Clavo, desespere, paniqueado

Por Roberto E. Guzmán

CLAVO

“Ahora nadie en inopia y todos con un CLAVO guardado”.

¿A quién en su sano juicio se le ocurre guardar un clavo? Para que alguien guarde un objeto tan común, ha de ser muy especial o tener un valor sentimental muy elevado.

En verdad se está evitando develar el sentido de este clavo dominicano en esta parte. Más adelante llegará el lugar oportuno para hacerlo. Antes de llegar a esa parte, ha de aumentarse la expectación.

El clavo tiene larga historia en la lengua española. La acepción dominicana del clavo tiene precedentes semejantes en el español de otros países. No obstante, este clavo dominicano reviste características que lo individualizan. Se repasará esto más abajo en detalle.

En México el clavo es dinero, ya sea este en monedas, billetes o en objetos de valor guardados, escondidos. En ese país con ese nombre se designa también el escondrijo donde se guardan cosas.

La característica principal en el clavo dominicano, además de ser guardado, ahorrado, es que esto se hace con la intención de hacer frente a contingencias desagradables, para momentos o situaciones de necesidad.

Puede añadirse a lo que es puramente de la lengua que el clavo en otras regiones del país se llama “puñal”. Las personas que generalmente recurren a esta sana costumbre de ahorrar dinero para los tiempos difíciles son las mujeres. En algunas ocasiones los maridos de esas mujeres están al tanto de que ellas han distraído ese dinero, pues no hay mala intención en ello.

Llama la atención en la elección de las dos palabras dominicanas para el dinero ahorrado y escondido el hecho de que tanto puñal como clavo son objetos que pueden clavarse, hincarse, son objetos que penetran.

Aparte de lo ya consignado el clavo sirve para calificar otras cosas. Por ejemplo, se llamará clavo a la película de mala calidad, que aburre. Según parece esa calificación pasó a otros ámbitos, así lo registra el Diccionario del español dominicano (2013:191), pues incluye las actividades y los libros tediosos entre los que pueden calificarse de clavos.

 

DESESPERE

“. . . en realidad están en un DESESPERE atroz . . .”

La inventiva del hablante de español dominicano puede decirse que no conoce límites. Esto que se afirma se escribe sin desmedro del respeto que merecen las creaciones léxicas que existen en otros países.

Se está en la certeza de que los lectores de estos escritos ya saben que estas líneas tienen dos enfoques. Uno de ellos es el que concierne a la producción semántica de la actividad del habla; del modo en que se hace en esta sección. La otra vertiente de los enfoques tiene por objetivo recordar algunas nociones aceptadas por la mayoría de hablantes cultos.

El hablante dominicano no se conforma con el léxico que ha aprendido a través del tiempo, sino que crea nuevas voces que se ajustan mejor a sus necesidades expresivas.

En otro aparte se examinó la voz desespero. En esta ocasión le toca a desespere. Ambas voces son usadas en funciones de sustantivos. Esto a pesar de que en el español general existe la palabra desesperación.

El Diccionario del español dominicano (2013:253) asienta la voz desespero, “Impaciencia, intranquilidad”. Por medio del concepto que trae ese lexicón puede percibirse la diferencia entre esa voz y la desesperación. La última es la falta total de esperanza.

En el desespere hay agitación producto de la tensión e incertidumbre. Se utiliza la voz para transmitir el estado de ánimo que resulta de una determinada situación o actividad.

Puede aventurarse una explicación para establecer la diferencia entre el desespero y el desespere. Tal y como es posible hacerlo mediante la lectura de lo vaciado antes, el desespero es más suave, la situación emocional se manifiesta más en el interior de la persona. En el desespere trasciende al exterior el estado afectivo. Si lo que se ha expuesto más arriba se considera razonable, valdría la pena hacer un espacio para este desespere en los diccionarios de español dominicano del futuro.

 

PANIQUEADO

“La gente está PANIQUEADA. . .”

En el español regulado y reglado no hay un verbo derivado del nombre pánico que exprese el miedo o temor muy intenso que se siente o experimenta. En lugar de un solo verbo se hace necesario recurrir a una perífrasis con un verbo.

De modo indirecto puede decirse que una persona es “presa de pánico, que esa persona es presa del pánico, que fue paralizada por el pánico, entró en pánico”. Así mismo se dirá o escribirá que algo “causa, provoca, infunde, inspira, despierta pánico”.

No conforme con estos recursos que la lengua ha puesto a disposición del hablante; como producto de la práctica del habla y sobre todo de la escritura, algunas personas no se sienten cómodas con esas vueltas y prefieren disponer de algo más directo para expresar la impresión que sienten bajo los efectos del pánico.

Es de esa actitud de inconformidad de donde se deriva que algunos hablantes hayan sentido la necesidad de abreviar el mensaje y se hayan entregado a la tarea de crear un verbo, paniquear.

La lengua inglesa es muy posible que haya tenido influencia en esta creación del verbo paniquear y del adjetivo paniqueado. En inglés el verbo to panic puede ser transitivo e intransitivo.

Hace ya bastante tiempo que en el habla se usa el verbo y sus derivados. El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española registra el verbo “paniquearse” en funciones de intransitivo pronominal en uso entre los hablantes jóvenes en Estados Unidos, Guatemala, Costa Rica, República Dominicana, Puerto Rico y Ecuador. En México es de uso popular. En estos países se emplea para, “Experimentar pánico, alarmarse”.

En algunos países se utiliza solo para, “Tener pánico por efecto de las drogas”.

Ramplimazo / ramplinazo, papadió, a escondidas / a *escondida, etéreo / estéreo

Por Roberto E. Guzmán

RAMPLIMAZO – RAMPLINAZO

“A pesar del RAMPLIMAZO que yo le había propinado. . .”

En el español dominicano existe este ramplimazo documentado en la literatura. De acuerdo con lo que recuerda quien escribe estas notas acerca del idioma dominicano este había oído una voz con una pequeña diferencia en su ortografía con igualdad de acepciones, ramplinazo.

Es muy probable que la voz primera para el “golpe fuerte que se recibe” fuera la que termina en -nazo (con ene/n/) que cambió a la letra eme /m/, como resultado de la atracción que le hizo la existencia en español de la palabra mazo, con el significado de “martillo grande o, maza pequeña para machacar”. Ha de tenerse en cuenta que los vocablos martillo y mazo son herramientas para golpear; por lo tanto, tienen relación con ramplimazo.

Que algo como lo que se sugiere ocurriera no es un fenómeno raro en las lenguas, pues ha ocurrido y está ampliamente documentado en la historia del español. El más fácil de explicar y de entender es el de vagamundo por vagabundo.

El ramplinazo ha evolucionado a través del tiempo. Comenzó por ser solo el golpe fuerte. Luego pasó a ser la señal que deja el golpe. De ahí a significar la reprimenda severa. Al final llegó hasta a designar el “impulso repentino de hacer algo”, que es una metáfora sedimentada quizás en el rasgo de “inesperado o imprevisto” que consta en su definición.

Por una inexplicable razón o, sin ella, desde la primera vez que se oyó esta voz hace cerca de sesenta y cinco años, se ha identificado el golpe del ramplinazo, ramplimazo con el que se propina con una espada, espadín o machete. Esto así quizás por aquello de “planazo” que es el golpe que se da con la plana del machete o del sable. El propósito o en todo caso el resultado de este tipo de golpes es producir contusiones y no heridas cortantes. El ran/ram de la primera parte de esta voz “suena” como una onomatopeya que mueve a pensar en el sable, el machete y la espada cuando estos golpean.

 

PAPADIÓ

“. . . cierto que se está llevando mucha gente a visitar a PAPADIÓ. . .”

Hay que celebrar que algunos escritores y periodistas rescaten algunas voces del habla diaria que de otro modo caerían en el olvido. Este Papadió es una de ellas.

Se escribió Papadió con pe /p/ inicial mayúscula porque se usa en lugar de simplemente utilizar Dios que es un nombre propio antonomástico, por tanto, pasa a tener las mismas cualidades que el Dios es para la persona que profesa una religión monoteísta.

En la voz del título no hay secreto. Se ha formado utilizando la palabra papá en tanto nombre de alguien protector, de allí que algunas personas al mencionar a esa divinidad lo hagan más cercana a sí mismos, Papadió. Hay quienes para mencionar al dios que reconocen lo hacen llamándolo “El Padre”.

El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española recoge la voz Papadios en tanto reconocida en Panamá y Venezuela. Una vez más hay que destacar la gran coincidencia que existe entre las voces populares corrientes de República Dominicana y Venezuela.

Queda claro mediante lo expuesto más arriba que una cosa es la representación de la voz para consumo de los eruditos y otra la forma de pronunciarla en las conversaciones de cada día, de allí que quien la usó, la escribió de la manera en que suena en el habla descuidada. La escritura refleja una costumbre típica del habla diaria.

Con lo que se ha escrito aquí y la documentación que se mencionó antes queda preparado el terreno para que se incorpore esta voz a los diccionarios del habla de los dominicanos.

 

A ESCONDIDAS – A *ESCONDIDA

“. . . se está defendiendo, hasta A ESCONDIDA . . .”

Algunas locuciones al escribirlas resultan víctimas de la pronunciación descuidada. Eso a lo que se aludió en la oración anterior parece que ha sucedido en el caso de la locución adverbial de conocimiento general “a escondidas” que en el texto copiado más arriba figura sin la ese /s/ final.

Hay que señalar que la locución del título es muy conocida. El problema que se presenta con esta en la cita es en lo relativo a esa última letra ese /s/, que al decirla “se queda en el buche”, no se enuncia porque no se reconoce de inmediato razón alguna para que la lleve. Puede ser también porque en el habla cotidiana la ese /s/ final desaparece.

A escondidas lleva el mensaje de “escondiéndose, tratando de no ser visto”. Diccionario fraseológico documentado del español actual (2017:307). El Diccionario de uso del español (2007-I-1229) ofrece una equivalencia que se presenta mejor para aclarar el concepto en cuanto al sentido con que se usa en la cita, “ocultamente, ocultándose”.

 

ETÉREO – ESTÉREO

“. . . lo que no puede ser visto, imperceptible, ESTÉREO . . .”

El refinamiento puede llevar al error por exageración. Esa es la impresión que se percibe al leer la frase que a manera de ejemplo engalana esta sección. La refinada ese /s/ colocada fuera de sitio cambia en este caso la significación de la palabra.

De las dos palabras del epígrafe una pertenece al lenguaje culto, al tiempo que la otra comenzó por ser del lenguaje técnico para acabar en el habla común del hablante de a pie. Esto y más se detallará más abajo.

Etéreo es un término que pertenece a la Filosofía. De allí pasó a la literatura. Se ha quedado en las alturas. Comenzó por ser adjetivo relacionado con éter. En el lenguaje literario lo recogieron por la cualidad de sutil, vago, impreciso, sublime. De allí lo llevaron a designar “del cielo”. Todo lo anterior se extrajo del Gran diccionario de la lengua española de Larousse.

El vocablo estéreo tiene un currículo más pedestre. De unidad de medida en su origen se hizo famoso por haberlo adoptado la comodidad del hablante como el apócope de estereofónico. El rasgo definitorio de la estereofonía es que da sensación de relieve a los sonidos.

En el habla de los dominicanos estéreo cobró el valor de sustantivo equivalente de “equipo de sonido estereofónico”. Se popularizó el sistema hasta que dejó de llamar la atención por su omnipresencia.

Etéreo es un palabra de domingo. De día festivo y círculo escogido. Goza por nombrar las cosas que están más allá de la tierra, lo celestial, espiritual. Cuando se utiliza para una cualidad de algo se destaca con este término su falta de sustancia material. De allí es de donde los escritores han tomado el término para llevarlo a significar lo delicado o refinado.

Por lo vaciado en el párrafo retropróximo puede apreciarse la gran distancia que separa los dos vocablos del título. No hay “perdón de Dios” para quien confunde los dos vocablos.

 

Temas idiomáticos

Por María José Rincón

 

HOY NO ES VIERNES

Ando enredada con la mitología clásica; y, como siempre, con las palabras. Algunas de las nuestras –no podían ser menos como herederas del latín– tienen su origen en los nombres de ciertos personajes mitológicos y presumen de una curiosa historia que nos transporta a relatos ancestrales que forman parte de nuestra cultura.Siete días tiene la semana y cuatro de ellos les deben sus nombres a antiguos dioses. El martes (dies Martis), como hoy, segundo día de la semana, se le dedica a Marte, dios de la guerra, aquel que para los griegos era el dios olímpico Ares, hijo de Zeus y Hera. El mismo origen del adjetivo marcial, relacionado con la guerra y la milicia.

