristas de esa área ni los partidos de oposición han buscado motivos para criticar la acción anunciada por el ministro de Educación, Andrés Navarro, y que él mismo decidió aplazar para corregir las fallas detectadas.

Han sido escritores y escritoras, poseídos del mal pecho y alérgicos al triunfo ajeno, quienes tomaron la suspensión momentánea del programa de lectura para mostrar sus baldaduras emocionales. Se solazan con la idea de que ha fracasado la valiosa iniciativa. Han esgrimido argumentos necios y viles para justificar su actitud.

El ministro Andrés Navarro debe saber que el proyecto es plenamente válido y que siendo una acción de gobierno, aplicada como debe ser, habrá de convertirse en una obra patriótica.

Ninguna tarea de ese ministerio, en las presentes circunstancias, tiene semejante vocación de trascendencia. La Cruzada por la Lectura se justifica.

15 de febrero de 2019

 

SI DE STALIN, ESTALINISTA; DE SPINOZA,  ESPINOCISTA

El trabajo de  corregir notas  (estilo, gramática, ortografía) en un periódico ocasiona algunas incertidumbres, pero si se trata de material noticioso el corrector se constituye en autoridad y elimina palabras, frases y párrafos y todo queda mejor.

Cuando le toca a uno revisar artículos o ensayos que se publicarán en un diario, la situación cambia. Más que incertidumbre, angustia hube de sentir al revisar un ensayo, en cuatro entregas, de un acreditado intelectual, publicado en el suplemento Areíto, del diario Hoy. Versa el enjundioso texto sobre la filosofía de Baruch Spinoza,  a propósito de  un  libro de la  filósofa Elsa Saint-Amand Vallejo.

El problema era simple, de carácter lexicográfico. Pero un problema simple se torna en complejo si  quien lo siente no dispone de la solución o si teniéndola no se dispone a aplicarla por algún temor. Esto último fue mi caso.  El filósofo que analizaba el libro “La utopía materialista de Spinoza”, de la profesora Saint-Amand, comenzó llamando “espinosista” a los seguidores del filósofo holandés nacido en 1632:

“Desde mi punto de vista el continuo ontológico espinosista transpuesto al mundo político es injustificable e inconsecuente a la luz…”

“A mi entender -hasta prueba en contrario- la libertad espinosista solo equivale ontológicamente a necesidad y por tanto dista de ser la de algún ser humano”.

Visité la escuela de filosofía de la UASD en busca de orientación.  Luego, pude consultar al autor de los trabajos sobre Spinoza. Escuchó mis razones con sobrada tolerancia cuando le argumenté que en español la /z/  cambia a /c/ en palabras derivadas: pedazo, pedacito; Somoza, somocista.

La Ortografía de la lengua española, publicación oficial de las academias, recomienda que  los sustantivos y adjetivos derivados de nombres de personas y de lugares  no adaptados al español, deben conservar las características  gráficas  del nombre del que proceden para facilitar la identificación de la persona o de los lugares aludidos. Ejemplos:

Beethoveniano (de Beethoven), picassiano (de Picasso), trostkista (de Trostky),  flaubertiano (Flaubert), shakesperiano (de Shakesperare).   De acuerdo con esto, de Spinoza, pudiera ser “spinozista”. En otras  lenguas (italiano, francés…)  las voces derivadas  de Spinoza mantienen la /z/: Spinozianas.

Sin embargo,   esos vocablos derivados de los nombres citados, están sujetos a variación por su adaptación al español, pues todos llevan una terminación propia de nuestra lengua. El mejor ejemplo  de esto se encuentra en las voces derivadas  del apellido de Joseph Stalin.

Estalinista, estalinismo o estaliniano son vocablos  del español. El Diccionario define a estalinista de este modo: 1. adj. Perteneciente o relativo a Stalin o al estalinismo.2. adj. Partidario del estalinismo. Apl. a pers., u. t. c. s.

Estalinismo. 1. m. Régimen comunista totalitario impuesto por Stalin en la Unión Soviética en el siglo XX.

El Diccionario académico incorpora el vocablo /espinosista/ definido de este modo: 1. adj. Fil. Perteneciente o relativo al espinosismo. 2. adj. Fil. Seguidor del espinosismo.

A su vez /espinosismo/  es definido por DLE así: m. Fil. Doctrina representada por Benito Espinosa, filósofo holandés del siglo XVII, que consiste en afirmar la unidad de sustancia, considerando los seres como modos y formas de la sustancia única.

Un  filósofo que se llame Benito Espinosa le parece a uno que sea español, dominicano, cubano…pero ocurre que  Baruch Spinoza ha sido llamado de distintas maneras ( Baruch de Espinoza,  Benedict, Benito o Benedicto  Spinoza o Espinosa), según las distintas traducciones de su nombre. Cierto que  los españoles lo prefieren como  Benito Espinosa. Y  Fernando L. Ferrand, el filósofo que escribió el ensayo sobre el libro de Elsa Saint-Amand, siguió ese modelo, y emplea la voz /espinosista/, registrada en el Diccionario académico.

