Por Miguelina Medina
“Investigando la historia de los López y los Rodríguez, y escudriñando la forma de actuar de Nicolás de Jesús López Rodríguez, podemos afirmar, sin lugar a dudas, que esta le viene en gran parte de sus ancestros y sus propias vivencias en el seno familiar” (Pedro Alejandro Batista)¹
El autor de esta obra, Pedro Alejandro Batista, «lleva varios años componiendo los troncos genealógicos de la provincia de Espaillat, siendo esta la primera obra en este contexto. Es sacerdote de la Arquidiócesis de Santiago de los Caballeros; ha sido párroco de la Iglesia Nuestra Señora del Rosario de Moca, de la cual expresó el cardenal: “Esta iglesia tiene un significado muy especial para mí familia, ya que muchos de mis ancestros, fueron bautizados, casados y sepultados aquí (Moca, 2011)”», (p. 18).
Expresa el autor que “profundizar en este tema es arduo y profundamente agotador”. Pero, pese a este gran trabajo “agotador” que él expresa, también reconoce que “al mismo tiempo la satisfacción es plena cuando se ha arribado a los objetivos o metas propuestas”. Esta meta alcanzada él la expone concisa y clara: “presentar la genealogía del cardenal Nicolás López Rodríguez, partiendo del origen canario de sus cuatro abuelos, nativos de Estancia Nueva, y, a través de ella, estudiar su personalidad”. Y nos explica cómo llegó a su objetivo (p. 107). Veamos:
Resumen de la investigación (pp. 107-111)
“Lo que se ha logrado en esta investigación”
1.-El autor explica que “lo primero fue presentar el contexto de cómo las islas Canarias han dejado un fuerte legado en la composición social de la nacionalidad dominicana desde el descubrimiento de América hasta nuestros días, y cómo se ha mantenido esta herencia entre nosotros”. Explica, además, que esta herencia “se logra olfatear en las propias costumbres, lengua y habla de varios sectores de nuestro pueblo”. Dice también que se puede observar esta herencia en “el arte culinario y la música de los isleños, sobre todo en los campos de algunos pueblos fundados por los canarios”.
2.-En segundo lugar dice que “para llegar a la demostración de la tesis de que la familia del cardenal López Rodríguez es de ascendencia canaria, recurrimos a los movimientos o recopilación de la parte Este de la isla Hispaniola en los tres primeros siglos de la vida colonial y a la distribución geográfica de las familias canarias en la isla”.
3.-Expresa que de esta manera pudo ver “cómo llega a Moca José Guzmán, el barón del Atalaya, al final del siglo XVIII tras el Tratado de Basilea formando parte de esa prolija familia mocana, que le ha dado grandes hijos a dicho pueblo”.
4.-Además expone el autor: “quisimos presentar los arzobispos, y obispos descendientes de las familias canarias que poblaron esta isla, en cuya tradición se inserta más recientemente el cardenal”.
“Tronco de los López”
5.-Por otro lado, explica el autor: “escudriñamos las primeras informaciones de las familias López y Rodríguez en los documentos escritos a los que hemos tenido acceso y, dentro de lo posible, las hemos enriquecido con datos de los registros civiles y eclesiales a nuestro alcance”. Consigna nuestro autor que “para el año 1721 ya se encontraban estas familias en Santiago de los Caballeros en las Revueltas de los capitanes contra las disposiciones del gobernador colonial”, y “luego en el censo del ganado en 1742”. Dice que “en 1773 se encuentra la pareja de esposos capitán don Gregorio López, tronco canario de los López, y Juana Fernández de Barrios, fundando la ermita de Nuestra Señora del Rosario en Moca, cuyo hijo Juan López Fernández de Barrios es el primer sacerdote titular de dicha ermita, que por razones desconocidas llega a Montecristi en 1783”. Explica que se puede ver “cómo y cuándo se funda la villa de Moca, los troncos de los López, Salcedo y Rodríguez llegados desde la hidalga ciudad de Santiago de los Caballeros, específicamente a las comunidades de Estancia Nueva y Santa Rosa, al igual que varias familias emparentadas con el cardenal”. Entre estas familias menciona el autor a “los Taveras, Guzmán, Torres y Valerio” (refiere el autor a los deslindes anexos para verlos en detalle). Explica que se puede ver también “cómo José Ramón López Fernández de Barrios, uno de los hijos de don Gregorio y Juana Fernández, se ubica en San José de las Matas, formando esa hermosa familia en la sierra”; y cómo así llega “a Manuel López Fernández de Barrios, otro hijo de don Gregorio, quien casa con Lorena Fernández Rodríguez, cuyo hijo José Ramón López Fernández, tatarabuelo del cardenal y muy conocido como Ramón, nace en Estancia Nueva aproximadamente en 1795”; allí este “casa con Gregoria Pérez Rodríguez y nace entre sus hijos José Ramón López Pérez, bisabuelo, conocido como José, quien casa con Josefa Caba Guzmán”, quienes son “los padres de Segundo López Caba, abuelo paterno del cardenal, quien nace en Estancia Nueva el 13 de mayo de 1860”; este último “casa el 6 de julio de 1894 con Mercedes Salcedo Vásquez y procrean nueve hijos, siendo el primero Ramón Perfecto López Salcedo, padre del cardenal, quien nace el 18 de abril de 1895 y casa con Delia Ramona Rodríguez Rodríguez el 9 de febrero de 1924, de cuyo matrimonio nacen 16 hijos, entre ellos, el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez”.
