Mal paso – fletada – target

MAL PASO

La intención en esta sección es observar detenidamente una locución formada con “mal paso” que se utiliza en el español dominicano con un significado muy particular. Antes de llegar a la locución anunciada hay que dejar bien claro que la significación que posee la locución no es compartida por la generalidad de los países de habla hispana.

“Mal paso” es una expresión cuya significación oscila desde lo inconveniente, pasa por lo deshonesto y llega hasta lo ilícito. Mal paso también se utiliza para referirse a una situación difícil, a un trance. El mal paso en que incurre una persona puede colocarla en un compromiso o dificultad y llega a designar ese compromiso o dificultad.

La expresión es “dar un mal paso”, que en sentido general significa una ‘acción que supone una equivocación o una contravención de las normas establecidas’. “Un paso en falso” es equivalente de la anterior y ambas están documentadas con la significación que se citó en el Diccionario fraseológico documentado del español actual (2004) de Seco, Andrés y Ramos.

De una manera más precisa ese diccionario consigna un ejemplo tomado de la literatura española de los años sesenta del siglo XX. La cita es acerca de una hija natural producto de un “mal paso”.

Ese sentido de “dar un mal paso” es uno que se ha oído en República Dominicana; pero hay otro “mal paso” más específico que ese y sobre ese se abundará más abajo.

El “dar un mal paso” dominicano consistía en consentir una chica en tener relaciones sexuales por primera vez sin que mediara el matrimonio antes. Sucedía en los campos dominicanos cuando la muchacha accedía a tener relaciones sexuales por vez primera antes de formalizar una relación putativa.

Como un dato curioso se señala que con un significado semejante se conoce una locución en portugués brasileño. Allí es dar un mau passo que se usa para referirse a una chica que se deja desflorar. La referencia del brasileño se tomó del Tesouro da fraseologia brasileira de Antenor Nascentes (1986).

Por medio de las fuentes que se han citado, España y Brasil, se piensa que la locución es antigua, pero que no la recogieron todos los países americanos; o bien, que algunos de entre ellos la dejaron caer en desuso.

Se hace propicia la ocasión para anunciar que la Academia Dominicana de la Lengua publicará el año próximo, 2016, un diccionario fraseológico del español dominicano.

 

FLETADA

“En sus cuatro temporadas ha superado las 80 impulsadas y los 20 jonrones, sumando más de 100 FLETADAS en 2014 y 2015”.

De la lectura de la oración transcrita se infiere que se trata de una crónica sobre béisbol. Antes de entrar de lleno en materia, es oportuno resaltar que el béisbol es la actividad que más locuciones le ha metido al habla dominicana. Esa transferencia se explica cuando se piensa en el entusiasmo que embarga a los dominicanos cuando se trata de este deporte.

Hace ya más de 50 años narró la pelota dominicana un cubano que contribuyó a incorporar muchas expresiones al béisbol, así como a popularizar muchas de ellas, al punto de que varias de ellas penetraron el habla diaria. El narrador se llamó Rafael Rubí. La persona que hacía los comentarios entre los episodios o en los momentos en que no había acción en el juego fue Cuchito Álvarez. De allí nació la expresión, ¿qué te parece Cuchito? que pasó al habla para pedir opinión.

Antaño, cuando se fletaba un vehículo se hacía para uso exclusivo de la o las personas que pagaban el importe de ese flete. En República Dominicana se utilizaba este participio generalmente para designar con él el alquiler de un vehículo de transporte de pasajeros interurbano.

Fletada se usó por extensión para denominar a la mujer que bailaba toda la noche con la misma pareja. Así consta en el Diccionario del español dominicano (2013).

De acuerdo con el citado diccionario, en el béisbol, fletar es conseguir un buen batazo. El Diccionario de americanismos (2010) asienta que en béisbol cubano el significado de la palabra estudiada es ‘impulsar una carrera’.

Conforme con el contexto de la cita, puede deducirse que en el pasaje el uso que se hace del vocablo estudiado es en el sentido cubano, pues el entorno así lo sugiere.

De la lectura de lo expuesto aquí se saca la conclusión de algo sobre lo cual se ha insistido antes. Cuando se escribe, sobre todo en ciudades cosmopolitas o en medios que trascienden fronteras, se ha de elegir un español internacional para así evitar ambigüedades.

 

TARGET

“En estos tiempos en que la circulación de la información es indetenible, segmentar, seleccionar y capturar al TARGET específico es clave”.

Cada vez que los periodistas, columnistas y analistas meten una palabra ajena a la lengua española en un escrito que se supone que sea en lengua española, lo que hacen es asestarle una estocada a la comunicación. Esto así porque no puede presumirse que los lectores sepan o conozcan la lengua extranjera que ultraja el español del mensaje.

No se trata de ser “más papista que el Papa”, sino de ser congruentes. La misión de un escrito es comunicar algo. Para hacerlo de modo directo se recurre a la lengua que se presume común. Introducir voces extrañas a esa lengua es claudicar; es una muestra de poco conocimiento de la lengua corriente. No constituye una señal de erudición.

Este target no tiene razón de ser. No la tiene en español, por lo tanto, no hay necesidad de recurrir a este. Aquí se ofrecerán las palabras de buena solera española que desempeñan la misma función.

Una buena traducción en español para el target del inglés, es objetivo. En algunas circunstancias puede adoptarse destinatario. De un modo más general es posible definirlo con la ayuda de blanco en tanto objeto o lugar al que se dirige una acción.

En las campañas publicitarias en las que tanto se habla y escribe de targets muy bien pueden reemplazarse estos por mercado, destinatario final. En este tipo de actividad, la publicidad, a veces puede llegarse a utilizar, grupo al que va dirigido, usuario al que va destinado. Es justo reconocer la deuda que se ha contraído con el diccionario en línea de la Universidad de Granada al sugerir estas traducciones.

Fundéu en el momento en que se ocupó de esta voz del inglés promovió otras opciones para transmitir el mensaje, público objetivo, grupo objetivo, público, grupo de destinatarios.

Cabe aquí que uno se pregunte si después de esta lista de opciones que se presentan aquí hay necesidad de acudir a una lengua extranjera para expresar las ideas que se transmiten con ellas.

La gran ventaja que tienen las palabras y grupos de estas que se han propuesto es que permiten añadir matices a lo que se desea expresar.

Una vez más se insiste y se repite que la lengua española cuenta con todos los recursos necesarios para cumplir su misión cabalmente. Los pobres son los escribientes y no la lengua.

© 2016, Roberto E. Guzmán.

 

 

 

 

 

 

 

Gancho – izquierdante

GANCHO

Esta palabra que “engalana” el título de esta sección es conocida por los dominicanos. Esta se trae a estos comentarios acerca del idioma porque en República Dominicana presenta rasgos distintivos. Todos los lexicones que se han ocupado del habla de los dominicanos traen este vocablo con el significado de “trampa, ardid, engaño, fraude, asechanza”.

Aparte del interés que reviste para los dominicanos este vocablo es muy antiguo en castellano y portugués. Está documentado desde el año 1331 por J. Corominas en el Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Ha pasado de estas lenguas al turco, a varios idiomas balcánicos, al catalán, al italiano y, al galorrománico

La importancia de la voz no se debe solo a su significado, sino más bien al uso que de ella se ha hecho en ciertos períodos de la historia dominicana. Durante la Era de Trujillo los calieses, plural irregular de calié, acostumbraban a “tirar ganchos” para atrapar a desafectos al régimen.

El dominicano vivía “espantado” y veía un gancho en cualquier alusión negativa sobre la dictadura de Trujillo. De estas actitudes se hizo popular la expresión “no caer en gancho” para denotar que la persona que así se expresaba no se dejaba embaucar.

Durante este período de la historia dominicana el dominicano desarrolló una aversión a todo lo que le pareciera una estratagema para hacerlo criticar el gobierno de la tiranía imperante.

Por lo antes expuesto, una persona que aludiera aún fuera de modo velado a lo negativo de la dictadura podía ser tildada de “ganchosa”. Esa descripción describía y describe la situación que se suponía que conllevaba una treta para atrapar a una persona en su desliz frente a la dictadura.

La selección de este sustantivo del epígrafe para nombrar lo que se ha descrito aquí obedecía, y obedece, a juicios certeros, por aquello de que el verbo enganchar significa “agarrar, apresar, atrapar, coger”.

Conforme con lo que recoge el Diccionario de americanismos de la ASALE (2010), el significado de ‘trampa, ardid’, es conocido también en El Salvador y Nicaragua. Esta acepción es corroborada en el diccionario de las Academias. Llama la atención que el Diccionario del español de Nicaragua (2007) no trae esa acepción para gancho.