Como  la forma más conocida es Spinoza, yo, amparado en dos preceptos de nuestra lengua, opino que  el derivado debe ser “espinocista”, variando la z como  en somocista, y comenzando con  /e/ como en estalinista.

(Publicado en el EL NACIONAL, DOMINGO 17-2-19)

 

INSISTENCIA CON LAS MAYÚSCULAS Y UNA RECOMENDACIÓN DE FUNDÉU BBVA

Los iletrados podrían ignorar las letras mayúsculas, pero  a muchos profesionales (ay, los abogados) parece  resultarles  imposible  prescindir del uso generoso  de la letra alta al principio de palabras que no lo requieren.

Lo natural es que las palabras se escriban con minúsculas, sin embargo se ha determinado emplear mayúscula para marcar  algunos vocablos, como los nombres propios. Las instituciones, por ejemplo, se denominan con palabras comunes que asumen la mayúscula  en la formación de sus nombres.

Ocurre con órganos estatales, partidos políticos, universidades: Congreso Nacional, Cámara de Diputados, Poder Ejecutivo, Suprema Corte de Justicia, Senado de la República, Ejército Nacional, Armada Dominicana, Obispado de la Altagracia. Todas estas expresiones están formadas con palabras del léxico común, pero en estos casos, obviamente, se escribirán con mayúscula inicial.

Sin embargo, las palabras que designan a las personas involucradas en  funciones  de dirección  de las  entidades siguen siendo voces comunes, igual que plátano, cuaderno o mesa. Por tanto no necesitan mayúsculas estos términos: senador, diputado, legislador, presidente, juez,  procurador, magistrado, rector, general, coronel, teniente, cabo, almirante, vicealmirante,  capitán de navío, marinero…obispo, monseñor, presbítero, catedral, diácono, monaguillo.

Los lingüistas llaman mayúscula de relevancia a la que hemos venido llamando mayúscula caprichosa.  Los casos más frecuentes ocurren con los cargos públicos. Escritores, magistrados, columnistas de diarios, relacionistas… escriben  todos los días con mayúscula inicial las palabras ministro, presidente, senador, embajador,  alcalde, general, monseñor. Algunos colocan la mayúscula inicial al término presidente, aunque no se trate del primer mandatario.

La Ortografía de la lengua española señala al respecto lo siguiente:

“La mayúscula está revestida de un cierto valor sacralizador y dignificante, probablemente derivado del uso monumental, solemne y suntuario de sus orígenes. Su prestigio gráfico se evidencia en el significado de la locución con mayúscula (s), que, pospuesta a un adjetivo o a un sustantivo, denota su más alto grado o su más elevada manifestación: tonto con mayúscula (s), amor con mayúscula (s)”.  (Página 514).

Igual con el papa

Por si quedan dudas, les agrega algunas partes de la recomendación correspondiente al  20 de febrero del 2019 de la Fundación del Español Urgente, institución asesorada por la Real Academia Español en su interés por mejorar el uso del español en los medios de comunicación. Se titula  “7 claves de redacción para la cumbre del Vaticano”. Helas aquí:

Con motivo de la cumbre que se celebra en el Vaticano entre el jueves 21 y el domingo 24 de febrero para abordar el problema de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica, se ofrecen las siguientes claves de redacción:

  1. El excardenal, en una sola palabra

El sustantivo excardenal, con el que se hace referencia a aquel cardenal que ha sido secularizado, se escribe sin espacio ni guion entre el prefijo ex- y el sustantivo al que precede: «El Vaticano expulsó a Theodore McCarrick, el excardenal estadounidense acusado de abusos sexuales».

  1. La expresión tolerancia cero, sin comillas

La expresión tolerancia cero, preferible a cero tolerancia, no necesita comillas. Si a continuación se especifica aquello hacia lo que se muestra o exige que no haya tolerancia alguna, lo habitual es emplear las preposiciones con, hacia, a o para, mejor que tolerancia cero contra.

  1. La Iglesia católica, con ce minúscula

Aunque el sustantivo Iglesia se escribe con mayúscula inicial cuando alude a la institución, los adjetivos que lo acompañan se escriben con minúscula.

  1. El papa, con minúscula inicial

Tanto papa como pontífice se escriben con minúscula inicial, ya aparezcan dichos tratamientos acompañados del nombre propio o de manera aislada.

23 de febrero de 2019

Temas idiomáticos

Por María José Rincón

NORMA VARIABLE

29 / 01 / 2019

Cuando de corrección lingüística se trata, siempre solemos centrarnos en la ortografía. Sin embargo, la corrección y el buen uso de la lengua no se restringen a la escritura. Como buenos hablantes es importante que prestemos atención a la lengua oral. La pronunciación, aunque a primera vista no lo parezca, suele crear más dudas y malentendidos que la ortografía. Las normas ortográficas son por definición uniformadoras y todos debemos atenernos a un código único. Sin embargo, en el español encontramos variantes válidas de pronunciación que nos hablan de su extensión y de su diversidad.