Explica Pedro Alejandro Batista que “a través de otras investigaciones descubrió el tronco canario de Mercedes Salcedo Vásquez, la abuela paterna del cardenal: el Dr. José Salcedo, médico canario que llegó a Santiago durante los años de 1700 y casó con Juana Valerio. Su hijo, Pedro Salcedo Valerio, casa con Juana Morel de Santa Cruz, y tuvieron a Fernando Salcedo Morel de Santa Cruz, casado con su prima María Gómez Salcedo, de Moca, siendo estos cuartos (sic) abuelos del cardenal”. Sigue explicado el autor que “los tatarabuelos del cardenal, Federico Salcedo Gómez y María de Jesús Guzmán Rodríguez ya residían en La Ermita, Moca, cuando se casaron en 1841. La abuela paterna del cardenal, Mercedes, nace el 20 de octubre de 1873, hija de Fernando Salcedo Guzmán y Magdalena Vásquez Lizardo bisabuelos paternos, y casa con Segundo López Caba”. Expresa el autor que “de esta familiaridad encontramos lazos sanguíneos muy interesantes: los Vásquez, Cáceres y de la Masa, quienes también están emparentados con los Rodríguez y varios familiares de los López del cardenal”, y expresa que descubrió que “estos mismos lazos aplican por otra vía a los PP.José Benito y Luis Daniel Taveras Hernández así como al Dr. Marino Vinicio Castillo Rodríguez (Vincho), quien también es pariente por línea paterna y materna del cardenal”.
“Tronco canario de los Rodríguez”
6.-El autor investigó que “los Rodríguez tienen su tronco canario en don Juan Rodríguez, oriundo de La Orca de Gran Canarias, y Estefanía Díaz Betancourt. Su nieto José Rodríguez Abréu, cuarto abuelo materno del cardenal, nace aproximadamente en 1778 y casa con Elena Gómez Parcel. Estos emigran a Puerto Rico y al regresar a la isla, llegan desde Santiago de los Caballeros a la comunidad de Santa Rosa en Moca, fundando esa estirpe de los Rodríguez Gómez”. Dice que su hijo Domingo de Jesús, el tatarabuelo materno del cardenal, casa el 27 de noviembre de 1844 con Margarita Comprés Lizardo, hermana de madre de los Vásquez Lizardo, y de esta unión nacen en Estancia Nueva los dos bisabuelos maternos del cardenal.
7.-“Incidencia de las familias López Salcedo y Rodríguez en la sociedad dominicana”. Así nos dice el autor (p. 109):
Presentamos, entonces, la incidencia de las familias López Salcedo y Rodríguez en la sociedad dominicana, de una gallardía puesta a prueba en diferentes épocas de la vida nacional dominicana, mencionando otros ascendientes familiares que le han dado esplendor a la sociedad dominicana y han luchado por ella, como fueron por la línea de los López Salcedo y Rodríguez: Manuel Altagracia Cáceres Fernández (Memé), Ramón Cáceres Vásquez (Mon), Horacio Vásquez Lajara, Antonio de la Maza Vásquez, Luis Manuel Cáceres Michel (Tunti), Héctor García-Godoy Cáceres y, antes de ellos por los Salcedo: Tito, Pedro y Juan de Jesús Salcedo, así como Máximo Grullón Salcedo, héroes de la Independencia y la Restauración de la República. Entre los Rodríguez específicamente mencionamos a Doroteo, Julio, y, principalmente, a Juancito Rodríguez, hermanos del abuelo materno del cardenal, más el hijo de Juancito, José Horacio Rodríguez, primo hermano de doña Delia Rodríguez, la madre del cardenal. Ellos destacaron por su valiente lucha antitrujillista, aunque es evidente que toda esa familia Rodríguez sufrió fuertes ataques de la dictadura. También presentamos a tres hermanos López Rodríguez y a dos familiares, condecorados con la Orden al Mérito de Duarte, Sánchez y Mella.
