Guaymama, fumarse, bovino / bobino

Por Roberto E. Guzmán

GUAYMAMA

Algunos objetos han ido desapareciendo del ambiente dominicano. Las guaymamas no las conocen los jóvenes. La vida moderna “se ha llevado de encuentro” muchas cosas y la guaymama parece que es una víctima más.

La guaymama es o era una sandalia con la suela hecha de parte de la goma (llanta, neumático). Un dominicano podría decirle que era o es una chancleta, pues en el habla descuidada (pero entendible) chancleta es cualquier tipo de calzado que no es zapato ni bota.

Era un placer ver la destreza con que los artesanos fabricaban este tipo de sandalia. Era casi un arte, aquello de cortar la goma con una filosa chaveta, sin desperdiciar corte alguno. Es posible que este tipo de “soleta” todavía pueda conseguirse como una rareza o recuerdo en alguna tienda para turistas.

La representación escrita del nombre del objeto de esta sección puede variar, guaimama, guaima, guaimimama. En este aparte se ha favorecido guaymama, porque este guay se toma en sentido onomatopéyico para representar el grito de dolor.

La explicación más socorrida para el nombre de la sandalia es que debe su nombre a la expresión de dolor que lanza el hijo o la hija cuando recibe un castigo consistente en golpes propinados con la ayuda de una de estas sandalias.

Se ha procurado sin éxito en los diccionarios de español dominicano esta voz. Como no se ha encontrado, se documenta aquí para que conste documentada para los trabajos de los lexicógrafos en el futuro.

Reconoce el autor de estos comentarios la deuda que ha contraído con Minerva de Guzmán, quien con buena intención mencionó la palabra del título.

 

FUMARSE

“. . . estaremos nefastamente condenados a FUMARNOS al . . .”

Este verbo del epígrafe no aparece en los catálogos del español común. Parece que no es tan común como lo cree el dominicano que lo usa. No solo lo usa, sino que se hace entender . . . de otros dominicanos.

La frase retropróxima terminó de modo que da la idea de que es un verbo que solo circula en el habla de los dominicanos. Puede escribirse que es un verbo bien conocido hasta cierto punto, pues ha sido documentado desde hace más de sesenta años.

El Diccionario del español dominicano (2013:325) lo define así: “Soportar a alguien o algo que no resulta agradable”. Ya Patín Maceo había recogido el verbo en 1940.

Con esta noción de aguantar una cosa que molesta o duele lleva todos estos años. Cabe aquí que uno se pregunte porqué se hace sobre el verbo fumar. Una explicación puede ser que al fumar lo que se fuma se acaba; es decir, el cigarrillo, cigarro o tabaco se consume, en consecuencia, desaparece o se transforma.

De ahí puede llegarse a la conclusión de que la situación en la que se encuentra el sujeto que se la

fuma, se hace paciente con la esperanza de verla desaparecer. Implícitamente hay en ello una aceptación de la imposibilidad de cambiar las circunstancias. Acepta la molestia, cuyo grado puede variar, como algo inevitable, contra lo cual nada puede.

Con este “fumarse” hay mucho de tolerar con sufrimiento y, en la mayoría de las ocasiones, en silencio; sin posibilidad de expresar el disgusto que ocasionan los hechos.

Hubo hace unos años una canción popular en que se recurría a alusiones, “el tabaco es fuerte, pero hay que fumárselo”. Muchos de los oyentes entendieron que se mentaba, omitiendo decirlo, a la situación política del momento. Como estas hubo muchas expresiones que veladamente expresaban los padecimientos a que se vio sometida la ciudadanía en una época de triste recordación.

 

BOVINO – BOBINO

“. . . ligado a la Encefalopatía Espongiforme BOBINA . . .”

El sentido común ordena mantener ciertas distancias, no solo con respecto a las actuaciones en sociedad, sino también en la redacción de textos. Lo menos que puede expresarse es que produce tristeza leer la confusión en el empleo de dos palabras patrimoniales del español que se dicen de la misma forma, pero que tienen significados muy distantes.

Bovino, con la uve, V de vaca, V pequeña, V corta, es un adjetivo que refiere a las vacas, con la misma ve y, los toros; es decir, a animales mamíferos, grandes, con cuernos lisos, rumiantes, de cola larga con un mechón en el extremo.

Bobino tiene relación con el verbo bobinar, que en República Dominicana casi siempre se usa en tanto embobinar. La palabra más común de esta familia es bobina que es un cilindro, canuto, carrete o rollo, que es la palabra preferida en el español dominicano. Así podría decirse que el rollo de película, de papel de imprenta o el del componente de circuito eléctrico, todos estos son bobinas de diferentes dimensiones.

Se recuerda que en todas las ciudades dominicanas de alguna importancia existían talleres de rebobinado de motores o componentes eléctricos. Esa labor se anunciaba en letreros visibles para el transeúnte y se recuerda que la ortografía era acertada.

Muchos de estos desaciertos pueden evitarse añadiendo un poco de cuidado en la redacción.

Chichigua, desgaritarse

Por Roberto E. Guzmán

CHICHIGUA

“Las cometas, conocidas en el país como CHICHIGUAS. . .”

Este aparte puede comenzarse por destacar lo sencillo que parece en la actualidad pensar que se llame de cometa a una armazón que alcanza altura modesta, que en República Dominicana era hecha con métodos rudimentarios para diversión de chicos. Esto se escribe como introducción porque la semejanza entre la chichigua dominicana y el cometa, astro, es muy poca.

La palabra chichigua se trae a estas reflexiones acerca del idioma porque esa voz posee otras significaciones en otros países; además, porque su etimología es interesante como se apreciará más adelante.

La chichigua dominicana es muy bien conocida del hablante. No hay lugar a equívoco. El asunto se complica cuando el hablante de español dominicano descubre que hay otras chichiguas. Más sorpresa ocasiona al leer que esa otra chichigua tiene su origen en una lengua azteca. Primero hay que despejar lo concerniente a la chichigua dominicana.

No existe relación alguna entre la chichigua dominicana y la mexicana. La primera mención de chichigua consta en el Diccionario provincial casi razonado de vozes y frases cubanas (1836:214), voz indígena, donde puede leerse que en un lugar en Cuba se conoce con este nombre femenino “a una de las clases más pequeñas de cometas”.

Constantino Suárez (españolito), en su Diccionario de voces cubanas (1921:179) trae la pregunta que se hizo quien escribe estas reflexiones acerca de la lengua. Si la voz es de origen indígena “no se usaría como hoy, puesto que no se sabe conociesen estos juguetes los niños indios”.

Cabe aquí otra pregunta. Si los conquistadores (invasores) llevaron tantas voces indígenas de Santo Domingo a tierra firme, ¿Cómo es que no llevaron la voz chichigua con ellos para aparejarla con la voz conocida en México, papalote?, voz del azteca papalotl que en su acepción directa significa mariposa, y por extensión, denomina al juguete cometa.

Tal parece que ese inconveniente no escapó a la agudeza de D. Emilio Tejera, pues en su obra Indigenismos (1977-I-508) transcribe lo que escribe Pichardo en el Diccionario provincial, así como hace mención de las acepciones conocidas para la voz en otros países, con las referencias bibliográficas correspondientes. En Puerto Rico se conoce esta cometa con el nombre de chiringa, Vocabulario de Puerto Rico (1967:147).

Todos los autores mencionados aseguran que se usaba para “cometa pequeña”. Como puede certificarlo cualquier dominicano, hace muchos años que la chichigua dejó de ser el nombre para la cometa pequeña. La chichigua puede muy bien ser un “pájaro” grande. Se usó aquí el vocablo pájaro en tanto sinónimo de chichigua porque así se ha hecho (o se hacía) en el español dominicano.

Mediante la lectura de lo expuesto más arriba puede inferirse que chichigua es voz común para los hispanohablantes de las Antillas, es decir, Cuba, Puerto Rico y República Dominicana.

Chichigua es cosa o cantidad pequeña, insignificante en Colombia y Ecuador. En Guatemala y México es la hembra de un animal que está criando. En El Salvador, Nicaragua, Guatemala y México es ama, nodriza, mujer que amamanta una criatura ajena. Es nombre azteca alterado de chichihualli, teta, mamila. Diccionario de mejicanismos (1895:165). Esto así porque chichi es mamar. Diccionario de aztequismos (1978:67).