Si nos centramos en las consonantes, los principales escollos los encontramos en la supresión de una consonante en la pronunciación de una palabra, lo que coloquialmente llamamos «comernos» una consonante». En algunos casos el fenómeno está bien o mal visto dependiendo del área del español de la que se trate. Por ejemplo, los hablantes cultos de español de España suelen «comerse» la -d- intervocálica, incluso en situaciones de cierta formalidad sin que esta omisión sea censurada socialmente. Sin embargo, los hablantes cultos en el español de América siguen sintiendo esta omisión de la -d- intervocálica como un fenómeno vulgar que debe restringirse a ambientes coloquiales o informales.

Para muestra valga una anécdota. Hace años, en una entrevista sobre el Diccionario del español dominicano, dije que los trabajos para su diseño y redacción habían «durao» cinco años. Sin duda, di muestras, a pesar de los años que hace que resido en el Caribe, de mi variedad dialectal personal. Algunos oyentes de la entrevista lo percibieron como un error y afearon mi «mala» pronunciación. Un ejemplo de que la norma culta, en ciertos casos, es variable. Cuidado, solo en ciertos casos. Saber distinguir estos casos es tarea para los buenos hablantes.

 

TRASPIÉS GRAMATICAL

05 / 02 / 2019

Un lapsus linguae del presidente está dando, injustificadamente, mucho que hablar, y es que con frecuencia nos escandalizamos por errores intrascendentes mientras pasamos por alto otros que deberían preocuparnos. Decir ocasionalmente *morido por muerto solo puede considerarse un traspiés gramatical involuntario motivado por el descuido, la prisa o la presión del entorno. A todos nos ha pasado.

Estos lapsus gramaticales, cuando suceden en la lengua infantil, prueban que la adquisición de las reglas va bien encaminada. Cuando un niño dice *yo sabo en lugar de yo sé, o *yo cabo en lugar de yo quepo, está aplicando una regla gramatical correcta que existe en la lengua, aunque la aplica a una palabra que no sigue la regla, precisamente porque es irregular. Es lo que se conoce como un error de sobre rregularización.

También encontramos estos errores en el lenguaje adulto. Por ejemplo, el pretérito perfecto simple del verbo andar, conjugado erróneamente por la mayoría de los hablantes, y me incluyo, como *yo andé, tú andaste, él/ella andó, nosotros/as andamos, ustedes, ellos/as andaron: *Andé por ahí toda la tarde y no logré encontrarla. Sin embargo, la conjugación correcta de este verbo es yo anduve, tú anduviste, él/ella anduvo, nosotros/as anduvimos, ustedes/ellos/as anduvieron: Anduve por ahí toda la tarde y no logré encontrarla. Los hablantes asimilan erróneamente la conjugación irregular del verbo andar a la conjugación regular de otros verbos terminados en -ar, como cantar (canté, cantaste, cantó, cantamos, cantaron).

Y, ojo, esto ya no es un lapsus, porque no se trata de un error ocasional. Un lapsus no es más que un resbalón, que, como tal, suele hacernos reír, sobre todo si es otro el que tropieza. Si nos aplicamos aquello de la paja y la viga y ponemos atención a los errores, que no lapsus, que todos cometemos, nuestra lengua nos lo agradecerá.

 

DESLICES PARA TODOS

12 / 02 / 2019

La Eñe de la semana pasada la protagonizó un lapsus gramatical. Ya saben que el protagonismo es fugaz y hoy los lectores se han interesado por el propio sustantivo lapsus.

De la palabra latina lapsus, ‘resbalón’, ‘desliz’, se han derivado en nuestra lengua dos palabras: lapso y lapsus. La primera es fruto de la evolución fonética que experimentó el latín vulgar. Distintas evoluciones de la misma lengua dieron lugar a las distintas lenguas romances: español, gallego, catalán, francés, italiano, rumano, etc. En la evolución del latín al español, por ejemplo, la terminación -us se convirtió en -oamicus > amigohortus > huertolapsus > lapso, con tres acepciones en nuestra lengua.

La palabra española lapsus, con la que designamos la equivocación que se comete por descuido, es un cultismo. Según el Diccionario académico, un cultismo es el ‘vocablo procedente de una lengua clásica que se toma en préstamo en una lengua moderna y no pasa por las transformaciones fonéticas propias de las voces populares o patrimoniales’.