El miércoles (dies Mercuris) honraremos a Mercurio, el mensajero de los dioses; Hermes para los griegos, hijo de Zeus y Maya, ingenioso y buen orador, era venerado como dios del comercio. Calzaba unas sandalias aladas que le ayudaban a cruzar con facilidad las fronteras, incluso aquella que separa la vida de la muerte. También el elemento químico mercurio, metal y líquido, le rinde homenaje por su movilidad.

El jueves (dies Iovis), le llega el turno a Júpiter el Zeus griego, padre de los dioses olímpicos, cuyo nombre está en el origen de la palabra dios.

El viernes (dies Veneris), quinto día de la semana y el más esperado, está dedicado a la diosa romana Venus, la griega Afrodita. Diosa del amor y del erotismo, su nombre latino está en el origen del adjetivo venéreo, relacionado con el placer sexual, y con las enfermedades que se transmiten por contacto sexual; y de su nombre griego surgen el sustantivo y adjetivo afrodisíaco (o afrodisiaco), para referirse a lo que excita o estimula el apetito sexual. Hasta aquí, que hoy no es viernes y el cuerpo lo sabe.

 

EL HILO DE ARIADNA 

Guiada por el hilo de Ariadna sigo recorriendo el laberinto de las palabras con ecos mitológicos. Fue Dédalo el arquitecto más famoso por haber diseñado y construido, por orden de Minos, rey de Creta, el laberinto en cuyas encrucijadas se perdía Minotauro. A este arquitecto y a su obra alude el sustantivo dédalo con el que nos referimos a algo confuso o enredado.

Nada mal nos vendría un atlas para no perdernos en nuestro viaje por el mundo de las palabras mitológicas. Atlas, el titán castigado por el dios Zeus a cargar sobre sus hombros la bóveda celeste, le presta el nombre a este libro formado por una recopilación de mapas (los hay, incluso, de palabras). Imaginen los padecimientos del pobre titán Atlas con las cervicales; por eso la primera de estas vértebras también le rinde homenaje con su nombre. Los titanes, hijos de los dioses Gea y Urano, prestaron su nombre para designar a quien se le reconoce alguna cualidad extraordinaria; con él construimos el adjetivo titánico para describir lo que es desmesurado o excesivo; y el nombre del titanio, elemento químico metálico de gran dureza y resistencia.

Como alguna vez escribí, un recorrido por la lengua es una odisea de palabras; nos embarcamos, según la definición del DLE , en un ‘viaje largo, en el que abundan las aventuras adversas y favorables al viajero’. Las peripecias nos esperan en cada recodo del camino, como aquella de descubrir que el sustantivo odisea le debe su ser a la Odisea, el poema de Homero que narra el mítico viaje de regreso de Odiseos desde las costas de Troya a su anhelado hogar, Ítaca. Nuestra odisea con las palabras conduce casi siempre al diccionario, que, como el hilo de Ariadna, nos ayuda a regresar a casa.

 

SIRENAS Y QUIMERAS

El viaje por las palabras y la mitología es largo y está plagado de aventuras. Durante la travesía nos topamos con seres extraordinarios y con sus no menos extraordinarios nombres. Roguemos para que la voluntad de Eolo, señor de los vientos, nos sea favorable y llene nuestras velas con sus impulsos eólicos. En nuestro recorrido encontraremos a los cíclopes, gigantes de un solo ojo en la frente, de fuerza descomunal, que han prestado su nombre a los adjetivos ciclópeo y ciclópico, para describir lo gigantesco o excesivo.

No nos desviarán los cantos de las sirenas, esas ninfas marinas con busto de mujer y cuerpo de ave que pierden a tantos marineros. Cómo sería esa forma de cantar que ha dado el nombre de cantos de sirena a las palabras hermosas y convincentes que encierran una gran capacidad de seducción. Un poco más prosaicas, pero igualmente audibles, son las sirenas de las ambulancias, de los carros de policía o de los camiones de bomberos, o aquellas que anuncian alguna situación de alarma o el final de la jornada laboral. En el mar encontraremos infinidad de medusas –aguamalas o aguavivas también se las llama–, cuyos tentáculos recuerdan a las serpientes venenosas que formaban la cabellera de Medusa, una de las tres gorgonas, que petrificaba a todo aquel que la miraba a los ojos.

Cuando atraquemos y nuestros pies bajen a tierra quizás tengamos la desdicha de encontrarnos con Quimera, un ser mitológico con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón. Nunca sabremos cuántas quimeras más nos esperan en el camino; las quimeras, imaginaciones y espejismos que aparentan ser verdaderos y que no lo son, no logran desviarnos de este camino de las palabras mitológicas que recorreremos nuevamente la próxima semana.

 

DIOSES Y HÉROES

La mitología clásica está detrás de algunos sustantivos y adjetivos que atribuyen cualidades o comportamientos relacionados con los dioses o los héroes griegos y romanos. Como en tantos aspectos de nuestra cultura, la mitología funciona como punto de referencia, aunque las más de las veces nos pase desapercibida.

El nombre del dios olímpico Dioniso es la raíz de nuestro adjetivo dionisíaco (o dionisiaco), que atribuye a quien se le aplica la naturaleza impulsiva, vitalista y gozadora de Dioniso, dios del vino y la fertilidad. Dioniso tenía a Baco como su correlato latino y, a partir de su nombre, surge el adjetivo báquico, aplicado a aquello relacionado con la ebriedad. Por el contrario, el nombre de Apolo, uno de los dioses olímpicos más poderosos, considerado el dios de la belleza, de la armonía y del equilibrio, está en el origen del adjetivo apolíneo, que se aplica a todo aquello que posee estas cualidades. Si en un hombre queremos destacar la perfección de sus rasgos o de su cuerpo diremos de él que es apolíneo, o lo consideraremos directamente un apolo; incluso, un adonis, comparándolo a la eterna belleza y juventud del dios Adonis.

En cambio, si la cosa no va de belleza sino de fuerza, lo consideraremos un hércules, acordándonos de Hércules, héroe mitológico de extraordinaria fuerza y corpulencia que presta su nombre para construir el adjetivo hercúleo, referido a una persona musculosa y muy fuerte. Cuando, en cambio, lo que destaca es el carácter enamoradizo, lo consideramos un cupido, en referencia a Cupido, dios romano del amor, hijo de la diosa Venus.

 

VIDA Y MUERTE

El hilo conductor de la mitología, como el hilo de Ariadna, nos está sirviendo para repasar un nutrido grupo de hermosas palabras de nuestra lengua que remontan su origen a personajes clásicos. Hablábamos la semana pasada de Cupido, dios romano del amor. Hoy hablaremos de su correspondiente griego, el dios Eros, que está en el origen de nuestros términos erotismo y erótico. En griego la palabra eros se refería al amor sexual, de ahí que funcione como raíz de erotismo ‘amor o placer sexuales’ y de erótico ‘relativo al amor o placer sexuales’ o ‘que excita el deseo sexual’.

Cupido era hijo de la diosa Venus, diosa del amor y la belleza, cuyo nombre usamos como sustantivo común, siempre con minúscula inicial, para referirnos a una mujer muy hermosa considerándola una venus. Su nombre también está en la raíz del adjetivo venéreo, ‘relacionado con el placer o el acto sexual’, y que usamos además para referirnos a las enfermedades de transmisión sexual.

El correlato griego de Venus era Afrodita, diosa nacida de la espuma del mar (les debo los detalles de la historia, que no pueden ser más escabrosos). Su nombre ha dado lugar al adjetivo afrodisíaco (afrodisiaco), aplicado a aquello que estimula el deseo sexual. Como sustantivo se refiere a las sustancias que tienen este efecto (o que dicen tenerlo, vaya usted a saber).

Entre los personajes mitológicos femeninos estaban las Parcas (las Moiras en Grecia), tres hermanas hilanderas que tenían en sus manos el destino de los mortales; una hermana hilaba, la otra devanaba y la última cortaba el hilo de la vida; por eso usamos la palabra parca para referirnos poéticamente a la muerte. Seguro que más de una vez han oído decir que nuestra vida pende de un hilo.

 

Ortoescritura

Por Rafael Peralta Romero

 

 LA COMIDA EXTRANJERA SE DISFRUTA EN ESPAÑOL

Este artículo es una variación en torno al tema de los vocablos extranjeros  empleados  al hablar nuestra lengua. Reiteramos que la primera actitud debe ser evitar su uso, pero si la palabra exótica resultara  indispensable, lo que   procede  es   buscar la forma de adaptarla  al castellano. Un  extranjerismo  se hace necesario porque  representa un objeto, una cualidad, una circunstancia o  una acción  que no ha sido nombrada en español.

 

En la entrega anterior   (23-3-2020)  tratamos sobre voces extranjeras relacionadas con el vestir y que ha sido preciso aceptarlas en español (bluyín, de blue jean; esmoquin,  de smoking). Hoy abordaremos   palabras extranjeras relacionadas con el comer  y las circunstancias que rodean  a este placer. Estas  recomendaciones están avaladas por el Diccionario panhispánico de dudas, publicación de la Asociación de academias de la Lengua Española. Veamos:

/Beicon/  (bacon). Del Inglés. Panceta ahumada. Lo que aquí llamamos tocineta. Otra forma  de adaptación es /bacón/, más fiel a la grafía original,  mientras la anterior lo es a la pronunciación.

/Bistec/  (beefsteak). Voz inglesa. Bistec es un perfecto ejemplo de adaptación. Filete de res. Plural: bistecs. Esta adaptación no niega su origen y se ajusta al perfil del español.

No dude usted en llamar /besamel/  o /bechamel/  (del francés béchamel) a la salsa hecha con harina, leche y mantequilla con la que se aderezan algunos platos.  En español es palabra aguda, sin tilde.

En el /apartotel/ (hotel de apartamentos), el  bulevar (del francés boulevard) o  en un  /búngalo/ o /bungaló/  (bungalow)  puede usted  apreciar  el /buqué/ (bouquet) o  aroma de su  vino y más tarde disfrutar de un /capuchino/  (cappuccino). Italiano. Tipo de café.

Si tuviera invitados, no coja estrés, ordene por /cáterin/ (catering). Esta voz inglesa significa servicio de comida. En español adquiere acento de esdrújula. Su plural  no varía: los cáterin.

Sean o no franceses los invitados,  usted puede brindar con /champán/ (champagne). Vino espumoso procedente de la región francesa de Champagne. También se adapta  como /champaña/, grafía más aproximada al francés. La otra gran bebida de Francia es el /coñac/ (cognac). El grupo –gn  en francés suena  eñe, pero esa lengua no tiene el signo –ñ, muy propio del español. De Francia nos llega también la voz /cruasán/  (croissant).  Pan en forma de media luna.

Para comer /espagueti/ no es preciso ir a Roma. (spaghetti). Voz italiana. Pasta alimenticia larga. Lo mismo el  /fuagrás/  (foi-gras). Voz francesa que denomina un plato hecho a base de hígado. Recuerde, no  se pierde /glamur/ (glamour) ni  se deja de ser /gurmé/ (gourmet), porque escriba así estos vocablos.

Viene bien tomarse un /jaibol/ (high ball). Inglés. Bebida alcohólica mezclada con otra, mientras se espera una /lasaña/  (lasagna)  o un platillo de /mozarela/ (mozzarella), queso fresco hecho con leche de  búfala. Si tiene dudas,  consulte al  /sumiller/ (sommelier, en francés). Persona encargada de vinos y licores en un restaurante. Podría recomendarle un /vermú/  (vermout o vermouth). Voz francesa tomada del alemán (wermut).Es licor aperitivo hecho con ajenjo. Para otro momento procede / yogur/ (yoghourt, yogourt). Voz de origen turco.

¿Qué decir de la voz inglesa “whisky”? Los académicos  recomendaron adaptar esta voz  con la grafía /güisqui/, y así aparece en el Diccionario. Pero más adelante a la uve doble (doble ve y mal llamada doble u) se le dio carta de ciudadanía en nuestro idioma  y se  ha reconsiderado   la escritura del nombre que identifica al licor británico: wiski es la forma  recomendada.

Ya lo ha visto usted: comidas y bebidas extranjeras se disfrutan en  nuestra lengua.

 

VACILACIONES Y ACIERTOS PARA NOMBRAR A LA COVID-19

La palabra /covid/ irá desapareciendo de nuestro uso cotidiano  según como la horrible peste  nos vaya dejando en paz. Pero ese acrónimo formado por cinco letras quedará para siempre en la historia de la humanidad, testimoniando la crueldad de una época. Este hecho marcará la historia de la medicina, de la economía,  de la música y los espectáculos artísticos como  de los deportes, sobre todo de aquellos que representan negocios lucrativos, por ejemplo beisbol y fútbol. En consecuencia, la palabra que lo nombra será asunto de interés para los académicos de la lengua española.

