Coloquio literario sobre La dolencia divina

La obra de Bruno Rosario Candelier, La dolencia divina, fue el tema del coloquio comentado por Rafael Peralta Romero, Rita Díaz y Camelia Michel. El inicio de la actividad se dio con las palabras de bienvenida del autor y su agradecimiento por la asistencia de los presentes.

Camelia Michel intervino con su opinión sobre la obra, quien manifestó que la presentación de un libro es siempre una ocasión de festejo. Expresó que en esta oportunidad no solo da la bienvenida a esta nueva obra del director de la ADL, sino que celebra la activa participación de la Academia Dominicana de la Lengua en actos lingüísticos y literarios.

La escritora señaló que este nuevo libro de Bruno Rosario Candelier se inscribe en la temática favorita de su fautor, con una mirada especialmente centrada en la poesía mística.  También destacó su preocupación por la literatura mística, ya que en diversas obras aborda esa temática desde distintas variantes; sin embargo, en este libro penetra de manera cabal en la naturaleza de este fenómeno espiritual y artístico, enfocándolo desde su manifestación en la conciencia y su expresión artística en la poesía. Michel manifestó que igualmente el autor se refiere al cultivo de este género en el país y en el mundo, fundamental en la expresión poética de nuestra lengua, con una vigencia que contrasta con la creencia en boga de que cualquier raíz o tendencia literaria que nos conecte con el pasado carece de sentido. Destacó que Rosario Candelier enfatiza labor del filólogo, ensayista y crítico literario interesado en la obra teopoética.

Rita Díaz Blanco intervino expresando que Rosario Candelier es de las pocas personas en el país que se dedica al cultivo de los estudios místicos: “Para él, cada palabra tiene su significado particular que no comparte con otras, aunque en determinados contextos puedan experimentar casos de sinonimia o utilizar su definición para reorientar su sentido. Por eso, cuando inicia las reflexiones místicas no extraña que su vocabulario sea preciso y exacto hasta en la titulación de su obra”, dijo.

En cuanto a la organización del texto literario, Díaz Blanco señaló que esta obra recoge las reflexiones del filólogo dominicano sobre la mística, la conciencia y la creatividad poética. Presenta diálogos con diferentes escritores que hacen un recuento de la experiencia mística con sus intuiciones y revelaciones. Y aborda estudios sobre textos teopoéticos y recopila correos electrónicos para despertar reflexiones y motivar la creación literaria: “Para el autor la experiencia mística es una inclinación que experimenta la conciencia humana de manera involuntaria, pues por más que se busque o se quiera percibir no puede lograrse de otra manera que no sea como una emanación de la Divinidad”, dijo.

Rafael Peralta Romero comentó que La dolencia divina no solo constituye el más amplio soporte documental sobre los estudios místicos que se haya elaborado en nuestro país, sino que también presenta un cuerpo doctrinal sobre esa materia, reservada a un número muy reducido de seres humanos: “En este autor, la sensibilidad metafísica se alía con la cultural y brota como resultado en que todos los puntos de vista confluyan hacia “la veneración sagrada por las palabras”, que conecta con la filología, una especialidad de la lingüística cuya etimología sirve a Bruno Rosario Candelier para promover un saber orientado a infundir amor e interés por nuestra lengua, la literatura y el desarrollo del pensamiento”, subrayó Peralta Romero.

Por otro lado, manifestó que la dolencia divina ha sido explicada en este libro como una fuerza que descubre y revela el sentido de la vida: “Se trata de la vivencia del amor en su punto culminante, el éxtasis de amor con el alma embriagada y los sentidos suspendidos en la llama que incendia el corazón de los mortales bajo el ardiente aliento de la dolencia divina”.  El académico recomendó a quienes aspiren a desarrollar la gracia de la poesía mística, estudiar a autores como san Juan de la Cruz, nuestro modelo de la lengua española, a quien se estudia en La dolencia divina como un creador ejemplar de la lírica teopoética.

Finalmente, el autor de la obra dijo que para escribir una obra inspirada en la mística hay que tener sensibilidad espiritual. Explicó que mucha gente no se da cuenta de sus propias cualidades interiores, porque esas cualidades no son como el color de la piel o el de los ojos, que se ve físicamente. Resaltó que las condiciones interiores están ocultas, pero la palabra tiene la virtud de encauzarlas. También agregó que la mística comprende el estudio de lo divino y entraña una búsqueda espiritual centrada en la Divinidad, aunque precisó que la experiencia mística no obedece a un estudio: “Las pocas personas en el mundo que tienen experiencia mística, no se debe a que hayan estudiado mística o tengan sensibilidad espiritual, sino que se trata de un fenómeno que ocurre en virtud de una elección hecha por una fuerza divina, pues no hay intervención de la voluntad”, añadió Rosario Candelier.

Al término de las ponencias, los presentes recibieron respuestas y comentarios a sus preguntas sobre la mística, el lenguaje y la creación poética, al tiempo que ponderaron los estudios realizados sobre la citada obra. El público quedó satisfecho, y una frase del filólogo de la Complutense caló en varios jóvenes: “Mientras filósofos y teólogos analizan el sentido místico de la Divinidad, los contemplativos viven la experiencia de Dios en su conciencia”.

Santo Domingo, ADL, 25 de mayo de 2017.

 

Manuel Matos Moquete presenta una nueva novela

La Academia Dominicana de la Lengua presentó la más reciente creación del académico numerario Manuel Matos Moquete, Antimemorias: La otra última esperanza armada.

Esta actividad cultural, presidida por los académicos Manuel Núñez Asencio, Juan José Jimenes Sabater, Rafael Peralta Romero, Miguel Solano y Bruno Rosario Candelier, contó con un numeroso público formado por estudiantes universitarios, profesores de letras, intelectuales, escritores y amigos del autor.

Rafael Peralta Romero inició la presentación de Antimemorias, y dijo que con la lectura de este libro experimentó algunas inquietudes debido a una incertidumbre: “Este autor había publicado en 2002 el superventas Caamaño, la última esperanza armada, pero  ahora nos ofrece “la otra última esperanza”, es decir, la que vino después de la última, y queda al descubierto un asunto paradójico que, asociado al prefijo “anti” en el título del libro, “libera al autor de circunscribirse a la relación de hechos históricos”.  Manifestó que desde el primer capítulo el autor anuncia la presencia de la ficción. Cuenta la historia de una guerrilla, con estilo alegre, propio de la literatura de creación, pero no aparecen fecha, nombres ni otro indicador de carácter real de la historia: “Ese capítulo es como un prólogo narrativo, con hipérboles incluidas, que expresa una visión general de las guerrillas”, explicó. El escritor agregó que el tema central de este libro es el desaliento provocado por el fracaso de los movimientos guerrilleros y analiza situaciones objetivas  que explican esos fracasos: “Tanto se refiere a la gesta de Ernesto Guevara, en Bolivia, como a los intentos nacionales encabezados por Manuel Aurelio Tavárez Justo, en 1963, y Francisco Alberto Caamaño, en 1973. Pero para nada se trata de algo aburrido y rígido. Podría decirse que Matos Moquete ha escrito una novela a la que no quiso denominar así. Una novela que incluye lirismo y ternura, propios de una historia de amor”, añadió.

