Corso florido, salivita, clivaje

Por Roberto E. Guzmán


CORSO FLORIDO

El corso que interesa para estos escritos es el desfile con carroza, con personas disfrazadas, etc. El Diccionario de la lengua española registra esa palabra con ese significado, sin el etcétera, y menciona siete países en los que se conoce esa palabra. No aparece en esa mención el nombre República Dominicana.

Llama la atención esta ausencia porque el “corso florido” fue un momento histórico vivido por la población dominicana. Hubo un gran despliegue publicitario nacional y hasta internacional durante varios días en República Dominicana para celebrar el acontecimiento de este corso florido.

Ese gran desfile de carrozas a lo largo de lo que era la avenida George Washington en ese entonces se celebró en el año 1955 para que formara parte de los festejos conmemorativos de los 25 años de la Era de Trujillo.

Se está seguro de que en los periódicos locales de esa época, El Caribe, La Nación, consta el uso constante de la combinación “corso florido”, algo sin precedentes por la importancia que el régimen le imprimió a la celebración de la apoteosis.

En este corso hubo un desfile de carruajes, vehículos, carrozas preparadas para ese fin. Las personas que participaron en estas carrozas estaban disfrazadas con motivos alusivos al tema de las carrozas.

En honor a la verdad no puede decirse que se recuerden las flores, aunque quizás las hubo, que le confirieran el adjetivo al corso. Es posible que se usara este participio en sentido metafórico para referirse a la belleza de la reina del corso y a la bella corte de jóvenes; o a lo selecto del séquito y de los participantes.

El uso que prevaleció en la época a que se alude obedecía a la costumbre de magnificar las actividades del régimen imperante, dando por firme que la palabra corso es más “florida” que el pedestre carnaval.

Ya sea de una forma o de otra, hay que hacer un espacio para el vocablo “corso” en los diccionarios de español dominicano, y, de esa forma lograr que se incorpore a la República Dominicana en la lista en el lexicón oficial de la lengua española entre los países que utilizan o utilizaron ese vocablo.

 

SALIVITA

Es muy fácil darse cuenta de que la palabra colocada a guisa de título es un diminutivo de saliva. La pregunta normal que se hace quien la lee en estas reflexiones es, ¿Qué busca esta salivita aquí?

En esta sección se presentará lo que se presume que es un uso exclusivo de los dominicanos.

Los hablantes de español dominicano conocen la frase, “Con paciencia y salivita. . .un elefante a una hormiguita”. Hay quienes toman esta salivita en calidad de lubricante, mientras otros la toman en tanto palabra con poder para convencer.

Cuando algunos objetos no están bien pegados, los hablantes dominicanos lo expresan diciendo, “Eso está pegado con saliva”. De su entorno físico directo, la locución verbal ha pasado a ser usada en sentido figurado, como por ejemplo en los casos en que una persona que ejerce funciones en la administración pública se considera que no tiene buen asidero en la posición por una u otra razón, lo expresan con la misma locución.

En cuanto a la “salivita”, esta posee sus significaciones sin relación con el líquido que segregan las glándulas salivares. Esta salivita tiene su propio destino, desempeñar funciones de “cantidad diminuta” en cuanto a líquidos se refiere.

No es raro oír a un dominicano decir, “Lo que quedaba de ron en esa botella era una salivita”. Como puede observarse por medio del ejemplo y de muchos más que pudieran citarse para ejemplarizar los usos. En estos no hay referencia alguna a la saliva en sí, cuando se usa el diminutivo salivita. No se exagera si se añade que esta salivita es una cantidad despreciable de líquido. Casi siempre la salivita es lo que queda como último vestigio en un recipiente, que por efecto de su índole ocupa el fondo del recipiente.

Se piensa que esta salivita merece una consideración especial en los diccionarios de español dominicano, con una acepción aparte para ella.

 

CLIVAJE

“. . . disputaban desde CLIVAJES ideológicos . . .”

En algunas ocasiones los columnistas, analistas y otras personas que escriben en las secciones de opinión de los periódicos recurren al empleo de terminología de conocimiento de unos pocos. A veces traen a un campo nuevo una palabra de un léxico especializado. Al hacer esto el lector puede pensar, si conoce la palabra, que se trata de un uso metafórico. Muchos otros se quedan sin entender porque no tienen el hábito de consultar un diccionario cuando leen un periódico.

Eso que se esbozó más arriba se presume que ha sucedido en la cita. Clivaje no consta en el diccionario oficial de la lengua común. Esta voz solo consta en los diccionarios publicados por la Editorial Larousse.

La acepción consignada en esos mencionados diccionarios reconoce que procede del francés clivage, que es un sustantivo masculino que pertenece al campo de la mineralogía. La acepción es, “Operación que consisten en separar las partes defectuosas de un diamante u otra piedra y corregir su forma”.

Lo simpático con relación a la voz francesa es que posee ese significado, pero además aparece consignada con otra significación de uso en sentido figurado desde 1932, “separación por planos, por niveles”. Trae un ejemplo de uso, “Clivages políticos, ideológicos”. Esta información se tomó del Nouveau Petit Robert de la langue française (2007:450). Se catalogó de simpático el asunto porque en el español no se consigna la acepción en sentido figurado; sin embargo, esa es precisamente la que se usa en la cita, que corresponde al ejemplo del diccionario francés.

En francés la palabra tiene larga historia, cuenta con un verbo y existe un aparato que lleva un nombre especializado para la operación. Además de su uso en mineralogía, en esa lengua se la emplea en cirugía.

En lugar de la voz poco adaptada y de muy limitado uso, se propone en el caso de la cita sustituirla por tamizaje, que equivale a “seleccionar con cuidado”. No se propone depurar porque tiene una inclinación a separar lo malo de lo bueno, o simplemente a dejar fuera lo nocivo. Muchas otras posibilidades son factibles, pero eso implicaría un cambio radical de la redacción.

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