Aquí no acaba la historia de la chichigua centroamericana, pues el acortamiento de la voz chichigua con el significado mexicano produjo chichi para teta, en el español y el inglés del Sur de los Estados Unidos. Chichi o chiche es glándula mamaria, seno, teta en New Mexico y el Sur de Colorado. A Dictionary of New Mexico and Southern Colorado (1983:45).

Al final lo que queda es que no hay una sola chichigua. La significación depende del país en que se use la voz. En cuanto al origen indígena de la voz usada en las Antillas, puede decirse que es más bien incierto.

En República Dominicana la chichigua produjo una chichigüita. Se usa esta voz en tanto nombre o adjetivo para aplicárselo a una mujer pequeña de tamaño, que se mueve con rapidez. Con ese nombre aplicado a una mujer de escaso tamaño se pagan las deudas con las chichiguas de otros países. Por el tamaño, mujer pequeña, del modo en que se conoce chichigua en Colombia y Ecuador. Y con respecto al movimiento rápido, se asemeja al desplazamiento (flotación) de la mariposa del azteca. Esto que acaba de destacarse puede ser producto del azar, pero es una realidad.

 

DESGARITARSE

“. . . y así evitarles a mis hijos el engorro de salir DESGARITADOS . . .”

Se resaltará en esta sección una acepción que mantiene el verbo del título que no ha sido debidamente reconocida en los diccionarios diferenciales de español dominicano. Después de la exposición de la acción peculiar con sus características únicas, se citarán varios ejemplos con la esperanza de que los hablantes de español dominicano reconozcan en ellos su práctica habitual.

Antes de continuar hay que apuntar algo en la frase reproducida a guisa de ejemplo del uso de la palabra del título, allí se deslizó un error que se ha observado en otros textos. “Evitarles a mis hijos”. No hace falta el pronombre les incorporado al verbo, si a continuación aparecen los hijos. Bastaba con, “Evitar a mis hijos”.

Desgaritar parece una composición de des- y garete; así podría pensarse al leer con ojos inocentes el verbo. Etimología irreflexiva atribuida ingenuamente motivada por las muchas voces de marinería que han pervivido en América. Esto así si se piensa que en el argot marinero la locución adverbial “al garete” transmite la idea de estar a la deriva, esto es, “sin dirección o propósito fijo” acepción actual, pero que en su origen fue “navegar a la merced de la corriente o del viento”. En resumidas cuentas, desgaritarse se incorporó muy temprano al español.

Corominas y Pascual documentan en su Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (1980-III-94) una larga explicación acerca de la idea que se formó Esteban Pichardo, que coincide con la expuesta más arriba, a pesar de estos etimólogos introducen la posibilidad de que se formara con el prefijo des- y el sustantivo femenino garita, influenciado esto por la significación del portugués del Brasil, de desguaritado.

  1. Esteban Pichardo en su Diccionario provincial casi razonado de vozes y frases cubanas (1835:227) al ocuparse de los verbos desgaritar y desgaritarse, reenvía a la palabra garete que se halla en la página 275. Allí sostiene que, “Irse o estar al garete es frase tomada de la marítima en la significación metafórica de perderse, trastornarse, desordenarse o extraviarse alguna cosa, a la cual faltó el rumbo gobierno o cuidado. De aquí el verbo Desgaritar o Desgaritarse, al cual se da en esta isla el mismo significado”.

En el español general el verbo desgaritarse referido a una res es “separarse de la madrina o del sitio”. Es muy probable que de esta acepción más bien rural haya pasado al español dominicano general en tanto “huir o separarse de un grupo”.

Lo que se persigue con estas explicaciones es llegar hasta afirmar que en el español dominicano actual el verbo desgaritarse no solo es “huir o separarse de un grupo”, sino de cualquier sitio o en cualquier circunstancia. Es más, puede aventurarse que desgaritarse mantiene en el habla de los dominicanos un rasgo de precipitación; es decir, huir (aceleradamente, deprisa, velozmente). El dominicano para expresar la idea de la última frase diría, “más rápido que de carrera”.

Se piensa que la persona que se desgarita no dice hacia dónde va. No se toma el tiempo de advertir a los demás hacia dónde se dirige porque su propósito principal es alejarse del lugar o el grupo en que estaba. Quizás ni el mismo sujeto de la acción sabe hacia dónde se dirige.

Todo lo anterior es para dejar en claro que la acepción que se consigna en los diccionarios de español dominicano no está completa con la redacción que incluye separación de un grupo; debe incluirse en la definición, “de un lugar”, y, acomodar la redacción para incluir las características anotadas más arriba.

Clavo, desespere, paniqueado

Por Roberto E. Guzmán

CLAVO

“Ahora nadie en inopia y todos con un CLAVO guardado”.

¿A quién en su sano juicio se le ocurre guardar un clavo? Para que alguien guarde un objeto tan común, ha de ser muy especial o tener un valor sentimental muy elevado.

En verdad se está evitando develar el sentido de este clavo dominicano en esta parte. Más adelante llegará el lugar oportuno para hacerlo. Antes de llegar a esa parte, ha de aumentarse la expectación.

El clavo tiene larga historia en la lengua española. La acepción dominicana del clavo tiene precedentes semejantes en el español de otros países. No obstante, este clavo dominicano reviste características que lo individualizan. Se repasará esto más abajo en detalle.

En México el clavo es dinero, ya sea este en monedas, billetes o en objetos de valor guardados, escondidos. En ese país con ese nombre se designa también el escondrijo donde se guardan cosas.

La característica principal en el clavo dominicano, además de ser guardado, ahorrado, es que esto se hace con la intención de hacer frente a contingencias desagradables, para momentos o situaciones de necesidad.

Puede añadirse a lo que es puramente de la lengua que el clavo en otras regiones del país se llama “puñal”. Las personas que generalmente recurren a esta sana costumbre de ahorrar dinero para los tiempos difíciles son las mujeres. En algunas ocasiones los maridos de esas mujeres están al tanto de que ellas han distraído ese dinero, pues no hay mala intención en ello.

Llama la atención en la elección de las dos palabras dominicanas para el dinero ahorrado y escondido el hecho de que tanto puñal como clavo son objetos que pueden clavarse, hincarse, son objetos que penetran.

Aparte de lo ya consignado el clavo sirve para calificar otras cosas. Por ejemplo, se llamará clavo a la película de mala calidad, que aburre. Según parece esa calificación pasó a otros ámbitos, así lo registra el Diccionario del español dominicano (2013:191), pues incluye las actividades y los libros tediosos entre los que pueden calificarse de clavos.

 

DESESPERE

“. . . en realidad están en un DESESPERE atroz . . .”

La inventiva del hablante de español dominicano puede decirse que no conoce límites. Esto que se afirma se escribe sin desmedro del respeto que merecen las creaciones léxicas que existen en otros países.

Se está en la certeza de que los lectores de estos escritos ya saben que estas líneas tienen dos enfoques. Uno de ellos es el que concierne a la producción semántica de la actividad del habla; del modo en que se hace en esta sección. La otra vertiente de los enfoques tiene por objetivo recordar algunas nociones aceptadas por la mayoría de hablantes cultos.

El hablante dominicano no se conforma con el léxico que ha aprendido a través del tiempo, sino que crea nuevas voces que se ajustan mejor a sus necesidades expresivas.

En otro aparte se examinó la voz desespero. En esta ocasión le toca a desespere. Ambas voces son usadas en funciones de sustantivos. Esto a pesar de que en el español general existe la palabra desesperación.

El Diccionario del español dominicano (2013:253) asienta la voz desespero, “Impaciencia, intranquilidad”. Por medio del concepto que trae ese lexicón puede percibirse la diferencia entre esa voz y la desesperación. La última es la falta total de esperanza.

En el desespere hay agitación producto de la tensión e incertidumbre. Se utiliza la voz para transmitir el estado de ánimo que resulta de una determinada situación o actividad.

Puede aventurarse una explicación para establecer la diferencia entre el desespero y el desespere. Tal y como es posible hacerlo mediante la lectura de lo vaciado antes, el desespero es más suave, la situación emocional se manifiesta más en el interior de la persona. En el desespere trasciende al exterior el estado afectivo. Si lo que se ha expuesto más arriba se considera razonable, valdría la pena hacer un espacio para este desespere en los diccionarios de español dominicano del futuro.

