Las muletillas en la comunicación

Por Rafael Tobías Rodríguez Molina

 

La  lengua española nos ofrece una gran  variedad de términos o recursos que útiles para aclarar, precisar o relacionar ideas contenidas en las oraciones con las que enviamos informaciones a los demás. Entre esos términos o expresiones tenemos a “es decir”, “pues”, “entonces”, “por eso”, “por consiguiente”, “por lo tanto”, “esto es”, “ciertamente”,  etc. El empleo de esos elementos lingüísticos es de una importancia indiscutible para conseguir  una efectiva comunicación de ideas. Pero eso se logra siempre y cuando los empleemos con el sentido y con el uso que les asignan las normas de nuestra lengua.

Sin embargo, si se hace un excesivo uso  de ellos o si los usamos indebidamente, se convertirán en una muletilla, con lo que nuestra comunicación o exposición de ideas se convierte en insoportable y, por consiguiente, en inefectiva. Es lo que sucede con frecuencia con “es decir”, tal como expuse en el ensayo “Un es decir que no dice nada”.  Esta vez nos concentraremos en “pues” empleada como muletilla.

Pues Como Muletilla. Hace unas semanas, al escuchar en la Z101 a alguien tenido como un gran comunicador, emplear en forma excesiva, y sin el adecuado manejo del término “pues”,  usándolo en la mayoría de las ocasiones como muletilla, me pareció útil, para muchos usuarios de nuestro idioma, presentarles importantes consideraciones sobre “pues”.

El término “pues” es un conector de ideas que se emplea para expresar, principalmente, una idea de causa o consecuencia de realidades o fenómenos de cualquier índole, y denota la causa, motivo o razón de algo.  En vista de eso, se tiene a “pues” como equivalente a “ya que”, “porque”, “por eso”, “por lo tanto”,  “por consiguiente”… y a las oraciones (o proposiciones) que las contienen se les llama “oraciones causales o consecutivas”. (Google).

A continuación veamos algunos ejemplos de oraciones con “pues” bien empleado. 1. “No asistió a la charla  pues tuvo que realizar una urgente  diligencia.” Dada la semejanza, ya indicada,  de ese “pues” con “porque”, podemos decir, sin problema, “No asistió a la charla porque tuvo que realizar una urgente diligencia.” 2. “Fue el culpable del delito; que sufra, pues, la consecuencia del mismo.” Esta oración con “pues” se puede expresar como sigue, lo cual indica que el mismo está bien empleado: “Fue el culpable del delito; que sufra, por consiguiente (o por lo tanto), la consecuencia del mismo.” 3. “Se levantó muy de mañana y, pues, pudo realizar todo lo planeado para ese día. En ese ejemplo el “pues” tiene el sentido de “por eso”,  por lo cual aparece empleado con toda corrección.

Me parece importante aclarar que, cuando usamos oraciones sueltas o un texto no muy extenso, se facilita el buen empleo  de los conectores de ideas. La dificultad aparece al emplear textos de cierta amplitud, como el que sigue:

“Pues, mi amigo, yo quisiera, pues, que tú, pues, me digas algo que, pues, hace tiempo, pues, yo quiero saber. Y es que, pues, si es cierto, pues, que dejaste el trabajo tan bueno, pues, que tenías desde hacía tanto años, pues…”

A mucha gente posiblemente le parecería exagerado ese empleo de “pues”, pero yo creo que retrata de forma bastante parecida a lo que sucede en la oralidad de muchos usuarios de nuestra lengua. Incluyendo a muchos dominicanos de  un elevado nivel sociocultural y de las más variadas profesiones. Por ejemplo, todavía recuerdo a un profesor de la PUCMM, que hace vida intelectual en la ciudad de Santiago, cuya muletilla era “no velda”, que en una hora de clase la usaba unas 120 veces como promedio, lo cual representaba aproximadamente un 25 por ciento de las palabras empleadas por él en una clase. Por supuesto, los estudiantes no podíamos concentrarnos contando las  veces que el profesor repetía su muletilla. Evitemos caer en el “vicio” de las fastidiosas muletillas, que tanto afean y dificultan una efectiva comunicación.

© 2019, Rafael Tobías Rodríguez Molina

Papá muey, calor/fragor, siervo/ciervo, vocación

Por Roberto E. Guzmán

PAPÁ MUEY

“¡Ay PAPÁ MUEY!”

“Papá mue” es una locución interjectiva de uso en la República Dominicana desde tiempos inmemoriales. Hay que confesar que hace largo tiempo que no se oía la expresión y mayor tiempo aún que no se leía. Es más, se piensa que nunca antes se la había leído hasta hace unas semanas.

Uno de los rasgos interesantes de esta expresión es el origen; aunque parezca muy español, no es así. El oído a veces traiciona a las personas y por eso en español cibaeño la expresión terminó muey. No se hace aquí juicio crítico acerca del habla cibaeña que se considera “típica”.

Al tiempo que se escribe acerca de la pronunciación “muey”, se hace necesario asentar aquí que en el norte de Haití, Cabo Haitiano, existe una tendencia a meter una /i/ en voces que en otras partes de ese país no la lleva, ejemplo de eso es bwe i, en lugar de bwen, que es la respuesta que se da para expresar “no conozco la respuesta”, literalmente, “lo bebo”, En otras partes de Haití la respuesta “no la sé” para el acertijo es m bwè pwa. Cap-Haïtien (2014:242).

Esta expresión comentada aquí procede del criollo haitiano, lengua en la que se dice papa mwen. En esa lengua es una alusión al padre celestial, “padre mío”, o “mi padre”, de allí que sea papá. En esa lengua no hace falta colocar la tilde sobre la segunda letra /a/ de papá para que se pronuncie como palabra aguda; además, la tilde aguda sobre la letra /a/ no existe en esa lengua.

El muey que se escribió es la transcripción al español cibaeño de la versión haitiana. Esta observación se hace sin ánimo crítico. Hace largos años que el autor de estos comentarios había oído lo que llevado a la escritura en español sería papamué. La última versión se acerca más a la pronunciación del criollo haitiano, sobre todo si se tiene en cuenta que el sonido nasal que se representa por una letra ene /n/ en la transcripción en realidad es la nasalización de la letra /e/ del criollo haitiano.

No hay que sorprenderse de que los haitianos hayan logrado introducir una que otra palabra en el habla de los dominicanos; sobre todo si se tiene en cuenta que los dominicanos le han metido cientos de palabras al criollo haitiano, que en su mayoría pasan inadvertidas al oído que no es aguzado, por la adaptación de estas al sistema fonético haitiano.

 

CALOR – FRAGOR

“. . .que duró tanto tiempo trabajando en el FRAGOR del desarrollo local. . .”

Cuando se lee la frase copiada más arriba y se interpreta el mensaje, se atrapa el desliz en cuanto al significado del vocablo fragor. Más abajo se explicará el sentido o significado único de fragor. Inmediatamente después de eso se repasarán los valores de la palabra calor, especialmente en los casos en que se usan en locuciones como la que es pertinente y se propondrá para la frase transcrita.

La palabra fragor expresa “ruido estruendoso”. El vocablo estruendoso hay que tomarlo por ruido estrepitoso, considerable, suficientemente grande, fuerte.

El error se ha deslizado por el uso del lugar común “en el fragor de la lucha, de la batalla”. Esta expresión se creó para referirse a los casos en los cuales había algarabía, ruido de armas, lucha entre muchas personas. En estos casos se supone que se produce mucho ruido.