En el artículo anterior (19-7-20) hemos planteado el problema del género para  esta voz, formada como un producto de laboratorio   (acrónimo del inglés coronavirus disease, al que se añade el 19 por el año en el que se conoció el primer caso), que trajo al nacer la recomendación  de género femenino.

Sin embargo, en parte del mundo hispano, y más en República Dominicana, se ha preferido  nombrar esta enfermedad con el artículo en masculino. Gran responsabilidad de ello tienen los medios de comunicación. Justo es destacar que EL NACIONAL ha sido la excepción. Este diario se distingue por su persistencia y coherencia en el empleo de la forma femenina: la covid.

Les presento  ejemplos tomados de El Nacional:

– La covid-19 ha causado miles millones de dólares en pérdidas

-La covid debe ser una prioridad y un compromiso

-De acuerdo a Salud Pública, esta mañana la ocupación era el 92 % de las disponibilidades, mientras la covid-19 cobraba seis nuevos fallecidos…

Veamos muestras tomadas de otros diarios, unos con vacilaciones y otros sin preguntarse nada:

-El Covid vino a amargarle el café a la familia

-El tema político y la pandemia del  COVID-19 sacan de la agenda nacional otros asuntos… (Un articulista).

-La abrupta desaceleración de la economía mundial producto  de las medidas adoptadas para  combatir el COVID-19… (Articulista).

-Aunque el coronavirus que causa el covid-19  podría nunca desaparecer y volverse económico, … (Articulista).

-Los desafíos de Luis Abinader se han  multiplicado por  covid-19 (titular)

-Aunque comenzó en China, en estos momentos el  COVID-19 es un asunto global. (Articulista)

-La OMS cree que la vacuna contra el COVID-19 podría estar disponible a mediados de 2021 (Titular).

-Fracasó la estrategia contra el covid y se requiere más toque de queda (Articulista)

-Asonahores pide revelar cifras del COVID-19 por municipios (Titular)

El Gobierno (Presidencia, Ministerio de Salud…) ha preferido la forma masculina:

-Convivir con el COVID-19 de forma segura…

-El Covid-19 y la economía dominicana: Una visión internacional más favorable (Publicación del Banco Central).

Los reportes de Efe, la agencia española de noticias,  han mantenido uniformidad al llamar en  femenino a la terrible enfermedad:

-La ciudad de Nueva York no registró ninguna víctima mortal por la COVID-19 en 24 horas (Efe).

-América Latina y el Caribe llegaron este lunes al segundo lugar mundial en cuanto a fallecimientos por la COVID-19, al superar a EE UU y Canadá…(Efe).

COVID, Covid y covid, con artículos –la o –el, son las formas usadas. El proceso de lexicalización y adopción como una palabra de nuestra lengua dictaminará: covid.  Quizá con su género ocurra lo mismo del sustantivo /sartén/, voz femenina (la sartén) a la que en el habla dominicana se le menciona en masculino. O como el vocablo /pus/, registrado como masculino en el Diccionario y que aquí llamamos en femenino: la pus.

Nombrar a la covid en femenino y con minúscula es un acierto. Recordemos: “La función esencial de la ortografía es garantizar y facilitar la comunicación escrita entre los usuarios de una lengua mediante  el establecimiento de un código común para su representación gráfica”. (Ortografía de la lengua española, RAE-ASALE,  2010, pág. 12)

 

ENTRE EL COVID Y LA COVID: HE AHÍ  EL INTRÍNGULIS

 En algún momento, los académicos de la lengua española intentarán ponerse de acuerdo para  incorporar  formalmente  al léxico del español el nuevo vocablo  /covid/, surgido a propósito de la pandemia coronavirus, causante de la enfermedad covid-19.

El nombre COVID-19  fue  creado por  la Organización Mundial de la Salud en febrero de este año para  llamar a la enfermedad originada por el coronavirus  (acrónimo del inglés coronavirus disease, al que se añade el 19 por el año en el que se conoció el primer caso).

También en febrero, la Fundéu (Fundación del Español Urgente) recomendó  la grafía COVID-19  para el nombre abreviado de la enfermedad por coronavirus. Con mayúsculas, ya que se trata de la sigla inglesa de coronavirus disease, ‘enfermedad del coronavirus’. Dado que contiene el sustantivo enfermedad en su forma inglesa, su género es femenino (la COVID-19, mejor que el COVID-19).

La dificultad para los académicos, pese a la  aseveración de que el vocablo es femenino, es cuánto se ha divulgado  el uso  en masculino, desde todos los ámbitos y tribunas: desde el poder político, desde los púlpitos, desde los medios de comunicación.

El presidente Danilo  como el presidente electo  Luis Abinader han empleado el masculino para nombrar la enfermedad. El ministro de Salud Pública lo ha hecho cada día desde marzo hasta hoy.  La más reciente expresión desde la Presidencia de la República en referencia a la covid es la siguiente:

“Luego de consultar a las autoridades electas, presidente Danilo Medina solicita autorización al Congreso Nacional para declarar nuevamente en estado de emergencia el territorio nacional por 45 días debido a la reciente evolución epidemiológica del COVID-19”.  Es un tuit de  Roberto Rodríguez Marchena.

El presidente Abinader ha dicho: “Desde el inicio de la pandemia del  covid-19, recorro el país en ruta solidaria…”. Ese día  anunció que había sido contagiado de  la covid, pero dicho en masculino.

En los nombres de las enfermedades predomina el femenino porque  la palabra enfermedad  corresponde a ese género: la gripe, la fiebre, la parálisis. Esto varía cuando la situación se denomina  con más de un vocablo, pues predominará el género  del más importante: estado febril,  trastorno mental, el alzhéimer, el párkinson.   Los dos últimos nombres  son masculinos porque la voz que los ha acompañado  es masculina: síndrome.

El  nombre /covid/  ha surgido de un acrónimo y su escritura original ha sido COVID,  pero  su proceso de lexicalización   (conversión en una palabra) ha sido  muy rápido y se asimila como una palabra común del español (como sida, radar, ovni, oenegé…). De ahí que cuando  no se escriba todo en mayúscula  (COVID)  se escribirá  todo en minúscula: covid, nunca Covid.

“Los sustantivos que designan enfermedades son nombres comunes, por lo que deben escribirse con minúscula inicial: acromegalia, cáncer, diabetes, espina bífida,…Solo se escribirán con mayúscula si forman parte de una expresión denominativa que así lo exija (el nombre de una institución u organización, de un congreso, etc). Federación Española de Asociaciones de Espina Bífida e Hidrocefalia”. (Ortografía de la lengua española, 2010, pág. 501).

Esa misma obra, publicación de la Asociación de Academias de la Lengua Española y la Real Academia Española) apunta que en los nombres de enfermedades y síndromes que presentan un complemento preposicional que incluyen el nombre de su investigador o descubridor, se mantiene  la mayúscula característica del nombre propio, pero el sustantivo genérico debe escribirse con minúscula: enfermedad de Alzheimer, enfermedad de Parkinson, síndrome de Down, síndrome de Chagas.

La covid, en femenino y minúscula, era el tema, pero faltó algo decir. Seguimos el domingo.

 

PARTIDOS  PIDEN “RECONTEO” DE VOTOS, LA JCE DEBE HACER EL “RECUENTO”

A propósito  de la crisis suscitada tras las elecciones del 15 de mayo,  muchos candidatos  a cargos electivos  han repetido a  través de los medios de comunicación   la necesidad de contar detenidamente los votos   para salvar lo que consideran irregularidades. Con estos reclamos, políticos y periodistas han puesto en boga el vocablo “reconteo”, guardando para después el legítimo, que es recuento.

“PRM  pide reconteo en los tres niveles votación”, titula un diario como noticia principal.  Casi lo mismo, en la misma fecha, trajo otro diario: “PRM pide JCE reconteo manual tres niveles  votos”. Un tercer título, también de primera página: “Junta del Distrito realiza reconteo en 674 colegios”.

La derivación es un procedimiento genuino para crear palabras.  Quienes inventaron el término “reconteo”, han partido de agregar el prefijo “re” al sustantivo  “conteo”, y todo queda –al parecer-  conforme al perfil de la lengua española. Pero el vocablo “reconteo” es una creación innecesaria, pues ya se tiene la palabra que conlleva el caso. Por eso no aparece en el Diccionario académico.

Conteo viene de  contar y significa: cálculo, valoración.  2. m. cuenta (acción de contar). Contar. Del latín  computāre. El Diccionario le guarda estas acepciones: Numerar o computar las cosas considerándolas como unidades homogéneas. Contar los días, las ovejas.

Nuestro idioma  dispone del verbo /recontar/  que significa contar o volver a contar el número de cosas. Contar de nuevo.

El sustantivo derivado de la acción de recontar es  recuento.  A continuación cito las acepciones  con las que aparece en el Diccionario: 1. m. Acción y efecto de volver a contar algo. 2. m. inventario (‖ asiento de las cosas pertenecientes a una persona o comunidad).  3. m. Comprobación del número de personas, cosas, etc., que forman un conjunto.

Es  recomendable que los partidos  y candidatos, si no están de acuerdo con algunos resultados, exijan el “recuento” de votos y  que la prensa  se refiera a esa petición como “recuento”.

 

CONTAR Y RECONTAR LOS VOTOS

 Las opiniones divulgadas  en torno al modo de escrutinio de los votos en las elecciones del domingo  15  evidencian muy claramente la posición política  de quienes sustentan tales opiniones, sean juristas,  tecnólogos o periodistas. El gobierno  de Danilo Medina y su partido, el PLD, han llevado la voz cantante en la defensa del conteo electrónico.

Los  políticos polivalentes –forma elegante de llamar a los oportunistas-  se han dado gusto  en eso de ponerse donde los vean los patronos,  rechazando  el pedido de los partidos de oposición. Para un oportunista lo importante  es ampararse bajo la gracia de quienes reparten bienes públicos en pro de seguir  en el voraz disfrute del poder.

Entendidos en sociología  han considerado  “atípico”  el proceso electoral que se vive en República Dominicana. El Diccionario   académico define ese adjetivo de este modo: “Que por sus caracteres se aparta de los modelos representativos o de los tipos conocidos”.  Significa que estamos ante unas elecciones anormales.

Por eso la comunidad  dominicana está  bajo tensiones. Además de  las crispaciones  que genera un gobierno lanzado a las calles con todos los recursos del Estado al servicio de sus candidatos, se ha agregado la introducción de un sistema de conteo de los sufragios que produce desconfianza en los opositores.

Es ley y tradición en nuestro país que los votos se cuenten en la mesa electoral.  La Ley Electoral  275-97, en sus artículos  126 y 127, así lo establece: “ Terminada la votación, se procederá al escrutinio de los votos, que estará a cargo de cada colegio electoral, sin que éste pueda, en ningún caso, delegar o encomendar sus operaciones a personas extrañas a éste, ni suspenderlas”.

El artículo 127 indica: “Se abrirá la urna y se sacarán de ella las boletas que hubieren sido depositadas, contándolas, para confrontar su número con el de electores que hubieren votado según los inscritos en el formulario especial de concurrentes”.  A partir de que se cuente – manos y ojos- en cada colegio, que se recuente electrónicamente.

Ha sido medianamente sensato el pleno de la Junta Central Electoral  al escuchar el clamor de los partidos y aprobar  el  escrutinio manual de los votos en el cien por ciento de los colegios electorales en el nivel presidencial. De inmediato la medida fue apoyada por el Consejo de la Empresa Privada, aunque no ha satisfecho a los partidos.

Roberto Rosario, presidente de la JCE, dijo  que esta acción procura   “mayor transparencia, tranquilidad y satisfacción al universo de partidos y la sociedad”.  Transparencia es palabra vital para restablecer la  requerida tranquilidad. En República Dominicana está en juego la paz social. El nerviosismo, es obvio,  lo provocan  unas elecciones atípicas.

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AHORRARSE CIERTAS MAYÚSCULAS, A VECES VIENE BIEN

 El uso de la mayúscula inicial  constituye en ocasiones  un problema para quienes a menudo tenemos que escribir, sobre todo por razones de trabajo: periodistas, secretarias, escribientes, abogados, maestros. Al menos en español, lo normal es la minúscula y cuando se recurre a marcar una letra con la mayúscula, obedece a una necesidad. La tendencia actual en nuestra lengua es a disminuir su uso.