 

PANIQUEADO

“La gente está PANIQUEADA. . .”

En el español regulado y reglado no hay un verbo derivado del nombre pánico que exprese el miedo o temor muy intenso que se siente o experimenta. En lugar de un solo verbo se hace necesario recurrir a una perífrasis con un verbo.

De modo indirecto puede decirse que una persona es “presa de pánico, que esa persona es presa del pánico, que fue paralizada por el pánico, entró en pánico”. Así mismo se dirá o escribirá que algo “causa, provoca, infunde, inspira, despierta pánico”.

No conforme con estos recursos que la lengua ha puesto a disposición del hablante; como producto de la práctica del habla y sobre todo de la escritura, algunas personas no se sienten cómodas con esas vueltas y prefieren disponer de algo más directo para expresar la impresión que sienten bajo los efectos del pánico.

Es de esa actitud de inconformidad de donde se deriva que algunos hablantes hayan sentido la necesidad de abreviar el mensaje y se hayan entregado a la tarea de crear un verbo, paniquear.

La lengua inglesa es muy posible que haya tenido influencia en esta creación del verbo paniquear y del adjetivo paniqueado. En inglés el verbo to panic puede ser transitivo e intransitivo.

Hace ya bastante tiempo que en el habla se usa el verbo y sus derivados. El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española registra el verbo “paniquearse” en funciones de intransitivo pronominal en uso entre los hablantes jóvenes en Estados Unidos, Guatemala, Costa Rica, República Dominicana, Puerto Rico y Ecuador. En México es de uso popular. En estos países se emplea para, “Experimentar pánico, alarmarse”.

En algunos países se utiliza solo para, “Tener pánico por efecto de las drogas”.

Ramplimazo / ramplinazo, papadió, a escondidas / a *escondida, etéreo / estéreo

Por Roberto E. Guzmán

RAMPLIMAZO – RAMPLINAZO

“A pesar del RAMPLIMAZO que yo le había propinado. . .”

En el español dominicano existe este ramplimazo documentado en la literatura. De acuerdo con lo que recuerda quien escribe estas notas acerca del idioma dominicano este había oído una voz con una pequeña diferencia en su ortografía con igualdad de acepciones, ramplinazo.

Es muy probable que la voz primera para el “golpe fuerte que se recibe” fuera la que termina en -nazo (con ene/n/) que cambió a la letra eme /m/, como resultado de la atracción que le hizo la existencia en español de la palabra mazo, con el significado de “martillo grande o, maza pequeña para machacar”. Ha de tenerse en cuenta que los vocablos martillo y mazo son herramientas para golpear; por lo tanto, tienen relación con ramplimazo.

Que algo como lo que se sugiere ocurriera no es un fenómeno raro en las lenguas, pues ha ocurrido y está ampliamente documentado en la historia del español. El más fácil de explicar y de entender es el de vagamundo por vagabundo.

El ramplinazo ha evolucionado a través del tiempo. Comenzó por ser solo el golpe fuerte. Luego pasó a ser la señal que deja el golpe. De ahí a significar la reprimenda severa. Al final llegó hasta a designar el “impulso repentino de hacer algo”, que es una metáfora sedimentada quizás en el rasgo de “inesperado o imprevisto” que consta en su definición.

Por una inexplicable razón o, sin ella, desde la primera vez que se oyó esta voz hace cerca de sesenta y cinco años, se ha identificado el golpe del ramplinazo, ramplimazo con el que se propina con una espada, espadín o machete. Esto así quizás por aquello de “planazo” que es el golpe que se da con la plana del machete o del sable. El propósito o en todo caso el resultado de este tipo de golpes es producir contusiones y no heridas cortantes. El ran/ram de la primera parte de esta voz “suena” como una onomatopeya que mueve a pensar en el sable, el machete y la espada cuando estos golpean.

 

PAPADIÓ

“. . . cierto que se está llevando mucha gente a visitar a PAPADIÓ. . .”

Hay que celebrar que algunos escritores y periodistas rescaten algunas voces del habla diaria que de otro modo caerían en el olvido. Este Papadió es una de ellas.

Se escribió Papadió con pe /p/ inicial mayúscula porque se usa en lugar de simplemente utilizar Dios que es un nombre propio antonomástico, por tanto, pasa a tener las mismas cualidades que el Dios es para la persona que profesa una religión monoteísta.

En la voz del título no hay secreto. Se ha formado utilizando la palabra papá en tanto nombre de alguien protector, de allí que algunas personas al mencionar a esa divinidad lo hagan más cercana a sí mismos, Papadió. Hay quienes para mencionar al dios que reconocen lo hacen llamándolo “El Padre”.

El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española recoge la voz Papadios en tanto reconocida en Panamá y Venezuela. Una vez más hay que destacar la gran coincidencia que existe entre las voces populares corrientes de República Dominicana y Venezuela.

Queda claro mediante lo expuesto más arriba que una cosa es la representación de la voz para consumo de los eruditos y otra la forma de pronunciarla en las conversaciones de cada día, de allí que quien la usó, la escribió de la manera en que suena en el habla descuidada. La escritura refleja una costumbre típica del habla diaria.

Con lo que se ha escrito aquí y la documentación que se mencionó antes queda preparado el terreno para que se incorpore esta voz a los diccionarios del habla de los dominicanos.

 

A ESCONDIDAS – A *ESCONDIDA

“. . . se está defendiendo, hasta A ESCONDIDA . . .”

Algunas locuciones al escribirlas resultan víctimas de la pronunciación descuidada. Eso a lo que se aludió en la oración anterior parece que ha sucedido en el caso de la locución adverbial de conocimiento general “a escondidas” que en el texto copiado más arriba figura sin la ese /s/ final.

Hay que señalar que la locución del título es muy conocida. El problema que se presenta con esta en la cita es en lo relativo a esa última letra ese /s/, que al decirla “se queda en el buche”, no se enuncia porque no se reconoce de inmediato razón alguna para que la lleve. Puede ser también porque en el habla cotidiana la ese /s/ final desaparece.

A escondidas lleva el mensaje de “escondiéndose, tratando de no ser visto”. Diccionario fraseológico documentado del español actual (2017:307). El Diccionario de uso del español (2007-I-1229) ofrece una equivalencia que se presenta mejor para aclarar el concepto en cuanto al sentido con que se usa en la cita, “ocultamente, ocultándose”.

 

ETÉREO – ESTÉREO

“. . . lo que no puede ser visto, imperceptible, ESTÉREO . . .”

El refinamiento puede llevar al error por exageración. Esa es la impresión que se percibe al leer la frase que a manera de ejemplo engalana esta sección. La refinada ese /s/ colocada fuera de sitio cambia en este caso la significación de la palabra.

De las dos palabras del epígrafe una pertenece al lenguaje culto, al tiempo que la otra comenzó por ser del lenguaje técnico para acabar en el habla común del hablante de a pie. Esto y más se detallará más abajo.

Etéreo es un término que pertenece a la Filosofía. De allí pasó a la literatura. Se ha quedado en las alturas. Comenzó por ser adjetivo relacionado con éter. En el lenguaje literario lo recogieron por la cualidad de sutil, vago, impreciso, sublime. De allí lo llevaron a designar “del cielo”. Todo lo anterior se extrajo del Gran diccionario de la lengua española de Larousse.

El vocablo estéreo tiene un currículo más pedestre. De unidad de medida en su origen se hizo famoso por haberlo adoptado la comodidad del hablante como el apócope de estereofónico. El rasgo definitorio de la estereofonía es que da sensación de relieve a los sonidos.

En el habla de los dominicanos estéreo cobró el valor de sustantivo equivalente de “equipo de sonido estereofónico”. Se popularizó el sistema hasta que dejó de llamar la atención por su omnipresencia.

Etéreo es un palabra de domingo. De día festivo y círculo escogido. Goza por nombrar las cosas que están más allá de la tierra, lo celestial, espiritual. Cuando se utiliza para una cualidad de algo se destaca con este término su falta de sustancia material. De allí es de donde los escritores han tomado el término para llevarlo a significar lo delicado o refinado.

Por lo vaciado en el párrafo retropróximo puede apreciarse la gran distancia que separa los dos vocablos del título. No hay “perdón de Dios” para quien confunde los dos vocablos.