Para situaciones como el “desarrollo local” lo que se propone que se utilice es el sustantivo masculino “calor”, que en una de sus acepciones se acepta como “actividad”, o conjunto de operaciones o tareas propias de una entidad. El calor se refiere también a “lo más fuerte y vivo de una acción”. La locución prepositiva “al calor de” algo indica “con la ayuda o protección de”.

Hay que limitar el fragor para las situaciones en que hay mucho ruido. El calor es para usarlo cuando hay actividad, entusiasmo, para evocar los momentos vivos de una acción.

 

SIERVO – CIERVO

“. . .que se denominó ‘Los CIERVOS de la Gleba’”.

Hace largo tiempo que se lucha contra este tipo de error. El desacierto se reduce a la confusión entre las letras ese /s/ y ce /c/. Con respecto de algunas palabras puede perdonarse la equivocación, pero con relación a otras resulta difícil aceptar el yerro.

Como ha sucedido con muchos vocablos de la lengua, siervo entró con una acepción muy estrecha y bien definida para luego derivar en otras acepciones vinculadas con la de su origen. El siervo fue sencillamente el esclavo. Más tarde pasó a ser la persona que tenía deberes con su señor y estaba ligado a la tierra en la que vivía. El siervo pasaba bajo la tutela del nuevo señor de la tierra cuando la propiedad era transferida.

Luego se usó la palabra para nombrarse a sí mismos los servidores de Dios; o las personas que mostraban adhesión en calidad de servidores ante otras personas. Puede notarse que en todas las acepciones que se han enumerado el factor común es “persona”.

El siervo de la gleba era, según el lexicón mayor de la lengua, el “adscrito a una heredad de la que no podía desligarse aún cuando esta cambiara de dueño”.

Un ciervo es un animal de cualquier especie de la familia cervidae, Es un mamífero rumiante El macho tiene astas muy distintivas que sirven para individualizarlo. Estos cuernos y el nombre del animal han recibido una extensión poco halagadora cuando sirven para calificar a un hombre. El diccionario guía de la lengua reconoce también un insecto que lleva ese nombre, “ciervo volante” que debe esa denominación al parecido de sus mandíbulas con los cuernos del ciervo.

El adjetivo cerval sirve para aludir a lo que tiene características parecidas a las del animal, ciervo; excepto por el miedo cerval que es el miedo muy grande, excesivo.

El uso de una de la dos letras al principio de las dos palabras estudiadas es algo que se repite en casi todas las lenguas románicas, francés, portugués, italiano.

Con la ayuda de las explicaciones anteriores se subraya la gran diferencia que existe entre las dos palabras del título. El contexto en que puede utilizarse una palabra o la otra sirve para descartar el error en cuanto a su ortografía. La ese /s/ es para la persona y la ce /c/ para el animal; así de simple.

 

VOCACIÓN

“. . .supuestos balances de contabilidad que no soportan el más simple análisis técnico con VOCACIÓN de consistencia. . .”

El autor de estos comentarios acerca de la lengua no se atreve a levantar la voz contra este tipo de uso que se hace del sustantivo vocación en la cita; esto así porque sospecha que en alguna ocasión ha incurrido en el exceso de utilizarlo de ese modo. De todas maneras, se analizará ese empleo más abajo.

La palabra vocación se vincula con el concepto persona en todas sus acepciones; es decir, se aplica solo a personas que son las capaces de desarrollar, sentir, experimentar vocación.

El término vocación cuando entró al español lo hizo con el sentido de vocatio vocationis “acción de llamar”, “vocación divina”; era un llamado espiritual que procedía del latín clásico, retenido en latín eclesiástico en tanto “invitación”. Pascal la definió como un “movimiento interior mediante el cual una persona se siente llamada hacia Dios”.

Más tarde, vocación extendió su manto sobre actividades mundanas, tales como profesión, ocupación, oficio, actividad. Ha llegado el sustantivo en cuestión a cubrir la “inclinación” que alguien experimenta por una profesión.

El Diccionario español de sinónimos y antónimos (1978:1134) ofrece las equivalencias siguientes: afición, aptitud, advocación, don, facilidad, propensión, inclinación.

Ortega y Gasset definió la vocación como un “extrañísimo fenómeno de que nos llamamos a nosotros mismos para hacer determinadas cosas”. Ideario etimológico de José Ortega y Gasset (1981:158).

Se presume que el redactor de la oración citada quiso expresar “análisis técnico serio, coherente, adecuado”, y muchas otras palabras más que coadyuvarían a transmitir una idea apropiada con respecto del tipo de acción a que se contrae la cita.

© 2019, Roberto E. Guzmán

Pelar(se), irrumpir, chatarrización, *sanitización

Por Roberto E. Guzmán

PELAR(SE)

El verbo pelar tiene acepciones particulares en el español dominicano. La aseveración que antecede a esta oración procurará demostrarse en el desarrollo de esta sección.

En el español dominicano existen varias locuciones que son las que sirven de fundamento para argumentar acerca de la validez de la tesis con respecto de las acepciones distintivas que se conocen en el español dominicano para el verbo del título que se exponen más abajo.

La primera locución que se utilizará para abogar en el sentido señalado es la locución adverbial “a mano pelada/pelá” que en el Diccionario fraseológico del español dominicano (2016:301) se retiene, en su primera acepción como “sin instrumento auxiliar”. La segunda acepción es, “Sin ningún recurso económico o medios adecuados”.

Otro uso muy extendido del verbo estudiado es con respecto a los billetes y quinielas, cuando estos se quedan sin premio alguno. En esos casos se dice que estos, billetes y quinielas, salieron “pelados”, es decir, sin dinero o recompensa.

Hay una palabra que aparece de modo reiterativo en las definiciones que se han ofrecido tanto para las locuciones como para el verbo con respecto de los boletos de las rifas o apuestas, es la preposición sin.

No debe olvidarse que cuando se pela una fruta o un vegetal estos quedan sin cáscara. Una persona que se pela una parte de su piel se dice en el habla que se quedó sin la parte externa de la piel en esa parte de su cuerpo. La persona que se dejó pelar, esquilmar, se quedó sin dinero.

Todavía hay más, existe en el español dominicano la locución verbal “pelársele el billete” que expresa que la persona a quien se le peló el billete se queda sin obtener o conseguir lo deseado.

Se reconoce que es difícil admitir que una preposición se acepte para desempeñar funciones similares a las de un verbo, pelar, pero las lenguas no obedecen a la lógica. En muchas situaciones las significaciones obedecen a las circunstancias y al uso que los hablantes hacen de los elementos que las componen.

La tesis que se avanza puede parecer aventurada, pero merece consideración, o por lo menos, una refutación con soporte de la misma clase que se ha usado para sostener la tesis expuesta. Puede ser pura coincidencia que la repetida preposición pueda aparecer en las acepciones citadas. De todos modos, el asunto merece reflexión y hasta refutación si hubiere lugar a ello.

 

IRRUMPIR

“. . .se podrá investigar, perseguir y procesar a los actores que IRRUMPAN la ley monetaria. . .”

El verbo irrumpir puede decirse que está causando estragos. En los últimos meses se ha intervenido por este medio para aclarar diferencias entre este y otros verbos. En la forma y acompañado de los vocablos que le rodean aquí el sentido que le asignan es diferente; por lo tanto, se hace necesario escribir de nuevo para esclarecer su alcance.