La función primordial de la mayúscula en español es  la de distinguir el nombre propio del nombre común. La Ortografía de la lengua española reconoce dos elementos:

  1. a) Los nombres propios genuinos, entre los que se encuentran los nombres de persona  o antropónimos (Andrés, Raúl, Alejandro, Pedro, María) y los nombres propios de lugar  o topónimos (Andalucía, Miches,  Barahona, Higüey).
  2. b) Las expresiones o etiquetas denominativas que, formadas por palabras del léxico común, o por una combinación de léxico común y nombres propios, se refieren a entidades únicas (instituciones, organismos, acontecimientos…) con una función claramente identificativa y singularizadora.

Ejemplos: Asociación de Estudiantes Universitarios de Jaquimeyes, Asociación Pro Bienestar de la Familia, Alcaldía de Santiago, Ministerio de Agricultura, Partido Revolucionario Moderno, Universidad Autónoma de Santo Domingo, Universidad Católica Madre y Maestra, Segunda Guerra Mundial.

En la mayoría de estas  expresiones  predominan los sustantivos comunes, que fuera  de este uso se escriben con minúscula (asociación, desarrollo, estudiantes, partido, alcaldía, ministerio, agricultura, madre, maestra, guerra). Por igual los adjetivos contenidos (revolucionario, moderno, autónoma, católica, segunda, mundial) son de uso común y se escribirán en minúscula cuando no formen parte de una expresión denominativa.

Ahora, los nombres de las instituciones –admito que es una repetición-  se escriben con mayúscula inicial, contrario a como se hace frecuentemente en el periodismo. Se dirá: El Ministerio de Hacienda  pagó la deuda  al Colegio Dominicano de Ingenieros,  Arquitectos y Agrimensores.

La diferencia está en cuando citamos al titular de la dependencia: Entregó el cheque el ministro de Hacienda, Simón Lizardo.

Como en las expresiones que denominan a los partidos políticos y las universidades, por citar las entidades más mencionadas en la prensa,  la palabra común de los órganos de gobierno suele ser parte de su nombre: Congreso Nacional, Cámara de Diputados, Poder Ejecutivo, Suprema Corte de Justicia, Senado de la República, Ejército Nacional, Marina de Guerra, Obispado de La Altagracia. Todas estas expresiones están formadas con palabras del léxico común, pero en estos casos, obviamente, se escribirán con mayúscula inicial.

Sin embargo, las palabras que designan a las personas involucradas en estas funciones siguen siendo nombres comunes, igual que plátano, cuaderno o mesa. Por tanto no necesitan mayúsculas estos términos: senador, diputado, legislador, presidente, juez,  procurador, magistrado, general, coronel, teniente, cabo, almirante, vicealmirante,  capitán de navío, marinero…obispo, monseñor, presbítero, catedral, diácono, monaguillo.

En fin, ahorrarse ciertas  mayúsculas conduce a evitar algunas  faltas de ortografía. Seguiremos con el tema.

 

MAYÚSCULA DE RELEVANCIA O CAPRICHOSA

La publicidad estatal marca con mayúscula  el vocablo “bicentenario”, a propósito de las festividades por los doscientos años   del nacimiento de Juan Pablo Duarte, el fundador de la República Dominicana.  Este uso no se corresponde con ninguna de las funciones lingüísticas de la mayúscula previstas en nuestra lengua.

Esta columna ha venido llamando mayúscula caprichosa al uso  arbitrario de la letra inicial en alta, pero los lingüistas la denominan  bellamente  mayúscula de relevancia, ya que  “…responden únicamente al deseo de poner de manifiesto la especial relevancia que quien escribe otorga al referente designado por la palabra así escrita”.

Las instituciones oficiales  disfrutan el uso de la mayúscula. Y se la colocan a  palabras  y expresiones como ley, decreto, sesión ordinaria, sesión extraordinaria, sesión solemne, señores diputados y  señores senadores.  El Tribunal  Constitucional, por ejemplo, publica un aviso en el que invita a los  actos conmemorativos de su primer aniversario, en los que incluye: Misa de Acción de Gracias, Catedral Primada, Audiencia Solemne y Sala Augusta.

La publicidad comercial abunda en mayúsculas caprichosas, pero no  por razones ideológicas ni de sentimientos, sino muchas veces por descuido o desconocimiento, pero obedeciendo a la tendencia a “mayusculizar” palabras aunque con ello se “minusculice” el idioma.

Instituciones académicas  gustan también del juego de la mayúscula de relevancia. Ejemplo, la Academia de Ciencias publica una convocatoria  a la Asamblea General Ordinaria, a la que son convocados  todos los  Miembros de Número. Fundamenta su  llamado en el Artículo 5 y el Articulo 6 de los Estatutos.

¿Hace falta mayúscula para las palabras artículo, estatutos, miembros, número, ordinaria…?

Todas las palabras destacadas con mayúscula son términos  comunes y  han sido  marcadas  en interés  de revestirlas de un valor  que las diferencia de las  demás. La “Ortografía de la lengua española” señala al respecto lo siguiente:

“La mayúscula está revestida de un cierto valor sacralizador y dignificante, probablemente derivado del uso monumental, solemne y suntuario de sus orígenes. Su prestigio gráfico se evidencia en el significado de la locución con mayúscula (s), que, pospuesta a un adjetivo o a un sustantivo, denota su más alto grado o su más elevada manifestación: tonto con mayúscula (s), amor con mayúscula (s)”.  (Página 514).

La gente común también quiere destacar sentimientos y apreciaciones    valiéndose  de las  mayúsculas. Las esquelas mortuorias constituyen buen ejemplo de ello.  Frecuentemente se ven invitaciones a misa por el Primer Aniversario de la muerte de alguien.  Pero también se dice: Querida Madre, tus Hijos nunca te olvidaremos. O se destaca que: Siempre tuviste Amor para los Tuyos.

Son las mayúsculas de relevancia, que van desde las pompas oficiales hasta las manifestaciones de la gente sencilla.

 

GRINGO,  YANQUI, AMERICANO, ESTADOUNIDENSE

 ¿Qué gentilicio corresponde a los habitantes del gran territorio ubicado en  Norteamérica  y que limita al norte con Canadá y al sur con México? El país  se llama Estados Unidos de América, el cual  declaró su independencia el 4 de julio de 1776, cuando las antiguas colonias enfrentaron al imperio británico con las armas y con la palabra.

¿Por qué les tenemos tan variadas  denominaciones a los  integrantes de esa nación? Echemos un vistazo lexicográfico  bajo la luz del Diccionario  de la lengua española, órgano de la Asociación de Academias de la Lengua Española.

 

GRINGO, GA 

Este vocablo  (adjetivo) es de etimología discutible. Solemos usarlo con intención despectiva para nombrar a los  naturales de los EUA (Estados Unidos de América). Veamos lo que apunta el Diccionario académico:

  1. 1 coloq. Extranjero, especialmente de habla inglesa, y en general hablante de una lengua que no sea laespañola. U. t. c. s. 2. adj. coloq. Dicho de una lengua: extranjera. U. t. c. s. m. 3. adj. Bol., Chile, Col., Cuba, Ec., El Salv., Hond., Nic., Par., Perú, Ur. y Venestadounidense. U. t. c. s. 4. adj. Ur. inglés (‖ natural de Inglaterra). U. t. c. s. 5. adj. Ur. ruso (‖ natural de Rusia). U. t. c. s. 6. m. y f. Bol., Hond., Nic. y Perú. Persona rubia y de tez blanca. 7. m. coloq. Lenguaje ininteligible.

El origen de gringo ha sido asociado a la palabra “griego” para referir  un lenguaje que no se puede entender y por extensión a personas que hablan cualquier otro idioma que no sea el español. Hay menciones del término «gringo» en textos españoles de  hace siglos, siempre  aplicado a personas  que no hablan  nuestra lengua.

 

YANQUI

Esta voz  es la adaptación del  inglés  “yankee”.  Es como se llama a los naturales  de Nueva Inglaterra, zona de los Estados Unidos de América. U. t. c. s. 2. adj. Perteneciente o relativo a Nueva Inglaterra o a los yanquis.  3. adj. coloq. estadounidense. Apl. a pers., u. t. c. s.

Es decir, que todos los nacidos en EUA no son yanquis, sino los procedentes de una región del noreste de ese país, la cual  comprende los estados de Maine, Vermont, Nuevo Hampshire, Massachusetts, Connecticut y Rhode Island.

 

AMERICANO, NA

Este  adjetivo se define con tres palabras: Natural de América. U. t. c. s. 2. adj. Perteneciente o relativo a América o a los americanos.

En la cuarta acepción, el Diccionario lo presenta como sinónimo de  estadounidense. Todos sabemos lo difundido  que está el concepto de identificar con esta palabra a personas y cosas  procedentes de EUA: 5. m. café americano, desayuno americano, fútbol americano…Los  naturales de los demás países de América, incluidos sus líderes, intelectuales y comunicadores, hemos sido bastante concesivos respecto del gentilicio americano, prácticamente se lo cedemos a un solo país, como si nos abrazáramos  a la consigna: “América para los americanos”.

 

NORTEAMERICANO, NA

Lo que dice el Diccionario: 1. adj. Natural de América del Norte. U. t. c. s. 2. adj. Perteneciente o relativo a América del Norte o a los norteamericanos.

Son norteamericanos los  naturales de México y Canadá, así como los  de Centroamérica, cinco países, son centroamericanos, los de  Suraméricana, suramericanos y los de las Antillas, antillanos. Por tanto, norteamericano no es el gentilicio de los nacidos en EUA. No obstante, por la persistencia de muchos hablantes en  el uso de la palabra con tal sentido, los académicos la  han incorporado  con esa significación: 3. adj. estadounidense.

 

ESTADOUNIDENSE

  1. adj. Natural de los Estados Unidos de América. U. t. c. s. 2. adj. Perteneciente o relativo a los Estados Unidos de América o a los estadounidenses.

He ahí  el gentilicio de los naturales de EUA.

 

SIN Ñ NO HAY ESPAÑOL, NO SEÑOR

Las veintisiete letras que integran el alfabeto español son importantes porque todas cumplen una función  para articular las palabras con las  que nombramos seres y cosas (sustantivos), expresamos cualidades de esos seres y cosas (adjetivos) o le atribuimos  acciones (verbos).

Sin embargo, vamos a destacar la decimoquinta  letra, acogiendo una sugerencia del doctor Oscar M. Herasme, apreciado amigo y lector de esta columna, quien ha propuesto referir el origen de la eñe.

En toda lengua funciona un aspecto fónico (se percibe por el oído) y a las unidades que lo componen se les llama fonemas, y también  un aspecto gráfico (nos llega por los ojos), son las letras o grafemas.

En la lengua latina, de cuyo alfabeto deriva el del español y de otras lenguas, no figuraba el signo o grafema Ñ, pero sí tenían los  romanos un sonido equivalente. Es muy propio del latín  el uso de la grafía /nn/ para formar palabras como /anno/ que en español derivó en año. Así ha ocurrido con otras palabras.

Conviene citar lo que  indica al respecto la Ortografía de la lengua española, publicación oficial de las academias: “La ñ tiene su origen en la abreviatura del dígrafo nn, que el español medieval escogió  para representar  el nuevo fonema palatal /ñ/, inexistente en latín. Este dígrafo solía escribirse de forma abreviada mediante una sola  n con una virgulilla encima, signo del que surge esta letra, genuinamente española, que también adoptaron el gallego y el vasco”. (Ortografía…2010, Madrid, pág.67).

Este hecho se remonta a períodos anteriores a la invención de la imprenta, cuando  los libros eran manuscritos y los monjes, en los monasterios, se dedicaban a copiar las obras. Para ganar tiempo, si se trataba de la grafía /nn/  los  copistas abreviaban anotando  una n pequeñita sobre la otra.

De  este modo,  la pequeña –n sobre la otra  evolucionó hacia la tilde que le conocemos a la eñe, un signo muy propio de la lengua  española y que ha sido implantado, por la colonización, en algunas   lenguas indígenas de América (quechua, aimara, guaraní…).

Otras combinaciones gráficas del latín también han conducido hacia la letra eñe.  Por ejemplo: mn, gn. Muchas palabras  que en lengua latina llevan la combinación /mn/ evolucionaron  hacia la escritura con eñe, tal el caso de /somnus/, que devino en sueño y  por igual el verbo /somniāre/ del que procede soñar.