 

Desparpajar, chata, es . . . que, fólder

Por Roberto E. Guzmán

DESPARPAJAR

“. . .DESPARPAJÓ una parte de la riqueza. . .”

El uso del verbo desparpajar que se observa en la frase citada más arriba es un ejemplo de una práctica del español dominicano para este verbo. Como podrá leerse más abajo, el uso ha atribuido a este verbo una acepción diferente a la del español general. Más aun, con la significación con que se usa este verbo en una situación como la de la cita, es un uso que solo puede constatarse en el habla de los dominicanos.

El uso a que se alude en el párrafo anterior en calidad de exclusivo de los hablantes de español dominicano no se aleja demasiado de una de las acepciones generales del verbo. Lo enunciado más arriba se examinará en detalle más abajo.

El verbo desparpajar es usado en el habla de los dominicanos y, hasta en textos, con un sentido que no se conoce en otros países. En el modo dominicano de expresarse este desparpajar es “gastar dinero desordenadamente”.

Este es el lugar adecuado para recordar que “desparpajo” en República Dominicana es “desorden”, Diccionario del español dominicano (2013:256). De ahí que de manera inconsciente el hablante en República Dominicana establezca la relación y haga de desparpajar un verbo con una acepción especial, como se explicó más arriba. Esto se comprueba por medio de la lectura de la cita que encabeza esta sección.

En el español internacional desparpajar es desparramar, verbo que sirve para transmitir la idea de malbaratar, malgastar la hacienda; sin que se olvide el rasgo de la facilidad con que se deshace la riqueza que se menciona en la cita.

En los diccionarios diferenciales del español dominicano habrá que tomar en cuenta lo que se ha expuesto aquí.

 

CHATA

Hace largo tiempo que no se oye ni se lee la voz del epígrafe con el significado que se distinguirá en esta sección. Se han revisado los diccionarios usuales en busca de la acepción a que se alude más arriba, pero ello sin resultado.

Se considera pertinente recordar, antes de continuar, que la voz chata cuenta con varias significaciones que no son del conocimiento y uso general. En México es un tipo de orinal para enfermos que no pueden incorporarse. En Honduras y Nicaragua es chata la mujer de nalgas planas.

En República Dominicana es chata la mujer que tiene poco seno. Una chata es también una botella pequeña y aplastada de vidrio o metal para contener licor. Una persona chata es la cobarde. Es una modalidad de softbol. Con ese nombre se conoce la piedra (guijarro) aplastada que se utiliza para jugar al tejo. En la lidia de gallos es el gallo que se utiliza para ejercitar a los otros gallos de pelea.

De la última chata mencionada en el último párrafo inmediatamente anterior a este se piensa que deriva el “chata” del boxeo. Este “chata” es el que sirve al boxeador profesional para practicar los movimientos de ofensa y defensa. Durante estas prácticas el chata y el boxeador que así entrena suben al cuadrilátero protegidos para no lastimarse.

Quizás el nombre le viene a esta persona de que el chata se supone que no sea de relevancia, que no se destaque; aunque se han dado casos de chatas que han llegado a ser grandes pugilistas. Podría ser llamado “chata” por la forma de la nariz, en la que el puente de esta queda aplastado (achatado), es poco prominente. No debe olvidarse que al deporte o profesión del boxeo se les llama “de las narices chatas”.

A menos que lo expuesto más arriba pueda ser rebatido porque es erróneo; debe retenerse en el español dominicano la palabra chata como un sustantivo masculino para designar al boxeador que sirve a otro para practicar su pericia pugilística defensiva y ofensiva.

 

ES . . . QUE

La mala costumbre es vieja. Ha formado hábito. Al principio el galicismo fue desaconsejado. Más tarde fue condenado. Así permaneció durante algunos años, hasta que llegó el momento en que la costumbre se convirtió en ley.

En el desarrollo de esta sección se verán los diferentes casos en que se incurre en el “exgalicismo” de utilizar innecesariamente ese “es que” tal cual o envuelto con otras palabras que enmascaran el galicismo, pero no lo disfrazan.

En la mayoría de los casos es sobreabundante como se verá en el desarrollo de esta sección. Se verá el porqué, pues inmediatamente después del uso abusivo de esas frases se propondrán las soluciones más cortas, directas y adecuadas.

Por el calificativo que se ha utilizado más arriba para tipificar la liviandad puede colegirse el origen de este “es que”, que procede del francés c´est… que. Con ayuda de este se destaca el sujeto o un complemento de la oración en que se usa.

Más abajo se reproducirán algunas oraciones en las que aparece de varias formas la mencionada desviación del buen estilo de la lengua española. Los ejemplos son extraídos de las publicaciones diarias dominicanas.

“A eso es que se refiere . . .”  Es mejor. A eso se refiere . . .

Es por eso que la clase. . .”  Es más elegante, Por ello la clase . . . Por eso la clase . . .

“. . . desde la fe es que . . .”  Es más adecuado. Desde la fe . . .

Por eso es que los minoritarios tendrán . . .” En mejor estilo. Por eso los minoritarios . . .

“. . . hacia ese abismo es que nos pretenden llevar . . .” Hacia ese abismo pretenden llevarnos . . .

Es por eso que la inversión . . .” Por eso la inversión . . .

“En ese contexto es que se produce el pacto”. Más claro y directo, “En ese contexto se produce…”

Con la redacción que se propone las frases adquieren mayor fuerza, son más directas y expresan el sentido de modo más patente. Al final lo propuesto es más hispano, remeda menos el estilo de redacción extraño al espíritu de la lengua.

 

FÓLDER

“. . . que no se encuentren en el FOLDER . . .”

En la mayoría de los casos en que la lengua española ha adoptado (copiado, aceptado), tomado en préstamo palabras provenientes de lenguas extranjeras actuales, el uso y los conocedores de la lengua se ocupan de marcar la sílaba tónica con una tilde para que el hablante sepa como la enuncia.

Como consecuencia de esa práctica el anglicismo fólder entró al español escrito con la tilde, acento marcado, para que no haya duda en cuando a como pronunciar la voz inglesa. Quedan ya muy pocas personas que al decir la voz folder lo hagan imitando el sonido de erre inglesa al final.

No hay que rasgarse las vestiduras ante un error con respecto a la ortografía en español de una voz extranjera naturalizada en la lengua común en el año 1992, pues fue en ese año cuando la Real Academia le hizo un espacio en el lexicón mayor. La acepción era, “Amér. carpeta, cubierta con que se resguardan los legajos”.

La acepción actual que aparece en la edición del diccionario mencionado es todavía con la mención de que es un uso americano, ofreciendo carpeta como traducción y entre paréntesis, “útil de escritorio”.

Quien escribe estas reflexiones acerca de la lengua recuerda que nunca ha usado la palabra carpeta para la cubierta doblada de cartón que se usa para guardar papeles sueltos en sus más de sesenta años de hablante consciente. Esto para subrayar que a la voz del inglés le tomó muchos años para que se la admitiera en el diccionario mayor de la lengua española. Este préstamo puede considerarse tomado como consecuencia del prestigio del inglés o por la proximidad e influencia del angloamericano en Hispanoamérica.

Carpeta es una palabra de larga data en español que llegó desde el francés carpette, proveniente del italiano a través del inglés. Antes de terminar; en el español estadounidense se usa carpeta para alfombra. Se califica este uso de contravención a las buenas costumbres del español.

En América se seguirá usando fólder para lo que se definió y la carpeta permanecerá en el olvido.

(No se añade que se deja carpeta para que la minoría de hablantes españoles de la Península designen el fólder).

Aplatanar(se) / tropicalizar, magma, vinculatoriedad

Por Roberto E. Guzmán

 

APLATANAR(SE) – TROPICALIZAR

“Las autoridades dominicanas tienen que, si se quiere, APLATANAR las recomendaciones. . .”

Este verbo no guarda secreto para los habitantes de las Antillas Mayores de habla hispana. Además, puede casi asegurarse que muchos hispanohablantes de otras latitudes pueden entender el mensaje que el verbo transmite. Esto así porque han estado expuestos al contacto con los hispanohablantes de las Antillas.

