Cachucha, departamentalización, a quemarropa/a quema ropa

Por Roberto E. Guzmán

CACHUCHA

La voz cachucha no tiene secretos para un hablante de español dominicano. Todo buen dominicano sabe que una cachucha es, “Gorra de tela con visera”; Diccionario del español dominicano (2013:124-5). Además de eso gorra es un tipo de ají. Para los españoles de la península la cachucha es un tipo de baile.

El Diccionario de la lengua española escribe que gorra es, “Prenda para cubrir la cabeza, especialmente la de tela, piel o punto con visera”.

El autor de estos comentarios entiende, de acuerdo con las Academias de la Lengua, que si es gorra, tiene visera. La prenda para cubrir la cabeza que no tiene visera es el gorro. Quizás la cachucha es un gorro con visera, o simplemente, una gorra.

Si se ha traído la voz cachucha a estos comentarios no se hace solo para argüir acerca de las definiciones de esta, sino para recordar por este medio otra significación de esa voz. En el español dominicano cachucha corresponde exactamente a lo que el recién mencionado diccionario entiende que es una visera en el español corriente.

Es una cachucha la visera, el parasol que se instala en el exterior de un vehículo para evitar que el sol deslumbre a los ocupantes de ese vehículo, sobre todo al conductor. Esa cachucha iba y va instalada inmediatamente sobre el parabrisas, en la parte delantera de la cabina de las camionetas y camiones. Era además un adorno añadido a la vistosidad del vehículo. Algunos automóviles también las llevaban. En la actualidad muchos camiones llevan este aditamento, pues el parabrisas de estas modernas maquinarias es alto y ancho.

Esta cachucha ha permanecido en el cajón de las palabras, pues los diccionarios de español diferencial dominicano no la han rescatado para inventariarla y definirla.

 

DEPARTAMENTALIZACIÓN

“. . .especialización en el trabajo, DEPARTAMENTALIZACIÓN. . .”

Esta palabra es verdaderamente larga. Por esa característica goza del favor de personas cultas. Es tan larga que se hace difícil enunciarla en el habla, y, esto la hace desaparecer de las conversaciones.

No cabe duda alguna de que esta larga palabra tiene relación con los departamentos que son ramas de la administración pública, de empresas privadas de grandes dimensiones o, de las universidades que son las que con mayor frecuencia cuentan con este tipo de división administrativa en República Dominicana.

La departamentalización es una palabra que no está incluida en el Diccionario de la lengua española publicado por la Asociación de Academias.

A pesar de que las instancias oficiales todavía no han reconocido carta de naturaleza en el seno de la lengua a la luenga palabra, esta aparece en algunos diccionarios de uso y en el Diccionario de americanismos de la misma Asociación que elabora y publica el lexicón oficial antes mentado. Esto presagia que en un futuro no muy lejano entrará en el redil reservado a vocablos reconocidos por las autoridades encargadas de asegurar la unidad del español.

El recién mencionado diccionario asienta que la palabra se usa en Honduras, Costa Rica y Chile para, “Proceso de organizar académicamente una Facultad o centro educativo por departamentos según los campos del saber”. Es también el “Proceso de organizar administrativamente algo en cada uno de los departamentos del país”.

Está reconocida la palabra en cuestión en el Diccionario de uso del español (2007-I-933), con la acepción siguiente, “Acción de departamentalizar”. Esto implica también el reconocimiento del verbo. El verbo sirve para expresar, “Organizar en departamentos”.

El Diccionario del español actual (1999-I-1450) asienta también la voz del título y escribe, “Organización por departamentos”. Hay que mencionar sin demora, que el último diccionario no registra el verbo departamentalizar. El departamento que se mienta aquí corresponde a un “ramo de la administración” o a una “sección o parte diferenciada [de un todo, especialmente de una organización]”.

Si se observa la formación de la nueva palabra, puede presumirse que se formó tomando como base el adjetivo departamental. A esa base le añadieron el sufijo –iza, y, luego una terminación de sustantivo –ción.

Lo que se ha descrito en el párrafo inmediatamente anterior a este es una presunción que se desvirtúa tan pronto se descubre que en inglés existe una voz semejante a la que se comenta aquí, departmentalization; el verbo que le sirve de base al sustantivo en esa lengua sirve para expresar “dividir en departamentos”. (Merriam-Webster Dictionary).

En francés se introdujo este uso de la palabra département, pero a regañadientes y con protestas, el Dictionnaire des Mots Contemporains (1987:156) así lo consigna y lo define como “Servicio o subdivisión de un servicio en una administración, una empresa, etc.” Ese diccionario lo califica de “anglicismo vergonzoso”. En Francia desde hace largo tiempo existe un Département que es una división administrativa del territorio francés bajo la autoridad de un Prefecto.

Hay unos departamentos que se han olvidado, son los que corresponden a las “tiendas por departamentos” que es una denominación que provino del inglés y penetró en español y en francés, así como en otras lenguas.

Es muy posible que la voz del título se haya colado en el español por medio del vocabulario de los expertos que trabajan en administración de empresas y negocios y, que se ocupan de organizar el trabajo de esas organizaciones.

 

A QUEMARROPA – A QUEMA ROPA

“. . .y lo asesinaron A QUEMA ROPA. . .”

Con relativa frecuencia se encuentran casos parecidos al que sirve de tema a esta sección. Aquí se comprueba que quien redactó hizo lo que se ha criticado en otras ocasiones; es decir, alguien toma una locución y le cambia el orden, la secuencia. Al hacer esto no se tiene en cuenta que una locución es un grupo de palabras que constituye un significado único para una determinada función.

“A quemarropa” es una locución que puede considerarse adverbial o adjetiva, según el contexto en que se use. Una locución de acuerdo con la definición que de ella hizo D. Julio Casares es una “combinación estable de dos o más términos, que funcionan como elemento oracional y cuyo sentido unitario, familiar a la comunidad lingüística, no se justifica, sin más, como una suma del significado normal de los componentes”. Diccionario de términos filológicos (1962:268).

Las locuciones adverbiales son las equivalentes a un adverbio; esto es, con función de adverbio; las adjetivas son las equivalentes a un adjetivo.

En cuanto a los disparos “a quemarropa” equivale a “desde muy cerca”. Entre esta locución adverbial y la realidad existe una relación directa y fácil de encontrar. Cuando se realiza un disparo desde muy cerca, el objetivo muestra señales de quemadura como resultado de la explosión que se produce para efectuar el disparo en cuestión. Se impuso la ropa como objeto de la quemadura por transmisión reiterativa. En algunos diccionarios puede leerse que este uso de “a quemarropa” como locución adverbial pertenece solo al verbo disparar.

Es locución adjetiva en el caso en que se usa inmediatamente después del sustantivo masculino “disparo”. Así, por ejemplo, “Recibió un disparo a quemarropa que le causó la muerte”.

La locución objeto de estudio ha adquirido tal fuerza que migró su sentido más allá de su primer objeto, y así puede encontrarse desempeñando la función de locución adverbial, cuando se refiere a la forma de actuar. En estos casos se entiende que la locución actúa para comunicar “de forma brusca y sin rodeos”, esto es “de modo demasiado directo”. Generalmente tiene que ver con la manera de decir algo, “sin preparación”, equivalente a “por sorpresa”. Podría decirse que es sinónima de “de sopetón”, que expresa “de improviso, sin avisar, inesperado”.

Para zanjar este asunto de una vez por todas se transcribe lo que se halla en el Diccionario panhispánico de dudas, “Hoy solo está vigente la grafía en dos palabras, por lo que no debe escribirse *a quema ropa”. (2005:549). (Las negritas son mías, RG).

© 2018, Roberto E. Guzmán

Temas idiomáticos

Por María José Rincón

 

PAUTAS PARA LA VIDA

31/8/2018

La lengua tiene sus propios mecanismos gramaticales y léxicos para la creación de nuevas palabras. Eso le permite mantenerse viva y rendirnos servicio. Hoy vamos a fijarnos en un mecanismo gramatical concreto que permite la creación de verbos a partir de nombres y adjetivos. No vayan a creer que esto de formar nuevos verbos se hace a la brigandina. La lengua sigue ciertas pautas morfológicas que muchas vecespasamos por alto.

La reflexión de hoy viene a cuento de un comentario de un lector preocupado (que no desocupado, como el cervantino) al que le sorprende la formación del verbo plastificar, que él considera debería ser *plasticizar. Como modelo propone la formación de comercializar a partir de comercio. Nada es tan sencillo en la lengua. El verbo comercializar se forma a partir del adjetivo comercial (y no del sustantivo comercio) al que se le añade el sufijo -izar. Siguen esta misma vereda morfológica los verbos fiscalizar, globalizar, nacionalizar, centralizar, y tantos otros, formados a partir de un adjetivo terminado en ele.

El sufijo -izar no es el único que forma verbos a partir de adjetivos y sustantivos. Existe también el sufijo -ificar. Muchos de los verbos formados con este sufijo expresan la acción de convertir algo en lo expresado por el adjetivo o sustantivo base: santificarcalcificarmomificarpurificar.

¿Por qué no es entonces nuestro verbo protagonista *plasticificar? Le sucede a plastificar lo mismo que a otros muchos verbos derivados de adjetivos terminados en -ico o de sustantivos terminados en -igo: pierden la última sílaba de la palabra base. Observen, si no, los siguientes verbos: de auténticoautentificar; de códigocodificar; de eléctricoelectrificar. Por tanto, no hay nada raro en de plásticoplastificar.

Por suerte para todos la lengua se adapta a la vida, siempre siguiendo sus propias normas. Mientras sea capaz de hacerlo sin perder su esencia, tendremos lengua para rato.

CIRCUNLOQUIOS

07/8/2018

Decimos de alguien que habla bien o que escribe bien como si fuera un don que le ha caído del cielo. Sin embargo, una expresión correcta, ya sea oral o escrita, tiene mucho que ver con la técnica y la técnica, por suerte para nosotros, puede aprenderse y afianzarse con la práctica.

Las palabras son el componente más numeroso, más rico y más cambiante de una lengua, por eso, enseñar a usarlas apropiadamente parece a veces tarea imposible. Repasando la Guía práctica del español correcto del Instituto Cervantes he seleccionado algunos ejemplos de circunloquios que oímos y leemos con frecuencia y que nos recomiendan evitar.

Para empezar con buen pie no está de más que recordemos que un circunloquio no es más que ‘un rodeo de palabras para dar a entender algo que hubiera podido expresarse más brevemente’. El Diccionario de la lengua española de la RAE de 1817 lo define como ‘lo que se dice con muchas palabras pudiéndose explicar con menos’.

Estos circunloquios se cuelan hasta en la sopa para sustituir preposiciones, adverbios y verbos hasta hacernos olvidar que, generalmente, el buen estilo prefiere las formas más breves. Sin lugar a dudas mejor dentro que *a lo interno; mucho mejor poder hacer algo que *estar en condiciones de hacer algo; sin duda preferible para que *en aras de con vistas a; mucho mejor saber que *tener conocimiento de algo.

Con estos circunloquios solo añadimos palabras innecesarias que no aportan contenido, matices ni expresividad a lo que decimos. La buena expresión no es solo cuestión de normas: también tiene mucho que ver el estilo.

 

COMO ACADÉMICA Y COMO MUJER

07/08/2018
Como las oscuras golondrinas becquerianas vuelven a sus nidos, vuelven de tanto en tanto las controversias encendidas acerca del sexismo en el lenguaje. No seré yo quien se queje de que, por una vez, el tema de debate sea el buen o mal uso de nuestra lengua. Nuestra responsabilidad como académicos es intentar, al menos, que las discusiones nos acerquen un poco más al conocimiento de cómo funciona nuestra lengua, una estructura delicada y férrea a la par.

Cuando hablamos de la lengua española no conviene olvidar que nuestra lengua es nuestra, pero también de más de quinientos millones de personas que la tienen como medio de expresión y comunicación; no conviene olvidar tampoco que en la lengua el tiempo y la historia son fundamentales; conviene tener siempre presente, además, que el cambio y la adaptación a los hablantes es condición indispensable para que una lengua siga estando viva. Por lo tanto, hablantes, historia, tiempo y cambio son factores fundamentales en la realidad lingüística.

La lucha legítima, necesaria y encomiable por alcanzar la igualdad de derechos y oportunidades para las mujeres, que comparto y practico, debería ser asumida por todos nosotros, y no solo por las mujeres, que somos las principales responsables de que nuestra reivindicación no se diluya en un tira y hala estéril de defensa de lo políticamente correcto.

Discutimos acaloradamente sobre el género de algunos sustantivos, sobre el matiz despectivo de algunas palabras, y perdemos de vista que la lengua es un sistema que se ha conformado para expresar a los hablantes de una comunidad. El contenido de esa expresión es responsabilidad de cada uno de esos hablantes. La lengua expresa a una sociedad sexista, que expresa contenidos sexistas. La vigencia de uso de las expresiones o giros sexistas, como la de las expresiones o giros denigrantes, discriminatorios o racistas, es responsabilidad de los hablantes. No son otros los que las mantienen vigentes.

Ivelisse Prats confiaba el pasado sábado en su columna En plural en la evolución de las academias. Aunque con poco reconocimiento y mucho desconocimiento por parte del público, la RAE y la Asociación de Academias de la Lengua Española han avanzado mucho, y lo siguen haciendo, en la eliminación del sesgo masculino de las definiciones y los ejemplos que incluimos en nuestros diccionarios, muy abundante en otras épocas. La Academia Dominicana de la Lengua hizo especial hincapié en esta perspectiva no sexista en el diseño y la redacción de nuestro Diccionario del español dominicano; y lo seguimos haciendo, porque los diccionarios nunca están hechos del todo y nuestro objetivo es que nuestro diccionario de referencia esté a la altura de los tiempos y se acerque a una expresión justa de la sociedad dominicana.

En la columna de Ivelisse Prats leo algunos ejemplos muy acertados para ejemplificar que en la mayoría de los casos el sexismo no está en la lengua, sino en el uso que los hablantes hacen de ella. Se pregunta la columnista por qué, si se aceptan términos como abogada, doctora, arquitecta, o diputada se rechaza el término jefa. Desde luego los términos abogada, doctora, arquitecta o diputada no tienen que aceptarse más o menos que sus correspondientes masculinos. El mecanismo morfológico para formarlos existe desde siempre en la lengua española. Cuando la sociedad los hizo necesarios no hubo más que empezar a usarlos. Si un cataclismo borrara de la faz de la Tierra, y permítanme el sarcasmo, solo a los diputados de sexo masculino, dejaríamos de necesitar el sustantivo masculino diputado, pero eso no significa que dejaría de aceptarse o de ser correcto.

Lo mismo sucede con el par jefe/jefa. Que se rechace el uso de jefa por parte de algunos hablantes, más o menos numerosos o que se tiña el vocablo de ciertas connotaciones más o menos peyorativas no depende de mecanismos lingüísticos, sino de las apreciaciones de los hablantes.

En nuestra mano está trabajar para que esto no suceda, como bien hace doña Ivelisse. El hecho de que tradicionalmente se distinguiera como fórmula de tratamiento entre señor y señora/señorita no es más que una distinción sexista que va perdiendo terreno. Como detalle, no olvidemos que en su momento era habitual, con otras connotaciones, el empleo de señorito. En estos casos el sexismo no está en la lengua, como la fiebre no está en la sábana.

Desde luego cualquier reflexión sobre la lengua española por parte de los buenos hablantes o de quienes aspiran a serlo es bienvenida. Reflexionar sobre la lengua no supone irrespetar a la Real Academia Española, ni a las demás academias de la lengua española en el mundo, entre ellas la Academia Dominicana de la Lengua. Tampoco conviene olvidar que no son las academias de la lengua las que establecen las normas de la lengua española. La lengua española, como todas las lenguas, es un organismo vivo e histórico que se va formando a lo largo de los siglos. Su sistema tiene que ver con su lengua madre, el latín, y con muchos siglos de historia a sus espaldas. Las academias proponen obras de referencia, para eso nacieron, que ayuden a mantener la unidad dentro de la diversidad. La guía académica está a disposición de los hablantes que la requieran a través de sus diccionarios, su gramática, su ortografía, sus corpus y sus servicios de consultas, todos ellos de acceso gratuito y a disposición de todos los hablantes del mundo en la red. Aconsejan y orientan a los hablantes que buscan consejo y orientación. Si usted como hablante no lo necesita o no está interesado, es libre de hacerles caso omiso.

Solo la educación de calidad y la formación de ciudadanos críticos y conscientes puede acercarnos a una sociedad libre de actitudes discriminatorias, sexistas, raciales, sexuales, económicas o de cualquier otra índole. La educación es el primer paso, el más importante. Con ella tendremos armas para favorecer el acceso de las mujeres, en igualdad de condiciones, a los medios de producción y de dirección. Estoy de acuerdo con Ivelisse Prats en que faltan muchas trochas por abrir, pero, como he dicho en otras ocasiones, cuando las mujeres nos eduquemos y trabajemos en igualdad de condiciones no hará falta que nos visibilicen. Ya lo haremos nosotras mismas.

Parece mentira que a estas alturas tenga que decir una y otra vez que como mujer no me siento discriminada, ni poco visible, ni excluida, cuando se habla de los académicos, de los docentes, de los padres de alumnos, de los trabajadores. Tampoco excluyo a mis amigas cuando hablo de mis amigos, ni a mis lectoras cuando hablo de mis lectores, ni a mis jefas cuando hablo de mis jefes. Me disgusta que pretendan obligarme a sentirme discriminada o discriminadora. Me precio de ser buena hablante y de aspirar a serlo cada día mejor. Además de a ser buena hablante aspiro a ser respetuosa. Por ejemplo, me incomoda que me obliguen a ver en el uso del masculino genérico un uso discriminatorio que no he sentido nunca. Y no soy la única. Comparto esta postura con escritoras, historiadoras, lingüistas, periodistas e investigadoras. Estoy segura de que también la comparten muchos hombres que, por otra parte, deberían sentirse igualmente ofendidos porque se les prejuzgue discriminadores.