El verbo irrumpir no es sinónimo de quebrantar, transgredir, infringir. No hace largo tiempo se escribió que irrumpir es “entrar violentamente; aparecer o mostrarse súbitamente”. Ni de modo remoto se relacionan los verbos recién mentados con irrumpir.

Este tipo de error mueve a pensar que algunas personas que redactan no se ocupan de leer; y si lo hacen, no leen con deseos e intención de aprender. Este desacierto es reprobable, no hay explicación lógica para que surja.

Pudo utilizarse el verbo trasgredir en la frase copiada para indicar que se viola un precepto, ley o estatuto. Infringir comunica que se quebranta una orden o ley. Quebrantar es incumplir una ley u obligación.

 

CHATARRIZACIÓN

“. . .establece la CHATARRIZACIÓN de vehículos. . .”

La chatarra era un residuo o un “hierro viejo”. La industria moderna le imprimió importancia a la chatarra cuando comenzó a reciclar los residuos de metales, especialmente de hierro.

Otro suceso que empujó el uso de la palabra chatarra fue la famosa comida rápida que en español para expresar el poco aprecio que se le tiene se la llama “comida chatarra”.

La palabra chatarra deriva del vasco txatar. Entró en el diccionario regulador de la lengua española en una fecha posterior al año 1899. La palabra chatarra ha producido otras más, entre ellas, chatarrear, chatarrería, chatarrero, chatarroso.

Chatarra en sí misma sirve no solamente para el “conjunto de metal viejo”, sino también para calificar máquinas y aparatos inservibles. De acuerdo con lo que escribe la autoridad institucional de la lengua, la “comida chatarra” que se mencionó antes, recibe este nombre en América “por su baja calidad”. Se la conoce, además, como “comida basura”.

En el español de México chatarra es un adjetivo en el registro popular/coloquial que indica “de baja calidad”. Se utiliza además como sustantivo. Diccionario de mexicanismos de la Academia Mexicana de la Lengua (2014:108). Esta acepción se conoce y usa en ocho países americanos más.

La palabra chatarrización no consta en el diccionario oficial de la lengua española. Sin embargo, no es difícil adivinar lo que se desea expresar por medio de esta voz.

Para llegar a la chatarrización hay que pasar por el verbo chatarrizar. El verbo sería hacer o volver alguna cosa chatarra o tratar algo como chatarra. La chatarrización sería entonces el resultado y la acción del verbo. Un ejemplo de chatarrización sería cuando un vehículo sufre un accidente que lo torna inservible. En otros casos las máquinas y aparatos viejos que ya no funcionan podrían ser declarados chatarra y esa acción podría recibir el nombre de chatarrización.

 

*SANITIZACIÓN

“. . .mejorías continuas en los procesos internos de SANITIZACIÓN. . .»

La palabra recalcada en el texto reproducido no forma parte de las voces reconocidas en el español corriente. No es menos cierto que mantiene alguna semejanza con algunos vocablos de la misma familia que sí son moneda corriente en el español internacional.

Se percibe por su formación que la voz del título se relaciona con sanidad y sanitario. La voz sometida a escrutinio en esta sección se parece mucho a una que existe en inglés, sanitize. Esa voz

se parece más aún a sanitization que es el sustantivo en esa familia en inglés.

En esa lengua el sanitize corresponde a hacer sanitario mediante limpieza o esterilización. Esto es, que tiene relación con la sanidad que a su vez es la cualidad de salubre o saludable; es decir, que es o está sano.

Es probable que en el texto usado a manera de ejemplo del uso la que debió aparecer es la palabra saneamiento que tiene relación directa con sanear. En la sociedad moderna, en las ciudades se utiliza con frecuencia el vocablo saneamiento para referirse al “conjunto de medidas, técnicas y obras destinadas a mantener y mejorar las condiciones higiénicas de la población, los edificios y otras cosas”. Gran diccionario de la lengua española.

En una consulta planteada a Fundéu para la voz sanitizar esa fundación respondió, “Parece un anglicismo por desinfectar, esterilizar, censurar, sanear, limpiar. . ., a partir de sanitize”.

En la respuesta de Fundéu se ofrecen vocablos en español que no deben aceptarse como sinónimos, pues esterilizar es destruir los gérmenes. Desinfectar es, “Limpiar una cosa para eliminar la infección o los gérmenes nocivos”. Gran diccionario de la lengua española.

© 2019, Roberto E. Guzmán

¿El presidento y la presidenta?

Por Rafael Tobías Rodríguez Molina

A muchas personas les asaltan variadas inquietudes en relación con asuntos referentes a su idioma español.  Una de esas cuestiones que les  inquietan   tiene que ver con el  género de algunas palabras de nuestro lengua, especialmente tratando de buscar una   “marca” para expresar el género femenino, afanados ansiosamente en conseguir para las mujeres un nivel de igualdad entre el hombre y la mujer en cuestiones del idioma.  Y a los que tenemos cierta competencia en asuntos lingüísticos nos llueven las preguntas  a cada momento en relación con ese asunto. Y entre las tantas preguntas que se nos hacen está la de  si  se dice la presidente o la presidenta. Y  leyendo un editorial de DIARIO LIBRE, que con tanto acierto toca el tema, se me abrió el apetito de tomar partida ante esta  temática que  a  mucha gente inquieta.  De ahí que   quise  abordar el tan llevado y traído tema que propugna por el trato igualitario para la mujer en asuntos de la lengua que, según ellos,  privilegia  al hombre frente a la mujer.  Veamos lo que expresa el referido  editorial en uno de sus párrafos: “Conozco todo tipo de personas cansadas del amigos  y amigas, ciudadanos y ciudadanas, alumnos y alumnas porque saben que es un cliché y que las lenguas evolucionan espontáneamente hacia la economía y no hacia la complicación forzada.” (DIARIO LIBRE, 15 de octubre de 2018).

Me centraré, para ofrecer mis consideraciones a mis distinguidos lectores, en palabras que no tienen marca  de género, y  que, muchas de ellas, son las que representan el participio activo de los verbos y que en nuestro idioma terminan en una “e” que no indica género, como son  valiente, vidente, hablante, presidente, asistente, sirviente…, y cuyo género se indica por la presencia del artículo,  tanto el determinado (el-la) como por el  indeterminado (un-una).

Lo primero que habría que afirmar es que los que se afanan tanto por darles una “marquita” femenina a las palabras que tienen  esa terminación caen en una lamentable  ceguera  e  ilogicidad al no  pensar en buscarles  también su marquita de género masculino a esas palabras. Por ejemplo, le buscan la “a”  femenina  para presidenta y vicepresidenta, pero discriminan a presidente al no afanarse por buscarle su «o” masculina y le dejan la “e”, que no es masculina. Y lo mismo habría que hacer con las demás palabras que tienen la ya aludida “e”. Pero parece que le tienen temor al ridículo en el que caerían  escribiendo o diciendo  el asistento y la asistenta,  el estudianto y la estudianta,  el viajanto y la viajanta,  el vidento y la videnta,  el dibujanto y la dibujanta, el escribiento y la escribienta, etc., etc., etc. Y  lean la disparatada oración que construirían: “El presidento y su asistento se reunieron con la vicepresitenta y su asintenta.

Ante tal ignorancia de la esencia de las lenguas, a los que buscan  “perlas” donde no  las hay, les conviene más dejar las cosas como están y no querer desfigurar nuestra bien constituida  lengua española, arrebatándole  esa  preciosa “e”, que no es  ni masculina ni femenina, ni es del uno ni de la otra, sino de los dos por igual. Me sería muy grato  enterarme de  que se les han borrado las dudas que les inquietaban una vez que lean estas notas.