En nuestra lengua culta existen además dos locuciones latinas para referirnos a dos tipos de deslices lingüísticos. Como extranjerismos que son, pues están tomados tal cual de la lengua de origen, debemos escribirlos en cursiva o entrecomillados. Una vez mas el DLE nos guía en el camino. Un lapsus linguae (cuya traducción literal del latín sería algo así como «error de la lengua») es un error involuntario que cometemos al hablar. Si el error, por el contrario, tiene que ver con la mecánica de la escritura estaremos cometiendo un lapsus calami (un «error de la pluma»). En el uso diario de la lengua estos lapsus son inevitables, los sufrimos todos, así que va siendo hora de que sepamos llamarlos por su nombre.

 

TESTIGOS

19 / 02 / 2019

En la ceremonia de mi investidura como doctora se recordó a seis científicos españoles, miembros de la Real Academia de Ciencias, que tuvieron que huir de España a causa de la Guerra Civil. Algunos de ellos se afincaron en México, como tantos otros intelectuales perseguidos por el fantasma atroz de la represión. Algunos, comprometidos con su vocación científica, siguieron ejerciéndola como forma de superar la ausencia gracias a la universalidad del saber.

La universidad, la academia, la ciencia, tienen su pilar fundamental en la transferencia del conocimiento. Si este pilar se resquebraja, la ciencia, que no se lleva bien con el aislamiento, se tambalea. Todos hemos aprendido de y nos hemos inspirado en nuestros maestros, en los que estudiaron nuestra disciplina antes que nosotros, en los que llevaron el testigo hasta donde nosotros lo recogemos. Si uno de ellos nos falta, el testigo cae al suelo y la carrera del conocimiento se interrumpe quién sabe por cuánto tiempo.

El exilio político puede robarnos a nuestros maestros, como le sucedió a la ciencia y a la cultura española; pero también nos los puede arrebatar el exilio económico: la escasez de medios, las precariedades y la ausencia de perspectivas para el futuro. La investigación, en todos los campos, necesita dedicación, apoyo y tiempo.

En el tren de vuelta a casa, con esa melancolía inimitable que produce el paisaje que dejamos atrás, me pregunto a cuántos intelectuales y científicos dominicanos formados o en formación hemos renunciado y seguiremos renunciando porque no somos capaces como sociedad de garantizarles el futuro a cambio de que ellos nos garanticen uno mejor para nosotros y para nuestros hijos.

 

UN PASEO LITERARIO

26 / 02 / 2019, 12:00 AM

Cuando paseamos nuestra mirada está puesta en lo que nos rodea; cuando paseamos por Nueva York nuestra mirada se escapa, inevitablemente, hacia las alturas, pero, a veces, lo más interesante está a ras del suelo.

Soy una enamorada de las bibliotecas y la Biblioteca Pública de Nueva York está entre mis preferidas. Si se acercan a ella caminando por la calle 41, al este de la Quinta Avenida, descubrirán una serie de placas sobre sus aceras en las que se leen citas relacionadas con la lectura y la creación literaria. Es lo que se conoce como el Library Walk, el Paseo de la Biblioteca, creado por el escultor Gregg LeFevre en 1998 para conmemorar la literatura del mundo.

Yo lo descubrí un día lluvioso en el que debía cuidar dónde ponía mis pies. En la primera placa que llamó mi atención, azares del caminar, se leía un verso de Julia Álvarez, una autora de origen dominicano: «Quien toca este poema toca a una mujer». Paso a paso recorrí arriba y abajo la cuadra buscando autores de lengua española.

Del argentino y universal Borges, su poema Una brújula: «Todas las cosas son palabras del/idioma en que Alguien o Algo, noche y día,/escribe esa infinita algarabía/que es la historia del mundo. […]».

José Martí nos trae de nuevo al Caribe y nos recuerda que la cultura, la lectura, el saber amplían nuestros horizontes y nos hacen libres: «El conocimiento de literaturas diferentes nos libera de la tiranía de unos pocos».

Las palabras construyen el mundo y la lectura es el aliado imprescindible para orientarnos en él. El Paseo de la Biblioteca de Nueva York me lleva a las palabras del Quijote: «Ahora digo que el que lee mucho y anda mucho ve mucho y sabe mucho».

«El degüello de moca»

Por Manuel Núñez

  El acontecimiento en torno al cual se teje la trama de la novela El degüello de Moca SD, Ateneo Insular, 2018) de Bruno Rosario Candelier es la matanza que emprendiera, el 3 de abril de 1805, la soldadesca de Christophe, tras su retirada de la porción española de la isla, a la sazón gobernada por Louis Ferrand, gobernador francés.

La novela se concibe en dos partes que se entrecruzan. La primera parte es una reconstrucción del nacimiento de la villa Nuestra Señora del Rosario de Moca, el 7 de octubre de 1751, nacida como poblado en los derredores de la Iglesia, obra de doce apóstoles, que en una trashumancia decidieron fundar en territorio de anacahuitas, samanes, tórtolas y perdices, una ciudad. Su ámbito se halla centrado en los primeros cincuenta años. Tradiciones, mitos, leyendas, historias, personajes. Nos tropezamos, pues, con una arqueología de la vida anterior a la matanza.