Nuestra preocupación y nuestra meta debe ser desterrar las actitudes y los contenidos sexistas. Dejémonos de poner en solfa nuestra lengua, que bien sabrá adaptarse a ese cambio, como lo ha hecho a infinidad de cambios en su larga historia, y seguirá estando al servicio de todos. Como filóloga y lexicógrafa, como académica, pero, sobre todo, como mujer creo que la lengua española, si saben enseñarnos a usarla correctamente, es el instrumento fundamental para la igualdad de oportunidades. Entender mejor lo que se lee y expresar mejor nuestro pensamiento y nuestros sentimientos son la clave para avanzar como ciudadanos hacia una sociedad mejor en la que todos nos sentiremos representados y expresados.

 

VERDADES DE PEROGRULLO

14/8/ 2018

Los personajes creados por la cultura popular logran con frecuencia un hueco en la lengua. En la tradición española existe un personaje ficticio denominado Perogrullo que acarrea la no muy apreciada fama de decir simplezas tan obvias que las hace sencillamente innecesarias. Perogrullo además reviste estas obviedades de un matiz trascendente y rimbombante que provoca la hilaridad de quienes lo escuchan.

El nombre del personaje está en el origen del sustantivo perogrullada y la locución verdad de Perogrullo, que el DLE define como ‘verdad o certeza que, por notoriamente sabida, es necedad o simpleza el decirla’.

Aunque hay referencias anteriores al personaje tradicional, una de las más divertidas la encontramos en boca de Sancho Panza cuando, escéptico, responde a unas supuestas adivinaciones sobre su futuro: «Gobernarás en tu casa; y si vuelves a ella, verás a tu mujer y a tus hijos»; a lo que Sancho responde: «Esto yo me lo dijera; no dijera más el profeta Perogrullo». Y fue en una obra de Francisco de Quevedo donde se documenta por primera vez la palabra derivada perogrullada, que el poeta usa para referirse a las «profecías» de Perogrullo. Bastan unos versos del genial autor barroco para hacernos una idea: «El que tuviere tendrá,/ será el casado marido, / y el perdido más perdido/ quien menos guarda más da./ Volárase con las plumas,/ andaráse con los pies, / serán seis dos veces tres».

Verdades de perogrullo, contenidos irrelevantes que Quevedo usa humorísticamente y que suelen provocar hilaridad entre los que los oyen por su misma simpleza. Vigilemos su aparición en nuestros textos.

 

POR UN PAR DE LETRAS

21/8/ 2018

Con un puñado de sonidos se construyen infinidad de palabras con las que tenemos que expresar lo divino y lo humano. No es raro que algunas palabras solo se diferencien entre sí por un par de sonidos, o de letras, si las escribimos. Cuidado, el que la diferencia sea mínima en el sonido o en la grafía no significa que lo sea también en el significado. Una de estas parejas cercanas nos puede servir de ejemplo para tomar conciencia de su existencia y prestar atención cuando las necesitemos.

Los verbos calificar y clasificar son tan cercanos en su expresión que solemos confundirlos. Una ele y una ese son las responsables de la diferencia fonética y gráfica; pero, en lo tocante al significado, es otro cantar. Entre las acepciones de calificar el DLE registra dos que usamos con cierta frecuencia; ‘expresar o declarar un juicio sobre una persona o una cosa’ (Calificó el proyecto de inviable) y ‘juzgar el grado de suficiencia o insuficiencia de los conocimientos de alguien que se examina’ (Calificó a los aspirantes según el baremo establecido).

Sin embargo, clasificar tiene acepciones muy distintas. Como verbo transitivo lo usamos para referirnos a la acción de ‘ordenar o disponer algo por clases’ (Clasifiqué mis libros por género). Para su uso como verbo pronominal el Diccionario de la lengua española registra dos acepciones que son las que a menudo provocan la confusión: ‘obtener determinado puesto en una competición’ (Se clasificó tercero en el torneo de dominó) y ‘conseguir un puesto que permite continuar en una competición o torneo deportivo’ (Nuestra selección se clasificó en los Juegos Panamericanos).

Diferencias morfológicas, sintácticas y de significado que descansan en un par de sonidos (o letras). En nuestra capacidad como buenos hablantes descansa su uso correcto.

Ortoescritura

Por Rafael Peralta Romero

Acentuación de palabras con hiato

Hiato es lo que ocurre cuando  en una palabra hay dos vocales seguidas que pertenecen a sílabas distintas. Para explicar este asunto conviene  recordar el concepto, aparentemente inútil,  de clasificar las vocales en abiertas y cerradas.  Las cerradas son /i/ /u/ y las abiertas /a/ /e/ /o/.

Los hiatos son secuencias de dos vocales que se pronuncian en silabas distintas. Debido al hiato son polisílabas (más de una sílaba) palabras tan breves como oír (o-ír, dos sílabas). Y más aún la forma verbal oía (o-í-a, tres sílabas).

La palabra héroe (hé-ro-e, trisílaba) lleva tilde porque es esdrújula, pero a heroína (he-ro-í-na) se le coloca  en función del hiato. Por la  misma razón que se le marca el acento a heroína se le marca a peledeísta y a cocaína.

De acuerdo a la Ortografía de la lengua española, se consideran hiato,  a efectos de la acentuación gráfica, las combinaciones vocálicas siguientes:

  1. Una vocal cerrada tónica (í, ú) seguida o precedida de una vocal abierta (a, e, o). Ejemplos: María, desvíe, crío, púa, hindúes, búho, caída, reído, prohíbo, aúna, transeúnte.  También, flúor, egoísta, aúllo,  manía, perremeísta.
  2. Dos vocales abiertas distintas (a, e, o). Sucede en las palabras caer, aorta, reactor, herbáceo, loado, roedor. También en los vocablos: poeta, héroe, baitoero, oeste, Bonao, Rafael, Baoruco, teatro.
  3. Dos vocales iguales: azahar, dehesa, chiita, cooperar. También reenviar, loor, reelegir, reembolso…

1-Las palabras con hiato se  acentúan ortográficamente de acuerdo a la siguiente regla:  Las palabras que contienen un hiato formado por una vocal cerrada tónica (ía, íe, ío, úa, úe,  úo, aí, aú, eí, oí). Por eso se le marca el acento a palabras como: serías sabías, desvíen, mío, cacatúa, actúe búho, caídas, raído, oído, transeúnte, a pesar de ser  todas llanas terminadas en vocal o consonante –s, que  ordinariamente no llevan tilde.

Por esa misma razón, llevan tilde las palabras, maíz, baúl,  Raúl, raíz, ataúd, Mijaíl, laúd, tahúr, que son agudas terminadas en consonantes diferentes de –n y –s,  grupo que regularmente no suele llevar acento ortográfico. Por igual, palabras como María, Mejía, río, tío llevan tilde en atención  a la citada regla.

2-Las palabras que incluyen otro tipo de hiato se someten a las reglas generales de acentuación. Así, Jaén, traerás, acordeón, bandoneón,  peleó, Noé, rehén, o chií llevan tilde por ser voces agudas terminadas en –n, -s o vocal. No la llevan por ser agudas terminadas en consonantes diferentes a -n y –s las palabras: Uriel, Rafael, caer, raer, roer, soez, alcohol.

Otras palabras con hiato como Báez, Sáez, Páez, Díaz, Díez, Peláez se acentúan ortográficamente en cumplimiento de la regla general: palabras llanas terminadas en consonante diferente  a –n y –s .

Otras palabras llanas   que llevan hiato no precisan tilde: paella, vean, beato, anchoa, museo, poetas o chiita, Alfau, Abreu, puesto que terminan en vocal, en -n o en –s.

La Ortografía académica hace la siguiente advertencia: “La ausencia de tilde en palabras como  chiita o  en diminutivos como  diita, tiitos  o Rociito responde a la aplicación de las reglas generales de acentuación, pues se trata de voces llanas terminadas en vocal o en –s; por tanto no deben contagiarse con la tilde  que les corresponde a  las palabras de las que derivan: chií se escribe con tilde por ser bisílaba aguda terminada en vocal,  mientras día,  tíos o Rocío llevan acento gráfico por contener un hiato de vocal cerrada tónica y abierta átona”. (Ortografía, página 239).

El Nacional, 29/7/18

CHANCE Y CHANCEAR, NINGUNA RELACIÓN

Pocas palabras extranjeras han mostrado  una capacidad de adaptación al español similar a la del vocablo /chance/, de origen francés, empleado  en nuestro idioma  como equivalente de oportunidad o posibilidad.  Dar chance o pedir chance  encuentran aplicación en múltiples circunstancias, incluyendo actividades tan disímiles como  la relación amorosa, el trabajo o la política.

El Diccionario panhispánico de dudas, publicación de la Asociación de Academias de la Lengua Española,  explica sobre esta palabra lo siguiente:

“chance. Voz tomada del francés o del inglés chance, que significa ‘oportunidad’. Su uso, esporádico en España, está muy extendido en América, donde se emplea en ambos géneros: «No le dan la chance de hacerse a un lado» (O’Donnell Escarabajos [Arg. 1975]); «Siempre había querido estudiar en la Nacional, […] pero la vida nunca le dio el chance» (Gamboa Páginas [Col. 1998]). En Colombia se usa también para designar un tipo de lotería: «Las loterías […] tienen 15 días para fijar el valor máximo que se puede apostar en el chance» (Tiempo [Col.] 18.4.97). Es extranjerismo adaptado, que debe pronunciarse a la española: [chánse, chánze]. Aunque admisible, dada su amplia extensión en América, se recomienda usar con preferencia las voces españolas oportunidad, ocasión o posibilidad, perfectamente equivalentes”.

La adaptación ha resultado tan cómoda que escribimos y pronunciamos este vocablo tal y como  se escribe en francés: chance.

La voz se ha entendido por América y aunque en algunos lugares asume variaciones semánticas, como también alternabilidad de género, entre los dominicanos  se  emplea sólo en masculino (el chance) y limita su valor semántico  al sinónimo de oportunidad, como lo consigna el Diccionario académico: “Oportunidad o posibilidad de conseguir algo. No tiene chance para ese cargo”. Ej.: Si me dan un chance, le demuestro mi capacidad.

Como el inglés también ha tomado el vocablo “chance” con el significado de oportunidad, algunos hablantes de origen hispano, sobre todo mexicanos, han introducido la variante “chanza”, como una corruptela de “chance”, para expresar oportunidad, posibilidad. Tanto que el Diccionario de americanismos  indica que en México, El Salvador y Puerto Rico, chanza es sinónimo de  chance. Así define el vocablo:”Mx, ES, PR. chance, oportunidad”.

Chancear es otra cosa. Tenemos en español el verbo /chancear/, palabra derivada del sustantivo  /chanza/ y la terminación –ear. Es sinónimo de bromear (echar bromas).

Como la palabra primitiva es chanza,  detengámonos en ella. Procede del italiano  “ciancia”  (pronunciado chiancia). El italiano la tomó del germánico “zänzeln” (hablar familiarmente).

Veamos  el  significado de chanza para el español general: 1. f. Dicho festivo y gracioso.2. f. Hecho burlesco para recrear el ánimo o ejercitar el ingenio. Hablar alguien de chanza1. loc. verb. Hablar aparentando sinceridad cuando realmente no habla de veras.

Chanza ha generado el adjetivo /chancero, ra/, aplicado a persona que  acostumbra a bromear, a usar chanzas. Es un chancero, siempre está haciendo chanzas.

Pese a lo que ocurra en otros países, chance  solo guarda relación de paronimia (parecido gráfico o fonético) con las  palabras  chanza y chancear, que sí pertenecen a la misma familia semántica y cuyo valor semántico va por el mismo  orden  en que las empleos los dominicanos.  En sentido estricto, chanche no tiene que ver con chancear.

De ñapa

Para aclarar duda a una lectora,  le informo que el sustantivo /adolescente/ no deriva del verbo adolecer. Difieren tanto gráficamente como semánticamente.

Adolecer  tiene estos significados: 1. tr. desus. Causar dolencia o enfermedad.2. intr. Caer enfermo o padecer alguna enfermedad habitual.3. intr. Tener o padecer algún defecto. Adolecer de claustrofobia. 4. prnl. compadecerse (‖ sentir lástima).

Adolescente. Es persona que  está en la adolescencia, que  es el período de la vida humana que sigue a la niñez y precede a la juventud.

EL GÉNERO EN OTRAS VOCES TERMINADAS EN –ANTE, -ENTE

Al final de la pasada entrega, titulada “Sí, presidenta, como sirvienta y parturienta”,  hemos prometido ahondar en este asunto de las voces  terminadas en –nte que son comunes en cuanto al género,  pero que suscitan controversia porque algunas  aceptan variación  para formar el femenino (cliente/clienta;  comediante/comedianta; dependiente/dependienta; infante/ infanta; intendente/intendenta).

Nuestro principal soporte será la Nueva gramática de la lengua española, publicada  en 2009 por la Asociación de Academias de la Lengua Española.

Es muy común que los sustantivos y adjetivos terminados en –e  permanezcan con esa terminación  cuando se trata del género femenino, como son los casos de amanuense, artífice, cofrade, compinche, consorte, conserje, cónyuge. Por igual los adjetivos verde, triste, alegre, honorable  y todos los formados con el prefijo –ble (risible, bebible, amable…).

Sin embargo,  algunos sustantivos  terminados en –e admiten  la alternancia de género (jefe/ jefa; nene/nena; cacique/ cacica). Pero nuestro énfasis está en las palabras  procedentes de participios activos, como indica el título del artículo.

Parecerá una reiteración indicar que  son sustantivos y adjetivos de una  sola terminación muchos  terminados en –nte que proceden de participios presentes latinos (abundante, distante, emergente,  decadente, yacente, complaciente, combatiente, durmiente, convaleciente, sonriente, sobreviviente).

Cuando los sustantivos son  iguales para el masculino y el femenino, se usan  modificadores masculinos, los más funcionales de los cuales son los artículos (un estudiante, una estudiante; el paciente, la paciente). Si son adjetivos seguirán  los pasos del sustantivo al que modifican, de acuerdo a los patrones de la lengua española: una ley decadente, un concepto decadente; mostró un rostro sonriente, puso una carita sonriente.

El  contenido  del párrafo 2.5j de la  Gramática ha sido mencionado en cita del artículo anterior: “Se exceptúan  unos pocos pares, como cliente/clienta;  comediante/comedianta; dependiente/dependienta; figurante/figuranta; infante/ infanta; intendente/intendenta; presidente/presidenta; sirviente/sirvienta  y otros recogidos en  los párrafos 2.5 j y siguientes…”. Entonces aquí les presento  el texto referido:

“Se dan algunas oposiciones –ante/ -anta y –(i)ente/-(i)enta, sin connotaciones particulares o significados añadidos, aunque no todas las voces se usan en todos los países hispanohablantes. Se trata de casos  como los siguientes:

Cliente/ clienta; comediante/ comedianta; congregante/ congreganta; dependiente/ dependienta; figurante/ figuranta; intendente/ intendenta; presidente/ presidenta; sirviente/sirvienta”.

Algunos usos varían de un país a otro. En la República Dominicana habrá pocos  hablantes que empleen  clienta, comedianta y otros  sustantivos de este tipo. Pero nadie duda de los niveles de aceptación con los que cuentan  los vocablos sirvienta, parturienta y en menor grado presidenta. En cuanto a  dependienta, en lugar de la dependiente,  en nuestro país da sus primeros pasos, aunque en otros ya camina.

El término farsanta funcionó en algún momento como femenino de farsante (comediante), sin embargo no prosperó lo suficiente y  el femenino se forma agregando  los artículos –la o –una, según sea el contexto (la farsante hizo buena actuación; es una magnífica farsante).

Esta palabra conlleva una precisión. Farsante o farsanta, en su sentido de  actor de teatro, especialmente de comedias, ha caído en desuso. Sin embargo, como adjetivo, con el significado “Que finge lo que no es o no siente”, debe usarse  solo la forma farsante.  Es un farsante; es una farsante.

Los  sustantivos ayudante y asistente (derivados de ayudar  y asistir) se prestan para variaciones de género que implican cambios semánticos. En España se usa “asistenta” como empleada de hogar. El Diccionario académico así lo indica: 10. f. Esp. “Mujer que trabaja haciendo tareas domésticas en una casa sin residir en ella y que cobra generalmente por horas”. Pero el término generalizado es asistente (la asistente, el asistente).

Se considera anticuado el vocablo “ayudanta”, empleado en referencia a “Mujer que realiza trabajos subalternos, por lo general en oficios manuales”, por lo que se recomienda ayudante, común para ambos géneros (la ayudante, el ayudante.)

Hasta el próximo domingo.

El Nacional, 18-8-18

Palabras de Miguel Solano en la presentación de su obra «La certeza del tiempo»

Muchísimas gracias a todos ustedes por estar aquí.

El más fiel de los creyentes duda cuando le dicen que el Universo fue creado a partir de la palabra. Cuando tú le dices, “Primero fue el verbo”, hasta el papa dice: “Vamos a ponerlo entre signo de interrogación”.

No es malo que tengamos dudas, porque si el cerebro se queda sin duda muere, pero hoy  a ustedes yo le voy a satisfacer esa curiosidad. Hoy ustedes se marcharan de aquí convencidos de que primero fue la palabra, que primero fue el verbo.