Sería interesante poder determinar en cuál de las islas se originó el uso del verbo. Es muy probable que los dominicanos fueran quienes originaron el uso porque son quienes más plátanos comen en el Caribe. Esto significa que el plátano es una parte importante de la vida de los dominicanos. De una forma u otra, en Nueva York a los dominicanos algunos hispanos los llaman los “plátanos” por el gran consumo que hacen de esa musácea.

La “traducción” al español general de aplatanarse es acriollar(se) y, mayormente se usa para aplicárselo a los extranjeros que se acostumbran o adoptan los gustos de los dominicanos.

Hasta el momento en que se encontró en esta cita, el verbo solo se había encontrado aplicado a personas. En el caso específico de la cita se usa para recomendaciones, es decir, para propuestas o medidas planteadas como apropiadas. En la cita debe interpretarse este aplatanarse en tanto adaptar las recomendaciones al medio dominicano.

Esto tipo de uso podría considerarse como un ensanchamiento del campo semántico. No hay necesidad de exagerar el hecho, pues los lexicógrafos casi siempre están atentos a este tipo de fenómenos para determinar si se convierten en una práctica y en consecuencia, consignarla en los nuevos repertorios.

El plátano dominicano, que no es el guineo, ha dado lugar a varias locuciones muy populares en el habla de los dominicanos. Hay una que llama la atención porque se interpreta de modo diferente en Puerto Rico y República Dominicana. “Tener alguien la mancha del plátano” en Puerto Rico es manifestar la naturaleza o carácter del puertorriqueño típico. “Tener [todavía] la mancha del plátano” es para los dominicanos mostrar alguien su origen campesino mediante comportamiento o gustos.

No puede olvidarse que en España se conoce con el nombre “plátano” lo que en otras latitudes es llamado banana. Se ha observado que en la actualidad los dominicanos consumen muchos guineos verdes hervidos. Esos son llamados “guineítos” o “guineítos verdes”. Algunas personas prefieren llamarlos bananos, así en masculino, para diferenciarlos de los que se consumen sin cocer que continúan con el nombre de bananas.

El otro verbo que figura en el título, tropicalizar, existió en el uso de los dominicanos. Se usaba para aplicárselo a los aparatos que eran fabricados con estándares especiales para que pudieran usarse en los países tropicales.

En muchos casos esos enseres del hogar estaban protegidos desde la fábrica para resistir la herrumbre o soportar la humedad del ambiente que impera en los países de las zonas del trópico. Se recuerda, por ejemplo, los radio receptores de mayor duración eran los tropicalizados porque aseguraban más larga vida útil.

Este último verbo no aparece en los diccionarios diferenciales con este valor. Quizás esto se deba a que el verbo cayó en desuso con los avances de las ciencias y la tecnología.

 

MAGMA

“Pero LA MAGMA intelectual y vital. . .”

Algunas personas que escriben en los medios de comunicación masiva escriben con la intención de llamar la atención por medio de figuras innovadoras. Eso es lo que parece que sucedió en la frase copiada a guisa de ejemplo en esta sección. “Magma intelectual y vital” no pertenece al español de todos los días. Como ocurre con frecuencia en casos como este, se expone quien de ese modo escribe a incurrir en error.

La palabra “magma” termina en letra a /a/, pero no es femenina. Eso ocurre en contados casos del español. Ocurre casi siempre en palabras tomadas del griego, lengua en la que era mágma, con referencia a pasta, ungüento.

Entre otras palabras del español en las que la última letra es a /a/, y sin embargo son masculinas, pueden mencionarse algunas cuyos géneros marcamos correctamente como masculino sin percatarnos de ello, “mapa, paradigma, organigrama, programa”.

En el español moderno magma posee tres acepciones principales. Materia residual y espesa que resulta después de exprimir las partes más fluidas de una sustancia. Es también la masa ígnea existente en el interior de la tierra. Por último, es una “mezcla confusa”.

Magma es voz masculina, a pesar de que termina en letra a /a/, como se señaló antes. Cuando se escribe o se dice magma, hay que acompañar la voz de un artículo o adjetivo en masculino. Debió ser “EL magma intelectual y vital”, aceptando este magma con el significado de “esencia, sustancia importante de una idea, extracto”.

Con este tipo de error detectado en la cita se producen dos efectos. Los lectores que no tienen nociones firmes acerca del género de la palabra del título quedan confundidos. Los que sí saben cuál es el género de magma, quedan disgustados.

Lo que procede que se haga en casos como estos es hacer lo que aconseja la académica María José Rincón de manera constante; en caso de duda, acuda a los diccionarios, que para eso están.

 

VINCULATORIEDAD

“. . .principio de VINCULATORIEDAD procesal. . .”

La voz del título es larga. Circula en medios de habla culta. Su uso ocurre mayormente en el campo jurídico. Esta voz es de relativa reciente aparición. Se hace necesario examinar el uso para determinar cuál es la acepción que puede reconocérsele. Todo lo esbozado en las oraciones anteriores se ampliará en el curso de esta exposición.

Ha de tenerse en cuenta que en la frase que se reproduce en cabeza de este escrito “vinculatoriedad” aparece catalogado de “principio”. Esto le confiere un rasgo especial a la voz, la constituye en un término de contenido específico.

Desde el principio se hace constar que este estudio de la voz es puramente lingüístico y que no pretende trazar pautas o aclarar conceptos en cuanto al aspecto jurídico o legal.

No puede pasarse por alto que esta voz es larga en demasía. Mantiene lazos de semejanza con el vocablo “vínculo” que es un sustantivo cuyo sentido principal es señalar unión o atadura entre personas o cosas.

Le añadieron un sufijo para que la voz en cuestión sea un sustantivo y no conforme con ello le metieron un infijo, por eso resultó con la longitud que se destacó antes.

En República Dominicana entró esta voz hace quizás unos diez años, traída de legislaciones y jurisprudencias extranjeras. Los diccionarios que se han consultado no reconocen la voz.

Por las noticias que se han recabado acerca de la voz del título, esta ha de aceptarse con el valor de “obligatoriedad”. Esto muy probablemente se desgaja de las acepciones que se admiten para el verbo vincular. Una de ellas es, “sujetar a una obligación”. Se piensa que en la cita puede interpretarse que se refiere al principio de sujeción, esto es, “sometimiento a la disposición del proceso”.

Según parece este vinculatoriedad procede del sistema legal llamado en inglés common law, en el que un precedente jurisprudencial puede erigirse o invocarse con fuerza vinculante o persuasiva para que un juez o corte decida casos de un modo semejante, cuando estos les son sometidos a su consideración. Este common law se traduce al español en tanto derecho común (ley no escrita), derecho consuetudinario o jurisprudencial.

Yompear, carburar, empalizada / palizada

Por Roberto E. Guzmán

YOMPEAR

Este verbo yompear ya está documentado en el Diccionario del español dominicano (2013:710) como corresponde, “Conectar la batería descargada de un vehículo a la de otro para lograr que arranque”. En dominicano dirían, “para que prenda”.

Si se trae a estos comentarios es porque el español dominicano no cesa de enriquecer sus voces con nuevas acepciones. Más adelante se abundará sobre esas innovaciones.

El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española del año 2010 ya había consignado el verbo por su uso en Panamá y República Dominicana, con la grafía también yumpear.

Este verbo se ha adoptado del inglés to jump, que en el caso específico de la conexión entre vehículos lleva start y hace to jump start. En inglés entró con esas funciones en el año 1973, pues hay que tener en cuenta que en esa lengua posee más de una acepción.

Tal y como se anunció más arriba los jóvenes citadinos dominicanos en su habla han ensanchado el campo de acción del verbo yompear, Algunos de los nuevos usos se parecen a otros que existen en inglés, sin que necesariamente se plieguen a los del habla angloamericana.

Se ha observado que se le ha ensanchado el verbo yompear para que en su uso exprese “proveer ayuda”. Esta ayuda según parece puede ir desde suministrar fondos, hasta pasar carga de batería de un celular a otro. Hay quienes lo usan hasta para mostrar apoyo moral.

No hay que sorprenderse acerca de la variedad de acepciones que manifiesta el verbo si se tiene en cuenta que anda de boca en boca entre jóvenes. Habrá que esperar un tiempo prudente para que se asienten y se hagan firmes los usos o caigan en el olvido algunos. Nada de lo que se ha mencionado con respecto de este verbo es raro, pues son fenómenos que ocurren normalmente en las lenguas.