El reflejo dominicano al gancho alcanzó tales proporciones que el famoso siquiatra dominicano Antonio (Toñito) Zaglul en su libro Apuntes escribió sobre lo que llamó “teoría del gancho”. Describió lo que se conoce con el nombre de “complejo del gancho”, pues el dominicano veía un engaño en muchas inocentes ocasiones.

Hay otro gancho dominicano que se menciona menos que el anterior, se trata del que se coloca en las redes eléctricas o entradas de energía eléctrica para evitar que el contador registre el consumo. Sobre todo, el gancho se utiliza cuando no hay acometida legal. Este gancho no lo mencionan los lexicones dominicanos.

A ese objeto se le conoce también con el nombre de “puente” y hasta ha propiciado el verbo “puentear” para la acción en las circunstancias señaladas más arriba, esto es, para evitar la contabilización del consumo cuando hay un contador de electricidad instalado.

Una de las razones que mueven a reflexionar acerca del gancho de la Era de Trujillo es para que las generaciones más jóvenes sepan hasta donde llegó el control de la dictadura, que llegó hasta penetrar la psique del ciudadano. Es probable que la mentalidad del dominicano todavía tenga rasgos de este comportamiento, aunque ya no sea para los asuntos políticos. No cabe aquí que se trate esa parte. Un siquiatra de los quilates del Dr. Segundo Imbert podría desarrollar este punto.

 

IZQUIERDANTE

“En cambio, se lo han concedido a ‘IZQUIERDANTES’ mediocres como. . .”

La persona que escribió la frase que se copia más arriba es un conocedor de la lengua española. El empeño que pone en la palabreja lo anima a escribirla entre comillas para ponerla en relieve. Es probable que él sepa que si no está inventando una nueva voz, por lo menos ha introducido una terminación menos usual. La palabra “izquierda” tiene una historia interesante en las lenguas. Se examinará rápidamente el origen de esta y se repasarán los significados de sus derivados en la lengua común.

La palabra “izquierda” nació en casa como lo expresan Buitrago y Torijano en el Diccionario del origen de las palabras (1998). Con esas palabras destacan que procede del vasco esker, ezkerra. La palabra se introdujo en el castellano antes de que se asentara en ella la procedente del latín. Esta preferencia le fue conferida por la connotación negativa que traía la opción latina sinistru(m). La voz del vasco ha tenido fortuna en otras lenguas, portugués (esquerdo), catalán (esquerre). J. Corominas en su Breve diccionario etimológico de la lengua castellana (1967), aventura la explicación de que se formó “quizá de un híbrido del vasco esku ‘mano’ con el céltico kerros, izquierdo, propiamente torcido’…”

En la cita que consta al principio de esta sección, el escritor no usa la voz izquierdante para referirse a un lado del cuerpo o, a una orientación geográfica, sino a una posición política. Como la izquierda política llega al español desde el francés, eso obliga a recurrir a esa lengua.

La izquierda política surgió de la votación en la Asamblea Nacional Constituyente del 11 de septiembre de 1789 en Francia, porque los diputados que apoyaban la soberanía nacional sobre la autoridad del rey se situaron a la izquierda (gauche) del presidente. Así la palabra “izquierda” quedó asociada a las ideas políticas que pregonan el cambio político y social. La Real Academia define esta izquierda en las asambleas parlamentarias, ‘conjunto de los representantes de los partidos no conservadores ni centristas’. O, en sentido general, ‘conjunto de personas que profesan ideas reformistas o, en general, no conservadoras’.

La persona izquierdista es la que pertenece a la izquierda política. Izquierdoso es un término despectivo que sirve para señalar que tiende a la izquierda política. Por el estilo de esta última el habla ha formado izquierdizante para referirse a la persona que profesa ideas de tendencias reformistas. La última voz es más larga que la propuesta por el redactor de la cita, pero parece que transmite una idea semejante.

El Diccionario del español actual, DEA, (1999), de Seco, Andrés y Ramos registra a izquierdizante con la acepción, ‘que tiende a izquierdista’. También retiene ese lexicón el vocablo izquierdización, correspondiente a ‘acción de izquierdizar(se)’. Recoge este diccionario además, izquierdizar con el significado de, ‘dar carácter izquierdista [a alguien o algo]’. Y, ‘tomar alguien o algo carácter izquierdista’.

Ha de notarse que en todas las palabras reproducidas del DEA, las terminaciones son diferentes a las que utilizó el redactor de la cita copiada. Tienen las del DEA, añadidas a la terminación, dos letras, “iz” entre la letra de /d/ y la terminación cual sea esta.

Al autor de estas observaciones acerca de la lengua le parece que el columnista que escribió la frase citada formó de modo culto su voz derivada y no paró mientes en la formación de las demás palabras de la misma familia.

Antes de dar por terminada esta sección hay que recordar que la palabra izquierdo(a) no logró borrar la connotación negativa que evitaba con el uso de la siniestra, pues en francés gauche significa, aplicado a una persona, torpe. En portugués y en español torcido. Muchas locuciones en español tienen sentido negativo, “por la izquierda”, persona “rosca izquierda”. En dominicano existe una que no mencionan los repertorios de esa habla, “levantarse con el pie izquierdo” que indica que la persona ha tenido “mala suerte ese día”. Esa locución se usa también en Cuba; así consta en el Diccionario de cualidades defectos y otros males del cubano (2014) de Carr y del Valle.

A manera de conclusión. En muchas ocasiones lanzarse contra el uso establecido es “casar un pleito perdido”, porque a la larga hasta la Academia ha tenido que reconocer muchos usos que contradicen las reglas. No ha de olvidarse que el habla precedió a las reglas gramaticales.

© 2016, Roberto E. Guzmán.

 

 

 

 

Soliviantar – arma automática – asiento (sillín)

SOLIVIANTAR

No es un fenómeno extraño que algunas palabras sufran deformaciones al llegar al conocimiento de las capas menos educadas de la población. Esto que se menciona en la oración anterior parece que es lo que ha sucedido con la palabra del título. Los pormenores se expondrán más abajo.

En República Dominicana en los predios rurales de hace más de sesenta años era común oír a alguien utilizar el verbo “soliviantar” para solicitar ayuda. Lo que se pedía era que se levantara un poco algo pesado que no se podía mover. Generalmente se rogaba ayuda para alzar algo y de debajo de ese objeto sacar lo que de otro modo no podía retirarse. Era pues levantar leve y momentáneamente algo.

Según parece este verbo solo se ha conocido en la República Dominicana. Es muy probable que en la mente de los hablantes de español dominicano se juntaran varios elementos que dieron origen a este verbo.

Para cualquier persona que no sea especialista en materia de lenguas, pero que posea inteligencia para relacionar componentes de palabras, el verbo del título lleva dentro el o los elementos de “levantar someramente”, es decir, solo levantar. Este “solo” aquí denota que no hay que trasladar lo que se levanta.

Más arriba se propuso que quizá fue una deformación de otro verbo conocido, pero menos usado, el verbo “soliviar” que indica ‘ayudar a alzar algo por debajo’. Otro verbo de parecida formación es el verbo «solevar» que es ‘alzar algo empujando de abajo arriba’.

El nombre masculino “solivión” refuerza la teoría expuesta más arriba, pues transmite la idea de, ‘esfuerzo de tracción para sacar una cosa oprimida por algo que tiene encima’. Las tres acepciones copiadas se extrajeron del Diccionario de palabras olvidadas o de uso poco frecuente (1992).

Se recuerda que en algunos casos se utilizaba el verbo soliviantar para “aliviar la carga” a una persona de forma que esta pudiera acomodar mejor el peso sobre su persona o la bestia de carga. Este “aliviar” tiene relación con “livi” que aparece en el verbo, que puede ser tomado también por levantar. La partícula “so-” en español es un componente de palabra que significa, entre otras cosas, “ligeramente”.

Si se razona del modo en que se ha propuesto en esta sección, se percata quien lo hace de que el hablante dominicano no anda desencaminado con respecto de este uso.

De acuerdo con el criterio de quien estas reflexiones escribe, debe hacérsele espacio a este verbo, en los lexicones dominicanos para que conste de manera oficial con una acepción pertinente a su significado.

Antes de dar por terminada esta sección, se recuerda que el verbo soliviantar consta en los diccionarios de español con tres acepciones. Estas acepciones son equivalentes de “alborotar, sublevar, indignar, ilusionar insensatamente”.

 

ARMA AUTOMÁTICA

“. . .vistieron ropa militar y con ARMAS AUTOMÁTICAS perpetraron una sanguinaria masacre durante una fiesta navideña en un centro de servicios sociales. . .”

La prensa plana es un vehículo de educación de masas. Los lectores, con mayor frecuencia que la deseada, aceptan como bueno y válido lo que leen en esas publicaciones. Esto así a pesar de que no debe aceptarse lo que se lee en los medios de comunicación sin cuestionar su certeza. Esto de “armas automáticas” es un ejemplo de un dato que no puede admitirse sin examen.