La segunda parte se halla conectada con el relato historiográfico. El macabro degüello emprendido contra la población de Moca el 3 de abril de 1805. los testimonios orales o escritos, las consejas transmitidas de padre a hijo e incluso los relatos heredados por los descendientes de los supervivientes de la hecatombe, tal el obispo Freddy Bretón, oriundo del tronco familiar de José Antonio Bretón y María Bueno, que salvaron sus vidas de la degollina porque quedaron disimulados entre la montaña de cadáveres.

Por su naturaleza la novela de Rosario Candelier nos coloca delante de las variopintas relaciones textuales mostradas por Gerard Genette en sus investigaciones sobre el relato (Confróntese: Mimologiques: voyage en Cratylie, 1976. introduction à l’architexte, 1979.Palimpsestes: La littérature auseconddegré, 1982Trad.: Nuevo discurso del relato, Cátedra, 1998.) A seguidas enumeramos las relaciones presentes en la elaboración de este relato.

  La relación intertextual: necesariamente la novela incluye cartas, notas, consejas orales, relatos historiográfico, cronologías de los acontecimientos que la inspiran; un pasaje del Cántico espiritual de San Juan de la Cruz; un soneto de Fray Miguel de Guevara, monje agustino y un poema del mocano José Bretón, convertido, según nos cuenta, su descendiente el obispo Freddy Bretón en testigo del acontecimiento central. Se incluyen, además, algunos pasajes de una obra de Elías Jiménez el autor de Tradiciones mocanas y de las prosas de Julio Jaime Julia, destacadísimos hombres de letras, del letrado famoso Artagnan Pérez Méndez, del periodista Iván Carvajal, de Jesús María Tejada,  historiógrafo; de Eduardo García Michel, economista de renombre y figura de pro, del notabilísimo Adriano Miguel Tejada, periodista y miembro sobresaliente de la Academia Dominicana de la Historia. Los pasajes, las notillas, dan cuenta de que la escritura de la novela ha sido precedida de un borbotón de informaciones, el bagaje donde ha abrevado de manera muy provechosa el novelista. La novela se halla henchida de estos contenidos que le sirven de tramoya al escritor.

  La relación architextual: el autor se concibe a sí mismo como un cronista, que narra el nacimiento de la Villa del Rosario de Moca. ¿Cómo era la vida antes de la matanza emprendida por los haitianos. ¿En qué momento fundaron el poblado? La disposición del relato se hace con arreglo a la estructura de las crónicas. Cada una de las facetas de la vida de Moca son contadas con el lenguaje de la época por el escribano Juan Francisco del Valle, narrador personaje. El propio narrador reconoce que su relato contiene muchas historias, mitos y leyendas. Por ejemplo, las que arrastra Margarita Jiménez concebida como su alma gemela, la única capaz de comprender sus lucubraciones intelectuales, para acompañarlo en las profundidades de la mística, y para mantener unas conversaciones suculentas, preñadas de hallazgos, que franquean las fronteras de lo ordinario, que elevan la hondura de la plática, hasta volverla ensoñación mística, monumento del lenguaje interior.

  La relación paratextual: nos empalma con otros textos que se refieren al mismo acontecimiento de la fundación de Moca. Poemas, obras de teatro, tradiciones, crónicas que preceden y abordan el mismo tema de la novela. Estos textos nos ponen en el umbral de las copiosas informaciones conectadas con el acontecimiento de la matanza y de la fundación de Moca. Podemos enumerarlos por orden de aparición: 1) El apellido Bretón en la República Dominicana, S.D. del obispo Bretón Martínez; 2) Ese Moca desconocido del destacadísimo letrado Artagnan Pérez Méndez ( SD, Amigo del Hogar, 2000), el ensayo Asombrado por los valores del escritor Jesús María Tejada (SD, Amigo del Hogar, 2012), Diario de la Independencia( SD, Editora Taller, 1994) del notabilísimo periodista, historiador y miembro de número de la Academia Dominicana de la Historia don Adriano Miguel Tejada; Al amanecer la niebla (SD, Diario Libre, 2016) de don Eduardo García Michel y el ensayo “ El degüello de Moca” del periodista Iván Carvajal, dado a conocer en el 2018 ( confróntese “ Tribuna mocana, 3/10/18), el ensayo “ Retos de la mocanidad” (Cf. “ La Vanguardia”22/3/41) de Ramón Amado Guzmán; la obra Perfiles mocanos de ayer(Miami, FL, 2003) de Pablo Michel.

La relación geno textual: que nos refiere el génesis de donde nace la trama de la novela, que, es acontecimiento que pervive en las memorias de los supervivientes, en el relato historiográfico y en el modo de representar con las libertades de la ficción cómo fueron vividos y recreados estos hechos por la población de Moca. Esta relación define cómo se engendra el texto narrativo. He aquí el esbozo.