 

CARBURAR

El verbo carburar que se presenta a manera de título para esta sección tiene acepciones en el español dominicano que son desconocidas en otras hablas.

Como sucede con mucha frecuencia, esas acepciones proceden de la creatividad de los hablantes jóvenes que se las ingenien para nutrir desde su posición el acervo común del habla nacional.

En muchos casos los hablantes jóvenes recurren a nuevas acepciones para palabras que son de solera en el español general porque andan en busca de renovar sus hablas. Tienen estos hablantes la características de no ser conformistas. Entre los jóvenes son los estudiantes quienes con mayor frecuencia inventan nuevas acepciones a viejas palabras, sin que estas ensanchamientos, ampliaciones o desplazamientos tengan vocación de permanencia.

A pesar de lo expresado en la última frase, se hace necesario precisar algunas de esas voces porque la literatura moderna y la prensa las utilizan. En el caso de la literatura el uso se hace para reflejar de modo auténtico el habla de los personajes; en el caso de la prensa el propósito es imprimir color local a las descripciones.

La descripción de una situación de uso del verbo carburar es el método considerado idóneo para ilustrar la significación que se desea destacar aquí.

Cuando un compañero de aula no mostraba su inteligencia de manera inmediata, o por cualquiera otra razón, algunos estudiantes expresaban esta falta de estudio o de disposición al aprendizaje gastándole bromas. Una de ellas consistía en decir que “no carburaba”.

Como resulta fácil de colegir, este carburar se tomaba en tanto habilidad para entender, pensar, calcular; era cuando se mostraba disposición en el aula para responder preguntas planteadas, para resolver problemas formulados por el profesor.

Podría manifestarse que era una muestra del habla estudiantil de un momento o período que necesariamente no perdura en el tiempo, porque otra ola de estudiante reemplaza muchas de esas voces con nuevas.

Ese tipo de habla es una forma particular de lenguaje de una comunidad lingüística; es lo que los estudiosos del lenguaje llaman sociolecto, vocablo que se usa en lingüística para denominar el conjunto de características comunes que identifican a un grupo de hablantes que posee un elemento social común.

 

EMPALIZADA – PALIZADA

“Esa fea PALIZADA debe desaparecer. . .”

Los hablantes de español dominicano conocen mucho mejor la empalizada (empalizá) que la palizada. Esto así porque como se verá más adelante era y es más fácil construir una empalizada que una palizada.

Eran muy frecuentes en el pasado las empalizadas para marcar o dividir propiedades. Además, no puede dejar de mencionarse que en un merengue muy viejo se mencionaba varias veces la voz empalizá. Se conocía como el Merengue de la empalizá.

De lo antes expuesto puede deducirse que los dos vocablos del título pertenecen al español general, pero que su significado es diferente; en consecuencia, hay que poner atención cuando se usa uno u otro.

No puede ocultarse que produce placer poder traer de nuevo a estos comentarios una palabra que fue muy usada en el habla de los dominicanos del pasado.

Habrá quien piense que está muy presente en la actualidad, pero hay que pensar que en las ciudades usan bastante las palabras verja, cerca, pared y otras para denominar las divisiones levantadas para marcar límites entre terrenos y asegurarse privacidad.

Con los dos vocablos del título ha sucedido algo muy común en las lenguas, los significados de estas no permanecen estáticos. Estos mudan de uso o adquieren sentidos figurados. Más abajo se detallará el proceso pertinente a estos dos vocablos.

Para comenzar hay que subrayar que la palizada es el sitio cercado de estacas. Además, es una defensa construida de estacas y tierra aplanada para contrarrestar desbordes de agua. Por último, después de la significación en heráldica que no viene al caso, es en el lenguaje militar, empalizada.

La empalizada es la obra hecha de estacas. La empalizá dominicana comenzó en los campos, hecha de palos hincados unos muy cerca de otros, o unidos por medios rudimentarios y plantados en el suelo. La designación se generalizó y, de la hecha de palos puntiagudos, de donde le viene el nombre, pasó a las cercas construidas de maderas y otros materiales. Esto así, por lo menos, en el  habla de los dominicanos.

La palabra para la designación de la verja existe en otras lenguas, escrita de una forma muy parecida a palizada; en inglés es palisade, en francés es palissade. Todas las lenguas que conocen un concepto con este nombre reconocen que proviene del provenzal.

Con respecto al uso que de palizada se hace en el texto, la propiedad en este depende de la intención del redactor. Si se refería al sitio o lugar, es palizada. Si deseaba mencionar la cerca o verja, entonces debió escribir empalizada.

Corso florido, salivita, clivaje

Por Roberto E. Guzmán


CORSO FLORIDO

El corso que interesa para estos escritos es el desfile con carroza, con personas disfrazadas, etc. El Diccionario de la lengua española registra esa palabra con ese significado, sin el etcétera, y menciona siete países en los que se conoce esa palabra. No aparece en esa mención el nombre República Dominicana.

Llama la atención esta ausencia porque el “corso florido” fue un momento histórico vivido por la población dominicana. Hubo un gran despliegue publicitario nacional y hasta internacional durante varios días en República Dominicana para celebrar el acontecimiento de este corso florido.

Ese gran desfile de carrozas a lo largo de lo que era la avenida George Washington en ese entonces se celebró en el año 1955 para que formara parte de los festejos conmemorativos de los 25 años de la Era de Trujillo.

Se está seguro de que en los periódicos locales de esa época, El Caribe, La Nación, consta el uso constante de la combinación “corso florido”, algo sin precedentes por la importancia que el régimen le imprimió a la celebración de la apoteosis.

En este corso hubo un desfile de carruajes, vehículos, carrozas preparadas para ese fin. Las personas que participaron en estas carrozas estaban disfrazadas con motivos alusivos al tema de las carrozas.

En honor a la verdad no puede decirse que se recuerden las flores, aunque quizás las hubo, que le confirieran el adjetivo al corso. Es posible que se usara este participio en sentido metafórico para referirse a la belleza de la reina del corso y a la bella corte de jóvenes; o a lo selecto del séquito y de los participantes.

El uso que prevaleció en la época a que se alude obedecía a la costumbre de magnificar las actividades del régimen imperante, dando por firme que la palabra corso es más “florida” que el pedestre carnaval.

Ya sea de una forma o de otra, hay que hacer un espacio para el vocablo “corso” en los diccionarios de español dominicano, y, de esa forma lograr que se incorpore a la República Dominicana en la lista en el lexicón oficial de la lengua española entre los países que utilizan o utilizaron ese vocablo.

 

SALIVITA

Es muy fácil darse cuenta de que la palabra colocada a guisa de título es un diminutivo de saliva. La pregunta normal que se hace quien la lee en estas reflexiones es, ¿Qué busca esta salivita aquí?

En esta sección se presentará lo que se presume que es un uso exclusivo de los dominicanos.

Los hablantes de español dominicano conocen la frase, “Con paciencia y salivita. . .un elefante a una hormiguita”. Hay quienes toman esta salivita en calidad de lubricante, mientras otros la toman en tanto palabra con poder para convencer.

Cuando algunos objetos no están bien pegados, los hablantes dominicanos lo expresan diciendo, “Eso está pegado con saliva”. De su entorno físico directo, la locución verbal ha pasado a ser usada en sentido figurado, como por ejemplo en los casos en que una persona que ejerce funciones en la administración pública se considera que no tiene buen asidero en la posición por una u otra razón, lo expresan con la misma locución.

En cuanto a la “salivita”, esta posee sus significaciones sin relación con el líquido que segregan las glándulas salivares. Esta salivita tiene su propio destino, desempeñar funciones de “cantidad diminuta” en cuanto a líquidos se refiere.

No es raro oír a un dominicano decir, “Lo que quedaba de ron en esa botella era una salivita”. Como puede observarse por medio del ejemplo y de muchos más que pudieran citarse para ejemplarizar los usos. En estos no hay referencia alguna a la saliva en sí, cuando se usa el diminutivo salivita. No se exagera si se añade que esta salivita es una cantidad despreciable de líquido. Casi siempre la salivita es lo que queda como último vestigio en un recipiente, que por efecto de su índole ocupa el fondo del recipiente.

Se piensa que esta salivita merece una consideración especial en los diccionarios de español dominicano, con una acepción aparte para ella.