Y permítanme, para finalizar, recomendarles que le  hagan caso  a la expresión muy usada en los deportes: “Lo que es igual no es ventaja.” Por eso escriban y digan “el presidente” para el que gobierna un país y, sin ningún complejo, también “la presidente”, tanto para la que preside una reunión como para la que gobierna un país. Con ello, a ninguno de los dos se le quita nada.

© 2018, Rafael Tobías Rodríguez Molina

Curita, fetua/*fatua, traqueotomía/*tracotomía, contratiempo/contra tiempo

Por Roberto E. Guzmán

CURITA

“No es con CURITAS ni medidas coyunturales. . .”

A esta curita hay que hacerle justicia. Anda de boca en boca en América desde hace muchos años. Se la ha usado miles de veces en los escritos y merece mejor tratamiento que el recibido hasta ahora.

El Diccionario de la lengua española (2014) da a entender que curita es una palabra exclusiva de América donde representa una “Tira adhesiva por una cara, en cuyo centro tiene un apósito esterilizado que se coloca sobre heridas pequeñas para protegerlas”. Todo lo anterior es una descripción acertada de lo que es la curita. Téngase en cuenta que es de género femenino, que no tiene que ver con los curas de las iglesias.

Desde el principio es importante resaltar que esa tira no cura, sino que protege, como muy bien lo estipula la acepción. El uso de la cintita no es con fines curativos.

Curita en la actualidad es una marca registrada, Curitas, como muy bien lo destaca la Real Academia. En realidad, se usa como nombre común en diecinueve países de habla hispana de América. Este uso en tantos países significa que es de amplia difusión y aceptación.

El Diccionario de americanismos (2010) de la Asociación de Academias define la curita americana en tanto, “Cinta adhesiva que tiene en una de sus caras una gasa esterilizada, y que sirve para cubrir cortaduras y otras heridas leves”.

La primera curita del inglés es Band-Aid que es la marca internacional registrada cuya acepción corresponde letra por letra con la definición del español. En esa lengua se usa como adjetivo desde el año 1970 para “ofrecer, usar, o servirse como remedio o solución temporal”.

“Band-Aid fue la marca comercial del esparadrapo con gasa incorporada que Johnson & Johnson lanzó en 1920”. Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina (2005:95). Ese mismo diccionario informa que “tirita y “curita” son nombres comerciales, a pesar de ser sustantivos de uso común. El autor del diccionario escribe: La expresión band-aid solution se usa en el lenguaje coloquial con el sentido de ´solución de compromiso´ o ´tratamiento de compromiso´”. Ese diccionario llama “apósito adhesivo” a esto que se ha descrito más arriba. Es triste expresarlo, pero no se entiende lo que este “de compromiso” significa en estas circunstancias; quizás representa “sin compromiso” de resultados curativos.

Ahora bien, ¿a qué viene que se gaste tanto espacio en esta palabrita? Es que en América “ponerle una curita” a algo o “dar una solución de curita” a un problema, corresponde a lo que los dominicanos dirían que es “un tente ahí”, locución sustantiva que se usa para, “Algo provisional, sin compromiso”. Diccionario fraseológico del español dominicano (2016:479).

El texto citado al principio de esta sección utiliza la palabra “curita” con el valor de solución temporal, provisional, que no es definitiva, que no es permanente. Esa es la definición que debió aparecer por lo menos en el Diccionario de americanismos, aunque se mencionara que es marca de fábrica.

 

FETUA – *FATUA

“Tampoco el Vaticano hizo publicar una *FATUA. . .”

Las voces extranjeras o de origen extranjero casi siempre traen con ellas problemas para su uso en español. Además del uso apropiado de ellas, algunas no son bien asimiladas al español, es decir, la representación gráfica de estas no se corresponde con la grafía que se adoptan en otras lenguas.

Muchas de esas voces extranjeras se integran al conocimiento de los hablantes de español por medio de las lecturas de noticias de agencias internacionales que se ven en la necesidad de utilizar las voces extranjeras ante la presión de los acontecimientos.

“Fetua, mejor que fatua o fatwa, es la palabra apropiada en español para referirse a las decisiones de los muftíes o especialistas en la ley islámica que pueden tener fuerza legal”. De este modo se expresa Fundéu.

Es un acontecimiento feliz que esa entidad se mantenga en permanente estado de alerta para dirimir las diferencias en cuanto a las representaciones gráficas en español, que con frecuencia se suscitan, con respecto de las voces extranjeras.

Hay que tomar nota de cómo escribir esta voz extranjera, así como consultar en lo adelante la página en internet de Fundéu para dirimir este tipo de duda.

Con la labor que desarrolla Fundéu ya no hace falta esperar largo tiempo para que se tomen decisiones y se publiquen con respecto a estos asuntos. La tarea de difusión que esta institución realiza es digna de encomio.

Hay que expresar el deseo de que alguna institución se ocupe de explicar en este y otros casos cuál fue el curso que se siguió para adoptar una grafía que se acepta de preferencia sobre otra.

 

TRAQUEOTOMÍA – *TRACOTOMÍA

“. . .pese a realizarle una *TRACOTOMÍA. . .”

La palabra traqueotomía es larga y como tal puede causar dificultades en su pronunciación y confusiones en cuanto a su escritura.

En medicina son muchas las palabras que tienen su origen en la lengua griega. En muchos casos llegan al español por medio del latín, pero su formación puede discernirse. Traqueotomía viene del griego trakheia, tráquea y tomos, división.

La traqueotomía es una intervención quirúrgica que tiene como propósito facilitar la respiración. Esta consiste en una abertura artificial de la tráquea. Con este procedimiento se evita la asfixia del paciente. En la mayoría de los casos los problemas respiratorios que se resuelven con esta operación se deben a problemas en la parte superior del aparato respiratorio.

En español existe también la palabra traqueostomía que es la “operación quirúrgica que consiste en la abertura permanente de la tráquea mediante la incisión de su pared anterior, seguida de la colocación de una cánula”. Diccionario de la lengua española (2014).

No hay necesidad de rasgarse las vestiduras si un lego en medicina se equivoca en la pronunciación o escritura de términos que pertenecen a campos científicos que están fuera del habla común. Lo principal en casos como este para las personas que no son especialistas en estas materias es consultar, estudiar e informarse antes de escribir.

 

CONTRATIEMPO – CONTRA TIEMPO

“. . .y esto le ha ocasionado serios CONTRA TIEMPOS”,

Con el sustantivo contratiempo no hay secreto posible, se convierte en una sola palabra formada de contra y tiempo. En la mayoría de los casos ese sustantivo masculino se hace preceder de los verbos, sufrir, tener, deplorar y lamentar.

En el diccionario académico el contratiempo se encuentra definido, “Accidente o suceso inoportuno que obstaculiza o impide el curso normal de algo”. El contratiempo puede causar perjuicio o por lo menos dificultar algo que se pretende. En los casos más leves constituye una contrariedad, una dificultad, un inconveniente, un obstáculo que entorpece la realización u obtención de una cosa.

Son muchas las palabras tradicionales que comienzan con contra; entre ellas pueden mencionarse, contrarreloj, contraseña, contrasentido, contravención, contraventana.

En francés, portugués e italiano contratiempo es una sola palabra, contretemps, contratempo, conttratèmpo. El portugués reconoce que su palabra viene del italiano.