En su turno, Manuel Núñez Asencio intervino y subrayó que la obra de Manuel Matos Moquete es la visión novelada de la experiencia guerrillera vivida por el autor. Además, contó que a comienzos del decenio de 1970, un grupo de hombres, impregnados de un ideario redentor, se volvieron instrumentos de una religión secular que los convirtió en soldados de ese fundamentalismo político, que consistía en proclamar que, para ponerle punto final a todas nuestras desgracias, había que entregarle el poder a ese “grupo de iluminados cuyas creencias producirían el milagro de fabricar sociedades felices”.

Núñez Asencio subrayó que el narrador reúne sus recuerdos de una guerrilla, que desde las primeras líneas sabemos que ha sido diezmada: “Matos Moquete nos cuenta, valiéndose de recursos puramente literarios, la historia de una guerrilla que ha perdido el rumbo geográfico y el rumbo ideológico”, dijo.

Comentó el presentador que entran en el candelero algunas lecciones de Gerard Genette.   Comentó uno de sus hallazgos, la intertextualidad, que es la inclusión de un texto en otro: “Es claro que los hechos que se cuentan se hallaban de algún modo presentes en estas Antimemorias,  de manera que  en el texto literario viven otros textos: fragmentos del diario del Che, discursos de Joaquín Balaguer, pasajes de las memorias de Hamlet Hermann, discursos de Fidel o Caamaño y conversaciones de otros guerrilleros”, resaltó.

También abordó el descubrimiento representado por la relación architextual que puede entreverse entre estas antimemorias escritas con la libertad del novelista y el monólogo que la emparenta con la estructura de Yo el Supremo, de Augusto Roa Basto: “Las semejanzas estructurales saltan a la vista: la novela la cuenta un narrador personaje, cuya memoria se desata a partir de textos con los que dialoga y que lo empuja a franquear las fronteras de los tiempos”. Y añade la correlación novelesca con historias paralelas mediante textos que cuentan lo mismo, empalmadas en clave de ficción o como información historiográfica.

En su participación, Bruno Rosario Candelier reconoció la trayectoria intelectual de Manuel Matos Moquete, destacando el rol que ha desempeñado como usuario de la lengua, como estudioso de las letras y experto didáctico en asuntos vinculados a la enseñanza de la lengua. Resaltó que Matos Moquete tiene en su haber un fecundo ejercicio a favor del estudio de la lengua. Expuso que la novela tiene la particularidad de que aborda una dimensión histórica y social como fuente de iluminación para el autor que asume un tema específico, ya que se inspira en la realidad. Explicó que todo novelista se inspira en la realidad, con la peculiaridad de que esa filiación nutre la ficción, y el tema le permite abordar la dimensión ideológica para brindar una reflexión al lector.

Comentó que no es la primera vez que Manuel Matos Moquete asume la palabra con un propósito novelístico, ya que no es su primera novela, pero probablemente esta sea la novela en que él alcance el más alto desarrollo como novelista en virtud de la conciencia que se manifiesta en esta obra, es decir, la conciencia lingüística y la conciencia literaria.

Rosario Candelier resaltó que se trata de una obra literaria cuyo autor refleja un conocimiento de la técnica de la escritura con los recursos narrativos y, sobre todo, con lo que entraña la esencia y el sentido de la palabra: “En varios pasajes de esta novela se nota la actitud del autor cuando aborda la palabra. Él está consciente de lo que asume y de lo que hace y de lo que plasma cuando escribe lo que ha escrito en esta obra de ficción”, dijo, y añadió: “Como escritor, él disfruta lo que está haciendo y no lo disfruta solo porque ha sido un tema vivencial en su historia personal, sino porque se trata de un autor con conciencia de su lengua, con conciencia de la técnica literaria y con conciencia de lo que él quiere expresar”, precisó el académico.

El escritor destacó que en esta obra Matos Moquete muestra lo que entraña penetrar en la intimidad de un personaje, auscultar el alma de un protagonista y con ese fin usa los recursos literarios pertinentes. Dijo también que esta obra tiene una dimensión afectiva y una dimensión espiritual: “En su caso particular las canas de su cabeza son el reflejo no solo del paso del tiempo, sino del logro del ascenso cuyo crecimiento ha significado pasar por la vida y entender el auténtico sentido”, expresó con emoción.

El autor de Antimemorias contó que el momento vivencial de esta novela fue la pregunta que él se hizo: “¿Cómo estarían viviendo personajes como Caamaño o el Che Guevara momentos antes de ser fusilados?”. Todo lo que surge en Antimemorias es por la mente de estos personajes, que heridos y prisioneros, esperan la muerte. Y, tras leer un pasaje de la novela, expresó la motivación que lo condujo a escribir esta obra de ficción.

Oriundo del municipio de Tamayo, Manuel Matos Moquete nació el 6 de abril de 1944. Miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua y de la Academia de Ciencias de República Dominicana, ha publicado varias novelas, textos de ensayos críticos y estudios sobre lengua y literatura dominicana. Y tiene una fecunda trayectoria como profesor de lingüística en varias universidades.

Santo Domingo, ADL, 18 de mayo de 2017.

Recital de poesía del grupo literario “Pedro Mir”

Con poetas de la Academia Dominicana de la Lengua, del Ateneo Insular y del Taller literario “Pedro Mir” se realizó un recital de poesía para incentivar el interés por la creación estética del lenguaje en cuyo encuentro leyeron algunas de sus composiciones los poetas Ofelia Berrido, Eduardo Gautreau, Rita Díaz Blanco, Camelia Michel, Karla Tejeda y Héctor Brea Tió. Condujo la actividad Camelia Michel, quien expresó que era un momento de alegría por un acto en que los creadores participan con mucho entusiasmo ya que dan a conocer el resultado de la emoción que experimentan en el acto de la creación poética.