 

CLIVAJE

“. . . disputaban desde CLIVAJES ideológicos . . .”

En algunas ocasiones los columnistas, analistas y otras personas que escriben en las secciones de opinión de los periódicos recurren al empleo de terminología de conocimiento de unos pocos. A veces traen a un campo nuevo una palabra de un léxico especializado. Al hacer esto el lector puede pensar, si conoce la palabra, que se trata de un uso metafórico. Muchos otros se quedan sin entender porque no tienen el hábito de consultar un diccionario cuando leen un periódico.

Eso que se esbozó más arriba se presume que ha sucedido en la cita. Clivaje no consta en el diccionario oficial de la lengua común. Esta voz solo consta en los diccionarios publicados por la Editorial Larousse.

La acepción consignada en esos mencionados diccionarios reconoce que procede del francés clivage, que es un sustantivo masculino que pertenece al campo de la mineralogía. La acepción es, “Operación que consisten en separar las partes defectuosas de un diamante u otra piedra y corregir su forma”.

Lo simpático con relación a la voz francesa es que posee ese significado, pero además aparece consignada con otra significación de uso en sentido figurado desde 1932, “separación por planos, por niveles”. Trae un ejemplo de uso, “Clivages políticos, ideológicos”. Esta información se tomó del Nouveau Petit Robert de la langue française (2007:450). Se catalogó de simpático el asunto porque en el español no se consigna la acepción en sentido figurado; sin embargo, esa es precisamente la que se usa en la cita, que corresponde al ejemplo del diccionario francés.

En francés la palabra tiene larga historia, cuenta con un verbo y existe un aparato que lleva un nombre especializado para la operación. Además de su uso en mineralogía, en esa lengua se la emplea en cirugía.

En lugar de la voz poco adaptada y de muy limitado uso, se propone en el caso de la cita sustituirla por tamizaje, que equivale a “seleccionar con cuidado”. No se propone depurar porque tiene una inclinación a separar lo malo de lo bueno, o simplemente a dejar fuera lo nocivo. Muchas otras posibilidades son factibles, pero eso implicaría un cambio radical de la redacción.

Saltapatrás, conversionista, comicios / elección

Por Roberto E. Guzmán


SALTAPATRÁS

“. . . hacerte que otorgues un poder a un SALTAPATRÁS . . .”

Hay que comenzar con algo cierto acerca de la voz del título. Esta es una voz que lleva una connotación despectiva. Se la conoce en el español americano. Además, en República Dominicana adquirió una acepción propia, así como en Perú. Por último, el autor de estas apostillas ha oído otra acepción en el habla dominicana que no se ha reconocido todavía. Todas estas significaciones se examinarán más abajo.

En el español ¿oficial? existe otra voz muy parecida que es la reconocida. En el español internacional la voz reconocida que se anunció antes es saltatrás, que remite a tornatrás. El diccionario oficial de las Academias define esta palabra, “En la América colonial, descendiente de mestizos y con caracteres propios de una sola de las razas originarias”. Vale que se recuerde que la persona mestiza es la nacida de padre y madre de razas diferentes; especialmente se usó para descendientes de blanco e india o de indio y blanca.

La voz saltapatrás referida a persona adquiere más fuerza con la ortografía que la caracteriza. Esto se añade porque ese “pa”, de para, insertado entre al verbo saltar y el adverbio atrás destaca con mayor fuerza el salto hacia atrás que aleja al sujeto de lo blanco, significando con esto lo puro.

Los rasgos que se concitan en la persona considerada saltapatrás es sobre todo el color de la piel que indica la mezcla de razas. Algunos etnólogos califican este salto como una “regresión” por sus rasgos, es una retrocesión a lo alejado de una sola raza. De la misma forma que sucedió con otros asuntos en las colonias, con este fenómeno se produjo toda una clasificación de matices de colores y rasgos, cuarterón, quinterón, etc.

En Perú saltapatrás es una bebida alcohólica fuerte y de mala calidad. Puede interpretarse que el nombre en este ámbito sugiere que quien la bebe salta hacia atrás, o, a la mala calidad de la bebida.

En la República Dominicana, referido a una persona saltapatrás indica que ella pertenece a una clase social humilde. Con esta acepción consta en el Diccionario de americanismos, así como en el Diccionario del español dominicano.

El uso que oyó en el pasado quien escribe estas notas tiene relación con la conducta sexual de un hombre. Saltapatrás es en relaciones homosexuales entre hombres, quien sobre todo “recibe” o, está más interesado en recibir que reciprocar; es decir, es el hombre que desempeña el papel femenino en las relaciones homosexuales. La voz en sí misma explica el movimiento y la posición del sujeto en el acto sexual.

Ya pasó a la historia la época en que los diccionarios no consignaban las relaciones consideradas pecaminosas por las personas religiosas. Todo tiene su nombre y merece que se asiente para que permanezca por lo menos como referencia de su existencia. La labor del lexicógrafo no es evitar las palabras malsonantes o las que implican conducta diferente de la suya.

 

CONVERSIONISTA

“. . . centran su actividad eclesial en la labor evangelizadora y CONVERSIONISTA”.

En algunas ocasiones la lengua no sigue una línea recta para hacer las derivaciones a que son sometidos muchos de los vocablos de esta. En otras ocasiones el diccionario oficial no registra en su inventario el vocablo que se procura, pero aparece mencionado en una acepción o ejemplo.

El problema que se presenta con el vocablo conversionista pertenece a eso que acaba de esbozarse. Ese vocablo específicamente no figura en los diccionarios consultados. Hay que entender que eso no significa que no existe. Desde que alguien lo usa, este existe; sobre todo si la composición está acorde con los cánones de la lengua. Algo que puede intuirse de lo antes expresado es que el vocablo ha tenido poca circulación.

En esta sección se desarrollará una hipótesis acerca de la razón que impulsó al redactor a elegir este vocablo entre los demás que tenía a su disposición. Al hacer esto se examinará el vocablo.

Por el entorno en que se encuentra “conversionista”, “actividad eclesial y labor evangelizadora”, hay que deducir que este conversionista tiene vínculos con “convertir”. Naturalmente este último verbo en su acepción de “ganar a alguien para que profese o practique una religión”.

Una vez expuesto lo que consta en el último párrafo lo más natural sería pensar que se seleccionaría el adjetivo convertidora, labor convertidora. El redactor descartó esa opción porque en el español moderno los hablantes y escribientes han reservado el adjetivo recién mencionado para “aparatos, dispositivos, sistemas”.

En español existe el nombre conversión para la acción y el efecto de convertir o convertirse. Existe el adjetivo y sustantivo converso para la persona convertida a una religión distinta a la que tenía. El problema con el adjetivo y sustantivo converso es que durante largo tiempo se ha usado para aplicárselo a los judíos que se convertían al cristianismo en los siglos XIV, XV y XVI. Se le otorgó un destino específico a la palabra converso que en la práctica la sacó de otros usos.

En el habla y en la escritura se ha encontrado el participio “convertido” para referirse a la persona que ha pasado de una religión a otra, especialmente de la religión católica a otra cristiana. Al resultado a que se llega es que el conversionista es una persona o acción que desempeña labores de conversión. El sufijo -ista cuando se aplica a una persona indica que esta es partidaria de una doctrina o, si la palabra base trata de una profesión que ella trabaja en esa.

Como puede apreciarse por medio de la lectura de lo presentado más arriba, la opción por la que se decantó el redactor de la cita es plausible. Es de lamentarse que la voz conversionista no haya contado con el patrocinio constante de los hablantes y escribientes, pues se piensa que hay situaciones en que es un recurso útil.

 

COMICIOS – ELECCIÓN

“. . . que afectan la participación de las mujeres de cara a los presentes COMICIOS ELECTORALES . . .”

Con cada torneo electoral se repite el yerro que se comprueba en la cita. Muchos redactores olvidan el significado de comicios y le asestan un golpe repetido al añadirle electoral a seguidas.

La palabra comicios siempre lleva la letra ese /s/ al final. Se la considera plural y la definición en el diccionario oficial de la lengua española es, “Elecciones para designar cargos políticos”. Esa es la primera acepción actual, pues en el pasado ese diccionario colocaba en primer lugar la que correspondía a la, “Junta que tenían los romanos para tratar de los negocios públicos”. La segunda acepción era, “Reuniones y actos electorales”.