Era finales de agosto del año pasado. Nosotros habíamos concluido una sesión de debates sobre la literatura dominicana en la reunión mensual de escritores interioristas, que se efectuó en el Centro Espiritual San Juan de la Cruz. Y terminado ese debate, estamos sentados en el almuerzo, está Bruno en el centro, Manuel Salvador Gautier en la izquierda y yo estoy en la derecha. Entonces, precisamente estábamos celebrando el bautizo de Los cuentos de Juan Carabú, que habíamos publicado para festejar los 100 años de don Manuel de Jesús Campos Navarro, una adorable persona que trabajaba con nosotros aquí intensamente en la corrección de textos y en la ordenanzas de la biblioteca.

Estamos refestejando ese evento y Doy que está sentado a la izquierda, le digo: “Vamos a celebrar, vamos a hacer un acto igual cuando Doy cumpla los 100 años”. Y entonces Doy sonríe y dice: “Falta mucho”. Y Bruno que está sentado, dice: “No importa, prepáralo”.

Y ese “No importa, prepáralo”, esas ocho vocales y diez consonantes son las que las tienen a ustedes ahí sentados, por esa razón es que “Primero fue el verbo”.

Fue el verbo que originó esta obra. Fue esa palabra de Bruno, que dijo: “No importa, prepáralo”. A partir de ahí, necesitábamos una estrategia para concebir el libro y lo primero que había que pensar era que nuestra lucha desde ese instante y hasta el primero de agosto del 2030 es a quien nos vamos a enfrentar.

De manera pues, que el texto que preparase esta celebración tenía que trabajar el tema y si ustedes le dan seguimiento al libro podrán ver que todos, cada uno de los temas están concentrados en el tiempo: como nos afecta y cómo podemos manejar esas circunstancias.

Obviamente concluye con un texto: “El 911”, que es el número que tendremos pendiente por si hay que hacer alguna llamada de emergencia. Ese texto es una verdadera maravilla, yo le agradezco a Bruno Rosario Candelier, haber pronunciado esas palabras de “No importa, prepáralo”, porque el texto “El 911”, será parte de la literatura universal, no me cabe la menor duda, y yo se lo agradezco a esas palabras.

Yo había pasado toda mi vida sin poder comprender el asesinato de Kennedy y cuando me fui a Estados Unidos, lo primero que hice fue ir a la biblioteca de Kennedy, ir Harvard University, leí lo que producían en la biblioteca, vi los videos y absolutamente nada me podía explicar cómo se habría producido aquel crimen y en el momento que lo matan todos sus funcionarios estaban ahí y todos están dispuesto a aceptar el crimen sin ningún cuestionamiento. Y el hermano de él, Bobby, en lo único que se concentra en su candidatura presidencial. Nadie ponía atención por qué habían matado a este hombre, ni quienes ni como, entonces el libro me dio la oportunidad  de encontrarle respuesta a ese dilema y ese es otro de los grandes agradecimientos.

En materia creativa, la técnica es una trampa y el estilo es una prisión. Cuando pensé en el texto que debía de escribir, tenía que librarme de esas dos y se me ocurrió que lo ideal en este caso, como iba a ser un libro de profecías, era seguir un poco la técnica bíblica de narrar muchos cuentos con un tema que subyace permanente, con un tema que está debajo y se va trabajando. Tú ves cosas por arriba, tú lees párrafos pero en todo momento, siempre el tema está pendiente, está detrás de ti.

Eso me permitió también poder concebir el libro, trabajar y poder enlazar acontecimientos que habían ocurrido en mi vida hacía 25 años y que estaba maquinando en todo ese proceso creativo, pero que yo no le encontraba salida, como es el caso del cuento La paciencia del tiempo.

Ustedes van a leerlo y cada día que pase, ustedes estarán pensando si podrán estar aquí el 01 de agosto de 2030. Yo creo que todos van a estar, los rostros que están aquí hoy son parte de ese proyecto. Todos van a estar y si por alguna razón alguno emprende un viaje, no fuera de la galaxia, sino dentro de la galaxia pero en otro territorio, alguna silla temblará en su nombre, porque ese es un compromiso que hemos hecho con todos ustedes.

Pero hay una razón mucho más poderosa: Yo me inicié en el Movimiento Interiorista, en la casa de Manuel Salvador Gautier y esa gran escuela ha sido a partir de ese momento la esencia de mi vida. Haber aprendido las leyes fundamentales de la narrativa y de la poesía ha sido fundamental en mi carrera como escritor y entonces la gracia probó a uno de talento y además de talento, un padrino que está siempre a tu lado, el regalo es fenomenal y Bruno estaba a nuestro lado trabajándonos, corrigiéndonos, exigiéndonos.

Fíjense, un día Bruno me estaba hablando de uno de los dilemas que más azotan a los escritores dominicanos y Bruno con razón se quejaba de que por alguna razón del mundo, no les gustan leer a los escritores dominicanos y yo le digo: “Bueno, el fenómeno no es extraño por la sencilla razón: Todos nosotros tenemos una educación europea”. Nosotros todos somos hijos del latín, lo que hablamos son lenguas europeas y en ese proceso también estábamos obligados a leer a los autores europeos, no había de otra. Nuestra primera obra Bonó en el 1855, después La Fantasma de Higüey, después Billini.

Todos esos autores venían de Europa, de las universidades europeas. Entonces, es normal que sintieran la necesidad de hablar de su gente, pero Avelino Stanley hizo un recuento en un libro que publicó sobre la historia de la novela y calculaba que hasta los años 40, nosotros teníamos 46 novelas publicadas, pero ya a esta fecha, en el 2018 tenemos 580 más o menos, es decir, los autores dominicanos se han ganado la obligación de ser leído y yo les digo que aquí se está creando muy buena literatura. Precisamente acabo de leer un libro de Avelino sobre el acoso en las escuelas, una novela extraordinaria para el dilema que nos enfrentamos. Ustedes conocen la obra de  Edwin Disla, tanto Manolo como Jesús de la tierra y sus otras novelas, que son formidables.

Aquí está Carlos Nina Gómez. Yo acabo de prologar su último libro sobre periodismo y son 18 ya, entre ellos una novela.

Es decir, hemos entrado en las letras y, como dice Bruno, ya somos parte del parnaso. Por lo tanto, los escritores dominicanos pueden sentirse orgullosos de leer a los escritores dominicanos y les voy a decir por qué:

Primero todos nosotros de una u otra forma hemos sido educados fuera, aquí es difícil encontrar a un escritor que no haya hecho su doctorado o su maestría en el extranjero. Manuel Salvador Gautier tiene un doctorado en Roma, pero lo que hizo grande a Manuel fue que siguió la trayectoria que había hecho grande a todos los escritores latinoamericanos: hablar de su realidad. Eso es lo que lo hace grande y, Manuel Salvador Gautier cada vez que toma un tema, sus últimos dos: El pacto de los generales y Rivas y su mundo perfecto, temas nacionales.

Entonces, ¿Por qué razón usted tiene que manejar temas naciones? Porque un día, un amigo que aspiraba a una posición electiva me pide que lo ayude en su relación con los Estado Unidos. Ya yo había formado una especie de red entre las Universidades y mantenía el contacto y entonces tengo un amigo periodista que trabaja en “New York times”, se ocupa de temas latinoamericanos y llamo a mi amigo y le digo que viene una persona que es muy sabia y quisiera que le hiciera una entrevista y él me dice que no había problemas. Pues yo llevo a mi amigo por una razón del mundo que nadie se lo imagina.

La primera pregunta que le hace el periodista es “¿Cuáles de los autores dominicanos te han influenciado?”. Óigame, mi amigo no había leído ni siquiera a Juan Antonio Alix y quiso manejar el tema con el periodista hablándole de los autores norteamericanos y, entonces el periodista le dijo: “Cuando yo quiero saber cosa sobre Estados Unidos, yo pregunto sobre Estados Unidos, yo no te pregunté sobre eso. Mi pregunta es simple y sencilla: ¿Cuáles autores y obras? ”. Ahí se terminó la entrevista, simple y sencillamente no pudo, no sabía.

Entonces, cuando uno va a cualquier parte del mundo, lo que quieren saber es qué tú eres, no quieren que tú le digas lo que ellos son.En eso es que se han pasado la vida, quieren saber qué tú eres.

Ojalá que este discurso y La certeza del tiemposean el inicio para que los autores dominicanos, antes de cualquier otra cosa, se dediquen a estudiar a los autores dominicanos.

Platón tenía un personaje, que el Universo entero lo amó: “Sócrates”, y Platón para divertirse puso a Sócrates una mujer de carácter difícil, hasta el nombre era difícil, creo que se llamaba Jantipa y un día la mujer se incomoda con Sócrates y a pegarletodo cuanto encontraba en la casa y Sócrates agachándose y evitando y le da con un jarro. Al final Sócrates sale huyendo y va y se sienta en la acera, pero Jantipa era incansable y se dio cuenta que tenía una ponchera de agua sucia, que había terminado de lavar, agarró la ponchera y se la lanza a Sócrates arriba. Él la mira y dice: “Es natural que después de los truenos venga la lluvia”.

Ya ustedes recibieron los truenos, esperen la lluvia.

Muchísimas gracias.

Santo Domingo, ADL, 31 de julio de 2018.

Tímpano terrestre, de Odalís Pérez

Por Camelia Michel

   Es un honor encontrarme en este escenario para iniciar el coloquio en torno a la poesía del Dr. Odalís Pérez, cuyos méritos intelectuales son bien conocidos en nuestra comunidad académica.

En el prontuario poético de este connotado lingüista y crítico literario tenemos una interesante lista de publicaciones, con propuestas llenas de búsqueda y provocación. En 1986 obtiene el premio de Casa de Teatro, con la obra Habitácula. A dicho poemario le siguen La pirámide en el hombro del Dios (1988), Papeles del eterno(1999), Duarte melancólico Tímpano terrestre, ambos del 2013, siendo su más reciente propuesta Especie en movimiento (2015).

El trabajo de este poeta amerita una lectura cuidadosa en todas sus vertientes y textos, por lo que he preferido centrarme en uno de sus poemarios, que entiendo demanda una aproximación y análisis más detallado, dada su complejidad. Me refiero a Tímpano terrestre [1], que considero la obra en la que el discurso transgresor de su autor, Odalís Pérez, llega a su máxima expresión, en virtud de que arrasa con los límites textuales en múltiples ámbitos.

De cada crisis puede surgir un haz de luz. Del cansancio manifiesto en ciertos aspectos de la cultura occidental, surge una suerte de inconformismo que se manifiesta en la denominada posmodernidad. El quebranto de los lineamientos por los que discurren ciertos cauces culturales, ha transformado en parte la expresión artística y literaria, generando una migración y una cuasi colonización de un género a otro.

Una búsqueda de nuevas formas de expresión y creatividad a partir de la ruptura de fronteras, nos lleva a veces a vanguardias y experimentos lamentables, especialmente cuando no se visualiza ningún norte. Pero no sería éste el caso del autor que nos ocupa.

En Tímpano terrestre, texto publicado por Ediciones Artrópodos, nos encontramos con una propuesta poética de bordes estallados, en la que se enlazan los diversos géneros literarios sin principio ni fin y contribuyen a crear un constructo único: un poema de cuerpo heterogéneo, tan unificado y divergente como una corriente de agua que se desplaza en un giro esférico, para abarcar la realidad circundante en todas sus manifestaciones, apelando a los sentidos, especialmente en los aspectos visual y auditivo.

Pero además es un macrocosmos, donde el reino de lo material y sus diferentes manifestaciones vitales, se cruzan con mundos de otra dimensión. De alguna forma, este texto participa de la ambiciosa pretensión de ser un tapiz que refleje la multiplicidad del universo, de los mundos posibles que atraviesan de manera transversal la creación humana, expresada en las complejidades de la lengua. Esta última, a su vez, se mueve como uno más de los variopintos personajes que cobran vida en esta trama de ruptura.

Jorge Luis Borges categoriza muy bien la citada metáfora del tapiz, aplicada a la Divina comedia. En su Estudio preliminar realizado para la sexta edición de Los clásicos, enciclopedia de la desaparecida editorial Grolier Jackson[2], advierte: “He fantaseado una obra mágica, una lámina que también fuera un microcosmo: el poema de Dante es esa lámina de ámbito universal.” Previamente, Borges nos sitúa en una de sus más acariciadas fantasías: “Imaginemos, en una biblioteca oriental, una lámina pintada hace muchos siglos. Acaso es árabe y nos dicen que en ella están figuradas todas las fábulas de las Mil y una noches; acaso es china y sabemos que ilustra una novela con centenares o millares de personajes”.

Cuando nos adentramos en las páginas de Tímpano terrestre podría sucedernos lo mismo que con el hipotético grabado de Borges. Volvamos con su descripción del mágico mosaico: “En el tumulto de sus formas, alguna -un árbol que asemeja un cono invertido, unas mezquitas de color bermejo sobre un muro de hierro- nos llama la atención y de ésa pasamos a otras. Declina el día, se fatiga la luz y a medida que nos internamos en el grabado, comprendemos que no hay cosa en la tierra que no esté ahí.”

Y Borges continúa hablando de las posibilidades infinitas de este mosaico, que vendría a ser un equivalente material del Alev, lleno de plasticidad: “Lo que fue, lo que es y lo que será, la historia del pasado y la del futuro, las cosas que he tenido y las que tendré, todo ello nos espera en algún lugar de ese laberinto tranquilo…”. Pero a diferencia de La divina comedia y de ese grabado oriental con millares de personajes humanos, o, en algunos casos, divinos, los seres que pueblan este poema vienen de universos distantes, tan distantes como un ángel y un diccionario; tan distantes como un águila, una palabra y una nave espacial. Por ende, estamos ante un concepto de Alef expandido, y revertido hacia la epopeya de la lengua.

En el texto que presentamos, el diálogo y encuentro entre los personajes urdidos por Dante y que caracterizan a la Divina comedia, se tornan más bien diálogo entre las formas y acontecimientos que se acercan y separan, deviniendo en una fuga constante. Por ende, este rompecabezas, lejos de ser un laberinto tranquilo, nos enfrenta a la angustia del cambio permanente, de la mordedura del enigma, de la destrucción apocalíptica, donde las señales de la hecatombe asumen luego la condición de heraldo de un renacimiento en la palabra.

Eso lo consigue este poeta -a quien dedicamos la sesión de julio- con el empaste de hechos y seres que constantemente se transforman, con imágenes que llegan y se van, algunas sin retorno posible; otras, repetidas, y unas más, transformadas.

Desde las páginas iniciales nos damos cuenta de que hay un tono profético y también reflexivo o sapiencial, de develamiento de enigmas futuros y una intención descriptiva de un proceso destructivo, donde la luz, el sol, el sonido primordial, la palabra, el eco, tienen un rol esencial y van construyendo un camino donde descubrimos que lo único real es el lenguaje.

En consecuencia, hay que resaltar el uso de símbolos y personajes que remiten al Libro de las revelaciones, y en general, al ámbito religioso judeocristiano (la virgen, el niño, el águila, la serpiente, la paloma, los ángeles, peces, torres) muchas veces en aleación y transmutación con referentes de la realidad social, o con diversos elementos de la naturaleza y de lo contemporáneo, en sentido general. Y, sobre todo, aparecen entrelazados o de forma paralela, con categorías y elementos lingüísticos. Sirva de ejemplo el segmento inicial del poema.

“terremoto: muerte de la muerte. hambre del hambre. soledad de los infiernos. peste que abunda. la peste crece; la enfermedad no miente. no se acaba en cuerpo, en alma. donde pasa, destruye sin preguntar; el amor y el desamor; el odio y el mal de ave solitaria, están juntos ahí, cubriendo la calle. la voz clama, clama hasta llegar al alma. qué temor. qué temblor. movimientos violentos que suben hasta el cielo. lo incomprensible va al templo. va más allá que clamar, que gritar, que rogar. nos lleva a la ruina, a la desgracia. la esperanza ya no es esperanza. espero sereno. solo la caída de la torre; en el gemido, el canto por las calles. la gente huele a miedo. la paz de la gente se une a sus temores. el corazón marchito, el viento en el olvido, el rastro fatal, desesperante, aparece, se coloca, trae su forma, parte en dos todo: una criatura de barro y hierro, desmoronada por el tiempo. al fuego, al fuego se consume. no dura ni un minuto. grande, grande es el temblor. llega y arranca la raíz. es el tiempo, es la hora, es la llamada alerta del grito”[3].

Y más adelante introduce las referencias al lenguaje, al proceso de comunicación: “los signos se hicieron para dos y no sé cómo podré cumplir con el castigo. las ruinas del sol. y de la inquietud no se puede entender. aquella forma. no apretar el gatillo y matar al pensamiento”[4]

Como Ícaro, el hablante lírico busca el sol y termina calcinado: “voy sin rumbo hacia la luz con la mente desnutrida. cegado por mi destino”. Y luego: “una revelación. ángeles vestidos de blanco y de cobre. teñidos de alabanzas vuelan hacia el cielo. la letra sustituye. se agota. el diccionario se acaba. no todo está dicho. no todo. ya se sabe. una vida no daría. la lengua es como espada. palabra. Palabra incorporada. Todo hecho real o imaginario gira alrededor de una sospecha. no cuenta una historia. no basta un hecho. se convierte en voz grave y metálica.”[5]

En la rara atmósfera de caos que prevalece, como especie de pandemónium moderno, se percibe un ambiente obscuro, que remite a los textos antiguos y a los grandes clásicos de nuestra lengua. No se trata, pues, solo del influjo bíblico, sino de obras literarias fundacionales, como la misma Divina comedia, el Paraíso perdido, de John Milton, y quizás haya algo de la crudeza y sarcasmo del Sueño del infierno, de Quevedo.