Eduardo Gautreau leyó tres muestras de su poemario Susurros de la luz. Karla Tejeda leyó dos de sus poemas inéditos, y Héctor Brea Tio recitó “Fulgores”, dedicado al poeta Manuel Rueda. Rita Díaz Blanco participó con tres de sus textos y Camelia Michel leyó su poema “Mujer pájaro”, que transcribimos: “Simiente fecundada por la duda/semental de la mañana/violenta he nacido, mujer pájaro/Desde el suelo de mí misma/torva silueta en el espejo/alas, senos y plumaje y un alarido por canto/¿De qué universo vengo?/¿De cuáles mundos autistas?/¿De la palabra confusa,/del desgarro del silencio,/de una casa en el olvido?/¿De qué muerte he nacido rugiendo/en la recia vastedad del abandono?/Y mis padres muchedumbre: ¿cómo hicieron el milagro?/Arañando tantos vientres/nido roto, hoy emerjo de la cueva/Y este magma pegajoso,/ ¿es acaso oscuridad/o mancha,/un ropaje vitelino/una roja embriaguez entre la tierra,/de negros inframundos calcinados?/Y mi piel, entre plumón y llanura, /rasgando la caliza telaraña./¿Acaso cayó del cielo,/ángel imprudente y tembloroso?/¿O ya alzaba su espacio desde la garra imperfecta/que me ata a la guarida?/Entre manantiales y muertos, desfiladeros y orilla/Esta puerta entre dos mundos/podría llamarse destierro/Todavía no barrunto cuánto tiempo/estaré cruzando puentes/entre mi cuerpo y mi cuerpo/mujer pájaro graznando”.

El director de la Academia y coordinador del taller literario “Pedro Mir” formuló preguntas sobre el quehacer literario a cada uno de los participantes. ¿Por qué escribes poesía?”, le preguntó Bruno Rosario Candelier a Héctor Brea, y el interpelado respondió que para él la poesía es lo más excelso de la literatura sin subestimar a los otros géneros, porque para escribirla hay que tener una singular dotación de la intuición y la palabra.

A Karla Bobadilla se le preguntó cuál ha sido la dificultad que ha experimentado al escribir, y ella contestó: “La dificultad mayor es el hecho de estar conmigo misma, lo que me es muy difícil. Entonces, cuando estoy escribiendo puedo durar mucho tiempo conmigo, incluso, después de haber escrito puedo seguir conmigo misma, pero llega un momento en que quiero expresar algo y no tengo cómo decirlo y caigo en el mismo círculo”.

Ofelia Berrido dijo que la motivación para activarse como escritora la poesía la ha llevado a ella, no ella a la poesía, y subrayó: “Si de repente estoy haciendo cualquier cosa y me da deseo de escribir una poesía, la escribo. Sé que tengo la tendencia de escribir más cuando estoy triste. Cuando estoy alegre no me da deseo de escribir poesía; yo escribo cuando estoy triste, pero también si me siento sola, si veo algo bello en la naturaleza, tan bello que da deseo de llorar. Pero no planifico la creación”.

Al preguntarle a Rita Díaz si se enfrenta a la poesía, no como estudiosa de ese género literario, sino como creadora, qué aspecto toma en cuenta al escribir, contestó: “A veces cuesta mucho crear cuando tienes un parámetro establecido. Cuando lees poesía, tiendes a hacer una imitación, o sea, hacer que se parezca a lo que has leído”.  Confesó que dominar la escritura (que todavía no ha logra) requiere mucho esfuerzo, porque hay que despoblarse de lo que uno aprende.

A Camelia Michel, que viene de una familia de intelectuales, le pregunté si siente que su vivencia familiar motivó su inclinación creadora, a lo que respondió: “Por supuesto que sí. El ambiente familiar es fundamental y yo tuve la suerte de crecer en una casa donde se leía mucho, y teníamos una gran biblioteca. Los libros andaban por donde quiera. Esa familiaridad con los textos favorece mucho la inquietud de los niños, porque tú no lo ves como algo sagrado que está allá arriba, sino que era algo que yo tenía a la mano”.  También contó la poeta que en ella influyeron los hábitos familiares. Cuando ella caía en cama con gripe su padre le leía e igualmente su madre. Dijo que cuando escribían cartas, sus letras tenían que pasar por la revisión de sus padres Valentín Michel y Mercedes Díaz: “Entraña una disciplina de vida, que se adquiere sin uno darse cuenta”, subrayó la poeta interiorista y valiosa colaboradora de la Academia.

Cuando se le preguntó a Eduardo Gautreau de Windt, que procede de un ambiente familiar donde se cultiva música, teatro, poesía y ensayo, por qué siente singular devoción por la poesía, contestó: “La poesía es el Alfa y el Omega de la creación. Es un llamado y una necesidad; de hecho, yo pensé que me iba ir alejando a medida que me fui adiestrando como ensayista y ahora cultivo la narración, pero en cualquier momento me viene una imagen de cualquier cosa que me está pasando. Mi compañera empieza a hablar y al rato ella cree que yo no la estoy escuchando, pues aprovecho lo que me está diciendo”, respondió y añadió: “La gran materia de la escritura es la poesía. De ahí parte todo, porque la narrativa o el ensayo sin poesía, le falta el encanto de una buena creación. La poesía exige un grado de dominio de la palabra y de los diferentes lenguajes”, comentó.

Al cierre del acto cultural, Bruno Rosario Candelier resaltó que el género literario más exigente y más completo es la poesía, porque la creación poética no se inventó solo para cantar emociones y expresar belleza: “La verdadera poesía, la poesía genuina y profunda se creó para dar el testimonio de lo más significativo de la Creación, para canalizar las manifestaciones entrañables de la conciencia, sintonizar los efluvios del Cosmos y revelar las intuiciones y vivencias en nuestro contacto con las cosas. La creación poética entraña la más elevada función de la palabra”, remachó.

Santo Domingo,  ADL, 9 de mayo de 2017.

 

Conversatorio con José Miguel Soto Jiménez

En la Academia Dominicana de la Lengua tuvo lugar un conversatorio sobre la vida y la obra de José Miguel Soto Jiménez, militar, narrador, historiador, lingüista y académico de la lengua, con quien abordamos su trayectoria de escritor.

El director de la Academia Dominicana de la Lengua, Bruno Rosario Candelier, dio la bienvenida al creador santiagués, a quien presentó como miembro de número de la ADL y, desde luego, ponderó su talla intelectual y su destacada presencia en el ámbito nacional con la alta significación que lo distingue por su aporte al estudio de la lengua, la historia, la milicia y la literatura. Manifestó que las disciplinas en las que el académico ha consagrado su talento revelan tres aspectos fundamentales: una sensibilidad impregnada de un instinto idiomático; una conciencia imbuida de un instinto histórico; y una vocación afinada a un instinto literario. Igualmente subrayó que esos tres aspectos han impulsado en Soto Jiménez su talento de escritor y han desarrollado su capacidad creadora, evidenciada en varias obras sobre nuestros avatares históricos, nuestra forma de expresión y nuestra idiosincrasia colectiva, como lo ha demostrado en sus ficciones y sus ensayos sobre el ámbito militar, político, histórico, lingüístico y literario.