Sobre la “personalidad del cardenal”
8.-Pedro Alejandro Batista nos dice que con todo lo anterior expuesto “prepara las bases para culminar señalando la personalidad del cardenal, y cómo esta le viene de sus ancestros. Demostrado en algunas de sus exposiciones al hablar de su propia familia y de sí mismo, las de su hermano, Dr. Agustín López Rodríguez, y la de un compañero suyo en la vida ministerial, como fue Mons. Francisco José Arnaiz” (p. 109).
“La faceta religiosa del cardenal López Rodríguez”
9.-En la secuencia lógica de su investigación, el autor expresa que se “enfocó en la faceta religiosa del cardenal López Rodríguez y cómo esta fue influida grandemente pos sus ancestros”. Y dice que encontró la “línea levítica del lado de los López a través de los sacerdotes siguientes: *Juan López Fernández de Barrios, hermano del cuarto abuelo del cardenal, Manuel López Fernández de Barios; su sobrino, José Eugenio Espinosa Azcona (1799-1882), cura de San José de las Matas por 48 años. Este es hermano de María Petronila Espinosa Azcona, cuyo nieto Emilio Santelises, y su tataranieto, Ricardo Santelises Pellerano, fueron sacerdotes. *Contemporáneamente, Mons. Hugo Eduardo Polanco Brito, quien fue arzobispo de Santiago, Santo Domingo e Higüey —quien desconocía este parentesco, al igual que el mismo cardenal y su familia—, el P.Pascual Torres Torres, del mismo tronco familiar que Mons. Polanco Brito, y los hermanos José Benito y Luis Daniel Taveras Hernández —estos tres últimos también emparentados entre sí por múltiples vías— y el actual arzobispo de Santiago de los Caballeros, Freddy Antonio Bretón Martínez. Por la línea de los Salcedo está el P.Honorio Liz Salcedo y su hermano P.Santiago Liz Salcedo, bisnietos del Gral. Francisco Antonio Salcedo (Tito), héroe de la Independencia. *Por el lado de los Rodríguez están el P.Joaquín Rodríguez Grullón (1871-1936), hijo de un restaurador mocano, Eusebio Rodríguez, y Martina Grullón, como posible pariente, y también el P.Plinio Comprés Fermín, sds (1936-2006)” (pp. 109-110).
“Llamado al sacerdocio del P. Nicolás de Jesús”
10.-Explica el autor que “a través de un compañero en su vida sacerdotal, Juan Antonio Flores Santana”, pudo apreciar “la religiosidad de los padres del cardenal”. “Asimismo, al narrar su propia experiencia en la infancia y adolescencia, pudimos acercarnos un poco al llamado al sacerdocio del P.Nicolás de Jesús, señalando luego, sucintamente, cómo este fue ocupando posiciones importantes dentro de la jerarquía eclesial a temprana edad hasta llegar a cardenal”, añade el autor.
“Apéndices con deslindes y dispensas”
11.-El autor también explica que “incluyó apéndices con deslindes adicionales de los López, los Salcedo, los Rodríguez y familias relacionadas, junto con algunas actas y dispensas” y que se encuentran como anexos. Dice que este “análisis contribuyó a despejar, a posteriori, incógnitas sobre el origen y parentesco de algunos familiares principales y a confirmar o enriquecer los datos de muchos”. Dice que este análisis también le ha “permitido apreciar aún más la costumbre tan arraigada en épocas pasadas, sobre todo entre españoles, de casarse entre la misma familia, entre primos, —como lo muestra la gran cantidad de dispensas por impedimento de consanguinidad mencionadas— y también entre familias de sectores cercanos, creando así parentescos múltiples entre sí”.