Hay, además, muchas referencias numéricas, y figuras de la geometría euclidiana: el triángulo, de claro contenido místico, dioses de diversos panteones, y, en general, una aleación de seres que pueblan varias cosmogonías y tradiciones literarias. También se hace alusión a dioses paganos, a animales mitológicos -como el basilisco- a elementos perennes en la poesía de todos los tiempos, como la rosa, y notables imágenes eróticas cargadas de lirismo, entre otros aspectos.

Algunos de los símbolos religiosos aparecen entrelazados o de forma paralela, con categorías filosóficas y elementos diversos. Es preciso destacar la gama de emociones que es capaz de despertar el hablante lírico, quien más bien resulta un narrador muchas veces omnisciente; otras menos, narrador en primera persona, sobre todo al inicio del poema, como pudo notarse en los segmentos iniciales ya citados.

Es importante la relación del lenguaje escrito con el sonido, el signo y el fonema, y la transmisión de los contenidos del lenguaje. La sugerencia de que en la recepción del mensaje -es decir, en la culminación del proceso de la comunicación- se encuentra el depósito de todas las verdades, explica el título de este poema, que como se ha señalado, pretende expresar la odisea del lenguaje a lo largo de la evolución humana, y su rol en la construcción de nuestra noción de la realidad en la que se asienta todo el conocimiento, y por supuesto, la herencia de los mitos.

Veamos:

“si la razón ensancha el tímpano, todo lo escuchado, lo que se oye, audible fórmula sonora del lenguaje, polvo de la vida y pedimento de la muerte, se escucha en lo pagano; se escucha lo sagrado en sus estambres y sudarios”[6].

Una de las características formales más notorias en este poema de innegable estilo neobarroco, es la construcción continua al tiempo que discontinua, donde no existen párrafos ni estrofas, pero la separación de las ideas surge por el uso del punto, que en algunos casos interrumpe los sintagmas. Con esto se rompe el discurso tradicional, entonces surge una serie de asociaciones breves que refuerzan la idea de fuga.

Podría considerarse que el texto así constituido es la antítesis perfecta de la sintaxis garciamarquina (o garciamarquiana), basada en párrafos extensos, con la eliminación casi total de las pausas que marcan los signos de puntuación más habituales, lo que contribuye a las imágenes literarias recargadas y al efecto de pleonasmo.

Al respecto señala el escritor dominicano Eugenio García Cuevas[7] en la contraportada del libro: “Estamos ante una voz que nombra y ordena-desordena el sintagma hasta descomponerlo y crear otra realidad que se sostiene en la lengua misma”.

Presencia de lo narrativo y de la visión cinematográfica

La presencia constante de lo narrativo se hace patente en la urdimbre de historias de la vida cotidiana, algunas que parecerían sacadas de la crónica roja, como los segmentos que citaré a continuación:“todo comienza un maldito día. la maldad. un hombre mata a su mujer por celos. todo pasa. nadie importa. nadie reconoce. lo visible se hace invisible. este mundo aún no está perdido. sólo queda su recuerdo. su retrato. señales de sus actos. su imagen ya es olvido. consejos visionales se convierten, caen al vacío. desaparece el cuerpo para siempre. una hija queda sola. camina sola por la calle. se convierte en prostituta. se vuelve objeto de uso. desaparece en la deriva. punto. punto. punto”[8].

Y aquí el asomo de crónica roja pasa a denuncia social, para asumir una vertiente existencialista: “punto de la carne, punto del hechizo, punto de ternura. un hombre, aunque es tarde, se lamenta y piensa en lo bella que era su familia. todo lo ocurrido lo arropa de oscuridad. ya no quiere vivir. final abierto. morada, morada negra, morada pestilente. llegada negra. llegada pestilente. tornillo sagrado. asido. vive asido. corre.”[9]

-En otro pasaje, leemos: “comenzó aquel día la tragedia junto al cadáver frío. todo ocurre detrás de la ventana. todo ocurre detrás del espejo. la negra madrugada. la familia llora luz de la mañana”.

Otras historias van atravesadas por el elemento maravilloso de diversas culturas y literaturas. Todo esto alternado o amalgamado y muchas veces desacralizado, como sucede con la Virgen María, que en una “escena” aparece desnuda, “haciendo fiflá”. Esto, previo al advenimiento del apocalipsis.

Cito: “el silencio. no hay silencio. todo acabará en esa, la maldita noche. sobriedad. la virgen maría haciendo fiflá, desnuda. el nacimiento. todo tiene su reflejo. claridad inencontrada. nuevo número. moderno apocalipsis.[10]”

No puede pasarse por alto la visión de muchas escenas, que las acercan a la cinematografía, a las artes visuales. Hay ángeles que estallan, muñecas que se transforman y disuelven. Águilas que se transmutan en serpientes. Veamos: “el planeta rueda por el suelo. camina por el aire. un ángel se infla, estalla, se transforma en líquido, desparrama imágenes infusas; se evapora por lo visto como punto”[11]. En otro segmento leemos: “una muñeca de carne y hueso transita por el aire. se vuelve espuma. estalla. se vuelve agua y cielo. se esfuma por lo visto. punto. punto. punto.”[12]

Todo esto tiende al surrealismo y hasta adquiere cierto carácter de fantasía propio de historias infantiles, que nos recuerda la facilidad con que surgen y desaparecen los personajes de Alicia en el país de las maravillas. Es notable una suerte de grandilocuencia visual que también recuerda al realismo fantástico, ese final apoteósico de Cien años de soledad. A lo largo del poema la lengua se desgaja en signos y sonidos, y va construyendo y destruyendo realidades, por eso, el hablante lírico dice que ya no existe nada, que “la historia no es historia”, que “todo ocurre en el espejo y que se une a la “vieja escritura, al antiguo escudo con señales y que las vocales y consonantes “aparecen debajo del fantasma, se transforman”. Usa una interesante imagen para reprender el lenguaje manido y automático de una realidad rutinaria y limitada, al afirmar que “el eco ahora sale de la boca”.

En otro orden, la lengua, además “salta” y es “mitad águila y mitad serpiente. ave que destruye los límites y cae en los abismos”; y en su espíritu fundacional, de ella “todo habrá de surgir como relámpago”,  porque es una “vertiente que aparece y ocurre en la forma”[13]. El poema finaliza invocando su propio nombre, el nombre de la poesía, que es la fuente que fecunda: “hecho de luz y tempestad. el ícono se abre a la raíz. la raíz narra su sueño. áreas verdes en franca desprotección. lluvia. planeta. vida compleja que dialoga en sus extremos. rito del metal. curva profana. emblema sagrado. este poema no puede, no debe terminar sin ese nombre”. 

Camelia Michel Díaz

Academia Dominicana de la Lengua

Santo Domingo, D.N. 17 de julio de 2018.

[1] Odalís Pérez, Tímpano terrestre, Ediciones Artrópodos, San Juan, Puerto Rico, 2013.

[2] La divina comedia. Estudio preliminar. México, Editorial Grolier Jackson, 1973, 6ta. Edición, p. 9.

[3] Ibídem, pp. 7 y 8.

[4] Ibídem, p. 8.

[5] Ibídem, p. 9.

[6] Ob. cit., p.  25.

[7] Escritor y profesor universitario. Tiene un doctorado en el Dpto. de Estudios Hispánicos de la Universidad de Puerto Rico. Su obra periodística y literaria ha sido premiada varias veces por el Instituto de Literatura Puertorriqueña, Pen Club de Puerto Rico, Overseas Press Club de PR y en dos ocasiones obtuvo el Premios Nacional de Ensayo Literario Pedro Henríquez Ureña en República Dominicana.

[8] Ibídem, p. 15.

[9] Ibidem.

[10] Ibídem, p. 16.

[11] Ibídem, p. 11.

[12] Ibídem, p. 18.

[13] Ibídem, p. 42.

 

Mariano Lebrón Saviñón: el fuego de la palabra peregrina

Por José Rafael Lantigua

 La fuerza del poema radica, sustancialmente, en su lenguaje y en la forma en que ese lenguaje transmite una esencialidad y una visión del mundo y de la vida. El poema es un diálogo cruzado entre la palabra y la revelación. El poeta crea una realidad desde el conocimiento y desde este entorno de la conciencia facilita el surgimiento de otra realidad, la de la revelación. No se podrá comprender el alcance del poema, su entidad, sino se alcanza a poseer su unidad, la palabra que crea sus signos y oferta su velo creador.

La trascendencia de un poema y la estatura de un poeta no deben medirse nunca bajo el rasero de las formas y tal vez mucho menos con la aplicación de mecanismos estilísticos, simbólicos, psicológicos o comparativos con otras disciplinas. El poema es mucho más. Es la sustanciación del Yo y sus alcances. Es la transformación del ethos del poeta para transfigurar su relación con la vida y sus trasuntos, y compartir desde la perspectiva de su revelación los envites y cultivos de sus fuegos interiores y el flujo de sus imágenes. “El poema nos revela lo que somos y nos invita a ser eso que somos”, ha dicho Octavio Paz.

Cuando leo un poema, cuando me integro a la lectura de una obra poética, no reparo en formas ni estilos ni en las siempre odiosas e inútiles comparaciones que es propia de algunos ejercicios críticos, de insertar el poema a clasificaciones que creo ajenas al orden poético. Busco lo que el poeta ha deseado transmitir desde su mismidad, la convocatoria que el poema construye para invitarme a descubrir su imaginario, desde el ser y su imagen, desde las coyunturas propias, íntimas y entrañables del hombre o la mujer que, en la poesía y su ritmo, encuentran la manera de transfigurar su existencia y referir la historia de su gravitación humana.

Independientemente de que pueda leerse bajo esas formas y lenguajes, y de que uno termina siendo influido por el estilo y la retórica en la lectura poética, yo leo el poema al margen de psicologismos o sociologismos, incluso sin detenerme en hermetismos o  en lo que Paz llama “nomenclaturas tradicionales”. Yo busco en el poema lo que su creador transmite, lo que revela, la biografía que me brinda, el sueño, las afrentas, las escapatorias, las afluencias, la perspicuidad, los resplandores, el ensamblaje de silencios, soledades, sombras, vacíos y estrépitos que la existencia crea y disemina. Un poema o toda la poesía de un poeta pueden no alcanzar las alturas del Machu Picchu, pero puede permitirme conocer la biografía humana y sentimental del hombre o de la mujer que edifica su obra. O puedo conocer sus vaivenes vitales, sus desiertos, su desiderátum, sus quebradas, sus desafíos, su lealtad a un decir y a una querencia resistente. Decía Gerardo Diego que la poesía es un “lenguaje incorruptible”. Y no se corrompe porque es el lenguaje del ser que la habita, del ser que la construye, del ser que la levanta. De ahí, sus incógnitas, sus misterios. En el poema yo descubro la tintura del sujeto que lo enuncia, se me revela el acarreo del que carga sus sentimientos, me conduce al conocimiento de su torrentera. Es hermosa esta definición de Lorca: “La creación poética es un misterio indescifrable, como el misterio del nacimiento del hombre. Se oyen voces, no se sabe de dónde, y es inútil preocuparse de dónde vienen”.

Mariano Lebrón Saviñón hizo del poema una forma de enunciar sus vínculos con el amor. Y esa es su biografía. Su poesía es su biografía desde los caminos devocionales, galantes, estimativos del amor. Es uno de los poetas más coherentes de la poética dominicana. Toda su poesía, hasta la que se interna en las angustias y dolores de la realidad social, está contemplada desde el amor y sus vías. El romanticismo llenó sus alforjas. Y en ese fuego abrasador, sustentó toda su peregrinación poética desde que a los quince años de edad comenzara a dar a conocer sus primeros sonetos. (“No era nadie:/ era el susurro/ de tu voz en la rosa […] No era nadie,/sólo el fulgor/ de tu recuerdo en la ausencia”.) Y a esa edad tempranera, adolescente en cierne, proclama desde ya lo que fue tema y esencia de su poesía, desde las distintas perspectivas de su abordaje. (“Canéfora de amor/ yo tengo un sueño. […] Y tremolar de canciones/ y flores en mi cancionero/ y tengo tesoros tuyos:/ los de tus ojos, los de tus senos,/ los de la comba radiante/ de tu vientre pregonero./ Y aún tengo más,/ tengo un sueño”.) Es una proclama. La percibo como un edicto de lo que habría de ser su poesía, del tema, fondo y sustento de la poesía que irá construyendo, paso a paso. Quince años y el peregrinaje inicia teniendo a los “Versos sencillos” de Martí, a la gloria de Antonio Machado y a la muerte de uno de sus íconos irrenunciables, Federico García Lorca, como motivos para levantar su poesía. Cuando cumple los dieciocho, la forma varía, el estilo se ensancha, pero el tema lo persigue, lo arropa, lo conduce. Es la conciencia de su conciencia. Su identidad. Una plenitud que sólo está lista para continuar su derrotero, no para abandonarse a otras cuitas, a otros desafíos. (“Se asombrará la tarde./ Tocaré tierra con mi cara de extraño/ peregrino./ Todo estará igual:/ el rosal, el recuerdo, mi mirada/ y mi anhelo de ayer./ Tendrá el cielo cadencia de ternuras/ Y tú,/ y tú/ ¡quién sabe si me habrás olvidado!”.)

El amor, la soledad, las ausencias, el mar, la muerte: todo lo que a los románticos les fue materia imprescindible de expresión y dominio, serán elementos constantes en la configuración de la poesía de Lebrón Saviñón. A su decir romántico, se le agregará uno propio: el trópico. Un fuego que delinea su peregrinaje, su camino, el fragor de sus canciones. Tiene ya veinticinco años y sigue en sus quince, creciendo. (“Bajo el álamo en flor te di mi beso./ Tú estabas como el canto de la tarde,/ iluminada y pálida y rendida./ Y temblamos los dos en el estanque”.) Es sorprendente, pero cuando tiene apenas diecisiete años, cuatro años antes de que surgiera La Poesía Sorprendida, Mariano Lebrón escribe el que, a mi juicio, es su poema más representativo y una de las piezas que forman parte del conjunto histórico de la poesía dominicana. Con “Me duelen estos hombres”, el poeta parece variar su identificación persistente con la escuela romántica. Empero, el dolor por la observación del drama social se une desde su clamor, al amor por los humildes, aquellos del “montón salidos” que poetizara Federico Bermúdez, otro de los poetas admirados por Lebrón Saviñón. (“Estos hombres me duelen. Vestidos de sudor/ comerán pan amargo y agrio como la vida,/ amasan la caricia del trigo y del amor/ y recogen la ofrenda de un trabajo perdido/ en el vientre fecundo del engaño y el dolor./ Pero ya están pegados a la tierra/ como su complemento […] Y por eso me duelen estos hombres […] me duelen en el alma,/ me duelen en el pecho su canto y su mirada”. Y he aquí uno de los trozos poéticos más emotivos y fundamentales de la poesía dominicana: “¡Ay! Esos hombres tristes, montón de piedra dura,/ (arteria de cantera formando su nervura),/ no saben de la dicha, no saben de la gloria. Me duelen en el alma, me duelen en la historia. […] Y en tanto que ellos sigan sin mañana ni sol,/ me seguirán doliendo, seguirá mi dolor.”)

El peregrino seguirá su camino. Y a los veintiún años –sigue siendo un adolescente- se produce un fenómeno que reseña la historia de nuestra literatura sin otorgarle la importancia que tuvo, en términos simbólicos y creativos, el hecho. Yo lo conté del siguiente modo, hace cuarenta y dos años, cuando salía de la adolescencia, en mi biografía de Domingo Moreno Jimenes. El poeta postumista me lo contó tal cual en su humilde morada del Barrio de Mejoramiento Social. Lo resumo: En 1943, Moreno Jimenes va a ser copartícipe de una experiencia poética muy singular. Se trata de un experimento lírico tridimensional, en el que tres voces actúan de forma conjunta, aunque con acento individual, pero siempre alternada y concurrente. Sus creadores –Mariano Lebrón Saviñón, Alberto Baeza Flores y el propio Moreno- le llamaron Los Triálogos. En Los Triálogos se intenta una poesía de tres caras, de tres posibilidades, según lo definiera el chileno Baeza Flores, donde se va a cuidar mucho la estética expositiva y se va a poner en juego la sensibilidad de los poetas actuantes, una especie de test valorativo del coeficiente creativo del poeta, quien para crear ha de meditar con una rapidez que quepa dentro de la sensibilidad propia de un creador original y trascendente. “Empezamos a caminar –dice Baeza- siempre hablando, como si no existiera el día del pan y de la necesidad. Transfigurados, nos transfiguraba también”, queriendo significar la acción influenciadora de Moreno. “Mariano Lebrón Saviñón –alto, vehemente, escuchador y discurseador. Moreno Jimenes, profético, sentencioso, brillante, augurador-. Yo, bastante hechizado por ese frenesí que iba a desembocar en Los Triálogos”.

El proceso creativo tan distintivo de Los Triálogos se desarrolló mientras los tres aedas –Moreno, Baeza y Lebrón- caminaban por la ciudad, haciendo sus paradas en lugares diversos, parques, sitios de expendio de frituras. Nunca cesaban de crear. Creaban, poesiaban, mientras conversaban de manera continua, sin detenerse, ni siquiera cuando saboreaban unos “fritos” de Villa Francisca o de la Avenida Mella.