“Nuestro escritor comenzó cultivando la poesía, pero las obras publicadas revelan que ha dejado a un lado la creación poética, lo que es lamentable. Siempre he tenido la convicción de que la poesía es la más alta expresión intuitiva de la conciencia. Lo que confirma que el don para la creación poética es un alto privilegio por la dotación espiritual intrínseca al Logos de la conciencia que nos fecunda a todos”, expresó el director al iniciar el acto.

En su intervención, Soto Jiménez contó que una vez le preguntaron a Pablo Neruda qué hay que hacer para escribir poesía y él dijo simplemente: “Vivir”. Y añadió que eso es lo que él ha hecho, vivir para conocer y comunicar lo que ha vivido y sentido.

Ante la pregunta de quién es José Miguel Soto Jiménez, el académico comentó que se pueden decir muchas cosas de Soto Jiménez, ya que es un dominicano, condición de la que está orgulloso, más que de los premios literarios y sus alcances profesionales: “De lo único que yo estoy realmente orgulloso, inclusive de tener una familia con hijos y nietos, es de ser dominicano”, confesó con orgullo el prestante militar y académico de la lengua.

Contó que cuando venía hacia la Academia vio el lema de esta institución (“La Lengua es la Patria”), del que infirió que los pueblos son los que realmente hablan. Subrayó que de ahí hay que ponderar la labor que viene realizando la Academia Dominicana de la Lengua, y eso tiene que ver mucho con lo que él ha querido ser siempre: “Yo pretendo ser un dominicano. Pienso que la dominicanidad no es solo lo que hablamos, sino un concepto, que naturalmente hay que expresar en términos ciudadanos. La dominicanidad es un concepto que hay que ejercer para una ciudadanía responsable”, dijo.

Soto Jiménez reveló que a lo largo de su vida ha tenido muchas satisfacciones, porque se realizó como profesional, grandes logros como escritor laureado y premios literarios. “Esas cosas son con las que se mide el ejercicio intelectual”,  y agregó: “Nosotros estamos llenos de intelectuales de pacotilla, porque no tienen obras y los intelectuales sin obras realmente no son intelectuales, son fruto de otra cosa; por eso cuando se pondera a un escritor, por muy buena que visualice su obra, su vida misma es su obra”, explicó. Reveló que Soto Jiménez es un dominicano que vive orgulloso de ser dominicano, de hacer ese ejercicio de dominicanidad y dentro de ese ejercicio están las expresiones intelectuales, idiomáticas y literarias que ha podido ostentar a pesar de los otros ejercicios que han caracterizado su vida como ser humano, como militar y como hombre con varias vertientes y se podría llamar un ser humano integral. Destacó que la cultura es el factor fundamental de identidad, pero sin mirarla con el prisma de la discriminación: “Cuando uno habla de cultura inmediatamente nos remite a literatura, música, pintura, escultura, pero resulta y viene al caso que la cultura es la forma como los pueblos afrontan la vida”, explicó.

Comentó que los dominicanos tenemos una cultura que es el sello que nos caracteriza y esa cultura tiene que ver mucho con la forma de expresión. Citó a Juan Bosch cuando decía que los refranes eran la sabiduría popular, y dijo: “Yo no diría simplemente la sabiduría popular, porque esta engloba a toda la sabiduría de una nación, pero recuerden que eso no es un atributo exclusivo de nuestro país. La lengua castellana está llena de refranes y se explica también eso que yo digo de la sabiduría. Lo mismo decía Cervantes por la lengua de Quijote, pues hablaba con refranes”.

El escritor considera que la cultura dominicana está condensada en esos refranes, muchos de los cuales vienen de España, pero acondicionados y aclimatados a la realidad nacional. Explicó que el refrán es simplemente un ejercicio para enseñar las armas de la realidad, del conocedor y del sabio. Subrayó que el refrán nos sale por donde quiera y que es imposible contenerlo: “Si comparamos con mi generación y antes, el refrán era algo de uso fundamental en el manejo y el desenvolvimiento de la sociedad, inclusive en la política”.

El general José Miguel Soto Jiménez dijo que se crio con su abuelo Miguel Ángel Jiménez, quien fuera escritor y profesor, además de su primer maestro. “Fui un niño criado entre libros y con mucha influencia intelectual”. Y agregó: “Entonces con ese tipo de relación yo puedo decir sin modestia que cuando yo cumplí catorce años de edad ya yo me había leído los clásicos y mi poeta favorito era Rubén Darío”. Confesó que la lectura para él ha sido un hábito apasionante. Reconoció que auxiliándose de la memoria recita a Pablo Neruda, Nicanor Parra, Rubén Darío y Gustavo Adolfo Bécquer.

Hubo inquietudes entre los presentes, que el académico satisfizo dando cabal respuesta a las interrogantes planteadas. Al finalizar, el director de la Academia dio las gracias al general José Miguel Soto Jiménez por el edificante conversatorio que evidenció la talla intelectual del escritor, militar y académico, autor de novelas, obras historiográficas y textos fraseológicos de nuestro lenguaje.

Santo Domingo, ADL, 2 de mayo de 2017.

Velada sobre lenguaje y experiencia mística

 Con un encuentro de los grupos literarios Mester de la Academia y el Ateneo Insular,  celebramos un coloquio en el Centro de Espiritualidad “San Juan de la Cruz”, donde se enfocó la experiencia mística y la creación literaria.

En su exposición, la poeta mocana Rocío Santos abordó el tema de la deslocalización de la conciencia diciendo que “estamos localizados en una personalidad y por eso tenemos un mundo que siempre va a ser distinto del de los demás ya que se producen ciertos fenómenos en nuestras vidas que nos hacen salir de este estado para conocer otro estadio diferente”.

La joven poeta dijo que “para que nuestra visión sea más amplia es necesario que se den ciertas condiciones que nos conecten con esa Presencia consciente e imperceptible”, en la que fluye la “deslocalización de la conciencia”, que ocurre para ayudarnos a salir de la conciencia y “vivir otras experiencias metafísicas”. Aclaró que la deslocalización es una experiencia de desplazamiento que permite mostrar, a través de una singular vivencia, el estado de ser más allá del sujeto en todas las cosas para vivir experiencias que permiten ascender en este cuerpo a un estado emocional de conciencia distinta con el fin de expandirnos”.

Por su parte, el profesor, académico y poeta Ramón Antonio Jiménez habló de la experiencia mística resaltando que “cuando se vive en ese estadio cesan las interrogantes y el miedo ya que somos conscientes de la plenitud de la dicha al participar con el Absoluto”. Jiménez confiesa que “al permanecer en la conciencia cósmica vibrando a esa alta escala energética, la experiencia se hace natural y miramos todas las cosas con amor y a eso es a lo que llamo vivencia mística”.