12.-Cita el libro de Mons. Freddy Bretón
Queremos citar a Mons. Freddy Bretón en la introducción de su mencionado libro El apellido Bretón en la República Dominicana, refiriéndose a este trabajo de investigación: “He pasado de la ignorancia de muchas cosas a la alborozada conciencia de raíces perdidas o al gozo del hallazgo de parientes repentinos. He ido de sorpresa en sorpresa, comprobando documentalmente […] tradiciones orales” de estas familias (p. 110).
A continuación veamos las informaciones un poco más detalladas
“Personalidad de José Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez”
Sobre “el nombre de Nicolás”. Expresa el autor que “recurrir a medios sencillos para tener una noción rápida de la personalidad de un ser humano […] puede llevarnos a resultados curiosos”. Dice el autor que al consultar el nombre de Nicolás en El libro de los nombres, de Luis Tomás Melgar, encontró que el nombre Nicolás significa lo siguiente –entre algunas de las definiciones—: una persona que tiene las ideas claras y suele saber exactamente qué hacer en cada circunstancia […]. Sin embargo, explica Batista, que “para entender y comprender mejor a la persona hay que analizar su genealogía, comportamientos familiares, mitos o patrones preestablecidos, sus orígenes, cultura, entre otros, y cómo descendiente de canarios o insulares, el cardenal López Rodríguez ha recibido esa herencia que corre por las venas”. Y dice que los documentos a los que ha tenido acceso le “confirman que han sido hombres de trabajo, respetuosos, de una sola cara”.
Sobre la “influencia familiar del cardenal”. El autor expone: “investigando la historia de los López y los Rodríguez y escudriñando la forma de actuar de Nicolás de Jesús López Rodríguez, podemos afirmar, sin lugar a dudas, que esta le viene en gran parte de sus ancestros y sus propias vivencias en el seno familiar”. Dice que apoya esta afirmación en los “escritos y entrevistas concedidas a varios periodistas, en un escrito de su hermano Agustín sobre la vida de su madre, como también a lo externado por compañero sacerdotes muy allegados a él”.
1.-“Lo expresado por el cardenal en sus escritos”
Es seguro que me he equivocado en más de una ocasión, pero el Señor sabe que en todo momento he querido ser un hombre auténtico, sin dobleces, sin mentiras ni hipocresías, que no se compadecen con mi forma de ser; fiel a la palabra dada, abierto a todos, con una especial predilección por los jóvenes(“En la homilía que pronunciara en la Catedral Primada de América, con ocasión de sus bodas de plata sacerdotales el 18 de marzo de 1986”).
Afirma el autor que con estas palabras “él mismo retrató su personalidad” (p. 92). Y añade que “un año anterior, el cardenal, al pronunciar las palabras centrales de un acto dedicado a su madre, doña Delia Rodríguez Rodríguez, expuso su visión sobre la maternidad, elogiando a su madre por su sencillez, el patrimonio que ha regalado a la sociedad dominicana con una fecunda prole de 16 hijos, ocho varones y ocho hembras, a los que se suman numerosos nietos y bisnietos, que coronaban los 83 años que cumpliría en esos días”. Y explica, además, el autor, que “en ese contexto el cardenal aprovechó la ocasión para señalar la vocación maternal y, al mismo tiempo llamaba la atención sobre la confabulación internacional, muy bien organizada y financiada, promovida por médicos sin conciencia, que se dedicaban a la tarea de tronchar vidas humanas concebidas o a evitar su concepción recurriendo a los anticonceptivos, llegando hasta el abominable crimen del aborto”. “En ese sentido afirmaba que son millones de víctimas de estos genocidas de nuevo cuño todos los años”, apunta el autor (p. 92).
Pedro Alejandro Batista expresa que el cardenal “evidenciaba la gratitud al coraje de su madre”, cuando expresó:
Los que hemos tenido la suerte de contar con una madre generosa que desafió peligros, riesgos personales e incluso vaticinios gravemente preocupantes sobre su propia vida, de parte de autorizados médicos, en el caso de eventuales embarazos futuros, jamás daremos gracias suficientes a Dios por su coraje, por no habernos rechazado, por haber querido ella que nos «sentásemos al banquete de la vida», en una palabra por no haber permitido que se frustraran culpablemente los planes del Señor sobre determinadas personas.