Como es común con todos los mecanismos los hay de diferentes tipos que funcionan de manera diferente. Eso es así para las armas de fuego también. Las hay que son clasificadas por el ritmo de los disparos.

Hay armas de acción simple, semiautomáticas y automáticas. Las de acción simple hacen los disparos de modo consecutivo, uno tras otro. En las armas modernas no hay necesidad de recargar cada vez que se hace un disparo. Algunos revólveres aún pueden ser accionados llevando manualmente el gatillo hacia atrás para hacer girar el tambor y que una munición diferente quede en posición de ser percutida.

Las pistolas que también son armas cortas se accionan por sí mismas para colocar la munición, de modo que la secuencia de disparos es más rápida, pero cada vez la persona que hace los disparos tiene que accionar el gatillo por muy corto trayecto. Estas pistolas son consideradas semiautomáticas.

Las armas automáticas son aquellas que son capaces de hacer disparos en ráfagas al apretar el gatillo y mantenerlo en posición de disparar. Algunas armas tienen dos gatillos, uno para disparos de uno en uno, y otro que si se mantiene oprimido realiza disparos en ráfagas. En algunos modelos estos dos gatillos están colocados de modo tal que se puede pasar de uno a otro sin necesidad de cambiar la posición del dedo que acciona el gatillo.

Las armas consideradas por antonomasia como automáticas son las ametralladoras y las llamadas pistolas ametralladoras. Los rifles (fusiles) de asalto tienen la capacidad de seleccionar el ritmo de disparos. Las versiones con posibilidad de tiro automático son modelos militares que como tales tienen circulación muy restringida. La otra versión de estos fusiles son consideradas armas deportivas en los Estados Unidos, de allí que puedan ser comercializadas con mayor libertad.

En principio no hay revólver que sea semiautomático. Las pistolas son consideradas semiautomáticas y no tienen barrilete. Los fusiles los hay de los dos tipos.

Se detiene aquí la explicación, porque el propósito de hacer algunas puntualizaciones ya se ha satisfecho.

 

ASIENTO – SILLÍN

“Nuestras vidas son cíclicas, casi como un permanente subibaja. . . (. . .) con nuestra acciones optamos en cual SILLÍN de los dos extremos sentarnos. . .”

Casi cada país tiene preferencias para designar algunos objetos. A otros les asigna funciones específicas y reserva ciertos nombres de manera tácita para mencionar aparatos, mecanismos, sitios y cosas de modo constante.

Lo que se asevera en el párrafo inmediatamente anterior a este forma parte de las versiones o variantes del español de esos países. No es que el nombre sea diferente a otros países, sino que demuestra preferencia por algunos términos sobre otros por la frecuencia en el uso.

El sillín dominicano es el de la bicicleta. Esto así porque la bicicleta es un vehículo de transporte conocido de todos y por el tamaño diminuto del asiento. Los dominicanos entienden muy bien que el componente de sustantivo y adjetivos -ín expresa diminutivo, aunque no sea el de mayor uso en la formación de los diminutivos de su español; de allí que prefieran esa designación para el de la bicicleta que es el asiento más pequeño de conocimiento general.

El subibaja por lo general no tiene sillín, pues esta denominación se reserva casi siempre para las bicicletas, las motocicletas y para algunas caballerías. Lo que tiene un subibaja es un sitio, un lugar para sentarse y, en raras ocasiones un asiento para este fin.

© 2105, Roberto E. Guzmán.

 

 

 

 

 

 

Talego – infligir – cabilla

TALEGO

Talego es un sustantivo masculino conocido desde hace largo tiempo en la lengua corriente. En su significado internacional más conocido es un “saco largo y estrecho fabricado de material resistente”. Posee otras significaciones: sirve para designar en argot la prisión o cárcel y una porción de hachís.

La voz talego en el español dominicano es una bolsa, del dominicano funda, que según el Diccionario del español dominicano, es generalmente de papel.

A pesar de lo ya anotado aquí, en el español dominicano la palabra talego posee otro valor. Talego sirve para expresar “grande, de gran tamaño, alto, de gran estatura”. Por lo general se aplica a persona.

Es, o fue muy frecuente oír en español dominicano que alguien admirado del desarrollo de un adolescente, se maravillara de su talla y exclamara: “Mira que talego se ha hecho”. “Ese muchacho es un talego”.

No hay que sorprenderse de que en el idioma dominicano esta voz alcance ese significado, cuando se tiene en cuenta que en otros países de América expresa “montón, gran cantidad de cosas”.

Este uso en el español dominicano no está fuera de lógica, pues el talego más conocido es el saco largo y estrecho. No es raro oír en español dominicano que una persona al referirse a la talla de otra por su estatura física la llame de “largo, a” para destacar con ello que la persona así descrita es “alta y delgada”.

Antes de cerrar esta sección es bueno que se mencione que este talego no está debidamente asentado en las recopilaciones de voces dominicanas. La Real Academia consigna un talego que contradice al dominicano en su descripción, pues es ‘persona poco esbelta y muy ancha de cintura’.

 

INFLIGIR

“Las leyes económicas premiaron esta arrogancia INFLINGIENDO realidades económicas tras realidades económicas”.

Antes de concentrar el estudio en el centro de atención, que es el verbo infligir, se hace preciso poner el asunto en contexto haciendo mención de algunas observaciones válidas en este caso.

Infligir no es un verbo de todos los días. Es lo que a algunas personas se les ocurre llamar de “palabra dominguera”, es decir, palabra cuya utilización se deja para ocasiones especiales.

Estas palabras denominadas del modo en que se hizo antes son menos conocidas que las comunes, se sacan a relucir en ocasiones especiales para tratar de impresionar a los circundantes. El peligro que acompaña a estos vocablos es el que se presenta en el caso de la cita. Por este ser un verbo de uso restringido, con frecuencia se cae en el error de conjugarlo de modo errado. Es más, es muy posible que la persona que redactó el artículo en el periódico impreso en tinta haya incurrido en un error al utilizar este verbo. Las dos hipótesis antes mentadas se examinarán en el cuerpo de esta sección.

El verbo infligir no lleva la letra ene /n/ después de la segunda letra /i/ como escribió el redactor del artículo. La única ene /n/ que pertenece en este verbo es la primera, que se sitúa entre la primera letra /i/ y la efe /f/. Todos los modos, tiempos y personas se conjugan sin esa ene /n/ intrusa.

Precisamente por estos equívocos es que Fernando Carr y Moralinda del Valle en su Diccionario de términos de escritura dudosa (2014) han incluido los dos verbos, infringir e infligir, en esa obra, pues la similitud en la pronunciación se presta a confusiones. Estos autores insisten sobre todo en los significados de los dos verbos.

Con respecto a la propiedad del uso en el contexto, esa es otra historia. Lo que debe hacerse en casos como este es “aplicarle la prueba del agua tibia”. Con esta expresión se alude a la modalidad de reemplazar la palabra enjuiciada por una equivalente.

Infligir vale para comunicar “imponer, causar, aplicar”. Una vez sabido esto, trate de cambiar el verbo en el texto por uno de los equivalentes mencionados. ¿Qué sucede? Que no le confiere sentido a la frase.

Existe una posibilidad muy “flaca” de que el redactor haya tratado de escribir “infringir” en uno de los sentidos que este verbo posee en el español común, “quebrantar”, con el sentido de “transgredir”. Esta hipótesis es más plausible.

Ahora bien, ¿cómo queda el redactor? Queda muy mal parado. Tan mal parado que no se sostiene en pie alguno, de modo que no queda de pie, sino derrotado por su propia impericia.

Al final de esta sección, ¿a qué se atribuye el error? Más que a cualquier otro asunto al atrevimiento de lanzarse al empleo de vocablos rebuscados o de menor uso. Si él hubiese permanecido fiel a sus palabras diarias, es muy probable que no hubiera incurrido en error.

 

CABILLA

“La respuesta que recibimos del gobierno fue caernos a palo con CABILLAS durante una conferencia sobre propiedad y derechos en. . .”

El examen de este pasaje es muy interesante desde el punto de vista semántico. Primero porque hay una locución y luego una voz utilizada con un valor semántico propio de un país.

La locución es “caer(le) a palos” que equivale a golpear con un palo u otro objeto duro cualquiera. La expresión se usa también en el béisbol para dar a entender que el equipo a la ofensiva ha bateado de modo inmisericorde en una entrada los lanzamientos del pícher.