Quizás aquella acción podría parecernos hoy extravagante y propia de ingenios cuya clarividencia estaba opacada y era reacia a un compromiso más formal con la literatura. Sin embargo, Los Triálogos no pueden ser comprendidos mejor como experiencia literaria si no se escudriñan las raíces del momento histórico que vivía el país para ese tiempo. Comenzaban a patentizarse las contradicciones del régimen trujillista. La ciudad era el espejo de una realidad que apenas iniciaba los balbuceos de su inacción creadora en el marco de las concepciones culturales, vistas estas como fuente libre de ataduras y vehículo potencial para el desarrollo intelectual. Al otro lado, el mundo estaba siendo víctima de los flagelos del nazismo y de la desgracia de la guerra. Vuelvo a citar a Baeza Flores: “El mundo nos golpeaba y en medio de ese ambiente epocal intenso, ensayábamos una poesía tridimensional como un testimonio humano, para afirmar lo humano, en nuestra medida. Para una fe de vida, rodeados de tanta muerte, que nos salpicaba, allí y acá…No era una evasión, era el inventario al borde de los abismos del infierno. Así nacieron Los Triálogos”. Sus protagonistas: tres poetas con distintas nervaduras y de edades desiguales: Moreno Jimenes, de 49 años; Baeza Flores, de 29; y Lebrón Saviñón, de apenas 21 años de edad.

No existen antecedentes de acciones poéticas similares que conozcamos. Se estaba creando pues una experiencia, se estaba escribiendo un expediente nuevo en la lírica hispanoamericana. Los poetas aprovechaban los parques en las horas nocturnas para resumir las acciones del día. Así surgieron los libros o cuadernos que contenían Los Triálogos. Citamos siempre a Baeza porque fue de los tres el que dejó constancia más detallada del suceso. Dice: “Se escribía de acuerdo al tema que surgía, que lo ponía un poco al azar, y luego hablábamos de manera bastante continua, espontánea, escribiendo muy rápidamente, en una continuidad sin tregua, para no perder el estado de gracia poética”.

Esta poesía triangular, experiencia colectiva de tres poetas al unísono, aunque conservando sus individualidades, se constituye sin pretenderlo sus creadores, en un acopio de vanguardismo en el contexto de la literatura hispanoamericana. Poesía a tres voces que fue un ensayo dimensionalmente poliestructural, un intento cuasi-aristotélico, insertado en las testas de imaginación indómita de poetas de tiempo completo que salen un buen día a la calle en medio de las gentes, atónitas e irreverentes, mecánicas y sojuzgadas, a crear, a expandir el pensamiento, a abrirle alas a la imaginación en el mejor sentido de la frase. Moreno Jimenes definió esta transfiguración callejera a su modo, quiero decir como el poeta auténtico que fue: “Los Triálogos: murieron tres hombres. Nacieron tres hombres. Dios no tuvo nada que decir y volvieron a renacer los innumerables hombres de la tierra”.

Fue otro escaño en el trajinar peregrino de Lebrón Saviñón, de quien dice Manuel Rueda que “además de su juventud se daban en él condiciones excepcionales de fervor y brillantez”. Los Triálogos fue un acto de poesía sorprendida, aunque Ramón Francisco afirma que, contrariamente a lo que Moreno, Baeza y Lebrón consideraban, “fue la poesía quien los sorprendió a los tres”. Mariano continúa su peregrinación poética y se integra al movimiento de La Poesía Sorprendida, el más relevante agrupamiento poético de nuestra historia literaria. Tiene aún 21 años. El movimiento nace en octubre de 1943 y Mariano había cumplido esa edad en agosto, o sea apenas dos meses antes. Rueda, apoyado en textos poéticos de Lebrón Saviñón y Manuel Valerio, afirma que los sorprendidos vivían “dentro de una realidad maravillosa, común a todos los del grupo, en una especie de Pentecostés donde a cada uno se repartió el fuego de la lengua unido a profundas experiencias comunitarias”.

Y así continuó el peregrino de la poesía en sus andares, junto a su canto, apegado al trópico y al amor (“Tu sol, trópico undoso, grita y canta/ y vibra como hermosa cabellera./ Aroma y canta y grita el sol, y aroma”). En su textualidad, surge el “trópico sin dolor”, el “trópico loco”, el “trópico enardecido”, las “luces del trópico”. Lo vislumbra de distintos modos, lo acoge y lo invoca con diferentes medidas. Clásico, neoclásico, romántico. Etiquetar sus formas es reducir su discurso poético, tan pleno, tan en sólida comunión con la palabra y la imagen. Será sin dudas todo lo que de su obra se dice, pero lo que importa es su andadura por una poesía que no rompió esquemas sino que los sostuvo. En Lebrón Saviñón, los dilemas clásicos del poema se mantuvieron incólumes. Los críticos, dice Rueda, se sorprendieron por “la frescura del tono”, y los profanos, por “el ropaje neoclásico”. (“Yo soy mi soledad/ y soy mi tarde./ Y soy la sensitiva despreciada,/ que se abre al sol y tímida se cierra”).

Nace como poeta en 1937 y llega a los sesenta con sus ademanes de amor, con su acento de olvido, con sus huecos tristes, con sus motivos de mar.  (“Nadie podrá lo que mi amor no pudo”). El romántico no cede. Ha peregrinado mucho para volver siempre a su punto de partida (“Yo volveré una tarde a tu primera estancia,/ mujer, junto a tu sueño de olvido en desespero./ Veré tu hondo martirio en arco de esperanza./ Yo volveré una noche hablando a tu recuerdo”). Toda su visión, sus cantos, sus paisajes de sombras, latieron fundamentalmente en los cuarenta. Su mejor obra está allí, en ese decenio. Arribará a los sesenta y continuará su peregrinaje poético hasta la entrada del milenio, a pesar de ser un poeta de escasos libros. Y siempre será el amor el motivo que impulsará su numen. (“Mujer, déjame solo hasta el milagro triste de tu mirada fría./ Mujer, déjame triste en soledad de musgo/ melancólico y solo con mi vida/ hasta el cielo imponente de tus cruces”).

He ahí la obra del último de los  poetas románticos dominicanos. “Apertrechado de Bécquer y Machado, de Lorca y Fabio Fiallo”, asegura Bruno Rosario Candelier. Un poeta en quien se notaba el hálito de un Miguel Hernández y de un Rafael Alberti, en la consideración de Manuel Rueda. Diógenes Céspedes ve a Bécquer también influyendo en su poética, pero por igual al último poeta del romanticismo alemán, Heinrich Heine. Lo que importa resaltar: vivió bajo el fuego peregrino de su trajinar poético sin abandonar nunca sus coordenadas sentimentales y sus resonancias románticas. Desde el quinceañero que en 1937 inicia su camino en la poesía, hasta el poeta asentado y firme que arriba al año dos mil con sus mismas inquietudes y sus persistentes oleadas de amor. El paso del hombre que establece en 1956, a sus treinta y cuatro años de edad, su ideario poético, cuando advierte en “Elegía absurda”: “Tengo necesidad de mi alegría./ Tengo necesidad de mi dolor”. Y vuelve a repetirlo, como si necesitara confirmarse en su atuendo de querencias y aflicción, en 1968, cuando ya tiene 46 años: “Yo tengo mi dolor. Lo acuno ansioso/ en el rescoldo de mi amor: su nido..” Y en 1983, cuando ya cumple 61 años, proclama sin ambages: “Vuelvo a ser ruiseñor nostálgico de auroras,/ vuelvo a la lluvia alegre, a la canción del pino./ Aunque es de escarcha y nieve mi nostalgia/ he vuelto al primer trino”. Y seguirá gravitando en sus contingencias, en su tiempo de amor sin vencimiento, en sus canciones de irradiaciones, alientos, anhelos, soledades, estremecimientos y quejumbres de inconmovible pasión.

Manuel Rueda lo advirtió: sus “temas y estilos permanecen inalterables, únicos y compactos en su fluidez”.  Y lo vio como “el poeta del amor, de las imposibles realidades del amor”. Bruno Rosario Candelier lo observó “fiel a su estética original”, en cuya poesía se refleja “un sacudimiento emocional estremeciente con una gracia poética canalizada en la expresión cálida y límpida, ardorosa y cordial”.

Yo lo veo ahora mismo, con su voz tronante y su verbo sonoro, su palabra solemne y su trino poético, vivo, vívido, en las horas en que llegaba con su estatura humana e intelectual a las aulas de la universidad, donde fui su alumno de Historia de la Cultura y de Historia de la Literatura Dominicana. Era una fiesta escucharlo. Sabíamos algunos que ya el tiempo de su esquema literario estaba haciendo mutis, pero nos entregábamos solícitos a su palabra y a sus gestos y a sus hendiduras, aquellas que nos mostraron un camino y unas formas y una hechura para entender las letras y las altas dimensiones de la cultura y sus variados caminos. Sus cátedras figuran entre los grandes momentos de nuestra vida, como una herencia impoluta, como una huella que no la borra el tiempo ni las modas ni las argucias y vaivenes de la modernidad líquida. Con toda seguridad, ha de ser cierto lo que sentenció en su poema “A uno de tantos”: “¡nunca se muere una canción!”.

Bibliografía

Los humildes, Federico Bermúdez; Estudio: Joaquín Balaguer; UCMM, 1968; 110 págs.

Tiempo en la tierra, Mariano Lebrón Saviñón; Prólogo: Manuel Rueda; Editora Corripio, 1982; 240 págs.

Los Triálogos, Poesía a tres voces, Domingo Moreno Jimenes, Alberto Baeza Flores, Mariano Lebrón Saviñón; Editora  Mediabyte, 2003; 83 págs.

La Poesía Dominicana en el Siglo XX, Alberto Baeza Flores; Prólogo: Héctor Incháustegui Cabral; UCMM, 1976; 671 págs.

Domingo Moreno Jimenes, Biografía de un poeta, José Rafael Lantigua; 5ta edición, Editora Búho, 2006; 234 págs.

Vuelta al ayer, poemas, Mariano Lebrón Saviñón; Ediciones El Pez Rojo, 1997; 85 págs.

Bajo la cruz del sueño, Mariano Lebrón Saviñón; Biblioteca Nacional, 2002; 45 págs.

Desde un prado luminoso, poesía completa, Mariano Lebrón Saviñón; Ediciones de Cultura, 2011; 412 págs.

Poemas de amor de Mariano Lebrón Saviñón; Compilador: Julio Jaime Julia; Editora El Siglo, 2011; 60 págs.

Infinitestética; El tercer libro de Los Triálogos; Domingo Moreno Jimenes, Alberto Baeza Flores, Mariano Lebrón Saviñón; Ediciones de La Poesía Sorprendida; Librería Dominicana, 1943; s.n.p.

Antología poética, Heinrich Heine; edición bilingüe; Introducción: Berit Balzer; Ediciones de la Torre, 1995; 238 págs.


José Rafael Lantigua es miembro de número de la Academia Dominicana de la Lengua. Ocupa el sillón A que perteneciera al fundador de esta corporación, Mons. Adolfo Alejandro Nouel, Arzobispo de Santo Domingo.

 

Palabras del autor Odalís G. Pérez en el coloquio sobre su obra

Por Odalís G. Pérez

   No es habitual que alguien tenga la cortesía de invitarme a este tipo de coloquio, debido precisamente a esa supuesta “oscuridad” de mi obra y de la que se ha hablado aquí. Mi lengua-lenguaje y el idiolecto que he construido hasta hoy han provocado muchas reacciones al respecto.

La exégesis literaria que han llevado a cabo la poeta y comunicadora Camelia Michel y el Dr. Bruno Rosario Candelier sobre mi obra poética se explica mediante un concepto que es el que, según ellos, a mí me cualifica, el de poeta hermético proveniente de la tradición hermética. Todo esto por lo que se llama el cauce poético y que en mi caso tiende a vincular esa tradición con aspectos que son místicos, esotéricos y metafísicos. Pero esa dimensión poética se hace legible en mi obra, desde mis inicios. Algo de biografía poética hay en lo que se ha escuchado y leído hoy.

Voy a empezar con la apreciación de la colega Camelia Michel. Entiendo que su interpretación se debe a un intuitivo modo de penetrar en estructuras y regiones complejas que adquieren valor comprensivo por ser ella poeta y ha podido entrar en un proceso de hermeneusis para destejer el texto que favorece lo que se llama una intencionalidad interpretativa para enfrentarse con el logos plural, que es el hueso del poema en el caso en el que ella lo expresó, a propósito de mi poemario Tímpano terrestre. Solamente el título dice que eso que el mismo se intuye y constituye desde la “escucha poética”. Realmente el poema se vuelve fuerza sonora, energía verbal y, al mismo tiempo, logos confluyente y eje rítmico. Cosa que ella captó. Incluso debo decir que estoy extrañado porque yo no conocía, en su caso, más que la faceta de comunicadora y poeta; conocía solo la poesía a la cual yo me había acercado, a propósito de su primer libro. Por eso puedo entender que una comunicadora, que también lectora de poesía pueda entender y referirse a ese tramo de mi poesía que como ya he dicho, no es habitual que la crítica literaria dominicana la perciba como tal.

En efecto, Michel no le hizo caso a lo de mi oscuridad, a eso de que nadie me entiende y entró en ese logos, océano poético y que conforma los mundos de mi obra poética. Lo que caracteriza mi poesía es aquello que parece surgir de una lengua poética antigua, profética, mística y originaria para poder interpretar sin ningún tipo de obstáculo, según pude escuchar, el texto como tejido y fluido verbal. Así como pensaban los griegos y latinos,la literatura como sierpe y cauce, la poeta me ha puesto también en una escena de huellas, ante fantasmas,demonios y una serie de cosas, entidades e imágenes que realmente yo me las quito de encima para no volverlas a ver. Pero entonces ella remueve ese espacio interior y convierte su lectura en una escena del lenguaje. En el poema y su lectura podemos comprender los niveles de productividad expresiva mediante el lenguaje poético.

Todo este proceso me estimula aún más para transitar en ese tipo de mundo posible, pues lo que he publicado hasta ahora no es ni la más mínima parte de lo que he escrito hasta hoy. Tengo más de treinta libros inéditos que no he podido publicar y no sé si los pueda publicar. Algunos están terminados desde la década de los 90 y otros los he escrito en los últimos diez años. He pasado, a duras penas, de sujeto análogo a digital, pero aun así siento la necesidad de escribir a mano. Hasta ahora he tenido una batería de colaboradores que me han ayudado a digitalizar mis libros de ensayo y de poesía. Voy más allá del simple escribir. La velocidad del pensamiento no se puede escribir como lo hago: a mano. Pues aunque yo sepa digitalizar, utilizo el recurso de la “manuescritura”. Entonces, pensar el poema implica una operación compleja, una tensión de significados que se produce entre pensamiento, intuición, lenguaje y escritura.

Aquí mismo en este salón, tengo una amiga a quien he tenido que “castigar” con el trabajo de digitalización: Carolina Lerebours. Carolina es profesora de la UNPHU, y sin ningún tipo de excusa ha colaborado conmigo por mucho tiempo y ha trabajado con algunos de mis libros. Le agradezco mucho su gentileza. No todo el mundo puede digitalizar ese tipo de texto. No puede, porque eso es un asunto que, como señalaba el Dr. Bruno Rosario Candelier, tiene que ver con el “secretismo” de la creación literaria y artística. Es por eso que  a mí no se me escoge en algunas antologías. Voy a concursos y regularmente “pierdo”, pues el jurado dice no entender mis textos poéticos o en prosa. Y están escritos en un español impecable, pero los llamados miembros del jurado no “entienden”.

Entonces yo tampoco los acuso porque eso tiene su “temperamento”, y yo no sé de dónde surge la dificultad logosófica y logográfica. Desde que me educaba con los padres jesuitas en el Instituto Politécnico Loyola de San Cristóbal, las clases de matemáticas, química y física no me interesaban mucho. Llegué hasta el primero de bachillerato donde había que decidirse por mecánica general, agronomía o electrónica, y yo no quería estudiar nada de eso. Entonces tuve que “quemarme” en el instituto para que me expulsaran de allí e irme al liceo de San Cristóbal, mi ciudad natal a concluir mi Bachillerato en Filosofía y Letras, que era mi entrada a las humanidades. Tuve que dar latín, literatura, filosofía, apologética, todo lo que se daba en el llamado bachillerato “para los vagos”, por lo cual la reprimenda de mis padres fue ejemplar. Tuve que salir, por un tiempo de mi casa, pues mi padre estaba incómodo por yo tomar tal decisión.

Ustedes saben que el Instituto Politécnico Loyola era un centro al que se entraba con muchos requisitos y yo me formé allí desde la primaria. Pero en mi rebelión, yo no quería esa tekné que ellos practicaban, sino más bien otra tekné poética. En aquel tiempo visitaba la biblioteca del instituto y empecé a leer y descubrir textos literarios de importancia y cuando los demás compañeros de aula  estaban enredados con el álgebra, la trigonometría, la física, yo no me sentía vinculado a esas disciplinas académicas.

Sin embargo, le agradezco a ese instituto que tenía una biblioteca dotada y muy importante donde yo podía leer la Colección Pensamiento Dominicano que dirigía don Julio D. Postigo, y que por aquel entonces la pude leer completa. Luego de aquella experiencia, me la arreglaba para tomar el autobús de la UASD, de manera gratuita y dirigirme a la universidad estatal para visitar su biblioteca, principalmente la sala de autores dominicanos, y buscar los libros de los poetas que allí estaban,  y que yo no los había leído. Leí casi todo lo que había allí entre tercero y cuarto de bachillerato.

No era que me obligaba alguien; yo quería hacer eso. Me escapaba, porque en mi casa eran bastante rígidos con la educación y tenía que llegar a una hora determinada. Yo venía a la biblioteca de la UASD a leer y debía tomar la guagua de regreso que me llevara de nuevo a San Cristóbal antes de la seis de la tarde, porque si me pasaba de esa hora tendría un castigo, pues en mi casa se castigaba hasta los 18 años. En una ocasión sucedió lo inesperado y ya no pude volver a la biblioteca de la UASD, pero me alegraba al pensar que leí muchas obras dominicanas de gran valor.