El escritor francomacorisano aclaró que “cuando se está en ese estado de gracia somos parte intrínseca del Todo en un presente permanente de la realidad pura porque siendo ella el ser no es algo en lo que estamos sino en lo que somos y es por ello que en la auténtica poesía mística no hay espacios para lamentos, ni interrogaciones, ni búsquedas porque todo es en ella en la realidad pura pues en la poesía mística es testimonio de una certeza interior vivida en la conciencia y formalizada en el lenguaje de los símbolos”.

Ramón Antonio Jiménez sostiene que al tratarse de una experiencia mística el poeta tiende a testimoniarla por la necesidad de eternizarla mediante el lenguaje simbólico para comunicarla; sin embargo, aclara que cuando se trata de la vivencia mística no se tiene la necesidad de testimoniarla sino de hacer de ella una verdad de vida ya que no es algo que se conoce sino que se vive, por lo cual no es posible revelar la vivencia mística mediante el lenguaje ordinario sino mediante el lenguaje especializado de la lírica mística.

En este encuentro literario Bruno Rosario Candelier habló sobre la ciencia y la conciencia de la experiencia mística y, al referirse al tema citado, sostuvo que “la experiencia mística presenta dos vertientes: la naturaleza del fenómeno extraordinario y la del sujeto que lo experimenta, que remite a una realidad supraindividual”. Postuló el escritor que “las personas que han desarrollado su sensibilidad trascendente experimentan singulares vivencias interiores y algunas tienen la capacidad para sentir vivencias metafísicas, recibir mensajes provenientes de lo invisible y vivir experiencias místicas”.

El director de la Academia Dominicana de la Lengua presentó un estudio de su autoría sobre el tema advirtiendo que “aunque no sepamos cuáles son, ni cómo son, el cerebro tiene neuronas para percibir efluvios sutiles y fenómenos sobrenaturales, y que las susodichas neuronas no se activan en todos sino en quienes tienen desarrollada su sensibilidad trascendente tras la ocurrencia de previas condiciones especiales”. El tema desató inquietudes y preguntas en un público sediento de estos saberes, que fueron comentadas y adobadas con la lectura de poemas alusivos a la conciencia.

La Vega, Centro de Espiritualidad “San Juan de la Cruz”, 22 de abril de 2017.

 

Diálogo sobre poesía con Irene Pérez Guerra

En el Taller de creación literaria “Pedro Mir”, adscrito a la Biblioteca “Juan Bosch”, de Funglode, tuvo lugar un conversatorio con la lingüista, poeta y académica Irene Pérez Guerra, efectuado para conocer y ponderar la obra de la intelectual dominicana, acto que presidió Bruno Rosario Candelier.

Al iniciar la actividad, el director de la ADL manifestó que todas las ramas del saber tienen su historia y corresponde a profesores, académicos y escritores promover el cultivo de la literatura, puesto que el arte literario es una creación hecha con palabras con la categoría de ser la expresión estética del lenguaje: “Esa expresión estética del lenguaje tiene la importancia de que es el cauce de la creatividad humana. Todos los creadores literarios han canalizado a través de la palabra su poder de creación”, explicó.

Rosario Candelier dijo que el poder de creación está en todos los seres humanos. Por lo menos potencialmente todos los seres humanos tienen un poder de creación, aun cuando ese poder no lo realizan todos los seres humanos. Es un grupo reducido del conjunto de la humanidad que plasma, que ejecuta, que realiza ese poder, que pone en funcionamiento el poder de la creatividad.

En la introducción del acto, el coordinador de la actividad explicó la dimensión de la sensibilidad estética, la sensibilidad cósmica, la sensibilidad metafísica y la sensibilidad mística, aunque advirtió que esta última es más reducida porque su desarrollo está condicionado a la gestación de la sensibilidad espiritual en la persona, pues no todos los humanos la han desarrollado. En cambio, la sensibilidad estética la tienen todos los seres humanos sin excepción: “Esa sensibilidad viene fraguada por el caudal de sensaciones que experimentamos ante las cosas, como una manifestación consecuente ante la belleza y el sentido. La belleza suele ser la dimensión preponderante de la sensibilidad estética, que es la que mueve la obra de arte”, agregó. Señaló que en literatura, pintura y música es obvia, y subrayó que todas las manifestaciones artísticas vienen estimuladas por el influjo de  nuestra sensibilidad.

Al presentar a Irene Pérez Guerra, Rosario Candelier subrayó que la función primordial de la sensibilidad es sentir: “El que no siente no puede crear, ni valorar las cosas. Sentir es clave para hacer poesía, ficción, ciencia y arte”. Luego inició el conversatorio con la poeta, lingüista y académica de la lengua. Le pidió a la invitada que se auto-presentara y ella muy gentil le respondió que en Irene predomina el sentido del humor. Y contó que ella era una adolescente inquieta a quien le gustaba jugar con las palabras: “El deseo del conocimiento te acerca a las palabras, pero cuando el conocimiento es seco, no se utiliza para comunicar belleza ni nada más allá del significado de una palabra, si lo asocias en un contexto poético, metafórico o relacionado con la vida que vives o que ves que otros viven, ese rejuego de la palabra se convierte en poesía y esa poesía puede ser social, amorosa y mística”, explicó.

Pérez Guerra aclaró que no necesariamente el poeta le escribe al amor, puede ver una imagen, un hecho trascendente, puede notar un sufrimiento en otro y lo plasma en ese juego de palabras: “Para mí es una diversión y un juego de palabras. Ahora bien, hay poetas que se hacen a una velocidad de un meteoro; para mí esos no son poetas, sino aficionados, porque la poesía hay que sentirla, y al jugar con las palabras, hay que darles un sentido profundo”, añadió.

“¿Y qué es lo clave para lograr ese sentido?”, le preguntó Rosario Candelier. Irene Pérez Guerra contestó que lo clave para ella darle un sentido profundo a las palabras es tener un pensamiento y si no tiene ese pensamiento no escribes: “En mi caso personal puede ser que en una circunstancia o un determinado momento uno tenga la necesidad de expresar con ese rejuego de palabras lo que yo he dicho, algunas circunstancias. Pero yo no soy una poeta de formación, sino de nacimiento, porque yo desde pequeña escribía poesía. Las poesías que están en mi obra poética, muchas de ellas yo tenía 12 y 13 años cuando las escribí”,  manifestó emocionada la académica-poeta.

“¿Hay algún poeta que para ti ha sido importante?”, le cuestionó Rosario Candelier. A lo que Pérez Guerra contestó: “José Joaquín Pérez, quien es mi pariente. Él era mi bisabuelo”.

Posteriormente, la poeta leyó algunos de los poemas de su libro La voz de mi palabra, que publicara la Academia Dominicana de la Lengua, de la que ella es miembro de número.

