Darle un almohadazo – yacer (subyacer) – halla (haya)
DARLE UN ALMOHADAZO
Tan pronto una persona competente en español lee la locución del título percibe que esta está relacionada con el término almohada, que es una voz del árabe hispánico que deriva de una voz árabe que significa “mejilla”.
El almohadazo del español corriente, como lo sugiere la terminación, es el golpe dado con una almohada. Ha de tenerse en cuenta que en la locución que se forma en el español dominicano y, quizá en otros dialectos, no existe tal golpe.
Lo que ha hecho el hablante del español dominicano es que ha simplificado una expresión del español general y lo ha hecho de una manera creativa sin tener que utilizar las palabras exactas para mencionar la acción que lleva a cabo.
En los momentos en que una persona descansa, sobre todo por las noches, reposa esa mejilla árabe sobre la almohada. Se proporciona el tiempo para descansar. En el caso del almohadazo de la locución lo que hace es que pospone esa acción o decisión a la que se refiere “darle el almohadazo”.
En el habla dominicana se “da un almohadazo” a algo cuando se toma tiempo para pensar, deliberar, posponiendo la toma de una decisión para otro momento, que en la mayoría de las veces es un aplazamiento para otro día.
La expresión a la que se aludió más arriba, es “consultarlo con la almohada”. En esta, como en la hipótesis anterior, indica tomarse el tiempo que haga falta para reflexionar sobre el asunto que se somete a la consideración del individuo que invoca la locución.
Las frases de mayor uso en el habla dominicana en la actualidad son objeto de un estudio. La Academia Dominicana de la Lengua labora en la confección de un diccionario para recogerlas. Es una labor de equipo que culminará pronto. Se espera que el título de este nuevo diccionario sea Diccionario fraseológico del español dominicano. Es una noticia que debe regocijar a todos los interesados en este y temas relacionados.
YACER – SUBYACER
“En el origen del ataque cibernético contra Sony Pictures YACE la cinta. . .”
Las lenguas guardan secretos que a veces los lingüistas son incapaces de descifrar. Otras rarezas de las lenguas parecen incomprensibles al primer intento. Entre los últimos hay fenómenos en las lenguas que merecen tiempo para que se les disciernan.
En esta sección se verá como dos palabras íntimamente relacionadas entre sí han tomado senderos diferentes en sus significaciones. Cómo el vocablo subyacer, que está emparentado estrechamente con yacer desarrolló un significado propio.
Yacer deriva del latín iacere, con una primera /e/ larga. Es estar acostado, tendido (arrojado), una persona o animal por tierra. Es permanecer una persona echada o, muerta enterrada en un lugar; es una cosa o persona permanecer en un lugar. Dicho de una persona o cosa, existir o estar real o figuradamente en algún lugar. También es tener una persona relación sexual con otra. Es comer las caballerías en el campo por la noche.
El Diccionario integral del español de la Argentina asienta para el verbo yacer lo siguiente: ‘referido a una cosa, estar basada o tener su fundamento en otra’. Es un verbo intransitivo en esta y en todas sus acepciones. Quizás esta acepción argentina es la base del uso estudiado aquí.
El verbo subyacer a su vez es yacer o estar debajo de algo. Esto así porque el elemento compositivo de palabras “sub” significa “debajo, inferioridad”. Ahora bien, cuando se trata de cosas, es ‘estar oculta tras otra’, así lo consigna el lexicón mayor de la Real Academia. Eso significa que esa cosa está en el trasfondo de la otra. Este ocultamiento de una cosa puede ser en sentido material o no material.
De nuevo, el DIEA, Integral de Argentina, aporta un rasgo importante para el verbo subyacer: es ‘depender o estar incluido de manera indirecta y oculta en algo’.
En el cotejo de las significaciones de los dos verbos se advierte que ocurre lo normal en casos como estos. Una cosa yace y, debajo de esta, la otra subyace. Si una está encima, esa oculta la otra. De lo material pasó al sentido figurado, de la cosa a lo imaginado; al plano de las ideas.
Al final de toda la aclaración que precede, lo que se trata de sacar en claro es que el verbo que el redactor debió usar fue el verbo subyacer y no yacer como hizo en su reseña noticiosa. Lo que había debajo fue el motivo que impulsó a la acción del ataque cibernético.
Es posible que la confusión entre los dos verbos la haya ocasionado la interferencia del inglés. En esa lengua existe la combinación verbal lie hidden, que hay que traducir por “yace oculto”, o subyacer como se propuso antes. Cuando se resalta la importancias de alguna cosa con respecto de otra, puede emplearse en español el verbo reposar. Por ejemplo: “La importancia de esta reflexión reposa en su originalidad”. Aquí en inglés se conformarían con el verbo to lie (lies). Para los demás usos el inglés exige la aposición de una preposición, un adverbio o un participio en estas funciones (lie down, lie buried, lie hidden). ¡Dios proteja los lectores de estos traductores improvisados!
HALLA – HAYA
“. . .después que terminen las festividades, se HALLAN gastado los bonos de fin de año y el estado de ánimo se torne adusto”.
El problema que se presenta con las dos palabras del título es que en la realidad del idioma se enuncian de igual forma. La pronunciación diaria en muchos países de Hispanoamérica no distingue entre uno y otro vocablo. Eso es conocido por el nombre de yeísmo. Existe lo que se llama homofonía, que es la identidad fónica de dos o más palabras.
Se agudiza el problema cuando palabras como estas se confunden en su representación gráfica, en su escritura. Estos es, cuando se confunden sus funciones en la escritura. La cita reproducida más arriba es un ejemplo de un yerro de este tipo.
Halla, con la doble ele /l/, elle, es parte del verbo hallar, que también lleva en todas sus personas y tiempos ese dígrafo /ll/. El verbo hallar es transitivo y equivale en sus empleos a los verbos encontrar, descubrir, advertir, observar, notar y otros que no se mencionarán. Si en el uso de la oración puede sustituirse por uno de los verbos mencionados más arriba, entonces procede que se escriba con la /ll/ elle.
El otro haya, con la /i/ griega, ye, forma parte del verbo haber que es el verbo auxiliar por excelencia de los tiempos compuestos. El hecho de que sea un auxiliar en los tiempos compuestos de la conjugación de otros verbos traza la pista para saber cómo escribirlo. Cada vez que sea seguido de otro verbo en participio pasado, deberá presentarse escrito con la /y/, salvo en hipótesis de laboratorio.
Este “haya” es del verbo haber en la forma en que se usa para la primera y la tercera persona del singular del presente del subjuntivo de haber. De los mismos sonidos es la palabra aya, que es la persona encargada del cuidado de niños en “casas principales”. Existe también un haya, que es un árbol, y la madera de este y, un donativo en las escuelas de baile español.
© 2015 Roberto E. Guzmán