Quiero realmente agradecer este encuentro porque, repito, no es frecuente que a mí se me invite a de manera especial a conversar sobre mi vida-obra. Soy sincero. No estoy hablando con poses y todo el que me conoce sabe que yo no simulo.

Les quiero decir que tengo un proyecto poético terminado, titulado Hermes caribeño, que escribí hace unos años en Puerto Rico. Lo inicié estando allí de visita. Y de estancia en estancia escribí todo el libro. No lo he puesto a concursar, pues estoy negado a participar en concursos, pues desde que ven el tipo de escrito, aunque sea con seudónimo, piensan: “Ese es Odalís” y me “serruchan”. Pero sigo escribiendo textos poéticos. El estilo mío es, como dice el doctor Rosario Candelier, singular, genuino. Desde que aparece un grecismo o un latinismo o alguna expresión que “suene” a esas lenguas, se me quiere identificar con dichos cauces. Además de la tesitura del discurso, el ritmo del poema, el estilo pitagórico, parmenídeo y otras cardinales textuales que supuestamente se encuentran en los ejes del poema, se asocia la influencia a mi mentalidad creadora.

Como les digo, esto es una apertura que está en mí, no puedo separarme de ella y por eso les comento que esos libros que tengo terminados los voy a publicar quién sabe cuándo, pero los tengo terminados y buscaré la forma de editarlos. Planetario, que es mi más reciente obra, se publicó en 2015, es un homenaje al poeta y visionario alemán Jakob Boehme, quien escribió una obra total (que incidió mucho en mi creación poética), titulada Mysterium magnum, reveladora, pues para mí la poesía es mística, misterio, secreto, lenguaje, idioma de mundo y como autor tuve que leerlo en base a lo que se llama idioma originario. Ese protoidioma al que se refería el doctor Rosario Candelier, orienta cierto tipo de creación verbal tardomoderna.

Ese protoidioma es lo que yo he tratado de encauzar. Yo no tenía esa palabra, ni tampoco tenía la palabra Ursprache, esa lengua originaria o verdad (Wahrheit, como dicen Goethe y los poetas alemanes; sin embargo, todo ese recorrido ilumina lo que se llama el dichtung originario. Entonces cuando uno habla de la tradición poética homérica, por ejemplo, se piensa originalmente en esos filosofemas, en el polilogos, todo ese tipo de trasiego que va incluso desde esa poesía pindárica que uno conoce, por ejemplo, el principio que narra el poeta Píndaro, en Los trabajos y los días. Son los días de la creación. Todo eso narra un comienzo del mundo, un génesis de la Hélade. Todo eso puede enunciar un Universo barroco o neobarroco. Yo no me inscribo en repeticiones de algunos poetas nuestros, imitadores de José Lezama Lima, César Vallejo, Octavio Paz, Jorge Luis Borges y otros que han constituido tendencias a nivel hispanoamericano. No. Los he leído a todos en ediciones especiales; los leo siempre. Pero no es para dejarme fecundar fácilmente. Soy más rebelde e insurgente en este sentido. Por eso destruyo los ídolos que pueda tener, pero por un asunto de vocación, no por un asunto de poder o deber.

   No quiero, no deseo inscribirme en ningún movimiento o escuela, pues sé que todos, al fin y al cabo mitifican lo que es efímero de una u otra manera. Sin embargo, creo en la eternidad de la poesía y en ese Hermes caribeño, que voy a darle cuerpo editorial para publicarlo. Ese Hermes está ligado a la interpretación de las raíces, imágenes míticas y cuerpos de resurrección caribeños. Más de 500 páginas, un solo poema que aspira a ser un opus magnum, y lo voy a publicar, pues ese libro quiere ser una escritura confluyente antes de que mi cuerpo desaparezca o anochezca.

   Señores, no voy a hablar más, porque Camelia Michel y Bruno Rosario Candelier con su exégesis y hermenéutica de mi poesía me sorprendieron. No lo esperaba. Sin embargo, hay sorpresas significativas como la de Camelia Michel y la del doctor Bruno Rosario Candelier, que se enfrentan a todo lo difícil que de la creación es estimulante. Eso me pareció la exégesis poética de ambos. Dicha travesía se aparta de lo que son los lugares comunes de la interpretación, en este caso, cuando se está hablando de lenguajes de creación verbal que realmente ambos destacaron en la lectura de esta noche.

   Así que muchas gracias a la Academia Dominicana de la Lengua, que me invitó esta vez, no como un miembro de número para discutir asuntos filológicos, sino como poeta. Y que de alguna u otra manera tiene su valor porque se ha hecho ante un público de especialistas y lectores.

   Aquí hay personas que tienen doctorados y que trabajan conmigo en el Doctorado en Lingüística y Estudios del Español. Pero también hay personas que, como ese italocanadiense que se llama Giovanni Di Pietro, se ha especializado en leer todo lo que es la literatura dominicana y está aquí con una paciencia asombrosa.

   Muchas gracias de nuevo a todos y en especial a la Academia Dominicana de la Lengua en la persona de su director, Dr. Bruno Rosario Candelier.

 

Odalís Pérez Nina

Ciclo “Poetas de la Academia”

Protoidioma de la creación, tradición hermética y verdad profunda en la poesía de Odalís Pérez

Por Bruno Rosario Candelier

“Sospecha mi palabra

que aquí los espíritus asedian la palabra”.

(Odalís G. Pérez, Papeles del Eterno, p. 15)

 

Fundamento creador de una lírica metafísica

 El  reconocido académico, profesor y escritor dominicano Odalís Pérez Nina (1), poetade genuina estirpe, aplica en su poesía la clave esencial de la creación poética y, como se trata de una poesía escrita a la luz de la Modernidad que le da una apariencia enigmática, oscura y compleja, hace que algunos lectores no se sientan atraídos por ese tipo de creación, y la mayoría no la entienden, pero esos aspectos extraliterarios no enfocan el manejo de la sustancia estética y espiritual de su creación, puesto que obvian los atributos fundamentales de la genuina obra de poesía.

Odalís Pérez, como estudioso y cultor  de nuestras letras, ha sido prologuista de varios poemarios porque conoce el lenguaje de la poesía; ha sido presentador de obras pictóricas porque entiende el lenguaje del arte; ha sidoponente de temas lingüísticos y literarios porque tiene formación filológica. Y escribe obras de poesía, ficción y ensayo porque tiene intuición creadora y aplica el lenguaje de la creación poética.

Asombrado ante lo desconocido, el sujeto visionario de esta obra poética responde a la vocación de atrapar, mediante el aletazo del misterio, el sentido de lo Eterno en su visión apocalíptica, metafísica y simbólica.La poesía tiene un singular privilegio en comparación con los restantes géneros literarios por el hecho de queel creador de una obra poética suele acceder a una dimensión de la realidad vedada a la mayoría de la gente. Se trata de la percepción y la valoración de una parcela de la realidad y de una creación literaria peculiar y luminosa y, en consecuencia, los creadores de poesía tienen singulares condiciones intelectuales, estéticas y espirituales desde la conformación neuronal de su cerebro dispuesta para asumir la vertiente inédita de la realidad.

Del estudio sobre la poesía de Odalís Pérez puedo inferir que nuestro poeta tiene desarrollada la conformación cerebral que hace posible la creación de poesía justamente para darnos esa visión trascendente de la realidad. Nuestro poeta ha publicado siete libros de poesía y en todos refleja la condición singular, única, exclusiva y enaltecedora que distingue la sensibilidad y la conciencia de los poetas.

Desde antiguo se valora la creación poética como el género de creación más relevante y singular, justamente porque en virtud del Logos de la conciencia disponemos del poder de creación y de interpretación mediante el concurso de esa dotación espiritual de la conciencia. Gracias al Logos podemos reflexionar, intuir y crear, y el poder creativo de la intuición distingue de un modo especial al creador de poesía, arte y ciencia.Los literatos y pensadores tienen a su alcance la misma realidad, la misma lengua, los mismos recursos de creación, pero ambos tienen una mirada diferente porque piensan de una manera diferente.

Mientras el pensador piensa en conceptos, el poeta piensa en imágenes y, en tal virtud, observa y contempla la realidad con una disposición psíquica diferente a como la contemplan y la observan los demás escritores y usuarios de la lengua, porque los poetas pueden auscultarse en primer lugar a sí mismos y tienen la capacidad para crear, desde el fuero de su conciencia,una nueva realidad estética, metafísica y simbólica, así como expresar lo que viven en su mundo interior y lo que perciben de la realidad con una riqueza centrada en la percepción de manifestaciones y verdades de la realidad cósmica, aspectos sobrenaturales que solo los poetas perciben en función del singular talento de percepción y del uso peculiar del lenguaje de la poesía, porque para ser poeta no basta sentir.

Los poetas expresan lo que sienten de una manera diferente al común de los hablantes porque suelen percibir y expresar la dimensión inédita de fenómenos y cosas, con la vertiente profunda, esencial y trascendente de la misma realidad, y entonces pueden testimoniar una dimensión singular de la experiencia humana, como es la experiencia estética, la experiencia metafísica y la experiencia mística, además de la expresión de una experiencia cardinal con verdades profundas que sacuden su sensibilidad y su conciencia en virtud de un suceso extraordinario que conmueve lo más íntimo del ser humano y eso solo lo pueden expresar los poetas en el arte de la creación poética.

Quiero subrayaren esta presentación la condición poética de Odalís Pérez, porque como filólogo ycrítico literario que es, ha dado la talla respecto al conocimiento del lenguaje y la literatura con una probada capacidad exegética; pero además Odalís Pérezse distingue porque sabe asumir el lenguaje de la poesía y plasmarlo como lo establecen las leyes de la creación poética, por lo cual proclamo que Odalís Pérez conoce y formaliza los tres grandes atributos de la creación poética de una manera ejemplar.

Al margen de la personalidad del autor, más allá de su ideología literaria y por encima de su talante personal, Odalís Pérez tiene cabal dominiodel don de la creación poética, como lo evidenciansus poemarios. La dimensión estética, metafísica y simbólica de su lírica está fundada en las coordenadas esenciales de la creación poética, según han sido establecidas por las reflexiones teoréticas del análisis literario, como son:

 

  1. Protoidioma de la creación poética, con las voces y las imágenes que aplican las leyes del arte literario.
  2. Tradición hermética de unametafísica simbólica, con una concepción espiritual desde la dimensión sutil de la trascendencia.
  3. Creación poética fincada en verdades profundas, índice y cauce de una obra de alto fundamento intuitivo y arquetípico.

El protoidioma de la creación poética en el arte de la palabra

 La primera señal de que la creación poética de Odalís Pérez es genuina se funda enel hecho de que su lengua plasma el protoidioma de la creación. Los genuinos poetas usan, aunque de una manera inconsciente, las voces del lenguaje especializado de la poesía, ya que aplican el protoidioma de la creación, y ese protoidioma implica el uso de determinados vocablos que identifican a la genuina poesía de la falsa poesía, lo que se puede comprobar en la obra de los grandes poetas de cualquier lengua y cultura. En nuestro país pocos creadores de poesía hacen uso del lenguaje del protoidioma como lo hace Odalís Pérez, con una aplicación ejemplar en el uso impecable de dicho lenguaje, acierto luminoso del autor de creación poética, y ese dato hay que subrayarlo para ponderar la calidad de una creación poética.

Odalís Pérez ha publicado ocho libros de poesía y en todos aplica con rigor ese atributo esencial del arte de la creación poética, criterio fundamental para identificar si un creador tiene la categoría de poeta. Digo esto porque a veces se publican libros de poesía que son una simple expresión belleza y sentimientos, pero no logran plasmar la esencia de la creación poética, porque no tienen en sus células cerebrales la conformación psicogenética pertinente para sentir y expresar la esenciade la poesía.La creación poética es el más alto nivel de creatividad humana y, en tal virtud, es la expresión más profunda y luminosa de la conciencia estética y espiritual, dimensión intuitiva y trascendente que un usuario de la lenguapuede asumir y testimoniar.

Los poetas que aplican el protoidioma de la poesía, aunque no sean los mejores autores a la luz de la estética establecida, suelen ser genuinos y auténticos creadores de poesía y ficción.Si se le pone atención al lenguaje de la poesía identificado con el nombre de protoidioma de la creación (2), el lector podrá comprobar que Odalís Pérez aplica ese protocolo de la creación en sus poemas.El ejemplo para verificar ese primer atributo cifrado en el protoidioma de la creación aparece en su libro Habitácula.Veamos la aplicación de los susodichos rasgos poéticos en Odalís Pérez:

  1. Mediante el protoidioma de la creación poética, este poeta dominicano combina la fuerza gravitacional de los elementos con el impacto de la energía cósmica a través de una singular conexión espiritual que impregna su sensibilidad y su conciencia,a la que aúna la angustia personal del poeta, que convierte en acicate de su creación, sumada a la angustia del proceso creador, como se aprecia en “Sobre la magia”, de Habitácula (3):

 

Acto terrestre

obstinación del nacimiento

te observas    deseas los poderes

adviertes la ruina  la piedra y el castigo

el rito

invocación que se hace llama  tortuga y caracol

ventosa que atrae geometrías minúsculas

palabra desintegradora

el ojo es el testigo de ocultas decisiones

que al final entierran

todo el elemento sanguíneo nocturno

La magia crea el mar que es sol y tierra

sacude todo en su vasta extensión

(OPérezHabitácula31)

  1. El poeta funda su creación poética en la concepción del ordenamiento del Universo, fuero, crisol y canal de cuanto existe, que asume como la apelación de su vocación poética, según se puede apreciar en Habitácula:

Dame una razón para que el párpado

antiguo y débil

de esta noche se cierre y nos arrope

nos traiga hacia su centro

que indudablemente está en ti

Eterno aliento de un orden

que me lanza a tu encuentro

a los días en que tu ausencia me derriba

me recoge como un vástago

me señala y me quita de encima elnúmero

ese metal que tacha el espacio primitivo de esta muerte

Dame una razón   el nombre o la letra

la dimensión o el astro en que te vivo  

(OPérezHabitácula11)

 

  1. Odalís Pérez asume la palabra como una emanación del Eterno, con la concepción de que el Verbo se manifiesta en una concreción sensible y un fenómeno suprasensible:

Se cifra la luz que aglutinatu estatura

condición de materia y cruz

ave cristal

Se siente aquel día en que el mundo

se vio cifrado en ti

mezcla de número y paisaje

Se siente entonces que en verdad

el Verbo era Dios

por ti hablan las cosas

la llama y el signo

todo se cifra

estalla

(OPérezHabitácula26)

  1. Canaliza nuestro poeta la huella de una sabiduría de una antigua memoria que para los pensadores presocráticos, según los contemplativos pitagóricos, se centraba en el número, cifra y cauce de lo Eterno, como se infiere del poema “Poesía y ceremonia”:

Los elementos atan tu garganta al vuelo

el minuto se rompe en el borde

en el imán que aprisiona

sepultay aniquila el rostro

la dentadura rota envejecida

eternizada en el culto geométrico del número

círculo y materia

sexo y fantasía

olor de la mañana

La luz interior recorre tus caminos

el ojo es solo éxtasis

contemplación y presencia necesaria

en su ascensión

Huella y letargo

himno nocturno

raíces que aguardan siglosen nuestra superficie

 (OPérezHabitácula53)

  1. Para este poeta dominicano, todo es centro y acopio de su mirada, medio de la sustancia de su creación, desde el ojo que ausculta la realidad, mirándose a sí mismo o mirando el fluir de las cosas, como la misma piedra de la que infiere una interpretación simbólica de lo viviente, según revela en Planetario (4), que canaliza con las voces pautadas por el protoidioma de la poesía:

Piedra negra

piedra blanca

piedra del misterio

nave sin rumores

cárcel de la especie

y otra vez el hueco

cercanía del abismo.

(OPérezPlanetario136)

 

La tradición hermética de una visión metafísica

 Hay una segunda característica, atributo fundamental de los genuinos creadores de poesía y ficción, que entraña una faceta vinculada a la concepción metafísica de lo viviente, en alusión a la tradición hermética que subyace en las grandes creaciones poéticas de nuestra lengua, como lo evidencia la obra de valiosos poetas de Hispanoamérica y Europa. Ese nivel de creación de una vertiente profunda,  metafísica y simbólica, está presente en la poesía del dominicano Odalís Pérez.

He hablado de losgenuinos creadores, porque algunos autores asumen la palabra con la intención de hacer poesía sin tener el don de la creación poética. Esa excelsa dotación es una gracia singular y peculiar que tienen los creadores auténticos. Hay obras literarias que no reflejan el ángel de la poesía porque esa singular virtud no se anida en todos los que asumen la palabra con un objetivo estético, ni tampoco se aprende con lectura, estudios o imitaciones de la obra ajena, sino que aflora cuando un autor tiene esa peculiar disposición de la sensibilidad y la conciencia para percibir esa dimensión profunda, que permite captar la clave del secreto que las cosas tienen,virtud que solo poseen los genuinos creadores de poesía y ficción ya que tienen el poder de auscultar en la vertiente secreta y entrañable de la dimensión mitopoética, metafísica y mística que sugieren las cosas y que abordan las grandes creadores, como lo perciben los poetas, iluminados y contemplativos. Los poetas perciben facetas que solo ellos capturan cuando atrapan las señales metafísicas de la realidad mediante el lenguaje de las imágenes y los símbolos, cuyos sentidos a veces los propios poetas desconocen, aunque saben canalizar en su creación. Ellos son meros amanuenses de un mensaje poético, intermediarios de un lenguaje portador de verdades profundas, que encauzan mediante la formalización de unas señales y unos mensajes procedentes de la cantera espiritual del subconsciente colectivo ode la sabiduría acumulada de la inmensa cantera infinita, fuero de un secreto saber que los antiguos griegos llamaban Numen, palabra con la cual daban a entender que hay un legado, una memoria, un registro de verdades de muy antiguas esencias y que solo los poetas tienen el privilegio o la virtud de atrapar, formalizar y expresar con el lenguaje de la poesía.¿Saben ustedes cuál ese lenguaje?Aludo al lenguaje de las imágenes y de los símbolos, que se hacen más enigmáticos cuando son imágenes y símbolos arquetípicos. Ese lenguaje de la poesía modernaesdifícil de entender, y sucede que la mayoría de los lectores desconocen el lenguaje de la poesía por lo cual no pueden aprovechar el más revelador género literario ya que desconocen el lenguaje que canaliza el sentido de la poesía, que es un lenguaje complicado por el caudal de imágenes y símbolos arquetípicos(el lenguaje de la poesía tradicional tiene imágenes simples y comprensibles, ya que los poetas le cantaban a la realidad sensorial que el lector capta y entiende), por lo cual los poetas modernos se han quedado sin lectores, porque usan ese lenguaje complejo, simbólico y profundo. Por eso hay pocos lectores de poesía, a pesar de que la poesía es el género literario más profundo y luminoso porque penetra en esa dimensión esencial, interna y mística de la realidad material y de la propia conciencia.