Rosario Candelier subrayó que en varias ocasiones Pérez Guerra menciona en su poesía la palabra “balcón”. Y ella acotó: “En poesía a los versos se les puede dar una interpretación diferente a la motivación que la engendró, porque “balcón” puede referirse a ese espacio de un edificio, pero metafóricamente puede aludir al alma”, explicó.

La poeta manifestó que efectivamente ese es el “rejuego” de la palabra del que ella ha hecho referencia, pero no del significado sino del sentido que una palabra adquiere en la voz del poeta. “Por eso en mi poesía aflora la voz de mi palabra, y cuando uno siente eso o uno busca eso, entonces está haciendo poesía”, acotó la académica, lingüista y poeta.

Finalmente, Bruno Rosario Candelier exhortó a la poeta a que explote más el don de creación con que vino a la vida porque tiene un gran potencial. Irene Pérez Guerra pasó a leer sus poemas titulados “Regreso”, “Frase” y  “Mensaje”, que despertaron inquietudes en los presentes, y algunos, incluido el director de la ADL, le testimoniaron su admiración a la poeta.

Santo Domingo, ADL/Funglode, 20 de abril de 2017.

 

Conversatorio sobre el sentido en la lengua

El director de la Academia Dominicana de la Lengua, Bruno Rosario Candelier, participó en un conversatorio sobre “El sentido de la lengua”, acto con el que cumplimentaba la invitación que le extendiera la coordinadora del área de español del Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña (ISFODOSU), la profesora Zoraida Lantigua, del recinto universitario ubicado en la comunidad de Licey al Medio, Santiago, actividad celebrada con la presencia de profesores y estudiantes de educación y de letras.

Al inicio de la actividad, Rosario Candelier rememoró su experiencia como docente en ese recinto escolar donde laboró como profesor de lengua española, de 1965 a 1969, en cuyas aulas formó un grupo literario que bautizó con el nombre de “Littera”, que en latín significa “letras”, y que fuera el primer taller literario creado en la República Dominicana. De ese taller surgió el escritor José Enrique García, académico de la lengua y actual secretario de la ADL.

En su disertación el escritor empezó haciendo una analogía de la realidad cotidiana con la realidad formal de la lengua, y cómo las diversas actividades laborales, profesionales, productivas y de servicio, nos separan o abstraen de las otras realidades, hecho que señaló como ejemplo para explicar que la lengua entraña otro tipo de abstracción: “Constituye una abstracción de la realidad porque es una estructura formada por signos y reglas idiomáticas que se crearon para canalizar una representación de las demás realidades del acontecer natural, social, antropológico y cultural mediante el formato de la lengua cuya realidad es peculiar y diferente entre las diversas manifestaciones de la realidad real, la realidad imaginaria y la realidad trascendente”. A seguidas dio otra explicación para que se entendiera el rol de la lengua en la cultura: “Con la lengua creamos una realidad verbal,  una realidad estética y una realidad metafísica que nos sirve para captar, testimoniar y valorar otras dimensiones de la realidad, a las que tenemos acceso, en términos cognitivos y espirituales gracias a la lengua. La lengua es creación del hombre, concebida para testimoniar su percepción del mundo, expresar lo que siente, piensa y quiere y, sobre todo, revelar sus intuiciones y vivencias del mundo visible y el mundo de lo invisible. La lengua la utilizan con provecho quienes la conocen: intelectuales, académicos, profesores, científicos, literatos, filósofos, sacerdotes, comunicadores y exégetas, es decir, los que hacen uso de la palabra para canalizar sus inquietudes, anhelos y creaciones”, expresó el disertante para de inmediato añadir que la lengua hay que estudiarla ya que la aprendemos de una manera superficial, espontánea e inconsciente según vamos creciendo en el lugar donde nos criamos y nos desarrollamos puesto que asimilamos el lenguaje que hablan nuestros mayores, especialmente padres, tutores, relacionados y amigos, evidencia de que para aprender una lengua no es necesario estudiarla, pero para conocerla bien y dominarla hay que estudiarla bien, única vía para tener el conocimiento apropiado.

El filólogo dominicano explicó que la lengua se ha estudiado desde que los pueblos empezaron a desarrollarse cultural, intelectual y académicamente, pues sus intelectuales, cultores y orientadores advirtieron que había que estudiar ese instrumento de comunicación para lograr un dominio adecuado, porque el sistema de expresión es altamente complejo. En su estructura podemos encontrar la dimensión fonética, lexicográfica, gramatical y ortográfica, aspectos que se aprenden a medida que se emplea en sus diversos roles. Para ejemplificar su afirmación dijo: “El léxico se aprende cuando leemos o escuchamos a los demás. Imitamos la pronunciación de los hablantes con quienes nos socializamos en una cultura. Igualmente, para aumentar el caudal de nuestro vocabulario con un conocimiento preciso del significado de las palabras y un uso con propiedad, elegancia y corrección hay que estudiar el sistema de signos y de reglas”. Añadió que los hablantes de español tenemos la ventaja de que contamos con la Real Academia Española que, desde su fundación en 1713 en Madrid, se ha dedicado al estudio de la lengua y al cultivo de las letras. Citó que las academias de la lengua del mundo hispánico se crearon para realizar la misma tarea de la RAE para el mejor conocimiento de la lengua, fomentar su estudio y crear conciencia idiomática entre nuestros hablantes de manera que cada usuario de nuestra lengua tenga a su alcance la vía adecuada para un mejor conocimiento del instrumento de comunicación. Agregó que en la República Dominicana existe la Academia Dominicana de la Lengua, fundada en 1927, con la misma misión de la corporación madrileña, la de estudiar el idioma, promover su conocimiento entre los usuarios de nuestro idioma y sembrar inquietudes lingüísticas y literarias por una conciencia de lengua. Aprovechó la expresión para interrogar a los presentes sobre el concepto, al que la mayoría respondió sin dar una respuesta exacta. El disertante enfatizó el concepto y preguntó: “¿Qué es la conciencia de lengua? ¿Qué implica tener conciencia de lengua? ¿Quiénes pueden desarrollar conciencia de lengua? Comentó que toda persona con curiosidad por la pronunciación de una palabra refleja esa conciencia de lengua; quien se interesa por conocer con propiedad el sentido de una palabra tiene conciencia de lengua; quien se expresa bien y escribe con corrección es tiene conciencia de lengua”. Rosario Candelier añadió que todos podemos mejorar el conocimiento de nuestra lengua, potenciar nuestra conciencia idiomática y sembrar esa inquietud en los demás. Subrayó que corresponde al profesor de lengua concitar esa conciencia, motivar esa preocupación por el idioma y fomentar el buen uso del lenguaje.