Y dice que según pudo “deducir de la entrevista con su tía, doña Altagracia López Salcedo, desafió al médico vegano que le dijo que el hijo que venía en camino iba a nacer con marcadas deficiencias y que debía prepararse porque estaba en juego su vida”. Y expresa el autor que “dicho anuncio llenó de pesar el corazón de esta madre cristiana, la cual subió con prontitud a Santo Cerro, a ofrecer una promesa por la criatura que llevaba en su vientre”. Explica que “este sería su décimo parto; después del mismo llegarían seis criaturas más, para sumar sus dieciséis hijos. Nicolás de Jesús ocupa el séptimo lugar entre los varones, pues después de él solo estaba Francisco José (Franco). Las siguientes cinco fueron mujeres” (p. 92).
2.-“un escrito de su hermano Agustín sobre la vida de su madre”
Otro testimonio que resalta el autor sobre la vocación maternal de la madre del cardenal es el siguiente: “El Dr. Agustín López Rodríguez en una biografía de su madre doña Delia, corrobora lo expuesto por el cardenal sobre su vocación maternal y sus convicciones cristianas al reseñar que cuando nació su hermana Socorro Ondina, a mediados de la década de 1930, la salud de doña Delia quedó muy deteriorada, llegando a pesar 70 libras. El médico recomendó no tener más hijos, pues corría el riesgo de perder la vida. Es cuando se dirige al memorable padre Fantino buscando su consejo, el cual fue: confiar en Dios, dos años más tarde, nace Nicolás de Jesús”.
“Tú estás en el mundo porque yo fui una mujer valiente” (doña Delia Rodríguez Rodríguez)
Esta hermosa frase, recogida y consignada por el autor en esta obra, la expresaba la madre del cardenal “cuando este comenzó a tener uso de razón” (p. 93). “Doña Delia falleció a los 92 años de edad, luego de ver a su hijo ordenarse sacerdote y ser consagrado obispo, arzobispo y cardenal”, según expone P. A. Batista (ver p. 93).
Pedro Alejandro Batista recoge, además, otros datos que él entiende “tuvieron influencia en la vida familiar” del cardenal, los cuales son ofrecidos por don Agustín en la biografía mencionada. Dice que este “recuerda los valores humanos y las virtudes que les inculcaron desde niños a sus hijos don Perfecto y doña Delia, además de la importancia que le daban a su educación”: «por eso se explica que la mayor parte de ellos alcanzaran una formación académica de nivel universitario», entre los que se encuentran numerosos profesionales, tales como médico, arquitecto, farmacéutico, dentista, abogado, sacerdote, veterinario y optómetra”. Y distingue la virtud de que «Doña Delia sentía complacencia cuando ofrecía ayuda a la gente necesitada y eso la convirtió en una mujer de servicio», consigna el autor de las palabras reseñadas por don Agustín (p. 93).
3.-“lo externado por compañeros sacerdotes muy ligados a él”
Pedro Alejandro Batista expone que “en un extenso artículo publicado en el Listín Diario en 2011, «Los cincuenta años de vida sacerdotal», Mons. Arnaiz detalla la vida sacerdotal y la obra del cardenal López Rodríguez, del cual tomamos algunas acotaciones acerca de su personalidad”.
“Al reseñar su designación como obispo en 1978, señala” (p. 94):
Tenía ya fama de dinámico y tenaz, de incapaz de dobleces, de firme y resuelto, de fiel y cumplidor, de limpio de mente y cálido de trato, de altamente dotado y eclesiásticamente bien preparado […]. En su ordenación como Obispo sus palabras programáticas enardecieron a los miles de personas que abarrotaron el Estadio de San Francisco de Macorís. En ellas se reveló nítidamente ya su temple de líder y su capacidad organizativa, delineando un plan de acción, amplio y concreto, incisivo y visionario, al que se atendría.
“Refiriéndose a los 25 años como arzobispo de Santo Domingo, destaca” (pp. 94-95):
Los tiempos que abarca su arzobispado entre nosotros no han sido mansos ni fáciles ni lo siguen siendo. Con frecuencia el acontecer nacional se ha encrespado y el horizonte se ha anubarrado y ha habido entonces que llamar a la cordura y aportar luz, función que jamás ha esquivado nuestro Cardenal. A despecho de críticas favorables o adversas su voz firme y responsable jamás ha faltado y siempre ha estado disponible y dispuesto a ofrecer su persona para salir airosos de nuestros continuos atolladeros políticos.