El grupo /gn/ suena en latín como la eñe de nuestro idioma, sobre todo cuando aparece en medio de palabra. Buen ejemplo es el vocablo /cognoscĕre/, madre de nuestro verbo conocer y de otros sustantivos y adjetivos: cognición, cognitivo, palabras de pronunciación incómoda, pero que si se articularan conforme a su etimología (con ñ) entonces  resultarían malsonantes.

En algunas lenguas neolatinas  el grupo /gn/ representa lo que para nosotros  el sonido Ñ. Palabra francesa  muy conocida es /champagne/: vino espumoso procedente de la región francesa de Champagne. El nombre de la bebida, como sustantivo común,  se adapta  al español  como /champaña/, grafía más aproximada al francés, pero también  /champán/.

De Francia  también conocemos otra gran bebida  el: /coñac/, originalmente  (cognac, nombre de una región). El grupo –gn  en francés suena  eñe, pero esa lengua no tiene el signo –ñ, como el español.

Del italiano saboreamos  la voz /lasagna/, en la que gn suena eñe, por eso la hemos adaptado al español  como se pronuncia: lasaña. Esto indica que el italiano no tiene el signo Ñ, pero sí el sonido.

De acuerdo a los historiadores de nuestra lengua, la  Ñ apareció entre los siglos XIII y XIV. Vale anotar que junto a los signos de interrogación y entonación en el inicio de la oración, la Ñ es un rasgo distintivo de la lengua de Cervantes y Pedro Henríquez Ureña.

 

PANASIÁTICO, PANEUROPEO, PANAFRICANO Y PANAMERICANO: PANDEMIA

Entre los muchos aportes que del griego ha recibido la  lengua española hay que citar el elemento compositivo /pan-/. Los “elementos compositivos”,  de origen generalmente griego o latino, son segmentos morfológicos que intervienen en la formación de palabras compuestas anteponiéndose o posponiéndose a otro.

Con /pan-/, que significa “totalidad”,  tenemos en español la posibilidad de formar palabras que aplican al vocablo un valor relacionado a multiplicidad, conjunto, amplitud. Veamos algunas de las que registra el Diccionario de la lengua española:

Panamericanismo. Es la junta del elemento compositivo pan- con americanismo.  De este modo se denomina un movimiento que promueve la unidad y las relaciones entre los países americanos. De ahí surgen los adjetivos panamericanos y panamericanista.

El vocablo panteísmo (pan+theos+ismo) denomina un sistema  filosófico de quienes creen que la totalidad del universo es el único Dios. Adjetivos relacionados: panteísta y panteístico.

Pandemia. Oh qué palabra, cuánto dolor encierra. En griego, con este vocablo se ha llamado a una  ‘reunión del pueblo’, y ese uso no está desligado del sentido actual. En medicina: “Enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región”. La OMS ha señalado entre las condiciones para que una infección sea pandemia que  “tenga la capacidad de transmitirse de persona a persona de forma eficaz”. El adjetivo /pandémico, ca/  indica que algo es perteneciente o relativo a la pandemia.

Panafricanismo. (De pan- y africanismo). Movimiento que promueve la unidad y las relaciones entre los países africanos. Panafricano y panafricanista son los adjetivos relacionados.

Y como hay panafricano y panamericano, hay  /panasiático, ca/, el adjetivo que  debería derivar  de “panasiatismo” o “panasianismo”, pero estos vocablos no aparecen en el Diccionario.  Al parecer  no hay un sustantivo para nombrar el movimiento que promueve la unidad y las relaciones entre los países asiáticos. Panasiático: Perteneciente o relativo al conjunto de los países asiáticos. Ejemplo,  Congreso panasiático

Pancromático. Es un adjetivo (De pan- y cromático). En fotografía. Dicho de una placa o de una película: Que tiene una sensibilidad aproximadamente igual para los diversos colores.

Panenteísmo. (De pan+ ‘en’+ theós ‘dios’ e –ismo). Teoría de Karl Krause, filósofo alemán de principios del siglo XIX, según la cual Dios contiene al mundo y este trasciende de Dios.

Panislamismo. (De pan- e islamismo).  Movimiento que promueve la unidad y las relaciones entre los países islámicos.

Panhelenismo. (De pan- y helenismo). En la antigua Grecia, movimiento que propugnaba la unión de los pueblos griegos.

Paneslavismo. (De pan-, eslavo e –ismo).

Movimiento que promueve la unidad y las relaciones entre los pueblos  eslavos.

Adjetivo: paneslavista.

Paneuropeísmo. (De paneuropeo e –ismo). Movimiento que promueve la unidad y las relaciones entre los países europeos. Adjetivos relacionados: paneuropeo y paneuropeísta.

Pangermanismo. (De pan-, Germania e –ismo). Movimiento que promueve la unión y la cooperación entre los países de origen germánico. Este vocablo ha sido  asociado a la doctrina imperialista que proclama la superioridad de los pueblos de origen germánico y procura su unión en una sola nación de tendencia expansionista. Adjetivos: pangermánico y pangermanista.

Panhelenismo. (De pan- y helenismo).  En la antigua Grecia, movimiento que propugnaba la unión de los pueblos griegos.

Panlogismo. (De pan-, el grigo lógos ‘razón’ e –ismo). En la filosofía: Teoría según la cual todo lo real es racional.

Panóptico, ca. (De pan- y el griego optikós ‘óptico’). Es adjetivo. Se dice  de un edificio: Construido de modo que toda su parte interior se pueda ver desde un solo punto. U. t. c. s. m. El Diccionario no registra, como en los otros casos, un sustantivo vinculado.

Panhispanismo.   Movimiento que promueve la unidad y la cooperación entre los países que hablan la lengua española. Adjetivos: panhispánico y  panhispanista.

 

BREVEDADES LEXICOGRÁFICAS

En un día doblemente festivo, les presento un tema  liviano. Para ello les presento un grupo de palabras  con las que se suele incurrir en dudas al momento de escribirlas o pronunciarlas. Son estas: henequén,  bejuco, vejiga, apartotel.

1-Henequén. Quienes hemos vivido la vida rural sabemos lo  que pica un saco de henequén llevado al hombro. Se hace de las pencas de una planta  “amarilidácea”. Es conocido también como saco de pita. El vulgo suele pronunciar “jenequén”,  “jeniquén”, pero es recomendable  henequén.

2- Bejuco. Planta sarmentosa y trepadora, propia de regiones tropicales. También se le llama así a la enredadera o planta trepadora.  Pero este vocablo ha sufrido muchas agresiones: “bujuco” ,” beuco”, “bouco”. Sin embargo,  se recomienda /bejuco/: bejuco indio, bejuco de musú, flaco como un bejuco. Por igual las palabras derivadas: bejucal, bejuquera, bejuquito.

3- Vejiga.  Es el nombre de un órgano muscular y membranoso, a manera de bolsa, que tienen el humano y otros vertebrados y en el cual va depositándose la orina producida en los riñones.  El nombre se ha extendido a otros  objetos, como los globos inflables usados en festividades. Con este vocablo ocurre el fenómeno que los lingüistas llaman ultracorrección, el cual consiste en cambiar formas correctas por otras que el hablante considera son las que proceden. Así  es como algunos  emplean “vehiga” o “veiga”, en lugar de la forma correcta que es /vejiga/. Derivadas: vejigazo, vejiguilla.

4- Pasa lo mismo con el término /jeringuilla/. Instrumento médico usado para inyectar líquidos en el cuerpo. Se ha tornado en un elemento de uso común, por lo cual la palabra ha  sufrido algunas distorsiones: “jiringuilla”, “eringuilla”, “iringuilla”, pero  lo cierto es que la forma  recomendada es /jeringuilla/ o /jeringa/, ya que jeringuilla es diminutivo de  jeringa.

5-Tusar. Según el Diccionario de la lengua  española/tusar/ procede de “tuso”, participio antiguo del verbo tundir. Agrega  el Diccionario que en el español de América es lo mismo que trasquilar. En varios países significa cortar el pelo a alguien, pero en  Argentina, Bolivia,  México, Panamá y Uruguay  se refiere acortar las crines del caballo según un modelo determinado. El Diccionario académico no lo indica, pero en República Dominicana /tusar/ es  recortar las plumas al gallo de pelea. El Diccionario del español dominicano lo confirma.

El verbo /tundir/ es de poco uso, procede del latín “tondēre” que se  traduce  ‘trasquilar’, ‘rapar’, ‘cortar’. “Tondere” era el verbo usado por los latinos para referir el corte del pelo a personas.  Una segunda acepción  incluye esta extraña explicación:  “Cortar o igualar con tijera el pelo de los paños”.

Cortar el pelo a alguien puede referirse con el verbo /tonsurar/ el cual procede del latín  tardío “tonsurāre”, pero esa voz  se la hemos dejado a la Iglesia católica. Durante siglos, se usó  la /tonsura/ para incorporar a un hombre como miembro del clero. Para ello se le cortaba, en forma de círculo,  el pelo de la parte trasera de la cabeza.  Otro verbo vinculado gráfica y semánticamente es /atusar/ que significa recortar e igualar el pelo con tijeras.

6– Apartotel. Este vocablo es un acrónimo, se ha formado por la unión de apartamento y hotel (apart + otel). Se emplea para denominar un hotel de apartamentos.     Pierde la –h de hotel y la fracción –amento, última parte del vocablo apartamento,  por tanto no debe escribirse     “apartahotel”, sino apartotel.

Hasta aquí por hoy, feliz domingo de Restauración.

Desparpajar, chata, es . . . que, fólder

Por Roberto E. Guzmán

DESPARPAJAR

“. . .DESPARPAJÓ una parte de la riqueza. . .”

El uso del verbo desparpajar que se observa en la frase citada más arriba es un ejemplo de una práctica del español dominicano para este verbo. Como podrá leerse más abajo, el uso ha atribuido a este verbo una acepción diferente a la del español general. Más aun, con la significación con que se usa este verbo en una situación como la de la cita, es un uso que solo puede constatarse en el habla de los dominicanos.

El uso a que se alude en el párrafo anterior en calidad de exclusivo de los hablantes de español dominicano no se aleja demasiado de una de las acepciones generales del verbo. Lo enunciado más arriba se examinará en detalle más abajo.

El verbo desparpajar es usado en el habla de los dominicanos y, hasta en textos, con un sentido que no se conoce en otros países. En el modo dominicano de expresarse este desparpajar es “gastar dinero desordenadamente”.

Este es el lugar adecuado para recordar que “desparpajo” en República Dominicana es “desorden”, Diccionario del español dominicano (2013:256). De ahí que de manera inconsciente el hablante en República Dominicana establezca la relación y haga de desparpajar un verbo con una acepción especial, como se explicó más arriba. Esto se comprueba por medio de la lectura de la cita que encabeza esta sección.

En el español internacional desparpajar es desparramar, verbo que sirve para transmitir la idea de malbaratar, malgastar la hacienda; sin que se olvide el rasgo de la facilidad con que se deshace la riqueza que se menciona en la cita.

En los diccionarios diferenciales del español dominicano habrá que tomar en cuenta lo que se ha expuesto aquí.

 

CHATA

Hace largo tiempo que no se oye ni se lee la voz del epígrafe con el significado que se distinguirá en esta sección. Se han revisado los diccionarios usuales en busca de la acepción a que se alude más arriba, pero ello sin resultado.

Se considera pertinente recordar, antes de continuar, que la voz chata cuenta con varias significaciones que no son del conocimiento y uso general. En México es un tipo de orinal para enfermos que no pueden incorporarse. En Honduras y Nicaragua es chata la mujer de nalgas planas.

En República Dominicana es chata la mujer que tiene poco seno. Una chata es también una botella pequeña y aplastada de vidrio o metal para contener licor. Una persona chata es la cobarde. Es una modalidad de softbol. Con ese nombre se conoce la piedra (guijarro) aplastada que se utiliza para jugar al tejo. En la lidia de gallos es el gallo que se utiliza para ejercitar a los otros gallos de pelea.

De la última chata mencionada en el último párrafo inmediatamente anterior a este se piensa que deriva el “chata” del boxeo. Este “chata” es el que sirve al boxeador profesional para practicar los movimientos de ofensa y defensa. Durante estas prácticas el chata y el boxeador que así entrena suben al cuadrilátero protegidos para no lastimarse.

Quizás el nombre le viene a esta persona de que el chata se supone que no sea de relevancia, que no se destaque; aunque se han dado casos de chatas que han llegado a ser grandes pugilistas. Podría ser llamado “chata” por la forma de la nariz, en la que el puente de esta queda aplastado (achatado), es poco prominente. No debe olvidarse que al deporte o profesión del boxeo se les llama “de las narices chatas”.