Como parte de su experiencia académica, Bruno Rosario Candelier ha trabajado en varios diccionarios, como el Diccionario del español dominicano, el Diccionario fraseológico y en otros dos diccionarios que la ADL confecciona actualmente. También ha colaborado en la revisión de los siguientes códigos idiomáticos: Diccionario, Gramática, Ortografía y Fonética de la lengua española, así como en el Diccionario panhispánico de dudas y el Diccionario de americanismos. Esa labor de colaboración se ha hecho como parte de la tarea compartida de la Academia Dominicana de la Lengua y la Real Academia Española. Aprovechó la oportunidad para exhortar a los jóvenes a cultivar la lectura, estudiar la ortografía y utilizar los diccionarios de nuestra lengua. Compartió su experiencia diciendo que ha sido fructífera porque estar en contacto con los códigos de nuestra lengua ha sido una labor enriquecedora.

En el espacio para preguntas e inquietudes, explicó que la lengua tiene un sentido. Dijo que si nos remontamos al pasado, tenemos que caer en la antigua Grecia, cinco siglos antes de Cristo, cuando florecieron los antiguos pensadores presocráticos, entre los cuales Heráclito de Éfeso reflexionó sobre la lengua. Allí aprovechó de nuevo la oportunidad para preguntarles a los jóvenes si conocían el concepto de Logos, repitiéndose la escena anterior, pues ninguno acertó en el significado de ese vocablo clave para entender el sentido de la lengua y la creación verbal,  poética o científica. Entonces comentó que Logos es la esencia del pensamiento y la encarnación de la energía interior de la conciencia: “Es una dotación de nuestra inteligencia que viene directamente de la Divinidad por lo cual Juan el evangelista, cuando habla de Dios usa Logos al decir: “En el principio era el Logos y el Logos era Dios…”, concepto que se ha traducido como Verbo o Palabra”. Agregó que el Logos encarna esa energía espiritual y, citando a Heráclito, dijo que “entraña una energía sagrada” que cada hablante encarna en su conciencia, por lo cual podemos reflexionar, intuir y crear”.

Licey al Medio, Santiago, ISFODOSU, 17 de abril de 2017.

ADL celebra asamblea eleccionaria de la Junta Directiva

Acta de celebración de la asamblea eleccionaria de la Junta Directiva de ADL

El 4 de abril de 2017, el secretario de la Academia Dominicana de la Lengua, D. José Enrique García, convocó mediante circular dirigida a todos los miembros de número de esta corporación a la reunión de la asamblea eleccionaria para elegir la composición de la Junta Directiva de esta institución cuya actual directiva concluye, conforme a los Estatutos, el 12 de octubre del presente año.

Los académicos numerarios fueron citados para la sesión eleccionaria el 11 de abril del cursante año, con la nota de que quienes no pudieren asistir podían expresar su intención de voto mediante comunicación escrita, enviada en sobre cerrado debidamente firmado.

Para la presente convocatoria se presentó un solo candidato a director, quien, a su vez,  introdujo la propuesta de la Junta Directiva que le corresponderá dirigir la institución durante el trienio 2017-2020, cuyo mandato concluye el 12 de octubre del citado año.

A las 10.30am se dio inicio a la reunión en la sede de la Academia Dominicana de la Lengua, en la capital dominicana, donde se procedió a darle formalidad al protocolo de elección con el quórum establecido y la apertura de la urna de votación para conocer los votos emitidos, tarea realizada por el presidente de la asamblea, D. Manuel Núñez, tesorero de esta corporación, quien procedió a verificar los votos emitidos y los de los presentes.

Cada uno de los miembros convocados podía ejercer su derecho al voto. De los 26 miembros de número de esta Academia con voz y voto, 21 ejercieron su derecho al voto. Una vez concluido el procedimiento, se procedió al recuento o escrutinio de las papeletas firmadas. Comprobada la votación, el actual director y la Junta Directiva fueron refrendados en sus cargos con el voto de 21 miembros de número. De los 5 miembros restantes, 2 no respondieron a la convocatoria y 3 manifestaron que no asistirían ni expresarían su intención de voto.

A las 11.30 a. m. quedó ratificada la Junta Directiva, con la siguiente composición:

  1. Bruno Rosario Candelier, Director
  2. Federico Henríquez Gratereaux, Subdirector
  3. José Enrique García, Secretario
  4. Manuel Núñez, Tesorero
  5. Manuel Matos Moquete, Bibliotecario
  6. Franklin Domínguez, Vocal
  7. E. Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, Vocal.

En estos comicios internos de la ADL la Junta Directiva vigente quedó ratificada para un nuevo período. Emitieron su voto favorable a la continuación de Bruno Rosario Candelier en la presidencia de la Academia con la actual Junta Directiva los siguientes académicos: Federico Henríquez Gratereaux, Lupo Hernández Rueda, Marcio Veloz Maggiolo, Franklin Domínguez, Manuel Matos Moquete, S. E. Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, José Enrique García, Manuel Núñez, Pedro Vergés, Juan José Jimenes Sabater (León David), Fabio Guzmán Ariza, Irene Pérez Guerra, Rafael González Tirado, Ricardo Miniño Gómez, María José Rincón González, Dennis R. Simó, José Miguel Soto Jiménez, Tony Raful Tejada y Ramón Emilio Reyes.

Dado en Santo Domingo, capital de la República Dominicana, a los 11 días del mes de abril de 2017.

PROGRAMA DE ACTOS DE ABRIL DE 2017

Martes 4 //  3:00 p. m.

Curso de formación literaria del taller “Pedro Mir”. Conversatorio con el intelectual Tony Raful

Martes 18 // 10:00 a. m.

Recital de poesía y conversatorio con el académico Juan José Jimenes Sabater (León David).

Sábado 29 // 10:00 a. m. 

XX Feria Internacional del Libro, pabellón de Funglode

Presentación del libro  La dolencia divina, de Bruno Rosario Candelier.

Lo presentarán Rafael Peralta Romero y Camelia Michel.

SÁBADO 29 // 4:00 p. m.

Recital poético.

 C/ Mercedes 204, Ciudad Colonial, Santo Domingo, República Dominicana.

 

Conversatorio literario con Juan José Jimenes Sabater

En el Taller de creación literaria “Pedro Mir”, adscrito a la Biblioteca “Juan Bosch” de Funglode, tuvo lugar un conversatorio con el poeta, dramaturgo, narrador, ensayista y académico Juan José Jimenes Sabater, conocido en el ámbito literario como León David. En esta ocasión el director de la Academia Dominicana de la Lengua y orientador del taller literario, Bruno Rosario Candelier, dirigió el conversatorio centrado en la vida y la obra del destacado escritor dominicano.