© 2018, Roberto E. Guzmán

No concordancia ni en los números ni en el participio pasado activo

Por Rafael Tobías Rodríguez Molina

Continuando con el tratamiento del espinoso tema de la concordancia, entremos a considerar lo que sucede con el empleo de los números de parte de muchos de nuestros hablantes del español. Se puede constatar que el empleo de los números expresados en forma oral representa una seria dificultad incluso para profesionales y comunicadores. Una comunicadora de CDN, que puede ser catalogada de excelente, expresó hace unas semanas que “hay doces países relacionados con el caso Odebrecht…” Parece que ella, queriendo aplicar la norma de la concordancia con “países” de forma parecida a como se aplicaría en “muchos países”,  pensó que habría que poner a concordar a “doce” con países y decir “doces países”. Algo parecido sucedió con un ingeniero de Santiago de los Caballeros,  precisamente al usar ese mismo número, al decir que “Jesús estaba reunido con los doces apóstoles….”. Un desacierto parecido cometió un titulador de CDN al escribir: “Advierten droga “Molly” ha causado la muerte de cuatros personas en R. D.”

Hay que recordarles a los que quieren poner a concordar los números con los nombres o sustantivos, que, a partir del uno, todos los números expresan pluralidad, y la “s” que tienen dos, tres, seis no es una “s” que tenga que ver con su pluralidad. Si fuera así, también a “cuatro, “cinco”, siete”, etc., al  escribirlos en palabras y  pronunciarlos habría que hacerlo con  una “s”.  Y está muy  arraigada esa tendencia a ponerles a los números la marca de plural. Viendo un programa de noticias, escuché a un dirigente estudiantil de la UASD, que está participando en la preparación de un congreso en esa alta casa de estudios, decir: “…vendrán treintas estudiantes al encuentro…”  Y en ese mismo programa, un ejecutivo de la OMSA afirmó: “Hemos añadido ciento ochentas unidades a los autobuses de la OMSA.” Cualquiera pensaría que esos hablantes creen que a medida que el número es más alto  es más plural y por eso le ponen ese indicador del plural.

También hay quienes tienen dificultad al emplear los verbos en los tiempos compuestos. Es por eso que existen hablantes que se expresan del siguiente modo: “Si bien es cierto que los tribunales dominicanos han fundamentados sus sentencias… en las decisiones en la Corte Interamericana de Justicia.” (Tesis de un universitario). Debe quedar claro que el único verbo que debe sufrir variaciones  o marcas de concordancia es el verbo auxiliar “haber” y no el participio de la voz activa, que siempre se mantendrá invariable en todas las personas gramaticales. Por esa razón, en ese ejemplo hay que decir: “…los tribunales dominicanos han fundamentado…”  Es posible que la confusión al usar el participio en plural proviene de confundir el participio de la voz pasiva  con el de la activa. El de la voz pasiva sí sufre las variaciones que le impone el sujeto. Veamos: “Las sentencias han sido fundamentadas por los tribunales dominicanos…”. Las sentencias es el sujeto femenino  plural y por eso fundamentadas también tiene terminación femenina plural.

En el próximo ejemplo, extraído también de una tesis, apareció este caso: “Hay que destacar que muchos estados han realizados  grandes esfuerzos por reducir… la mortalidad infantil.” La palabra “realizados” iría escrita así, con esa “s” de plural, si la oración se redactara de la manera siguiente: “Los esfuerzos realizados por muchos estados buscan reducir…la mortalidad infantil.” O si se expresara en voz pasiva del siguiente modo: “Los esfuerzos han sido realizados por muchos estados que buscan reducir… la mortalidad infantil.”

A esos dos casos que hoy les presenté préstenles toda la atención. De ese modo, sus producciones, si adolecían de  los fallos aquí presentados, tendrán mejor acogida entre los que  lean sus escritos o  escuchen sus exposiciones orales.

© 2018, Rafael Tobías Rodríguez Molina

Mangrino, depreciar/despreciar, facilidad, tenso/*tensivo

Por Roberto E. Guzmán

MANGRINO

“Billini y su MANGRINO socavón”

Arriba está el título de un artículo. De ese título se destaca la palabra que interesa, que es mangrino. De esa voz no se ha encontrado pista alguna en la literatura dominicana dedicada a las voces del léxico del habla de los dominicanos.

El autor de estos comentarios había oído esa palabra hace más de 40 años de la boca de una persona que ahora frisa los ochenta años de edad. Se recurrió a esa fuente para recabar información acerca de la voz en cuestión.

Esa persona antes mentada explicó que su mamá le ponía ese mote cuando él regresaba a su casa todo sucio después de jugar fuera de la casa. Eso hace pensar que debe reconocérsele a la palabra estudiada la equivalencia de sucio y que se aplica a las personas. La fuente había utilizado la palabra mangrino en mi presencia para referirse a obreros de la construcción, hecho que hizo pensar que así se refería a obreros, mano de obra que se expone por su labor a sudar y al contacto con la suciedad.

Durante largo tiempo se pensó que el citado vocablo solo se usaba para atribuírselo a personas, tal y como se mencionó antes. Ahora, con la mención escrita del término aplicado a un socavón se piensa que no es un término exclusivo para adjudicárselo a personas.

Por una de esas asociaciones autónomas que se hacen mentalmente, el redactor de estas apostillas pensó que “mangrino” era una voz rescatada de los muñequitos (paquitos) de Tarzán, el hombre mono. Por aquello de los simios “mangani”.

No se podrá explicar el origen de la voz, pero por lo menos se ha documentado para que más tarde alguien la haga constar en los lexicones del habla de los dominicanos.

 

DEPRECIAR – DESPRECIAR

“El valor de la moneda se ha DESPRECIADO. . .”

A algunos lectores les puede parecer ocioso que alguien tenga que invertir tiempo en establecer las diferencias entre los dos vocablos del epígrafe, pero tal parece que hay personas con acceso a los periódicos en calidad de escribientes que no entienden estas diferencias.

Los dos vocablos que constan a guisa de título en este aparte son muy parecidos en su pronunciación, sobre todo en países en los cuales no se pone atención para pronunciar las eses /s/. Es probable que la persona que escribió el desaguisado de la frase reproducida para ilustrar el mal uso, se sintiera mal al pensar que iba a escribir esa palabra sin una ese /s/ y cayó en una ultracorrección.

Depreciar es “Disminuir o rebajar el valor o precio de algo”. Este depreciar deriva del latín depretiare que se tomaba por menospreciar. Es una manera de tener en poco, de estimar menos.

Equivale el verbo depreciar a perder precio o valor, que se utiliza también en sentido figurado. Puede ser verbo transitivo para indicar que se hace disminuir, reducir el precio o el valor material o moral de una cosa. Para las cosas, productos, etc. puede ser devaluar, rebajar.

Hay depreciación de la moneda cuando se produce un cambio en el valor de esta. Mediante este cambio la moneda en cuestión resulta más barata, es decir, tiene un valor de cambio más pequeño en función de las monedas extranjeras. Diccionario de economía. (1980:181).

El verbo despreciar se tiene por, “Desestimar, tener en poco.  Desairar, desdeñar”. La persona a quien se desprecia es la que se tiene a menos. En los casos en que se desprecia a una persona, se la considera indigna de estimación. Cuando se refiere a una cosa, se la desprecia cuando no se la reconoce merecedora de atención, se hace caso omiso de ella.

 

FACILIDAD

“. . .acaba de terminar una FACILIDAD en Panamá. . .”