En el caso de la cita no hay palo alguno, sino cabilla, que en el español de Cuba es una ‘barra de hierro de diferente longitud y grosor’. Así la define el Diccionario del español de Cuba (2000). Esta barra se usa en las construcciones, es corrugada y sirve para armazón de obras de concreto. El cabillero es la persona que se ocupa de armar las cabillas para que luego sea vaciado sobre ellas el concreto y formar lo que se llama de “concreto armado”. Esa persona en República Dominicana se conoce con el nombre de “varillero”.

En Venezuela emplean la misma palabra -cabilla- para la ‘varilla de hierro usada en la construcción’. Así consta en el Diccionario del habla actual de Venezuela (1994).

No puede dejarse de mencionar que en Cuba de manera metafórica se utiliza la palabra “cabilla” para mencionar el pene. Según parece la mente del hombre cubano ha descubierto alguna clase de participación de las particularidades de la primera en el segundo, o, lo hace para reflejar así el deseo de que exista tal semejanza. De allí que el cubano diga “dar cabilla” para fornicar, lo que el dominicano expresa con “dar e(s)tilla”.

© 2015, Roberto E. Guzmán.

 

 

 

 

 

 

 

 

Enteriza – masacre -descender

ENTERIZA

La voz del título no ha podido ser localizada en los diccionarios del habla dominicana. Desde el principio llama la atención porque es voz femenina y nunca se ha oído a algún hablante del español dominicano emplearla en masculino. Antes de entrar en materia propia de esta voz, se repasarán los significados ordinarios de la palabra del español general.

Enterizo es que está hecho, confeccionado, constituido de una sola pieza. Significa además que está entero. Algunos diccionarios de español común recogen el enterizo americano que es el del mono o prenda de vestir de una sola pieza. Por extensión se aplica el enterizo al traje de baño femenino de una sola pieza que cubre el torso, pubis y nalgas. Algunos trajes deportivos de pantalones cortos ajustados en una sola pieza, con pechera y tirantes reciben este nombre, enterizos. Este nombre es de género masculino.

La enteriza dominicana es una mujer que no muestra curvas en los costados. Las características son los hombros estrechos, poca o ninguna cintura y, caderas del mismo ancho. No cabe duda de que es una exageración lo del nombre, pues no hay persona alguna que pueda tener las mismas medidas en todas las partes mencionadas.

Enfocado el asunto desde otra perspectiva, la denominación es un acto de discriminación contra la mujer. Destaca en la mujer lo que se tipifica de rasgos salientes, cuando en realidad son solo características físicas. Es sexista porque no contempla un nombre masculino ni se interesa en el fenómeno en el hombre.

No hay que confundir a esta mujer con la campeona de natación, que es la de “nada por delante y, nada por detrás”; esto es, que está escasamente dotada de senos y de nalgas. Ambas denominaciones tienen rasgos de festivos y jocosos. Estos términos pertenecían -o pertenecen- al registro del habla de los jóvenes.

En esta sección se ha escrito la explicación correspondiente, para que las personas que se ocupan de recopilar datos acerca del idioma dominicano tomen nota de estos y produzcan una acepción pertinente.

 

MASACRE

“El gobernante enfatizó que los responsables de esas MASACRES serán capturados. . .”

El sustantivo femenino del título tuvo su origen de una manera muy restringida. Con una definición que reunía pocos elementos constitutivos. A través del tiempo las acepciones en los diferentes diccionarios se hicieron más detalladas. El fenómeno ha cambiado de rumbo y eso se traduce en una nueva simplificación del concepto. Más abajo se expondrán los pormenores de la evolución.

El vocablo no entró en el lexicón oficial de la lengua hasta el año 1984. La acepción en ese diccionario es: ‘Matanza de personas por lo general indefensas producido por ataque armado o causa semejante’. La edición de 1992 cambió la última palabra, “semejante”, por “parecida”.

El Diccionario de uso del español de María Moliner adoptó en su edición de 2007 la siguiente redacción: ‘Matanza salvaje de personas’. Por su parte, el Diccionario de uso del español actual de Clave coloca el acento sobre la indefensión de las víctimas, ‘matanza de personas indefensas’.

La perspectiva del Diccionario del español actual es diferente, escribe que masacre es la ‘acción de masacrar’ y este, a su vez, es ‘asesinar en masa [a gentes indefensas]’. Esta tendencia a la simplificación se observa así mismo en el Diccionario integral del español de la Argentina, ‘matanza de un grupo de personas’.

En el portugués brasileño la masacre aún reviste la crueldad que se observa en el Gran diccionario de la lengua española de Larousse. En esa lengua -portugués brasileño- el verbo tiene un sentido figurado. Así aparece documentado en el Novo dicionário Aurelio. En lengua inglesa todavía lleva la masacre los rasgos de crueldad y atrocidad.

La Real Academia reconoce la deuda del español con el francés con respecto de la palabra masacre. En francés el concepto empezó como la acción de matar una gran cantidad de animales, para luego pasar a ser también la ejecución masiva. En esa lengua se utiliza la noción en sentido figurado para la destrucción total o masiva de bosques, del paisaje.

Por medio de lo expuesto más arriba se nota que en español la idea de la masacre permanece muy cerca de la matanza y no va más allá; mientras que en otras lenguas adquiere sentidos figurados, lo que denota liberalidad, de donde hay que observar cautela en español para no usar el nombre para otros actos que no sean una carnicería humana.

 

DESCENDER

“Ah, estar entre los ricos y famosos que DESCENDERÁN esta semana sobre Art Basel Miami Beach. Allí estarán comiendo canapés, tomando champaña y echando el ojo a obras maestras…”

El verbo descender en español es muy preciso. No se presta para que algunos aviesos escritores se sustraigan a las obligaciones de redactar de modo inteligible. Hay quienes se excusan pretendiendo que utilizan los verbos en sentido figurado.

Para que un verbo o un vocablo cualquiera puedan ser utilizados de modo figurado debe existir algún vínculo entre el significado original y el pretendido uso que se le da a estos.

El verbo descender proviene del latín descendere que significa “bajar”. La palabra del latín está compuesta del prefijo de que indica dirección de arriba abajo y scendere que expresaba “escalar”.

La primera acepción del verbo permanece sin cambio alguno desde el siglo XIX, “bajar, pasando de un lugar alto a uno bajo”. En la acepción en que significa “fluir”, desde esa misma época se ha limitado su campo de acción a los líquidos.

La explicación que se aventura para dilucidar el error, es que se aceptó un significado inconveniente para la acción en español de un verbo del inglés. En la mente del “componedor” se tradujo mentalmente el verbo del inglés por “descender”.

Es cierto que el verbo descender “llama, pide” por una preposición adecuada como es “sobre” en este caso. El asunto es que en español las personas asistirán, concurrirán, visitarán, convergirán, coincidirán. Cada uno de estos verbos se hará acompañar por la preposición conveniente al sitio o a la presentación.

En el caso de la cita se trata de una de estas dos hipótesis. Primera, es una traducción del inglés; o segunda, es una redacción en palabras españolas con el espíritu de la lengua inglesa. En inglés existe el verbo intransitivo descend que en una de sus acepciones significa en esencia “presentarse de modo súbito y en desorden como si cayesen de arriba”. Esta es una traducción libérrima que capta con certeza el espíritu del verbo en inglés.

© 2015, Roberto E. Guzmán

 

 

 

Macuteo – seroneo – fluente

MACUTEO – SERONEO

Las dos voces del título tienen carta de naturaleza en el español dominicano. La primera es de conocimiento general y se ha ejercido ampliamente en el país dominicano, donde se practica de manera endémica. La segunda es menos conocida en la actualidad porque ha sido reemplazada por vocablos más refinados. Se observarán detenidamente las dos voces en este estudio.

No es un secreto que la voz macuteo deriva de macuto, que a su vez es una voz indígena americana que ha resistido los embates del progreso.

Don Ángel Rosenblat expone con elocuencia el peso de las palabras heredadas del aborigen americano: “…los nombres indígenas son fantasmas evocadores de un mundo lejano y misterioso, casi desaparecido”. Rodolfo Lenz, citado por Rosenblat, describe el fenómeno con lucidez: “los indigenismos incorporados al castellano de nuestros países eran como cicatrices de la lucha gigantesca que libró el español para vencer al indio” (extractos tomados de Buenas y malas palabras, de Ángel Rosenblat).

El nombre masculino macuto es ‘una especie de saco largo y angosto tejido de guano’. Esa es la definición que consigna Esteban Pichardo en su Diccionario provincial casi razonado de vozes y frases cubanas publicado en 1836. Este Pichardo nació en Santiago de los Caballeros. Una definición bastante detallada consta en el Diccionario del español dominicano (2013), ‘cesto tejido de cabuya o palma, de forma cilíndrica y con asa en la boca’.