Odalís Pérez ha captado y entendido el sentido de esa tradición hermética porque en virtud de su dotación poética posee las condiciones intelectuales, estéticas y espirituales para crear poesía, como lo ha demostrado en sus creaciones poéticas.Conforme unafecunda, luminosa y secreta tradición hermética en la que subyace la huella de una profunda concepción metafísica, en la obra poética de Odalís Pérez pervive, subyace y fluye esa onda trascendente de alta estirpe literaria, como ocurre en la obra de los grandes creadores poéticos de Europa y América. En la obra de nuestro poeta esa tradición hermética se manifiesta en los siguientes términos:

  1. Presenta una visión integrada de lo Uno en lo múltiple, según expresa en “Signos”, del poemario La pirámide en el hombro de Dios (5), en la que enfoca la tradición hermética de la visión metafísica subyacente en los grandes poetas de nuestra lengua:

Ese orgasmo con botas y pantalón de militar

Escarabajo que nutre muros

columnas y visiones

paradoja viril y pedregosa

humor hediondo

letra sola

irremediablemente abandonada

de mirada oblicua y tumefacta

Humus residuo

difracción menor del hombre

Existe

Tu pensamiento se cumple en la visión del sueño

Todo se aproximase une   se acerca

El tiempo se resbala de las hojas de un libro

El ojo es el mismo

observala orgía

secreta danza del cuerpo

La nave en que habitamos hace tiempo

es una cifra abierta

incandescente y dura

poblada de visión y éxtasis

abre su puerta

penetra el sueño

lo vistelo acomodalo coloca

y lo acepta para siempre.

(OPérezPirámide29)

  1. Cree el poeta sureño que somos la proyección de un pasado cósmico oculto que asume yrevela el caudal de conocimientos y actitudes del inconsciente colectivo que nuestro consciente personal intenta vivificar atizando la eternidad que nos contiene:

Hemos recorrido juntos muchas tierras

personalmente somos restos

pasos

perennidad cifrada cabalmente

muchas cosas se me hunden

muy adentro hasta tocar el sol

la pregunta    estas calles

alguna luz que no podemos recordar

existen sin embargo

El tiempo nos ciega en una eternidad de islas

trayectoria en que la mano arroja nuestros

nombres de todos los lugares

  (OPérezPirámide40)

  1. Estima este poeta que en nuestra condición humana, biológica y espiritual, fraguada con los elementos naturales de nuestro cuerpo, hay una dimensión eterna que subyace en nuestra íntima urdimbre,índice de la tradición hermética de una visión metafísica subyacente en los grandes poetas de nuestra lengua, que en la lírica de nuestro poeta se aprecia en “El agua de sueño”:

El agua de sueño y tú revelan tiempo y agua

recojo del espejo el ojo que te invade

la voz

la concha y el dibujo

la piel y tu eterna dimensión

Arco      punto

mirada silencio

sol    mar

espejo

Te repites arco punto fulgor del ala

quietud atada al elemento que te crea

(OPérezPirámide43)

  1. El poeta concibe la palabra como fuero y cauce de la iluminación de lo viviente, fuente de imágenes y conceptos de fenómenos y cosas, fulgor del sentido, según concibe y revela en su poema “Permanencia del arrojo”:

La mano hizo un esfuerzo

se hizo extensapenetrante

inmensaviscosa y esencial

tocó la claridad

Entonces vino la palabra y cubrió su espacio

de silencio y biografía

Quisiste hablar y vacilaste

llovió mucho

Era necesario resistir el empuje

ese resorte que transforma

el retorno en cataclismo

Las fuerzas no pudieron converger

la mano hizo el esfuerzo esta vez más violento

De ella salieron imágenes y especies

caían en el vientre de la tierra estrellas perdidas

Era importante conocer aquel sueño

aquella pesadilla donde todos quedamos atónitos

(OPérezPirámide63)

   10.En virtud de su condición poética, Odalís Pérez piensa en imágenes y concibe símbolos que configuran un ámbito de lo sensorial, lo imaginario y lo real trascendente, que la palabra poética formaliza en su módulo expresivo en busca dela belleza y el sentido. En el poemario inspirado en la realidad histórica dominicana, Duarte romántico (6), nuestro poeta canta lo que su sensibilidad le dicta a la luz del ideario nacionalista y patriótico del patricio dominicano:

En ausencia mi luna

es un canto agorero

mis ojos no sangran

la clave es la nada

no hay tiempo que calle

mi tosca guitarra

cuerpos en la noche

tierra de sepulcros

cuerpos solidarios

manos descubiertas

y vacío el ojo    frente solitaria

mi lamento es de sombra

es de vida de muerte necesaria.

(OPérezDuarte57).

 

Creación metafísica y simbólica fincada en verdades profundas

La poesía es un producto literario fraguado por la sensibilidad estética y espiritual de su creador.Se trata de una creación en la que el poeta comunica una verdad profunda (verdad poética, verdad radical o verdad primordial) con el lenguaje de la poesía a la luz de una creación estética, metafísica y simbólica.

Hay una honda y luminosa corriente intuitiva en la tradición literaria de una alta prosapia exegética (Heráclito, Platón, Leonardo da Vinci, Johann Wolfgang von Goethe, José Ortega y Gasset, Fredo Arias de la Canal), fundada en la concepción de que la gran poesía asume y despliega, mediante los símbolos arquetípicos, una verdad profunda, deíctica de mensajes de muy antiguas esencias provenientes de la cantera del inconsciente colectivo, de la sabiduría espiritual de la cantera cósmica o de la fuente original de la Divinidad.

Esta tercera vertiente de la poesía de Odalís Pérezconfirma que su obra es la creación de un genuino poeta, y lo digo porque él ha dado notaciones de que tiene las condiciones intelectuales, estéticas y espirituales para sentir, entender y explicar el fenómeno poético, que efectivamente siente,entiende y explaya con la propiedad del intelectual formado porque está dotado del talento poético con la sensibilidad estética, la dotación espiritual y la formación académica que danfundamento y cauceal desarrollo de la intuición poética y el pensamiento literario.

En su condición de genuino creador, Odalís Pérez funda su creación en intuiciones y vivencias, y ese fundamento es peculiar del creador que no escribe a base de reescribir lo que otro escribe, o de imitar lo que otro crea o de hurtar lo que otro produce, sino que da testimonio de lo que intuye y siente, de lo vivido y lo sentido, desde el trasfondo de su sensibilidad y el hondón de su conciencia y, entonces, hace uso de la intuición para percibir y expresar la dimensión profunda y esencial de fenómenos y cosas, que es el aporte que hacen los poetas mediante una mirada profunda a su interioridad, revelando lo que sienten, conciben y piensan, manifestando lo que sacude su conciencia, comunicandolo que perciben de las irradiaciones cósmicas, y por esa razón los poetas pueden testimoniar una visión inédita de lo existente porque perciben esa dimensión oculta y sutil, percepción que suele abordar la esencia de las cosas, la faceta metafísica de lo real o la dimensión mística de lo viviente. Por eso Antoine de Saint-Exupéry decía en El principito que lo más auténtico de la realidad lo atrapa la intuición, porque lo más importante no se ve, que es su dimensión profunda, esencial y trascendente que percibe la intuición, como la capturan los poetas, los iluminados, los niños y los locos, en cuya virtud pueden darnos una visión diferente del mundo a partir de esa peculiar conexiónde su conciencia con la vertiente entrañable de la realidad de fenómenos y cosas.

Los poetas despliegan las antenas de su sensibilidad y mediante los circuitos interiores de la pantalla de su conciencia captan las señales visibles e invisibles de la realidad, las irradiaciones sensoriales y suprasensibles de fenómenos y cosas con la mediación de la intuición, la imaginación, la memoria, la estimativa y el sentido común. Y por eso pueden testimoniar la dimensión profunda y trascendente de la realidad, desde su faceta más hermosa hasta su vertiente sutil, como sonlas manifestaciones suprasensibles. 

  1. En efecto, nuestro poeta siente la presencia de una energía inminente en la esencia del ser, voz y sustancia de la Creación. Una obra fincada en las percepciones de la intuición, la inspiración y la revelación, las tres fuentes de la creatividad, subyace en la creación original, fundada en la percepción de una verdad profunda. Odalís Pérez experimenta y disfruta el vínculo entrañable entre el sujeto que contempla y la realidadcontemplada mediante el sentimiento consentido y lapalabra poética, segúnexpresa enPapeles del Eterno (7), poemario en que el poeta ausculta destellos y desvelos de la verdad primordial, radical y poética de radiosa estirpe:

Amor de la palabra surge

y del contacto

del convivio y la caída en tierra

agua persigue el astro en conexión secreta

tiempo roto sordamente frío y sin nombre

aterradoras cuitas salen de la boca eterna

ya no es posible el juego

La virtud de la palabra se desploma

allí solo el vacíoirrepetible fuego

nave solitaria y pavorosa

que guarda los secretos

de una voz deshabitada

allí los ecos retumbe de la sangre

espasmo y luz del vínculo

reloj sin sol ni superficie

número y caudal sin límites.

(OPérezPapeles8)

 

12. Según revelan los enjundiosos versos de Odalís Pérez, un llanto atiza la conciencia del poeta y una herida concita y estimula su creación. El poeta se ausculta a sí mismo, curcutea el sentido de fenómenos y cosas, y reflexiona sobre el valor de su creación. Ante el círculo secreto del misterio, el sujeto poético se siente atrapado por un sueño, “como una creación invisible de pájaros y nombres”, según revela en “Génesis”:

Dentro de este laberinto

he de guardar un sueño

marcado por el paso que no logro dar

fusión de anhelo y tiempo

agonía y momento del círculo

temor del párpado que a diario nos vigila

te acoge el grito como un huésped

como una creación invisible

de pájaros y nombres

te aguardo en este laberinto

(OPérezPapeles42)

  1. El sujeto poético, emisario de estos versos, es siempre, como lo es en todo creador, un ser diáfano y puro, y, aunque esa ser alada y misteriosa criatura, como es el producto creativo de poesía y ficción, y aunque el don de la creaciónse anide en un sujeto indigno de la condición humana, nunca se debe valorar la creación según quien la escribe, sino según el lenguaje y elcontenido de la obra creada. Con plena conciencia de lo que siente y piensa, nuestro poeta explora la zona del lenguaje con que orilla y aborda la sombra misteriosa del ser que atiza su decir en busca del sentido, como lo hace en Especie en movimiento (8):

Vuelvo como quien habla desde lejos

y truena desde el encuentro con el arpa,

la cuenca y el espectro de una sierpe

que aspira, expira y pierde su tamaño.

Todo se ha dicho entonces,

voz que atrapa el corte

en los confines del punto repetido por la imago,

no hay ecos nirelatos portentosos;

tampoco el eco persistente accede al

libro que la huella alcanza.

(OPérezEspecie61).

  1. En su poemario Tímpano terrestre (9),mediante un viaje imaginario y trascendente que la persona lírica realiza desde el fuero de su conciencia mediante el aliento visionario de su vuelo metafísico, nuestro poeta percibe señales y sentidos, similares a los que percibían los antiguos profetas bíblicos que vislumbraban un caudal de irradiaciones, visiones, estelas, voces y augurios portadores de mensajes de muy antiguas verdades, percepción que solo los poetas metafísicos, mitopoetas y teopoetas captan y expresan en virtud del circuito de captación especial de sus neuronas cerebrales, dispuestas para atrapar el caudal de intuiciones, inspiracionesy revelaciones de verdadesprofundas, como se puede apreciar en el siguiente pasaje, que nuestro poeta escribe con versos alineados al modo prósico: “…la rosa solar, la rosa blanca, la rosa oscura, la rosa negra, la rosa impúdica, son la misma rosa, la misma estela de los sueños, el mismo orbe suspendido, la luz en el fragmento, la polilla piensa: la polilla filosófica, diminuta entidad, noche en reversión, oculta llama del sentido, huevo del asombro, sombra del asombro, diluida espiga diluida, llama, diluida mente, diluida en fin, cuerpo y eco, fronteras derribadas, quien escucha no muerde, no cabe en esta fábula, no sale de la hoja, no se pierde en laberinto, se llama como todos, responde al mismo nombre, se niega, se desata, se alumbra en la memoria, se expande en la vigilia, la polilla filosófica es tiempo, luz y fuente, poder del pergamino secreto de la Atlántida, resiste y no resiste, a la vez clama y no reclama, procede y no procede, se escucha y no pierde su organismo, es filo y es herida, retorna como siempre a los orígenes, poética del ojo, cae el ojo, la tierra se divide, punto y centro, la mirada entonces ilumina…” (OPérezTímpano51).

15. La valoración de una obra poética no se debe fundar en prejuicios obcecados ni mucho menos en actitudes resentidas o prejuiciosas, sino en un criterio filológico con fundamento lingüístico y estético. Quien niegue la condición poética de Odalís Pérez, pretextando un lenguaje enredado, oscuro y enigmático, ignora la esencia de la poesía. En la obra del académico dominicano hay genuina poesía hecha con el arte de la creación poética porque se funda en el protoidioma de la creación, la tradición hermética de un saber secreto y la verdad profunda de un decir misterioso y alado, al tiempo que aborda el fuero de la realidad metafísica, fundando su creación en imágenes arquetípicas de la intuición poética. En Perro no come perro(10), alusión deícticaa quien no entiende el lenguaje poético, Odalís Pérez aborda la tradición hermética que subyace en la creación de losgenuinos creadores de poesía de nuestra lengua, pues hace del conocimiento esotérico una clave del sentido y de la creación poética un medio de revelación a la luz del saber que indaga la clave del secreto, segúnnuestro poeta encauza su percepciónen “Última cifra”:

 

Axis mundi: tierra dividida en tono y suspensión, necrópolis:

augurio ante aquel vestigio en pie de noche.

Sordo cuerpo, número y perplejidad; arpegio en clave;

letra no anulada, nunca he pensado sin tono, puente y eco;

sin unidad de timbre, sin nota ígnea, púrpura, puente y voz,

fuego en pie quebrado, allí en la página: distancia por

dondelinneo, berceo y teseo cogen el barco de un silencio.

Debería cortar en dos el mundo vivo y muerto, vítreo, criba;

mutismo quiere no inventar la paradoja: aumenta su registro

aaa x xx y yyaaa… disuelta la vocal en consonante; boda alquímica.

El poeta en la prosodia; la prosodia en el poeta, oscuro y claro.

El poeta, augurio de forma, dice y se dice como extensa

piel del ojo, cuadrícula marcada por el signo, cobra en línea,

vertido y salido del cuadro, sin punto ni línea ni círculo;

abstracto y milenario logos en cuerpo sin tensión; donante

defendido y absorbido por la boca, bajo punto, conjunción

de huella; deseo en corazón de sol y de madera indócil

ojazos, ojazos que acechan, colocan la mano en plexo inerme.

Todavía no, hoy el astro se consume en tu espalda rota,

pero la historia no convierte alegoría en fosa, en su memoria,

cuerda tocada por el profeta, garganta dividida,

no, pero divina forma, simmetron, figura dicha

por su borde milenario, estigma de la voz en cuerpo.

(OPérezPerro103).

 

En resumen, notables logros creativos cifran y conforman el orbe poético de Odalís Pérez, que vienen sustentados en la clave estética del sentido, la creación de verdades profundas y la revelación de mensajes provenientes del caudal del inconsciente colectivo y la cantera infinita mediante imágenes y símbolos portadores de mensajes de muy antiguas esencias que validan y enaltecen el arte de la palabra y avalan la categoría poética de un autor, como es este valioso poeta dominicano, que escribe con clara conciencia de su lengua y pleno dominio del protoidioma de la creación poética.

Estimo que con su creación poética Odalís Pérez testimonia la capacidad de intuición que lo distingue y enaltece.La intuición, la inspiración y la revelación, centradas en las vivencias de la conciencia creadora a la luz del inconsciente colectivo,de la sabiduría espiritual del Numen o el soplo de lo divino, dan la talla de su categoría poética.

Tres conclusiones marginales infiero de la creación poética de Odalís Pérez: 1. Por su fuerte actitud contestaría y rebelde, algunos le han negado a Odalís Pérez su condición poética, categoría que nuestro creador posee en un grado que pocos exhiben con propiedad y rigor. 2. Tiene nuestro poeta la virtud lírica y estética, metafísica y simbólica de fundar su creación en lo que da fundamento y certeza a la genuina creación de poesía y ficción, como son lasintuiciones y vivencias a la luz de verdades profundas. 3. Nuestro poeta asume y expresa el protoidioma de la creación mediante la creación deuna obra inspirada en la tradición hermética de la metafísica simbólica, fraguada en la sustancia de verdades profundas con cabal conciencia del fenómeno creador.