Tres grandes temas penetran la presentación de la villa Nuestra Señora del Rosario de Moca.

-El descubrimiento de la sensualidad que se desarrolla dentro de las lindes de la contemplación, del sueño. Circunstancia que captamos en las volcánicas expresiones de los personajes en torno al voyerismo del narrador personaje.

1- La búsqueda del yo profundo, trascendente del místico y del poeta, que se expresa en los diálogos de Juan Francisco del Valle, el cronista y Margarita Jiménez, y en las expansiones de la lectura poética.

2- La vida sobrenatural de los mitos, contados por Cristina Mendoza, donde pululan las apariciones de ciguapas, los ensalmos de brujería y las artimañas de hombre lujuriosos.

Comencemos por la primera parte. Cada uno de los cuadros de la novela se organiza en secuencias que nos muestran un lienzo de la época: el lenguaje conserva aún en ese período el voseo, y los personajes arrastran en su memoria una cantera de cuentos orales, mitos y leyendas.

El personaje narrador Juan Francisco del Valle, tiene ínfulas intelectuales, y que tiene, además, como propósito entrar en el seminario porque era en aquel punto y hora, la única forma de darle albergue a sus ambiciones literarias. Inmediatamente surge el conflicto interior. Por un lado, halla en Margarita Jiménez, el doble vínculo que orienta su vida. Su devoción por las honduras místicas, por la comunión divina que envuelve a Santa Teresa y a San Juan de la Cruz. Por otro lado, la emoción que le produce la belleza femenina; la sensualidad del cuerpo, expuesto en toda su gloria. En las descripciones del cuerpo femenino que se vuelven prolijas en la primera parte entramos en esa delectación voyerista.

  De repente vi a Margarita Jiménez bañándose en el patio de su cabaña. Estaba completamente desnuda. (…) sus pechos túrgidos y ovalados destilaban polen de estrellas en sus picos. Su pelo chorreaba sobre su espalda como una cascada de lluvia. Sus labios, henchidos y redondos, excitaban tanto como sus pechos.

  Al hallarse ante la contemplación excitante del cuerpo femenino, el narrador queda desencajado del papel que se ha propuesto desempeñar, y nos ofrece una revelación que va incluso mucho más allá. Porque en toda obra literaria campa, a hurtadillas, los ríos profundos de la propia biografía del autor. No olvidemos que Bruno Rosario, al igual que Juan Francisco del Valle, estuvo parejamente en un seminario, donde desarrollaría su vocación religiosa.

Por unos instantes dudé de mi intención de irme al seminario a estudiar para sacerdote (…) confieso que sus encantos despertaron en mí una secreta atracción que me desarticuló.

  Los estímulos que produce el voyerismo aparecen en varios pasajes. En España se les llama mirones, buzos, en Venezuela; rascabucheador, en Cuba y brechero, entre nosotros.

Cuando cruzamos el montículo cercano al badén del río, la singular sorpresa fue ver a Josefina Rosario completamente desnuda, saliendo del río, se sacudía las aguas sin ocultar sus encantos. Nos agachamos detrás de un árbol para poder contemplar sin que ella se turbara, sus fascinantes atributos de mujer.

  Las descripciones voyeristas se asocian a la sexualidad de la época. Hay en esas escapadas voyeristas, el disfrute al contar las distintas etapas del desnudo, como cuando se refiere al striptease de una madre de treinta y cinco años. En otro pasaje el mirón espía a una mulata saliendo del río, y nos dice lo siguiente:

Sus bien formados senos firmes y túrgidos se corresponden con sus grandes nalgas sobresalientes y ovaladas. Al sacudirse sus cabellos, sus pechos temblaban como palomas voladoras

  1. Por otra parte, y en contraste con todo lo anterior, puede atisbarse el influjo que ejerce la lectura de los místicos en el personaje narrador de la novela y en Margarita Jiménez y en el Padre Henríquez. Ambos han abrevado en la fuente de los místicos San Juan, Santa Teresa, Fray Luis de León. Los tres comentan el soneto de Fray Miguel de Guevara. Los tres compendian en sus diálogos la experiencia mística. Se trata de una luz que ilumina la conciencia, una especie de aletheia platónica. Un lenguaje interior que es, además, una mejor comprensión del mundo visible y de sus relaciones. Los diálogos sustentan una teoría literaria:

La metáfora alumbra el sentido que representa.

—Lo que has dicho es hermoso, Margarita. Pero no se aplica a la metáfora sino al símbolo. La metáfora compara, no representa.

—Los símbolos se fundan en una palabra que representa un concepto y tienen dimensión espiritual

  En esas conversaciones Margarita y Juan Francisco se intercambian sus intuiciones, sus descubrimientos y su mundo interior. No sin un dejo de pesimismo por parte del cronista, que nos dice lo siguiente:

Lo lamentable es que ya estamos en el último tercio del siglo XVIII y no tenemos imprenta para imprimir libros y periódicos. ¿Cómo progresamos sin creación intelectual?