Fernando Ortiz en su Glosario de afronegrismos sostiene que macuto es una voz de procedencia africana, pues en congo significa “saco, bolsa o talego de fibras vejetales, envoltorio, caja”. En su obra Ortiz escribe, “saco largo y estrecho y, por extensión, envoltorio de la hamaca y ropa que lleva al hombro el jornalero”. Este macuto servía de medida de sal, con capacidad de cuatro arrobas. Él la hace descender de las lenguas bantúes. En una parte de su exposición, cita el uso de “macutero” en México en tanto “ladrón, ratero”. [Se respetó la ortografía de los autores.]

En general la palabra macuto se tiene por taína o caribe, en dependencia de quien se ocupe del asunto. El macuto se ha usado en Venezuela para recoger o pedir limosnas. Antes de la llegada de las ubicuas bolsas plásticas, los macutos se utilizaban para transportar todo tipo de mercancía. En las zonas rurales los llevaban colgados del hombro, debajo de las axilas o terciado sobre las espaldas o, simplemente en las manos agarrados por el asa.

De este macuto sale el verbo macutear y el nombre macuteo. Macutear es solicitar dádivas, solicitar soborno. El macutero es la persona que acostumbra a pedir o exigir sobornos. Al examinar estos derivados, se nota enseguida la relación entre Venezuela y República Dominicana en cuanto al destino que se le da al macuto.

Llegado a este punto puede entrarse en el seroneo. Ese nombre tiene vinculación con el serón que es una especie de árgana, pero con mucho más fondo. Se usaba para cargar mercancías sobre las caballerías. Se colocaban sobre las monturas de forma que pendían a ambos lados de la bestia. Si llevaba jinete, este se montaba con las piernas hacia delante de los serones. El serón se confeccionaba también con fibras de guano.

En Cuba, de acuerdo con Pichardo, utilizaron el serón como medida para varios géneros de víveres. El serón dominicano tiene capacidad de cuatro cajas, el doble del árgana. Esta caja fue utilizada como unidad de medida para granos. Algunos de estos datos se tomaron de la Revista Dominicana de Folklore, núm. 1, marzo 1975, de un artículo allí de J. A. Cruz Brache.

El seroneo fue un vocablo que se oyó en la Era de Trujillo, para designar las dádivas pedidas y sobornos requeridos cuando eran de mayor cuantía y procedían de altos personajes. Como se echa de ver, el tamaño del serón supera en mucho el del macuto y eso explica la adopción de esa medida para el cohecho de gran cuantía.

FLUENTE

“. . .nos lleva al mundo de los arrayanos, una población de haitianos-dominicanos, perfectamente FLUENTES en creole y español. . .”

Por la forma en que está destacada la palabra del título se entiende enseguida que ese es el sujeto de examen en esta parte. Antes de entrar en esa materia es bueno explicar algo con respecto a la voz “arrayano” que consta en la cita.

El arrayán en el español general es un arbusto oloroso, el mirto. La voz tiene origen árabe como lo delata la letra /a/ al principio. El origen remonta al árabe al-raihan.

El arrayano dominicano tiene relación con “raya”, es decir, con la señal más larga que hay en la isla La Española, que es la frontera entre los dos países que comparten el territorio.

La voz “arrayano” funciona como adjetivo así como sustantivo y consta en el Diccionario del español dominicano (2013). ‘Referido a persona, que vive o es oriunda de la zona fronteriza’. Hay que mencionar que también se mencionan estas personas con la voz rayano, na, debidamente documentada en el mismo diccionario, ‘natural o habitante de la línea fronteriza entre República Dominicana y Haití’. Enseguida se nota que la “raya” es más obvia en este vocablo.

De este punto en adelante se entra en materia del fluente del texto. Se encuentra cerca del término que interesa para este examen la voz creole que es de uso bastante extendido, aunque no ha logrado su carta de naturaleza en el español académico.

Fluente es palabra que deriva del latín fluens, -entis y más cerca, es el participio activo de fluir. Al buscar este vocablo se encuentra con que el Diccionario de la lengua española  remite a fluyente. Este, a su vez en tanto adjetivo se define “que fluye”. El verbo fluir que se encuentra en la base del adjetivo del título a su vez enseña salir, correr, con respecto de líquidos y gases. Cuando se refiere a ideas o palabras significa que surgen con facilidad. Además de estas dos, se acepta que referido a cosa es que discurre con rapidez.

Alcanzado este punto, vale que uno se pregunte si es justo que se emplee fluente en la oración. Quien estas reflexiones escribe piensa que se ha ido más lejos de lo prudente. El hecho de que las palabras salgan con facilidad no significa que la persona sea versada en la lengua de esas palabras.

En ocasiones este fluente viene auspiciado por el inglés, pero hay que recordar que en esa lengua el fluent se traslada al español así, “con fluidez, con soltura, fluido, desenvuelto”. No ha de olvidarse que para incluir una de estas opciones en español no puede dejarse fuera el verbo hablar, si de ello se tratase. Fluente en español es adjetivo. Lo último es esencial porque el fluent del inglés en una de sus acepciones se define, “capaz de expresarse en una lengua fácilmente y con precisión”.

El diccionario de la Real Academia recoge una acepción que puede mover a equívocos, que se presta para llevarla más allá de su alcance. ‘Dicho de una idea o una palabra: brotar con facilidad de la mente o de la boca’. Debe repararse en el estilo de la redacción de esta y de la que se tradujo del inglés. En la última se tradujo de acuerdo con la idea que refleja en español la redacción en inglés, esto es, sin servilismo.

En inglés utilizan las palabras “expresarse, lengua y con precisión”. En español, “idea, palabra, facilidad”. De acuerdo con el criterio de quien estas líneas redacta, el ánimo del académico español no fue traducir del inglés; por lo menos, no en esta ocasión.

En fin, no faltará quien no esté conforme con el criterio expuesto en esta sección.

© 2015, Roberto E. Guzmán.

 

 

 

 

Abigeato – abigeo – encuesta – sondeo – oxígeno

ABIGEATO ABIGEO

Las dos palabras del título son conocidas en el español dominicano. Esta afirmación la hace el autor de estas observaciones acerca de la lengua. En el Diccionario de americanismos (2010) de la Asociación de Academias de la Lengua Española no figuraba ninguna de estos vocablos como de uso o conocidos en el habla de los dominicanos.

Ya en el año 2013, el Diccionario del español dominicano incluyó la palabra abigeo con el significado de ‘ladrón de ganado’. El uso aparece documentado con una cita del uso en una obra de autor dominicano. No obstante la señalada incorporación, por alguna razón no publicada se dejó fuera de ese lexicón el vocablo abigeato que es el ‘robo de ganado’.

Tanto en el Diccionario de americanismos, como en el Diccionario de la lengua española consta una lista de países americanos en los cuales se reconoce la significación de los dos términos del título. En esas listas no figura la República Dominicana.

En la edición del Diccionario de la lengua española de 1992 no se hacía mención alguna de países hispanohablantes en cuya habla se usara una o las dos palabras del título. Esa línea continuó en la edición del 2001 de ese diccionario. Se hace necesario hacer constar que las dos voces no son nuevas en el acervo hispano, pues ya en el año 1970 estaban asentadas en la edición del diccionario de la Real Academia.

Lo relativo a la palabra abigeato se recoge en este escrito para que en el futuro se haga constar la República Dominicana entre los países en los cuales se utilizan las dos palabras sometidas a estudio en esta sección.

 

ENCUESTA – SONDEO

“. . .según un SONDEO difundido el miércoles”. (. . .) “El P. R. C. concluyó en una ENCUESTA que los demócratas llegarán a las elecciones. . .”

De tiempo en tiempo se ponen de moda los dos vocablos del título. Entran en su apogeo antes de las elecciones porque son acciones encaminadas a averiguar informaciones mediante métodos estadísticos.

En muchos casos las dos palabras se emplean de modo indistinto sin parar mientes en que no son sinónimas en todas las situaciones. Se resaltarán algunos rasgos distintivos de cada uno de estos métodos de medición para dejar en claro las diferencias.

La encuesta es un procedimiento metódico de investigación que sirve para recabar datos por medio de un cuestionario o entrevistas que se realizan en cualquier lugar, no en un ambiente controlado. Es una consulta que se basa en un programa de preguntas que normalmente se hace a numerosas personas o a círculos limitados representativos.

Las preguntas formuladas a los encuestados seleccionados tienden a constituir una muestra representativa en términos estadísticos de grupos sociales. El fin que se persigue con este procedimiento es obtener información sobre estados de opinión, ideas y hechos específicos que reflejen la opinión general.

El sondeo generalmente es una investigación de opinión y constituye una medición estadística que se realiza mediante encuestas. El propósito de estos es medir sentimientos de las personas por medio de muestreos que representen la composición de la población total o del segmento de esta que interesa para los propósitos del sondeo. Estas muestras permitirán inferir las preferencias, opiniones, inclinaciones e intenciones de la población.