Con su creación poética Odalís Pérez da un cabal ejemplo de lo que caracteriza al creador de una realidad estética, metafísica y simbólica, justamente para ilustrar una visión más amplia, más profunda y más plena de la creatividad, como lo procuran los genuinos poetas que en el mundo han sido.

 

Bruno Rosario Candelier

Presentación de la poesía de Odalís Pérez

Santo Domingo, ADL, 17 de julio de 2018.

 

Notas:

  1. Odalís Pérez Nina nació en San Cristóbal, República Dominicana, en 1952. Obtuvo un doctorado en Filología y Semiótica en la Universidad de Bucarest, Rumanía. Dirigió la Escuela de Crítica de la Facultad de Artes de la UASD y preside la División de Postgrado de dicha Facultad, donde imparte docencia de grado y postgrado. Dicta conferencias, escribe artículos y participa en programas de radio y tv. Cultiva la poesía, la crítica literaria y el ensayo. En su condición de filólogo, crítico, ensayista, dramaturgo y poeta, ha hecho un valioso aporte al estudio delas artes y las letras dominicanas Su producción intelectual incluye más de treinta libros y un centenar de artículos en diarios y revistas nacionales. Entre sus obras figuranHabitácula, 1986; La pirámide en el hombro del Dios, 1988; Las ideas literarias en la República Dominicana, 1993; Papeles del Eterno, 1999; Semiótica de la prensa, 1999; La ideología rota, 2002; Nacionalismo y cultura en la República Dominicana, 2003; La identidad negada, 2003;  El mito político de las palabras, 2004; Literatura dominicana y memoria cultural, 2005; Papeles prohibidos, 2006; Territorios, 2006;Duarte melancólico, 2013; Tímpano terrestre, 2013; Especie en movimiento, 2015; Perro no come perro, 2015; y Planetario, 2017.Preside la Asociación Dominicana de Semiótica.Es miembro de número de la Academia de Ciencias de la República Dominicana y de la Academia Dominicana de la Lengua.
  2. Fredo Arias de la Canal, De la filosofía al protoidioma, México, Frente de Afirmación Hispanista, 2005, p. 78.
  3. Odalís G. Pérez, Habitácula , Santo Domingo, Premio Casa de Teatro, 1986.
  4. Odalís G. Pérez, Planetario, Santo Domingo, Impresos Camilo, 2017, p. 136.
  5. Odalís G. Pérez, La pirámide en el hombro de Dios, Santo Domingo, 1988.
  6. Odalís G. Pérez, Duarte melancólico, Santo Domingo, Editora Búho, 2013.
  7. Odalís G. Pérez, Papeles del Eterno, Santo Domingo, Cocolo Editorial, 1999.
  8. Odalís G. Pérez, Especie en movimiento, Santo Domingo, Editora Búho, 2015.
  9. Odalís G. Pérez, Tímpano terrestre, San Juan, Puerto Rico, Artrópodos, 2013.
  10. Odalís G. Pérez, Perro no come perro, Santo Domingo, Búho, 2015, p. 103. 

 

Atiguerearse/tiguerear, cuentero/cuentista, complejizar

Por Roberto E. Guzmán

ATIGUEREARSE – TIGUEREAR

Los dos verbos que se encuentran más arriba son muy dominicanos. El segundo de los dos es más conocido que el primero y se usa con mucha frecuencia en el habla de los dominicanos.

El verbo “atiguerearse” no ha sido documentado aún en los repertorios de voces dominicanas, a pesar de que ningún dominicano argumentará en contra de su existencia, validez y vigencia.

Los dos verbos que constan en el título tienen relación con la palabra tíguere que se utiliza muy frecuentemente en el habla de los dominicanos y que en otros países de Hispanoamérica conocen con el mismo significado, o con uno muy similar.

Dicho sea de paso, el tíguere más orgulloso de su condición es el dominicano. La palabra tíguere engloba las condiciones de “habilidoso y delincuente”. “Se utiliza para referirse a personas que son muy agresivas y habilidosas y que por lo general tienen pocos escrúpulos”. Diccionario dominicano de cultura y folklore (2005:390).

El Diccionario del español dominicano (2013:657) no es más benévolo con el tíguere dominicano pues lo califica de “golfo, descarado o atrevido”.  Hay que convenir en que sí es atrevido, pues se arriesga a decir o a hacer cosas peligrosas; pero no es necesariamente un delincuente. Es más bien un avispado, pues es vivo, despierto, agudo. Es listo, audaz, diligente, persuasivo.

En algunos países prefieren utilizar la palabra tigre para la “persona muy hábil en alguna actividad”. Con esta definición se usa en ocho países de la América Hispana. El autor de esta columna se identifica con la primera acepción para tigre que consigna el Diccionario del habla actual de Venezuela (1994:459), “persona astuta, viva e inteligente”.

Se espera no causar sorpresa si se escribe que muchos hombres dominicanos se refieren a sí mismos calificándose de tígueres. En esos casos añaden algún calificativo después para perfilar a qué clase de tíguere pertenecen. En esos casos el vocablo tíguere se toma como sinónimo de “persona, individuo”. Por ejemplo, “Soy un tíguere tranquilo”. “Él es un tíguere muy estudioso”. En casos  similares a estos no hay anonimidad con respecto a la persona a la que se refiere el hablante.

La noción de tíguere es tan importante en la cultura dominicana que se ha elaborado más de un libro dedicado a ese tema. Los textos que se han ocupado del asunto enumeran varias clases de tígueres en las cuales no puede entrarse en esta sección.

El verbo tiguerear es más festivo que real. Con él se indica que la persona se divierte, sin que  esa diversión implique algo de censurable o reprobable. La o las personas que tiguerean hacen algo agradable, se distraen, entretienen, recrean.

Regresando al tema principal de este aparte, atiguerearse es hacerse o volverse tíguere, así como mostrar características propias del tíguere, adoptar posturas o conducta de tíguere. Los dos verbos del título desean que alguien los incluya en los diccionarios diferenciales del español dominicano. La literatura dedicada al tema da testimonio de la importancia del concepto y sus palabras derivadas.

 

CUENTERO – CUENTISTA

“En cierta forma, el CUENTERO. . .”

Los dos vocablos del título gozan de legitimidad en el ámbito del español general. En esta parte de estos comentarios se revisarán los dos vocablos, con algo de su historia y se tratará de dejar bien delimitado el campo de acción de estos, con una explicación que se ofrecerá.

La palabra cuentista tiene largos años en el seno de la lengua. En el Diccionario de la lengua española, DRAE, de 1956 se consignó que pertenecía al lenguaje familiar con una connotación negativa en su primera acepción, “Que tiene la mala costumbre de llevar cuentos o chismes de una parte a otra”. La segunda acepción asentaba que vale para masculino y femenino, “Persona que suele narrar o escribir cuentos”. La edición de 1984 del DRAE añadió otra acepción del registro familiar, “Persona que por vanidad o motivo semejante exagera o falsea la realidad”.

La última edición citada registra la palabra cuentero como adjetivo equivalente de cuentista, “que lleva cuentos, chismes o embustes. Añade que puede utilizarse también como sustantivo.

Hubo que esperar la aparición de la edición de 1992 del DRAE para que apareciera cuentístico, ca, adjetivo, “Perteneciente o relativo al cuento o breve narración”. En femenino, cuentística, es “Género narrativo representado por el cuento”.

La fuerza que representa el lenguaje familiar es de tal magnitud que cuentista pasó a ser en el habla el que exagera, falsea, lleva chismes o embustes. De allí que para distinguir a los escritores de los otros, se trató de imponer cuentero para el creador de literatura breve.

En República Dominicana se presentó el caso de que hubo un político elegido Presidente de la República que era un cuentista reconocido internacionalmente y a la vez era un hombre de palabra, cabal. Muchas personas simpatizantes de sus ideas se negaban a llamarle cuentista, pues pensaban que haciéndolo lo ofendían.

En la actualidad en Hispanoamérica hay once países donde cuentero es el que dice mentiras y embustes. En otros seis países es el estafador que embauca sus víctimas con mentiras. En República Dominicana en el ámbito rural el cuentero es, “Persona diestra en el arte de contar cuentos”. Estas informaciones se han extraído del Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias. Como se trata del ámbito rural, se presume que este contar es oral, mediante la palabra hablada.

En la actualidad los académicos de la lengua entienden que el adjetivo cuentista en el registro coloquial se aplica a la persona que acostumbra a contar enredos, chismes o embustes. En funciones de sustantivo es la persona que suele narrar o escribir cuentos. En el registro coloquial continúa haciendo las funciones de sustantivo para ambos géneros, persona que exagera o falsea la realidad por vanidad u otro motivo semejante.

En el habla cotidiana el dominicano dirá que “mete cuentos” el que no es un literato, narrador. Así “escribe o narra cuentos” el que se dedica a la tarea de relatar historias breves.

 

COMPLEJIZAR

“. . .aun inexplicable que COMPLEJIZA la. . .”

Este es un verbo de aparición más bien reciente en la lengua común. Podría argüirse que es una creación culta  y que se usa con mayor frecuencia en la lengua escrita.

Puede alegarse que es un verbo formado tomando como base el adjetivo “complejo”, al que se añade la terminación –izar que es muy favorecida en los niveles cultos del habla, porque entre otras cosas logra componer verbos más largos que ayudan a proyectar apariencia de amplia cultura.

Con respecto al verbo del título la terminación –izar, que procede del latín tardío, lo que hace es denotar una acción cuyo resultado implica el significado del adjetivo que se señaló ya, por su condición de base en el compuesto.

En su condición de verbo de creación y empleo recientes, todavía no ha logrado su incorporación en el diccionario mayor de la institución reguladora de la lengua española.

El diccionario que recoge esta nueva voz, complejizar, es el Nuevo diccionario de voces de uso actual (2003:312). Define el verbo como intransitivo, “Hacer o hacerse complejo [un asunto]”. Junto con este verbo ese diccionario trae también el sustantivo femenino “complejización” que es, “Acción y resultado de complejizar”.

En el lenguaje jurídico se ha encontrado que en lugar de utilizar el verbo aquí estudiado, prefieren “declarar complejo” un asunto para dar a entender que el asunto a que se contrae la declaración se hace complejo, se complica porque tiene varias vertientes, involucra varios delitos, personas o sitios de comisión de los últimos.

© 2018, Roberto E. Guzmán

Cancanear, «non sancta»/«non *santa», abrir/*aperturar, enardecer/enaltecer

Por Roberto E. Guzmán

CANCANEAR

No siempre las tiene uno todas consigo. La frase que precede a esta es una explicación para las ausencias que pueden detectarse en los diccionarios; sobre todo en los diccionarios diferenciales de español.

Los diccionarios generales de la lengua adolecen menos de estas ausencias porque lo que hacen en su mayoría es que repasan las palabras que los anteriores han inventariado y les añaden otras; al mismo tiempo consignan las acepciones de reciente aparición.

La introducción que antecede se trae a estos comentarios porque los diccionarios de español de algunos países nunca serán  completos. Faltarán las voces de aparición más reciente, sobre todo las que aún no han madurado de modo suficiente para considerarlas estables en el vocabulario de ese país.

El verbo cancanear está recogido en el Diccionario de americanismos de la Asociación de Academias que por todos sus costados es una obra monumental. El Diccionario del español dominicano (2013:139) también consigna este verbo con las acepciones que le corresponden en el habla dominicana de todos los días.

En el último diccionario faltó añadir una acepción que deriva de la principal del español dominicano, así como del de Cuba y Puerto Rico. Las Antillas hispanohablantes comparten una acepción que es, “Hacer ruido un motor con problemas con las válvulas”. Lo que faltó aquí fue detenerse en la palabra “problema”, pues esta es la que ofrece apoyo a la acepción que se defiende en esta ocasión.

Esta acepción por la que se propugna que se consigne es una manera de ir más allá de lo concreto, es un tipo de acepción metafórica de utilizar el verbo, sin que se especifique el porqué no se es exitoso en la conducta que se observa. Es una manera de ampliar el campo de acción del verbo.

Cancanear es también cuando una persona tiene problemas en su conducta, sin que haya lugar a atribuir esos problemas a una causa específica. La persona cancanea cuando no puede solucionar las dificultades que enfrenta en un determinado momento de su vida. Sobre todo cuando trata infructuosamente de adoptar la determinación (conducta)  más adecuada a las circunstancias.

 

NON SANCTANON *SANTA

“Las críticas NON SANTAS. . .”

Las locuciones latinas establecidas, es decir, repetidas a través del tiempo, no permiten que se les introduzcan variaciones. La que figura en el título tiene las credenciales muy bien definidas por medio de la historia.

Se la considera una locución adjetiva y el Diccionario de la lengua española, editado por la Asociación de Academias de la Lengua Española reconoce el valor de esta y le atribuye el significado de “Indecente, inmoral”. En otras palabras, es la persona “mala, pervertida”; que no es buena.

El Diccionario de uso del español (2007-II-2065) añade a lo anterior que se usa también para “ilegítimo”. Apunta ese lexicón que se aplica a “mujer, casa o vida”. “También se aplica a gente con el significado de ´gente de mal vivir´”.

De este significado primero los usos han liberalizado el sentido estricto para llevarlo un poco más allá, suavizando la primera acepción. La interpretación popular ha llevado el uso hasta el extremo de aplicarlo a las cosas y situaciones que no son de fiar; esto es, yendo más allá de las atribuciones de personas. Se refiere así a situaciones o personas que no merecen confianza.

El autor de estos comentarios piensa que en algunas ocasiones ha utilizado el latinismo para referirse a situaciones o cosas que no se ajustan a las pautas o normas, que exceden los límites de la tolerancia o la urbanidad, llegando al irrespeto.

Ya en ocasiones anteriores por medio de estos escritos se ha instado a las personas que gustan de utilizar latinismos a que confirmen la ortografía de estos antes de usarlos. Una representación errada de un latinismo puede empañar a veces la brillantez de un artículo.

 

ABRIR – *APERTURAR

“. . .sin necesidad de APERTURAR un nuevo concurso. . .”

Hace un tiempo ya que los hablantes y escribientes de diferentes países han introducido en el español escrito y en el hablado por personas cultas el verbo del título. El favor le viene al verbo en estudio por ser más largo que abrir y porque se asemeja más al latín aperire, por la letra /p/ que lleva, que no se encuentra en el verbo abrir.

Algunas palabras del español aceptado por todos inducen a los hispanohablantes a pensar que el verbo en cuestión es de buena solera. Como ejemplo de lo que acaba de escribirse existe en español el sustantivo apertura cuya primera acepción es la “acción de abrir”. Además de ese significado posee otro que es “acto de dar principio”.

Una vez que se consideran los datos anteriores con respecto del sustantivo mencionado resulta más aceptable que hispanohablantes incurran en el desacierto de pensar que existe el verbo *aperturar.

Existen algunas palabras en español que mueven a pensar aún más que existe la posibilidad de que haya un verbo *aperturar. Considérense los vocablos incorporados en el Diccionario de la lengua española (2014-I-175), apertura, aperturismo, aperturista.

El Diccionario del español actual (1999-I-381) recoge el verbo *aperturar, con la calidad de verbo transitivo de uso en el comercio, con un ejemplo de una tienda *aperturada. El Diccionario de uso del español actual (2012:173) trae también el verbo que todavía se considera falso. “En el lenguaje bancario, referido a una cuenta, abrirla”. Más adelante esa obra añade, “su uso es innecesario y puede sustituirse por abrir”.

Concordando con la última frase, el Diccionario panhispánico de dudas (2005:56), “A partir del sustantivo apertura (´acción de abrir´), se ha formado el verbo *aperturar que ha empezado a utilizarse en los últimos años como equivalente de abrir”. La última frase en el apartado dedicado a este punto en ese diccionario reza: “Su uso no está justificado y debe evitarse”.

 

ENARDECER – ENALTECER

“Pero el pueblo ENALTECIDO por la sed de libertad y democracia. . .”

Por medio de estos escritos se ha insistido en más de una ocasión que cuando se escribe, quien eso hace debe mantenerse dentro de su ámbito de conocimientos en lo que concierne a los términos que emplea. Esto es, solo debe utilizar las palabras cuyas ortografías y significados conoce cabalmente.

Muchos de los errores en que incurren algunas personas al escribir son el producto del riesgo que se toman al emplear vocablos cuyos significados no dominan bien.

Si se lee con detenimiento la frase copiada a manera de ejemplo al principio de esta sección, se notará que el verbo “enaltecer” no tiene cabida cómoda en ese contexto.

El verbo enaltecer en el Diccionario de la lengua española aparece con un envío hacia su equivalente, ensalzar, que es un verbo transitivo. A su vez ensalzar es “elevar a grado o dignidad superior”; “alabar, manifestar aprecio o admiración”. Todas las informaciones anteriores se han extraído del antes mencionado diccionario.

Enardecer que es la voz que debió aparecer en la frase citada, en su principal acepción ha de tomarse por, “Excitar o avivar una pasión del ánimo, una pugna, una disputa”. En otras palabras, el resultado de la redacción, con el cambio propuesto sería, “pero el pueblo excitado por la sed de libertad. . .” “. . .pero el pueblo por la sed de libertad y democracia avivadas. . .” “. . .pero el pueblo enardecido por la sed de libertad y democracia. . .”

No hace falta más argumento para concluir que hubo un desliz en la selección del verbo para que confiera sentido a la frase.

© 2018, Roberto E. Guzmán