A menos que lo expuesto más arriba pueda ser rebatido porque es erróneo; debe retenerse en el español dominicano la palabra chata como un sustantivo masculino para designar al boxeador que sirve a otro para practicar su pericia pugilística defensiva y ofensiva.

 

ES . . . QUE

La mala costumbre es vieja. Ha formado hábito. Al principio el galicismo fue desaconsejado. Más tarde fue condenado. Así permaneció durante algunos años, hasta que llegó el momento en que la costumbre se convirtió en ley.

En el desarrollo de esta sección se verán los diferentes casos en que se incurre en el “exgalicismo” de utilizar innecesariamente ese “es que” tal cual o envuelto con otras palabras que enmascaran el galicismo, pero no lo disfrazan.

En la mayoría de los casos es sobreabundante como se verá en el desarrollo de esta sección. Se verá el porqué, pues inmediatamente después del uso abusivo de esas frases se propondrán las soluciones más cortas, directas y adecuadas.

Por el calificativo que se ha utilizado más arriba para tipificar la liviandad puede colegirse el origen de este “es que”, que procede del francés c´est… que. Con ayuda de este se destaca el sujeto o un complemento de la oración en que se usa.

Más abajo se reproducirán algunas oraciones en las que aparece de varias formas la mencionada desviación del buen estilo de la lengua española. Los ejemplos son extraídos de las publicaciones diarias dominicanas.

“A eso es que se refiere . . .”  Es mejor. A eso se refiere . . .

Es por eso que la clase. . .”  Es más elegante, Por ello la clase . . . Por eso la clase . . .

“. . . desde la fe es que . . .”  Es más adecuado. Desde la fe . . .

Por eso es que los minoritarios tendrán . . .” En mejor estilo. Por eso los minoritarios . . .

“. . . hacia ese abismo es que nos pretenden llevar . . .” Hacia ese abismo pretenden llevarnos . . .

Es por eso que la inversión . . .” Por eso la inversión . . .

“En ese contexto es que se produce el pacto”. Más claro y directo, “En ese contexto se produce…”

Con la redacción que se propone las frases adquieren mayor fuerza, son más directas y expresan el sentido de modo más patente. Al final lo propuesto es más hispano, remeda menos el estilo de redacción extraño al espíritu de la lengua.

 

FÓLDER

“. . . que no se encuentren en el FOLDER . . .”

En la mayoría de los casos en que la lengua española ha adoptado (copiado, aceptado), tomado en préstamo palabras provenientes de lenguas extranjeras actuales, el uso y los conocedores de la lengua se ocupan de marcar la sílaba tónica con una tilde para que el hablante sepa como la enuncia.

Como consecuencia de esa práctica el anglicismo fólder entró al español escrito con la tilde, acento marcado, para que no haya duda en cuando a como pronunciar la voz inglesa. Quedan ya muy pocas personas que al decir la voz folder lo hagan imitando el sonido de erre inglesa al final.

No hay que rasgarse las vestiduras ante un error con respecto a la ortografía en español de una voz extranjera naturalizada en la lengua común en el año 1992, pues fue en ese año cuando la Real Academia le hizo un espacio en el lexicón mayor. La acepción era, “Amér. carpeta, cubierta con que se resguardan los legajos”.

La acepción actual que aparece en la edición del diccionario mencionado es todavía con la mención de que es un uso americano, ofreciendo carpeta como traducción y entre paréntesis, “útil de escritorio”.

Quien escribe estas reflexiones acerca de la lengua recuerda que nunca ha usado la palabra carpeta para la cubierta doblada de cartón que se usa para guardar papeles sueltos en sus más de sesenta años de hablante consciente. Esto para subrayar que a la voz del inglés le tomó muchos años para que se la admitiera en el diccionario mayor de la lengua española. Este préstamo puede considerarse tomado como consecuencia del prestigio del inglés o por la proximidad e influencia del angloamericano en Hispanoamérica.

Carpeta es una palabra de larga data en español que llegó desde el francés carpette, proveniente del italiano a través del inglés. Antes de terminar; en el español estadounidense se usa carpeta para alfombra. Se califica este uso de contravención a las buenas costumbres del español.

En América se seguirá usando fólder para lo que se definió y la carpeta permanecerá en el olvido.

(No se añade que se deja carpeta para que la minoría de hablantes españoles de la Península designen el fólder).

Aplatanar(se) / tropicalizar, magma, vinculatoriedad

Por Roberto E. Guzmán

 

APLATANAR(SE) – TROPICALIZAR

“Las autoridades dominicanas tienen que, si se quiere, APLATANAR las recomendaciones. . .”

Este verbo no guarda secreto para los habitantes de las Antillas Mayores de habla hispana. Además, puede casi asegurarse que muchos hispanohablantes de otras latitudes pueden entender el mensaje que el verbo transmite. Esto así porque han estado expuestos al contacto con los hispanohablantes de las Antillas.

Sería interesante poder determinar en cuál de las islas se originó el uso del verbo. Es muy probable que los dominicanos fueran quienes originaron el uso porque son quienes más plátanos comen en el Caribe. Esto significa que el plátano es una parte importante de la vida de los dominicanos. De una forma u otra, en Nueva York a los dominicanos algunos hispanos los llaman los “plátanos” por el gran consumo que hacen de esa musácea.

La “traducción” al español general de aplatanarse es acriollar(se) y, mayormente se usa para aplicárselo a los extranjeros que se acostumbran o adoptan los gustos de los dominicanos.

Hasta el momento en que se encontró en esta cita, el verbo solo se había encontrado aplicado a personas. En el caso específico de la cita se usa para recomendaciones, es decir, para propuestas o medidas planteadas como apropiadas. En la cita debe interpretarse este aplatanarse en tanto adaptar las recomendaciones al medio dominicano.

Esto tipo de uso podría considerarse como un ensanchamiento del campo semántico. No hay necesidad de exagerar el hecho, pues los lexicógrafos casi siempre están atentos a este tipo de fenómenos para determinar si se convierten en una práctica y en consecuencia, consignarla en los nuevos repertorios.

El plátano dominicano, que no es el guineo, ha dado lugar a varias locuciones muy populares en el habla de los dominicanos. Hay una que llama la atención porque se interpreta de modo diferente en Puerto Rico y República Dominicana. “Tener alguien la mancha del plátano” en Puerto Rico es manifestar la naturaleza o carácter del puertorriqueño típico. “Tener [todavía] la mancha del plátano” es para los dominicanos mostrar alguien su origen campesino mediante comportamiento o gustos.

No puede olvidarse que en España se conoce con el nombre “plátano” lo que en otras latitudes es llamado banana. Se ha observado que en la actualidad los dominicanos consumen muchos guineos verdes hervidos. Esos son llamados “guineítos” o “guineítos verdes”. Algunas personas prefieren llamarlos bananos, así en masculino, para diferenciarlos de los que se consumen sin cocer que continúan con el nombre de bananas.

El otro verbo que figura en el título, tropicalizar, existió en el uso de los dominicanos. Se usaba para aplicárselo a los aparatos que eran fabricados con estándares especiales para que pudieran usarse en los países tropicales.

En muchos casos esos enseres del hogar estaban protegidos desde la fábrica para resistir la herrumbre o soportar la humedad del ambiente que impera en los países de las zonas del trópico. Se recuerda, por ejemplo, los radio receptores de mayor duración eran los tropicalizados porque aseguraban más larga vida útil.

Este último verbo no aparece en los diccionarios diferenciales con este valor. Quizás esto se deba a que el verbo cayó en desuso con los avances de las ciencias y la tecnología.

 

MAGMA

“Pero LA MAGMA intelectual y vital. . .”

Algunas personas que escriben en los medios de comunicación masiva escriben con la intención de llamar la atención por medio de figuras innovadoras. Eso es lo que parece que sucedió en la frase copiada a guisa de ejemplo en esta sección. “Magma intelectual y vital” no pertenece al español de todos los días. Como ocurre con frecuencia en casos como este, se expone quien de ese modo escribe a incurrir en error.

La palabra “magma” termina en letra a /a/, pero no es femenina. Eso ocurre en contados casos del español. Ocurre casi siempre en palabras tomadas del griego, lengua en la que era mágma, con referencia a pasta, ungüento.

Entre otras palabras del español en las que la última letra es a /a/, y sin embargo son masculinas, pueden mencionarse algunas cuyos géneros marcamos correctamente como masculino sin percatarnos de ello, “mapa, paradigma, organigrama, programa”.

En el español moderno magma posee tres acepciones principales. Materia residual y espesa que resulta después de exprimir las partes más fluidas de una sustancia. Es también la masa ígnea existente en el interior de la tierra. Por último, es una “mezcla confusa”.

Magma es voz masculina, a pesar de que termina en letra a /a/, como se señaló antes. Cuando se escribe o se dice magma, hay que acompañar la voz de un artículo o adjetivo en masculino. Debió ser “EL magma intelectual y vital”, aceptando este magma con el significado de “esencia, sustancia importante de una idea, extracto”.

Con este tipo de error detectado en la cita se producen dos efectos. Los lectores que no tienen nociones firmes acerca del género de la palabra del título quedan confundidos. Los que sí saben cuál es el género de magma, quedan disgustados.

Lo que procede que se haga en casos como estos es hacer lo que aconseja la académica María José Rincón de manera constante; en caso de duda, acuda a los diccionarios, que para eso están.

 

VINCULATORIEDAD

“. . .principio de VINCULATORIEDAD procesal. . .”

La voz del título es larga. Circula en medios de habla culta. Su uso ocurre mayormente en el campo jurídico. Esta voz es de relativa reciente aparición. Se hace necesario examinar el uso para determinar cuál es la acepción que puede reconocérsele. Todo lo esbozado en las oraciones anteriores se ampliará en el curso de esta exposición.

Ha de tenerse en cuenta que en la frase que se reproduce en cabeza de este escrito “vinculatoriedad” aparece catalogado de “principio”. Esto le confiere un rasgo especial a la voz, la constituye en un término de contenido específico.

Desde el principio se hace constar que este estudio de la voz es puramente lingüístico y que no pretende trazar pautas o aclarar conceptos en cuanto al aspecto jurídico o legal.

No puede pasarse por alto que esta voz es larga en demasía. Mantiene lazos de semejanza con el vocablo “vínculo” que es un sustantivo cuyo sentido principal es señalar unión o atadura entre personas o cosas.

Le añadieron un sufijo para que la voz en cuestión sea un sustantivo y no conforme con ello le metieron un infijo, por eso resultó con la longitud que se destacó antes.

En República Dominicana entró esta voz hace quizás unos diez años, traída de legislaciones y jurisprudencias extranjeras. Los diccionarios que se han consultado no reconocen la voz.

Por las noticias que se han recabado acerca de la voz del título, esta ha de aceptarse con el valor de “obligatoriedad”. Esto muy probablemente se desgaja de las acepciones que se admiten para el verbo vincular. Una de ellas es, “sujetar a una obligación”. Se piensa que en la cita puede interpretarse que se refiere al principio de sujeción, esto es, “sometimiento a la disposición del proceso”.

Según parece este vinculatoriedad procede del sistema legal llamado en inglés common law, en el que un precedente jurisprudencial puede erigirse o invocarse con fuerza vinculante o persuasiva para que un juez o corte decida casos de un modo semejante, cuando estos les son sometidos a su consideración. Este common law se traduce al español en tanto derecho común (ley no escrita), derecho consuetudinario o jurisprudencial.

Yompear, carburar, empalizada / palizada

Por Roberto E. Guzmán

YOMPEAR

Este verbo yompear ya está documentado en el Diccionario del español dominicano (2013:710) como corresponde, “Conectar la batería descargada de un vehículo a la de otro para lograr que arranque”. En dominicano dirían, “para que prenda”.

Si se trae a estos comentarios es porque el español dominicano no cesa de enriquecer sus voces con nuevas acepciones. Más adelante se abundará sobre esas innovaciones.

El Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias de la Lengua Española del año 2010 ya había consignado el verbo por su uso en Panamá y República Dominicana, con la grafía también yumpear.

Este verbo se ha adoptado del inglés to jump, que en el caso específico de la conexión entre vehículos lleva start y hace to jump start. En inglés entró con esas funciones en el año 1973, pues hay que tener en cuenta que en esa lengua posee más de una acepción.

Tal y como se anunció más arriba los jóvenes citadinos dominicanos en su habla han ensanchado el campo de acción del verbo yompear, Algunos de los nuevos usos se parecen a otros que existen en inglés, sin que necesariamente se plieguen a los del habla angloamericana.