De los conceptos vertidos más arriba puede sacarse como conclusión que los dos términos del título pueden en algunos casos utilizarse sin distinción, mientras que en otros hay que exhibir mayor cautela para usar uno u otro vocablo para mayor precisión.

 

OXÍGENO

“. . .pero cuando hay múltiples crisis consecutivas no queda OXÍGENO en los medios para esas cuestiones. . .”

Los diferentes idiomas y lenguas ejercen influencias unos sobre otros y se hacen y toman préstamos, llegan hasta a hacer adaptaciones y se llega en algunas ocasiones a la adopción en algunas lenguas de las voces extranjeras completamente crudas. Este fenómeno no es motivo de sorpresa y es muy viejo en los intercambios entre lenguas y culturas.

Con esto del oxígeno que se observa en la frase transcrita hay un traslado de costumbre de empleo de este vocablo de las ciencias químicas al español corriente. En algunas ocasiones la utilización sufre modificaciones y eso hace más interesante el acontecimiento. Lo ocurrido con respecto de esta voz se estudiará más abajo para demostrar lo que se enunció más arriba.

El significado de oxígeno en este caso quedó consignado por primera vez en español oficial en el llamado Diccionario de la Real Academia en el 2001. En realidad no es oxígeno en sí, sino el verbo “oxigenar” que entró en ese diccionario. El asiento es: ‘Vigorizar una situación deteriorada mediante la introducción de algún aporte innovador’. La Academia añade que es de uso en Argentina y Venezuela. La redacción no ha cambiado en este diccionario en las ediciones posteriores a ese año.

En la entrada correspondiente a oxígeno en ese año se encuentra una frase, “dar oxígeno” que en Argentina equivale a, ‘vigorizar una situación’.

La frase utilizada en la cita es “quedar oxígeno”, que naturalmente se refiere a la falta de oxígeno para mantener el asunto con vida. El oxígeno se aprecia porque se entiende que es el elemento químico esencial para la vida. La diferencia que media entre lo que está asentado en los diccionarios mencionados y el empleo en el texto del ejemplo no es un fenómeno raro en las lenguas. Este cambio en el uso, o extensión, forma parte de las transformaciones que se constatan a diario en la vida de las lenguas. Es una manera de enriquecerlas, es algo que le agrega condimento a la lengua tersa.

Una vez alcanzado este punto hay que volver atrás para explicar lo de la aparición del verbo oxigenar, en su primitiva acepción, en español. De acuerdo con Joan Corominas en su Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, la introducción del verbo oxigenar data de 1843. En francés había hecho su aparición en 1787, según lo explica el Dictionnaire étymologique de la langue française de Bloch y Wartburg. Al inglés llegó en el 1788, conforme lo menciona el Merrian-Webster´s dictionary.

El Diccionario de americanismos (2010) menciona doce países en los cuales se usa el verbo oxigenar con la acepción ya comentada. Llama la atención que el DILE de la Academia del 2014 todavía solo mencione los mismos dos países, Argentina y Venezuela.

Merece la pena que se lea la redacción que trae el Diccionario integral del español de la Argentina (2008), pues allí se originó esta acción para el verbo. ‘Revertir o mejorar una situación difícil o comprometida, o ayudar a alguien a que lo haga’.

Antes de cerrar esta sección es pertinente que se mencionen otros significados del verbo oxigenar. El primero es en química que es “combinar un cuerpo con oxígeno”. Luego está el sentido americano que puede resumirse, “renovar algo”. Además está el muy conocido “respirar aire limpio”. Al final está el famoso “teñir de rubio” que no necesita de mayor explicación, pues de allí salen las “rubias oxigenadas”.

© 2015, Roberto E. Guzmán.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Apercollada – complejizar – culebrear

APERCOLLADA

“Este gravísimo problema evidencia el fracaso de la actualización del modelo económico en la agricultura APERCOLLADA”.

Para las personas que se divierten con las lecturas de artículos redactados en dialectos ajenos, encontrar voces de este género es una aventura entretenida. Claro, para los que procuran entenderlo todo de inmediato y fácilmente, este tipo de encuentro constituye un estorbo.

Se hará una exposición detallada de lo que se ha encontrado en relación con esta voz en los diccionarios de americanismos. Al final se verá si el empleo del vocablo es justo; además, se verán las acepciones en los diferentes países hispanoamericanos.

En casos de palabras como la del título hay que recurrir directamente a los diccionarios de americanismos. La primera mención que se encuentra consta en el Diccionario de regionalismos de la lengua española (1998). Las dos acepciones asentadas corresponden a Colombia y Ecuador. En el primer país es ‘besuquearse, pegarse el lote’. En el segundo es ‘exigir algo de modo insistente y violento’. Por el contexto en que se ha encontrado el adjetivo citado no tiene cabida en el texto copiado con ninguna de esas significaciones. ¿Quién adivina?

En Guatemala el verbo apercollarse en funciones transitivas es cogerse, robarse algo. De este modo aparece en el Diccionario de la expresión popular guatemalteca (1971). El Diccionario de voces usadas en Guatemala (1982) consigna “apercollados” ‘quienes están en grandes caricias y besos’. Con estas definiciones la voz apercollada del texto citado cae fuera de sitio.

En el año 2007, en Nicaragua se publicó el Diccionario del español de Nicaragua que recoge el verbo y atribuye su origen al latín per collum, por el cuello. En tanto verbo transitivo le asigna el significado de ‘abrazar fuertemente [a alguien]’. Nueva vez puede expresarse que este valor no le confiere sentido directo a la oración transcrita.

Hay que esperar hasta el año 2010 para encontrar en el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias una acepción, entre otras, que permite inferir que se ha hecho un ensanchamiento para ajustarlo al caso de la cita. ‘Apretar una persona el cuello a alguien en una pelea’. El Diccionario de mexicanismos de la Academia Mexicana de la Lengua (2010) trae una acepción que se aviene mejor a lo que deseó expresar la redactora del escrito: ‘someter a alguien impidiéndole ser libre, independiente o próspero’.

Se escribió inferir porque debe interpretarse que la agricultura, en el caso de la cita, está apretada por el cuello, no se le permite ser libre, independiente. Definido de este modo el verbo del título se asemeja a “acogotar”, que desciende de cogote.

Pudo ser más fácil escribir que la agricultura estaba controlada, dominada, reprimida. No es menos cierto que escrito de ese modo directo quizás perdía el sabor del país de la articulista. No está mal que de vez en cuando se salpiquen algunas oraciones con una que otra voz del dialecto del país en que se escribe y publica. Mas ha de tenerse en cuenta que si se escribe para consumo internacional, es mejor llevarlo a un español que se presume conocido de las mayorías.

 

COMPLEJIZAR

“La actividad de comercio se COMPLEJIZÓ porque Acopio ya no es el único distribuidor y comercializador. . .”

Algunos hablantes dirían que si este verbo no ha obtenido su carta de naturaleza en la lengua española es porque hay lentitud en reconocer la legitimidad de su nacimiento. Este verbo es fruto de la necesidad de expresión. Obedece su incursión en el español escrito a un acortamiento o economía en el esfuerzo expresivo, que es una “ley” de la expresión oral de las lenguas.

Se ha notado que este verbo nuevo se suscita más en la lengua escrita que en la oral. De esto se deduce que es más bien un instrumento de la formulación culta de la lengua.

La tendencia que tiene el verbo a adquirir reconocimiento oficial en la lengua será estudiada en esta sección. Se examinarán las acepciones que le asignan dos diccionarios reconocidos por su seriedad investigativa y, la propensión que se observa en el español empujada por la existencia de un verbo semejante en lenguas extranjeras.

El Diccionario del español actual (1999) recoge el verbo complejizar y complejizarse. La acepción que allí consta es, ‘hacer(se) complejo o más complejo’. Con la lectura de la acepción se percata quien lo hace de la sencillez del verbo.

De manera parecida a la anterior anota el Diccionario integral del español de Argentina (2008) lo correspondiente al verbo complejizar en tanto transitivo, al enunciarlo, ‘aumentar la complejidad de una cosa’. En ambos casos la redacción es sencilla y clara.

En inglés el verbo correspondiente en esa lengua existe desde el año 1658, de acuerdo con lo que escribe el diccionario Merriam-Webster y la noción consignada es muy parecida a la ofrecida en español.

El verbo complexifier en francés hizo su aparición en fecha más reciente, aparece documentado en 1951 en el diccionario Petit Robert de 1993 con una acepción que no difiere de las anteriores, ‘hacer complejo’. En esa lengua se acepta que deriva de la palabra que en español corresponde a complejo.