Al iniciar el encuentro, Rosario Candelier expresó a León David que normalmente en esa sesión literaria se enfoca un tema y, en el encuentro de esta fecha, el tema de la convocatoria está vinculado a la sensibilidad cósmica y por esa razón fue invitado ya que se puede apreciar en su obra una vinculación con el Cosmos, con la naturaleza, con la realidad de lo viviente y con el ámbito de la sensorialidad, ya que naturalmente todo buen escritor cuando asume una temática, además de la dimensión sensorial, busca lo que va más allá de la apariencia de las cosas, razón por la cual hay una dimensión metafísica, como se evidencia en la creación literaria de León David. Manifestó que los grandes poetas que en el mundo han sido son poetas metafísicos.

Alternándolo con lecturas de algunas de sus creaciones, Rosario Candelier abrió un conversatorio con el escritor invitado. El poeta leyó el poema Hoy, que se encuentra en el tomo I de su poesía, en la colección Obras completas de León David.

El escritor manifestó que en las obras completas hizo la recopilación por género literario. Incluyó todo lo publicado, que ha había sido depurado, y cuando estaba prácticamente elaborado encontró su primer libro de poemas. “Yo pensaba que se me había perdido, pero resulta que un ejemplar manuscrito lo tenía un gran amigo y ya con ese poemario da inicio al libro”, contó emocionado el escritor.

Luego de valorar el contenido y la formalización del poema Hoy, leído por el propio autor, Bruno Rosario Candelier subrayó que en este creador hay una vinculación entrañable con la realidad de lo viviente, con el mundo de la naturaleza, que el poeta reconoció. Destacó que desde su ser más profundo se establece un vínculo físico y espiritual con la naturaleza de lo existente, y eso naturalmente es hermoso, porque le permite al poeta no solo entrar en contacto con la realidad física o natural, sino que hay una relación profunda desde el hondón de su sensibilidad y su conciencia con la naturaleza de las cosas, lo que obedece a una forma de ser y a una forma de sentir: “Los poetas son seres con una capacidad de sentir muy honda y muy grande. Una capacidad abierta y casi siempre con una disposición empática hacia la naturaleza y eso está muy claro en la creación poética de León David, porque él despliega su sensibilidad y se abre al mundo. Su sensibilidad es como una esponja que va captando todo, va sintiendo todo, va viviendo todo ya que vino a la vida en el don de la creación como vocación literaria, por lo cual asume esas vivencias, que convierte en sustancia de su creación y ha sabido hacerlo con belleza y sentido, con el respeto que todo escritor tiene hacia el arte de la creación, hacia el arte de la palabra”, explicó Rosario Candelier.

Con el consentimiento de León David, Rosario Candelier resaltó que él se vale de la palabra y como creador de literatura naturalmente tiene que acudir a la palabra, que es el instrumento de la creación y, desde luego, en su obra hay un fervoroso cultivo de la palabra, como lo ha evidenciado a lo largo de sus 50 años de vida literaria.

León David confesó que “crear belleza a través de la palabra no es algo fácil, no es algo que se consigue de una manera espontánea o natural, aunque uno a veces se siente inspirado por una especie de ángel dentro. Se necesita mucho trabajo, mucho artificio y, sobre todo, el arte de que el artificio no se note”. Y agregó: “Realmente para mí lo más importante siempre fueron las lecturas que yo hacía de mis poetas y de mis escritores favoritos, que naturalmente fueron escritores de la máxima calidad. Uno empieza por ahí y desde niño yo empecé a beber en esa fuente de los grandes escritores. y yo diría que eso es algo que te impulsa. A mí por lo menos me estimuló”, comentó.

El poeta expresó que desde muy pequeño empezó a sentir inclinación por la literatura. Relató que la casa de sus padres era una biblioteca y después era el resto, y siempre él recuerda que cuando se mudaban el problema era acarrear los libros, porque había muchos libros: “Yo me crie en ese ambiente de libros; yo recuerdo que para mí uno de los grandes descubrimientos fue El Quijote de Cervantes, y cuando tenía 12 años lo había leído dos veces”, dijo.

Expresó que sus padres nunca lo motivaron verbalmente a leer y escribir, sino que ellos sencillamente lo estimulaban a través del ejemplo, ya que su madre era una declamadora muy conocida y en su casa escuchaba constantemente recitar tanto a ella como a su padre, a quien le encantaban algunos poetas y recitaba sus creaciones de memoria.

Le pregunté al poeta si de los creadores del pasado podría señalar un par de autores que fueron fundamentales en su formación intelectual. Y respondió: “Platón, los trágicos griegos, Shakespeare, que es un mundo. Platón me ayudó en entender que la filosofía es literatura que se vuelve pensamiento y que, en consecuencia, hacer literatura era también hacer filosofía”, explicó el poeta.

Posteriormente pasó a leer el poema Las cosas familiares y un poema del libro Cincuenta sonetos para amansar la muerte.

El público interesado manifestó sus inquietudes en forma de preguntas y elogios al escritor sobre su vida en el mundo de la literatura. Para concluir, el escritor cerró con la lectura de un cuento metafísico del libro El hombre que descubrió la verdad.

Bruno Rosario Candelier expresó que León David es para él un modelo de escritor por su sólida formación intelectual, por su definida concepción estética y por la hondura y la belleza de su creación literaria. Exhortó a los presentes que como lectores deben buscar y leer las obras literarias de León David: “Esa es la mejor manera como nosotros debemos retribuirle y reciprocar a León David lo que ha hecho en literatura, estudiar lo que él ha escrito para enriquecernos con la savia fecunda de sus creaciones ejemplares”, dijo el director de la ADL.

Rosario Candelier garantizó que lo que León David escribe contribuye a la expansión de la conciencia a través de la palabra, y es muy importante porque es una forma de decirnos a nosotros, que tenemos una naturaleza especial, unas características singulares, porque tenemos un cuerpo, un alma y un espíritu, y en tal virtud estamos en la obligación de seguir creciendo. Subrayó que León David ofrece una vía a través de su literatura para seguir creciendo espiritualmente. Y especificó que el distinguido académico y escritor es uno de los creadores dominicanos que mediante el cultivo de la palabra y la creación de lo que concibe su intuición en diferentes géneros literarios es una magnifica vía para seguir ascendiendo en ese tránsito hacia el desarrollo de la conciencia, en esa peregrinación hacia el cultivo del espíritu.

Al finalizar, Rosario Candelier dio las gracias a León David, a quien distingue como un humanista completo y un eximio erudito, es decir, una persona que sabe mucho de todo. “Nosotros que leemos y estudiamos, que queremos escribir y desarrollarnos intelectual y estéticamente, debemos asumir como modelo a quien ya tiene una trayectoria ejemplar como la evidencia León David. ¡Enhorabuena y muchísimas gracias, León David, por compartir con nosotros tu sabiduría!”, expresó el director dominicano.

Santo Domingo, Biblioteca Juan Bosch, ADL, 23 de marzo de 2017.