Hay que ponerse de acuerdo. Para comenzar hay que convenir en que facilidad es lo opuesto a dificultad. Cabe aquí que se plantee la pregunta, ¿cómo puede terminarse una facilidad? La respuesta no se hace esperar. Acabando con la dificultad. Basta de juego de palabras. Hay que pasar al estudio del asunto para entender lo que quiso (y no pudo) comunicar el redactor.

En el fondo el asunto se reduce a una mala traducción. En su origen quizás fue porque fue una noticia refrita del inglés. El periodista leyó algo en inglés y lo tradujo al español por la palabra que más se asemeja en español a la que leyó en inglés.

En inglés la voz en cuestión es facility. En muchas ocasiones la mejor forma para encontrar una traducción feliz al español consiste en leer la definición en inglés. En esa acepción se encontrarán los elementos esenciales para dar con la exacta traducción al español o cualquier lengua.

En inglés facility es entre otras cosas, “algo, (como un hospital) que es construido, instalado, o establecido para servir a un propósito particular”. Merriam-Webster´s Dictionary. Aplicando en este caso lo que se expresó antes puede traducirse al español por, “construcción, instalación, establecimiento”.

A menudo en inglés la voz que aparece viene en plural facilities que puede traducirse por “obras, edificaciones”. Hay que tener mucho cuidado con la voz del inglés en singular y en plural porque posee otras traducciones en español que no se mencionarán en esta ocasión. Se elegirá de entre estas palabras la que mejor se acomode a la oración o al contexto.

El origen de esta familia de palabras es el mismo en inglés y en español. Estas derivan del verbo en latín facere que pasó al español con hache aspirada y luego con hache muda, hacer. Más próximo del latín facultas, facultatis.

 

TENSO -*TENSIVO

“. . .los momentos TENSIVOS, comunicativos y recesivos. . .”

Sucede con demasiada frecuencia que las personas que escriben en los periódicos en español, consultan fuentes en lenguas extranjeras. Como consecuencia de eso manifiestan una inclinación a reflejar en sus escritos malas traducciones de voces de otras lenguas.

Con ese tipo de conducta demuestran el poco cuidado que observan cuando redactan. Estos deslices ocurren porque no se toman la molestia de consultar los diccionarios para verificar acerca de la legitimidad de los vocablos que utilizan.

Quizás como un ejemplo de lo que acaba de esbozarse más arriba puede presentarse el caso de esta voz, *tensivo que se encontró en la frase transcrita. Se hizo toda clase de esfuerzos para encontrar la voz *tensivo, pero sin resultado satisfactorio.

Lo que más se aproxima a esa creación comentada es la voz tensive del inglés. Esta voz del inglés es un adjetivo que transmite el mensaje, “de, relacionado con, que causa tensión”.

El vocablo tenso del español expresa que está en tensión, que puede ser física, moral o espiritual. Además, existe una tensión en fonología. Otros diccionarios se las arreglan escribiendo, que está sometido a tensión. Referido a una persona indica que esta está angustiada o nerviosa.

Con relación a la palabra tensión esta posee en español acepciones que corresponden a diferentes campos, física, electricidad, fisiología, lingüística. En algunas de estas ramas del conocimiento posee más de una acepción. Como consecuencia de esto se dejarán fuera de este estudio.

© 2018, Roberto E. Guzmán

Ortoescritura

Por Rafael Peralta Romero

PUERTA: ¿LA ABERTURA O LA PIEZA QUE TAPA LA ABERTURA?

No se trata de un asunto tan complejo como “ser o no ser”, planteado por William Shakespeare en su drama Hamlet. Tampoco es comparable a  determinar   el destino final  de las almas que se han apartado de sus  cuerpos,  como exclama el poeta Amado Nervo: “¡Qué noche tan callada, qué limbos tan inciertos! ¡Oh! Padre de los vivos, ¿a dónde van los muertos, a dónde van los muertos, Señor, a donde van?”.

En conversación entre amigos, que casi siempre son buenas, surgió un infrecuente interrogante: ¿Cuál es la puerta, el hueco  que sirve para entrar y salir   o es la parte     que tapa el hueco?

La puerta se abre y se cierra, pero la puerta también se instala, se cae, se compra, se fabrica, se desmonta, se pinta, se cambia.

Cuando la puerta se abre queda dicho que  el armazón que la cubre ha sido movido hacia un lado para dejar libre la abertura y por tanto se puede entrar y salir. Pero  instalar una puerta es labor de carpinteros que colocan  una pieza  que cubre el hueco.

El  objeto que se coloca en la puerta – que también  llamamos  puerta-  puede ser de madera, de cartón,  de cristal o de metal, ya que su constitución y calidad dependen de la  edificación donde se vaya a colocar.

Cuando cae una  puerta o alguien derriba una puerta se habla del objeto, por lo común rectangular, soportado por bisagras que se instala en el acceso de un local o habitación. El hueco por el que entramos nunca se cae, nadie lo derriba, no se traba, no se condena.

Por igual, cuando la puerta se cierra es porque  ha sido movida por  alguna fuerza, si no es eléctrica, debió intervenir   el viento, pero como el vacío es inmóvil, el viento solo  zarandea la hoja material, tangible, que cubre el hueco cuando se cierra.

“La puerta se cerró detrás de ti / y nunca más volviste a aparecer,/ dejaste abandonada la ilusión/ que había en mi corazón por ti”. Así canta Lucho Gatica en un bolero, repetido por otros artistas. Ahí tocamos el valor simbólico de la puerta, expresado también en la apertura de la misma: “Las puertas están siempre abiertas para usted”. Y se extiende hasta  la suprema expresión que envuelve la dicotomía “puertas del cielo” y “puertas del averno”.

La puerta puede ser una vía de escape: “Burló la vigilancia y salió por la puerta trasera”. También un valladar: “La corrupción de detiene en la puerta de mi despacho”.

Si alguien  destroza una porción de una pared  para permitir  acceso a su vivienda o empresa ¿ha hecho una puerta? ¿O esperará que vengan los herreros a colocar  un armazón de hierro que correrá hacia un lado según que se quiera permitir o impedir el paso?

Les transcribo  lo que al respecto  expone el Diccionario de la lengua española. Forme usted su respuesta a las preguntas planteadas:

Puerta (Del latín porta).1. f. Vano de forma regular abierto en una pared, una cerca, una verja, etc., desde el suelo hasta una altura conveniente, para poder entrar y salir por él. 2. f. Armazón de madera, hierro u otra materia, que, engoznada o puesta en el quicio y asegurada por el otro lado con llave, cerrojo u otro instrumento, sirve para impedir la entrada y salida, para cerrar o abrir un armario o un mueble.

  1. f. Agujero o abertura que sirve para entrar y salir por él, como en las cuevas, vehículos, etc.4. f. Entrada a una población, que antiguamente era una abertura en la muralla. 5. f. Arco de triunfo, erigido en el lugar donde hubo una antigua puerta (‖ entrada a una población). 6. f. En el fútbol y otros deportes, portería.

 

VERBOS QUE SIGUEN EL MODELO DE  AVERIGUAR

 En el artículo anterior hemos planteado la división que asumen, desde el punto de vista del acento, los verbos terminaos en –uar. Y hemos señalado la división entre los que siguen el modelo de actuar, que forma hiato con las vocales úo, –úa, úe, mientras que el grupo que tiene  el verbo averiguar como paradigma forma diptongo: averiguo, averiguas, desaguo, desaguas.