Se considera probable que en la próxima edición del diccionario de la Asociación de las Academias de la Lengua Española se incluya la bendición de este verbo.

 

CULEBREAR

“. . .hay muchos intermediarios y comerciantes CULEBREANDO sin estar declarados ni pagar impuestos. . .”

Este verbo del título posee varias acepciones en el español americano. La República Dominicana y Puerto Rico comparten una significación que es muy peculiar a las dos sociedades. Existe otra acepción que puede afirmarse que comparten los dos grupos de hispanohablantes, solo que hay una tenue diferencia en las redacciones. Aquí se evaluarán los significados semejantes en esas dos sociedades.

En el año 1998, el Nuevo diccionario de americanismos e indigenismos, de M. Morínigo, consideraba que el verbo del título era intransitivo y que era conocido en Las Antillas. La significación antigua era, ‘eludir o huir la dificultad’. En lo concerniente a República Dominicana esa obra consignó, ‘hacer acciones oscuras y poco honestas’.

Ya en el año 2010 el verbo culebrear continuaba con su designación de intransitivo, pero adquirió la característica de poder ser utilizado pronominalmente. El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua incluyó tres países centroamericanos en los cuales el verbo sirve de equivalente de, ‘adular y mantener una conducta servil ante alguien’. En México se usa el verbo para ‘arrepentirse de un compromiso, después de haber dicho que sí’. En Puerto rico emplean el verbo para ‘quedarse alguien indeciso por conveniencia’. También allí es ‘engañar una persona a alguien solapadamente’.

En la República Dominicana y en Puerto Rico sirve el verbo para ‘eludir alguien una dificultad o responsabilidad con subterfugios’. Los cambios que se notan en cuanto a las acepciones no son sencillamente de redacción en lo que concierne al concepto expresado para la República Dominicana.

El Tesoro lexicográfico del español de Puerto Rico (2005) colocó una acepción para el verbo culebrear que, para quien estas notas redacta, se parece mucho al empleo que del verbo se hace en República Dominicana. Esa obra de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española recoge esta acepción: ‘quedarse indeciso por conveniencia’ que la tomó del Diccionario de voces coloquiales de Puerto Rico (1984), de Gabriel V. Maura.

En República Dominicana el verbo ha procreado otras voces relacionadas con la acción principal de este. El culebreo corresponde a la ‘elusión o evasión de una dificultad o responsabilidad’. Se presume que la persona que sabe oponer pretextos o recursos para evitar situaciones difíciles es una persona astuta por su habilidad e ingenio. De estas características es el culebro que es el nombre que recibe la persona astuta, o es el adjetivo que lo tipifica. Este culebro se conoce también en Colombia donde es de poco uso; es más bien una voz dominicana.

El culebreo aparece recogido en el Diccionario del español dominicano (2013), con la definición que le corresponde: ‘elusión, evasión de una dificultad o responsabilidad’. El adjetivo culebrero se aplica a la persona ‘astuta, sagaz’, así lo caracteriza este diccionario.

Todo lo anterior adquiere sentido si se piensa que el dominicano sostiene que “culebra no se agarra/amarra en lazo”. Es un animal que no cae en ese tipo de trampa, pues los movimientos que caracterizan su modo de locomoción la salvan de este ardid. La sinuosidad o serpenteo de la culebra se aviene con el cambio de actitud del culebro.

Alabada sea el habla dominicana.

© 2015, Roberto E. Guzmán.

 

 

 

 

Cafeses – decursar – indocumentado

CAFESES

“. . .se encuentran tiendas, bancos y también pastelerías, CAFESES, hoteles y restaurantes”.

Todo hablante de buen español sabe a ciencia cierta que el plural de café es cafés. En esta sección se va a aprovechar la ocasión que ofrece el error del redactor itinerante para introducir la palabra cafese(s) con un significado propio del español dominicano. Todo parece indicar que ha perdido vigencia la voz cafese(s) en el habla de los dominicanos, pero se documentará el uso que tuvo con ese significado y un poco de historia de la voz.

Sesenta años atrás en República Dominicana, un café no era solo un establecimiento para expendio del “néctar negro de los dioses blancos”, sino también, un lugar de diversión con la venta y consumo allí de bebidas alcohólicas.

Este tipo de café descrito hasta este punto existió en otros países. En Francia tuvieron (y quizás tienen todavía) un café donde se baila: el «café danzante». Otro café en el que se hacían representaciones teatrales y se escuchaba música interpretada por personas presentes: café-concert. Algunos de estos sitios, sobre todo el último, se le conoció además con el nombre de cabaret.

Los cafese(s) dominicanos eran hermanos gemelos de los cabareses. Una de las características de estos sitios era que en ellos se traficaba con sexo, es decir, se podían contratar las prostitutas que frecuentaban el sitio. Los hombres en esa época después de una noche de bebentina podían decir “vamo pa´lo cafese” y eso equivalía a lo que más tarde se convirtió en “ir pa´villa”.

La invitación para ir a los cafeses podía en algunos casos cambiarse por su semejante, “coger pa´lo cabarese”, que indicaba hacia la misma dirección.

En los dos casos, del café y del cabaré, el plural anómalo lo formó el vulgo o simplemente lo adoptó el hablante porque estaba consciente de que mencionaba con esas voces lugares de baja reputación moral.

Dos observaciones finales. Una. Los dominicanos no creen necesario en casos como estos tener que pronunciar la ese /s/ final en el plural los porque se sobreentiende que es plural en esta posición. Además el artículo definido está seguido de cafese que es plural vulgar. La otra. Café y cabaré terminan en letra /e/ acentuada é, por lo tanto el plural de esas palabras se hace añadiendo la letra ese /s/, para formar cafés y cabarés. Esa es la tradición en el español predominante.

 

DECURSAR

“Una de las arterias más comerciales de la ciudad. . . En su DECURSAR se encuentran tiendas, bancos y también algunas pastelerías. . .”

El decurso más conocido es el que se refiere a tiempo. Es el transcurso del tiempo, la fase de declive de una enfermedad y un período de la luna. Resulta extraño que se encuentre en este entorno el verbo decursar.

Es muy probable que el periodista haya querido utilizar una palabra parecida a decurso, pero más corta, curso. Curso cabría aquí si se le da un estirón al significado que esta tiene en lo que se refiere a “recorrido, movimiento, circulación”.

Se ha expresado muy claramente que se aceptaría en último recurso la inclusión de este vocablo -curso-, haciendo gala de gran tolerancia, teniendo en cuenta que en casos específicos este término equivale a las tres palabras que se mencionaron y que podrían tener cabida con respecto de una arteria en tanto sinónima de calle, avenida, paseo.

A pesar de la extrañeza que se consignó antes con relación al encuentro de este vocablo en esta compañía, ha de hacerse notar aquí que no es la primera vez que este uso se detecta, o la utilización, como aquí, de decursar. Es muy probable que exista una razón que explique este desliz. Tal vez en algún dialecto se acepta este uso u otro parecido.

Lo que se ha propugnado en muchas ocasiones anteriores se repite de nuevo. La mejor forma de alcanzar la transmisión de un mensaje es utilizando un lenguaje recto, por medio de un español que se encuentre al alcance de todos los lectores. El recurso a palabras rebuscadas expone a quien eso hace a incurrir en errores y a complicar más la comprensión del escrito.

 

INDOCUMENTADO

“. . .se han promulgado leyes que permiten la expedición de licencias de conducir para INDOCUMENTADOS”.

Antes de entrar en la materia de estas observaciones, no puede dejarse pasar la ocasión para mencionar que la palabra que rige la preposición en la segunda proposición es “expedición” y que antes de ella está el verbo permitir. Todo esto empuja a adoptar una preposición acorde con ese sustantivo y el verbo mencionado. Conforme con lo que las costumbres de la lengua han impuesto en este caso no es indicado utilizar “para”, sino A. De acuerdo con lo expuesto, la frase sería así: “. . .que permiten la expedición de licencias de conducir a indocumentados”. “Para indocumentados” haría pensar que se trata de permisos de conducir especialmente diseñados para indocumentados.

Con mucha frecuencia en el español de los Estados Unidos de Norteamérica se emplea este adjetivo del título en funciones de sustantivo para aplicárselo a las personas que viven en ese país sin los permisos para ello. El vocablo sometido a estudio se ha traducido directamente del inglés undocumented sin cuestionar su validez.

La dificultad para usar esa voz en español con el propósito de llamar así a las personas que se mentaron antes estriba en que de acuerdo con lo que la corporación madrileña de la lengua entiende, indocumentado es quien no lleva consigo documentos que lo identifiquen. En los casos en que se refiere a una persona esta no tiene arraigo ni respetabilidad. En los dos casos puede desempeñar las funciones de sustantivo.