Se ha observado que se le ha ensanchado el verbo yompear para que en su uso exprese “proveer ayuda”. Esta ayuda según parece puede ir desde suministrar fondos, hasta pasar carga de batería de un celular a otro. Hay quienes lo usan hasta para mostrar apoyo moral.

No hay que sorprenderse acerca de la variedad de acepciones que manifiesta el verbo si se tiene en cuenta que anda de boca en boca entre jóvenes. Habrá que esperar un tiempo prudente para que se asienten y se hagan firmes los usos o caigan en el olvido algunos. Nada de lo que se ha mencionado con respecto de este verbo es raro, pues son fenómenos que ocurren normalmente en las lenguas.

 

CARBURAR

El verbo carburar que se presenta a manera de título para esta sección tiene acepciones en el español dominicano que son desconocidas en otras hablas.

Como sucede con mucha frecuencia, esas acepciones proceden de la creatividad de los hablantes jóvenes que se las ingenien para nutrir desde su posición el acervo común del habla nacional.

En muchos casos los hablantes jóvenes recurren a nuevas acepciones para palabras que son de solera en el español general porque andan en busca de renovar sus hablas. Tienen estos hablantes la características de no ser conformistas. Entre los jóvenes son los estudiantes quienes con mayor frecuencia inventan nuevas acepciones a viejas palabras, sin que estas ensanchamientos, ampliaciones o desplazamientos tengan vocación de permanencia.

A pesar de lo expresado en la última frase, se hace necesario precisar algunas de esas voces porque la literatura moderna y la prensa las utilizan. En el caso de la literatura el uso se hace para reflejar de modo auténtico el habla de los personajes; en el caso de la prensa el propósito es imprimir color local a las descripciones.

La descripción de una situación de uso del verbo carburar es el método considerado idóneo para ilustrar la significación que se desea destacar aquí.

Cuando un compañero de aula no mostraba su inteligencia de manera inmediata, o por cualquiera otra razón, algunos estudiantes expresaban esta falta de estudio o de disposición al aprendizaje gastándole bromas. Una de ellas consistía en decir que “no carburaba”.

Como resulta fácil de colegir, este carburar se tomaba en tanto habilidad para entender, pensar, calcular; era cuando se mostraba disposición en el aula para responder preguntas planteadas, para resolver problemas formulados por el profesor.

Podría manifestarse que era una muestra del habla estudiantil de un momento o período que necesariamente no perdura en el tiempo, porque otra ola de estudiante reemplaza muchas de esas voces con nuevas.

Ese tipo de habla es una forma particular de lenguaje de una comunidad lingüística; es lo que los estudiosos del lenguaje llaman sociolecto, vocablo que se usa en lingüística para denominar el conjunto de características comunes que identifican a un grupo de hablantes que posee un elemento social común.

 

EMPALIZADA – PALIZADA

“Esa fea PALIZADA debe desaparecer. . .”

Los hablantes de español dominicano conocen mucho mejor la empalizada (empalizá) que la palizada. Esto así porque como se verá más adelante era y es más fácil construir una empalizada que una palizada.

Eran muy frecuentes en el pasado las empalizadas para marcar o dividir propiedades. Además, no puede dejar de mencionarse que en un merengue muy viejo se mencionaba varias veces la voz empalizá. Se conocía como el Merengue de la empalizá.

De lo antes expuesto puede deducirse que los dos vocablos del título pertenecen al español general, pero que su significado es diferente; en consecuencia, hay que poner atención cuando se usa uno u otro.

No puede ocultarse que produce placer poder traer de nuevo a estos comentarios una palabra que fue muy usada en el habla de los dominicanos del pasado.

Habrá quien piense que está muy presente en la actualidad, pero hay que pensar que en las ciudades usan bastante las palabras verja, cerca, pared y otras para denominar las divisiones levantadas para marcar límites entre terrenos y asegurarse privacidad.

Con los dos vocablos del título ha sucedido algo muy común en las lenguas, los significados de estas no permanecen estáticos. Estos mudan de uso o adquieren sentidos figurados. Más abajo se detallará el proceso pertinente a estos dos vocablos.

Para comenzar hay que subrayar que la palizada es el sitio cercado de estacas. Además, es una defensa construida de estacas y tierra aplanada para contrarrestar desbordes de agua. Por último, después de la significación en heráldica que no viene al caso, es en el lenguaje militar, empalizada.

La empalizada es la obra hecha de estacas. La empalizá dominicana comenzó en los campos, hecha de palos hincados unos muy cerca de otros, o unidos por medios rudimentarios y plantados en el suelo. La designación se generalizó y, de la hecha de palos puntiagudos, de donde le viene el nombre, pasó a las cercas construidas de maderas y otros materiales. Esto así, por lo menos, en el  habla de los dominicanos.

La palabra para la designación de la verja existe en otras lenguas, escrita de una forma muy parecida a palizada; en inglés es palisade, en francés es palissade. Todas las lenguas que conocen un concepto con este nombre reconocen que proviene del provenzal.

Con respecto al uso que de palizada se hace en el texto, la propiedad en este depende de la intención del redactor. Si se refería al sitio o lugar, es palizada. Si deseaba mencionar la cerca o verja, entonces debió escribir empalizada.

Corso florido, salivita, clivaje

Por Roberto E. Guzmán


CORSO FLORIDO

El corso que interesa para estos escritos es el desfile con carroza, con personas disfrazadas, etc. El Diccionario de la lengua española registra esa palabra con ese significado, sin el etcétera, y menciona siete países en los que se conoce esa palabra. No aparece en esa mención el nombre República Dominicana.

Llama la atención esta ausencia porque el “corso florido” fue un momento histórico vivido por la población dominicana. Hubo un gran despliegue publicitario nacional y hasta internacional durante varios días en República Dominicana para celebrar el acontecimiento de este corso florido.

Ese gran desfile de carrozas a lo largo de lo que era la avenida George Washington en ese entonces se celebró en el año 1955 para que formara parte de los festejos conmemorativos de los 25 años de la Era de Trujillo.

Se está seguro de que en los periódicos locales de esa época, El Caribe, La Nación, consta el uso constante de la combinación “corso florido”, algo sin precedentes por la importancia que el régimen le imprimió a la celebración de la apoteosis.

En este corso hubo un desfile de carruajes, vehículos, carrozas preparadas para ese fin. Las personas que participaron en estas carrozas estaban disfrazadas con motivos alusivos al tema de las carrozas.

En honor a la verdad no puede decirse que se recuerden las flores, aunque quizás las hubo, que le confirieran el adjetivo al corso. Es posible que se usara este participio en sentido metafórico para referirse a la belleza de la reina del corso y a la bella corte de jóvenes; o a lo selecto del séquito y de los participantes.

El uso que prevaleció en la época a que se alude obedecía a la costumbre de magnificar las actividades del régimen imperante, dando por firme que la palabra corso es más “florida” que el pedestre carnaval.

Ya sea de una forma o de otra, hay que hacer un espacio para el vocablo “corso” en los diccionarios de español dominicano, y, de esa forma lograr que se incorpore a la República Dominicana en la lista en el lexicón oficial de la lengua española entre los países que utilizan o utilizaron ese vocablo.

 

SALIVITA

Es muy fácil darse cuenta de que la palabra colocada a guisa de título es un diminutivo de saliva. La pregunta normal que se hace quien la lee en estas reflexiones es, ¿Qué busca esta salivita aquí?

En esta sección se presentará lo que se presume que es un uso exclusivo de los dominicanos.

Los hablantes de español dominicano conocen la frase, “Con paciencia y salivita. . .un elefante a una hormiguita”. Hay quienes toman esta salivita en calidad de lubricante, mientras otros la toman en tanto palabra con poder para convencer.

Cuando algunos objetos no están bien pegados, los hablantes dominicanos lo expresan diciendo, “Eso está pegado con saliva”. De su entorno físico directo, la locución verbal ha pasado a ser usada en sentido figurado, como por ejemplo en los casos en que una persona que ejerce funciones en la administración pública se considera que no tiene buen asidero en la posición por una u otra razón, lo expresan con la misma locución.

En cuanto a la “salivita”, esta posee sus significaciones sin relación con el líquido que segregan las glándulas salivares. Esta salivita tiene su propio destino, desempeñar funciones de “cantidad diminuta” en cuanto a líquidos se refiere.

No es raro oír a un dominicano decir, “Lo que quedaba de ron en esa botella era una salivita”. Como puede observarse por medio del ejemplo y de muchos más que pudieran citarse para ejemplarizar los usos. En estos no hay referencia alguna a la saliva en sí, cuando se usa el diminutivo salivita. No se exagera si se añade que esta salivita es una cantidad despreciable de líquido. Casi siempre la salivita es lo que queda como último vestigio en un recipiente, que por efecto de su índole ocupa el fondo del recipiente.

Se piensa que esta salivita merece una consideración especial en los diccionarios de español dominicano, con una acepción aparte para ella.

 

CLIVAJE

“. . . disputaban desde CLIVAJES ideológicos . . .”

En algunas ocasiones los columnistas, analistas y otras personas que escriben en las secciones de opinión de los periódicos recurren al empleo de terminología de conocimiento de unos pocos. A veces traen a un campo nuevo una palabra de un léxico especializado. Al hacer esto el lector puede pensar, si conoce la palabra, que se trata de un uso metafórico. Muchos otros se quedan sin entender porque no tienen el hábito de consultar un diccionario cuando leen un periódico.

Eso que se esbozó más arriba se presume que ha sucedido en la cita. Clivaje no consta en el diccionario oficial de la lengua común. Esta voz solo consta en los diccionarios publicados por la Editorial Larousse.

La acepción consignada en esos mencionados diccionarios reconoce que procede del francés clivage, que es un sustantivo masculino que pertenece al campo de la mineralogía. La acepción es, “Operación que consisten en separar las partes defectuosas de un diamante u otra piedra y corregir su forma”.

Lo simpático con relación a la voz francesa es que posee ese significado, pero además aparece consignada con otra significación de uso en sentido figurado desde 1932, “separación por planos, por niveles”. Trae un ejemplo de uso, “Clivages políticos, ideológicos”. Esta información se tomó del Nouveau Petit Robert de la langue française (2007:450). Se catalogó de simpático el asunto porque en el español no se consigna la acepción en sentido figurado; sin embargo, esa es precisamente la que se usa en la cita, que corresponde al ejemplo del diccionario francés.

En francés la palabra tiene larga historia, cuenta con un verbo y existe un aparato que lleva un nombre especializado para la operación. Además de su uso en mineralogía, en esa lengua se la emplea en cirugía.

En lugar de la voz poco adaptada y de muy limitado uso, se propone en el caso de la cita sustituirla por tamizaje, que equivale a “seleccionar con cuidado”. No se propone depurar porque tiene una inclinación a separar lo malo de lo bueno, o simplemente a dejar fuera lo nocivo. Muchas otras posibilidades son factibles, pero eso implicaría un cambio radical de la redacción.

Saltapatrás, conversionista, comicios / elección

Por Roberto E. Guzmán


SALTAPATRÁS

“. . . hacerte que otorgues un poder a un SALTAPATRÁS . . .”

Hay que comenzar con algo cierto acerca de la voz del título. Esta es una voz que lleva una connotación despectiva. Se la conoce en el español americano. Además, en República Dominicana adquirió una acepción propia, así como en Perú. Por último, el autor de estas apostillas ha oído otra acepción en el habla dominicana que no se ha reconocido todavía. Todas estas significaciones se examinarán más abajo.

En el español ¿oficial? existe otra voz muy parecida que es la reconocida. En el español internacional la voz reconocida que se anunció antes es saltatrás, que remite a tornatrás. El diccionario oficial de las Academias define esta palabra, “En la América colonial, descendiente de mestizos y con caracteres propios de una sola de las razas originarias”. Vale que se recuerde que la persona mestiza es la nacida de padre y madre de razas diferentes; especialmente se usó para descendientes de blanco e india o de indio y blanca.

La voz saltapatrás referida a persona adquiere más fuerza con la ortografía que la caracteriza. Esto se añade porque ese “pa”, de para, insertado entre al verbo saltar y el adverbio atrás destaca con mayor fuerza el salto hacia atrás que aleja al sujeto de lo blanco, significando con esto lo puro.

Los rasgos que se concitan en la persona considerada saltapatrás es sobre todo el color de la piel que indica la mezcla de razas. Algunos etnólogos califican este salto como una “regresión” por sus rasgos, es una retrocesión a lo alejado de una sola raza. De la misma forma que sucedió con otros asuntos en las colonias, con este fenómeno se produjo toda una clasificación de matices de colores y rasgos, cuarterón, quinterón, etc.