López Rodríguez no sabe de frivolidades, devaneos y condescendencias en el pensar. Le fascina buscar y dar con la verdad y transmitirla fielmente. Poco amigo de retóricas y rodeos le gusta ir directamente al tuétano de las cosas y comunicar con sencillez y claridad sin rehuir jamás responsabilidades propias.
“la familia López Rodríguez y la tiranía de Trujillo”
“En otro orden, es importante reseñar algunos pormenores sobre la familia López Rodríguez y la tiranía de Trujillo”. Dice el autor que en una entrevista concedida a la periodista Wendy Santana en 2010, el cardenal compartió muchos datos interesantes sobre este período, entre los cuales afirmó (p. 95):
Mi familia fue maltratada, pero más lo fue el pueblo y todas estas mujeres admirables y heroínas que uno se inclina ante todas ellas, todas de gran dignidad, mujeres que les mataron a sus novios, sus esposos, sus hijos, y otras que sufrieron en carne propia la tortura por ser opuestas al régimen.
El autor consigna, basado en la susodicha entrevista, que el cardenal “Destaca que «Trujillo es una pesadilla para la historia»”, y lamenta mucho «ver gente defendiendo lo que no puede defender»” (p. 96). Expresa que “las vivencias difíciles que sufrieron tantos familiares cercanos, y la entereza con que las enfrentaron, fueron moldeando el temperamento del futuro cardenal”. Y dice “por eso, no ha de extrañarnos lo que expresa en 2012 a la periodista Norys Sánchez sobre la vida política, desvelando así su firme y fuerte carácter” (p. 96):
Soy un hombre de una gran libertad de espíritu. Conmigo no se mete nadie, político o no político. Tengo mis convicciones, tengo una formación profesional muy seria. En el mundo político hay de todo, hay gente de gran capacidad, de una gran valía, hay gente también no tan capacitada, hay gente mediocre, dirán que también nosotros tenemos, y en efecto, se puede hacer cualquier afirmación de esas, pero me siento con absoluta libertad frente a cualquier persona.
El doctor Bruno Rosario Candelier, en su discurso de valoración literaria de esta obra, en la puesta en circulación del libro en Moca, el 15 de noviembre de 2019, expresó:
Esta es una obra fundamental para nuestro pueblo, para conocer, incluso, la historia de Moca esta obra da muchas luces. Hay muchos datos, muchas referencias, muchos detalles sobre el comportamiento de nuestro pueblo al través de las personalidades que el padre Batista enfoca en esta obra aunque, desde luego, él centra su trabajo de investigación en la genealogía y la personalidad de López Rodríguez, porque él eligió a ese protagonista, a ese personaje como el protagonista de su investigación genealógica. Quien hace una investigación genealógica automáticamente se remonta a los orígenes, es decir a la etapa inicial de algo, y en este caso de una persona, puede ser de una familia o de un pueblo. El hecho de rastrear los orígenes de una persona supone un trabajo de investigación inmenso. Yo me imagino las horas de trabajo, de estudio, de exploración, de curcuteo que hizo el padre Pedro Alejando para confeccionar este libro porque cuando ustedes lo tengan en sus manos se van a dar cuenta de tantos detalles. El hecho de organizar el origen de tantas familias mocanas en esta obra, yo mismo me preguntaba: ¿Y cómo pudo encontrar esos datos? ¿Qué virtud tiene el padre Pedro Batista para olfatear el dato preciso que dé cuenta de un detalle que sirva como calificador de un personaje, que nos revele la idiosincrasia de un pueblo, que nos revele detalles históricos, lingüísticos, antropológicos en ese estudio genealógico de tantas familias como él exploró para dar como resultado esta obra que se llama Genealogía y personalidad de Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez? Al hablar de la personalidad de López Rodríguez, naturalmente, se trata de una personalidad carismática como, sin duda, lo fue Cardenal López Rodríguez, un hombre que tuvo un peso histórico, religioso, cultural, eclesiástico en nuestro país por el peso intelectual y moral y espiritual que había heredado de su familia. Aquí, en esta obra podemos apreciar el tremendo influjo de una familia en la formación de un niño, en la formación de una persona, en el derrotero que alguien asume y proyecta a través de su conducta y de su obra […]. Puedo apreciar en este libro una redacción impecable, es decir el autor de esta obra sabe usar la palabra, tiene conocimiento del lenguaje, lo usa con propiedad, con rigor, con precisión y, por supuesto, se ajusta a la normativa gramatical y ortográfica en todo momento […].
Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez expresa en su comentario incluido en esta obra lo siguiente:
Tal como expresa el Rvdo. Padre Alejandro Batista en la introducción de este libro, hace varios años acepté gustosamente una invitación que me hizo para asistir a las fiestas patronales de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario de la ciudad de Moca, donde él ejercía para entonces las funciones de párroco, ocasión en la cual, mientras sosteníamos un cambio de impresiones de carácter general, le manifesté que mis cuatro abuelos eran mocanos y que yo tenía la creencia de que descendían de canarios.
Como es natural, tratándose de un experto en genealogía, al parecer al padre Batista se le ocurrió de inmediato la generosa idea de investigar a profundidad, por los medios a su alcance las raíces históricas de mi familia […].
Es digno de mención el hecho de que, como resultado de ese loable esfuerzo, el padre Batista ha realizado una labor encomiable, sobre todo si se tiene en cuenta lo difícil que es en nuestro país tener acceso a ese tipo de datos e informaciones, principalmente debido al precario estado de conservación en que se encuentran numerosos archivos nacionales. Esto equivale a decir que, si el propósito perseguido por este sacerdote era el de darme una sorpresa muy agradable, ciertamente lo ha logrado con creces.
Por consiguiente, quero dejar constancia de mi caluroso reconocimiento y eterna gratitud al Rvdo. Padre Pedro Alejandro Batista, por su excelente trabajo, el cual valoro y aprecio con toda la extensión de la palabra, ya que en lo adelante nuestra familia puede contar con una orientación precisa de sus raíces ancestrales incluso muchos años antes de que nuestro país naciera como República soberana e independiente.
Monseñor Jesús María De Jesús Moya, Obispo emérito de San Francisco de Macorís (sic), escribió lo siguiente en el prólogo de esta obra:
El querido padre Pedro Alejandro Batista, eficiente formador de nuestros futuros sacerdotes en nuestro Seminario Mayor, ha querido que yo le haga el prólogo a una riquísima genealogía y personalidad de nuestro muy amado cardenal López Rodríguez.
Querido padre Alejandro, tú no te imaginas lo mucho que te agradezco el que hayas tenido la confianza de confiarme este prólogo de esta genealogía de una egregia figura a la que yo personalmente admiro y quiero tanto […].
No es posible explicar en un breve prólogo tantas vivencias, tantos ejemplos en los once años de compañerismo en el Seminario, y la cercanía espiritual y pastoral en los cincuenta y seis años que llevamos como sacerdotes, y tantos años como obispos y Nicolás como cardenal, que ha sido la mayor bendición para la República Dominicana, sin mencionar todos los servicios a él confiados, tanto en el Consejo Episcopal Latinoamericano, como en el Vaticano en diversas y variadas Congregaciones.
¿Cómo puede uno valorar al escritor de tantas obras, de tantos temas y cómo ponderar al honrado y sincero comunicador? Cuando se le oye, a la primera frase ya usted entiende y descubre lo que él dice y cómo entiende lo que dice.
El planificador pastoral: solo pongo un ejemplo. Al ser nombrado Obispo de san Francisco de Macorís escribió su primera Carta Pastoral a la Diócesis, en la que anuncia una completa planificación pastoral que lo abarca y contiene todo. Al llegar yo a la Diócesis en 1984, lo que hice en los veinte y ocho años que pasé coordinando esta Iglesia local fue darle cumplimiento práctico a lo ya planificado. Y miren, no tocó el crecimiento de la Iglesia primada de América que refleja en el Cardenal López Rodríguez al gerente perfecto y al pastor incansable.
Al leer despacio, nos vamos a encontrar en esta genealogía una serie de importantes familias y de preciosos valores por sus aportes a la grandeza de esta República.
Para terminar, quiero resaltar las bellas fotografías incluidas en esta obra, impresionante emoción estética que nos regala. Muchas gracias, al autor, por esta majestuosidad.
“La satisfacción es plena cuando se ha arribado a los objetivos o metas propuestas”. (Pedro Alejandro Batista).