Con el adjetivo se califica a la persona ‘que no tiene prueba fehaciente o testimonio válido’. Por último, y más grave, este adjetivo se aplica a la persona ‘ignorante, inculta’.

Los únicos diccionarios que se ocupan de documentar el término “indocumentado” son dos diccionarios mexicanos, que actúan de ese modo afectados por la condición de muchos de sus nacionales del otro lado del Río Grande. El Diccionario de mexicanismos de la Academia Mexicana de la Lengua asienta la palabra con la índole de sustantivo exclusivamente, ‘persona que emigra ilegalmente a Estados Unidos para trabajar y lograr mejores condiciones económicas’. Si se examina de cerca la definición se verá que limita su manto a los que emigran para trabajar y mejorar sus condiciones económicas. Es una definición acorde con el propósito de la emigración ilegal.

El Diccionario del español usual en México, del Colegio de México, recoge una acepción parecida a la anterior, ‘persona que emigra ilegalmente a Estados Unidos con el fin de trabajar y ganar dólares’.

En la actualidad en la República Dominicana se está produciendo un fenómeno parecido al mencionado antes con los inmigrantes haitianos que no poseen documentos y los descendientes de estos nacidos en territorio dominicano. A los últimos no se les ha proveído de documentos legales. Existe una distancia que separa los dos casos y que no viene al caso tratar en este escrito, pero en algunos casos los dos tipos de haitianos pueden considerarse indocumentados.

© 2015, Roberto E. Guzmán

 

 

 

 

Afincar – menta – aprehensión (aprensión)

AFINCAR

El verbo afincar posee una acepción exclusiva de la República Dominicana que todavía no ha sido recogida en los lexicones del habla dominicana. No hay que extrañarse si es así, porque es de uso casi exclusivo en una expresión muy dominicana que se traerá más adelante en este estudio para ilustrarlo.

Afincar desde hace largo tiempo cuenta con dos acepciones aceptadas y usadas en el lenguaje común. Una es la de comprar fincas; la otra, la de establecerse firmemente en un lugar. Existe otra acepción cuyo uso es menor (con respecto a esto hay opiniones), que es hincar, fijar, asegurar, apoyar o clavar.

Aparte de estas significaciones generales, existen otras particulares, como por ejemplo en Cuba, donde afincar es prepararse muy bien para un examen o una disertación. Así mismo, allí sirve para expresar ‘propinar un golpe’. En Venezuela, en la región del Zulia el verbo expresa ‘asegurar o sostener algo que se ha dicho’. El verbo desempeña además funciones pronominales, transitivas e intransitivas que le confieren a este, en algunos casos, variantes en el significado.

El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias reconoce otros significados al verbo en otros países. En Puerto Rico es ‘pegarse mucho una pareja de bailadores’. En Cuba es prestar dinero con garantía hipotecaria sobre inmuebles.

Ya aquí puede adentrarse el estudio en la República Dominicana. En muchas ocasiones, se recuerda, cuando una persona propina un golpe a otra al mismo tiempo le dice que es “para que afinque”. Con ese sentido también se emplea en sentido figurado cuando una persona da una lección a otra lo hace “para que afinque”, como si le dijera “para que aprenda”.

El otro caso en el que tiene el verbo afincar un valor distinto al general, es cuando antes de marcharse una persona de un lugar en el que se ingieren bebidas alcohólicas, una de ellas invita al que está a punto de ausentarse a que tome otro trago “pa’ que afinque”. Aquí se piensa que es “para que aplome”, para “dar firmeza” a lo ya tomado con anterioridad.

Ha de dejarse bien claro que lo expuesto aquí con respecto del verbo afincar, sobre todo en los ejemplos, son casos específicos en que la locución fraseológica funciona como tal, es decir, como una unidad de significado.

 

MENTA

“Los padres han de estar pendientes de que las mascotas no ingieran caramelos de mascar con azúcares, MENTAS y pasas”.

La menta es un género de plantas herbáceas. El uso de esta planta se ha esparcido por todos los rincones del mundo porque se aprecia por su aroma refrescante. Una vez industrializada esta se reconoce por el color verde del caramelo o del licor.

El motivo principal por el cual se trae esta palabra y, por ende, la planta es porque el nombre en República Dominicana tiene un alcance mayor que en otros países. La prevalencia del vocablo menta en el uso del habla dominicana es tal que es el equivalente de “caramelo”.

El caramelo en sí es una golosina hecha con azúcar fundido y aromatizado con esencias y otros ingredientes. Los sabores varían con las preferencias y cubren una amplia gama: naranja, uva, chocolate, mandarina, limón y muchos otros más.

No se sabe a ciencia cierta el porqué, pero es un hecho que durante largo tiempo fue el caramelo preferido en la República Dominicana. Tampoco se sabe el fundamento para llamar a la menta real, la de ese sabor, la “menta de guardia”.

En el Santo Domingo de hace más de 60 años existían los paleteros que deambulaban por las calles pregonando sus productos y era casi un estribillo oírlos clamar: “paletero, llevo menta, cacaíto, llevo cigarrillos Hollywood y Cremas”. Entre los paleteros también había algunos que tenían su esquina o puesto fijo. Entre ellos algunos se situaban en los parques para detallar sus productos.

En aquellos años los únicos dominicanos que utilizaban la hierbabuena en su cocina eran los descendientes de árabes asentados en el país dominicano que  usaban la hoja para imprimirle un gusto distintivo a algunos de los platos que se conocían como “comida turca”. Si la memoria no falla incluían este condimento en el quipe (quibe) y en el tipile (tabouleh).

No era raro oír a un dominicano pedir una menta de frambuesa, de fresa, etc. Esta menta está debidamente documentada en el Diccionario del español dominicano (2013), con la acepción, “caramelo de cualquier sabor”.

 

APREHENSIÓN – APRENSIÓN

“Ante la gran oferta, algunos de estos compradores expresan cierta APREHENSIÓN y se preguntan qué pasará con el precio de estas unidades cuando todas salgan al mercado”.

Las dos palabras del título son casi homófonas. No se pronuncian igual, mas hay una manera descuidada de decir aprehensión que suena muy parecida a aprensión.

Este gran parecido que existe entre los dos vocablos ocasiona que en la práctica los hablantes incurran en el error de atribuir el significado de una de ellas a la otra. El caso que se trae en la cita es una prueba al canto de lo que se enunció más arriba.

Al abundar en el asunto se dejarán bien establecidas las diferencias que median entre los dos términos del epígrafe. Con eso se espera desterrar de la mente de algunas personas las confusiones que al respecto puedan perdurar.

El verbo aprehender deriva del latín apprehendère que en español pertenece el registro culto de la lengua. Este verbo posee varias significaciones: asir, coger, a través de los órganos aptos para ello, como por ejemplo captar intelectualmente (percibir), aprender, que equivale a comprender (reconocer el sentido de algo); o captar a través de alguno de los sentidos; coger, (atrapar), en el sentido de sorprender; apresar, capturar (apoderarse de algo).

De estas acepciones del verbo, al pasar al sustantivo femenino aprehensión, generalmente se refiere a la captura o a la percepción. Este sustantivo posee una acepción en psicología, de acuerdo con la Real Academia que se refiere a la ‘captación y aceptación subjetiva de un contenido de consciencia’.

La aprensión, en cambio, es el recelo, el temor instintivo que generalmente se refiere a un mal indefinido. Cuando este sustantivo femenino se utiliza con respecto de un rechazo que una persona hace de otra, este rechazo puede ser consecuencia de la existencia previa de un hecho real (escrúpulo), o de una idea extraña, sin fundamento (por opinión o figuración).

En ciertos casos puede tomarse la aprensión como un grado de reparo o vergüenza; o de inquietud, y hasta de presentimiento.

Conforme con lo que los diccionarios portugueses consignan, la voz apreensao, con una virgulilla sobre la segunda /a/, tiene su origen en el latín apprehensione. La Real Academia entiende que en español tiene su origen en el español aprehensión. En francés hay una sola voz para las dos vertientes semánticas, así como ocurre en inglés.

Algunas personas confunden los dos vocablos porque en algunas de sus significaciones las dos palabras del título pueden considerarse sinónimas. Quien estas notas escribe entiende que la sinonimia entre aprehensión y aprensión se reduce a la acción y efecto de coger, asir, prender a alguien o algo.

En el español cotidiano la aprensión se reserva para recelo, temor. Aunque no está expuesto de este modo, el Diccionario del español actual (2012) implícitamente comparte esta opinión, pues no cita a uno u otro como sinónimos. Ese es el uso que se impone destilado a través del tiempo. Ese mismo tipo de juicio se deduce de las acepciones que se encuentran en el Diccionario de uso del español actual (2011) de Clave.

© 2015, Roberto E. Guzmán.