  1. En los relatos orales de Cristina Mendoza compaginan con visiones fantásticas. He aquí algunas muestras : a) dicen que un hombre sale desnudo montado en su caballo y le da la vuelta a la villa, llorando sobre su montura; b) en las casas de Moca solían aparecer las jupias, mujeres con los pies al revés, que eran golosas y sensuales, y hubo casos, como el de Manuela, violada mientras dormía por un haitiano, que la adormeció con una magia soporífera; la historia de Domitila, la curandera, que con unos brebajes y ensalmos logró recuperar a un marido descarriado. Son varias las historias que empalmadas en el relato de Cristina pero todas revelan la potencia del mito como generador de cultura y recuerdos.

La segunda parte de la novela se centra en el acontecimiento historiográfico de la matanza emprendida por las tropas de Henri Christophe el 3 de abril de 1805. Dos supervivientes de la hecatombe de Moca deponen ante el cronistas, María del Carmen Bueno Quezada, bisabuela del obispo Bretón y Ruth Figueroa, que se hallaba, al igual que la primera, en el templo Nuestra Señora del Rosario de Moca.

Los hechos se cuentan de forma circular. El mismo acontecimiento aparece contado por cada una de las testigos. Se trata de la narración de los sentimientos y de las menudencias vividas por estos personajes. La técnica empleada es una sucesión de monólogos.

La diégesis que se nos trasunta en esa segunda parte puede resumirse en este párrafo:

Henri Christophe, bajo cuyo mando actuaron las tropas en Moca, ordenó que entraran al templo como mansas ovejas. Fray Pedro Geraldino piensa que general haitiano quiere indultar a la población. Tan pronto como comenzó el tedeum, cerraron las puertas del templo, con unas cuatrocientas personas. Degollaron con sus sables a los hombres, atravesaron con sus bayonetas a las mujeres y ensartaron en sus fusiles a los niños. Tras concluir la degollina, incendiaron el templo, saquearon las viviendas aledañas. En el degüello del 3 de abril de 1805 murieron los blancos; no pereció un solo negro. El templo fue reducido a cenizas.

  Si la historia nos cuenta los hechos; la literatura nos fabrica una realidad. En los manuales de historiografía se desconoce las matanzas de Moca y Santiago. Algunos llegan incluso a decir son fabulaciones del anti haitianismo. Que esos hechos horrorosos no se produjeron. De manera que nuestros estudiantes terminan eclipsando estos acontecimientos; lo colocan en el terreno de las leyendas mitológicas. Quizá esta novela se emparenta con la famosa tradición escrita por el insigne escritor Cesar Nicolás Penson quien cuenta el asesinato de las hijas de Andrés Andújar, perpetrado por una gavilla de haitianos, en las cercanías de la Capital, leyenda conocida como “Las vírgenes de Galindo”.

Aun cuando los historiógrafos de hoy desdeñan este acontecimiento, José Gabriel García, padre de la historia dominicana, no omitió las menudencias del degüello de Moca. He aquí las palabras del Padre de la historia dominicana: “

Pues habiéndose anunciado que el día 3 de Abril se cantaría un Te Deum solemne en acción de gracias por la feliz terminación de la lucha, acudieron al templo más de 500 personas de todas clases, sexo y edades, además de la soldadesca desenfrenada de Faubert, la cual cerró todas las puertas al comenzar la ceremonia, y se entregó de lleno al desorden saciando su furor brutal sobre aquella concurrencia inofensiva, de las que quedaron muy pocas con vida, porque hasta el sacerdote que oficiaba fue ensartado en las bayonetas, en medio de la espantosa gritería de aquella horda de salvajes.

  Don Gaspar Arredondo y Pichardo, letrado sobreviviente de la matanza de Santiago es , de todos los testigos, quien ha descrito con todos los pormenores las matanzas llevadas a cabo por los haitianos en Santo Domingo, en ese año terrible. Dice don Gaspar que en aquel punto y hora, “ser blanco era un delito” y que los haitianos se habían proclamado enemigos del color de la población, y se habían propuesto la primera limpieza étnica en este lado de la isla. En sus Memorias de mí salida de Santo Domingo escrita cuando pudo escaparse a Cuba, nos cuenta entre otras cosas de Moca lo siguiente:

“. Que de todas las mujeres que estaban en la iglesia sólo quedaron con vida dos muchachas que estaban debajo del cadáver de la madre, de la tía o de la persona que las acompañaban; se fingieron muertas porque estaban cubiertas con la sangre que había derramado el cadáver que tenían encima; que en el presbiterio había por lo menos 40 niños degollados y encima del altar una señora de Santiago, doña Manuela Polanco, mujer de don Francisco Campos, miembro del Concejo Departamental, que fue sacrificado el día de la invasión y colgado en los arcos de la Casa Consistorial, con dos o tres heridas mortales de que estaba agonizando. Que don Antonio Geraldino, don Mateo Muñoz y el capitán de aquel Partido don José Lizardo habían sido sorprendidos en su casa y atados a sus camas las incendiaron, “El negro Félix me informó en Baracoa Cuba, que todos los desastres, muertes y atrocidades cometidos por los negros en las personas blancas de ambos sexos y en todos los pueblos por donde habían transitado en retirada de la capital de donde fueron rechazados, después de un sitio de veintitrés días que tuvieron que levantar más que de prisa. Que los altares, los archivos y hasta el reloj público lo habían reducido a cenizas echando a pie para el Guarico a todo el que no habían asesinado sin exceptuar aún a los sacerdotes, menos al cura don Juan Vásquez a quien después de atormentarlo con crueldad en el campo santo que estaba frente a la parroquia lo sacrificaron, y al fin, para saciar su brutal venganza lo quemaron con los escaños del coro y los confesonarios” (Cf. Invasiones haitianas, Emilio Rodríguez Demorizi, 1973).

Y esto lo subrayamos porque desde ahora advierto que esta novela será atacada sañudamente por todos aquellos que, en los medios de comunicación y en la enseñanza quieren anular nuestra nacionalidad, y tratan de descalificar a todo aquel que refiere las menudencias de las barbaries oriundas de ese país. Refiriéndose a estos hechos el historiador haitiano Thomas Madiou ( v. III) dice lo siguiente:

El capitán Habilhomme arrasó Montecristi; y, Roisy, jefe de batallón, La Isabela. Cuatrocientos hombres comandados por el comandante Brossard recorrieron todo el país que se extiende La Vega y Sabana de la Mar, incendiaron Macorís y llevaron en cautiverio una multitud. El 6 de abril, toda la división del norte se hallaron reunidos en Santiago. Christophe le pegó fuego con sus propias manos a los edificios de esta hermosa ciudad. En pocas horas, las construcciones romanas, la catedral construida en estilo gótico del siglo XVI por los castellanos, cuatros otros templos quedaron envueltos en las llamas. La mayoría de los prisioneros fueron linchados. Una veintena de sacerdotes fueron llevados al cementerio. Cuando se dio la orden de fusilarlos. Uno de ellos, el padre Vásquez, viéndolos tambalearse, dijo:” No temáis nada, reciban la muerte con felicidad. En verdad, que tendremos hoy coronas de laureles en el Paraíso”. Se arrodillaron. Levantaron sus manos hacia el cielo, y fueron inmolados, en esta actitud hasta el último. El general Christophe condujo al norte 349 hombres 430 adolescentes menores de quince años. Después de haber incendiado Altamira, entró en El Cabo el 9 de abril de 1805. En esta campaña hemos destruido las ciudades más antiguas del Nuevo Mundo, llenas de hermosos monumentos góticos. Nos mostramos muy crueles aniquilando esta población de los campos compuestas de los negros y gente de color.

  Lo que nos dice Madiou es que la matanza no se limitó a Moca y Santiago sino que fue en todo el territorio nacional, Veamos:

“La división Clervaux llevaba la retaguardia. La misma noche la caballería le pegó fuego a todos los ingenios de la llanura de Santo Domingo. Las columnas haitianas de la división del norte, armadas de antorchas, siembran el terror por todos los lados. Combatían sin cuartel a las tropas españolas (dominicanas), que hallaban a su paso.

Quemaron Monte Plata, San Pedro, Cotui, Macoris, La Vega. Aquellos habitantes de los municipios que no tuvieron tiempo de alejarse de la ruta que seguían Christophe y Clervaux fueron ya asesinados o apresados. Novecientas personas de La Vega fueron conducidas a Santiago por el jefe del batallón coronel Antoine. El coronel de la vigesimonovena brigada, Jean Bazile incendio los hatos (…) hizo ahorcar a un gran número de agricultores de esos poblados, dio a las llamas la ciudad de Moca y se presentó en Santiago donde se reunió con Christophe. Etienne Albert, coronel de la caballería, y Raymond coronel de la 27 compañía, cruzaron, a la cabeza de sus batallones, el río Yaque y llegaron a Bánica”

Thomas Madiou no esconde los horrores de aquella degollina con tintes bíblicos.

Como se ve, los acontecimientos novelados por Bruno Rosario Candelier en El degüello de Moca se hallan escoltados por una montaña de informaciones historiográficas rotundamente verídicas. El autor refiere los hechos como un notario, como el relato de una población nimbada de la piedad cristiana, que ha vivido, inexplicablemente, los horrores del apocalipsis. Con esta obra escrita en una prosa pulcra y ejemplar, se inicia la vida literaria de un acontecimiento que no debe ser olvidado, y que ahora entra de pleno derecho en el mármol de las letras nacionales.