En Perú saltapatrás es una bebida alcohólica fuerte y de mala calidad. Puede interpretarse que el nombre en este ámbito sugiere que quien la bebe salta hacia atrás, o, a la mala calidad de la bebida.

En la República Dominicana, referido a una persona saltapatrás indica que ella pertenece a una clase social humilde. Con esta acepción consta en el Diccionario de americanismos, así como en el Diccionario del español dominicano.

El uso que oyó en el pasado quien escribe estas notas tiene relación con la conducta sexual de un hombre. Saltapatrás es en relaciones homosexuales entre hombres, quien sobre todo “recibe” o, está más interesado en recibir que reciprocar; es decir, es el hombre que desempeña el papel femenino en las relaciones homosexuales. La voz en sí misma explica el movimiento y la posición del sujeto en el acto sexual.

Ya pasó a la historia la época en que los diccionarios no consignaban las relaciones consideradas pecaminosas por las personas religiosas. Todo tiene su nombre y merece que se asiente para que permanezca por lo menos como referencia de su existencia. La labor del lexicógrafo no es evitar las palabras malsonantes o las que implican conducta diferente de la suya.

 

CONVERSIONISTA

“. . . centran su actividad eclesial en la labor evangelizadora y CONVERSIONISTA”.

En algunas ocasiones la lengua no sigue una línea recta para hacer las derivaciones a que son sometidos muchos de los vocablos de esta. En otras ocasiones el diccionario oficial no registra en su inventario el vocablo que se procura, pero aparece mencionado en una acepción o ejemplo.

El problema que se presenta con el vocablo conversionista pertenece a eso que acaba de esbozarse. Ese vocablo específicamente no figura en los diccionarios consultados. Hay que entender que eso no significa que no existe. Desde que alguien lo usa, este existe; sobre todo si la composición está acorde con los cánones de la lengua. Algo que puede intuirse de lo antes expresado es que el vocablo ha tenido poca circulación.

En esta sección se desarrollará una hipótesis acerca de la razón que impulsó al redactor a elegir este vocablo entre los demás que tenía a su disposición. Al hacer esto se examinará el vocablo.

Por el entorno en que se encuentra “conversionista”, “actividad eclesial y labor evangelizadora”, hay que deducir que este conversionista tiene vínculos con “convertir”. Naturalmente este último verbo en su acepción de “ganar a alguien para que profese o practique una religión”.

Una vez expuesto lo que consta en el último párrafo lo más natural sería pensar que se seleccionaría el adjetivo convertidora, labor convertidora. El redactor descartó esa opción porque en el español moderno los hablantes y escribientes han reservado el adjetivo recién mencionado para “aparatos, dispositivos, sistemas”.

En español existe el nombre conversión para la acción y el efecto de convertir o convertirse. Existe el adjetivo y sustantivo converso para la persona convertida a una religión distinta a la que tenía. El problema con el adjetivo y sustantivo converso es que durante largo tiempo se ha usado para aplicárselo a los judíos que se convertían al cristianismo en los siglos XIV, XV y XVI. Se le otorgó un destino específico a la palabra converso que en la práctica la sacó de otros usos.

En el habla y en la escritura se ha encontrado el participio “convertido” para referirse a la persona que ha pasado de una religión a otra, especialmente de la religión católica a otra cristiana. Al resultado a que se llega es que el conversionista es una persona o acción que desempeña labores de conversión. El sufijo -ista cuando se aplica a una persona indica que esta es partidaria de una doctrina o, si la palabra base trata de una profesión que ella trabaja en esa.

Como puede apreciarse por medio de la lectura de lo presentado más arriba, la opción por la que se decantó el redactor de la cita es plausible. Es de lamentarse que la voz conversionista no haya contado con el patrocinio constante de los hablantes y escribientes, pues se piensa que hay situaciones en que es un recurso útil.

 

COMICIOS – ELECCIÓN

“. . . que afectan la participación de las mujeres de cara a los presentes COMICIOS ELECTORALES . . .”

Con cada torneo electoral se repite el yerro que se comprueba en la cita. Muchos redactores olvidan el significado de comicios y le asestan un golpe repetido al añadirle electoral a seguidas.

La palabra comicios siempre lleva la letra ese /s/ al final. Se la considera plural y la definición en el diccionario oficial de la lengua española es, “Elecciones para designar cargos políticos”. Esa es la primera acepción actual, pues en el pasado ese diccionario colocaba en primer lugar la que correspondía a la, “Junta que tenían los romanos para tratar de los negocios públicos”. La segunda acepción era, “Reuniones y actos electorales”.

A través de la lectura de las acepciones reproducidas puede comprobarse que la prioridad se ha reconocido en beneficio de lo actual, es decir, las elecciones en sí mismas y la especialización en cuanto al propósito de estas elecciones, para designar cargos públicos.

En la actualidad todavía se hace alusión a los comicios romanos con idéntica redacción, a la que se ha añadido “y, por extensión, otras reuniones”.

La palabra comicios deriva del latín comitia plural de comitium que era el lugar donde el pueblo se reunía en asamblea. Cuando se recurrió a la etimología de comicios llamó la atención que el Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico enviaba a buscar el origen en el verbo “ir”. Esto se explica cuando se aprende que la palabra estudiada procede de un compuesto de ire y com- con el sentido de juntamente. Entre las funciones de esos comicios se contaba la de elegir los cargos públicos. En español entró en el año 1612.

En la frase copiada se observa que las dos palabras son empleadas una inmediatamente tras la otra y la segunda con la intención de modificar o ampliar la primera. Esto se destaca con el propósito de que no se piense o aduzca que el escritor tuvo la intención de imprimir sentido completo o de añadir expresividad a la oración. Ahí hay redundancia viciosa de vocablos.

Yaniquequero, candidato, a, desempleado – cesante, disrupción

Por Roberto E. Guzmán

YANIQUEQUERO

“. . . donde las personas socializan alrededor de [ese] YANIQUEQUERO . . .”

No cuesta mucho esfuerzo para un hablante de español dominicano dar con el significado de la voz del título; esto así porque puede fácilmente descubrir en su base al famoso yaniqueque.

La voz yaniqueque aparece en los diccionarios diferenciales de español dominicano y en el Diccionario de americanismos como corresponde. El Diccionario del español dominicano (DED) consigna una definición del yaniqueque que refleja la realidad de este, “Torta frita hecha con masa de harina de trigo, sal y mantequilla”.

La receta del yaniqueque como muchas de las comidas dominicanas con el transcurso del tiempo ha sufrido modificaciones en su composición. El que se compra en la calle es el que más se asemeja al de la definición del DED; es el menos elaborado y puede decirse que es el original y primitivo, pues este alimento nació en las capas sociales de escasos recursos que es la que cocina con los ingredientes básicos. En la actualidad hay quienes le añaden levadura, huevo y hasta queso. Sobra señalar que los ingredientes se amasan y la masa así lograda se fríe en aceite.

El Diccionario de cultura y folklore dominicano (2005:420) afirma que el yaniqueque se originó entre los cocolos de San Pedro de Macorís, de allí “pasó a Sabana de la Mar con el nombre de Johnniecake y luego se popularizó en la capital y otros pueblos como yoniqueque”. Hay que tener en cuenta que este diccionario menciona un yoniqueque y un Johnny Cake.

Este último diccionario es el que reconoce al yaniquequero como, “La persona que prepara y vende yaniqueques en las esquinas”. Claro, no solo en las esquinas, pero el más popular es el que se vende “en la calle”. Este yaniqueque que se vende en “frituras” es el más popular es, “una torta fina de harina de trigo cocida en aceite”.

Como puede comprobarse mediante la lectura de lo que antecede en esta sección, el yaniqueque es muy popular en los barrios populosos de personas de escasos recursos económicos.

El nombre del alimento es la representación del sonido en español de Johnny Cake, así como lo es la representación gráfica de este sonido. Esto así por la dificultad que presenta la pronunciación en español de la letra jota /j/ del inglés. Como el yaniquequero es quien prepara y vende el yaniqueque, la forma de escribir el derivado de yaniqueque está sometida a los usos de la lengua en las islas antillanas y América Central; es decir, agregando la terminación -ero a la base.

La terminación -ero, del latín -arius, “se añade a sustantivos para formar derivados nominales, sustantivos, y, adjetivos que generalmente se sustantivan”. Innovaciones sufijales en el español centroamericano (1987:13). Esa obra asegura que “expresa al agente que trabaja con el objeto primitivo, o al hombre que lo produce”. Esto puede aplicarse a yaniquequero.

 

CANDIDATO, A

“Ese joven es un buen candidato para ti” es una frase que se oía a menudo y que quizás aún puede oírse en algunos círculos sociales. Este candidato no pretende alcanzar un puesto electivo, ni premio alguno como quedará despejado después de las explicaciones. (Lo del premio es discutible). No anda este candidato tras dignidad u honor. Puede admitirse que aspira a una distinción personal.

El “candidato” dominicano se conoce en otras hablas de Hispanoamérica. Es una persona a quien se considera que reúne buenas condiciones para convertirse en novio o esposo. No hace falta que el candidato exprese sus deseos; a veces son terceras personas quienes recomiendan su candidatura a desempeñar esas funciones.

En algunas situaciones el candidato es propuesto, o en otras, él se convierte en pretendiente a convertirse en el novio o enamorado de la otra persona.

La palabra se trae a estas reflexiones acerca de la lengua española en República Dominicana porque los lexicones dedicados a este tipo de voces no la han consignado.

Las costumbres han evolucionado mucho con respecto a la forma en que las personas presentan sus pretensiones amorosas. En las sociedades pueblerinas de antaño había un consejo deliberativo de señoras, sin título, que se encargaba de oficiar para hacer los arreglos y encaminar las relaciones entre jóvenes solteros, eran oficiosas celestinas. Ellas se encargaban de procurar los encuentros a pedido de los interesados o motu proprio. Era esa una época en la que las relaciones se presumía que terminaran ante un oficiante o, un Oficial del Estado Civil.

No hace falta que se escriba, pero se hace, que luego de esta intervención los lexicógrafos incluyan en los diccionarios de español dominicano esta palabra con la acepción que se ha descrito.

 

DESEMPLEADO – CESANTE

“. . . miles de jóvenes que cursaron una profesión universitaria y una carrera técnica y permanecen CESANTES”.

El punto central de esta exposición es examinar la palabra cesante en la cita, pero no puede dejar de mencionarse que esto de cursar una profesión levanta ronchas.

Se cursa una carrera, porque cursar es estudiar una o más materias en un centro docente. Se elige una profesión técnica o de otro tipo.

Desempleada es la persona que no tiene empleo. Puede estar desempleado por decisión personal o porque sus diligencias para conseguir empleo han resultado infructuosas. El desempleado puede que nunca antes haya tenido una ocupación o actividad remuneradas.

Cesante es una palabra que puede actuar en funciones de adjetivo o sustantivo y vale tanto para la masculino como para el femenino. Es el empleado a quien se deja sin empleo, sin que en ello intervenga su voluntad. Por la definición que se ha escrito con respecto de la situación del cesante, resulta obvio que tuvo un empleo hasta que lo privaron de este.

No cabe duda de que en la redacción de la cita el autor de esta incurrió en un error. Debió escribir, “permanecen desempleados”.

 

DISRUPCIÓN

“. . . con la capacidad del Reino Chino de DISRUMPIR su economía”. “. . . los costos de una DISRUPCIÓN . . .”

Toda la familia de las dos palabras resaltadas en las citas ha llegado al español desde el inglés. No hay motivo para rechazar la entrada de ellas en el español, porque tienen antecedentes en lengua latina que fue de donde la tomaron los angloparlantes en el siglo XVIII. No es posible olvidar que el latín es la madre nutricia del español; por lo tanto, por su origen puede legitimarse esa adopción en la lengua española.

Las dos palabras resaltadas en la cita tienen en español relación con el verbo romper, que llega de rumpere también del latín. “El sustantivo disrupción, el adjetivo disruptivo y el menos frecuente verbo disrumpir son adecuados para aludir a un modo de hacer las cosas que supone ´una rotura o interrupción brusca´. . .” (Cita extraída del portal de Fundéu).

El portal recién mencionado recuerda que el adjetivo disruptivo entró en el Diccionario de la lengua española en el año 1970. Se añade que el sustantivo disrupción tuvo que esperar hasta la edición del 2014 para que se le concediera la entrada.

Algo que desea subrayarse es que las acepciones en español para esta familia de palabras son redactadas de manera que en ellas se reconoce que la ruptura o interrupción es brusca; por tanto, no debe usarse en los casos en que se habla o escribe acerca de procesos de realización paulatina.