Como actuar se comportan estos verbos: perpetuar (perpetúo, perpetúes),  individuar (individúo, individúes), atenuar (atenúo, atenúes).  Como ven, algunas formas de estos verbos  guardan gran parecido con sustantivos y adjetivos de la misma familia de  palabras.  Gráficamente las diferencia la tilde y lexicalmente, el contexto en que se emplee cada vocablo. Por ejemplo: perpetúo y  perpetúa  no deben confundirse con el adjetivo perpetuo y su femenino perpetua. La forma verbal individúo,   sinónimo de especificar, concretar, no ha de confundirse con su parónimo individuo, que es un sustantivo equivalente a persona.

El énfasis de este artículo ha de  estar  en  que no todos los verbos terminados en    –uar  siguen el  modelo actuar.  Actúa también en esa función el verbo /averiguar/, cuya desinencia prescinde del hiato y  prefiere  el diptongo: averiguo, averiguas, averigua…averigüe, averigüemos.     De modo que los terminados en –uar  son dos grupos, cuya acentuación depende, no de la base o raíz, sino de la desinencia o final.

Vale recordar lo apuntado por el  Diccionario panhispánico de dudas,  publicación de la Asociación de Academias de la Lengua Española.  Es  decir que  si en el verbo de que se  trate la /u/ de la sílaba final va precedida de las consonantes  /g/ (guar) o /c/ (cuar), sigue el modelo de averiguar, es decir con diptongo (averiguo).

Efectivamente, en la página 77 del  DPD se lee lo siguiente:  “En general, los verbos que terminan en -guar y en -cuar (salvo anticuar) se acentúan según este modelo de conjugación; el resto de los verbos terminados en -uar (salvo estatuar) se acentúan como actuar: actúo [aktúo], actúas [aktúas], etc. Son excepción los verbos adecuar, colicuar, evacuar, licuar y promiscuar, para los que se admiten ambos modelos de conjugación”.

En atención a esta regla es que en los verbos licuar, adecuar y evacuar, aunque se  admiten las dos formas (licúo, licuo; adecúo, adecuo; evacúo, evacuo) aconsejamos  la que forma diptongo (licuo, adecuo y evacuo).

Veamos algunos verbos  que siguen el modelo averiguar: Desaguar (desaguo, desaguas, desagüe),  amortiguar (amortiguo, amortiguas, amortigüe, amortigües), aguar (aguo, aguas, agüe, agües), atestiguar (atestiguo, atestiguas, atestigüe, atestigües).

El verbo /menguar/ también se comporta como averiguar, es decir que en presente del indicativo –lo mismo que en los casos anteriores-  se dirá menguo, menguas, mengua, menguamos, menguáis, menguan. Todos con diptongo. El modo subjuntivo  forma  diptongo y lleva una diéresis en los casos en los que aparezca la vocal –e  precedida de –u: averigüe, averigües, averigüe, averigüemos,   averigüéis,  averigüen. Lo  mismo para el verbo menguar: mengüe,  mengües,  mengüe,  mengüemos,  mengüéis,   mengüen.

Lo expresado en el precedente párrafo debe regir para la conjugación de los verbos siguientes: apaciguar (apaciguo, apaciguas,  apacigüe, apacigües); santiguar  (santiguo, santiguas, santigüe, santigües);  desambiguar (desambiguo, desambiguas, desambigüe, desambigües);  deslenguar (deslenguo, deslenguas, deslengüe, deslengües). Deslenguar es quitar a alguien  la lengua.  Fraguar (fraguo, fraguas, fragüe, fragües).

En la primera persona del pretérito perfecto de cada verbo que sigue el modelo averiguar, se precisa también la diéresis y una tilde en la vocal –é: averigüé, santigüé, mengüé,  apacigüé, fragüé…).

Temas idiomáticos

Por María José Rincón

30/10/18

NOS TUTEAMOS

Los pronombres personales son muy versátiles. Nos sirven para referirnos a las personas implicadas en el mensaje. Tradicionalmente hablamos de tres personas y sus correspondientes plurales: yo, nosotros, la primera persona, aquella que emite el mensaje; él, ella, ellos, la tercera persona, aquella que no interviene en la comunicación; y una muy especial segunda persona, aquella a quien se dirige el hablante, para la que nuestra lengua tiene una larga historia y una bonita variedad.

Si elegimos un tono de confianza para dirigirnos a nuestro interlocutor, nos decantaremos por el , y lo tutearemos; en extensas áreas del español usaríamos el pronombre vos, y lo vosearíamos; si preferimos un tono de cortesía, el pronombre elegido sería usted, y lo ustearíamos.

La segunda persona del plural también tiene sus particularidades. En algunas zonas utilizan vosotros para el tuteo dirigido a varios interlocutores; en América el pronombre de segunda persona preferido es ustedes, que se usa indistintamente para tutear y ustear.

Como ya habrán notado, los pronombres han procreado sus propios verbos y sustantivos para denominar qué tipo de tratamiento elegimos. Si consultamos el DLE descubrimos sus orígenes y sus significados. Tutear se formó a partir de tú, por adaptación del francés tutoyer, para el trato de confianza o familiaridad; el sustantivo asociado con este tratamiento es tuteo. Ustear y uste o son el equivalente para el usted; vosear y voseo, para el vos.

Cuando nos comunicamos con nuestra lengua tomamos decisiones cada segundo; decisiones que van dándole forma a nuestro mensaje; decisiones que expresan quiénes intervienen en él, pero también en qué tono nos estamos dirigiendo a nuestros interlocutores. Ustedes y yo nos conocemos y nos leemos desde hace tiempo, quizás vaya siendo hora de que nos tuteemos.

 

6/11/18

QUÉDATE CONMIGO

No se equivoquen; los pronombres personales a los que dediqué la Eñe pasada no son los únicos que existen en nuestra lengua. En mis años escolares nos los enseñaban gracias a una pequeña cantinela: yo, mí, me, conmigo; tú, ti, te, contigo… No sé si en estos tiempos estará bien visto el método, pero lo cierto es que yo todavía los recuerdo. Cada pronombre dispone de un abanico de formas que se utilizan dependiendo de la función que ejercen en la frase. Hoy les toca el turno a ciertos detalles que nos dan algún que otro quebradero de cabeza.

La tilde es uno de ellos. A veces pecamos por defecto y no les ponemos la tilde diacrítica a los pronombres personales sujeto él (tú cantas; él baila), que la llevan como monosílabos tónicos, para distinguirlos del adjetivo posesivo tu (tu casa) y del artículo el(el edificio), ambos monosílabos átonos.

Otras veces pecamos por exceso y le ponemos tilde a ti (te quiero a ti), que no la lleva porque no hay otro ti del que diferenciarse; en cambio,  (me quiere a mí) y  (se quiere a sí mismo) exigen una tilde diacrítica que los distinga como monosílabos tónicos de mi adjetivo posesivo átono (mi casa) y de si conjunción condicional (si no fuera por los pronombres…).

Los pronombres conmigo, contigo y consigo, de primera, segunda y tercera persona, respectivamente, se escriben en una sola palabra, puesto que se forman a partir de la amalgama de la preposición con y los segmentos pronominales migo, tigo y sigo. Quédese conmigo aprendiendo sobre pronombres y llévese consigo (o llévate contigo, si me permites el tuteo) algunos trucos para usarlos correctamente.