A través de la lectura de las acepciones reproducidas puede comprobarse que la prioridad se ha reconocido en beneficio de lo actual, es decir, las elecciones en sí mismas y la especialización en cuanto al propósito de estas elecciones, para designar cargos públicos.

En la actualidad todavía se hace alusión a los comicios romanos con idéntica redacción, a la que se ha añadido “y, por extensión, otras reuniones”.

La palabra comicios deriva del latín comitia plural de comitium que era el lugar donde el pueblo se reunía en asamblea. Cuando se recurrió a la etimología de comicios llamó la atención que el Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico enviaba a buscar el origen en el verbo “ir”. Esto se explica cuando se aprende que la palabra estudiada procede de un compuesto de ire y com- con el sentido de juntamente. Entre las funciones de esos comicios se contaba la de elegir los cargos públicos. En español entró en el año 1612.

En la frase copiada se observa que las dos palabras son empleadas una inmediatamente tras la otra y la segunda con la intención de modificar o ampliar la primera. Esto se destaca con el propósito de que no se piense o aduzca que el escritor tuvo la intención de imprimir sentido completo o de añadir expresividad a la oración. Ahí hay redundancia viciosa de vocablos.

Yaniquequero, candidato, a, desempleado – cesante, disrupción

Por Roberto E. Guzmán

YANIQUEQUERO

“. . . donde las personas socializan alrededor de [ese] YANIQUEQUERO . . .”

No cuesta mucho esfuerzo para un hablante de español dominicano dar con el significado de la voz del título; esto así porque puede fácilmente descubrir en su base al famoso yaniqueque.

La voz yaniqueque aparece en los diccionarios diferenciales de español dominicano y en el Diccionario de americanismos como corresponde. El Diccionario del español dominicano (DED) consigna una definición del yaniqueque que refleja la realidad de este, “Torta frita hecha con masa de harina de trigo, sal y mantequilla”.

La receta del yaniqueque como muchas de las comidas dominicanas con el transcurso del tiempo ha sufrido modificaciones en su composición. El que se compra en la calle es el que más se asemeja al de la definición del DED; es el menos elaborado y puede decirse que es el original y primitivo, pues este alimento nació en las capas sociales de escasos recursos que es la que cocina con los ingredientes básicos. En la actualidad hay quienes le añaden levadura, huevo y hasta queso. Sobra señalar que los ingredientes se amasan y la masa así lograda se fríe en aceite.

El Diccionario de cultura y folklore dominicano (2005:420) afirma que el yaniqueque se originó entre los cocolos de San Pedro de Macorís, de allí “pasó a Sabana de la Mar con el nombre de Johnniecake y luego se popularizó en la capital y otros pueblos como yoniqueque”. Hay que tener en cuenta que este diccionario menciona un yoniqueque y un Johnny Cake.

Este último diccionario es el que reconoce al yaniquequero como, “La persona que prepara y vende yaniqueques en las esquinas”. Claro, no solo en las esquinas, pero el más popular es el que se vende “en la calle”. Este yaniqueque que se vende en “frituras” es el más popular es, “una torta fina de harina de trigo cocida en aceite”.

Como puede comprobarse mediante la lectura de lo que antecede en esta sección, el yaniqueque es muy popular en los barrios populosos de personas de escasos recursos económicos.

El nombre del alimento es la representación del sonido en español de Johnny Cake, así como lo es la representación gráfica de este sonido. Esto así por la dificultad que presenta la pronunciación en español de la letra jota /j/ del inglés. Como el yaniquequero es quien prepara y vende el yaniqueque, la forma de escribir el derivado de yaniqueque está sometida a los usos de la lengua en las islas antillanas y América Central; es decir, agregando la terminación -ero a la base.

La terminación -ero, del latín -arius, “se añade a sustantivos para formar derivados nominales, sustantivos, y, adjetivos que generalmente se sustantivan”. Innovaciones sufijales en el español centroamericano (1987:13). Esa obra asegura que “expresa al agente que trabaja con el objeto primitivo, o al hombre que lo produce”. Esto puede aplicarse a yaniquequero.

 

CANDIDATO, A

“Ese joven es un buen candidato para ti” es una frase que se oía a menudo y que quizás aún puede oírse en algunos círculos sociales. Este candidato no pretende alcanzar un puesto electivo, ni premio alguno como quedará despejado después de las explicaciones. (Lo del premio es discutible). No anda este candidato tras dignidad u honor. Puede admitirse que aspira a una distinción personal.

El “candidato” dominicano se conoce en otras hablas de Hispanoamérica. Es una persona a quien se considera que reúne buenas condiciones para convertirse en novio o esposo. No hace falta que el candidato exprese sus deseos; a veces son terceras personas quienes recomiendan su candidatura a desempeñar esas funciones.

En algunas situaciones el candidato es propuesto, o en otras, él se convierte en pretendiente a convertirse en el novio o enamorado de la otra persona.

La palabra se trae a estas reflexiones acerca de la lengua española en República Dominicana porque los lexicones dedicados a este tipo de voces no la han consignado.

Las costumbres han evolucionado mucho con respecto a la forma en que las personas presentan sus pretensiones amorosas. En las sociedades pueblerinas de antaño había un consejo deliberativo de señoras, sin título, que se encargaba de oficiar para hacer los arreglos y encaminar las relaciones entre jóvenes solteros, eran oficiosas celestinas. Ellas se encargaban de procurar los encuentros a pedido de los interesados o motu proprio. Era esa una época en la que las relaciones se presumía que terminaran ante un oficiante o, un Oficial del Estado Civil.

No hace falta que se escriba, pero se hace, que luego de esta intervención los lexicógrafos incluyan en los diccionarios de español dominicano esta palabra con la acepción que se ha descrito.

 

DESEMPLEADO – CESANTE

“. . . miles de jóvenes que cursaron una profesión universitaria y una carrera técnica y permanecen CESANTES”.

El punto central de esta exposición es examinar la palabra cesante en la cita, pero no puede dejar de mencionarse que esto de cursar una profesión levanta ronchas.

Se cursa una carrera, porque cursar es estudiar una o más materias en un centro docente. Se elige una profesión técnica o de otro tipo.

Desempleada es la persona que no tiene empleo. Puede estar desempleado por decisión personal o porque sus diligencias para conseguir empleo han resultado infructuosas. El desempleado puede que nunca antes haya tenido una ocupación o actividad remuneradas.

Cesante es una palabra que puede actuar en funciones de adjetivo o sustantivo y vale tanto para la masculino como para el femenino. Es el empleado a quien se deja sin empleo, sin que en ello intervenga su voluntad. Por la definición que se ha escrito con respecto de la situación del cesante, resulta obvio que tuvo un empleo hasta que lo privaron de este.

No cabe duda de que en la redacción de la cita el autor de esta incurrió en un error. Debió escribir, “permanecen desempleados”.

 

DISRUPCIÓN

“. . . con la capacidad del Reino Chino de DISRUMPIR su economía”. “. . . los costos de una DISRUPCIÓN . . .”

Toda la familia de las dos palabras resaltadas en las citas ha llegado al español desde el inglés. No hay motivo para rechazar la entrada de ellas en el español, porque tienen antecedentes en lengua latina que fue de donde la tomaron los angloparlantes en el siglo XVIII. No es posible olvidar que el latín es la madre nutricia del español; por lo tanto, por su origen puede legitimarse esa adopción en la lengua española.

Las dos palabras resaltadas en la cita tienen en español relación con el verbo romper, que llega de rumpere también del latín. “El sustantivo disrupción, el adjetivo disruptivo y el menos frecuente verbo disrumpir son adecuados para aludir a un modo de hacer las cosas que supone ´una rotura o interrupción brusca´. . .” (Cita extraída del portal de Fundéu).

El portal recién mencionado recuerda que el adjetivo disruptivo entró en el Diccionario de la lengua española en el año 1970. Se añade que el sustantivo disrupción tuvo que esperar hasta la edición del 2014 para que se le concediera la entrada.

Algo que desea subrayarse es que las acepciones en español para esta familia de palabras son redactadas de manera que en ellas se reconoce que la ruptura o interrupción es brusca; por tanto, no debe usarse en los casos en que se habla o escribe acerca de procesos de realización paulatina.