 

12/11/18

PROFESOR DE ESPAÑOL

Enseñar a hablar y a escribir correctamente, fomentar la lectura y transmitir el respeto por nuestra lengua no son tareas exclusivas de los profesores de lengua

Estamos equivocados si creemos que enseñar lengua es una responsabilidad exclusiva de los profesores de lengua. En la escuela se habla cada vez más de transversalidad y no hay ningún tema que exija más transversalidad que el aprendizaje correcto de la lengua materna. Enseñar a hablar y a escribir correctamente, fomentar la lectura y transmitir el respeto por nuestra lengua son tareas que deben ser asumidas por todo el equipo educativo del centro escolar.

Un mal desempeño lingüístico repercute en la comprensión, el aprendizaje y la evaluación de todas las materias. Un alumno que no disponga de un nivel de lectura adecuado para su edad difícilmente podrá entender su libro de texto; un alumno que no entienda adecuadamente la expresión oral se verá en serias dificultades para aprovechar lo que su maestro le enseña; un alumno que no se exprese correctamente, de forma oral o escrita, no podrá transmitir los conocimientos que ha adquirido, pero tampoco podrá preguntar correctamente para solventar sus dudas o desarrollar su curiosidad; un alumno que no domine el diálogo, sus normas y sus tiempos, tendrá dificultades dentro y fuera del aula; a un alumno con deficiencias en su propia lengua, se le dificultará aprender adecuadamente otras lenguas; un alumno que no adquiere el hábito de lectura, perderá unos años preciosos como lector. Un alumno que no domine su lengua materna arrastrará estas carencias a lo largo de su vida académica, tendrá que aplicar un esfuerzo extra para superarlas, y, si no lo logra, las trasladará a su vida profesional y ciudadana.

Yo aprendí lengua española en el colegio con un libro de texto de Lázaro Carreter, el filólogo que nos recordó en El dardo en la palabra que «todo profesor que enseña en español es profesor de español». La lección de un maestro.

 

POR ANTONOMASIA

20 / 11 / 2018

Cuando hablamos de retórica solemos arrugar la nariz; se nos presenta una acepción cargada de connotaciones despectivas, aunque, originalmente, la retórica se refiere, como leemos en el DLE, al ‘arte de bien decir, de dar al lenguaje escrito o hablado eficacia bastante para deleitar, persuadir o conmover’. Los estudios del lenguaje han registrado y estudiado muchos recursos lingüísticos para lograr eficacia expresiva. Estas figuras retóricas no son exclusivas del lenguaje literario; las encontramos con frecuencia en nuestra lengua cotidiana.

Juguemos con una figura retórica llamada antonomasia, que consiste en emplear un nombre referido a una clase para designar a uno de los miembros concretos de esa clase por considerarlo el más característico, el más conocido o el más importante del grupo. Como suele suceder, la descripción del procedimiento lingüístico resulta más complicada que el procedimiento mismo. Los ejemplos nos sacan del atolladero.

Cuando le decimos automóvil a un carro usamos la antonomasia; automóvil se refiere a todo lo que se mueve por sí mismo y no solo al vehículo para transportar personas. Cuando hablamos del calentamiento del planeta, nos referimos por antonomasia a la Tierra, que, a pesar de no ser único, siempre será para los humanos el planeta más importante. Cuando decimos que nos pasamos con los tragos, nos referimos por antonomasia al consumo de bebidas alcohólicas, puesto que la acepción común de trago designa la ‘porción de líquido que se puede beber de una vez’.

El adjetivo mortal se refiere a lo que está sujeto a la muerte y, por antonomasia, lo aplicamos a los humanos, los mortales que tenemos más cerca. La mayoría de los mortales no sabemos de recursos retóricos ni de antonomasias, que, aunque sea sin hacerse notar, nos ayudan a lograr que nuestra expresión sea más eficaz.

Sobre el lenguaje inclusivo

Por José Luis Moure

   Es una evidencia comprobable que los cambios lingüísticos que se imponen en una sociedad son aquellos que alcanzan difusión en los sectores más vastos de la población, y que usualmente —con las excepciones esperables en todos los procesos humanos— nacen de procesos evolutivos de la propia estructura del idioma, de la búsqueda de una mayor expresividad (sobre todo en el léxico), de la designación de realidades antes inexistentes (el mundo de la técnica es un buen ejemplo), y en una suerte de corolario de esto último, de las modificaciones sociales compartidas. En lo que atañe a la gramática propiamente dicha, suele prevalecer casi siempre una simplificación del sistema. Esta explicación es necesaria para entender mejor lo siguiente.

En la propuesta “inclusivista” es preciso separar la preocupación que está en su base —legítima en tanto procura el reconocimiento, defensa o ampliación de derechos de un sector de la sociedad— de los mecanismos, en este caso de intervención en la lengua de quinientos millones de usuarios, a los que se confía la empresa.

De las varias intervenciones que se han venido proponiendo en los últimos tiempos, acaso la menos espectacular consiste en imponer que se desdoble la mención del sustantivo afectado haciendo visible el género femenino (“señoras y señores” —ejemplo en el que se advierte que el procedimiento no es nuevo—, “los y las estudiantes”, encomendando al artículo la visibilización femenina, etc.). Cabe preguntarse si la mayor parte de los hablantes necesitará afectar la economía de su expresión recurriendo a ese mecanismo de redundancia, pero se trata de una elección cuya aceptación y generalización es impredecible.

En cuanto a la idea de unificar con la vocal “e” las distinciones de género presentes en los sufijos nominales “-a(s)” (femenino) y “-o(s)” (masculino), más que desaprobar la propuesta, parece conveniente exponer las razones que permiten anticipar su fracaso:

a) No surge como cambio “desde abajo”, es decir, como una progresiva y por lo general lenta necesidad expresiva de un número considerable de hablantes, sino como una propuesta “desde arriba”, numéricamente minoritaria nacida de un grupo de clase media que busca imponer con marca en la lengua un valor en torno a un reclamo social.

b) No implica una simplificación del sistema preexistente, sino una complicación inducida. Esa intervención afecta la estructura misma del idioma en su sistema de desinencias morfológicas de género (elaboradas a partir del latín y a lo largo de siglos), proponiendo la inserción de una terminación artificial arbitraria (vocal “e”, ¿por qué no “i”?) sin existencia en la conformación histórica de nuestra lengua.

El empleo de la arroba u otro signo que busca neutralizar en la escritura la distinción de género, aunque es un recurso probablemente también destinado a desaparecer, es en verdad mucho más inocente, porque deja constancia exclusivamente gráfica de esa voluntad —llamémosla “social” o “ideológica”—, sin proponer la asignación de un sonido diferenciado, que es, como hemos intentado explicarlo, interferencia lingüística mucho más grave.

La hipotética introducción de esos sustantivos y adjetivos artificiales terminados en “e” daría nacimiento a otros problemas no despreciables, como las dificultades que implicaría la enseñanza del nuevo sistema (el cuestionable entrenamiento de los padres, maestros y de la población en general), la puesta en peligro de la unidad del idioma de veintitrés naciones si ese cambio se impusiera solo en ciertos lugares, como todo indica que podría suceder si se avanzara desacompasadamente en esa línea, y etcéteras que seguramente surgirían a medida que se profundizara la reflexión sobre el asunto.

Una observación final. No deja de ser paradójico que se reclame a las academias y a las instituciones una intervención en la lengua, cuando lo general en los últimos tiempos ha sido un mal disimulado rechazo hacia cualquier política de imposición normativa.

José Luis Moure
Presidente Academia Argentina de Letras